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TEMA 3.

ACTIVIDAD Y DESCANSO EN LA INFANCIA


1. Actividad y descanso
1.1. Equilibrio entre actividad y descanso (I)
¿Son la actividad y el descanso procesos contrarios?
No, la actividad y el descanso son dos procesos complementarios. Ambos tienen
una gran importancia en el desarrollo integral del niño y la niña y su equilibrio es
fundamental para asegurar tanto el mantenimiento de unas condiciones físicas
adecuadas, como para estimular el desarrollo de todas sus capacidades.
La evolución en el niño/a de este equilibrio entre la actividad y el descanso,
responde a su maduración órgano-funcional, que va ligada al desarrollo del
sistema nervioso, a la maduración motora, cognitiva…
¿De qué hablamos cuando nos referimos a actividad?
La actividad se establece como el proceso a través del cual el niño/a entra en
contacto con el entorno. Esta actividad puede ser de carácter físico o mental y
ambos tipos se manifiestan desde el primer momento de su vida. Esto implica
tener en cuenta las acciones externas que el niño lleva a cabo y se pueden
observar -como son la acción de manipular o las producciones plásticas-, y
aquellas que generan procesos internos 
¿Qué entendemos por actividad física?
La actividad física, que utiliza el movimiento como instrumento, lleva al niño a
mover su cuerpo y de este modo ir conociendo las diferentes sensaciones que
estos cambios de posición y localización le van proporcionando: intentar
alcanzar, acercarse, y asir los objetos que le rodean para descubrir sus
características sensoriales y las consecuencias de sus acciones sobre ellos
(desplazamientos, sonidos). Por tanto, podemos hablar de actividad física cuando
el niño anda, corre, pinta, etc.
¿Qué entendemos por actividad mental?
La actividad mental es aquella que utiliza el razonamiento para analizar, comparar
o cualquier otra actividad del pensamiento.
En el período que nos ocupa, la primera infancia, la asociación entre la
actividad física y la actividad mental es muy importante debido a que el
niño/a tiene que operar sobre la realidad para conocerla, su pensamiento no
le permite todavía abstraer características de cualquier objeto del entorno sin
verlo, tocarlo y manipularlo.
Por eso es de gran importancia que la escuela infantil proporcione al niño/a
la posibilidad de disfrutar experiencias diversas en las que:
 Entre en contacto con materiales y objetos diferentes.
 Explore sus características.
 Descubra sus posibilidades.
1.2. Equilibrio entre actividad y descanso
¿De qué hablamos cuando nos referimos a descanso?
El descanso es la recuperación subsiguiente a la realización de cualquier
actividad, es el tiempo necesario para restablecer el equilibrio, respondiendo a los
nutrientes gastados y permitiendo una distensión muscular y psíquica.
El descanso debe estar ajustado a la actividad que ha producido su necesidad
y no siempre tiene que estar ligado al sueño o reposo, sino que puede consistir
en la realización de otras actividades que resulten diferentes y/o relajantes.
¿Qué actividades podemos hacer para favorecer el descanso? Presentamos a
continuación algunas actividades que pueden contribuir al descanso:
 El juego. Es un elemento muy importante a tener en cuenta para una
adecuada evolución del niño y está relacionado con el descanso, entendido
éste como cambio de actividad. El cambio de actividad libera el organismo
del niño/a de la probable sobrecarga o tensión física y/o psíquica
acumulada como consecuencia de un período de actividad continuado. El
juego le puede proporcionar esto, al mismo tiempo que promueve la
socialización y la integración, mientras satisface sus necesidades de
diversión.
 El ejercicio físico. Es muy importante para mantener el equilibrio entre
actividad y descanso que venimos analizando, al mismo tiempo que ayuda
a alcanzar un buen desarrollo físico y psíquico. Algunas de las ventajas del
ejercicio físico son:
o Aumento de la capacidad respiratoria.
o Corrección de alteraciones ocasionadas por malas posturas.
o Suavización de los estados de nerviosismo y ansiedad.
o Desarrollo muscular armónico.
o Crecimiento regular del esqueleto.
o Mejora de la calidad del sueño.
 La relajación muscular. Es una técnica que nos puede ayudar a disminuir
la excitación y la fatiga, motivadas por una actividad excesiva o por un
estado de cansancio general. Sería conveniente incorporarlas en la
actividad diaria y que pasen a ser una más de sus rutinas, como un
mecanismo para compensar el desgaste de energía que se produce
diariamente.
1.3. Equilibrio entre actividad y descanso (III)
¿Cómo podemos lograr este equilibrio?

Toda actividad que se realiza con una determinada intensidad o durante un


periodo largo de tiempo lleva al cansancio. Esto se puede incrementar si la
actividad que se realiza no motiva al niño, es muy repetitiva o tal vez
sea demasiado difícil para él y le suponga un esfuerzo excesivo. El niño/a por
tanto necesitará descansar para recuperar el gasto de energía, y volver a lograr el
tono muscular y nervioso adecuado.

Actividad y descanso deben ajustarse teniendo en cuenta tanto su duración como


las características de los procesos que implican, de modo que se conviertan en
aspectos complementarios del desarrollo del niño.

Llevar una vida saludable implica mantener este equilibrio entre actividad y
descanso, por lo tanto, al tratar este aspecto, debemos considerar el descanso y
la fatiga como dos situaciones estrechamente vinculadas para velar que se
encuentren en el grado de compensación que es necesario.

1.4. La fatiga infantil


¿Qué es la fatiga infantil?
La fatiga infantil es el desequilibrio entre la actividad y el descanso, es
consecuencia del agotamiento corporal o psíquico, es una disminución reversible
de rendimiento y funcionamiento.
¿Qué tipos de fatiga nos podemos encontrar?
Las numerosas formas de fatiga pueden encuadrarse dentro de dos ámbitos:
 La fatiga muscular se produce por la reducción de la capacidad de
contracción de un músculo. Las manifestaciones de la fatiga son:
respiración superficial, aceleración del pulso y disminución del tono
muscular. Cuando termina la actividad fatigosa se produce la recuperación,
proceso en el cual es muy importante el estado de la sangre, la capacidad
respiratoria y la circulatoria.
 Fatiga psíquica: la fatiga psíquica supone una sensación de cansancio
generalizado y puede llevar a un empeoramiento de la calidad del
movimiento y la coordinación, disminuyendo la precisión, de modo que se
produce mayor número de errores en la actividad que se está realizando, o
bien se puede manifestar un estado de nerviosismo o sobreexcitación.
¿Cómo podemos afrontar la fatiga?
Aunque es cierto que en las primeras edades el grado los niños y niñas tienen un
elevado grado de fatigabilidad, habrá de procurar no llevarles a situaciones de
fatiga, teniendo en cuenta el grado de excitabilidad muscular y de inestabilidad
psíquica de cada niño/a. No obstante, si el propio niño llega a esta situación,
normalmente por desconocimiento o falta de control de sus posibilidades
personales, esta fatiga deberá desaparecer mediante:
 Cambio de actividad (juego o ejercicio físico).
 Relajación muscular.
 Descanso mediante el sueño.
1.5. El sueño
El sueño es un proceso regulado biológicamente de gran importancia en la vida del
ser humano.

El estado de sueño se caracteriza porque, durante el mismo, el organismo


disminuye su respuesta a los estímulos externos.

Este estado de recuperación energética es una necesidad fisiológica básica,


pues todos los procesos que se realizan durante el mismo, son imprescindibles
para alcanzar el equilibrio físico, mental y emocional de las personas y para el
mantenimiento de la vida.

Pero además, durante el sueño, el cerebro humano procesa de modo intenso


la información obtenida de las experiencias que hemos vivido durante el periodo
de vigilia, contribuyendo de este modo al funcionamiento de los procesos
cognitivos de atención, memoria, percepción y a la asimilación afectiva y
emocional de algunas de las situaciones en las que, de modo más o menos
directo, se ha visto implicado.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que las necesidades del sueño no se
mantienen estables a lo largo de la vida, sino que varían con la edad: por término
medio el adulto utiliza un tercio del día en dormir, y el recién nacido emplea en ello
la mayor parte del día.

El sueño se define como un estado de inconsciencia, en el que el organismo


inhibe todas las funciones que lo relacionan con el mundo exterior, del que se
puede sacar a la persona mediante estímulos sensoriales o de otro tipo.

2. Necesidades y ritmos de sueño


La falta de sueño puede desencadenar trastornos de
memoria, aprendizaje y atención en los niños.
2.1. Fases del sueño (I)
¿Qué momentos diferentes atraviesa el proceso del sueño?
Se pueden diferenciar tres momentos: adormecimiento, sueño y despertar.
 Adormecimiento: Esta fase comienza en el momento de acostarse y
finaliza cuando la persona está dormida. El ritmo se hace más lento, hay
bostezos, los músculos se relajan y los párpados se caen. Hay una
búsqueda de la ubicación espacial y de la postura más cómoda.
 Sueño: En el periodo de sueño podemos diferenciar dos fases, la de sueño
lento o no-REM y la de sueño rápido o REM.
 El despertar: El despertar se incluye dentro del ritmo biológico que regula
todas las actividades vitales. El despertar espontáneo se produce cuando el
cerebro está recuperado y preparado para iniciar la actividad de vigilia. Esto
ocurre cuando se han dormido las horas suficientes que varían en función
de la edad del individuo, como veremos en el paso siguiente.
2.2. Fases del sueño (II)
¿Cuáles son las fases del sueño?
 Fase no-REM o fase de sueño lento y reparador: Se caracteriza por ser
un sueño que progresivamente va haciéndose más profundo y es
reparador. Es lo que llamamos el sueño clásico. Presenta, a su vez, cuatro
fases:
o Fase I. Se caracteriza por una respiración uniforme y más lenta y
una relajación muscular. En este periodo pueden
presentarse imágenes hipnagógicas (imágenes muy claras, muy
vívidas y muy fugaces) y la sensación de impresiones
corporales extrañas como ligereza o pesadez. Esta fase dura unos
minutos, y supone entre un 5-10% del sueño lento.
o Fase II. La segunda fase comienza, más o menos, unos diez
minutos después: las ondas se hacen más lentas pero continúa
siendo una fase de sueño ligero. En esta fase suele ser frecuente
el giro lento de los ojos en sus órbitas y, aunque el sujeto tenga
los ojos abiertos no ve. Asimismo, es muy fácil retomar el estado
de vigilia, lo que puede ocurrir con un ruido débil. Representa el
50% del sueño lento.
o Fase III.  Puede considerarse como un periodo de transición hacia el
sueño profundo. Se produce un descenso en la temperatura y la
presión arterial, y una ralentización de la respiración y de las
pulsaciones. Durante esta fase es difícil despertar al sujeto, y no
existe ningún tipo de percepción. Supone aproximadamente un 10%
del sueño lento.
o Fase IV. La cuarta fase se alcanza unos minutos después. La
relajación muscular es máxima y es muy raro que se produzcan
movimientos; todo cambio de postura produce una interrupción del
sueño profundo, seguido por un breve período de las dos primeras
fases. El sujeto que es despertado en esta fase, no tiene ningún
recuerdo y manifiesta desorientación espaciotemporal y un alto
grado de confusión mental. Representa un 10% del sueño lento.
 Fase REM o fase de sueño rápido:  En una noche de sueño normal se
pasa de la vigilia al sueño lento, empezando en la fase 1 y terminando en la
fase 4 para pasar a continuación al sueño REM, y de ahí se inicia otra vez
el ciclo en la fase I.
Estos ciclos se van repitiendo a lo largo de la noche, entre cuatro y cinco veces.
Esta fase se denomina REM, porque en ella se dan unos movimientos rápidos de
los ojos, que se pueden entreabrir. Esta fase se caracteriza también por un ritmo
cardíaco acelerado, aumento de la temperatura, la respiración se hace rápida y
lenta por momentos y las pulsaciones irregulares. Tiene una duración de unos 20
minutos y es el periodo en donde se sueña y posteriormente se pueden recordar
los sueños, que en esta fase suelen ser muy ricos.
2.3. Ritmos de sueño
¿Dormimos lo mismo y de la misma forma lo largo de nuestra vida? Las
necesidades de sueño no se mantienen igual a lo largo de la vida, cambian con la
edad y se van adaptando a los diferentes biorritmos.
También las fases del sueño se distribuyen de manera distinta en los niños y en
los adultos. Los niños pasan más tiempo en sueño REM, y los recién nacidos
comienzan a dormirse en la fase REM. El sueño infantil no es un proceso uniforme,
existen diferencias individuales dependiendo de las características personales de
cada niño y niña
¿Cuáles son las necesidades y patrones de sueño según cada edad?
 El sueño del recién nacido. En este primer trimestre, el niño necesita
dormir unas 17-18 horas. Se establecen ciclos a lo largo de las 24 horas
regulados por los periodos de alimentación e higiene. El niño se despierta
porque tiene hambre, cuando come y se sacia, permanece despierto un
tiempo breve y vuelve a dormirse de nuevo. Alrededor del mes y medio, el
bebé tiene un período de vigilia más largo, que suele darse generalmente
por la tarde.
 El sueño del niño/a de 3 a 6 meses. En este periodo duerme alrededor de
16 horas diarias, de las cuales de 9 a 10 horas las duerme de noche y las
restantes 5 o 6 de día. El niño suele dormir dos o tres siestas relativamente
regulares. Suelen despertarse hacia las 6-8 de la mañana y acostarse entre
las 7 y 9 de la noche.
 El sueño del niño/a de 6 a 12 meses. Hasta los nueve meses el niño
duerme entre 13 y 15 horas diarias. De estas horas, 9 o 10 son nocturnas y
unas 5 horas son diurnas, repartidas normalmente en dos siestas, una por
la mañana y la otra por la tarde. A partir de los 9 meses el niño suele dormir
una media de 14 horas por día, siendo 12 horas de sueño nocturno y dos
de sueño diurno, repartidas en dos siestas de una hora de duración cada
una.
 El sueño del niño de 1 a 3 años.  Los niños a partir de los 12 meses
suelen dormir entre 12 y 13 horas diarias, de las cuales una o dos suelen
ser siestas diarias. Cuando cumplen los 18 meses, el niño duerme sólo en
dos momentos del día, por la noche y una siesta, normalmente después de
la comida, pero antes ha pasado por una fase en la que dos siestas eran
demasiadas y una demasiado poco.
 El sueño del niño a partir de los cuatro años. Los niños a estas edades
duermen alrededor de 11-12 horas diarias, y en muchos casos se elimina la
siesta, aunque se puede seguir manteniendo hasta los 4 o 5 años. En este
período está generalizado que los niños no se den cuenta de que necesitan
dormir porque están entretenidos con cualquier actividad que esté
ocurriendo a su alrededor.
2.4. Momentos evolutivos en el área del sueño
Menos de un año:
 No necesita luz o ayuda para dormirse.
 Debe dormir en una habitación diferente a la de los padres.
De 1 a 2 años:
 Si le cuesta conciliar el sueño, puede estar inquieto y lloroso.
 Debe favorecerse el aprendizaje de dormir sin precisar la presencia de los
adultos.
 Deben evitarse los ritmos que puedan generar dependencia (presencia del
adulto, luz, etc.)
 Debe tener la atención adecuada (juegos, cuentos) antes de ir a dormir para
evitar el prolongar este momento como un reclamo de atención.
 Puede tener objetos que le ayuden a dormir: chupete, muñeco, etc.
De 2 a 3 años:
 Puede dormir en una cama normal.
 Continúa reclamando la atención del adulto y deben evitarse rituales.
 En caso de que le cueste conciliar el sueño, se deben valorar las
necesidades individuales y evitar las siestas prolongadas.
 Deben retirarse paulatinamente los objetos inadecuados para la edad, como
chupetes.
 Hay que ayudarlo para que busque la manera de dormirse.
De 3 a 4 años:
 Va dejando de dormir la siesta, de acuerdo con sus necesidades.
 Es importante que tenga unas horas de sueño nocturnas adecuadas.
 Tiene cierto temor a sufrir pesadillas si se ha despertado alguna noche.
 Muestra extrañeza si duerme en sitios poco habituales si no tiene
costumbre, por lo que requiere cierta atención.
De 4 a 5 años:
 Sabe que ha de ir a dormir aunque los demás no lo hagan.
 Tiene maneras de ayudarse a conciliar el sueño.
 Puede pedir oír los movimientos de los que no duermen.
 Acepta ir a dormir fuera de su casa, pero precisa que le den a conocer los
puntos de referencia del nuevo hogar.
 Puede aún costarle aceptar que sus padres se marchen por la noche.
De 5 a 6 años:
 La falta de sueño puede llevarle a inhibirse en las actividades.
 Puede pedir ir a dormir aunque la actividad sea interesante, porque es
consciente de que precisa descansar.
 Sabe prepararse para ir a dormir: desnudarse, organizar su cama y ponerse
el pijama.
 Puede ir a dormir y que después vayan a darle las buenas noches.
 No tiene problemas para ir a dormir sin los padres por una o dos noches.
 Comprende que los padres salgan por la noche y se va a dormir tranquilo.
3. Trastornos del sueño
Las principales alteraciones del sueño en la infancia son la resistencia del niño
para acostarse, la dificultad para conciliar el sueño, el despertarse de noche, las
pesadillas, el sonambulismo y el despertar temprano.
¿Qué tipo de trastornos existen? 

 Disomnias. Trastornos de iniciación y mantenimiento del sueño, trastornos


de somnolencia excesiva y trastornos del sueño relacionados con el ritmo
circadiano.
 Parasomnias. Trastornos del despertar, trastornos de la transición sueño-
vigilia, alteraciones asociadas al sueño paradójico.
 Trastornos asociados a alteraciones médicas o psiquiátricas.
 Trastornos sobre los que no se tiene suficiente información como para ser
considerados trastornos del sueño.
3.1. Disomnias
¿Qué son las disomnias?
Son las alteraciones en la cantidad del sueño. Se pueden definir como
dificultades para conciliar el sueño, o insomnio, y para mantenerse despierto, o
hipersomnia.
¿Qué trastornos estarían dentro de esta clasificación?
 Insomnio: Es la dificultad para conciliar el sueño. Podemos distinguir a
su vez entre insomnio inicial, que consiste en la dificultad para conciliar el
sueño y el insomnio terminal que consiste en un despertar prematuro y
cierta dificultad para volver a dormirse.
Las causas del insomnio pueden ser debidas a:
o Malos hábitos de sueño.
o Alteración de la rutina del bebé.
 Hipersomnia: es un trastorno poco frecuente en la infancia y normalmente
se asocia a alteraciones del sistema nervioso central.
3.2. Parasomnias (I)
¿Qué son las parasomnias?
Son las alteraciones en la calidad del sueño. Se producen mientras el niño
duerme y afectan a sus diferentes fases.
 El sonambulismo: se caracteriza por una secuencia de comportamientos
complejos ocurridos durante el sueño. El episodio se inicia con
movimientos corporales que pueden llevar al sujeto a sentarse en la cama
de una forma brusca e incluso levantarse y comenzar a deambular. Puede
llegar a vestirse y abrir puertas o ventanas.
 El fin del episodio puede ocurrir de múltiples formas. En cuanto a
la duración, un episodio de sonambulismo puede ir desde un minuto hasta
más de media hora, y su frecuencia puede ser de hasta varios episodios
por semana. El trastorno puede durar varios años sin tener por qué
provocar ninguna alteración comportamental durante la vigilia.
El sonambulismo se caracteriza por conductas manifiestas: el sujeto se sienta en
la cama con los ojos abiertos pero teniendo poco contacto con la realidad, se
puede levantar, andar y existe amnesia al despertar. En el ámbito fisiológico se
produce una discreta activación autonómica; se produce en las fases III y IV del
sueño en el primer tercio de la noche.
El sonambulismo puede estar asociado a otros trastornos del sueño.
 Somniloquia: Es el habla o la emisión de sonidos con significado
psicológico durante el sueño. El habla puede ir desde sonidos ininteligibles
hasta pequeños discursos. Al no estar asociado a ningún trastorno orgánico
o psicológico grave, el problema suele desaparecer espontáneamente. El
habla se caracteriza por murmuración de palabras o frases
existiendo amnesia al despertar. En el ámbito fisiológico no se produce
ningún tipo de activación autonómica; surge tanto en el sueño paradójico
como en el de ondas lentas. Normalmente, el habla tiene una duración de
pocos segundos y ocurre esporádicamente. Aunque estos episodios
pueden aparecer en cualquier edad infantil, se inician alrededor de los 3-4
años.
3.3. Parasomnias (II)
Las pesadillas son frecuentes a cualquier edad, pero especialmente en la etapa
infantil. Sigamos viendo los trastornos del sueño clasificados dentro de las
parasomnias.
 Pesadillas: Se acompañan siempre de ansiedad aunque no tiene por qué
producirse una activación autonómica.

En el caso de que las pesadillas se presenten de una forma


recurrente pueden conducir a una fobia al sueño o provocar interrupciones
repetidas del sueño paradójico
Las pesadillas son episodios de sueño con ansiedad que surgen generalmente
durante el sueño paradójico y que pueden despertar al niño.
 Terrores nocturnos: Los episodios de terrores nocturnos suelen ocurrir en
el primer tercio de la noche. El niño, que hasta ese momento estaba
durmiendo de una forma calmada, se sienta de forma brusca en la
cama gritando intensamente; se puede producir toda una serie
de vocalizaciones acompañadas de manifestaciones de
una ansiedad intensa.

 A pesar de toda esta activación inicial, el niño puede tardar entre cinco y
diez minutos en despertarse.

¿Qué hacer ante los terrores nocturnos?


Lo único que puede hacer el padre o la madre es abrazar al niño y tranquilizarle
hasta que se calme y vuelva a conciliar el sueño.
3.4. Parasomnias (III)
 Jactatio capitis nocturna: Hace referencia a la conducta asociada al
sueño que consiste en el balanceo rítmico de la cabeza -de delante atrás y
hacia los lados- y, en algunos casos, de todo el cuerpo. Estos
movimientos, que se producen en estado de vigilia y en las fases I y II de
sueño, pueden ser regulares o intermitentes. Durante el episodio el niño no
relata ningún tipo de sueño, y al despertarse no se acuerda del episodio.
Aparece especialmente entre los 8 y 24 meses de edad. En algunos niños
los movimientos reaparecen varios años después coincidiendo con una
etapa de tensión emocional acentuada.
 Bruxismo: El bruxismo asociado al sueño se caracteriza por una actividad
rítmica de los músculos posteriores de la mandíbula que provocan una serie
de contracciones forzadas de las mandíbulas superior e inferior y
una fricción de las superficies dentarias -rechinar de dientes-, lo cual
provoca un ruido muy molesto. El curso de este trastorno puede ser transitorio
o crónico.
3.5. Intervención ante los trastornos del sueño
¿Qué podemos hacer para mejorar el sueño de los niños y niñas?
Cuando existe una alteración o trastorno del sueño, la intervención frente a estas
situaciones consiste en proporcionar un entrenamiento adecuado para introducir
hábitos de sueño, estableciendo relaciones de coordinación con las
familias para detectar y abordar el estado de las relaciones afectivas. En la
mayoría de los casos, los padres realizan la consulta cuando ya la situación es
insostenible. Por ello es necesario desde el ámbito de la escuela infantil orientar a
los padres a través de charlas informativas, con intercambios de experiencias,
asesorando sobre técnicas de relajación, etc.
¿Qué consejos podemos darles a los padres y madres?
 Evitar sobreexcitación. 
 Eludir situaciones que provoquen tensión y miedo. Como las
agresiones o violencias en familia, gritos indiscriminados en los centros, ver
películas violentas, castigarlos a quedarse solos en una habitación,
situación que asociarían a tenerse que ir a dormir solos y que podría
generarles miedo a la oscuridad.
 Angustia de separación. Realizar los procesos de separación del niño de
la madre y de otros adultos con los que tiene establecidos vínculos de
apego de manera adaptativa, natural y no dramática, puesto que la
angustia de separación entre los ochos meses y los tres años, es la
principal causa de estados de insomnio. Durante el día, la angustia de
separación se manifiesta por la constante demanda de permanecer en todo
momento con la madre o adultos que le cuidan.
 En caso de que el niño llore o demande la presencia del adulto
constantemente. Si esto ocurre o se niega a acostarse sin la presencia de
éste, se le podrá acompañar a la cama y permanecer con él, pero
realizando otro tipo de tareas, de manera que se esté cerca de él pero
prestándole otro tipo de atención. Cuando va conciliando el sueño, el adulto
se irá alejando y paulatinamente disminuirá el tiempo de permanencia con
él, distanciando su presencia física hasta salir fuera de la habitación, y
hablándole sin tener que estar presente en el dormitorio del niño.
¿Cómo podemos entrenar el hábito del sueño? 

 Comenzar a incorporarlo desde los primeros días de vida.


 Procurar que estén adquiridos o consolidados entre los 3-4 primeros años
de vida.
 Realizar las actuaciones con regularidad y firmeza y con
carácter repetitivo: horario fijo, trato y actuaciones estables, procurando no
hacer excepciones.
 Producir en el niño sensación de satisfacción mientras se llevan a cabo
estas actuaciones, con canciones de cuna, lectura de cuentos...
 Realizar actividades idénticas aun cuando las lleven a cabo diferentes
personas sobre el mismo niño.
 Asociar las conductas que forman el hábito a rituales, por ejemplo, antes
de acostarse lavarse los dientes, hacer pis.
 El adulto ha de actuar siempre de modelo en su desenvolvimiento
cotidiano y, así, si el adulto posee el hábito y lo exhibe, es más fácil que el
niño lo imite.
4. Actividad y descanso en la Escuela Infantil
4.1. Planificación de la actividad en la Escuela Infantil (I)
¿Qué aspectos hay que tener en cuenta para planificar la actividad en la
Escuela Infantil? 

El horario va a ser un elemento importante en la organización escolar, al regir y


disponer el desarrollo práctico de todas las actividades de la escuela, organizando
tiempos, materiales y elementos personales.

Lo primero que debemos plantearnos a la hora de optar por una distribución del
tiempo en la educación infantil es pensar en respetar los ritmos individuales de
los niños y niñas, ritmos que presentarán una mayor diversidad en las edades
más tempranas. Para ofrecer un horario adecuado a los más pequeños se ha de
considerar:

o El tiempo de acogida

o El tiempo de entrada. 

o El momento de salida. 

o El calendario. 

4.2. Planificación de la actividad en la Escuela Infantil (II)

¿Qué tipos de actividades debemos realizar? ¿Cómo las organizaremos?

 Tipos de actividades: 

o Actividades cotidianas: Las actividades cotidianas o rutinas son


aquellas que tienen una presencia fija en el horario escolar y giran
en torno a los saludos, la comida, el aseo y el sueño. Estas
actividades marcan los cortes de tiempo en el ritmo diario y se
repiten muchas veces. Las actividades que se repiten van
complicándose y enriqueciéndose con los gestos o canciones que
anuncian su llegada o su final.

o Actividades ocasionales: Las actividades ocasionales son aquellas


que complementan a las cotidianas. Una vez que está establecido
un horario que responde a los ritmos y necesidades infantiles, es
posible incluir en él actividades no cotidianas. Ejemplos de
actividades ocasionales son
las celebraciones, las fiestas, las visitas inesperadas, el uso de
un material sugerente imprevisto, etc. En la escuela infantil
pueden desarrollarse muy diversas actividades tales como:

 Actividades de movimiento. Suponen la acción global del


cuerpo (desplazamientos, saltos, bailes, etc.).

 Actividades de conocimiento y observación de la realidad.

 Actividades de lenguaje, relacionadas con la adquisición del


lenguaje como medio de conocimiento de la realidad y de
comunicación con los demás.

 Actividades de manipulación y de exploración, usando las


manos fundamentalmente.

 Actividades de juego simbólico o de imitación de la realidad.

 Actividades musicales.

 Organización de las actividades en la escuela: 


Respetar los ritmos individuales. Deben tenerse en cuenta las
características individuales de cada niño, tanto en el ámbito del desarrollo
como en lo que respecta a su estado físico o emocional. Las actividades deben
planificarse teniendo en cuenta estos factores de diversidad.

o Plantear las actividades de forma lúdica 

o Velar por el adecuado descanso de los niños y niñas. 

o Ruidos. 

o Proporcionar al niño una alimentación equilibrada

o Combinar diversos tipos de actividades. 

o Plantear actividades con una duración adecuada a las


características evolutivas de los niños.

o Disponer unas condiciones ambientales 

4.3. Espacios adecuados para el descanso

¿Qué condiciones ambientales son las más adecuadas para el aula?

Cómo pueden optimizarse las condiciones del aula.

 Iluminación: una buena iluminación tiende a favorecer la atención y a


evitar la fatiga. La luz natural es la más apropiada, siendo ideal que a
determinadas horas entre el sol en la clase. También es conveniente usar
persianas o cortinas graduables que permitan dosificar la luz natural.

 Temperatura y ventilación: lo importante mantener una temperatura


homogénea en la escuela, aproximadamente entre 20ºC y 22ºC.

 Ambientación: en cuanto al color de las paredes se recomiendan los


colores claros que evitan una excesiva estimulación y fatiga visual, usar
mejor pinturas lavables.

¿Cómo han de ser los espacios dedicados al descanso?

El lugar donde se va a dormir de la escuela infantil debe ser un espacio tranquilo,


que no se vea alterado por ningún tipo de ruido.

El aula de bebés -de 0 a 1 año- debe disponer de una zona aislada para que
mientras unos niños duermen, otros permanezcan despiertos.

En otras aulas debe existir un lugar para el descanso de los más mayores dotado
con colchonetas y hamacas, es conveniente que los niños dispongan de una
sábana o manta para abrigarse.

¿Cómo ha de ser el momento de ir a dormir?


El sueño diurno no requiere una oscuridad total aunque sí algo de penumbra.
Esto a los niños/as les ayuda a diferenciar entre el día y la noche, entre la vigilia y
el sueño.

El lugar en el que duerme debe ser reconocible por el niño/a, así como los objetos
que acompañan al sueño. Se puede ir indicando al niño que llega la hora de dormir
a través de actividades más relajadas.

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