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28 julio, 2020
La OMS señala que al menos 60% de la población no realiza la actividad física necesaria
para obtener beneficios
para la salud.
Los niños (as) y adolescentes son un reflejo de lo que ven y aprenden en sus hogares. La
familia juega un rol fundamental en la adquisición de estilos de vida saludable.
Como padres, debemos ser responsables de fomentar la actividad física, la cual debe
complementarse con una dieta adecuada y balanceada, tomando en cuenta la etapa del
desarrollo y edad del menor.
La obesidad, considerada como la epidemia del siglo XXI, es un temible flagelo, del cual los
niños y adolescentes no escapan. Se estima que existen 41 millones de niños menores de
cinco años con sobrepeso y obesidad, proyectándose una cifra de 70 millones para el año
2020, si no tomamos medidas preventivas.
Obesidad
Cansancio
Estrés
Niveles emocionales bajos
Problemas de cuello y espalda
Pérdida de flexibilidad en las articulaciones
Problemas de sueño
Debilitamiento óseo
Trastornos digestivos
Enfermedades cardiovasculares
Atrofia muscular
Osteoporosis
Hipertensión arterial
Aumento del colesterol y triglicéridos
Diabetes
Envejecimiento
El ejercicio físico es una actividad planificada, estructurada y repetida que tiene como
objetivo mejorar o mantener
los componentes de la forma física. Hablamos de deporte cuando el ejercicio es
reglamentado y competitivo.
Para una persona sedentaria, quizás lo más difícil es empezar a hacer ejercicio, sobre todo
si nunca se ha practicado o se ha hecho muy poco. Si bien la meta es realizar ejercicio, al
menos una hora al día, la mayoría de los días, se debe empezar en forma gradual, previa
revisión médica y recomendaciones pertinentes, si se padece de alguna enfermedad
crónica.
En el caso de los niños, debemos tomar en cuenta la edad y etapa del desarrollo en la cual
se encuentre, para la práctica del ejercicio físico.
Afortunadamente, los niños (as) más pequeños (as) se mantienen activos la mayor parte
del días, pero a medida de que va creciendo decrece el tiempo dedicado a la actividad
física, hasta llegar a la adolescencia, período en el cual el sedentarismo prevalece sobre el
ejercicio en muchos casos.
Las recomendaciones actuales nos informan que la cantidad mínima de actividad física
necesaria para garantizar una buena salud cardiovascular en niños (as) y adolescentes es
de al menos 60 minutos /día de actividad física de intensidad moderada a vigorosa.
Las escuelas juegan un papel importante en esta problemática, de allí que se debe revisar
los programas educativos, manteniendo el sitial de la materia Educación Física, la cual
pareciera estar destinada a desaparecer.
Las estrategias poblacionales incluyen un trabajo en conjunto para crear un entorno que
fomente estilos de vida saludable:
Organizaciones estatales y locales.
Profesionales de la salud.
Líderes empresariales y comunitarios.
Escuelas
Proveedores de cuidado del menor.
Medios de comunicación.
Población en general.
Como dice el dicho: “Más vale prevenir que lamentar”. Todos juntos, como sociedad,
debemos aportar nuestro granito de arena, en pro de mejorar la calidad de vida de la
población en general, en especial la de nuestros niños (as) y adolescentes, quienes
representan el futuro de nuestro país.
Nota: Cortesía.