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Seminario 10: La formación del terapeuta

Lic. Asunción Barrancos

1) En relación al tema de este seminario señale cuáles son a su criterio las


características de un terapeuta sistémico.

2) Defina el concepto de irreverencia que señala Cecchin en el artículo citado en la


bibliografía.

“La psicoterapia es el arte encontrar el arte de la esperanza, en medio del terror, la desesperanza
y la locura” Chloe Madanes

Desde la reflexión de estas palabras, surge una pregunta ¿debemos ser todo para un consultante?
Ángeles, madres, bálsamos, salvavidas, cirujanos, jueces, y muchos más roles y lugares nos dicen
los consultante que desean que ocupemos en sus vidas. Tan solo somos personas…. Que nos
formamos a conciencia para guiar a otras personas a través de un pequeño segmento de sus vidas
que se volvió confuso, sin rumbo… ¿Cómo establecer esa conexión? ¿Qué sería importante
desarrollar en uno mismo para guiarlos?

En su tesis “Cualidades Personales del Terapeuta”, la Lic. Piedrabuena expone que el terapeuta
debe tener cualidades relacionales, que se refieren a su actitud de relacionarse como persona y a
sus posibilidades de influencia social. Y por otro lado las cualidades técnicas que se refieren a
aquellos atributos que pueden percibirse como destrezas y competencias en el ejercicio del rol
profesional.

Dentro del primer grupo se incluyen aspectos como trato, sensibilidad, humanidad, calidez,
tolerancia, paciencia, respeto, tranquilidad, paz, suavidad, accesibilidad, capacidad para atraer y
lograr compromiso.

Dentro del segundo grupo de atributos estarían: empatía, diálogo, claridad, precisión, asertividad,
capacidad de inteligencia, experticia, dedicación, interés, responsabilidad, flexibilidad, practicidad,
eficiencia, confiabilidad, veracidad.
Por mi parte considero que es esperable que un terapeuta sistémico reúna las siguientes
características:

● Irreverencia: mantener una saludable falta de respeto hacia cualquier idea que restrinja la
maniobrabilidad y creatividad terapéutica.
● Empatía: definida como la capacidad para asumir el rol del otro, ver el mundo como éste lo
ve y experimentar sus sentimientos. (como lo expresaría B. Boscolo)
● Interacción empática: no solamente la empatía como una experiencia interior del
terapeuta sino como algo que existe en la relación entre paciente y terapeuta. Si uno se
muestra respetuoso propone la escucha y trata de sentir lo que el paciente desea que uno
sienta y encontrar una lógica en lo que el paciente dice. Esto es lo que Harlene Anderson
define como una interacción empática.
● Resonancia: La resonancia emocional se refiere a la posibilidad del terapeuta de sentirse
afectado por una determinada situación del consultante y poder comprender lo que la otra
persona siente. Este es un fenómeno muy estudiado en los vínculos, es tomado de la
música que define a resonancia como un estado en el cual una nota específica (o
frecuencia)  que estaba inactiva, comienza a vibrar en respuesta a otra de frecuencia
similar que esté vibrando activamente.
● Co-construcción: la capacidad de llevar un proceso terapéutico desde su inicio y hasta el
final del mismo considerando al consultante como interlocutor válido y participante activo
del mismo, respetando sus decisiones y posibilidades, considerando sus opiniones y
permitiéndole participar y modelar su propia terapia. El verdadero cambio de da cuando el
consultante se atribuye el crédito del cambio.
● Honestidad: Hugo Hirsch suele decir “uno siempre debe estar dispuesto a abrir la puerta
del consultorio para dejar ir al paciente”. La honestidad ampara y protege al paciente en
pos de una relación terapéutica sana que no se extiende innecesariamente y aceptando los
límites que tenga la persona para con sus propios cambios. Refiere también a la capacidad
del terapeuta de reconocer y derivar al paciente cuando no se siente capacitado para
ayudarlo.
● Responsabilidad: seriedad en la conducción del tratamiento respetando las posibilidades
de su paciente, para ello debe hacerse cargo de sus acciones acompañándose de la
capacitación permanente. Posibilidad de recurrir a la supervisión cuando los esfuerzos
individuales del terapeuta no tienen resultados en el tratamiento. Se trata de reconocer las
limitaciones propias.
● Connotación y visión positiva: incluye el re encuadramiento positivo de comportamientos
sintomáticos y la connotación positiva de todos los miembros de un sistema. Esta visión
positiva permite ver los síntomas tan solo como una expresión de un problema de todo un
sistema en lugar de interpretarlos como una enfermedad.
● Indagación circular: utilización de una herramienta que se refiere a la consideración de un
mismo tema o problema por los distintos integrantes de un sistema para facilitar
soluciones y alternativas que mejoren los vínculos.
● Capacidad de afrontar situaciones problemáticas: de los consultantes de manera positiva,
sin dejarse afectar negativamente o de forma personal con ellos.
● Capacidad de confrontar a los consultantes con sus barreras y sus límites, ser “el malo de la
película” cuando se necesita.
● Capacidad de lograr un vínculo positivo / alianza terapéutica que sin ella todo el proceso
sería inútil o con muy baja efectividad terapéutica.

2. La irreverencia permite a los terapeutas librarse de las limitaciones de sus marcos teóricos y de
las hipótesis que acostumbran emplear con sus clientes o familias.

Nos permite dudar de nuestras certezas, poner en duda las certezas del paciente y socavar los
aspectos de la realidad del paciente que impiden hacer los cambios que él desea. Implica hacerse
responsable de las propias opiniones.

El terapeuta que no desea ser ingenuo debería adquirir un mayor conocimiento de sus propias
premisas que lo guían en su proceder, ser consciente de cuáles son las premisas de sus
consultantes y ver de qué modo la relación terapéutica obedece a esta relación entre
epistemologías diferentes.

La “irreverencia en psicoterapia” hace referencia a la responsabilidad de preguntar todo aquello


que consideremos necesario. Como terapeutas debemos ser especialistas en indagar, en preguntar.
Esa es nuestra principal herramienta de trabajo. En ese indagar nos asumimos como totalmente
ignorantes de las reglas y formas de relación de la familia y desde allí preguntamos “lo
impreguntable” siempre que sea pertinente, respetuoso y necesario. No se trata de satisfacer una
curiosidad personal, sino de tomar una curiosidad profesional cuya satisfacción vaya sumando
datos importantes a nuestro saber. Es desde allí que podremos trabajar en una hipótesis que
usaremos de brújula y guía en la psicoterapia.

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