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ZINDO&GAFURI

odnil éuq
qué lindo

roberta iannamico
Iannamico, Roberta
Qué lindo. - 1a ed. - Buenos Aires:
Zindo & Gafuri, 2015.
132p. ; 20x14 cm.

ISBN 978-987-37xx-xx-x

1. Poesía Argentina. I. Título


CDD A861

Fecha de catalogación: /2015

Ilustración de cubierta: Claudio Parentela


www.claudioparentela.net

zindo.gafuri@gmail.com

Diseño de portada: Patricio Grinberg


Sebastián Bruzzese
Diseño de interior: Sebastián Bruzzese
sebruz@gmail.com

Hecho el depósito que marca la ley 11.723.

Impreso en Argentina
Música que es luz

Este libro es una invitación a comer del mismo pan que el


misterio. Cierto es que esta posibilidad existe desde que
cobramos conciencia de que hay un mundo, aunque nuestro
posterior devenir en la adultez suele ponerle un velo uniforme
a ese regalo que se ofrece a nuestra percepción. La obra de
Roberta recupera lo que Maurice Merleau Ponty llamó habla
hablante: dar sentido como un acto poético y fundacional,
como un conjuro. Naturalmente, en esta experiencia anida toda
palabra. Luego, el tiempo y el uso convierten este rito iniciático
en mera habla hablada, un simple instrumento comunicativo,
una mueca operativa que ya no puede convocar la vitalidad
del signo originario. En esta dirección, la poética de Iannamico
tiene el encanto de la palabra fundacional.
“(…)
nació
como nace cualquier dios
lo pasábamos de mano en mano
para sentir su corazón
ay, su corazón
silencioso tambor. ”

“San Juan”, en Muchos Poemas, Voy a salir y si me hiere un


rayo, 2012.

Los poemas que siguen transforman al lector en un iniciado,


en un confidente secreto. Como en un culto mistérico, el yo
poético de estos poemas nos propone un conjunto de pruebas
y ritos para incorporarnos en una comunidad que nos ampara
y nos confiere recíprocamente identidad. Algo así como los

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pactos de la infancia, que se establecen desde una conmoción
compartida, como una forma de retener esa comunión en el
asombro. Los poemas de Roberta señalan, nos incitan a que
miremos ahí donde está aconteciendo algo que no se puede
repetir, y cuyo único registro posible es nuestra emoción. Pero
eso sólo puede realizarse con una voz tenue, casi como un
susurro: está guarecida en algún lugar observando, hablando
en voz muy baja para no interferir en el milagro que está
aconteciendo. Es nuestra compañera para las aventuras más
insólitas.
“mientras bajaba
cierto temor me acompañaba
crucé un campo
de plantas secas
caídas
sobre la tierra
caminaba esquivándolas
como a cadáveres
que eran,
sabía
que no tenía
nada que temer
pero estaba tensa
exageradamente alerta
y comprendí
que el camino estaba marcado
solo debía seguirlo”

Dantesco, Vox, 2006.

La vida se esconde en eso que no acabamos de comprender


y habla una lengua secreta, misteriosa. En esa manifestación
no hay interpelación ni voluntad comunicativa alguna, pero

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podemos oírla. Tampoco hay en ella, naturalmente, intención
significativa. Es pura expresión, como la forma de la naturaleza.
O una música que es luz: una cadencia que impregna las
formas y los colores dejando un rastro indecible, que habita
como un aliento divino.
Los poemas de Roberta pueden ser leídos como la exploración
de una extraña hermandad, hablan del universo como una
gran familia. En ocasiones, la exploración del los parentescos
se dirige a la totalidad. Entonces la voz cobra conciencia de
la disolución del uno en el todo, de ese ser yo que sólo en la
posición que implica integrar una constelación con lo demás.
Entonces escribir se convierte en cantar nuestra parte en
el coro del cosmos. Melodía subyugante del éxtasis y de la
desesperación: extrañarse de uno mismo en la experiencia
estética. Parirse desde la noche del mundo.
“Yo
concebida por la luz solar
-me distrae un chimango que pasa-
veo la forma
del árbol
contra los cielos
al costado de mi casa
no es
ni de noche ni de día”

en El collar de Fideos, Vox, 2001

Hay otro grupo de poemas que, en cambio, exploran las


relaciones personales. Interrupciones de la vida ordinaria donde
dos seres encuentran empatía, se convierten en confidentes
pasajeros que eternizan el instante gracias al milagro de la
comunicación. Ahí cuando el lenguaje palpita, tiembla ante la

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inminencia del acontecimiento. Ese temblor es, precisamente,
el idioma de la intimidad.

“miro a mi perro
el Bandido
y no lo reconozco
es igualmente negro
pero otro animal
tengo que preguntarle
¿Sos el Bandido?
es el Bandido
pero transformado
completamente. ”

en El collar de Fideos, Vox, 2001

La obra de Roberta también tiene una dimensión perturbadora


cuando se asoma al abismo del yo: son esos poemas en que
se abordan esas sorpresas que guarda uno para sí mismo. Y
es porque hay en cada ser también un universo: ese extraño
que nos habita y adviene por obra del mundo. O que nos
pone a nosotros mismos en ese orden. La ambivalencia de ser
nuestro propio secreto. La renuncia ante un núcleo irreductible
que no se somete a nuestra voluntad ni se ofrece a nuestra
comprensión, sino que apenas se digna a dejarse ver, como
un gato que pasea jactancioso delante de nuestra urgencia
por amigarnos. Ese yo propio y desconocido puede alumbrar
tesoros sin descubrir, como albergar también nuestra condición
siniestra, nuestro propio hombre de la bolsa. Esta exploración
del que podríamos ser, de ese otro que en nuestro yo se insinúa

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es también objeto de una conciencia emocional: diálogo entre
extraños familiares.
“y no entiendo por qué
mi caballo se convierte
y ahora es un tren que cruza la montaña
y ahora es un rey que no pisa lo negro ni lo blanco
y ahora abre un paraguas delicado
y ahora soy yo misma
cargándome sobre el lomo,
cansadísimo. ”

“La frontera” en Tendal, Ediciones del Diego, 2000

Del espanto a la risa hay un tramo corto, por eso también


Roberta también mostrarnos que también se puede ser
demiurgo de un pequeño mundo, ese que es una parodia del
real: el que cualquier chico puede construirse antes de que el
sentido de las cosas haya sido definitivamente impuesto. Hacer
de cuenta que el día celebra nuestro ánimo, coronarse como
Reina, casarse con un chancho peludo, armar una corte con
los animales más aristocráticos del lugar. Jugar también es
una forma de ahuyentar el miedo, de dejarse arrastrar por el
delirio de la naturaleza, que ciertamente exagera en eso de no
tener sentido. Entonces el poema arranca esa risa angustiosa
de quien hasta el extremo inquietante del juego, hacia el vacío
sobre el que se fundaron caprichosamente las reglas.
En relación con el todo, con la parte o con sí misma, como un
pequeño dios o la más modesta de las devotas, quien habla a
través de estos poemas se entrega a la tarea de correr apenas
algunos tenues velos del mundo, o de tejer otros cuando éste
luce su desnudez más cruda. Y al lector le queda la sensación
de que para eso aprendimos a cantar.

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De El zorro blanco, el zo-
rro gris, el zorro colorado

(1997)
El zorro blanco, el zorro gris, el zorro colorado

Vinieron el zorro blanco, el zorro gris, el zorro colorado.


Me olisqueaban los dedos de los pies.
Yo levantaba una pata y la otra, como una flamenca.
Entonces vinieron el zorro azul, el zorro plateado, el zorro
verde.
No sabían hablar pero se hacían entender clarísimo con movimientos
de sus colas.
Se acercaban con falsa timidez.
Más atrás, el zorro negro, el zorro púrpura, el zorro de agua.
Hacían pis para marcar el territorio.
Yo me senté en el pasto y, antes de que empezaran a comerme,
poco a poco,
me puse a tejer una cola para igualarlos en belleza.
Vino la tormenta y los zorros empezaron a correr en círculos.
No podían pasar la frontera que ellos mismos habían marcado.
Me agaché, agarrándome las rodillas hice pis,
y se abrió una puerta.
Salieron los zorros.
Me llevaban en andas en sus hombros como a una princesa.
La lluvia los desconcertaba. Los ponía loquitos.

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Bicicleta

El pueblo es mío en bicicleta.


Las orejas se tiran para atrás.
Puedo inventar el viento si pedaleo.
Cuando llueve hundo más fuerte
y la lluvia me escribe telegramas húmedos.
Me dibuja en el cuerpo un mapa.
Se parece al de mi pueblo
pero es infinitamente mayor.

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La vaca

La vaca se acuesta sola en el medio de la pampa


Sobre la letra P de la provincia de Buenos Aires
Mira las estrellas
El cuerpo lleno de lagunas
Por ahí navegan sabores
Sol que rumia para que se le haga amarillo entre los dientes
En la noche larga la teta se le enciende como un farolito
La luz mala
Como un planeta de cinco puntas.

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De Mamushkas

(1999)
I

Una mamushka contiene en su vientre


la totalidad de las mamushkas
porque no hay mamushka que no tenga
una mamushka adentro
madre hay una sola.

III

Las mamushkas en las plazas


se pierden en el vaivén de las hamacas
encienden cigarrillos
para disimularse tras el humo
de la calesita
eligen los animales simples.

VI

Las mamushkas se callan cuando deberían hablar


no pueden parar el murmullo que las habita
nadan en el rumor
de las hijas creciendo.

VII

Cuando una mamushka duerme


la mamushka de su vientre vela el sueño y canta
para que la mamushka de su vientre duerma.

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VIII

Una mamushka considera a la cebolla de su misma especie


no la corta ni la pica
la pela apenas
y esa desnudez
la hace llorar.

IX

Un cisne ruboriza a las mamushkas


un cisne rosado
hay múltiples cisnes debajo de las plumas
las mamushkas lo saben
no lo dirán jamás.

Una mamushka nunca


llevará vestido espumoso
pero sabe leer los pliegues de la seda
como su madre
y la madre de su madre.

XI

Las mamushkas aman las cucharas soperas


las usan de espejo
para verse al revés.

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XII

Nadie le dijo a la mamushka


que no nació de un repollo.

XVII

Una mamushka puede


hacer equilibrio sobre el lomo de una cebra
pero se aburre
prefiere desenhebrar
separar lo blanco de lo negro
envolver a la cebra con papeles bellos.

XX

Hay mamushkas que ponen huevos rosados


que contienen mamushkas
que ponen huevos rubios
o huevos verde agua
pero puestas a empollar
no hay gran diferencia.

XXV

Las mamushkas juntan las casas


que los caracoles abandonan
a veces viven ahí
y los caracoles guardan el sonido
de las mamushkas.

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De Tendal

(2000)
Tarde

El color del parque


a las cinco de la tarde
cuando es invierno
hace sospechar
cualquier cosa
tomo mate con mi hija
llamamos a los perros
moviendo los cuatro dedos
de una mano
no hay mejor compañía
todos los perros
se han vuelto
amarillos
se mueven como hojas
vuelan bajísimo
nosotras quisiéramos atarlos de las colas
hacer barriletes
antes de que se enciendan los faroles
y taza taza
cada cual para su casa
viene empujando la noche
no quiero saber
qué sucederá.

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El baldío

El baldío es abierto como un mar


lo cruzamos yo y mi amiga
el burro por delante
pinchan los yuyos en las patas sin medias.
En el verano venía el circo
no nos interesaban ni los elefantes ni los tigres
ya los conocíamos de las películas
pero sí un caballito enano
que tenía un ojo de cada color.
Sarco.
Un ojo azul y otro marrón se llama sarco.
Después vinieron los chistes
tiene un ojo marrón y otro a- zu- lado
pero era para disimular que al caballo lo queríamos para nosotras
nos habíamos enamorado de él
puede estar un día en cada patio
o en el baldío.
El sarco en el baldío.
Si se puede mirar descampado y saber si viene tormenta
yo voy a mirar los ojos de mi caballo
el azul si quiero ver el mar
el marrón si quiero ver la tierra.
Por la ventana que da afuera me dicen
sabías que pascual se fue al cielo
yo digo que sí pero es mentira
el caballo y el abuelo corren por el mar abierto
por el campito de la muerte baldía
se pinchan las patas.

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Justo cuando estoy por la mitad
tengo que volver para tomar la leche
no sé qué hay en el fondo del baldío
nunca llegué hasta la tormenta.

27
Un amigo del tío

Un amigo del tío


grandote
tirado en la playa
un perro lo despierta
tirándose sobre su espalda
me interesa sobre todo
la parte en que el chabón
acaricia al perro
sarnoso
cubriéndose las manos
con las mangas del pulóver.

28
La frontera

La frontera es tierra de nadie


con un caballo desalmado
ando por ahí
a nuestro paso
no florece nada
llevo las anteojeras bien puestas
para que no se sepa
el terror que le tengo al desconcierto
por ejemplo mi caballo
se arma y se desarma
ahora es una canoa que baja del río al mar
al agua de nadie
en lo profundo hay perlas
peces que se devoran entre sí
pero visto de acá no se nota
así tuviera ojos en la espalda vería las cosas siempre igual
mi caballo de cola larga
deja estelas de vidrio
para que los nadadores
no puedan seguir el rastro,
anda
por capricho
con un antifaz de llanero solitario
es exactamente lo mismo
de un lado u otro de la frontera
y no entiendo por qué
tenemos que andar por la línea
y no entiendo por qué

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mi caballo se convierte
y ahora es un tren que cruza la montaña
y ahora es un rey que no pisa lo negro ni lo blanco
y ahora abre un paraguas delicado
y ahora soy yo misma
cargándome sobre el lomo
cansadísimo.

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Cara de tomate

Cara de tomate
era uno de los personajes
no había que mover nada
para no ruborizarla
así y todo
la brisa
ciertos sonidos
que venían de lejos
la encendían
un tomate que se convertía en carroza
la cara hirviente
como un plato
recién servido
los curiosos venían
le acercaban cosas
para que las ilumine.

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Verdulería

Digo cualquier verdura


papa cebolla tomate
si estoy en ama de casa
lechuga mandarina
si es verano
si me quiero refrescar
alcaucil repollo
si me ataca el instinto de madre
madreselva
si estoy con la autoestima
por las nubes
brócoli coliflor
para jugar
salir a juntar ramos
chaucha
economía
kiwi
una fruta
que parece un animal
manzanas rojas
me quiero entregar al lujo
manzanas verdes
me entrego a lo frugal
pomelo rosado
un tesoro para las nenas
el azúcar puede ser la puntilla
algo masculino
los rábanos los nabos

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los dientes de ajo
el apio el limón
un zapallo de calabaza
para despertarme
con la luz de la mañana.

33
La medialuna

Yo cuando era chica


no sabía hacer la medialuna
cuando llevaba los brazos al suelo
no me animaba
a despegar las piernas
daba pataditas bajas
como los potrillos
en cambio las otras chicas
todas hacían la medialuna
algunas podían cruzar el patio entero
haciendo una medialuna
atrás de la otra
eran estrellas
girando
girando
en el momento en que la cabeza está abajo
y las piernas dibujan
un círculo de compás
el pelo roza el piso
como una escoba de seda
cuando se vuelve de la medialuna
hay que descansar los ojos
algunos segundos
yo aprendí a hacerla de grande
en sexto grado
practicaba a escondidas
lloraba a escondidas
de pronto supe

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algo obvio
algo natural
como cuando por primera vez se comprende
que para flotar en el agua
no hay que hacer nada
mi cuerpo abierto
sobrevolaba
la superficie de la tierra
un contacto veloz
con cada una
de mis cuatro puntas
una flor más
en el aire primaveral.

35
ruta 

Parábamos en la ruta
y mi mamá y yo
corríamos a hacer pis
bajábamos
al túnel
debajo de la ruta
nos agachábamos
daba risa escuchar los autos
arriba nuestro
con el culo al aire
a mi me vino
el viento en contra
y me mojé
nos reíamos
nos reíamos.

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De El collar de fideos

(2001)
Yo

Yo
concebida por la luz solar
-me distrae un chimango que pasa-
veo la forma
del árbol
contra los cielos
al costado de mi casa
no es
ni de noche ni de día
pero es la tarde
y el viento
yo
soy el centro
de todo
lo que veo.

39
Debajo de los pinos

Debajo de los pinos


el caballo de hule verde
con lunares blancos
tumbado
duerme
la panza hinchada
las agujas del pino caen lentas
lo cubren
ligeramente,
del frío.

40
Un pájaro llama

Un pájaro llama a mi puerta


con un canto
cuando se hace silencio
estoy sola
y no sé qué hacer
si abrirle o no.





41
Me hago un collar de fideos

Me hago un collar de fideos


un collar largo
que haga ruido
bajan los fideos
como gotas
por la lana
manguitos de fraile
también me hago una pulsera
con los fideos
y todos se enteran
cuando muevo las manos
si tuviera las uñas largas
me las pintaría de rojo
y golpearía las mesas
las tazas
las cosas de vidrio
como una lluvia suave
un pétalo de malvón
sobre cada uña
y uno de margarita
pegado con saliva
en la mejilla
es una lágrima blanca
una tristeza de amor.

42
Donde yo veía el camino

Donde yo veía el camino


hay una planta de zapallo
es una guirnalda
con enormes faroles
las hojas se rozan
y hacen ruido de cartón
o de un cuero liviano
a la sombra vive el sapo
rey solitario
que a la noche viene
hasta la puerta de mi casa
ni loca
lo beso.

43
Los camisones de mi abuela

Los camisones de mi abuela,


mi única herencia
junto con el juego de té
y las soperas,
son unos camisones
que están fuera
de la realidad
todos blancos
hay uno ideal
para andar entre gramíneas
campesino
sencillo
de una belleza natural
después
una enagua con breteles de cinta,
parienta del mar
por su erotismo,
dos enagüitas más cortas
púberes
y otro camisón
largo
que más parece
el vestido de un ángel.
Todavía no los usé
pero voy a empezar.

44
El tendal de ropa

El tendal de ropa

cómo me gusta

mejor que las guirnaldas

que las banderas

tan variado
cada prenda
vuela a su modo
cuando hay viento

algunas trágicas

otras bailanteras

y sin embargo es una unidad

cada tendal

como una familia numerosa

los broches son pájaros.

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Frente al castillo

Frente al castillo
pero lejos
unos árboles tensos
como brujas
atrás otros
sauces llorones petrificados
más atrás el bosque
brumoso
mis pasos son un susurro
en el pasto húmedo
miro a mi perro
el Bandido
y no lo reconozco
es igualmente negro
pero otro animal
tengo que preguntarle
¿Sos el Bandido?
es el Bandido
pero transformado
completamente.

46
Todas las madres

Todas las madres


guardan la memoria de la primera
mi bisabuela se suicidó
cuando mi abuela tenía
siete años
-una traición de amor-
tomó el veneno y estrelló
la jarra contra la pared
delante de su hija
dicen que primero
se preparó
se pintó
se puso las alhajas
se peinó el pelo rubio
frente al espejo
sin dejar de mirarse
con ese gesto que repite
todos los días mi mamá
y que yo
estoy empezando
a repetir.

47
Era un animal

Era un animal
todo de fuego
hermoso en su pelaje
despeinado
su presencia
se oía desde lejos
en mi corazón
como palitos que se quiebran
de noche
no podía esconderse
en ningún lado
aun dormido
seguía brillando
pobrecito.

48
Dantesco

(2006)
Dantesco

No con palabras, mejor con acero


si el juicio en el camino no tropieza.
d.a.

Era el mejor día de primavera,


después de haber tomado refugio
en la casa de Patricia
descansado comido y bebido
emprendí el regreso
Patricia me acompañaría
hasta mitad de camino
ella me guiaba
era un campo abierto y brillante
en plena tarde
cuando nos despedimos
frente al tanque de agua
al final
de la hilera de árboles
ella dijo
–Qué hermoso
el camino que nos separa
le pedí que me indicara
una dirección
(valiente Bramachari
con una remera de cielo
y un bolso cruzado
–Debe ser por allá
y señaló una tranquera
imposible no verla
una tranquera blanca
abierta
un horizonte alto
y curvo
que hacía notar
la redondez de la tierra
la abracé dos veces
y la vi desaparecer
ni bien pegó la vuelta
empecé a caminar
liviana
presa de un profundo bienestar
cuando llegué a la tranquera
la luz me pareció extraña
y tan fabulosa
que creía estar mareada
árboles sin hojas
a los costados de la entrada
hermosos árboles
eran los guardianes
y yo quedé en ese instante
por completo enamorada
decía ¡ahhhhh, ahhhh!
no podía dejar de exclamar
de suspirar
ante esos árboles
(la luz ponía de un leve amarillo
los troncos gris blanquecino)
frente a la puerta dudé
-¿Es cruzando esta puerta
ese lugar?-
porque el que acababa de pasar

52
no podía ser más lindo
la inclinación de los árboles
me dio a entender
que del otro lado
era todavía mejor
crucé
fui entrando de a poco
a ese campo sembrado
verde brillante el pasto
completamente parejo
el cielo celeste y el sol,
no podría explicar con palabras
lo que yo sentía
en ese lugar,
caminaba
olvidada de mi cuerpo
como si estuviera
hecha de espacio
y a la vez consciente
de la gran belleza
y de que había algo
que no era normal
se me ocurrió mirar al sol
(éramos el pasto el cielo
el sol y yo)
y vi nada menos
que el sol
que no es con puntas
como se lo dibuja
es absolutamente redondo
y todo luz
podía diferenciar
el sol de sus rayos

53
rayos de luz
que se expandían
por todo el aire,
cuando llegué al alambrado
comprendí
que comenzaba el descenso
crucé el alambre
y todo era naturaleza
piedras, tierra
yuyos de distinto tipo
era bello pero ya no celestial
cierta semilla de temor
aparecía en mi
mientras bajaba
con el sol,
un águila mora
fue el primer ser que vi
planeaba en círculos
por encima mío
me asustaba un poco
su cercanía
su vuelo rasante y su canto
y me di cuenta
que no se puede decir con letras
el canto de un pájaro
si quisiera escribirlo acá
no podría
tomé el ritmo de ese canto
para caminar
una liebre salió corriendo
cuando pasé por al lado
una liebre de ese dorado oscuro
del que suelen ser las liebres

54
(no sabía que eran tan grandes
las liebres)
mientras bajaba
cierto temor me acompañaba
crucé un campo
de plantas secas
caídas
sobre la tierra
caminaba esquivándolas
como a cadáveres
que eran
sabía
que no tenía
nada que temer
pero estaba tensa
exageradamente alerta
y comprendí
que el camino estaba marcado
solo debía seguirlo
con gran comodidad
aparecieron los chimangos
más abajo las palomas
y ya casi se oía
el ladrido de los perros
de mi pueblo
siguiendo ese camino.
que extrañamente aparecía ante mi
llegué al arroyo
crucé el arroyo
por una hilera de piedras
allí dispuesta
una piedra muy grande
por la que tenía que pasar

55
era como una cabeza calva
con pasto como pelos
en forma de corona
me pareció la cabeza del Dante
o de mi abuelo Pascual
Pascual Iannamico
el amigo de Juan
(sin duda Boccaccio)
me reencontré con el arroyo
como con un hermano
era en la orilla
una plataforma de piedras
me imaginé un lugar
para oficiar ceremonias
ahí hice pis
di medía vuelta y crucé otro alambrado
el sol justo se ponía
y yo entraba a mi aldea.

56
De Muchos poemas

(2008)
Como gepetto

En la panza de la ballena
enciendo una vela para escribir
las costillas son
un arcoiris sin color
un templo
donde escucho
mi propia voz
afuera el mar
baila solo.

59
Piedras

Había unas piedras


grandes y bestias
en un camino
en la montaña
las piedras son tan duras
que no necesitan piel
aunque el agua les imprime
una piel suave
y el viento
cierta piel de gallina
a la sombra son frías
y son calientes al sol
hay una con forma de zapato
o de cabeza de perro
y otra con forma de sapo
que es una de las formas más comunes
entre las piedras
un árbol creció sobre una piedra
se adhirió a ella
tomo su exacta forma
la raíz no podía penetrar
como en la tierra
era un árbol que vivía de la lluvia
o del aire
o del amor a su piedra.

60
Boris

Un chico raro
boris
yo le veía algo raro en un ojo
o en una ceja
algo frankestainiano
me dijo
me operaron
me sacaron
una pelota de tenis de atrás del ojo
no te asustes
se levantó el pelo y me mostró
la cicatriz
un cierre relámpago
de lado a lado
se quería ir del hospital
cuando salió
cabeza de momia
caminó 15 cuadras hasta su casa
después le latía
dice que desde ahí
empezó a ser más alegre
en su pueblo
las viejas rezaban por él
los amigos fueron a recibirlo
con la bandera del club.

61
Las cosas

Siempre con las cosas


la ropa
los platos
los huevos duros
el agua de la canilla
los juguetes tirados
lo caliente
lo frío
lo suave
lo pesado
las cosas que entran
en una mano
eso es lo que tengo
para armar un mundo.

62
Tornquist

Martes a la mañana
todo el pueblo está trabajando
el panadero, el mecánico, la maestra
todos trabajan
pero no se escucha nada,
porque en ese momento
todos trabajan silenciosamente
es un instante especial
las flores trabajan de estar lindas
las hojas aprovechan
el momento de santa quietud
para hacer rondas y corridas
por la calle
libertinas,
la hamaca continua
en su eterno yin yan
la plaza es un laberinto
abandonado bajo el sol
en un sector
el lago con patos
patos blancos
y orondos jaspeados.

63
Panaderos

Hay panaderos blancos


y panaderos rosados
los blancos son
para los deseos buenos
los rosados
para los fantásticos.
Me empacho con los panes
que pasan flotando
si tuviera que juntar en uno solo
todos los deseos
el panadero
sería el sol.

64
El viento es mi compañero

Si estoy sola
enseguida viene
a decirme al oído
cosas,
una larga cosa
me dice el viento
al principio camino
como si no lo oyera
un poco me irrita
su prepotencia
pero después
no entiendo cómo
estoy sola en medio de un campo inmenso
recién sembrado
con apenas pasto verde
recién nacido
el viento lo acaricia con fuerza
lo recuesta sobre la tierra,
y de pronto yo siento suave
su voz que me enojaba
y él canta para mí
y yo me dejo acompañar por el viento
cada vez más fuerte
es su voz
y yo me siento atravesada
por completo entregada
a él
los árboles cantan y bailan

65
cuando se calma
cuando se calma
es una paz.

66
Nubes

Escenario:
una pradera
entre dos montañas
qué se ve:
eso
y el cielo
celeste perfecto
y nubes
voluptuosas
bien formadas
dan ganas de saltar
y revolcarse sobre ellas
pero no se puede
porque son como de humo
cualquier cuerpo las traspasa
ahora se van en manada
se esconden
atrás de la montaña
es su camarín
ahí se empolvan y se emperifollan
se baten las plumas
aparece una
la protagonista
cadenciosa
lírica
pomposa
atrás otras
como un grupo de bailarinas

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encantadas con hacer rondas
multitud de nubes
empiezan a asomarse
el viento empuja una enorme
que por el costado entra a escena,
es una historia de amor
se acercan los amantes
ominosamente
amorosamente
se posan
una sobre la otra
como yo soñé
multitud de nubes se acercan
a gran velocidad.

68
Tarde

Serenidad de la tarde
dos pájaros conversan
uno arriba y otro abajo
como viejas,
el que está abajo se acerca
me hace la pasadita
es un hornero
galante paisano
se va
caminando como llegó
está dando
un paseo por la tierra.

69
El peinado

Pensé que era una mariposa


pero era un pequeño murciélago azul
apareció de noche
mientras dormía,
para que no me molestara
con su revoloteo
lo atrapé
lo puse abajo de la almohada
y seguí durmiendo
cuando me levanté
Flor que me peinaba dijo:
–No te asustes
pero tenés en el pelo
un murcielaguito azul
era lo que temía
lo que quería evitar
pero estaba ahí
agarrado a mi pelo
como un broche lujoso.

70
Niebla

La niebla avanza
por entre los árboles
por entre las casas
y en su avanzar se adensa
todo el paisaje
se vuelve lejano
envuelto
en blanquecino misterio
un velo
un tul
como el de las novias
como el de los muertos.

71
La cama

Si es cama grande
una madre
puede ser aristocrática
o humilde madraza
si está revuelta
todo es permitido
a todos hospeda
recién tendida y con sábanas limpias
es un sobre
soy la carta
cierro los ojos
y me envío.

72
Viajar en tren: un poema lírico

Cuando no existan más los trenes


¿adónde estará
este sentimiento?
ver pasar la ciudad
en ese cadencioso traqueteo
los suburbios
pasan madres
con chicos y bebés
padres
en bici con sus nenes
el campo
se acerca
un cachorro en el basural
nos mira pasar
hay charcos mugrientos
que se han convertido en lagunas
nadan patos ahí
belleza triste
pobreza
llena de sol
dorada de pastos secos
de luz con calor
de polvareda
pastos peinados
de cualquier manera
un potrillo
cruza corriendo
símbolo de juventud

73
casas bajas
acordes al tamaño
del cuerpo humano
puertas y ventanas
pintadas de azul
y de pronto el campo
campo,
campo,
y una sensación
más en el estómago
que en el corazón.

74
Lágrimas

Bienvenidas lágrimas
al fin
algo sale de adentro mío
algo que verdaderamente soy
agua
sal
es un manantial
agua que hidrata el alma
agua que calma
que rebalsa por los ojos
nuestras ventanas
por la nariz
doble puerta principal
están baldeando la casa allá adentro
que reluciente quedará.

75
Duermo con las dos

Duermo con las dos


como una leona
con sus cachorras
en la oscuridad
mi respiración es suave
como una sábana
la de ellas es fuerte
y llena de gracia.

76
San juan

El agua del arroyo


estaba mágica
(lo sé por su sonido bajito)
nos lavamos las caras
desde lejos
vino corriendo un perro
a quedarse para siempre
un perro claro
nos acompañaba
en la caminata
una de nosotras
descubrió entre los pastos un huevo
caído del nido
lo agitamos
cerca del oído
el huevo hizo toc toc
y se abrió
¿era un pájaro?
¿un dragón?
nació
como nace cualquier dios
lo pasábamos de mano en mano
para sentir su corazón
ay, su corazón
silencioso tambor.

77
Inés y pilar

(2011)
Inés y pilar
salieron a pescar
en un botecito
de colores gastados
las olas
como montaña rusa
el ruido fuerte del agua
en la cima
y bajaban
pasaban otros
con portentosas lanchas
casi las tiraban
¿era un rio o era el mar?
un mar dulce
parecía
y ellas fluyendo
infinidad de ríos
más chiquitos
desembocaban ahí
se metieron por un arroyo
muy pero muy angosto
con techo de árboles que se juntan
un túnel hecho de plantas
y abajo el agua
pilar con el remo
como un barquero
inés en la proa
como una parte del barco

81
mirando
una curva en el arroyo
unos árboles caidos
no las dejaban avanzar
se detuvieron
el silencio
era total
de aquel lado un bosque
en sombra
irradíaba un misterio
que daba escalofríos
de este lado el sol
el agua quieta
cada una con su caña
se pusieron a pescar
a esperar
el silencio
era total
ay ay ay ay
pescó un pez
un bagre
hermoso como son todos los bagres
dorado
con ojitos asustados
suplicando
dando coletazos
con todo el cuerpo y llorando
era la primera vez
que oían llorar a un pez
no lo podían creer
apuradas le sacaron
el anzuelo y lo soltaron
estremecidas

82
respiraron
la luz del bagre
dejo impregnada
el aura del bote
volvieron tomando mate
por el camino ya hecho
otra vez
cruzaron el océano
en el canobote el sol
se miraba en el espejo
y en el agua el cielo
planos paralelos
no había ni viento
corazones serenos
latiendo a la par
inés y pilar

83
De ris-ras,

(2015)
El pescador

Tiraste la red al mar


con tus amigos
sacabas peces y peces sin parar
peces de plata
se te regalaban,
la red era muy pesada
era para compartir

también hubo veces


en que no pescabas nada
o enfrentabas una tempestad
y la calmabas

te dormías acunado por las olas


mirabas las estrellas
te reías de algún chiste

así es la vida
de los pescadores.

87
Mi piedra

La piedra en la que estoy sentada


todo lo soporta
la piedra en la que estoy sentada
vive encantada
por el canto
del agua
la piedra en la que estoy sentada
tiene una mitad mojada
y la otra mitad con sol
la piedra en la que estoy sentada es mansa
quiere ser acariciada
es callada.

88
De nomeolvides

(2015)
inésita la vio

inesita la vio
o por ahí la oyó
en la estación de servicio
abajo del tacho de basura
la mariposa
tenía un ala rota
y más llamaba la atención
más que sus alas
su cuerpo negro
con lunares blancos perfectos
la llevamos a una planta
para que pase el resto del día
¡Un tacho de basura
No es lugar para una mariposa!
Cuando entramos al baño
de la estación
mirándose al espejo estaba
una mujer con vestido ajustado
negro con lunares blancos
con ine nos miramos
disimulamos.

91
al tiempo que nacían nuestros chicos

al tiempo que nacían nuestros chicos


nos rodeaban cuando nos juntábamos
apenas éramos las mismas
en cuanto hablábamos nos daba risa
antes que nada éramos amigas
después que el mundo siga su ritmo

92
mientras va pasando el tiempo

mientras va pasando el tiempo


en tanto que viento es que nos despeina
siempre que
como el aire nos dejamos llevar
adonde no sabemos
ahora que te miro bien
tenes algo acuático alrededor del iris
hoy que contabas
los hechos de tu vida
yo veía la costa
del mar cuando atardece
el planeta tierra
visto desde lejos

93
de sol

de sol
era tu cuerpo entero
con la mano me tape los ojos
por no poderte mirar
me sentí liviana
como una nube tirada
sobre la cama.

94
¿qué querés?

¿qué querés?
cualquier cosa
cuyo nombre no sepa
¿cuánto cuesta?
como mil instantes
¿cómo la puedo pagar?
en cuotas
¿cuándo pago la primera?
ahora
¿dónde la paso a retirar?
acá

95
silencio

silencio
la soledad
en la ciudad
hay un amigo en mi apellido
lo voy a saludar
abrigate si hace frio
santo que me acompañás

96
esta musa de campo es más parca

esta musa de campo es más parca


esta ninfa de arroyo bonaerense
ya está acostumbrada a charlar
con el viento
¿Qué te dice? ¿Qué te trae?
Un momento muy intenso y después paz

97
De ANIMALES
Caprichos de vaca*

La vaca dijo:
–Quiero ser princesa
Y la peinaron con peine de cristal.

Al rato dijo:
–Quiero ser un barco.
Y la empujaron hasta la playa,
la espuma del mar la acariciaba.

Ahí dijo:
–Quiero ser pájaro.
Y le pusieron pico,
le pusieron plumas.

Después dijo:
–Quiero ser una flor.
Y la regaron.
–Quiero ser la luna.
Y la salpicaron con brillitos plateados.
Siguió diciendo:
–Quiero ser una bruja.
–Quiero ser un reloj.
–Quiero ser mandarina.

Era una vaca antojadiza


pero hermosa como ninguna otra.

* Editado originalmente en Libros del caracol, Estrada, Bs. As.,


1998.
101
Animales pintados

Con un pincel de pelo de camello


pinté un pájaro.
Soplé tres veces al aire
y el pájaro salió volando.
Lo sorprendió el verano:
picoteaba el corazón de todas las frutas.

Con un pincel de pluma de pájaro


pinté un camello.
Di tres golpes en la tierra
y el camello salió andando.
Lo sorprendió el invierno:
nevaba sobre la punta de su joroba.

102
Noche de reyes

Pongo agua y pongo pasto.


Es la noche de reyes y los camellos deben llegar cansados.
Miro por el ventiluz. Alguien viene desde el fondo.
Salgo al patio en puntas de pie y me agacho atrás de la higuera.
Son dos ciervos, una hiena, un lobo y otro animal que no
conozco.
Entran al galope. Desparraman el pasto. Lo tiran para arriba
como papel picado. Vuelcan el balde. Se cuelgan de la ropa del
tendal y salen corriendo con una media o un pañuelo entre los
dientes.
Empiezan a comerse las plantas de los canteros, el maíz de las
gallinas, las gallinas, los huevos, los sifones.
Se comen los higos de la higuera y me descubren temblando
bajo el vapor de sus hocicos.
-«Los reyes magos no existen»- susurra uno de los ciervos.
Ahí nomás se comen las flores de mi camisón y desaparecen.

103
Tres nenas y un tigrecito

Tres nenas y un tigrecito


encontraron una casa abandonada
una casa sencilla
de madera y paja
con dos ventanas
y una gran cama
se tiraron a dormir
como plumas
que por el aire bajan
el tigrecito entre ellas
les daba calor
peludo y amarillo
un sol.
El chancho peludo

(1996, inédito)

I
I

Le mandó saludos el chancho peludo, y como ella contestó se


le vino al humo.
Se le acobachó a los pies de la cama.
Asomaba la mano entre las cobijas y la saludaba.
Agitaba una medía como bandera. Escarbaba el colchón y
tiraba
plumitas por el aire.
Cuando ella se iba, el chancho peludo salía de su madriguera y
posaba para el espejo.
Le espiaba los cajones. Se perfumaba y escondía lápices entre
las sábanas.
Le dejaba mensajes en el revés de todas las cosas.

II

El chancho peludo sueña que tiene vestido de raso y que va en


una camioneta saludando como la reina del carnaval, y que le
tiran margaritas.

–Mi abuelo –contaba el chancho peludo– era el chancho que


vuela de flor en flor. Era más bello que cualquier ave y que
cualquier mariposa porque era el abuelo mío. En sus ojos de
leche tenía grabado el viento, era amigo de los lobos y decía
chuculate en vez de chocolate».
Y al decir esto el chancho peludo se ponía a llorar como una
Magdalena, se limpiaba los mocos con las cortinas y, para
calmarse,
pedía un té con limón y una aspirineta.

107
VIII

–Depílate, bestia peluda»- le digo, y el chancho peludo que se


ofende y se encierra en su madriguera a mirar postales.
Cuando estuve en México, dice, cuando estuve en Madrid,
cuando subí a las pirámides de Egipto, cuando estuve en
Manhattan, en el Amazonas.
Y se dibuja con una fibra entre los paisajes. Y se dibuja paisajes
sobre la piel peluda como un bosque.

Cuando el chancho peludo dice poesías yo lo aplaudo, y es tal


la excitación que esto le provoca, que empieza a aletear como
un picaflor por toda la casa, se choca el hocico contra las paredes,
grita: –Otra!¡Otra! –medio borracho hace reverencias,
escarba en las baldosas, se come las patas de los muebles.

XIII

–Hoy es mi cumpleaños –me dice el chancho peludo. Yo se


que miente. Es nada más para soplar las velas y apagar tres
deseos. Y por el regalo.
Entonces le compro alguna pavadita. Él me arrebata el paquete
y lo abre con cuidado de no romper el papel.
En los días que siguen se dedica a envolver cualquier cosa para
sorprenderme. El cepillo de dientes, por ejemplo, o el almanaque,
o la manija de la heladera.
Hasta que un día aparece con un regalo –¡Feliz cumpleaños! –me dice.
Yo lo abro y adentro del papel está su mano peluda.
Esto lo hace morir de risa, pero no termina acá. En la mano
tiene otro paquete –Abrílo –me dice, y adentro está su dedo
con un anillo. –Me casé con vos.

108
XIV

Al chancho peludo no le hace gracia tener esa cola.


Prefiere una larga y lacia, como la de los caballos.
A veces se ata una bufanda o un pañuelo de los que uso en el
cuello. Los arrastra por el suelo como una cola de novia.
Anda por toda la casa con el trote huidizo de los unicornios.

XV

El chancho peludo se quiere comer a la muñeca.


Llego justo y se la saco de las garras. Tiene el vestidito roto.
–¡Estás loco! –le digo.
Me mira con ojos de espanto. –Estaba jugando –grita. –Estaba
jugando –y corre a esconderse abajo de la cama.
Tiembla. Y yo no conozco angustia más grande.

XVII

El chancho peludo está encantado con mi pelo.


Me dejo peinar, porque da sueño y porque sí.
Él hace trenzas, nudos, me pone hebillas.
Con dos rodetes a los costados parezco una osa panda.
–Pero si estás preciosa –y no puede parar de reírse.
Le gusta burlarse de mí, y cuando estoy a punto de enojarme
dice: –Bueno, ahora péiname vos.
Le cepillo el lomo con un cepillo de limpiar.
A veces me dan ganas de podarlo como esos arbustos a los
que se le da forma de copa, o de hongo, o de alguna extraña
estrella.

109
no sé

no sé
según
lo que pasa es que siento
porque tengo cuerpo
y tengo pensamiento
ahí está pués
ya que tanto me querés
si supieras
quedo sin mundo
siempre que aparecés
como árbol que tapa el bosque
con tal que lo vean a él

110
me entristecí con todas las palabras

me entristecí con todas las palabras


que nombran cosas del hospital
no pude encontrar nada alegre
salvo los moños
rosas y celestes
de la maternidad
abrí la ventana
quisiera que una luz curativa
se posara sobre cada cuerpo
y los fluidos
corran como ríos limpios
pero sí hay algo para amar
en el hospital
los seres humanos
despojados

111
sola en la calle

sola en la calle
amor en corazón
es el trigo de mi pan
el grito que no doy
por vos

112
Canciones
Bandido

Si no conocen
ningún bandido
ahora lo van a conocer
quieren saber
quién es el bandido:
él es mi perro fiel
es todo negro
como la noche
en la oscuridad no se ve
aúlla a la luna
ladra a los coches
va por las calles como un rey
él es Bandido
mi perro amigo
que nadie se meta con él
yo lo defiendo
se los aviso
porque yo también soy fiel.

115
Reina por un día

Reina por un día


Es una flor tímida
El sol brilla para todas las flores
Pero para ella un poco más
¡qué vergüenza le da!

Reina por un día


Es una flor tímida
Una mariposa la besa
Y ella empieza a temblar
¡qué vergüenza le da!

No te apenes linda flor


Es solo por hoy

Reina por un día


Es una flor tímida
Un viento fuerte se acerca
La invita a bailar
¡qué vergüenza le da!

Reina por un día


Es una flor tímida
La rodean todas las abejas
Se quieren endulzar
¡qué vergüenza le da!

No te apenes linda flor


Es solo por hoy

116
Paisaje raro

Una ciudad
Sumergida en el agua
No vivía nadie
Ni siquiera los fantasmas

Los peces pasaban


Por puertas y ventanas
Por la avenida iban
Tres patitos y una pata

Un viento rompió el silencio


Cuatro flamencos volaban
El agua era un espejo
Sobre el techo de las casas.

117
Los elefantes

En plena noche
Dos elefantes van
Uno es el hijo
Y la otra es la mamá

El lucero
Es su compañero
En el desierto
El sueño los sorprenderá

El mas chiquito
se queda dormido (Ay)
la mamá le hace
con arena un nido (ahistá)

ya la luna
los acuna
los elefantes
sueñan con llegar al mar

al mar

al mar llegarán
la espuma los besrá
y a la luz del día las olas
los van a hamacar

pacá

118
pallá
pacá
pallá

119
3 tiempos

antes iba por un camino largo


en un campo blanco
ahora encontré este atajo
y cuando estoy por llegar
a poner dos ramas
en el fuego del altar
mañana
me dirás

antes de que caiga el último


petalito rosa del ciruelo
ahora decime
y por favor confirmame
mañana empiezo a contar
cada pétalo que cae

antes los nenes alrededor del sauce


ahora
le cantan porque llora
y llueve
mañana verde

antes me dabas el mundo

120
yo jugaba
ahora me das
un agujero negro
en el que me pierdo
y como soy miedosa vuelvo
mañana es pura esperanza

antes era realmente dorado


el cielo y su reflejo en el mar
ahora respirar
inmensidad
y es la vela tu camisa
la empuja el viento
mañana cuando pases
seré la espuma que se deshace

121
Índice

Música que es luz 5

De El zorro blanco, el zorro gris, el zorro colorado 11


El zorro blanco, el zorro gris, el zorro colorado 13
Bicicleta 14
La vaca 15

De Mamushkas 17

De Tendal 23
Tarde 25
El baldío 26
Un amigo del tío 28
La frontera 29
Cara de tomate 31
Verdulería 32
La medialuna 34
ruta  36

De El collar de fideos 37
Yo 39
Debajo de los pinos 40
Un pájaro llama 41
Me hago un collar de fideos 42
Donde yo veía el camino 43
Los camisones de mi abuela 44
El tendal de ropa 45
Frente al castillo 46
Todas las madres 47
Era un animal 48

Dantesco 49
Dantesco 51

De Muchos poemas 57
Como gepetto 59
Piedras 60
Boris 61
Las cosas 62
Tornquist 63
Panaderos 64
El viento es mi compañero 65
Nubes 67
Tarde 69
El peinado 70
Niebla 71
La cama 72
Viajar en tren: un poema lírico 73
Lágrimas 75
Duermo con las dos 76
San juan 77

Inés y pilar 79

De ris-ras, 85
El pescador 87
Mi piedra 88
De nomeolvides 89
inésita la vio 91
al tiempo que nacían nuestros chicos 92
mientras va pasando el tiempo 93
de sol 94
¿qué querés? 95
silencio 96
esta musa de campo es más parca 97

De ANIMALES 99
Caprichos de vaca 101
Animales pintados 102
Noche de reyes 103
Tres nenas y un tigrecito 104

El chancho peludo 105


no sé 110
me entristecí con todas las palabras 111
sola en la calle 112

Canciones 113
Bandido 115
Reina por un día 116
Paisaje raro 117
Los elefante 118
3 tiempos 120
otros títulos de la editorial

ben lerner
elegías doppler

emmanuel hoquard
esta historia es la mía

john cage
indeterminación

severo sarduy
diario indio

rae amantrout
necromancia

karmelo iribarren
no hay más

wallace stevens
adagia

carlos batilana
el lado ciego

selva dipasquale
la sombra de la mano
carlos martín eguía
150 gramos

santiago pintabona
la copa de la cabecera

patricio grinberg
manila

diego gersovich
consumo personal

fernando molle
los contrarios

jorge rezzano
Alcohol para después de quemar

carolina massola
la mansedumbre del pez

mauro lo coco
niño cacharro

alejandra sagui
pareidolias
impreso por
Tecno offset
Araujo 3293
agosto de 2015

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