Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
SANCINETTI
co ntribuciones de GÜNTER STRATENWERTH / PATRICIAS . ZIFFER
Casos
de Derecho penal
Parte general
1
FUNCIÓN DEL DERECHO PENAL. GARANTIAS. APLICAC IÓN DE LA LEY PENAL.
INICIAC IÓN EN EL ANÁLIS IS DE CASOS MEDIANTE SOLUC IONES-TIPO
3 ª EDICIÓN
REELABORADA
Y AMPLIADA
hammurabi
2ª REIMPRESIÓN JOSE LUIS DEPALMA EDITOR
CASOS DE DERECHO PENAL
tomo 1
© Copyright by
editorial hammurabi s.r.1.
Talcahuano 438 - 1°piso "A"
C1013AAI - Buenos Aires-Argentina
Tel.: (54-11) 4371-8179 - líneas rotativas-
E-mail: info@hammurabi.com.ar - www.hammurabi.com.ar
• twitter.com/hammurabi_srl
• facebook.com/libreriahammurabi
• youtube.com/libreriahammurabi
Producción integral
o
concept design
de FERNANDO LUCAS DEPALMA
MARCELO A. SANCINETTI
CASOS DE DERECHO PENAL
3ª edición, 2ª reimpresión, Buenos Aires, Hammurabi, 2020
344 ps., 23 x 16 cm.
ISBN: 978-950-741-194-6
1. Derecho Penal. l. Tftulo
CDD 345
Fecha de catalogación: 16/12/2019
MARCELO A. SANCINEffl
Profesor de Derecho penal de la Universidad de Buenos Aires
contribuciones de
Günter Stratenwerth
Profesor emérito de Derecho penal de la Universidad de Base!
Patricia S. Ziffer
Profesora de Derecho penal de la Universidad de Buenos Aires
Casos
de Derecho penal
Parte general
1
FUNCIÓN DEL DERECHO PENAL. GARANT[AS. APLICACIÓN DE LA LEY PENAL.
INICIACIÓN EN EL ANÁLISIS DE CASOS MEDIANTE SOLUCIONES-TIPO
3ª EDICIÓN
REELABORADA
Y AMPLIADA
hammurabi
2ª REIMPRESIÓN JOSE LU IS DEPALMA EDITOR
A mis padres.
Atu memoria, papá,
MARCELOAURELIO,
que te fuiste tan pronto;
a vos, mamá,
MARÍA LUISA,
que hiciste de maestra,
y que tuviste que ocuparte
no sólo de darnos tus propias enseñanzas,
sino ta,nbién de cultivar aquellas
que él nos había dejado
y de instruirnos en otras que no llegó a darnos.
Prólogo ala primera edición
El presente trabajo de Marcelo Sancinetti es revelador de su agudeza de ra-
zonamiento y notable capacidad de trabajo. Fuera de ello, es la coronación de
una experiencia docente que ha comenzado como alumno brillante en mi cur-
so del segundo semestre de 1972 y continuado luego como inestimable colabo-
rador de mi cátedra.
La enseñanza del derecho penal meramente repetitiva comenzó a superar-
se cuando Don Luis Jiménez deAsúa llamó la atención sobre la función que la
aplicación concreta de los conocimientos dogmáticos debía desempeñar en la
formación de los estudiantes.
En la experiencia actual de la Fac,ultad de Derecho de la Universidad de
Buenos Aires, el aprendizaje ya no consiste en la repetición de definiciones o
conceptos, sino en la utilización de ellos. De esta manera, los estudiantes tienen
un contacto real con la dogmática y pueden verificar cuáles son los resultados
o fines a que conducen las teorías sobre la interpretación del derecho penal. Es-
te aspecto quedaba fuera de toda consideración en el viejo sistema repetitivo
que, por otra parte, no era sino el reflejo de una concepción formalista que no dio
cabida alguna a la idea del derecho que un orden jurídico pretende realizar.
El libro de Sancinetti (que no es sólo una recopilación de casos, sino que con-
tiene además valiosos trabajos de resolución de algunos de ellos) tendrá sin
duda una calurosa acogida entre los estudiantes, a los que prestará una ayu-
da apreciable. También los docentes encontrarán en él material que permitirá
una más adecuada realización del niejor sistema de enseñanza.
El promisorio comienzo de Sancinetti es el anuncio de un compromiso de
trabajo futuro que esperamos con viva simpatía.
ENRIQUE B ACIGALUPO
Buenos Aires, 25 de julio de 1974
Prólogo ala segunda edición
!-Esta edición de mis Casos de Derecho penal aparece en momentos en los
que la V niversidad de Buenos Aires -mediante lo que será, si las cosas suce-
den como hace falta, un acto verdaderamente fundacional- intenta superar
una época de transición, tras uno de sus períodos más siniestros. Esa misma
oscuridad-la propia de una enseñanza absolutamente acrítica-fue el mar-
co espiritual en el que se formaron varias generaciones de juristas, si se com-
puta el plazo desde los comienzos del oscurantismo. En el mismo ambiente
apareció, también, la edición de 1975, de mis Casos. Y su historia,porello, fue
parcialmente triste. Había sido escrita en 1974 con la esperanza de que fuera
utilizada en la cátedra del profesor Enrique Bacigalupo (en un respiro de co-
nocimiento crítico que conocí en la Facultad, cuando estudiante); empero, ya
cuando aquélla no estaba más que en galeras, este jurista fue injustamente pri-
vado de su cátedra y debió emigrar a Europa, como algunos otros que la socie-
dad argentina perdió, probablemente, para siempre. Y aquella escuela, que se
hallaba en ciernes por los años 73 y 74, desapareció.
Pues bien; mi libro, orientado a familiarizar al estudiante con la discusión
crítica y la confianza en su propia capacidad de reflexión, a hacerle ver que su
creatividad y aptitudes cognoscitivas están mucho más lejos de lo que puede
indicar un método de evaluación ingenuo, aferrado a la idea de que, quien se
sienta en el banquillo, debe ser capaz de repetir, de la manera más literal posi-
ble, las respuestas que da el texto de estudio (no demasiado relevante) de su
profesor, a las cuatro o cinco preguntas elegidas más o menos al azar de las in-
finitas que plantea una asignatura y sin dudar ni criticar nada -<:omo si ello
fuera idóneo para distinguir entre quienes comprenden los problemas funda-
mentales, y los que no pueden hacerlo-; un libro fundado en la idea de que es
preciso ver hasta dónde las teorías resisten un control de racionalidad, al ser
confrontadas con los resultados que producen en su aplicación a casos concre-
12 Prólogo a la segunda edición
II - [...] Omissis
En parte, habría sido justo que repitiera la dedicatoria de la primera edi-
ción, a Enrique Bacigalupo, porque subsisten los niotivos que por entonces le
dieron fundamento. Sin embargo, nunca se sabe si uno llegará a escribir al-
gún día una obra verdaderamente importante, trascendente, que pueda dedi-
car a sus padres, quienes han tenido que enseñarle a uno las primeras respues-
1 Aludo al libro: Casos de derecho penal, de Luis Jiménez deAsúa, primera edición,
Ed. Reus, Madrid, 1923, escrito en colaboración con Tomás Cardo y Crespo y José A. Rodrí-
guez Muñoz (segunda edición, 1929; tercera edición, 1933). Existe también un texto pro-
logado por e] mismo Jiménez deAsúa, en el que fueron publicados seis casos redactados
por Carlos V. Gallino Yanzi, con distintas soluciones de estudiantes de un curso de semi-
nario de la Universidad Nacional del Nordest.e: "Casos prácticos" de derecho penal, Uni-
versidad Nacional del Nordeste, Corrientes, 1959. í ... ] Omissis.
Prólogo a la segunda edición 13
1 Sancinetti, Casos de derecho penal. Teoría del delito, 1.8 ed., Cooperadora de Dere-
cho y Ciencias Sociales, Buenos Aires, 1975.
16 Prólogo a la tercera edición
nal en las transiciones democráticas, Argentina, Buenos Aires, 1999. Esta investigación
fue escrita por encargo del Instituto Max-Planck de Derecho Penal Extranjero e Interna-
cional, en el marco de un proyecto referido a muchos otros países, proyecto que dirigían Al-
bín Eser y JorgArnold; de esta obra existe una traducción al alemán de NorbertLosing, pu-
blicada por dicho Instituto. La investigación, por otra parte, es legataria de lo que fue mili-
bro Los derechos humanos en la Argentina postdictatorial, Buenos Aires, 1988.
3 Sancinetti., Análisis crítico del caso "Cabezas", t. I, La instrucción, Buenos Aires,
2000; t. 11, El juicio, Buenos Aires, 2002; ídem, La nulidad de la acusación por indetenni-
nación del hecho y el concepto de instigación, Buenos Aires, 2001; ídem, La violación a la
garantía de la imparcialidad del t,ibunal, BuenosAires, 2001.
18 Prólogo a la tercera edición
ELAUTOR
Buenos Aires, Día de San Patiicio, 2005
,
Indice general
P ro' logoa la pnmerae
. d'icion
. , ............................................................................................... . 9
Prólogo a 'la segunda edición .............................................................................................. . 11
Prólogo a la tercera edición ................................................................................................. . 15
Primera Parte
INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL
Prolegómenos................................................................................................................................. 31
§ l. Función del Derecho penal ....................................................................................... .. 35
I. El sentido del Derecho penal ........................................................................... .. 35
A. Vicios de la concepción tradicional con tendencia a la drastici-
dad del sistema penal .................................................................................. . 35
a ) La pena como "protecc1on . , "de b.1enes Jun . 'dicos.......................... . 36
b) El llamado "principio de lesividad" ................................................ . 41
e) La entronización de la víctima......................................................... . 45
B. La pena como refirmación de la norma quebrantada por el de] i-
to...................... ....... ... .. .. ....... ..... .. .......................................................................... 47
C. "Derecho penal del enemigo".................................................................... 51
II. El sentido de las garantías penales del individuo................................... 54
m. Relación entre el sentido del Derecho penal y su reforma. El valor
de la "estabilidad" de las normas penales................................................... 56
IV. La necesidad actual de una reforma de conjunto.................................... 57
v. Conclusiones............................................................................................................ 58
§ 2. Principios de garantía y aplicación de la ley penal.......................................... 61
I. Esbozo de las garantías del Derecho penal material............................. 61
a) Principio de reserva (art. 19, Const. Nacional)................................. 62
b) Derecho penal de hecho vs. Derecho penal de autor....................... 66
e) Principio de legalidad: nulluni crinien, nulla poena sine lege
(art. 18, Const. Naciona])............................................................................ 68
22 Índice general
Segunda Parte
INICIACIÓN EN EL ANÁLISIS DE CASOS
MEDIANTE SOLUCIONES-TIPO
• Solll.ción
r. 'I'ipicidad .............................................................................................................. . 211
a) Tipo objetivo ................................................................................................. . 211
Excursus sobre el análisis de la relación causal entre acción yresul-
tado ........................................ ......................................................................... . 213
b) Tipo subjetivo ............................................................................................... . 218
Acotación final sobre el análisis residual de la responsabilidad por
.
rmpru denc1a . ................................................................................................. . 222
• Solución
r. Primera variante........................................................................................ 226
n. Segtlllda va1i.an.te ....................................................................................... 234
II. "Construcción del tipo". Elementos subjetivos de justificación.......... 235
18. Casualidad.......................................................................................................... 235
Nota preliminar: El problema de la "construcción del tipo" aplicado al
delito de aborto................................................................................................... 236
• Solución
r. Tipicidad ............................. .......................................................................... 241
a) Tipo objetivo.......................................................................................... 241
b) Tipo subjetivo .... .. ..... .. ..... ...................................... ..... .. ....... ..... .. .......... 243
TI. Antijuridícidad.................. .......................................................................... 243
Nota preliminar: Relaciones entre tipicidad y justificación............. 243
a) Tipo objetivo permisivo...................................................................... 245
b) Tipo subjetivo permisivo.................................................................... 247
Excursus: Los elementos subjetivos de las causas de justificación. 248
24 Índice general
• Solución
A- Acción de Julio ................................................................................................ .. 257
I. Tipicidad ..................................................................................................... 257
a) Tipo objetivo (comienzo de ejecución, tentativa) ...................... .. 257
b) Tipo subjetivo .................................................................................... .. 259
l. El dolo .......................................................................................... .. 259
2. Especial elemento subjetivo del tipo .................................... .. 260
II. Antijuridicidad ........................................................................................ .. 261
III. Culpabilidad ............................................................................................ .. 261
IV. Punibilidad ............................................................................................... .. 262
B - Acción de Andrés ............................................................................................ .. 266
1. 'I'ipicidad .................................................................................................... . 267
a) Tipo ob~e . t·1vo de ins . tigac1on . , ........................................................... .. 267
b) Tipo objetivo de complicidad ......................................................... .. 270
• Solución
A- Acción de J acinto.............................................................................................. 274
I. Tipicidad ..................................................................................................... 274
a) Relación entre dolo e imprudenci a: Riesgos aptos pru·a el he-
cho doloso vs. riesgos p1·opios de la imprudencia........................ 274
b) La adecuación típicaeneldelitoimprudente: tipoobjetivo y ti-
po subjetivo.......................................................................................... 280
l. Tipo objetivo................................................................................. 283
2. Tipo subjetivo............................................................................... 286
II. Antijuridicidad .......................................................................................... 287
nr. CWpabilidad .............................................................................................. 287
IV. Punibilidad... ................ ....... ......... ... .. .. ... .. ....... ............. ....... ... ............. ..... .. 287
B- Acción deArnoldo............................................................................................. 289
C- Ejercitación complementaria........................................................................ 290
• Solución
A- Acción de Jorge ................................................................................................ . 301
r. Tipicidad .................................................................................................... . 301
a) 1'ipo objetivo ....................................................................................... . 301
l. De los elementos comunes a los delitos propios e impro-
pios de omisión ............................................................................ . 301
2. De los elementos que convierten a la omisión en una "co-
. 'ón por OTUlSlOil
tnlSl .. , " .................................................................. .. 304
3. Defecto en el tipo objetivo: tentativa ..................................... . 307
b) 'l'ipo subjetivo ..................................................................................... . 308
n. Antijuridici.dad ......................................................................................... . 309
In. Culpabilidad ............................................................................................. . 309
IV. Punibilidad ................................................................................................ . 310
B - Acción de Ana ................................................................................................... . 310
r. Tipicidad .................................................................................................... . 311
a) 'l'ipo objetivo de instigación ........................................................... .. 311
b) 'l'ipo subjetivo de instigación .......................................................... . 312
n. Antijuridicidad, culpabilidad, punibilidad ......................................... 312
C- Ejercitación complementaria ....................................................................... . 313
• Solución
a) Un problema previo: Las diferentes formas de reacción del Derecho pe-
nal ......................................................................................................................... . 317
b ) La naturaleza de la ((accesoria de reclusión por tiempo indeterminado" 319
e) La accesoria de reclusión por tiempo indeterminado y la legitimidad de
las medidas de seguridad ................................................................................. . 323
d) La accesoria de reclusión por tiempo indeterminado y el pronóstico de
. 'denc1.a ........................................................................................................ .
remCl 330
e) Los límites a la reacción penal en un "Estado liberal" ............................. .. 333
fJ La vía argumental de la declaración de inimputabilidad ....................... .. 339
g) Conclusión ........................................................................................................... . 341
Creo que siempre es posible
una discusión razonable
entre partes interesadas por la verdad
y dispuestas a prestarse atención mutuamente.
KARL R. POPPER
Primera Parte
7 Registrado en la colección oficial de "Fallos, C. S.", ts. 52/3, pp.188 ss., "Cau-
sa ccxxrv'. Sobre este caso, antecedentes legislativos y otras circunstancias, véase
infra, caso 1, Puro sacramento.
Casos de Derecho penal 41
les, es decir, los intereses que fueron "bienes" siempre: vida, inte-
gridad física, propiedad, libertad sexual, por lo que el reborde libe-
ral de la doctrina de la protección de bienes jurídicos no aporta na-
da, a excepción del vicio de postular que la norma penal está para
producir protección, en cuya lógica, entonces, para estar más se-
guros, tendríamos que extremar la reacción penal contra el que-
brantamiento de la norma tanto como fuese posible. De nuevo es-
ta teoría le da la mano al "hombre de la calle".
Lo que se quiere decir aquí, en suma, es que dicha doctrina,
que tiene un origen pretendidamente liberal y garantista, lleva
en ciernes el riesgo de acuñar un Derecho penal exorbitante; pues,
para quien parta de la base de que la norma penal produce "pro-
tección", no habrá nada de irrazonable en construir un Derecho
penal drástico, sino todo lo contrario: la pérdida de punición se
pondrá en una ecuación de equivalencia con la pérdida de protec-
ción, de seguridad, del mismo modo que se puede medir un des-
censo en el producto bruto interno. Esto es lo que explica que an-
te el hecho consumado de la comisión de un nuevo delito, incluso
tras una flamante reforma penal que hubiera aumentado la pena
del delito respectivo, no haya otra idea reformista más novedosa
que incrementar nuevamente la escala penal - porque se presu-
pone que todavía no se ha dado con el grosor del vidrio que pueda
producir la protección suficiente- .
lO Aeste efecto incriminatorio procesal de la visión del daño externo como ba-
se de la responsabilidad le he llamado en mi primera investigación sobre disvalor
de acción y de resultado "mito secundario del resultado", queriendo decil' con esto
que al vicio propio de ver en el daño el fundamento de la responsabilidad ("mito pri-
mario"), se le une eJde hacer operar al resultado como indicio de la imputación sub-
jetiva ("mito secundario"); véase Sancinetti, Teor{a del delito y disvalor de acción -
Una investigación sobre las consecuencias prácticas de un concepto personal de ilí-
cito circunscripto al disvalor de acción, Buenos Aires, 1991, pp. 69 ss.
11 Véase al respecto, Maier, Blumbergstrafi·echt, en "Nueva Doctrina Penal",
año 2004-B, pp. I/ VI. El artículo está escrito en castellano, pero titulado en alemán,
con el significado: Derecho penal de BLumberg, con lo que se quiere aludir al conjun-
to de leyes penales sancionadas con .motivo de las manifestaciones callejeras enca-
bezadas por el ciudadano Blum berg, tras sufrir éste la pérdida de un hijo como resul-
tado de un secuestro, leyes, en suma, proyectadas por este ciudadano, y sancionadas
por el Congreso con toda falta de ilustración.El pedido de veto al Poder Ejecutivo for-
mulado contra una de estas leyes por la Universidad de Buenos Aires, como resulta-
do de la propuesta del cuerpo de profesores de Derecho Penal de la Facultad de De-
recho no tuvo ningún efecto. Se trataba del texto legal sancionado por el Congreso el
18/8/2004, registrado luego como ley 25.928 (B. O. 10/9/2004). Esta ley llevó a 50 años
el límite máximo de la pena privativa de libertad temporal, en caso de concurso ma-
terial de delitos. Para tener un parámetro de comparación, el límite máximo de la pe-
na privativa de libertad temporal enAlemania es de 15 años(§ 38, párr. 2, StGB).
44 MarceloA. Sancinetti
por qué ser mayor 12 por el hecho de que haya pluralidad de vícti-
mas: a igualdad de motivaci6n defectuosa, igual responsabilidad
(con un solo muerto o varios).
En suma, el principio de lesividad, tomado como afectación a
personas de "carne y hueso", da sustento a la reacción popular
de clamar por un endurecimiento de la reacción penal, cada vez
que se comete un delito cuyo efecto externo es especialmente im-
presionante.
c - La entronización de la víctima
2003, pp. 582 ss.; sobre la participación en el procedimiento, v. pp. 121 ss. Si bien
Maierfluctúa en la ponderación de pros y contras, al menos es evidente que la situa-
ción se ha alteradode modo sustancia], comparada con la posición que defendía uno
de sus maestros; véase Alfredo Vélez Mari conde, Derecho procesal penal, Buenos
Aires, 1968, t. I, pp. 291 ss.
46 MarceloA. Sancinetti
ciedad. Sin embargo, las normas sólo hacen falta allí donde hay
una sociedad. En la primera relación entre personas nace una
norma; antes de eso, sólo puede haber "reglas de conveniencia",
en el sentido de Hobbes. Cuanto más numeroso y denso es el cuer-
po social, más propia de todo el grupo es la necesidad de generar
seguridades justamente normativas, no físicas .
Es propio de la sanción de una norma de conducta, que en caso
de quebrantamiento debe haber una reacción: una retribución no
en aras de ella misma, sino por el hecho de que, si no, no hay una
norma. En este sentido, se trata aquí de una fundamentación ab-
soluta de la pena: si se quiere que exista una norma de conducta,
tiene que seguir una reacción contra su infracción.
Por cierto, cuando hay una víctima personal, el quebranta-
miento de la norma también tiene un aspecto privado; pero éste
puede ser satisfecho perfectamente por el Derecho civil, en el cual
el daño sí es la base de la responsabilidad y está bien que así sea
-incluso, en ocasiones, sin culpabilidad (ni como fundamento, ni
como límite)-. Pero en lo que atañe a las expectativas de conduc-
ta como tales, ya no se trata de un problema personal de la vícti-
ma, sino de todos los que podemos entrar en una relación similar,
como víctima o como autor.
Sigo aquí la posición de Jakobs sobre la publicidad del conflic-
to: "Por medio del quebrantamiento de las normas garantizadas
jurídico-penalmente, surge, también, un conflicto público, si es
que se trata de normas legítimas del Derecho Penal". "Las de-
fraudaciones sólo individuales del partner del contacto social, no
son asuntos públicos; y, por ello, no dan ningún motivo para reac-
ciones estatales". "Están garantizadas jurídico-penalmente, sólo
aquellas normas a cuya observancia general no se puede renun-
ciar, si se quiere conservar la conformación esencial de la socie-
dad. Por eso, la defraudación, el conflicto y la necesidad de una
reacción por el quebrantamiento de la norma no pueden ser expli-
cadas, como experiencias de la «persona particular», como siste-
ma individual, sino que deben ser entendidos como sucesos en el
sistema de referencia social" 15 .
15 Cfr. J akobs, Strafrecht, Allgemeiner Teil, Die Grundlagen und die Zurech-
nungslehre (cítaseen adelante comoLehrbuch), 2.!:! ed., Berlin-New York, 1991, 1/8
Casos de Derecho penal 47
16 I{ant, Metaphysik der Sitten,1797, en: Werke (ed. Weischedel), t. IV, 1956,
p. 455.
Casos de Derecho penal 49
24 De todos modos, sí hay que darle la razón a J akobs en que el Derecho penal
conoce innumerables reglas que presuponen que al sujeto al que le son aplicadas se
le está sustrayendo una parte de su condición de persona: "Hay otras muchas reglas
del Derecho penal que permiten apreciar que en aque1los casos en los que la expec-
tativa de un comportamiento personal es defraudada de manera duradera dismi-
nuye la disposición a tratar al delincuente como persona" (lug. cit. en nota prece-
dente, p. 38), También, en que existen innumerables disposiciones "de excepción"
que coartan derechos individuales m.ucho más allá de lo que sería justo en un "De-
recho penal del ciudadano". En esa medida, por ende, él describe bien lo que sucede
de hecho. Y aun quienes se espantan por la noción de "Derecho penal del enemigo",
cuando deben enfrentarse al tratamiento concreto de sus manifestaciones en el de-
recho vigente hallan toda forma de justificación del quebrantamiento de las garan-
tías. Las sanciones penales fundadas en presunciones y penas de sospecha, con le-
sión al principio de inocencia y a la garantía nemo tenetur son apenas algunos de 1os
ejemplos más salientes -así, entre nosotros, el llamado "delito de enriquecimien-
to ilícito de funcionario público", una lamentable creación argentina que nadie de-
clara inconstitucional "porque queda feo"-; lo mismo ocun·e con las disposiciones
de incautación de bienes del imputado con prescindencia de que se demuestre una
relación directa entre bienes incautados y comisión de un delito. Las inversiones de
cargas probatorias producidas en el ámbito del delito de "Lavado de dinero" tam-
bién han sido justificadas en Europa en ideas propias del "Derecho penal del enemi-
go". Hasta las frases propias del Derecho penal internacional actualmente en ex-
pansión (tales como "no hay libertad para los enemigos de la libertad", etc.) son ex-
presión de "Derecho penal del enemigo".
54 MarceloA. Sancinetti
V - Conclusiones
De esta introducción pueden extraerse las siguientes conclu-
siones, que el estudiante que se acerca al Derecho penal debe te-
ner presente y, eventualmente, debatir sobre su acierto o error:
a) ya en general, no existe una relación esencial entre Dere-
cho penal y seguridad de los ciudadanos;
b) en particular, es en absoluto falso que cuanto más drástica
sea la reacción penal del Estado ante el comportamiento
desviado, mayor será la seguridad de los ciudadanos;
c) un sensible incremento de las reacciones penales del Esta-
do puede aumentar la inseguridad de todos, tanto la del ciu-
dadano proclive al delito, como la del más o menos dispues-
to a una observancia general de las normas;
d) buena parte de la concepción contraria, aquí criticada, pue-
de nutrirse, sin embargo, de teorías que en general se aso-
cian al pensamiento garantista, pero que son erradas: la
teoría de la protección de bienes jurídicos, el principio de le-
sividad, el desplazamiento del Estado por la víctima;
e) tampoco se puede aceptar que la interpretación alternati-
va: la pena mantiene la norma como parámetro del contac-
to social, que sí es acertada y realmente garantista, deje de
valer para ciertos infractores, como si la furia punitivista
Casos de Derecho penal 59
28 Esto no debe ser entendido en el sentido de una aprobación del autor al plan
de estudios impuesto en la Universidad de Buenos Aires después del restableci-
miento de la vida democrática, mediante el cual se fundió en la materia de primer
año: Elementos de Derecho penal y procesal penal, conocimientos de ambas áreas, y,
dentro del derecho material, no sólo de la Pm'te General, sino también de la Parte
Especial. Esto ha traído muchos más inconvenientes que ventajas, y, de hecho, a
modo de ver del autor, un preponderante desconocimiento de los estudiantes de las
tres materias. En suma, era preferible el orden tradicional: Derecho penal I, Dere-
cho penal II y Derecho procesal penal. Lo que se dice en el texto, en cambio, signifi-
ca que en orden a las garantías del individuo ante el Derecho penal es fructífero que
el estudiante se informe sobre los principios de garantía en ambas áreas, aun cuan-
do estudie en universidades que mantienen por separado el estudio del Derecho pe-
nal y el del Derecho procesal penal.
29 Es útil que e] estudiante encare el estudio de los principios fundamenta-
les del Derecho penal material con el uso de al menos dos manuales distintos. El
62 MarceloA. Sancinetti
para ser punible, etc., hay que demarcar una zona de libertad
dentro de la cual el Estado no puede tener ninguna injerencia. A
esto le llamamos aquí "principio de reserva", aunque en la litera-
tura penal argentina es frecuente el uso de esta expresión como
sinónimo de "principio de legalidad". En la formulación de este
esbozo la expresión "de reserva" está destinada al principio que
impone que la conducta a castigar no puede ser una de aquellas
"acciones privadas de los hombres exentas de la autoridad de los
magistrados" (art.19, Const. Nacional).
Existe un aforismo, debido a Ulpiano, de larga tradición cultu-
ral, que reza: cogitationis poenam nemo patitur (los pensamientos
están exentos de pena)3º. A esto se le llama "principio del hecho".
Es frecuente que se infiera de este principio -frecuente, pero
errad~ que, entonces, el hecho tiene que ser una lesión externa,
que, en suma, el principio de lesividad (el daño como base de la
responsabilidad penal) es un imperativo impuesto ya por el prin-
cipio de reserva (art. 19, Const. Nacional). Sin embargo, el inter-
pretar el "ámbito privado", ajeno a la injerencia de autoridades es-
tatales, como lo que ocurre "dentro de una cabeza", ''lo interno", es
una comprensión tosca del principio de reserva. Que algo produz-
ca un daño externo puede deberse a las más variadas razones, no
determinantes. Lo determinante es que alguien haya motivado
su comportamiento de modo incorrecto, que haya actuado como
no debía. Esto lo explica del mejor modo otro aforismo, que tam-
bién se halla en el Digesto, debido a un rescripto del emperador
Adriano: in maleficiis voluntas spectatur, non exitus (en las malas
acciones lo que decide es la voluntad, no el resultado)31. Ambos
aforismos serían incompatibles si fueran interpretados en forma
"naturalista", es decir-en lo que hace al primero- atribuyéndo-
les efectos constitutivos a signos del mundo externo: "prohibido
reaccionar contra lo que no aparezca visible en el mundo exterior"
(lo que es poco adecuado a la idea de que lo determinante es la "vo-
luntad"); pero esos principios son compatibles en una interpreta-
ción normativa de su función: ya en cuanto el sujeto toma una de-
33 Tipos penales expuestos a crítica desde el punto de vista del principio de re-
serva, aunque se apoyan en una tradición humanitaria, son aquellos como el del
§ 86, párr. 2, StGB (originado enla traumática experiencia del nazismo): punición
de la "difusión de propaganda de organizaciones nacional-socialistas", que según el
párr. 3, sin embargo, no rige cuando el medio de propaganda sirve a fines de "ins-
trucción cívica". Con todo, la crítica de tipos penales de otras sociedades es dificil de
emprender, porque qué sea un ámbito libre de la injerencia del Estado es una cues-
tión también determinada cultw·almente, de modo que en una sociedad puede ver-
se como cosa pública aquello que en otra sea un asunto privado, lo que hace nueva-
mente borrosos los límites de la garantía del art. 19 de la Const. Nacional.
34 Para una evolución más amplia de estajw·isprudencia, véase CSJN, causa
''Colavini", "Fallos, C.S.", t. 300, p. :254 (1978) y causa ''Valerio" (1981), t. 303, p.
1205, ambos en favor de que la punición de la tenencia de estupefacientes no viola
el art. 19 de la Const. Nacional, aunque los objetos estén destinados a consumo per-
sonal; por la solución contraria, en el sentido de que tal punición viola la esfera de
privacidad del individuo, causa ''Bazte1Tica" (1986), t. 308, p. 1392; un regreso a la
doctrina anterior, en razón de que la conducta es proclive a ofender el orden y lamo-
ral pública o causar perjuicio, causa "Montalvo" (1990), t. 313, p. 1333.
66 MarceloA. Sancinetti
37 Según la ley 24.660, "el trabajo constituye un derecho y un deber del inter-
no" (art. 106). La "negativa injustificada" del interno a trabajar "será considerada
falta media e incidirá desfavorablemente en el concepto" (art. 110). Asu vez, según
el art. 104, "la calificación de concepto servirá de base para la aplicación de la pro-
gresividad del régimen, el otorgamjento de salidas transitorias, libe1tad condicio-
nal, libertad asistida, conmutación de pena e indulto".
38 En general crítico con el ''laberinto premia!" del derecho penitenciario, Fe-
1Tajoli, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, 3.0 ed. (trad. de P. A. Ibáñez y
otros), Madrid, 1995, pp. 717 ss., esp. 722 ss.
39 Feuerbach, Lehrbuch des gemeinen in Deutschland geltenden Peinlichen
Rechts, 1801, p. 20.
Casos de Derecho penal 69
Dogmática y ley penal, Madrid, 2004, pp. 811 ss., esp. nota 36 (este trabajo fue pu-
blicado también en la Argentina bajo el título Observaciones sobre las leyes argenti-
nas de impunidad y el art. 29 de la Constitución nacional, en "Cuadernos de Doctri-
na y Jurisp111dencia Penal", año IX [2003], n.ll 16, pp. 49 ss.). Sobre todoesto, cfr. in-
fra, caso 4, La hostería del sur, la transcripción de la sentencia anotada y el comen-
tario respectivo.
41 El concepto de "tipo", a secas, es un a noción de la teoría general de] derecho,
apta para aludir, en cualquier rama del derecho, a un conjunto de condiciones de]
que depende cierta consecuenciajurídica, sea una sanción o un efecto jurídico posi-
tivo. Así se puede hablar del tipo del homicidio, del tipo del contrato de compraven-
ta, etc. En el Derecho penal, existen diversas nociones de tipo, dentro de las cuales el
tipo sistemático y el tipo garantía son los dos casos principales (perose puede hablar
también del tipo de la legítima defensa, del tipo de inculpabilidad por coacción, etc.).
42 Sobre la posibilidad de discutir el alcance del tipo garantía a este respecto,
véase en particular infra, caso 3, De intendente a 1ninistro.
Casos de Derecho penal 71
metidos. Tampoco pueden agravarse retroactivamente las reglas
de prisión preventiva ni restringirse las de excarcelación. Esta
idea del "tipo garantía" se asocia por ello a la conocida frase de von
Liszt, según la cual el Código Penal opera como "la Carta Magna
del delincuente" 43 , una expresión que Naucke recomienda re-
formular en "la Carta Magna del ciudadano", para no ver en este
principio el enfrentamiento entre el mal ciudadano frente al Es-
tado bueno, sino la seguridad del buen ciudadano frente al Esta-
do malo (por ser poderoso)44 .
b) Lex scripta. Debe tratarse de una ley naturalmente escri-
ta, pero, además, de una ley en sentido formal, no sólo material
(norma de carácter general), de modo que debe estar dictada por
el Congreso. Por tanto, aquí se presupone sólo cierta clase de lex
scripta: una ley sancionada mediante el procedimiento prescrip-
to por la Constitución. En principio, esto supone también que el
Congreso no puede delegar en el Poder Ejecutivo la posibilidad de
configurar el hecho punible o la sanción a aplicar; al menos tiene
que indicar el núcleo de la acción prohibida, pudiendo quedar de-
finidos ciertos elementos normativos del tipo por otras normas,
eventualmente no legales.
Por ello, un aspecto crítico de este principio está dado por las
llamadas leyes penales "en blanco", en las que la concreción de
una parte de los elementos del tipo queda deparada, precisamen-
te, a normas dictadas por el Poder Ejecutivo, incluso por meras
reparticiones de la Administración Pública. Así, el art. 206 del
Cód. Penal reprime con prisión de uno a seis meses a quien "vio-
lare las reglas establecidas por la policía sanitaria animal". En
estos casos, uno de los elementos del tipo depende de cómo esté
configurada determinada reglamentación. Mas esto no es dife-
rente al modo en que están configurados otros elementos norma-
tivos del tipo que dependen de otras normas jurídicas ("fuerzas
45 Como ejemplos de esta causa de justificación, cfr. infra, Tercera Parte, casos
142, Reprensión con un cinturón de cuero, y 143, Reprensión con un ladrillo.
46 Cfr. la nota 40 y sus remisiones.
Casos de Derecho penal 73
estado jurídico "de inocencia", que sólo puede ser alterado por
sentencia condenatoria firme, y que le incumbe al Estado la car-
ga de la prueba de la acusación, sin que el acusado tenga ningún
deber de esclarecer el hecho o demostrarse inocente -esto se co-
rresponde a otro principio procesal básico: nemo tenetur se ipsum
prodere (nadie está obligado a traicionarse)-.
El principio de culpabilidad del Derecho penal material pre-
supone la garantía de que nadie puede ser considerado culpable,
ni, por ende, penado, si no estuvo personalmente a su alcance, con
el empleo de una capacidad razonable, evitar el hecho ilícito (la
culpabilidad como evitabilidad).Al sujeto se le reprocha que ha-
ya motivado su comportamiento defectuosa o deficitariamente.
Este principio es menos claro que el principio de legalidad en
su contenido, pero posiblemente más significativo que éste en las
derivaciones para la teoría de la imputación penal.
De él resulta:
a) Refirma el principio del Derecho penal del hecho, pues está
en juego la evitabilidad del hecho para el sujeto imputado,
no la evitabilidad que habría podido resultar si hubiera
conducido su vida y desarrollado su personalidad de mane-
ra más plausible (la llamada "culpabilidad por la conduc-
ción de la vida").
b) Determina que la responsabilidad es personal: se responde
por lo que uno mismo hace, no por lo que hace otro. Esta ma-
nifestación conoce múltiples "quebrantamientos", que son
vividos, sin embargo, como algo "natural". Ya la responsa-
bilidad por los resultados (lesiones externas) implica poner
en tela de juicio la limitación a la responsabilidad personal,
pues en todo resultado de las acciones del hombre influyen
condiciones de causación no totalmente dominables por el
sujeto; también en la teoría de la participación criminal (co-
delincuencia) hay consecuencias no acordes al principio de
culpabilidad, como las que derivan del llamado "principio
de accesoriedad de la participación" (el instigador y el cóm-
plice sólo responden si el autor llega a dar comienzo a la eje-
cución, con lo que éste se transforma en un extraño "apode-
rado" de los partícipes para incriminarlos penalmente).
Casos de Derecho penal 77
Es propio del principio de culpabilidad por la motivación
defectuosa el hecho de que el reproche se fundamente en la
mala administración de la capacidad de motivación y direc-
ción de los actos. No se trata, pues, de algo así como la cul-
pabilidad por la desgracia de la existencia: "he estado justo
allí cuando vino impulsado un grupo de personas que me
empujó contra Ud. y lo lesioné"; por ello, "pido disculpas",
pero si la víctima de esta lesión no las aceptara, uno recu-
rriría a un argumento más intenso: es que "no tengo la cul-
pa" (donde por "culpa" se entiende la responsabilidad por lo
personalmente evitable).
Entonces, esa motivación defectuosa debe marcar el límite
y también el fundamento de la responsabilidad: a igualdad
de motivación defectuosa, igualdad de la reacción penal.
Así, el concepto de culpabilidad se vuelve determinante in-
cluso del concepto de ilícito. Sólo puede integrar el ilícito
aquello que podría constituir una diferencia de culpabili-
dad: una motivación ilícita.
c) Limita la medida de la pena por la medida de la culpabili-
dad. Por ello, no es legítimo perseguir fines de política cri-
minal (fines preventivos) más allá de la medida de la cul-
pabilidad. Las medidas de seguridad, en cambio, recono-
cen un fundamento distinto, y, por ello, no están limitadas
por el principio de culpabilidad-sino por el de proporcio-
nalidad-.
2 - Conforme al principio de culpabilidad, la evitabilidad in-
dividual del hecho imputado es también un presupuesto para ha-
blar de infracción, por lo que cualquier norma sólo se puede con-
siderar infringida si al autor se le puede imputar el hecho al me-
nos por negligencia. Esto significa que el presupuesto de que el
autor sea "culpable" ya indica algo sobre los contenidos que pue-
den integrar el ilícito penal, su infracción misma, o sea, aquello
por lo que se lo hace culpable. No puede integrar el ilícito aquello
que no podría ser objeto de un reproche personal.
Ahora bien, sobre el contenido de este principio, o sea: ¿qué sig-
nifica ser culpable?, no hay una gran claridad. La formulación
tradicional, aceptada aquí al menos como principio, consiste en
78 MarceloA. Sancinetti
e - Principio de proporcionalidad
los derechos afectados por ella. Las penas, en suma, deben guar-
dar relación con el daño social causado por el delito -en lo que
"daño social" no se debe entender como "lesión externa a bienes
corporales", sino como daño a la vigencia de la norma- .
Tampoco este principio tiene una regulación textual constitu-
cional clara. Alo sumo puede construirse mediatamente a partir
del principio de igualdad, siempre reconocido como principio
constitucional y pilar del Estado de Derecho (arts. 16, Const. Na-
cional; 24, CADH), si por igualdad se entiende no sólo una equi-
paración de la situación de todos entre sí ("pena capital" igual pa-
ra todos), sino también una relación entre la entidad y medida de
la reacción y un ideal de lo aceptable; pues "proporción" significa:
"igualdad relativa a una cierta medida" ("relación cuantitativa
entre dos o más cosas" obien "equilibrio o adecuada relación entre
las cosas"). Otra fundamentación lo vincula al art. 28 de la Const.
Nacional, como mandato de una "regulación razonable".
Su manifestación más concreta en el Derecho penal consiste en
que los marcos penales deben ser acordes a la gravedad del hecho
conminado, siendo por ende contrario a este principio que hechos
que según la sistemática general son menos graves que otros ten-
gan una reacción penal más rigurosa. Cuando se da una situación
de esta índole, el tribunal debe tomar una decisión que respete el
principio de proporcionalidad. Un ejemplo lo da actualmente el ti-
po penal de las lesiones imprudentes (art. 94, Cód. Penal), que por
la reforma de la ley 25.189 (1999) tiene prevista una escala penal
mayor que la que prevé el tipo penal de lesiones dolosas, cuando
éstas no son ni graves ni gravísimas, es decir, para las lesiones le-
ves dolosas (art. 89, Cód. Penal). Esta discordancia se da con fre-
cuencia, cuando se sancionan leyes penales parciales elaboradas
sin ilustración. Una vez habido un texto semejante, se impone el
congeniar las disposiciones en conflicto. O bien hay que entender
que las lesiones imprudentes de carácter leves han devenido im-
punes, precisamente porque la pena prevista por el art. 94 del
Cód. Penal es mayor que la de las lesiones leves dolosas (y, enton-
ces, aquélla tendría que alcanzar solamente a las lesiones impru-
dentes graves y gravísimas), o bien hay que entender que las le-
siones leves dolosas, en razón de que todo hecho doloso implica
también un comportamiento descuidado (lo más descuidado es
Casos de Derecho penal 81
f- Principios de humanidad
h - Otros principios
63 Explicación del principio: "Nemo tenetur annare adversariu,n contra se. Na-
die está obligado a darle armas a su adversario contra sí mismo. V. Baldo, com. l ,se-
gún Cód. Justiniano, 2, 1, 4". Más específico aún: "Nemo tenetur se ipsum prodere.
Nadie está obligado a traicionarse. Ni tiene que denunciar se, ni incriminarse en
una declaración, sea como inculpado o como testigo. V. decreto de Graciano, 2, 33, 3,
87, invocando a Juan Crisóstomo". Tomo ambas transcripciones de la ya cit. recopi-
lación de Liebs, Lateinische Rechtsregeln und Rechtssprichworter [Aforismos y re-
glas jurídicas latinas}, pp. 134 y s. (reglas 79-81). Con frecuencia, el principioes for-
mulado también bajo el modo: nemo tenetur se ipsum accusare.
64 En la relación de los hechos registrados en la causa, los autos de procesa-
miento suelen incluir la mención:" ... y, amparándose en la garantía constitucional
de guardar silencio...". Este acento en el verbo "ampararse" deja entrever que el
juez soporta eso como una desgracia de la existencia. La situación se agrava cuan-
do, al hacer mérito de los indicios de culpabilidad, se lee: "... por los siguientes indi-
cios: a) haberse negado a declarar... (lo que si bien era su derecho indica ... [etc.l)".
94 MarceloA. Sancinetti
65 Contra la sanción legal del instituto del "arrepentido" (mal llamado así, por-
que sólo se trata del negocio de una delación -veraz o mentida- a cambio de bene-
ficios personales, por tanto, de coacción ilícita), véase Sancinetti, Observaciones
críticas sobre el proyecto de ley de tratamiento privilegiado al "testigo de la corona"
[¿arrepentido?], publ. en "Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal,,, año III
(1997), Nº 7, pp. 791 y ss.
Casos de Derecho penal 95
66 Félix Luna, Soy Roca, Buenos Aires, 1989, p. 109 s. (la bastardilla es mía).
Casos de Derecho penal 97
67 Art. 841, Cód. Civil: "No pueden hacer transacciones: 1) Los agentes del Mi-
nisterio Público, tanto nacionales como provinciales, ni los procuradores de las Mu-
nicipalidades. [ .. ]". Esta prohibición absoluta tiene un hondo sentido: la acción pe-
nal no es disponible, y con razón. La llamada "dispensa de dolo" está proscripta en
nuestra cultura jurídica, de allí, p. ej., que el dolo o la culpa grave no sean eximibles
con antelación ni siquiera en el ámbito del derecho privado. Pero si, en el ámbito del
Derecho penal, de antemano se promete la posibilidad de transacciones, se asegu-
ra al menos una dispensa parcial del dolo. El saldo lo paga el sujeto inocente, en mo-
neda de quiebra de sus garantías individuales, así como también el culpable.
Casos de Derecho penal 99
JI - Sentencias
1 Puro sacramento. En la concepción originaria del Código Ci-
vil argentino se preveía un régimen de validez del matrimonio
emparentado con el matrimonio religioso, regulado de distinto
modo según que los contrayentes fueran católicos, cristianos no
Señor de la casa es tenudo... (etc.)". Cfr. las referencias en Vélez Sársfield, Informe
en defensa de Estevan y José María Yáñez acusados de ho,nicidio; pronunciado an-
te la Exnia. Cá,nara de Justicia en la revisión en discordia de la causa por D. v. Bue-
nos Aires, Imprenta de la Independencia, 1835. Tomo las referencias de la publica-
ción posterior en la recopilación: Dalmacio Vélez Sársfield, Escritos Jurídicos ,Abe-
ledo-Pe1Tot1Buenos Aires, 1971 (Colección de textos y docu,nentos para la historia
del derecho argentino, vol. XI), en particular, v. pp. 271 y ss. (Causa criminal contra
don Esteban y José María Yáñez). En el Curso de Carlos Tejedor se lee todavía una
preocupación por la vigencia de reglas de esa índole, como la de la Ley del Estilo, se-
gún la cual el que hubiera amenazado a quien luego fue muerto estaba obligado a
demostrar quién había matado a la víctima so pena de tenerlo por autor del hecho,
o la ley Recopilada -aquí se refiere Tejedor a la misma regla invocada por Vélez-
que hacía responsable a] morador de una casa por todo hombre muerto en ella: "Con
qué derecho [decía Tejedor] se impone al acusado la prueba de descargo en estos ca-
sos?" (Curso de derecho criminal. Segunda Parte: Leyes de Formas, 2ª ed., Librería
de CL M. Joly, Bs.As., 1871). Él decía también: "¿Qué otra cosa es tampoco sinó una
sospecha la de otra ley del Estilo, que dice que si alguno es muerto después de ame-
nazado, si él que amenazó no puede probar quien fue el matador, será tenido a la
muerte?" (Cfr. p. 164 s., con nota 1: "L. 60 del Estilo. Acreditada la amenaza por prue-
ba o pesquiza".) Y sigue: "¿ Qué otra cosa es la de la ley Recopilada que hace respon-
sable al morador de una casa por todo hombre muerto ó herido que se halla en ella?"
(Cfr. p. 165, con nota 2: "L. 11, tít. 23, Jib. 8, R.C.") (En todas estas citas, según laor-
tograña de la época.)
71 Ley 2393, del 2/11/1888; al año siguiente, la ley 2681, del 7/11/1889, reformó
la Ley de Mat1imonio Civil, de tal modo que el art. 118 originario pasó a ser el art.
110.
102 MarceloA. Sancinetti
CAUSA CCXXIV 72
Contra el Presbítero Doctor Don Jacinto Correa, Cura Párroco del
departamento de la Punilla, en la provincia de Córdoba, por infrac-
cion del artículo 118 de la ley de Matrimonio Civil de 12 de Noviem-
bre de 1888 (110 de la ley de 12 de Noviembre de 1889); sobre incons-
titucionalidad de sus prescripciones.
Sumario.- Lo dispuesto por el artículo 118 de la ley de matrimonio
civil de 12 de Noviembre de 1888 (11Ode la ley de 12 de Noviembre de
1889) no es inconstitucional.
por la ley civil, o para el cual haya algún impedimento canónico no dispensable, se-
Tá castigado con las penas de confinamiento menor, y multa de 50 a 500 duros.
"Si el impedimento fuera dispensable, las penas serán destierro y multa de 20 a
200 duros.
"En uno y otro caso, se le condenará por vía de indemnización de perjuicios, al
abono de los costos de la dispensa mancomunadamente con el cónyuge doloso.
"Si hubiere habido buena fe por parte de ambos contrayentes, será condenado
por el todo".
Casos de Derecho penal 107
que fué destituido por el Poder Ejecutivo, quien carece de facultades
para hacer esas remociones.
"Esta excepcion puede decirse que está ya resuelta de antemano por
el Tribunal Superior de Justicia, desde el momento en que ese alto
cuerpo tomó el juramento de ley al doctor Bravo poniéndolo en pose-
sion del cargo, hecho que demuestra indudablemente que ese Tribu-
nal conceptuó constitucional el nombramiento*, pues que incorporó
al nombrado al Poder Judicial, sin observar ni rechazar dicho nom-
bramiento cuando para ello tiene facultades y estaba por otra parte
en el estricto deber de hacerlo, porque no podía de ninguna manera
permitir ó coadyuvará que una persona que no reune los requisitos
legales ejerza funciones públicas produciendo actos cuya nulidad se-
ría insanable.
"Pero para mayor abundamiento agregaremos una consideracion
más para fundar la personalidad del señor Agente Fiscal, impugna-
da por la defensa.
"No es exacto que el Poder Ejecutivo carezca de facultades para des-
tituirá ese funcionario sin prévio pronunciamiento de los Tribunales
y nótese que la defensa misma reconoce esa facultad, cuando se hace
la destitucion como en el caso sub-judice por ineptitud ómala conduc-
ta ó la ineptitud, y sólo la limita poniendo como condicion la declara-
cion de los Tribunales no la exige la Constitucion y que no ha podido
exigirla, pues que hay actos cuya repeticion en la vida del funciona-
rio público, importan una verdadera mala conducta y que sin embar-
go no dan lugar á una accion civil ni criminal, tales como serían la
beodez, el juego, etc., aparte de que esos mismos actos como igual-
mente la ineptitud serían como siempre de muy difícil ó imposible
prueba, sobre todo esta última causal.
"Por consiguiente la restriccion con que se limita la facultad de remo-
ver esos funcionarios, es infundada é impracticable en algunos casos.
"Es, pues, el mismo Poder Ejecutivo que hace el nombramiento el que
tiene la facultad de apreciar la causal de mala conducta ó ineptitud
en que funda la remoción.
"5!l Considerando ahora por lo que respecta al hecho que ha motiva-
do este proceso, tenemos que, por las declaraciones de los testigos, co-
* Nótese la similitud con la vida política actual, un siglo y tres lustros des-
pués. Cuando el Poder Ejecutivo (ahora es secundario que sea provincial o nacional)
quiere imponer una visión política de las cosas, interviene el Poder Judicial y lo con-
figura de tal modo que resulte su voluntad en los juicios decisivos.
108 MarceloA. Sancinetti
rriente a foja ..., consta plenamente que el cura Correa practicó los
seis matrimonios de que se hace mencionen los resultandos, violan-
do el artículo 118 de la ley de Matrimonio Civil y que el procesado es-
tá convicto y confeso por declaracion de la defensa de haber llevado á
cabo esa infraccion de la ley; hecho que segun esas mismas declara-
ciones y confesion referida ha sido practicado con entero conocimien-
to, discernimiento y voluntad y con verdadera intencion dolosa que
extraña en personas que han alcanzado á la alta investidura de la
consagracion sacerdotal, porque el procesado Correa, segun consta
de las declaraciones del sumario, ha llegado hasta á amenazará sus
feligreses si cumplían con la ley, y otras veces á instruirlas falsamen-
te asegurándoles que segun la ley tenían ocho días de término para
hacer la inscripcion en el registro civil, después de celebrado el ma-
trimonio religioso, y lo que es más grave aún, su confesion hecha en
una audiencia ante este Tribunal de que había cometido muchísimas
más infracciones que las constatadas en el sumario, que en el mismo
recinto de la prision había casado con prescindencia de la ley civil,
que allí, en la misma presencia del Juez, casaría si se le presentaran
personas á pedírselo y que cuando recibiese su libertad seguiría ca-
sando en la misma forma.
"Estos hechos y estas declaraciones ponen de manifiesto que no es el
celo mesurado y juicioso del sacerdote honrado por el ejercicio de su
ministerio el que lo lleva á violar la ley, pues que hace venir personas
hasta su prision para casarlas sin una razonó necesidad por lo me-
nos aparente que justifique ese proceder, en el que debe mirarse só-
lo el placer de violar la ley, sinó que una índole perversa y una co-
rrupcion total de la dignificacion personal producen una voluntad
inquebrantable y bien consciente de llevará cabo un acto, cualquie-
ra que sean los medios á emplearse, porque sólo así se explica la rei-
teracion de las infracciones, las amenazas y falsedades á sus feligre-
ses, las declaraciones irrespetuosas hechas al Tribunal, la falta de
obediencia y acatamiento á las instrucciones del Exmo. señor Obis-
po que corren publicadas, y por fm, el hecho de que en Córdoba, don-
de el clero goza de un justo buen nombre, se produzcan estas clases
de juicios.
"Por estos fundamentos, los de la ilustrada acusacion f1Scal de foja ... ,
las disposiciones legales citadas y otros que se omiten juzgando en
defmitiva, fallo: declarando que el cura de Punilla Presbítero D. Ja-
cintoA. Correa, es autor voluntario de reiteradas infracciones á la ley
de matrimonio civil, habiéndose hecho por lo tanto acreedor al máxi-
mum del arresto que establece el artículo 147 del Código Penal, el
cual se da por compurgado con los seis meses de prision preventiva
Casos de Derecho penal 109
sufrida, con costas, y hágase saber, remitiéndose copia de la presen-
te al Poder Ejecutivo y al Ilustrísimo señor Obispo álas fines*que pu-
diera haber lugar.
"J. Rodríguez de la 1brre.
"Antemi:JoséR. Díaz, Secretario"73 •
SENTENCIA DE LA CÁMARADEAPELACIONES
EN LO CRIMINAL DE CÓRDOBA
"En la ciudad de Córdoba á 8 de Julio de 1891, reunidos los señores
Ministros de la Exma. Cámara en lo Criminal y traída para conocer
la causa seguida contra el Cura Párroco del departamento Punilla de
esta provincia, D. Jacinto A. Correa, por infraccion á la ley de matri-
monio civil, se practicó la insaculacion de estilo para establecer el ór-
den de la votacion, de la que resultó que los señores Ministros deben
votar en la forma siguiente: Doctores Flores, Bustos, Rodríguez.
"Voto del vocal doctor Flores. En 4 de Julio de 1889 el Ministerio de
Gobierno recibió un despacho telegráfico del Juez de Paz de la Puni-
lla, en el cual se denunciaba que el Cura Párroco de aquel lugar, Pres-
bítero Jacinto A. Correa, había violado la ley de matrimonio civil, en
virtud del cual se manda dar cuenta al Agente Fiscal á los fines con-
siguientes por decreto de 5 de Julio del mismo año. El Agente Fiscal,
á foja 3, pide la instruccion de este, resulta efectivo que el procesado
ha celebrado varios matrimonios violando el artículo 118 dela ley de
matrimonio civil, segun consta de las numerosas declaraciones de fo-
ja ... á foja ... y la confesion del mismo procesado.
"Terminado el sumario y pasado en vista al señor Agente Fiscal este
produce la acusacion de foja ... , pidiendo para el procesado el máxi-
mum de la pena establecida por el artículo 147 del Código Penal en
virtud de tratarse de un delito reiterado.
"Corrido el traslado correspondiente al acusado éste al contestar con-
firma la confesion y alega tres excepciones que son: falta de jurisdic-
cion del Juez,falta de personalidad en el acusador, é inconstituciona-
lidad de la ley de matrimonio civil.
FALLODELASUPREMACORTE
"Buenos Aires, Julio 29 de 189 3.
"Vistos: Resulta Primero: Que el Presbítero Doctor don Jacinto Co-
rrea, en su carácter de cura párroco del departamento de Punilla en
la provincia de Córdoba, autorizó varios matrimonios con infraccion
del artículo ciento diez y ocho de la ley de matrimonio civil de doce de
Noviembre de mil ochocientos ochenta y nueve, llegando hasta impo-
ner á algunos contrayentes la celebracion prévia del matrimonio re-
ligioso, por cuyo hecho los Tribunales de la referida Provincia le con-
denaron á la pena impuesta por el art. 147 del Código Penal.
Anotación
Ya en la discusión sobre la función del derecho (supra, § 1, I, A,
a)y la explicación del principio de reserva (supra,§ 2, I, a), se ade-
lantó que el autor coincide con el voto disidente recién transcrip-
to, no con lo decidido por la mayoría de la Corte (sin comunidad de
fundamentos).
Sea añadido tan sólo lo siguiente:
Mientras el matrimonio religioso tenía también efectos en la
sociedad civil (originariamente el casado ante la Iglesia se halla-
ba realmente casado, asimismo y por ese solo hecho, civilmente),
era sin duda legítimo someter a pena la celebración de un matri-
monio, si para éste mediaba impedimento que causara nulidad
-tal como hoy rige, p. ej., para el funcionario público que tiene a
su cargo la celebración del matrimonio civil (v. art. 136, Cód. Pe-
nal)- 79 . Pero, cuando el matrimonio religioso, justamente en
virtud de la Ley de Matrimonio Civil, perdió (razonablemente,
por cierto) sus originarios efectos civiles, pasó a ser exclusivamen-
te un acto religioso, y, por tanto, reservado a la intimidad de la per-
sona: principio de reserva (art. 19, Const. Nacional). A este res-
pecto no es determinante el hecho de que la exigencia de previa
cias del caso, tanto por no encontrarse acreditado que las reses fae-
nadas anticipadamente estuvieran destinadas a ser sacrificadas por
ese procedimiento, cuanto porque la resolución J. 16, anterior, de
considerarse aplicable, produciría ya los efectos que aquél pretende).
"Sobre la base de los hechos expuestos, el recurrente plantea en este
recurso la aplicabilidad del principio de retroactividad de la ley más
benigna establecido por el art. 2.º del Código Penal.
''Para resolver el tema debe determinarse, previamente, la aplicabi-
lidad de los principios generales del Código Penal, en virtud de lo que
dispone su art. 4.º, ala legislación económica que establece sanciones
del tipo de la aplicada en este caso.
"Sobre el punto -que a su vez implica pronunciarse sobre la proce-
dencia formal del recurso, ya que supone determinar si esos princi-
pios se han incorporado a leyes federales y por ello pueden ser objeto
de interpretación en esta instancia extraordinaria- me inclino por
la afirmativa sobre la base de la doctrina expresamente reafirmada
por el tribunal en las sentencias dictadas el 18 de octubre de 1973, en
la causa «Guillermo Mirás S.A.C.I.F. c/. Aduana», el 29 de octubre
próximo pasado en la causa <<Bigio,Alberto e/. Aduana de la Nación»
y el 9 de noviembre de este mismo año en la causa «Linch, Mauricio
si. recurso de apelación».
"Claro está que afirmar por vía de principio la aplicabilidad de esas
disposiciones generales no significa, sin más, admitir que sea aplica-
ble a la legislación represivo-económica y a las llamadas «leyes pena-
les en blanco»el principio que en concreto el apelante invoca, esto es
el de la retroactividad de la ley más benigna.
"Buena parte de la doctrina (Manzini, Tratado de derecho penal, t. I,
p. 428; Beling, Esquema de derecho penal, p. 187; y los autores que ci-
ta Mezger en su Tratado de derecho penal, t. I, p. 115 y ss.) así como la
jurisprudencia de esta Corte, en especial la sentencia registrada en
Fallos: 211: 1657 con meduloso dictamen de mi antecesor en este car-
go Dr. Carlos Del:fino, se pronuncia en contra de la aplicación retroac-
tiva de la ley penal en blanco más benigna cuando ésta resulta serlo
no como consecuencia de variaciones de la norma penal que estable-
ce la sanción, sino por la modificación del precepto extrapenal que le
sirve de complemento.
"Comparto ese criterio en cuanto al principio general que sienta, pero
considero que, sin mengua de las razones que lo fundan, admite algu-
nas excepciones dentro de las que puede caber el caso que me ocupa.
"El principio de la retroactividad de la ley penal más benigna surge
como consecuencia de la idea de defensa social que sirve de base a la
Casos de Derecho penal 133
legislación punitiva; tal idea importa admitir que toda modificación
de estas normas obedecerá a que el legislador ha encontrado un de-
sajuste entre las leyes anteriores y los fines que perseguía al dictar-
las, esto es, que la nueva disposición sirve mejor a los intereses que se
buscaba tutelar, y, por ello, debe ser esta última la que se aplique a los
hechos que hayan de juzgarse después de su sanción.
"Pero en esta rama del ordenamiento jurídico, obsta a la aplicación
de ese criterio otro principio fundamental recogido por el art. 18 de
nuestra Constitución, condensado en la expresión de Feuerbach «nu-
llum crimen, nulla poena sine previa lege» y, en consecuencia, aquel
criterio que postula la retroactividad de toda ley nueva queda redu-
cido al de la «mínima suficiencia de la represión», o sea, que sólo se
aplicarán retroactivamente las leyes nuevas que sean más beneficio-
sas para el procesado.
"Teniendo presente así el sustracto del principio en cuestión, se ad-
vierte con claridad el motivo por el que debe considerárselo ajeno, co-
mo regla, a la materia penal económica, la cual normalmente legisla
sobre situaciones que varían en lapsos más breves que los que re-
quiere la aplicación de la ley a los hechos que caen dentro de sus pre-
ceptos. En tales casos, la modificación o supresión de la ley no respon-
de a una distinta valoración de la realidad que se regula, sino que,
manteniéndose idénticos los criterios valorativos, la rápida muta-
ción de las circunstancias que condicionen los hechos a que la ley se
refiere hace necesario modificarla para que la regulación se manten-
ga acorde con aquellas pautas invariadas. Es decir, que cada hecho
debe juzgarse, para que no resulte distorsionada !ajusticia de la so-
lución a que se arribe, con la ley que regía en el momento de su comi-
sión porque ésta, no la que la sucede, es la que fue dictada teniendo
en cuenta las circunstancias en que el acto se produjo.
"Otro excelente ejemplo, referido a las leyes que poseen simultánea-
mente ambas características, lo brinda la ley 12.830 de represión del
agio, pues en un proceso inflacionario es natural que el precio cuya
percepción fuera delictiva en un momento, sea el autorizado poco
tiempo después. Admitir aquí que la variación de las disposiciones
administrativas que establecen las listas de precios pueda producir
el efecto de suprimir la pena, para los infractores a la lista anterior
equivaldría, en los términos del citado dictamen de Fallos: 211:1657
a que el propio ordenamiento jurídico declare, a priori, la absoluta
ineficacia de estas leyes. No es extraño entonces que la regla general
que excluye del ámbito del art. 2.º del Código Penal a las leyes penal-
económicas y en blanco haya sido establecida, principalmente, en de-
cisiones de V.E. que versaban sobre la citada ley 12.830.
134 MarceloA. Sancinetti
Anotación
1 - En mi opinión, era correcta la visión del Procurador Ge-
neral. Puede haber razones para declarar inaplicable la ley más
benigna al caso de legislaciones transitorias -al respecto, infra,
2- . Pero esto no debe llevarse al límite de mantener la sanción,
por el mero quebrantamiento de la norma ya ocurrido, cuando el
propio Estado ha entendido que la norma derogada era ya inapro-
piada incluso al momento de la infracción, es decir, cuando de los
fundamentos de la derogación se puede inferir que no se trata de
la conclusión del período por el cual fue necesaria la vigencia de
un régimen sancionatorio especial, sino de la corrección del régi-
men incluso a los mismos fines por los que había sido dictado.
Por lo demás, una parte de la argumentación del dictamen del
Procurador concernía más bien al principio de igualdad y propor-
cionalidad (el régimen anterior producía" .. . «situaciones de pri-
vilegio» en el proceso de comercialización que se busca regular
con justicia ..."), por lo que la ley intermedia, en esa medida, era
además inválida (lo que no se recibe en el fallo de la Corte). De to-
dos modos, el caso interesa aquí, preponderantemente, por la
cuestión relativa a la legislación transitoria.
2 - Tal como se adelantó al plantear el caso, una parte signi-
ficativa de la doctrina argentina sostiene actualmente que en ra-
zón de que el principio de la ley más benigna ha adquirido jerar-
quía constitucional por vía del art. 9 de la CADH (art. 75, inc. 22,
Const. Nacional), entonces sería ya inadmisible reconocer una
Casos de Derecho penal 137
3 Deintendenteaministro. 1 - El últimointendentequetuvo
la Ciudad de Buenos Aires en el régimen constitucional anterior
a la reforma de 1994, D., había suscripto en la última etapa de su
cargo -asúmase que haya sido el 25/1/1995- un acto adminis-
trativo (un "acta-acuerdo") que años después (1999) sería tacha-
do de contrario a derecho en una denuncia penal, es decir, en su-
ma, como incurso en el tipo penal del art. 248 del Cód. Penal ("dic-
tar órdenes oresoluciones contrarias a la Constitución o a la ley").
Entretanto, el 6/8/1996, D. fue designado Ministro de Defensa
de la Nación, cargo que desempeñaría hasta diciembre de 1999.
En el ínterin, el 7/5/1999, la agente fiscal que intervino en el pro-
cedimiento en el que se investigaba aquel acto administrativo ha-
bía formulado requerimiento de instrucción y solicitado la decla-
ración indagatoria de D., en orden a aquel hecho. Meses después
fue sancionada la ley 25.188 (B.O. 1/11/1999), cuyo art. 29 produ-
jo una reforma a las causales de suspensión de la prescripción que
hasta entonces regían para ciertos delitos cometidos por funcio-
narios públicos, conforme al 67, párr. segundo, Cód. Penal. Mien-
tras que hasta entonces el texto legal decía que la prescripción de
la acción penal quedaba suspendida "en los casos de delitos pre-
Casos de Derecho penal 139
vistos en los capítulos VI, VII, VIII, IX, IX bis y x del Título XI, Libro
Segundo de este Código" enumeración en la que no quedaba in-
cluido, p. ej., el llamado delito de "abuso de autoridad", reprimido
en el art. 248 del Cód. Penal, con que inicia el cap. IV de aquel mis-
mo título-, el nuevo texto establecía una causal de suspensión
mucho más amplia, en suma, para (todos) los "delitos cometidos
en el ejercicio de la función pública ... " (art. 67, párr. segundo,
Cód. Penal, red. actual).
Si el texto actualmente vigente hubiera regido ya al momento
del hecho que se imputaba a D. (enero de 1995), se podría haber
dicho que la acción derivada del supuesto delito imputado había
quedado suspendida al menos hasta diciembre de 1999 (pues ha-
bía pasado de ser "intendente a ministro", prácticamente sin so-
lución de continuidad). Pero la ley vigente al momento del he-
cho (la ley penal como Carta Magna del delincuente [von Liszt]
o bien, mejor dicho aun, como Carta Magna del ciudadano [Nauc-
ke]) no conocía tal causal de suspensión del curso de la prescrip-
ción para las acciones surgidas por hechos subsumibles en el art.
248 del Cód. Penal.
Por consiguiente, era claro que al realizarse el requerimiento
de instrucción (mayo de 1999) hacía más de dos años que había
operado el término de la prescripción (arts. 62, inc. 2, y 248, Cód.
Penal= 2 años, ergo: enero de 1997).
Anotación
1 - La regla decisiva en la que se funda la sentencia para de-
jar firme el sobreseimiento por prescripción se basa, a primera
vista-una impresión que luego se revelará como definitiva-,
en una declaración terminante: "no es de aplicación" la regla de
suspensión de la prescripción del art. 67, párr. segundo del Cód.
Penal, porque "la aplicación retroactiva de esa disposición ... está
vedada por el art. 18 de la Constitución Nacional y por el artículo
2 del Código citado" (consid. "cuarto").
Apesar de que esta decisión es correcta, hace falta indagar so-
bre un aspecto, pues su corrección no es tan obvia como podría
parecer.
En efecto, cuando la sentencia, además de ello, agrega una
comparación de fechas que le lleva a decir que al tiempo de la de-
nuncia la acción penal ya había prescripto, mientras que la ley
25.188 fue incluso posterior a la denuncia misma, hace pensar en
la posibilidad de que una ley que agravase de cualquier modo el
plazo de prescripción de la acción, pudiera ser aplicada al hecho
del proceso si al momento de la sanción de la ley la acción no hu-
biera prescripto aún (en el caso en análisis, p. ej., si la causal de
suspensión que ahora alcanza al art. 248 del Cód. Penal hubiera
sido sancionada antes del 25/1/1997). No es que la Cámara de Ca-
sación esté diciendo eso, pero se podría llegar a entender el pri-
146 MarceloA. Sancinetti
raer párrafo del consid. "cuarto", con esa restricción, que lo haría
ya no tan terminante.
2 - De hecho, en la doctrina alemana se registraron notorios
vaivenes en orden a la cuestión de si lo relativo a la prescripción
de la acción penal estaba alcanzado por el principio de legalidad,
en particular, por la irretroactividad de la ley penal más grave.
Cuando, en efecto, las circunstancias políticas del contexto inter-
nacional instaron a que las acciones derivadas de los crímenes
del nazismo fueran mantenidas vigentes al aproximarse el tér-
mino de la prescripción, se sancionó una ley que prolongó el pla-
zo de la prescripción correspondiente al asesinato, considerando
suspendido el plazo entre 1945 y 1949 85 . Posteriormente, se pro-
longó lisa y llanamente el plazo de prescripción para ese delito, de
20 a 30 años, a la vez que se declaró imprescriptible la acción de-
rivada del delito de genocidio 86 , hasta que otra reforma suprimió
totalmente la prescripción respecto del asesinato 87• Todo esto ge-
neró la pregunta de si, ya en general, es legítima la modificación
retroactiva del plazo de prescripción de la acción en perjuicio del
imputado.
En parte, la doctrina alemana sostiene la tesis de que la pres-
cripción puede ser prolongada retroactivamente, a excepción de
que ya se hubiera cumplido el plazo al momento de la sanción de
la ley. Esta interpretación fue sustentada, por un lado, en el ca-
rácter "procesal" del plazo de prescripción-como si esto solo ha-
bilitara una aplicación retroactiva de la ley penal-; lo fue, por
otro, en una interpretación del principio de legalidad ceñido a la
misma función del principio de culpabilidad, a saber: que la pre-
visión de los plazos de prescripción no estaba dirigida a motivar
que sí abarca aun las garantías de un transcurso objetivo, que no puede ser reduci-
do retroactivamente, sino, en t.odo caso, sustituido por equivalentes funcionales.
En las particularidades, el límite no se ha aclarado hasta hoy de modo suficiente.
Dado que la distinción entre Derecho material y Derecho procesal no puede reali-
zarse sin considerar los presupuestos de los fines de la distinción, ésta no indica na-
da sobre la fundamentación del ámbit.o que abarca la garantía; el vincularse a una
distinción trazada a otros fines conduce a consecuencias azarosas".
nien - bajo e] nombre de los directores del proyecto: Eser/Arnold ícomp.]-, pp.275
ss. ). Véase también Sancinetti Evolución de los derechos humanos en la Argentina
I
mensaje dejó sentado el fuerte estado de sos pecha sobre los mecanis-
mos legislativos que dieron lugar a su sanción (conf. ADLA LXIV-B
2004, p. 2837). Y durante su debate parlamentario, diputados que
suscribieron el dictamen en minoría equipararon la ley 25250 a las
Leyes de Obediencia Debida y Punto Final por haber nacido todas
ellas «de un hecho ilícito»y pidieron la declaración de nulidad, pero
con la previsión especial de que sus efectos no perjudiquen retroacti-
vamente «derechos adquiridos» -disertaciones de los diputados
Basteiro y Piccinini, respectivamente- . Pero, a su vez, hubo tam-
bién congresistas que votaron por la derogación de esta ley pese a re-
conocer su origen espurio-diputados Stolbizer, Bonacorsi, Artola,
Pérez Suárez, Rodríguez Saá, Bonasso y Filomeno-, habiéndose re-
chazado incluso expresamente la declaración de nulidad y apoyado
la propuesta de la derogación, dando razones jurídicas con citas
constitucionales por las que se veda esa facultad a los poderes políti-
cos -diputado Pineda- (conf. ; acerca de la reunión 1ª; 1ª sesión or-
dinaria -especial-, del 2/3/2004).
160 MarceloA. Sancinetti
Anotación
1 - Para iniciar el análisis de esta decisión judicial, hay que
partir de la constatación de que las llamadas leyes de ''Punto Fi-
nal" y "Obediencia Debida" fueron leyes que violaban los cimien-
tos más nucleares del Estado de Derecho y que la convalidación
por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ya cuando fueron
convalidadas, sólo pudo deberse al doblegamiento del derecho
que afectó a todos los cuadros institucionales del país entre di-
ciembre de 1986 y el fallo de la Corte del 22/6/1987 1ºº·
Cuando en la sentencia anotada se dice "no se desconoce la
vulnerabilidad que hoy en día presenta el contenido - ya dero-
gado- de las referidas leyes frente a distintas circunstancias
ocurridas con posterioridad a su sanción", para mencionar, un
poco más abajo, pronunciamientos de organismos internaciona-
les -como si estas circunstancias hubieran alterado la situación
inicial-, se pretende "tapar el cielo con un harnero". Pues no es
en absoluto por que lo diga una sentencia de la Corte Interameri-
cana en "Barrios Altos", ni de ningún otro organismo en ninguna
otra causa, que aquellas leye.s eran manifiestamente inconstitu-
cionales desde el mismo instante en que fueron sancionadas.
Quien aduzca modificaciones ulteriores del concierto internacio-
nal o bien lo hará a efectos meramente ilustrativos, o bien querrá
disimular la gravedad que tuvo la convalidación anterior de aque-
llas leyes, cuando éstas siempre debieron ser declaradas incons-
titucionales.
Para discutir la cuestión, entonces, hay que partir al menos de
una presuposición teórica, como medio útil para el análisis.
Quien no comparta esa presuposición, no podrá compartir el res-
to; quien sí la comparta, sí.
2- Presupóngase que un Estado quiere llegar a sobresei-
mientos o absoluciones en ciertas causas por razones políticas,
pero se siente impedido también por razones políticas (p. ej., no
quiere dictar una ley de amnistía que se llame así a ojos vista), y,
101 Incluso a ese último respecto, bastaria con una definición "objetiva" (nor-
mativa) de prevaricación o de dolo: no una decisión subjetivamente errónea, sino
una decisión subjetiva normativamente inadmisible; es decir, un caso de "ceguera
de hecho'' (,,Tatsachenblindheit"), o bien, como decían los antiguos: lata culpa dolo
na
comparabitur (Digesto, 11, 6, 1, 1 culpa grave es comparable al dolo1).
Casos de Derecho penal 171
"Se trata aquí, sí, de explicar por qué razón deben disiparse las du-
das, antes esbozadas, en favor dlel restablecimiento de la investiga-
ción de los crímenes cometidos durante la última dictadura militar,
sin que las objeciones de carácter constitucional relativas a las ga-
rantías individuales del Estado de Derecho deban ser un obstáculo
para la anulación de las leyes mencionadas y la prosecución de las
causas que en su momento fenecieron en razón de ellas, ni para la de
toda otra que hubiera debido iniciarse y no lo haya sido nunca.
"III. La solución
"De lo expuesto se deduce, ciertamente, que las resoluciones que ha-
yan sobreseído o concluido una causa penal por cualquier medio so-
bre la base de las leyes de «Punto Final»y «Obediencia Debida»no va-
lieron nunca como acto jurisdiccional válido. Pero, si bien todo juez
podría declararlo así en el contexto de una cuestiónjudicial, si la cues-
tión le fuera planteada en concreto (no de otro modo ha sentado la
Corte su doctrina de la mutabilidad de las resoluciones provenientes
de dolo), es razonable fortalecer su posibilidad, ofreciéndole el marco
normativo que él mismo debería diseñar si la cuestión le fuera lleva-
da a su conocimiento.
182 MarceloA. Sancinetti
aplicar su texto, sería válida, con toda seguridad, al menos para los
delitos cometidos con posterioridad a su sanción. Así, de aquí en más
sin ninguna duda, estos delitos serían insusceptibles de prescrip-
ción, amnistía e indulto, con prescindencia de la doctrina formada en
tomo al art. 29 de nuestra Constitución (aunque ella sea fundamen-
to mediato e histórico de su vigencia).
103 Una investigación exhaustiva sobre esta garantía, tomando además como
única la interpretación más restrictiva posible de esa fórmula, se halla en Pastor,
El plazo razonable en el proceso del Estado de Derecho, Una investigación acerca del
problema de la e.xcesiua duración del proceso penal y sus posibles soluciones, Bue-
nos Aires, 2002.
Casos de Derecho penal 189
dia
,
e.inestabilidad política permanente de un Estado inseguro de
s1rmsmo.
En suma, en mi opinión, si una ley como la ley 25. 779 -o, me-
jor, con la configuración que tenía el proyecto Quinzio-Britos-
hubiera sido sancionada en 1990, habría que haberla convalida-
do. Posiblemente incluso a comienzos de 1998 se podría haber
admitido aún una rectificación histórica del camino mal tomado.
Hoy, en cambio, incluso de ser convalidada la ley en sí, subsistiría
el problema de la violación al ''plazo razonable", al menos en aque-
llos casos en que el sujeto hubiera estado imputado en la causa o
hubiera sido citado a declarar alguna vez.
Naturalmente, no pretendo que las reflexiones de mi anota-
ción al fallo antes transcripto sean tenidas por terminantes. Ya la
noción de "poder de hecho para perseguir penalmente" no tiene
un límite conceptual fijo. La corriente internacional va, en prin-
cipio, en contra del criterio que propongo, pero, probablemente,
munida de un arsenal propio del "Derecho penal del enemigo".
Las diferentes manifestaciones judiciales y doctrinales sobre es-
te tema, por lo demás, son innumerables 1º4.
104 Sin pretensión de hacer una enumeración exhaustiva, cfr., en favor de una
formulación por la prevalencia del Derecho penal internacional, con la consecuen-
cia de la imprescriptibilidad, Cámara Federal de La Plata, Sala 111 Penal,
30/8/1989, publ. en ED, 135-323 y ss. (voto del juez Leopoldo H. Schiffrin), causa
"Schwammberger" (en una causa de extradición por la imputación de hechos come-
tidos durante el nazismo); en contra (lex scripta), Righi, Los lí,nites de la persecu-
ción penal y la tutela de derechos fundanientales, en «Cuadernos de Doctrina y Ju-
risprudencia Penal», año 11, n.2 3, pp. 191 y ss., esp. pp. 202 y ss.; véase también
Cám. Nac. Crim. y Corree. Federal, Sala 1.0, 9/9/1999, causa "Massera, Emilio E.",
en JA, 2000-III-716 ss., con nota reprobatoria de Fierro, Las garantías constitucio-
nales básicas y la ley internacional; igualmente, la resolución del juez Gabriel R.
Cava1lo en la causa "Simón, Julio, Del Cerro JuanAn tonio, s/. sustracción de meno-
res de 10 años", 6/3/2001, en JA, 2001-III-240 ss., con nota reprobatoria de Mala-
mud Goti,Apropósitode una sentencia bien intencionada, en "Nueva Doctrina Pe-
nal"1 2000/B I pp. 493 ss. (la idea central reside en que el art. 29 de la Const. Nacional
no impone la inamnistiabilidad de las acciones nacidas de los delitos pertinentes
[contra esto mi contribución al Homenaje a Bacigalupo, ya cit.]); la misma senten-
cia de la causa "Simón" se halla publ. en "Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia
Penal", año IX (2003) n. º 16, pp. 316 ss., donde también se publica la sentencia con-
firmatoria de la Cám. Fed. de la Cap. Fed., Sala II, 9/11/2001, pp. 481 ss. El Procu-
rador General de la Nación anterior, Don Nicolás Becerra, se expidió ya antes de la
190 MarceloA. Sancinetti
;
105 Causa "Juan Carlos Lectow·e" (24/2/1981), "Fallos, C.S.", t. 303, pp. 267 ss.
192 MarceloA. Sancinetti
Anotación
El precedente deja suficientemente claro el carácter básico del
principio de culpabilidad y su derivación del principio nullum cri-
men, nulla poena sine lege (art. 18, Const. Nacional), especial-
mente por el requisito de la lex praevia. Se presupone en estera-
zonamiento la inferencia clásica de que el requisito de la ley pre-
via tiene por fin ante todo asegurarle al destinatario de la norma
la posibilidad de acatarla, es decir, de conocerla y motivar su com-
portamiento conforme a ella.
Tras frjar la vigencia del principio de culpabilidad como regla
constitucional, el tribunal, con apoyo en la doctrina sugerida por
el Procurador Fiscal, infiere de él también la exigencia de que el
sujeto sea personalmente responsable, quedando vedado que se
le impida incluso demostrar que el hecho hubiera podido ser res-
ponsabilidad de otra persona. Esto implicaría admitir la respon-
sabilidad objetiva, queriéndose decir con esta expresión: una res-
ponsabilidad que rige, aun cuando el sujeto no hubiera estado en
condiciones de evitar el hecho con el despliegue de un razonable
196 MarceloA. Sancinetti
111- Casos
106 Para afrontar este caso, aún puede ser ilustrativo el trabajo de Malamud
Goti, La 01nisión como for,na del menosprecio punible en los artículos 221 bis y 230
bis del Código Penal, publ. en "Nuevo Pensamiento Penal", año I (1972), n.º 1, pp.
136 ss., comentario a fallos transcriptos en pp. 131 ss. Atiéndase, sin embargo, a que
Casos de Derecho penal 197
7 "Droga sin sol" vs. "sol sin droga". En enero de 1996, un can-
tante argentino, X, dio un espectáculo en una ciudad balnearia,
durante cuyo transcurso, según se dijo, él habría expresado en tér-
minos relativamente exclamativos, digamos, laudatorios entre
otras frases más o menos comprensibles-:"¡ droga sin sol!". La ex-
presión, que de por sí tiene poco significado en el lenguaje ordina-
rio, habría estado vinculada a una campaña oficial de "lucha con-
tra la droga" para la que el gobierno de entonces utilizó el slogan
opuesto: "sol sin droga". Habría habido luego una denuncia penal,
posiblemente del fiscal de la jurisdicción, y el juez competente ha-
bría citado a declarar al artista, sobre la base de que el haber for-
mulado esa expresión constituiría un delito.
Como ejercicio, vale aquí lo siguiente:
a) indagar en la información periodística de ese momento y de
la inmediatamente siguiente, referida al caso, qué delito se
supuso que podía constituir el aclamar públicamente: "¡dro-
ga sin sol!";
b) más allá de ello, se pregunta si ese hecho efectivamente
constituye un delito;
e) en correspondencia con ello, se pregunta si existiría algún
problema de compatib,ilidad entre una norma penal que
efectivamente reprimiera el formular públicamente una
frase como la implicada en la situación de hecho inicial y al-
guna de las garantías constitucionales del Derecho penal
material.
8 LafinaldelClausura95. Muchasvecessehahablado,enins-
tancias de definición de torneos de fútbol de laA.F.A., de la posi-
bilidad de que en la fecha definitoria,jugadores de un determina-
do club reciban un incentivo económico por parte de un club aje-
no a aquel en el que juegan, a fin de que se esfuercen especialmen-
te en que su propio equipo venza a aquel que llega primero a las
instancias finales. Con frecuencia se insinúa, p. ej., que el equipo
entonces se hallaban vigentes tipos penales introducidos por el gobierno militar que
gobernó de 1966 a 1973, de redacción algo distinta al art. 222, últ. párr., Cód. Penal).
198 MarceloA. Sancinetti
que llega segundo ofrece dinero a los jugadores del equipo que en-
frentará al puntero, para que lo derroten, de tal modo que el equi-
po que está "segundo" alcance la primera ubicación, si es que a su
vez gana su partido. Rumores de esta clase fueron mencionados,
para poner tan sólo un ejemplo, cuando Gimnasia Esgrima La
Plata llegó primero a la última fecha del "Torneo Clausura-1995",
llevándole escasa diferencia de puntos a San Lorenzo de Alma-
gro. El primero debía enfrentar como local a Independiente; y
San Lorenzo, como visitante, a Rosario Central. Los rumores de
aquel tiempo consistían en que dirigentes, empresarios, aficiona-
dos -o quienquiera que hubiera sido-habrían ofrecido un pre-
mio especial para los jugadores de Independiente, para el caso de
que Independiente venciera a Gimnasia. Con posterioridad, se
mantuvo la tendencia a repetir rumores similares cuando, en la
última fecha de cada torneo, podía cambiar el puntero. Asúmase
como hipótesis que en alguno de estos casos se ha cometido un he-
cho de esa índole, p. ej., la oferta, aceptada y luego cumplida, de
pagar una suma de dinero en caso de triunfo.
Como ejercicio, se pregunta:
a) ¿está señalado como delito ese comportamiento? 1º7 ,
b) ¿sería constitucionalmente legítimo sancionar penalmen-
te una conducta de esa índole?
107 Para responder a esta pregunta hay que consultar (al menos) la ley 20.655,
de "Fomento y desan·oll o del deporte". Sin embargo, hay que prestar atención a que
en el Código Pena1de cierta edj torial apareció en el tipo penal respectivo Uustamen-
te en una edición de la década del '90) un error de impresión que alteraba el sentido
del tipo penal. Por ello, asegúrese de que consulta un texto fehaciente.
Casos de Derecho penal 199
nadas hacia el resto del país, y desde éste hacia aquéllas, se trata-
se de ganado de pie o de reses muertas.
El doctor Sáenz, notable veterinario graduado en Buenos Ai-
res, doctorado en París, reside en La Rioja al momento de aquella
prohibición. Un conocido ganadero del norte de San Luis lo re-
quiere para que analice el estado de salud de sus animales. El doc-
tor Sáenz le explica que su ganado goza de perfecto estado; y le ad-
vierte que, en su opinión, las autoridades provinciales y naciona-
les se han equivocado al localizar el foco de la enfermedad, dado
que ésta sólo se limita a una pequeña región de Mendoza, sin ha-
ber afectado -en contra de lo que se cree- a las provincias de
San Juan y San Luis.
Sobre la base de esta opinión, el 20/7/2005, el ganadero infrin-
ge la prohibición de la política sanitaria y traslada sus animales
a otro establecimiento propio, ubicado en La Rioja, desde el cual
comercializa sus reses hacia Buenos Aires.
El 22 de julio, el ganadero es descubierto y procesado por el de-
lito previsto en el art. 205 del Cód. Penal.
El 22 de agosto, las autoridades provinciales y nacionales ad-
vierten que el foco de la epizootia tenía límites mucho más estre-
chos que aquellos fijados en las resoluciones del 10 de julio. Lazo-
na de exclusión es reducida así a mil hectáreas ubicadas, todas
ellas, en la Provincia de Mendoza.
El 20 de setiembre la enfermedad es absolutamente superada
y levantada la restricción de modo definitivo, mediante el dicta-
do de resoluciones derogatorias.
¿Es punible el hecho cometido por el ganadero?
• Variante. Las normas no se modifican hasta la superación
total de la epizootia. En el proceso, la defensa del ganadero sostie-
ne que el acusado se había cerciorado perfectamente del estado
de salud óptimo de sus animales. Se logra demostrar que los ani-
males del ganadero estaban efectivamente sanos.
nos Aires se oye decir que es uno de los libros más modernos y
avanzados sobre la materia. Alguna cátedra realiza seminarios
sobre la obra de J akobs ya antes de la aparición de la versión cas-
tellana, con traducciones aisladas particulares. En marzo de 1996
llegan a las librerías de Buenos Aires los primeros ejemplares de
la traducción. El precio es elevado para quienes se dedican a la
investigación. Cierto día, en que se organiza una exposición más
grande que la feria internacional anual, el libro se halla en un
stand durante más de 60 días. En tales condiciones, Filomeno
Sambucetti, que no dispone del dinero para adquirir el libro y
que teme quedarse atrás en sus conocimientos frente a un grupo
de ayudantes que ya discute el libro con cierta destreza, concu-
rre todos los días a la exposición, pasea por los puestos de venta
aledaños, abre y ojea las páginas de diferentes libros durante
unos 20 minutos, y, luego, toma cotidianamente un ejemplar del
libro de Jakobs expuesto al público sin el papel celofán de segu-
ridad, y permanece entre 4 y 5 horas sentado con él en sus ma-
nos, leyéndolo con envidiable concentración y cuidando de no da-
ñar sus páginas. Cerca del final de la exposición, ya ha leído com-
pletamente las secciones 1ª, 7ª , 8ª y 9ª, además de otras partes
consultadas ocasionalmente. Por razones de publicidad edito-
rial, la encargada del stand ha sido una empleada diferente ca-
da día. Pero sobre el final de la exposición, Sambucetti es descu-
bierto por un guardia del salón que le explica a la empleada de
turno lo que viene ocurriendo. En el ejemplar tenido por Sambu-
cetti no se ven otros vestigios de la lectura que el mayor uso en
los capítulos más leídos.
Como ejercicio, se pregunta si hay delito de daño, de hurto o al-
gún delito.
1 En esa medida, "ilícito" e "injusto" operan como sinónimos; en favor del pri-
mer uso, con todo, véase Sancinetti, Teoría del delito y disvalor de acción, p. 2, nota l.
Casos de Derecho penal 209
El modelo más extendido de solución de casos penales distingue, pa-
ra el análisis de la "tipicidad", entre "tipo objetivo" y "tipo subjetivo".
El análisis comienza así por la pregunta relativa a los elementos ex-
ternos a la consciencia o psiquis del autor, para comprobar si pueden
estar completos los elementos objetivos del tipo penal: el llamado "ti-
po objetivo".
El tipo es "objetivo" con relación a la psiquis del autor (es decir, está
fuera de su psiquis, en el mundo exterior a él), lo que no significa que
el tipo objetivo esté constituido siempre por elementos no psíquicos,
porque un elemento del tipo objetivo puede consistir en un dato sub-
jetivo en cabeza de otro sujeto, como la víctima. Dicho a modo de ejem-
plo, en el delito de estafa (art. 172, Cód. Penal) el tipo objetivo presu-
pone un error (dato psíquico) en cabeza del sujeto pasivo del fraude,
quien, por ese engaño, hace un acto de disposición patrimonial que lo
perjudica a él mismo o a un tercero. Respecto del comportamiento del
autor del fraude, empero, ese elemento subjetivo integra el tipo obje-
tivo del delito a considerar.
Recién después de que los elementos "objetivos" estén completos (es
decir, tras analizar el tipo, "elemento por elemento"), se indaga por la
cuestión de si el autor se ha representado en su consciencia que con-
currían tales elementos: el llamado "tipo su~jetivo". Al hecho de ser
consciente de la realización de todos los elementos del tipo objetivo se
lo denomina "dolo", comúnmente bajo la expresión "voluntad de rea-
lización del tipo penal".
Desde el punto de vistapráctico, ese orden (tipo objetivo primero, tipo
subjetivo después) puede ser in.conveniente. Pues el "tipo objetivo" de
un delito doloso puede estar incompleto y, sin embargo, corresponder
la punición, por "tentativa" del delito co1Tespondiente (arts. 42, 44,
Cód. Penal [véase infra, caso 19, Matar al muerto]), en tanto estén
completos los elementos subjetivos del delito, mientras que, a la in-
versa, si no está satisfecho plenamente el "tipo subjetivo" queda de
por sí descartada la responsabilidad dolosa por ese delito, tanto en
forma consumada como tentada.
Cierto es que, en un sentido, el tipo objetivo es conceptualmente ''pre-
vio" al tipo subjetivo, a saber: en la medida en que aquél fija los ele-
mentos externos al autor, que él tiene que haberse representado
conscientemente como de hecho existentes para que se pueda afir-
mar que obró con dolo. Por ende, para definir cuáles son los elemen-
tos que el autor debe representarse en el "tipo subjetivo" es preciso
partir de un esquema de referencia externo (al autor), que es precisa-
mente el "tipo objetivo". Dicho esto mismo de la mano de un párrafo
del Manual de Jakobs: "El tipo objetivo es objeto del tipo subjetivo; es
210 MarceloA. Sancinetti
2 Jakobs, Lehrb uch, 7/1. Sobre la cuestión de que el tipo objetivo, como marco
de referencia del dolo, es conceptualmente previo al tipo subjetivo (función de deli-
mitación del tipo subjetivo), siendo ésa la función constitutiva esencia] del tipo ob-
jetivo, véase Sancinetti, Subjetivismo e imputación objetiva en derecho penal, Bue-
nos Aires, 1997, pp. 122 ss. (para la edición colombiana del mismo libro [Bogotá,
1995], pp. 115 ss.).
3 Sancinetti, Teoría del delito y disvalor de acción (v. ref. supra, Primera Par-
te, nota 10), y Fundamentación subjetiva del ilícito y desistimiento de la tentativa
(v. ref. supra, Primera Parte, nota 32).
4 Sancinetti, Subjetivismo e imputación objetiva en derecho penal (cit. nota
2); íde,n, Ilícito personal y participación (supra, Primera Parte, nota 32); ídem, Por
qué un concepto de ilícito penal sin disvalor de resultado permite una dogmática
1nás racional, en "Derecho Penal Contemporáneo", Bogotá, 2004, pp. 5 ss.
Casos de Derecho penal 211
• SOLUCIÓN
l. Tipicidad
a) Tipo objetivo
1 - La primera cuestión es, entonces, el análisis de la tipici-
dad. La tipicidad consiste en la característica de una conducta
concreta (acción u omisión) de corresponderse, de coincidir, con un
tipo:la adecuación típica. El tipo es la descripción general que con-
tiene la ley de una acción u omisión contraria a la norma. Cuando
la conducta se adecua al tipo, se dice que la acción "se subsume" en
él, es decir, que "cae debajo del tipo", que todos los elementos del ti-
po están presentes en la acción. También se suele decir, en ese mis-
mo sentido, que la acción "cumple el tipo" o que "realiza el tipo".
En el caso en estudio, el resultado de muerte de Pedro, del que
habla el planteamiento, conduce a preguntarse por la posible ade-
cuación de la conducta de Pablo al tipo penal del art. 79 del Cód.
5 Para un "esbozo de la teoría del error en derecho penal" véase infra, Tercera
Parte, Cap. I, § 1, II (Tipo subjetivo): Excursus: Esbozo sobre la "teoría del error"en
derecho penal.
212 MarceloA. Sancinetti
1º Sobre una reconstrucción racional de] resultado de todo esto, cfr. Marcela A.
Martínez, La nueva estructura del delito de robo con arm,as, en ''Revista de Derecho
Penal y Procesal Penal", n.2 O(2004), pp. 28 ss.
Casos de Derecho penal 217
lo que, respecto del delito de robo, el art. 41 bis del Cód. Penal de-
saparece sin más ni más. En cualquier otro caso, sin embargo, de
no declararse inconstitucional, hay que interpretarlo restrictiva-
mente: la agravante "arma" en el delito particular, ya hace inapli-
cable el (inopinado) art. 41 bis, por quedar desplazado por el se-
gundo párrafo (prohibición de doble valoración).
Muy por encima de ello, hay que destacar que las "agravantes
genéricas" -al igual que las sanciones adicionales por elementos
genéricos, como la pena de inhabilitación que prevé el art. 20 bis
del Cód. Penal ("incompetencia en un cargo público", "abuso de la
patria potestad", "incompetencia de una profesión") o la de multa
del art. 20 ter del Cód. Penal ("cuando un delito se cometiere con
ánimo de lucro")11- tienen el déficit, desde el punto de vista del
principio nullum crimen nulla poena sine lege, sub especie "lex
certa", de no vincular de modo suficientemente estrecho la des-
cripción de la agravante (o de la sanción adicional) con un hecho
específico. La ley allí se relaja, sin demostrar acabadamente si lo
que se incluye como agravante genérica se enlaza realmente con
el núcleo del tipo de la parte especial. Si uno habla, como agra-
vante genérica, de "nocturnidad", no puede saber a qué delitos se
le aplicaría esa agravante: ¿a la ayuda al suicidio?, ¿al homicidio
imprudente?, ¿a la estafa? Si el juez tiene que adivinar a qué ti-
pos penales se vincula realmente la agravante, es porque no se
cumple con la lex certa sin más ni más, es decir, que esa regula-
ción es contraria al principio de legalidad 12 .
Tal vicio se hace evidente en la agravante del uso de "arma de
fuego" del art. 41 bis del Cód. Penal. Pues la represión legal del de-
lito de homicidio ya contiene, de por sí, un juicio de disvalor referi-
do a un acto de violencia extrema contra una persona; ya se parte
de la base de que la grave escala penal prevista se vincula a la
muerte de otro. Por tanto, no tiene el menor sentido que exista una
agravación por el hecho de que el autor usó como medio para ese
homicidio un "arma de fuego", pues ello de ningún modo es más
grave que utilizar "un hacha". Si tina agravación como la de "arma
b) 1ipo subjetivo
para agravarlo (p. ej., art. 80, inc. 7 del Cód. Penal: matar a otro,
para preparar otro delito) 13 .
Pero, en todo caso, la pregunta por la adecuación al tipo subje-
tivo comienza siempre por determinar si el autor obró con dolo.
Para resolver si hubo dolo, es preciso preguntarse si el autor ha
tenido voluntad de realizar los elementos desvalorados por la nor-
ma (voluntad de realización del tipo objetivo).
2 - Como consecuencia de ello, la doctrina dominante explica
el dolo como compuesto por dos elementos: el conocimiento y lavo-
luntad de realización del tipo penal, como si estos elementos fue-
ran separables. La cuestión aparece del modo más nítido en la de-
finición del "dolo eventual" (en el que el autor no persigue el resul-
tado como meta de su acción, pero se lo representa como posible).
Así, se dice que el autor puede conocer una posibilidad de rea-
lizar el tipo, pero confiar en que el resultado no se produzca por al-
guna razón, siendo que, entonces, le faltaría al dolo su elemento
"volitivo". Sin embargo, esto implica darle al dolo el contenido
propio de un derecho penal de ánimo. Lo determinante, antes
bien, es fijar cuál es el riesgo característico del tipo objetivo de un
delito doloso; si el autor sabe que existe la posibilidad de que se
produzca el resultado típico, en el contexto de un riesgo caracte-
rístico, no puede desgravarse invocando que "confió en que el re-
sultado no se produciría".
La explicación divergente del dolo, es decir, contrapuesta a ésa,
se ciñe a su elemento "cognitivo"; ella presupone que el tipo obje-
tivo del delito doloso y el tipo objetivo del delito imprudente bási-
camente se distinguen en grados de concreción del riesgo ex ante.
Y así, si se trata de un peligro concreto, hay dolo ya en la medida
en que el autor se representa el riesgo típico (p. ej., si dispara ha-
cia un animal, percibiendo que podría también matar a una per-
13 Para una exposición amplia de los componentes subjetivos distintos del do-
lo, con un repaso de disposiciones legales de derecho argentino, Sancinetti, Teoría
del delito y disvalor de acción, pp. 301 ss. (los tipos penales de parte especial allí
analizados han sido en algunos casos obien reformados o bien derogados, mientras
que otros subsisten inalterados; las explicaciones teóricas, sin embargo, mantie-
nen actualidad).
220 MarceloA. Sancinetti
14 Sobre todo esto, en torno al concepto de "dolo eventual", cfr. Sancinetti1 Teo-
ría del delitoydisvalordeacción,pp.145 ss. 1 esp.187 ss. Un punto de vista diferen-
te sobre el concepto de dolo (como compuesto por dos elem,entos subjetivos distintos )1
acorde con la doctrina tradicional, se puede ver en el análisis del caso del profesor
Stratenwerth, incorporado a esta edición, infra, caso 17, La tentativa de salvam,en-
to impedida; véase asimismo el Manual de Stratenwerth, Strafrecht (Derecho pe-
nal), 4. 11 ed. §8, n.11 110 ss. (cfr. también 5.11 ed. Stratenwerth/Kuhlen, en general con
1 1
escasas variaciones).
15 Sobre la base de la posición teórica inicial fundamentada en la obra citada
en nota anterior, el autor ha desarroUado ese punto de vista, con la explicación de
que la distinción entre dolo e imprudencia depende de la construcción de un "tipo
objetivo" con perfiles respectiva mente distintos, especialmente en razón de que hay
ciertos riesgos cuya realización en un resultado típico sólo puede ser imputada-ya
por razones objetivas- a lo sumo por imprudencia (riesgos que es "razonable evi-
Casos de Derecho penal 221
• SOLUCIÓN
l. Primera variante
1 - Aquí se pregunta, en primer lugar, si B, con su actuar so-
bre A, se ha hecho culpable de coacción (art. 149 bis, párr. II, Cód.
Penal).
Con su conducta, Ble impidió aA emprender una tentativa de
salvamento de X. En otras palabras, lo obligó a omitir algo que él
quería hacer. Sin embargo, al hacerlo, B no utilizó el instrumento
que presupone el tipo penal en el Código Penal argentino, esto es,
amenazas, es decir, coacción psíquica. A diferencia del § 240 del
Cód. Penal alemán (StGB), del art. 181 del Cód. Penal suizo o
también del art. 294, I, del Cód. Penal boliviano, aquí no se en-
cuentra presente el instrumento de la coacción física, la fuerza, de
la cual se ha valido B. Indudablemente esto es una laguna legal,
la cual, por cierto, no puede ser completada por medio de analo-
gía, en vista del principio internacionalmente reconocido "no hay
pena sin ley'' (nulla poena sine lege), sino sólo por vía legislativa.
2 - Dado que A se fracturó el brazo al caer por la borda, se de-
be comprobar, como paso siguiente, si B ha incurrido en el tipo pe-
nal (básico) de lesiones (art. 89, Cód. Penal).
a) El tipo objetivo de lesiones exige un daño en el cuerpo o en
la salud. No requiere mayor fundamentación el hecho de que una
fractura en un brazo alcanza esta medida mínima de injerencia
Casos de Derecho penal 227
bilidad de interpretar que la lesión impru.den te leve ha devenido impune por el nue-
vo art. 94 del Cód. Penal (ver supra, nota anterior, alternativa b), seria más benig-
no tratar este caso como error de tipo (teoría limitada de la culpabilidad).
19 Nota de M.S.: Tal como lo indican los comentarios de las dos notas preceden-
tes, esa solución sería preferible sólo si se interpreta el a1t. 94 del Cód. Penal en el
sentido de que produce la impunidad de las lesiones leves imprudentes; en caso de
seguirse otra interpretación para ese problema específico del derecho argentino,
debería darse prioridad al hecho de que el autor obró en sí con "dolo de hecho".
Casos de Derecho penal 233
ción del resultado con que el autor haya aumentado el riesgo que
se tradujo en el resultado (o bien, si se trata de una omisión, que
no lo haya disminuido). Esto se expone, p. ej., con el médico que
comete una falta en el tratamiento de un paciente gravemente
enfermo, de modo tal que éste muere, pero no es seguro que él ha-
bría sobrevivido si hubiera recibido el tratamiento correcto. No es
necesario, sin embargo, reproducir aquí en sus particularidades
la discusión acerca del principio de la elevación del riesgo que se
ha ampliado considerablemente. Pues también la teoría de la ele-
vación del riesgo presupone la comprobación de que, sin la con-
ducta del autor, la víctima hab,ría tenido una mejor oportunidad
de ser rescatada. Esta comprobación no es posible si ni siquiera
se ha demostrado que A habría llegado a tiempo hasta X sin la in-
tervención de B. La teoría de la elevación del riesgo no debe ser
utilizada para resolver dificultades probatorias invirtiendo el
principio "in dubio pro reo" en contra del autor.
Por lo tanto, B no puede ser responsabilizado por la muerte de
X de acuerdo con el principio general según el cual la impruden-
cia sin consecuencias por regla general no está amenazada con
pena.
II. Segunda variante
1- Si B conocía la situación de hecho, pero de todos modos cre-
yó que estaba autorizado a impedirle aA el uso del bote a motor, su
error tiene un carácter diferente que el que tiene en la primera va-
riante de este caso: él no yerra ahora sobre la situación de hecho,
sino acerca de su valoración jurídica. Indudablemente esto cons-
tituye un error de prohibición puro, que no afecta el dolo. Según
los derechos penales alemán y suizo, tal error, si era inevitable,
excluye la culpabilidad y conduce, por eso, a la impunidad; si no
era inevitable, pero de todos modos sólo era limitadamente repro-
chable, reduce la culpabilidad, y con ello, la punibilidad (cfr. su-
pra, 2,b,111; además, art. 19 del Cód. Penal suizo; en las consecuen-
cias, tambiénart. 16, n. º 2, Cód. Penal boliviano). El Código Penal
argentino hasta ahora no prevé tal regulación: aquí continúa ri-
giendo probablemente la antigua regla, según la cual los errores
sobre la prohibición nunca son disculpables, y por lo tanto, son
irrelevantes ("error iuris nocet").
Casos de Derecho penal 235
SIN CON
CONSEN11.MIENTO CONSENTIMIENTO
DELA MUJER DELA MUJER
Pero un estudio más detenido puede mostrar que esa lectura -a pe-
sar de que es la que también surge de la doctrina tradicional argenti-
na- puede conducir a soluciones poco razonables.
Ello lo muestra la necesidad de que el tipo subjetivo se corresponda
con el tipo objetivo (la llamada congruencia entre tipo objetivo y tipo
subjetivo).
Supóngase, en efecto, el siguiente caso:
"A" causa un aborto a una mujer que se halla en estado de inconscien-
cia, en la creencia errónea de que es ella quien ha dado su consenti-
miento, cuando la que había consentido era, en verdad, otra mujer
e,nbarazada que se halla en la ,nisma clínica.
Si realmente el esquema de la figura 1 fuera correcto sin más ni más,
habría que resolver este otro caso del siguiente modo: respecto del
art. 85, inc. 1, primera parte, Cód. Penal (conjunto de la izquierda),
falta el dolo (tipo subjetivo), porqueA ha desconocido que actuaba en
contra de la voluntad de la mujer; mientras que, con relación al art.
85, inc. 2, primera parte, Cód. Penal (conjunto de la derecha)-tipo
que marca la situación que el autor creía cometer-, falta objetiva-
mente el consentimiento de la mujer. Por consiguiente, con relación a
ninguna de estas figuras penales habría congruencia entre tipo obje-
tivo y tipo subjetivo. A podría ser punible ¡sólo por tentativa, inidó-
238 MarceloA. Sancinetti
CAUSAR
ABORTO
Contrala
voluntad
dela
mujer
más tarde en Sistema de la teoría del error en el Código Penal argentino, Buenos Ai-
res, 1990, pp. 107 ss. Se trataba allí del caso de quien tenía acceso carnal con mujer
honesta menor de 11 años, creyéndola de una edad mayor a los 12, aunque inferior
a 15 (v. arts.119,inc. l,y 120, Cód. Penal, ant. red.); el límitede"mayorde 12 años ... 11
(del art. 120, Cód. Penal) producía entonces la confusión de creer que el autor no po-
día ser penado por el art. 119, inc. 1 del Cód. Penal, por faltarle el dolo de ese delito
y, a su vez, que tampoco podía ser penado por delito de estupro del art. 120 del Cód.
Penal, porque la víctima no había cumplido objetivamente 12 años. La ley 25.087, de
1999, modificó la redacción de los delitos contra la autodeterminación sexual, de
modo altamente criticable. Esto devino en una agravación de la drasticidad puniti-
va en un campo cruzado de prejuicios, aunque ciertamente central de nuestra cul-
tura. Por eso habría sido preferible el mantenimiento de las pautas anteriores, que
venidas de hace más de 80 años, eran menos oscurantistas que las que tiene la re-
dacción actual, que presume de "moderna", con toda clase de decisiones erróneas. El
autor de este libro, como asesor de la Cámara de Diputados, sugirió mantener el tex-
to legal tal como existía originariamente. Para poner tan sólo un ejemplo: si en 1921
se veía como impune el acceso carnal con una mujer honesta que ya hubiera cumpli-
do 15 años, no se ve cómo 80 años después haría fa1ta llevar la protección de la inma-
durez sexual hasta los 16-dada la cantidad de información (y agresividad) sexual
que recibe un niño actualmente por los medios de comunicación-, así como tampo-
co se justifica haber elevado la edad con·espondiente "a la violación", a 13 años. Den-
tro de mis sugerencias subsidia1i.as, con todo, se hallaba la de derogar el límite in-
termedio (antes de 12 años, ahora de 13) que figuraba en el art. 120, para evitar los
problemas de "construcción del tipo" que generaba esa mención en casos de error.
Esa sugerencia fue aceptada; acaso el único acierto de la reforma, en mi opinión.
22 La cuestión aquí denominada "construcción del tipo" guarda parentesco con
la presentación más general del problema de tipicidad y su relación con la interpre-
Casos de Derecho penal 241
• SOLUCIÓN
l. Tipicidad
a) 1ipo objetivo
La introducción anterior nos ha allanado el camino, precisa-
mente, para la construcción (o reconstrucción) del tipo básico de
aborto, que contiene el art. 85, inc. 2, primera parte, Cód. Penal (y
en el que no hay que incluir el consentimiento de la mujer).
El tipo requiere:
- una acc1on; ."
- que concluya en la interrupción del proceso de gestación
con más la muerte de la vida humana en germen;
- una relación causal entre la acción y el resultado;
- una relación de imputación objetiva, es decir, la corrobora-
ción de si la acción ha creado un riesgo jurídicamente repro-
bado que se haya realizado efectivamente en el resultado.
Empero, el art. 86 menciona otra circunstancia que convierte
al tipo penal básico en agravado por una calidad de autor, y por el
uso del autor de su conocimiento científico para causar el aborto.
Estas condiciones son:
- ser médico (calidad de autor);
- valerse precisamente del conocimiento científico para rea-
lizar el hecho.
b) Tipo subjetivo
El tipo subjetivo de este delito sólo requiere la pregunta por el
dolo; no exige componentes subjetivos distintos del dolo (especia-
les elementos subjetivos del tipo) ni existen formas agravadas de
aborto por tales elementos 26 . Ello empero, del hecho de que el art.
87 del Cód. Penal reprima con pena menor al que causare un abor-
to "con violencia ... sin haber tenido el propósito de causarlo" se ha
inferido en general que las formas de aborto previstas en el art.
85 del Cód. Penal requerirían el propósito de causar aborto. La
expresión "propósito" es interpretada aquí mayoritariamente co-
mo dolo directo de primer grado (el llamado "disvalor de inten-
ción"), lo que dejaría fuera de la tipicidad el aborto causado con
mero dolo eventual 27 .
Este punto de la tipicidad tampoco aparece como problemático.
De los términos del caso surge que hubo un acuerdo explícito so-
bre el hecho entre la mujer embarazada y el médico, incluso sobre
la forma de pago. Ello habla en favor de que el médico obró "con el
propósito de causar aborto", tal como lo requiere la ley. Obró, pues,
con dolo directo de primer grado. Por otra parte, sabe que obra en
carácter de médico y es consciente también de que utiliza sus co-
nocimientos científicos para realizar el hecho. Por tanto, se cubre
el tipo subjetivo del art. 85, inc. 2, primera parte, Cód. Penal, con
la agravación específica del art. 86 del Cód. Penal.
II. Antijuridicidad
Nota prelilninar: Relaciones entre tipicidad y justificación.-Toda
acción que es adecuada a un tipo de la ley penal (típica) infringe una
norma; en los delitos de comisión, una norma prohibitiva; en los de
omisión, un mandato de acción.
ante cierta hipótesis (p. ej., que le permite defenderse); sólo se requie-
re que el autor reconozca la situación justificante.
Este es el aspecto del caso en estudio que resulta especialmente pro-
blemático.
29 Sobre el consentimiento presunto, cfr. por todos Straten werth, Derecho pe•
nal, § 9, n. 2 m. 29 ss.
30 Sin embargo, se puede poner en duda el carácter necesario de este requisito
para que opere la causa de justificación respectiva. Cuando se impone esta clase de
exigencias, de carácter formal (como los dictámenes médicos en las acciones de tras-
plante) se pretende asegurar que realmente concurren los presupuestos materiales
en que se apoya el juicio de valor que dice: en ese caso sí está permitido obrar típica-
mente. Pero que se trate de un médico diplomado, o no, no incide en el verdadero fun-
damento material del estado de necesidad (la colisión de bienes y la imposibilidad
Casos de Derecho penal 247
35 Cfr. Sancinetti, Teoría del delito y disualor de acción, pp. 545 ss.
36 Cfr. Sancinetti, Teoría del delito y disvalor de acción, pp. 515 ss., esp. pp.
524ss.
Casos de Derecho penal 251
2. Para volver a la cuestión del tipo subjetivo, la dogmática penal ac-
tual reconoce mayoritariamente la necesidad de los elementos subje-
tivos de las causas de justificación. La discusión se centra ahora en si
los casos como los del doctor Schmidt deben ser tratados como delitos
consumados o como delitos tentados 37 .
En el desarrollo de la solución anterior he seguido la tesis según la
cual la ausencia del elemento subjetivo de justificación impide ente-
ramente cualquier beneficio para el autor. Hoy en día es posiblemen-
te mayoritaria la concepción que trata estos casos como si fueran una
tentativa, sobre la base de que concurre el disvalor de acción, pero no
-así se piensa-el de resultado 38 .
En realidad, el tratamiento de estos casos como si fueran una tenta-
tiva, responde mejor a la estructura de la llamada teoría de los ele-
mentos negativos del tipo. Según esta teoría, el tipo penal se compo-
ne de elementos positivos: acción, resultado, nexo causal, etc. (es de-
cir los elementos que conforman el tipo objetivo del ilícito)y de la au-
sencia de elementos negativos (es decir, los elementos del tipo objeti-
vo permisivo).
En una visión de las cosas de esa índole -según la cual la presencia
de los presupuestos objetivos de cualquier causa de justificación nie-
gan ya la adecuación al tipo objetivo-, los casos como los que ahora
tratamos constituirían estrictamente una tentativa. Si el tipo penal
alcanzara hasta las "causas de justificación", entonces (al menos así
se piensa), la aparición de los elementos objetivos justificantes opera-
rían en realidad como causas de atipicidad objetiva; entretanto, si el
autor desconoce estos elementos objetivos negativos, seguirá tenien-
do "dolo" de ese tipo penal definido más ampliamente, pero sin un ti-
po objetivo "completo".
Con arreglo a esa teoría, el tratamiento de casos de falta de elemento
subjetivo de justificación no sólo serían casos similares a una tenta-
tiva, sino definitivamente casos de tentativa (tipo objetivo incomple-
to). Por lo demás, al existir las circunstancias excluyentes del "tipo
objetivo" ab initio, la "consumación" sería de imposible cumplimien-
to, por tanto, la "tentativa" sería inidónea 39 .
A = acción
R = resultado
RC = relación causal Elementos
10 = imputación objetiva positivos
CT = (otras) circunstancias típicas TIPO
(si el tipo penal las requiere) PENAL
41 Zaffaroni, Tratado de derecho penal, t. III, p. 576, con cita de We]zel; al res-
pecto, en particular, Sancinetti, Teoría del delito y disvalor de acción, p. 555.
- §3 -
TENTATIVA. AUTORÍA. PAR.TICIPACIÓN. DESISTIMIENTO.
CONCURSO APARENTE DE LEYES
A - Acción de Julio
l. Tipicidad
a) 'Ilpo objetivo
(comienzo de ejecución, tentativa)
1 - Aunque en este caso no está enjuego la muerte de una per-
sona, porque la pretendida víctima ya estaba muerta al momen-
to del hecho, el plan de acción de Julio y la realización de los actos
externos ejecutados por él ponen a su hecho en relación con el ti-
po penal de homicidio agravado por alevosía (art. 80, inc. 2, Cód.
Penal), si bien no como consumado, sí como tentado. A pesar de
que sólo es posible hablar de tentativa cuando está claro el tipo
subjetivo, incluso en supuestos de tentativa los textos sobre casos
penales suelen sugerir iniciar el análisis por el "tipo objetivo", al
que es adjudicada la cuestión del llamado "comienzo de ejecu-
ción". La razonabilidad de este orden puede ser puesta en duda
(al respecto, supra, caso 1, Cazadores en descanso), pero aun así
se seguirá aquí este camino, en parte también por la circunstan-
cia de que, estrictamente, además del tipo penal del homicidio por
alevosía (tentado), podría entrar en consideración el tipo penal
del art. 150 del Cód. Penal (violación de domicilio).
El art. 150 del Cód. Penal prevé un tipo expresamente subsi-
diario (subsidiariedad formal), al reprimir al que entrare en mo-
rada ajena contra la voluntad (expresa o presunta) del que tenga
derecho de excluirlo, si no resultare otro delito más severamente
penado. Ello significa que, en razón de que la violación de domici-
lio se da, con frecuencia, en el trayecto de la comisión de otro deli-
to que también se comete, en forma tentada o consumada, la con-
currencia de las dos figuras se resuelve por "subsidiariedad", una
de las formas del llamado "concurso (aparente) de leyes"; con es-
to se quiere expresar que la aplicación de la figura subsidiaria de-
pende de que no sea aplicable la figura dominante.
Por ello, solamente corresponderá analizar si están presentes
en el caso los elementos del tipo de violación de domicilio, en la
medida en que no se llegue a la conclusión de que es aplicable, a
la acción de Julio, una escala penal más grave.
258 MarceloA. Sancinetti
- una acc1on;
- un resultado de muerte;
- una relación causal entre la acción y el resultado;
- una relación de imputación objetiva, es decir, la corrobora-
ción de si la acción ha creado un riesgo jurídicamente repro-
bado que se haya realizado efectivamente en el resultado;
- que la acción haya sido realizada hallándose la víctima en
estado de indefensión.
Como se dijo, surge de los términos del caso que aquel a quien
Julio quería matar había muerto antes de la acción cuya tipicidad
se analiza, por lo que ésta no puede estar en relación causal con el
resultado. Por tanto, se debe afirmar sin más que la realización
del tipo objetivo no está completa, toda vez que no se dio el resul-
tado de muerte en conexión con la acción, de modo que no puede
haber un delito consumado de homicidio.
b) 1ipo subjetivo
l. Eldolo
Tal como se acaba de sugerir, en realidad, el análisis de un de-
lito tentado sólo tiene sentido si ya se parte del presupuesto de que
el autor obró con dolo. La caracterización de un tipo objetivo de la
tentativa tal como ha sido analizado en el punto anterior es artifi-
43 Welzel, Das Deutsche Strafrecht (Derecho penal alemán), § 24, III. Esta fór-
mula tuvo directa incidencia en la regla del § 22 StGB (Definición conceptual), que
dice: "Intenta un hecho punible quien, según su representación del hecho, se pone
directamente a realizar el tipo". Al respecto, en favor de un criterio restrictivo - no
ampliatorio del tramo de ejecución, lo que posiblemente subyacía a la fórmula de
Welzel,recibida enel §22StGB-, cfr. Sancinetti,Dogmáticadel hecho punible y ley
penal/ Dogmatik der Straftat und Strafgesetz (ed. bilingüe), Buenos Aires, 2003,
pp. 29 ss., con referencias.
260 MarceloA. Sancinetti
cial. Lo que el analista del caso hace en verdad, tanto en los delitos
tentados, como en los consumados, es preguntarse siempre, pri-
mero, si el autor obró con dolo; si responde positivamente a esta
pregunta en su pensamiento, entonces, después empieza a expo-
ner su solución "como si" el tipo objetivo fuese conceptualmente
previo al subjetivo. Pero hay que reconocer que ¡no existe princi-
pio de ejecución alguno, si no hay dolo!
Por lo demás, el tipo subjetivo de una tentativa acabada 44 es
idéntico al del delito consumado.
Surge de los términos del planteamiento que Julio realizó la
acción con voluntad homicida (dolo). En razón de que esa volun-
tad está dirigida en forma directa a la muerte de la víctima, es de-
cir, que el autor tomó el resultado como deseable, como "motivo de
su acción", actuó con dolo directo de primer grado ("intención''). El
autor sabía que realizaba una acción dirigida precisamente ama-
tar, y partía de la base de que su víctima se hallaba en estado de
indefensión.
II. Antijuridicidad
III. Culpabilidad
N. Punibilidad
1 - La tentativa de homicidio tampoco requiere ninguna con-
dición objetiva de punibilidad. Según esto, el hecho sería enton-
ces punible.
2- Con todo, cabría pensar en la posibilidad de una excusa
absolutoria por desistimiento de la tentativa (art. 43, Cód. Penal),
posibilidad que, sin embargo, debe ser rechazada.
El desistimiento de la tentativa es aquella acción por la cual el
autor, volun,tariamente, interrumpe la realización del tipo, sea
absteniéndose de seguir actuando, en los delitos de comisión, sea
cumpliendo la acción mandada, en los delitos de omisión 4 7 . Si el
autor ha llevado a cabo su acción hasta un punto en el que asume
la posibilidad de consumación, ya sólo puede darse una de dos al-
ternativas (ambas contrarias al "tipo de desistimiento"):
- o bien el hecho se consumará de manera imputable (en cu-
yo caso no es posible hablar de desistimiento),
- obien fracasará por circunstancias ajenas a la voluntad del
autor (en cuyo caso regirá el art. 42 del Cód. Penal, que
manda aplicar las penas establecidas en el art. 44).
47
Con frecuencia el autor de esta obra forn1ula esta idea bajo el paralelo: aban-
donar el hecho (comisión), impedir la consumación (omisión), a fin de darle esta in-
terpretación a la fórmula alemana en principio pensada para el desistimiento de la
tentativa inacabada, en el primer caso (abandonar el hecho) y acabada, en el segun-
do (impedir 1a consumación). Sobre esto, en detalle, infra, Tercera Parte, cap. II, § 2:
Desistimiento de la tentativa.
Casos de Derecho penal 263
49 Al respecto, véase infra, Tercera Parte, caso 229, La bicicleta detrás de las
rejas (fallo y su anotación).
50 El§ 23, III, StGB (Punibilidad de la tentativa), dice: "Si el autor desconocía,
por bw·da incomprensión, que la tentativa, según 1a na tw·aleza del objeto del hecho
o de los medios con los que el hecho iba a ser cometido, de ningún modo podía condu-
cir a la consumación, el tribunal podrá eximir de pena o atenuarla a su arbitrio (§ 49,
párr. 2)".
51 Acerca de la interpretación del art. 44, pán·. cuarto del Cód. Penal, en este
sentido, cfr. Sancinetti, Fundanientación subjetiva del ilícito y desistimiento de la
tentativa,§ 14, II, C, puntos 4 y 5; en exposición más breve, Cde,n, Ilícito personal y
participación, p. 45: "Creo que ha sido un permanente error de la doctrina argenti-
na, cometido entre otros por mí mismo, e] considerar que e] art. 44 CP, al regular el
«delito imposible», atenuando aun más la escala penal y permitiendo eximir inclu-
so de toda sanción, se refiere a la tentativa inidónea sin más. Se refiere, sí, a una
tentativa inidónea, pero sólo a aquel casoen que la propia concepción oejecución del
proyecto de acción puede considerarse burda".
266 MarceloA. Sancinetti
B- Acción de Andrés
En razón de que Andrés no ha tomado parte en la ejecución del
hecho principal, su responsabilidad únicamente podría surgir, a
lo sumo, de su posible carácter de partícipe.
La participación, en sentido estricto, comprende la instigación
(art. 45, in fine, Cód. Penal) y la complicidad (arts. 45 [coopera-
ción necesaria o primaria] y 46 [cooperación no necesaria o se-
cundaria] Cód. Penal)52 .
Dado que la forma de participación más grave prevalece sobre
la más leve, y puesto que la instigación es más grave que la com-
plicidad - porque la instigación siempre exige la escala penal de
la autoría, en tanto que la complicidad admite la atenuación pre-
l. Tipicidad
a) 1ipo objetivo de instigación
1- No es sencillo definir el concepto de instigación. En los tex-
tos de estudio se suele decir que consiste en la creación dolosa del
dolo del hecho en el autor del hecho principal. Esta noción, de la
que se partió en las ediciones anteriores de este libro, es errada
desde distintos puntos de vista. Por un lado es demasiado estre-
cha, pues también se puede hablar de instigación a un hecho im-
prudente. Por cierto, se podría replicar que eso es correcto en la
medida en que también el delito imprudente puede ser explicado
como un delito doloso de peligro (abstracto), sometido a una con-
dición objetiva de punibilidad; aquel que genera en otro la volun-
tad de realizar aquella acción que contraría las reglas de cuidado
es instigador del hecho resultante 53 . Pero el concepto anterior es
también demasiado amplio, porque es posible que el autor cause
la decisión de acción en otra persona, pero que dicha decisión no
sea asunto de él. El ocasionar que otro se decida al hecho no es
aún instigación. El instigador debe haber dado un motivo para el
hecho y haberse manifestado positivamente, al dar ese motivo, es
decir, pronunciarse en favor del hecho, sea de palabra o por actos
concluyentes 54 .
De cualquier modo, en todo caso es una condición necesaria del
tipo objetivo de la instigación-aunque no sea suficiente-que el
53 Sobre la estructura del delito imprudente como delito doloso de peligro, cfr.
Sancinetti, Teoría del delito y disvalor de acción, pp. 257 ss., 270 ss., sobre la base
de la línea de la llamada Escuela de Bonn (Armin Kaufmann, Zielinski, Struensee);
al respecto, infra, caso 20, El caballo que no responde a las riendas, y las referencias
denota 69.
54 Sobre el concepto de instigación, cfr. Sancinetti, La nulidad de la acusación
por indeter,ninación del hecho y el concepto de instigación, pp. 177 ss.
268 MarceloA. Sancinetti
al carro, con el freno más duro de los que tenía a su alcance. Antes
de salir del campo, Jacinto recorre una vuelta por la arboleda cer-
cana al casco, para comprobar qué tan dificil de dominar está el
caballo ese día. Jacinto es gran conocedor de caballos, y sin duda
el más apto de la estancia para conducir un carro uncido con un
caballo de esa índole. Las pruebas de Jacinto no dan resultados
óptimos, pero tampoco le parece que el caballo esté especialmen-
te bravío. Con el control más severo posible, Jacinto sale lenta-
mente, atraviesa la tranquera y se dirige al pueblo, que está a
tres kilómetros. Muy cerca del lugar indicado por Arnoldo, "Vio-
lento" no responde más a las riendas, se larga a correr muy veloz-
mente, y Jacinto, a pesar de todo su esfuerzo, no logra impedir
que el caballo atropelle a un automóvil al que le rompe el parabri-
sas. ''Violento" queda muy mal lesionado, lo que obliga a sacrifi-
carlo; y el conductor del vehículo sufre diversas heridas leves,
mas también la pérdida de su ojo derecho.
• SOLUCIÓN
A - Acción de Jacinto
l. Tipicidad
a) Relación entre dolo e imprudencia:
Riesgos aptos para el hecho doloso vs. riesgos propios
de la imprudencia
1- La producción de los resultados a los que se refiere el caso
podría hacer considerar los correspondientes tipos dolosos de le-
siones (arts. 89, 91, Cód. Penal) y de daño (art. 183, Cód. Penal),
es decir, partiendo de la base, primeramente, de que se pudiera
tratar de un hecho doloso.
Ambos tipos penales tienen la estructura de un clásico "delito
de resultado": aquellos en los que la acción no está definida espe-
cíficamente en el texto legal, sino por su relación con un resultado.
Si se parte del análisis del cielito de lesiones, cabe considerar
los siguientes elementos:
- una acción (eventualmente una omisión en posición de ga-
rante de que el resultado no se produzca, tal como podría
Casos de Derecho penal 275
haber ocurrido en este caso, si los resultados se hubieran
producido por la falta de accionamiento del freno del caba-
llo por parte de Jacinto);
- un menoscabo en el cuerpo o en la salud de otro (art. 89,
Cód. Penal);
- una relación causal entre la acción y ese resultado;
- una relación de imputación objetiva, es decir, la corrobora-
ción de si la acción ha creado un riesgo jurídicamente repro-
bado, propio del delito doloso respectivo, que se haya reali-
zado efectivamente en el resultado.
- la lesión es calificada comogravísima (art. 91, Cód. Penal),
si, entre otros resultados posibles, se produce la pérdida de
;
unorgano.
El tipo penal de daño tiene una estructura similar a la del de-
lito de lesiones (como clásico "delito de resultado"), con la pura di-
ferencia de que el resultado definitorio es el del menoscabo a una
cosa total o parcialmente ajena.
Respecto de ambos tipos penales, sin embargo, se da en el caso
un problema de imputación objetiva, a saber: que la creación del
riesgo reprobado que efectivamente concurre no está referida ni
a un peligro concreto contra una persona ñsica definida (lesiones,
arts. 89, 91, Cód. Penal), ni tampoco contra una cosa determinada
(daño, art. 183, Cód. Penal). Por razones didácticas, empero, se
verá esta cuestión poco después - si bien, en un caso real o en las
aulas, podría ser tratada en forma preliminar, descartándose ab
initio la realización de un delito doloso ya por razones de los lími-
tes objetivos del riesgo incluido en el tipo (doloso)- .
nitiva, un carro). Pero una disposición legal actual que se refiere específicamente a
un "vehículo automotor" no se podría aplicar de ningún modo a un "carro no tirado
a motor". Dicho de otro modo: si bien en ambos casos habría un a interpretación an a-
lógica (no permitida), de todos modos el tratar un can·o tirado por caballos como un
"vehículo automotor" sería más inadmisible que la extensión inversa: tratar un ve-
hículo automotor como si fuera un carro.
Casos de Derecho penal 283
prudente-, a fin de no discutir sobre el deber de cuidado infrin-
gido si la acción, de todos modos, no puede ser penada. Si J acin-
to hubiera vuelto del pueblo sin que se produjera ningún resul-
tado, su imprudencia en haber salido con el caballo ''Violento" no
habría sido menor. Pero, de hecho, sí se produjo un resultado tí-
pico: un daño en el cuerpo o en la salud, contemplado en el citado
art. 94 del Cód. Penal.
l. Tipo objetivo
1 - Todas las expresiones que contiene el art. 94 del Cód. Pe-
nal (al igual que los demás tipos imprudentes): "por impruden-
cia", "negligencia", "impericia en su arte o profesión", "inobser-
vancia de los reglamentos o deberes a su cargo", etc., aluden a un
elemento común que fundamenta lo ilícito: la infracción al deber
de cuidado. Este elemento supone la comparación de la conducta
a analizar, con la conducta ideal que habría realizado un hombre
cuidadoso (abstracto) en el lugar del autor individual, que conta-
ra con la capacidad de éste.
Esta relativa indeterminación de la conducta concretamente
prohibida es lo que caracteriza al delito imprudente como un "ti-
po abierto" 69 . La acción prohibida se identifica por medio de un
procedimiento comparativo: lo decisivo es si la acción coincide
con la conducta que habría llevado a cabo una persona cuidadosa
y prudente en la situación concreta del autor, teniendo en cuenta
sus capacidades individuales. Expresado en el lenguaje del art.
512 del Cód. Civil: "La culpa del deudor en el cumplimiento de su
obligación consiste en la omisión de aquellas diligencias que exi-
giere la naturaleza de la obligación, y que correspondiesen a las
circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar".
Por este carácter abierto o indeterminado de la descripción de
la acción prohibida es razonable la restricción de la punibilidad
73 Cfr. Struensee, El tipo subjetivo del delito ilnprudente, ahora en: Struensee,
Temas sobre teoría del delito, pp. 81 ss.
74 Para el ámbito nacional prevé una disposición sim.ilar el art. 39 de la Ley de
Tránsito y Seguridad Vial 24.449.
286 MarceloA. Sancinetti
2. Ti.po subjetivo
1 - En lo que se refiere al "tipo subjetivo" de la imprudencia
así entendido, el autor del hecho también se representó el síndro-
me de riesgo. Tenía plena consciencia de que ese caballo en parti-
cular no era dominable ni siquiera por un diestro conductor de ca-
rros, como era él.
El que tal consciencia del síndrome de riesgo es determinante
para constatar la tipicidad por imprudencia, lo demuestra el he-
cho de que si, en lugar de un sujeto conocedor del caballo, debié-
ramos enfrentamos al caso de un nuevo peón del campo al que se
le ordena la misma acción, pero sin que él conociera la particula-
ridad del caballo, decaería, respecto de él, el tipo subjetivo del de-
lito imprudente 75 . Pero Jacinto actuó reconociendo las circuns-
tancias que configuraban el riesgo reprobado (que a su vez reco-
nociera la reprobaciónjurídica del riesgo sería un problema de
consciencia de la antijuridicidad, es decir, de la culpabilidad).
2 - Por consiguiente, en razón de que además está dada de an-
temano la condición objetiva de punibilidad de la producción del
resultado, la acción de Jacinto se adecua completamente al tipo
del art. 94, párr. primero, del Cód. Penal.
III. Culpabilidad
Del caso no se desprende que Jacinto haya estado afectado por
causas
., de inimputabilidad, ni tampoco obró por error de prohibí-
ClOn.
N. Punibilidad
1- Corresponde analizar ahora la posible impunidad del
comportamiento de Jacinto por la concurrencia de un estado de
necesidad exculpante, por el riesgo de sufrir un mal grave e inmi-
nente (art. 34, inc. 2, segunda alternativa, Cód. Penal), el cual,
cuando proviene de la acción de un sujeto imputable, es denomi-
nado "coacción".
Esta causal suele ser presentada en los textos dentro de las lla-
madas "causas de inculpabilidad", como si se tratara de un caso
más de exclusión de la culpabilidad. Y, por cierto, no se deriva nin-
gún vicio de presentar las cosas de ese modo, ya por el hecho de
que el concepto de "culpabilidad" presupone una definición nor-
mativa de a qué situación personal se le llamará "tener la cul-
pa"76. Cuando se dice, como aquí, que un estado tal no excluye,
B- Acción de Arnoldo
Para que el caso estuviera suficientemente tratado, haría fal-
ta plantearse la posibilidad de que fuese punible la acción del ca-
pataz, Arnoldo, de darle a Jacinto la instrucción cuyo cumpli-
miento originó el hecho. Al respecto, sería preciso tratar la tipici-
dad de la acción tanto como forma de autoría mediata del hecho
imprudente de Jacinto (art. 94, Cód. Penal), cuanto también co-
C - ~jercitación comRlementaria
Además de los matices que pudiera arrojar el análisis de la ac-
ción del capataz que dio aquella orden, el caso puede mostrar aún
interés para la acción original del receptor de la orden, que la
cumplió, si se le hiciera al caso inicial la siguiente variación:
• Variante. Jacinto ha conducido exitosamente hasta el pue-
blo el carro tirado por ''Violento" y carga con cuidado los fardos en
el carro. Al regresar, logra controlar también con fuerza y destre-
za al caballo, de un modo que cualquier otro peón relativamente
experto no habría podido hacer. Sin embargo, a la salida de un se-
máforo, Jacinto no tiene las riendas, en ese mismo momento, tan
asidas como hasta entonces. Tras ese descuido, el caballo sale de
la parada con toda violencia y Jacinto ya no puede volver a contro-
larlo. Se produce la colisión con el automóvil en circunstancias si-
milares a las del planteamiento original, con iguales efectos. Es
dable conjeturar que cualquier otro peón, en aquel mismo semá-
foro, acaso no habría podido evitar, por atento que estuviera, la
espantada de "Violento"; sólo Jacinto, por su especial habilidad y
fortaleza, habría podido retenerlo también en ese momento.
- §5 -
DELITOS DE OMISIÓN
78 Sobre el tema, véase también infra, Tercera Parte, Prolegómenos al Cap. III.
292 MarceloA. Sancinetti
,
habría debido socorrer a Claudia en cuanto cayó al agua. El no lo hi-
zo y, a cambio de ello, la "abandonó a su suerte". Esto trae a primer
plano la dogmática de los delitos de omisión, a la vez que la necesidad
de distinguir el delito de omisión, del delito de abandono de persona.
1. Delitos propios e impropios de omisión. La imputación de un he-
cho que consiste en no realizar cierta acción corresponde a los "deli-
tos de omisión". Si bien existen, enla bibliografía, diversas cliñculta-
des terminológicas, y, por lo dem.ás, múltiples clasificaciones de los
delitos de omisión -no siempre claras-, por el momento cabe dis-
tinguir ante todo entre los que son llamados, generalmente, "delitos
propios de omisión" (o "puros o auténticos delitos de omisión") y "de-
litos impropios de omisión" (infra , a y b).
a) Se usa la primera expresión para denominar los tipos penales en
que la ley conmina con pena un "no hacer" sin más ni más, como deli-
to de pura inactividad, de modo paralelo a los delitos de actividad en
casos de comisión. Así, el art. 108 del Cód. Penal que reprime la omi-
sión de socorro de un menor o de una persona herida oinválida, ame-
nazada de un peligro cualquiera, prevé en este sentido un "delito pro-
pio de omisión". Dicho a modo de ejemplo, si el "capitán" de la lancha
que finalmente rescató a Claudia no hubiera hecho nada por salvar-
la, habría cumplido los elementos de ese tipo penal, como omisión
simple (art. 108, Cód. Penal).
b) La expresión ''delitos impropios de omisión" se aplica a casos en
los que la conducta, como conducta, es "tan omisiva" como lo es en los
delitos de omisión propios. Se le [lama "impropio" al delito, en el sen-
tido de que la omisión es tratada conforme a un tipo penal en aparien-
cia referido sólo a un comportamiento activo (de comisión), en razón
de que así lo sugiere el uso de verbos típicos tales como "matar" o
"causar una muerte" (arts. 79, 84, Cód. Penal), "destruir una cosa
ajena" (art. 183, Cód. Penal), "causar un incendio, explosión, inunda-
ción, estragos" (arts. 186, 187, 188, 189, Cód. Penal), etc. La pregun-
ta decisiva a este respecto es la de bajo qué presupuestos la no evita-
ción de determinada situación de hecho (un resultado típico, por
ejemplo), puede ser tratada como la producción activa de esa situa-
ción. Esta - para así decirlo- "conversión" de una omisión en una
acción (haciendo uso de una expresión provisional que habrá de ser
corregida luego) supone que el sujeto estuviera particularmente
obligado a evitar esa situación. Aeste estar "especialmente obligado"
a la evitación, se le llama "deber de garante" o "posición de garante".
Puede tratarse de ungarante de protección de determinado bien o de
un garante de supervisión o vigilancia de determinada fuente de pe-
ligro respecto de cualesquiera bienes. Alos delitos impropios de omi-
Casos de Derecho penal 293
aplicación de esta cláusula son las mismas que se presentan en las le-
gislaciones en que no existe la "cláusula de conversión". Porque en to-
do caso, hoy como ayer, siguen siendo oscuros los límites del deber de
garante, con independencia de que la legislación respectiva tenga
una cláusula tal o no, y con independencia de que se trate de un deli-
to doloso o imprudente, o de un tipo penal especialmente previsto en
la parte especial que de todos modos contenga el requisito de la posi-
ción de garante, con expresiones tales como "persona a la que se deba
mantener o cuidar" (así, p. ej., el art. 106, Cód. Penal).
La legislación argentina carece de una "cláusula de conversión" ex-
presa, pero ello no significa que los tipos penales de causación no pue-
dan ser aplicados a las omisiones de garantes que debían evitar la
producción del resultado respectivo. La pregunta de si sería deseable
la inclusión de una "cláusula de conversión" en la parte general del
Código Penal puede ser contestada por sí o por no con argumentos
contrapuestos de política legislativa, p. ej., se puede tener en cuenta
que la inclusión de una cláusula de esa índole en las legislaciones
suele tener el efecto de aumentar los casos en que la jurisprudencia
aplica efectivamente la doctrina de los delitos impropios de omisión.
En mi opinión, el hecho de que muchos profesionales del derecho se
resistan a tal doctrina oque entiendan que en todo caso se requeriría
una cláusula legal de conversión, podría hacer preferible la inclusión
de una fórmula tal en la ley, puesto que ello daría mayor seguridad o
tranquilidad al aplicador del derecho; pero eso no demuestra que la
inclusión sea estrictamente necesaria 85 .
5. Distinción entre delitos de resultado de lesión contra las personas
(homicidio, lesiones) y delito de abandono de personas. Con frecuen-
cia se confunden los casos de omisión de socorrer a quien uno está
obligado a cuidar, resultando la muerte (art. 79, Cód. Penal), con el
delito de abandono de personas (art. 106, Cód. Penal), en el que tam-
bién se prevé una escala penal más severa para el caso de resultado
de grave daño en el cuerpo o en la salud (art. cit., segundo párrafo) o
la muerte (art. cit., tercer párrafo) 86 . El autor de este libro ha contri-
buido a esa confusión, con una explicación incorrecta de la relación
entre esas figuras, al resolver El caso del médico y los dos pacientes,
87 Cfr. Sancinetti, Casos de derecho penal, 2.ll ed., 1986, pp. 123 ss., 133 ss. (en
la reimpresión de 1999, pp. 161 ss., 170 ss.). La situación de hecho de aquel caso se
halla hoy entre los supuestos de hecho de omisión, infra, Tercera Parte, caso 318.
Hoy he abandonado también la opinión que había dado en aquella resolución sobre
la justificación del hecho (ediciones citadas, pp. 146 ss., pp. 183 ss.).
88 Sancinetti, Teoria del delito y disvalor de acción, pp. 233 ss.
89 Así, en los casos en que el garante deja morir al hijo, en cuyo caso correspon-
de la pena por parricidio (art. 80, inc. 1, Cód. Penal), no la del art. 107 en conexión
con el art. 106, tercer párrafo. Además, en caso de ausencia de todo resultado, cuan-
do correspondería la escala penal de tentativa de homjcidio por omjsión (arts. 44,
79, Cód. Penal, presupuesto el dolo de homicidio con·espondiente), la escala penal
del art. 106, primer párrafo, sería claramente insuficiente como para retribuir el
hecho.
90 Al respecto, cfr. Feuerbach, Lehrbuch des ge,neinen in Deutschland gülti-
gen peinlichenRechts [Tratado del derecho penal común vigente enAlemania], 14.!!
ed., Giessen, 1847 (hay trad. al castellano de la 9. 0 ed., de 1826, de Zaffaroni y Ha-
gemeier, Tratado de derecho penal), § 390: "IV. Para el dolo antijurídico, en tanto in-
Casos de Derecho penal 299
principio, en la exposición o abandono se trata de un comportamien-
to activo 91 -en contra de lo que he sostenido en mis trabajos an terio-
res-; p. ej., la madre deja a su hijo en un bosque y se marcha o lo de-
ja adentro de un automóvil de propietario desconocido (como en la pe-
lícula El pibe, de Charles Chaplin). Pero igualmente podría ocurrir
un abandono también por omisión (del mismo modo que cualquier
verbo de "comportamiento activo" es aplicable a ciertas omisiones):
el niño empieza a caminar en dirección a un bosque inhóspito, mien-
tras el padre, que lo ve irse, no hace nada por impedir la marcha.
Lo determinante para distinguir entre los delitos de resultado direc-
to de lesión contra la persona (homicidio, lesiones)y el delito de aban-
dono de persona es la clase de riesgo creado o desatado al momento
de cada hecho. Para el (mero) delito de exposición o abandono de per-
sona, el riesgo existente al momento de la exposición o abandono tie-
ne que ser aún un riesgo "abierto", "general", en el que los cursos que
pueden llegar a afectar al abandonado -si bien tienen que ser pre-
visibles- son diversos e indeterminados en su configuración concre-
ta: el niño puede morir de hambre, o bien como consecuencia de una
caída por algún despeñadero, o acaso comido por un animal salvaje,
etc., pero también puede encontrar un camino por sí solo y regresar
ileso (así, en el cuento deHéinsel y Gretel 92). Si, en cambio, el "aban-
tegra el tipo en general, no se requiere más que abandonar al niño voluntaria e in-
tencionalmente, con el fin de deshacerse de este modo de la carga de alimentarlo im-
puesta por la ley'' (lug. cit., p. 621). Es,interesante lo que Feuerbach acota en nota 6:
"A este respecto, es evidente, ya según el lenguaje ordinario, que no se trata de ex-
posición cuando una madre deja a su hijo en el agua o en la cueva de osos de un jar-
dín botánico parisino o bien cuando lo arroja en una letrina (aunque una vez una fa-
cultad de derecho declaró que había exposición)" Oug. cit., p. 622). Lo que quiere de-
cir aquí Feuerbach es que ya no se trata de un mero abandono o exposición de per-
sona cuando la acción (u omisión) de dejar al niño tendría que tener previsiblemen-
te el efecto directo de muerte del niño por medio de un curso causal definido, sino
que aquí se trataría ya de homicidio (activo u omisivo). (En la traducción de Zaffa-
roni-Hagemeier se lee "lo arroja en un portal", donde se debió decü· "... letrina".)
a los niños al bosque, con la sospecha de que pueden morir de hambre, frío o comí-
300 MarceloA. Sancinetti
dos por animales salvajes, aunque estos riesgos no se concretaron luego en la evo-
lución ulterior del cuento. Debo la referencia a Fabiana Beatriz Cuevas y María de
las Mercedes Galli, estudiantes del curso que dicté en el segundo cuatrimestre de
2004, sobre La dog1nática del delito de omisión.
Casos de Derecho penal 301
Sobre la dogmática de los delitos de omisión, hoy existe una bibliogra-
ña inabordable, más allá de lo que informan los libros de texto usua-
les en la doctrina alemana. En particular, es recomendable, especial-
mente para estudiantes de posgrado, una serie de trabajos que Gün-
ther Jakobs produjo con posterioridad a la 2.ª edición de suLehrbuch,
y que ilustran enormemente sobre la relación entre acción y oniisión,
una diferencia que él considera superficial frente a la determinante,
recién esbozada: deberes negativos y positivos 93 . Estos puntos de vis-
ta fueron muy bien desarrollados en la tesis doctoral alemana del ju-
rista español Javier Sánchez-Vera Gómez-Trelles 94 .
• SOLUCIÓN
A - Acción de Jorge
l. Tipicidad
a) 1ipo objetivo
l. De los elenientos comunes a los delitos propios
e impropios de omisión
1 - Los delitos de omisión propios e impropios tienen tres ele-
mentos que son comunes a ambas formas. Es en dichos elemen-
93 De este autor deben ser tenidos especialmente en cuenta los siguientes tra-
bajos:
- La competencia por organización en el delito 01nisivo. Consideraciones sobre
la superficialidad de la distinción entre comisión.y omisión, "Cuadernos de Confe-
rencias y Artículos" (CCA), n.2 1, Bogotá, 1994 (trad. Cancio Meliá), publ. también
en Estudios de derecho penal, pp. 347 ss.
- La únputación penal de la acción y de la omisión, CCA, n.º 12, Bogotá, 1996
(trad. Sánchez-Vera Gómez-'Ii·elles).
- Acción y omisión en derecho penal, CCA, n.9 23, Bogotá, 2000 (trad. Rey San-
fiz y Sánchez-Vera Gómez-Trelles).
- Teoría y práctica de la injerencia, en Jakobs/Cancio Meliá, Sobre la génesis de
la obligación jurídica y otros ensayos, pp. 49 ss. (trad. Cancio Meliá).
- El ocaso del dominio del hecho, en Jakobs/Cancio Meliá, Sobre la génesis de la
obligación jurídica y otros ensayos, pp. 87 ss. (trad. Cancio Meliá).
94 Sánchez-Vera Gómez-'Ii·elles, Pfiichtdelikt und Beteiligung, Berlin, 1999,
posteriormente pub1icada en español: Delito de infracción de deber y participación
delictiva, Madrid, 2002.
302 MarceloA. Sancinetti
96 Esto último, por cierto, es dudoso, pues el art.108 del Cód. Penal describe la
situación generadora del deber de obrar propia de ese delito por medio de la expre-
sión "el que encontrando perdido o desamparado a un menor de diez años o a una
persona herida o inválida o amenazada de un peligro cualquiera", por lo que se po-
dría negar que aquel que se halla de antemano con el sujeto, es decir, que ya "se en-
contraba con él ab initio" no estaría en ]a situación típica de encontrar a una perso-
na necesitada de auxilio. Sin embargo, contra esta interpretación restrictiva ha-
blan razones teleológicas que no será preciso agotar aquí -justamente porque el
omitente del caso concreto (Jorge) sí estaba en posición de garante, con lo cual no se
trata de un mero caso del art. 108 del Cód. Penal-. La interpretación restrictiva
tendría que llegar a la conclusión de que si dos sujetos están caminando juntos en
forma ocasional cuando, repentinamente, uno de ellos cae en un pozo, p. ej., de una
construcción mal asegurada, aquel que paseaba con el accidentado no tendría ni si-
quiera el deber de solidaridad mínima que presupone el a1t. 108 del Cód. Penal,
mientras que cualquier otra persona que encontrara recién en ese momento al ac-
cidentado, sí tendría ese deber.No se entendería por qué razón el primero podría es-
tar desgravado de la carga de socorrer al prójimo que sí atañería a cualquier otra
persona, sólo por el hecho de que aquél "se encontraba con la víctima desde antes",
sin "encontrarlo recién en la situación de necesidad". Por ello, a mi juicio, es más
plausible una interpretación amplia de la situación típica del art. 108 del Cód. Pe-
nal: todo aquel que está con una persona necesitada de auxilio "se encuentra con
ella", lo que sería suficiente para fundar el deber de solidaridad mínimo presupues-
to en el art. 108 del Cód. Penal. Por otra pa1te, en el caso concreto también se puede
argumentar en favor de la concurrencia (a la postre, en concurso aparente) del art.
108 del Cód. Penal, sobre la base de que, al ser advertido el accidente por Jorge y
Ana, en ese preciso momento en verdad ellos encuentran a una persona necesitada
de auxilio.
304 MarceloA. Sancinetti
97 En lo que se refiere a este tercer requisito, una parte de la doctrina, que de-
fiende la teoría del incremento o elevación del riesgo en los delitos de comisión -es-
pecialmente dirigida al tratamiento del problema de )a relación de antijuridicidad:
casos en que la acción es efectivamente causal del resultado, pero no se puede cons-
tatar exactamente que la acción contraria a la norma haya sido estrictamente re-
levante, en razón de que el resultado posiblem.ente también se habría producido con
una acción conforme al cuidado: el llamado problema de la acción alternativa con-
forme a derecho (véase supra, caso 17, La tentativa de salvamento impedida, pun-
to 3,b,11)-, rebaja la exigencia de una cuasi-seguridad del éxito del salvamento hi-
potético, conformándose con que esté claro que e] comportamiento omitido, de ha-
ber sido realizado, habría reducido el riesgo de producción del resultado. Así dice
Stratenwerth: "Si para la imputación del resultado en el delito de comisión se con-
sidera suficiente, conforme al principio del incremento del riesgo, aquí defendido,
que el autor al menos haya aumentado el peligro de su producción(. .. ) entonces,
aquí, en el delito de omisión, tiene que ser suficiente con el hecho de que la acción
mandada al menos habría dis,ninuido el peligro de su producción" (Derecho penal,
§ 13, n. 2 m. 54 ss., con cita de§ 8, n. 2 m. 36 s.). Véase también Roxin, Strafrecht, t. I,
3.11 ed., § 11,n.!! m. 76 ss. (Derecho penal, trad. dela 2.º ed., § ll, n.2 m. 72 ss.).Sinem-
bargo, en el presente caso no es preciso tomar una posición al respecto, en tanto ya
está a la vista que el resultado de muerte no se produjo, por lo que tampoco hace fal-
ta aguzar el criterio sobre el éxi toeventual del salvamento hipotético, el cual, por lo
demás, si realmente se hubiera poducido la muerte, no habría parecido problemá-
tico con ninguno de los criterios doctrinales en pugna.
306 MarceloA. Sancinetti
98 Véase las referencias en Stratenwerth, Derecho penal,§ 13, n.º m. 71, 72.
Casos de Derecho penal 307
b) Tipo subjetivo
El tipo subjetivo del delito de omisión está cumplido en cuanto
el autor se representa todos los elementos del tipo objetivo. En
ocasiones se pone en duda si el omitente, para actuar con dolo, tie-
ne que reconocer también su capacidad de acción (reconocimien-
to de los medios, p. ej.) o si basta con la posibilidad de ese conoci-
miento 100. En el presente caso no es preciso tomar una posición al
respecto, pues está claro que Jorge no tiene ningún defecto de in-
formación sobre lo que está ocurriendo ni sobre lo que podría ha-
cer en favor de la chica: es plenamente consciente de la situación
-la posibilidad cierta de que Claudia muera por el riesgo propio
de su caída al agua (ahogamiento, etc.)-, reconoce asimismo los
medios de salvamento a su alcance-pues incluso titubea acerca
de realizar la acción de salvamento o no-, también conoce los
presupuestos fácticos de la situ.ación de garante en la que él se ha-
lla -se sabe conductor hegemónico de la embarcación-, de mo-
do que en todos los aspectos en que el dolo del delito de omisión
puede ser discutido en doctrina, el concepto está plenamente sa-
tisfecho. En suma, Jorge actúa con dolo de homicidio por omisión.
Por lo demás, el omitente, al ceder a la petición de Ana y mar-
charse con la lancha, permanece sin prestar el auxilio hasta un
instante tal del desarrollo de los hechos que se desentiende de las
consecuencias, y, por ende, llega a aceptar la inactividad incluso
en un momento en que ya podría ser inevitable para él, después,
la producción de la muerte (pérdida de la posibilidad segura de
revocación: regresar con la lancha y realizar un salvamento aún
II. Antijuridicidad
La significación de la realización del tipo (en el caso, tentado)
es, en los delitos de omisión, idéntica a la de los delitos de comi-
sión; es decir, que también en ellos el tipo importa un indicio de
antijuridicidad.
En este caso, el punto relativo a la antijuridicidad no es proble-
mático, porque el planteamiento no presenta ningún elemento
que hiciera pensar en la posibilidad de una causa de justificación.
Por ello, la acción de Jorge es típica y antijurídica, en el sentido de
las disposiciones legales citadas (arts. 42, 44, 79, Cód. Penal).
III. Culpabilidad
El caso tampoco presenta problemas respecto de la culpabili-
dad. No hay elementos que hagan pensar en un estado de inim-
putabilidad, ni en un error de prohibición, ni existe ninguna cau-
N . Punibilidad
La punibilidad no queda condicionada a ninguna circunstan-
cia y, por lo demás, es evidente que no se da ningún atisbo de la ex-
cusa absolutoria, en principio posible en casos de tentativa, del
desistimiento (art. 43, Cód. Penal). La tentativa, de suyo, estaba
acabada, de modo que ya por eso quedaba bloqueada la posibili-
dad de desistimiento excusante, pero, más allá de eso, el omiten-
te no revirtió en ningún momento su actitud omisiva.
En suma, la omisión de Jorge sería punible según la escala pe-
nal del art. 79 del Cód. Penal, reducida en la mitad del mínimo y
en un tercio del máximo, según la interpretación más plausible
del art. 44, párr. primero del Cód. Penal 102 : 4 años de prisión o re-
clusión a 16 años y 8 meses de prisión o reclusión. El caso no apor-
ta elementos suficientes como para proceder a una individualiza-
ción de la pena dentro de la escala penal así establecida.
B - Acción de Ana
Respecto del comportamiento de la otra chica que se hallaba
en la lancha al momento del hecho, Ana, regirían, en principio, los
mismos elementos básicos de un tipo objetivo de omisión que se
vieron respecto de Jorge-en el sentido de los elementos comunes
a los delitos propios e impropios de omisión- . Ella, en cambio, no
se halla en posición de garante, tal como se pasa a explicar.
º
1 2 Cfr. Rosen tal, Reducción de la pena en caso de tentativa, ¿sólo un marco pa-
ra el delito tentado?, en "Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Pena]", año II
(1996), n. 08 1-2, pp. 4 77 ss., esp. 483 s.
Casos de Derecho penal 311
l. Tipicidad
a) 1ipo objetivo de instigación
La acción de Ana de disuadir a Jorge de realizar el salvamento
-dicho de otro modo: el instarlo a abandonar a la novia- signi-
ficó el darle un motivo para no salvar y, por ende, el pronunciarse
C- Ejercitación complementaria
Para aguzar más el criterio en materia de delitos impropios de
omisión o de comisión por omisión es posible representarse la si-
guiente variación:
• Variante. Ambas mujeres han caído al agua simultánea-
mente por descuido. Ana sabe nadar especialmente bien-prac-
tica natación juntamente con Jorge, en el mismo gimnasio-,
314 MarceloA. Sancinetti
aunque, por cierto, no tiene ningún traje térmico como para so-
portar mucho tiempo; Claudia, en cambio, no sabe nadar en abso-
luto. Al advertir la situación, Jorge demora algunos minutos en
reconocer cuál de las mujeres caídas es Ana, a quien desea resca-
tar primero. Después de lograrlo, intenta salvar a Claudia, pero
llega tarde, por lo que ella muere. ¿Cómo correspondería tratar la
conducta de Jorge ante este desarrollo de los hechos?
- §6 -
SISTEMA DE SANCIONES:
RECLUSIÓN "POR TIEMPO INDETERMINADO",
PARAMULTmREINCIDENTES (ART. 52, CóD. PENAL)
(Caso y solución de PATRICIA S. ZIFFER 1º4)
• SOLUCIÓN
b) La naturaleza de la "accesoria
de reclusión por tiempo indeterminado"
De los antecedentes de G.L., se desprende que registra cuatro
condenas anteriores a pena de prisión, siendo una de ellas mayor
a tres años. Esa situación es la prevista en el inc. 1 del art. 52 del
Bumke, Casebook Verfassungsrecht, 4.1.! ed., München, 2001, pp. 22 ss.; Ro]f Sch-
midt, Grundrechte, 3.0 ed., Grasberg bei Bremen, 2001, p. 73.
108 Cfr. Stratenwerth, Strafrecht, Allgemeiner Teil,I, Die Straftat, Koln, 2000,
§ 1, n.º m. 41 y sus referencias (en la 5.!! ed., Günter Stratenwerth/Lothar Kuhlen,
Koln, 2004, § 1, n. 2 m. 42).
109 Cfr. Stree, op. cit., p. 218. En la doctrina nacional, ver Norberto Spolansky,
Imputabilidad dis1ninuida, perias y medidas de seguridad, LL, 1978-C-776 ss.;
Luis R. Salas, La indeterminación temporal de la internación del art. 34, inc. 1°, del
Código Penal, LL, 2002-D-447 ss.
320 MarceloA. Sancinetti
113 Ya la valoración de la reincidencia simple (art. 50, Cód. Penal) como funda-
mento de una mayor culpabiHdad derivada del desprecio por la condena anterior
que se refleja en una mayor pena dentro de la valoración propia del art. 41 del Cód.
Penal, sumada a la imposibilidad de libertad condicional (art. 14, Cód. Penal) lesio-
na el ne bis in (dem, al significar una doble valoración de la misma circunstanciaba-
jo rubros diferentes sólo en apariencia. Con todo, en ese caso, a pesar de la doble va-
loración, la pena todavía se mantiene dentro de las penas posibles previstas en el
marco penal. En la accesoria, en cambio, la multiplicación de la valoración es aun
más grosera, pues no sólo se produce como tal, sino que, además, tiene el efecto de
extender la privación de libertad incluso más allá del máximo de la escala, por tiem-
po indefinido. Al respecto, cfr. Ziffer, El deber de fundamentación de las decisiones
judiciales y la de'ter1ninaci6n de la pena, en "Contribuciones", CIEDLA, 3/1996, pp.
133 SS.
1l 4 "Fallos, C. S.", t. 324, p. 2153.
Casos de Derecho penal 323
12º Como dato adicional, conviene tener en cuenta que los hechos por los que
habían sido dictadas las sentencias correspondientes a los casos que se mencionarán
eran considerablemente más graves que 1os que suelen vol ver aplicable la norma del
art. 52 del Cód. Penal argentino, y, en particular, que los del caso a resolver aquí.
121 Caso 7906/77, Serie A 50, del 24/6/82.
122 Caso 23/1989/183/241-243, SerieA190-A, del 25/10/90.
Casos de Derecho penal 327
imposibilidad de ejercer un control suficiente era lo que tomaba
ilegítima a una "sentencia perpetua discrecional", un instituto
que el derecho inglés desarrolló como instrumento para enfrentar
el problema de los delincuentes peligrosos y mentalmente inesta-
bles (§ 73). Siguiendo esta línea, se destacó que el concepto de
"inestabilidad mental" -en el que los jueces ingleses se apoyan
para imponer una sentencia ,de por vida- es, por su naturaleza,
modificable con el paso del tiempo (§ 70), y que, por ello, la admis-
ibilidad de la custodia a la luz de la Convención depende de un
control judicial efectivo de la subsistencia de dicho fundamento.
Asimismo, para ser efectivo, este control debe ser lo suficiente-
mente amplio como para asegurar la presencia de las condiciones
bajo las cuales se autoriza la detención de una persona (doctrina
del caso "Weeks" 123, § 59). Se trata, en definitiva, de exigencias
muy similares a las que el Tribunal estableció, en general, con re-
lación a cualquier internación psiquiátrica 124. En una línea simi-
lar, también el Tribunal Constitucional alemán, al fallar en favor
de la constitucionalidad de la "custodia de seguridad" prevista
por el§ 66 StGB, le asignó importancia decisiva a la existencia de
controles periódicos 125.
Por regla general, cuando se invoca u.n a finalidad de preven-
ción especial, esto es incompatible con presunciones legales o con
soluciones tabuladas, sea que se trate de una medida o de una pe-
na. Por cierto, nada obsta a que el legislador presuma que ciertas
situaciones tienen efectos desocializantes e impida, en forma ge-
neral, ciertas penas en ciertas situaciones. Tal el caso de una re-
gla que prohibiera, por presumir iuris et de iure su efecto desocia-
lizante, que el encierro efectivo se prolongara más de 20 años, por
ejemplo, o toda pena de privación de libertad de corta duración.
Pero este estilo de razonamiento no funciona a la inversa, cuan-
do se trata de fundar una injerencia activa sobre el individuo: no
los jueces 129, ya que las razones por las que es posible dejar en
suspenso una primera condena de prisión nada tienen que ver
con la situación de un "multirreincidente". En efecto, de acuerdo
con el art. 26 del Cód. Penal, en los casos de primera condena a pe-
na de prisión que no exceda de tres años los tribunales tienen la
facultad de dejar en suspenso el cumplimiento de la pena, con
fundamento en "las circunstancias que demuestren la inconve-
niencia de aplicar efectivamente la privación de libertad". El ob-
jeto de esta disposición es evitar los efectos nocivos de la prisioni-
zación en las penas privativas de libertad de corta duración 130
cuando los delitos que entran en consideración son relativamen-
te leves, y las necesidades de prevención general no justifican
afirmar la norma al costo de una posible desocialización del con-
denado. Ordenar al juez que tome en cuenta esta circunstancia
respecto de quienes ya han cumplido efectivamente múltiples
condenas y son amenazados, en definitiva, con el encierro perpe-
tuo, carece de toda seriedad, y, ,de este modo, la regla se convierte
en un permiso para una discrecionalidadjudicial incontrolable.
129 Cfr. Carlos Creus, Derecho penal. Parte general, Buenos Aires, 1988, pp.
402ys.
13° Cfr. la reseña de los antecedentes parlamentarios de la reforma del art. 26
del Cód. Penal producida por la ley 23.057 en Guillermo Ledesma, La refonna pe-
nal y de procedimientos, Buenos Aires, 1984, pp. 91 ss.
131 Con respecto a la "custodia de seguridad"(§ 66 StGB), Bernd-Dieter Meier,
Strafrechtliche Sanktionen, Berlín, 2001, p. 278, señala que las dificultades prácti-
Casos de Derecho penal 331
casen cuantoa la identificación de los 11peligrosos" son aun de mayor peso que las ob-
jeciones constitucionales que pueden formularse respecto de la medida, la cual, se-
gún él, puede ser legitimada en tanto su aplicación se mantenga como ultima ratio.
132 Stratenwerth/Kuhlen, op. cit.,§ 1, n. 2 m. 20 (íde,n, Str atenwerth, 4.8 ed.).
133 Kaiser, op. cit., pp. 137 ss.
134 Las dificultades de constatación de esta circunstancia son evidentes. Sobre
este punto, sin embargo,Andrew Ashworth, Sentencing & CrilninalJustice, 2.0 ed.,
Londres, 1995, p. 169, documenta una cuota de éxito de apenas un tercio.
135 Ashwortb, op. cit., p. 167.
332 MarceloA. Sancinetti
136 Acerca de esto, cfr. Winfried Hassemer, Fundamentos del derecho penal,
Ed. Bosch, Barcelona, 1984, p. 321.
137 Luis JiménezdeAsúa,La ley y el delito, Buenos Aires, 1963, pp. 537 y s.
Casos de Derecho penal 333
152 Cfr. Beraldi, op. cit., p. 35; Santiago Mir Puig,Derechopenal, 4.º ed., Barce-
lona, 1996, p. 94 s.
153 Heike Jung, Sanktionensyste1ne und Menschenrechte, Bern, 1992, p. 85.
340 MarceloA. Sancinetti
g) Conclusión