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La cascarilla de soja es un subproducto del procesado del haba de soja para la obtención de

aceite. En este proceso, los granos se molturan a un tamaño de 3-4 mm y la cascarilla se separa
por aspiración. La cascarilla representa un 8% del peso del haba y contiene alrededor del 40% de
su fracción fibrosa. Posteriormente, a veces se tuesta (90º C, 1 hora) antes de molerse. El tostado
permite reducir la actividad microbiológica. Esto tiene importancia en muestras contaminadas con
tierra, con alta humedad (un 20% de las muestras valoradas tenían más de un 12%) y/o cuando se
prevén periodos de almacenamiento largos. Otros efectos del tostado son reducir la actividad
ureásica y posiblemente una disminución del efecto alergénico de la cascarilla en humanos. La
cascarilla de soja es un producto muy voluminoso. Para facilitar su transporte puede granularse, lo
que incrementa su densidad desde 150 hasta 711 kg/m3. La cascarilla puede comercializarse
separadamente o añadirse a la harina 47-48% para obtener harina 44%. La razón de esta mezcla
es puramente comercial, al no disponerse de cauces adecuados para la venta de la cascarilla a
precios de interés. Cuando se hace la separación, la harina 47-48% se destina fundamentalmente
a piensos de animales jóvenes y la cascarilla a piensos de rumiantes.

La cascarilla de soja tiene una elevada concentración de carbohidratos (alrededor de un 75%). La


mayor parte corresponden a componentes de la pared celular, entre los que se encuentra un
contenido apreciable (8%) de pectinas. La fibra se encuentra muy poco lignificada. El contenido en
LAD representa sólo un 1,8% y una parte (36%) corresponde a cutina. La cascarilla contiene un 2%
de azúcares solubles (sacarosa) y un 5% de azúcares insolubles (rafinosa, estaquiosa y
verbascosa). Estos últimos se degradan por vía fermentativa y se determinan como almidón
cuando éste se analiza por técnicas polarimétricas (Ewers). De aquí las diferencias entre autores
en cuanto al contenido en almidón y azúcares de este ingrediente.

La fracción fibrosa es potencialmente degradable casi por completo (> 85%) en rumiantes y de
forma parcial en monogástricos. Su velocidad de degradación es relativamente lenta en
comparación con otros concentrados en fibra digestible. Las células subepidérmicas de la
cascarilla son fácilmente degradables, pero las células de la epidermis, en forma de empalizada, se
degradan más despacio. De esta forma, la degradación in situ de la FND a las 16 h es de sólo un
40%.

La lenta velocidad de degradación implica una limitación en la capacidad de consumo de energía.


La digestión puede resultar incompleta en animales lecheros y en terneros en cebo, donde el
tránsito digestivo en el rumen es rápido. También se ha observado que su degradación ruminal
compite con la fermentación de los concentrados de almidón, de modo que una elevada proporción
de éstos deprime la digestibilidad de la cascarilla en mayor grado que la de los forrajes. También
debe considerarse que su aporte de fibra efectiva, capaz de estimular la rumiación y la motilidad
ruminal, es reducido lo que limita la posibilidad de sustituir parte del forraje de la dieta. Finalmente,
su capacidad de intercambio catiónico es del orden de un 50% con respecto al de la pulpa de
remolacha. La cascarilla de soja es, por tanto, un concentrado de fibra digestible altamente
palatable, que encuentra su mayor valor nutritivo (similar al del grano de maíz) en dietas para
rumiantes con niveles de producción medios o extensivos, como alternativa a una parte de los
concentrados de almidón.

El contenido proteico de este ingrediente es apreciable (12% como media), aunque altamente
variable (7-21%). La degradabilidad ruminal de la proteína es del orden de un 60%. Su
digestibilidad aparente es relativamente baja en todas las especies, correspondiendo los valores
más altos a rumiantes (61%) y los más bajos a aves (30%). Estos resultados pueden explicarse
parcialmente por la proporción de N ligado a la FAD (12% como media). Parte del efecto puede
estar relacionado con un incremento de la excreción de N endógeno en heces, que se corregiría
utilizando digestibilidad real.

El contenido mineral de la cascarilla de soja es relativamente bajo y muy variable. Es


especialmente pobre en fósforo, sodio y cloro. Algunas partidas incorporan una fuente externa de
calcio para facilitar su manipulación, de forma que su contenido puede elevarse hasta un 1,5%. Así
mismo el contenido en hierro puede oscilar entre 260 y 2800 ppm, en función del origen de la
partida y del grado de contaminación con tierra.

Los niveles medios de proteína, grasa y fósforo de la cascarilla comercializada en España son
superiores y los de fibra inferiores a los que figuran en tablas de otros países, lo que parece indicar
una mayor presencia media de almendra. La elevada variabilidad observada justifica un control
sistemático de partidas (incluyendo contaminación microbiológica) y de proveedores.

VALORES NUTRICIONALES

COMPOSICIÓN QUÍMICA (%)


Humedad Cenizas PB EE Grasa verd. (%EE)
11.0 4.7 11.8 2.5 90

FB FND FAD LAD Almidón Azúcares


∑=89.0
32.7 57.5 43.3 1.8 0.0 1.5

Ácidos grasos C14:0 C16:0 C16:1 C18:0 C18:1 C18:2 C18:3 C≥20
% Grasa verd. 0.2 11.0 0.2 4.0 22.0 54.0 8.0 0.4
% Alimento 0.00 0.25 0.00 0.09 0.50 1.22 0.18 0.01

Macrominerales (%)
Ca P Pfítico Pdisp. Pdig. Av Pdig. Porc
0.50 0.15 0.11 0.05 0.03 0.04

Na Cl Mg K S
0.07 0.03 0.20 1.26 0.11

Microminerales y vitaminas (mg/Kg)


Cu Fe Mn Zn Vit. E Biotina Colina
11 550 20 42 3 400

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