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La lectura y sus tipos

La lectura es comprender, y este acto implica el ejercicio de habilidades mentales superiores


tales como: predecir, inferir, analizar, sintetizar, entre otras (Santiago, Castillo & Ruíz. 2005).
El acto lector aporta conocimientos previos, establecer hipótesis y verificarlas, elaborar
inferencias para comprender lo que se sugiere, para finalmente construir significados
posibles. De acuerdo a esto, la lectura no sólo depende de la de-construcción del texto, sino
que involucra al lector, sus saberes, su visión de mundo, adaptándola al contexto en que se
lee.

Esto sugiere que el lector identifique y recupere información presente en uno o varios textos,
construya su sentido global, establezca relaciones entre enunciados y evalúe su
intencionalidad. Para esto se abordan tres niveles de lectura: Lectura literal, Lectura
inferencial y la Lectura Crítica.

La Lectura literal se constituye la lectura predominante en el ámbito académico. Es el nivel


básico de lectura centrado en las ideas y la información que está explícitamente expuesta en
el texto. La Lectura literal es reconocimiento de detalles (nombres, personajes, tiempos y
lugar del relato), reconocimiento de la idea principal de un párrafo o del texto, identificación
de secuencias de los hechos o acciones, y identificación de relaciones de causa o efecto
(identificación de razones explícitas relacionadas con los hechos o sucesos del texto).

La Lectura inferencial se constituye la lectura implícita del texto y requiere un alto grado de
abstracción por parte del lector. Las inferencias se construyen cuando se comprende por
medio de relaciones y asociaciones el significado local o global del texto. Las relaciones se
establecen cuando se logra explicar las ideas del texto más allá de lo leído o manifestado
explícitamente en el texto, sumando información, experiencias anteriores, a los saberes
previos para llegar a formular hipótesis y nuevas ideas. El objetivo de la lectura inferencial
es la elaboración de conclusiones y se reconoce por inferir detalles adicionales, inferir ideas
principales no explícitas en el texto, inferir secuencias de acciones relacionadas con la
temática del texto, inferir relaciones de cauda y efecto (partiendo de formulación de
conjeturas e hipótesis acerca de ideas o razones), predecir acontecimientos sobre la lectura y
interpretar el lenguaje figurativo a partir de la significación literal del texto.

La lectura crítica es la lectura de carácter evaluativo donde intervienen los saberes previos
del lector, su criterio y el conocimiento de lo leído, tomando distancia del contenido del texto
para lograr emitir juicios valorativos desde una posición documentada y sustentada. Los
juicios deben centrarse en la exactitud, aceptabilidad y probabilidad; pueden ser: de
adecuación y validez (compara lo escrito con otras fuentes de información), de apropiación
(requiere de la evaluación relativa de las partes) y de rechazo o aceptación (depende del
código moral y del sistema de valores del lector).
EJEMPLO COMENTADO

La rana que quería ser una rana auténtica


Augusto Monterroso

Había una vez una rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se esforzaba en
ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada
autenticidad.
Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que
se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente,
y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para
saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas,
de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores,
y sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la
consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y
ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía
pollo.

Microhabilidades para la lectura

1. Percepción: el objetivo de esta microhabilidad es adiestrar el comportamiento ocular del


lector para incrementar su eficiencia lectora. Su intención es desarrollar las habilidades
perceptivo-motoras hasta el punto de autoafirmarlas y de ganar velocidad y facilidad lectora.
Esta microhabilidad pretende que los lectores consigan una ampliación del campo visual, la
reducción del número de fijaciones y el desarrollo de la discriminación visual (Diaz,
Recuperado en 2017).

2. Memoria: dentro de esta microhabilidad se puede dividir entre memoria a corto plazo y
memoria a largo plazo. La memoria a corto plazo nos proporciona una información muy
escasa que reteniéndola nos proporciona el significado de algunas oraciones. Sin embargo,
la memoria a largo plazo recopila toda esa información retenida en la memoria a corto plazo
para extraer el contenido general y más importante de un texto leído (Diaz, Recuperado en
2017).
3. Anticipación: esta microhabilidad pretende trabajar la habilidad de los lectores a la hora
de prever el contenido de un texto determinado. Si no se es capaz de anticipar el contenido
de un texto, la lectura de este se hace más difícil. También decir que esta microhabilidad
tiene un gran papel en la motivación del lector y la predisposición que puede tener para leer
un determinado texto (Diaz, Recuperado en 2017).

4. Lectura rápida (skimming) y lectura atenta (sanning): Son unas microhabilidades


fundamentales y complementarias entre sí para leer con eficacia y con rapidez. Pocas veces
leemos exclusivamente palabra por palabra, sino que en primer lugar damos una ojeada
general en busca de cierta información que nos pueda parecer más relevante o que nos
interesa antes de comenzar una lectura más detallada. Debemos conseguir que los lectores
sepan saltar de un punto a otro en el texto para buscar información evitando únicamente la
lectura lineal (Diaz, Recuperado en 2017).

5. Inferencia: Esta microhabilidad nos permite comprender algún aspecto determinado de un


texto a partir del significado del resto. En resumen, podemos decir que esta microhabilidad
nos ofrece información que no se encuentra de forma explícita en el texto. Se trata de una
microhabilidad importantísima para que los lectores adquieran autonomía y no tengan que
recurrir a otra persona para que les aclare el significado de lo leído. Para clarificarla expongo
el ejemplo de encontrar una palabra desconocida y poder entender su significado por el
contexto (Diaz, Recuperado en 2017).

6. Ideas principales: esta microhabilidad permite al lector experto extraer determinada


información de un texto concreto: ideas más importantes, ordenación de estas ideas,
extracción de ejemplos, punto de vista del autor del texto, etc. Pueden tratarse de ideas
globales de todo el texto o ideas concretas de ciertas partes del mismo (Diaz, Recuperado en
2017).

7. Estructura y forma: esta microhabilidad pretende trabajar los aspectos formales de un texto
(estructura, presentación, estilo, formas lingüísticas, recursos retóricos etc.). Es importante
trabajar esta microhabilidad puesto que la estructura y la forma de un texto nos va a ofrecer
un segundo nivel de información que afecta al contenido. Esta microhabilidad puede trabajar
desde los aspectos más globales como la coherencia, cohesión y adecuación hasta aspectos
más específicos como la sintaxis y el léxico (Diaz, Recuperado en 2017).

8. Leer entre líneas: esta microhabilidad nos va a proporcionar información del contenido
que no se encuentra de forma explícita en el texto, sino que está parcialmente presente, que
está escondido o que el autor lo da por entendido o supuesto. Esta microhabilidad se trata de
una de las más importantes puesto que va mucho más allá que la comprensión del contenido
básico o forma del texto (Diaz, Recuperado en 2017).
9. Autoevaluación: esta microhabilidad ofrece al lector la capacidad consciente o no de
controlar su propio proceso de comprensión, desde incluso antes de empezar la lectura hasta
acabarla. Es decir, desde que comenzamos a trabajar la microhabilidad de anticipación, ya
mencionada anteriormente, podemos comprobar si nuestras hipótesis sobre el contenido del
texto eran correctas y comprobar si realmente hemos comprendido el contenido del propio
texto (Diaz, Recuperado en 2017).

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