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Capítulo IV

ANTECEDENTES HISTÓRICOS COLONIALES

1. Autoridades en España: a) El Rey, b) El Consejo Supremo de Indias,’


c) La Casa de Contratac ión. - 2. Auto ri dades en América.- a)
Ade lantados, b) Gobe rnadores, c) Vi rre yes, d) Inte ndente s; e)
Audiencias, f) Cabildos, g) Consulados. - 3. Organización social y
ré gimen económico. - 4. Derechos Civiles y políticos. - 5. La Revoluo-ión.

Con el descubrimiento de América, se inicia en este continente la


época colonial, durante la cual España tuvo a su cargo la organización
política y administrativa de las tierras que conquistara. Por medio de
autoridades establecidas en la Metrópoli, como eran el Rey, el Consejo
de Indias y la Casa de Contratación y, en América merced a los
Adelantados, Gobernadores, Virrey es, Intendentes, Audiencias,
Cabildos y Consulados, se ejerció el contralor político y se implantó
la hegemonía económica sobre el Nuevo Mundo.
La época coloni al, en lo que a B olivi a concierne, cesa
cronológicamente con la iniciación de la vida republicana, proclamada
solemnemente en agosto de 1825.
1. Autoridades en España.- a) EL REv: En la Metrópoli radicaban
las autoridades superiores del gran imperio “en cuyos dominios no se
ponía el sol”. Estaba allí el poderoso motor desde el cual se generaban
la energía que ponía en movimiento tan vasta, rica, como pujante
comunidad de países dominantes y súbditos.
El Rey era la fuente del poder público, que ejercía una autoridad
absoluta invocando su potestad como proveniente de un mandato
divino. Tenía las más amplias facultades para dirigir la administración,
legislar e intervenir en los fallos judiciales, concentrando en su persona
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todas las atribuciones referentes a la vida pública, con ingerencia


inclusive en cuestiones eclesiásticas. En lo concerniente a los negocios
coloniales de América, contaba con el asesoramiento del Consejo
Supremo de Indias y de la Casa de Contratación.
En cuanto a las dinastías que reinaron durante la Colonia, se ha
establecido una clara distinción entre los Reyes provenientes de la
casa de Austria (siglos XVI y XVII) y los Borbones (siglos XVIII y
principi os del XIX). Los pri meros consideraron a las col onias
descubiertas como simples dominios de los Reyes castellanos, a
quienes el Papa Alejandro VI, mediante una célebre bula, les había
otorgado la propiedad de las nuevas tierras, haciendo de ellas un
patrimonio de Castilla. Los segundos, imbuídos de los principios
puestos en práctica en Francia, establecieron el sistema unificador de
las intendencias, a cuya cabeza se hallaban los intendentes generales,
“especie de mayordomos del Rey, que los nombraba de entre sus
familiares” 2.
^= b) EL CONSEJO SUPREMO DE INDIAs: Se fija como fecha de creación
de este organismo el 1º de agosto de 1524. con anterioridad a su
establecimiento, las cuestiones rel acionadas con las Indias fueron
consideradas por el Consejo Real de Castilla, en el que, a partir de
1519, existía una sección especial referente a asuntos indianos.
Tenía su residencia en la corte, junto al Rey. Por delegación de
" éste, ejercía las más importantes y amplias atribuciones, legislativas,
ipolíticas y judiciales, respecto a los dominios americanos. En un
principio sus facultades eran indeterminadas, las mismas que fueron
precisándose en el transcurso del siglo XVI. A su cargo estu vo todo
el gobierno de los territorios de Indias. Dictaminaba sobre los proyectos
de estatutos, ordenanzas y constituciones remitidos por las autoridades
coloniales; ejercía jurisdicción civil y criminal en última instancia;
nombraba a los funcionarios de jerarquía; elevaba ternas ante el Rey
para la provisión de los cargos de prelados, dignidades, prebendas y
otros beneficios; daba leyes, pragmáticas y demás cuerpos legales,

'* Penso F. CuflISTOPHERSEN, Historio Consti tucionul Argeniinu, Guillermo Kraft Ltda., Buenos
Aires, 1942, p. 48.
DE RE C H O CON ST I T U CI O NA L B O L I V ÍA NO 103

teniendo en sus manos lo relacionado con los aprestos de flota


expediciones de descubrimientos hacienda colonial y tratamiento de
los indios
También correspondía al Consejo de Indias resolver los conflictos
que se suscitaren entre las autoridades civiles judiciales y eclesíásticas
interviniendo asimismo en los juicios de’resi dencia En todas su
múltiples actividades se hallaba empero sujeto a la alta autoridad de
los monarcas entre los cuales algunos’ ejercieron una constante y
vigilante intervención
En el Consej o hubo un Croni sta Mayor de l as Indias y un
Cosmógrafo Mayor encargados de desplegar actividades científicas
para el mejor conocsmiento de Ultramar
En 1717 cuando Felipe V establecio la Secretaría del Despacho
Universal de las Indias el Consejo quedó reduci do a un sim le
organismo consultivo. ’
L c R I l
de 20 de c eAo de 50 fue a DEiadasuAfunc ones durRnt e edrs
del siglo XVI Estuvo supeditada al poder real en todo momento en
un principio por medio de los secretarios Foncesa y Lope de Conchillos
y, posteriormente, bajo la dependencia del Real y Supremo Consejo
L:d t
asade Contratación tenía a su cargo todo lo relacionado con el
r i O S S l
le e re enfos'u bae eEa io"n ej ciedd r' ed.o'l d
consulado, jurisdicción mercantil y penal. Desempeñaba también
funciones judiciales. y de gobierno. Fue, según expresión de Ots
Capdequí” al projiíó tiempo que el organismo rector del comercio
con las Indias una institución de gobierno con atribuciones políticas
—singularmente en el orden fiscal- un pieza importante en la esfera
de la administración de justicia y un factor poderoso para el estudio
de la geografía americana y de la ciencia náutica de la época”
Un Factor un Tesorero un Escribano-Contador un Piloto Mayor y
un Juez Letrado fueron’ los funci onarios que,’ en un comienzo,

" JosE MzefA OTS Cxrqe9ul, Eí Estadn esyaíiol en las Indios, El Colegio de México, 1941, ps.
53-54.
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integraban el personal de la Casa de Contratación. En 1508 nombróse


a Amerigo Vespuccio el primer Piloto Mayor, quien tuvo a su cargo
dirigir una escuel a de navegación, ejercitar pilotos, estudiar y reformar
mapas y cartas marinas. Año tras año fue adquiriendo más importancia
y abarcando un radio mayor de acción.
2. Autoridades en América.- Han sido varias las autoridades
impuestas por España en las tierras que conquistara. Sus atribuciones,
títulos y funciones variaron de acuerdo al grado de evolución que
alcanzó el sistema de colonización y a la sujeción político-económica
que fue asimismo experimentando transformaciones.
Los siguientes fueron representantes del poder real o encargados
de mandar invocando la potestad del monarca.
a) ADELANTADos: El título de Adelantado arranca de una “viej a
palabra castellana de origen medieval con la cual se designaba al
funcionario que ejercía el mando, más con un carácter militar que
civil, en los territorios peninsulares fronteri zos con los árabes”'4.
- Los Ade1antados, prov istos de ampl ísi mas facultades civiles,
judiciales y militares, fueron los que dieron el primer y mayor impulso
a la empresa colonizadora. Tenían un i nterés directo en ésta y hacían
partícipes a sus acompañanates de las ventaj as que lograban.
“En la generalidad de las capitulaciones de descubrimiento nuevo
y pobl ación —dice Ots Capdequí- se concede el título de Adelantado
por una o dos vidas —y en ocasi ones a perpetuidad- al jefe de la
expedición colonizadora. Este Adelantado tenía facultades para repartir
tierras y encomendar indi os así como para nombrar —libremente o con
limitaciones- las personas que hubieran de desempeñar en la provincia
por él descubierta los oficios menoresl El Adelantado era al propio
tiempo Gobernador, Capitán General y Alguacil Mayor de su provincia,
o sea que ejercía en la misma, el gobierno político y administrativo y
al mirando militar. Estaba autorizado para promulgar ordenanzas, que
tenía n un pta zo de val i dez de dos años prorro g abl e medi ante
confirmación de la corona y podía poseer troqiieles propios para acuñar

" Ors C rni'QUi, Ob. Ci t., p. 47.


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moneda. Gozaba también de ciertas exenciones tributarias y podía


erigir dos o tres fortalezas.”"
b) GOBERNADORES: Los Gobernadores o Presi dentes nombrados
primero por el Rey de las ternas que le presentaba el Consejo de Indias,
y después por el Virrey que reemplaza en América a aquél, ejercían
sus funciones por el término de uno a cinco años.
Los Gobernadores tenían dentro de su área de acción la máxima
au toridad política y judicial. Frecuentemente estaban tamb ién
investidos de la suprema autoridad militar, desempeñando a la vez las
funciones de Capitanes Generales.
Sus atribuciones, empero, estaban limitadas a determinadas zonas,
de menor extensión que las vastísimas circunscripciones territoriales
que integraban un Virreinato o una Capitanía General. Asimismo se
nombraron algunos Gobernadores para ciertas zonas fronterizas, que
requer ían de una autoridad enérgica que ejerciera el mando en
determinada región.
C) VIRREYES: La creación de los virreinatos significa la culminación
de la organización política en la colonia. Cuando la corona vió la
necesi dad de i ncorporar a su dominio las vastas ex tensi ones
conquistadas, fundó los dos primeros grandes virreinatos de la Nueva
España y del Perú en el siglo XVI y, en el XVIII, los virreinatos de
Nueva Granada y del Río de la Plata.
Si bien es cierto que a Colón se le concedió el título de Virrey-
Gobernador de las tierras que descubriera, dicha designación tuvo sólo
un carácter honorífico. La institución virreinal alcanzó efectividad en
fecha posterior. Fueron los primeros Virreyes funcionarios que,
representando al Estado español en las Indias, “gozaron de un complejo
de atribuciones hasta entonces nunca igualadas '6.constituían un cher
ego del Rey y, en América, estaban dotados de los mismos atributos
reales que el soberano español, con similares facultades y prerrogativas,
aunque con restricciones en las cuestiones judiciales.

* Jose Mznfs Ors CaenEQUI, Manns I de Histuriu del Derecho español en las Indi‹is. Ed. Losada,
S.A., Buenos Aires, 1945, p. 354.
"‘ Ois CxPneQui, Ob. Cit., p. 49.
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La distancia que separaba a la Metrópoli de las colonias, la lentitud


de las comunicaciones y la urgencia que muchas veces existe para dar
inmediatas soluciones a las gestiones de gobierno que se atienden,
hicieron que los Virreyes, en innumerables casos, decidieran cuestiones
por sí y ante sí sin consultar siquiera a los organismos superiores
radicados en España. Inclusive gozaban del derecho a modificar y aun
a dejar en suspenso las cédulas reales, cuando así lo juzgaban oportuno
y conveniente, invocando la conocida fórmula: “se acata pero no se
cumple”.
Los funcionarios dependientes de su autoridad, debían obser var las
instrucciones que daban; en memorias que escribían legaban a la
posteridad sus experiencias para que pudiesen ser aprovechadas por
sus sucesores y, para el caso de fallecimientos, mientras arribara el
niievo virrey nombrado por la Corona, en eI p1iego de morta ja
designaban al sustituto interino.
El nombramiento de los Virrey es fue, en un principio de carácter
vitalicio. Más tarde se fijó el período de tres aíios, que se prolongó
paul atinamente hasta cinc o. Al término de período virreinal, la
autoridad era sometida a un yiticio de residencia, que oía, si las había,
las acusaciones o los cargos que se le imputaran al virrey, quien, en
caso de condena, podía apelar ante el Consejo de Indias”".
Además de las residencias, existían las visitas, que consistían en
una misión específica para inspeccionar la gestión de un determinado
funcionari o. Habían vi sitas generales para todo un Virreinato o
Capitanía General y visitas de las residencias en que éstas sólo tenían
lugar a la conclusión de un período o mandato, mientras aquéllas
podían presentarse en cualquier momento, frente a una sospecha o
denuncia que se planteara.
En cuanto a las atribuciones de los Virreyes, se caracterizaron éstas
por su universalidad. Resultaría extenso detallar en qué consistían,
pormenorizando sus facultades. En síntesis puede decirse que tuvieron
potestades gubernativas amplias, legislativas, fiscales y económicas,

" PeDRO F. CHRlSTOPHERSEN, Ob. cit., p. 51.


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judiciales, militares e inclusive eclesiásticas por medio del Regio


Patronato Indiano, que constituía el instrumento de la intervención
del Estado Español en las iglesias de Indias.
d) INTENDENTES: Bajo el reinado de Carlos III, a fines del siglo XVIII,
se introdujo un nuevo régimen en el sistema de gobierno colonial, el
que se puso de manifiesto por medio de la Ordenanza de Intendentes.
Los antiguos Gobernadores de los territorios coloniales fueron
sustituídos por los Intendentes Gobernadores, que actuaban como
lugartenientes de los Virreyes, sometidos en parte a la autoridad de
éstos y tambi én a la del Intendente General, con atribuciones
hacendarias, judiciales y policiales; de sus fallos podía apelarse ante
las Audiencias.
El fin principal que se persiguió con esta reforma, que logró mayores
rendimientos en el régimen fiscal y constituyó un error político porque
significó la eliminación de los criollos de las funciones directivas de
Gobernadores, alcaldes Mayores y corregidores, fue —al decir de
Ricardo Levene-" “unificar la comunidad de una misma organización
política, económica y jurídica, la metrópoli con sus colonias. Así el
regalismo de los Borbones pretendía deshacer la obra de los siglos y,
l o que es más importante, rectificar la obra espont ánea de la
naturaleza”.
Lo que es actualmente el territori o boliviano inte gró, en un
comienzo, el Virreinato del Perú. Desde 1776, las provincias del Alto
Perú formaban parte del Virreinato del Río de la Plata, el que
comprendía las siguientes intendencias y provincias: Intendencia de
La Paz, Intendencia de Cochabamba, Intendenci a de Charcas,
Intendencia Córdoba del Tucumán, Intendencia de Buenos Aires e
Intendencia del Paraguay, Provincia de Mojos y Provincia de Chiquitos.
e) AuDIENCiAs: En los albores de la conquista, procuróse evitar la
venida de abogados, procuradores y curiales, ya que era deseo de
España no permitir que fructificaran los liti gi os en las tierras
descubiertas. Empero, las necesidades judiciales se fueron ampliando

" Cir. OT OTS C eorqul, IvIunuuI de Hi.storiu del Derecho e.sf›aí'ir›I en Iu,s lndiu.t, p. 403.
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en forma tan acentuada, que resulto ineludible crear tribunales de


justicia.
Las ReaÍes Audiencias de Indias tienen sus antecedentes inmediatos
en las Reales Audiencias y Chancillerías de España. En el reino de
Castilla funcionaron dos célebres Audiencias: la de Valladolid con
amplia jurisdicción en el norte y l a de Granada al sur. Los nuevos
organismos judiciales, establecidos sobre la base de los precedentes
peninsulares, pronto adquirieron características propi as que los
diferenciaron de las A udiencias metropolitanas. En efecto, sus
funciones gubernativas lograron un considerable desarrollo no obstante
el predominio que mantuvieron para encarar cuestiones eminentemente
judiciales.
Las Audiencias —verdaderos tribunales supremos de justicia de su
tiempo- se implantaron en América por vez primera mediante la de
Santo Domingo fundada en 1511. En el curso del si glo XVI se
establecieron otras y, el XVII ya se pueden enumerar las siguientes.
Dependientes del Virreinato de Nueva España, las Audiencias de Santo
Domingo, México, Guatemala y Guadalajara; del Virreinato del Perú,
las de Panamá, Lima, Santa Fe de Bogotá, Charcas, Chile y Buenos
Aires. Con la creación de los Virreinatos de Nueva Granada y del Río
de la Plata, en el siglo XVIII, quedan bajo la jurisdicción del primero
las Audiencias de Santa Fe de Bogotá, Panamá, Quito y Venezuela; y
dependientes del segundo las de Buenos Aires y Charcas.
De acuerdo al lugar donde se fundaban y a la importancia que
revestían, las Audiencias han sido clasificadas en Virreinales, la que
tenían por sede la residencia del Virrey y eran presididas por éste;
Pretoriales, las radicadas en una Capitanía General a cuya cabeza se
encontraba un Presidente, que a la vez desempeñaba las funciones de
Capitán General y Gobernador; y Subordinadas las restantes.
En el orden judicial existía una cierta sujeción de las Audiencias
subordinadas a las superiores; pero, en el orden político y gubernativo,
cada Audiencia coloni al gozaba de una absoluta independencia
respecto a las demás.
El número de Oidores y demás funcionarios de cada Audiencia, era
variable, de acuerdo a la importancia de cada una. Así, por ejemplo,
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la de México llegó a tener doce oidores, hallándose dividida en dos


cámaras: civil y penal, contando asimismo con varios otros empleados.
La Real Audiencia de Charcas, que sirvió de base para la creación de
Bolivia, fundada por Real Cédula de 12 de junio de 1599, que hubo de
alcanzar gran fama en América, esparci éndose su celebri dad y
renombre en todo el continente, “constaba del firesidente, cinco
oidores, incluso el regente, un fiscal, un al guacil ma yor un teniente
de gran canciller y los demás oficiales necesarios””.
* Las funciones de las Audiencias fueron, en esencia, judiciales y
gubernativas. En ejercicio de las primeras tenían jurisdicción para
conocer los llamados Casos de Corte, en primera instancia; más, ante
todo constituían tribunales ordinarios de apelación de las alzadas
interpuestas “contra los fallos dictados por las justicias inferiores”"0.
También conocían de los recursos de fuerta, a raíz de sentencias
dictadas por los tribunales eclesiásticos.
“En el procedimiento judicial de las audiencias se distinguían tres
grados: vista, revista y suplicación. Contra sus fallos finales cabía en
ciertos casos la superior apelación al Supremo Consejo de Indias. Se
observa, a lo largo del período colonial, una tendencia marcada a
restringir esta posible apelación” ’.
En ejercicio de las segundas, o sea las funciones gubernativas, las
audiencias admitían un desdoblamiento, ya que en ocasiones actuaba
por sí solo el Presidente y, en otras, los Oidores en corporación, previa
deliberación que tomaba el nombre de fteof Acue rdo.
El profesor Haring, respecto a las actuaciones corporativas de las
Audiencias, expresa en síntesis lo siguiente: “La Audiencia, actuando
como consejo de Estado, deliberaba con el Presidente en ciertos días
de la semana sobre asuntos de la administración política. Estas sesiones
administrativas se llamaban acuerdo y las resoluciones adoptadas autos
acordados. Cuando se trataba de los asuntos de lá hacienda pública se
unían a los Oidores, los Oficiales Reales. Con el desarrollo del acuerdo,

'" Luis Paz, Lu Corte Sup remo de Justicia de Bolivi‹i, Sucre, Imp. Bolf var de M . Pizarro. 1910,
p. 13.
"* Ops CxrDzouf, Áfcniiuf de Historia, etc., p. 357.
Ops C enzoul, Manual de Historia, etc., p. 357.
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la An di enci a coloni al 1l egó a adquirir poderes 1eg is1ati vos y


administrativos, los cuales le dieron en su distrito particular, poderes
en cierto modo análogos a los del Consejo de Castilla en España”’°
En los casos de ausencia del Vi7rey, con el nombre de Audiencia
Gobernadora, la totalidad de los miembros de ésta ejercía las funciones
de aquél hasta tanto arribaba el sucesor.
f) CABILDOs: En las colonias surgen los cabildos como un resabio
del gobierno comunal, que ya no existía en España. Su origen está en
el municipio de las ciudades de la península, que bajo la dominación
romana se enriquecieron con normas que dieron carácter institucional
a la “necesidad de las masas de reunirse en asambleas públicas y tomar
participación en el gobierno urbano”9'.
El viejo municipio castellano de la Edad Media, que en España
hall ábase en un período de postración y decadencia, encontró en
América campo propicio para fructificar.
En estas tierras una nueva savi a le per mití ó desarrollar se
ampliamente y jugar papel importantísimo en la vida pública de los
territorios descubiertos.
El puebl o, cu ya i gu al dad natural de sus compone ntes era
desconocida, pues las leyes establecían distinciones entre españoles,
indígenas, criollos, negros, mulatos y zambos, siendo la esclavitud
una institución ordinaria, no aparece en ninguna de las actividades
jerárquicas que hemos señalado. No tenía intervención alguna en el
nombramiento de las autoridades indicadas. Mas, los Cabildos son la
expresión de un poder distinto, de tipo democrático y representativo,
a la vez que organizado sobre la base de elementos aristocráticos y
hereditarios; encarnaban el espíritu local y estaban constituidos por
hombres locales con raíces e intereses locales”94, siendo el refugio de
ciertas libertades garantizadas por determinados privilegios.

* Cit. por Ors CaeDeQuÍ, Manual de Hiaioriy, etc., p. 359.


”’ Cz RLOS SANCHEZ NiAMONTE, Munuría de De recho Cons titucional, Ed. Kapel uaz & Cía., Buenos
A tres. 1946, p. 22.
"’ SxcvADOR DE MADARIAGA, Cuadro His iórico de las Indias, Editorial Sudamericana, Buenos
Aires, 1945. p. 352.
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Sirvieron los cabildos como órgano de expresión de lo que podría


1lamarse el estado llano de los conquistadores, teniendo a su cargo el
abasto de las poblaciones, la fijación de precios corrientes, distribución
de solares y edificaciones, fiestas públicas y todo lo que incumbía al
gobierno local y propio que se daban un lugar, una villa o una ciudad.
Los Alcaldes Ordinarios o los Alcaldes Mayores o Corregidores
presidían el gobierno municipal, existiendo además los Regidores y
otros magistrados. El número de los personeros comunales estaba en
relación con la importancia de las poblaciones. Así se tenía que de
cuatro a seis regidores formaban los cabildos de lugar o población
menor; seis a ocho, los de villas; y de doce a veinticuatro los de ciudad.
Se requería ser vecino y propietario, para desempeñar las funciones
de regidor, ejercidas preferentemente por los descendientes de los
conquistadores. El cargo era gratuito, teniendo el carácter obligatorio
de una carga pública, calidad que mantienen actualmente las funciones
de los munícipes o miembros de los Concejos Deliberantes.
Empero, el per íodo de auge del m uni cipi o co lo ni al
hispanoamericano no fue muy prolongado. Sufrió modificaciones y,
por exigencias fiscales, ya bajo el reinado de Felipe II la Corona tenia
la potestad de enajenar en pública subasta y adjudicar al mejor postor
los cargos municipales, lo que vino a constituir una regalía más para
el monarca. En tal virtud, los puestos concejiles fueron a parar a manos
de personas acaudaladas, sirviendo para dar honores y ventajas a la
clase aristocrática y entronizando así un régimen oli gárquico, cuyos
intereses no eran los mismos que los generales de los vecindarios donde
ejercían el mando.
Con la Ordenanza de Intendentes, se vulneró la autonomía de los
Cabildos Municipales, cuyas atribuciones propias en causas de justicia
y policía, así como en el orden fiscal, fueron desmedradas, pues pasaron
a los Gobernadores Intendentes y a la Junta Superior de Hacienda,
dando inter vención sólo a los municipios para parti ci par en su
cumplimiento. Es al iniciarse los movimientos precursores de la
eman cipa ció n pol íti c a que 1o s c abil dos vtie lv en a fl orec er,
convirtiéndose en los intérpretes de los anhelos populares. Trócanse
en los focos de rebelión que alumbran el áspero camino de la libertad
C I R O FE L I X T R I G O

y representan el proemio de la gran obra revolucionaria que culminará


con la independencia de las colonias. “En su momento —dice Sabino
Pinilla-” los cabildos de las colonias, penetrándose de su destino y
representación popular, supieron asumir dignamente el rol que les
correspondía, poniéndose a la dirección y servicio de la magna
revolución”.
Ordinariamente, sesionaban con sus propios miembros; pero, cuando
la magnitud de un asunto requería el consejo y la opinión de elementos
calificados, “se convocaba a cabildo abierto, lo que implicaba admitir
en sus deliberaciones la presencia y opinión de ciertos vecinos
caracterizados y de algunos otros funcionarios que no formaban parte
de su representación”’6.
En el cabildo abierto no es lo interesante la institución, sino el
pueblo, como agudamente apunta Gustavo Adolfo Otero. “La realidad
es que el cabildo abierto era el caldo de cultivo para la organización
del comicio apto, para que de su entraña surgiera el ciudadano o el
patriota. Así, pues, sobre los escombros del viejo Cabildo y del Concejo
Municipal, surgiría la Junta Tuitiva”’7.
g) CoNSULAnos: Representaban en América lo que 1a Casa de
Contratación en España. Fueron las instituciones comerciales y
económicas fundadas para las Indias. Con el nombre de Consulados
existieron las corporaciones de mercaderes que ejercieron las funciones
de tribunales de comercio en lo que inter venían 1os propi os
comerciantes, cuya organización se debía a ellos mismos y que tenían
jurisdicción mercantil. En España era institución antiquísima, habiendo
existido consulados de mar como los de Barcelona y Valencia; otros
funcionaron en Zaragoza, Burgos, Bilbao y más tarde en Sevilla.
Teniendo como modelo este último, se erigieron los Consulados de
México y Lima en 1593 y 1594, habiéndose creado el de Buenos Aires
por Real Cédula de 30 de enero de 1794.

” SADINO PtNiLcz, La cre‹ición de Bolivia, Ed. América, Madrid p. 326.


”’ CHRISTOPHERS EN, Oti. ció.. p. 52.
"’ Gusmvo AoOLFO OTERO, LA vidu social del coloniaje, Ed. La Paz, 1942, p. 220. Este libro
contiene una amplia y valiosa informacidn general sobre la vida social en sus diversas formas
durante los siglos XVI. XVII y XVIII en el Alto Perú, siendo obra muy recomendable entre
las de los autores nacionales acerca de esta materia.
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Dichos organismos, encargados de ejercer contralor económico en


las colonias, se componían de dos cónsules, nueve conciliarios, un
síndico, un secretario, un contador, un tesorero y personal subalterno .
3. Organización social y régimen económico.- Blancos, indios y
negros fueron los habitantes que en un principio poblaron las Indias.
Mestizos, mulatos y zambos resultaron de las mezclas binarias de los
tres colores puros entre sí, dándose importancia a la proporción de la
sangre blanca sobre todo en 1a mezcla con la negra. Así, los mulatos
se clasificaban en tercerones, cuarterones y quinterones, lo que
evidencia la especial significación que se daba a la posición que
ocupaba una persona en la escala del color, creándose fina jerarquía
de orígen es que permi ti ó la forma ci ó n de castas. E spaño1es
peninsulares, criollos y mestizos fueron las tres escalas fundamentales
de la jerarquía social en América Hispana.
La sociedad colonial estaba di vidida en clases que admitían la
siguiente distinción: aristocracia, plebe y esclavos. Los derechos y
deberes de cada una de estas clases eran muy desiguales. En materia
judicial, por ejemplo, existían los “fueron personales”. Clérigos y
prel ados eran juzgados únicamente de acuerdo al Fuero Eclesiástico,
por el Santo Oficio de la Inquisición y por el Tribunal de la Cruzada.
El Fuero Militar colocaba en situación de privilegio a los capitanes,
oficiales y tropa; y el Fuero de los Hidalgos servía para que los litigios
entre nobles sólo fuesen sometidos a la jurisdicción de las Audiencias
de España.
Desde el punto de vista principista, analizando la legislación dictada
por la Corona, los indios fueron considerados como seres libres, a
diferencia de los negros que eran esclavos. Conocida es la tesis
humani sta sustentada por B artol omé de Las Casas frente a las
argumentaciones expuestas por el cronista del Rey, doctor Juan de
Sepúlveda, que sostenía la necesidad de considerar a los indios como
esclavos “por la rudeza de sus ingenios, que son de su natura gente
ser vil y bárbara; y por ende obligada a servir a los de ingenio más

”’ CuRtSTOPHERSEN, Ob. cit., p. 53.


114 CI RO F EL I X T RI G O

elegante, como son los españoles”". En definitiva, fue la tesi s


humanista la que se impuso disponiéndose que el trato a españoles e
indios se proclamase “sobre la base de una igualdad humana de todos
los vasallos del rey ante la ley y ante la justicia”'00.
Exigencias de tipo económico impusieron la contribución de los
indios a los españoles mediante la prestación de servicios personales.
Al margen del orden jurídico, surgió el orden económico como un
hecho social vivo que avasalló la concepción abstracta del legislador.
Y así nacieron las encomiendas o repartimientos de indios que “eran
una merced real hecha con la doble finalidad de recompensar a los
conquistadores beneméritos o a sus descendientes con los beneficios
que las mismas producían —servicios personales de los indios primero,
percepción de tributos después- al propio tiempo que se conseguía la
incorporación de los indios a la civilización cristiana, colocándose
bajo el amparo de un español encomendero”' 01.
Entre los servicios personales, la mifo o contribución obligatoria al
trabajo de las minas, fue una de las mas pesadas cargas que tuvieron
que soportar los colonos. Dadas las especiales características e
importancia que alcanzó en el Alto Perú la mita, es titil transcribir la
descripción que, al respecto, hace don Salvador de Madariaga'0°, que
dice:
“Consistía la mita en una recluta de indios para trabajo obligatorio
durante cierto período. La clase de trabajos para los que se consideró
lícita por los espanoles se definía por un criterio de interés público,
estrechamente interpretado, pero no según normas modernas. Por
ejemplo la construcción de moradas para particulares se consideraba
como de interés público, así como, desde luego, el laboreo de minas y
labranzas de las tierras. Pero el cultivo de ciertas plantas como la coca,
consideradas como dañinas, y hasta la viña o el olivo, consideradas
como superfluas, no caían bajo la definición de interés público y por

SacvA DOR De MzDAflIAGA, Ob. ci f., p. 45.


1 00
S LvADOR DE Cd ADzRi GA, Ob. cit., p. 61 .
Iu
Ois CxPDEQUI, fanual, p. 223.
Ob. cit.. ps. 138-39-40-4 1.
DE R E C HO C O N S TI T U C I O N A L B O L IV I A N O 115

lo tanto no daban el suministro de mitayos. Tampoco se concedían


mitayos para el cultivo del añil, por ser el añil perjudicial para la salud
de 1os cultivadores.
“Como la encomienda, vino a ser la mita una especie de transacción
entre la actitud teórica de igualdad y libertad del indio y la necesidad
práctica de mano de obra. La contradicción entre la teoría y la práctica
queda puesta de relieve con toda cl aridad en estas palabras de
Solórzano Pereira: “Y bien se ve que esto contradice totalmente a su
libertad (de los indios) pues la libertad (...) no es otra cosa que una
facultad de hacer un hombre de sí lo que quisiere, y vivir a dónde, y
con quién quisiere. Y esto no se compadece con tener a los indios
forzados en casas y labranzas ajenas». El tratadista se consuela citando
autoridades jurídicas y dando ejemplos de otros países. «Hoy en
Alemania se toman tanta licencia los Nobles en las personas de los
rústicos y plebeyos (...) que no hay ministerio por servil y trabajoso
que sea a que no les compelan, castigándoles rigurosamente si no
obedecen”.
“Pero si sufría el principio, más padecían los indios sobre cuya
espalda se violaba. La mita se aplicaba a un número relativamente
corto de indios. La de las minas de Potosí, por ejemplo tal y como la
había calculado Don Francisco de Toledo, daba ocasión tan sólo a dos
o lo más tres años de ser vicio en la vida de cada indio a ella sometido.
Aun así, ¿qué significa la mita en la vida de un indio? He aquí la
descripción que da un testigo de vista de la mita de dos mil doscientos
indios que migraban cada año a las minas de Potosí de la provincia de
Chuquito: «Todos estos van ordinariamente con sus mujeres e hijos,
que por haberlos visto subir dos veces puedo decir que serán todos
más de siete mil almas. Cada indio de estos lleva por lo menos ocho y
diez carneros y algunos pacos o pacas para comer; otros de más caudal
llevan treinta y cuarenta carneros; en estos llevan sus comidas de maíz
y chuño, sus mantas para dormir, esteril las para defenderse del frío,
que es riguroso, porque siempre duermen en el campo. Todo este
ganado pasa ordinariamente de treinta mill cabezas, y casi siempre
llegan a cuarenta mill, y año que se contaron cuarenta mill, estas son
el chuño, maíz, harina de quinoa y cecina y sus vestidos nuevos, vale
116 CI R O FE L I X T R I G O

todo más de trescientos mill pesos de a ocho. Toda esta riqueza con
este carruaxe se ha encaminado a Potosí por sus jornadas, y en distancia
de cien leguas tardan dos meses, por no poder caminar más aprisa el
ganado ni sus hijuelos, que de seis a cinco años llevan a pie. De toda
esta comunidad y riqueza que sacan de la provincia de Chuquito, no
vuelven a ella dos mill almas, y el resto, que serán cinco mill, parte se
muere, parte se queda en Potosí. Otros se van a lo valles más cercanos,
y la razón que para esto tienen, es que cuando se quieren volver no
tienen ganado ni comida para el camino.»
“Y no terminaba aquí su calvario. Por que los indios que quedaban
en sus hogares y aldeas iban poco a poco reduciéndose en cantidad y
por lo tanto iba tocando a mayor frecuencia entre los restantes el
servicio de la mita, hasta el punto de que ya en lugar de un año cada
siete se consideraba como bueno el no tener que servir más que uno
cada tres. Aquí también, vemos a la Corona y a sus virreyes laborar en
pro de los indios, mientras que los hacendados y mineros miran por
sus intereses, con harta frecuenci a indi ferentes a los intereses y
derechos de los indios y aun a la humanidad más elemental. Alfonso
Messía, autor del documento ya citado, describe con desnudez estos
hechos lamentables en el mismo documento diri gido a don Luis
Velázquez. El Año de mita significaba para el indio arrancar de cuajo
del suelo natal su hogar, su familia y su ganado. «Si por esto y el
trabajo tan excesivo de seis meses y los cuatro de minas, trabajando
doce horas al día, bajando sesenta, y algunas veces cien estados, donde
es una perpetua noche, pues es siempre menester trabajar con candelas,
el aire grueso y de mal olor encerrado en las entrañas de la tierra, las
bajadas y subidas peligrosísimas subiendo cargado con su taleguillo
de metal estado en las espaldas, tardando en salir cuatro o cinco horas
por pasos, que si discrepan de poner bien el pie caen cien estados; y
que después de haber subido reventando, hallan por abri go un minero
que les riñe, porque no salieron más presto, porque no trajeron mayor
carga, que luego en un punto les hacen vol ver; y que por todo esto y
cuatro meses que quedan dichos de peregrinaciones, se les de solo
cuarenta y ocho patacones, ¿a quién no causará compasión?»
DE R E C HO C O N S TI T U C I O N A L B O L IV I A N O 117

“Estos y muchos peores eran los efectos de la expl otación del


hombre por el hombre: explotación en que el duro y el egoísta era el
“español” que vivía en las Indias, ya fuera europeo o nacido en ellas.
Pero la Corona y los más de los virreyes lucharon contra tanta crueldad.
«La reglamentación de trabajo de minería, puesta en vigor por Toledo
—escribe una autoridad argentina de nuestros días-, constituye un
admirable código por el conocimiento que revela del arte de la mina,
por la amplitud y acierto con que legisla las cuestiones de derecho
privado y por la previsión con que establece reglas de higiene y de
seguridad para los obreros.» Añádase que el gran virrey se reveló al
di ct ar1a m ucho más prog resista que la Europa que le era
contemporánea, en la que la protección, la salud y la seguridad de los
mineros se hallaban todavía en un estado rudimentario.
“Confírmase, pues, como rasgo constante del régimen de las Indias
aun en sus peores días y en las partes peor gobernadas que la Corona
reitera constantemente su celo predominante por el bienestar de los
naturales. Y aunque sería absurdo pintar el conjunto como un sistema
de expl otación constante general y uni forme de los indi os, es
indiscutible que en tal o cual lugar, y durante períodos más o menos
largos, se produjo en las Indias una explotación desalmada y cruel de
los naturales, así como que los culpables de esta explotación, con harta
frecuencia criminal, fueron sobre todo los “españoles”, es decir los
blancos europeos o americanos, afincados en América; y en grado no
pequeña también los españoles de España, funcionarios del Estado y
hasta ecles i ásticos regul ares o seg lares ; fina1mente también
p arti ci paron, a unque como g entes subordi nadas, c on menor
responsabili dad, mestizos y mulatos y aun caciques indios.”
En cuanto al régimen fiscal, los ingresos con que contó el Tesoro
español en las Indias provinieron de diversas fuentes.
En primer término, cabe anotar las regalías, o sea la cuota parte de
riqueza que pertenecía a la Corona en la explotación de las minas, en
las que se llegó a generalizar la contribución del quinto. Asimismo
existían regalías sobre “el oro que se encontrase en los ríos o en las
vertientes; la explotación de las salinas, el cultivo del brasil y otras
118 CI R O FE L I X T R I G O

rentas estancadas; las perlas, esmeraldas y otras piedras preciosas;


los tesoros hallados en los enterramientos y viejos templos de los
indios; los llamadas bienes mostrencos, los vacantes y los procedentes
de naufragios: las tierras, aguas, montes y pastos; los oficios públi-
cos›/103
Formábase la renta fiscal además con los siguientes gravámenes: La
alcabaía, o impuesto a las ventas y transferencias que variaba desde
el 4 hasta el 20 %; el almojarffazgo, o derechos aduaneros que pagaban
todas las cosas que se importaban de España a las Indias y viceversa;
la mesada y la media annata, impuestos que gravaron a los funcionarios
eclesi ásticos y civiles; la eisa o descuento en el sistema de pesas y
medidas que se imponía en caso de guerra o de necesidades urgentes;
monopolios y estancos, rentas que se pagaban sobre la venta de tabacos,
pimienta, naipes, solimán y azogues; avería, contribución para cubrir
los riesgos que corría la armada por ataques de enemigos y corsarios;
almirantazgo, gabela establecida en favor del almirante; los diezmos
y la bula de la Santa Cruzada, imposiciones de orden reli gioso.
4. Derec hos civiles y políticos.- No o bstan te las prédic as
humanitarias del padre Las Casas, los encomenderos hicieron de los
indios verdaderos esclavos y la codicia de los conquistadores estuvo
reñida con la i gual dad natural y jurídi ca de las personas, el
reconocimiento de la dignidad del ser humano, el respeto de la vida,
la concesión de libertades públicas o el establecimiento de derechos
individuales.
El derec ho de locomoción, o sea la libertad para ingresar,
permanecer, transitar o salir del territorio, tampoco existía. Se requería
autorización de la Casa de Contratación para los que deseaban venir
de España; estaba prohibido el ingreso de moros, judíos y herejes.
Los que vivían en América no podían cambiar de resi dencia sin
autorización expresa y sólo con licencia especial del Rey les era
permitido pasar de un Virreinato a otro.

"" Ops CsrDEQUI, Muiiucil, ps. 384-85


D E R E C HO C O N S T I T U C I O N A L B O L I Y I ANO 119

Inviolabilidad del domicilio y libertad de cultos, eran garantía y


derecho desconocidos. Sólo se permitía la importación de libros o
impresos, previa la censura del Santo Oficio.
En cuanto al derecho de propiedad, dependía de la clase a la que
pertenecían los poseedores para que su ejercicio sea amplio o esté
sometido a restricciones. En lo concerniente a los indios, no gozaban
de libertad para ejercitar sobre las tierras que poseían un verdadero
dominio. Estuvieron sometidos a cierta tutela establecida con el pro-
pósito de favorecerlos, dada la capacidad civil restringi da de que
gozaban, lo que subsiste aún en la legislacíón actual.
5. La Revolución.- Múltiples factores de carácter interno, y sobre
todo acontecimientos internacionales, facilitaron la iniciación de la
1 uch a para al c a nz ar la i ndependenci a pol íti ca, obte ni endo l a
desvinculación de la Metrópoli. Fué Chuquisaca la que primero en el
Alto Perú dió el grito libertario en la fecha memorable del 25 de mayo
de 1809. La Paz, en 16 de julio del mismo año, se pronunció en forma
c ategórica, constitu yendo el levantamiento de Muri11o un acto
trascendental dentro de la Revolución Americana.
Los propósitos perfectamente definidos, claramente expuestos y
bellamente expresados en un lenguaje sencillo y rotundo, hacen de la
Proclama de la Junta Representativa y Tuitiva de los Derechos del
Pueblo el documento revolucionario por antonomasia y la piedra
angular sobre la que se levanta la emancipación política de la América
Hispana.
Capítulo V

ANTECEDENTES HISTÓRICOS REPUBLICANOS

I. Organización del Alto Perú en Estado independiente.- 2. Decreto


de 9 de febrero de 1825. - 3. Proclamación de la República. - 4. Le yes
constitucionales de 13 de agosto de 1825 y 19 de junio de 1826. - 5.
Constitución Bolivariana; juicio crítico.

1 . Organización del Alto Perú en Estado independiente.- El


territorio que actualmente es Bolivia, se denominó Nueva Toledo
durante los primeros tiempos coloniales y Alto Perú posteriormente.
Con anterioridad al descubrimiento de América y la conquista de los
españoles, estas tierras, bajo la dominación incaica, formaban parte
del Collasuyo, una de las grandes provincias que con el Antisuyo,
Cuntisuyo y Chinchasuyo, constituían el imperio de Tahuantinsuyo.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, los conquistadores españoles
ejercieron su dominio, poblaron y organizaron la vida en sus múltiples
aspectos y formas en estas colonias. Los sucesos políticos de España,
la abdicación de Carlos IV, la caída de Godoy, la coronación de
Fernando VII, la invasión napoleónica y los grandes trastornos que
ella trajo, aparejados con las intrigas y ambiciones de la princesa
Carlota Joaquina de Borbón, crearon un ambiente de inquietud en las
colonias. Agréguese a ello la declaración de la independencia de Los
Estados Unidos de Norte América, la gran Revolución francesa y la
proclamación de los derechos del hombre y del ciudadano, así como
la lectura de la enciclopedia por parte de las minorías selectas y se
tendrá el marco dentro del cual se inicia la lucha libertaria, que
comienza prácticamente con el siglo XIX.
122 CI RO FELIX TR I GO

Cruenta y sacrificada fué la lucha por la independencia política.


Desde 1809 hasta 1825 se combatió denodadamente en todas las
cumbres, los valles y los llanos de las provincias del Alto Perú. La
batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824) es el triunfo decisivo de
los insurgentes; con la victoria de Tumusl a se pone término a tan
prolongado período de guerras y guerrillas.
El Alto Perú comprendía cuatro provincias o gobernacion es, que se
subdivi dían en distritos y subdelegaciones. Las provincias eran: 1) La
de La Paz, o actual departamento del mismo nombre; 2) La de Potosí,
que comprendía el departamento de dicha denominación, extendiendo
además su jurisdicción a Tarija y Atacama, distrito sobre el que más
tarde se erigió el departamento de Cobija; 3) La de Cochabamba, de
la que formaba parte desde 1782 el distrito de Santa Cruz de la Sierra,
incluyendo los territorios de Mojos y Chiquitos que sir vieron de base
para la creación del departamento del Beni; 4) La de Chuquisaca, con
el territorio del departamento de su nombre y el de Ortiro.
2. Decreto de 9 de febrero de 1825.- Los pueblos del Alto Perú,
como recompensa a sus generosos sacri fi cios en 1a revoluci ón,
conquistaron el derecho de gobernarse a sí mismos.
José Antonio de Sucre, a la cabeza del ejército libertador, ingresó a
estas tierras altas ignorando cual sería la organización política que
adoptarían y desconociendo el pensamiento íntimo de Bolívar, sobre
este punto, dictó, en 9 de febrero de 1825, el siguiente Decreto:
“Con si derando: 1º - Que al pasar el Desagu adero el Ejército
Libertador ha tenido el solo objeto de redimir las provincias del Alto
Perú de la opresión española, y dejarlas en posesión de sus derechos.
2º - Que no corresponde al Ejército Libertador inter venir en los
negocios domésticos de estos pueblos. 3º - Que es necesario que estas
provincias dependan de un gobierno que provea a su conservación,
puesto que el Ejército ni quiere ni puede abandonar las a la anarquía y
al desorden. 4º - Que el antiguo Virreinato de Btienos Aires, a quien
ellas pertenecían al tiempo de la revolución de América, carece de un
gobierno general que represente completa, legal y legítimamente la
autoridad de todas las provincias, y que no hay, por consiguiente, con
quién entenderse para el arreglo de ellas. 5º - Que, por tanto, ese
D E R E C H O C O NS T I T U C I O N A L B O L I V I A NO

arreglo debe ser el resultado de la deliberación de las mismas


provincias, y de un convenio entre los congresos del Perú y el que se
forme en el Río de la Plata. 6 - Y, en fin, que siendo la mayor parte del
Ejército Libertador compuesto de tropas colombianas, no es otra su
incumbencia que libertar al país y dejar al pueblo su soberanía, dando
este testimonio de justicia, de generosidad y de nuestros principios.
He venido en decretar: 1°- Las provincias denominadas del Alto Perú
quedarán dependientes de la primera autoridad del Ejército Libertador,
mientras una asamblea de diputados de los pueblos delibere sobre la
suerte de ellas. 2°- Esta asamblea se compondrá de un diputado por
partido, que será elegido por los cabildos y todos los notables que se
convocarán al efecto. 3°- El 25 de marzo se reunirán en la cabeza del
partido la municipalidad, los notables y todo propietario de una renta
de 300 pesos o poseedor de un oficio que se los produzca y que quiera
asistir a la elección, a cuyo efecto el gobernador del partido los citará
con ocho días de anticipación. 4°- Será presidida esta asamblea del
partido por la persona que ella misma elija, y mientras tanto lo estará
por el gobernador. Ella nombrará dos escrutadores y un secretario para
tomar los votos, que se darán públicamente. 5°- Hecha la votación,
resultará diputado el que reúna la pluralidad absoluta y será obligado
a asistir a la asamblea general sin excusa alguna. 6°- Para ser diputado
se necesita ser mayor de 25 años y poseer una renta de 800 pesos
anuales o tener un empleo o ser profesor de alguna ciencia que se los
produzca y ser avecinado en la provincia que va a representar, por 4
años de residencia. Cualquiera dificultad sobre estas calidades será
resuelta por la misma asamblea del partido. 7°- Las credenciales de
estos diputados serán firmadas y autorizadas por toda la asamblea del
partido y sus poderes no tendrán condiciones, ni sus instrucciones serán
más que conformarse al voto libre de los pueblos, por medio de la
representación general. 8°- Todos los diputados estarán reunidos en
Oruro el 10 de abril, para que durante una semana sean examinados
sus poderes y credenciales. 9°- El 19 de abril se reunirá la asamblea
general y ella deliberará sobre los destinos de las provincias y sobre
su régimen provisorio de gobierno; y mientras una resolución final,
legítima y uniforme, quedarán regidas conforme al Art. 1°. 10. -El
124 CI RO FELIX TR I GO

Ejército Libertador respetará la resolución de esta asamblea, con tal


que ella conserve el orden, la unión y la concentración del poder, para
evitar a los pueblos la anarquía. 11.- Toda intervención de la fuerza
armada en las deliberaciones de la asamblea, hará nulos los actos en
que se mezcle el poder militar. 12.- Una copia de este decreto se
remitirá al gobierno del Perú y a los gobiernos que existen en las pro-
vincias que antes compon ían el virreinato de Buen os Aires,
protestándoles que, no teniendo el Ejército Libertador miras ni
aspiraciones sobre los pueblos del Alto Perú, el presente decreto ha
sido una medida necesaria para salvar su difícil posición respecto a
los mismos pueblos. Dado en La Paz, a 9 de febrero de 1 825.- A. J. de
Sucre.”
El anterior célebre decreto es el primer documento institucional de
Bolivia. Está noblemente inspirado;reconoce la soberanía del pueblo,
con sa gra principi os básicos de Derecho Público para concl uir
co1oc an do la pi edr a fundamental sobre la que se 1evan ta la
independencia del país: La Asamblea General de Representantes del
Alto Perú deliberará acerca de los destinos de las provincias y sobre
su régimen provisorio de gobierno. Reconocimiento explícito de la
autodeterminación de los pueblos, que permitió la fundación del nuevo
estado.
“Los cuerpos políticos de la América española —como afirma
Ramón Sotomayor Valdés'04— estaban delineados aún antes de la
independenci a, por obra del aislamiento colonial, del rég imen
administrativo y de multitud de circunstancias sociales y topográficas,
que fueron dando cierta fisonomía individual a las diversas secciones,
las cuales una vez libres e imbuidas de la idea de soberanía, cedieron
como por instinto al antagonismo y a la exclusión, y se hicieron rivales
cuando creían ser hermanas, aun en medio de la causa común de la
independencia. Esta circunstancia, que hizo fracasar más tarde los
planes de unión de diversos estados americanos, militaba también con
relación a los pueblos del Alto Perú, los cuales desprendidos en 1776
'"‘ R AMÓN ÑOTOMAYOR VAbDÉS. Es tudio hístóricn de Boti'via, Santiago . Imp. Andrés Bello, i 874.
pag. 53.
D E R E C H O C O N S T I T U C I O NA L B O L I V I ANO 125

del virreinato del Perú, para ser agregados desde entonces al de Buenos
Aires, estando desde muchos años antes en posesión de una audiencia
y bajo autoridades que en todos los asuntos de interés dependían
directamente de la corte española, tomaron desde muy temprano las
proporciones de un cuerpo individual, aunque informe.”
El Alto Perú constituía, evidentemente, un cuerpo político distinto,
con nítida fisonomía de una nacionalidad incipiente, a la que vino a
cimentar el decreto de Sucre. La noble finalidad de la revolución fué
organizar la vida independiente de nuestra patria, para lo que no hubo
sacrificio que no se consumara, soportando quince años de sangrienta
y desi gual lu cha en la que los puebl os to maron para sí la
responsabilidad de mantener siempre encendida la antorcha de la
libertad.
3. Proclamación de la República.- El decreto del Mariscal de
Ayacucho señalaba Oruro como sede del congreso, que debería reunirse
el 19 de abril. Por falta de elecciones en Chuquisaca y Potosí, se
postergó la inauguración para el 25 de mayo, fecha en que tampoco
pudo efectuarse. El 10 de junio de 1825 en la ciudad de La Plata,
Charcas o Chuquisaca, se reunió la Asamblea de Representantes del
Alto Perú para deliberar acerca de la suerte que correría éste. La idea
que tenía mayor arraigo era la de erigirlo en estado independiente.
Pero, varios y graves fueron los obstáculos que se oponían a tal anhelo.
El Alto Perú, que durante el coloniaje estuvo bajo la dependencia
del virreinato del Perú, primero, y del Río de la Plata, después, tenía
vínculos de los que precisaba desli gar se. El Congreso General
Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, por ley de
8 de mayo de 1825, acordó que las cuatro provincias del Alto Perú
“queden en plena libertad para disponer de su suerte, según crean
convenir mejor a sus intereses y a su felicidad”.
En cambio, el Libertador Bolívar, por decreto de 16 de mayo de
1825, expedido en Arequipa, consignaba varias disposiciones, siendo
las más graves las relativas a la validez de la deliberación de la
Asamblea de Representantes del Alto Perú, que “no recibirá ninguna
sanción hasta la instalación del nuevo congreso del Perú en el año
pró ximo” y que estos territorios “no reconocer án otro centro de
126 CI RO F EL I X TR I GO

autoridad, por ahora, y hasta la instalación del nuevo congreso peruano,


sino la del gobierno supremo de esta república”.
Las anteriores resoluciones, de las que tuvo conocimiento la
Asamblea Deliberante cuando realizaba sus sesi ones, produjeron
contradictorios efectos. Mientras el acuerdo del Congreso Argentino
facilitaba la creación del nuevo Estado, la disposición de Bolívar
sometía a dura cuarentena la independencia que se anhelaba alcanzar
por propia determinación. Hubo de librarse una incruenta batalla en
el seno de la asamblea para disipar dudas y temores respecto a las
facultades de que estaban investidos los constituyentes y sobre las
bondades de la decisión que debía adoptarse.
No obstante el decreto del Libertador, que causó tan justa alarma
por sus injustificadas exi gencias, la Asamblea continuó deliberando y
proclamó la magna Declaración de Independenci a. Tres caminos
formaban la encrucijada. Uno, fundar el Estado libre; otro, integrar
las Provincias Unidas del Río de la Plata; y el tercero, unirse al Bajo
Perú. Sólo los diputados Eusebio Gutiérrez y José María Vel arde
opinaron en favor de esta última solución.
Los representantes, invocando el principio de autodeterminación de
los pueblos, aprobaron plenamente y proclamaron su voluntad de eri gir
el Alto Perú en un “Estado Soberano e independiente de todas las
naciones, tanto del viejo como del nuevo mundo”. Y rtibricaron el 6
de agosto de 1825, primer aniversario de la batalla de Junín, la solemne
Acta de la Independencia.
Dicha Acta y declaración de la independencia de las altoperuanas
provincias, fué redactada por don José María Serrano, presidente de
la Asamblea y esclarecido patriota, orador grandilocuente y escritor
ampuloso, “representativo de esa verbosi dad fácil y sonora, llena de
exclamaciones y de símbolos relacionados con la antigüedad clásica;
ya empezaba a parpadear el romanticismo, y comenzábase a ver esa
resurrección de Atenas y de Roma en estas nuevas repúblicas que
pretendían ser un remedo de las antiguas. La cultura humanística que
la mayor parte había recibido, los habilitaba para sacar a cada momento
a col ación símiles del mundo antiguo y sobre ellos edificar los
rimbombantes conceptos de sus períodos verbalistas. Olvi dando que
DERECHO CONSTITUCIONAL BOLIVIANO

había pasado ya la hora de destruir en la cual cabe esa oratoria, no


pensaban en la sobriedad propi a e indispensable para la obra
constructiva, serena y real de la nacionalidad”l’5.
En seguida se nombró una diputación integrada por Casimiro
Olañeta, José María Mendizábal e Hilarión Fernández para que fuese
al alcance del Libertador y se pusiese en contacto con él. Los delegados
llevaron para poner en su conocimiento la ley por la que la asamblea
decretó que el nuevo estado se denominará Repú blica B ol ívar,
reconociendo a éste como a su padre, protector y primer Presidente;
disponiendo que el 6 de agosto será fiesta cívica; igualmente el
aniversario del nacimiento del Libertador, pero esta resolución tendría
efecto después de su vida; que su retrato y el del Mariscal Sucre será
colocado en todos los tribunales, cabildos, universidades, colegios,
escuelas y casas de pública enseñanza, para que su vista recuerde la
memoria del Padre de la Patria y estimule a la imitación de sus excelsas
virtudes; que se erigirá su estatua ecuestre en todas las capitales de
departamento, encomendándose al Mariscal de Ayacucho mandar forjar
una medalla que se entregará al Libertador. Asimismo se consagraban
fiestas cívicas los aniversarios de la victoria de la gloriosa jornada de
Ayacucho y del nacimiento del Mariscal Sucre, cuyo nombre llevará
en lo sucesivo la capital de la República y de su departamento,
encomendándose al presidente del departamento de Chuquisaca mandar
construir una medalla y presentarla, a nombre del congreso, a Antonio
José de Sucre.
Grandes honores, homenajes y actos de reconocimiento se prepararon
para ganar la voluntad del Libertador e inclinarlo a prestar su decisiva
colaboración a la causa de la naciente república. Y es así cómo, al
decir de Gabriel René Moreno, Bolívar entró enemigo de la autonomía
y salió jurándola. Algo más: el Libertador se comprometió elaborar el
proyecto de ley fundamental del Estado y expresó en su proclama del
lº de enero de 1826, fechada en Chuquisaca: Seréis reconocidos por

"" HUMBERTO VAZQUEZ M ACHICADO. La procIam‹ición de lu Repíib lica, “La Razón”, La Paz, 6 de
agosto de 1946, p. 8.
t28 CI RO F E L I X T RI G O

una nación independiente; recibiréis la Constitución más liberal del


mundo”. Y su promesa fué cumplida.
Así se organizó nuestra patria, al igual que las demás de América.
Después de una lucha heroica de más de quince años, sobre la extensión
de una vasta porción colonial en que España di vidió sus dominios, por
la voluntad espontánea de sus hijos, Bolivia ganó su derecho de ser y
fué aun por encima de la voluntad de Bolívar porque se impuso la
“soberanía del pueblo, única autoridad legítima de las naciones”, como
lo reconoció el propio Libertador.
4. Leyes constitucionales.- Mucho empeño y gran fe sólo podían
vencer los serios obstáculos que se oponían a la organización de
Bolivia. Los asambleístas altoperuanos, que querían libertad y
autonomía a todo trance, tuvieron que reducir la resistencia de Bolívar,
librarse de la jurisdicción que alegaban mantener sobre las provincias
altas tanto los argentinos como los bajoperuanos y consolidar
aceleradamente la proclamación de la independencia. Para ello, había
que proceder con cautela a la vez que con premura, fijando las normas
básicas del nuevo estado.
La primera ley constitucional dictada en la república, que representa
la columna miliaria de la institucionalidad boliviana, fué la de 13 de
agosto de 1825. Proyectada por José María Mendizábal, Eusebio
Gutiérrez y Manuel María Urcullu y concebida en siete artículos, la
Asamblea aprobó sólo los tres primeros, dejando pendientes los res-
tantes. Las normas aceptadas se referían a la forma de gobierno del
Alto Perú, que fué adoptada la representativa republicana; gobierno
concentrado, general y uno para toda la república y sus departamentos;
existencia de tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judiciario, separa-
dos y divididos entre sí.
El Congreso Constituyente de la República, deseoso de “fijar los
límites de la potestad ejecutiva, que por ley de 26 de marzo último ha
confiado al Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, y
determinar con toda individualidad las facultades que ha de ejercer en
su desempeño”, sancionó la ley sobre organización provisional del
poder ejecutivo, promul gada en 19 de junio de 1826. Dicha ley, en sus
veinticinco artículos contiene disposiciones relativas al tratamiento,
D E R E C HO C O NS T I T U C I O N A L B O L I V I A N O 129

inviolabilidad, atribuciones, potestad reglamentaria, derecho a oponer


el veto, conducción de las relaciones internacionales, mando de las
fuerzas armadas, defensa de la integridad territorial, nombramiento
de funcionarios civiles y militares, cumplimiento de los fallos
judiciales, jurisdicción y competencia, designación y separación de
ministros, responsabilidad de éstos y sueldo de los miembros del poder
ejecuti vo. Esta ley, con ser provisional, contempl a acertadas
disposiciones fundamentales encuadradas a los principios básicos del
Derecho Constitucional.
5. Constitución bo1ivariana.- La Asamblea Deliberante de 1825,
que clausuró sus sesiones el 6 de octubre de ese año, dispuso para el
25 de may o del ve ni de ro la reuni ón del Con g re so General
Constituyente y solicitó a Bolívar un proyecto de Constitución, que
fué remitido desde Lima en el mes de junio de 1826, acompaííado de
un grandi oso mensaje denominado “Di scurso del Libertador al
Congreso Constituyente de Bolivia”.
Mensaje y proyecto fueron objeto de estudio y dictamen de la
Comi sión de Neg ocios Constituci onal es, compuesta por nueve
convencionales, la que sugirió pocas enmiendas de detalle y una de
fondo relativa a la religión.
El proyecto bolivariano no consignaba declaración ni norma al guna
sobre el seña lado tópico y justificaba la omisión con los siguientes
conceptos: “La religión es la ley de la conciencia. Toda ley sobre ella
la anula, porque imponiendo la necesidad al deber, quita el mérito a la
fe, que es la base de la reli gión. Los preceptos y los dogmas sagrados
son útiles, 1uminosos y de evi denci a metafísica; todos debemos
profesarlos, mas este deber es moral, no político.”
Los constituyentes de 1826 incorporaron al Código Fundamental el
Art. 6º, concebido en los siguientes términos: “La Religión Católica
Apostólica Romana, es la de la República, con exclusión de todo otro
culto público. El gobierno la protegerá y hará respetar, reconociendo
el principio de que no hay poder humano sobre las conciencias”.
En sus lineamientos generales la constitución bolivariana, de efímera
vigencia, pues fué abatida prácticamente con el motín de 18 de abril
130 C I R O FE L I X T R I G O

de 1828 y sustituída por otra en 1831, se caracterizó por lo que a


continuación se indica:
El Estado es unitario; el Gobierno, popular representativo; la
soberanía emana del pueblo.
El poder público se divide en 4 secciones: Electoral, Legislativa,
Ejecutiva y Judicial.
En cuanto a la nacionalidad y ciudadanía, no determina en forma
precisa la diferencia existente entre ambas calidades, incurriendo en
una confusión de conceptos. Establece que los ciudadanos de las
naciones de América Hispana gozarán de los derechos de ciudadanía
en Bolivia, según los tratados que se celebren con ellas.
El poder electoral reside en el cuerpo electoral, compuesto por
electores nombrados por los sufragantes populares en cada provincia,
a razón de uno por cien ciudadanos; su duración es de cuatro años y
sus atribuciones principales se refieren a la calificación de la habilidad
o inhabilidad de los ciudadano5, a la organización de los poderes
legislativo, ejecutivo y judicial, teniendo asimismo incumbencia en el
nombramiento de funcionarios subalternos; corregidores, jueces de
paz y curas y vicarios. Este primer poder, que residía en los cuerpos
electorales, no hay que confundirlo con la fuente de todo poder: el
pueblo.
El poder legislativo cuenta con tres cámaras: de tribunos, senadores
y censores, compuesta cada una de veinte miembros en los primeros
veinte años. Los tribunos ejercen sus funciones por un período de cuatro
años. renovándose cada dos por mitad; los senadores por ocho años,
renovándose cada cuatro por mitad y los censores son vitalicios. Cada
cámara tiene atribuci ones diferentes o incumbencias especiales y
cualquiera puede ser árbitro para dirimir un conflicto que se suscite
entre las otras.
Las principales atribuci ones del poder legislativo son nombrar al
presidente de la República y confirmar a los sucesores; aprobar al
vicepresidente a propuesta del presidente; elegir el lugar en que debe
residir el gob ierno y trasladarse a otro cuando lo exij an graves
circunstancias y lo resuelvan los dos tercios de los miembros que com-
ponen las tres cámaras; decidir en juicio nacional si ha lugar o no a la
D E R E C H O C O N S T I T U C I O NA L B O L I V ÍA N O 131

formación de causa a los miembros de las cámaras, al vicepresidente


y a los ministros de estado; investir al presidente de la república, en
caso de guerra o peligro extraordinario, con las facultades que juzguen
indispensables para la salvación del estado; elegir entre los candidatos
presentados por los cuerpos electorales a los miembros que deban llenar
las vacantes en cada cámara.
El poder ejecutivo se ejerce por un presidente vitalicio, jefe de la
administración del estado, sin responsabilidad por los actos de ella;
un vicepresidente y tres ministros. La elección del primer presidente
corresponde al congreso constituyente, a propuesta de los colegios
electorales.
Se requiere para ser elegido presidente de la república: lº Ser
ciudadano en ejercicio y natural de Bolivia; 2º Profesar la religión del
estado; 3º Tener más de 30 años de edad; 4º Haber hecho servicios
importantes a 1a repú blica; 5º Tener tal entos con ocidos en 1a
administración del Estado; 6º No haber sido condenado jamás por los
tribunales, ni aun por faltas leves.
Las principales atribuciones del presidente de la república son
inaugurar las sesiones de las cámaras, presentándoles un mensaje sobre
el estado de la república; proponer a las cámaras el vicepresidente,
pudiendo separar lo por sí solo; nombrar y remover por sí a los minis-
tros; nombrar, mandar y remover a todos los empleados del ejército y
marina, los de hacienda, los ministros públicos, cónsules y subalternos
del departamento de rel aciones exteriores; dirigir las negociaciones
diplomáticas y celebrar tratados, que para ser válidos deben ser pre-
cedentemente aprobados por él; recaudar e invertir las contribuciones;
suspender a los funcionarios públicos hasta por tres meses, siempre
que haya motivo para ello; conmutar la pena capital; mandar publicar,
circular y hacer guardar las leyes; dictar reglamentos y órdenes para
él cumplimiento de la Constitución, leyes y tratados; hacer cumplir
las sentencias judiciales; prorrogar las sesiones ordinarias hasta por
treinta días y convocar a sesiones extraordinarias del congreso; cuidar
de la recaudación e inversión de las contribuciones; presentar las ternas
de los cuerpos electorales al Senado para 1a aprob aci ón de los
132 C I R O FE L I X T R I G O

nombramientos de prefectos, gobernadores y corregidores; expedir los


títulos a todos los empleados.
El Presidente de la República no tiene facultades para privar de su
libertad a ningún boliviano ni imponer le por si pena alguna; para
ordenar arresto por mas de cuarenta y ocho horas, sin poner al acusado
a disposición del tribunal o juez competente; para privar a ningún in-
dividuo de su derecho de propiedad, salvo casos de expropiación, previa
justa indemnización; para impedir la realización de elecciones ni demás
actos propios de otros poder es ; p ara a usen tarse del terri tori o
nacional sin autorización del cuerpo legislativo.
El Vicepresidente, que debe tener la nacionalidad de origen y reunir
las demás calidades que se requieren para ser Pre5idente, es el jefe del
ministerio y responsable con el ministro del departamento respectivo
de la administración del Estado. Es el sucesor del Presidente en los
casos de renuncia, muerte, enfermedad o ausencia de éste.
?'**La facultad de juzgar pertenece a los tribunales establecidos por
ley. Los magistrados y jueces durarán tanto cuanto durasen sus buenos
ser vici os, no pud iendo ser relevado s de sus funciones sino en
determinados casos legales.
La primera magistratura judicial reside en la Corte Suprema de
Justicia, compuesta de un presidente, seis vocales y un fiscal, dividida
en salas.
x Prescribía que se establecerán Cortes de Distrito Judicial en los
departamentos que el legislativo juzgue conveniente. En las provincias
sé establecerán partidos judiciales y jueces de paz en cada pueblo para
las conciliaciones.
La divi sión política del país se establ ece en dep artamentos,
provincias y cantones, a cuya cabeza están los prefectos, gobernadores
y corre gidores, respectivamente. Para ser prefecto o gobernador,
requiérese ser ciudadano en ejercicio, tener la edad mínima de treinta
años y no haber sido condenado en causa criminal. Además, en toda
comarca o región donde existan de 100 a 2000 habitantes, habrá un
juez de paz, cargo concejil y por lo tanto de ineludible desempeño.
Prefectos, gobernadores y corregi dores, cuyo período es de cuatro
años. rodíanser reelectos, siendo desi gnados por el Poder Ejecutivo
DE RE C H O C O N S T I T U C I O N A L B O L I V I A N O 133

de las listas de seis a diez candi datos que le proponían los cuerpos
electorales. Las atribuciones de las mencionadas autoridades, debían
determinarse por ley; les estaba prohibido todo conocimiento judicial
y eran responsables por los abusos que cometieren en el ejercicio de
sus funciones. Los jueces de paz, con período de un año, no eran
reelegibles sino después de dos desde que cesaren en sus funciones.
La fuerza armada hall ábase compuesta por un ejército permanente
de línea y la escuadra, con cuerpos de milicias en las provincias y un
resguardo militar para evitar el comercio clandestino.
En cuanto a la reforma de la Constitución, se establecía una cláusula
especial adoptando el sistema rígido. La Constitución podía ser
modificada sólo después de cumplidos diez años desde su juramento.
Para ello, la proposición debía hacerse por escrito, firmada por una
tercera parte como mínimo de tribunos y apoyada por dos tercios de
los miembros presentantes de dicha cámara. Tal proposición, leída
por tres veces, con intervalo de seis días de una a otra lectura, tenía
que someterse a la deliberación de la Cámara de Tribunos, la que podía
aprobarla o desecharla, siguiéndose en lo demás lo preveni do para la
formación de las leyes.
Sancionada por las Cámaras la necesidad de la reforma, “se expedirá
una ley por la cual se mandará a los cuerpos electorales confieran a
los diputados de las tres Cámaras, poderes especiales para alterar o
reformar la constitución, indicando las bases sobre que deba recaer la
reforma”. En las primeras sesiones de la legislatura siguiente, se debía
considerar la reforma y io que las Cámaras resuelvan se cumplirá,
consultando al Poder Ejecutivo sobre la conveniencia de la misma.
En el último capítulo, se consagraban los derechos y garantías
individuales. Se establecía que todos los bolivianos gozaban de la
libertad civil, la seguridad individual, el derecho de la propiedad, la
igualdad ante la ley; la libertad de expresión por palabra o por escrito
y la de publicar el pensamiento por la imprenta sin previa censura,
bajo la responsabilidad que la ley determine; el derecho de permanecer
o salir del territorio de la república según convenga a cada cual llevando
consigo sus bienes; la inviolabilidad del hogar doméstico; la repartición
proporci on al de las contri buci ones; el pri vi leg io tempora 1 de
134 C I R O FE L I X T R I G O

invención y la libertad de trabajo e industria, siempre que no se oponga


a las costumbres públicas, a la seguridad y a la salubridad de los
bolivianos.
Quedaron abolidos los empleos y privilegios hereditarios y las
v inculaciones, decl arándose igual mente enajenables todas las
propiedades, aunque sean de organizaciones religiosas o destinadas a
otros objetos.
El precepto final de la ley fundamental, proclamaba: “Los poderes
constitucionales no podrán suspender la Constitución, ni los derechos
que corresponden a los bolivianos, sino en los casos y circunstancias
expresados en la misma Constitución, señalando indispensablemente
el término que deba durar la suspensión.”
Sintetizadas las disposiciones de la Constitución bolivariana, cabe
trazar un esbozo acerca de sus alcances. Bolívar prometió a los
legisladores de su Hija Predilecta enviarles la “Constitución más liberal
del mundo”, agregando que nuestras “leyes orgánicas serán dignas de
la más completa civilización”. Habló, asimismo, de que en su obra se
habían reunido la experiencia de los siglos y los consejos de los sabios.
Lo anterior prueba que el Libertador se empeñó en consagrar tan
bellos enunciados en su obra constituci onal, a la que no puede
desconocerse que la concibió y ejecutó con máximo interés, abrigando
la esperanza de extender su imperio desde el Orinoco a los Charcas.
Múltiples y de diversa índole han sido las objeciones y críticas
formuladas al proyecto bolivariano. Autores han habido que, con un
criterio técnico, expresaron de la Constitución de Bolívar que, “bajo
una redacción confusa mézclanse en ella los principios fundamentales
con disposiciones propias de leyes secundarias y aun con nimiedades
reglamentarias”l’6. En verdad, sobre este punto, aun en nuestros días,
no obstante el notable progrcso de la ciencia política, los legisladores
incurren en el mismo error. Excepcionales son los códigos políticos
que se elaboran técnicamente, con sujeción a estrictas normas prin-
cipistas y dentro del marco de una cabal doctrina constitucional.

"’ Soiouxvos VxcDüs, Ob. Cit., p. 183.


DE RE C H O C O N S T t T U C T O N A L B O L I V I A N O

En cuanto a la división del poder público en cuatro ramas, se ha


puesto énfasis para subrayar la inconveniencia de proclamar un cuarto
poder, el electoral, saliendo de las normas clásicas sobre esta materia.
“El cuerpo o la nación electoral, poder es; pero poder originario,
supremo y anterior al del Estado, desde que éste es emanación del
primero. En el tecnicismo político llámase soberanía del pueblo,
atributo que nace con la sociedad, constituyendo aquélla el alma o
espíritu de éste para la organización social y política y el ejercicio del
Derecho. Mas si el derecho de la soberanía es inseparable del pueblo,
su ejercicio no lo es ni puede serlo, por inconvenientes insuperables,
de donde se deriva la delegación que solamente puede realizarse de
modo racional y legítimo mediante el stifrag io, altísima función que
tiene por objeto la constitución del Poder público, dividido pafa Su
mej or desempeño en tres departamentos, como seria más propio
llamarlos, gravitando el fundamento de esa división en el modo psicoló-
gico de manifestarse la actividad de la persona humana. De esta teoría
resulta que el Poder electoral o Poder constituyente de la potestad
suprema no debe ponerse al mismo nivel de sus ramas.”'07
I nv oca ndo 1a lógi ca i nsti tuci ona1 del sistema republic ano-
representativo, el profesor Juan A. González CaIderón'0' sostiene en
nuestros días la existencia de un cuarto poder, el electoral. Cita
opi nione s y f undame ntos d ados en el mi smo senti do por el
constitucionalista chileno Huneeus y por Florentino González para
concluir que el electoral es un poder, el primero y más importante de
todos, con lo que se justifica plenamente la división hecha por Bolívar.
La composición del Poder Legislativo, que residía en tres cámaras,
resultaba complicada y salía de las reglas habituales sobre la materia.
Conocidas son las corrientes que sostienen los sistemas bicameral y
unicameral. Los partidarios de cada uno tienen razones para abonar la
bondad del régimen que propugnan, predominando en la legislación
positiva el bicameralismo. Empero, establecer tres cámaras era un

S ABlNO Pihiccs, Ob. Cit. , p. 31 7-318


JUAN A. GONZALES ÜALDERóN, Co rse de Derecho Constiiucion‹il. Buenos Aires, Ed. Gmo. Kraft
Ltda., 1943, ps. 112-113.
136 C I RO F E L I X T R I G O

procedimiento inusitado, por el que se creó instituciones en las que


vi óse un ren aci mi ento de prece ptos romanos, in g1eses y
norteamericanos, que dieron un carácter muy simétrico y artificial,
alejado de la realidad política y social del pueblo donde debían regir.
q Por el meca ni smo previsto para el funcionamiento del Poder
Legislativo, no sólo se dilataba en demasía la sanción de las leyes,
sino que se creaban grados e instancias que podían fomentar rivalidades
entre las cámaras. Aquella que sufriese un rechazo de su iniciativa,
podía guardarse el desaire para hacerlo valer en su oportunidad, ya
que cada una se constituía, a su turno, en revisora o dirimidora de las
demás.
El Poder Ejecutivo, a cuya cabeza se encontraba un presidente
vitalicio, inviolable e irresponsable, y con potestad para proponer a
su sucesor, constituía sin duda el capítulo más discutible y vulnerable
de la Constitución. La organización que prescribía ha sido objeto de
numerosas como incisivas críticas. El agente diplomático Bouchez de
Martigny, representante de Francia en Colombia, escribió en 1826 al
Barón de Damas, ministro de Relaciones Exteriores bajo Carlos X,
expresándole: “Un presi dente vitalicio e irresponsable que goza del
derecho de eleg ir su sucesor, es el trono revestido de la librea
republicana”10’
De acuerdo a la explicación del Libertador, para consignar esta norma,
se inspiró en “el ejemplo de Haití, a su juicio la república más
democrática del mundo, en donde la muerte de Petion, presidente
vitalicio con facultad de elegir a su sucesor, no causó el mas pequeño
trastorno. Prueba triunfante —decía— de que un presidente vitalicio,
con derecho para elegir al sucesor, es la inspiración más sublime en el
orden republicano”l’0
« Analizando el anterior precepto a la luz de las normas democráticas,
resulta evidente que la concepción bolivariana hallábase inspirada en

"'* C. AcAMO IBARRA, Lu Constitución de Bnlívur po«r fe République if ni porte son nom (Thése
préseniée a la Faculté de Droit de I‘Université de Genéve pour l'obtention du grade de Docteur
en droit), Genéve, Imprimiere du Comerce. rue Bergalonne 8, 1922, p. 27.
ENRIQUE FinOT. Nuevo Historia de Bnlivio (ensayo de Interpretación Sociológica). Imp. López,
Buenos Aires, 1946, p. I99.
DE R E C HO C O NS T I T U C I ON A L B OL I V I ANO 157

principios oligárquicos, tendientes a mantener la estabilidad de las


nuevas instituciones, evitando el cambio brusco que significaba el
tránsito del régimen colonial al sistema republicano.
Se ha querido ver en la presidencia vitalicia el poder neutro llamado
a servir de regulador de los demás poderes, encargado de establecer la
armonía sobre las diferencias que podían surgir entre los otros órganos
del Estado. En el fondo, la libertad, seguridad y estabilidad parecen
haber inspirado a Bolívar para designar un primer mandatario vitalicio.
No olvidemos que, por encima de las formas, existe este pensamiento
central que era a manera del generador que daba fuerza a la obra
bolivariana: “El sistema de gobierno más perfecto —dijo el Libertador
en su discurso ante el Congreso de Angostura— es aquel que produce
mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social, y
mayor suma de estabilidad política”.
Se ha controvertido acerca de si Bolívar deseaba implantar una
monar qu ía o una repú bli ca democr áti c a. En la esenci a, nos
encontramos ante una organización sur generis, en la que predominan
las características de una república oli gárquica. Propiamente se
consagró, con el título republicano de presi dente, a causa de su
duración, un monarca constitucional electivo. Esto muestra que los
principios imperantes en Ingl aterra parecen haber inspirado el
pensamiento del Libertador.
. De otra parte, el Presidente vitalicio no estaba provisto de las
principales atribuciones o las tenía muy restringidas y escasas El
Mariscal Sucre, en su Mensaje al Congreso Extraordinario de 1828,
declaró con experiencia y amargura: “Da en el papel estabilidad al
gobierno, mientras que de hecho le quita los medios de hacerla res-
petar, y no teniendo vigor ni fuerza el presidente para mantenerse,
son nada sus derechos, y los trastornos serán frecuentes.”
El Vicepresidente era el jefe del ministerio y el responsable de la
administración con el ministro respectivo; tenía a su cargo funciones
importantísimas. Era el eje del gobierno; algo así como los primeros
ministros dentro del régimen parlamentario moderno, correspondiendo
al presidente una labor menos activa y beligerante. Mas, este sistema
previsto por el Libertador, que funciona tan adecuada como sabiamente
138 C I RO F E L I X T R I G O

en Inglaterra y otros estados donde existe el gobierno parlamentario,


¿podía implantarse en un país que nacía a la vida independiente y que
contaba con tan innumerables factores adversos a todo desarrollo
político evolutivo normal?
Una grave omisión que cabe anotar en la Constitución que nos ocupa,
es la ausencia de disposiciones sobre el régimen municipal. Bien sabido
es que los cabildos, durante el coloniaje, convirtiéronse en los bastiones
de la lucha libertaria y que cumplieron importantes funciones de
servicio público. El no haber consignado norma alguna al respecto,
ha justificado expresiones adversas por tan notable deficiencia.
“Lucubración bastarda de una política que, encarando al porvenir, se
desenvol vía por caminos retrospectivos; amal g ama con fusa de
doctrinas monárquicas y republicanas; transacción pusilánime y mal
disimulada del régimen nuevo con el régimen antiguo, la Constitución
Bolivariana reposaba sobre principios griegos, ingleses y americanos.
Era más idealista que práctica, más deslumbrante que sólida"'’1 Tal es
el acerbo juicio emitido por don Sabino Pinilla.
“La Constitución boliviana, por un feliz azar, siendo republicana,
participa a la vez de las ventajas de la monarquía y de la democracia;
así ella garantiza al ciudadano la libertad y la seguridad... La libertad
sin licencia, la autoridad sin tiranía, tal es el ideal de Bolívar... Tres
factores explican la tendencia del pueblo iberoamericano a instituir
una presi denci a vitalicia; la herencia de las ldeas monárquicas
españolas; la influencia de la Iglesia Católica Romana, institución
archimonárquica que ha dejado su huella, especialmente en las clases
superiores de la sociedad; y, el espíritu de las clases inferiores, en las
cuales predomina un elemento étnico de sangre mezclada (india y
negra) y el recuerdo del cacique de la tribu y del jefe de las hordas
africanas”' '°. He ahí los argumentos que explican y justifican la
concepción del Libertador.
Factores económicos, políticos y culturales, que hicieron de la
soci edad de 1a nueva república el teatro de las más frecuentes

SzalNO PJuiui-z, Ob. cit., ps. 311-317.


C. A RAMO IBARRA, Ob. cit., ps. 28, 32, 98, 99.
D E R E C H O C O N S T I T U C I O N A L B O L I V ÍA NO 139

convulsiones, no permitieron que la obra bolivariana durase ni diese


frutos. El país, que vivió constantemente agitado por la demagogia,
fácil de prender en una nación pobre, invertebrada, carente de medios
para desarrollarse, proclive al motín y el caudillaje, recibió con reser vas
la constitución vitalicia”, que bien pronto perdió la indispensable
autoridad moral que requería para perdurar.
Con todo, pese a los errores de fondo o de forma, la Constitución
Bolivariana ha servido de base para organizar la vida institucional de
1a repú blica y l a may oría de sus preceptos, con en mi en das o
modificaciones que han ido introduciéndose a lo largo de nuestra
trabajosa evolución histórica, son el fundamento de muchas normas
vigentes en nuestros días.
Capítulo VI

POSTERIORES TEXTOS CONSTITUCIONALES


1. Constitución de 1831.- 2. Constitución de 1834.- 3. Constitución
de 1839.- 4. Constitución de 1843.- 5. Constitución de 1851.- 6.
Constitución de 1861.- 7. Constitución de 1868.- 8. Constituc ión de
1871.- 9.Constitución de 1878 y Convención Nacional de 1880.- 10.
Asamblea Constituyente de 1899 y Convención -Congreso de 1920-21.-
11. Referéndum popular de 11 de enero de 1931.- 12. Convención
Nacional de 1938.- 13. Conve nci ón- Cong res o de I 944-45.- 14.
Congreso Constituyente de 1947.- 15. Consideraciones especiales.

1. Constitución de 1831.— Sancionada el 14 de agosto de 1831,


fué promul gada en la misma fecha por Andrés de Santa Cruz.
Las reformas y enmi endas substanci ales introduci das por la
Asamblea Constituyente de 1831 a la Constitución Bolivariana, son
las que a continuación se puntualizan.
Prescribe este Código fundamental que el nombre de Bolivia es
inalterable. Se añaden, a los departamentos que comprende el territorio
nacional, las provincias Litoral y Tarija.
En cuanto a la forma de gobierno se amplían sus características,
determinándose que es republicano, popular representativo, bajo la
forma de unidad. Respecto a los poderes del Estado, se suprime el
Poder Electoral y se procl ama 1a ex istencia de tres: Legi slativo,
Ejecutivo y Judicial.
El Poder Legislativo reside en el Congreso, compuesto de dos
Cámaras: Una de Representantes y otra de Senadores. Se dispone que
se reúna en la capital de la República.
142 CI R O FE L I X T RI GO

La Cámara de Representantes debía organizarse a base de la


población, nombrándose un Representante por cada 40.000 habitantes
o fracción que alcanzara a 20.000. Los Representantes no podían ser
reelectos para la mi sma Cámara hasta pasado un bieni o de sii
renovación.
Los Senadores se elegían indirectamente mediante compromisarios,
nombrándose a razón de 3 por cada Departamento, 1 por la provincia
de Tarija y otro por la de Litoral.
El jefe del Poder Ejecutivo era el Presidente de la República, que
debía elegirse por juntas electorales de parroquia, por el período de 4
afi os, pu die ndo ser ree lecto. Era respon s ab.le por su s acto s
administrativos. Se le amplían sus atribuciones en relación a las fijadas
en la anterior Constitución, figurando entre ellas las de elegir a los
ministros de la Corte Suprerña y de las Cortes Superiores de lusticia
de las ternas que le pasare el Senado, así como la de disol ver las
Cámaras Legislativas, con dictamen afirmativo del Consejo de Estado
y la Corte Suprema reunidos, cuando manifiesta e indiidablemente
salgan de los límites previstos por la Constitución.
El Vicepresidente elegido por igual procedimiento que el Presidente,
reemplazaba a éste en caso de muerte, imposibilidad física o moral, o
suspensión del Presidente. Podía encargarse de ciialquiera de Jos
Ministerios del despacho que le encomendara el Presidente.
Los Mini stros de Estado eran nombrados o retirados por el
Presi dente. S u número se fij ó en 3: Del Interior y Rel aciones
Exteriores; de Hacienda, y de Guerra.
Se creó el Consejo de Estado, compi:esto de 7 miembros, elegidos
por el Congreso por 4 años. Ejercía determinadas atribuciones, siendo
Ia principal la de dar dictamen al Poder Ejecutivo sobre todos los
asuntos que le pasara en consulta.
El Poder Judicial se componía de: La Corte Suprema, integrada
por un Presi dente, 6 Vocales y un Fiscal, divi dida en las salas
convenientes; Cortes del Distrito Judicial en aquellos Departamentos
que el Poder Legislativo determine; Partidos Judiciales en provincias,
y en cada capital de partido, un juez de letras; Jueces de Paz en cada
D E R E C HO C O N S T I T U C I O N A L B O L I V I A N O t43

pueblo para las conciliaciones. Se mantuvieron las mismas atribuciones


del Poder Judicial establecidas en la Constitución Bolivariana.
En cuanto al régimen interior, tampoco se introduj o ninguna
modificación esencial respecto a la primera ley fundamental.
Con relación a la fuerza armada, se prescribe que es esencialmente
obediente y que en ningún caso puede deliberar.
Los tr ámi tes para la reforma consti tuci onal se si mpl i fi can,
manteniéndose el sistema rígido y derog ándose el término de 10 años
de vigencia inalterable establecido por la Constitución Bolivariana.
El capítulo de las garantías es ampliado, estableciéndose que nadie
ha nacido esclavo en Bolivia desde el 6 de agosto de 1825; queda
prohibida la introducción de esclavos en su territorio. Se prescribe
que ningiin boliviano está obligado a hacer lo que la ley no mande o
impedido de hacer lo que ella no prohíbe; se consagra el derecho de
petición, la inviolabilidad de la correspondencia y se determina lo
que constituye delito de sedición.
2. Constitución de 1834.- Sancionada el 16 de octubre de 1834,
fué promulgada el 20 de octubre del mismo año por Andrés de Santa
Cruz.
Este Códi go fundamental mantiene los mismos preceptos que el de
1831, con pocas enmiendas que consisten en lo siguiente: Las reuniones
del Congreso, que antes eran anuales, deberán realizarse cada dos años.
Se establece que ambas Cámaras se reunir án en Con greso para
examinar y aprobar los tratados públicos y concordatos celebrados
por el Poder Ejecutivo. En cuanto a la iniciativa de leyes por parte de
la Cámara de Representantes y la de Senadores, así como al determinar
las atribuciones exclusivas de ambas, se desdoblan éstas fijándolas en
dos artículos, en vez de uno.
Se prescribe que el Presidente de la República como jefe de la
administración del Estado, es responsable sólo por los delitos de
traición, retención ilegal del mando y usurpación de cualquiera de los
otros poderes constitucionales. No podía ausentarse del territorio
n aci on a1, si n per mi so del Legi sl ati vo, en el pe r íodo de s u
administración y el de las sesiones de las Cámaras que eligieren su
s uces or. Las acu sac io nes só lo pod ían pl a nte ar se d uran te su
144 CI R O FE L I X T RI GO

administración y el período de las sesiones del Congreso que eligiere


su sucesor.
3. Constitución de 1839.- Sancionada el 26 de octubre de 1839,
fué promulgada en la misma fecha por José Miguel de Velasco.
Comparada esta Constitución con la prece dente, se patentizan
diferencias apreciables, tanto en la redacción como en las instituciones
y normas fundamentales que establece.
En cuanto a los Senadores y Diputados, se proclama que tienen el
carácter de tales por la Nación y no por la provincia o departamento
que los nombra. No recibirán órdenes, ni instrucciones de las asambleas
electorales, ni de otra cualquiera corporación. De esta manera está
prohibido expresamente el mandato imperativo.
La Vicepresi dencia de la República es supri mida. En caso de
renunci a, destituci ón o muerte del Presidente de la República, es
llamado a desempeñar sus funciones el Presi dente del Senado.
El Presidente de la República, cuyo período es de cuatro años, no
ed n' r‘: ismo destino sino después que haya pasado
’u eri o co tua 11.
El Poder Ejecutiv o en casos de grave peli gro, por causa de
conmoción interna o invasión exterior que amenace la seguridad de la
República, podía solicitar al Congreso la concesión de facultades
especiales similares a las que actualmente tiene cuando se dicta el
estado de si tio. Durante el receso de las Cámaras, se investía al
Presidente de la República de facultades especiales previo acuerdo y
dictamen afirmativo de sus Ministros reunidos en Consejo, asumiendo
todos responsabilidad solidaria.
Con referencia a la elección de Vocales de la Corte Suprema, se
prescribía que para proveer las vacantes se debería llenarlas con un
individuo por cada uno de los 6 departamentos y otro por el de Tanja
y distrito Litoral. Era de incumbencia de las Municipalidades proponer
al Se nado el nombre para Mini stro de la Corte Su prema que
corresponda al departamento.
La pena de muerte, salvo los casos de traición a la patria, rebelión,
parricidio y asesinato, es abolida.
D E R E C HO C O N S T I T U C I O N A L B O L I V I A N O

Se introduce por primera vez en nuestro régimen constitucional la


sección referente a los Concejos Municipales, estableciéndose las
atribuciones de las Municipalidades. Se estatuye que los cargos
mqnicipales son concejiles; por consiguiente, ningún ciudadano podía
excusarse de desempeíiarlos sin causa justa señalada por ley.
Fíjase el procedimiento para la reforma parcial de la Constitución
que es rígida, y además se introduce una disposición por la que se
faculta al Congreso para resolver cualesquiera dudas que ocurran sobre
la inteligencia de alguno o algunos de los artículos de la Constitución,
si se declaran fundadas por los dos tercios de votos de cada Cámara.
4. Constitución de 1843.- Sancionada el 11 de junio de 1843, fué
promulgada el 17 de junio del mismo año por José Ballivi án.
Establece que el Cuerpo Legislativo se reunirá cada dos años en la
capital de la República, el día 6 de agosto.
Amplía las atribuciones del Presidente de la República, quien tiene
a su cargo conser var la tranquili dad, orden y seguridad interior y
exterior de la República, mandando y disponiendo de la fuerza armada
de mar y tierra. Asimismo se le faculta para disolver las Cámaras
constitucionales, en el caso en que manifiesta e indudablemente se
excedan de los límites que les prescribe la Constitución, previo
dictamen afirmativo del Consejo Nacional y de la Corte Suprema de
Justici a, reu ni dos en Consej o. Igu almente, el Preside nte de la
República debía nombrar a los Ministros de la Corte 5 uprema de las
ternas que elabore el Senado y a los de las Cortes de Distrito de las
ternas que le pase la Cá:nara de Diputados.
Se fija el período presidencial en 8 aiios, no pudiendo ser reelegido
el Presidente de la República hasta que haya pasado un período
constitucional. No existe Vicepresidente, correspondiendo hacerse
cargo de la administración al Presidente del Consejo Nacional en los
casos de enfermedad o inhabili dad temporal del Presidente de la
República.
El Consejo Nacional, cuerpo consultivo del Poder Ejecutivo, se
componía de dos Senadores, dos Representantes, los Ministros de
Estado, dos Ministros de la Corte Suprema, un General del Ejército,
146 CI R O FE L I X T RI GO

un eclesiástico da dignidad y un jefe de alguna de las oficinas de


Hacienda.
La adquisición y pérdida de la nacionalidad, la organización de la
Corte S uprema, tribunales, juzgados, así como el gobierno político de
los departamentos, provincias y cantones, tenía gire determinarse de
acuerdo a las leyes que debían dictarse.
L a ref orma d e 1a Co nsti tu c i ó n h al1áb ase some ti d a a un
procedimiento especial, no pudiendo hacerse extensi va a la forma de
gobierno ni a la independencia proclamada por la República. Nada se
preveía respecto a la interpretación de la Constitución.
Se elimina el capítulo referente al régimen municipal.
En la sección de las garantías, se prescribía que ninguna ley puede
tener fuerza retroactiva.
5. Constitución de 1851.- Sancionada en 20 de setiembre de 1851,
fué promul gada al día siguiente por Manuel Isidoro Belzu.
Este texto constitucional se caracteriza por haber insertado como
primera sección el capítulo denominado “Del Derecho Público de los
Bolivia nos”, en el que se consignan los derechos, libertades y garantías
individuales. Ningún hombre puede ser deteni do, arrestado, preso ni
condenado a pena -proclama el art. 4°- sino en los casos, según las
formas y por los tribunales establecidos por las leyes, publicadas con
anterioridad al hecho por el que debe ser detenido, arrestado, preso o
condenado. Se prescribe que toda propiedad es inviolable. Sin embargo,
el Estado puede exi gir el sacrificio de una propiedad, por causa de
utilidad piiblica, acreditada en forma legal, precediendo una justa
indemni z ac ión. S on en ajenabl es todas Jas propiedades, aunque
pertenezcan a obras pías, reli giones u otros objetos.
El Con g reso se reu nía c ad a dos años, fi gur an do entre sus
atri bu cione s, la de dec1ar ar a 1a Patri a e n peli gro, a ca usa de
conmoci ones interiores o de guerra exterior, e investir de facultades
extraordinarias al Poder Ejecutivo, para el restablecimiento del orden
y de la paz, así como declarar terminadas las facultades extraordinarias,
y restablecido el régimen constitucional, cuando hayan cesado los
motivos expresados precedentemente. Estas facultades se concedían
por dos tercios de votos de los miembros presentes.
D E R E C H O C O N S T I T U C I O N A L B O L I Y I A NO

El Presidente de la República ejercía sus funciones por el período


de 5 años, no pudiendo ser reelecto sino después de que venza un
período constitucional. De todos los actos administrativ os, los
Ministros de Estado eran responsables solidaria y mancomunadamente
con el Presidente de la República.
En caso de enfermedad o inhabilidad temporal del Presidente de la
República, el Consejo de Ministros se hacía cargo del mando supremo
de la Nación.
Entre las atribuciones del Poder Ejecutivo figura la de declarar la
Patria en peli gro, e investirse de facultades extraordinari as, con
dictamen afirmativo del Consejo de Ministros, en casos de conmoción
interior o guerra exterior, así como declarar concluídas las facultades
extraordinarias y restablecido el régimen constitucional, dando cuenta
al Congreso de ello.
A ini ci ati va de don Andrés María Torri co, di putado por
Cochabamba, se consignó esta sabia disposición: Art. 82.- El Poder
judicial reside en la Corte Suprema, en las Superiores y juzgados de
la República. A ellos pertenece privativamente la potestad de juzgar
y aplicar esta Constitución con preferencia a las demás le yes, y las
le yes con preferencia a otras resoluciones.
La Corte Suprema de Justicia se componía de siete magistrados,
uno por cada departamento con nacimiento en él, y de un fiscal
nombrado por el Poder Ejecutivo.
La reforma de la Constitución se sujetaba a un procedimiento
especial careciendo el Congreso de poder para reformarla en lo tocante
a la forma de gobierno, a la independencia ni religión del Estado.
6. Constitución- de 1861.- Sancionada en 29 de julio de 1861, fué
promulgada en 5 de agosto del mismo año por José María de Achá.
Las elecciones libres que organizaron la Asamblea constituyente
de 1861 permitieron que en su seno se congregaran personalidades
destacadas de nuestra política. La Constitución de este año, en sus
lineamientos generales, significaba un notable progreso con relación
a las precedentes. Desde el ordenamiento de sus secciones, hasta su
redacción, patentizan un ponderable empeíio en dotar a la nación de
adecuadas normas fundamentales. En efecto, en cuanto a derechos y
}48 C I R O FE L I X T R I G O

garantías, se amplía su enumeración y se establece que ni el Congreso


ni ninguna asociación puede conceder al Poder Ejecutivo facultades
extraordinarias ni la suma del poder público, ni otorgarle supremacías,
por las que la vida, el honor o los bienes de los bolivianos queden a
merced del gobierno, o de persona alguna.
En caso de conmoción interior -dice el art. 11- que ponga en peli gro
la Constitución o las autoridades creadas por ella, se declarará en
estado de sitio el departamento o provincia donde exista la perturbación
del orden, quedando allí suspensas las garantías constitucionales; pero
durante esta suspensión, el Poder Ejecutivo se limitará con respecto a
las personas, a arrestarlas o trasladarlas del punto sitiado a otro de la
Nación, si no prefiriesen salir del territorio. Es a partir de 1861 en que
se contemplan dio Osiciones respecto al estado de sitio, las que en los
textos constitucionales posteriores son ampliadas considerablemente.
El Poder Legislativo se ejerce principalmente por una Asamblea,
co mpuesta por 1os di pu tados eleg i dos por votación directa, y
accesori amen te por un Consej o de Estado, de funci onamiento
ininterrumpido. Se establece, pues, la Cámara única, que debía reunirse
anualmente, renovándose por tercias partes cada año.
Entre las atribuciones de la Asamblea figuran las de calificar la
elección de los diputados, mandar hacer las elecciones de los mismos,
separarlos temporal o definitivamente, averi guar las infracciones de
la Constitución por medio de comisiones que ejerzan la policía judicial,
para que en su caso se haga efectiva en juicio la responsabilidad de
los infractores; aprobar o desaprobar la cuenta de hacienda que debía
presentar el Presidente de la República; examinar para que se convierta
en ley, el presupuesto de gastos e ingresos; autorizar al Poder Eje-
cu ti vo, mediante leyes, para negoci ar empréstitos extranjeros o
nacionales; elegir al Presidente del Consej o de Estado para cada
período constitucional; elegir, de las ternas propuestas por el Presidente
de la República, a los Vocales de la Corte de Casación, así como a los
Coroneles y Generales del Ejército; elegir los vocales de las Cortes de
Distrito y los Cancelarios de los nombres propuestos por los diputados
de la comprensión respectiva.
D E R E CII O C ON ST IT U CI O N A L B O L I V 2 A N O 149

El Consejo de Estado se componía de 15 miembros, de los cuales 7


consejeros por lo menos debían ser diputados nombrados por la
Asamblea mediante dos tercios de votos y los demás debían nombrarse
por mayoría absoluta de entre los ciudadanos que tengan las calidades
exigidas para diputados y que hayan prestado servicios importantes
en la administración pública. Se renovaba en un tercio cada dos años.
Los Consejeros no podían ser destituídos sino por la Asamblea.
Las atribuciones del Consejo de Estado hall ábanse debidamente
enumeradas, siendo las principales: preparar, dando el correspondiente
informe, todos los proyectos de ley, que de cualquiera manera puedan
alterar o modificar los códigos; juzgar a los Magistrados de la Corte
Suprema y a los vocales del Tribunal General de Valores, cuando la
As ambl ea declare haber 1ug ar a la acu saci ón; co nceder 1a
naturalización a los extranjeros; recibir durante el receso de la
Asamblea, las denuncias y querellas interpuestas contra el Presidente
de la República y Ministros, por actos inconstitucionales, para so-
meterl as a la Asamblea, previa la inscripción conveniente. Una
conni sió n de 7 co nsejeros debía formar el Tribunal Supremo
Contencioso-Administrativo.
El Poder Ejecutivo encargábase a un ciudadano con el título de
Presidente de la República, y no se ejercía sino por medio de los
Ministros secretarios del despacho.
El período presidencial se fijó en 3 años, no pudiendo ser reelecto
el Presi dente sino pasado un período. En los casos de renuncia,
destitución, inhabilidad o muerte, lo reemplazaba el Presidente del
Consejo de Estado, quien antes de 10 días debía expedir las órdenes
necesarias para la elección del Presidente.
Las atribuciones del Poder Ejecutivo fueron especificadas con
mayor amplitud, figurando entre ellas que el grado superior militar de
Capitán General es inherente a la Presi dencia de la República, e
inseparable de su ejercicio.
El número de Ministros Secretarios de Estado fijóse en cuatro,
estableciéndose que ni éstos, ni el Presidente de la República podían
salir del territorio de la República, después de cesar en sus funciones,
150 CI RO FE L I X T R I GO

antes que haya cerrado sus sesiones la Asamblea, que se reúna inmedia-
tamente después de su cesación.
La justicia se administraba por la Corte de Casación, las Cortes de
Distrito y demás tribunales y juzgados que las leyes establezcan.
Las atribuciones de la Corte de Casación se determinaron en forma
precisa, enriqueciéndose este capítulo con nuevas normas, entre las
cuales figuraba el conocimiento de los negocios de puro derecho, cuya
decisión dependa de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de
las leyes.
Perfecci onándose lo estatuído en la Constitución precedente, se fijó
un precepto aparte, consignando al final del texto constitucional, lo
que Sigue: Art. 86.- Las autoridades y tribunales aplicar án esta
Constitiición con preferencia a las leyes, y éstas con preferencia a
cualesquiera otras resoluciones.
La Constitución de 1861 es, indudablemente, la más avanzada con
la que se contó hasta entonces y la que contribuye con un mayor aporte
doctrinal al perfeccionamiento de nuestras normas fundamentales.
Distribuye adecuadamente las materias, determina mejor los derechos
y garantías ciudadanos, amplía las atribuciones de los poderes públicos
y pone en evidenci a la cap aci dad y el domini o de la doctrina
constitucional de quienes inter vinieron en su el aboración. A la
Asamble a Constitu y ente de dic ho año concurri er on eminentes
publicistas como don José M. de la Reza, don Tomás Frías, don An-
tonio Quijarro, don Agustín Aspiazu, don Evaristo Valle y don José
Manuel Gutiérrez.
7. Constitución de 1868.- Sancionada el 17 de setiembre de 1868,
fué promul gada el 1 de octubre del mismo año por Mariano Melgarejo.
El sistema bicameral fué puesto en vigor, estableciéndose una
Cámara de Senadores y otra de Representantes, que debían reunirse
cada dos años: el período del mandato de diputados y senadores era
de 4 años.
Los re prese nt antes na ci o nal es no pod ía n ser a pre hendi dos,
demandados ni citados judicialmente desde el día de su proclamación,
durante las sesiones y cuarenta días después, salvo in frngnnfí delito
sujeto a pena corporal,
D E R E CHO C O N ST I T U C I O N A L B OLI VI A NO 151

El Senado tenía facultad para nombrar a los Vocales de la Corte


Suprema de Justicia, así como para ju zgarlos y ap licar les la
correspondiente responsabilidad.
La Cámara de Representantes, cuyo número debía determinarse
tomando por base la población, estaba facultada para nombrar a los
Vocales de las Cortes Superiores de Distrito y a los Cancelarios de las
Universidades, así como para acusar por sí o instancia de parte ante el
Senado, al Presi dente de la República, Mini stros de Estado y
Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, por culpas o delitos
cometidos en el ejercicio de sus funciones. La Corte Suprema tenía
iniciativa para presentar proyectos en materia de legislación y adminis-
tración de justicia.
El Presidente de la República ejercía su mando por un período. de
4 años, con derecho a reelección por otro período. El Poder Ejecutivo
se ejercía por el Presidente de la República y por los Ministros de
Estado, que formaban su Gabinete, presidido por uno de los Ministros
que lo componían y nombrada con este carácter por el Presidente de
la República.
La Asamblea Con stitu yen te de 1868, a la que concurrieron
publicistas como don Napoleón Raña, Federico Diez de Medina, isaac
Tamayo, Mariano Ramall o y José Manuel Gutiérrez, votó una
Constitución inspirada en principios democráticos y liberales, que fué
inobservada por el General Melgarejo, gobernante despótico y som-
brío de nuestra historia.
8. La Constitución de 1871.- Sancionada en 9 de octubre de 1871,
fué promulgada por Agustín Morales el 1 8 de octubre del mismo ano.
Como se dej a constan ci a en el pre ámbu lo, 1a A sambl ea
Constituyente de 1 871, sancionó y proclamo la Constitución de 1861,
introduciéndole varias reformas. Entre ellas, cabe mencionar las que
siguen:
Se amplían las facultades que el Poder Legislativo puede conceder
al Ejecutivo en los casos de grave peligro por causa de conmoción
interior o guerra exterior.
Se introduce al final de la sección Derechos y Garantías un nuevo
artículo que prescribe la nulidad de los actos de los que usurpen
152 CI RO FE L I X T R I GO

funciones que no les competen; así como los actos de los que ejercen
jurisdicción o potestad que no emane de la ley.
Se prescribe que los diputados durante el período constitucional de
su mandato, podrán diri gir representaciones al Poder Ejecutivo para
el cumplimiento de las leyes y resoluciones legi sl ativas; podrán
representar las necesidades y medios de mejora de su distrito electoral.
Las sesi ones de 1a Asamb lea debían rea li zarse cada bieni o,
renovando su personal por mitad cada dos años.
El número de miembros del Consejo de Estado se reduce a 9
di puta dos el egi dos por dos terci os de voto de la Asamb l e a,
desapareciendo el Tribunal Supremo Contencioso-Administrativo.
El período presidencial se fija en 4 años, no pudiendo ser reelecto
el Presidente de la República sino pasado un período. En caso de
renunci a, destituci ón, inhabilidad o muerte del Presi dente de la
República, llamábase a desempeiíar sus funciones al Presidente del
Consejo de Estado, hasta la terminación del per íodo constitucional.
En 1a Asamblea Con stitu yente de 1871 se aprobó una Moci ón
presentada por los convencionales Félix Reyes Ortiz, Daniel Calvo,
Eleodoro Camacho, Jose Mier y León, Pedro José Aramayo, Manuel
A. Serrano y Crispín Andrade y Portugal, que decía: “I ncítase a la
Comisión de Constitución para qi:e en el término más breve posible
preste su dictamen sobre esta cuestión: ¿Es el sistema federal o el
unitario, el adaptable para la Constitución del país?”
Se debatió ampliamente la cuestión, habiéndose presentado dos
corrientes opuestas: la unitaria y la federal. Sobresalió como 1íder del
unitarismo don E varisto Val le, que enfocó el cambio de forma del
Estado bajo dos aspectos primordiales: político y económico. “Sostenía
que la federación no convenía porque no existía espíritu público, ni
ilustración, ni riquezas; porque habiendo salido del más duro coloniaje,
no hemos podido emanciparnos de nuestra degradación y porque es
preciso que primero venga el vapor a cambiar la faz de nuestro suelo.
Una raza degradada —arg timentaba— forzada al trab ajo por sus
señores, sin artes ni industria de ningún género, no podía dejar de ser
lo que hoy es; que los 45 años de independencia, lejos de mejorar, la
h‹In empeorado porque ha adquirido vicios consiguientes a la licencia
D E R E CHO C O N ST I T U C I O N A L B OLI VI A NO 153

más bien que a la libertad, y como libertos del despotismo tocamos en


uno de los dos extremos: La degradación o la licencia; y de ahí ese
flujo y reflujo del despotismo y anarquía que demoran el país.
“Bolivia es un pueblo de clérigos, militares y abogados —-apuntaba
Valle—. Se cree que la dignidad humana se degrada fuera de estas
profesiones; nadie quiere ser agricultor ni artista, se deja esto para la
clase media o ínfima del pueblo; de aquí proviene la miseria de nues-
tros hombres, la necesidad de buscar la vida en los empleos; empleos
que los conducen a los trastornos políticos, o al servilismo ante el
poder. Lo uno engendra la anarquía, lo otro el despotismo. No es pues
exacto lo que dice el señor La Tapia que la unidad engendra las
revoluciones, sino el hambre y la miseria pública.”"3
A su vez, la tesis federalista encontró en don Lucas Mendoza de La
Tapia su más esfor zado paladín. “La federación es la república
verdadera, porque es la libertad en su sentido más genuino, decía.
Entrando de lleno en el goce de esa libertad, se puede tropezar con
algunos inconvenientes: Pueden surgir algunos males pasajeros. El
remedio de estos males es la misma libertad, así como para el que sale
de las tinieblas y de pronto no puede soportar la luz, el remedio es
acostumbrarse a los rayos del sol.
“...No hay magias en la federación. Es el sistema más racional, por
consiguiente más natural de todos los sistemas de gobierno. Sus buenos
resultados provienen de la libertad del individuo, extendida a la familia,
a la ciudad, al departamento, a la provincia y al cantón. Esta libertad
no existe ni puede existir bajo la forma unitaria.
“... El despotismo y las revoluciones han desmoralizado la política.
Prevengamos pues las revoluciones haciendo imposible el despotismo...
La moralidad política no es posible bajo el sistema unitario, en que
los hombres son todo y los principios nada. La empleomanía es el
producto natural de este sistema, por más que lo ni eguen sus
defensores.”''4

''" Redactor de la asnmb/en Constituyente del aito 1871, La Paz, Litografías e Imprentas Unidas,
1927, ps. 742 y 773.
"‘ redactor de la Asamblea Constituyente del año 1871, La Paz, Litografías e Imprentas Unidas,
1927, ps. 385, 786 y 787.
154 CI RO FE L I X T R I GO

Tan histórico debate concluyó con el voto de mayoría, contra el de


20 convencionales, que impuso la continuación de la forma unitari a.
9. Constitución de 1878 y Convención Nacional de 1880.- La
Asamblea Constituyente de 1877- 1878 sancionó en 14 de febrero de
1878 una nueva Constitución, que fué promul gada al día siguiente por
Hilarión Daza.
Dicho texto constitucional se caracteriza por ser la expresión del
pensamiento liberal predominante, que en marco sus disposiciones
dentro de los principios democráticos. Además, enriquece con nuevas
normas 1a Ley Fundamental del Estado . En s u e1a bora ció n
contribuyeron eminentes publicistas y notables parlamentarios, entre
los que cabe citar a don Antonio Quijarro, José Rosendo Gutiérrez,
Isaac Tamayo, Federico Diez de Medina, Ricardo. J. Bustamante y
Mariano Reyes Cardona.
Esta Constitución, inspirada en los principios liberales y avanzados,
tiene como di sposi ci ones fu ndamentales: La soberan ía reside
esencialmente en la Nación y su ejercicio está delegado a los poderes
Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
El Poder Legislativo se compone de dos Cámaras: una de Diputados
y otra de Senadores. Los Diputados ejercen sus funciones por cuatro
años y deben ser el egi dos directamente por el pueblo a simple
pluralidad de sufragios. El Senado cuenta con dos Senadores por cada
departamento, siendo el período de sus funciones de 6 años.
Los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia son nombrados
por la Cámara de Diputados a propuesta en terna del Senado; los de
las Cortes de Distrito son elegidos por el Senado a propuesta en terna
de la Corte Suprema, que nombra a los jueces de partido e instructores
de las ternas el aboradas por las Cortes de Distrito.
El Poder Ejecutivo se ejerce por el Presidente de la República y por
los Ministros Secretarios del Despacho. El período presidencial se
fija en 4 años, sin admitir la inmediata reelección. Se crea la institución
vicepresidencial, debiendo elegirse al Vicepresidente junto con el Pre-
sidente por sufragio directo y secreto,
Se otorga a las Cámaras Legislativas la facultad de censurar los actos
políticos del Poder Ejecutivo, habiéndose introducido el Art. 73, que
D E R E CHO C O NS T I T UCI O NA L B OL I V I A NO

constituye una innovación que significa la aproximación al régimen


parlamentario.
A raíz de la guerra sostenida con Chile, el año 1880 se reunió la
célebre Convención Nacional, que duró en sus funciones hasta el 6 de
agosto de t881.
En la sesión extraordinaria de 30 de mayo de 1880, el Convencional
Mariano Baptista, a nombre de la Comisión de Constitución, manifestó
que “interpretando fie1mente el‘ pensamiento naci onal , había
comprendido que el Parlamento debía dar al país una ley o estatuto
supremo, encargando al mismo tiempo a una persona el Gobierno de
la República.
“Que consecuentes con este principio, examinando las diversas
Constituciones, había encontrado que la de 1878 llena no solamente
las necesidades y las aspiraciones de Bolivia, sino de cualquier otro
país más adelantado”''5 . Presentó, como conclusión, un proyecto de
ley por el que se declaraba en vigencia la Constitución política de
1878, introduciéndole algunas modificaciones, que en lo fundamental
consistieron únicamente en la creación de dos vicepresidentes.
Cuando se consideraba el pro yecto de Baptista, se emitieron
opiniones en sentido de que debía encauzarse el país por una dictadura
antes que atenerse a un régimen estrictamente constitucional. Así opinó
don José Manuel Gutiérrez. Don Napoleón Raña manifestó: “Sin la
presión que ejerce en mi ánimo la noticia del funesto contraste que se
anuncia ha sufrido nuestro Ejército, estaría de perfecto acuerdo con la
mayoría de la Conni sión de Constitución, pues que siempre he
defendido el régimen de la libertad, del derecho y de ’la ley. Mas, hoy
opino por una dictadura franca, leal, sin embozo, sin las cortapisas y
trabas de una Carta, como pensamiento salvador. Desgraciadamente
vivimos en un país que necesita para la inmensa mayoría de la severa
disciplina de una dictadura ilustrada y vigorosa para poner a raya los
malos instintos que se cobijan a la sombra de una Constitución. Hay,
señores, que retemplar también los ánimos desalentados, elevando el

''" Redactor de lo Convención N icionul del aito 1880, t. I. Litografías e Imprentas Unidas, La
Paz, p. 56.
156 CI RO F EL I X T R I G O

grado de fuerza moral de la nación, como se estimula el espíritu del


soldado con la austera pero racional enseñanza de un jefe” ''6
Aprobado el proyecto de Baptista, la Convención Nacional en la
misma sesión procedió a elegir Presi dente de la República a don
Narciso Campero, Primer Vicepresidente a don Aniceto Arce y Segundo
Vicepresidente a don Belisario Salinas.
La undécima Constitución fué sanci onada por la Convención
Nacional en 17 de octubre de 1880 y promulgada por Narciso Campero
el 28 de octubre del mismo año.
10. Asamblea Constituyente de 1899 y Convención-Congreso de
1920-21.- El 12 de diciembre de 189 8 se inici ó en La Paz la
denominada Revolución Federal, que logró imponerse después de la
guerra civil que sobrevino. El propósito ostensible fué el de implantar
en el país el régimen federal, pero en reali dad dicho movimiento
pol ítico fué secundado en otros centros más por v incu laciones
partidarias e ideológicas que por la finalidad de promover aquella
reforma. En efecto, el Partido Liberal llegó al poder mediante dicho
movimiento político con el que se puso término al dominio del Partido
Conservador, que resultaba minoritario frente al empuje, vigor y pu-
janza del liberalismo.
Reunida en Oruro la Convención Nacional de 1899, parecía que era
inevitable el cambio de la forma del Estado. Sin embargo, la Comisión
de Constitución emitió dos informes, uno en mayoría y otro en minoría.
El informe mayoritario, suscrito por los señores Ismael Vásquez,
Sabino Pinilla, Adolfo Mier, Luis F. Gemio y Carmelo Ortiz T. se
pronunciaba en favor de la adopción del sistema federal. “Ya que la
guerra civil ha colocado a Bolivia en una situación de evolucionar —
decía-, destruyendo los inconvenientes de su pasada política, allanando
sus nuevas corrientes institucionales, salvando las fuerzas vivas que
le restan y lig ándolas con nuevo y ordenado. criterio, a fin de que no
vuelvan las odiosas prácticas de gobiernos que, por intencionados que

'' Redactnr de lu Convención Nacional del ann 1RR0. t. I, p. 60.


D E R E C H O C O N ST I T U C I O N A L B O L I V I ANO 157

sean, se hallan tentados constantemente por el cesarismo; ya que el


país confía en la honra de z, activi dad y tino de sus actuales
administradores, llevados a sus puestos, primero por la resolución
federal y lfberal, y en seguida por los representantes legítimos de la
nación boliviana, sería extraño no reconocer en este conjunto de
circunstancias y en otras que luego serán indicadas, la oportunidad
ansiada y la seguridad del éxito en la reforma.
“Tampoco se ha de juzgar que anhelamos el régimen federal en la
creencia de que así llegamos a la perfección irreformable -sostenía la
Comisión-, o que solicitamos sea implantado sin dificultad alguna.
Nos decidimos en favor de la federación porque tenemos seguridad de
que disminuirán nuestros males y porque vemos en ella un medio de
perfeccionamiento y de correcta educación democrática, comprendida
y practicada por la agrupación boliviana.
“Si los que defienden el si stern a unitari o, denominasen a la
federación mera esperanza o ideal, sería justo advertirles que
ciertamente, es una legítima esperanza de mejora y que ella se ha
cumplido con ventaja en pueblos semejantes al boliviano; mientras
que el unitarismo es una amarga experiencia, una realidad abruma-
dora, que perjudicó a la nación por mucho. tiempo.
“La topografía mediterránea de la nación, las líneas que separan
sus diversas comarcas, según la diversidad de clima, producciones,
costumbres, etc., son causas que producen una autonomía de hecho,
que es indispensable sujetar a reglas precisas de la organización política
federal.
“La situación hacendaría por la que atraviesa Bolivia, hace posible
la reforma según cuadros que serán estudiados en el curso del debate,
respecto a los nueve millones de bolivianos anuales y algo más, con
que se cuenta actualmente. Los egresos del gobierno central serían
atendidos con los mismos ingresos que ahora se denominan propios
de la caja nacional. Los egresos de los Estados o gobiernos locales
serían servidos con las rentas que al presente pertenecen a cada
departamento, con algunas modificaciones a favor de ciertos estados.
158 CI RO FE L I X T R I G O

Los fondos municipales y los de instrucción seguirían aplicables a sus


propios fines”' '7.
El informe de la minoría de la Comisión de Constitución, suscrito
por Juan Misael Saracho, Domingo L. Ramírez, Manuel Campero y
Facundo Flores, puntualizaba en sus partes sobresalientes: “Desde
luego —decía-, es preciso darse cuenta de cuál es la influencia que
tiene la forma de gobierno en la prosperidad general de un país; y de
este punto de vista, se desprende que la formn de gobierno, como su
mismo nombre lo indica, no es más que un acci dente que debe
caracterizarlo, y la forma es la manifestación externa de lo esencial,
no siendo por consiguiente adaptable una forma relativamente perfecta,
a un estado social imperfecto en su constitución, política, territorial y
administrativa.
“El gobierno federal es un g obierno doble, que requiere una
numerosa clase ilustrada y un presupuesto abundante para dotar a sus
funcionarios, y es algo que resiste a toda credibilidad, el que pueda
funcionar regularmente un gobierno federativo, con cuatro quietas par-
tes de analfabetos cuando menos, con siete millones, casi nominales,
de presupuesto, en un territorio extenso y con una gran mayoría de
población semi-esclavizada, como lo está la raza aborigen. Con vicios
orgánicos de esta naturaleza, no es posible una reforma como la pro-
puesta por la mayoría de la Comisión, que no se resienta de precipitada
y doctrinaria.
“Si es verdad que en política, no es lo mejor lo perfecto, sino lo
posible, y si es verdad que la ciencia del esta dista, consiste en adecuar
las instituci ones, es necesari o concluir que, si bien el gobierno
federativo es un ideal acariciado por corazones generosos y por
inteligencias cultas, su aplicación a Bolivia en la actualidad, no es
posi ble razonablemente, y resultaría quizá más arbitraria que un
retroceso o un estancamiento.
“La variedad de intereses locales, no exige cambio en la forma de
gobierno, sino leyes bien meditadas, con las excepciones necesarias y

'' HeaNANDO SILES, Derecho Parlamentario de Bolivia, 1. 1, La Paz, 1917, Imprenta y Litografía
Boliv íana, ps. 35 al 48.
DERECHO CONSTITUCIONAL BOLIVIANO 159

variedad en la aplicación, si así lo exigen y justifican los intereses


locales.
“La federación y la confederación se explican en organismos
naCionales formados por agrupaciones distintas por su raza, idioma,
religión y otras diferencias esenciales; pero no son aplicables con
carácterineludible, a pueblos como los de Bolivia, que no tienen estas
diferenciassustanciales y que en vez de aflojar los lazos que los unen,
necesitan estrecharlos más y más cada día, por su propio interés.
“...En vez de reforma, súbita de la forma de gobierno actual, lo que
más conviene a Bolivia es mejorar y avanzar la descentralización
iniciadao estatuida por la Constitución vigente de 1880, dentro de
cuyas prescripciones se encuentran los elementos princi pales de
progreso institucional en ese sentido, descentralizando lo que es
susceptible de descentralización; pero manteniendo la unidad y
centralización en todo aquello que existe centralizado, aun en las
constituciones más federales, como la legislación, el gobierno político,
la administración militar, la gestión general de la administración de
hacienda y otros negocios que no admiten una descentralización
pronunciada, como la administración comunal y la beneficencia
pública.
“En consecuencia, la minoría de la Comisión de Constitución os
propone que declaréi s innecesaria e inoportuna por ahora, la
impl antación en Bolivi a del gobierno federativo y adopté is la
Constitución de 1880, con las reformas de detalle que juzgué is
necesario y oportuno adoptar” "8
En la Convención Nacional de 1899 se discutió durante treinta días
las ventajas de los sistemas unitario y federal, habiéndose destacado
por su capacidad di aléctica y la solidez de su argumentación el
convencional Juan Misael Saracho, calificado como jefe unitario de
ese parlamento. En la sesión de 18 de diciembr,e de 1899, correspondió
a don Lucio Pérez Velasco, presidente de la asamblea, dar su voto
para dirimir el empate Producido. Habiéndose pronunciado por el

' '' HERNANDO S icLS, Ob. cit., ps. 48 a 52.


160 CI RO F EL I X TR I G O

aplazamiento de la reforma constitucional relativa a adoptar el régimen


federal de gobierno.
Por manera que se mantuvo la forma unitaria y mediante ley de 23
de octubre de 1899 se adoptó la constitución de 1880, que continué
vigente sin modificaciones. Además, la Convención Nacional procedió
a elegir Presidente de la República a don José Manuel Pando, primer
Vicepresi dente a don Lucio Pérez Velasco y segundo Vicepresidente a
don Aníbal Capriles.
La revolución republicana de 12 de julio de 1920, que puso término
al gobierno liberal de don José Gutiérrez Guerra, colocó a la nación
ante la necesi dad de organizar constitucionalmente los poderes
públicos.
Por ley de 24 de enero de 1921 se constituyó la Convención Nacional
de dicho año, la que facultóse para proveer los poderes públicos y
procedió a suprimir la segunda vicepresidencia de la república. Declaró
en vigor la Constitución Política de 1880, vigente hasta el 12 de julio
de 1920, pudiendo la Convención Nacional sustituirla, reformarla o
modificarla, sin sujetarse a los procedimientos establecidos por el la.
Dicha asamblea eli gió Presidente de la RepFiblica a don Bautista
Saavedra y Vicepresidente a don Luis Paz, este renunció al cargo y
fué nombrado magistrado de la Corte Suprema, cuya presidencia
ejerció.
11. Referéndum popular de 11 de enero de 1933.- La revolución
de 25 de junio de 1930 tuvo entre sus objetivos el de realizar ciertas
reformas constituci onales. Para ell o, se adoptó el si stern a del
referéndum, correspondiendo a la Junta de Gobierno proponer las
reforma que debían ser aceptadas o rechazadas por la ciudadanía. Se
acordó que los votos por cada reforma serían afirmativos o negativos,
computándose los votos en blanco como afirmativos.
Para justificar el procedimiento refrendario, se sostuvo “que la
neutrali dad pol ítica de la Junta Militar de Gobierno es garantía
suficiente para resguardar la libre emisión del voto sobre innovaciones
que tienden a restringir facultades excesivas del Poder Ejecutivo, a
afirmar las garantías de la democracia, a corregir per vertidas prácticas
pol ític as y a efectuar ci ertas conqui stas vali os ats de c arácter
DERECHO CONSTITUCIONAL BOLIVIANO 161

constitucional, reformas que el interés político puede desnaturalízar


al intentarlas dentro del parlamento, el cual no queda privado de dictar
las que por su parte encuentre necesarias”' 1'
Las reformas sometidas a la consideración de los electores por medio
del referéndum popular fueron nueve comprendiendo los siguientes
aspectos: 1) A la sección de los derechos y garantías se incorporaba la
garantía del Hábe as corpus. 2) Se insertaba una nueva sección
denominada “Del régimen económico y social”, estableciéndose el
Consejo de Economía Nacional que debía dictaminar en la celebración
de contratos. empréstitos concesiones de ferrocarriles y sus garantías
y otros acto que comprometen el crédito de la república. Los proyeçtos
y modificaciones de leyes sobre trabajo y economía social, debían ser
sometidos al dictamen previo de dicho Consejo. Todas las empresas
establecidas en el país se consideraban nacionales y sometidas a las
leyes y autoridades de la república; se establecía la jornada máxima y
el descanso hebdomadario. 3) Sobre la conser vación del orden público
se consignaba mayores previsiones, fijándose el término de noventa
días de duración del estado de sitio, sin que se pueda prolongar lo por
un nuevo decreto ni declarar otro estado de sitio durante el año sino
con asentimiento del Congreso. 4) Se fijaba qiie los senadores y
diputados percibirán dietas por cada sesión a que concurran. Estas
dietas se fijarán en el presupuesto mediante ley especial cu yas
modificaciones solamente tendrán efecto después de dos años de
sancionadas. Ampliábanse los casos de reunión de las cámaras en
Congreso. 5) Se determinaba que el período constitirci onal del
Presidente de la República durará cuatro años improrrogables, sin
poder ser reelecto sino pasados ocho años desde la terminación de su
mandato. El Vicepresidente no podía ser reelecto en su cargo ni elegido
presidente, sino después de ocho años, si hubiere ejercido el Poder
Ejecutivo. 6) Se consignaba normas referentes a la Contraloría General
de la República. 7) Se incorporaba una nueva sección al texto
constitucional intitulada “La descentralización administrati va”. 8) Se
reconocía la autonomía universitaria, dándose a esta conqui sta la

" Te e Co ide ndo de Dec eto Ley de 26 de no viembre de 1930.


162 CI RO FE L I X T RI C O

categoría de una norma fundamental. 9) Se ampliaban las atribuciones


del Poder Judicial, estableciéndose la facultad de los jueces para
conocer y resolver la validez o invalidez de las elecciones populares,
consagrándose el recurso extraordinario y directo de nulidad contra
todo acto o resolución de autoridad pública, que no fuere judicial. La
Corte Suprema se dividía en dos salas y se componía de un presidente,
que lo será de ambas y de ocho ministros, los que debían ser elegidos
por el Congreso mediante dos tercios de votos. Se facultaba a la Corte
Suprema para conocer en única instancia de los juicios contra las
resoluciones del Poder Legislativo o una de sus cámaras, cuando tales
resoluciones afectaren a uno o más derechos concretos, sean civiles o
políticos.
Las anteriores reformas fueron sometidas a la decisión del pueblo
en el referéndum realizado el 1 l de enero de 1931, habiendo sido
aprobadas e incorporadas a la Constitución Pol ítica del Estado
mediante decreto-ley de 23 de febrero del mismo año.
En cu anto a la descentralización administrativa, no se puso en
práctica porque se sostu vo que se requería la ley regl amentari a
pertinente. Esta se sancionó por el Congreso en 17 de noviembre de
193 2, bajo la denominación de Ley Org ánica de Administración
Departamental, reglamentaria de la reforma constitucional N° XIII,
que estableció la descentralización administrativa. Dicha ley, que fué
ardientemente debatida, mereció el veto del Poder Ejecutivo, opuesto
en 26 de noviembre de 1932. El presidente Salamanca fundamentó su
oposición a promulg arl a debi do a que se desli z aron “al gu nas
contradicciones con los preceptos constitucionales que reglamenta,
contradicci ones que, en caso de ser puesta la ley en vigenci a,
presentarían serias dificultades de aplicación.
“A más de ello, la creación de las asambleas de procuradores, que la
ley determina, requiere que previamente hayan sido votados los
recursos presupuestarios, que el H. Congreso no ha alcanzado a votar.
“Por encima de estas reformas. existe, a juicio del gobierno, otra,
que tiene mayor importancia: El país se encuentra en medio de un
conflicto internacional que impone al pueblo y a las autoridades una
consagración completa, fundada sobre el pleno ejercicio del poder
D E R E C H O C O N ST I T U C I O N A L B O L I V I ANO 163

central. No es aco nsej able en tales circu nstanci as operar la


transformación de nuestro régimen administrativo e institucional. La
perturbación administrativa inherente a un cambio tan trascendental
como el que debe realizarse, y la agitación política que ocasionaría
las elecci ones de las Cámaras Départamentales de Procuradores,
aflojaría, por al gún tiempo a lo menos, los resortes de los cuales
depende la defensa nacional”"'
El referéndum popular contribuyó con un valioso aporte de reformas
a nuestro acervo constitucional, aunque es discutible el procedimiento
seguido y resultó desconcertante, sobre todo por la ligereza con que
se efectuó, debido a la falta de cultura cívica y de verdadera
responsabilidad de la mayoría de los que tenían el deber de asumir tan
trascendental decisión.
12. Convención Nacional de 1938.- La primera asamblea legislativa
que se reunió después de la Campaña del Chaco, que ocasionó una
profunda crisis en todos los órdenes de nuestra vida nacional, fué la
Convención Nacional de 1938, que acordó proveer los poderes públi-
cos y declaró en vigencia la Constitución Política de 1880, con todas
sus reformas, pudiendo la Convención Nacional sustituirla, reformarla
o modificarla, sin sujetarse a los procedimientos especiales en ella
establecidos.
Por ley de 27 de mayo de 193 8 se proc lamó Pres idente y
Vicepresidente de la República al Teniente Coronel German B usch y
al doctor Enrique Baldivieso, respectivamente, que fueron elegidos
por la Convención Nacional.
La Convención Nacional de 1938, que tenía las características de
convención-congreso, igual que la de 1921, instaló sus sesiones el 26
de mayo y receso en sus funciones el 30 de octubre de 1938, debiendo
reunirse con carácter de legislatura ordinaria el 6 de agosto de 1939,
propósito que quedó incumplido porque el presidente constitucional
se convirtió en gobernante de facto al asumir la plenitud del poder
público en abril de 1939.

’°° Anuario fiegisínlivo de 1932, compilado por Agustín de Rada Litografías e Imprentas Unidas,
La Paz, 1933, p. 101.
164 C F RO F E L I X T R I GO

Sancionada en 28 de octubre de 1938, fué promulgada el 30 de octubre


del mismo año la duodécima Constitución. Ésta diferénciase de la de
1880 por haber introducido modificaciones sustanciales a su texto
incorporado nuevas secciones denominadas: “Régimen económico y
financiero”, “Régimen social”, “La familia”, “Régimen cultural” y
“Del campesinado”.
La nueva Carta Magna, sobre los viejos moldes de la Constitución
de 18 80, ha vaci ado pri n cipi os que per te necen al Der ec h o
Constitucional Moderno, pero que no han sido incorporados a nuestro
Código Fundamental con en criterio técnico que responda a una
determinada unidad ideológica. De ahí que sus deficiencias y contra-
dicciones son manifiestas. A la celeridad y superficialidad con la que
se consideran entre nosotros las reformas constitucionales, hay que
agregar los momentáneos intereses políticos predominantes, que no
permiten el aborar una ley fundamental si stemá ti ca, ca paz de
singularizarse por su método, ordenación lógica y jurídica. Éste, por
lo demás, no es un defecto propio de los convencionales de 1938, sino
que resulta algo así como el patrimonio tradicional de errores y
deficienci as que se han venido perpetuando a través de todas las
reformas. Ello obedece a que en las asambleas constituyentes, antes
que principios técnico-doctrinales, que pertenecen al dominio de los
publicistas, prima la necesidad y el interés político de personas que
no conocen profundamente las cuestiones constitucionales.
Con todo, no puede desconocerse que la Constitución de 1938
conti ene aci ertos, que se inspira en principios sociali stas, que
contempla la inter vención del Estado para salvaguardar los intereses
colectivos por encima de los particulares y que responde, aun cuando
sea parcialmente, a aspiraciones y exigencias del siglo que vivimos.
13. Convención-Congreso de 1944-45.- Como un corolario de la
revolución del 20 de diciembre de 1943, en agosto de 1944 se reunió
la Convención Nacional que funcionó durante dos períodos legislativos
y sancionó la nueva constitución, promulgada por el presidente Gual-
berto Vill arroel en 24 de noviembre de 1 945, siendo la décimotercera
con que cuenta la nación. En rigor de verdad, no se trata de una ley
fundamental nueva, sino de treinta y ocho reformas y dos traslados de
D E R E C HO C O N S T I T U C I O N A L B O L I V I A NO 165

preceptos hechos a la de 30 de octubre de 1938, sin que haya sufrido


alteración el número de ciento ochenta artículos estableci dos en ésta.
L a Co nve n ción -Con gres o de 1944-45, el ig i ó Pres iden te y
Vicepresidente de la República a1 Mayor Gualberto Villarroel y a don
Julián V. Montellano, respectivamente.
Las reformas introducidas en la nueva Carta Magna, respecto de la
sancionada en 1938, en síntesis y en lo principal consisten en lo que
sigue.
En cuanto a la propiedad privada, se la garantiza siempre que el uso
que se haga de ella no sea perjudicial al interés colectivo, Respecto a
los impuestos, se prescribe que deben determinarse en relación “a un
sacri fici o i gual de los contri bu yentes, en forma proporci onal o
progresiva, según los casos”.
Se otorga la ciudadanía a las mujeres, así como el voto femenino
para la formación de las Municipalidades.
El número de sesiones del Congreso ordinario se establece en noventa,
prorrogables hasta ciento veinte.
En l as atribuciones del Poder Legisl ativo, se establece que le
corresponde imponer contribuciones de cualesquiera clase o naturaleza,
s upri mir 1as ex i stentes y de ter mi nar su c arác ter naci o nal o
departamental, así como decretar los gastos fiscales, a iniciativa del
Poder Ejecutivo. Igualmente corresponde al Poder Ejecutivo la ini-
ciativa en materia presupuestaría.
Corresponde a cada Cámara calificar las credenci ales de sus
miembros.
Se da representación a la minoría para la elección por el sistema de la
lista incompleta de los miembros de la Conni sión de Poderes. Y se
suprime la intervención de la Corte Suprema de Justicia para conocer
los litigios político-electorales.
Se suprime el Consejo Nacional de Educación, prescribiendo que la
educación estará regida por el Estado mediante el Ministerio del ramo
y de acuerdo al Estatuto Educacional.
Ya no corresponde a la Cámara de Diputados acusar, ante el Senado,
al Presidente y Vicepresidente de la República, Ministros de Estado y
Agentes Diplomáticos, puesto que el juicio de responsabili dad contra
166 C I R O FE L I X T R I G O

los altos dignatarios del Estado debe sustanciarse en sesiones de


Congreso.
La Corte Suprema queda facultada para presentar proyectos de ley
sobre reformas constitucionales.
El período presidencial y vicepresi denci al se fija en seis arios.
Se establece el llamado Fuero Sindical, no pudiendo los trabajadores
ser despedi dos, perseguidos ni presos por sus actividades sindicales.
Más que de un fuero, en sentido de jurisdicción especial, trátase
propiamente de una inmiini dad en favor de los diri gentes sindicales.
Reconócese la igualdad jurídica de los cóny uges y el matrimonio
de hecho por la unión concubinaria. Se permite la investigación de la
paternidad, conforme a ley.
Las ternas para la elección de Alcaldes Munici pal es, por el
Presidente de la República, debían integrarse con un representante de
1a minoría.
14. Congreso Constituyente de 1947.- Producida la revolución de
21 de julio de 1946, por ley de 10 de marzo de 1947, se declaró en
vigencia la Constitución Pol ítica del Estado de 1945, sin perjuicio de
las reformas que sanci one el Congreso Extraordinario reunido en di-
cha fecha, en uso de las facultades constituyentes que le acordó el
Decreto de su convocatoria, expedido por la Junta de gobierno en 15
de octubre de 1946.
E1 Co n g reso Co nsti tu y ente de 1947, ta nto en sus sesi o nes
e xtraordinari as como or dinari as, aprobó vari as reformas a la
Constitución de 1945, promulgadas mediante leyes de 20 de septiembre
y 26 de no vi em bre de 1947, fec ha ésta de promul gaci ón por el
Presidente Enriqiie Hertzog G. de la décimocuarta Constitución con
1a que cuenta nuestra Patri a.
Las reformas introducidas a la Constitución de 1945 por el Congreso
Con stitu yente de 1947 radican, en síntesis, en lo que a continuación
se establece.
En la sección sobre la nacionalidad y ciiidadanía, el artículo 39 ha
si do modi fi cado su stan ci al me nte, establ eci éndose qui énes son
bolivianos, sin dividir a los de nacimiento y a los por naturalización.
Se ha reducido el término de residencia de los extranjeros en el país,
DE R E C HO C O N S T I T U C I O N A L B O L I V I A N O

de tres a dos años, para que puedan adquirir la nacionalidad boliviana,


la que será concedida por el Concejo Municipal de cada departamento,
con lo que se ha restableciclo un antiguo precepto, descartándose la
inter vención del Poder Ejecutivo en esta materia. Además, dicho tér-
mino podrá reducirse a un año cuando concurran determinadas
causales, habiéndose establecido la naturalización honorífica que puede
ser concedida como gracia especial, por la Cámara de Senadores, en
casos excepcionales.
El artículo 40 ha sido derogado. El 41 se ha enmendado en sentido
que la mujer extranjera casada con boliviano adquiere la nacionalidad
de su mari do, siempre que resi da en el país, y manifi este su
conformidad.
El artículo 42 estatuye que sólo se pierde la nacionalidad boliviana
por adquirir naci onali dad extranj era, bastando para rec obrar1a
domiciliarse en Bolivia, habiendo suprimido los dos casos de pérdida
de nacionalidad previstos anteriormente en dicho precepto.
El artículo 45 consigna los casos de suspensión de los derechos de
ciudadanía, habiendo corregido y aclarado conceptos erróneos.
El artículo 59, en sus atribuciones 2º y 11°, ha restablecido la facultad
del Poder Legislativo para imponer contribuciones de cualquier clase
o naturaleza, sin la obligada intervención del Poder Ejecutivo, y para
crear y suprimir empleos públicos.
El artículo 60, atribución lº después de establecer que corresponde
a cada Cámara calificar las credenciales de sus respectivos miembros,
prescribe que la invalidez de las mismas sólo podrá ser demandada
ante la Corte Suprema, cuyo fallo será irreversible de.
En el inciso 9º del artículo 6 se ha suprimido el término de veinte
días para que el Congreso considere los proyectos de ley que, aprobados
por la Cámara de origen, no lo fuera por la Cámara revisora.
El artículo 67 prescribe que el ejercicio de las atribuciones 3º, 4º y
5º del artículo 59 tendrá origen en la Cámara de Diputados a iniciativa
de sus miembros o del Poder Ejecutivo.
El artículo 68, relativo a elección de los magistrados de la Corte
Suprema y el juicio de responsabilidad a seguirse contra éstos, ha sido
modificado únicamente en cuanto a su redacción.
168 CI RO FELI X TRIGO

Al artículo 72, entre las atribuciones del Senado, se ha añadido la de


elegir por mayoría absoluta de votos a los magistrados de las Cortes
de Distrito, de las ternas propuestas por la Corte Suprema. Igualmente
se ha incorporado otra atribución más, referente a aceptar o negar los
ascensos propuestos por el Poder Ejecutivo de Generales y Coi'oneles
del Ejército, con lo que asimismo se ha restableci do un antiguo
precepto constitucional.
La sección novena, sobre leyes y resoluciones del Poder Legislativo,
ha sido reformada en sus artículos 73, 74, 77, 78 y 79, habiéndose
agregado a continuación un nuevo artículo, En lo principal, las
enmiendas consisten en que pasados veinte días desde que la Cámara
revisora recibe el proyecto de la Cámara de origen, ésta reclamará su
despacho, con un nuevo término de diez días, al cabo de los cuales
será considerado en sesión del Congreso; que las leyes no vetadas o
no promul gadas por el Presi dente de la República, en el término de
diez días desde su recepción, fueran promul gadas por el presidente
del Congreso.
En el artículo 85 se ha reducido a cuatro años el período del Presidente
y Vicepresidente de la República, que anteriormente fuera fijado en
seis.
En el artículo 94, han sido modificadas las siguientes atribuciones:
La 3' sobre conducción de las relaciones exteriores, en lo referente al
nombramiento de Embajadores y Ministros Plenipotenciarios, el que
se someterá a la aprobación del Senado; la 4‘ relativa a la concurren-
cia del Poder Ejecutivo a la formación de las leyes; la 7‘ acerca de la
pre sent aci ó n al Legi s1ativ o de los pre sup uesto s na ci onal y
departamentales; la 18‘, que innova en sentido de que los Presidentes
de las entidades de función económica y social en las cuales tiene
inter vención el Estado, deberán ser nombrados por el Poder Ejecutivo
de las ternas propuestas por la Cámara de Diputados; la 24‘, sobre
proposiciones de ascenso al Senado para los grados de Generales y
Coroneles del Ejército.
Los artículos 1 13 y 114, referentes a los proyectos de ley de los
presupuestos nacional y departamentales, fijan el nuevo procedimiento
para la consideración de los mismos. A continuación de estos artículos
D E R E C HO C ON S T I T U C I O NA L B OL I Y I A N O 169

se ha agregado dos nuevos sobre que las Cámaras podrán aceptar,


disminuir o rechazar los servicios, sueldos, aumentos y empleos que
se propongan, pero no podrán crear nuevas partidas, salvo en los
servicios dependientes del Poder Legislativo. Asimismo se faculta al
Presidente de la República a decretar pagos no autorizados en el
presupuesto para atender necesidades impostergables derivadas de
calamidades públicas, de conmoción interna o del agotamiento de
recursos destinados a mantener los servicios cuya paralización causaría
grave daño a la República. Los gastos destinados a estos fines, no
excederán del 1% de egresos autorizados por el presupuesto nacional.
Al artículo 140, se ha añadido una tercera atribución, consistente
en decidir sobre la validez o invalidez de las elecciones en los casos
establecidos en la Constitución y las leyes.
En el artículo 143, se han modificado las siguientes atribuciones:
La 2‘, referente a proponer ternas al Senado para la elección de
magistrados de las Cortes dc Distrito; la 10‘, en que se ha suprimido
la última parte rel ativa a las demandas sobre credenci ales de
representantes nacionales; la 12‘, que ha sido añadida, acerca de cono-
cer y fallar sobre la validez o invalidez de las elecciones de Senadores
y Diputados así como sobre la inhabilidad de los elegidos.
Al artículo 145, en su primer párrafo, se ha agregado que, en caso
de receso del Senado, corresponde a la Corte Suprema el nombramiento
interino de vocales de las Cortes Superiores. En el segundo párrafo de
dicho artículo se ha suprimido el artículo “la”.
Después del artículo 145, se ha agregado uno nuevo prescribiendo
que los magistrados de la Corte Suprema, serán elegidos por la Cámara
de Diputados, a propuesta en terna del Senado. Los magistrados de
las Cortes de Distrito serán elegi dos por el Senado, a propuesta en
terna de la Corte Suprema.
La sección 17‘, ha sido modificada en sus artículos 148, 149, 150 y
152. La reforma principal radica en que los miembros de los Concejos
y Juntas Municipales, serán elegidos mediante sufragio popular según
el sistema de listas incompletas. Los Alcaldes serán elegidos por los
respectivos Concejos o Juntas Municipales, con lo que ya no tiene
inter vención el Poder Ejecutivo en la desi gnación de autoridades
170 C I RO F EL I X T R I G O

edilicias. Las otras enmiendas se refieren a las atribuciones de los


Concejos, Juntas y de los Alcaldes Municipales.
15. Consideraciones especiales.- En ciento veintiséis años de vida
republicana, Bolivia ha renovado catorce Constituciones, lo que pone
de mani fi esto 1a carenci a de estabi li da d de nuestras normas
fundamentales, sujetas a frecuentes modificaciones y cambios. Es decir
que la inestabilidad constitucional ha marchado en concordancia con
nuestra inestabilidad política.
Hecha la anterior reseña de los textos fundamentales, encontramos
que propiamente no se puede hablar de diversas constituciones, sino
que existe una unidad y continuidad histórica a través de todas ellas.
El doctor Tomás Manuel Elío al sostener la tesis de la unidad de la
Constitución Política, expresa que, en su concepto, “desde que se fundó
la Repííblica no hay ni ha habido sino una Constitución Política, la
misma que sancionada en Chuquisaca el 6 de noviembre de 1826, y
promulgada el 19 del mismo mes y año por el glorioso Mariscal de
Ayacucho don Antonio José de Sucre, ha pasado por varias revisiones,
sin variar su estructura esencial”'2'
En realidad creemos que no puede desconocerse la unidad. y
continuidad históricas de nuestra Constitución, pese a los diversos
textos c onsti tuci onal es que se pro m ulg ar on por As ambl eas
Constituyentes que consideraron de su deber adoptar una “nueva” Ley
Fundamental. La Constitución Boliviana, como afirma don Tomás
Manuel Elío"°, “es la misma que nació en Chuquisaca el año 1826,
teniendo por matriz la memorable acta de la Independencia, y que a
través de nuestra agitada vida política, ha sido revisada varias veces,
si mboli z an do cada rev i si ó n una etapa de n uestra forma ci ón
democrática, con caídas y reacciones, dirigidas siempre a mantener la
so beran ía y uni da d de 1a Naci ó n, el ré g i men dem ocr á ti co-
representativo, la limitación de los poderes dentro del marco de las
leyes, y la efectividad de las libertades y derechos reconocidos a los
ciudadanos.

Los Corislitiiciones de Boli yin, compilación de Ramón Salinas Mariaca, Imprenta y Editorial
Artística, La Paz, l 9d7. Estudio Preliminar del Dr. Tomás Manuel Elío, p. IV.
Ob. cit., p. XV,
DERECHO CONSTITUCIONAL BOLIVIANO 171

“Esa Constitución es el patrimonio de los bolivianos; que a todos nos


protege y que todos debemos amar y estar listos para defender con las
armas del espíritu, o con las que empeñó vigorosamente el pueblo
heroico en las últimas jornadas libertadoras . (Se refiere a la revolución
del 21 de julio de 1946.)
Las instituciones humanas no deben su origen a la simple voluntad
racional de los hombres. Por encima de ésta, existen factores étnicos,
geográficos e históricos que determinan los hechos sociales, De ahí
que resulta imprescindible tener en cuenta estas tres fuerzas primor-
diales, que son la raza, el medio geográfico y el momento histórico.
El análisis de estas condiciones nos obligaría a un desarrollo extenso
que sale de los estrictos límites constitucionales para ingresar en el
campo de la soci olog ía política. De ahí que nos co ncrete inos
únicamente a apuntarlos'2'.
“Los hombres políticos de Bolivia -anota Franklin Antezana Paz'24-
imbuídos de las ideas de la Revolución Francesa y del racionalismo
francés, creyeron -y creen todavía- que es suficiente exponer algunos
principios de filosofía política, en un texto llamado Constitución para
que el pueblo sea libre, virtuoso, respetuoso de la ley, trabajador y
feliz. Ellos construyen una Constitución segun el plan más bello, el
más nuevo o el más simple y creen en la eficacia milagrosa de las
palabras.”
Entre nosotros, ha existido y sub'siste un permanente divorcio entre
la constitución natural del país y la constitución escrita. Ésta no se ha
adaptado a aquéll a, habiendo constituído algo así como un aparato
ortopédico colocado a la nación. José Ortega y Gasset sostiene “que
el Estado se va amoldando al cuerpo social como la piel se forma
sobre el nuestro”'2’; es decir que las instituciones políticas no deben

''" Para profundi zar en el anális is de los factores étnicos, geográficos e históricos son muy
recomendables las obras Lu democruciu en nuestr‹i Histnriu, de B xUiisi’x Ssnvt:nRA. C¡onzúles
y Medina, Libreros Editores, 1.a Paz, 1921, principal mente en el capítul o intitulado “La
Herencia”, así como La Ré gime Parlumen tuire en Bolivie de FR»NKI.IN ANTEZnNA Paz, Les
Éditions Doma-Montchresiien, París 1933, en su Primera y Segunda Parte, ps. 14 a 47.
“’ Ob. cii., p. 38.
" JOSÉ ORTEGA Y GxSS£T, ffinoriu como sistema y deí lmy erio› R‹›in‹ino, “Rev ista de Occidente”,
Madrid, 1941, “El Estado como piel” ps. I 55-159.
172 C I R O F E L1 X T R I G O

ser impuestas a los pueblos con forzosidad. Remarca la fértil inventiva


de los romanos que en forma precisa, concreta, original e ingeniosa,
reaccionaban frente a las necesidades estatales, creando piezas de
genial ingeniería que se amoldaban con maravillosa exactitud a la
máquina ya existente del Estado para satisfacer las exigencias públicas.
Pues bien, lo básico es que las reformas constitucionales no signifiquen
elaboraciones meramente cerebrales, al modo de las que sacaron de
sus cabezas los filósofos desde el siglo XVII, sino que sean inspiradas
por la realidad nacional y que representen hallazgos certeros como
interpretaciones precisas para cada caso. Siguiendo al vigoroso
pensador español, diremos que las enmiendas no deben inspirarse en
una razón formalista y abstracta, sino en las circunstancias; que deben
aflorar del fondo de firmes creencias que constituyen el alma de la
nación.
Lo esenci al es que la Constitución escrita, corresponda a la
constitución normal y moral del pueblo boliviano; que responda a las
exigencias históricas del Estado en el momento que se vive; que no
exista un divorcio manifiesto entre los preceptos proclamados y la
realidad del país; es decir, que sea la expresión natural y posible que
más se ajuste al ambiente, a la idiosincrasia, a las características y
peculiari dades nacionales, tomando en cuenta las circunstancias
presentes y dando margen a un progreso hacia el porvenir.
Nuestros textos constitucionales, elaborados por hombres de élite,
más que una modelación adecuada a la estructura real del país,
constituyen expresión formalista de un programa de acción o conjunto
de aspiraciones que no pudo alcanzar cumplida realización. Antes que
redactar bellas constituciones, lo previo es levantar el ni vel moral de
las personas, educar las, instruir las, contribuir a su independencia
económica y crear fuentes de producción y riqueza para la colectividad.
Sólo así venceremos aceleradamente la distancia que separa a la
democracia proclamada de la democracia realizada, procurando que
ésta se identifique con aquélla. Ello se logrará a base de impartir una
mayor cultura cívica al pueblo. Así desaparecerá la distinción entre la
“hoja de papel” en que se escri ben las constituciones y la “constitución
real y efectiva” de una nación.
DERECHO CONSTITUCIONAL BOLIVIANO 173

La mejor defensa de la Constitución, que es un legado de glorias y


sacrificios hecho por el pasado al presente y al porvenir, radica en una
opinión pública sensata y vigilante, capaz de señalar las trasgresiones,
los abusos o las arbitrariedades y reclamar por el imperio de la ley,
que es garantía de respeto, de orden y de justicia. De ahí por qué la
alta política, la noble e impersonal que persi gue el bien de la patria, la
encontramos sola y exclusivamente en la política trazada en la propia
Constitución.
Jurar la Constitución y guardar fidelidad a sus preceptos, divulgarla
y respetarla, es deber ineludible de todo ciudadano y al que no se
puede ni se debe renunciar. Su observancia nos engrandecerá y el amor
que por ella sintamos nos dignificará, convirtiéndonos en fortaleza
inexpugnable a la tiranía y al caos.

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