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Devoción en la cofradía de Monipodio:

Una mirada a la moral cervantina en Rinconete y Cortadillo

Xiomara Jahel Meneses Zúñiga1


Universidad de Antioquia

Resumen: El presente artículo se propone evidenciar y analizar la devoción religiosa


expresada por los personajes de la tercera de las Novelas Ejemplares del escritor español
Miguel de Cervantes Saavedra, Rinconete y Cortadillo, escrita en 1604. El sentido del
análisis aborda una mirada al contexto histórico de la novela, su origen como entremés,
pero especialmente, a la moral cervantina expresada en esta obra a partir de la sutil ironía
narrativa con la que Cervantes devela “el bien hacer” de una cofradía de ladrones de la
Sevilla del Siglo XVI.
Palabras clave: Rinconete y Cortadillo, devoción religiosa, moral, ironía, cofradía de
Monipodio.

Abstract: This article aims to highlight and analyze the religious devotion expressed by
the characters of the third of the Exemplary Novels of the Spanish writer Miguel de
Cervantes Saavedra, Rinconete and Cortadillo, written in 1604. The meaning of the
analysis addresses a view of the historical context of the novel, its origin as an appetizer,
but especially, the Cervantes morality expressed in this work from the subtle narrative
irony with which Cervantes reveals "the good to do" of a brotherhood of thieves of the
sixteenth century Seville.

Palabras clave: Rinconete y Cortadillo, religious devotion, moral, irony, brotherhood of


Monipodio.

“[…] Con todo esto, eran hombres de mucha verdad, y muy honrados, y de buena vida y fama, temerosos
de Dios y de sus conciencias, que cada día oían misa con extraña devoción”
Rinconete y cortadillo (p.223)

1
Licenciada en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana. Docente de Práctica en
enseñanza de lengua y literatura de la Universidad de Antioquia. Actualmente, estudiante de la Maestría en
Literatura, en la misma institución. El presente artículo se inscribe en el marco del seminario de Autor y Género, de
dicho estudio posgradual.
Apertura

Cada una de las doce Novelas Ejemplares, publicadas en 1613 sobreponen, más allá de su
obra icónica, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, muestra del ingenio literario del
autor español Miguel de Cervantes Saavedra. Esta compilación de relatos compone un universo
disímil, caracterizado por elementos múltiples e híbridos que apuntan a una propuesta estética de
fondo ideológico común pero con una singularidad reveladora para su época2: las innovaciones
temáticas y argumentales unidas a la propuesta prosificada de la categoría literaria emergente en
Italia, la novella3. Ya el mismo autor señalaría en el prólogo de esta obra ser el primero en
novelar en lengua castellana y poner el énfasis en la originalidad y justificación de su arte: “[…]
éstas son mías propias, no imitadas ni hurtadas: mi ingenio las engendró y las parió mi pluma, y
van creciendo en los brazos de la estampa.” (Cervantes, 1984, p.35).

La transición del Renacimiento al Barroco y los profundos acontecimientos históricos de la


España de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII enmarcaron el contexto cervantino
bajo un halo de sentimientos de desengaño y pesimismo. Este período estuvo atravesado por
profundas crisis económicas y complejos movimientos sociales, políticos e interculturales, que
nos permiten afirmar que Cervantes crea sus relatos novelescos nutrido por su experiencia. Su
vida no estuvo llena de comodidades, pero sí, de infortunios y contradicciones; padeció
encarcelamientos y negadas oportunidades de trabajo, fortuna y fama. Cervantes fue un hombre
que experimentó los rescoldos del mundo de su época; No obstante, es evidente que lo novedoso
del universo literario de este autor evidencia su propuesta optimista frente a la vida, el carácter
con el que pudo percibir lo real, lo ideal y lo complejo de la condición humana.

La pluma de este escritor, nacido en Alcalá de Henares en el año 1547, trasegó por todos los
géneros literarios; tuvo la destreza de recrearlos, subvertirlos, mezclarlos y hasta desdeñarlos y
satirizarlos. En el caso de sus Novelas Ejemplares nos encontramos con un panorama que
evidencia aquella variedad y agudeza de recursos narrativos con los que Cervantes imprime su
2
La generación de escritores contemporáneos a Cervantes, Lope de Vega y Góngora, fue la culminación de
profundas corrientes que venían desde mucho atrás llenas de medievalismo y de antecedentes greco-latinos.
Las obras que comenzaron a consolidarse a partir de la propuesta cervantina van a sublimar y dar lugar a la
categoría de artística de la narración en prosa, considerada anteriormente como inferior. La escritura en
prosa permitió verter una visión más personal e independiente de la vida y era, en definitiva, el instrumento
más moderno y actual de todas las formas de literatura de la época de Felipe III.
3
Tirso llamó a Cervantes “El Bocaccio español” aunque nunca imitó directamente al italiano.
sello personal en su propuesta artística llena de contrastes, pretensiones moralizantes y
ejemplarizantes, que aún para los críticos literarios resulta ser indescifrable y motivo de
discrepancias4. Como marino heroico, soldado, preso, recaudador de impuestos y diplomático,
tuvo contacto con judíos, cristianos, musulmanes, moriscos y de allí, pudo ser testigo y
recopilador simbólico de un patrimonio rico y múltiple en experiencias, lenguajes, sentencias,
situaciones, tradiciones y demás elementos sociales y culturales de los que bebió para elaborar su
amplio y versátil universo literario. En la prosa de las novelas cervantinas aparecen tanto las
influencias idealistas italianizantes como rasgos de corte realista; ambas vertientes se plasman y
desarrollan entreveradas, pero con el constante énfasis de su pensamiento humanista cristiano.

Ahora bien, teniendo en cuenta la versatilidad del escritor más destacado del Siglo de Oro
Español, cuya prosa transitaba por un estilo híbrido renacentista, humanista, realista, es preciso
señalar que sus Novelas Ejemplares evidencian, además de los anteriores, matices cercanos al
dramatismo y la teatralidad. Tal es el caso de la novela elegida para el presente análisis,
Rinconete y Cortadillo, una obra que como veremos más adelante, representa el gusto que
Cervantes tenía por el teatro5, y que, de las doce novelas esta es la que muestra con mayor
contundencia rasgos dramáticos. Como lo señala Induráin (2012) de esta obra “podemos
considerar la novela ejemplar como un entremés que, posiblemente, por causa de la no petición
de obras teatrales cervantinas por parte de los «autores» -motivo que le indujo a imprimir sus
comedias- ha sido transformado en novela.” (p. 6).

Iniciaremos entonces, el análisis de esta novela, enmarcando el contexto de la obra y los


asuntos que conciernen al hilo argumental, para proseguir acotando el carácter literario o la
tipología originaria de esta novela. Finalmente, abordaremos las alusiones que dentro de la obra
los personajes de la cofradía de Monipodio demuestran una ferviente devoción religiosa a su
oficio y a sus creencias católicas, como espejo del pensamiento moral y ejemplar cervantino.

Contexto de la obra

4
La obra aparece titulada en los privilegios y en toda la documentación como Novelas Ejemplares de
honestíssimo entretenimiento. Al parecer la coletilla fue eliminada porque según algunos críticos el
contenido de la colección era contradictorio con el título, ya que, si bien no es precisamente inmoral, en
muchas ocasiones está lejos de responder al tipo de moralización que anuncia.
5
El triunfo de Cervantes en las tablas estuvo condicionado por el auge del escritor teatral Lope de Vega.
Rinconete y Cortadillo, constituye una de las creaciones más perfectas de las doce Novelas
Ejemplares. Aparece publicada en 1613, pero su escritura se presume en un período anterior, en
1604, ya que su primera edición aparece registrada en el manuscrito del Licenciado Porras de la
Cámara6; donde aparece encabezada por el siguiente epígrafe «Novela de Rinconete y Cortadillo
famosos ladrones que hubo en Sevilla, la cual así pasó en el año 1569 ». Esta novela, aparece
citada también, en el capítulo XLVII, de la primera parte del Quijote, razón por la cual se estima
que su composición se realizaría al mismo tiempo que la de su obra magna, solo que Cervantes,
por alguna razón no quiso incluirla. Al respecto García (1999) destaca

Eso es lo que nos viene a decir Cervantes: que no ha incluido el Rinconete literalmente porque no
ha querido. Una sospecha que vale por una certeza si podemos hallarle ubicación. Y esa no podía
ser otra que la cadena de galeotes. Es el único lugar del Quijote donde podríamos esperar
encontrarlo. (p.4)

De la versión de 1604 a la de 1613, hay ciertas variables en las que es posible descubrir alusiones
que pasaron a otras novelas, como el episodio de la Cariharta y el patio de Monipodio como
escenario presente en El Coloquio de los perros. 7

Sobre el mundo de la obra es preciso señalar que el argumento de Rinconete y Cortadillo se


desarrolla de forma lineal; los hechos narrativos van apareciendo en un tratamiento del tiempo
presente, solo aparecen ciertas analepsis cuando los personajes principales se cuentan sus
procedencias. La estructura narrativa devela una escritura en párrafos en donde la voz narrativa
aparece expresa como extradiegética para dar predominantemente, la introducción y presentación
de los protagonistas y ciertas acotaciones a la extensa narrativa dialógica de los personajes
quienes, también, hacen las veces de narradores. Respecto al hilo conductor de la obra García
(1999) nos refiere lo siguiente

El relato se caracteriza por su intensa singularidad. Estamos ante una novela sin argumento
palpable Su tramo central, por ejemplo, gravita sobre un engarce de escenas, de personajes que
aparecen y se esfuman hermanados en torno de un espacio. Nos sorprende la cercana evocación
de maneras dramáticas, y la novelita se deshace en nuestras manos como entremés de rufianes.
(p.2)

6
Este manuscrito del Licenciado Porras, es un manuscrito del siglo XVII de la Biblioteca Colombina de
Sevilla, en el que aparecían versiones levemente diferenciadas de dos Novelas Ejemplares: Rinconete y
Cortadillo y El celoso extremeño.
7
Estas alusiones históricas corresponden a la introducción hecha por Juan Alcina Franch a la edición
Bruguera de 1984 de las Novelas Ejemplares.
A grandes rasgos, esta novela retrata el submundo de la Sevilla del siglo XVI, a través de la
historia dos mozuelos de menos de diecisiete años, quienes por cuestiones del azar se encuentran
en la venta del “Molinillo” y deciden hacerse amigos y emprender juntos rumbo a Sevilla para
rebuscarse allí la vida. Los dos, Pedro del Rincón y Diego Cortado, son pobrísimos y han salido
de sus casas en busca de una mejor ventura. Ambos, gustan del dinero y poseen particulares
habilidades para delinquir y envolver con palabrería engañosa. El primero, Rincón, es hijo de un
bulero, hábil con la palabra y con los naipes, y el otro, más joven, ha salido de su casa porque
alude malos tratos por parte de su madrastra; hijo de un sastre, Cortado, es hábil con las tijeras
para extraer de los bolsillos de sus víctimas lo que a bien llegare. Viendo pasar un grupo de
viajeros emprenden junto a ellos camino a Sevilla. Ya en ese lugar, y después de haber robado a
uno de sus acompañantes, consiguen oficio de esportilleros en una plaza, quehacer que les sirve
de fachada para hacer de las suyas robando a un sacristán. Ganchuelo, un mozo que les observa,
le conduce hacia Monipodio bajo el argumento de que se debe ejercer el oficio de la hamponería
de manera correcta (dando las ofrendas debidas y aprendiendo el buen hacer). Virtudes que solo
aprenderían en la hermandad o cofradía de maleantes que dirigía este hombre presidente de la
cofradía de ladrones, matones, proxenetas y prostitutas de Sevilla. Al estar en el patio de
Monipodio, quien observa con agrado las habilidades de sus nuevos reclutas otorgándoles un
nombre más acorde a su pericia: Rinconte y Cortadillo.

Tras su papel de espectadores, los dos jóvenes comienzan a conocer a sus compañeros de
profesión y son puestos al corriente de las actividades, presenciando una suerte de escenas
dramáticas en las que van entrando y saliendo personajes en torno a ciertas situaciones en las que
reluce el arte de la fechoría aunada a una suma devoción a Dios. Rinconete y Cortadillo, ahora
son testigos del funcionamiento de la organización delincuencial a través de los planes y
acuerdos que van escuchando, que aún se tranzan con personajes de la clase noble de Sevilla.
Finalmente, al salir del patio a “laborar” Rinconete piensa en la gran contradicción de la cofradía
y la falta de justicia en Sevilla y se propone aconsejar a su amigo para dejar esa vida tan disoluta.

Sería posible situar el contexto de la obra en la Sevilla de los Siglos XVI y XVII, ciudad
que era predilecta para el tránsito de mercancías hacia América. La Sevilla de ese entonces era la
ciudad cosmopolita por excelencia y, por consiguiente, nido de delincuentes y vagabundos.
También es preciso señalar el accionar en la obra dentro de una temporalidad única que
transcurre también en espacios limitados como la venta del Molinillo, Andalucía, Sevilla, pero en
especial: El patio de Monipodio, tal cual, si fuese el escenario de una pieza teatral, el retrato del
mundo social de la época y con ello, todo su constructo moral.

Rinconete y Cortadillo: pieza teatral novelada

De esta novela cervantina ha sido mucho lo que se ha dicho respecto a su cercanía o


inscripción a la literatura picaresca. Por ejemplo, se cree que Cervantes recreó para esta obra el
hecho real de que entre 1592 y 1595 existió una cofradía de ladrones en Sevilla, en la que los
maleantes “trabajaban” como mercaderes organizados y con la condición de ser hombres de
mucho recato, esforzados y ligeros y cristianos viejos. En época posterior, aparece este mismo
cuadro de ladrones organizados en la falsa segunda parte del Guzmán de Alfarache de Juan
Martí, quien sitúa en Nápoles una cofradía semejante. 8

Las acciones pícaras de los personajes, especialmente, las de los dos jóvenes pobres que
salen de sus casas en busca de una mejor vida; su aparente itinerancia, su deseo de aventura, sus
habilidades para actuar como pícaros y la cercanía con el lenguaje de germanía9, pudieran ser los
rasgos principales para asegurar que Rinconete y Cortadillo, pertenece, sin duda alguna, a la
tradición picaresca. Además, muchos críticos han dicho que la influencia picaresca en la
narrativa cervantina estaba determinada por una cercana tradición venida de obras como El
lazarillo de Tormes en 1554 y el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán en 1599.

No obstante, en Rinconete y Cortadillo, no encontramos ni el hilo argumental que


caracterizaba la picaresca: la historia autobiográfica de un joven pícaro que busca amos para
ascender en su estatus social y finalmente, redimir su vida. Tampoco, cumple con esa condición
particular de un relato que habla específicamente de la conciencia de un individuo y no, de un
colectivo como sí aparece en Rinconete y Cortadillo, quienes son un dúo de jóvenes que,
inicialmente cuentan sus orígenes humildes y sus propósitos de aventura, pero que, en el
desarrollo de la obra se convierten en meros espectadores de las fechorías del colectivo de

8
Estas acotaciones aparecen en la Miscelánea que compuso Luis Zapata citado por Varela en su texto El
Realismo cervantino en “Rinconete” escrita en 1970
9
El léxico de esta novela participa de las dos vertientes popular y culta, pero, además, esta obra se decanta
por el lenguaje de la germanía, que eran las voces (vocablos y nominaciones) que caracterizaban el mundo
del hampa en los siglos XVI y XVII.
maleantes. A propósito de esta propuesta picaresca “tergiversada” en la novela en cuestión,
García (1999) nos dice lo siguiente

[…] advertimos que la cualidad dispar del pícaro cervantino se vislumbra con dificultad en el
inicio del Rinconete, aunque parece patente en su desenlace. Si al principio del Rinconete los dos
picaruelos se comportan como tales, consignando el inventario resabido de su ascendencia
onerosa, su única distancia se consuma en el contrapunto coloquial, en el hecho de que son dos
pícaros que se refieren entre sí orígenes cuidadosamente idénticos. Muy al contrario, sucede en el
trecho central del relato, donde se tornan paulatinamente mudos, pilares de una voz narrativa que
enmarca y describe los personajes del patio. (p. 2)
En esta instancia, es preciso señalar que en Cervantes encontramos un escritor que pretende
distanciarse de los dogmas de la época, trabajando con una propuesta narrativa abierta que evita
los reduccionismos. La capacidad cervantina y su propuesta literaria tiene la capacidad de
asimilar los géneros de la época, renovándolos y atribuyéndoles valores más originales; cambios,
que por mínimos que sean, se resisten a cualquier intento clasificador (Ruta, 1999). Aunque los
dos protagonistas han sido considerados tradicionalmente como pícaros y la novela como parte
de la tradición picaresca, podemos ver que esto resulta inexacto. Lo que sí es preciso afirmar es
la gran conjetura que hay de esta novela como una pieza, concebida originalmente, como teatral.

Son muchos los asuntos que permiten evidenciar esta novela concebida originalmente
como un entremés. El primero de ellos, podría atribuirse a la alternancia en la estructura
narrativa compuesta en tres partes, en las que, en la primera, se evidencia una gran introducción
hecha por párrafos y diálogos cortos en los que se narra el encuentro de los protagonistas y se
describen sus orígenes y destrezas, es decir hay más presentación que narración. “Si aceptamos
la definición clásica de teatro, veremos que el episodio inicial de las andanzas de Rincón y
Cortado, es mucho más una presentación o representación que una narración”. (Induráin, 2012,
p.1).

Ahora bien, en la segunda parte de la estructura se narra la llegada de los dos jóvenes a
Sevilla, su primer trabajo, su primera “hazaña” delictiva y el contacto con Ganchuelo para
enfilarse a la cofradía de ladrones. En este punto, aparecen los diálogos con más evidencia y la
voz del narrador va desapareciendo. Ya en la tercera parte, Rincón y Cortado llegan al patio de
Monipodio, donde se presentan con el “padre de los ladrones”; los dos jóvenes pierden el
protagonismo y se convierten en espectadores de una serie de escenas que suceden con algunos
personajes del hampa sevillana. En esta tercera parte, que es la más extensa, la voz narrativa
desaparece y son los diálogos y las acciones teatrales las que siguen el curso de la historia.
Decimos teatralidad en esta novela, porque los hechos se presentan actualizados, como si
estuvieran desarrollándose directamente ante los ojos del lector. Tal como lo acota Induráin
(2012) “El rasgo diferencial de esta novela consiste en buena parte de su acción, haber sido
concebida para la escena, en ser su estructura, más que novelesca, dramática, teatral” (p. 1). A
esto añadimos, las descripciones casi fotográficas que hace Cervantes de los personajes, su
atuendo y personalidad; tal como si fuesen indicaciones para la caracterización.

La entrada y salida de personajes al patio de Monipodio, como el caso del alférez que
reclama el dinero robado al sacristán, la salida de la Pipota, el episodio de la Cariharta y la
llegada de su compañero El Repolido, la disputa entre Chiquiznaque y Maniferro, entre muchas
más intervenciones dialogadas, acontecen en ese microcosmos suburbano representado por ese
espacio fijo que es el patio de Monipodio; una suerte de escenario en el que se desarrollan los
cuadros más relevantes de la historia. Asimismo, el tiempo “narrativo” al ser en presente
evidencia un continuo movimiento de los personajes, en donde nos parece mucho más apropiado
para ser visto que para ser contado. (Induráin, 2012)

Finalmente, nos remitimos al contexto original de la novela, que como se ha dicho, aparece
en una versión distinta en el manuscrito del Licenciado Porras de la Cámara, en donde la
introducción o presentación de los dos mozuelos parece haber sido desplegada por el mismo
Cervantes para hacerla más narrativa, es decir para novelar lo que el escritor había creado
originariamente como un entremés10. El autor no alcanzaba a tener el reconocimiento que Lope
de Rueda11 ya tenía ganado en este campo y porque no había quien le hiciera, a petición, este tipo
de escritos, por ello, la historia recibe modificaciones significativas con la intención de ser
publicada como novela, nos basamos en la siguiente afirmación

Me parece evidente que Cervantes, al revisar la obra con intención de publicarla, advirtió que con
la estructura dialogada y directa de la novela no ajustaba una historia contada, narrada. En la
forma definitiva de la «novela», la que fue impresa, encontramos que la redacción escueta y
directa ha sufrido modificaciones importantes: la forma es más literaria y han sido añadidas frases
o palabras para que el sentido fuera más claro al lector o para hacerlo más ameno. (Induráin,
2012, p.3)

10
El entremés se caracteriza por mostrar aspectos de las capas inferiores de la sociedad, presentados
con realismo por medio de un lenguaje conversacional el entremés propone la visión cómica de un tema.
11
Lope de Rueda, de quien Cervantes conservaba un recuerdo muy vivo, fue el primer autor de entremeses
que utiliza la prosa para este tipo de obras; a partir de él se generaliza la forma haciéndose habitual
Para cerrar estas claridades es preciso señalar que este “entremés novelado” termina con
un holgorio en el patio de Monipodio, asunto característico de este modelo literario, que reafirma
que este escrito fue vertido al molde de novela.

Devoción en la cofradía: muestra de la moral cervantina

La vida picaresca y hampona fue una realidad que tomó cuerpo en la época vivida por
Cervantes. El tema del pícaro y el hampón como figura literaria, no pudo haber sido
desaprovechado por un escritor quien, como un cosmopolita, como un hombre de visión amplia y
global, abordó todos los temas y ámbitos que expresaban la condición humana. Tal vez, en
cuestión de ejemplaridad, la novela Rinconete y Cortadillo, sea una de las que más diste de tal
pretensión para la época, pero en el juego cervantino encontramos la premisa horaciana que le
permite excusarse en su escritura como un modelo didáctico, estético y moral para “enseñar
deleitando”. Claro, tomando en cuenta que, los adjetivos de ejemplar y moral para Cervantes, ya
no estaban enmarcados bajo la tradición medieval, pues querían decir que “se trataba de
narraciones procedentes de las italianas, aunque no tan licenciosas como aquellas y al mismo
tiempo morales o moralizadora, sin que por eso dejaran de tener también un valor modélico en el
ámbito estético” (Ruta, 1999, p. 1169).

En este sentido, Rinconete y Cortadillo se aborda una ironía superior para mostrar las
paradojas o realidades de una sociedad que sujeta a las condiciones morales dadas por la fe
católica no dejaba de actuar desde su humanidad; la contradicción de ser ladrón pero devoto es lo
que atrae en el ingenio de esta obra, la organización y devoción que muestra la cofradía de
Monipodio, otorga un carácter “respetable” y “santo” del oficio. Así, lo anuncia Ganchuelo a
Rincón

-Ladrón, para servir a Dios y a las buenas gentes.


- Cosa nueva es para mí que haya ladrones en el mundo para servir a Dios y a la buena gente.
– Señor, yo no me meto en teologías; lo que sé es que cada uno en su oficio puede alabar a Dios,
y más con la orden que tiene Monipodio a todos sus ahijados.
-Sin duda- dijo Rincón- debe ser buena y santa, pues hace que los ladrones sirvan a Dios.
(Rinconete y Cortadillo, 1984, p. 207)
Podría indicarse que hay un asunto de doble moral en el desarrollo de esta novela, pero a
nuestro juicio, es más, un asunto propio y especular de una verdad social, en donde lo que
importa es estar adepto a los preceptos religiosos, a la creencia firme de alcanzar redención
mediante actos rituales que soslayan la “gravedad” de los pecados (pago de limosnas, oír con
extraña devoción misa, encomendarse a santos, hacer oraciones, etc.). Incluso se hace relevante
ilustrar la importancia de la pureza de sangre, el ser cristiano viejo para ingresar en la cofradía
regida por directrices “muy morales: “Tenemos la semana, y muchos de nosotros no hurtamos el
día del viernes, ni tenemos conversación con mujer que se llame María el día sábado.” (p. 207).
Podríamos decir además que, esta obra es eco del popular adagio que cita “el que peca y reza
empata”

Sánchez considera el texto como el espacio escénico en el cual se presentan tanto las prácticas
sociales como el conjunto de deseos, ideas o valores socio-culturales de una época. La
«representación narrativa» de Cervantes, aunque sin ninguna duda vinculada a la problemática de
su tiempo […] (Ruta, 1999, p. 1167)
Consideramos que lo que se pone en evidencia es la moral reinante, llena de discordancias,
en donde la justicia estaba teñida por la corrupción y en donde todos, sin excepción de clase o
estatus económico, participan; como se evidencia con el alguacil o encargado de justicia que
concede las licencias para las fechorías, solo que, con ciertas excepciones y condiciones de
acuerdo a su amaño y conveniencia, pues recibe dinero a cambio de hacerse el desentendido.

Cervantes es tan humanista que pone lo risible en aquella licitud moral ejercida por los
cristianos viejos, los más ortodoxos. Nos muestra la continuidad del vacío moral del patio de
Monipodio bajo la paradoja de honesta cofradía. Zimic citado por Ruta (1999), reconoce en
Cervantes una moralidad derivada de una «amplia, profunda visión humanista, superadora de
todas las pedanterías y petulancias parroquiales.» (p.1169). El escritor se distancia de los
fabuladores clásicos en el sentido de no mostrar una moral establecida y única, sino diversa. Un
humanismo cristiano que retrata cuadros como los de Rinconete y Cortadillo, en donde fechoría
y devoción pueden ir de la mano.

Por ello, se observa en la novela la paradoja de cómo los pillos lavan de sus conciencias el
peso de sus pecados dando “fervientemente” las ofrendas debidas a los santos, prendiéndoles
cirios y considerando necesaria y correcta la ejecución de sus actos para “Servir a Dios y a las
buenas gentes”. En la moral cervantina cabe el hombre que paga por hacer daño a otro; la mujer
que, ultrajada por su querido, en un acto masoquista lo retiene a su lado; la anciana Pipota que es
muy pía “ –[…] encomendadme a Dios en vuestras oraciones, que yo voy a hacer lo mismo por
vosotros […]”12, es mujer muy cercana al vino y administradora de aquella mafia. Además, el
empleo coloquial de los vocablos y los refranes expresados por los personajes, enriquecen aún
más lo real y popular que el escritor usó para mostrar simplemente la pureza de la vida tal como
él la conoció.

Se sospecha que Cervantes con su propuesta busca reconciliar el cristianismo con la


confianza en la vida, con la posibilidad de mostrar la existencia, y más la cristiana, no como un
lastre o una pesadumbre, sino como un asunto en el que convergen todas las fuerzas humanas.
Sobre esta novela que abre la mirada al optimismo de una vida “condicionada” por el
pensamiento tridentino, ya diría, Induráin (1999) que la antisocial actuación de los personajes es
una representación jocosa; que consigue la deformación burlesca de los tipos humanos y de su
comportamiento, es decir, una deformación con la que Cervantes mostró ese: cómo somos. Por
ello, asumimos el final de esta obra, en donde la reflexión de Rinconete muestra la conciencia de
los actos contradictorios de la hermandad y su ferviente creencia de ir al cielo a pesar de sus
“ofensas a Dios” como una propuesta moral de contrastes, de humor y cordura, antes que
ejemplarizante en el sentido de ser acciones dignas de imitar. A lo cual Induráin (2012) apunta

Un rasgo más aproxima la novela de Rinconete y Cortadillo al esquema del entremés y es


su escasa intención ejemplarizante. En efecto, en ningún momento de la historia se percibe una
crítica, ni explícita ni implícita, de las delictivas actividades de sus personajes. En todo caso, lo
que sí encontramos es una burla solapada hacia algunas de sus actitudes: excesiva devoción
religiosa, vano sentido de la honra profesional, etc. Tan sólo en el último párrafo de la novela
parece apuntar, a modo de reflexión moral por parte de Rinconete, la valoración negativa de este
tipo de vida y su propósito de seguirla sólo durante un cierto tiempo, lo que, implícitamente,
supondría un rechazo del mismo.
Finalmente, Rinconete y Cortadillo, más que una crítica o señalamiento, más que una novela
ejemplarizante, tiene el carácter realista que describe lo humano sin prejuicios, pues en la
cofradía de Monipodio, aunque pillos, temerosos de Dios.

12
Rinconete y Cortadillo (1984), p. 218.
Bibliografía consultada

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• Cervantes, M. (1984). Novelas Ejemplares. Editorial Bruguera, S.A. Barcelona, España. Pp.
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• García, J. (1999) Rinconete y Cortadillo y la novela picaresca. Tomado de Biblioteca
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• García, L. (2009). La lengua de las Novelas Ejemplares: Rinconete y Cortadillo. Anuario de


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• Induráin, D. (2012). Rinconete y Cortadillo: de entremés a novela. Tomado de Biblioteca


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