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662 07/11/2020
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Profesora: Florencia González. (Comisión 38).
1) Caracterice al Icc estructural y explique cuáles son los motivos que llevan a Freud a plantear su
existencia.
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a. Compare al Icc estructural con el Icc dinámico
b. Explique de qué modo la novedad introducida por el Icc estructural se refleja en el ordenamiento
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de los obstáculos a la cura.
En una época freudiana donde todavía se estaban terminando de formar sus ideas, bajo el gobierno del
principio de placer, Freud comienza a estudiar las resistencias y los obstáculos a la clinica, y como
consecuencia se va a ver obligado a postular al inconsciente estructural. En un primer momento freudiano
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creer que la resistencia proviene del inconsciente, ya que lo reprimido no resiste sino que insiste en
retornar y hay que atribuirle la resistencia al yo, pero el problema es que el yo refiere a la conciencia y las
resistencias son desconocidas para el paciente. Entonces, Freud admite que hay que ampliar el concepto
de inconsciente y que es mucho lo inconsciente en el interior del yo. Las resistencias están al servicio del
principio de placer e intentan evitar el displacer en el yo. La repetición en transferencia es un modo de
recuerdo en acto, vale como retorno de lo reprimido, hay placer en un sistema y displacer en otro, por lo
que no contradice al principio de placer, pero la compulsión de la repetición introduce una dimensión de la
satisfacción que hace que Freud se replantee los conceptos postulados anteriormente y reformule la teoría
pulsional, introduciendo así finalmente a la pulsión de muerte. Lo que se repite son vivencias pasadas que
no contienen posibilidad de placer, y que tampoco en aquel momento pudieron ser satisfacciones, sólo
fueron capaces de producir displacer. Por ejemplo, el comportamiento de compulsión de la repetición en
transferencia, los sueños de las neurosis traumáticas, y la impulsión al juego infantil, que fueron
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representaciones reprimidas, las cuales siguen siendo eficaces como Freud había planteado en la primera
tópica, y que pueden devenir conscientes si sus resistencias son levantadas. Así es que propone al tercer
inconsciente, el inconsciente estructural, que es de suma importancia ya que va a ser el antecedente del
ello, que no puede devenir consciente, es la sede de las pulsiones, y da cuenta de aquello externo en el
interior del sujeto, ya que representa peligros tan reales como la realidad exterior. Justamente, lo que lleva
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a Freud a postular al tercer inconsciente es lo no ligado a representaciones, mediante el estudio de los
obstáculos a la clínica. Es muy importante destacar que el segundo modelo de aparato psíquico no
reemplaza ni elimina al primero, sino que el primer modelo del aparato psíquico es muy útil para el análisis
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de las formaciones del inconsciente. A partir de esta nueva formulación de la segunda tópica es que Freud
propone una sistematización novedosa de las resistencias. Además propone un nuevo orden, donde ubica
al complejo de castración como complejo nuclear de las neurosis, como motor de la defensa que recae
sobre las aspiraciones edípicas. Ubica también otros mecanismos de defensa. Todas las neurosis tienen la
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misma situación inicial, la defensa contra las exigencias libidinosas del complejo de Edipo. Con la
introducción del más allá del principio de placer se comienza a diferenciar la insistencia de lo reprimido y la
resistencia de lo no ligado. En relación al estudio de las resistencias, esta reformulación del concepto de
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inconsciente en la segunda tópica le permite a Freud postular una nueva resistencia que se presenta luego
de vencer las resistencias yoicas, ese resto no ligable, por lo que las resistencias pasarían a ser cinco.
Tres de estas resistencias pertenecen al yo, una al ello, y otra al superyó. Las resistencias del yo son la
resistencia de represión que se levanta contra el retorno de lo reprimido, la resistencia de transferencia
que se pone en acto durante el análisis, y la ganancia secundaria de la enfermedad donde el yo toma
provecho de sus síntomas. Las otras son las resistencias estructurales, la resistencia del superyó que es la
ganancia de la enfermedad, y la resistencia del ello que es la compulsión a la repetición. Por otro lado,
Freud sostiene tres factores que condicionan las posibilidades del análisis, el influjo de traumas, la
intensidad constitucional de las pulsiones y la alteración del yo. Por último, uno de los límites con los que
se encuentra el análisis es la viscosidad de la libido que implica una falta de movilidad de la libido que no
quiere abandonar los objetos que invistió, se producen vínculos fijos con los objetos, y está ligada con la
compulsión de repetición. El otro límite del análisis es la rigidez del narcisismo que aparece en relación a
lo indócil del amor de transferencia que es cuando la libido se encuentra estancada en el yo y no puede
investir a los objetos.
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sexualización en el yo. Por esta razón, ahora las va a llamar pulsiones yoicas y pulsiones sexuales.
Entonces, las pulsiones yoicas eran concebidas como todo aquello que pugna por la supervivencia del yo,
mientras que las pulsiones sexuales hacen referencia a todo aquello que pugna por su satisfacción sea
cual fuere el costo. Estas pulsiones son opuestas, se enfrentan generando así conflictos psíquicos en el
aparato. Si dos representaciones opuestas se enfrentan, como resultado surgen las formaciones de
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compromiso que provocan los síntomas y las otras formaciones del inconsciente. Este primer dualismo se
va a ver cuestionado en relación al narcisismo, ya que Freud sostiene que el yo es el reservorio original de
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la libido, la cual es concebida como energía sexual que inviste objetos y personas. Entonces, sería
impensable una oposición entre dichas pulsiones si el yo tiene libido en su interior, el yo esta sexualizado,
sexualizando así también a todas las pulsiones del aparato. Esta última definición mediante la cual Freud
cuestiona al primer dualismo es a través del pseudodualismo, un falso dualismo que propone no como una
solución definitiva, sino como una solución provisoria por el momento, ya que en ese entonces no
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encontraba otra solución. Este pseudodualismo está dado entre la libido yoica y la libido de objeto, que es
la misma libido que va desde los objetos al yo y luego retorna al yo. En la libido, una vez que tenemos el
narcisismo constituido, se puede investir a los objetos, pero como la misma libido luego retorna al yo, es
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de placer. Aquí lo que estaba en juego era una energía psíquica móvil que circulaba entre las
representaciones, pero luego nota que habría otras fuerzas que lo contrarían, por lo tanto no se puede
llegar siempre al resultado de una ganancia de placer, hay que establecer que no hay un imperio irrestricto
del principio de placer, sino que hay una ganancia de placer de otra índole directa que actúa
independientemente del principio de placer, que es más originaria y más primitiva, más pulsional. Es muy
importante destacar que en este momento se produce una ruptura, ya que el principio de placer resultaría
insuficiente para explicar el trabajo del aparato anímico, pero eso no hace que deje de existir, sino que el
principio de placer seguirá vigente para dar cuenta de lo que ocurre en el campo de las representaciones.
Para estas formulaciones, Freud toma tres referentes: los sueños de las neurosis traumáticas, la impulsión
en el juego infantil, y la compulsión de repetición en transferencia. En la vida anímica existe una
compulsión de repetición que está relacionada con la acción de tendencias que se sitúa más allá del
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unir las pulsiones yoicas y de autoconservación en las pulsiones de vida, en contraposición a la pulsión de
muerte. La pulsión de vida es ruidosa, conserva la vida en unidades cada vez mayores, tiende a la mezcla
pulsional, mientras que la pulsión de muerte tiende a conservar la vida en unidades cada vez menores,
tiende a la fragmentación.
Ambas pulsiones tienen como objetivo volver a un estado anterior, y están presentes en los procesos
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anímicos. La pulsión de muerte es muda y conservadora, se constituye como una fuente de displacer, es
una pulsión destructiva y agresiva que pugna por la segregación. La pulsión de vida busca la creación y el
progreso, y supone la ligadura a representaciones. La pulsión de vida aúna lo trabajado en relación a las
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pulsiones sexuales y de autoconservación. Por un lado, la libido que puede fluctuar es la que se encuentra
circulando en el entramado representacional bajo la lógica del principio de placer, lo que queda del lado de
la pulsión de vida, o mezcla pulsional. Por otro lado, el resto autoerótico queda dentro del campo de lo no
ligado y el más allá del principio de placer, en la medida en que persiste sin ligadura al campo de las
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3) Articule la noción de peligro exterior recortada por Freud en “Más allá del principio de placer”
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con el modo en el que es reformulado lo traumático en dicho texto. A partir de esto responda:
a. ¿Cómo era concebido el trauma en épocas anteriores?
b. ¿Cómo se articula la función que Freud otorga a la angustia y al terror en 1920 con la tercera
teoría de la angustia?
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accidental al factor constitucional, que es la sexualidad en términos pulsionales. Lo traumático ya no está
relacionado al campo de las representaciones, sino que se refiere a lo que escapa a las representaciones,
a lo que irrumpe en el campo de las representaciones y que tiene características de cantidad. En los
sueños de las neurosis traumáticas se da una repetición, comandada por las tendencias masoquistas del
yo, que lleva al enfermo constantemente al momento del accidente. Acá surge un nuevo modo de
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repetición que va a estar regido por la compulsión de repetición y que se encuentra más allá del principio
de placer, por lo que siempre se despierta con renovado terror. Como consecuencia, se plantea un cambio
en la teoría del sueño y dice que hay una falla, ya que el sueño no funciona como guardián del dormir.
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Estos sueños se repiten porque el aparato intenta ligar esa cantidad que no está ligada, que es lo que
produce el terror. Se nota que los sueños lograron su cometido cuando se despierta con angustia, que ya
es ligadura, así que por más que haya displacer, se está dentro del campo de las representaciones.
Freud toma la hipótesis de la protección anti estímulo de una vesícula análogamente al funcionamiento del
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aparato psíquico. La vesícula tiene una corteza llamada protección anti estimulo que la protege de los
estímulos del exterior, lo que trae como consecuencia que la parte cortical orgánica se vuelva inorgánica,
para así formar esa contrainvestidura que sería la barrera de protección anti estímulos. Así, la vesícula
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queda protegida frente a los volúmenes de excitación exteriores. También existen estímulos interiores,
pero estos son tratados como si provinieran del exterior para poder aplicarles la protección anti estímulos.
En relación a esta metáfora, se puede sostener que las excitaciones traumáticas serían excitaciones
exteriores con la fuerza suficiente para perforar dicha barrera de protección, y pudiendo así producir una
perturbación en la economía energética del organismo, para lo que se ponen en marcha ciertos medios de
defensa de los que Freud destaca por excelencia al apronte angustiado, el cual implica la aparición de la
angustia como protección frente al terror. Por esto, Freud define a la neurosis traumática como el resultado
de una ruptura de la barrera de protección anti estimulo. La diferencia entre terror y angustia es ahora la
diferencia entre terror y apronte angustiado.
En la redefinición del trauma, ahora Freud sostiene que lo traumático es lo que no puede ser asimilado por
el campo de las representaciones, provocando una perturbación a nivel económico, el sujeto se queda sin
representaciones en las que sostenerse para enfrentar la irrupción de lo no ligado, en el más allá del
principio del placer. Entonces, el factor decisivo para que se produzca una neurosis traumática es el factor
sorpresa, el terror o falta de apronte angustiado, posibilitando el surgimiento de la angustia traumática.
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corresponde al superyó.
Para finalizar, la angustia traumática que se encuentra inundada de estímulos que no puede tramitar, que
no puede ligar psíquicamente a representaciones, lo que implica es un desvalimiento psíquico e indica que
la barrera de protección anti estímulos ha sido perforada. Entonces, finalmente se puede notar que la
relación entre la angustia y el terror con la tercera teoría de la angustia se explica por la perforación de
dicha barrera.
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