Está en la página 1de 1

Esterházy era descendiente de una importante familia de la 

aristocracia húngara, establecida
en Francia desde hacía décadas. Entró en el ejército francés en 1865, pero no duró mucho
tiempo en sus filas, puesto que en 1869 se enroló en los "zuavos del papa" que luchaban a
favor de los Estados Pontificios. De vuelta a Francia, fue espía en la Guerra Franco-Prusiana y
se enroló como oficial en la Legión Extranjera en forma irregular, pues no había sido
previamente soldado de dicha unidad, aunque las influencias de su familia le evitaron mayores
investigaciones. Obtuvo el grado de teniente al final de dicho conflicto, siendo destinado
entre 1880 y 1882 a traducir documentos de la contrainteligencia francesa. 1 Después fue
destinado a Túnez en 1885 y a Marsella en 1888, aunque sin recibir comisiones militares de
importancia. Pese a no ser un oficial destacado, su lejano origen aristocrático le permitió
continuar sin problemas dentro del cuerpo de oficiales, a la vez que Esterházy cultivaba un
franco antisemitismo.
Aunque sin fortuna personal y dependiente por completo de su sueldo como oficial, Esterházy
luchó por mantener un estilo de vida lujoso como correspondería a sus ancestros húngaros
procedentes de la aristocrática familia Esterházy pero fracasó en su empeño e incurrió en
fuertes deudas a partir de 1886, debiendo inclusive divorciarse en 1888 al despilfarrar
la dote de su esposa. Ansioso de ascensos que solucionaran sus problemas de dinero, y
amargado con el ejército francés por no conseguirlos, Esterházy ofreció hacia 1892 sus
servicios como espía al Imperio Alemán a cambio de un pago elevado, usando como chivo
expiatorio al capitán Alfred Dreyfus.
Su caso fue descubierto por el coronel Georges Picquart cuando este fue nombrado jefe del
contraespionaje francés en 1895 y encontró cartas dirigidas al alto mando alemán con el
nombre de Esterházy en ellas, cartas donde el propio Esterházy comunicaba secretos
militares franceses al agregado militar alemán en París.2 En esas mismas cartas obtenidas por
Picquart se apreciaba cómo Esterhazy manifestaba a sus jefes alemanes su profundo
resentimiento y desprecio hacia Francia y hacia los judíos, a quienes culpaba de todos sus
males.
El origen aristocrático de Esterházy, así como su virulento antisemitismo, le ayudaron a ganar
el favor de los círculos antisemitas más extremos de Francia, cuyos contactos con la élite
militar impidieron que fuera condenado por traición. Cuando las pruebas halladas por Picquart
forzaron a las autoridades militares a reabrir el caso de Dreyfus en 1897, Esterházy fue
aconsejado por sus superiores para que negase toda evidencia. No obstante, tras un consejo
de guerra (del 10 de enero de 1898) totalmente amañado 3 y en el que fue
incomprensiblemente absuelto, ante el riesgo de ser acusado de nuevo, Esterházy escapó
al Reino Unido a mediados de 1898, donde pasó el resto de su vida, residiendo en la localidad
de Harpenden y dedicado a difundir el antisemitismo, sin haber sido juzgado debidamente ni
condenado por sus delitos.

También podría gustarte