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complot antisemita
que dividió francia
El capitán judío fue acusado falsamente de alta traición. El caso
hizo aflorar el antisemitismo de la III República y dividió
profundamente al país durante décadas.
Curiosidades de la historia
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El 5 de enero de 1895, Alfred Dreyfus fue degradado en una humillante ceremonia pública
en la que fue desprovisto de todas sus insignias militares y se rompió su sable de oficial.
Acusado de espiar para Alemania, el alto mando francés no dudó en manipular las
pruebas para que fuera condenado.
FOTO: Leemage / Prisma Archivo
Ainhoa Campos Posada
JUICIO Y DEGRADACIÓN
Dreyfus permaneció encerrado e incomunicado mientras se registraba
su casa. El interrogatorio lo llevó a cabo personalmente Du Paty pero el
capitán, seguro de su inocencia, se negó a confesar. A pesar del
secretismo, la noticia se filtró al diario antisemita La Libre Parole, que
hizo especial hincapié en el origen judío de Dreyfus. Durante el juicio,
que comenzó el 22 de diciembre, el alto mando militar apuntaló la débil
prueba del bordereau presentando documentos manipulados o
directamente falsificados y falsos testimonios que aseguraran el caso de
quien habían elegido como culpable. El resultado fue una condena
unánime del tribunal por alta traición.
Su condición de judío hizo que Dreyfus fuera
acusado sin pruebas de transmitir secretos
militares al espionaje alemán
Alfred Dreyfus fue degradado en una ceremonia pública y
humillante: tras arrebatarle sus insignias militares y quebrar su sable,
fue conducido a la cárcel en medio de los insultos de miles de asistentes.
Después partió a su destierro perpetuo en la isla del Diablo, un islote
de la Guyana francesa. En ese momento todo el país estaba en su
contra. Sólo la familia de Dreyfus mantenía la inocencia del condenado.
Pero un año más tarde, la Sección de Estadística interceptó un
manuscrito del embajador alemán dirigido al comandante de
infantería francés Ferdinand Esterházy. El jefe del contraespionaje
francés, Georges Picquart, lo puso bajo vigilancia y descubrió que
mantenía frecuentes contactos con la embajada alemana en París.
Picquart pensó en un principio que había localizado a un segundo espía,
pero cuando cotejó varias notas del comandante con el bordereau que
había condenado a Dreyfus se dio cuenta de que el autor de todos los
documentos era el mismo, Esterházy.
Picquart comenzó a hacer indagaciones sobre el caso contra Dreyfus,
pero el ejército no podía permitir que la verdad saliera a la luz. Entonces
salió a la luz una carta falsificada una carta del agregado militar italiano a
la embajada francesa que incriminaba a Dreyfus y se destinó a Picquart
a Túnez para detener la investigación.
ZOLA ACUSA
Pero entonces tuvo lugar un hecho que cambió el rumbo de los
acontecimientos. El 13 de enero de 1898 apareció en la primera
página del periódico L’Aurore el célebre artículo "Yo acuso". Estaba
firmado por el escritor Émile Zola, entonces en la cumbre de su carrera,
y en el que, en forma de una carta abierta al presidente de la República
exponía todas las irregularidades del caso. Francia se dividió
entre dreyfusards, convencidos de la necesidad de reabrir el caso,
y antidreyfusards, determinados a defender la honorabilidad del Ejército
por encima de los derechos individuales.
En los meses siguientes se produjeron decenas de disturbios
antisemitas, Zola fue condenado a un año de cárcel por difamación,
pena que evitó huyendo a Gran Bretaña, y Picquart fue expulsado del
ejército.
Las mentiras y falsificaciones acumuladas sobre el caso Dreyfus eran
insostenibles. El ministro de la Guerra, Cavaignac, un convencido de su
culpabilidad, descubrió que la carta al agregado italiano era una
falsificación y se llegó a la conclusión que tanto ésta como otros
documentos falsificados eran obra de un alto mando del
contraespionaje francés, Hubert-Joseph Henry, que fue detenido y se
suicidó al cabo de una semana. Un intento de golpe de Estado por
parte del derechista Paul Deroulède y una agresión al nuevo
presidente de la República, Émile Loubet, convencieron al gobierno de
la necesidad de acabar con el caso para cerrar la brecha que éste había
generado. En junio de 1899, el Tribunal de Casación anuló el
veredicto de 1894 y decidió que Dreyfus compareciese ante un
nuevo consejo de guerra.
LA VERDAD EN MARCHA
El nuevo juicio tuvo lugar entre agosto y septiembre de 1899 y tan sólo
sirvió para cerrar en falso el caso: el veredicto, que no fue unánime,
mantenía la condena a Dreyfus pero rebajaba la pena a diez años,
de los cuales ya había cumplido cinco. El gobierno ofreció el indulto al
oficial alsaciano a cambio de no presentar apelación al veredicto. A
pesar de que aceptar el indulto suponía aceptar su culpabilidad, Alfred
decidió acogerse a la gracia gubernamental para acabar con su
pesadilla. Poco después, el ejecutivo promulgó una amnistía que incluía
todos los delitos relacionados con el caso.