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Visión de la Persona
Los seres humanos están en continua lucha para alcanzar sus metas. Para ello, en el
ambiente en el que se desenvuelven, tienen que enfrentarse a situaciones ante las que
deben responder. Nuestra experiencia enfrentando situaciones y resolviendo problemas se
concreta en una serie de creencias aprendidas. Ante cada nueva situación, las personas
activan algunas de estas creencias para poder entenderla y tomar decisiones. Si las
creencias están adaptadas a la realidad, son lógicas y están basadas en un buen análisis de
los hechos, tendrán consecuencias positivas: permitirán actuar adecuadamente, ayudando
a conseguir metas y provocando reacciones emocionales ajustadas.
La idea básica de la personalidad que tiene Ellis se resume en el conocido esquema a-b-c
(Ellis y Dryden, 1994):
(a) Acontecimientos activadores. Situaciones ante las que el individuo debe dar respuesta.
Pueden ser hechos externos o también experiencias internas (emociones, pensamientos).
(b) Creencias. Se activan para interpretar el acontecimiento activador. Pueden ser
racionales o irracionales.
(c) Consecuencias. Son el resultado de la visión del mundo (creencias) que se activan ante
la situación concreta. Pueden ser de tres tipos: emociones, conductas o creencias. Cuando
las creencias son racionales («esto que ha sucedido es malo, pero puedo afrontarlo») se
activarán conductas adaptadas y emociones adecuadas (ya sean positivas: felicidad; o
negativas: frustración, pesar, desilusión) que permitirán afrontar adecuadamente la
situación.
Si las creencias son irracionales («le estoy fallando a todo el mundo»), las conductas que
se pondrán en marcha para afrontar la situación (A) serán inapropiadas (derrotistas, poco
consistentes) y las emociones que se suscitarán serán inadecuadas (ya sean negativas:
tristeza, ansiedad; o positivas: manía). Además de las creencias que evalúan la situación
(B), puede haber un segundo tipo de cogniciones, llamadas secundarias, que aparecen
como consecuencia de tomar consciencia de las propias creencias o emociones («otra vez
estoy pensando en negativo», «vuelvo a sentirme muy deprimido, esto nunca va a
terminar»).
Ellis entiende que todos estos elementos son interaccionales, esto es, que las creencias
generan emociones y conductas, pero que también las conductas activan cogniciones y
emociones. En definitiva, que A, B y C están en interacción y no se puede concebir uno sin
tener en cuenta a los otros. Las personas piensan que las emociones son desencadenadas
automáticamente por los acontecimientos («me pongo triste cada vez que veo a mi tía») y
la idea de Ellis es que estas no se activarían sin las cogniciones («me pongo triste porque
cada vez que veo a mi tía recuerdo que está enferma»).
De forma que son las personas las que se hacen así mismas felices o infelices a través de
los pensamientos que se permiten tener. El punto de partida de Ellis es que todas las
personas pueden pensar racional o irracionalmente, y que el terapeuta puede enseñarles a
elegir hacerlo racionalmente. Lo interesante de esta visión es que devuelve a las personas
la responsabilidad sobre sus vidas, sus conductas y emociones. Porque siempre se puede
buscar interpretaciones lógicas para la realidad que nos hagan más felices.
Patología
La causa de los problemas psicológicos estaría en la forma en que el sujeto interpreta sus
circunstancias y las creencias que tiene sobre sí mismo, sobre los otros y sobre el mundo
en general. El sistema de creencias de las personas con trastornos psicológicos se
caracteriza por patrones de pensamientos irracionales: ideas que son falsas porque
distorsionan la realidad, disfuncionales porque nos impiden alcanzar nuestras metas, y
muchas veces automáticas, de manera que la persona no conoce ni su existencia ni cómo
están influyendo en sus conductas y emociones. Si la irracionalidad es la causa de los
trastornos, ser capaz de diferenciar entre lo que es racional y lo que no constituirá un
elemento básico de la intervención.
¿Cómo diferenciar creencias racionales e irracionales? (Dryden y Ellis, 2001). Las creencias
racionales:
Tratamiento
Objetivos: Desarrollar un pensamiento racional, que sea flexible y probabilístico, que no
invalide a la persona ante los fracasos y le permita alcanzar sus metas. En su última
formulación Ellis propone que la estabilidad emocional está asociada a la aceptación
incondicional de uno mismo, los otros y la vida (Ellis y Joe Ellis, 2011). Así que alcanzar
estos tres estados se convierte también en objetivo de la TREC.
Terapeuta: Un terapeuta racional emotivo es un terapeuta empático que asume muchos
de los postulados rogerianos de ser genuino y aceptar incondicionalmente a sus clientes.
Pero al tiempo es activo, dirige las sesiones para que las personas se enfrenten a las ideas
irracionales. Actúa como un modelo de racionalidad y es muy didáctico a la hora de
explicar a las personas cómo funciona su mente y el efecto de sus creencias.
Proceso terapéutico
En primer lugar, a través de entrevistas de evaluación, el terapeuta averigua el tipo de
problemas que presenta el cliente. Los problemas pueden clasificarse en:
Externos. Los provocados por situaciones ambientales, como problemas laborales o
relacionales. En el esquema A-B-C serían la A (Acontecimientos activadores)
Internos. Síntomas del cliente más relacionados con sus procesos mentales, como pueden
ser la ansiedad, la depresión o la culpa, y que en el esquema de Ellis estarían en la C
(consecuencias).
Diferencia también entre los problemas en sí mismos (síntomas primarios) y las reacciones
que la persona tiene ante los síntomas (problemas secundarios). Por ejemplo: «La
posibilidad de perder el trabajo me entristece porque siento que todo el esfuerzo que hice
para ser un buen profesional no ha servido para nada». Pero, además: «Me avergüenzo de
mi tristeza, debería ser capaz de enfrentar la situación con mucho más ánimo». En el inicio
del tratamiento se explica al usuario la forma de trabajar. Se le ayudará a modificar las
interpretaciones de la realidad incorrectas que está haciendo y a eliminar los sesgos
cognitivos subyacentes.
Se explica que esas ideas y creencias han sido aprendidas y son responsables de sus
problemas de conducta y emocionales. Y, por último, y en resumen, se le hace entender
que A conduce a C solo si el cliente aporta las creencias irracionales (B). El cambio de
puntos de vista se promueve a través de un debate (D), en el que el terapeuta enseña a
localizar las ideas irracionales, para luego ponerlas en duda hasta que surjan
interpretaciones alternativas más efectivas y racionales (E). El último paso del tratamiento
está dirigido a ampliar y avanzar la nueva filosofía racional.
Técnicas La TREC
Utiliza un amplio repertorio de técnicas que Ellis recoge de modelos como la terapia cognitiva de
Beck, la terapia adleriana o la terapia de conducta. Distingue entre técnicas para cambiar
cogniciones, para trabajar con emociones y para modificar conductas. A continuación, se exponen
algunas de las más importantes de cada uno de estos tipos (Ellis y Joe Ellis,
2011; Ellis y Dryden, 1994; Dryden y Ellis, 2001). Al final se explican también algunas de las tareas
para casa que se pueden derivar del trabajo en sesión.
Juegos de roles. Consiste en hacer que el cliente analice sus ideas colocándose en
la posición de diferentes personajes. Por ejemplo, ¿cómo vería esta idea un juez?, o
un ¿maestro? u ¿otro padre?
Inversión de roles. Se pide al cliente que haga de terapeuta mientras que este
expone ideas negativas para las que él debe buscar alternativas.
Llevar al absurdo los argumentos.
Consiste en llevar al extremo los razonamientos o las consecuencias de las creencias
que tiene el usuario. Por ejemplo: ¿y qué puede ser lo peor que ocurra?, ¿y todavía
peor?, ¿y ya pensando en términos de catástrofe, lo más dañino que podría suceder
sería…?
Hacer que las personas reflexionen sobre las consecuencias positivas de las
nuevas ideas. Promover que los clientes se enfrenten a las situaciones que
activan las creencias irracionales para darse la oportunidad de pensar, actuar y
sentir de manera diferente.
Usar autoafirmaciones con las alternativas racionales y hacer que las personas
las escriban y repitan.
b) Análisis coste-beneficio. En la línea de promover la aceptación, esta técnica ayuda a
replantear la vida de una persona. Consiste en analizar las actividades de trabajo y ocio
que conforman la vida de una persona, valorando las ventajas e inconvenientes que tiene
cada una de ellas para ayudar a tomar decisiones sobre qué cambiar y qué mantener.
c) Modelado. Consiste en animar a los usuarios a pensar en personas a las que admiran
por tener las actitudes ante la vida que a ellos les gustaría imitar. A partir de ahí, deben
investigar qué pensamientos suyos les gustaría asumir como filosofía de vida y qué
comportamientos básicos les gustaría copiar.
d) Biblioterapia. La TREC recomienda la lectura de libros de autoayuda para fomentar
nuevos puntos de vista en los clientes.
e) Además, se recomiendan métodos complementarios como el yoga, la meditación o el
uso de técnicas de relajación.
II. Para trabajar los aspectos emocionales se utiliza la imaginación racional- emotiva, los
ejercicios para la vergüenza, y el uso del humor y canciones.
a) Imaginación racional-emotiva. La TREC utiliza diversas técnicas basadas en el uso
de la imaginación. La más simple consiste en pedir a los pacientes que se imaginen
haciendo correctamente alguna tarea importante y se hagan conscientes de los
pensamientos y emociones que experimentan en ese momento. También usan la
imaginación para trabajar con las emociones. En este caso, el objetivo es que las
personas se den cuenta de cómo se activan las emociones ante determinados
recuerdos, de que algunas de ellas son inadecuadas (culpa, furia, depresión), y que
se pueden cambiar por otras que —aun siendo negativas— son más adecuadas al
contexto porque permiten afrontar positivamente la situación (enfado, desagrado,
tristeza). Los pasos de la técnica son los siguientes:
Hacer que la persona imagine con mucho dramatismo un acontecimiento
activador.
Preguntarle qué emociones tiene en ese momento y ayudarle a
experimentarlas al máximo: ¿qué imágenes, sonidos y sensaciones tiene?
Se le pide que mantenga la imagen de la situación (acontecimiento activador),
pero que cambie la emoción por otra más adecuada, no importa que sea
negativa.
Se le pregunta «cómo lo hizo» (nunca «qué se dijo») y se le ayuda a ver que
para cambiar una emoción necesitamos cambiar la valoración del
acontecimiento activador. La idea es que podemos sentirnos mal ante algunas
cosas que suceden y que eso solo es problemático cuando nuestras emociones
son desproporcionadas como consecuencia de las valoraciones que hacemos.
b) Ejercicios para vencer la vergüenza. Según Ellis, la vergüenza aparece porque la
persona se dice a sí misma que todo tiene que ser perfecto y que quedará como un
idiota si no es así. Cuando hacemos algo «vergonzoso» etiquetamos como tal el acto,
pero también a nosotros mismos («es una vergüenza que tenga que entregar
currículos por los restaurantes, me he convertido en un ser patético»). El terapeuta
elige con el cliente un ejercicio para realizar en la calle que él considere vergonzante,
pero que no pueda resultar dañino para nadie (tirar un vaso, o decir algo
inconveniente, vestir con algo ridículo). Se le entrena para identificar sus creencias
irracionales y para bloquear todo lo que suponga la autocrítica. El objetivo es que
asuma que el acto puede ser vergonzoso, pero que eso no lo convierte en un ser
patético. Para ello, debe usar creencias alternativas del tipo: «Estoy realizando un
ejercicio que es por mi bien», «sé lo que los otros están pensando, pero puedo
tolerarlo».
c) Utilización del humor y canciones racionales humorísticas. El objetivo es que las
personas se hagan conscientes de que exageran algunos aspectos de la realidad y se
rían de sí mismas. Para ello, puede ser útil usar canciones que se mofen de las propias
creencias, o imágenes humorísticas de uno mismo que ayuden a ver la parte graciosa
de la situación. Un joven que está todo el día quejándose de lo mal que están las cosas,
criticando a todos y a sí mismo, aprendió a imaginarse vestido de juez, con peluca y
toga, pero con nariz de payaso. Al mismo tiempo se cantaba la canción: «Soy un
litigante, muy poco elegante, con memoria de elefante, un auténtico payaso parlante».
III. Para trabajar los aspectos conductuales. Se pueden usar cualesquiera de las muchas
técnicas de modificación de conducta. Resumo algunas de las más utilizadas por la
TREC:
a) Solución de problemas. Para tratar de cambiar los «hechos activadores». Una
persona reacciona con ira (C) ante el desorden que organiza su compañera de piso (A),
porque piensa que lo hace para faltarle al respeto (B). Además de cuestionar la
creencia «lo hace para faltarme al respeto», se puede enseñar a la persona a buscar
soluciones eficaces para acabar con el mal hábito de la compañera.
b) Entrenamiento en habilidades sociales. Si el cliente no tiene las habilidades
específicas para afrontar un «acontecimiento desencadenante».
c) Exposición. Les pide a las personas que se metan en situaciones temidas para
favorecer que surjan las creencias negativas y tengan que debatirlas.
d) Uso de recompensas y castigos asociados a la realización de las tareas a veces
difíciles que implica la terapia. Por ejemplo, si se ha expuesto a una situación temida
puede concederse un capricho y si no lo logró tiene que hacer un donativo a una ONG.
IV. Tareas para casa. Para completar el trabajo que se hace en sesión el terapeuta
puede pedir tareas para casa. Algunas de las más habituales son: