Está en la página 1de 68

REVISTA DE

S E C R E T A R IA D E ED U C A C IO N P U B L IC A
Secretario: V íctor Bravo Ahuja
Subsecretario de Cultura Popular y educación Lxtraescolar: Gonzalo Aguirre Beltrán

IN ST IT U T O N A C IO N A L D E B E L L A S A R T E S Y L IT E R A T U R A
Director General: Sergio Gal indo
Subdirector General: Alejandro A!arcén Nava
Subdirector Técnico: Fernando Gamboa

B€lins
ARTCS
Dirección: Oscar Oliva
Redacción: Aurelio González
Administración: Rossina Larrañaga

Diseño: Rafael López Castro

La colaboración será solicitada por la dirección; no devolveremos originales en viados


espontáneamente ni acusaremos su recibo. De lo aquí publicado responden sólo ios
firmantes. La propiedad intelectual de las obras que aparecen revierte a sus autores;
sókr ellos pueden autorizar su reproducción total o parcial. (Registro en trámite)

CorrespiMTdencia: Revista de Bellas Artes. Palacio de Bellas Anes, México 1, D. F.


Tel. 512*60-43. Precio del ejemplar: 5 15.00 M.N. Suscripción anual, 6 entregas:
S 90.00 One year, 6 tssucs: U.S. S 9.00

Ü E H Impreso en Imprenta Madero, Avena 102, México 13, D. T


IA C O N A C U LT A
Digitalizado por
XEEP 1060 Kcs. La Palabra
RADIO y el Hombre
EDUCACION
La tercera posibilidad
en la radio
Revista
de la Universidad
Veracruzana

TIERRA TA APARECIO

ADENTRO CAMBI0 2
— TíT ,'WT7"T".. -■
. ,,r" r ’ '■™T i í ...
Un ih0di*ú .ti Ju lio C ta r& iu r
• .. ' ; v . :
ESCO M O

C U L T U R A L , ^.pf M iguel Oonti^Q Pártej»

No. 2
CAMBIO $29.00Ej.
m m < ran » w iib r o u m , p o t a o s ra
Revista del consejo 'KtlOWI DS í TIMBAS OE AUTOilBVlCIO

regional de Bellas Artes


' T !W C T ? u í .t a
Digitalizado por * Belfas Artes
S U M A R IO

2 José Revueltas
F O R E IG N C L U B (Cuento)

9 José Revueltas
C O M E N T A R IO S A L V I C A P IT U L O
D E E L C A P IT A L

13 José Revueltas
D IA R IO

19 José Revueltas
A C U A R IU M , SIG N O DE EM A

20 Raquel Tibol
L A IN F A N C IA D E JO S E S E G U N C O N S U E L O

25 Jaime Labastída
C O N V E R S A C IO N E S CON R E V U E L T A S (Poesía)

29 Rodrigo Moya
E L P A IS A JE D E L H O M B R E (arte fotográfico)

37 V ID A C U L T U R A L Y A R T IS T IC A
N A C IO N A L E IN T E R N A C IO N A L

42 Andrea Revueltas
P L A T IC A CON A R T U R LO N D O N
S O B R E MI P A D R E

46 Taller de C rítica Literaria del 1NBA


E L P R O B L E M A D E L A C O N FO R M A C IO N A R T IS T IC A
EN DOS N O V E L A S D E R E V U E L T A S

56 Dolores Bravo
LOS E R R O R E S D E JO S E R E V U E L T A S :
P A R A L E L IS M O DE U N IV E R S O S M A N IQ U EO S

61 José Agustín
E L LU T O H U M A N O

F O T O G R A F IA S D E Jesús M artínez

SEPTIEM BR E OCTUBRE / 1 0 7 0 / NUEVA EPOCA


TlacíSña^fe ia iu n a iü l t a
Digitalizado por Boiras Artes
©

Por encim a del José Revueltas escritor se alza com o una


presencia siempre vigilante el Revueltas luchador de las
causas socialistas y populares. Entre este hom bre y este es­
critor nunca hubo separación, en su obra literaria se conju­
gó siempre el espíritu rebelde, atento a su contexto históri­
co, con el artista vigoroso que aportaba su lenguaje con un
acento muy personal a la narrativa mexicana. Revueltas no
creó escuela, pero fue el maestro del cual tom aron aliento
muchos escritores de varias generaciones.

Esta Revista de Bellas Artes no es un número de homenaje postumo o tardío al escritor y


pensador desaparecido. Es un testimonio de su presencia literaria y humana a través de
textos que nos muestran su obra, su vida, su pensamiento y su impacto en los demás, aun­
que sea de manera fragmentaria, II u instituto
Nacional de (▲ C O N ACULTA
Digitalizado por 1 4 Bellas Artes
o
i
Un tabique nos separa de la noche,
de las caites sin luz y de un silen­
cio que se desparrama por el exte­
rior como un aceite espeso y sofo­
cante, notable a fuerza de ser cla­
ro, preciso, de contornos exactos,
alucinante. Pero no. No es una
falta de luz en ío absoluto, sino
muchas de claridad indecisa, lace­
rantes, en el centro que van desfa­
lleciendo sin embargo en los extre­
mos, hasta desvanecerse por últim o
com o una marea lenta, sonámbula,
junto a los muros. Tam poco un
silencio definitivo y term inante, si­
no voces distintas, sorprendente­
mente aisladas, sin relación subs­
tancial unas con otras y muy se­
mejantes a las que se escuchan en
los vagones del ferrocarril cuando
éste se detiene. Parece como si
todo fuera visto a través de un
extraño sentido que reuniera si­
multáneamente la facultad de oír y
tocar. Más exactamente, como si
se oyera con et tacto y se viera
con el oído. En esta forma, un
simple ruido, o el claro-oscuro
e n ig m á tic o atísbado desde la
ventana —una ventana de vidrios
em pañados y tintineantes— se
experim enta en la epidermis, co­
mo si fuera prohibido por todo el
cuerpo a la vez, y al mismo
tiem po, por alguna parte an­
gustiosamente ignorada de! ce­
rebro que aludiera a un sueño
remoto y confuso.
A q u í dentro de la sola frontera
del tabique que nos separa de ese
mundo exterior, ocasiona un cam­
bio brusco, insólito. No se explica
uno como tal circunstancia, apa­
rentemente sencilla, pero de exis­
tencia ficticia tan indudable, puede
determ inar estados de ánimo tan
diferentes, emociones tan radical­
mente distintas. Una sola mirada
por la ventana y ya sentimos di­
vorciados radicalm ente de este ex­
terior un cálido y un humana­
mente especial, ¡Qué asombro de
la frontera irreductible! jQ ué po­
ca distancia física y qué gran, qué
inm ensa, qué fantástica separa­
ción! A fuera están los hombres
ignorándose mutuamente, lejanos e
indiferentes como monstruosas es­
tatuas en m ovim iento. A q u í den­
tro, en este cuarto estrecho, perdi­
dos en, el sueño lento y dudoso del

m á « » n X f á e m* í r c a N ,A f e U L T A
Digitalizado por ríiw Srí Belfas Artes
cigarrillos, nuestros rostros se sien­ vo, más cerca de la muerte. iQue
te n sup erio res, trascendentales, hoy mismo hiciéramos todo, en
unidos por una fuerza grande hasta este instante, ya! Pero hay que
lo sobre-humano, a quien sin em­ esperar. H ay que esperar a que se
bargo se ignora en concreto, en sus desarrollen lentam ente, como la­
dimensiones exactas, en su cabal gartos tibios veinticuatro horas
proporción, y vagamente se le im a­ grandes, redondas, desoladas.
gina como una linfa cálida y om ni­ Nuestros rostros son duros, co­
presente, que todo lo penetra mo tallados en piedra. Las últimas
como substancia fabricada con palabras que pronuncia definitiva­
materias infinitas. Fuerza sim­ mente el Presidente de Debates,
plemente propuesta, a quien nadie nos suenan reales hasta lo físico,
alude, a quien nadie puede aludir, hasta [as entrañas:
pero a quien se sabe nuestra y - ¿Están todos de acuerdo?
e te rn a , prescindiendo siempre, Sírvanse demostrarlo. . .
uniéndonos siempre, dando razón Levantam os las manos, con una­
al gesto, al ademán, a ia palabra, nimidad conmovida, y hacemos un
a todas las menudas acciones que bosque trém ulo, humano, noble,
hoy nos ocupamos de eslabonar angustioso y grande como H uni­
aquí. verso.
Por esto tienen las palabras una
significación extraña como si ellas H
mismas en sí, no fueran otra cosa
que una referencia, un puente ha­ Su gran calva, redonda y relucien­
cia lo desconocido. Parece como si te, responde con exactitud a los
hubiesen sido pronunciadas desde reflejos de las luces, exactamente
muy lejos, y sin embargo se oye­ igual como responden las perillas
ran aquí' cerca, echando un aliento niqueladas de las grandes escaleras,
cálido. O mejor, como si no salie­ inmóviles y eternas. Ei no es ah í
ran de la garganta, sino de lo otra cosa que una habitual perilla
profundo, del vientre, de regiones más, que contem pla, sonríe y bebe
obscuras y llenas de sangre caliente un high bafi de licor perfumado y
y cuerpos infinitos luchando. penetrante. Junto a él, en la mis­
Se comprende fácilm ente qué es ma mesa, frente al mismo high
la Revolución. bo/l, con la misma indiferencia,
Que nosotros no estamos ah í arrastrando la misma vida, está la
más que para eso. Que eso podrá dama a quien, por razones anti-lfri­
ser mañana en la noche una simple cas a las cuales son tan afectos los
escaramuza, pero que de cualquier personajes que se mueven en este
manera es una parte de todo lo mundo, no podemos dar el dulce y
que da razón a nuestra vida. añorador nombre de "dam a de sus
Pensamos en el mañana de las ilusiones” , aunque a fuerza de ser
11.40 de la noche, en una forma exactos éste es el calificativo que
objetiva, material, exterior. Se tra­ corresponde. Ilusiones de un día,
ta de tener la cabeza fría, de no pero no por eso menos difíciles de
vacilar — iPor Cristo! — De obrar ser logradas. El caballero luchó
rápidos y serenos. Pero ai mismo dramáticamente durante todo el
tiem po nos circula una angustia día, valiéndose de todos aquellos
prim itiva, atávica, irracional. No es recursos que poseen los de su clase
el miedo. No. (Aunque puede ser para apropiarse una bella sonrisa, o
que precisamente éste sea el mie­ un simple lunarcillo: rosas de Mad­
do.) Una pasión subconsciente por íame por la mañana. Un coltarcillo
com pleto, fuera del radio de ac­ de ‘‘La Princesa” al mediodía.
ción de la voluntad, dominadora Mensajes apremiantes a todas ho­
tanto más cuanto menos la dirije ras, en que a falta de sesgos poéti­
el cerebro, de todos modos claro y cos, siempre infructuosos en estos
dispuesto siempre a obrar. En fin, casos, se mostraba una telegráfica
qué será mañana? ¡Si al menos redacción, convincente y rotunda,
todo fuera de día, bajo la luz del muy propia, por otra parte, det
s o l.. .í ¡Pero en la n o ch e.. .! N o caballero: ‘T o d o garantizado. Dis­
se verá ni la sangre misma. Nada creción y largueza. No faltará Ud.
más será un correr cálido por el ¿verdad? ”
cuerpo, un correr ignorante de sí II c’ue no- A hr está
m¡sn>o, emboscado, mudo, definiti- tA C O H A C ULTA
Digitalizado por ríwwK-l Bellas Artes
©
Pero no se sabe que ha ocurrido compensarse piensa en otras muje­
en el espíritu del caballero. Des­ res a quienes ha dominado por
pués de todas sus luchas y ya con com pleto. Pasa revista a las rubias,
la pieza en sus manos, se siente a las morenas, a las azafranadas, a
enormemente solo y hastiado. Se las vírgenes y a las que no lo
aburre miserablemente. La conver­ fueron nunca, que han pasado por
sación la parece lenta, fabulosa­ sus manos regordetas y prácticas.
mente lenta. Cuando de los labios No se le escapa una ligera sonrisi-
de la dama sale una palabra, a él te Ila. Embriagado ya por el grato
parece que tiene que esperar media recuerdo del triunfo, examina sus
hora para o ír la siguiente, y esto le éxitos en todos los órdenes de la
hace abrir la boca con aspecto de vida. Sus admirables negocios. Su
tonto, y preguntar todo azorado; últim a y genial proposición, apro­
¿qué, qué? Y le pregunta también bada unánimememnte, en el seno
lentamente, como una pesadilla. ¿Es de! Consejo Petrolero, sobre el me­
real todo aquello? ¿Qué hace esa dio más práctico de subir el precio
mujer frente a él, un tanto descon­ de los productos. A estas alturas
certada, pero dirigiéndole miradas eufóricas, no se resiste a lanzar
intencionadamente íntim as, como una mirada por los amplios salones
si entre elfos existiera un lazo su­ donde danza la joven pareja. Al
perior al que supone la relación mirarlos tan jóvenes, tan elegantes,
accidental y com ercial de este al sentirse él, en contraste, tan
d ía? “ iDecididam ente hoy estoy aburrido y tan sin entusiasmos, la
indispuesto! ” piensa con algo de murria lo amenaza nuevamente,
terror. La dama por su parte se pero reuniendo todas sus fuerzas,
impacienta, y exclama, al fin, con exclama olím picam ente:
una puntíta de indignación en los - 1Bah !
ojos y sin recatar el obligado den­
gue: III
— iA y ! Pero s í que está Ud.
fastidioso. ¡So lo dentro de un cuarto de
E l caballero se sintió confundi­ hora!
do. La reluciente perilla que es su Desde lo alto parece como si se
cabeza, se perla de un sudor fino y tratara de una reunión de mons­
transparente. Busca una frase ade­ truos mecánicos, que después de
cuada, que no menoscabe su pres­ aproximarse entre s í cautelosamen­
tigio de hombre de mundo y ame­ te, se olfatearan y reconocieran.
no conversador. Pero ¡qué dia­ La ancha plaza apenas si tiene
blos! , nada. A l fin explica, torpe­ cabida para todos ellos, negros y
mente : brillantes, silenciosos, relucientes,
fantásticos. Se reúnen aquí por
— Es que siempre me preocupa
acuerdo expreso del Com ité de
de todos modos eso de la huelga
Huelga de los Choferes. Diferentes
de choferes por lo de la gaso­
lina. ,. marcas y tipos: Buick, Chevrolet,
Lincoln, Ford. Pero todos unidos
Después de la frase se siente
por algo de común que tos ata.
más confundido aún. La dama ya
Dan la impresión de que no se
está notoriam ente incómoda y
trata precisamente de una protesta
aburrida. ¿Qué va a im portarle la
en que intervenga el hombre, quien
huelga de choferes? ¿Por qué será
desde la altura se logra apenas
tan im portuno él, que siempre se distinguir, sino de una sublevación
muestra ingenioso y divertido?
de los automóviles, de una rebe­
Las cosas han llegado a un gra­ lión de máquinas ciegas y precisas
do tal que otro caballero, joven y como una fatalidad mecánica so­
de buenas maneras, se ha perm iti­ bre-humana y monstruosa.
do aproximarse a la dama, solicitar Llegan de todas partes con dis­
de su acompañante la venia necesa­ cip lin a inexorable, que anuncia
ria y ponerse a valsar por los am­ una potencia destructiva e invenci­
plios salones encerados. ble, superior a los hombres como
El caballero solo mira triste­ el rayo o la tormenta. El cielo está
mente su high balI consumido ape­ poblado de estrellas que se pren­
nas a ta mitad. Indiscutiblem ente den y se apagan, indiferentes. ¿Qué
hoy fue un d ía de fracaso, al sabe este cielo de todo? ¿Qué co-
menos en las cosas del amor. Para
c r f'íic O lÑ ACULTA
Digitalizado por r¡¿»w¡-i Bollas Artes
0
cielo lim pio y lejano, y estas má­ y obra por nosotros, superior, im­ gados. En un momento queda la
quinas puntuales, fervientes, mate­ personal, avizora, autoritaria, histó­ carretera bloqueada por los nues­
máticas en la hora de la muerte y rica, eterna. tro. Los carros del Foreign son
de la lucha? Bañado de luz, esbelto y bruñi­ volteados sin misericordia. Las pie­
Se antoja imaginar la indescifra­ do, único, aparece el Foreign ante dras principian a llover sobre los
ble magnitud del universo, con sus nuestros ojos. Hay que detenerse. cristales del Palacio donde los se­
siglos dim inutos, pasajeros e insig­ A l detenernos ya sólo somos un ñores bailaban y bebían tan tran­
nificantes, y com pararla con esta solo haz alucinante y fantasmagó­ quilamente.
realidad lacerante, presente, inme­ rico de sombras cinematográficas. — i Abajo el alza de la gasoli­
diata y concreta, donde los m inu­ En el bolsillo la pistola suda en na! ¡Abajo el im perialismo!
tos son entidades individualizadas, nuestras manos que han querido — ¡V iva la huelga!
solemnes, inmensas, apretadas de separarse de ella. E l Foreign está Acá, en la línea, en la barrera
m ateria donde la vida y la muerte rodeado de lujosos y enormes au­ que impide todo acceso a la carre­
tiene realidad de cinco sentidos. tom óviles bruñidos, quietos y apa­ tera, un rostro grave —trastornado,
i Solo dentro de un cuarto de
hora!
Y la frase quiere decir mil co­
sas. Quiere decir que nos movere­
mos vertiginosamente, que entrare­
mos en acción, que habrá sangre y
gritos, y rostros feroces y ique
todo esto ocurrirá en unos cuantos
minutos, será cuestión de instan­
tes, de instantes asombrosamente
largos y decisivos, como siglos!
De pronto, a una vez, la reu­
nión de monstruos se descongestio­
na. Como ciegos que caminan fir­
memente para virar de súbito ante
el obstáculo percibido con el sexto
sentido, esquivando los cuerpos, se
desenvuelven saliendo hacia la ave­
nida punteada de fosforecen cías.
Ahora caminan en parejas por
la am plia vía, sin separarse, sintién­
dose m u tu a m e n te , hermanos.
¿Quién puede adivinar desde lo alto?
Desde lo alto no puede decirse que
esto sea cosa de los hombres. Pero
sí. Dentro de cada reluciente vehí­
culo hay un hombre que guía,
seguro, firm e, cauteloso. A q u í ca­
minamos. A q u í saludamos a nues­
tro compañero que marcha junto,
produciendo un fru-fru tibio y se­
dante con las ruedas de su coche.
Las casas grises y manchadas de
la ciudad nos abandonan violenta­
mente huyendo por los lados. Apa­
rece la blancura insolente y envi­
diable de los bungalows de las
colonias residenciales. A llá arriba
el cielo indiferente. El mismo que
veremos mañana o que ya no vere­
mos nunca.
Después ya es un correr sin
sentido y furibundo. Un correr
em briagado ya, definitivo para
siempre, dispuesto, inhumano, en
que no intervenimos para nada, ni
siquiera con la leve presión del pie
sobre el acelerador. Una carrera en
que sólo actúa la clase, el conjun­
to, la masa a ía cual pertenecemos
o
sin em bargo- que corresponde a de un ejército de abejas enloqueci­
un cuerpo débil embutido en un das, furiosas y sin piedad. Poco a
smoking brillante, acicalado, quiere poco se hace más claro, más distin­
imponer el orden con frases llenas to, hasta que en la obscuridad,
de cordura. Después ya no pide como rasgaduras feroces, los reflec­
tanto. Demanda tan solo poder tores nos hieren en la propia carne
salir hacia ia carretera, hacia M éxi­ poniéndonos sombras por delante,
co. inutilizándonos. Es la policía. Pero
i , . .Ha estallado la huelga gene­ no ella solamente. También los
ral! i S í, la huelga genera!. . A i La bomberos. Y los soldados.
huelga general! S í, sí, sí. ¿Qué Con un ronquido cortante se
quiere usted? Respeto, señores, soy detienen los carros inmensos. En ­
el M inistro de Guatem ala! tre las sombras se perciben los
Rumores sordos. Gritos vio­ destellos de las fornituras y el lu­
lentos, salidos de muy de noso­ bricado ruido de los cerrojos al
tros, yo creo, del corazón, en cortar cartucho.
modo alguno de una parte tan ¡Pase, jijos de tal!
circunstancia! como la garganta. Se hace un gran silencio, y nin­
Las órdenes son precisas, muy cla­ guno nos movemos. Y o no me
ras para aquella masa que ve par­ muevo si mi camarada no lo hace.
padear el valle de México a lo E l, lo mismo. Y los demás tam­
lejos, como un “ nacim iento" de bién, en una cadena recíproca de
Navidad. solidaridad, de espanto común, de
“ . . .¿ M in is tr o de dónde? valor común, de esfuerzo común,
¡Atrás! ¡Abajo la dictadura de de corazones comunes que laten al
Ubico! ” mismo tiem po dispuestos a lo he­
Nos sentimos como aligerados roico, a lo imponderable, por ca­
de algo que pesaba mucho. Las minos bien distintos y contradicto­
sensaciones físicas son muy remo­ rios: por el valor, por el miedo,
tas, como si no fuéramos dueños por la sangre, por la dase, por el
de nuestros cuerpos. Sólo la gar­ hombre, por ta muerte.
ganta, un poco seca, y la voz, E l cielo sigue ajeno, im perturba­
demasiado ronca. Las cosas adquie­ ble. Ajeno a inm ortal. No ha pasa­
ren un perfil claro, perfectamente do media hora acá, abajo. A llá no
delim itado, y las acciones se perci­ ha pasado un milésimo de segun­
ben completas desde su origen has­ do.
ta sus últimas consecuencias. Hay E ! o ficial, congestionado, mie­
algo, sin embargo, animal y supe­ doso, feroz —después se asombrará
rior. Por animal, superior todavía a el m ism o- grita y gesticula.
nuestras fuerzas y a nuestro cere­ — ¡Pasaremos. . .! ¡Abranse, ji­
bro razonador y prevenido. Las jos. ..!
voces roncas son sólo su expresión, Contestamos con viva la huelga,
y sólo quieren ser aturdim iento, con mueras al gobierno, con vivas
sensación de que hay vida, de que a los soldados, y esto es sólo una
existe algo y no está uno solo en manera insólita, contradictoria, re­
medio de toda esta congestión hu­ confortante y violenta de manifes­
mana, arrebatadora y brutal. Mi tar nuestro instinto de conserva­
camarada está aquí, y mientras él ción.
esté todavía, seguiremos (? ) gri­ E l oficial estalla. Explica:
tando, accionado, sin miedo a la — ¡Traigo órdenes de no andar­
muerte. Si doy un ingenuo salto me por las ramas. . A
para librarme de un proyectil —ya — ¡Pues éntrele, esbirro jijo de
del Foreign principian a sonar ios veinte. ..!
primeros, tiros- alcanzo todavía a E l ciclo, parpadeante, azul, de
sentir vergüenza y me repongo in­ obscuro razo, se nos nubla. Mi
mediatamente porque mi camarada camarada ya no está conmigo. Yo
está aquí, junto, conmigo, dispa­ estoy en tierra, mojada mi camisa
rando alegremente. El siente lo en un liquido espeso, caliente, aco-
mismo. E l brinca igualmente, pero jedor, m óvil y puro.
al advertirm e,tam bién se repone, y
grita y se envuelve en ademanes
valientes y heroicos.
Un ruido nos hace contener el
aliento. Es un rumor sordo como
Digitalizado por í ™ £ ¡ Bellas Artes
COMENTARIOS
AL VI
CAPITULO
DE
“EL CAPITAL”
José R evueltas

Cárcel Preventiva
abril 6, 1971

Querida hijita Andrea: llamaran la atención hacia ellas.


Bueno; el capítulo V I se ocupa del problema de la
Me temo que esta carta resulte demasiado larga, pero mercancía-capital, esto es, devenida en capital, lo que
lo peor, tediosa. La causa es el haber recibido el V I la distingue de la m ercancía simple, pre-capitalista;
capitulo del Capital, envío que no sé cómo agradecer a luego, de la doble naturaleza del trabajo, como valor
las maravillosas trina Coll y Dom inique Eluard. ¡Cuán­ de uso y valor de cam bio. Estas cosas, por supuesto,
to lo agradezco y cuántas ¡deas se desprenden de a h íí están tratadas en El Capital mismo, pero aquí —en el
Adquiere lo más pronto que puedas e! libro, para que cap. V I— aparecen en su desarrollo y profudización, lo
de este modo ío vayamos comentando y nos oriente­ que, a mi modo de ver, arroja una luz particular sobre
mos mutuamente. La presentación y traducción es de dichas formas en su versión "so cialista" en los países
Roger Dangeville. No lo digo porque no lo sepas, sino de econom ía planificada por el Estado (o sea, en el
porque hasta en esto —las traducciones y ediciones de mundo de los países socialistas, a los que ya resulta
ciertos materiales— los dogmáticos ponen su dosis de necesario llamar de alguna manera que no sea precisa­
m alicia (ejemplo, Althusser en la Advertencia al Capi­ mente tan equívoca como la de "so cialistas"). La
tal, recientem ente editado por Garnier-Flam m arion, de form a mercancía-capital, bajo el sistema capitalista,
la vieja traducción de J. R o y, traducción que Engels anula el valor de uso de la m ercancía, convierte en
tomaba con tantas reservas), m alicia de! todo ajena a absoluto ci valor de cam bio; a la inversa, en los países
una persona como Dangeville, que traduce los “ Grundis- socialistas, el trabajo-mercancía, simétricam ente, anula
se", tarea que los dogmáticos neo-stalmistas jamás su valor de cambio, para convertirse en un valor de uso
hubieran querido que nadie emprendiera. Althusser no absoluto por la econom ía estatizada. Hay que partir
se cuida de ocultar su despecho en la pinchurnenta del siguiente punto de arranque: la mercancía-capital y
Advertencia del Capital, donde habla de los "Grundis- ef trabajo-mercancía, son formas que encuentran su
se" como "ensayos traducidos al francés bajo el títu lo desarrollo pleno y óptim o bajo el capitalism o, cierta­
erróneo de Fundamentos de ía Crítica de ia Economía mente. Marx se ocupa de un modo específico de este
Política", y de toda la obra de juventud de Marx como problema* por eso E l Capital se subtitula: crítica de la
"to d avía idealista" y escrita en "térm inos equívocos economía política. Marx hace extensiva su filosofía
(por hegelianos)". iQ ué golpe espléndido contra toda crítica a un sistema de la econom ía vuelta econom ía
esa gentuza representa la publicación de "u n chapitre de la polis, es decir, una totalidad determinada. Esto,
iné-dit” , del que justamente podría decirse "in te rd it” ! pues, no quiere decir que las categorías económicas de
De hecho nos prohibieron todo lo vivo del marxismo, m ercancía y trabajo (y bajo sus formas modernas:
desde los años 30, aunque lo publicaran (como los mercancía-capital y trabajo-mercancía) dejen de existir
Manuscritos y los propios Grundísse), puesto que ha­ en otras sociedades y adquieran formas nuevas, del
cían ediciones (exclusivamente en ruso, prim ero, y mismo modo en que sus formas ya se han vuelto
luego en tirajes para "especialistas") lejos de cualquier nuevas bajo el capitalism o moderno, que, no obstante,
alcance y sin la menor publicidad ni comentarios que sigue siendo tan caplláll^'BláííhÓ Pel antieuo capjtalis
Digitalizado por " 1g^iaQArtos
©
de la libre concurrencia. E l hecho de que las formas tal variable como el “ capital más precioso” -el hom­
mercancía y valor-trabajo, ya hayan existido en otras bre—, mediante normas intensivas del trabajo);
sociedades económicas no-capitalistas (y aquí cabe bien * La plusvalía relativa (com o desarrollo técni­
el tan pobremente estudiado "'modo de producción co-científico unilateral: preparación bélica y explora­
asiático") quiere decir, en lo más profundo de su ciones espaciales); y
esencia, que el proyecto humano, ante todo, es su • La propiedad-prívada estatizada (el Estado como
desalienación de toda econom ía, precisamente cuando propiedad del funcionario y como gestor de la produc­
el proyecto socialista moderno no es otra cosa que la ción de m ercancías).
sujeción de todo el hombre a la econom ía. Te escribo Hasta aq uí mi esquema en este aspecto del proble­
al correr de la máquina y en conceptos muy esquemá­ ma. La cuestión reside en que el trabajo (esencia
ticos. Pero enseguida copio una de mis anotaciones a la humana) aparece alienado en cualquier sociedad econó­
recensión de Dangeville (p. 15, a propósito de una nota mica no liberada de esta determ inación.
de Engels al pie de la plana). Tóm alo como un simple Tom o un párrafo de Dangeville en su “ Presenta­
apunte, no obstante que obedece a viejas preocupa­ ció n " del capítulo V I. Dice: (p. 22)
ciones mías, que a/ parecer encuentran un punto de
, .Como la esclavitud y la servidumbre, el capital
apoyo en el Cap. V I, tan oportuna y providencialm ente
es producción de plusvalía, pero Ja produce de una
llegado a mis manos. Digo:
manera sistemática y a una escala siempre creciente.
Esto plantea (el desarrollo de la m ercancía como Como la producción mercantil simple, el capital se
una "segunda form a” m odificada, de la m ercancía presenta por entero bajo la form a de mercancía, pero
simple) numerosos problemas dentro del cuadro general aquí tiene una estructura compleja al estar compuesto
de la alienación humana, por lo que se refiere a la de una fracción de capital variable, de capital constante
totalidad Historia-Econom ía. En esta totalidad concreta y de plusvalía. En suma: esta producción de plusvalía
histérico-económica {y simplemente, nada más por es creación de capital: la producción capitalista produ­
cuanto a ella y no otras totalidades del hombre situado, ce y reproduce todo el sistema (las relaciones de
del hombre “ en situación") aparece la cuestión del producción y de clases, las condiciones de una nueva
desarrollo de los contenidos y la preservación (m istifi­ producción al mismo tiempo que sus productos mate­
cada) de las formas. Repito, nada más por cuanto a riales). Aparece entonces como su propio fundamento,
esta totalidad y no otras formas y contenidos de la luego (com o) eterno, y Marx se aplica a com batir esta
alienación. pretensión exorbitante y esta mistificación que se
Tenemos así (dentro de dicha totalidad Economía- impone a los agentes que están im plicados en su
Historia) el siguiente cuadro de formas y contenidos: proceso* los capitalistas igualmente que los obreros.”
Propiedad Privada; M ercancía (sim ple); Mercancía- En este párrafo de Dangeville (que no es sino una
C apital; Producción; Plusvalía. recención de M arx), hay qué hacer notar, im plícitos, los
Estas formas se aquietan (pierden su in-quietud), se siguientes elementos:
fijan, se hacen inertes, mientras sus contenidos cam a) La plusvalía como una categoría más universal o
bian, se desarrollan de una categoría a otra: de propie­ una totalidad más amplia que:
dad privada en general (histórica), a propiedad de los a') Las form aciones sociales determinadas (esclavi­
medios de producción de mercancías (capital generali­ tud, servidumbre, sociedad m ercantil);
zado); de m ercancía simple a mercancía-capital; de a” ) la m ercancía misma (o sea, el trabajo aparece
producción extensiva a producción intensiva (produc­ como una form a de la m ercancía antes de que su
ción de medios de producción); de plusvalía absoluta, a propio producto se convierta en una mercancía
plusvalía relativa (tecnificación). Este desarrollo, en como tai)* luego:
efecto, ha creado, de acuerdo con Marx, una sociedad a-b) que las clases sociales (es decir, hay una explo­
nueva en su seno y que no se sale del capitalism o tación, o mejor, una alienación del trabajo, indepen­
porque nace de él. Nuevas formas de la propiedad, de dientemente de la existencia de clases sociales).
la mercancía, de la producción y de la plusvalía. Esto, Este es un prim er aspecto del problema. Un segundo
pues, en lo que se refiere a una nueva sociedad de la aspecto, sería el siguiente:
alienación del trabajo, en la que se ha sobre-socializado A. La producción capitalista reproduce todo el sis­
la producción de mercancías dentro del capitalismo. tema, es decir, las condiciones de su nueva producción
Pero paralelamente, en los últim os 50 años, a partir y de las relaciones de clase correspondientes:
de la década de los 20, ha tomado form a, también, una B. Esta autoproducción de relaciones de clase (es
nueva sociedad, que podríam os llamar el Estado de! decir, de una forma de ser de la sociedad), aparece
Trabajo (los sistemas socialistas), en el que adquiere un como su propio fundam ento, crea la ilusión de ser un
carácter univoco el carácter equivoco de la República sistema “ natural” y eterno;
del Trabajo (com batida por M arx) de los socialistas C. Con este m ovim iento, la producción capitalista
franceses a lo Louis Blanc. crea —al margen de su voluntad— una mistificación, o
En estos modernos Estados del Trabajo (que teórica­ sea* un estado social mental: una creencia, un contexto
mente no son sino la utopía manipulada, convertida en ideológico.
una especie de utopía fáctica, “ cientifízada” por Sta- Hago hincapié en esto últim o, por el hecho de que
lin-Bujarin con el “ socialismo en un solo país” ), sobrevi­ la producción socialista crea tam bién, a su vez (pero
ven bajo formas nuevas, los siguientes elementos: aquí no al margen de su voluntad), un estado ideológi­
• La m ercancía (socializada, es decir, estatizada)-, co, un “ entusiasm o” sodal-religioso, donde se m istifi­
• La plusvalía absoluta (como explotación del capi­ can las nuevas relaci¿)n¡es' d ^ fm fe p d ó n - A
rv . M con arcíe tA C O N A C U LT A
Digitalizado por tvBiMjái-i Bellas Artes
©
Dangeville cita un párrafo muy im portante de una
carta de Marx a Engels {2 4 ~ V IIM 8 6 7 ), que dice:
" L o que hay de mejor en mi libro (E l C apital) es:
1o. Que pone en evidencia, desde el primer capítulo, el
carácter doble del trabajo, según se exprese en valor de
uso o en valor de cam bio, y es sobre esto en lo que
descansa toda la inteligencia del texto; 2o. que analiza
la plusvalía, independientemente de sus formas particu­
lares (beneficio, interés, renta del suelo, e tc .)."
En esta doble naturaleza del trabajo alienado desde
sus principios, y también del producto desdoblado (en
valor de uso y valor de cam bio) que convierte, más
adelante, a la mercancía simple en merconaa-capita/, y
al trabajo simple en trabajo-mercancía, hay un princi­
pio de una im portancia extraordinaria. Si el trabajo
simple (llamémosle así) y la m ercancía simple (casi
accidental en las sociedades anteriores al capitalism o),
constituyen las premisas del trabajo-mercancía y de la
mercancía-capital, luego entonces el capital, trabajo
enajenado (o alienación del trabajo), constituye algo
más profundo que el capitalism o. Las form as socialistas
en los países de "Estad o O brero", no vienen a ser,
entonces, sino formas mistificadas del capital, no son
sino el disfraz de una alienación "su p erio r", alienación
visible del todo en la existencia de un régimen de
supresión absoluta de la libertad.
Escrib í la siguiente anotación en mi libreta de
apuntes:
Desde su aparición histórica, la plusvalía señala al
Otro antagónico del hombre. Pero esta relación represi­
vo del hombre consigo mismo en el O tro, no es
supresiva en térm inos absolutos, sino en términos rela­
tivos. Es una relación dialéctica (hom bre contra hom­
bre contra X , como doble oposición), que tiene su
referencia unificante en X, si tomamos X como Natura­
leza en su sentido más am plio (pues X, puede ser, en
un momento dado, una creación humana). De esta
relación nace el proyecto humano del hombre, que
constituye, al mismo tiem po, su contraproyecto: en
apariencia no puede regresar a la Naturaleza de ningún
modo (o puede regresar del modo más prim itivo gracias
a la aniquilación de las fuerzas productivas}. A sí, en la
medida en que se va haciendo más humano al separarse
de la Naturaleza, en la misma medida aumenta su
tensión hacía el O tro, tensión que asume un carácter
eminentemente represivo mediante instrumentos de
destrucción que son cada vez más aptos para la supre­
sión del hombre, instrumentos de supresión con los
que aventaja a la Naturaleza en ese mismo aspecto:
más eficaces que los terremotos u otras devastaciones
naturales. Esta superación positiva de la Naturaleza por
el hombre, ha sido, hasta ahora, la relación negativa del
hombre contra el hombre: repito, aventaja en poder
destructivo a la Naturaleza, sin haber llegado a igualarla
en poder creador. En unos cuantos milenios de habitar
sobre la tierra, y en el lapso de apenas los dos últim os
siglos, el hombre ha llegado a disponer de una fuerza
que puede acabar con las formas culturales del planeta
en un lapso de semanas, empeño que a la Naturaleza,
por s í misma, le llevaría millones de años. Esta es una
situación real, histórica, y en apariencia tan sin salida
alguna, que ha llegado al extremo donde el hombre no
puede destruir sus medios de destrucción, colocado
ante la imposibilidad técnica de hacerlo (el arsenal
atóm ico ya no puede ser destruido), A q u í no cabe tería pura; pero al parecer nadie quiere suscitar estos
hacerse preguntas respecto a dónde vamos ni qué problemas, y antes de tener el atrevim iento de lanzar­
queremos. Hasta ahora, el hombre fue un individuo. me en público necesito bucear dentro de ellos e
Un individuo social e histórico, cierto; pero nunca una intercam biar ideas con la persona que está más entera­
especie raciona!. Lo racional no fue su fuerte, ni da de mis puntos de vista, que eres tú. A medida que
tampoco su rasgo colectivo total humano, sino precisa­ avance en el estudio, te iré enviando anotaciones y
mente su lado más débil. Cierto, el hombre ha hecho esquemas, pero por separado, para que las cartas no
su historia y con ella se ha creado a sí mismo, pero no resulten tan pesadas y dispongan de un cierto campo
en otra forma que en la form a em píricam ente demos­ para lo "personal” .
trada de lo que es como tal demostración práctica, no Bueno. Term ino por fin. Espero con impaciencia
potencial ni utópica. Este ser del hombre, tal como todo lo que se refiera a ti y a tu nueva vida. No sabes
resulta de la historia, es su propio y único fundam ento cómo te quiere,
y no tiene ningún otro. El hombre pues, social e Tu papá.
históricamente, no ha podido producir sino ai Ind ivi­ José.
duo: ésta es, hasta ahora, su sola realidad-racional,
impotente por lo demás.
Bueno; por todo lo anterior te darás cuenta de lo P.S. No hice copias de esta caria. Todo to esencia! !o conservo
apasionado que estoy en el problema y lo bienvenido en mis apuntes, aunque a q u í está más desarrollado (en (a carta
que ha sido para m í el libro que me enviara Domini- misma).
que. De otro modo esta carta hubiera resultado pedan­ ¡Salud!
©
,por cuanto los
dirigentes no cejan de estar en

DIARIO contacto diario con el pueblo sin


motivo o con él. ¡Ah, pero los
encargados de programa y los es­

JOSE REVUELTAS pantosos "acto res"!


.. .L a otra noche estuvo en el casi­
no del Instituto Nacional. Algo
abom inable, repugnante y sin un
gran interés (más bien el espectá­
culo term inaba por ser triste). A
\V una atractiva y más o menos tonta
prostituta, le "presté” 10 a 15
pesos para que jugara. Perdió, na­
turalm ente, pero resultaba extraor­
p fe cty jd m dito lU'e\ Muw» & |po im ' dinaria la pasión vehemente, llena
de angustia desesperanzada, que
ponía en el juego. (Escribiré más

■ t W u Mfolia $ tu jrta , atw 'í/jW i l tarde todos los detalles de esta


experiencia.)

'•'Í Í É ; tlU 'jU' D A ¿lW ÍQ


Í. U
W o l (M 1 / tu a WS^Wi
v lf c f o fot
f t , A i^ 0 '

-•4 * Mn olbvu^. drf w


j <uufo> K e v ií, ,rv»^ vi , . . Ju lio 25, Nunca he pensado
& Rtw <w 0^ ' $) en mi edad sino en relación con la
muerte. O dicho en otra forma:
referida al tiem po de que todavía
ÍM .U \ o fyudto K u (^
¡n p A / U m M i^ (. 0 *M . de
d V’ puedo disponer para cum plir cier­
tos propósitos, antes de la incapa­
cidad y luego la derrota final. Lo
^Iht»Jitw
v E v*.í)
líiítifl de <$wfoHfc&T*; üte^j
> demás que acarrea la edad (nuevo
tipo de relaciones con la gente y el
dfi» li ti ¿u¿& HttdLtobíHfiOitft ata*©,íbW notorio envejecer) jamás me ha
preocupado. Pero lo cierto es que
si tal cosa no es preocupación mía,
3 — | lit ó l í WUft % (¿1 WAT esto no quiere decir que las demás
personas dejen de advertir que soy
<¡T¿& u&itiafrío* o voy siendo un ser distinto, del
{LcVvWvuOfcvív«— |^í*l i , && CjM i )M o l' que necesariamente los separa cada
vez una distancia más grande.
jítua© K© ín ftfc aiülíi. tlíibsv fc'iíUndl. (A q u í es donde radica mi imperdo­
nable error con Diana.) Desde lue­
ftk W km l ftwu) t í tttoW lw l go ella no ha podido ver en m í
sino al hombre de quien la separa
una increíble distancia en el tiem­
po, en el amor, en el estilo (y por
ft/lt&íU & fe* *w& C^Ui AOtttft, otra parte ella no es una oportu­
nista que quiera vivir con un hom­

.Uufo títV u m U ti in 0 *'


bre en atención a sus virtudes o
circunstancias intrínsecas), hombre
a quien tendría que acompañar
desde otro mundo, literalm ente ha­
blando. Este no sentirme en edad,
pues, resulta un tanto grotesco, y
KUbto “ ' l%
liOMtdiu (&e
ante mis ojos aparece a cada mo­
^ ftú w tiU£AH*« ' mento más tonto, ridículo e inhi­
bitorio. He pensado mucho en el

<y^> problema y de pronto me lo en­


cuentro en un párrafo del Carnet
« 5r * ^ 'u S í ¡MÍ» de Dice: "U n nove­
lista debe una creencia infan-

Digitalizado por
cosas que et sentido común consi­ Unidos. A q u í en Cuba, eso se me guardia, vemos a Fidel y escucha­
dera de escasa trascendencia. No hacía increíble, fabuloso, aunque mos su discurso en T V sobre el
debe crecer nunca del todo. Debe la gente lo tomaba con naturalidad canje de billetes. Me preocupa gra­
interesarse hasta el fin por asuntos (a causa de la prolongada influen­ vemente. Según pienso de lo que
que no son ya de su edad.” cia yanqui respecto a tales atuen­ se trata, en el fondo, e$ de restrin­
Aunque lo anterior podría to ­ dos). E l tipo hablaba de "servir a gir el consumo en una forma d iri­
marse como un consuelo, tampoco la Revolución” con sus aparatos, gida, enérgica y sin escapatoria po­
está dicho respecto a la vida perso­ sin entender nada de nada y con sible para nadie (prim ero el canje
nal, privada, biográfica, del escri­ tan evidente interés comercial (co ­ de billetes y en seguida la estricta
tor. Se refiere a la actitud literaria, m o se puede hablar ante los lim itación del retiro de fondos)
a la actitud ante los materiales de o los habitantes de Ho­ como una medida previa al racio­
trabajo, pero no a la que un nove­ nolulú), que la cosa resultaba fran­ namiento. Combate de hoy (agosto
lista de 47 años debe tener ante camente cóm ica y no inducía a 9) desliza una iniciativa del barrio
sus propios asuntos. Mi tragedia que se le tomara con exagerada de , en La Habana, para
radica en que yo no quiero crecer inquina o molestia siquiera. que se generalice una propuesta
y me sigo conduciendo infantil­ para racionar la carne, y se dan
mente ante situaciones dentro de noticias de las cantidades de trigo,
las cuales es evidente que ya no m aíz, jamón ( i 100 tonelad as!),
soy el mismo personaje por quien que llegan en un barco proveniente
___La Internacional, que antes ape­
yo me tom o, o por ei que no me de los países socialistas, la situa­
nas se tocaba, ahora está de moda.
doy cuenta que me tom o. ción debe ser más dura de lo que
Con motivo y sin él, a cada mo­
(Recordar esto para describir la podem os percibir. Comienza la
mento se escucha por la radio, se
psicología de Jacobo en Los erro­ parte dolorosa que tiene que reco­
silba por la calle, la cantan los
res.) rrer toda revolución y en la cual
milicianos, la tararean los camare­
ios dirigentes deben cuidarse más
ros al servir y se cuban iza: tam­
que nunca de conservar todo el
bién la bailan en conga.
dom inio de sus nervios y una saga­
cid a d p o lítica a toda prueba.
.. .A propósito de . Su
(Ahora hay que permanecer más
carnet no puede ser más útil para
que nunca firm es junto a Cuba.)
un e s c rito r. Tengo numerosas
. , .Los marinos finlandeses borra­
observaciones qué escribir sobre
chos de El Universo, la cantina del
esas notas inteligentes, llenas de
muelle.
claridad -tan lejos de las "co n fe­
siones m ías” donde el escritor se
...H o ib e in , que tam bién es pintor
desnuda y m artiriza ante las mira­
(Departam ento de "anim ación” del
das aienas— y que plantean de un
Agosto . Parece ser que la buena IE A IC ), es mi ¡efe de pelotón en
modo tan simplemente honesto
suerte ya ha comenzado a "tra icio ­ las M ilicias. Conversamos de todo,
problemas técnicos y observaciones
n a rm e ” . L o a d iv in é d esd e que cada vez que hacemos la guardia
de las que un buen escritor siem­
hablamos de su viaje a Santa Clara juntos. Se me ocurre hablar del
pre sacaría provecho.
(la semana pasada, en vísperas de "sentido trágico” de la Cuba revo­
la Ley sobre Canje de Moneda del lucionaria. La juventud que se lan­
4 de agosto). A llá debía reunirme za por entero a la lucha clandes­
con Eduardo (la inform ación sur­ tina contra la dictadura no tiene
. . .Olvidaba describir a u n tipo ex­ ninguna otra m ira que un sentido
gió sin querer). Ahora me habla
traordinario con quien me encon­ trágico del im pulso: sabe que irre­
—hoy— dándome ciertas
tré hace ¿más de un mes? , en la mediablemente va a m orir; si al­
sospechosas y divertidas (por el
feria del Reparto de Diezmero (día guien queda vivo, esto será un
desenfado con que pretende dar­
de San Juan; bastará recordarlo regalo: la vida será sobrevivida. Por
las). La cosa —en el fondo, malig­
para situar la fecha). Se trataba del tal causa la Revolución triunfa (es­
namente - me libera y me descarga
dueño de los aparatos de la feria, to lo hago decir en a uno
la conciencia de algo que podría
quien los alquilaba en concesión a de los personajes), pero la Revolu­
haber llegado a pareccrmc a m í
los compañeros de la localidad. ción triunfante no asume la nueva
una sensación de rem ordim iento.
Rubio, de ojos azules, de com ple­ existencia sino com o dilema: pa­
(De cualquier modo es un buen
xión robusta, alto. Vestía un traje tria o muerte; sigue predominando
material para cargárselo a la cuenta
que era una mezcla de gaucho y biográfica de Jacqbo en Los erro~ el patrón de lo trágico y, en mi
vaquero del Oeste, Botas relucien­ res iDios m ío! , si algún d ía liego opinión, m uy justificadam ente. C u­
tes, a media pierna, con bordados a continuar esa lejanísim a y amada ba no está en condiciones de que­
de oro; camisa de seda, abierta; novela.) darse en un térm ino medio: vida o
"bom bachas'’ argentinas y una es­ un vago novio muerte; sólo puede ofrecérsele una
pecie de sombrero de es­ de las dos alternativas. Perecerá del
tilo californiano, Es así como se modo más com pleto, a que no que­
presentan en las ferias de Nueva den de ella sino las cenizas (y
Orleans y de todos los Estados Agosto 9. Por la noche, en la
Digitalizado por
§Éf E ® ’ÜÉse&fltféui.TA
Bellas Artes
que está listo para devolver instan­
tánea (o casi sim ultáneam ente) el
golpe. Esto puede producir una
cierta indecisión en E E U U , pero
me temo que sea de esas indecisio­
nes relampagueantes que preceden
apenas en un segundo a la tempes­
tad .
EEU U no ha propiciado la
conferencia de Punta del Este para
fracasar. Un fracaso norteamerica­
no en él será, en todo caso, relati­
vo. Por lo pronto —y de cualquier
modo por cuanto a los gobiernos
burgueses de Am érica Latin a-
retaguardia latinoam ericana
de los E E U U , no será peligroso
para éstos sino por cuanto a Cuba.
Cuba está, pues, en el cráter de un
volcán. Estos tres meses tal vez
sean los decisivos. Bien; personal­
mente se trata de saber ocupar
uno su puesto y cum plir sin des­
canso, sin vacilaciones. Ante todo
m orir con decencia.

0
. . .Acudo a Prensa Latina para re­
será fecunda y ejem plar), o vivirá melancólicos sentenciados a muer­
coger unos envíos de M éxico (car­
en la forma más espléndida y mag­ te que adoptan las personas -des­
ta de Andrea y una preciosa lata
nífica. conocidas instantánea cuando ven
de chiles jalapeños que me manda
H olbein me escucha y me vuel­ en el elevador
Dolores de la M ora). La m iliciana
ve a m í. Con su rostro enmaraña­ puede producir una cierta indeci­
de la mota en P L —una negrita - ha
do en las barbas que lo circundan sión
colocado una blanca camelia en
y que le dan un vago aire de
la boca del cañón de su fusil, y no
semejanza a ciertos rostros de
parece darse cuenta de la infinita
Rem brandt. Sus ojos vivos y ne­
gracia que encierra este gesto pro­
gros, de nutridas pestañas, resplan­
digioso.
decen brillantes por algo que está Agosto 11. A cada momento me
a punto de convertirse en lágrimas. siento más alarmado y también
Su voz tiene una entonación extra­ más pesimista. Los discursos de
ñamente conmovida y cálida, en agosto 7 y el de hoy, ante la
que se traduce una desesperación Delegación rumana, indican hasta Agosto 14. Agosto 14 y aú n no se
animal, prim itiva y solitaria, “ iEs qué grado la U R S S trata desespera­ me invita al Congreso de Escritores
cierto! —dice— así es, así hemos damente de presionar hasta lo últi­ Cubanos, que comenzará el 18.
vivido mi mujer y yo en la lucha mo, para que la Tercera Guerra no Son capaces de no hacerlo, lo cual
clandestina y nuestra disposición a e s ta lle e ste añ o . E l lenguaje será extraordinario desde el punto
m orir es la misma ahora, después de no puede ser ya más de vista de la temible desaprensión
del triunfo. iTienes que ayudarme, enérgico ni su tono puede ser ya de los escritores cubanos, por una
Revueltas! ¡Quiero aprender có­ menos revelador de lo inminente parte, y por la otra del estúpido
mo se puede vivir para la vida! " del desencadenamiento de un con­ dogmatismo, del miedo, de la igno­
- N o encuentro ninguna respuesta flicto armado. En ese tipo de len­ rancia y el espíritu burocrático
a la mano. Me toma por sorpresa. guaje prem onitorio, brusco, grave e que reina (o ha de reinar) entre los
Creo que le doy una respuesta inequívoco que se usa en las víspe­ dirigentes. Por supuesto yo no me
burocrática, estúpida, casi una con­ ras, cuando los jefes de Estado ya haré presente de ningún modo,
signa estereotipada, algún slogan saben que se está en el últim o aparte de que no me he preparado
de locutor de radio. {Agosto 7-8) momento, y que ya es cuestión de para participar (y luego la inmensa
{S í; tres, o cuatro de la maña­ grados para que las cosas se preci­ pereza de ver, tratar y hablar con
na). . . piten de una vez. Tal es la sensa­ los colegas, que en su conjunto
ción que, a mi parecer, trata de cada vez me parecen -los de aquí
infundir tam bién a los jefes de y los de todas partes— una repug-
Estado capitalistas para hacerles sa­ nante banda de f steos y oportu-
. . .Con esa resignada actitud de ber que ya no se hace ilusiones y
!f&
ación ai (A C O N ACULTA
Digitalizado por Bellas Artes
©
. . .Las tempestades en la bahía se acariciantes, cada vez más innobles Sep. 2 2 - 1 9 6 1 - 3 : 1 0 om.
han venido produciendo estas tar­ sin conceder un segundo de tregua Debo poner en orden mis notas a
des entre las tres y tas cuatro.La a su divinidad. partir del 27 de agosto, precisa­
am plitud del horizonte y el inmen­ Jamás creí que pudiera yo com­ mente en que Omega y yo enta­
so espacio que ofrece el cielo, per­ partir con radie estas tempestades, blamos relaciones. D io la casuali­
miten verlas en toda su intensidad. pero de pronto -aunque después dad que yo había interrum pido
Son unos desplazamientos de ma­ de sonarlo, de anhelarlo tan to - mis actividades del Taller Cinem a­
sas compactas que se desgarran so­ estamos ella y yo ¡untos, en medio tográfico y del Curso de Marxis­
bre el mar, dentro de un horizonte de la tormenta, sobre el malecón, mo, en espera de una reorganiza­
y un cielo cambiantes, que a un unidos y mirándonos, con todo mi ción dd IC A IC con motivo del
mismo tiem po ofrecen distintas y amor puesto en sus ojos serenos, regreso de Alberto Guevara de
contrapuestas calidades de color y en esa elocuencia negra y atónita Moscú, Hemos dispuesto, pues, O
de consistencia. El mar se encrespa de sus ojos quietos, fijos, atorm en­ y yo, de tiem po (para nuestro
con una calma interior, profunda, tados por la extraña profundidad rom ance). Ella es una muchachita
insensata y a la vez im potente, solitaria y desesperada con la que llena de talento y de un egoísmo
coma de animal vencido. Inm edia­ miran. Por ei sur la tempestad se que no parece tener lím ites (escri­
tamente después vuelve a su calma, aproxima y ¡a esperamos abrazados biré m ás). Acaso —y sin el acaso,
igual que un gigante que hubiese con un deseo palpitante de que muy joven para m í, aunque a ella
despertado de una pesadilla y co­ nos envuelva, de que nos fustigue, no le im porta nada en absoluto de
menzara a sonreír. Un barco tenaz de que nos haga suyos salvajemen­ nada mientras se siente feliz.
y lento ha traspuesto hoy (agosto te, de que le pertenezcamos sin El tiem po pasa aquí en Cuba de
14) la tempestad. Era indevorable y misericordia. “ Sin nuestros un modo vertiginoso: O y yo cum­
m agnífico bloqueado por las masas d io ses” , decimos. E lla también pliremos en unos días más, todo
de agua gris. Enfilaba directamente acepta que éstos sean dioses de los un mes de habernos relacionado.
al canal de La Habana y por mo­ dos. A h í estábamos en nuestra ¡lia­
mentos se hacía invisible por com­ da mientras los dioses llegaban con
pleto. Poco después se escuchaba sus escudos , hasta caer so­
su sirena ronca, trém ula y vence­ bre nosotros y mezclarse a nues­ Escribir notas de B e rlín - !a casa
dora, en la que parecía adivinarse tros besos, entre nuestros rostros que habité, cerca del teatro y la
una especie de em oción, como en fervientes, su mirada abier­ Universidad.
las voces de los viejos com batien­ ta y sin lím ites de ella en esa E l Hotel N E V A (? )
tes cuando narran la aventura re­ soledad donde nos enlazábamos so­ E l Prostíbulo de Huehuetenan-
cién pasada, y se siente como si las bre la superficie vacía del malecón, go, G u atem ala.. .
matizara una leve hum edad.. . sin nadie, de amor en esa - Lena, la m iliciana
tempestad donde parecíamos estar Personales (M artucha, la mucha­
en un lecho furioso, perteneciéndo- cha de Cien Fuegos —D iana-,
nos como si nos hubiéramos dado Gama, y la tempestad en el male­
mutuamente los ojos, como suicidas cón).
devueltos, como pedazos de mar.
Agosto 27 (1961). Nada más bello Sobre el libro de Tuchm an:
No acabo de com prenderlo, pe­
que las tempestades en la bahía. E l telegrama E ! diario de
ro ha ocurrido así, increíble, pas­
Es la ilíada -una guerra de las moso y verdadero.
nubes, pura, de donde están ex­ .. .Encuentro una fabulosa cita de
cluidos los hombres y en la que Goethe: " E í ser humano jamás com­
sólo los dioses tienen acceso a la Semana del 10 al 15 de octubre de
prende cuán antropomógico es."'
batalla. Dioses ebrios y roncos que 1961 (probablemente)
combaten como ciegos parsim onio­ Entre una y otra lectura de El
sos, unánimes y , maidi Desafío, de , escribo las
ciándose con gravedad, con acom­ líneas que siguen. (Tom arlas en
pasada resonancia, dignos y majes­ Septiembre 18. Holbein otra vez. cuenta para el personaje de Jacobo
tuosos, sin odio pues no se les Su ternura es increíble. En la guar­ en Los errores.)
permite la grandeza de la lucha, dia me muestra los dibujos de su Escribir es una comunicación
advertidos como se encuentran por próxima película animada para ni­ absolutamente individual entre un
las armaduras con que se ños (la historia de cómo un gusano yo y otro yo entra nadie más,
cubren y desde donde parecen más se transforma en mariposa). Luego aunque ese yo sean muchos; el
temibles y bellos. Hermanos dioses llama a su hijo por teléfono. Es número no es aquí lo que importa.
borrachos y severos dentro de su maravilloso cóm o habla y qué dul­ Es un acto privado, particular y
olím pica ebriedad, que descargan zura tan conmovedora, con su as­ secreto como el de quien se pone
el gris y furioso de sus pecto tremendo y sus barbas. i conversar con las estrellas. De
espadas ciclónicas sobre el mar co­ este modo también leer se convier­
mo si castigaran a una bestia tre­ te en un acto idéntico, entiéndase
menda de la cual son dueños y que, digamos, como hacer el amor:
esclavos, pero también con una ira Sep. 21. En espera de que mañana es individual y recatado -entre
temblorosa y delicada, amorosos y venga Román a visitarm e. ■ Clt C]
Nacional de i á c Ó Ñ Á é u L T A
Digitalizado por Bellas Artes
especie. Leer, así, no viene a ser
sino la realización del escribir: al­
guien escribe y alguien lee y cada
quien comprende las cosas, inevita­
blemente, a su manera. Pero aquí
es cuando se entrometen los sacer­
dotes con aquello del pulpito, de
la redención de ios pecados y de
"escribir para las masas” . Es decir,
quieren que se predique. Que to­
dos hagamos moral, escritores y
lectores, que nadie se contam ine ni
nadie contam ine a otros, iA y !, sin
duda todo eso es rigurosamente
necesario, pero no atañe ni al que
escribe ni al que lee y también, sin
duda, ni al que predica ni al que
escucha a ese sacerdote que está
en el pulpito. Alguien escribe algo
y, o puede no ser entendido en
absoluto ni por su país ni por su
tiem po, o lo que resulta más
frecuente— será entendido de otra
manera a como quiso darse a en­
tender. A l teatro griego, por ejem­
plo lo estamos entendiendo cada
vez —y esto desde el siglo A de
C-- siempre en una form a nueva y
distinta. A q u í me parece que radi­
ca el principio de nuestro trabajo
literario.

..Jo a q u ín me llama por teléfono


para avisarme que en estos mo­
mentos ejecutan por radio música
de S ilv e s t r e . S u b o . O ím o s
y
M inisterio del Int.
Departamento de
Vigencia
Sr. Luis Sobrado.

Noviembre 14.
Reconstruyendo —hacia atrás- el
últim o periodo, a partir de lo más
reciente. Mi últim a actividad (el
día 10) una conferencia sobre los
problemas del arte (E l M aterialis­
mo Dialéctico y los problemas de
la expresión estética), en la Unión
de Escritores. Los escritores b rilla­
ron por su ausencia, pero a cam bio
de eso, una nutrida juventud de
diferentes escuelas de arte. Me pre­
senta al público, Baraguño —de las
nuevas generaciones literarias cuba­
nas. No conozco su trabajo, pero
se me dice que es de las gentes
que valen. Opinaré más adelante.
©
ción de sobrecogimiento que nun­ nunciable —y ese pánico me cauti­
ca había experim entado: no es po­ va, me tienta, y reanudo entonces
sible que yo pueda ver a este el juego tres, cuatro veces más,
hombre en tales proporciones; ocu­ hasta darme cuenta que me estoy
pa la mitad de la bahía. Adelanto aventurando a trasponer una fron­
el cuerpo hacia la ventana y en mi tera sin nombre. Cierro los ojos y
ángulo visual entran El Mono, a lo permanezco largo tiem po con la
le}os, y aquí, abajo, en un primer cabeza entre las manos, en el vérti­
térm ino, el malecón. Estos puntos go de una extenuación que parece
de referencia me servirán para re­ haber agotado la últim a de mis
cobrar la magnitud real de lo que reservas. Es natural. La alucinación
sin duda he visto a causa de una ha sobrevenido a los cinco días de
extraña distorsión. Lo extraordina­ no dorm ir y de no separarme de la
rio es que aqud cuerpo sigue ahí, mesa, mientras escribo, escribo co­
ahora descomunal, inmenso, a la mo un desesperado.
orilla de la bahía: es un titán, un
gigante que flota en las aguas del
mar, y cuyos brazos extendidos,
sueltos, podrán tener tal vez más II
de quinientos metros. Lo observo
hechizado y atemorizado a un
tiempo, mientras se adueña de m í . . .Bueno. La conferencia, con to­
un miedo extrahum ano, increíble, do, no resultó absolutamente mal
una especie de miedo cósmico que aunque no pude aprovechar, por
no acierto a describir —algo como falta de desarrollo, numerosos ma­
sentirme en el in finito, ante una teriales, de los que me serviré más
cosa sobrenatural y nunca revela­ adelante.
da. E l gigante logra levantar peno­
samente la cabeza que tenía caída
8 o 9 de noviembre de 1961. sobre el pecho y la mantiene ergui­
Echado hacia atrás sobre el respal­ da por unos instantes; conserva los
do de la silla contem plo por la ojos cerrados y hay en su rostro
ventana un trozo de mar, durante un profundo rictus de dolor silen­
una pausa, mientras escribo mi cioso y sujeto. Nunca, he visto una En México.
conferencia para eí d ía 10. E l tro ­ tristeza más profunda, letal y terri­ 21 de septiembre de 1963. Hago
zo de mar que contem plo no tiene ble, reflejada en ningún rostro hu­ una pausa en mi trabajo serán las
ningún punto de referencia: es un mano, nunca algo tan callado, tan 11 pm .— para descansar mientras
mar aislado, un mar abstracto, noble y tan espantosamente sin escucho Radio Universidad. Comu­
como dentro del marco de una amparo, ni esperanza ni tan lleno nica una voz: Paulino Macip ha
pintura. Un hombre flota bocabajo de angustioso y digno sufrim iento. muerto. Me causa una pena enor­
sobre las olas, apenas ligeramente Me paraliza una sensación cósmica me. No sé por qué me pongo en
cubierto por una delgada superficie de pánico, un pavor de la inteli­ pie y así permanezco varios minu­
de agua, y se mece, los brazos gencia - n o un pavor de los senti­ tos, en que se reproducen en mi
extendidos com o, si con la cabeza dos ni del instinto sino el pavor, mente escenas donde Paulino apa­
inclinada, buscase algo en el fon­ el terror de las revelaciones. Com­ rece en nuestros encuentros últi­
do. La figura del hombre tiene esa prendo entonces que sufro una mos. Busco entre mis libros el
precisión Irreal de Jas imágenes vis­ alucinación y con un esfuerzo con­ Otario de Ham iet G arcía para re­
tas a través de unos prismáticos: centrado del cerebro, la imagen leerlo y sentir que Macip no ha
ese decoloram iento que sufren ios desaparece y con ello ese terror m uerto y que puedo encontrarme
cuerpos cuando la lente los aproxi­ único y abismático. Pero aq u í ini­ con él cuantas veces lea un libro
ma desde enormes distancias. Pero cio un juego diabólico: sé que suyo. Las palabras con que me
hay en el hombre una especie de puedo atraer la alucinación otra dedica Ham iet G arcía me llenan de
abandono y laxitud, como si hu­ vez, que puedo invocarla nueva­ una profunda nostalgia y una tris­
biese entregado al mar su cuerpo y mente, con un im pulso cerebral en teza amarga y desconsolada. Pauli­
lo dejase a la deriva, sin voluntad ese sentido. Repito entonces la no escribió para m í en la primera
alguna de darle movimiento, es­ experiencia y el titán agonizante página de su libro:
fuerzo, dirección, impulso, perdido aparece de nuevo. Y de nuevo ese *' A José Revueltas,
su viejo poder de pelea. Permanece terror cósmico, que me reduce y escritor y hombre de fe robusta,
bocabajo, los brazos en cruz y las que cuando está a punto de llegar dedico esta historia del máximo
palmas vueltas hacia el fondo, a su clím ax no puedo resltír un con mi admiración y mi
mientras los hombros se mecen en segundo más, hasta que, tem blan­ amistad cordial
un suave balanceo. do, angustiado, en el vacío, recha­
Pero de pronto me doy cuenta zo la visión hasta hacerla desapare­ Paulino M acip”
de to que ocurre con una sensa­ cer. No obstante, esto parece irre- Nacóna! de 'ta e c íftM íu L TA
Digitalizado por Bellas Artes
©

A C U A R IU M .
S IG N O D E E M A
Comencemos por decir algo trivial-
mente triste: el acuarium es e!
agua, mas el agua dispersa que no
tiene contorno hasta que el hom­
bre la vuelve una pila de agua, pila
de agua bendita para justificarse,
para darse nom bre o para aprisio­
nar peces. Y he aquí* que los pe­
ces, esos hermosos y eternos pri­
sioneros del agua, necesitan otro
elem ente vivo y contradictorio co­
mo ellos que es el aire* Se manejan
entonces estos prisioneros eternos,
los prim eros prisioneros de la tie­
rra porque antes de que c| hom bre
fuera prisionero, antes de que el
hom bre emergiera en la tierra, ya
los peces estaban prisioneros en su
cam po de concentración que era el
acuarium. Y aq u f viene entonces
ese desorden cósm ico, esa protesta
cósmica de la constelación acua­
rium que no quiere permanecer en
su sitio, que se quieTe rebelar con­
tra nuestra galaxia y queda ahf
como constelación alterada, proba­
blem ente donde exista un otro y
horrible yo semejante a nosotros.
Prim ero fue el agua y en el agua
no los peces, sino los pieses de la
mujer que amamos, a veces llam a­
da tú*

, . ,. , Nacional de 4ACO N ACU LTA


Digitalizado por BeliasArtes
©
LA A ia edad que José murió Consuelo
comenzó a pintar. Para la expo­
sición que en julio de 1975 ella pre­

INFANCIA sentó en la Casa de! Lago él le escri­


bió un texto sencillo y certero: “ Si
de algún artista puede decirse que

DE JOSE sea natura!, es de Consuelo Re­


vueltas. No sólo por la inquietud
dom inante que la mueve hacia la

SEGUN .naturaleza y el paisaje, sino por el


trazo y la inspiración que se anto­
jarían espontáneos de no ser fruto
CONSUELO de una acusada memoria plástica y
de un color meditado que surge de
su pincel con una gracia luminosa
llena de transparencia y pureza. En
la pintura de Consuelo no hay
ninguna buscada nj efectista senci­
llez: es la sencillez misma en su
expresión más directa y conmove­
dora.”
Lo que José dijo de la pintura
de esta hermana nueve anos m ayor
que él puede aplicarse también a
su carácter y a su conducta: senci­
llos, limpios. H ay en sus afectos y

RAQUEL TIBOL su memoria transparencia y pure­


za. Con la seguridad de que no
agregaría adornos ni tejería defor­
maciones en función de postumos
“ prestigios” , le fui a preguntar có­
mo había sido José de niño. Nos
sentamos en tom o a la mesa de su
pequeño comedor, donde ella suele
pasar cja tro o cinco horas diarias
pintando. Unos dulcecitos, un rico
té negro humeante, el teléfono
descolgado para evitar interrupcio­
nes. Fernando Moneada, su mari­
do, camina en puntitas de zapato
para no molestarnos. E l ambiente
es lo suficientem ente afectuoso co­
mo para convocar los años de in­
fancia de ese muchachito al que en
su casa nunca llamaron Pepe, sino
José o Josesito.
De los hermanos mayores S il­
vestre y Ferm ín es poco lo que
Chelo recuerda. “ A ellos desde
muy jóvenes los mandaron a esto
diar en el colegio de San Eduardo,
en Austin, Texas. Sólo llegaban de
vacaciones y poca oportunidad te­
nía de tratarlos. U ro de los maes­
tros de Silvestre, el Orother Luis,
te escribió hace unos tres o cuatro
años a Rosaura diciendo le que se
acordaba de Silvestre, de lo aplica­
do y disciplinado que había sido.
Un modelo de muchacho, como lo
era también Ferm ín. Ningún mu­
chacho a la fam ilia fue travieso o
desobediente. Cuando Silvestre y

be d* A Vb « C Í J L T A
Digitalizado por Belfas Artes
Durango eran la sensación de nues^
tras amigas, los dos muy bien ves­
tidos y hablando inglés. Entonces
era una novedad que los mucha­
chos estudiaran en el extranjero.”
Después de esta breve introduc­
ción entramos a los años de infan­
cia de José,
— Era un niño m agnífico, muy
obediente, muy sumiso. Cuando vi­
víam os en las caites de Uruguay
debe haber sido un chamaco de
siete u ocho años, cuando mucho,
y con frecuencia salta de la casa a
ver a un "C risto ” , un santón que
traía una túnica blanca, una barba
muy crecida y hablaba mucho de
comunismo. A l regresar escribía
con todo cuidado lo que et santón
aquel decía. Blanca es un decir,
porque la túnica estaba bien sucia
y el santón bien greñudo. Explica­
ba la igualdad entre los hombres.
José hacía sus apuntes en unos
papelilos que guardaba con verda­
dero esmero. Influido por lo que
oía solía decirle a mi mamá: “ La
voy a entrevistar.” Agarraba pape!
y lápiz y comenzaba las preguntas:
“ ¿Cree usted en D ios? , ¿Cree us­
ted que algún día seremos todos
iguales, que no habrá ricos ni po­
bres y todos tendremos de qué
vivir? ” Esas entrevistas también
me las hacía a m í y a la prima
Margarita que vivía con nosotros.
Como si dudara de mi creduli­
dad, Chelo insiste: “ 3Vieras qué
niño tan bueno era! ” y vuelve a
escarbar en sus recuerdos.
Antes habíamos vivido en la
planta baja de una casa en las
caites de Guanajuato. Arriba vivía
la dueña que seguido veía a José
con los íibritos que vendían en tas
iglesias con la vida de los santos,
“ ¿Qué estás leyendo? M, íe pregun­
taba. “ La vida de los santos.”
"¿Q u é santos? ” "San ta Margarita
de Alocoque, Santa Margarita de
Cortona, de San Pablo que lo irió
un rayo y que entonces vio a
Dios.”
Chelo insiste en la bondad.
Era bueno, se conformaba
con lo que se le daba, no exigía
más de comida, de zapatos; el mu­
chachito más conforme que quieras
ver. Lo que no le gustaba era que
teníam os muchos pretendientes.
Una mañana muy temprano le de­
jó a mamá una carta en un florero.
D ecía así: “ Me voy de la casa
porque mis hermanas son muy no-
LTA
Digitalizado por Belfas Artes
©
¿i vieras,” La apuración de mi mamá E l prim ero en tener ideas de
y de toda la fam ilia fue muy gran- izquierda en el hogar de los Re­
de. Lo buscamos por un íado y vueltas fue Silvestre.
u f ilie n IfA doc);i por otro* A los dos días llegó más
pálido que un lim ón. Habla estado
— Silvestre no ejerció una in­
fluencia directa en los demás. No
todo el tiempo en la Alam eda sin nos influíam os unos a otros. Cada
¿w *|« ¿«I comer. De ah í se curó para siem­ quien hacía sus experiencias, sus
pre de los celos. Tenía entonces lecturas y tenía su modo de vida.
unos doce años. Lo que nos influyó es que veíamos
Quiero saber cuándo comenzó las injusticias con los pobres. Mi
Pepe a trabajar. padre tenía su buena biblioteca y
— Cuando vivíam os en ías calles desde muy chicos empezamos a
11> tu « p 'i i x z ü t * de Rcvillagigedo y Pescadlos, jun­ leer a V alle Inclán, M artínez Sie­
to al jardín Pacheco. Tenía más o rra, Ricardo León, Balzac, Em ilio
menos trece años. La casa se lla­ Zolá, Dostoievski, Iván Bunin. ..
&*.HA ^(UtC 6 jW*AÍ maba Ricoy y Tru jillo , ah í tuvo Desde muy chicos nos enseñaron a
compañeros que eran absolutamen­ leer todo eso. Los libros influye­
te de izquierda, según lo que yo ron en nuestras ideas.
díd 3¿ 5¿'.2d6= íl« iíí sé. O tros dicen otras cosas, tal vez Muere el padre y las mujeres,
sepan más que yo. Te digo lo que sobre todo las m ayorcitas, se pu­
tM&V/A vi, sentí y pase. Cuando trabajó en
Ridoy y Tru jillo empezó a tener la
sieron a trabajar para sostener la
casa. No recibieron ayuda de na­
cabeza llena de esas ideas. Como die.
d Q ^ k h i^ ^ jo |t¡ lo veían chiquillo, lo mandaban — Ocupados en sus cosas los
con el bote de engrudo y una hermanos mayores no se preocupa­

U g í^ r b - U o O ^ t^ brocha ancha. De por s í tan chapa-


rr ito .. . Fue cuando lo agarraron
ban si com íam os o no, si nos
hartábamos o no. Tam poco se en
por primera vez y lo metieron a la tetaban demasiado de las andanzas
Correccional. A h í íbamos a verlo de José. A mi mamá le dolió mu­
mamá y yo, todo flaco, terco en cho verlo cómo había quedado por
sus ideas. Mamá le decía: “ H ijito, aquella primera huelga de hambre.
i ¿por qué andas en esas cosas? , te
van a llevar a la cárcel y te van a
E l la consoló diciendo que ya esta­
ba tomando agüita de limón. Un
aW p í i hacer algo.” "M am á, el mundo es
muy injusto” , respondía. En una
día nos avisaron que se iba una
cuerda a las Islas M arías con los
ocasión fuim os a verlo, lo tenían subversivos, los presos políticos.
en una caseta al fondo del patio, A h í fuim os mi mamá y yo a ver si
B o&bt» (¿ y lo habían llevado de castigo por­ veíam os a Josesito. No, no iba en
W n w » f* (iw

que se quiso escapar, pero ios en­ esa cuerda; pero qué doloroso fue
Ojph¿.Cftí¿a contraron. Eran tres y cuando ya ver a ios pobres muchachos en ca­
estaban en el agujero del techo un rros de ganado, dándoles un jarro
¿ ¿ - íS fc ^ E T b ie í* chiquillo les dijo: "Llévenm e, no
sean malos.” Conm ovidos lo qui­
de comida. No lo vimos, después
nos avisaron que de Tam au’ipas le
sieron sacar y les cayeron. llevarían a Mazatlán y de ah í a las
la caí> luoiukíSút, José Revueltas Gutiérrez, el pa­ islas. Dicen que cuando llegaron a
dre de Pepe, murió el lo . de d i­ Mazatlán para embarcarse, se en­

hl/ÚS® & Iju* e> ciembre de 1923. La mamá era


hija de un minero y de una señora
contró que el lanchón era con
duoido por e! teniente de corbeta

)— t i tife¿éi
ÍWfJj |ÍA»!(6 ltUM j
Va í hija de españoles. Los abuelos ma­
ternos se llamaron Edel mira Arias
y Ferm ín Sánchez. A don Ferm ín
íe encantaba el trago, pero era tan
Alfonso V ertier, que enamoraba a
Lucha, mi hermana. Al ver a José
lo conoció y le dijo: “ ¿Qué andas
haciendo por aquí, chamaco? ¡M i­
hábil como gambusino que siempre ra nomás! ” Como respuesta aga­

tyWAAbb UA6. lo buscaban como gran experto.


— Después del fallido intento de
rró sus tiliches y pasó el puente
del lanchón cantando la Interna­
fuga, se lo llevaron con otros com­ cional. Entonces uno de lo* solda­
jll tAt IfeOPtUifo pañeros a Tamaulipas, a un lugar dos le dio un bofetón que le hin­
fronterizo, Antes de eso lo habían chó la cara, pero José no cedió,
t£= &= £i&30 — \o pasado a la Penitenciaría y mucho siguió adelante. Los maestros hicie­
nos conm ovió cuando fuim os a ron una manifestación llevando en
visitarlo y vimos que lo traían sos­ carteloncs su retrato; pedían que
J'AX<A - U*» tenido entre dos. No podía cami­ regresaran de las islas a él y a
nar solo porque se había puesto en otros menores de edad. Me parece
/ffi B Y&¿ib1eU huelga de hambre.
Nacional de ¡Íí c ó W á C ü l t a
Digitalizado por Bellas Artes
ellos para que los regresaran, y los ángel lo dejó desamparado y llega­ tenían gracia. Los domingos papá
regresaron. La manifestación no ron unos monos y lo golpearon. Y nos leía muchos versos muy bo­
fue muy grande: unas cien gentes se quejaba: “ ¿Por qué me dejaste nitos, de Santos Chocano, Juan de
llevando en palos rústicos los retra­ solo, no te doy gusto, por qué me D io s Pe z a , M anu el Gutiérrez
tos de los muchachos. fuiste a dejar? " Todos en la fami* Nájera. Tenía bellos volúmenes de
Le pregunto a Consuelo cuándo lia tenemos sentido de humor, S il­ todas esas cosas. A quí, como en
se fue Pepe de la casa. vestre también, pero era más iróni­ Santiago Papasquiaro, tuvo tienda.
— Desde m uy chico dejó de vi­ co. Ferm ín no tenía sentido de Mí abuelo se llamaba Vicente R e­
vir con nosotras para no com pro­ humor, ¡José contaba cada m enti­ vueltas y era español de padre y
m eternos porque todas éramos r a .. .! Cuando chiquito, era tan madre. V in o de paseo y se encon­
muy jovencitas y mi mamá una curiosillo. Delante de las visitas tró con mi abuelíta en una casa de
dolorosa. Cuando regresó de las cantaba: “ M archita el alma, triste unas ricas en Sinaloa. A h í la te­
islas se casó con O livia. La ponía el pensamiento” y otras canciones nían recogida, resguardada o enco­
por las nubes, la comparaba con que nos oía a nosotras. Cuando mendada. Se llamaba Consolación
personajes de Ibsen. Nos llevamos t e n í a m o s reuniones papá nos G utiérrez. La pidió en m atrim onia
muy bien con ella hasta que se ponía a tocar a Em ilia y a m í a a las viejecitas que la habían adop­
separaron. Cuando se casó con Ma­ cuatro manos. José y M aría no tado. A l padre Vicente le gustaba
ría Teresa dejamos de verlo hasta
1968 ya en la cárcel. Como yo
disponía de más tiempo iba a verlo
todas las semanas. Em ilia y Rosau­
ra trabajaban, M aría vive en Cuer-
navaca y Cuca en Alem ania. Iba
los jueves. A h í estaban las mismas
piedras, tas mismas descascaradas
que veíamos cuando lo visitábamos
de chamaco. A h í estaba la bóveda
y la gran mesa de cemento con
bancos alrededor, José me decía:
“ Vamos a tomar un cafecito,”
Cuando miraba a los otros presos
él me comentaba; "V e s ése de los
ojos muy tiernos, mató a su mujer
a hachazos.” De cada uno contaba
su historia. Una vez como a las 12,
cuando empezaba el retrete, me
dijo: “ Vete porque va haber bron­
ca.” Mientras me alejaba vi que
todos, como changos, se subían a
las rejas.
Quiero saber cuándo comenzó
José a tomar.
— De muy joven. Como yo de­
testo el vino no sé qué pensaría.
Pienso que hubiera sido mejor que
no tomara. ¡Qué lástima que to­
mara! M i papá no tomaba. E l
abuelo Ferm ín sí. No creo que sea
hereditario. José cam bió radical­
mente cuando se separó de Olivia.
Sabíam os que escribía, que tom a­
ba; pero hasta ahí, nada más, com­
pletamente alejados.
Su carácter.
— Tenía mucho sentido de hu­
mor. Se burlaba de él mismo y de
toda la fam ilia, no en forma ofen­
siva. No dejaba títe re con cabeza,
de todos tenía algo que decir con
gracia, con talento. ¡Inventaba ca­
da cosa! Según él, tenía su ángel
de la guarda que le hacía monto­
nes de cosas. Decía que una vez el
©

la libación. Era afinador de meta­ zas tienen que poner estas cosas
M - les y en su casa tenfa peroles, tan feas! ”
fuelles y fraguas. Le pagaban bien, En el libro Materiai de sueños,
m pero botaba el dinero y no tenfa editado en 1974, Revueltas puso
un centavo; por eso desde muy esta dedicatoria: “ Para la gran
pequeñito ya estuvo mi papacito C onsuelo, hermana, consuelo e
t Cu «S 5Í) en una tienda despachando, cuan­
do apenas alcanzaba el mostrador
imagen de bondad y de talento. Su
hermano Jó s e ." Mientras hojeo el
para dar los quintos de azúcar. De libro C helito recuerda:
a h í su afición al comercio. — Cuando regresó por primera
Las relaciones familiares. vez de las Islas Marías llegó a la
%.it w ) (1 Ccuí<untftnW — Nos hemos querido mucho
todos. Cuando Rosaura tenía dine­
casa con paludismo. Vivíam os en
Las Delicias y San Juan de Letrán.
ro ayudaba a Silvestre y a José Se pasaba tem blando, consumido.
ei rtott» ctii»*» fi (¡lito cuanto podía. Cuando no en una
cosa o en otra, todas tas hermanas
¡Pobre! Cuando tenía cuatro o
cinco años le gustaba jugar a los
i A ttkgd , 4 los ayudábamos. Nunca supieron si toros. T en ía una muleta chiquita y
^bflí'íe^Oí lo> dzt>#<U éramos santas o pecadoras, si te­ un capote. Alguna vez le sacamos
níamos para com er o no teníamos. una foto. Entonces le gustaba lle­
, u» - Para la educación tanto de los narse las bolsas de sapos, ranas,
i» && W tliO ltoVW hombres como de las mujeres mí abejas. ‘T e va a picar algún animal
papá no se puso lím ites. Siempre ponzoñoso", le decían las veci­
nos ponía a estudiar, nada de que­ nas. . .
haceres en la casa. Todas estuvie­ Los Revueltas cambiaban mu­
de und wi*W C4tkv¿ ron en el Colegio Alemán, a h í
hicieron primaria y secundaria. Mi
cho de casas.
- Cuando llegamos de Durango
papá quería que siempre estuviéra­ vivim os en las calles de Guanajua-
{
i . mos estudiando. En Durango, Ro­ to, después mi papá com pró casa
saura, Em ilia y yo teníam os maes­ en las calles de Querétaro, después
U\ tra de piano. Mi padre se asoció
con don Jesús Gutiérrez en las
vivim os en las calles de Uruguay.
Cuando mi papá murió nos fuim os
»(Uu¿ IX Oki C tiendas “ Las M ariposas" y “ E l Na­
ran jo ". Nos tenían por gente rica
a vivir a Revil lagigedo y Pescadi-
tos. No nos gustaban los barrios
pero ranchera. La maestra de pia­ tan pobres y tan feos, se nos ha­
no nos pedía las sillas prestadas cían muy sórdidos esos mundos.
para los conciertos, pero no nos Mí papá había luchado por algo
invitaba. Sentíam os muy feo que mejor. Mi papá era muy bonito.
nos discrim inaran, y más cuando Mi mamá era bajita, rosada y de
estaban sentadas en nuestras sillas.
tfdiPKl ttd H l <U MA& ¡Cóm o me pudo doler tanto!
cutis muy fino. Cuando enamoró a
O livia Peralta le describió nuestra
La fam ilia y las ideas de José.
ij W«u lu /leu - T o d as estábamos al pendiente
casa como algo miserable; ella se
imaginó que la traería a una vecin­
de sus cosas. “ ¿Por qué mejor no dad y al llegar de la sorpresa se
mw a VfcJ&i¿feaL &u escoges algo distinto? ", le decía­ quería salir. Silvestre y José se
mos mientras podíamos hablar con adornaban diciendo que eran muy
él. Siem pre tuvim os un respeto pobres. Pero no era de pobres edu­
absoluto a su vida, a su fam ilia, a carse en el Instituto de Chicago,
su casa, a sus ideas, a su com porta­ como lo hicieron Silvestre y Fer­
Im 'jf&tx ¿¿JivAK'a miento. Que si tomaba, que si
dejaba a la mujer, eran cuestiones
m ín.
Para la últim a mujer de Pepe,

í?íl Aii* , fcMa Ogtt fj suyas. Entre todos el respeto más


absoluto y mucho amor. Y o adoro
Erna Barrón,Consuelo tiene palabras
de afecto y reconocim iento por la
a mis hermanas y a mi hermano manera como lo cuidó en los últi­
<& (LUuifeufa acvc4 (J& Agustín, que vive en Los Angeles, mos años de su vida. Piensa que
C alifornia. El pinta, pero no quiere quizás haya problemas entre los
u K ic á ií ^ u d iíít e it a , * ¿ que se sepa. Tiene mucho sentido hijos de José y ella; pero en lugar
del humor, es m uy sim pático para de hacer tremendismo piensa que
H fcttaiw t Ai i¡¿ gus* platicar. Hay cosas que él escribió todo podrá solucionarse. Le pido
que me muestre los últim os paisa­
que me parecen hermosísimas, so­
jes que ha pintado. Son, como sus
W tto ouUi Jo. bre todo sus cuentos se me hacen
fabulosos. Otras se me hacen de­ sentimientos, como sus palabras,
masiado crudas, demasiado descar­ como sus recuerdos, diáfanos, sen­
&v». JV lo “lo*Üo'. nadas. Y o le decía: " ¡ A y , a fuer-
t a r ^ Nacional dé a ¡SkéO N ACULTA
Digitalizado por ™ « ét! Bellas Artes
@
CONVERSACIONES
CON
REVUELTAS

JAIME LABASTIDA
Esta tarde, y desde hace cinco días,
pienso que sólo la lluvia podría llegar
hasta tu cuerpo endeble, averiado por una
y otra destrucción de cirugía, reducido
a cuarenta y tres kilogramos minutos
antes de tu muerte. ¿Cómo hablarte,
entonces, con qué lengua de calr
y así no acida, encender las dos o tres
palabras que nos reconozcan? Nunca
te vi junto al mar, sino en los sótanos,
frente a cinco camaradas o entre
la multitud de octubre. No importa
ahora esta forma sorda y sórdida
del diálogo: siempre estuviste
encerrado, hoy un sarcófago,
una cáscara antes, las prisiones
o un cuarto, la botella de ron,
las discusiones ásperas y largas
en las que jamás nos oíamos, siempre.
La lluvia, aguda espada de ruina, entra
tan espantosamente como un alfiler de ponzoña
en el corazón. Llueve, José, lo mismo
que otras veces. Lo mismo que otras
veces, el hueso ya destruido, el árbol
y su tórax congelado. Otra vez, igual
que ahora, otamos a mitad de la lluvia
un oboe y un lamento.

“ Esta no es música para charlar,


escuchamos o discutimos.*’ V una vez más
las palabras espesas y el alcohol

4ACON ACULTA
los árboles dulcemente cansados,
como huérfanos que buscaran, igual
que tú, calor. Igual que tú, en los tranvías
y en las calles, los árboles se derrumbaban,
dormidos. "L a muerte es maravillosa.
En el momento de morir presenciamos
la transición de una frontera a otra frontera
increíble. La muerte es privilegio
por excelencia de la materia humana.”

Desesperado por no encontrar trabajo,


Pedro Barcenas Huítzil, de treinta
años de edad, se suicidó
comiendo un pan con raticida.

La lógica de este sistema es de una simplicidad extrema:


el represor inactiva la transcripción y, a su vez,
es inactivado por el inductor. De esta doble negación
resulta un efecto positivo, una afirmación. La lógica
de esta negación no es dialéctica: no conduce
sino a la simple reiteración de la proposición
originai, escrita en el código genético.

Es cierto que dudabas, tú el perseguido,


el inconforme, el prisionero, el que escribiste
sobre una patria muda, tú el expulsado,
tú el que dijiste “ Soy el responsable
de todo” . ¿Qué hemos hecho de ti, ahora? Apenas
puedo creer que sólo seas esa imagen atroz,
imperceptiblemente estatua, un gesto blanco.
Porque tú también propusiste una cacería
contra los dogmáticos, ensoberbecido de humildad,
violentamente un santo que deseó morir y arrastrarse
hasta las vías del ferrocarril y mansamente
tenderse como un perro, igual que un perro,
con objeto de que esa masa enorme, ígnea,
tranquilamente aplastara tu cráneo,
ese cráneo las últimas veces fatigado,
apenas suavemente colérico, sólo
en ocasiones irritado.

“ Me mataría, sí no me detuviera
el dolor que provocaría en los seres
que me aman." Bebías entonces
para destrozarte. Horas enteras
luchábamos para darte dos cucharadas
de caldo, un puñado de arroz, un pedazo
de queso y tú te gastabas en silencio.
“ El acto sexual es un acto típicamente
mortal” , o sea, una destrucción. ¿Acaso
tenías miedo de dar alguna parte de ti
y en el acto de amar se desprendía
un tóxico y la vida?

El obrero Juan González, desesperado


por no tener con qué alimentar l*ttl0H$>
Nacional de (▲ C O N ACULTA
Digitalizado por Bellas Artes
©
estuvo a punto de morir porque acudió
a vender, cuatro veces en una semana,
casi toda su sangre al Hospital de Urgencias.

La lógica de este sistema es de una simplicidad extrema:


ia física nos enseña que, salvo en el grado cero, límite
inaccesible, ninguna entidad microscópica puede dejar
de sufrir alteraciones de orden cuántico, cuya acumulación,
en el interior de un sistema macroscópico, alterará
ia estructura, de modo gradual pero inexorable.

Por eso eran cada vez más delgados tus brazos,


más intransitable tu tos que arrancaba
verdaderamente pedazos de raíces y bronquios
averiados; y tu páncreas, tu hígado
destrozado (como si fueras un pequeño
y moderno Prometeo, comido por el pico
del alcohol, único buitre capaz de corroer
tus intestinos y herir cada una
de las células de tu dañado organismo).

“ La clase obrera mexicana ha carecido,


hasta hoy, de su vanguardia.” Igual
que una piedra feroz esta evidencia,
“ El gran organizador de derrotas,
el extraño monstruo bicéfalo,
también llamado Rey Midas de la muerte” ,
es incapaz de transformarse; “ construiremos
una nueva organización revolucionaria” .
Pero luego olvidaste estas palabras.

En la sierra del estado de Guerrero,


los padres cambian a sus hijas menores
de edad por guajolotes, gallinas,
corderos o conejos.

La lógica de este sistema es de una simplicidad extrema:


tos seres vivos, pese a ia perfección de su maquinaria,
que asegura Ia fidelidad de ¡a traducción, no escapan
a esta ley, La muerte de ios organismos pluricelulares
se explica por esta acumulación de errores accidentales
de traducción que degradan poco a poco, de manera
fatal, la estructura de los organismos.

De modo que es eso solamente, José.


Por esa razón estás ahora dolorosamente
incrustado, como una semilla espantosa
que no germinará jamás porque el sarcófago
Impide todo movimiento de putrefacción
y vida más allá de sus límites. Llegó
un momento en el que tus células
no pudieron ya más con el peso de su propia
reproducción y todas las que mantenían
la cantidad normal de azúcar en tu sangre,
las que contribuían a la eliminación de! alquitrán

IA C O N A C U L TA
“ La nueva contradicción aparece
de modo necesario como una correlación
entre superestados nucleares en su conjunto.
No distinguimos entre la Unión Soviética,
China o los Estados Unidos.” Apenas
puedo escuchar entre tantos acentos
uno tuyo. Aquí ya no opomas la clase
obrera a su enemigo, sino ia humanidad
contra el estado nuclear. No podíamos
comprendernos más. Cualquier punto tocado
era como una llaga purulenta, un muro
seco, un polvo duro, más pesado que el viento;
como si la garganta, el esófago, la lengua
fueran sólo de yeso y produjeran
sonidos blandos pero ni una frase
que tocara en verdad el oi'do del otro.

El 18 por ciento de la población


latinoamericana, o sea, entre 45
y 50 millones de habitantes, vive
por debajo de los límites de indigencia,
mejor dicho: muere de hambre.

La lógica de este sistema es de una simplicidad extrema:


esta ley determina una acumulación de miseria
proporcionai a la acumulación de capital; ¡o que en un polo
es acumulación de riqueza es, en ei polo contrario,
acumulación de miseria, tormentos de trabajo,
despotismo, ignorancia y degradación morai.

¿Unicamente el azar se encuentra en la base


de toda novedad, de toda creación en la biosfera?
¿El azar puro, solamente el azar, la libertad
absoluta pero ciega, en la raíz misma del prodigioso
edificio de la evolución, hace que todo sea posible?
¿Hará e! azar, o el error, que una muchacha vibre
como un corcel herido? ¿Alguna ley obliga a los amantes
a que sean “ dos náufragos adentro de un tenebroso
y encendido océano, agitados por una locura animal,
combatientes hasta el exterminio, con la furia
más tierna y enemiga, con la prisa más lenta
y amorosa” ? Debo decir: no sé, no sé. Debo
decir: te quiero con un dolor extraño
y mutilado, como podría tal vez amarse el pedazo
de mano que nos falte, la porción del encéfalo
más roída de luz, más hambrienta de sombra. Oigo
el rumor del río y un eco de nostalgia vegetal
invade el cuarto: otros días, otras voces,
la medida y la lucha, la necesidad dolorosa
del amor y el amparo. Mi lengua ya fue de cal,
tu cerebro ceniza, quiero decir residuo
de combustión y llama inapagable.

Agosto de 1976

Digitalizado por
EL PAISAJE DEL HOMBRE
A rte fotográfico de
RODRIGO MOYA

E l hombre, de cualquier edad y en el personaje, sino de la nueva reali­ llevado a la categoría de virtuosis­
todas sus actividades, siempre ha dad creada que im pacta al observa­ mo en todos sus aspectos técnicos.
sido, como es lógico, un tema que dor de las fotografías. Los hombres y las mujeres cap­
ha ejercido especial atracción para Rodrigo M oya parte en sus tados en esta serie de impresiones
los artistas plásticos, pero m uy es­ creaciones de una gran sensibilidad sobre papel, forman parte de una
pecialm ente para los fotógrafos, personal y de una capacidad de realidad lacerante y ajena al obser­
pues ellos —debido a las caracterís­ observación de la realidad aguda y vador en muchas ocasiones, pero
ticas de su testim onio— son los sutil {los personajes de las fotos de que sin embargo, viven y transcu­
que pueden captar la realidad ins­ M oya rara vez descubren que una rren por los mismos lugares que
tantánea y convertirla en un docu­ cámara los ha detenido en el tiem­ éste.
mento gráfico fidelísim o. po y el espacio). A estas caracte­ E l pa/sa/e del hombre visto con
Esta serie fotográfica de Rod ri­ rísticas se aúna un deseo de per­ los ojos de Rodrigo M oya es una
go M oya tiene com o tema al hom­ fección en la realización material serie fotográfica que im pacta tanto
bre captado en situaciones angus- de la fotografía, es ta búsqueda del por su belleza com positiva, como
pre deriva de la realidad vivida por tono perfecto, del negro, de tos por su perfección técnica, com o
ttosas, pero esta angustia no siem- grises; es el oficio de fotógrafo

Digitalizado por
m
ipflr
Nacional de
sentido humano.

Bellas Artes
«A C O N A C tJLT A
®

Instituto
Nacional tie IA C O N A C U L TA
Digitalizado por Bellas Artes
©
©

|| ¡ M I Instituto
lls S a. Nacionai de IA C O N ACULTA
Digitalizado por Bellas Artes
©

Digitalizado por m ■ii Bellas Artes


0

, . .. , IjLil Nacional de fA C O N ACULTA


Digitalizado por Bellas Artes
©
WW " — i

Instituto
Nacional de IA C O N ACULTA
Digitalizado por Bellas Artes
Instituto
Nacional tie (A C O N ACULTA
Digitalizado por Bellas Artes
©
VIDA
CULTURAL
Y
ARTISTICA

INTERNACIONAL
E( Instituto Nacional Sm ithsoniano presenta, con m oti­
vo del segundo centenario de la independencia de los
Estados Unidos, una serie de exhibiciones sobre el arte
en todas sus manifestaciones durante estos doscientos
años. Entre las muestras que forman este ciclo 'están
América como símbolo, La frontera y ta América
indígena, Et pariente americano, Símbolo en ta ciudad
americana y 1876: arte americano def centenario.

En un concierto extraordinario Zubin M etha dirigió a


la Orquesta de Los Angeles y a la Filarmónica de Israel
en un concierto en eí cual la solista fue la soprano
Beverly SilIs.

En el Instituto de Arte de Chicago se presentó la


exposición A r t Noveau: Bélgica-Francia que contiene
más de 700 trabajos de destacados artistas de este
estilo que floreció a principio de siglo, muchos de los
cuates nunca habían sido exhibidos en el continente
americano. Entre los artistas incluidos en esta muestra
están Lalique, Horta, Guim ard, Mucha, T iffan y, Gallé,
Bracquemond y Livem onL

Expertos en teatro procedentes de diecisiete países


europeos, de los Estados Unidos y de países asiáticos,
se reunieron en et antiguo castillo imperial de Viena
para discutir la historia del público del teatro interna­
cional. La conferencia fue organizada por la Fédéra-
Digítalizado por Artes
©
tion Internationale pour la Recherche Théátrale (F IR T }
y por el Instituto de Investigaciones sobre el Público
de la Academia Austríaca de Ciencias. En el
curso del congreso internacional se llevaron a cabo
conferencias sobre diversos temas, como las caraterísti-
cas del público de teatro en la Unión Soviética, en la
India, en el Japón, en Turquía y en Bulgaria,

Como contribución al festival "O to ñ o en E stiria ", los


teatros ‘‘Vereinigte Bühnen" de Graz, capital de Estiria,
Austria, presentarán en 1977 por primera vez en
Austria la ópera £/ Paraíso Perdido de Krzysztof
Penderecki. Se trata de la segunda ópera dram ática que
el maestro polaco ha compuesto según la epopeya del
poeta renacentista John M ilton; el libreto es obra de
Christopher F ry . Después del estreno mundial que
tendrá lugar en el próxim o diciem bre en Chicago, y
después de una serie de funciones previstas en el
Teatro della Scala de Milán para mayo de 1977, la
ciudad de Graz será la tercera etapa de dicha ópera.

Películas rodadas por directores de prestigio internacio­


nal, como Píetro Germ i e Ingmar Bergman, se presenta­
ron al público durante la “ Vienal 7 6 ", que se llevó a
cabo en la capital austríaca. Bergman ha adaptado al
cine la ópera Flauta Mágica de Woifgang Amadeus muerte de Germ i. El programa del festival “ Vienal 76”
Mozart, y Germ i puso en escena el film Antici m¡eit se compuso de películas procedentes de los siguientes
una película satírica sobre los hombres italianos; dicho países: Australia, Bélgica, República Federal Alem ana,
film fue terminado por Mario M onicelli después de la República Checoslovaca, Francia, Grecia, Italia, Japón,
Noruega, Persia, Polonia, Suecia, Senegal, Unión Sovié­
tica y Estados Unidos.

En la "Fiesta de H elib ru nn" se presentó este año en el


escenario al aire libre la ópera Orfeo de Claudio
Monteverdi, en la puesta en escena del profesor Oscar
Fritz Schuh, director artístico del festival austríaco. En
el jardín delante las murallas del castillo tuvieron lugar
representaciones de la ópera El maestro cantor de
Domeníco Címarosa, y en el "Pa tio de H o n o r" se
llevaron a cabo representaciones de la comedia Médico
a ia fuerza de M oliere. En torno a los juegos de agua,
los solistas del cuerpo de baile de la Opera Nacional de
Viena presentaron una selección de "pas de d eux", y
en el "T h ea tru m " hubo representaciones de la comida
Stríptease de Mrozek. Además, los programas de la
“ Fiesta de H elib ru nn" comprendieron ciclos de cancio­
nes, representaciones pantom ím icas, y conciertos de
coro.

Su primera ópera larga, Boufevard Solitude , estrenada


en Hannover el año 1952, ha sido escenificada ahora
por su autor, Hans Werner Henze, a invitación de los
Württembergische Staatsthcater, de Stuttgart. En los
próximos años, el mismo conjunto de la Opera de
Stuttgart quiere presentar bajo la dirección del compo-
.to n a mayor p a re jo
Digitalizado por S S K l Bellas Artes
©

distintas versiones representativas* Con su escenifica­


ción de Boulevatd SoUtude —la pieza se basa en la
novela y a antes utilizada por Massenei y Puccini,
Manon Lescaut de Abbé Prévost. Henze quiere dirigirse
tanto al público de ópera como a los amigos del ballet;
las escenas de ballet son parte importante de Ja ópera,
En este punto se distancia el com positor de la escenifi­
cación de Jean-Pierre Ponnelle, que en 1974 presentó
en Munich en lugar de bailarines de ballet, muñecos de
tamaño natura! sobre la escena* Como Ponnelle, tampo­
co sitúa la acción al comienzo de los años 50, tiempo
del estreno, sino en el presente. Henze ha aludido
repetidas veces a que la realidad de hoy ha adelantado
a lo que se anticipaba entonces, por ejemplo en la
huida a las drogas, o a lo que él llama el fetichism o de
las mercancías* "L a s aguas de la historia han arrastrado
la obra más cerca de la realidad actual de lo que uno
pudiera nunca haber pensado*’. “ Por eso hay que
realizarla siempre con nueva gente joven.” La interpre­
tación ofrecida en Stuttgart convenció en opinión de la
crítica por la dirección de Henze, y por su extraordina­
rio nivel musical bajo la dirección del joven director
invitado Dennis Russell Davies.

La exposición ambulante Nefertiti-Akenaton, ha atraí­


do una inesperada afluencia de visitantes en Munich.
De las 90 obras de arte exhibidas de la época de
En las primeras tres semanas se contaron ya 70,000,
Am arna, 71 proceden de tres museos egipcios: el
que comparados en el total de 400,000 personas que
Museo Egipcio del Cairo, el Museo de Luxor y el
contem plaron la exposición en sus anteriores estaciones
Centre Franco-Egiptien; el resto del material pertenece
en Estocolm o, Oslo, Viena y Bruselas, supone una cifra
a la ciudad de Munich. Las obras de arte son de la
muy esperanzados para los organizadores muniqueses.
época de la 18 dinastía. Se agrupan alrededor del
faraón Am enofis IV , que luego se llamó Akenaton, y
de su esposa N efertiti. Se trató de un soberano que en
una grandiosa proeza aislada introdujo el monoteísmo,
proclamó al sol como único dios, y le construyó una
ciudad, Am arna. Los testim onios de esta época de más
de 3,000 años de antigüedad, y en su m ayoría dañados
por el tiem po, se han presentado espléndidamente en
Munich en la nave central de la Casa de A rte, total­
mente revestida de negro. En Berlín -próxim a estación
de la exposición— se mostrarán además el famoso
busto berlinés de N efertiti, junto con otros tesoros de
las existencias del Museo Egipcio en Bertín-Oeste y los
préstamos egipcios.

Simbolismo en Europa. Un proyecto realizado en estre­


cha colaboración de los cuatro organizadores, el Museo
de Rotterdam , los Musées des Beaux-Arts de Bruselas,
la Reunión des Musées Nationaux de París y la Staatli-
che Kunsthalle de Baden-Baden. Con esta exposición,
que después de exhibirse en Rotterdam y en Bruselas
se mostró en Baden-Baden quieren los organizadores
dirigir su mirada a una época de la pintura relegada
casi por com pleto a la "trastienda de la historia*' por el
posterior triunfo del Impresionismo. Unas 260 pintu­
ras, dibujos y litografías de 88 artistas, procedentes de
16 países europeos 10, «ÍC c W Ac ü lta
Digitalizado por sSH li BellasArtes
el "talante aním ico” de esta época, que no se manifes­
tó en un estilo unitario, sino en múltiples formas de
expresión. La selección ofrece la posibilidad de trazar
lím ites claros entre el arte simbólico, fantástico, surrea­
lista y finalm ente simbolista, y así visibilizar la esencia
de la pintura simbolista. E l panorama abarca desde tos
prerrafaelistas ingleses {Burne-Jones, Rossetti, W atts),
los simbolistas franceses en sentido estricto (Puvis de
Chavannes, Moreau, Bresdin, Redon, Gauguín, M aillol),
los artistas alemanes y suizos de la misma época, entre
los cuales se cuentan Ktinger, Marées, Stuck y Bocklin,
llegando a los lím ites del jugendstil y el A rt Nouveau,
de forma que se presentan importantes obras de Ho-
dler, K lim t, Munch, Thorn Prtkker, Toorop, Beardsley,
Vallatton, Mucha y otros artistas belgas, italianos,
daneses, finlandeses, noruegos, polacos, rusos, españoles
y checoslovacos. Las raíces de esta pintura llegan al
Rom anticism o y sus impulsos alcanzan hasta los perio­
dos azul y rosa de Picasso, el Orfism o y el Surrealism o,
pero también hasta el reciente “ performance art” euro­
peo, de artistas franceses y suizos. “ E l Sim bolism o,
como se muestra en esta exposición, era hacia 1890 un
movimiento verdaderamente europeo que se había im­
puesto tanto en Helsinki como en Praga, San Petersbur-
go, Cracovia, Glasgow o Amberes. Fue la internacional
de un nuevo A rte ” , “ L o que agrupó a sus discípulos
fu e .. . ante todo un sentimiento vital com ún: ta repul­
sa al Positivism o con su ciega fe en el progreso” .

EJ Teatro del Estado de Saarbrücken se presentó en


T iflis (Unión Soviética) con tres óperas y tres piezas de
teatro. Se presentó E l buque fantasma y Lohengrm de
Richard Wagner, La Flauta mágica de Wolfgang Am a­
deos Mozart, la Visita de la vieja dama de Friedrich
Dürrenmatt y Nathan el sabio de G otthold Ephraim NACIONAL
Lessing, así como una pieza popular georgiana. El
público de T iflis pudo ver algunas de estas obras en
doble versión: una vez en la escenificación original S e p tie m b r e
alemana, y otra en una interpretación con cantantes y
actores georgianos bajo dirección alemana. Artes Plásticas

En el Museo de Arte Moderno de Chapultepec se


presentó, hasta el d ía 12, la exposición Los artistas
mexicanos, los de otras partes de/ mundo y Olivetti. Se
inauguraron las siguientes exposiciones: Seis décadas de
pintura mexicana, Juan Soriano, Cruz Diez y Enrique
Estrada.
En el mismo Museo se proyectaron películas sobre
arte francés, brasileño y venezolano los días 2, 7, 9 y
30 y se realizó un ciclo sobre problemas del arte
latinoam ericano con la participación de Juan Acha,
Manuel Felguérez y R ita Eder de Bíejer*
En las Galerías del Palacio de Bellas Artes se
presentaron las exposiciones de Leonardo Brooks, 7 7
pintores ingenuos de Cuba, Porsa/es de Jesús Gallarda,
Humberto Naranjo, Alberto Fuster y Salvador Ferran­
do y Salón anual de la plástica. Continuaron las muestras
de Guillerm o Zapfe, Nuevos valores del Solón de la Plás­
tica Mexicana y Retrospectiva de Santos Baimori.
En la G alería Chapultepec expusieron Luis M auricio,
Lísette Parodi, Mir
Digitalizado por Be!las Artes
©

José Clemente Orozco, Enrique Bostelman expuso Fo-


tomorfos/s; en la Vetasco tuvo lugar una colectiva de
los 25 años de la galería. En la G alería y en el Salón
de la Plástica Mexicana expusieron, respectivamente,
Esther González y Mario Orozco Rivera.
En el Museo de San Carlos concluyó la muestra de
la colección del museo de Grabados y dibujos europeos
y se inauguró una sobre Arte neoclásico.

Danza

E l Ballet Folklórico de México se presentó en sus


funciones habituales de miércoles y domingos, y el
grupo de coros y danzas de Ucrania Veriovcka los d ías
6 y 7, ambos en el Palacio de Bellas Artes.

Música

En el Palacio de Bellas Artes Ja Orquesto Sinfónico Nacio­


nal inició su temporada de O toño 1976 en homenaje a
Manuel de Falla con un par de conciertos celebrados
los días 3 y 5 con música de Falla, Liszt y Dvorak,
bajo la dirección de U ri Segal. La temporada continuó
los d ías 10, 12, 17, 19, 24 y 26, con la orquesta bajo
la batuta de Segal, Jacques Bodm er y Erich Bergel. Los
solistas de estos conciertos fueron Guadalupe Parrondo,
Malcolm Frager, Myung Wha Chung y Cristina Ortiz.
El d ía 2 se presentaron en un recital de arias de
ópera Guillerm o Sarabia, Guillerm ina Higareda y C risti­
na Ortega, acompañados por la Orquesta Sinfónica del
Estado de México dirigida por Fernando Lozano. La American Simphony se presentó en Bellas Artes
ios días 11 y 13 en el Palacio de Bellas Artes
interpretando música de Revueltas, Ravel, Copland,
Wagner, Liszt y Beethoven. E l director fue Enrique
Bátiz y como solistas actuaron Eva M aría Zuk y G yorgy
Sandor.
Charlie Byrd, Bam ey Kessel y Herbelis —The great
guitars— se presentaron en Bellas Artes los d ías 23 y
25.
Dave Brubek y su grupo de jazz actuaron en el
mismo escenario los días 28 y 30.
En la Sala Ponce tuvo lugar el d ía 24 un concierto a
cargo de Leticia Sánchez.
En la temporada de Música de Cámara en la Pinaco­
teca se presentaron Elzbieta M ilczarek, Edilberto Ló­
pez, Manuel Enríquez, Luisa Durón, Camerata Instru­
mental de M éxico, Juan José Calatayud, Coral M exica­
no, Carmen Betancourt, Federico Ibarra, Q uinteto de
Alientos de la O SN , Coro de Madrigalistas de Guatema­
la y M aría Teresa Castrilión.
En el Museo Alvar y Carmen C arrillo G il tuvo lugar
una serie de conciertos en la cual participaron G loria
Tapia, Quinteto Clásico de Alientos, Guadalupe Cam­
pos y Karl Sakofski.

Teatro

En el Teatro Gorostiza se presentó Manuel Lozano y


su teatro para niños {sábados y domingos) y la tempo­
rada de teatro escolar para primarias con las obras
Sancho Panza en ia ínsula y E l caballero de Olmedo,
dirigidas por Edgar V ivar y Miguel Flores.
En el Jim énez Rueda se presentó el teatro escotar
para secundarias co a pueblo feliz.
Nacional de (A C O N ACULTA
Digitalizado por ¡:" Bellas Artes
©
PLATICA CON París, 20 de mayo de 1976.

Querido Oscar O liva:

ARTUR LONDON Me has pedido que escribiera


algo sobre mi papá, pero por el

SOBRE momento me resulta bastante di­


fíc il, el dolor y su presencia, aún
tan próxima, me impiden un juicio

MI PADRE claro. Por esta razón prefiero pla­


ticar sobre él con una de las perso­
nas por la cual mi padre sintió un
profundo afecto y sobre quien es­
taba escribiendo un ensayo desde
hace algún tiempo*, me refiero a
A rtur London.
Cualquier aspecto que se aborde
de la vida de mi padre siempre
estará ligado a su pasión funda­
mental, la tucha revolucionaria por
la transform ación del mundo en
que vivim os, la lucha por el socia­
lismo, con sus periodos sombríos:
el estalinismo, los procesos de
Moscú y más tarde los de Hungría
y Checoslovaquia, y sus momentos

ANDREA REVUELTAS de esperanza como el X X Congre­


so del PC U S y la llamada Prim ave­
ra de Praga en 1968.
Mi padre desde el prim er mo­
mento se entusiasmó con las noti­
cias que llegaban de Praga y seguía
con gran interés todo lo que pasa­
ba allá. Recuerdo aún su indigna­
ción y congoja cuando Praga fue
invadida por los tanques soviéticos.
Pues bien, A rtur London está ín ti­
mamente ligado a la experiencia
checoslovaca, sufrió en carne pro­
pia el periodo estal mista; acusado
en el Proceso Siansky de los años
50, en la prim avera del 68 se
encontraba a! iado de sus compa­
triotas luchando por la construc­
ción de un socialismo diferente.
Sobre todo esto, comienzo por
hacer unos recuerdos con Lise y
A rtu r London:
A rtur London. Me acuerdo que
la prim era vez que tuve noticias
sobre la actividad de José Revuel­
tas fue cuando viniste a nuestro
departamento, poco tiem po des­
pués de haber sido publicada La
confesión; me hablaste de él,
quien en esa época se encontraba
en la cárcel. V o acababa de recibir
la edición española y te di un
ejemplar para que se lo hicieras
llegar a la prisión.
Andrea Revueltas. Se lo rem ití
en septiembre de 1970. E l libro
causaba inmensa conm oción en

nÍÍ£ Ó K fÁ ttlL T A
Digitalizado por
©
en México. Su lectura lo apasionó ron delegados de sus respectivos no disto nada de nuestro sufri­
de manera increíble. Se trataba del partidos al Congreso de la Interna­ miento y ¿por qué no decirlo?
primer libro en el que un com unis­ cional en 1935. de nuestra amargura. Cada que
ta, victim a de los procesos estali- A .L . C ierto, tuvim os un desti­ me encuentro con un com unista
nistas, analizaba este funesto perio­ no com ún, más o menos de la de los 30 —y quedan pocos— me
do. Cuando lo vo lví a ver, en mi misma generación, seguimos el mis- basta m irarlo a los ojos: son un
siguiente visita a Lecum berri, no mo cam ino de lucha. E l en Am éri­ pozo de tristeza, de larga e in­
hablaba sino de las impresiones ca Latina, en M éxico; yo en Che­ creíble soledad. Queda algo im­
que le había causado su lectura. Le coslovaquia prim ero, luego en Es­ portante: el amor que nos tene­
parecía sorprendente el paralelo paña durante la guerra civil y des­ mos y la decisión desesperada, si
que existía entre la vida de Lon- pués en Francia. Los dos hemos lo quieres, de seguir luchando.” )
don y la suya. De la misma ge­ tenido que hacer frente a tos mis­ A. R. Con el mismo entusiasmo
neración de comunistas, los dos mos problemas, a las mismas in­ que manifestó ante m í les habió del
habían comenzado a m ilitar desde quietudes y com partim os igual es­ libro a sus compañeros de crujía. El
temprana edad, antes de los 14 peranza en el porvenir. libro pasó de mano en mano y fue
años, y a partir de esc momento se {M ientras escucho las palabras de leído con enorme interés.
habían entregado por entero a la London me viene a la mente una A. L . Siem pre me acordaré de
lucha revolucionaria. M uy jóvenes frase que mi padre escribía en una la em oción que experim enté cuan­
am bos h a b ía n comenzado a de sus cartas: r,Tu relato de la do recib í la carta de un jóven
conocer también la cárcel, y en conferencia de London, te lo con­ mexicano, com pañero de cárcel de
uno y otro habían influido en la fieso, me hizo llorar. ¡Los co­ Revueltas. En ella me relataba las
form ación de su conciencia po­ munistas. . .! Es decir los co­ reacciones de los prisioneros ante
lítica las noticias referentes a munistas auténticos. Disto mucho la lectura del libro.
Sacco y Vanzetti; más tarde fue­ de ser un buen com unista, pero A . R S í, una carta de Echeve-

■íw'w.v

Nacional de (▲ CON ACULTA


Bellas Artes
rría, quien se encontraba en la mis­
ma crujía.
A . L. Nuestro amigo nos conta­
ba que Revueltas había organizado
un seminario dentro de la prisión
para analizar el libro* Y como era
el único ejem plar, para que todos
pudieran conocerlo, nadie podía
quedarse más de dos días con él, y
en ese lapso debían leerlo. Su lec­
tura había suscitado mucha emo­
ción, y en torno a él, auspiciadas
por Revueltas, se habían prom ovido
largas discusiones. Saber esto me
conm ovió intensamente y me in­
fundió muchos alientos.
A . R . Desde entonces mi padre
sintió por ustedes inmenso cariño;
a través de una amiga les envió el
manuscrito de su obra de teatro
Nos esperan en abrí!. E l decía que
habían pasajes de esta pieza que
p a re c ía n e x tra íd o s del relato
de tu encarcelam iento a causa del
proceso Slansky. Desde entonces
nació en él el proyecto de escribir
un ensayo sobre el libro y sobre
los procesos. En una de las cartas
que me escribió, cuando se encon­
traba aún en la cárcel, me decía:
“ Puedes decirle a London que me
he propuesto un trabajo extenso
sobre L'Aveu, no sólo en el senti­
do literario-político, sino en todas
sus significaciones por cuanto a los
procesos, como realidad del socia­
lismo enajenado, la real subversión
hegeliana de la Idea Absoluta con­
vertida en historia objetiva. Y a es­
toy en e llo .’>Para éi era sumamen­
te im portante señalar los errores
com etid os en la tucha revolu­
cionaria. Este mismo afán te im­
pulsó a escribir sobre tu experien­
cia, ¿no es así?
A . L. A s í es. Pienso que se trata
de algo indispensable, la de denun­
ciar los errores, ios crím enes del
periodo estalinista. Si estos hechos
no son denunciados, si no se hace
un análisis profundo de sus causas,
la situación no podrá corregirse y
la construcción de un socialism o
diferente, tal como lo concebimos
y deseamos, no podrá abordarse.
Considero que se trata de una
cuestión muy seria: Lenin decía
que el silencio sobre un error es a
veces más grave que el error mis­
mo.
A . R. ¿Cóm o concibes tú el so­
cialism o?
A . L. Por lo pronto mi concep-
éS^ttetearnentt: Leórica. pues.,.
Nacional de C O N ACULTA
Digitalizado por Bellas Artes
©
creo que el socialismo no existe tentativa de renovación que el pue­
todavía a ningún país: se encuen­ blo había denominado tan justa­
tran estructuras socialistas en la mente, "socialism o de cara huma­
Unión Soviética, en las democra­ na” .
cias populares, pero se trata so*lo Aún recuerdo todas las pre­
de estructuras socialistas y no de guntas que sobre ello me hizo
un socialismo integral, floreciente, Revueltas cuando vino a verme
que realice totalm ente al hombre. por primera vez a París. A pesar
El socialismo no significa única­ de la gran distancia que separa a
mente la socialización de los me­ México de Europa y de los acon­
dios de producción, el socialismo te c im ie n to s europeos, él ma­
im plica algo más que eso, algo que nifestaba un gran conocim iento
no ha sido solucionado: la cues­ sobre todo !o ocurrido en 1968.
tión de ia libertad y del humanis­ Se interesaba por conocer ia si­
mo. Ambas integran el proyecto tuación de la oposición checos­
socialista, son inseparables de él, lovaca después de ia ocupación de
mientras no sean resueltas no po­ Praga, de cómo se continuaba la
drá hablarse de existencia de socia­ lucha.. Su interés me conm ovió al
lismo. Este debe incluir e impulsar mismo tiem po que me causó gran
todas Jas conquistas democráticas, placer.
que algunos consideran "fo r­ A . R. Tu vida ha estado dedica­
m a le s ", a d q u irid a s preceden­ da por entero a la lucha revolucio­
temente por el ser humano, ob­ naria: me gustaría saber qué conse­
tenidas a través de numerosas lu­ jo darías a las nuevas generaciones
chas y numerosas víctim as, y que de revolucionarios.
conservan su validez, tales como A . L . Algo que dijo Marx a su
la libertad de expresión, la liber­ hija cuando ella le preguntó cuál
tad de impugnación, la libertad consideraba como cualidad huma­
de re u n ió n .. . E l proyecto so­ na más im portante. Marx respon­
cialista, en su forma actual, ha dió: ia duda. Eso mismo digo yo a
sido por desgracia deform ado, por la juventud: poner todo en duda,
Stalin y otros, y no tom a en cuestionar todo, ver, examinar, ja­
cuenta al hombre. más creer ciegamente sin examen
En 1968 se intentó en Checos­ ni reflexión, como lo hizo mi ge­
lovaquia de manera muy seria la neración durante tanto tiem po, y
renovación del socialismo, tom an­ por desgracia durante un periodo
do en cuenta las raíces históricas que es como una sombra negra
del país, su desarrollo económ ico, sobre el socialismo. Por otra parte,
social, p olítico y cultural, y las tomar el mismo cam ino que tu
experiencias dolorosas del pasado padre y yo seguimos, el cam ino de
más reciente, es decir, el periodo nuestra generación, seguir adelante
estalinista. Se quiso construir un la lucha, dejando a un lado todo
socialismo dem ocrático, un socia­ lo negativo, e impulsar la realiza­
lismo dentro de la libertad; esta ción de un socialismo verdadero,
experiencia era impulsada a la vez reclamado por un número cada vez
por el partido comunista checo, más grande, que aporte al hombre,
por sus dirigentes y por todo el a la humanidad, la libertad en to ­
pueblo. Por desgracia, esta tentati­ dos sentidos.
va no pudo triunfar, pues 600 000 (M e despido de Lise y A rtur
soldados y 6 000 tanques del con­ London y pienso en la últim a car­
tingente del Pacto de Varsovia in­ ta que me escribió mi padre donde
vadieron Checoslovaquia y destitu­ me dice: "R e le o La confesión, y
yeron al Gobierno de la Primavera esto me hace recordar m uy viva­
de Praga, electo democráticamente mente a los L o n d o n . Salúdam elos
y en forma m ayoritaria por el pue­ con gran cariño de mi parte. La
blo checo. relectura de La confesión no es
A partir de 1969 se volvió a las gratuita, sino obedece al propósito
prácticas del pasado, repudiadas de escribir un ensayo sobre el sen­
por el pueblo; y es así como el tido esencial de los procesos desde
auténtico socialismo no pudo reali­ el punto de vista de la aparición
zarse. Los otros países "socialis­ de un tipo nuevo de estado {es
tas’' tuvieron miedo de que el decir de violencia) en las relaciones
ejemplo de Checoslovaquia se pro­ humanas de este bestial mundo
pagara: por eso aplastaron esta contemporáneo. ')
Digitalizado por
©
EL L a co n trad icto ria realidad que
muestra Revueltas en sus persona­
jes no es sólo la contradicción de

PROBLEMA las actitudes de los personajes, sino


que alude a una concepción del
hombre como un ser esencialmente

DE LA contradictorio, com o “ la floración


más alta de la materia'*. El hombre
es el producto del desarrollo de la
CONFORMACION m ateria, donde ésta se m uta dialéc­
ticam ente y crea su contrario en sí

ARTISTICA misma: el pensamiento. A sí, el


h o m b re nace “ im pu ro", como
"m ateria que piensa"; es contradic­

EN DOS torio, pues, porque ha sido engen­


drado por la contradicción. Todo
es materia, mas el hombre es mate­

NOVELAS ria pensante, su cualidad específica


radica en su lucidez posible.
La obra de Revueltas está confi­

DE gurada artísticam ente no sólo por


los argumentos antes expuestos, si­
no, sobre todo, porque su concep­
REVUELTAS* ción del mundo está orgánicamen­
te integrada a la form a. Esta con­
cepción del mundo dinam ita y di­
rige Ea materia objetiva que la obra
se plantea, construye un contenido
determ inado al cual Revueltas de­

TALLER DE be dar form a adecuada hasta crear


esa nueva realidad donde -com o

CRITICA señala Hegel— “ el contenido no es


más que la mutación de ia forma
en contenido y la forma no es más
LITERARIA que la mutación de! contenido en
fo rm a ".1 Revueltas realiza esta ta­
DELINBA rea {propia de todo gran escritor)
en el conjunto de su obra: tanto

EDUARDO CASAR en el nivel de la configuración de


los personajes como en el de ja

SILVIA DURAN PAYAN estructura general que preside las


novelas.
Por ejemplo, en Los días terre­
CARLOS MUCIÑO nales la historia está descrita en
dos planos diferentes y en cierta
ARMANDO PEREIRA fo rm a contradictorios; por una
parte, aquel en el que suceden los
hechos, m ínim os; y, por otra, el
de la subjetividad de los persona-

El presente trabajo es una pane de la


investigación titulada La producción f¡.
tirarla de Revueltas en su co n tex­
to histórico. Dicha investigación obtuvo
el premio dei Primer Concurso Nacional
de Ensayo Literario convocado por la
Casa de la Cultura de Gómez Palacio
conjuntamente con el IN B A .
Nota: E J presente trabajo es una parte de la investigación Debido a su carácter de parte de un
titulada Lu producción literaria de Revueltas en su contexto todo más amplio, algunas de las afirma­
histórico. Dicha investigación obtuvo el premio del Primer ciones contenidas en el presente trabajo
Concurso Nacional de ensayo literario convocado por la Casa no aparecen desarrolladas,
de la Cultura de Gómez Palacio conjuntamente con el IN B A .
Debido a su carácter de parte de un todo más amplio, 1. Hegel, citado por Georg Lukács en
algunas de |a$ afirmaciones contenidas en el presente trabajo PfO/e,górnenp\ jj una estético morxlsto,
no aparecen desarrolladas.
acíbn'ai de «A C O N A C U LTA
Digitalizado por Bellas Artes
©
jes. Este plano, el de La conciencia,
es ei más im portante de la novela,
no sólo cuantitativa, sino, sobre
todo, cualitativam ente. Si el plano
de lo real, donde ocurren los he-
chos, es el encargado de mostrar­
nos et carácter rígido y dogmático
de los dirigentes del Partido en ese
momento (F id e l, im pertérrito, re­
dactando un inform e para el Com i­
té Central junto ai cadáver de su
hija y frente a la desolación de
Ju lia ante ese hecho), el plano de
la conciencia, en general, es el
terreno donde se despliega ampüa-
mente la crítica humanista al dog­
matismo como línea p olítica. A sí,
a lo largo de toda la novela, el
plano de la conciencia incidirá
constantemente en el plano de la
realidad fáctica para minarla, para
criticarla, para corroer desde una
cierta ética (hum anista) la fría e
inapelable lógica de los hechos (sir­
van de ejemplo las reflexiones de
Bautista mientras atraviesa el enor­
me basurero o las reflexiones de
Gregorio a lo largo de toda la
novela). Es cierto que visto de
este modo podría resultar un tan­
to esquemático el planteam iento,
pues también en cí plano de la
subjetividad de los personajes se
da la lucha entre las dos posi­
ciones comunistas (crítica y dog­
m ática). Pero hablamos de estos
dos planos en términos de su
funcionam iento general y pri­
vativo, y no extrapolando o exa­
gerando momentos particulares de
su desarrollo.
Por otra parte, es necesario des­
tacar aq u í que el uso de esta técni­
ca de hacer confluir dialécticam en­
te dos planos narrativos distintos,
no se da, como ocurre con otros
narradores de la llamada "nueva
novela latinoam ericana", como un
elemento ajeno al contenido. En la
obra de Revueltas las técnicas na­
rrativas se hacen forma en la medi­
da en que se diluyen en la historia
misma, desaparecen en lo narrado,
devienen el contenido mismo de la
obra, algo intrínsecam ente necesa­
rio y no impuesto desde fuera por
la pura volición del autor.2
Pero aq u í la estructura no inte­
resa en si misma en la medida en
que, como dijim os antes, no existe

’ 2. C I. Georg Lukács, "A rte y verdad


objetiva’', en Problemas dei realismo, en
op. cit.
. . .. , Nacional de (▲ CON ACULTA
Digitalizado por U S. , Bellas Artes
en s í misma, sino hecha contenido. J acobo, de que “ el hombre es un
Los dos planos narrativos de Los ser erróneo” .3 En Los errores el
días terrenaies son una form a, la problema ya no es tanto como en
necesaria, de decir lo que su autor Los días terrenales: el de la con­
concibió como la problem ática traposición entre el ser y el deber
central de la novela: el juego dia­ ser cuanto el de la naturaleza equí­
léctico, contradictorio, entre dos voca del ser. Ahora, para Revuel­
concepciones del mundo, o m ejor: tas, el hombre está enajenado a sí
entre dos concepciones de! hombre mismo desde el momento en que
en el mundo. surge com o tal, es decir, como
En este mismo nivel de la con­ conciencia. En Los días terrenales,
form ación de la estructura de la el espíritu pensante era "la flora­
novela, otro ejemplo de cómo la ción más alta” de la materia y la
concepción de Revueltas acerca de contradicción se ubicaba entre la
la preem inencia de la conciencia se capacidad de adquirir una m ayor
convierte en form a, ocurre en Los riqueza sensible y consciente y la
días terrenales donde Gregorio vive dificultad terrenal y contem porá­
en unos instantes “ un aprendizaje nea de realizar esa capacidad, entre
extraordinario” y para Ramos, un el hombre posible y el hombre
“ lapso inmenso” transcurre en ape­ presente. En Los errores el hom­
nas unos segundos. A q u í, el fre­ bre es de nuevo “ la floración más
cuente recurrir de los personajes al alta” pero este hecho constituye
recuerdo, obstaculizando la homo­ ahora una enajenación permanente.
geneidad temporal de la novela {es Esta concepción tiene su raíz en
decir, obstaculizando que la acción Hegel, para quien la enajenación
narrada transcurra siempre en pre* es, al propio tiem po, la posición
sente) no es un recurso arbitrario de cualquier objetividad. En reali­
o puramente estilístico, sino un dad, la objetivación es una forma
medio necesario para que este com umversalmente humana de las rela­
tenido se transforme artísticam en­ ciones de los hombres entre s í; los
te. pensamientos, los sentim ientos son
Revueltas logra esta coforma- objetivados; el propio trabajo es
ción orgánica en Los días terrena­ una objetivación. La identificación
les porque su visión del mundo, que Revueltas hace entre objetiva­
que se caracteriza por una priori­ ción y enajenación puede encon­
dad ortológica de la conciencia trarse también en sus escritos teó­
sobre la m ateria, fundam enta la ricos, en el prólogo que escribe en
transformación dialéctica de los 1967 para su Obra literaria, donde
contenidos en estructuras específi­ considera que objetivar la concien­
cas, una de tas cuates consiste en cia abstracta en una obra equivale
la presencia de un narrador omnis­ a una enajenación al contexto his-
ciente que racionaliza las reflexio­ tórico-social hasta que algún lec­
nes singulares de los personajes, tor, a! comprender perfectam ente
im prim iéndoles su sentido más lo que el escritor dijo en su obra,
profundo, su significación real. rescata la conciencia abstracta de
E n Los errores encontram os éste y se inauguran ambos como
una estructura de distinta especie momentos de un “ lector eterno” ,
(aunque con igual sentido: ei de que es en realidad un proceso de
ser adecuada a los contenidos que autoconciencía vacío de todo con­
la obra se plantea). ¿Cuál es la tenido.
razón que fundamenta este cam­ E n Los errores Revueltas pone
bio? La razón es que Revueltas el acento, no en ios hechos de la
tiene un cam bio en su concepción conciencia, sino que logra un equi­
del mundo y con esto un cambio librio entre los actos concretos de
en sus estructuras literarias. los personajes y sus reflexiones.
Desde la publicación de Los Esto se debe: 1) a que el ám bito
días terrenales hasta la de Los en el cual se desarrollan Jos perso­
errores transcurrieron quince años najes aparece en esta novela con
que perm itieron a Revueltas tener un m ayor número de determ ina­
acceso a una concepción del hom­ ciones que en la anterior. Y a no es
bre más ética que la que se expre­ un dogmatismo en general sino
sa en la primera novela menciona­
da. Esa concepción se sintetiza en
la sentencia, puesta en boca de ¿OÍ " ro" ' ' op '"•>
H g j N a c i o n a l de «A C O N A C U LTA
Digitalizado por !<!>■■<■ Be¡las Artes
©
una form a concreta de éste, el
estalinism o y sus consecuencias.
En esta novela se refleja, entonces,
de una manera concreta ese secta­
rismo al que Revueltas critica des­
de Los dios terrenales y concluye
en Los errores; 2) en esta etapa se
observa un cam bio en la ideología
de Revueltas que se nos presenta
en esta novela a través de un ma­
yor acento (para el desarrollo de
sus personajes) en los hechos con­
cretos que realizan éstos. Esto sig­
nifica que Revueltas concibe ahora
a sus personajes (desde el punto de
vista narrativo) en una interrela­
ción dialéctica entre materia y
pensamiento y que la conciencia
(con su prem inencia) cede paso a
!a actividad objetiva de los perso­
najes. Y a no es el Revueltas de la
conciencia sino el Revueltas del
sujeto actuante. En Los días terre­
nales la m itología bíblica juega un
papel activo en la visión del mun­
do de Revueltas. Es una referencia
que sirve para intentar lograr ma­
yo r universalidad en cada una de
las acciones singulares. Más adelan­
te, en Los errores, el autor se
desprende de este apoyo ideológi­
co, Las referencias a la m itología
cristiana serán mínim as y casi ine­
xistentes, por ío menos, su valor
funcional dentro de la novela será
nulo, y con ello, la narrativa de
Revueltas habrá ganado considera­
blemente en profundidad crítica;
3) en esta novela Revueltas logra
expresar que los hechos concretos
condicionan a los hombres, pero
los condicionan de acuerdo a su
contorno ético. Los personajes de
Revueltas encuentran una nueva
dimensión, la dimensión de ser su­
jetos presos de una clase social y
de acuerdo a esto sujetos a una
ética determinada. Por esto es que
los hechos cobran m ayor impor­
tancia, por esto es que la concien­
cia cede su puesto privilegiado y se
convierte en uno de los elementos
de actuación. Actuando con esa
ética determinada a cuestas, Jos
personajes nos la dejan ver a todo
lo largo de la novela en un terre­
no, en unas situaciones peculiares
en las que lo contingente (el
"e rro r” propio de las circunstan­
cias) tiene un papet destacado y
activo. Los hechos siempre suce­
den como hechos objetivos y esta
característica de la novela de Re-

Digitalizado por
mente por sus contenidos. A toda
hora subraya Revueltas que las
cosas "están ya en m archa” como
río com pacto e indetenible a cu­
y a corriente deberán los personajes
adecuar sus actitudes. Este río lleva
en su cauce piedras y errores, azar. . .

“ Estaba hecho, de todos modos.


Aun cuando Mario ya no hubiera
querido ir más adelante, estaba
hecho, no podía caber la menor
duda.” 4

Desde un punto de vista estéti­


co, el azar se justifica en una obra
en cuanto que promueva y soporte
la jerarquía típ ica que se configu­
ra, en cuanto no la confunda ni
opaque.
En el caso de esta novela de
Revueltas el azar es justamente el
síntom a del error, su abundancia
es consecuente con la concepción
del hombre que subyace a esta
to ta lid a d configurada; es pues
aq uí, m is que en cualquier otra
obra, una determ inación im prescin­
dible del contenido y no un medio
auxiliar de éste.
L a asim ilación de las técnicas
narrativas al contenido puede verse
m ejor si atendemos a la evolución
que estas técnicas sufren de Los
días terrenales a Los errores. Una
evolución que paralelamente mani­
fiesta, por otra parte, la propia
evolución ideológica de Revueltas.
Cam bia la perspectiva ideológica a
partir de la cual Revueltas habrá
de enfocar el problema. La crítica
del estalmismo en las filas del par­
tido se hará desde una ética, y .por
to tanto, desde una política. Son
las consecuencias políticas de esa
línea partidaria (y no sus efectos
morales) lo que ahora interesa des­
tacar, y las consecuencias políticas
se dan en los hechos mismos y no
solamente en el nivel de la con­
ciencia. Es a partir de esta necesi­
dad del contenido que los dos
planos narrativos que se presenta­
ban como imprescindibles en Los
días-terrenales ceden terreno hasta
casi desaparecer, o por lo menos
perder su carácter funcional, en
Los errores. Ahora será desde los
hechos mismos (hechos p olíticos)
desde donde se critique la desvia­
ción estalinista dentro del partido.
Y en esto radicará básicamente la

g j g f f l S & d . «A C O N A C U LT A
Digitalizado por ■ Beílas Artes
©
estructura artística de Los errores. nes sociales que concurren a ella. les en su vida de mi litante^comu-
La narrativa de Revueltas, con esta Objetivam ente, pues, el autor tiene nista. E l personaje antífv.da de F i­
novela, habrá ascendido hacia un una jerarquía de contenido que íe del es Gregorio (uno existe por el
realismo de fondo (no de form a), sirve de base para la creación de otro ). Aunque la evolución de Gre­
en el que los hechos, y no la pura una jerarquía típ ica. A l crear un gorio es distinta, su aniquilación se
subjetividad de tos personajes, tie­ ám bito típ ico , a! desarrollar de da desde otro punto de vista: en la
nen la palabra. manara artística un momento par­ medida en que siempre se aceptó
Revueltas habla aquí* todavía de ticular del d e s a rro lló le la vida como un ser interiorm ente contra­
"e í partido como noción moral social, el contenido de la novela dictorio, en la medida en que no
superior, no sólo en su papel de gana en universalidad. Es así que la negó la im portancia de su vida
instrum ento p o lítico , sino como visión del mundo de Revueltas se íntim a, de sus "problem as persona­
conciencia humana, como reapro­ nos muestra, partiendo de la novela les" ("problem as hum anos") y la
piación de la conciencia".5 No el misma, como una "jerarq uía de incidencia de éstos en la actividad
partido como instrumento p olítico tip os"; no sólo, pues, en uno u política, no sufre el aniquilam iento
para la toma del poder por el otro personaje sino en el conjunto em ocional de Fidel. M ientras que
proletariado, sino el partido como de las relaciones entre todos ellos. Fidel term ina devorado por sus
"noción moral superior". Sin em­ En Los días Terrenales, en estas p ro b le m a s personales, Gregorio
bargo, esta noción no constituye, relaciones hay una que tiene ma­ acaba organizando y dirigiendo
ni mucho menos, el elemento rec­ yor peso específico (tal vez en una manifestación popular por la
tor en torno ai cual habrá de tanto antagónica): la que existe que va a parar a la cárcel (una
desarrollarse la obra; por el contra­ entre Fidel y Gregorio. culm inación de destinos un tanto
rio, incluso se ve rebasada, negada, A lo largo de la novela, la rela­ paradójica, aunque internamente
por los hechos mismos que se nos ción contradictoria que existe en­ necesaria; un personaje —Fid el—
narran. Ahora son ellos, los he­ tre estos dos personajes sirve, en aparece acabado, el otro —Grego­
chos, los portadores de esa nueva cierta form a, para definirlos en su rio— aparece aún como hombre de
concepción del mundo que recorre tipicidad. Políticam ente Fidel ha acción). Pero la actitud con la que
las páginas de esta novela. E l hom­ quedado anulado, aniquilado por Gregorio va a esa m anifestación es
bre, et m ilitante, el disidente del la irrupción de problemas persona­ la misma con la que se acuesta con
dogmatismo estalinista en las filas
del partido, no enfocará más su
crítica a estas prácticas esta! mistas
desde “ problem as personales".
Ahora son otros los problemas que
interesa destacar. Problemas em i­
nentemente políticos, que quedan
señalados por los hechos mismos y
no sólo por la pura conciencia
individual de los personajes.

Otro aspecto de esta dación de


forma —y , por cierto, no el menos
im portante— es justamente el que
se refiere a la creación de un ám bi­
to típ ico como centro dinám ico,
dentro del cual operan las determ i­
naciones de los personajes. El rea­
lismo de Revueltas se impone co­
mo una exigencia esta tarea: la
creación de este ámbito típ ico cu­
yo contenido consiste en una jerar­
quía de tipos, ¿Qué significa esto?
Justam ente el hecho de elevar un
personaje desplegando su riqueza
hasta alcanzar su tipicidad. S í, pe­
ro no sólo eso: la tipificación de
un personaje supone necesariamen­
te la del resto de los personajes de
la obra. La m ultiplicidad entre las
relaciones de los personajes en una
obra, la complejidad en el caso de
estas novelas, es una expresión de
la diversidad de las determ inacio­

5. Ibiú., p. IOS.
©
la prostituta enferma a fin de que estrato social equis; conform ar un
lo contagie: Gregorio va a probar, personaje típ ico equivale a marcar
cargando la cruz del sentido cris­ sus relaciones (externas: con oíros
tiano de expiación, la capacidad de personajes; e internas: consigo mis­
sacrificio del "H o m b re". A sí, el mo) de la manera más desplegada
sentido que desde el punto de "en el supremo nivel de su real
vista ideológico guía a Gregorio a contradictoriedad" —como señala
la manifestación, es políticam ente Lukács.9 La caracterización efecti­
endeble. Em pero, no sólo este ses­ va de un personaje parte, entonces,
go apocalíptico m anifiesta ta esca­ del desenvolvim iento máximo de
sa fortaleza ideológica de Gregorio, sus determ inaciones contradicto­
sino que la manifiesta sobre todo rias:10 partir del "térm ino m edio"
en su concepción de la historia y desgasta y neutraliza esas contra­
de las clases sociales (su concep­ dicciones. Revueltas parte de que
ción del hom bre), la cual explica­ el individuo posee, aním icam ente,
remos un poco más adelante, des­ una "com pleja estructura, m utabi­
pués del examen de ta tensión lidad y versatilidad extraordinarias
dialéctica de la conform ación artís­ ( . . . ) ¡reprehensibles aún para el
tica de estos dos personajes. propio d u eñ o ".11 Y hay que lla­
En su lucha individual y cons­ mar la atención sobre la acuciosi­
tante Fidel no duda un solo mo­ dad y profundidad con que Re­
mento: vueltas revela el cataclism o interior
de Fidel cuando se quiebra el
"E s muy distinto —se dijo Fidel amor que Ju lia tenía hacia éste. . .
para tranquilizarse—, absoluta­
mente diferente, sacrificar el "Su s ojos se posaron sobre los
im perativo de hacer el Bien co­ senos de Ju lia con un agudo y
tidiano y concreto a pretexto opaco deseo, entre filial y se­
de que se está a servicio de xual. Ju lia , No volverla a po­
Dios, al hecho, ése s í real y seer. Perderla para siempre. Ha­
doloroso, de dominar y reprim ir bía en este alucinante proceso
nuestras tendencias sentimenta­ interior, que lo indujo a aceptar
les hacia la práctica de ese mis­ al jarro de café después de ha­
mo Bien concreto y cotidiano, berlo rechazado antes, una espe­
cuando no sólo no se está al cie de miedo impreciso pero
servicio de un m ito como e! de con angustia a que Ju lia llegase
Dios, sino ante la existencia de
a no pertenecerle, llegase espan­
una causa social tangible y ver­
tosamente a ser de otro hom­
dadera, a la cual es preciso en­
bre. Un miedo que crecía y se
tregar sin regateos todo el es*
transm utaba en el momento
fuerzo y la vida. Es absoluta­
mismo de sentirse, penetrándose
mente d istin to ."6
de nociones de vez en vez más
dolorosas, y que de pronto, me­
Gregorio pensaba que si bien
Fidel había perdido el alma "para diante un horrible salto en el
su stitu irla por un esquema de vacío, ya no era el tem or a una
posibilidad futura de que la mu­
ecuaciones",7 junto a su esquema­
tismo Fidel tenía virtudes gran­ jer se entregase a otro, sino el
des.8 pánico a adquirir la certeza de
Pero el esquematismo de Fidel un hecho que, con sólo intuirlo,
no es tal, en realidad, en cuanto a se daba ya como precedente,
personaje de la novela, Fidel alcan­ como ya ocurrido e inevitable y
za una tipicidad que lo libra de ser se unía entonces a una.estúpi­
un esquema desde el punto de da, agitada y deprim ente sensa­
vista artístico. L o típico, en arte, ción de inferioridad cuyos tur­
no representa, como comúnmente bios esfuerzos para compensarse
se cree, el "térm ino m edio", el encontraban salida apenas en
promedio de los rasgos más fre­ u n a cascabeleante excitación
cuentes de los individuos de un que consistía en imaginar el de-

6. Lukác», Georg, Problemas del realis­ 9. Lukács, Georg, Prolegóm enos. . op,
mo, p. 28. cit.. pp. 279-280.
7. Revuelta*, |osé, Los días terrenales, 10. Cf, ibíd., p, 291.
op. cit., p. 412.
8. fbíd,, p. 487. fóiiilHÑÉM"4'
f e M foffSiaide «A C O N A C U LT A
L °s d !

Digitalizado por í ™ £ ¡ Bellas Artes


©
leite solapado, oculto, no dicho, co m o e n tid a d e s abstractas",14
lleno de disfraces, pero tanto Gregorio, en cambio, pensaba "en
más real cuanto podía referirse, el único hombre que existe, en ei
en com paración, a ios momen­ hombre contemporáneo, real, esen­
tos de deleite propio, que ha­ cialm ente sucio, esencialmente in­
b ría experimentado ese otro noble, ruin, despreciable".
hombre con la mujer que ahora, Ahora bien, Gregorio es igual
de súbito, ya no era suya, al de unilateral que Fidel. Lo unilate­
extremo de no ser ya sino una ral de éste ubicado en la contradic­
señal, una forma abstracta de ción que ya se ha dicho, y lo de
cierta dolencia sin nombre, pese Gregorio en su concepción falsa de
a su estar a h í tan próxim a.” !* la historia. Em pero, igualmente
que Fidel no es un personaje es­
Fidel está a punto de restable­ quem ático, Gregorio tampoco lo es.
cer su amor con Ju lia al demos­ Gregorio llega tam bién (como
trarle un sufrim iento del que ella antípoda de Fidel) a una "imagen
no lo cree capaz, pero lo contin­ acabada” del hombre, la cual se
gente, una mera casualidad se en­ sustenta en la "im agen acabada”
carga de im p ed irlo .. . de Fidel,
Partiendo de la absolutización
“ El sollozo de la mujer se escu­
de una situación histórica, de “ una
chaba claro y distinto en el
distinción capital entre los indivi­
interior de la habitación. Fidel
duos del género humano: (a distin­
giró hacia ella los ojos velados
ción que consiste en que una ma­
por un sufrim iento hondo, terri*
y o ría de los hombres carecerá
ble y verdadero. Pero la mujer,
siempre de inquietudes y preocu­
que ya se inclinaba ante el cuer-
paciones metafísicas, en el mejor
pecito de la niña muerta, no
sentido de la palabra, en tanto una
pudo alcanzar a ver la luz dolo-
m inoría —que es la que los repre­
rosa de esos ojos.” 13
senta— vivirá siempre torturada en el
Lo im portante, desde el punto potro de la incertidum bre, de la
de vista estético, es que Revueltas duda, de los por qué y los para
demuestra esa real centradictorie- qué” ; tomando como eterna la
dad de Fidel a través de los hechos diferencia entre dirigidos y dirigen­
de la novela y no simplemente tes; haciendo abstracción de la his­
diciendo que Fidel poseía esa real toricidad de la vida humana, Gre­
contradictor ¡edad y pidiendo ai gorio llega a ver la misma "atroz
lector que, por favor, lo crea. mueca de fe " de los verdugos en
Los días terrenales no constitu­ las victim as. ..
yen una “ crítica de los sacrificios"
" E l rostro del ferrocarrilero, sí, y
sino más bien una crítica de los
pese a su sinceridad atrás de sus
sacrificios concretos de Fidel, esto
facciones el rostro del verdugo,
es, una crítica a lo inútil y gratui­
plenamente convencido de la
to de dichos sacrificios.
justicia de su causa, alterados
Fidel es un personaje que, co­
sus rasgos por la empavorecida
mo ya señalamos anteriorm ente,
convicción de esa justicia.” 17
acaba devorado por la contradic­
ción entre sus principios partida­ De la falta de conciencia común
rios y su vida íntim a. Su proceso a víctim as y verdugos, Gregorio
de aniquilación moral se nos va form ula en aras de "e l rostro de
demostrando a lo largo de la nove­ los hom bres", la inexistencia de las
lar surge del choque de sus ideas clases sociales.
con la realidad. Ei fundam ento de Gregorio contribuye, dentro de
esta aniquilación —se nos dice en la concreta jerarquía típ ic a *8 de
la novela - está en que "F id e l te­ Los dios terrenales, insustituible­
nía una imagen acabada del hom­ mente a la determ inación y con-
bre, pero era un hombre no com­
probado por la experiencia, resul­ 14. Ibid., pp. 433-434.
15. Ibid., p. 507.
tado de la deducción pura. A sí, 16. Ibid., p. 509.
ignoraba en absoluto a los hom­ 17. Ibid., p. 536.
bres vivos y pretendía manejarlos3 1
2 13. Sobre el problema de la "jerarquía
de tipos", véase: Ceorg Lukács, el capí­
12. Ibid., pp. 362-363. tulo X V de los Prolegómenos a uno
13. Ibid., p. 377.
Naco-ría' de 4A C O N ACULTA
Digitalizado por Bellas Artes
©
creción de Fidel por medio de las afirm ación de su posición social),
relaciones con que se vincula a él en los siguientes párrafos:
viva y dinámicamente. Gregorio
queda como un personaje definido Si mañana mi viejo se mete en
fundam entalmente por su carácter eso de la huelga, me lo van a
intelectual y, más adentro, por el matar. Endenantes le dije men­
tiras: pero ya la maldita tis no
carácter abstracto de su pensa­
miento. Alcanza también la estatu­ me le da reposo. ¡M írelo nomás
ra, la particularidad adecuada a su cómo está! Sólo con que lo
contenido, Gregorio y Fidel se re­ metan preso se me salva. Tenga
fuerzan y complementan recípro­ por seguro que habrá balazos y
camente para hacer nacer una nue­ él es de los meros jefes del
va totalidad, una nueva realidad dichoso com ité. Avise usté a la
que no estaba a h í antes: la obra. policía. Con que apunte las pla­
La tipificación en el sentido cas del coche, con esto tiene.
preciso antes mencionado, aparece “ E l chofer la tiró de la cabe­
también en Los errores. Por lo llos con una mano y con el
general, la m ayoría de los persona­ puño de la otra le dio un golpe
jes de Los errores son conform a­ seco y preciso en los labios. Su
dos con una tipicidad propia. Sin voz tenía el mismo diapasón
embargo, es tal vez en M ario Co- opaco, suplicante y amoroso.
b iin donde esta tipicidad alcanza — ICáaailese, cabrooona! Usté
su grado más alto. (Recordem os no sabe de esas cosas. Y luego,
que la tipicidad im plica el desplie­ hacia M ario: - N o le haga caso,
gue máximo de las contradicciones señor —en un tono cortés, de
internas del personaje.) Mario Co- disculpa.
bián, de quien ya hemos mostrado 4 Mario Cobián, a tiem po que ba­
la caracterización que Revueltas jaba del coche, hizo en el aire un
hace de él —atendiendo a la deci­ ademán apresurado e indiferente.
sión individual de Cobián de cam­ — ¡M u y bien hecho! —apro­
biar de vida y a! hecho de que esta bó por el golpe. Y a en la acera,
decisión se da dentro de los mar­ se detuvo unos pasos más ade-
cos de la pertenencia de Mario
C o b iá n al lum penproletariado—,
revela a lo largo de la novela la
contradicción propia de su confor­
mación social. Esto es, Mario Co­
bián, asumiendo su decisión dentro
del ám bito del movim iento que le
permite su posición de clase, acaba­
rá integrado a las fuerzas represivas
del sistema después de demostrar
algo de sim patía hacia los comu­
nistas —aunque esta sim patía se da
en tanto que M ario Cobián percibe
a los comunistas como individuos
iguales a él. Marx ha señalado ex­
plícitam ente: “ E l lumpenproleta­
riado, ese producto pasivo de la
putrefacción de las capas más bajas
de la vieja sociedad, puede a veces
ser arrastrado al m ovim iento por
una revolución proletaria; sin em­
bargo, en virtud de todas sus con­
diciones de vida, está más bien
dispuesto a venderse a la reacción
para servir a sus maniobras.”
Esto queda perfectam ente ilustra­
da, como contradicción interna del
personaje (y por lo tanto como

19. Marx, Cario* y Federico Erijcel*,


Manifiesto del Partido Comunista, en
Obras escogidas en dos tomos, ed, Pro­
greso, Moscú, 1971, tomo I, p. 29,

Digitalizado por
©
lante—. Conmigo puedes estar no y no un hombre que sea no como una singularidad indeter­
tranquilo, mi viejo —dijo hacia nomás bestia. Haremos una vida minada (con lo que Mario Cobián
el chófer i Y o no soy ningún nueva, mi Luque, y >'a verá qué se percibiría como un individuo
chiva! " 20 feliz será conm igo.” aislado), sino como una singulari­
(...) dad inscrita en un contexto social
“ L a mirada delirante de Lu­ En esta cita se nota am pliam en­ y determ inada por éste, en esa
crecia, más allá del pánico, no te el carácter contradictorio que medida Cobián tendrá un lugar
podía apartarse de la figura de define la tipicidad de uno de los particular dentro de la obra y sus
Mario Cobián, ahí, sentado a personajes de Los errores. Este car actos serán necesarios para lograr
rácter contradictorio es el propio
los pies de la cama, en la sata la expresión artística de un mo-
de M ario Cobián (su amor a Lucre­
de la cruz roja, que le acaricia­ mentó particular de la vida social.
cia y su deseo de matarla, etc.)
ba suavemente los muslos por El personaje típ ico se hace en
pero es, ai mismo tiem po, aquí, el
encima de la colcha. la obra, se crea en ella partiendo,
de la contradicción del estrato so­
u—¿Y a lo ve, mi Luque? Lo cial al que pertenece Cobián (y claro está, de una cierta tipicidad
que sea de cada quien. H abía que la cita de Marx que se anotó objetiva; pero el contenido típ ico
de hacérsenos la nuestra. arriba expone desde el punto de vis­ que el autor ha elaborado sólo
“ Ex trajo de la bolsa de su ta de la lucha p o lítica). E l personaje culminará en una obra artística (en
saco una tarjeta a la que cruza­ de Revueltas no va retrasado respec­ un objeto sensible) tras de una
ban de un extremo a otro los to de la generalidad —por así decir­ dación de forma adecuada a ese
colores nacionales. lo— que encarna (el lum penprole­ co n te n id o . Revueltas no quiso
" —M ire, mi Luque: me hicieron tariado); el personaje de Revueltas mostrarnos un modelo general de
ag en te de la reservada. Ora es un miembro de ese estrato so­ padrote, no quiso mostrarnos a “ el
ya no seré un Don Cualquiera,' cial pero es, sobre todo, M ario P a d ro te ” , sino que quiso crear a
ya no volveré a ser E l Muñeco Cobián, un miembro singular de Mario Cobián, a u n sujeto determ i­
de otros tiempos; soy alguien, ese estrato social. En la medida en nado, a un sujeto cuya determina-
soy gente, me reconocen, me que esa singularidad de Cobián sea ción fuera tal que lo hiciera capaz
necesitan, me tratan como lo dotada por el novelista de conteni­ de actuar dentro de las situaciones
que debe ser: un hombre huma­ do propio; es decir, en ia medida de la novela y actuar de tal forma
en que esa singularidad aparezca para que esta novela expresara, de
20. Revueltas, José, Los errores, op, manera intensiva, un momento de­
c it., pp. 115-116. 21. Ibid., p. 351. term inado de la realidad.
LOS ERRORES La novela de Revueltas patentiza,
prim ordial mente, un fuerte desen­
canto hacia la realidad vital y so­

de José Revueltas cial mexicana de ta post revolución


mexicana. La acción se sitúa al

paralelismo de inicio de la década de los cuaren­


tas, cuando la Revolución (trans­

universos maniqueos formada ya en m ito propagandísti­


co nacionalista) se ha instituciona­
lizado como régimen, y el contor­
no de los valores efectivos de una
para José sociedad —en sus inicios planteada
con posibilidades socialistas— se ha
vuelto burguesa en sus estructuras
esenciales.
En neo-porfirismo, la m entali­
dad reaccionaria y conform ista, y
el capitalism o alentado por los di­
versos estratos del gobierno y de la
clase alta económica se asientan
com o única posibilidad de socie­
dad presente y futura.
A partir de esta evidencia, el
novelista define, como prim er pro­
pósito, plantear la historicidad de
su obra. La ideología marxista de

DOLORES BRAVO Revueltas se proyecta en su leoria


estética trazada en dos lincam ien­
tos temáticos fundamentales: por
un lado se demuestra objetivam en­
te cómo el proceso equívoco de
un m ovim iento revolucionario ha
degradado los diversos estratos hu­
manos de una sociedad hasta d ivi­
d irla en casta económicas que, por
serlas, buscan ideales ilusorios y de­
generados; por el otro, la posibilidad
de redención social colectiva emble-
m atizada en el Partido Comunista,
como fuerza real antagónica al po­
der establecido, ha desvirtuado sus
postulados prim ordiales en un dog­
matismo-ideal y, por esto mismo,
equ ívoco.
Alrededor de estos dos ámbitos
de en aje n ació n , Los errores se des­
arrolla como una crónica veraz de
una realidad presenciada y analiza
da desde los más diversos vértices
de una totalidad; cuyos apartados
se encierran en la lim itación de un
universo cerrado, asfixiante, en el
que los personajes transitan con la
angustia actualizada de vivir el mi­
to de la caverna, con relación al
absoluto de la libertad. La Lib er­
tad se problematiza en la identidad
de cada ser humano; identidad d i­
sociada en un universo de claros­
curos chinescos, en el que cada ser
de ficción vive una historicidad
visceral, aparente, y moralmente
equívoca e insignificante, y otra

Digitalizado por Bellas Artes


©
m onial, perfectam ente situada en ciencia de clase, confiere a ia obra
un tiempo y en un espacio defini­ un interés de novela policiaca que
dos. se continúa por el hilo anecdótico
Revueltas, para lograr este pro­ de estos personajes tan ambiguos,
pósito, traza dos anécdotas, más conno el determinísmo de su desti­
que paralelas, sim bióticas, que se no de clase social. La degradación
bifurcan, desembocan y se unen es inconsciente, y se postula en la
una narración que concluye en una necesidad misma de la sobreviven­
situación anecdótico-temática des­ cia. " E l M uñeco” y "E le n a ” , iden­
piadadamente lúcida y crítica. tificados y simbolizados en la va­
En uno de los ejes narrativos se guedad de su sobrenombre, son
plantea un ambiente infrahumano, arquetipos individualizados de una
placentario, que simula una enor­ clase social inconsciente. Los indi­
me jaula, en el que los protagonis­ viduos que no lo son estrictam en­
tas se mueven en una confusión te, al no saber su funcionalidad
axiológica de apariencias. E l Mal histórica y la meta ejemplar de su
como im perativo categórico se des­ realización, son el desecho moral
prende del hermetismo confinado de una casta que los ha confinado
a una enajenación vivencial y cla­ por el deterninism o económ ico, a
sista. Es el universo del lumpen, la enajenación absoluta. Por eso
reflejado por los personajes en lo Revueltas, al referirse a ellos, mul­
más auténtico y profundo de sus tiplica la posibilidad descriptiva de
propias negaciones ético-sociales. sus reacciones emocionales, epidér­
Revueltas traza en este apartado micas, y sugiere alusiones inusita­
de la totalidad, un universo pleno das, casi surrealistas, más bien
de objecciones, en el que la agude­ irreales, pero adecuadas ai mundo
za de las descripciones sugieren reflejo de su condición infam ante y
tonos diversos que oscilan desde la abyecta. “ E l enano (Elena) abrió
más certera truculencia hasta gra­ los ojos, con la rapidez de quien
dos extremos y efectivos de mor­ jam ás ha te n id o p árpado s.. .
bosidad sublime. brincando cada vez con m ayor fuer­
Estas variantes en la descripción za, pero al mismo tiem po, con
permiten que el lector obtenga una m ayor im potencia y desesperación,
perspectiva crítica, abstracta, en el parecido a un pájaro ciego, un pája­
sentido en que el escritor m otiva ro con alas de plom o.” Las tinie­
diferentes reacciones conciencíales, blas de este mundo placentario se
sugeridas por las diferentes m otiva­ parecen a oscuras jaulas en las que
ciones descriptivas. habitan los diversos prisioneros de
Es claro que, a la manera Lu- la misma enajenación; los seres del
káes, nos encontramos en un uni­ lumpen; rateros, prostitutas, fenó­
verso degradado con personajes de­ menos deformes que com parten su
gradados, que buscan ideales degra­ destino ínfim o con el prestamista,
dados. Estos paralelismos de conte­ fórmulas dual de un sadismo en el
nido componen la teoría del re­ q ue todas son, conjuntam ente,
alismo crítico : Lukácsse refiere a víctim as y victim arios. Este desti­
los escritores que, aun a partir de no com partido infalible en su ciclo
la dislocación y pluralidad de! rela­ más que trágico, determ inista, hace
to, iniciado por Mann, Jo yce y la que, estilísticam ente, los capítulos
W oolf y Proust, insertan al hom­ se inicien en acción retrospectiva,
bre dentro de una historicidad y de un acontecim iento pasado, a
causalidad concretas. Es la conti­ núcleos anecdóticos presentes y
nuación y la culm inación estética progresivos. Esta estructuración es­
de la gran escuela burguesa realista tética nos refiere dialécticam ente a
del siglo X IX . un m ovim iento cíclico , universal
E n |osé Revueltas percibim os constante y eterna de relación cau­
los problemas de estructura nove­ sa efecto, en la que los prisioneros
lística. de la realidad vislumbran apenas un
No en vano Revueltas presenta, ínfim o reflejo de verdad. Por ello,
at inicio de la novela, el mundo Revueltas hace de su novela, con
ínfim o de seres consumidos, por lo referencia al dualismo lumpen-capi-
que Goldm ann llam aría un “ deter- talism o, un ritual inmanente, pre­
minismo económ ico". El plantea­ meditado, en el que la mutua
miento de un robo y un asesinato dependencia de verdugos y sacrifi­
por seres degradados en su con­ cados se expone com o religión
Digitalizado por
simbólica, cruel, sacrificante de una ción absoluta entre la individuali­ tantes de esta caverna-reflejo, tan­
clase dominante en el valor relaté dad y la conciencia de clase a la tean sus posibilidades de sobrevi­
vo (dinero.) Los señores son al que se debe proyectar ese indivi­ vencia en un herm ético cosmos
igual que los siervos componentes dualismo. La realidad vive en la social en ei que la verdadera reali­
de una inconsciencia colectiva, pri­ orfandad de valores, a la manera dad se plantea como apariencia
m itiva incomprensible, y fatalista, balzaciana en la que el dinero se difusa. De esta manera, en la bús­
como un ritual absoluto. La alu­ m istifica a la altura de categoría queda anecdótica y estructural de
sión a un ámbito tan brutal y absoluta. Revueltas relaciona el m i­ fusionar planos y hacer coincidir
cruel como incierto hace que los to del poder-dinero con una serie a n é c d o ta s , R evu eltas intercala
seres que pueblan la novela se de mitos bíblicos y clasicos que siempre, junto al ám bito realista,
muevan en este am biente Fetal que designan una típica cultura de la el sim bólico; la designación esotéri­
conduce constantemente del relati­ represión. Dios-Destino se ofrenda ca e inexplicable de un destino
vo ideal (el bienestar económ ico) a a los seres enajenados como una significado por un Mal sim ilar a la
un descenso paulatino al infierno conjunción llena de premoniciones ignorancia de la auténtica verdad.
real. Nacim iento y muerte se deba­ sociales. Las cavidades infrahumanas del
ten en el destino personal y clasis­ Los personajes del lumpen son lumpen se resuelven siempre en
ta de cada personaje; todos ellos esencial, existendalm ente, entida­ muerte o destrucción; sus morado­
habitan en un mundo regido por el des que viven en un estrato preló­ res, eternos prisioneros fetales, co­
Mal, que proviene de una desocia- gico de !a realidad. A sí, los habi­ mo los señala el escritor, llevan
©

una existencia temporal inmediata gónicamente sus formas de degra­


que los conduce dialécticam ente a dación.
su ineludible aniquilación. Los de­ Desde el principio de la narra­
sechos humanos y los personajes ción existen colateralm ente el uni­
de los cuales dependen en su desti­ verso de los seres táctiles pre-lóg¡-
no de ideales degenerados forman cos a los que hemos aludido, y el
un hem isferio cósmico-social. mundo paralelo y coincidente de
Don Victoriano, el prestamista» los miembros del Partido. Esta in­
verdugo enajenador de todo un serción de las dos esferas narrativas
estrato real, olfatea su muerte se­ propicia diversas tramas entrelaza­
gura y se aferra ilusíonamente a la das que acrecientan el interés y
de un ideal que lo reivindicara en que com plican y aclaran el desa­
su condición histórica. Su misión rrollo tem ático de la obra. Cada
- la lucha contra el Partido comu­ universo tiene su tono descriptivo;
nista— se m itifica, en la confusión el de los "angeles caíd o s" en la
de un enorme error. " L a Bestia" irrealidad de su propia miseria, es
llama a los comunistas, lo que nos un tono efectista, melodramático,
refiere a la alusión irracional de insertado en la acción misma, que
una incomprensión tradicional de permite externar los apartados in­
su realidad histórico-ambiental. El ternos de los personajes y produce
equívoco se retrae en la pasividad los efectos de una realidad com ple­
absoluta y la carencia de perspecti­ ja.
va efectiva. Los narradores del La no-comunicación de estos se­
lumpen, el prestamista, los policías, res determ inados, prefijados en su
seres insertos en un sistema, ac­ lim itación se diversifica en su pro­
túan ciegamente en relación a ias pio aislamiento ya que aún estan­
“ leyes de estructura" señaladas do relacionados, se aíslan entre sí
por Goldm ann: determinismo eco­ en sus propias distancias morales.
nómico, función histórica de las Este es el resultado de una soledad
clases sociales y la conciencia posi­ existencia! y esencial sobrellevada
ble. Este últim o factor se anula en en un universo anárquico y devo­
estos prisioneros de su condición rante. El Maniqueísmo se revela en
enajenada. N o obstante, la oscuri­ la enajenación y su orfandad como
dad latente y constante que las mal concreto, social. Un obsoluto-
circunda, los condena en la in feli­ maligno contiene los reflejos de
cidad presentida de un destino ab­ seres que tienen una visión ne­
surdo. La soledad se traduce en gativa de la existencia y de la
carencia de libertad y en un sufri­ realidad axiológica y que, por eso
miento interm itente, que a veces mismo, están destinados a! error.
es borrado por las satisfacciones Revueltas los describe en sus eter­
materiales, únicas posibles que re­ nas prisiones de "m o n o s" con un
lacionan a los prisioneros del sub­ cierto rom anticism o com bativo,
mundo axialógíco. hacia el malestar ontoíógico: en
La primera que logra el novelis­ cada uno de ellos hay una
ta en relación a los personajes cita­ añoranza hacia un pasado id ílico
dos es la falta de evolución solida­ y la sensación brutal de vivir en
ria y clasista colectiva. De ah í que un destierro que es la vida misma
la "conciencia posible", reflexión y que conduce, siempre vio­
acerca de la posibilidad de acción lentamente, a la muerte.
de la conciencia individual para A l lado de este mundo enajena­
transform ar, solidariam ente, la es­ do, existe otro más evolucionado y,
tructura social a que pertenece, no sin embargo, marcado también con
exista en ellos. el destino del error. En la época
Los personajes a los que hemos en que se sitúa la narración, el
aludido son sólo una parte de la Partido Comunista era un genuino
totalidad novelada. Revueltas, co­ c inquietante antagonista del régi­
mo escritor, critica, y cercano a la men institucionalizado por la Re­
gran tradición realista busca en su volución. Revueltas plantea el Par­
obra la forma dialéctica del gé­ tido Comunista com o una posibi­
nero narrativo; la basa en la exis­ lidad teórica de redención. En é!
tencia coincidente de la "o p o ­ se presentaría la noción de "co n ­
sición co n stitu tiva", en la que dis­ ciencia posible” , o sea, "la s posi­
tintos exponentes del universo to­ bilidades de pensamiento y acción
talitario degradado enfrentan anta­ en una estructura social dada, se-
4ACON ACULTA
Digitalizado por
gúrt la define Goldm ann. En un na ilusoria, distintos destellos de­ y falsamente redentora. El lec­
nivel em pfrico es la única fuerza formes de una misma verdad. La tor no puede menos que adentrar­
contraria al Mal genérico y absolu­ potencialidad heroica, trágica en el se en una reflexión de la situación
to representado por la estructura sentido agonista de Jucha auténti­ dialécticam ente equívoca del hom­
existente; lo que dism inuye, más ca, permanece en los miembros del bre actual. La auténtica evolución,
que eso, anula, su función histórica Partido en cuanto éste les permita a cargo de la "conciencia posible",
positiva es que es, al igual que el su acción libre individual. A l negar se frustra en un dogmatismo ino­
contorno social burgués degradado, la libertad de elección y al impo­ perante, alejado de ia auténtica
un reflejo erróneo se han derivado ner un dogmatismo abstracto e conciencia clasista colectiva. E l bu­
equivocadamente su acción sobre irracional, el Partida castra no sólo rocratism o del Partido, planteado
la realidad. En el Partido Com unis­ a sus miembros, sino que se como un absurdo contemporáneo,
ta, tal como lo presenta Revueltas, autoan¡quila como conciencia real se refleja en la realidad am biental,
hay un dogmatismo que equivale, y positivamente pragmática en su en e! sím il paralelo entre la insen­
en la estructura social burguesa, a funcionalidad histórica. A sí, Re­ sibilidad cruel y enajenante del
la degradación colectiva de valores vueltas hábilm ente hace la trasla­ mundo de “ afuera" (lum pen, reali­
y que, paralelamente al otro uni­ ción de una divinidad (ei reflejo dad social establecida) y el de
verso maníqueo, funciona como es­ ilusorio del dinero), a otra (el refle­ “ d entro " (ei Partido como mito-re­
pejismo de la praxis original. Cuan­ jo equívoco de la ju sticia); de un flejo de un absoluto inexistente).
do el novelista relaciona los dos fatalism o determ inista condiciona­ Con estas correlaciones el universo
ámbitos es cuando se observa la do por la enajenación económ ica a del Partido Com unista se ofrece
traslación de una fatalidad a la un fatalism o ideológico condicio­ como verdad muerta, como diso­
otra; de un determlmsmo económ i­ nado por el dogmatismo ilusorio. ciación total entre ia ideología co­
co degradante, a u n artículo de fe L a novela revela en el ám bito teó- munista original y la realidad cir­
degenerado en su funcionam iento rico-práctico la enajenación social cundante. De esta manera los dos
objetivo esencial. En el Partido Co­ de cierto sector fariseo de una universos coinciden en identidades
munista existen como en la caver­ pretendida acción revolucionaria, similares como realidades degrada­
das, prisioneras en sus propias lim i­
taciones enajenadas. En ambas esfe­
ras relativas se observa la prepon
derancia injusta y Uránica de cas­
tas que han delineado su falso
reflejo maniqueo, En ninguno de
los dos universos hay posibilidad
efectiva de heroísmo y redención.
E l sentido ético de la acción indi­
vidual que redunde en la realiza­
ción catártica colectiva desaparece
en los dos mundos y sólo queda,
en el universa desesperado de los
sobrevivientes, la sombra envolven­
te del Mal. La novela profundizaen
una síntesis negativa con relación a
la axiología del Partido: la demos­
tración causal implacable de una
concepción ambigua e irracional de
los valores tcórico-prácticos de una
ideología llevada af fanatismo ex­
tremo. Revueltas delata estética­
mente la decepción testim onial ha­
cia un proceso histórico mal con­
cebido. Los universos paralelos de
lo s errores develan el pesimismo
extremo y la decepción anLe la
esterilidad de una ideología que
puede ser eficaz sólo teórica­
mente.
La novela se cierra, como el
mundo mismo, en la prisión her­
m ética de los dos universos, en la
orfandad de un reflejo lejano, os­
curo y relativo.
El absotuLu que sobrevive es, no
obstante, la verdad lúcida de la

Digitalizado por Bellas Artes


©
EL E l catorce de abril de este año
perdimos a José Revueltas, uno de
ios más grandes escritores latinoa­

LUTO mericanos, en el momento en que


mayor madurez había logrado en
el planteam iento de sus ideas y de

HUMANO su inmensa creatividad. La pérdida


es monumental para nuestro país,
a pesar de que —aun en el momen­
to en que falleció las fuerzas
vivas intelectuales y el gobierno
procuraron adoptar una cautela
que im plicó un desconocim iento
tremendo de la im portancia de es­
te autor para nuestra historia.
Esto siempre ocurrió con José
Revueltas. Su caso, creo, es único
en nuestro país, pues ha sido el
ejemplo más vivo e im portante de
conducta —artística e individual—
que en verdad luchó contra todas
las corrientes, que fincó su existen­
cia en un compromiso fundamen
tal consigo mismo y que, por tan­
to, jamás quiso apegarse a ningún
tipo de precepto que no fuera el

José A gustín que le dictara su propio corazón.


No se "d iscip linó1', jamás, ni a
retóricas literarias ni a “ principios”
dogmáticos en la p o lítica ni a
“ modos de conducta” establecidos,
y de esa manera cuestionó hasta
sus cim ientos todas nuestras mane­
ras de concebir la realidad, el arte
y el compromiso p olítico. Se guió
solamente por los dictados de su
propia ética -de una pureza incon­
cebible en estas épocas enajena­
das—, que, aunque no correspon­
diera a la de la época, s í contenía
una coherencia y una luminosidad
de prim er orden. Revueltas, deesa
manera, es el primer arquetipo del
futuro, y la profundidad de su
arte, sus concepciones filosófico-
polítícas y su modo de vivir sólo
podrán ser comprendidas debida­
mente cuando nuestro pueblo se
airee y despeje las sombras vastas
que ahora lo conducen a la peligro­
sidad extrema.
La literatura de José Revueltas,
siendo m exicanísim a, alcanza el
más alto valor universal. Dos temas
fundamentales conforman el mate­
rial de este gran autor: por una
parte es la problem ática intem a: el
“ material de los sueños” . Como
Dostoievski, Revueltas penetró has­
ta lo más profundo del alma hu­
mana, y esos estratos eran tan
subterráneos que muchos de los
personajes que surgieron de a llí

Digitalizado por
iaflH Eigte laüEbW tftULTA
Belfas Artes
andrajos humanos, prostitutas, en­ su máxima expresión, pero es leit dad herméticas. La belleza poética
tes primarios, primigenios, en los motiv de toda su obra: desde Los de Revueltas, com o era de esperar­
que Revueltas sabía ver la luz bri­ muros de agua hasta Dormir en se, no se fincaba en el uso de
llantísim a de la existencia misma; tierra, y alcanza uno de sus mo­ “ palabras bellas” o de “ ritmos no­
y esto surgió como otro gran tema mentos culminantes en Ef ¡uto hu­ bles” , sino que surgía por s í mis­
recurrente de Revueltas -al igual mano. La otra parte de su tem áti­ ma como resultado del contenido,
que Lo w ry y, otra vez, Dostoievs* ca es la externa, la social, la p o líti­ de los conceptos y las situaciones,
ki : la lucha de la luz contra la ca, que también es esencial en él y que eran de una gran transparencia
oscuridad, de la conciencia en su que también recorre toda su obra, —aun en sus profundidades más
estado incipiente pero ya luminosa desde el principio y el final. Revuel­ terribles— y su im portancia para
contra lo desconocido, lo instinti­ tas pasa por las fases de ía guerra nuestra existencia era lo que los
vo, lo inconsciente. Por tal m otivo cristcra, las prisiones, los proble­ hacía hermosos, poéticos.
a Revueltas siempre le preocupó el mas campesinos, las luchas popula­ La obra literaria de Revueltas
Caos y la Muerte, pues sólo de res, Ía explotación en las urbes y siempre estuvo en relación estrecha
ellos podía surgir el orden y la la problem ática de los partidos co­ con sus ideas filosóficas, sus con­
vida. La extrema religiosidad de munistas, y aquí, como siempre, vicciones políticas y su propia m i­
Revuelta -que en la vida externa buscó ver las cosas con la mayor litancia. Revueltas siempre se con­
se canalizó a través de la fe comu­ claridad posible para plantear su sideró marxista, y lo era, pero
nista- lo llevó, siempre, a la in­ visión crítica de la realidad sin también era algo más que eso,
trospección, al deambular literaria­ lim itaciones de ninguna especie, pues sus ideas —que eran de un
mente por aquellos espacios ‘‘fuera aunque se las impusieran sus mis­ hegelianismo to tal— no eran repeti­
de Lodo mapa” en los que siempre mos compañeros de m ilitancia. En ciones o elaboraciones de tesis de
se halló mejor orientado que cual­ ambos temas Revueltas manejó his­ Marx, sino que incluían sus pro­
quier otro narrador latinoam erica­ torias, personajes, al igual que la pias aportaciones personales, obte­
no, a excepción, quizá, de Borges. más alta y profunda abstracción; nidas a través de una observación
En sus últim os libros, Ei materia/ su lenguaje resultó —cuando, no era m inuciosa, rigurosa, del tiem po
de ios sueños y Ei apando, esta coloquial por exigencias del con­ histórico que vivió, y éste, natural­
rama de su obra literaria alcanza texto— de una belleza y una densi- mente, disponía ya de fuentes de
in fo rm ació n que Marx hubiera
querido tener. Sus obras básicas en
este sentido son México, una de­
mocracia bárbara y El ensayo so­
bre un proletariado sin cabeza, pero
igualmente im portante —o m ás-
son las tesis f ilosó flco-pofíticas
que Revueltas planteó en ensayos,
artículos, entrevistas, conferencias
y anotaciones poco antes de su
muerte; Revueltas, para entonces,
había reflexionado profundamente
en sus ideas anteriores y las veía
ya desde un punto de vista con­
ceptual y em pírico mucho más ri­
co. Me refiero concretam ente a sus
¡deas acerca de la necesidad de una
democracia socialista, en los parti­
dos y en los países, al requerim ien­
to de una desm itifjcación y desa-
cralización de las ideas revolucio­
narias, para quitarles la pasión reli­
giosa y dejarlas en el plano objeti­
vo que les corresponde. Revueltas
nunca fue ni sectario ni dogmáti­
co, pero tampoco un m ilitante
abúlico o influenciable, y en esa
form a no sólo navegó contra la
corriente p olítica del país sino
contra la misma corriente de la
m ilitancia com unista. E l que hayan
privado como fundamentales sus
propias convicciones por encima
de la religiosidad acrítrca de sus
camaradas, y esto se tradujo en su

lf e !s® S tég|üi i ofceiiiíiaebLTA


Digitalizado por ííiw «rr! Bollas Artes
©
tos revolucionarios en que partici­ cial” , pero tampoco quiso erigirse
pó, incluso de la Liga Leninista como "gran sacerdote de la cultu­
Espartaco, que él fundó. Esto co­ ra ". Por esa razón tanto las mafias
rrobora la tesis de que Revueltas literarias como gubernamentales ío
disponía de una firmeza de ideas y
despreciaron. A l no cultivar el fa­
de una fuerza espiritual que no
vor de los faraones de la cultura
cabía en ninguan organización, y
—fuesen críticos, funcionarios o
por eso su m ilitancia más efectiva
siempre fue en los problemas con­ simples personas influyentes- su
cretos: en las largas luchas p o líti­ obra no encontró más apoyo que
cas de los 30s, 40s y 50s y, funda­ el de los lectores desinteresados.
mentalmente, en e! m ovim iento es­ A ú n basta mediados de 1960,
tudiantil de 1968; su participación cuando se publicó la "o b ra litera­
en este conflicto popular —el más ria” de Revueltas, este autor no
im portante que él pudo vivir, co­ encajaba en ningún esquema o pa­
mo Revueltas reconoció fue deci­ trón literario. Cuando se citaba a
sivo para su observación de la rea­
nuestros grandes autores, Revueltas
lidad y aunque naturalmente no se
nunca aparecía entre Paz, Fuentes,
trataba de que él fuera "e l princi­
pal responsable de los sucesos de Rutfo o Arreóla. Los críticos de­
68’*, como adujo el gobierno para cían que era un novelista de altiba­
encarcelarlo, s í vino a ser una es­ jas, confuso en la exposición y sin
pecie de espíritu rector, de punto idea de la gramática: sólo se le
de convergencia espiritual y teórica consideraba valor en sus cuentos,
que dispuso todo el movimiento pero tam poco se em itían juicios
de 1968 una vez que la represión entusiastas y reiterados como para
cesó, y cuando poco a poco fu i­ construirle un prestigio nacional.
mos comprendiendo —como él lo
Nuestros autores que alcanzaron
supo intuitivam ente, primero, e
renombre internacional jamás se
ideológicamente, después— que ha­
preocuparon por dar a conocer la
bíamos vivido la etapa más im por­
obra de Revueltas en el extranjero,
tante de nuestro país desde la re­
y sólo hasta ahora su obra empieza
volución de 1910. La vida política
a ser conocida. De hecho, fueron
de Revueltas fue más allá de gri­
los jóvenes —escritores y lectores—
llas, y resultó tan sincera y efecti­ quienes en los sesentas empezaron
va que am eritó varias estancias en
a revalorizar a José Revueltas, por­
las Islas Marías, en Lecum berri y
que —a partir de 1968— eran los
otras cárceles. Estos aprisionam ien­
únicos que empezaban a tener un
tos eran para él "com o una beca” ,
cam bio total de valores y podían
en los que estudiaba y escribía
empezar a apreciar los de Revuel­
profundamente. Tanto evitó com­
tas. Este, quien nunca se preocupó
ponendas y rehuyó los medios o fi­ por buscar prestigio, reconocim ien­
ciales, y fue tan auténtica y hones­ tos, éxito o dinero, que vivió para
ta su lucha política, que incluso su cum plir con su honestidad y sus
muerte sirvió para que se llevara a convicciones revolucionarias, que
cabo uno de los eventos políticos escribió porque nació para eso y
más justos, im portantes y valien­ porque eso lo llenaba, lo realiza­
tes, precisamente por su esponta­ ba, que prodigó su generosidad y
neidad. sus conocimientos a quien quisiera
Por otra parte, la manera de escucharlo, sin querer convertirse
vivir de José Revueltas también en un gurú cultural, resultó un
fue un desafío abierto a nuestra modelo que sólo podía ser recono­
cido por las nuevas generaciones,
enajenación social, en la cual parti­
pero éstas empezaban a com pren­
cipan por igual contrarrevoluciona­
der que la actitud de Revueltas
rios y revolucionarios. Revueltas
era, precisamente, la que más falta
rehuyó, desde un principio, las
hacía en nuestro subdesarrollo mo­
cofradías, las mafias, los elogios ral y cultural. Porque, a partir de
mutuos, las "relaciones públicas” , 1968, se hizo cada vez más paten­
las rencillas, las envidias y las mez­ te que vivíam os en un mundo de
quindades. Naturalm ente, no quiso transas, de falta de convicciones,
form ar parte de ¡a "cultura ofi- r¿íf9b^tí%eudomateriaJe5 que
k Nacional de <ACONÁCULTA
Digitalizado por Bellas Artes
©
sólo habían gestado una deshuma­
nización extrema, y lo que hacía
falta ahora era el espíritu de lucha
del C he Guevara, de Salvador
Allende y de José Revueltas, en
los que predominase el amor y la
claridad, y también una actitud
ante la vida más humana, más
natural, más intensa. . . N atural­
mente, Revueltas no fue un hom­
bre perfecto, quizá una de sus
grandes fallas fue la que lo condu­
jo a la m uerte: el alcoholism o. Y
el alcoholism o está mal no porque
resulte atentatorio contra la moral,
sino porque, en el caso de Revuel­
tas, le lim itó la vida, lo hizo m orir
a los sesenta y dos años de edad,
cuando había llegado a una lucidez
portentosa y a un dom inio de su
talento como nadie en nuestro
país lo había logrado, salvo, quizá,
Octavio Paz, ¡pero qué diferencia
en la actitud humana! Revueltas
tenía que haber vivido más años
porque estos se hubieran tra­
ducido en más obras de trascen­
d e n c ia u n iversal. Sim plem ente,
ahora, Hegeí y y o y ¿7 tiempo y et
numero han quedado inconclusas.
E l alcohol aportó a Revueltas un
espíritu dionisiaco, de apego a la
vida y a la tierra; como a Malcolm
Low ry te sirvió para penetrar en
dom inios del conocim iento del
mundo exterior y del mundo inte­
rior. Revueltas bebía “ hasta la so­
briedad" y escucharlo en sus rap­
tos alcohólicos era una experiencia
portentosa, en la que la receptibíli-
dad nunca era suficiente para asi­
m ilar todo lo que de él surgía, que
no era otra cosa que un auténtico
éxtasis de Dionisio. Sin embargo, a
cam bio de tales exaltaciones, su
organismo se fue mermando hasta
agotarlo por com pleto y hacerlo
fallecer cuando más necesario era
que continuase vivo, cuando había
empezado a vislum brar la sublim i­
dad de la existencia, cuando había
logrado fundir a Apolo y a D ioni­
sio. Revueltas, que fue el primero
en percibir fas coordenadas más
invisibles de la enajenación y lo
hizo proclamar la tesis de la geo­
m etría enajenada que encarcela a
todos los que nos sentimos Ubres,
no logró salir de la maraña, del
laberinto de paralelos y meridianos
que lo mismo ahogan el alma co­
mo el mundo, pero nos señaló el
cam ino: el cam ino de oro a la
Idewdé imite:
Nacional de ía c o n a c u l t a
Digitalizado por rüiMr-í Bellas Artes

También podría gustarte