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Profesorado de Lengua y Comunicación Oral y Escrita

Asignatura Literatura Española

Unidad: II
Clase Nro: 05
Tema de la Clase: El siglo XVII en España

Como ya habíamos visto, este siglo es históricamente conflictivo pero literariamente brillante. El
gran Siglo de Oro abarca desde los últimos 25 años del S. XVI y los primeros 35 del S. XVII.
En lo político y económico se produce el resquebrajamiento del Imperio español, España deja de ser
una potencia política de poderío mundial. Las guerras son muy costosas y la situación económica se
va complicando.
Los tres reyes de este período, Felipe II, Felipe IV y Carlos II, llamados los Austrias menores por su
falta de capacidad, ostentan un poder disminuido. El gobierno queda en manos de sus “validos” que
actúan como primeros ministros.
En el arte surge el Barroco. Esta denominación fue usada en principio para designar las artes
plásticas y la arquitectura en los siglos XVII y XVIII. Se aplica a la literatura a partir del S. XIX.
Aplicado al arte el término Barroco tuvo, en principio, un carácter peyorativo o despreciativo, ya
que se refería a las obras que no se ajustaban a la norma canónica.
También etimológicamente la palabra barroco presenta dos líneas semánticas que le aportan un
matiz negativo: perla deforme o que no es perfectamente redonda y uno de los silogismos en el
pensamiento escolástico caracterizado por lo complicado.
En 1888 y 1915, Wolfflind confronta el arte renacentista y el arte barroco. Él se refiere a la pintura,
a la escultura y a la arquitectura, pero sus conceptos son también aplicables a la literatura. La obra
renacentista se caracteriza por ser superficial, clara, serena, armoniosa, natural, medida, simple. La
obra barroca es profunda, oscura, desmesurada, artificiosa, inarmónica y compleja. “Las Meninas”
de Velázquez, presentan una estructura típicamente barroca: se trata de un cuadro dentro de un
cuadro. El pintor pinta un cuadro que no vemos. Podemos interpretar que está pintando la escena de
corte que aparece ante nuestros ojos, o que está pintando lo que se refleja en el espejo al fondo de la
escena. Se ha comparado esta construcción con la estructura compositiva del Quijote. También allí
se da la complejidad de un libro dentro de otro libro. Una construcción en profundidad que luego
analizaremos.

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“Las meninas” de Velázquez

Antonio Maravall estudia el Barroco como estructura histórica y sostiene: “La literatura barroca es
un instrumento conservador, urbano, manipulado por los sectores monárquicos, señoriales para
conservar sus privilegios”. Su definición política e ideológica está vinculada a la situación histórica
en que surge este estilo. Este autor cree que la cultura barroca es dirigida, masiva, urbana y
conservadora. Tiende a controlar la ideología y a promover el poder central. Por eso son épocas de
censura y de autocensura.
Maravall se refiere casi exclusivamente al teatro de Lope de Vega y sus conceptos no son aplicables
a textos como El Quijote.
Desde el punto de vista literario, la cosmovisión barroca se traduce en la expresión del sentimiento
de angustia del hombre, que siente que su mundo se derrumba. De allí los temas de la muerte y el
tiempo tan presentes en la poesía de Quevedo o la idea del fluir fugaz del tiempo como tópico de la
poesía de Góngora. Pero junto a estos temas también se da la exaltación de la vida y del amor, y el
tópico del “Carpe Diem”, como aparece en algún soneto de Góngora. Hay gusto por mostrar los
contrastes y, sobre todo, el engaño y desengaño, la apariencia y lo real, el conflicto del ser y el
parecer. El hombre del Barroco se plantea la posibilidad o no de conocer la realidad, la existencia de

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una realidad objetiva o de realidades subjetivas.


Por otra parte, el Barroco incursiona en la burla y parodia de los valores literarios tradicionales. Un
gran poeta como Luis de Góngora trata los grandes mitos con seriedad o en forma burlesca. Importa
menos el tema que el virtuosismo que le permite estas variaciones.
La lengua barroca es una lengua trabajada, elaborada, apartada de la coloquial. Se caracteriza por el
uso de palabras y sintaxis latina. Una de las vertientes de la poética barroca es el conceptismo,
caracterizado por el uso de agudezas que consisten en trabar relaciones entre objetos diversos de
campos semánticamente alejados. Esta agudeza se expresa en diferentes procedimientos como la
comparación, la metáfora, la alegoría, los juegos de palabras, los equívocos y las dilogías. La
palabra poética del Barroco tiene un fin en sí misma, por eso a veces la oscuridad que presenta
requiere de un lector competente. Pero como dice García Lorca, siempre se puede despejar el
sentido.

Algunos datos de la biografía de Miguel de Cervantes:


Si bien debés leer en cualquier texto la biografía de Cervantes, consideramos importante destacar
algunos aspectos que, sin duda, condicionan su producción.
En primer lugar debemos considerar que Cervantes no tuvo una formación cultural universitaria, si
bien estudió en Madrid con un famoso gramático erasmista, racionalista y crítico, que era Juan
López de Hoyos. A pesar de no haber tenido una formación sistemática es evidente que su cultura
literaria era amplia y profunda y que estaba al tanto de los grandes debates teórico-literarios de su
tiempo.
Otro aspecto que no se debe olvidar es que Cervantes fue soldado, que se alistó en la compañía del
capitán Diego de Urbina para servir al Rey contra el enemigo turco y para servir a la Iglesia contra
el enemigo mahometano. En 1571 participó con la armada cristiana en la batalla de Lepanto, donde
demostró su valentía y fue herido en el pecho y en la mano izquierda. Toda su vida manifiesta
orgullo por la batalla de Lepanto: “…la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los
presentes, ni esperan ver los venideros” (Prólogo. II parte de “El Quijote”).
Cervantes participa en otras acciones militares hasta que, en 1575 es tomado prisionero por los
turcos y llevado a Argel donde vive 5 años en cautiverio. En ese período tiene cuatro intentos de
fuga que lo muestran como un hombre de acción, emprendedor, atrevido y arriesgado. También
muestra su fortaleza moral porque prefiere la tortura a la delación. En 1580, tras el pago de un
rescate, logra ser liberado. Este aspecto de su vida lo muestra orientado hacia los ideales heroicos,

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pero el resto de su existencia no le proporciona posibilidades de realización en ese sentido. Estas


características de la personalidad cervantina aparecen en El Quijote, por ejemplo en el discurso de
las armas y las letras.
Es posible que haya tenido un sentimiento de desengaño y que la escritura le haya servido para
sublimar sus deseos frustrados.

Algunos conceptos teóricos que serán útiles para entender El Quijote:


En primer lugar, resulta pertinente recordar la categoría de género, que es un concepto que agrupa
un conjunto de obras que tienen rasgos comunes en cuanto a la forma y contenidos. Esos rasgos
comunes surgen de reglas preexistentes que rigen para el productor y para el receptor, y que
orientan la comprensión del lector. Esta convención o acuerdo, determina en el receptor lo que Jauss
llama “horizonte de expectativa”.
Surge la cuestión de determinar si los rasgos genéricos que rigen para el drama, la narrativa y la
lírica son intemporales o son históricos. En la poética clásica el género tiene un valor intemporal.
Modernamente, el enfoque diacrónico permite constatar elementos constantes y elementos
variables.
Los enfoques diacrónico y sincrónico permiten apreciar las constantes constitutivas de un género y
las transformaciones a través de la transgresión a las reglas. Esto en un diálogo, no siempre amable,
entre los modelos y las realizaciones.
Un género se agota cuando desaparecen las condiciones históricas que lo hicieron posible.
Se ha sostenido que con El Quijote, Cervantes inventó la novela moderna, creó ese género. Edward
Riley, Marthe Robert y otros, señalaron la relación entre la épica antigua, la novela de caballerías y
la novela moderna.
Debemos considerar brevemente el concepto de novela en tiempos de Cervantes. En primer lugar,
digamos que hasta el S. XX la teoría literaria no definió la naturaleza de la novela en tanto género.
En el S. XVI, el humanista Alonso López Pinciano en su “Philosophía antigua poética”, sostiene
que la novela no se diferencia substancialmente de la epopeya. Extiende así a la novela la dignidad
clasicista y el respaldo teórico aristotélico del poema épico. Agreguemos que durante los siglos XVI
y XVII no hubo teoría de la novela.
En el siglo IV antes de Cristo, la poética de Aristóteles estudia la Tragedia y la Epopeya. Esta obra
permaneció oculta durante más de mil años, hasta ser traducida en un códice latino en 1300. Llegó a
Italia a mediados del S. XV y a partir de ese momento se multiplicaron sus copias. En España se la

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conocía por traducciones latinas o italianas. La primera traducción en castellano data de 1626, pero
muchos estudiosos la conocían desde tiempos anteriores.
Para Aristóteles, la epopeya es la imitación de acciones heroicas llevadas a cabo por hombres
esforzados, héroes y nobles. Está escrita en verso y tiene una extensión ilimitada.
En cuanto al término novela, viene del latín y del italiano “novella” y se refiere a una obra literaria
de carácter narrativo centrada en un asunto ficticio pero verosímil, está escrita en prosa y solo
excepcionalmente en verso. Surge en el S. XV.
Podemos señalar la existencia de distintos tipos de novelas durante estos siglos (XV al XVII):
novela de caballerías, novela sentimental, novela pastoril, novela morisca, novela bizantina, novela
picaresca.
Vemos que la novela existió aunque no haya producido conceptualizaciones teóricas. Se la incluyó
en la categoría de la épica pero en tiempos de Cervantes había fuertes debates teóricos dirigidos a
determinar si la novela era un género autónomo o un derivado de la épica.
Cervantes intertextualizó estos modelos novelísticos y los interpoló en El Quijote.

Para completar este brevísimo panorama teórico recordemos algunos conceptos de Mijail Bajtín, en
su “Relato épico y novela” incluido en Estética y teoría de la novela. Allí sostiene que las grandes
poéticas del pasado ignoraron la novela. Que las poéticas del S. XIX la agregan a los géneros
existentes y son meramente descriptivas. Bajtín establece las particularidades de la novela. Sostiene
que la novela parte de una conciencia plurilingüe en la que cada personaje tiene su voz. Se opone
así a la monología de la epopeya. Al incluir todas las voces, la novela problematiza y no se
identifica con la voz oficial. Otro aspecto de la novela es que se ubica en el presente, a diferencia de
la épica instalada en un pasado absoluto y cerrado. El material narrativo de la novela procede de
experiencias reales o ficticias y no de las leyendas nacionales. Aparece el humor, que viene desde
los géneros seriocómicos de la Antigüedad y, como dice Bajtín, “la risa anula el temor y la
veneración ante el objeto y ante el mundo”. Es decir que libera, iguala y rompe barreras. El hombre
aparece en conflicto con su destino y su situación, en lucha entre su apariencia y su interioridad y
entre su visión de sí mismo y la que los demás tienen de él, a diferencia del héroe de la epopeya,
éste es un antihéroe. Se trata pues de un género crítico que ejerce un rol anticanónico mediante el
humor y la parodia de los géneros de una época determinada. En estos apartamientos del canon se
leen los tiempos modernos.

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Estudio de Celina Sabor de Cortazar:


Esta autora presenta en la edición Kapelusz de El Quijote un análisis de la obra que abarca cinco
aspectos y que permite un acercamiento global y sencillo para comenzar nuestro trabajo con la obra.
En esta clase comenzaremos a exponer una síntesis del trabajo de la profesora Cortazar.
En primer lugar, la autora caracteriza al Quijote como la primera novela moderna cuya popularidad
llega hasta nuestros días. Ella considera que es una obra barroca aunque su autor participe de
algunos ideales renacentistas que subsistían en el S. XVII. Como habrán visto, la obra consta de dos
partes: una publicada en 1605 y titulada “El ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha” y otra
publicada en 1615 y titulada “El ingenioso caballero Don Quijote de La Mancha”. El argumento
narra las tres salidas del protagonista y sus correspondientes regresos. La primera parte narra la
primera y segunda salidas, y la segunda narra la tercer salida.
Celina Sabor considera que estamos frente a una obra barroca y para ello se funda en la presencia de
las siguientes características: presencia de contrastes o contrarios, como por ejemplo lo que Quijote
es y lo que quiere ser, anacronismo, parodia, conflicto del hombre con el mundo interior y con el
mundo circundante, composición dinámica por entrecruzamiento de diferentes planos estructurales,
abundancia de escenas, personajes y episodios y, sobre todo, la presencia del desengaño.
El primer aspecto trabajado por la profesora es la múltiple tradición literaria que nutre esta novela:
a.- El recuerdo del Romancero
Menéndez Pidal afirma que los capítulos 1-8 de la primera parte guardan semejanzas con el
entremés de los romances, obra dramática del S. XVI en la que un labrador enloquece por leer el
romancero, se cree Valdovinos y recita el romance del marqués de Mantua.
El episodio de Cardenio en Sierra Morena recuerda un romance de Juan de la Encina. La segunda
parte tiene mayor influencia del romancero y esto se aprecia en la conversación de Sancho, en el
episodio de la cueva de Montesinos y en el episodio del retablo de Maese Pedro.
b.- Poemas caballerescos italianos en los que lo cómico se inserta en lo heroico
Encontramos presencias por ejemplo del “Orlando furioso” de Ariosto en la locura de Cardenio y en
la novela del curioso impertinente.
c.- Libros de caballerías
El Quijote se inspira en los libros de caballerías para contribuir a su desprestigio y esto lo declara
reiteradamente en las dos partes.
Se discute si en tiempos de Cervantes estos libros ya estaban en decadencia o mantenían su
popularidad gracias a la literatura de cordel.

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El Quijote de 1605 tiene una estructura semejante a la de los libros de caballerías, es decir, forma
abierta, carácter itinerante y acumulación de aventuras. La opinión de Cervantes acerca de estas
novelas se expresa a través del cura y de las ideas del canónigo. Según Ricquer, Cervantes coincide
con la opinión de moralistas y autores del S. XVI que censuran los libros de caballerías por
mentirosos, por estar dedicados a personas ociosas, por invitar al vicio y la sensualidad y por estar
mal escritos. No obstante valoriza algunos por sus cualidades como el “Tirante el Blanco” o el
“Palmerín de Inglaterra”.
Cervantes, para liquidar el género, utiliza la parodia: los protagonistas están parodiados ya que
Quijote no es caballero por su origen, es armado por un ventero y tiene ideas anacrónicas. Sancho
es un escudero iletrado que había sido antes porquerizo. También se parodian situaciones tópicas
como la imposición de la orden de caballería, la penitencia de amor, la aventura de los leones o el
descenso a la cueva de Montesinos. Hay también parodia en el estilo arcaico y falsamente retórico.
d.- Lo pastoril
Aparece a través de episodios entrelazados. Se presentan desde cabreros toscos hasta alambicados
como Marcela y Grisóstomo. El ideal arcádico aparece como sustituto del ideal caballeresco y
Dulcinea es un nombre pastoril.

Actividad: te proponemos investigar para caracterizar los distintos tipos de novelas en España
(caballerías, sentimental, pastoril, etc.)
Explicar y desarrollar una de ellas en el Foro de esta clase.

Bibliografía para esta clase:

 Bajtín, Mijail. Teoría y estética de la novela. Madrid, Taurus, 1989


 Maravall, José. La cultura del Barroco: una estructura histórica. Barcelona, Ariel, 1983.
 Sabor de Cortazar, Celina. Estudio preliminar a “El ingenioso hidalgo don Quijote de la
Mancha”. Bs. As., Kapelusz, 1973.

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