Está en la página 1de 30

Teorías Psicológicas 2 - Luzzi

TEMARIO

INTRODUCCIÓN A LA MATERIA
1. Ficha de Cátedra: Un ensayo sobre la represión
2. Freud: Nota sobre el concepto de lo inconsciente en psicoanálisis
3. Freud: El método psicoanalítico de Freud

CONCEPTO DE INDEFENSIÓN DESDE LOS DIFERENTES AUTORES


4. Klein: Algunas conclusiones teóricas sobre la vida emocional del bebé
5. Klein: Nota sobre algunos mecanismos esquizoides
6. Klein: Principios psicológicos del análisis infantil
7. Anna Freud: La iniciación del análisis del niño
8. Freud: Duelo y melancolía

CONCEPTO DE ANGUSTIA Y SU IMPORTANCIA EN LA CONSTITUCIÓN DEL YO


9. Freud: Conferencia 32 “Angustia y vida pulsional”
10. Klein: La importancia de la formación de símbolos para el desarrollo del yo
11. Winnicott: La distorsión del yo en términos de verdadero y falso self
12. Winnicott: Objetos transicionales y Fenómenos transicionales

CONSTITUCIÓN SUBJETIVA Y CONFORMACIÓN DEL YO


013. Winnicott: De la dependencia a la independencia en el desarrollo del individuo
14. Winnicott: El desarrollo emocional primitivo
15. Winnicott: Un modo personal de ver el aporte kleiniano.
16. Klein: Simposio sobre análisis infantil
17. Freud: Conferencia 31: “La descomposición de la personalidad psíquica”
18. Lacan: El estadio del espejo
19. Winnicott: El uso de un objeto y la relación por medio de identificaciones
20. Lacan: El seminario, Libro I, Los escritos técnicos de Freud, Cap.7 y 9
21. Freud: Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad
22. Isaacs: Naturaleza y función de la fantasía

EL COMPLEJO DE EDIPO
23. Freud: La sexualidad infantil, Tres ensayos de una teoría sexual
24. Freud: La organización genital infantil
25. Freud: El sepultamiento del complejo de Edipo
26. Freud: Algunas consecuencias psíquicas de las diferencias sexuales anatómicas
27. Winnicott: Análisis del niño durante el período de latencia
28. Winnicott: Conceptos contemporáneos sobre el desarrollo adolescente
29. Freud: “La sexualidad femenina”
30. Lacan: El Seminario, Libro 5, Las formaciones del inconsciente, Cap. 8 al 11
31. Winnicott: Los cuidados hospitalarios como complemento de la psicoterapia intensiva en la adolescencia 32.
Klein: Estadios tempranos del conflicto edípico

LA TRANSFERENCIA
33. Freud: Sobre la dinámica de la transferencia
34. Freud: Puntualizaciones sobre el amor de transferencia
35. Klein: Los orígenes de la transferencia

LA TRANSFERENCIA Y ACTING OUT


36. Lacan: El Seminario1 “Análisis del discurso y análisis del yo”
37. Winnicott: El odio en la contratransferencia
38. Anna Freud: Función de la transferencia en el análisis del niño
39. Freud: Recordar, repetir y reelaborar
40. Ficha de la cátedra sobre Acting Out y Pasaje al Acto

INTRODUCCIÓN A LA MATERIA

1. UN ENSAYO SOBRE LA REPRESIÓN – FICHA

Intentaremos abordar la teoría de la represión en torno a 4 momentos de la teoría freudiana

PRIMER MOMENTO: Previo a la “Interpretación de los sueños”. Freud sostenía la posibilidad de hacer consiente todo lo
inconsciente a través del método catártico. En el trabajo que Freud llevó a cabo junto a Charcot y Breuer, utilizó diferentes métodos
con un mismo objetivo: eliminar los síntomas que presentaban sus pacientes histéricas. Su teoría giraba en torno a un mismo eje:
“hacer consciente lo inconsciente” para de esta manera despojar al sujeto de los síntomas que tanto displacer causaban a la
conciencia y contra los cuales el Yo se empeñaba en ejercer su defensa (en sus primeros escritos utilizaba indistintamente el
concepto de defensa y represión). Sus pacientes presentaban una inclinación a disociar y con ello el surgimiento de estados
hipnoides de conciencia. Se ponía de manifiesto un recurrente intento de evitar vivencias dolorosas, aparecían resistencias que se
expresaban en forma de lagunas u olvidos.

Frente a esto abandona la hipnosis y reemplaza por el método catártico → dirige la atención del enfermo de manera directiva a la
escena traumática en que el síntoma se había engendrado, convocando al mismo tiempo el afecto acompañante. Es decir, el
enfermo describía ese proceso de la manera más detallada posible y expresaba en palabras el afecto. Sólo de esta manera
desaparecían los síntomas histéricos. Arribando a la existencia de un hecho traumático como generador de los síntomas.

SEGUNDO MOMENTO: A partir de la “Interpretación de los sueños”. Evidencia que no todo lo inconsciente puede devenir a la
conciencia. Freud desarrolla dos maneras de dar cuenta lo inconsciente. Por un lado el sueño y por otro lado la primera vivencia de
satisfacción.
Acerca del sueño, se trata de una madeja de pensamientos oníricos que no se dejan desenredar pero que tampoco han hecho
otras contribuciones a los contenidos del sueño.
Acerca de la primera vivencia de satisfacción. Refiere que la primera actividad psíquica donde el desear terminaba en un alucinar
apuntaba a una identidad perceptiva. Es decir una imagen mnémica asociada a la huella que dejó en la memoria la excitación
producida por la necesidad. Toda nueva necesidad investirá aquella huella mnémica como un intento de satisfacerse, en un intento
de restablecer esa satisfacción primera.
Más adelante Freud dirá, habla de que los síntomas histéricos devienen de la transferencia de un deseo inconsciente que proviene
de lo infantil y se encuentra en la represión. Una manera interesante de describir el trabajo de la represión la encontramos en
Freud al hablar del extrañamiento del recuerdo penoso. Dirá que el recuerdo al no poseer la cualidad suficiente para excitar a la
conciencia facilita el intento de huída frente a la percepción. Siendo el primer ejemplo de la represión psíquica, como esfuerzo de
desalojo. Más adelante dirá que la esencia de lo que se designa como represión consiste en una mudanza del afecto, a partir del
afecto displacentero que provocaría el cumplimiento de mociones de deseo indestructibles, no inhibibles que provienen de lo
infantil.
Relación entre la represión y la censura: Freud habla de que el proceso onírico se apodera con mayor facilidad del material de
representaciones, todavía no ocupado por la actividad de pensamiento de la vigilia, y por razones que dependen de la censura
trasfiere la intensidad psíquica de lo importante, pero también chocante, a lo indiferente. El modo de trabajar el sueño era
interrogarlo parte por parte. Esto da cuenta del uso de la asociación libre.

TERCER MOMENTO: Represión primaria y su diferenciación con la represión secundaria o propiamente dicha. ¿Por qué una
moción pulsional habría de ser víctima del destino de la represión? En su respuesta afirma que la meta pulsional depara displacer
en lugar de placer. Concluye allí, que entonces produciría placer en un lugar y displacer en otro. Esto nos remite a la noción de
aparato psíquico de Freud, un mismo aparato con diferentes lugares. La separación nítida es necesario explicarla mediante la
represión primaria, Freud la define como la primera fase de la represión, de manera que se establece una fijación y la agencia
representante persiste inmutable con la pulsión ligada a ella. Esta fase podemos ubicarla en relación con la primera experiencia de
satisfacción, necesaria y supuesta para inaugurar el aparato psíquico. Se nos hace imprescindible introducir ahora la segunda fase
de la represión propiamente dicha, concepto que intentamos definir desde un comienzo, ya que cuando hablamos de formaciones
del inconsciente nos referimos a esta represión y suponemos la anterior. En esta segunda fase la parte cuantitativa de la moción
pulsional, o sea su energía no ha desaparecido sino que se ha traspuesto en angustia. En este momento para Freud, la represión
genera angustia. Sería otro trabajo poder pensar sobre los tiempos de cada una de estas represiones, ¿son tiempos distintos?,
¿simultáneos?, ¿evolutivos? Freud nos habla de tiempos lógicos, la represión propiamente dicha hace suponer la existencia de la
represión primordial, la cual Freud nomina en otra oportunidad con el término de contra investidura.

CUARTO MOMENTO:
Lo ubicamos con el texto de “Inhibición, síntoma y angustia”, allí intenta hacer distinción entre estos 3 términos. Freud ya no
concibe a la angustia como libido trasmudada, ni producida como algo nuevo a raíz de la represión. Es a partir de esta obra que
modifica opiniones que tenía antes. Afirma que la angustia es el motor de la represión. Con este conjunto de tácticas, de
mecanismos de defensa, definió a la represión como mecanismo privilegiado. Para Freud la mayoría de las represiones
presuponen represiones primordiales producidas con anterioridad, y que ejercen su influjo de atracción sobre la situación reciente.
Mientras que en la inhibición, el yo renuncia a funciones que le competen a fin de evitar un conflicto con el ello o el superyó e
intenta no verse obligado a emprender una nueva represión, el síntoma es el resultado del proceso represivo.
2. NOTA SOBRE EL CONCEPTO DE LO INCONSCIENTE EN PSICOANÁLISIS – FREUD

Una representación puede estar ahora presente en mi conciencia y, un momento después, desaparecer y puede re-florar de
manera intacta después de un intervalo (recuerdo). La representación ha estado presente en nuestro espíritu durante un intervalo
pero de manera latente.

Las representaciones están en la conciencia y las latentes en el inconsciente

Los pensamientos latentes / inconscientes no son necesariamente débiles. Algunos por más intensos que sean no penetran en la
conciencia. Habla también de un preconsciente eficiente (qué pasa sin dificultad a la conciencia) y un inconsciente eficiente (que
permanece inconsciente).

SUGESTIÓN HIPNÓTICA nos brinda el sustento del sentido dinámico del inconsciente: el sujeto es puesto en un estado vecino al
sueño (estado hipnótico). Mientras se encontraba en este estado, bajo la influencia del médico, se le impartían órdenes de ejecutar
determinada acción en un momento preciso. Despierta, no recuerda el estado anterior y, pese a ello, realiza las acciones sin saber
por qué. El designio estaba en esa persona de una forma inconsciente y luego devino a la conciencia. Pero solo afloró a la
consciencia en la representación del acto por ejecutar (no íntegramente, ni las órdenes del médico). Es decir, que todas las otras
ideas asociadas a esta representación seguían inconscientes. La importancia de este método es la distinción entre CC e ICC.

El ICC puede penetrar la CC pero necesita de un gasto de esfuerzo. Cuando se intenta, se percibe el sentimiento de una defensa
que tiene que ser dominada y cuando se lo provoca en un paciente, se lo llama resistencia. El pensamiento ICC es excluido de la
CC por fuerzas vivas que se contraponen con su aceptación mientras que no estorban a otros pensamientos PCC. Todo acto
psíquico comienza como ICC y puede permanecer tal o bien avanzar desarrollándose hasta la CC, según se tropiece o no con una
resistencia. Para que sea CC tiene que vencer la resistencia y censura.

Los sueños son un producto psíquico. Un itinerario de pensamiento fue despertado por la actividad mental del día y ha retenido
algo de su capacidad eficiente, ha escapado al interés CC. Durante la noche, este itinerario halla la conexión con uno de los
deseos ICC que han estado presentes desde la infancia pero reprimidos. En virtud de la fuerza que presta el ICC, los
pensamientos pueden devenir otra vez eficientes y aflorar a la CC en forma de sueño.
1. Los pensamientos han experimentado mudanza, disfraz y una desfiguración (ICC)
2. Los pensamiento consiguen investir la CC en un momento en que no debía serles ellos asequible 3. Un
fragmento de los ICC ha aflorado en la CC

Se denomina INCONCIENTE SISTEMÁTICO al sistema que se da a conocer por el signo distintivo de ser ICC los procesos
singulares que lo componen. El ICC está regulado por leyes propias: condensación y desplazamiento.

Contenido manifiesto: simbólico


Contenido latente: significado

3. MÉTODO PSICOANALITÍCO – FREUD

Habla del procedimiento catártico que es una técnica psicoterapéutica que presentó en "estudios sobre la histeria" en colaboración
con Breuer. Donde hay una descarga de afecto que ligada al suceso traumático, mediante la asociación libre se llega al punto de
partida. De este modo se libera del paciente del síntoma y no retornaba más. Más tarde, renuncia a la sugestión y luego se
abandona la hipnosis (en la sesión el paciente no tiene contacto visual con el terapeuta y ni tiene su atención sobre su propia
actividad anímica) y los dos están alerta a la conversación. Pasa a criticar a la hipnosis diciendo que oculta la resistencia y no
proporciona datos completos. Es a partir de ahí que él decide interpretar y extraer el contenido reprimido que sale a relucir en
lagunas y amnesias que son el resultado de la represión
a causa del sentimiento de displacer que estos causan. Las fuerzas psíquicas que originaron esta represión se registran en la
resistencia. También habla de que utilizar los sueños como una vía de acceso más directa al inconsciente. La cura es suprimir las
amnesias, llenar las lagunas y esclarecer todos los enigmas para eliminar los síntomas (si la cura es incompleta los síntomas
persisten de manera disminuida). Dice que el procedimiento requiere esfuerzo y va a progresar lentamente, es por esto que el
paciente debe estar dispuesto a colaborar.

• Tiene que tener un estado psíquico normal


• Cierto grado de inteligencia natural
• Y ser menor a la edad de 50 años (ya que no es posible dominar la masa de material psíquico)

CONCEPTO DE INDEFENSIÓN DESDE LOS DIFERENTES AUTORES

4. ALGUNAS CONCLUSIONES TEÓRICAS SOBRE LA VIDA EMOCIONAL DEL BEBÉ – KLEIN

Posición Esquizo-Paranoide
Antes del nacimiento él bebe se encontraba en un estado intrauterino donde el instinto de vida y muerte se encontraban en
equilibrio. Sin embargo, al principio de la vida postnatal, durante los primeros 3 / 4 meses de vida, se produce el desequilibrio y
toma mayor fuerza el instinto de muerte. Esto genera displacer en el sujeto, produciendo angustia como primera causa externa de
ansiedad (primera diferencia con Freud). Ante esto el Yo busca defenderse, y como está en plena constitución, el modo que
encontrara de hacerlo es a través del mecanismo de la escisión (segunda diferencia con Freud). Es un interjuego que le
permitirán al sujeto relacionarse con el objeto. Por eso desde el primer momento de la vida, desde el inicio, hay relación de objeto
(tercera diferencia con Freud).

Las primeras experiencias del lactante (bebé que recibe la lactancia), tanto con el alimento como con la presencia de la madre
inician una relación de objeto con ella, es un concepto básico. Esta relación es primeramente una relación con un objeto parcial,
porque para el bebé está dividido (escisión: mecanismo de defensa). La ansiedad persecutoria entra desde un principio en la
relación del bebé con los objetos, en la medida en que está expuesto a privaciones. En este caso, es provocado por la necesidad
de lactancia. El bebé cree que el objeto (pecho) puede dañarlo y por eso lo escinde. Aquí el Yo es incipiente o débil y es difícil que
pueda confrontar al objeto. Las pulsiones oral-libidinales y oral
destructivas están dirigidas desde el principio de la vida hacia el pecho de la madre en particular. En los periodos libres de hambre
y tensión, existe un equilibrio óptimo entre las pulsiones libidinales y agresivas. Este equilibrio se altera cada vez que, debido a
privaciones de origen interno o externo, las pulsiones agresivas son reforzadas. En estas relaciones objetales encontramos los
mecanismos de introyección y proyección, predominando la proyección y el instinto de muerte durante este periodo / posición
dominado por el sadismo.

Las vivencias recurrentes de gratificación y frustración son estímulos poderosos de las pulsiones libidinales y destructivas del amor
y del odio. En consecuencia, en la medida en que gratifica, el pecho es amado y sentido como “bueno”; y en la medida en que es
fuente de frustración, es odiado y sentido como “malo”. Esta marcada antítesis entre el pecho bueno y el pecho malo se debe en
gran parte a la falta de integración del yo, así como a los procesos de escisión dentro del yo y en relación con el objeto.

Durante los tres o cuatro primeros meses de vida, el objeto bueno y el objeto malo no son totalmente distintos el uno del otro en la
mente del bebé. El lactante proyecta sus pulsiones de amor y las atribuye al pecho gratificador (bueno) así como proyecta sus
pulsiones destructivas al exterior y las atribuye al pecho frustrador (malo). En esta forma la imagen del objeto, externa e
internalizada, se distorsiona en la mente del bebé por sus fantasías, ligadas a la proyección de sus pulsiones sobre el objeto. El
pecho bueno, externo e interno, llega a ser el prototipo de todos los objetos protectores y gratificadores; el pecho malo, el prototipo
de todos los objetos perseguidores externos e internos. Los diversos factores que intervienen en la sensación del lactante de ser
gratificado, tales como el aplacamiento del hambre, el placer de mamar, la liberación de la incomodidad y la tensión, es decir la
liberación de privaciones, y la experiencia de ser amado, son todos atribuidos al pecho bueno. A la inversa, cualquier frustración e
incomodidad es atribuida al pecho malo (perseguidor).

Pecho bueno → La gratificación y amor que el bebé experimenta le ayudan a contrarrestar la ansiedad persecutoria y los
sentimientos de pérdida y persecución despertados por la experiencia del nacimiento. Su proximidad física a la madre lo ayuda
constantemente a superar la añoranza de un estado anterior perdido. Alivia la ansiedad persecutoria y fortalece la confianza en el
objeto bueno. Este pecho bueno tiende a transformarse en el pecho “ideal” que saciaría el deseo voraz de gratificación ilimitada,
inmediata e incesante. De esta manera se origina la sensación de que hay un pecho perfecto, inagotable, siempre disponible,
siempre gratificador. Otro factor que interviene en la idealización del pecho bueno es la fuerza del temor a la persecución; esto crea
la necesidad de ser protegido contra los perseguidores y por lo tanto viene a incrementar el poder de un objeto totalmente
gratificador. Un pecho bueno introyectado provoca gratificación y felicidad, es una parte vital del Yo y fortalece su capacidad de
integración. Este pecho interno bueno fortalece la capacidad de amar del bebé y la confianza en sus objetos. Ejemplo: Cuando se
chupa el dedo es en realidad el pecho alucinado como inagotable, la voracidad queda momentáneamente satisfecha (pero tarde o
temprano, la sensación de hambre devuelve al bebé al mundo externo y entonces la frustración conjuntamente con todas las
emociones que origina, es nuevamente vivenciado.

Pecho malo → El pecho odiado adquirió cualidades oral-destructivas de las propias pulsiones del infante cuando este atraviesa
estados de frustración y de odio. En sus fantasías destructivas muerde y desgarra el pecho, lo devora, lo aniquila y siente que el
pecho lo atacara en la misma forma. Debido a la proyección el pecho malo devorará al bebé con la misma voracidad con que él
desea devorarlo. Este objeto frustrador es sentido como un perseguidor terrible. Pero esta ansiedad persecutoria es en cierta
medida contrarrestada por la relación del lactante con el pecho bueno. La fuente principal de disturbios internos se halla en las
excesivas pulsiones agresivas que aumentan la voracidad y disminuyen la capacidad de tolerar la frustración.

Posición Depresiva-Infantil
Para pasar a esta posición es porque el objeto se unificó. Va aproximadamente desde los 4 a 6 meses al año de vida. En esta
posición se habla de un objeto total, unificándose pecho bueno y malo. Predomina el mecanismo de introyección y el instinto de
vida. Aparece el sentimiento de culpa porque el bebé siente que quiere dañar a aquello que lo gratifica al descubrir que el objeto es
uno en común, y provoca una ansiedad depresiva que consiste en el temor a la pérdida de objeto.

La introyección de un objeto bueno estimula la proyección de sentimientos buenos hacia el exterior y a su vez, por re introyección,
fortalece el sentimiento de poseer un objeto interno bueno. La re-introyección del objeto bueno reduce la ansiedad persecutoria,
provocando que la escisión sea de menor alcance y por lo tanto el Yo es capaz de integrarse y sintetizar en cierta medida los
sentimientos hacia el objeto. La tendencia del Yo a integrarse puede considerarse como una expresión del instinto de vida.

La síntesis entre sentimientos de amor y pulsiones destructivas hacia un mismo objeto (el pecho) origina ansiedad depresiva, culpa
y necesidad de reparar el objeto bueno dañado. Cuando en la fusión de los dos instintos, el instinto de vida predomina por sobre el
instinto de muerte (y por lo tanto la libido por sobre la agresión), el pecho bueno puede instalarse en forma más firme en la mente
del lactante.
En estas distintas fantasías el Yo se posiciona por proyección en un objeto externo (en primer lugar de la madre) y lo transforma en
una extensión del sí-mismo. El objeto se transforma, hasta cierto punto, en representante del Yo y estos procesos constituyen a la
base de identificación proyectiva. La identificación proyectiva empezaría simultáneamente con la voraz introyección sádico-oral del
pecho. Es un mecanismo por medio del cual el Yo deposita un aspecto parcial de sí mismo en el objeto, identificándose luego con
él. Así el objeto externo se transforma en una extensión de sí mismo. Klein refiere que este mecanismo está presente en los
lactantes, como vestigios de las angustias y de los mecanismos esquizoparanoides. Desaparecen al comienzo del segundo año. A
medida que la introyección y la proyección permiten el desplazamiento de objeto en objeto, las imágenes interiorizadas se acercan
cada vez más estrechamente a la realidad y la identificación del Yo con los buenos objetos se hace más completa. Esta evolución
implica un cambio de gran importancia: de una relación con objetos parciales y disyuntos el sujeto pasa a una relación con un
objeto total y prevaleciente “la madre como una totalidad”.

Reconocimiento de la madre como objeto total: Implica aceptar que ella es un individuo con una vida propia y que tiene relaciones
con otras personas que no son el bebé. Este reconocimiento implica la percepción de que el mismo objeto es a la vez la fuente de
lo bueno (la gratificación) y de lo malo (la frustración o privación). Concomitantemente, el Yo (del bebé) se transforma en un Yo
total, que incluye sus aspectos buenos y malos, pulsiones libidinales y agresivas. Esto conduce al establecimiento de una nueva
posición en el aparato psíquico: la posición depresiva. “El reconocimiento de la madre como objeto total marca el comienzo de la
posición depresiva, caracterizada por la relación con objetos totales, y por el predominio de integración, ambivalencia, ansiedad
depresiva y culpa”.

Reconocimiento del bebé como objeto total: Implica que el bebé comenzará a percibirse como individuo único, separado de la
madre. Esta es fuente de sensaciones de desamparo y celos, tanto como del temor a perder el amor de la madre. El bebé siente
entonces ambivalencia respecto de (la madre), pues ahora la percibe como la fuente, no sólo de sus gratificaciones, sino también
de sus frustraciones. Por ello la ansiedad propia de esta posición (ansiedad depresiva) resulta del temor a que los propios impulsos
destructivos, antes dirigidos a un fantástico “objeto malo” distinto de la madre, dañen ahora al objeto del cual se depende
totalmente. “El conflicto depresivo es una lucha contra la destructividad del bebé, y sus impulsos amorosos y reparatorios”

Klein dice que en esta posición se da el complejo de Edipo. Lo tempraniza (diferencia con Freud). Por lo que además del
sentimiento de culpa, aparecería algo del orden de los celos, los cuales aparecen en una relación de a tres.

5. NOTA SOBRE ALGUNOS MECANISMOS ESQUIZOIDES – KLEIN

Las ansiedades, los mecanismos y las defensas del Yo en la infancia ejercen una profunda influencia en todos los aspectos del
desarrollo incluyendo el desarrollo del yo, súper yo y las relaciones de objetos. Las relaciones de objeto existen desde el comienzo
de la vida, la relación con el primer objeto implica su introyección y su proyección.

POSICIÓN ESQUIZOPARANOIDE (3-4 meses)


Se define por:
⎯ Relaciones de objeto parcial

⎯ Ansiedad predominante: persecutoria

⎯ Mecanismos de defensa predominantes: escisión, proyección e introyección

Características de las relaciones de objeto esquizoides:


Violenta escisión del yo y excesiva proyección
Naturaleza narcisista
Ligamen compulsivo a ciertos objetos o huida de persona
Pronunciada artificialidad y falta de espontaneidad

Yo temprano: carece de cohesión y tiene tendencia a desintegrarse. Algunas de las funciones que conocemos del Yo existen
desde el comienzo, como hacer frente a la ansiedad e instinto de muerte dentro del organismo sentida como temor a la aniquilación
y toma la forma de temor a la persecución. La necesidad vital de hacer frente a la ansiedad, fuerza al Yo temprano a desarrollar
mecanismos y defensa fundamentales. Este Yo temprano / primitivo reacciona, su función principal es administrar la angustia
esencial escindiendo al objeto. Esta es la defensa primordial en el sistema Kleiniano.

Escisión: El pecho en tanto objeto primordial va a ser escindido en un pecho bueno y en un pecho malo, o bien en un objeto bueno
que el sujeto posee y en uno malo que está ausente. La ansiedad predominante es la persecutoria: “El peligro que corre el Yo
frente a los ataques que son atribuidos al objeto”

Proyección: Por medio de la proyección atribuye aspectos destructivos al objeto externo, para librarse de la sensación de
aniquilamiento o persecución interna, ya que resulta más fácil defenderse de “ataques” externos que de aquellos que provienen del
interior. Entonces el objeto externo adquiere características de maldad, las cuales vehiculizan fantasías propias de la etapa oral
(canibalísticas). El objeto sólo es malo, es parcial por tener solo esta cualidad emocional. Esta parcialidad del objeto se acompaña
de una parcialización del Yo del lactante porque es sólo una parte que odia y teme a ese objeto que denomina pecho malo.
Simultáneamente actúa la pulsión de vida, que se expresa a través de sentimientos de amor hacia el objeto externo. Se le
atribuyen características de cuidado, protección, de proveedor que satisface las necesidades del bebé. Este objeto sobre el cual se
proyectan las fantasías no es reconocido por el bebé como el mismo que frustra. También es parcial porque tiene una sola
cualidad: la bondad. Esta parcialidad del objeto se acompaña de una parcialización del Yo del niño porque es sólo una parte del Yo
la que ama y espera gratificación de ese objeto parcial que denomina pecho bueno. Todo lo displacentero intenta despojarlo al
exterior.

Introyección: El Yo implementa este mecanismo en forma paralela al de proyección. Se introyectan imagos fantaseados de los
objetos externos, modificados por las emociones proyectadas en los mismos, constituyéndose objetos internos “buenos” y “malos”.
La introyección de un objeto perseguidor está determinada por la proyección de una pulsión destructiva en el objeto. También se
proyectan sentimientos de amor y esto se constituye el hallazgo de un objeto bueno. La introyección de un objeto bueno estimula la
proyección de sentimientos buenos hacia el exterior y esto a su vez por introyección, fortalece el sentimiento de poseer un objeto
interno bueno. Apropiar todo lo que siente como placentero.
Comienzo de la formación del Superyó.

POSICIÓN DEPRESIVA (4-6 meses)


Se define por:
⎯ Relaciones de objeto total
⎯ Ansiedad predominante: depresiva

⎯ Mecanismos de defensa: defensas maníacas y reparación

Con la introyección del objeto total, se dan progresos en la integración; los aspectos amados y odiados ya no aparecen por
separado, lo cual produce miedo a la pérdida, al sentimiento de culpa y estados análogos del duelo: la posición depresiva entra
juego. Esta posición integra más al Yo y produce una síntesis entre las situaciones externas e internas.

Ansiedad Depresiva: Cuando el bebé se ve expuesto a situaciones de privación, siente impulsos agresivos hacia la madre a quien
ahora reconoce como la fuente de la gratificación y frustración. El bebé siente que dichos impulsos son capaces de dañarla. Esta
situación produce ansiedad depresiva y culpa. La destructividad pulsional debe entonces ser enfrentada por nuevos mecanismos
de defensa, distintos de la escisión y la proyección.

Con la finalidad de contrarrestar la ansiedad persecutoria y mantener a salvo de la misma a los objetos buenos internos y externos,
surgen 3 mecanismos de defensa maníacos:
Idealización / Triunfo: Exagera la bondad del objeto bueno con el fin de salvaguardarlo de la maldad del objeto malo. El objeto
bueno es transformado en objeto ideal: un objeto inagotable en su capacidad de nutrir los deseos del bebé. El objeto idealizado,
advierte Klein, se encuentra menos integrado en el Yo, puesto que proviene de la angustia persecutoria y no tanto de la capacidad
para amar.
Control: Control sobre los objetos internos y externos que posibilita mantener suficientemente separados al pecho bueno del malo.
El objeto no me deja, yo dejo al objeto.
Negación: Permite obviar la maldad del objeto, aniquilando al objeto que frustra. El objeto no existe

Impulso de reparación: aparece en esta etapa y se produce como consecuencia de una mayor capacidad de síntesis, una mayor
relación con la realidad, y un sentimiento de culpa y miedo de la pérdida del objeto amado anteriormente atacado. Para que el niño
pueda acceder a la posición depresiva debe haber podido transcurrir por la esquizo-paranoide normalmente, de lo contrario el
temor persecutorio, y por ende los mecanismos esquizoides se vuelven muy fuertes y obligan al yo a regresar a esta posición
anterior reforzando los temores persecutorios anteriores.

La única verdadera superación de la fase depresiva es el trabajo de duelo, de la madre y del pecho: es decir el duelo de la persona
fantasmática, no significa que la madre esté muerta, sino que el idealizado que representa, está perdido. Sólo el amor por el objeto
y no el odio garantizará el proceso.

Si la posición depresiva no es adecuadamente elaborada puede producirse una regresión a la posición esquizo paranoide,
afectando gravemente el desarrollo ulterior.

*Más sobre este tema en 35. Los orígenes de la transferencia de Melanie Klein
6. PRINCIPIOS PSICOLÓGICOS DEL ANÁLISIS INFANTIL – KLEIN

Se utiliza la técnica de juego analítica. El método del juego conserva todos los principios del psicoanálisis y lleva a los mismos
resultados que la técnica clásica sólo que está adaptado a la mente del niño. Los niños forman relaciones con el mundo externo,
dirigiendo la libido hacia los objetos por los cuales se obtiene placer. Esta relación es en primer lugar narcisista. Los niños
empiezan a conocer la realidad a través de las privaciones que está les imponen. Se definen a sí mismos contra la realidad
repudiándola. La verdadera adaptación es el grado en que son capaces de tolerar estas privaciones. Un repudio exagerado es
indicación de neurosis. Lo que se busca obtener en el análisis del niño es la adaptación exitosa a la realidad (lograr que sean
capaces de tolerar frustraciones reales).

Después se habla de cómo el complejo de Edipo ejerce influencia en el segundo año de vida y como éste se vincula con la
neurosis (donde se generan ataques de angustia y repeticiones de terrores nocturnos).

Algunas otras características de neurosis son: hipersensibilidad, incapaz de tolerar frustraciones, inhibiciones de juego, actitud
ambivalente hacia ocasiones festivas, dificultades en la crianza. La causa de estos fenómenos es un sentimiento de culpa fuerte.
Da un ejemplo donde la paciente tiene tendencias de odio y agresión a causa de la fijación con la madre y a su vez sentimientos de
angustia y culpa.

A partir del juego fórmula ciertas conclusiones sobre el temprano sentimiento de culpa, como que la prohibición del deseo infantil
no proviene de la madre real sino de la madre introyectada (la que el niño interpreta). Mediante el juego el niño representa un
papel donde separa las identificaciones. El resultado de esta expulsión es una sensación de alivio. Cuando se libera el Yo, en
neurosis resulta que se adapta a las exigencias de la realidad.

En la mente infantil hay una comunicación más fácil entre la conciencia y el inconsciente más fácil de interpretar especialmente
mediante el juego, ya que los niños representan simbólicamente fantasías, deseos, y experiencias. Emplean el mismo lenguaje con
el que estamos familiarizados gracias a los sueños (Freud). Los niños sustituyen con acciones a las palabras. En el análisis del
niño podemos retroceder experiencias y fijaciones que en el adulto sólo se pueden reconstruir (en el de los niños se las representa
directamente).

Un paso hacia la adaptación de la realidad es cuando empiezan a distinguir entre lo imaginado y lo real. Significa que superan
resistencias muy poderosas y a la larga se dan cuenta que sus actos agresivos estaban dirigidos hacia los objetos reales. De esta
manera mejoran las relaciones emocionales con los padres. El Yo está menos oprimido y se vuelve más fuerte. Alivia al niño e
incrementa su capacidad de adaptación social. Disminuye su sentimiento de culpa y son capaces de sublimar los deseos que antes
estaban reprimidos.

7. LA INICIACIÓN DEL ANÁLISIS DEL NIÑO – ANNA FREUD


En esta conferencia Anna Freud plantea como entiende ella el análisis con niño y lo hace diferenciándose de la mirada que
Melanie Klein tiene sobre ello. Klein sostiene que toda perturbación del desarrollo de la vida anímica o mental del niño podría ser
eliminada o, al menos, mejorada por el análisis. Para Anna Freud y los analistas vieneses el análisis de niños solo se justifica frente
a una verdadera neurosis infantil. Sostienen que tratándose de niños es posible que la técnica requiera algunos cambios y
modificaciones o que solo sea aplicable con determinadas medidas de precaución.

Klein: el análisis con niños tiene las mismas características que con los adultos. Para Anna Freud la técnica especializada del
análisis de niños – en cuanto es una técnica especializada- puede deducirse de una regla muy simple: la que el adulto es, por lo
menos en gran medida, un ser maduro e independiente; el niño, en cambio, un ser inmaduro y dependiente. Es natural que ante
objetos tan dispares el método tampoco pueda ser el mismo.

El adulto es siempre quien demanda el tratamiento, en cambio el niño es llevado por otros y no siempre se cuenta con su
conformidad. En la situación del niño falta, todo lo que consideramos necesario para un análisis: la conciencia de enfermedad, la
resolución espontánea y la voluntad de curarse. Es decir, hay que poder entablar esta confianza y transferencia para que ese niño
pueda entender que tiene algo para decir en este análisis, que en realidad no lo sabe a veces porque lo mandan los padres a ese
análisis, a diferencia del adulto que va por motus propios.

En los casos que se vuelven analizables es necesario extraer la decisión interna de analizarse. Esto exige en el niño un periodo de
introducción que no hace falta en el adulto.

Este periodo no es la labor analítica en si misma sino una manera de presentar el encuadre al niño y armar la plataforma en la que
podría desarrollarse el tratamiento. Esta fase no trabajar para hacer consciente lo inconsciente. Es un periodo de preparación que
durara el tiempo que el niño tarde en discrepar con las condiciones para el análisis: la conciencia de enfermedad, la resolución
espontánea y la voluntad de curarse.
Anna Freud expone 6 casos de análisis con niños donde demuestra como establece estos criterios para trabajar, pero además
donde deja de manifiesto que la transferencia no está del todo armada con el niño, sino con los padres, ella se ubica como sustituto
de estos. Promueve el trabajo solo desde una perspectiva de transferencia positiva. Aunque eso distancie al niño de sus padres y
sea en ella que recaiga la figura amorosa, no puede ser odiada por el niño. Ella trabaja con la educación emocional. Trabajará
desde un lugar casi de educadora del niño, por lo que podríamos decir que es la precursora de la psicopedagogía. Serán muy
valiosas para la psicopedagogía. Ella trabaja más con lo consciente que con lo inconsciente.

Primer Caso: Anna se convirtió en la aliada del Yo Consciente del infante (Escisión de la personalidad infantil) Segundo Caso: Anna
se convirtió en la aliada del infante contra el mundo exterior, sus padres Tercer Caso: Ante un niño difícil se mostraba más fuerte
que él y le permitía hacer lo que él quisiera. Perseguía el propósito inmediato y ponía todo el interés del niño; al mismo tiempo
aprovechaba la ocasión de averiguar muchas cosas sobre sus tendencias e inclinaciones más superficiales. “El niño se
acostumbró a recurrir al análisis como medio de protección contra los castigos, y a mi ayuda para remediar sus actos. Me había
convertido para él en una persona poderosa, de cuyo auxilio ya no podía prescindir”
Exigirle el abandono de sus secretos, hasta entonces celosamente escondidos, cuya comunicación habría de ocuparnos durante
las semanas y los meses siguientes, comenzando solo entonces el verdadero análisis. Logró la confianza después de este largo
proceso
Cuarto Caso: Niño con cólera → enemistarle con esa parte de su personalidad
Empieza a ser consciente de su maldad. (Escisión de la personalidad infantil)
Quinto Caso: Aisló a la maldad y la personificó para que la niña se enfrentará a ella y comenzara a quejarse de esta. (Escisión de
la personalidad infantil)
Sexto Caso: Infante hipersensible y dispuesta a llevar a cabo el análisis hasta cierto punto, que era su lealtad a la niñera
(compartía un vínculo amoroso con ella). Anna intentó despertar su sentido crítico y su fe ciega. Lo logró cuando la niña dudo de la
palabra de su niñera

8. DUELO Y MELANCOLÍA – FREUD

El duelo es la pérdida real del objeto amado o su abstracción, estos pueden ser persona o ideales. Un duelo normal es el trabajo
que se pone en marcha en el psiquismo cuando se pierde el objeto, cuando se pierde algo. Freud lo clasifica como un proceso
normal. Mientras que un duelo patológico es cuando no se logra atravesar adecuadamente el proceso de duelo, hay un
estancamiento en alguno de los momentos.

La melancolía está vinculada con un retraimiento sobre sí mismo y pérdida de interés en el mundo exterior. No toda melancolía
tiene destino. El dolor, retraimiento, e inhibición esta en los dos, tanto en el duelo como en esta, absorben al Yo. Pero en la
melancolía, además, hay depresión, auto-reproche, criticas, baja autoestima y culpa. Se considera lo contrario a la manía.

En el duelo frente a la ausencia del objeto se impone el principio de realidad sino devendría en una psicosis alucinatoria de deseo.
Se quita la libido de los enlaces con el objeto, al entender que esté ya no existe más, es un proceso largo donde se requiere tiempo
y esfuerzo psíquico. Luego será capaz depositar nuevamente su libido en el mundo y volver a su vida anímica normal. Es así como
el Yo se vuelve otra vez libre y desinhibido. Mientras en la melancolía no hay una pérdida total del objeto, sino una pérdida parcial,
donde en muchas ocasiones ni se sabe qué es lo que se perdió. Así como en el duelo, el mundo se demuestra pobre, en la
melancolía esto le ocurre al Yo, es un empobrecimiento yoico. Freud dice que en realidad no se está frente a la pérdida de un
objeto sino a la pérdida del Yo. Aparentemente las críticas que el Yo se hace a sí mismo, son más bien las que haría para el objeto
perdido. Lo que sucede es que el sujeto al perder el objeto, en vez de depositar la libido en otro objeto, la deposita en uno mismo.
Esta libido que investía al objeto, se volcó sobre una parte del Yo de identificación, de esta forma se conserva la investidura
libidinal. Tiene que haber una ligazón muy fuerte para que se dé esta vuelta de la libido sobre el Yo . La parte crítica del Yo se
ensaña con la parte del Yo que representa al objeto y la critica (pulsión de muerte).

Tratamiento:
1. Elaborar y hacer consciente estos mecanismos que la persona no está percibiendo
2. Recuperar la capacidad de amar del sujeto para que pueda depositar su libido en el mundo exterior en el futuro.

CONCEPTO DE ANGUSTIA Y SU IMPORTANCIA EN LA CONSTITUCIÓN DEL YO

9. CONFERENCIA 32: ANGUSTIA Y VIDA PULSIONAL – FREUD

La Angustia es un estado afectivo ligado a sensaciones de la serie placer-displacer.

ANGUSTIA TÓXICA: primera sensación de displacer. Su origen se da en el momento del nacimiento, cuando al sujeto se le
impone la realidad (instinto de muerte en Klein) ya que deja una huella, Freud va a decir que esa sensación displacentera es el
prototipo de lo que serán las futuras angustias. Dirá que lo que siente en este primer momento coincide con las características que
aparecen cuando alguien siente angustia. Pero acá, habla de displacer y NO de angustia porque el único capaz de sentir la
angustia es el Yo, y no hay Yo en el nacimiento.

Dividirá entre angustia realista y neurótica. Por lo general nos ocupamos en el análisis de la angustia neurótica.

ANGUSTIA REALISTA: Reacción lógica frente al peligro. El Yo se enfrenta a este. Se reduce a un estado de atención sensorial
incrementada y tensión motriz que llamamos apronte angustiado. A partir de este estado se desarrolla la reacción de angustia. Y
así serán posibles 2 desenlaces:
Desarrollo de angustia: es la repetición de la antigua vivencia traumática, donde la reacción puede adaptarse a la nueva situación
de peligro o desembocar en la huida como manifestación de la pulsión de auto-conservación. Estado paralizante: acá toda la
reacción se agota en el desarrollo de angustia, entonces el estado afectivo resultará paralizante y desacorde con el fin para el
presente.

ANGUSTIA NEURÓTICA: Es enigmática y carente de fin, no corresponde a un peligro real o exterior, ya sea situación u objeto.
Proviene del ello. Se observa de 3 maneras:
Angustia expectante: el estado de la angustia se presenta como libremente flotante, es decir que se puede enlazar a cualquier
representación. Expectante porque está a la espera de alguna situación a la que pueda anudarse. Fobias: se puede discernir un
vínculo con un peligro externo pero la angustia frente a él es desmedida e irracional. Se trata de un peligro interno.
Angustia en la histeria y neurosis graves: emerge como ataque, pero siempre sin que se le descubra fundamento alguno como
peligro exterior. Por una parte es responsable la excitación frustránea, donde una excitación libidinosa no se satisface, resultando
así como remplazo de la libido desviada, el estado de angustia. Por otro lado, es responsable el proceso de la represión. Es la
representación la que experimenta la represión y llegado el caso es desfigurada hasta que se vuelve irreconocible; pero su monto
de afecto es mudado en angustia.

ANGUSTIA DE LA CONCIENCIA MORAL: proviene del superyó.

DESARROLLO DE ANGUSTIA Y FORMACIÓN DE SÍNTOMA: El desarrollo de angustia es lo primero, y la formación de síntoma


lo posterior, como si los síntomas fueran creados para evitar el estallido del estado de angustia. Aquello a lo cual se tiene miedo
en la angustia neurótica es a la propia libido. La diferencia con la situación de la angustia realista reside en dos puntos: que el
peligro es interno en vez de externo, y que no se discierne conscientemente.

EN EL COMPLEJO DE EDIPO: el peligro real que el niño teme como consecuencia de su enamoramiento de la madre es el castigo
de la castración, la pérdida de su miembro. Esta angustia es uno de los motores más frecuentes e intensos de la represión y de la
formación de neurosis. Las mujeres, poseen un complejo de castración, pero no pueden tener angustia de castración. En su
reemplazo aparece la angustia a la pérdida de amor, que es como una continuación de la angustia del lactante cuando echa de
menos a la madre. Situación de peligro objetivo indicada por esa angustia: Si la madre está ausente, la satisfacción de las
necesidades de este ya no es segura y posiblemente queda expuesto a sentimientos de tensión.

REPRESIÓN: El Yo no crea la angustia, ésta existe con anterioridad y ella crea la represión, pero sólo puede ser la angustia real,
la angustia ante un peligro exterior. La angustia crea a la represión, y no a la inversa.

FACTOR TRAUMÁTICO: ¿Qué es en verdad lo peligroso, lo temido en tales situaciones de peligro? Es el daño que él ocasione en
la vida anímica. Factor traumático: estado en que fracasan los empeños del principio de placer lo temido es la emergencia de un
factor traumático que no pueda ser tramitado según la norma del principio de placer. El principio de placer nos pone a salvo de un
daño determinado a nuestra economía psíquica. Sin embargo, del principio de placer a la pulsión de autoconservación hay un gran
trecho.

(PARTE DE VIDA PULSIONAL: ARCHIVO CLASE 3 – ETAPAS, PULSIONES SEX. Y YOICAS, ETC.)

10. LA IMPORTANCIA DE LA FORMACIÓN DE SÍMBOLOS PARA EL DESARROLLO DEL YO – KLEIN

El planteo de Klein se apoya en el hecho de que el conflicto edípico comienza en un periodo en el que predomina el sadismo. El
sadismo proviene de una fuente externa (momento del nacimiento) y una fuente interna (como vivencia el sujeto el instinto de
muerte). Al comienzo de la vida se rompe el equilibro e irrumpe la pulsión de muerte porque el sujeto se enfrenta con la realidad,
entonces la realidad le impone al sujeto cierto monto de sadismo. Los ataques sádicos del niño tienen por objeto a ambos padres a
la vez, a quienes despedaza en sus fantasías. Esos ataques despiertan angustia, el niño teme ser castigado por los padres unidos,
y esta angustia también es internalizada a consecuencia de la introyección oral-sádica de los objetos y así se dirige ya hacia el
súper yo temprano. Es observable que estas situaciones de angustia de las primeras fases del desarrollo son profundas y
abrumadoras.

CASO DICK
Este caso lo retomará Lacan para criticar la intervención de Klein

Niño de 4 años que: no presentaba angustia (siempre es necesario un monto de angustia para relacionarse con los objetos. La
angustia permite la incorporación, introyección, proyección e identificación que constituyen al Yo) y tuvo una lactancia
insatisfactoria

Presenta una inhibición en su desarrollo:


• Intelecto de un niño de 18 meses

• Vocabulario escaso

• Movimientos sin coordinación

• Lactancia difícil y perturbada (casi murió a causa de su madre no pudiendo codificar sus necesidades) •
Dificultades para pasar a comida solida
• Carecía de afecto

• Faltaba adaptación con su ambiente

• Ausencia y falta de interés

• Carencia de agresión

• No establecía vínculos

Posiblemente su desarrollo quedo afectado por el hecho de que, aunque recibió toda clase de cuidados, nunca se le prodigo
verdadero amor; la actitud de la madre hacia él había sido, desde el principio, de excesiva angustia y ansiedad.

La razón de la desusada inhibición de su desarrollo era el fracaso de las etapas primitivas. Había en el Yo de Dick una incapacidad
completa para tolerar la angustia. Para Klein esto significo como primer diagnóstico: un mal desarrollo del Yo. Además la etapa
genital había comenzado prematuramente, lo que produjo una identificación con el objeto prematuro y una formación de defensa
para el sadismo.

Después de un débil comienzo, la formación de símbolos se había detenido. El niño era indiferente a la mayor parte de los
objetos. Le interesaban los trenes y las estaciones, y también las puertas, los picaportes y abrir y cerrar puertas: El interés hacia
esos objetos y acciones tenían un origen común: se relacionaba en realidad con la penetración del pene en el cuerpo materno. Las
puertas y cerraduras representaban los orificios de entrada y salida del cuerpo de la madre, mientras que los picaportes
representaban el pene del padre y el suyo propio. Lo que había producido la detención de la actividad de formación de símbolos
era el temor al castigo que recibiría cuando hubiese penetrado en el cuerpo de la madre.

En Dick el simbolismo no se había desarrollado (Consiste en expresar mediante símbolos los materiales reprimidos). Esto se debía
en parte a la falta de relación de afecto con las cosas de su ambiente, hacia las que era indiferente. Esta Detención en la
formación de símbolos provocó que el niño no pudiera vivir en fantasías la relación sádica con el cuerpo de la madre.

HIPÓTESIS DE KLEIN: INHIBICION EN LA FANTASÍA

Para que aparezca la fantasía es necesaria la relación con el objeto.

Klein dice que la fantasía esta desde el nacimiento y es lo que le permite al sujeto relacionarse con los objetos. La primera relación
que uno sostiene con los objetos es de tipo fantástica. En Dick hubo inhibición. La madre de Dick era ansiosa y no podía
decodificar de manera adecuada sus necesidades y transformarlas en demanda. Esto provocó que Dick desarrollara una inhibición
y que lleve a cabo una defensa masiva porque el objeto era vivido como pura frustración. Llevando a que el excesivo y precoz
sadismo de Dick dirigido a la madre sea bloqueado y por lo tanto que se bloquee el desarrollo emocional. Dick no podía exteriorizar
este sadismo (ejemplo: imposibilidad de masticar el alimento). No podía proyectar la agresión en el objeto y esto tenía que ver con
este bloqueo en el desarrollo emocional de Dick. La agresión no podía hacerse presente, y es importante para el desarrollo del
sujeto que aparezca la agresión y aprenda a lidiar con la misma.

“En el análisis de este niño, cuyo yo no era accesible a ninguna influencia lo único que se podía hacer era tratar de llegar hasta su
inconsciente, y disminuyendo las dificultades inconscientes, abrir camino para el desarrollo del yo.”
Entonces habiendo hecho esta hipótesis ella a lo que apuntara es a desbloquear la fantasía, que aparezca algo del orden de la
angustia que estaba tan solapada en Dick, que se ponga en juego la fantasía y que de esa manera pueda como consecuencia
poder empezar a vincularse con el ambiente y los objetos (que busque consuelo allí ante la angustia). Entonces la dirección de la
cura apuntaba a eso: movilizar algo de la angustia y que eso promueva como consecuencia la relación con el mundo, el entorno,
los objetos. Lo logra en una sesión, jugando con los trenes. Tren grande es papá, tren pequeño es Dick y estación es mama. Ahí
algo le movilizó y buscó a la nodriza, en el afuera. En esta formación de símbolos es que el niño quiere atacar a las figuras
paternas con todo el sadismo que tenía dentro de sí, el nene cree que dentro de la madre hay sustancias explosivas (heces y
orinas, que para Dick eran peligrosas y dañinas) y que dentro de ella tiene al padre, entonces intentaba dañarlos proyectando el
sadismo que volvía por retaliación en formato de angustia. En su fantasía las materias fecales, la orina y el pene eran los objetos
con los cuales atacaba el cuerpo de la madre. El Yo de Dick era tan débil que no pudo soportar este avasallamiento de la angustia
y quedo inhibido el desarrollo, entonces al no poder simbolizar, no atravesó la posición esquizoparanoide. Pero Klein logro un
atisbo de relación de objeto con Dick, y logro que surja algo del orden de la angustia, promoviendo el desarrollo.

“Simultáneamente (luego del juego con del tren) con la aparición de la angustia había surgido un sentimiento de dependencia,
primero hacia mí y luego hacia la niñera, y al mismo tiempo empezó a interesarse por las palabras tranquilizadoras.”

Aumento su interés y su sadismo disminuyo a través de acto agresivos. Durante estos meses su actitud hacia la madre y la
niñera se ha tornó afectuosa y normal.

Cuadro clínico de Dick → se trataba de un caso caracterizado por una ausencia casi total de afectividad y de angustia, gran
alejamiento de la realidad y falta de accesibilidad, así como de rapport emocional, conducta negativa alternando con indicios de
obediencia automática, indiferencia ante el dolor, perseverancia (Estos síntomas se creyeron característicos de la demencia
precoz, que terminó siendo uno de los diagnósticos asignados a Dick por un doctor)

El rasgo fundamental en el caso de Dick era una inhibición del desarrollo, y no una regresión. Además, la demencia precoz es muy
poco frecuente en la primera infancia, por lo que muchos psiquiatras sostienen que no existe en este periodo. Hoy en día a Dick se
lo diagnosticaría como AUTISTA. Se caracteriza por: defensa ante la hostilidad que CREE recibir del mundo exterior, junto con
hipersensibilidad y dificultad para formar vínculos.

11. LA DISTORSIÓN DEL YO EN TÉRMINOS DE VERDADERO Y FALSO SELF – WINNICOTT

SELF: se traduce como “sí mismo”. Dependiendo de la escuela psicológica, su significado puede variar, pero en general abarca
creencias y representaciones subjetivas esenciales para desempeñarse en el medio natural y social. Considerando lo que el ser
humano hace a sí mismo o por sí mismo, el self engloba: autoestima, autoeficacia, autopercepción y autodeterminación entre otros.
El primero en usar este término fue William James en 1890, en su división del ser humano. Siempre se lo utiliza para recalcar la
importancia de la conciencia personal

Winnicott describe al self falso (medio de no ser uno mismo) como una distorsión de la personalidad que consiste en desarrollar
desde la infancia una existencia ilusoria con el fin de proteger, por medio de una organización defensiva, al self verdadero.

Hay dos formas de necesidades: las necesidades del Yo que son la satisfacción de las necesidades del infante. Y por otro lado, las
necesidades del ello que representan la satisfacción de instintos. El yo del infante esta “acopiando fuerza” en palabras de
Winnicott, en consecuencia este self verdadero se acerca a un estado en que las exigencias del ello serán sentidas como parte del
self, y no como ambientales u exteriores. Es así como la satisfacción del ello pasa a ser un muy importante fortalecedor del self
verdadero, pasan a ser sentidas como necesidades internas. Si este no esta preparado para incorporar estas necesidades ni
riesgos, se generará frustración.

El self falso cumple la función de protector. En palabras de Winnicott “Su función defensiva consiste en ocultar y proteger al self
verdadero, sea éste lo que fuere”.

Naturaleza defensiva del self falso → su función defensiva consiste en ocultar y proteger al self verdadero.

SELF FALSO: El self falso se establece como real y es lo que los observadores tienden a pensar que es la persona real. Pero en
las relaciones de vida, de trabajo, en las amistades, el self falso empieza a fallar. Se espera una persona total, pero el self falso
presenta alguna carencia esencial. En este extremo el self verdadero está oculto. El self falso
defiende al self verdadero; pero el self verdadero es reconocido como potencial y se le permite una vida secreta. El self falso tiene
como interés principal la búsqueda de condiciones que le posibilitan al self verdadero hacer valer sus meritos. El self falso se
basa en identificaciones El self falso está representado por la organización total de la actitud social cortes y bien educada. Suicido
es la destrucción del self total para evitar la aniquilación del self verdadero. Cuando el suicidio es la única defensa que queda
contra la traición al self verdadero, al self falso le toca organizar el suicidio.

La mente y el self falso: La mente está ligada al aspecto intelectual de la persona, pero el self falso es una tendencia a adaptarse a
la realidad, a reaccionar a los estímulos externos, inhibiendo los estímulos internos (inhibiendo así al
verdadero self). Cuando un self falso se organiza en un individuo con un alto potencial intelectual, la mente experimenta una
tendencia muy fuerte a convertirse en la sede del self falso.

Características de gente con un falso self: Gran capacidad intelectual y a la realidad externa, pero tienen grandes dificultades para
conectar su psiquismo con sus emociones y propio cuerpo, del cual no tienen una representación integra, además tienen gran
dificultad para relacionarse interpersonalmente.

“Cuando se ha producido esta anormalidad doble -es decir, el self falso organizado para ocultar al self verdadero, y un intento del
individuo tendiente a resolver el problema personal mediante el empleo de un intelecto afinado- resulta un cuadro clínico peculiar por
la facilidad con que engaña. Es posible que lo que el mundo ve es un éxito académico de alto grado, y resulte difícil creer en la
angustia muy real de este individuo, que se siente más "falso" cuanto más exitoso. Cuando estos individuos se destruyen de uno u
otro modo (suicidio) en lugar de realizar lo que prometían, el hecho invariablemente genera una conmoción en quienes esperaban
mucho de ellos.”

Etiología: Interés de Winnicott por el desarrollo del self falso en las relaciones infante–madre y como este no se convierte un factor
de riesgo en el desarrollo normal. Esta relación infante–madre se observa en la regresión con el analista. Hay una importancia en
la conducta y actitud de la madre, pues la dependencia es real y casi absoluta. Se examina el modo en que la madre satisface la
omnipotencia infantil revelada en un gesto. Winnicott vincula la idea del self verdadero con el gesto espontáneo.

La parte de la madre: La madre suficientemente buena da satisfacción a la omnipotencia del infante, y en alguna medida también
le da sentido. Empieza a tener vida el self verdadero, gracia a la fuerza que le cede la instrumentación de la madre al Yo débil del
infante por las expresiones omnipotentes de este ultimo. La madre que no es suficientemente buena repetidamente falla en dar
satisfacción al gesto de la criatura. Lo reemplaza por su propio gesto, que adquirirá sentido por la sumisión del infante. Esta
sumisión por parte del infante es la etapa más temprana del self falso. Con una madre no suficientemente buena, el proceso que
lleva a la capacidad para el uso de símbolos no se inicia. Es un self falso complaciente el que reacciona a las exigencias
ambientales, exigencias de la madre y el infante parece aceptarlas.
El self falso tiene una función positiva y muy importante: ocultar al self verdadero, lo que hace sometiéndose a las exigencias del
ambiente. El self verdadero esta tan bien oculto que la espontaneidad no es un rasgo de las experiencias vivas del infante – rasgo
principal es la sumisión.

El self verdadero solo adquiere un mínimo de realidad como resultado del éxito repetido de la madre en dar satisfacción al gesto
espontaneo o a la alucinación sensorial del infante. Una madre suficientemente buena adapta al niño a la realidad, de tal forma que
cree en esta, los acontecimientos del mundo lo han acompañado; con el posterior abatimiento graduado de la omnipotencia del
infante. El bebé reconocerá gradualmente el elemento ilusorio de su omnipotencia y llegar gradualmente a reconocer el elemento
ilusorio, el hecho de que está jugando e imaginando, esta es la base del símbolo. La función materna esencial le permite a la
madre conocer las más tempranas expectativas y necesidades de su infante y hace que esté personalmente satisfecha cuando el
infante se siente bien. En virtud de esta identificación con su infante, ella sabe como sostenerlo, de modo que la criatura empieza
existiendo y no reaccionando. Aquí está el origen del self verdadero.

El self verdadero: El self verdadero es la posición teórica de la que proviene el gesto espontáneo y la idea personal. El gesto
espontáneo es el self verdadero en acción. El self verdadero aparece en cuanto existe alguna organización mental del individuo y
significa poco más que la suma de la vida sensorio motriz. Sólo el self verdadero puede ser creativo, y sólo el self verdadero puede
sentirse real. El self verdadero reúne los detalles de la experiencia de estar vivo, mientras el
self falso da por resultado una sensación de irrealidad o futilidad.

Los grados del self falso: Existencia de un grado alto o bajo de la defensa del self falso que oscila entre self de aspecto cortés y
saludable y el self sumiso. Por otra parte, Winnicott expresa que la salud está estrechamente ligada con capacidad para vivir en un
ámbito intermedio entre el sueño y la realidad, que es denominado “vida cultural”. Con esto se refiere a que la sumisión puede ser
una característica de la persona mientras predomine el self verdadero. En contraste, cuando existe un alto grado de escisión entre
el self verdadero y el self falso que oculta al anterior, encontramos una capacidad escasa para la utilización de símbolos y pobreza
de la vida cultural.

En lugar de actividades culturales, en tales personas observamos una extrema inquietud, incapacidad para concentrarse y
necesidad de recoger incursiones de la realidad externa, para que el tiempo de vida del individuo pueda llenarse con reacciones a
ellas.

Consecuencias para el psicoanalista: En el análisis de una personalidad falsa debe reconocerse el hecho de que el analista sólo
puede hablarle sobre el self verdadero al self falso del paciente; En el punto de transición, cuando el analista empieza a entrar en
contacto con el self verdadero del paciente, debe haber un período de dependencia extrema; Los analistas que no están
preparados para satisfacer las agudas necesidades de los pacientes que se vuelven dependientes de este modo, deben tener la
precaución de escoger casos entre los que no haya tipos de self falso.
12. OBJETOS TRANSICIONALES Y FENÓMENOS TRANSICIONALES – WINNICOTT

Winnicott retoma a Freud y menciona que la succión estimula la zona erógena oral “Es bien sabido que los recién nacidos tienden a
usar el puño o pulgares, para estimular la zona erógena oral y satisfacer los instintos en esa zona”. Continua: También se sabe que
al cabo de unos meses los bebés encuentran placer en jugar con muñecos, y que la mayoría de las madres les ofrecen algún
objeto especial y esperan que se aficionen a ellos. Se pueden estudiar muchas otras cosas de importancia entre ellas: la
naturaleza del objeto; la capacidad del niño para reconocer el objeto como un “no-yo”; la ubicación del objeto; la capacidad del niño
para crear, idear, imaginar, producir, originar un objeto; y la iniciación de un tipo afectuoso de relación de objeto.

Ilusión y desilusión: La madre lo bastante buena es la que lleva a cabo la adaptación activa a las necesidades de este y que la
disminuye poco a poco, según la creciente capacidad del niño para hacer frente al fracaso en la materia de adaptación y para
tolerar los resultados de la frustración. Entre los medios con que cuenta el bebé para enfrentar ese retiro materno se cuentan los
siguientes: comienzo de la actividad mental y utilización de satisfacciones auto-eróticas.
Los fenómenos transicionales representan las primeras etapas del uso de la ilusión. Cuando su adaptación a las necesidades del
bebé es lo bastante buena, porque en este la ilusión de que existe una realidad exterior que corresponde a su propia capacidad de
crear. En otras palabras, hay una superposición entre lo que la madre proporciona y lo que el bebé puede concebir al respecto. El
bebé se alimenta de un pecho que es parte de él, y la madre da leche a un bebé que forma parte de ella. La tarea principal de la
madre (aparte de ofrecer la oportunidad para una ilusión) consiste en desilusionarlo.

Sabemos por supuesto que la tarea de aceptación de la realidad nunca queda terminada, que el ser humano se encuentra libre de
la tensión de vincular la realidad interna con la exterior, y que el alivio de esta tensión lo proporciona una zona intermedia de
experiencia (las artes, la religión, etc.). En la infancia la zona intermedia es necesaria para la iniciación de una relación entre el niño
y el mundo, y la posibilita una crianza lo bastante buena en la primera fase crítica.

Los objetos y fenómenos transicionales pertenecen al reino de la ilusión que constituye la base de iniciación de la experiencia. Esa
primera etapa del desarrollo es posibilitada por la capacidad especial de la madre para adaptarse a las necesidades de su hijo, con
lo cual le permite forjarse la ilusión de que lo que él cree que existe en la realidad. La zona intermedia de experiencia constituye la
mayor parte de la experiencia del bebé, y se conserva a lo largo de la vida en las intensas experiencias que corresponde a lo largo
de la vida en las intensas experiencias que corresponden a las artes y la religión, a la vida imaginativa y a la labor científica
creadora.

Los fenómenos transicionales son la zona intermedia de experiencia, entre el pulgar y el muñeco, entre el erotismo oral y la
verdadera relación de objeto. Ejemplos: parloteo, canciones y melodías, son fenómenos transicionales que duran desde los 4 / 6
meses hasta los 8 / 12 meses. Se realizan junto con objetos que no forman parte del cuerpo del niño aunque todavía no se los
reconozca del todo como pertenecientes a la realidad exterior.

Estado intermedio → ilusión → lo que se permite al niño y lo que en la vida adulta es inherente del arte y la religión.

El objeto transicional tiene una importancia vital para el bebé en el momento de disponerse a dormir, es una defensa contra la
ansiedad, en especial contra la de tipo depresivo. No existe una diferencia apreciable entre los niños y las niñas en su uso de la
primera posesión “no-yo”, que yo denomino objeto transicional. Cuando el bebé empieza a usar sonidos organizados puede
aparecer una palabra para nombrar al objeto transicional. A veces no existe un objeto transicional aparte de la madre misma. O el
bebé se siente tan perturbado en su desarrollo emocional, que no le resulta posible gozar del estado de transición.

El objeto transicional representa el pecho materno, o el objeto de la primera relación. En relación con el objeto transicional el bebé
pasa del dominio omnipotente (mágico) al dominio por manipulación (que implica el erotismo muscular y el placer de la
coordinación)

Características: El bebé adquiere derechos sobre el objeto, y nosotros los aceptamos. Pero desde el comienzo existe como
característica cierta anulación de la omnipotencia. El objeto es acunado con afecto y mutilado con excitación. Nunca debe cambiar,
a menos de que lo cambie el propio bebé. Proviene de afuera desde nuestro punto de vista, pero no para el bebé. Tampoco viene
de adentro: no es una alucinación. Lo transicional no es el objeto.

Este representa la transición del bebé, de un estado en que se encuentra fusionado a la madre a uno de relación con ella como
algo exterior y separado. En un estado de buena salud, el dejar el objeto transicional no es ni forzoso ni el sentimiento relacionado
con él es reprimido, no se lo olvida ni se lo llora, simplemente pierde significación.

Psicopatología que se manifiesta en la zona de fenómenos transicionales: Si la madre se ausenta durante un lapso superior a
determinado límite medido en minutos, horas o días, se disipa el recuerdo de la representación interna. Cuando ello se produce, los
fenómenos transicionales se vuelven poco a poco carentes de sentido y el bebé no puede experimentarlos.

Relación con el objeto interno de Klein: El objeto transicional no es un objeto interno (mental); es una posesión. Pero para
el bebé tampoco es un objeto exterior.

CONSTITUCIÓN SUBJETIVA Y CONFORMACIÓN DEL YO

13. DE LA DEPENDENCIA A LA INDEPENDENCIA EN EL DESARROLLO DEL INDIVIDUO – WINNICOTT

Winnicott tratará de dar cuenta de cómo se constituye el sujeto en relación a cuanto depende del otro. Está planteando de entrada
que el sujeto por su condición de social depende de un otro. Hay distintas fases que van de la dependencia absoluta hacia la
independencia. Esta independencia nunca será total porque siempre dependeremos en mayor o menor medida de otro. (Winnicott
se enfoca en el factor disposicional de las series complementarias de Freud)

DEPENDENCIA ABSOLUTA: Desde el nacimiento hasta los 3 / 6 meses aproximadamente. Bebé y madre conformaran una fusión.
La madre al tener su Yo integrado podrá sostener la ilusión de omnipotencia del bebé y esto lo logra respondiendo a la demanda
del niño, ya que está en estado de indefensión, de pura dependencia.

Durante el embarazo y primeras semanas después del parto, la madre se preocupa del cuidado del niño y de satisfacerlo casi al
100%, en un estado de locura transitoria denominado: Preocupación maternal primaria. El niño parece formar parte de ella, la
madre se halla muy identificada con el bebe y sabe muy bien cómo se siente. La misma madre se halla en estado de dependencia
y de vulnerabilidad.

La función de la madre es la de madre suficientemente buena: aquella que gratifica al bebé ante su demanda pero también puede
y debe frustrar al bebé en el sentido de satisfacer las necesidades instintivas. Características: holding (sostén físico como
emocional), handling (manejo físico como emocional) y presentación de la realidad donde se empieza a conocer el mundo a
través de lo que la madre ofrece (función de ambiente facilitador). Le permitirá al niño la integración psique-soma. Si la madre
responde a la demanda desde el comienzo, le permite al niño tener la sensación de que existe en el mundo, que tiene cierta
continuidad en la existencia. Una madre que no sepa ir fallando poco a poco, fallara (debido a su inmadurez o angustias propias)
en dar a la criatura motivos de frustración.

La relación con el objeto es de tipo subjetiva, está teñido por todas las características que lleva el sujeto. Se está jugando la
fantasía de omnipotencia, entonces ese objeto que aparece consecuencia de que lo cree yo, tiene todas las características que le
otorgo. Además aún no hay discriminación Yo–No Yo, no se logro separar ni diferenciar del objeto (la madre). Es importante que la
madre pueda decodificar al bebé y se identifique con él. Es una madre DEVOTA, hay una devoción hacia ese bebé. Una madre
que sepa sostener y manejar al bebe desde lo físico (sostenerlo de manera adecuada desde lo físico) pero también sostenerlo
psíquicamente: como ella tiene un Yo constituido e integrado, permitirá que de a poco él bebe vaya integrando su propio Yo. Si hay
reiteradas fallas en esta fase aparecen en el sujeto vivencias de aniquilación y se jugara la angustia de desintegración, porque las
fallas se estarían dando en un momento muy primario y de mucha dependencia con el otro por su estado de indefensión. Lo más
probable es que se genere el terreno propicio para una estructura psicótica.

En el bebé, a diferencia de Klein, en esta fase no hay odio ni agresión (devorar y destruir el pecho, sadismo)

DEPENDENCIA RELATIVA: Desde los 6 meses hasta los 2 años aproximadamente. Es una fase de adaptación. Va cayendo la
ilusión de omnipotencia. Es necesario que la madre lo vaya frustrando y desilusionando paulatinamente, para que se dé cuenta que
el no crea el mundo. Esta ilusión se va transformando en una desilusión, en forma gradual, y esto le permitirá diferenciarse de la
madre.

Diferenciación Yo–No Yo: El bebé empieza a diferenciarse de la madre. Empieza a notar al otro. En toda separación se juega algo
del orden de la angustia.

Lo que le permite al bebé lograr esta diferenciación es el objeto transicional. Este objeto es una función, que no es del bebé ni de la
madre, no es ni interno ni externo, sino que es el pasaje de la pura subjetividad a la objetividad. En algunos casos se lo puede
observar y en otros no, no siempre es un objeto concreto. Le permite soportar la angustia que le genera separarse de la madre.
Winnicott dice que la separación no es sin angustia (Freud también lo dice).
Al ser una función, una vez que logra superar la angustia y logra la diferenciación, ese objeto ya no tiene sentido. No se reprime ni
queda sepultado, deja de cumplir con la función que tenía. Él bebe puede empezar a percibir algo de todo el trabajo que hace la
madre en relación a él, puede empezar a percibir al otro como otro. Empieza a notar que el necesita de esa madre, es un ida y
vuelta. Fallas: él bebe tiene más recursos que en la fase anterior, no esta tan indefenso. Si hay fallas por parte del medio aparecerá
el odio y la frustración y se pueden estructurar las organizaciones defensivas respectivas al self (verdadero y falso self). Se plantea
que en el bebe puede aparecer la agresión intencional, dirigida. La relación de objeto es una relación más “objetiva” que la fase
previa, y dice que el objeto debe sobrevivir al ataque. Es decir, que si él tiene agresión dirigida a la madre con cierta intencionalidad,
la madre debe de alguna manera tolerar esa agresión. No debe devolverle esa agresión.

HACIA LA INDEPENDENCIA: Desde los 2 años en adelante. El niño se va viendo capacitado para enfrentarse con el mundo y
todas sus complejidades. Las palabras “hacia la independencia” describen los esfuerzos del niño pequeño y del niño que se
encuentra en la pubertad. El sujeto logra la autonomía, aceptación y cierta adaptación a la realidad. Es en cierta medida porque
nunca es total, nunca nos adaptamos totalmente a la realidad y los mecanismos de defensa que llevamos a cabo dan cuenta de
eso. El logro seria vivir en el mundo: pasaje a la socialización. Este pasaje implica cierta aceptación de lo que es esta realidad.

14. EL DESARROLLO EMOCIONAL PRIMITIVO – WINNICOTT

No existe un paralelo exacto entre la habilidad y el deseo; y sabemos que muchos avances físicos, tales como la habilidad para
andar, a menudo se ven contenidos hasta que el desarrollo emocional pone en libertad al logro físico. En esta fase un bebé, en sus
juegos, adquiere la capacidad para demostrar que comprende que tiene un interior y que las cosas proceden del exterior. El
desarrollo emocional precoz del niño, antes de que este se conozca a sí mismo (y por ende a los demás) como la persona
completa que es, es vitalmente importante.

Los primeros procesos del desarrollo: Hay tres procesos en lo que implica el desarrollo emocional primitivo, que a su vez coinciden
con las fases de dependencia hacia la independencia:

LA INTEGRACIÓN: el sujeto nace en un estado de no integración, y lo ideal sería que logre una futura integración, siendo la
participación de la madre suficientemente buena la forma de lograrla, si participa y cumple su función, en el sujeto se puede dar
este pasaje de no integración al estado de integración, mediante el sostenimiento materno (Holding). Esto sería normal para
Winnicott, pero dice que hay casos en los que la integración no se da de forma adecuada o se da de forma parcial y otros donde se
da la desintegración. La normalidad consiste de la no integración y la integración. Cuando no se dio de forma adecuada, la
desintegración se da e implica una integración incompleta. La podemos suponer del lado de una madre que no pudo responder de
manera adecuada la función de madre suficientemente buena o también la disposición del sujeto. Winnicott dice que hay cierta
tendencia a la integración (es lo más parecido al factor constitucional de las series complementarias de Freud que ubica
Winnicott) pero puede que no suceda de la mejor manera y aparezca la desintegración.

LA PERSONALIZACIÓN: Una vez que el sujeto que se está formando pudo integrar lo que es el cuerpo y la psiquis. La función de
la madre suficientemente buena sigue estando presente. Lo que logra ese sujeto es la personalización, que implica a la
diferenciación Yo–No Yo. Un ejemplo podría ser los amigos imaginarios, es común que aparezca, no es patológico. Así como se da
la personalización se puede dar la despersonalización cuando no se llega a dar de manera adecuada este segundo proceso. Esto
de que el psicótico se nombre en tercera persona, que no pueda decir yo, tiene que ver con estos procesos que no se dieron en la
forma adecuada.

LA COMPRENSIÓN: la apreciación del tiempo y del espacio y de las demás propiedades de la realidad. Seria adaptarse a la
realidad, que es el logro de la tercera fase. Si logro entender el tempo y el espacio estoy en cierta medida adaptado a la realidad, y
tengo cierta aceptación.

Disociación: De la no integración nacen una serie de estados a los que luego se llamara “disociaciones” que aparecen debido a
que la integración es incompleta o parcial.

Adaptación a la realidad: La relación primaria con la realidad externa. La importancia de las madres resulta vital; y de hecho es
tarea de la madre proteger al niño de las complicaciones que este todavía no es capaz de entender, así como darle
ininterrumpidamente el fragmento del mundo que el pequeño llega a conocer a través de ella. Solamente sobre estos cimientos es
posible edificar la objetividad. Todo fallo de la objetividad, sea cual fuere la fecha en que se produzca, está relacionado con
algún fallo en esta fase de desarrollo emocional primitivo. Solo en base a la monotonía podrá la madre añadir
provechosamente riqueza. La fantasía es más primaria que la realidad y el enriquecimiento de la fantasía con las riquezas del
mundo depende de la experiencia de la ilusión. Para que en la mente del niño se produzca esta ilusión es necesario que un ser
humano se tome el trabajo de traerle al niño el mundo de manera constante y comprensible, y, de una manera limitada, adecuada
a las necesidades del pequeño. El niño no puede existir solo, psicológica o físicamente, necesita verdaderamente que una persona
la cuide.

15. UN MODO PERSONAL DE VER EL APORTE KLEINIANO – WINNICOTT

Winnicott critica a Klein en lo siguiente:


⎯ El Complejo de Edipo temprano no es universal. Esto no quiere decir que lo desmiente, pero que no lo puede ubicar como algo
que sucede en todo niño.
⎯ No le gusta la terminología patológica que utiliza Klein en relación a diferentes etapas como, por ejemplo, la posición depresiva
ante la experiencia del duelo por la pérdida de un objeto. Una cosa es lo patológico y otra lo transitorio, propio del desarrollo, sano.
Sin embargo, resalta el concepto de reparación como la noción de preocuparse por el otro. ⎯ Critica a Klein en su insistencia en
entender la posición depresiva desde algo que está dado por cuestiones instintivas y no menciona lo importante que es la
presencia continuada del objeto de amor para una buena elaboración. ⎯ No concuerda en la noción de profundo que tiene Klein,
donde se homologa con lo más temprano. Dice que ella no ha podido diferenciar que la profundidad no tiene que ver con la
temporalidad.
⎯ Siguiendo con la crítica a la nosología patologizante de Klein, va a decir que de la posición esquizo-paranoide resultan dos
mecanismos vitalmente importantes: el miedo al talión y la escisión del objeto. Pero que la autora no gradúa la función materna
para graduar la vivencia de fragmentación.
⎯ Además pone en duda “la subsistencia del empleo de la teoría de los instintos de vida y de muerte (toda la teoría de Klein). Un
intento de describir la destructividad infantil en términos de: la herencia (punto de partida de Klein) y la envidia (concepto eje en la
teoría Kleineana)

16. SIMPOSIO SOBRE ANÁLISIS INFANTIL – KLEIN

El discurso lo da AF, y lo que leeremos a continuación son las intervenciones que MK hace en ese discurso. Tendrá ejes
fundamentales en cuanto a cosas puntuales:

⎯ Para AF el análisis del niño no puede ser llevado demasiado lejos, si no tiene consciencia de enfermedad ni voluntad de ser
curado, no hay análisis posible. Además descree que el análisis de niños sea posible, que se pueda llamar psicoanálisis eso que
se hace, porque el niño se está constituyendo, no ha atravesado el Complejo de Edipo y el superyó no se ha instalado porque es
su heredero, por lo tanto no puede transferir el vinculo amoroso a la figura del analista para entrar en tratamiento (están jugando en
primera esos vínculos). MK dice que esto no es así, que se pueden analizar niños incluso en el Complejo de Edipo, que lo ubica
temprano, que el análisis con niños se parece mucho al de adulto, pero no lo sentaremos en el diván ni le pediremos que asocie, si
no que lo pondremos a jugar e interpretaremos ese juego como parte de la asociación libre.
⎯ AF descree de la técnica del juego como posible en el análisis con niños. Dos años más tarde va a volver a redactar su postura y
dirá que es posible que la técnica de juego sirva en algunos casos, pero a priori no va a estar de acuerdo. ⎯ AF trabaja solo con la
transferencia positiva y con fines educativos: el fin es la reeducación de cierta actitud que tenga hacia los padres, colegios, o lo que
sea. La transferencia debe ser solo positiva porque todavía no se ha instalado el superyó y los vínculos hostiles no están del todo
diferenciados y el niño podrá trasladar solo la hostilidad que no le quiere trasladar a los padres, porque son figuras amorosas
importantes, se lo trasladara al analista y no se podría hacer un análisis. MK dice que no es así, que es igual que con el adulto, uno
es un representante de ese tipo vínculo. Ambas siguen el concepto de transferencia de Freud (repetición de los vínculos primarios
en la figura del analista). Esos vínculos que tuvo con las figuras amorosas de la infancia. Y MK dice que se trabaja tanto con la
positiva y negativa, y la negativa a veces permite hacer mas movimientos que la positiva porque uno no quedaría en una alianza
entre el niño y los padres. Dice que AF se hace preferir, porque no puede trabajar con la hostilidad del niño, no la soporta y
entonces trabaja solo con la transferencia positiva ubicándose en un lugar pedagógico (es psicopedagogía, no es análisis). ⎯ AF la
culpa a MK de que hace interpretaciones anticipadas, que es ella que valoriza el juego del niño que le aporta el simbolismo y el
niño no dice nada. Dice que MK le da mucho lugar a la fantasía dentro de un vínculo terapéutico del niño. En lo pedagógico la
fantasía debe quedar a un lado para que haya lugar al aprendizaje. ⎯ Desarrollo superyó: para AF como no está instalado, no
heredo la figura de los padres, no posibilita los recuerdos encubridores y la formación reactiva. Todavía es un sujeto inmaduro,
dependiente de los objetos amorosos. Para MK el superyó del niño es mucho más temprano, no se diferenciaría del de los adultos,
y dice que no encontraremos en un análisis con niños cosas más reveladoras sobre la infancia narrada en el adulto, no porque el
niño este transitando la infancia va a tener más datos que los que tenga el adulto sobre su propia infancia. De hecho a veces se
encuentran menos datos por el hecho que se está desarrollando, pero no por eso es menos valido. Esto es muy importante, porque
MK es la primera en poner en lugar de sujeto a los niños (la niñez no era considerada como sujetos de derechos, es importante el
movimiento que hace MK, les otorga palabra, eso que dice vale. Hace hablar a sujetos que estaban silenciados, y es importante ver
en qué contexto esto sucede. Estos escritos coinciden con la victoria de las sufragistas en Inglaterra. Si el psicoanálisis analiza los
discursos y dolencias que se arman por lo que no puede decir, no se puede hacer una lectura que no esté asociada a la época. El
psicoanálisis no es otra cosa que ir a hablar de amor dice MK.

17. CONFERENCIA 31: LA DESCOMPOSICIÓN DE LA PERSONALIDAD PSÍQUICA – FREUD

Freud describirá y desarrollará la segunda tópica: Yo – Ello – Superyó. Los cuales había empezado a delinear en “El Yo y el Ello”,
acá las retoma y agrega el concepto de Superyó, además de caracterizar cada una de las instancias psíquicas. Esta segunda
tópica no anula la primera, si no que la complementa.

Hay casi una exigencia teórica para desarrollarla, porque con lo CC, PCC e ICC no alcanzaba para describir el funcionamiento del
aparato psíquico.

El síntoma proviene de lo reprimido. Se comporta como tierra extranjera para el Yo, ya que hay cierto desconocimiento por parte
del Yo en referencia al síntoma: no sabe de dónde proviene, cuál es su causa y no puede dar mucha cuenta de que es esto que le
ocurre.

YO: Es escindible, pero cuando se escinde y vuelve a sintetizarse no lo hace de cualquier manera, si no que sigue cierta lógica.
(Esta capacidad de escisión es provisoria, si no estaríamos hablando de otro tipo de estructura). Su origen también comienza
separado. No está de entrada, es algo que se constituye y conforma. Esto deja una huella que hace que, si se divide lo haga de
determinada manera y que cuando se unifique lo haga siguiendo determinada lógica. Cuando el sujeto nace es puro Ello, en esta
instancia habrá una parte que va a empezar a relacionarse con la realidad, con los objetos, imponiéndose el principio de realidad y
así se desprenderá y conformará una instancia que es el Yo. Entonces el Yo tiene el origen en el Ello. Y como el Yo parte del
Ello, va a tomar prestada la energía que este tiene. El expone una metáfora: dirá que la relación que existe es como entre el jinete
y el caballo (metáfora), porque el jinete (Yo) comanda la meta y guía el movimiento del caballo, y el caballo (Ello) es el que da la
energía y la locomoción. Una vez conformado el Yo podemos hablar de lo que será el Superyó: una instancia que lo observa y
amenaza con castigo. Es esa instancia situada en el interior del Yo que goza de cierta autonomía, si bien está situada dentro, tiene
su propia autonomía e independencia y persigue sus propios propósitos. Es independiente del Yo en lo que es patrimonio
energético. A partir del Superyó empieza a pensar el sentimiento de culpa, que aparece como expresión clara de la tensión que
existe entre el Yo y el Superyó. El Yo es quien siente la angustia, y es el campo en el que disputaran las otras instancias
psíquicas, el Yo es avasallado.
SUPERYÓ: Hay una doble instancia en el superyó: una es la conciencia moral y la otra es lo que llamamos el ideal del Yo (no es
lo mismo que el Yo ideal. Hay relación, pero no es lo mismo. Este es un modelo al cual el sujeto intenta adecuarse). Dice Freud
que esta doble instancia es la que conformara esta nueva provincia anímica que sería el Superyó. La conciencia moral se opone a
la vida sexual, que está desde el comienzo sin represión, porque no está instaurada al modo que esta luego cuando se atravesó el
Edipo, por eso describe que al principio el niño es amoral, que no tiene pudor, vergüenza.

Freud empieza a pensar como es el origen de este superyó, y dirá que el papel que cumple el superyó primero fue desempeñado
por un poder externo: autoridad parental. Primero la autoridad esta en los padres, que son los que otorgan pruebas de amor y
amenazan con castigos. Luego podemos internalizarlo vía la identificación y pasan a formar parte del Aparato Psíquico. En vez que
la autoridad parental, es el superyó, quien guiará, amenazará y observará al Yo, tal como lo hicieron los padres en otro momento.
Pero además este Superyó se edifica sobre el Superyó de los progenitores, entonces de acuerdo como se conformaron el de los
padres, hay cierta transmisión en relación al que tendrá ese hijo (hereditario). Las funciones fundamentales de este Superyó serán:
la observación de si, la conciencia moral y la función de ideal.

Dos orígenes del Superyó:


Hecho biológico: se lo atribuye a la prolongada dependencia que tiene la criatura de sus progenitores (indefensión, pre maturación,
dependencia). Como el sujeto se encuentra en ese estado, lo lleva a tener una dependencia absoluta por parte de los progenitores,
y esto es el hecho biológico que incide en la conformación del Superyó. Hecho psicológico: el Complejo de Edipo. Entonces ambos
factores se enlazan estrechamente entre si y contribuyen la formación del superyó.

También lo denomina como el heredero del Complejo de Edipo. Ya que prohíbe la endogamia habilitando que se pueda elegir a
otro como objeto de amor, por fuera de la familia. Una vez que se sale del Edipo supuestamente quedan conformados los diques
psíquicos (asco, moral y vergüenza) y una vez que se instauran aparece la etapa de latencia, donde los impulsos sexuales
quedan adormecidos.
ELLO: Tanto Yo como Ello son como provincias anímicas, reinos o ámbitos. Es ajena al Yo, es más oscura, inaccesible y lo que
sabemos del Ello es por el trabajo del sueño o los síntomas neuróticos (formaciones del inconsciente). El Ello es lo más difícil de
llegar. Muchas veces se define por oposición al Yo, tiene un extremo abierto hacia lo somático que es el que recibe las
necesidades pulsionales. Se rige por el principio de placer, apunta a la satisfacción. Tiene todas las características que Freud le
otorga al sistema inconsciente: principio de no contradicción, atemporalidad, energía libre que permite los desplazamientos
y condensaciones.

Identificación: Es la asimilación de ciertos rasgos del objeto por parte del Yo. Lo que hace el Yo es apropiarse de los rasgos de los
distintos objetos, no solo los toma, si no que se los apropia. Por eso primero hablamos de incorporación, luego introyección y lo
más elaborado es la identificación. Freud va a diferenciar lo que es identificación de elección de objeto: La identificación es
como una forma muy importante de la ligazón con el prójimo, es la más originaria y no es lo mismo que elegir un objeto. Desde el
varón podemos pensar que se identifica con el padre, que implicaría: quiero ser como él. Y cuando elige un objeto dice quiero
tenerlo o poseerlo. Ahí marca la diferencia entre identificación y elección de objeto. En algún momento coincide y yo me identifico y
elijo a ese objeto, pero no son los mismos mecanismos, son en gran medida independientes entre sí.

Ideal del yo: Tiene que ver con aquellas metas con las cuales el Yo se va a medir, es lo que aspira a alcanzar y que muchas veces
se presenta con esta exigencia de cierta perfección que hace que el Superyó sea cada vez más severo, porque si mis metas son
muy altas, mi Superyó me va a oprimir provocando culpa e inferioridad. El ideal incide en cuan severo sea el Superyó.

Resistencia: en estudios sobre la histeria, ya estaba este concepto, y Freud lo ligaba a estas lagunas de las histéricas. Retoma
este concepto y dice que si bien la resistencia es inconsciente, al igual que lo reprimido, no proviene de lo reprimido. Dice que
solamente puede verse como una exteriorización del Yo, que alguna vez llevo a cabo la represión y ahora lo que quiere con la
resistencia es mantenerla. Podemos afirmar que es inconsciente, al igual que lo reprimido, pero no podemos decir que proviene de
lo reprimido. La resistencia es una exteriorización del Yo que en algún momento llevo a cabo la represión y ahora con la
resistencia la mantiene. El Yo tiene una parte inconsciente. Freud dice que hay sectores del Yo y Superyó que son
inconsciente. Cuando el desarrolla la segunda tópica del aparato psíquico, la primera tópica PCC-ICC-PCC: pasan a ser
cualidades psíquicas. El Yo puede tener una parte CC y una parte ICC.

Por último va a retomar lo que él define como el Yo y dirá que este es el que mantiene el nexo con el sistema precepción-
consciente. Mas vínculo con el exterior de todas las instancias psíquicas y tiende a la síntesis de los contenidos, a la unificación
de los procesos anímico. Finaliza diciendo que en el psicoanálisis el propósito que tiene es el de fortalecer al Yo, es decir,
hacerlo más independiente del Superyó ensanchando su campo de percepción y ampliando la organización que él tiene para
que pueda apropiarse de nuevos fragmentos del Ello.

Cuando Freud dice fortalecer al yo, apunta a hacerlo más independiente del superyó, que pueda tomar los mandatos de otra forma.
Cambio la estructura, hago que algo se modifique, y de esa manera el sujeto lo tomara de otra forma.

18. EL ESTADIO DEL ESPEJO COMO FORMADOR DE LA FUNCIÓN DEL YO – LACAN

Lacan habla del estadio del espejo como un medio para explicar el surgimiento de yo. "Un momento psíquico de la construcción
humana situado entre los 6 y los 18 primeros meses de vida" "No es una fase, es sobre todo una metáfora para explicar el
desarrollo" "El niño conquista la imagen de su propio cuerpo y la formación de su yo (Je)".

El estadio del espejo describe la formación del Yo a través del proceso de identificarse con la propia imagen especular (reflejo
del propio cuerpo en el espejo). Este momento de la identificación en el que el niño asume la imagen como propia es descrito por
Lacan como un momento de júbilo, es decir, crea una relación libidinal con la imagen de su cuerpo porque conduce a una
sensación imaginaria de dominio. Primeramente, el niño percibe su imagen como si se tratara de algo real que intenta atrapar, esto
demuestra que hay una confusión primaria entre uno y el otro. Luego, el niño entra en un proceso identificatorio: descubre que el
otro del espejo no es un real sino una imagen. Y por último, se asegura que la imagen que ve es un reflejo, comprende que lo es y
qué se trata de la suya.

Lacan observa que en el momento de júbilo, el niño se reconoce y desconoce al mismo tiempo. Porque reconoce que no es él sino
una imagen de él. Ve su reflejo como un todo, mientras que en su cuerpo real falta coordinación. Entonces comprende este
contraste como una tensión agresiva entre la imagen y el cuerpo real, ya que esa imagen completa parece amenazar al cuerpo con
la fragmentación. Para superar esta angustia y tensión agresiva el sujeto se identificará con la imagen. Esta identificación con lo
semejante da forma al yo. Este proceso de identificación que dará origen al Yo, por la cual pasa el sujeto tiene como una de sus
formas el narcisismo. Lacan resalta que el reconocimiento de la propia imagen, ocurre con ayuda y relación de un otro semejante
(la madre). Será la encargada de modelar (sostenerlo) y va a ser el modelo visual en el cual se identifique corporalmente el niño.
Así es como Lacan deduce que en un principio todo Yo, es Otro, ya que ha hecho falta el estímulo externo de un semejante. Es
decir, se reconoce a sí mismo en el otro, ya que la maduración del niño no le permite tener conocimiento específico de su propio
cuerpo. Acá es cuando Lacan dice que no se nace con el cuerpo sino que se empieza a formar a partir de la relación y el deseo del
otro. De esta manera el Yo no tiene fundamento, sino en el otro.

Este estadio forma un primer vínculo con lo social su deseo es mediado por el deseo del otro.

También habla de cómo el complejo de Edipo, es el pasaje del orden imaginario al orden simbólico. Donde se requiere a un
tercero quien cumple la función paterna que va a separar al individuo del deseo de la madre. Todo esto lleva a Lacan a diferenciar
entre un Yo (Je) y un Yo (moi). Mientras que el Je está ligado a lo simbólico, a reconocerse a sí mismo, el Moi es el imaginario,
está cercano a mí.

19. EL USO DE UN OBJETO Y LA RELACIÓN POR MEDIO DE IDENTIFICACIONES – WINNICOTT

El rasgo esencial del concepto de objetos y fenómenos transicionales es la paradoja y la aceptación de esta: el bebé crea el objeto,
pero este estaba ahí, esperando que se lo crease y que se lo denominara objeto cargado. Para usar un objeto es preciso que el
sujeto haya desarrollado una capacidad que le permita usarlos. Esto forma parte del paso al principio de realidad. El desarrollo de
la aptitud para usar un objeto es otro ejemplo del proceso de maduración como algo que depende de un ambiente facilitador. Lo
que existe entre la relación y el uso es la ubicación del objeto, por el sujeto, fuera de la zona de su control omnipotente, es decir, su
percepción del objeto como un fenómeno exterior.

El sujeto dice al objeto “te he destruido”, y el objeto se encuentra ahí para recibir la comunicación. En adelante el sujeto dice “hola
objeto” “te he destruido” “te amo” “tienes valor para mí por haber sobrevivido a tu destrucción por mi” “mientras te amo te destruyo
constantemente en mi fantasía (inconsciente)” aquí comienza la fantasía para el individuo. Gracias a la supervivencia del objeto, el
sujeto puede entonces vivir una vida en el mundo de los objetos, cosa que le ofrece inmensos beneficios; pero es preciso pagar el
precio, en forma de la aceptación de la creciente destrucción en la fantasía inconsciente vinculada con la relación del objeto.

El postulado central de mi tesis afirma que en tanto que el sujeto no destruye el objeto subjetivo (material de proyección), la
destrucción aparece y se convierte en un aspecto central cuando el objeto es percibido de manera objetiva, tiene autonomía y
pertenece a la realidad “compartida”. Esta es la parte difícil de mi tesis, por lo menos para mí. En general se entiende que el
principio de realidad envuelve al individuo en la ira y la reacción destructiva, pero mi tesis dice que la destrucción desempeña un
papel en la formación de la realidad, pues ubica el objeto fuera de la persona. Para que así suceda son necesarias condiciones
favorables.

Hace falta el término “destrucción”, no por el impulso destructivo del bebé, sino por la posibilidad de que el objeto no sobreviva, lo
cual significa también un cambio de cualidad, de actitud. En la teoría ortodoxa siempre se encuentra presente el supuesto de que
la agresión es una reacción al encuentro con el principio de realidad, en tanto que aquí el impulso destructivo es el que crea la
exterioridad, elemento fundamental en la estructura de mi argumentación.

20. TOPICA DE LO IMAGINARIO Y NARCISISMO – LACAN

La tópica de lo imaginario consiste en 3 registros: lo imaginario, lo simbólico y lo real. Lo simbólico está asociado al lenguaje. Lo
imaginario a las imágenes. Lo real es incognoscible. Estos registros se hallan inhibidos según la forma de un nudo: el des-
anudamiento de cualquiera de los tres, provoca el des-anudamiento de los otros dos. Lacan dice: “No es lo mismo interpretar que
imaginar o comprender. Es exactamente lo contrario. Las puertas de la comprensión analíticas se abren en base a un cierto
rechazo de la comprensión”

Melanie Klein nos dice que los objetos se constituyen mediante juegos de proyecciones, introyecciones, expulsiones y re-
introyecciones de los objetos malos. Todo problema reside entonces, en la articulación de lo simbólico y lo imaginario en la
constitución de lo real.

Esta curiosa ciencia intenta producir mediante aparatos esa cosa singular llamada “imágenes”. A diferencia de las demás ciencias
que efectúan un corte.

Las imágenes ópticas presentan variedades singulares:


1. Las puramente subjetivas, conocidas como virtuales
2. Las reales
3. El Objeto virtual: Es resultado de producir imágenes virtuales de esos objetos que son las imágenes reales.

Lacan expone un modelo óptico al que llama “experiencia del ramillete invertido”. Este consta de un espejo, una caja, un jarrón y
un ramillete. La ilusión se producirá según se ubiquen los objetos ante un ojo.

Para que la ilusión se produzca, ante el ojo que mira, un mundo donde lo imaginario pueda incluir lo real, y a la vez, donde lo real
pueda incluir y situar lo imaginario.

1. Ojo: es el registro simbólico (ICC). Condiciona. Articula con los demás registros. Es el que otorga significado. 2. Flores:
dentro del florero. Es el registro real, las pulsiones. Relacionado a la realidad exterior y al goce. 3. Florero: es el yo, el
cuerpo. Es el registro de lo imaginario.

El ojo es símbolo de sujeto. Toda la ciencia se basa en la reducción del objeto a un ojo. Esto significa que, en relación entre lo
imaginario, lo real y la constitución del mundo todo depende de la situación del sujeto. Esta esá caracterizada por su lugar en el
mundo simbólico. El registro simbólico regula a los demás registros.

Melanie Klein interpreta desde un ICC simbólico. Es ella la que sabe que le pasa al paciente, y lo interpreta a través de sus
acciones en el juego. Esta es una gran diferencia con Lacan donde el saber lo tiene el paciente = ICC. Para Melanie Klein
todo está en un plano de igual realidad. No hay teoría de lo imaginario ni teoría del ego. Somos nosotros quienes debemos
introducir esas nociones y entender que si una parte de la realidad es imaginaria, la otra es real, o a la inversa. Pero ella solo
toma el registro imaginario.

Llamamos a esto: plano de proyección. Tal como utilizamos en el análisis el término introyección no es lo contrario de proyección.
La primera es siempre introyección de la palabra del otro. Mediante esta distinción podremos separar lo que pertenece a la función
del ego y lo que pertenece a la función del superyó. El desarrollo se produce en la medida que el sujeto se integra al sistema
simbólico, se afirma a través del ejercicio de la palabra verdadera.

SOBRE EL NARCISISMO

Lacan se plantea la conveniencia para proseguir con el desarrollo del tema, la utilidad de comentar el artículo de Freud:
“Introducción al Narcisismo”. Lacan revela su percepción de la preocupación que advierte en sus oyentes acerca del empleo
sistemático de las categorías de lo simbólico y lo real. Lacan estima que es importante, partir de la noción de lo simbólico para
comprender lo que se hace en el análisis, y en especial, cuando intervenimos positivamente, a saber mediante la interpretación.
También refiere el hallazgo de enfatizar esa faz de la resistencia que se sitúa en el nivel mismo de la emisión de la palabra. La
palabra puede expresar el ser del sujeto, pero hasta cierto punto, nunca lo logra.

Lacan considera conveniente plantearse la pregunta ¿Cómo se sitúan respecto a la palabra, todos esos afectos, todas esas
referencias imaginarias, habitualmente evocadas cuando quiere definirse, la acción de la transferencia en la experiencia analítica?
Algo que no es del todo obvio. La palabra plena es la que apunta, la que forma la verdad tal y como ella se establece en el
reconocimiento del uno por el otro. La palabra plena es la palabra que hace acto. Tras su emergencia uno de los sujetos ya no es
el que era antes. Por ello, esta dimensión no puede ser eludida en la experiencia analítica.

Planos de la palabra hablada: La experiencia analítica convoca la palabra plena. Siempre hemos distinguido dos planos
en los que se ejerce el intercambio de la palabra humana:

El plano del reconocimiento, mediante el cual la palabra teje entre los sujetos ese pacto que los transforma y los constituye en
sujetos humanos comunicantes.
El plano de lo comunicado, en el que pueden distinguirse diversos grados: el llamado, la discusión, el conocimiento y la
información.
Pero que, en definitiva tiende a obtener un acuerdo respecto al objeto. El termino acuerdo surge una vez más, pero el acento
está colocado aquí sobre el objeto considerado como exterior a la acción de la palabra. Por supuesto, el objeto no deja de estar sin
relación con la palabra. Esta ya (relación) dada parcialmente, desde el comienzo en un sistema objetivo, en el que es preciso
incluir, la suma de prejuicios que constituyen una comunidad cultural, las hipótesis de los prejuicios psicológicos, más elaborados
por el trabajo científico, hasta lo más ingenuos y espontáneos. El sujeto es
invitado pues a entregarse sin reservas a este sistema: a sus conocimientos científicos, así como a lo que imagina a partir de
las informaciones que tiene acerca de su estado, su problema, su situación, y también sus prejuicios más ingenuos, en los que sus
ilusiones se sostiene, incluyendo sus ilusiones neuróticas, en la medida en que ellas son parte importante de la constitución de la
neurosis.

El análisis progreso parece por vía de adoctrinamiento. Pareciera que aquí, reside el problema, en el sentido, que este acto de la
palabra (hablada) sólo puede progresar siguiendo la vía de una convicción intelectual proveniente de la intervención educadora, es
decir superior, del analista. El análisis progresaría así por adoctrinamiento. Cuando se afirma que la primera etapa del análisis
habría sido intelectualista se hace referencia a este adoctrinamiento. Sin embargo, nunca fue así. En aquel entonces tal vez,
existieron concepciones intelectualistas del análisis; pero eso no significa que realmente se hicieran análisis intelectualistas. Las
fuerzas auténticamente en juego estaban presentes desde el origen. Si no hubieran estado allí, el análisis jamás habría tenido la
posibilidad de aprobar su examen, e imponerse como método de intervención psicoterapéutica. Debe existir pues, algo diferente
del adoctrinamiento que explique la eficacia de las intervenciones del analista. Es lo que experiencia demostró como eficaz, la
acción de la transferencia.

¿Qué es la transferencia? La transferencia eficaz de la que hablamos es el acto de la palabra hablada. Cada vez que un hombre
habla a otro de modo auténtico y pleno hay, en el sentido propio del término, transferencia, transferencia simbólica: algo sucede
que cambia la naturaleza de los dos seres que están presentes.

La noción primigenia de la transferencia. Esta función habría de ubicarla en el plano imaginario. Para precisarla se formularon
las conocidas nociones como: Repetición de antiguas formulas y repetición inconsciente puesta en acción para la re-integración de
la historia. Aquí se trata de reintegración imaginaria: la situación pasada sólo es vivida en el presente, a pesar del sujeto, dado que
la dimensión histórica es para él desconocida, “para el desconocida” observen bien que no dije inconsciente.

Estas nociones introducidas son para definir lo que observamos. Pero no revelan la razón, la función, la significación de lo que
observamos en lo real. Quizá me dirán que querer explicar lo que se observa es ser demasiado exigente, manifestar demasiado
apetito teórico. Algunos espíritus violentos desearían, quizás, imponernos aquí una barrera. Sin embargo, me parece que al
respecto, la tradición analítica no se distingue precisamente por su falta de ambición; deben existir razones para ello.

¿Cuál es el resorte de la eficacia terapéutica? No podemos dejar de ver que uno de los problemas más importantes de la teoría
analítica consiste: Primero en saber cuál es la relación existente entre los vínculos de transferencia y las características, positivas o
negativas, de la relación amorosa. Segundo, las polémicas despertadas en torno del así llamado resorte de la eficacia
terapéutica.

Este tema está a la orden del día desde hace 20 años. Desde esa época, nuca se hizo otra cosa más que interrogarse sobre la
utilidad de la función de la transferencia en el manejo que hacemos de la subjetividad de nuestro paciente. Hemos aislado incluso
algo que llega al punto de llamarse no sólo neurosis de transferencia (etiqueta nosológica que designa lo que afecta al sujeto) sino
neurosis secundaria, neurosis artificial, actualización (nueva versión) en la transferencia, neurosis que anuda en sus hilos a la
persona imaginaria del analista. Ya sabemos todo esto. Sin embargo, el interrogante acerca de cuál es el resorte que actúa en
el análisis permanece oscuro. No hablo de las vías por las que actuamos a veces, sino de la fuente misma de la eficacia
terapéutica.

Lo menos que puede decirse es que, en la literatura analítica acerca de este tema, existe gran diversidad de opiniones. Parecería
que alguna misteriosa resistencia actuase para dejar en una relativa oscuridad este problema. A veces, en tal o cual investigador,
en sujetos que meditan, surgen brillantes destellos. Tenemos realmente la impresión de que el problema ha sido vislumbrado,
enfocado lo más precisamente posible, pero que, sin embargo, ejerce no sé qué repulsión que prohíbe su conceptualización. En
este punto, quizá más que en cualquier otro, es posible que la culminación de la teoría, incluso su progreso, sean vividos como un
peligro. No hay por qué excluir tal idea. Sin duda alguna es ésta la hipótesis más acertada.

Las opiniones que se manifiestan durante las discusiones acerca de la naturaleza del vínculo imaginario establecido en la
transferencia tienen una íntima relación con la noción de relación objetal. Esta última noción está ahora en el primer plano de la
elaboración analítica. Tomen por ejemplo, el artículo de James Strachey acerca del resorte de la eficacia terapéutica. Plantea que
el analista ocuparía, respecto al sujeto, la función del Superyó, pero esta teoría no puede ser validada pues el Superyó es,
precisamente, uno de los resortes más decisivos de la neurosis. Existe entonces un círculo vicioso.

Algunos autores han acentuado el carácter narcisista de la relación de amor imaginario (transferencia) y demuestran cuanto y como
se confunde el objeto amado (en toda una faceta de sus cualidades, sus atributos, incluso en la economía psíquica) con el ideal del
Yo del sujeto. El amor imaginario participa en el fondo de la ilusión. De esto precisamente se
trata: ¿Qué es este amor que interviene como resorte imaginario en el análisis? Pues bien, para nosotros se trata de localizar
la estructura que articula la relación narcisista, con la función del amor en su generalidad y la transferencia en su eficacia práctica.
Espero enseñarles nuevas categorías que introduzcan distinciones esenciales. Se trata de destacar las implicaciones de algunas
nociones simples que ya existen. La noción de transferencia es plurivalente e
interviene a la vez en varios registros: en el simbólico, en el imaginario y en el real. Existen diversos modos de introducir las
nociones, procederé por la vía del comentario de textos.

LACAN: En el artículo sobre el narcisismo, Freud retoma la necesidad de distinguir libido egoísta y libido sexual. Para Freud
resulta extremadamente arduo resolver este problema. Al mismo tiempo que mantiene la distinción entre ambas libidos gira, en
todo el artículo, en torno a la noción de su equivalencia. En efecto, ¿cómo pueden distinguirse, rigurosamente, estos dos términos
si se conserva la idea de su equivalencia energética, la cual permite afirmar que sólo cuando la libido es de-catectizada del objeto
vuelve al ego? He aquí el problema planteado. Por este hecho, Freud es llevado a concebir el narcisismo como un proceso
secundario. Una unidad comparable al Yo no existe en el origen, (no desde el principio), no está presente desde el comienzo en el
individuo, y el Yo debe desarrollarse. En cambio, las pulsiones auto-eróticas están allí desde el comienzo.

El prototipo original: El urbild


Quienes ya están iniciados a mi enseñanza, verán que esta idea confirma la utilidad de mi concepción del estadio del espejo. El
Urbild, unidad comparable al yo, se constituye en un momento determinado de la historia del sujeto, a partir del cual el Yo
empieza a adquirir sus funciones. Vale decir que el Yo humano se constituye sobre el fundamento de la relación imaginaria. La
función del yo (escribe Freud: debe tener Gestalt). En el desarrollo del psiquismo aparece algo nuevo, cuya función es dar forma al
narcisismo. ¿No es esto acaso marcar el origen imaginario de la función del Yo?

Fantasía, la función imaginaria: En el desconocimiento, la negativa, la barrera que el neurótico opone a la realidad comprobamos
que recurre a la fantasía. Hay aquí función y en el vocabulario de Freud, esto no puede remitir sino al registro imaginario. Sabemos
hasta qué punto las personas y las cosas del entorno del neurótico cambian totalmente de valor, y lo hacen en relación a una
función que nada nos impide llamar imaginaria, sin ir más allá de su uso común en el lenguaje. Imaginaria se refiere aquí: Primero,
a la relación del sujeto con sus identificaciones formadoras, éste es el pleno sentido del término imagen en análisis. Segundo, a la
relación del sujeto con lo real, cuya característica es la de ser ilusoria: es éste el aspecto de la función imaginaria destacado más
frecuentemente: es éste al aspecto de la función imaginaria destacado más frecuentemente. Freud señala que en la psicosis no
sucede nada semejante. Cuando el sujeto psicótico pierde la realización de lo real no vuelve a encontrar ninguna sustitución
imaginaria. Esto es lo que lo distingue del neurótico.

Una de las conceptualizaciones más difundidas es que el sujeto delirante sueña, que está plenamente en lo imaginario. Sin
embargo, en la concepción de Freud, la función de lo imaginario no es función de lo irreal. Si no, no se comprendería porque
Freud negaría al psicótico el acceso a lo imaginario. Cuando el psicótico reconstruye su mundo, ¿Qué es lo primero que
catectiza? lo primero que catectiza son las palabras.
No pueden dejar de reconocer aquí la categoría de lo simbólico. La estructura propia de lo psicótico podría situarse en un irreal
simbólico, o en un símbolo marcado de irreal. La función de lo imaginario está en un lugar muy diferente.

21. LAS FANTASÍAS HISTÉRICAS Y SU RELACIÓN CON LA BISEXUALIDAD – FREUD

Freud dirá que la fantasía tiene un contenido consciente y uno inconsciente; y que por lo tanto vamos a ubicar en un mismo sujeto
las dos vertientes: características que son activas y pasivas al mismo tiempo. Para Freud todo ser humano tiene una constitución
bisexual de entrada que luego, en la elección de objeto, va a inclinarse hacia alguna de las posibles orientaciones del lazo sexo
afectivo con el objeto.

Freud compara las características de la fantasía con el sueño diurno, con cierta fantasía inconsciente pero que tiene anclada parte
de fantasía consciente. Hay un componente dual en la producción de fantasía.

Freud dice que observa en sus pacientes que en el momento de relatar una fantasía que parece contradecirse con sus principios
morales aparece cierta sensación de placer, y cita el ejemplo de la paciente que atendía en el diván que relata una escena sexual
que parece repudiar en su discurso pero con la maneo hace un gesto de levantar el vestido y Freud dice que claramente es una
escena que le produce placer.

Entonces encuentra que en las fantasías histéricas por excelencia, hay un contenido femenino, de pulsión más bien pasiva, y
otro masculino de tendencias más activa que constituyen el núcleo de la fantasía, y esta es la famosa característica bisexual
que tiene la fantasía: contenido heterosexual más ligado con lo activo, y lo homosexual más vinculado con lo pasivo. Hay una
combinación dual en la fantasía para Freud. El placer es a la parte activa de la fantasía. La displacentera, donde se siente
engañada y traicionada en la narración de la fantasía, es la pasiva. Para Freud todo lo que tiene que ver con lo activo tiene que ver
con la energía erótica masculina, y lo que tiende masa lo súper yoico, al o pasivo, al padecimiento es energía femenina.

¿Cómo puede ser que la misma escena tenga los dos contenidos? ¿El placentero y displacentero? Entonces dirá que la
fantasía tiene un armado dual: repudian y gozan aquello mismo que narran, y que además las dos vertientes libidinales tienen las
dos formas de pulsión, femeninas y masculinas. Además, en el deseo que produce la fantasía encontraremos que hay una vía de
lazo con lo que se está fantaseando de manera heterosexual y otra homosexual.
Las pulsiones eróticas arman lazos siempre por vía homosexual. Ejemplo: si quiero tener amigas mujeres de alguna forma me
tengo que enamorar de esas amigas. En el lazo amoroso siempre hay una pulsión sexual en juego, entonces algo de la corriente
homosexual esta puesta de manifiesto, y se sublima. Freud dice que estas dos corrientes de la pulsión erótica (homosexual y
heterosexual) coinciden en la fantasía volviéndola de alguna forma, bisexual. Para él todos los seres humanos tenemos el
psiquismo constituido de manera bisexual.

Describirá 9 observaciones de la fantasía, donde da la definición de fantasía y va a decir que la fantasía tiene en sí misma el
contenido activo-pasivo; femenino-masculino; heterosexual–homosexual, y representa el campo de las emociones del sujeto. La
fantasía se compone de corrientes opuestas, siempre con una predominante, pero hay dos. Y que la histeria es la estructura que
por excelencia da cuenta de esta cualidad de la fantasía.

Para toda una serie de síntomas histéricos, entonces, las fantasías inconscientes son los estadios psíquicos previos más próximos.
Los síntomas histéricos no son otra cosa que las fantasías inconscientes figuradas mediante conversión, y en la medida en que
son síntomas somáticos, con harta frecuencia están tomados del círculo de las mismas sensaciones sexuales e inervaciones
motrices que originariamente acompañaron a la fantasía, todavía consiente en esa época. De esta manera la meta última de todo
el proceso patológico es restablecer la satisfacción sexual en su momento primario, si bien nunca se consuma así, es alcanzada
siempre en una suerte de aproximación.

22. NATURALEZA Y FUNCIÓN DE LA FANTASÍA – ISAACS

Este capítulo busca comprender la naturaleza y función de la fantasía en la vida mental, lo que implica estudiar las primeras fases
del desarrollo mental correspondientes a los primeros tres años. Las fantasías inconscientes son siempre inferidas nunca
observadas como tales. Busca definir el término fantasía.

Se elaboraron distintas técnicas para el estudio de aspectos particulares del desarrollo infantil: Principios metodológicos enlazados
con estudios clínicos proporcionan el material para las conclusiones sobre la naturaleza y función de la fantasía, estos son: A)
consideración de los detalles de la conducta del niño: emocional, social, intelectual, locomotor, perceptual y lingüístico. B)
observación del contexto: La totalidad del medio en que se desarrolla en situación social y emocional C) estudio de la continuidad
genética. En el crecimiento hay crisis definidas (ej. aprender a caminar, hablar). Las fantasías están activas al mismo tiempo que
los impulsos que las originan.

Estos tres medios de obtener pruebas de procesos mentales por la observación de la conducta son aspectos esenciales de la labor
psicoanalítica y tienen en ella su máximo ejemplo. El analista escucha todos los detalles de las asociaciones y observa donde pone
énfasis el enfermo. La repetición de lo que ya ha sido relatado, cambios que se introducen, el cuadro en que presenta a las
personas de su medio, modificaciones para referirse a las circunstancias y personas, todo sirve para indicar el carácter y actividad
de la fantasía que actúa en su mente. Las particularidades del lenguaje:
metáforas y estilo verbal. La selección entre los hechos de un incidente y sus negaciones. Los modales en el diván, tono de voz,
hábitos típicos, expresión, alteraciones de humor, afecto, etc. son tomados como contexto para los sueños y asociaciones que
ayudan a revelar sus fantasías.

Situación transferencial: Los pacientes repiten con su analista situaciones de afecto e impulso y procesos mentales en general,
que experimentaron en sus relaciones con las personas de su vida externa. La personalidad, actitudes o intenciones y las
características externas del analista, tal cual las siente la mente del paciente cambian de día en día según los cambios en la vida
interna del paciente. La relación con su analista es casi por entero una relación de fantasía inconsciente. La transferencia permite
descifrar el carácter particular de las fantasías en actividad en situaciones particulares y su influencia sobre otros procesos
mentales. Es el instrumento principal para conocer lo que pasa dentro del paciente, para descubrir su historia temprana, constituye
el medio principal de curación.

La repetición de las situaciones tempranas y su acting out en la transferencia nos remontan a situaciones anteriores, a los primeros
recuerdos conscientes, el paciente muestra con frecuencia, los detalles más vividos y dramáticos, de la infancia.

Usos habituales del término fantasía: Solía llamarse fantasía a los sueños diurnos, Freud reconoció la existencia de
inconscientes, que puede hacerse consciente o no. También se usó para señalar un contraste con realidad aunque algunos
psicoanalistas consideran a la fantasía como algo solamente imaginado, irreal. Freud demostró que el mundo interno de la mente
tiene una continua realidad viviente propia con sus leyes y características dinámicas, distintas de las del mundo externo.

La fantasía como contenido primario de los procesos mentales inconscientes: Un estudio de las conclusiones que surgen del
análisis de niños pequeños conduce a pensar que las fantasías son el contenido primario de los procesos mentales inconscientes.
Todos los procesos mentales se originan en el inconsciente y solo mediante condiciones se hacen conscientes. Surge por
necesidades instintivas o en respuesta a estímulos eternos que actúan sobre impulsos instintivos. En el desarrollo mental del niño
la fantasía se convierte en un medio de defensa contra ansiedades, un medio de inhibir y controlar las pulsiones instintivas y una
expresión de deseos de reparación. Todos los impulsos, sentimientos
y formas de defensa son experienciados en fantasías que les dan vida mental y muestran su dirección y propósito.

FANTASÍA DEFINICIÓN: representa el contenido particular de las pulsiones o sentimientos que dominan a la mente en ese
instante. Es el corolario mental, el representante psíquico del instinto. No hay impulso, ni necesidad instintiva en respuesta que no
sea vivida como fantasía inconsciente. Pueden estar al mismo tiempo en la mente, aparecen y desparecen de acuerdo con los
cambios en las pulsiones instintivas. Tienen un carácter omnipotente. El deseo y el
impulso, de amor u odio, libidinales o destructivos, tienden a ser sentidos como satisfaciéndose realmente a sí mismos, con objeto
externo o interno. El grado de diferenciación depende del período evolutivo y de la intensidad del deseo o emoción.

Alucinación e introyección primaria: En el niño, está actuando el impulso oral, alucina primero el pezón, luego el pecho = madre;
luego como persona total, y alucina el pezón y el pecho para gozar de ellos. La alucinación lo conduce a efectuar lo que haría con
el objeto deseado. La alucinación del pecho gratificador desaparece si la frustración continúa y el hambre no se satisface. Los
objetos cuando son fuentes de placer son absorbidos por el yo dentro de sí (introyectados) y el yo expulsa al mundo externo todo lo
que en su interior le provoca dolor (proyección).

Dificultades en el desarrollo temprano originadas en la fantasía: Un dolor mental que implica fantasía. El niño fantasea que su
madre ha sido destruida, por su propio odio o voracidad y que la ha perdido totalmente. Cuando el niño experimenta la frustración
es una fantasía de tener una mala madre que le causa dolor, perdida.

Fantasías y palabra: Las fantasías primarias representativas de los primeros impulsos de deseo y agresividad, se expresan y
manejan con procesos mentales muy alejados de las palabras y del pensamiento consciente relacionales, determinadas por la
lógica de la emoción. Las fantasías están activas previas al lenguaje. Las palabras son un medio de referirse a la experiencia, real
o fantaseada, evocan sentimientos, imágenes, acciones y señalan situaciones. Estas pertenecen a la mente consiente

Fantasías y experiencia sensorial: La primera realización de deseos fantaseada, está ligada a la sensación. El niño recibe
rápidamente satisfacción placentera al mamar, se establece una buena coordinación del chupeteo y actividad positiva. Las
primeras fantasías surgen de impulsos orgánicos y están entretejidas con sensaciones corporales y afectos. Las primeras
experiencias corporales empiezan a formar los recuerdos más primitivos y las realidades externas se entrelazan progresivamente
en el tejido de la fantasía. La fantasía de que sus apasionados impulsos destruirán el pecho, no requiere que el niño haya visto
objetos comidos. La dificultad del niño para controlar su orina se vincula a fantasías de poder maligno. Sus ansiedades surgen de
impulsos destructivos.

Según el humor y el momento considera su orina y heces como algo que la madre quiere (amor y gratitud al ofrecérselas).

Relación de las fantasías tempranas con el proceso primario: La experiencia está gobernada por respuestas de todo o nada y
la ausencia de satisfacción es sentida como una existencia de un verdadero daño. Ya al segundo año existe un alto grado de
integración.

Instinto, fantasía y mecanismo: La introyección y la proyección son términos abstractos que se refieren a que el yo se apropia
frecuentemente de ideas, impresiones e influencias que llegan a formar parte del yo, o el abandono de aspectos o elementos del
yo, y su atribución a alguna persona o grupo de personas o a cierta parte del mundo exterior (son mecanismos, formas particulares
de acción de la vida mental como medio de manejar tensiones y conflictos internos). Se relacionan con la fantasía de incorporar
objetos amados y odiados, personas o pates de personas dentro de nosotros mimos se encuentran entre las más tempranas y
profundas fantasías inconscientes la de carácter oral. Distinción entre fantasía específica de incorporar un objeto y el mecanismo
mental general de la introyección: La fantasía es el vínculo activo entre instinto y mecanismo del yo. El instinto es un proceso
psicosomático limítrofe, tiene un fin corporal dirigido a objetos externos concretos, tiene una representación mental (fantasía). Las
fantasías son fenómenos psíquicos que se relacionan con fines corporales, dolores y placeres dirigidos a un objeto de algún tipo.

Proceso evolutivo para comprender que lo que se ha “tomado adentro” es su objeto interno, una imagen (imago) y no un objeto
corporal concreto:
A) las primeras fantasías se construyen sobre impulsos orales, ligados al gusto, olfato y tacto, sensaciones cenestésicas,
viscerales. Se vinculan con “tomar cosas dentro”.
B) Estas sensaciones constituyen una experiencia corporal, susceptible de relacionarse con un objeto externo, espacial. Las
imágenes se distinguen nulamente de las sensaciones reales y las percepciones externas. C) El elemento visual de la percepción
aumenta lentamente llegando a fundirse con la experiencia táctil diferenciándose espacialmente.
D) En el período evolutivo en que los elementos visuales de la percepción comienzan a predominar sobre los somáticos, aclaran la
distinción entre interno y externo. Los elementos corporalmente concretos de la experiencia total de percibir sufren una represión.
E) Estas imágenes afectan a la mente por estar “en ella” su influencia sobre los sentimientos, conducta, carácter y personalidad,
está fundada sobre sus elementos somáticos asociados inconscientes y reprimidos. Fantasía, imágenes mnémicas y realidad:
“imago” se refiere a una persona o parte de una persona, a los primeros objetos.
Incluye todos los elementos somáticos y emocionales de la relación del sujeto con la persona imaginada, los vínculos corporales
en la fantasía inconsciente. El pensar con fantasías y el realista son procesos mentales distintos, diferentes modos de obtener
satisfacción. El realista no puede operar sin el apoyo de fantasías inconscientes.

EL COMPLEJO DE EDIPO

23. LA SEXUALIDAD INFANTIL: TRES ENSAYOS DE UNA TEORÍA SEXUAL – FREUD

1) Periodo de latencia sexual de la infancia y sus rupturas: el neonato trae consigo gérmenes de mociones sexuales que
siguen desarrollándose durante cierto lapso, recién hacia los 3 o 4 años su sexualidad se expresa de manera observable.
Formación reactiva y sublimación: durante el periodo de latencia la energía de las pulsiones sexuales infantiles es desviada de sus
metas hacia otros fines, nuevas metas. Con el mecanismo del proceso de sublimación, las mociones sexuales son inaplicables
dado que las funciones de reproducción no están desarrolladas, de ser así solo provocarían sensaciones de displacer, por eso
constituyen diques psíquicos (asco, vergüenza y moral) para la eficaz sofocación de ese displacer. Mediante la sublimación es que
se adquieren los logros culturales.
Rupturas del periodo de latencia: en la pubertad se produce el estallido de la pulsión sexual

2) Las exteriorizaciones de la sexualidad infantil:


El chupeteo: contacto de succión de la boca repetido rítmicamente que no tiene por fin la nutrición. Una parte de los propios labios,
la lengua, un lugar de la piel que esté al alcance son tomados como objeto para ejecutar la acción de mamar junto a una pulsión de
presión que lleva a un adormecimiento. Separa lo genital de lo sexual. Autoerotismo: el carácter más llamativo de las prácticas
sexuales infantiles se que se satisface en el cuerpo propio, es autoerótica, donde la acción del niño chupeteador se rige por la
búsqueda de un placer ya vivenciado y ahora recordado (de mamar el pecho materno). La boca del niño se comporta como zona
erógena, asociada originariamente a la satisfacción de alimentarse. Vemos que el quehacer sexual se apuntala en las funciones de
conservación de la vida y más tarde se independizan de ella.
Características de las exteriorizaciones sexuales infantiles: a) nacer apuntalándose en una de las funciones importantes para la
vida, b) no reconocer objeto sexual, o sea ser autoerótica c) su meta sexual esta bajo el imperio de una zona erógena.
3) La meta sexual de la sexualidad infantil:
Zonas erógenas: es un sector de la piel o de mucosa en el que estimulaciones de cierta clase provocan una sensación placentera
de determinada cualidad. Cualquier sector del cuerpo puede ser dotado de la excitabilidad de los genitales y elevarse a la condición
de zona erógena. En las neurosis la represión afecta sobre todo a las zonas genitales.. Las zonas erógenas e histerógenas
exhiben los mismos caracteres.
Meta sexual infantil: la meta sexual de la pulsión infantil consiste en producir la satisfacción mediante la estimulación apropiada de
la zona erógena que se ha escogido producto de un vivenciar anterior. La necesidad de repetir la satisfacción se trasluce por a) un
peculiar sentimiento de tensión que posee el carácter de displacer b) una sensación de estimulo o de picazón condicionada
centralmente y proyectada a la zona erógena periférica. La meta sexual procuraría sustituir la sensación de estimulo proyectada
sobre la zona erógena, por aquel estimulo externo que la cancela al provocar la sensación de satisfacción. Por lo que se observa
que para cancelar un estimulo se requiere de un segundo estimulo aplicado al mismo lugar.

4) Las exteriorizaciones sexuales masturbatorias:


Activación de la zona anal: Los niños sacan partido de la estimulación erógena de la zona anal reteniendo las heces hasta que ello
les provoca fuertes contracciones musculares que al pasar por el ano producen estímulos sobre la mucosa. El contenido de los
intestinos es tratado como parte de su propio cuerpo y representa el primer “regalo” mediante el cual expresan obediencia o
desafío hacia el medio. Luego cobra el significado de “hijo” en el marco de la teoría de la cloaca en las teorías sexuales infantiles.
Activación de las zonas genitales: la zona relacionada con la micción (glande y clítoris) tanto en niñas como varones están
relacionadas con las partes sexuales reales y su activación dará comienzo a la posterior vida sexual normal. Debido a las
estimulaciones producto del cuidado corporal estas zonas serán estimuladas placenteramente y se despertará en el lactante la
necesidad de repetición. Es mediante el onanismo del lactante (masturbación) que se establece el primado de esta zona erógena
para la actividad sexual.
Se distinguen 3 fases de la masturbación infantil: a) periodo de lactancia b) florecimiento de la práctica sexual (hacia los 4 años) la
pulsión sexual suele despertar nuevamente en la zona genital y durar un lapso. Es durante esta segunda activación donde se
producen las huellas inconscientes más profundas en la memoria de la persona, donde se determina su si carácter permanece
sano o se desarrolla la sintomatología de la neurosis.
c) onanismo de la pubertad, es el único que suele tenerse en cuenta.
Retorno de la masturbación de la lactancia: el aparato sexual aún no desarrollado se hace presente por medio del aparato urinario,
la enuresis nocturna corresponde a poluciones. No se requiere de la seducción para despertar la vida sexual del niño y ese
despertar se puede producir por causas internas.
Disposición perversa polimorfa: bajo la influencia de la seducción el niño puede convertirse en un perverso polimorfo y practicar
todas las transgresiones posibles, las que no tropiezan con resistencias porque aún no se han erigido la formación de diques
anímicos contra los excesos sexuales: vergüenza, asco y moral.
Pulsiones parciales: pulsiones de ver, de exhibir y la crueldad. Aparecen independizadas de las zonas erógenas y más tarde entran
en estrecha relación con lo genital. Al carecer de vergüenza el niño muestra su cuerpo desnudo (en especial los genitales) y tiene
curiosidad por ver los genitales de otras personas. La capacidad de compadecerse y la inhibición en virtud de la cual la pulsión de
apoderamiento se detiene ante el dolor del otro se desarrollan más adelante. La ausencia de compasión establece un enlace
peligroso entre las pulsiones crueles y las erógenas y es por esto que debe evitarse el castigo corporal.

5) La investigación sexual infantil


La pulsión de saber: entre los 3 y 5 años se inicia la actividad que responde a la pulsión de saber o de investigar. Su acción
corresponde a una manera sublimada de apoderamiento y trabaja con la energía de la pulsión de ver. Hay un punto de
anudamiento entre la sexualidad y el saber y esto se plasma en el campo de las teorías sexuales infantiles Freud afirma que son
teorías falsas pero que contienen un fragmento de verdad. Apunta a la pregunta por el origen de
los niños se inventan teorías. Es una pregunta sobre su propia existencia “¿De dónde vienen los niños?” El enigma de la esfinge: lo
que pone en marcha la actividad investigativa del niño son fines prácticos, quiere saber de dónde vienen los niños y supone que
todos los seres poseen un genital como el suyo.

Teoría de la cloaca: Ante la pregunta de dónde vienen los niños el niño supone que los hijos se conciben por haber comido algo
determinado y se los da a luz por el intestino, como la materia fecal. Son concebidos por la boca y paridos por el ano. Anuda algo
del orden de la satisfacción pulsional del comer con la satisfacción pulsional de la zona erógena anal. Esta teoría va de la mano de
que no existe diferencia entre hombres y mujeres (ausencia de los sexos).
Teoría de la concepción sádica del coito: el niño inscribe la escena sexual que ve a partir de su propia constitución pulsional
(dominación muscular) en el sadismo el masculino es activo y el femenino es pasivo. Concepción sádica del comercio sexual: si los
niños son espectadores del comercio sexual entre adultos concibe el acto sexual como una especie de maltrato o sojuzgamiento en
el sentido sádico. Los niños se preguntan que es estar casados y buscan las respuestas en las funciones de micción y defecación
(ir juntos al baño, verse la cola). Premisa universal del pene: el enigma por la diferencia de los sexos también involucra una
pregunta por la propia existencia. La diferencia de los sexos desmentida en el punto en que hay algunos a los que les falta el pene.
Todos tenemos pene, a las mujeres ya les crecerá. La madre tiene pene, ella provee todo lo que el niño necesita. Al mismo tiempo
que se quiere saber también está el deseo de no saber que esta premisa no es universal (apego a la idea de castración). Entonces
aparece otro modo de inscribir la idea del sexo entre los que tienen y los que no tienen: fálico (masculino) es opuesto a castrado
(femenino). Esta diferencia no es una cuestión biológica, sino un proceso psíquico.
Complejo de castración y envidia del pene: El niño cree firmemente en la universalidad del pene pero debido al complejo de
castración abandona esta creencia (al comprobar que la mujer no tiene pene supone que ha sido castrada). El efecto de esta
amenaza de castración es, el órgano amenazado, extraordinariamente profundo y duradero. Todos estos hechos no contradicen,
ciertamente, la teoría sexual infantil de que la mujer posee, como el hombre, un pene (el clítoris). La niña muestra un vivo interés
por los genitales masculinos y es presa de la envidia del pene al punto de desear ser un varón. El típico fracaso de la investigación
sexual: las teorías sexuales infantiles son producto de la constitución sexual del niño y dan prueba de la gran comprensión sobre
los procesos sexuales. Ignora dos elementos: el papel del semen fecundante y la existencia de la abertura sexual femenina.

6) Fases de desarrollo de la organización sexual.


Características de la vida sexual infantil. a) Autoerótica: el objeto se encuentra en el propio cuerpo b) Las pulsiones parciales
aspiran a conseguir placer cada una por su cuenta sin conexión entre sí.
Organizaciones pre-genitales: son aquellas organizaciones de la vida sexual en que las zonas genitales todavía no han alcanzado
su papel hegemónico. A) Canibálica u oral: la actividad sexual no se ha independizado de la nutrición y la meta sexual consiste en
la incorporación del objeto (más adelante se corresponderá con la identificación). El chupeteo es la resignación del objeto ajeno a
cambio de uno situado en el cuerpo propio. B) Sádico-anal: ya se desplegó la división en opuestos, no masculino y femenino sino
activo y pasivo. La actividad es producida por la pulsión de apoderamiento a través de la musculatura y como órgano de la meta
sexual pasiva se constituye la mucosa erógena del intestino. En esta fase son pesquisables la polaridad sexual y el objeto ajeno.
Aún falta la organización y subordinación a la función de reproducción.
Ambivalencia: esta forma de organización sexual puede conservarse a lo largo de toda la vida y atraer hacia si buena parte de la
práctica sexual. Predomina el sadismo y la zona anal en papel de cloaca. Los pares de opuestos pulsionales están plasmados en
un grado aprox. igual. Freud agrega que en la niñez ya se elige el objeto como la que se supone se realiza característicamente en
la pubertad, siendo este el máximo acercamiento posible durante la infancia a la conformación definitiva de la vida sexual luego de
la pubertad.
Dos tiempos de la elección de objeto: el primer tiempo se da en la infancia (entre los 2 y 5 años) para luego detenerse o retroceder
y se caracteriza por la meta infantil de sus metas sexuales. La segunda etapa sobreviene en la pubertad y determina la
conformación definitiva de la vida sexual. Los resultados de la elección infantil del objeto son inaplicables para la pubertad. Las
metas sexuales se han atemperado y solo pueden figurar en lo que se llama la corriente tierna de la vida sexual. La elección del
objeto de la pubertad tiene que renunciar a los objetos infantiles y empezar de nuevo como corriente sensual La no confluencia de
las dos corrientes hace que no se puedan unificar todos los anhelos en un objeto (siendo esta uno de los ideales de la vida sexual).

7) Fuentes de la sexualidad infantil:


a) como calco de una satisfacción vivenciada a raíz de otros procesos orgánicos. b) por una apropiada estimulación periférica de
las zonas erógenas c) como expresión de pulsiones (pulsión de ver y pulsión a la crueldad) Excitaciones mecánicas: excitación
sexual mediante sacudidas mecánicas del cuerpo (juegos de movimiento pasivo, hamacados o arrojados al aire), paseos en tren y
la sensación de movimiento)
Actividad muscular: la actividad muscular constituye para el niño una necesidad de cuya satisfacción extrae un placer
extraordinario. El placer provocado por las sensaciones de movimiento pasivo es de naturaleza sexual o genera excitación sexual.
La inclinación a trabarse en lucha con determinada persona mediante la musculatura (más adelante en disputas por la palabra) son
buenos signos de que se ha elegido como objeto a esa persona. El enlace infantil entre juegos violentos y excitación sexual es co-
determinante de la orientación preferencial que imprimirán más tarde a su pulsión sexual.
Procesos afectivos: los procesos afectivos más intensos, aun las excitaciones terroríficas, desbordan sobre la sexualidad. Muchos
afectos displacenteros (el miedo, la angustia y el espanto) se vinculan a la sexualidad, así como las sensaciones de dolor provocan
efecto erógeno constituyendo las raíces de la pulsión sadomasoquista. Trabajo intelectual: la atención en una tarea intelectual, el
esfuerzo mental, tienen por consecuencia una excitación sexual en personas jóvenes o maduras, de aquí derivan las
perturbaciones nerviosas de “un exceso de trabajo” mental. Rasgos generales: Varios son los reaseguros que ponen en marcha los
procesos excitatorios sexuales, sobre todo las excitaciones de las superficies sensibles (piel y órganos de los sentidos) y las
estimulaciones de las zonas erógenas. La cualidad y la intensidad del estimulo es decisivo. La excitación sexual se genera como
efecto colateral de una serie de procesos internos, para lo cual basta que la intensidad rebase cierto límite. Las pulsiones parciales
de la sexualidad derivan de las fuentes internas de excitación sexual o se compone de aportes a esas fuentes y de las zonas
erógenas. Diversas constituciones sexuales: no en todos los individuos existe la misma intensidad de la fuente de excitación. Vías
de influencia reciprocas: todas las vías de conexión que llegan hasta la sexualidad desde otras funciones tienen que poderse
transitar también en la dirección inversa (los labios cumplen dos funciones: satisfacción sexual y nutrición. Se ve perturbada la
nutrición cuando son perturbadas las funciones erógenas de la misma).

24. LA ORGANIZACIÓN GENITAL INFANTIL – FREUD

En los tres ensayos de la teoría sexual empieza hablando de la diversidad entre la vida sexual de los niños y la de los adultos,
después de las organizaciones pre-genitales de la libido y de la acometida en dos tiempos del desarrollo sexual, por último muestra
interés en la investigación sexual infantil. A partir de esto, Freud hace algunas observaciones concisas:

Hay interés por los genitales, pero el carácter principal de esta organización genital infantil para ambos sexos la desempeña el
papel de un genital masculino. No hay primado genital, hay un primado del falo. Esta parte del cuerpo ocupa interés en el niño,
quien posee un esfuerzo de investigación a causa de curiosidad sexual. En el curso de estas investigaciones, el niño llega a
descubrir que el pene no es un patrimonio común de todos los seres semejantes a él. Descubre qué hay falta de pene en las niñas,
aunque desconocen esta falta, ya que al principio piensan que es pequeño y va a crecer y después llegan a la conclusión de que
fue removido como resultado de castración. Piensan que está castración fue castigo y es por esto que el niño cree que sólo
personas “despreciables” del sexo femenino habrían perdido el genital pero las respetables como su madre siguen conservando
el pene. Para el niño, ser mujer todavía no coincide con la falta de pene. Solo más tarde, cuando empiece a ganar información
sobre la génesis, el nacimiento y la concepción de que solo las mujeres pueden parir, también la madre perderá el pene. Entre
tanto, pensará en teorías complejas destinadas a explicar el trueque del pene a cambio de un hijo.

Hay una oposición cuando se introduce la elección de objeto, que presupone sujeto y objeto, pero no masculino y femenino sino
activo y pasivo (esto se da en la organización pre-genital sádico anal). Entonces es que en vez de femenino y masculino hay
genital masculino o castrado. Solo la culminación del desarrollo en época de la pubertad, la polaridad sexual coincide con
masculino y femenino. Dice que en lo masculino hay posesión y actividad mientras que en lo femenino el objeto y la pasividad
de la vagina, que ahora es apreciada como albergue del pene y recibe la herencia del vientre materno.

25. EL SEPULTAMIENTO DEL COMPLEJO DE EDIPO – FREUD

Es el fenómeno central del período sexual de la primera infancia (fase fálica) hasta que sucumbe a la represión y es
seguido por el periodo de latencia. El complejo de Edipo puede caer a causa de dolorosas desilusiones del niño o niño para con
la madre o padre junto con una falta de satisfacción esperada. Otra concepción dirá que cae simplemente porque ha llegado el
tiempo de disolución.

El Complejo de Edipo es vivenciado de manera individual por la mayoría de los humanos; pero también es un fenómeno
determinado por la herencia, dispuesto por ella, que tiene que desvanecerse de acuerdo con el programa cuando se inicia la fase
evolutiva siguiente preterminada. Entonces es bastante diferente conocer las ocasiones a raíz de las cuales acontece. No puede
negarse que sucede en ambos sexos:

Infante masculino: Cuando el niño ha volcado su interés a los genitales, lo deja notar en su ocupación manual de ellos, y después
tiene la experiencia de que los adultos no están de acuerdo con ese obrar. Aun así sobreviene la amenaza de que se le arrebate
esta parte tan estimada por él. A veces acontece que no se lo amenaza con la castración por jugar con la mano en el pene, sino
por incontinencia nocturna. Las personas encargadas de la crianza se comportan como si esta fuese consecuencia y prueba de
que el niño manipula su pene demasiado. El varón no presta obediencia alguna a esta amenaza.

Es la observación de los genitales femeninos la que por fin quiebra la incredulidad del niño. Al ver la región genital de una niña, se
convencerse de la falta de un pene en un ser tan semejante a él. Con ello se ha vuelto representable la pérdida del propio pene, y
la amenaza de castración obtiene su efecto con posterioridad. La aceptación de la posibilidad de que la mujer es castrada, puso fin
a las dos posibilidades de satisfacción derivadas del complejo de Edipo: ambas conllevaban a la pérdida del pene; la masculina, en
calidad de castigo, y la femenina debe costar el pene, entonces por fuerza estallará el conflicto entre el interés narcisista en esta
parte del cuerpo y la investidura libidinosa de los objetos
paténtales. En este conflicto triunfa normalmente el primero de esos poderes: el Yo del niño se separa del complejo de Edipo. El
modo en que esto acontece: Las investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por identificación. La
autoridad del padre, o de ambos progenitores, introyectada en el Yo, forma ahí el núcleo del Superyó, que toma prestada del padre
su severidad y perpetúa la prohibición del incesto, así, asegura al Yo contra el retorno de la investidura libidinosa de objeto. Las
aspiraciones libidinosas pertenecientes al complejo de Edipo son en parte desexualizadas y sublimadas, lo cual probablemente
acontezca con toda trasposición en identificación, y en parte son inhibidas en su meta y mudadas en mociones tiernas. Con ese
proceso se inicia el período de latencia, que viene a interrumpir el desarrollo sexual del niño. Mediante represión al extrañamiento
del Yo respecto del complejo de Edipo, si bien las represiones posteriores son llevadas a cabo la mayoría de las veces con
participación del Superyó, que aquí recién se forma. Pero el proceso descrito es más que una represión; equivale, a una
destrucción y cancelación del complejo.

Infante femenino: También desarrolla un complejo de Edipo, Superyó y un período de latencia. ¿Puede atribuírsele también una
organización fálica y un complejo de castración? La respuesta es afirmativa, pero las cosas no suceden de igual manera que
en el varón. El clítoris de la niñita se comporta al comienzo como un pene, pero ella percibe que es demasiado pequeño y siente
inferioridad. Durante un tiempo se consuela con que crecerá como el de un muchacho. Es en este punto donde se bifurca el
complejo de masculinidad de la mujer. Pero esta no comprende del todo su falta actual y lo explica mediante el supuesto de que
una vez poseyó un miembro igual de grande y lo perdió mediante la castración. Así se produce esta diferencia esencial: la niñita
acepta la castración como un hecho consumado, mientras que el varoncito tiene miedo a la posibilidad de su consumación. Su
complejo de Edipo termina finalmente, en el deseo de recibir como regalo un hijo del padre, parirle un hijo.

El complejo de Edipo es abandonado después poco a poco porque este deseo no se cumple nunca. Ambos deseos, el de poseer
un pene y el de recibir un hijo, permanecen en lo inconsciente, donde se conservan con fuerte investidura y contribuyen a preparar
al ser femenino para su posterior papel sexual.

Tres posibles salidas de las cuales dos son patológicas: La normal es mediante la decepción / aceptación, en el futuro van a buscar
un nuevo objeto de amor; mientras las patológicas son mediante la envidia del pene donde hay aceptación pero podría quedarse
en posición de envidiosa y no aceptar la realidad, y mediante el complejo de masculinidad donde no hay aceptación y opera el
mecanismo de desmentida.

26. ALGUNAS CONSECUENCIAS PSÍQUICAS DE LAS DIFERENCIAS SEXUALES ANATÓMICAS – FREUD

Freud inicia esto indicando que los análisis de neuróticos penetran en el primer período de la infancia, del florecimiento temprano
de la vida sexual. Esto lo hace con el propósito de dar cuenta de cuán importante es esta época. Primeramente, Freud va a explicar
una parte de la teoría que elaboró sobre el desarrollo psicológico de la mujer, mostrando las diferencias con el desarrollo del varón.
Al principio marca que la madre es para ambos niños (varón y mujer) el primer objeto de amor.

Pre-historia: El varón anteriormente tiene una Identificación de naturaleza tierna con el padre, en la que aún no hay sentido de
rivalidad hacia la madre. Aparece también el onanismo (masturbación) de la primera infancia, que en esta etapa significa una
descarga de su excitación sexual. También propone que la enuresis (mojar la cama) podría ser producto del onanismo, y que su
sofocación podría ser apreciada por este como una inhibición de la actividad genital, es decir, como una amenaza de castración. A
través del análisis, pudo vislumbrar que la acción de espiar con las orejas el coito de los progenitores a edad muy temprana dé
lugar a la primera excitación sexual, que pasa a ser el punto de partida para todo el desarrollo sexual. Por otra parte, esta pre-
historia del Complejo de Edipo en la niña consiste en cómo esta nota que conocido tiene pene y lo discierne como superior de su
propio órgano pequeño y escondido, desde ese momento cae víctima de la envidia del pene.

Hay una interesante oposición en la conducta de ambos sexos:

Varón: Cuando descubre por primera vez la región genital de la niña, se muestra poco interesado; no ve nada o repudia su
percepción, la atenúa o busca excusas para hacerla concordar con lo que esperaba ver. Sólo más tarde, cuando una amenaza de
castración ha llegado a influir sobre él, dicha observación se volverá significativa. Surgen en él dos reacciones, horror frente a la
criatura mutilada y menosprecio triunfante hacia ella.
Niña: Ha visto eso, sabe que no lo tiene y quiere tenerlo. En este lugar se bifurca el complejo de masculinidad de la mujer, que
eventualmente, si no logra superarlo pronto, puede deparar grandes dificultades al desarrollo de la feminidad. La esperanza de
recibir alguna vez un pene, puede conservarse hasta épocas tardías. O bien sobreviene el proceso de desmentida, donde la niña
se niega a aceptar el hecho de su castración, y se comporta como si fuera un varón. Con la admisión de su herida narcisista, se
establece un sentimiento de inferioridad. Una vez que acepta la universalidad de ese carácter sexual, empieza a compartir con el
varón el menosprecio por ese sexo mutilado. Por otro lado, la envidia del pene pervive en el rasgo de carácter de los celos, con
leve desplazamiento. Otra consecuencia de la envidia del pene es el aflojamiento de los vínculos tiernos con el objeto madre,
responsabilizándola por esa falta de pene. Es finalmente el reconocimiento de la diferencia sexual anatómica, el cual fuerza a la
niña pequeña a apartarse de la masculinidad y de la masturbación masculina, dirigiéndola hacia nuevos caminos que desembocan
en el desarrollo de la feminidad. Se produce una contracorriente opuesta al onanismo que no es exclusivamente producto del
influjo pedagógico de las personas encargadas de la crianza. Esta sublevación de la niña contra el onanismo podría ser la afrenta
narcisista enlazada con la envidia del pene, donde al no poder equiparare con el varón, decide abandonar la competencia con él.
Entonces, dice Freud, que el conocimiento de la diferencia anatómica entre los sexos, esfuerza a la niña a apartarse de la
masculinidad y de la masturbación masculina (porque no puede competir en esto con el varón, ante la falta de pene). Así, la niña
va a buscar nuevas vías que lleven al despliegue de la feminidad. La niña, asumiendo su feminidad, a través
de la ecuación simbólica pene igual a hijo, va a cambiar el objeto de amor desde la madre hacia el padre, y se hace posible la
entrada al complejo de Edipo, y la madre se convierte en una competidora de la niña por el amor del padre.

El Complejo de Edipo como formación secundaria: Dice Freud que en la niña, el complejo es una formación secundaria. Esto es
porque primero atraviesa el complejo de castración, se da cuenta de que ha sido castrada, perdido el pene, y cae presa de la
envidia del pene. Entonces, se aleja de la madre, deja de tomarla como objeto de amor (rompe la unión afectiva ligazón-madre
porque ella no tiene el pene que la niña está buscando) y finalmente se produce un giro hacia el padre, tomado como objeto de
amor, por lo que recién acá termina siendo introducida en el complejo de Edipo.
Mientras que en el varón es el camino inverso. Diríamos que primero pasa por el complejo de Edipo, organiza su sexualidad en
torno a un primer objeto de amor, que va a ser la madre, y luego descubre la diferencia de los sexos (entre él y la niña) y relaciona
la amenaza de castración con su elección sexual (la madre). Entonces, como dice Freud, sale del Edipo por la castración porque el
relaciona la elección de objeto que ha realizado (o sea, eligió a la madre) con la posibilidad de perder el pene a manos del padre.
Así termina por abandonar a la madre como objeto de amor.

Complejo de masculinidad: La esperanza de recibir alguna vez, a pesar de todo (castración), un pene, igualándose así al varón,
puede conservarse hasta épocas tardías y convertirse en motivo de extrañas acciones de otros modos incomprensibles.

Desmentida: La niñita rehúsa a aceptar el hecho de su castración, se afirma y acaricia la convicción de que posee pene.

Envidia del pene: Aunque la envidia del pene haya renunciado a su objeto genuino, no cesa de existir. Pervive en el rasgo de
carácter de los celos.

27. ANÁLISIS DEL NIÑO DURANTE EL PERÍODO DE LATENCIA – WINNICOTT

Comienza el texto amagando con hacer una distinción entre el tratamiento psicoanalítico y la psicoterapia individual, pero continua
con las siguientes palabras: “Para ser claro, tengo que decir que no tiene por qué haber ningún contraste entre el psicoanálisis y la
psicoterapia individual. Ambas expresiones pueden significar lo mismo, y a menudo lo hacen. Puesto que a mí me corresponde
hablarles como alguien formado en la escuela del psicoanálisis, debo referirme a la naturaleza del psicoanálisis. Después pasaré al
examen del tratamiento del niño en la latencia”

LA NATURALEZA DEL PSICOANÁLISIS: Recordatorio de algunos principios fundamentales: El psicoanálisis de niños no difiere
del psicoanálisis de adultos. La base de todo psicoanálisis es una teoría compleja del desarrollo emocional del infante, una teoría
iniciada por Freud y constantemente ampliada, enriquecida y corregida. Freud estableció importancia del inconsciente reprimido; en
su estudio de las psiconeurosis llegó a un punto central que denominó Complejo de Edipo, con la angustia de castración como una
complicación intrínseca. Freud llamó la atención sobre la vida instintiva del niño y sobre el hecho de que en los individuos sanos
(que han atravesado las etapas tempranas esenciales del desarrollo emocional sin demasiadas distorsiones) las principales
dificultades surgen en relación con la vida instintiva, que acompaña a la fantasía total del instinto. De modo que las psiconeurosis
pueden aducirse como pruebas de la tensión de la ambivalencia en las relaciones entre personas relativamente normales. Melanie
Klein nos ha permitido abordar una etapa vitalmente importante de la relación entre el niño y la madre, la etapa en que se adquiere
capacidad para la preocupación por el otro. Anna Freud ayudó a clarificar los mecanismos de defensa del Yo. Yo mismo (Winnicott)
he desempeñado algún papel en el intento tendiente a describir las fases más tempranas en que el infante está fusionado con la
madre y emerge viéndose obligado a abordar relaciones con objetos que no forman parte del self. Todos estos desarrollos hacen
que el estudio del psicoanálisis sea muy estimulante y significativo para los investigadores de los trastornos mentales y su
prevención.

DIAGNÓSTICO: El psicoanálisis como tratamiento no puede describirse sin hacer referencia al diagnóstico. El encuadre
psicoanalítico clásico está relacionado con el diagnóstico de las psiconeurosis, y quizá sea conveniente hablar solo de ellas. Pero
es necesario poner relieve en que se registran grandes diferencias según el niño sea neurótico, psicótico o antisocial. También es
importante remarcar que la diferencia entre niño y adulto es que el primero juega en vez de hablar.

TRANSFERENCIA: Es una característica del psicoanálisis que el analista no desaproveche el valioso material entre la relación
emocional de profesional y paciente. En la transferencia inconsciente aparecen muestras de la vida emocional o realidad psíquica
del paciente. El analista aprende a detectar esos fenómenos e interpretar lo que ya está maduro para la aceptación consciente

LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA ADAPTADA AL NIÑO EN LA LATENCIA

Es necesario considerar los rasgos peculiares del psicoanálisis cuando esta forma de tratamiento se adapta al grupo de edad que
estamos considerando. Por lo general se admite de edad entre dos, tres o cuatro años. Ya que superado el complejo de Edipo, se
desarrollan defensas enormes, organizadas y sostenidas.

LA NATURALEZA DE LA LATENCIA: Aún no hay seguridad en cuanto a lo que constituye el período de latencia. Biológicamente
habría que suponer que entre los 6 y 10 cesa el desarrollo del instinto, de modo que el niño queda con una vida instintiva basada
en sus desarrollos del período anterior. Los cambios se reanudarán en la pubertad ante
nuevas angustias, la excitación de nuevas experiencias y nuevos grados de satisfacción.

Melanie Klein y Anna Freud van a referirse a las dificultades especiales de este período. Klein dice que: "A diferencia del niño
pequeño cuya viva imaginación y angustia aguda nos permiten una visión más fácil de su inconsciente, ellos (en la latencia) tienen
una vida imaginativa muy limitada. En comparación con la persona adulta su Yo es todavía subdesarrollado y no comprenden que
están enfermos ni quieren ser curados, de modo que no tienen ningún incentivo para iniciar el análisis ni continuarlo". Para Klein es
adecuado interpretar los conflictos inconscientes y los fenómenos de la transferencia a medida que surgen, y establecer con el niño
una relación basada en la confianza que generan esas interpretaciones. En cambio, Anna Freud tiende a construir una relación con
el niño en el nivel consciente, y describe de qué modo llega gradualmente al trabajo del análisis con la cooperación consciente del
paciente.

Anna Freud asume deliberadamente la carga de explicarle al niño lo que está sucediendo y Klein deja esa función en las manos de
quienes crían a la criatura, confiando en poder actuar ella misma sin explicaciones en el nivel consciente. En la opinión de
Winnicott, cuanto más pronto el analista interprete el inconsciente, mejor, porque esto orienta al niño hacia el tratamiento y el
primer alivio sin duda le proporciona la primera indicación de que puede obtener algo del análisis. Por otro lado, es necesaria la
cooperación consciente en un principio para no perder al paciente.

Winnicott apuesta a abordar la situación tal como la encontramos. Cuando el niño es inteligente, necesitamos hablarle a su
inteligencia, ya que sería una lástima desaprovechar la comprensión intelectual del niño, que puede ser un aliado poderoso,
aunque en ciertos casos los procesos intelectuales sirven como defensas, y dificultan el análisis. Hasta cierto punto, de nuevo
estamos refiriéndonos al diagnóstico, ya que el niño puede colaborar en el desarrollo para el descubrimiento de este. En términos
generales parece importante que comprendamos en el tratamiento de niños de esta edad que ellos han logrado un grado de
cordura y abandonado el proceso primario. Bornstein dice "En el análisis de la latencia hay que poner el máximo cuidado en
fortalecer las estructuras débiles y modificar las que interfieren el desarrollo normal. La selección del material para la interpretación
y la forma de la interpretación en sí deben articularse para servir esos fines".

En la salud, el niño en latencia no se ve forzado a ceder ante las exigencias del Ello, aunque los impulsos del Ello conservan su
fuerza y aparecen de todas maneras en formas indirectas. Winnicott enuncia que en el período de latencia: 1. Las relaciones entre
niños tienden a ser intimas y de larga duración, sin sexualidad manifiesta en ellas. 2. Los niños se encuentran dispuestos a llevar a
cabo una introyección pero no la incorporación. 3. El niño se vuelve un especialista en manifestar fenómenos del interior de forma
indirecta.
4. La cordura es esencial; el niño que no puede conservarla está muy enfermo desde el punto de vista clínico.

EL MOMENTO DE INTERPRETAR: El momento correcto para la interpretación es lo antes posible. Winnicott dice ser económico en
sus interpretaciones, y si no está seguro de que interpretar, elige ganar tiempo. Así es como se encuentra construyendo con el niño
o desperdiciado tiempo. Pero sólo le interesa una cosa: la búsqueda de una clave que haga posible la interpretación apropiada en
el momento que genera un cambio de énfasis en la transferencia inconsciente. Lo que le importa al paciente no es tanto la
exactitud de la interpretación sino la disposición del analista a ayudar, de identificarse con el paciente y para satisfacer la necesidad
en cuanto ésta es indicada verbalmente o por no verbal.

EL FINAL DEL TRATAMIENTO: En el análisis de los niños pequeños, el analista es considerablemente ayudado por los enormes
cambios que se producen naturalmente a los cinco, seis o siete años de edad. Cuando el análisis está terminado, ocurren esos
procesos que, sin duda, el éxito del tratamiento puede facilitar. De este modo, toda mejoría debida al análisis se ve acentuada por
el curso natural de los acontecimientos. Especialmente en relación con la socialización, quienes lo cuidan suelen quedar
satisfechos con el resultado, porque el niño pierde el carácter salvaje y variable de la época de la pre-latencia, y es más feliz en los
grupos. En contraste, el análisis en la latencia tiende a terminar en un momento muy delicado. Lo típico es cuando el niño tiene
once o doce años y aparecen las complicaciones de la pubertad. Tal vez sea aconsejable planificar los análisis de un modo que
concluyan antes de la iniciación de esta. Además de los cambios reales, es muy probable que en la pubertad haya incidentes,
amistades traumáticas, grandes pasiones, seducciones, angustias masturbatorias, que lleven a la exacerbación de las defensas o a
la angustia.

28. CONCEPTOS CONTEMPORÁNEOS SOBRE EL DESARROLLO ADOLESCENTE – WINNICOTT

La dinámica es el proceso de crecimiento, que cada individuo hereda. Se da por sentado el ambiente facilitador. Hay genes que
determinan pautas y una tendencia heredada de crecimiento y logro de la madurez, pero nada sucede en el
crecimiento emocional que no se produzca en relación con la existencia del ambiente, que tiene que ser lo bastante
bueno.
Dependencia casi absoluta → dependencia relativa → hacia la independencia.
El individuo nunca es independiente del medio. Puesto que no existe sociedad, a no ser como estructura producida, mantenida y
reconstruida a cada rato por los individuos, no hay realización personal sin sociedad, ni sociedad fuera de los procesos de
crecimiento colectivos de los individuos que la componen.

LA TESIS PRINCIPAL: Importancia de la crianza suficientemente buena por parte de los dos padres. El término "paterno" aparece
un poco más tarde que "materno". El padre, como varón, se convierte poco a poco en un factor importante. Y luego viene la familia,
cuya base es la unión del padre y la madre, y la responsabilidad, el bebé.
MUERTE Y ASESINATO EN EL PROCESO ADOLESCENTE: En la época de crecimiento de la adolescencia, los jóvenes salen en
forma torpe y excéntrica de la infancia, y se alejan de la dependencia para encaminarse a tientas hacia su condición de adultos. El
crecimiento no es una simple tendencia heredada, sino, un entrelazamiento con el ambiente facilitador, por lo que es preciso que
existan pequeñas unidades sociales que contengan el proceso de crecimiento adolescente. Resulta valioso comparar las ideas
adolescentes con las de la niñez. Si en la fantasía del primer crecimiento hay un contenido de muerte, en la adolescencia el
contenido será de asesinato. Crecer significa ocupar el lugar del padre, en la fantasía ICC, el crecimiento es intrínsecamente un
acto agresivo. En la fantasía ICC correspondiente al crecimiento de la pubertad existe la muerte de alguien.
La muerte y el triunfo personal aparecen como algo intrínseco del proceso de maduración y de la adquisición de la categoría de
adulto. Esto plantea grandes dificultades a padres y tutores. El tema ICC puede hacerse manifiesto como la experiencia de un
impulso suicida, o como un suicidio real. Aquí lo mejor que pueden hacer los padres es sobrevivir.

Esto trae al punto central: la inmadurez del adolescente. Los adultos maduros deben conocerlo, y creer en su propia madurez
como nunca creyeron hasta ahora ni creerán después. Afirmo que el adolescente es inmaduro. La inmadurez es un elemento
esencial de la salud en la adolescencia, es un pasaje saludable hacia la adultez. No hay más que una cura para ella, y es el paso
del tiempo y la maduración. Se podría aconsejar a la sociedad: por el bien de los adolescentes y de su inmadurez, no les permitan
adelantarse y llegar a una falsa madurez, no les entreguen una responsabilidad que no les corresponde, aunque luchen por ella.
Lo característico de la adolescencia es su inmadurez y el hecho de no ser responsable . Este, su elemento más sagrado,
dura apenas unos pocos años, y es una propiedad que cada individuo ha de perder en la adultez.

NATURALEZA DE LA INMADUREZ: La comprensión es reemplazada por la confrontación. Solo con el paso del tiempo y de la
experiencia puede un joven aceptar poco a poco la responsabilidad por todo lo que ocurre en el mundo de la fantasía personal.
Entretanto, existe una fuerte propensión a la agresión que se manifiesta en forma suicida. Lo más difícil es la tensión que
experimenta el individuo, y que corresponde a la fantasía inconsciente del sexo y a la rivalidad vinculada con la elección del objeto
sexual. Así parece que el sentimiento latente de culpa del adolescente es tremendo, y hacen falta años para que en el individuo se
desarrolle la capacidad de descubrir en la persona el equilibrio de lo bueno y lo malo, del odio y la destrucción que acompañan al
amor.
1. Papel de los padres: ambiente facilitador; confrontar con el adolescente pero ser maduro, no ponerse a la par. 2. En la
adolescencia, hay que resignificar el Edipo, esto se logra con las diferencias generacionales.

IDEALISMO: Lo principal es que la adolescencia es algo más que pubertad física, aunque en gran medida se basa en ella.
Mientras este se encuentra en marcha, las figuras paternas deben hacerse cargo de la responsabilidad. Si abdican, los
adolescentes tienen que saltar a una falsa inmadurez y perder su máximo bien: la libertad para tener ideas y actuar por impulso.
Con esto, nos referimos a que si los padres no son responsables, el adolescente tiene que tomar ese rol, también se da en
infantes, que han de “crecer” demasiado rápido. Madurar antes de tiempo tiene que ver con un self falso. Tiene que ver con no
darle responsabilidades antes de tiempo al adolescente.

29. LA SEXUALIDAD FEMENINA – FREUD

Freud en este artículo hace una reconstrucción de lo que había elaborado años anteriores. Se advierte la comprobación de
hechos, deducción de causas y la búsqueda de testimonios / pruebas concordantes. Su descubrimiento de la ausencia de neurosis
en muchas mujeres que no han abandonado la fijación edípica a su padre, le lleva a configurar este texto en tres apartados, en el
que transmite sus reflexiones:

PRIMER APARTADO: “El apego a la madre”


El primer objeto de amor, tanto para el varón como para la niña, es la madre. A ella se dirigen todos los deseos en cada fase de la
organización sexual infantil. En el varón los sentimientos hacia ella se van intensificando, llevándole a convertirse en el rival del
padre. En la niña sucede de otra manera: ella debe de renunciar a la zona genital originalmente dominante, el clítoris, a favor de
una nueva zona, la vagina. En la infancia lo esencial de la genitalidad gira alrededor del
clítoris. La vida sexual de la mujer se divide siempre en dos fases: Una de carácter masculino, llamada fálica, que corresponde al
clítoris. Y una específicamente femenina que corresponde al predominio de la vagina. El desarrollo femenino comprende el proceso
de transición de una fase a la otra.

Freud constató que una vinculación intensa con el padre, siempre fue precedida por una apasionada vinculación exclusivamente
materna. Este hecho hace que la fase pre-edípica adquiera una importancia hasta entonces desconocida. Anterior al Complejo de
Edipo esta la acusación de seducción a la madre y el deseo de hacerle un hijo. Por lo tanto el deseo de hacerle un hijo al padre
tiene un antecedente en la fase preedípica: fue primero una demanda dirigida a la madre.

La fijación al padre y la persistencia de la demanda de un hijo suyo aparecen también en mujeres no neuróticas, lo que obligó a
Freud a captar la dimensión de la relación con la madre que, según él, la relación con el padre no hace más que heredar. El querer
ser seducida por el padre, siendo la expresión típica del complejo de Edipo en la mujer, marca su entrada en dicho complejo tanto
como el odio hacia la madre. Para la hija, la madre es la primera responsable de su castración.
En este texto, Freud señala el lugar estructural de la envidia al pene, es decir, su papel en la estructuración del Edipo de la niña
(en el sentido de giro hacia el padre). La niña en la fase fálica quiere, como el niño, hacerle un hijo a la madre. Por lo tanto, en la
niña el deseo de un hijo del padre tiene que ser precedido por la envidia al pene. Si aparece la demanda de un hijo al padre es
porque hubo una espera defraudada, el reconocimiento de una imposibilidad por el lado materno, experiencia de una falta en la
madre. Para la niña el objeto de amor era la madre fálica, el descubrimiento de la madre castrada posibilita abandonarla como
objeto amoroso. Se hace visible el vínculo entre el odio a la madre y la envidia al pene.

En este apartado Freud expone unas conclusiones generales: 1) Esta fase de vinculación materna guarda una relación íntima con
la etiología de la neurosis histérica. 2) En esta dependencia de la madre se halla el germen de una paranoia ulterior: la angustia de
ser devorada por la madre.

SEGUNDO APARTADO: “falicismo de la niña”


El desarrollo femenino comprende el proceso de transición de la fase activa y viril con el fantasma de posesión de un pene, a la
fase propiamente femenina con el predominio de la vagina, cuya existencia no sospechaban ni ella ni el niño. Antes de esperar
algo del padre, la niña ha tenido que reconocer su propia falta. Es preciso que el padre se convierta en el nuevo objeto amoroso,
esto significa que la niña debe cambiar el sexo del objeto, cosa que no ocurre con el varón. Este cambio de objeto (de la madre al
padre) es el Edipo femenino.

Devenir mujer es el tratamiento subjetivo de una constatación en términos de “no tener” (con Lacan, falta o privación). Se trata
del falo, que vale como punto de referencia para ambos sexos. Por lo tanto, no hay una primacía genital sino una primacía del falo.
“El falo es, entonces, el significante único para dar cuenta de la diferencia sexual en el inconsciente” dirá Lacan en la
significación del falo.

Freud articula los dos sexos como tener o no tener, con sus consecuencias subjetivas: Para el niño: la amenaza, el temor a perder.
Para la niña: el deseo, las ganas de adquirir, que es una de las significaciones de la envidia del pene, que en los textos de Freud
deviene en complejo de castración. “Ha visto eso, sabe que no lo tiene y quiere tenerlo”. La novedad que aporta Freud en este
texto, es la importancia que da al cambio de objeto en la niña y que no se hace de una vez por todas. Dice: “se salda con odio
hacia la madre, que era el primer objeto de amor, odio que persiste mucho tiempo y se manifiesta en una multiplicidad de
reproches y quejas”. Sólo con el descubrimiento de que la madre está castrada puede la niña puede dejarla caer como objeto de
amor; para demanda al padre lo que no obtuvo de la madre: el deseo del pene que queda reemplazado por el deseo de un hijo.

Freud pone de manifiesto la disimetría con respecto al complejo de Edipo. El niño abandona el complejo de Edipo bajo la amenaza
del complejo de castración y tenemos entonces la serie: Edipo-castración-superyó. Para la niña la castración es lo primero y
posibilita el Edipo en vez de destruirlo. Éste será abolido lentamente y nunca por completo. Por lo tanto el complejo de castración
es determinante para devenir mujer.

A partir del descubrimiento de la castración la niña puede escoger tres caminos evolutivos: 1) La lleva a la inhibición sexual o a la
neurosis. Asustada por la comparación, se vuelve ella insatisfecha con su clítoris y renuncia a su actividad fálica, rechazando su
amor por la madre. 2) Se aferra a su masculinidad amenazada, fantasea que algún día tendrá un pene. Puede conducir a la
homosexualidad. 3) La actividad fálica es abandonada, toma al padre como objeto, es decir, la niña transfiere hacia el padre su
demanda fálica y el hijo se sitúa como equivalente del falo.

TERCER APARTADO: “Actividad sexual en relación a la madre”


La actividad sexual de la niña se manifiesta a través de los deseos de cada fase: oral, anal y fálica, en las que la madre está
involucrada. Estos deseos pueden aparecer transferidos al padre o transformados en angustia, debido a la represión.
Los deseos agresivos orales y sádicos: se manifiestan en su forma reprimida, temor de ser muerta por la madre y deseos de
muerte contra ella. Dicho miedo a la madre se basa en una hostilidad inconsciente.
Los deseos sádico-anales: tienen su origen en la intensa excitación pasiva de la zona intestinal, despierta agresividad y cuando se
suprime dicha excitación su manifestación es la angustia.
En la fase fálica: la niña culpa a la madre como seductora (cuidados de la zona genital). Al apartarse de la madre, la niña transfiere
al padre la responsabilidad de haberla iniciado en la vida sexual. La actividad sexual de esta fase es la masturbación de clítoris.
Cuando la niña se desprende de su vinculación con la madre, se observa una disminución de los impulsos sexuales activos y una
acentuación de los pasivos. La transición al objeto paterno se realiza con la ayuda de las tendencias pasivas.

CONCLUSIÓN: La demanda de amor de la niña hacia la madre es una demanda que tiene una exigencia ilimitada, imposible de
ser satisfecha: no puede darle el falo que le falta. La pasión fálica la orienta hacia el padre y luego hacia los hombres. Esta
temprana relación de la niña con su otro primordial se articula alrededor de la falta. Este sería el estrago en la relación madre-hija.
En Freud la resolución de la problemática de la falta y del no tener se realiza por la vía de la maternidad.

A diferencia de Freud, es Lacan quien ha liberado a las mujeres de su pasión fálica, situando la posición femenina más
allá del Edipo, más allá del padre y de la lógica del Uno fálico. La función fálica, que articula el sentido sexual a nivel del
goce del órgano, comporta una relación lógica con un conjunto cerrado: el del Uno del goce fálico. Este Uno encierra un
órgano, una función y un goce, y da consistencia al universal del lado
masculino. Una mujer no tiene que pasar por esta operación de transmutar un órgano en función. Ella tiene que
arreglárselas con la función sin el apoyo del órgano.

30. LIBRO 5, LAS FORMACIONES DEL INCONSCIENTE, CAP. 8 AL 11. – LACAN

LA METÁFORA PATERNA (CAPITULO 9)

A “la metáfora paterna concierne la función del padre”, la función padre no tiene nada que ver con la presencia física del padre,
cuando está ausente, el padre existe incluso sin estar. El padre siempre está en el complejo de Edipo. Al comienzo, el padre está
vinculado con la prohibición del incesto, prohíbe la madre, él es el encargado de representar está prohibición. Esto es el padre
como función, “el padre es el padre simbólico” es una metáfora y en psicoanálisis se denomina “identificación” a diferencia de una
“comparación”. Por identificación un significante viene en lugar de otro.

“El padre es un significante que sustituye a otro significante” la clave está en la sustitución, la metáfora paterna es una sustitución
por identificación. El padre ocupa el lugar de la madre:

Se cancela la madre al ser simplificada

La madre está vinculada al significado x, este significante es el falo, por eso el padre puede ocupar el lugar de la madre. La fórmula
que construye Lacan es:

Por la elisión del deseo de la madre se engendra el sentido, la “significación del sujeto”. El Nombre del Padre marca su presencia
en la madre, se apoya en la castración de ella y hace posible el sentido. Hay falta en la madre y por eso el hijo tiene significación
de falo. La metáfora paterna viene con la eficacia de la ley a marcar un vacío constitutivo en el sujeto.

LOS TRES TIEMPOS DEL EDIPO (CAPITULO 10)

El Edipo para Lacan, en términos de "tiempo lógico", son distintos elementos que se relacionan en 3 tiempos, de diferente forma.
1. Triángulo imaginario (madre, hijo y falo)
Lo rige el deseo del falo por la madre (caprichoso)
El hijo desea completar a la madre, porque está castrada y desea el falo

2. Padre prohibidor
Prohíbe al hijo ubicarse como falo
Prohíbe a la madre ubicar al hijo como falo

3. Padre Dador
Le da virilidad al varón
Le da a la mujer el falo

En estos tres tiempos se da la "metáfora paterna"

Padre: significante primordial y significante nombre del padre

En la neurosis está inscripto


En la psicosis no está inscripto

Hay forclusión del nombre del padre en la teoría de Freud, ya que hay un rechazo del mundo simbólico. Forclusión: designar el
mecanismo específico que opera en la psicosis por el cual se produce el rechazo de un significante fundamental, expulsado del
universo simbólico del sujeto. Cuando se produce este rechazo, el significante está forcluido.

Neurótico: lo caracteriza la ambivalencia. Psicótico: difícil de encontrar fisuras. Paranoico: discurso más elaborado Lacan

no acepta la teoría de Klein por el imaginario

31. LOS CUIDADOS HOSPITALARIOS COMO COMPLEMENTO – WINNICOTT

En cuanto a los cuidados hospitalarios Winnicott habla de la práctica en instituciones, y dice que el adolescente genera malestar en
las instituciones. El adolescente molesta, nos refleja la vida pulsional un poco ridícula que tiene en cuanto a desapegarse a las
identificaciones y volver a sumar nuevas. Nos recuerda que nosotros también estuvimos en ese lugar, de mucha dificultad, uno
busca un lugar en el otro y en la adolescencia ese otro no está disponible y cuando es convocado para estar disponible aparece
como autoridad, entonces no. Aparecen otros pequeños, donde las identidades
llegan a ser masivas (se visten iguales) son parecidos entre ellos en los grupos que ocupan.

Winnicott dice que en las instituciones se hace difícil atender adolescentes, porque empiezan a haber participaciones partidarias.
Se dividen las aguas por así decirlo. Winnicott usara la palabra privación, donde dirá que la adolescencia es un momento crucial
para la aparición de la delincuencia, como una forma de diferenciarse de la ley. Es un momento de trasgresión. Las mujeres pasan
de jugar a la mamá a los embarazos. Muchas veces el embarazo adolescente tiene de acompañamiento el desconocimiento de los
protocolos de cuidado sexual.

El niño que reconoce la muerte como un límite. Pero ahora, no hay representación del peligro, porque hay un desafío a ese gran
otro que pone la ley, donde pareciera que puede armar ley propia. Es un momento de transgresión. La adolescencia es una vuelta
de todo, se redescubre el mundo, por ende el limite no está claro porque esta para ser transgredido.

⎯ Periodo de pubertad y socialización

⎯ El individuo se convierte en adulto capaz de identificarse con figuras paternas y aspectos de la sociedad ⎯ Sabe
ser el mismo sin ser antisocial a causa de ello
⎯ Acepta responsabilidades, ayuda, mantiene, modifica, y cambia el legado de la generación anterior ⎯ Es un período tormentoso

mezclado con dependencia y desafío, esto lleva a la confusión. ⎯ En esta edad el individuo está a cargo de su cuerpo. Decide que

ingerir y sí ofrecer su cuerpo o no. ⎯ El adolescente tiene impulsos agresivos, necesita hacer algo positivo para aliviar las
tensiones y dar un sentimiento de realidad. Por otro lado, la vida sin complicaciones produce amenaza de despersonalización.

Winnicott dice que hay una sola cura para la adolescencia, el paso del tiempo. Llama “murrias adolescentes” a los años en que no
hay otra opción que esperar sin ser consciente de lo que está sucediendo

Enfermedades durante la adolescencia


1. Psiconeurosis
2. Histeria con cierto grado de psicosis no llega a manifestarse como locura
3. Trastornos afectivos con fondo de depresión (oscilaciones maníaco depresivas y personalidad con ser falso)

32. ESTADIOS TEMPRANOS DEL CONFLICTO EDÍPICO – KLEIN

Klein llega a la siguiente conclusión gracias a su análisis en infantes de 3 a 6 años: Las tendencias edípicas que hacen su
aparición al final del primer año de vida y principios del segundo, son liberadas a consecuencia de la frustración que el niño
experimenta con el destete y son reforzados por las frustraciones anales sufridas durante el aprendizaje de hábitos higiénicos. El
impulso epistemofílico, dice Klein, es el deseo de saber qué hay en el interior de la madre, quien genera bebés y por eso tan
intrigante. En ambos sexos el complejo de castración es acentuado por este sentimiento de ignorancia. El temprano sentimiento de
no saber: se une al sentimiento de ser incapaz, impotente, que pronto resulta de la situación edípica.

En el caso del varón: Los impulsos instintivos pre-genitales se acompañan del sentimiento de culpa que es en realidad un resultado
de la introyección de los objetos de amor edípicos, es decir, es producto de la formación del Superyó. Esto es ya efecto directo del
conflicto edípico. La ansiedad causada por el comienzo del conflicto edípico toma la forma de un temor a ser devorado y destruido.
El niño mismo desea destruir su objeto libidinal mordiéndolo y devorándolo, lo que le provoca angustia, ya que el despertar de las
tendencias edípicas es seguido por la introyección del objeto, donde este se
transforma entonces en alguien de quien se debe esperar un castigo por haber destruido el cuerpo de la madre, y ser mutilado y
desmembrado. Este temor también significa castración realizada hacia él por el padre. Las tendencias destructivas cuyo objeto es
el vientre están también dirigidas con toda su intensidad sádica contra el pene del padre, que se supone situado allí. El temor a la
castración por el padre refuerza esta fijación a nivel sádico-anal.

La temprana conexión entre el impulso epistemofílico y el sadismo es muy importante para todo el desarrollo mental. Este instinto,
es activado por el surgimiento de las tendencias edípicas, esta al principio principalmente en relación con el cuerpo de la madre, al
que supone escenario de todos los procesos y desarrollos sexuales. El niño está aún dominado por la posición sádico-anal de la
libido, la que le impulsa a desear apropiarse de los contenidos del cuerpo. En el temprano estadio sádico-anal el niño pasa su
segundo trauma grave, que refuerza su tendencia a alejarse de la madre. Ella ha frustrado sus deseos orales y ahora interfiere
también en sus placeres anales. El niño desea tomar posesión de las heces de la madre, penetrando en su cuerpo, devorándolo y
destruyéndolo. Bajo la influencia de sus impulsos genitales el niño comienza a dirigirse a su madre como un objeto de amor.

Pero sus impulsos sádicos están en plena actividad, y el odio, originado en las más tempranas frustraciones, se opone fuertemente
a su amor objetal del nivel
genital. Un obstáculo aun mayor a su amor es el temor de ser castrado por el padre, el que surge con los impulsos edípicos. El
grado que alcance la posición genital dependerá en parte de su capacidad de tolerar esta ansiedad.

Las fijaciones sádicas ejercen también una influencia decisiva en la formación del Superyó, que aparece mientras esta fase está en
pleno predominio. Cuanto más cruel es el Superyó, mas terrorífico aparecerá el padre castrador, y el niño, en su huida, se aferrara
tenazmente a los niveles sádicos.

En el caso de la niña: A consecuencia del proceso de destete la niña se ha alejado de la madre, siendo influenciada más
fuertemente a hacerlo por las frustraciones anales que ha sufrido. En cuanto los impulsos edípicos hacen su aparición no solo
surge un reconocimiento inconsciente de la vagina, sino también sensaciones en ese órgano y el resto del aparato genital. Además
de esta cualidad receptiva, movilizada por el intenso deseo de una nueva fuente de gratificación, la envidia y odio a la madre
poseedora del pene del padre parece ser, en el periodo en que surgen estos primeros impulsos edípicos, un motivo más para que
la niña se vuelva hacia el padre. El primer impulso es el resultado de descubrir su falta de pene. Siente esta carencia como una
nueva causa de odio hacia la madre, pero al mismo tiempo su sentimiento de culpa le hace verla como castigo. Esto agudiza su
frustración, y a su vez ejerce influencia en su complejo de castración.
Freud ha establecido que el descubrimiento de la falta de pene motiva el alejamiento de la madre y el acercamiento al padre. El
odio y la rivalidad con la madre la llevan nuevamente a abandonar la identificación con el padre y acercarse a él como objeto de
amor. La frustración que le produce el padre tiene como base más profunda el desengaño ya sufrido en relación con la madre; un
poderoso motivo del deseo de poseerlo, surge del odio y de la envidia contra la madre.

EDIPO EN KLEIN
EDIPO EN FREUD
⎯ Se da entre hijo, madre y pene del padre (dentro del
cuerpo de esta) ⎯ Se da entre el hijo, la madre y el padre

⎯ Las fantasías genitales están presentes desde el ⎯ Los deseos genitales surgen en la etapa fálica, resultantes
nacimiento, coexistiendo bajo la primacía oral, con deseos y de la evolución de las etapas previas de la libido.
fantasías uretrales y anales.
⎯ En la fase fálica la lógica en ambos sexos corresponde al
⎯ Hay un conocimiento temprano de los genitales, la
falo castrado. La niña experimenta envidia primaria del pene,
ansiedad de la castración en cada sexo tiene contenidos desconociendo la vagina hasta la pubertad.
específicos. En la niña recae sobre los contenidos buenos de
su cuerpo, la envidia del pene es secundaria. ⎯ La niña tiene un apegamiento prolongado con la madre
durante la etapa pre-edípica. El resentimiento por la
⎯ En ambos sexos, el Edipo comienza tempranamente con el
castración fálica la aleja y funda el complejo de Edipo.
pasaje del pecho al pene.

LA TRANSFERENCIA

33. SOBRE LA DINÁMICA DE LA TRANSFERENCIA – FREUD


Todo ser humano conjugado de sus disposiciones innatas e influjos que recibe en su infancia, adquiere una especificidad en el
ejercicio de su vida amorosa (condiciones de amor, pulsiones y metas). Esto da por resultado un cliché que se repite de manera
regular, aunque no se mantiene inmutable frente a impresiones recientes. Sólo un sector de esas mociones ha recorrido el pleno
desarrollo psíquico; otra parte ha sido demorada, apartada de la personalidad consciente, desplegándose en la fantasía o bien
permanecido por entero inconsciente. Si la necesidad de amor no está satisfecha de manera exhaustiva, se verá precisado a
volcarse hacia una nueva persona, y es probable que las dos porciones de libido (preconsciente y consciente) participen de tal
acomodamiento. Es entonces normal que se vuelva hacia el médico. Esa investidura se atendrá en modales, se anudará a
clichés preexistentes e insertará al médico en una de las series psíquicas que el paciente ha formado: imago paterna, materna o de
un hermano varón (transferencia sobre el médico).
En primer lugar, no comprendemos que la transferencia resulta tanto más intensa en neuróticos bajo análisis, que en otros no
analizados. Segundo, constituye un enigma por qué en el análisis la transferencia nos sale al paso como la más fuerte resistencia,
siendo que fuera de él, debe ser reconocida como condición de éxito. En lo referente a la resistencia, debe evocarse la situación
psicológica del tratamiento. Se ha producido en la contracción de la neurosis la introversión. La libido se ha internado por el
camino de la regresión y reanimo los imagos infantiles. Hasta allí la sigue la cura analítica, que quiere volver a la libido
asequible a la conciencia, y entonces no puede menos que estallar en conflicto, imponiendo resistencias al trabajo, para conservar
ese nuevo estado. Para liberarla es preciso vencer esa atracción de lo inconsciente (siempre presente frustración); cancelar la
represión (esfuerzo de desalojo) de las pulsiones inconscientes junto con sus producciones. El análisis debe lidiar con las
resistencias de ambas fuentes; la resistencia acompaña todos los pasos del tratamiento; cada ocurrencia o acto del paciente se
constituye como compromiso.
Si se persigue un complejo patógeno se entrará en una región donde la resistencia se hace valer con nitidez, tal que la ocurrencia
siguiente da razón de ella y aparece como compromiso. Allí se produce la transferencia si algo del material del complejo es
apropiado, por su contenido, de ser transferido sobre la persona del médico, se produce, da por resultado una ocurrencia inmediata
y se anuncia mediante los indicios de una resistencia. Inferimos que la idea transferencial ha interrumpido hasta la conciencia a
expensas de todas las otras posibilidades de ocurrencia porque presta acatamiento también a la resistencia. Siempre que uno se
aproxima a un complejo patógeno, primero se adelanta hacia la conciencia la parte susceptible de ser transferida y es defendida
con tenacidad. Vencida aquella parte, los otros ingredientes ofrecen poca dificultad. Se produce una desfiguración por
transferencia; estas constelaciones se van encaminando en una situación en que todos los conflictos tienen que librarse en el
terreno de la transferencia. En la cura analítica, la transferencia se nos aparece, en un primer momento, como el arma más
poderosa de la resistencia, el mecanismo de ella se averigua reconduciéndolo al apronte de la libido que ha permanecido en
posición de imagos infantiles, pero el esclarecimiento de su papel en la cura debe apelar a sus vínculos con la resistencia; su
intensidad y tenacidad son un efecto y expresión de ésta.
No puede comprenderse el empleo de la transferencia como resistencia si no se la separa en una transferencia “positiva” y otra
“negativa”; la positiva se descompone a su vez en la de sentimientos amistosos o tiernos (CC) y la de sus prosecuciones en lo ICC.
La transferencia sobre el médico sólo resulta apropiada como resistencia cuando es negativa; o positiva de mociones eróticas
reprimidas. Al cancelarla haciéndola consciente, se deshacen de la persona del médico; el otro componente susceptible de
consciencia, subsiste y es el portador del éxito. En las formas curables de psiconeurosis, se encuentra junto a la tierna, dirigida, a
menudo, sobre la misma persona, es la ambivalencia. La ambivalencia de la neurosis explica la aptitud para poner la transferencia
al servicio de la resistencia. Las reacciones que uno obtiene cuando penetra en el ámbito inconsciente hace salir a la luz, muchos
de sus caracteres; las mociones no quieren ser recordadas, aspiran a reproducirse en consonancia con la atemporalidad y
capacidad alucinatoria del inconsciente. Como en el sueño atribuye condición presente y realidad efectiva a sus mociones, y la
lucha es entre médico y paciente, entre discernir, subordinarlas al abordaje cognitivo y querer actuar; es una lucha que se
desenvuelve en los fenómenos transferenciales. Pero a su vez, los fenómenos transferenciales brindan el servicio de volver
actuales y manifiestas las mociones de amor escondidas y olvidadas.
La transferencia positiva se puede dar en dos formas, la erótica (lleva a la resistencia) y la sublimada (portadora del éxito).
Mientras que la negativa puede ser solo hostil y lleva a la resistencia

34. PUNTUALIZACIONES SOBRE EL AMOR DE TRANSFERENCIA – FREUD

Los fundamentos de la teoría psicoanalítica entrañan importantes enseñanzas para el médico como para el enfermo. Para el
analista supone una indicación y una prevención contra una posible transferencia recíproca, pronta a surgir en él. Le demuestra
que el enamoramiento del analizante depende exclusivamente de la situación psicoanalítica y no puede ser atribuido en modo
alguno a sus propios atractivos personales, por lo cual no tiene el menor derecho a atribuírselo. Para el paciente surge una
alternativa o renuncia al tratamiento analítico o ha de aceptar, como algo inevitable, un amor pasajero por el médico que la trate.
Por otra parte, al hablar de la cura, esta debe desarrollarse en la abstinencia,
debemos dejar subsistir en los enfermos la necesidad y el deseo como fuerzas que han de impulsarle hacia la labor analítica y
hacia la modificación de su estado. Mientras no queden vencidas sus represiones su estado la incapacita para toda satisfacción
real. Debemos conservar la transferencia amorosa, pero la tratamos como algo irreal, como una situación por la que se ha de
atravesar en la cura que ha de ser referida a sus orígenes inconscientes y que ha de ayudarnos a llevar a la consciencia del
paciente los elementos más ocultos de su vida erótica, sometiéndolos a su
dominio consciente. Este amor no se compone ni de un solo rasgo nuevo nacido de la situación actual, sino que se compone en su
totalidad de repeticiones y ecos de reacciones anteriores e incluso infantiles y nos comprometemos a demostrárselo al paciente. La
resistencia misma no crea este amor, sino que lo encuentra y se sirve de él. Este enamoramiento se compone de nuevas ediciones
de rasgos antiguos y repite reacciones infantiles, pero tal es el carácter esencial de todo enamoramiento. No hay ninguno que no
repita modelos infantiles.

El enamoramiento que surge en el tratamiento analítico:


⎯ Es provocado por la situación analítica

⎯ Queda intensificado por la resistencia dominante en tal situación

⎯ Es menos prudente, más indiferente a sus consecuencias y más ciego en la estimación de la persona amada que otro cualquier
enamoramiento normal

Sabiendo que el enamoramiento del paciente ha sido provocado por la iniciación del tratamiento analítico de la neurosis, tiene que
considerarlo (el analista), como el resultado inevitable de una situación médica, análogo a la desnudez del enfermo durante un
reconocimiento médico o a su confesión de un secreto importante. Le estará vedado extraer de él provecho personal alguno. Los
motivos éticos y técnicos coinciden para apartar al médico de corresponder al amor del paciente. El enfermo debe aprender del
analista, a dominar el principio del placer, y a renunciar a una satisfacción
próxima pero socialmente ilícita, a favor de otra más lejana e incluso incierta pero irreprochable tanto desde el punto de vista
psicológico como desde el social.

35. LOS ORÍGENES DE LA TRANSFERENCIA – KLEIN

El postulado básico de esta obra es que las etapas tempranas del desarrollo aparecen en la transferencia, y por lo tanto podemos
captarlas y reconstruirlas. Por otra parte, la autora afirma que la relación de objeto aparece de entrada, con el comienzo de la vida.

Freud define la transferencia como “Reediciones o productos ulteriores de los impulsos y fantasías que han de ser despertados y
hechos conscientes durante el desarrollo del análisis y que entrañan, como singularidad característica de su especie, la sustitución
de una persona anterior por la persona del médico. O para decirlo de otro modo: toda una serie de sucesos psíquicos anteriores
cobra vida de nuevo, pero ya no como pertenecientes al pasado, sino como relación actual con la persona del médico".

Klein dice que la transferencia actúa durante toda la vida e influye en todas las relaciones, pero se ocupará sólo de las
manifestaciones de la transferencia en el psicoanálisis. Es característico del procedimiento analítico abrir caminos dentro del
inconsciente del paciente, el pasado de éste progresivamente se reactiva. En consecuencia, su necesidad de transferir
experiencias, relaciones de objeto y emociones primitivas se incrementa, y todo esto viene a focalizarse sobre el analista. Resulta
que, cuanto más profundamente se penetre en el inconsciente, más lejos en el pasado podremos llevar el análisis y más grande
será nuestra comprensión de la transferencia.

Conclusiones acerca de las primeras fases de la evolución: La primera forma de angustia es persecutoria. Estos sentimientos
persecutorios que provienen de fuentes internas son intensificados por experiencias externas penosas: la frustración y el dolor
desde los primeros días de la vida, suscitan en el lactante el sentimiento de ser atacado por fuerzas hostiles. Estas sensaciones
experimentadas por el bebé y la dificultad de adaptarse a condiciones enteramente nuevas originan así la angustia persecutoria. La
satisfacción y los cuidados, particularmente las primeras experiencias alimentarias, son sentidos de fuerzas buenas. "Fuerzas"
emplea un término demasiado adulto para designar lo que el recién nacido concibe oscuramente como objetos buenos o malos. El
lactante dirige sus sentimientos de gratificación y amor hacia el pecho ''bueno'' y sus impulsos destructivos y sentimientos de
persecución hacia el pecho frustrador "malo".

En este período los procesos de clivaje culminan; el amor y el odio son mantenidos separados. La seguridad del lactante descansa
sobre la posibilidad de transformar el objeto bueno en un objeto idealizado, como protección contra el objeto peligroso y
perseguidor. Estos procesos -el clivaje, la negación, la omnipotencia, la idealización- predominan durante los tres o cuatro primeros
meses de la vida (posición esquizo-paranoide). Los procesos primarios de proyección e introyección, ligados a las emociones y
angustias del lactante, inician la relación objetal; por la proyección, es decir, por la desviación de la libido y de la agresión hacia el
pecho de la madre, se establece la base de la relación de objeto; por la introyección del objeto, ante todo del pecho, se crean las
relaciones con los objetos internos. Mi utilización del término "relaciones de objeto" se fundamenta sobre mi afirmación de que el
bebé tiene una relación con su madre, impregnada de los elementos básicos de una relación objetal: amor, odio, fantasías,
angustia y defensas. Como lo expliqué en detalle en otras oportunidades, la introyección del pecho es el comienzo de la formación
del superyó. El núcleo del superyó es así el pecho de la madre, tanto bueno como malo. Debido a la simultánea actuación de la
introyección y la proyección, las relaciones con los objetos externos y los internos entran en interacción.

La creciente capacidad de integración del Yo conduce cada vez más a estados en los cuales los aspectos buenos y malos de los
objetos son sintetizados; y esto origina la segunda forma de angustia: la angustia depresiva, porque los impulsos agresivos del
lactante hacia el pecho malo son sentidos ahora como peligrosos también para el pecho bueno. El lactante siente que ha destruido
o que está destruyendo un objeto total con su voracidad y su agresión incontrolables. Experimenta que estos impulsos destructivos
son dirigidos hacia una persona amada. Entre los tres y seis meses estas emociones son reforzadas, porque en este período el
lactante percibe e introyecta cada vez más a su madre como
persona. Estas angustias y las defensas correspondientes constituyen la ''posición depresiva", que culmina a los seis meses y
cuya esencia es la angustia y culpa relacionadas con la destrucción de los objetos amados, internos y externos.

Es en este período se establece el Complejo de Edipo. En efecto, la angustia y la culpa incrementan la necesidad de externalizar
(proyectar) figuras malas e internalizar (introyectar) figuras buenas, de ligar los deseos, amor, sentimientos de culpa y tendencias
reparatorias a ciertos objetos, y el odio y angustia a otros; de encontrar en el mundo exterior representantes de las figuras internas.
Sin embargo, no es solamente la búsqueda de objetos nuevos lo que domina las necesidades del lactante, sino también el hecho
de dirigirse hacia nuevas finalidades: alejarse del pecho hacia el pene,
es decir, de los deseos orales hacia los genitales. Muchos factores contribuyen a esta evolución: el movimiento progresivo de la
libido, la integración creciente del Yo, las capacidades físicas, mentales y la mayor adaptación al mundo externo. Estas tendencias
están ligadas al proceso de formación de símbolos, que permite al bebé transferir de un objeto a otro no sólo su interés, sino
también emociones y fantasías, angustia y culpa.

Sacaré ahora la conclusión sobre la cual descansa este trabajo: la transferencia se origina en los mismos procesos que determinan
las relaciones de objeto en los primeros estadios. Por esto tenemos que remontarnos una y otra vez en el análisis hacia las
fluctuaciones entre los objetos amados y odiados, internos y externos, que dominan la primera infancia. Podemos apreciar la
interconexión entre las transferencias positivas y negativas si exploramos el primer interjuego entre el amor y el odio, el círculo
vicioso de agresión, angustias, sentimientos de culpa. El análisis de la transferencia negativa, como el de la transferencia positiva y
de la interconexión de ambas es un principio imprescindible para el tratamiento de todo tipo de pacientes, tanto niños como adultos.
Retrospectivamente puede verse adelantos de la teoría psicoanalítica, sobre el descubrimiento hecho por Freud de los instintos de
vida y de muerte, lo que ha constituido un aporte básico a la comprensión del origen de la ambivalencia. Puesto que instintos de
vida y de muerte, y amor y odio, están en
interacción, la transferencia negativa y la transferencia positiva están básicamente entrelazadas.

Se sabe desde tiempo atrás que el psicoanalista, en la situación de transferencia, puede sustituir a la madre, al padre o a otras
personas, y que también desempeña a veces en la mente del paciente el papel del superyó, y otras veces el del ello o el yo.
Asimismo, no nos lleva muy lejos el hecho de darnos cuenta de que el analista sustituye al padre o a la madre reales hasta que no
entendamos qué aspecto de los padres ha sido revivenciado. El retrato de los padres en la mente del paciente ha sufrido una
distorsión de grado variable a través de los procesos infantiles de proyección e idealización, y, a menudo, ha retenido mucho de su
naturaleza fantástica. Al mismo tiempo, en la mente del bebé toda experiencia externa se entrelaza con sus fantasías, y, por otro
lado, cada fantasía contiene elementos de la experiencia real; es sólo analizando a fondo la situación de transferencia que somos
capaces de descubrir el pasado a la vez en sus aspectos realistas y fantásticos.

A veces el analista parece representar simultáneamente a ambos padres, aliados en su hostilidad hacia el paciente, y la
transferencia negativa adquiere gran intensidad. Lo que se ha revivido entonces es la mezcla en la fantasía del paciente, de los
padres como figura única. El análisis de tales situaciones tempranas nos enseña que en la mente del bebé, cuando se ve frustrado
(o insatisfecho por causas internas), su frustración se acopla con el sentimiento de que otro objeto (pronto representado por el
padre) recibe de la madre la gratificación y el amor codiciados y que le son negados en ese momento. Aquí se halla una de las
raíces de la fantasía de que los padres están combinados en una eterna gratificación mutua de naturaleza oral, anal y genital. Y
esto es al criterio de Klein, el prototipo de las situaciones tanto de envidia como de celos.

El concepto de la transferencia de Klein, el cual esto tiene su raíz en los estadios más primitivos del desarrollo y en los niveles
profundos del inconsciente, es mucho más amplio y entraña una técnica por la cual los elementos inconscientes de la transferencia
se deducen de la totalidad del material presentado. Por ejemplo, los relatos de los pacientes acerca de su vida de cada día, sus
amistades, sus actividades, no sólo dan una comprensión del funcionamiento de su yo, sino que revelan -si exploramos su
contenido inconsciente- las defensas contra las angustias despertadas en la situación
transferencial. Pues el paciente necesita tratar los conflictos y las angustias re-experimentados hacia el analista con los mismos
métodos que usó en el pasado. Es decir, que se aparta del analista en la misma forma en que intentó apartarse de sus objetos
primitivos; trata de clivar su relación con él, conservándolo como figura, sea buena, sea mala; desvía algunos de los sentimientos y
actitudes experimentados hacia el analista hacia otra gente de su vida, lo que forma parte de la actuación (acting-out).

Todo esto implica que la vida inconsciente de fantasía -separada menos rígidamente de la parte consciente de la mente puede
ser mejor utilizada en las actividades del yo, con el consiguiente enriquecimiento general de la personalidad. Me refiero aquí a las
diferencias -en oposición con las semejanzas- entre la transferencia y las primeras relaciones de objeto. Estas diferencias son la
medida del efecto curativo del tratamiento analítico.
Indiqué más arriba que uno de los factores que suscitan la compulsión a la repetición es el apremio que proviene de las primeras
situaciones de angustia. Cuando la angustia persecutoria y depresiva y la culpa disminuyen, hay menor necesidad de repetir más y
más veces las experiencias fundamentales, y por consiguiente los patrones y las modalidades primitivas del sentir se mantienen
con menos terquedad. Estos cambios fundamentales se producen mediante el análisis consistente de la transferencia; están
ligados con la profunda revisión de las primeras relaciones de objeto y se reflejan tanto en la vida corriente del paciente como en
sus actitudes distorsionadas hacia el analista.
LA TRANSFERENCIA Y ACTING OUT

36. ANALISIS DEL DISCURSO Y ANALISIS DEL YO – LACAN

Oposición clásica entre análisis del material y análisis de las resistencias:

La denegación: En alemán este término significa a la vez negar, suprimir, pero también conservar en la supresión. ¿Cuál es la
función que cumple el Yo en el análisis? Es muy difícil definir al Yo como una función autónoma y al mismo tiempo delinear una
actuación que conduce al “desconocimiento”. Función de desconocimiento; esto es el Yo en el análisis. La función dinámica del
Yo en el dialogo analítico, sigue siendo hasta hoy contradictoria, y ello se manifiesta cada vez que abordamos los principios de la
técnica. De lo antes dicho son ejemplo: Anna Freud y Melanie Klein. Anna Freud afirma que: en el análisis, el Yo sólo se manifiesta
a través de sus defensas, es decir, cuando se opone al trabajo analítico. Lacan se pregunta ¿significa esto que todo lo que se
opone al trabajo analítico es defensa del Yo? Por otra parte, más adelante Anna Freud, reconoce que este concepto no se puede
sostener y que existen otros elementos de resistencias distintos a las defensas del Yo.

Para Lacan es esencial para el progreso de un análisis, saber cuál es “la afirmación”, la asunción por el Yo, el “si” que
está en juego en el proceso analítico. Lacan observa que aunque nuestro saber acude en auxilio de la ignorancia del analizado,
el analista no deja asimismo de estar también en la ignorancia, mientras ignoramos la constelación simbólica que yace en el
inconsciente del sujeto. Además, esta constelación hay que concebirla siempre como ya estructurada, y de acuerdo a un orden
complejo. Vimos la vez pasada que la reducción misma de la negación que afecta lo denegado, no nos da por ello, de parte del
sujeto, su “afirmación”. Es preciso examinar en detalle el valor de los criterios que exigimos para reconocer una afirmación
satisfactoria.

¿Dónde está la fuente de la evidencia? Lo que el sujeto debe autentificar es la reconstrucción analítica. El recuerdo ha de ser
revivido con ayuda de los vacíos. Y Freud nos recuerda, de buena fe, que jamás podremos confiar íntegramente en la memoria. A
partir de entonces, ¿qué nos satisface exactamente cuando el sujeto nos dice que las cosas han llegado a ese punto disparador,
en el que experimenta el sentimiento de la verdad?

Esta pregunta nos conduce al núcleo del problema del sentimiento de realidad que abordé el otro día a propósito de la génesis de
la alucinación del hombre de los lobos “lo real o lo que es percibido como tal es lo que resiste absolutamente a la
simbolización” A fin de cuentas, ¿no se presenta acaso en su punto máximo el sentimiento de lo real en la ardiente manifestación
de una realidad irreal, alucinatoria? Por consiguiente, cuando en la reconstrucción analítica del pasado, llegamos a un punto, donde
se verifica una ausencia de simbolización en el sujeto, podemos pensar en estamos, en el lugar de la verdad. La afirmación.

Tampoco debe sorprendernos que ciertas interpretaciones, que suelen llamarse interpretaciones de contenido, no sean
simbolizadas por el sujeto.

Melanie Klein: “La importancia de la formación del símbolo en el desarrollo del yo” No creo que sea inadecuado introducirlo
con la lectura de un texto de Anna Freud sobre el análisis de niños y, en particular, las defensa del yo. Podemos ver que el punto de
vista de Anna Freud es intelectualista, y la lleva a formular que, en el análisis, todo debe ser conducido a partir de la posición
mediana, moderada, que sería la del Yo. Todo parte de la educación o de la persuasión del Yo, y a esto se limitará todo.

Verán de donde, por el contrario, parte Melanie Klein… Dick experimenta falta de contacto. Éste es el defecto de su ego. Su
ego no está formado. También Melanie Klein distingue a Dick de los neuróticos debido a su profunda indiferencia, su apatía, su
ausencia. Así es, es evidente que, para Dick, lo no simbolizado es la realidad… Este joven sujeto está enteramente en la realidad
de su estado puro, inconstituida. Está enteramente en lo indiferenciado. Ahora bien, ¿qué es lo que constituye un mundo humano
sino el interés por los objetos mientras son distintos, por los objetos
mientras son equivalentes? El mundo humano es, en lo que se refiere a los objetos, un mundo infinito. En este sentido, Dick vive
en un mundo no-humano.

¿Hay que ver con qué brutalidad Melanie Klein le enchufa al pequeño Dick el simbolismo? Comienza de entrada lanzándole las
interpretaciones mayores. La suelta una verbalización brutal del mito edípico, casi tan escandalosa para nosotros como para
cualquier lector: “tú eres el pequeño tren, quieres cogerte a tu madre.” Esta manera de actuar evidentemente se presta a polémicas
teóricas que no pueden disociarse del diagnóstico del caso. Pero después de esta intervención indudablemente algo sucede. Todo
radica allí. Este texto es valioso porque pertenece a una terapeuta, a una mujer con experiencia. Ella siente las cosas, las expresa
mal, no podemos reprochárselo. La teoría del ego está aquí incompleta, quizá porque ella no se decide a formularla, sin embargo
muestra claramente lo siguiente: si, en el mundo humano, los objetos se multiplican, se desarrollan con la riqueza que constituye
su originalidad, lo hacen en la medida en que aparecen en un proceso de expulsión ligado al instinto primitivo de destrucción.

Se trata aquí de una relación primitiva, situada en la raíz misma, instintual, del ser. A medida que se producen esas eyecciones
fuera del mundo primitivo del sujeto, que no está aún organizado en el registro de la realidad propiamente humana, comunicable,
surge cada vez un nuevo tipo de identificación. Esto es lo que no puede soportarse y la ansiedad surge al mismo tiempo. La
ansiedad no es una especie de energía que el sujeto debería repartir para constituir los objetos, y en el texto de Melanie Klein no
hay frase alguna que pueda interpretarse en ese sentido. La ansiedad siempre
es definida como surgente. A cada una de las relaciones objetares corresponde un modo de identificación cuya señal es la
ansiedad. Las identificaciones a las que se refiere preceden a la identificación yoica. Pero aún cuando esta última esté realizada,
toda nueva re-identificación del sujeto hará surgir la ansiedad: ansiedad en tanto ella es tentación, vértigo, pérdida del sujeto que
vuelve a encontrarse en niveles extremadamente primitivos. La ansiedad es una connotación, una señal, como siempre lo formuló
claramente Freud: una cualidad, una coloración subjetiva.

Ahora bien, precisamente lo que no se produce en el sujeto al que nos referimos es esta ansiedad. Dick ni siquiera puede lograr el
primer tipo de identificación la cual sería ya un esbozo de simbolismo. Por paradójico que sea decirlo, él está frente a la realidad,
vive en la realidad. En el consultorio de Melanie Klein no hay para él ni otro ni yo; hay una realidad pura y simple. El intervalo entre
las dos puertas es el cuerpo de la madre. Los trenes, y todo lo demás, son algo sin duda, pero no es ni nombrable ni nombrado.

Entonces Melanie Klein, con ese instinto de bruto que le permitió alcanzar, por otro lado, una suma de conocimientos hasta
entonces impenetrable, se atreve a hablarle: hablar a un ser que, sin embargo, se deja aprehender como alguien que, en el sentido
simbólico del término, no responde. Está allí como si ella no existiese, como si ella fuese un mueble. Y, sin embargo, ella le habla.
Ella literalmente da nombre a aquello que, sin duda, participa efectivamente del símbolo pues puede ser inmediatamente
nombrado, pero que hasta entonces no era para ese sujeto, más que una realidad pura y simple. Allí adquiere entonces su
significación el término pre-maduración que utiliza para decir que Dick ha alcanzado ya en cierto sentido el estadio genital.

Normalmente, el sujeto da a los objetos de su identificación primitiva una serie de equivalentes imaginarios que aumentan los
engranajes de su mundo: esboza identificaciones con otros objetos, etc. Cada vez, la ansiedad detiene la identificación definitiva, la
fijación de la realidad. Pero estas idas y venidas proporcionarán su marco a ese real infinitamente más complejo que es el real
humano. Después de esa fase durante la cual los fantasmas son simbolizados, aparece el estadio llamado genital, en que la
realidad entonces es fijada. Ahora bien, para Dick, la realidad está bien fijada, pero porque no puede realizar esas idas y venidas.
Está inmediatamente en una realidad que no conoce desarrollo alguno. Sin embargo, no se trata de una realidad totalmente
deshumanizada. A su nivel, ella significa. Ya está simbolizada pues puede dársele un sentido. Pero como ella es, ante todo,
movimiento de ida y vuelta, no se trata más que de una simbolización anticipada, inmovilizada, y de una sola y única identificación
primaria que tiene nombre: lo vacío, lo negro. Precisamente, lo que es humano en la estructura propia del sujeto es ese “agujero” y
es ella la que en él responde. El sujeto no tiene contacto sino con ese “agujero”. En ese agujero, sólo cuentan un número muy
limitado de objetos, que el niño ni siquiera puede nombrar, como han podido observar. Ciertamente, dispone ya de cierta
aprehensión de los vocablos, pero no ha realizado la afirmación o respuesta afirmativa: no los asume. Al mismo tiempo, y por
más paradójico que ello parezca, existe en él una posibilidad de empatía mucho mayor que la normal, pues se encuentra
perfectamente bien en su relación con la realidad, de modo no ansiógeno. Cuando ve sobre la blusa de Melanie Klein virutas de
lápiz, resultado de un destrozo, dice: pobre Melanie Klein.

37. EL ODIO EN LA CONTRATRANSFERENCIA – WINNICOTT

El análisis con los psicóticos se ve comprometido seriamente por el fenómeno del odio en contratransferencia, así esto se hace
imposible para el propio analista hacer consciente y delimitado este fenómeno. Por mucho que quiera el psiquiatra no puede evitar
odiarlos y cuanto mejor se sepa esto, menor será la incidencia del odio y el temor en su conducta respecto a sus pacientes.

Los fenómenos de la contratransferencia se clasifican en:


1) Anormalidad en los sentimientos de contratransferencia y relaciones e identificaciones fijas que se hallan bajo represiones del
analista
2) Las identificaciones y tendencias correspondientes a las experiencias personales del analista y a su desarrollo emocional que es
positivo para la labor analítica.

3) La contratransferencia verdaderamente objetiva es el amor y el odio como reacción ante la personalidad del paciente, es una
contratransferencia basada en la observación objetiva.
Es necesario ser consciente de esto para separar y estudiar las reacciones objetivas del paciente, estas tendencias de odio y amor
son las que dan pie a una serie de problemas de dirección que fácilmente pueden agotar los recursos del analista, estos impulsos
implican que hubo un fallo ambiental en la historia del sujeto en el momentos de los primeros impulsos instintivos en busca del
objeto. El analista no debe negar un odio que está justificado, debe mantenerlo en reserva para una posible interpretación.

Menciona a los sueños curativos, como una forma de intentar sanar el odio, y la perturbación que la ambivalencia del odio y amor
causa en el analista. Sostiene la inmensa diferencia que existe en los pacientes que han vivido experiencias satisfactorias en la
primera infancia, y que esto puede verse en la transferencia y las personas que cuyas experiencias en la infancia han resultado
insuficientes y / o deformadas que en algunos casos es el analista el que debe aportar ciertos puntos esenciales de tipo ambiental,
con estos pacientes todo se vuelve importante, todo lo que rodea el análisis. En ciertas etapas el odio llega a ser buscado por el
paciente, en estos casos es necesario dárselo siempre que sea objetivo o justificado.

Menciona en relación al bebé, una fase teóricamente anterior en la cual el pequeño haga daño y no lo hace por odio, a un posible
momento de integración, "Amor cruel" que tiene que ver con una pasividad de percibirse en tanto persona
completa. La madre sin embargo odia a su pequeño desde el comienzo, sabemos del amor de la madre, pero también sabemos
poco del odio de esta, por todos los cambios y desgaste físicos que le genera, la demanda constante de satisfacción y la necesidad
de cuidado, la excitación y la frustración, el no reconocimiento de los esfuerzos, que le provoca y a pesar de eso ella lo seguirá
amando.

En el análisis de los psicóticos se hallan en condiciones comparables con la madre de un niño recién nacido, así como la madre no
puede expresar su odio, ni hacer nada al respecto, el analista solo lo puede hacer por medio de interpretaciones objetivas en un
contexto de análisis determinado.

38. FUNCIÓN DE LA TRANSFERENCIA EN EL ANÁLISIS DEL NIÑO – ANNA FREUD

En su última conferencia, Anna Freud habla del análisis infantil. Desde como la historia clínica se integra mediante informaciones
brindadas por los familiares, en lugar de fundarla exclusivamente por datos que nos ofrece el paciente. El niño es un buen
intérprete de sueños, y además apreciamos la importancia de las fantasías diurnas y de los dibujos libres como recursos técnicos
auxiliares.

Por otro lado nos vemos obligados a reconocer el hecho de que el niño no se presta a la asociación libre. Pero nos encontramos
con métodos sustitutivos, como la técnica de juego elaborada por Melanie Klein donde trasladamos su mundo al gabinete analítico.
Tenemos oportunidad de reconocer sus distintas reacciones, la intensidad de sus inclinaciones agresivas, sus sentimientos
compasivos y su actitud ante los diferentes objetos y personajes representados por los juguetes. Ese mundo de juguete está
supeditado a la voluntad de niño, quien puede realizar con el todos los actos que en el mundo real habrían de quedar restringidos,
debido a la fuerza de este en relación con el niño. “Este método de Klein es indispensable para conocer al niño que todavía no
domina la expresión verbal”

CRITICA A KLEIN: Pretende que todas estas asociaciones lúdicas del niño equivalgan exactamente a las asociaciones libres del
adulto, y en consecuencia procura averiguar la significación simbólica oculta tras cada acto del juego. Ejemplo: Si ella ve un niño
chocando dos autos en su juego, llega a la conclusión de que esto representa una relación sexual. Su intervención consiste en
traducir e interpretar los actos a medida que se producen, como ocurre al interpretar las asociaciones de un adulto. Es acá cuando
Anna Freud plantea como la inocencia pueda ser la mejor explicación, y no pensar que las asociaciones lúdicas están regidas por
las mismas representaciones finales como las del adulto, quien asocia y se encuentra en el análisis. En cambio el niño carece de
esta representación final. Para eliminar la orientación consciente de sus pensamientos y para dejar que sólo sean influidos por los
impulsos inconscientes que en él actúan, el adulto debe realizar un esfuerzo consciente de voluntad. Es posible que el niño no
tenga necesidad de realizar este
cambio, pues quizá, en todos sus juegos, se encuentre bajo el dominio total de su inconsciente. ¿Se

encuentra el niño en la misma situación de trasferencia que el adulto?

Anna Freud destaca la necesidad de establecer en el niño una sólida fijación en el analista y de llevarlo a una relación de
dependencia con una transferencia positiva (condición previa de todo trabajo ulterior) y vinculación cariñosa. El niño va aún más
lejos que el adulto, pues sólo cree en las personas amadas. Su análisis exige esta vinculación mucho más que la del adulto.

En el adulto podemos llegar muy lejos con una transferencia negativa interpretándola y reduciéndola a sus orígenes. Por el
contrario, en el niño cuando surjan impulsos negativos contra el analista, esto sucede cada vez que trata de liberar del inconsciente
parte del material reprimido despertando la resistencia del Yo, el analista tratará de eliminarlos y atenuarlos cuanto antes. “Nos
convertimos en un blanco contra el cual el niño dirige sus impulsos amistosos u hostiles de acuerdo a las circunstancias”

Otra cuestión diferencial entre el adulto y el niño, es que este último es incapaz de formar una neurosis de transferencia. Esto es
cuando se sustituyen síntomas antiguos por síntomas transferenciales, que convierte su antigua neurosis en una neurosis de
transferencia. Este proceso no se da en el niño, por la razón de que este no necesita reeditar sus vinculaciones amorosas porque
sus primitivos objetos amorosos, los padres, todavía existen en la realidad y no solo en la fantasía. Mantiene con ellos todas las
relaciones de su vida cotidiana y experimenta todas las vivencias reales de satisfacción y desengaño.

CRITICA A KLEIN: Klein cree deducir la existencia de una actitud ambivalente del niño frente a su madre cuando aquel se muestra
hostil a la analista. Anna Freud dice que no es así, sino al revés, cuanto más cariñosamente este vinculado el niño pequeño a su
propia madre, menos impulsos amistosos tendrá para extraños.

39. RECORDAR, REPETIR Y REELABORAR – FREUD

COMPULSION A LA REPETICION
Es aquello que no puede ser evocado ni rememorado. Esto traumático que no puede ser elaborado, sólo podrá ser tramitado a
partir de la construcción. Esa construcción va a dar paso al trabajo re-elaborativo (cuando la repetición deja de tener vigencia). Se
repite para no recordar. Se repite sin saber que se repite, se revive eso reprimido no como recuerdo sino como acto.

En la neurosis, la repetición aparece a medida que van apareciendo aspectos escindidos del Yo. En las organizaciones
fronterizas (border) el análisis empieza con la repetición. La repetición en la neurosis es una forma particular de recordar, porque
hace presente el pasado traumático. Este pasado se torna actual a través de la repetición de escenas traumáticas, no del
recuerdo; actualiza lo traumático. En neurosis, a partir de llegar a determinados núcleos aparece la compulsión a la repetición, que
se va a presentar como una resistencia muy intensa (resistencia del Ello, asociada al Superyó). Hay una persistencia del sujeto a
permanecer en situación de sufrimiento. Repetir sustituye al recuerdo. A mayor resistencia, mayor repetición (y menos recuerdo).
Se repiten síntomas, rasgos de carácter, inhibiciones, lo reprimido.

Neurosis de transferencia como facilitador y palanca del tratamiento, pero también como resistencia.
RECUERDO.
Inicialmente se buscaba llegar al recuerdo para descargar la emoción que había quedado cristalizada con él (abreacción), recordar
y descargar. Lo traumático es lo olvidado, es lo reprimido. Se trabaja a partir de la asociación libre. Es bisagra porque encubre lo
reprimido pero lo pone en evidencia. Para que exista el recuerdo hay algo que fue olvidado, y es lo perteneciente a la neurosis
infantil, que se intentará, a partir del vencimiento de las resistencias que van apareciendo, recordar y reelaborar. La resistencia
bloquea la memoria, y la mayor parte de las veces el olvido es ese bloqueo. Por eso se intentará recordar aquello que hace a la
sexualidad infantil y lo traumático. En las organizaciones neuróticas trabajamos sobre el recuerdo entendiendo que para que exista
el recuerdo hay algo que fue olvidado, y es lo perteneciente a la neurosis infantil, que se intentará, a partir del vencimiento de las
resistencias que van apareciendo, recordar y reelaborar. Hay dos líneas del recuerdo: una se trabaja con asociación libre y la otra
con construcción del analista.

RECUERDO ENCUBRIDOR
Formación del inconsciente porque conecta directamente con el inconsciente primordial. Es una entrada a lo reprimido secundario y
primario. Es el sostén de la represión, el aparato y la memoria. Sostiene la infancia, la trama psíquica. El Yo no quiere saber nada
de lo reprimido y se “defiende” con el recuerdo encubridor. Es obstáculo porque todos los recuerdos confluyen en él. Por eso, si le
sacan el recuerdo se cae la historia. Es una resistencia del Yo (de represión y de transferencia), un tope que vela y devela. Es
híper-nítido, se presenta con toda claridad en la consciencia y es muy vívido. Es sin afecto y no puede asociar nada con él porque
es un tope. Es un Yo que recuerda (nítidamente, claramente) buscando desmentir lo inconsciente. No se puede interpretar
porque es una resistencia. Nos lleva a la amnesia infantil, que se relaciona con el complejo de Edipo, castración y lo pre-edípico

REELABORACIÓN
A diferencia de la elaboración, tiene q ver con la salida del análisis. La historicidad en el análisis va construyendo la re elaboración.
Cada vez que la interpretación (o construcción) levanta una represión, hay algo del orden del avance de la memoria en relación a lo
reprimido q se inscribe en la historicidad. Coincide con la historicidad. Se da por la ligazón entre lo reprimido y la actualizado. Es la
meta y el objetivo de la construcción.

40. ACTING OUT Y PASAJE AL ACTO – FICHA

ACTING OUT: sujeto que "dominado por sus deseos y fantasías inconscientes", ignora la calidad de fijado que tiene su acto, su
calidad de repetitivo y su origen. Por tanto, no es cualquier acción, sino aquella que, estando al servicio de la defensa (es decir, a la
función de desconocer el deseo por ser subjetivamente amenazante), intenta dar salida al deseo manifestándola de forma
simbólica al margen de lo consciente y, en tanto al margen de lo consciente, destinada a no ofrecer una resolución efectiva. El
terapeuta debe estar alerta a los fenómenos de paso al acto, por cuanto no significan una mejora real en el sentido de la cura, es
decir, de hacer consciente y de reelaborar los contenidos inconscientes.

Algo que suele repetirse es que el acting out tiene que ver con la falla del analista. El analista como causante, partero del acting
out. De esta manera se pierde la riqueza de pensar al acting como oportunidad. Es INCORRECTO que el analista sea culpable*

Un poco de historia del concepto:


Recordar, repetir y reelaborar (1914). El síntoma se curaba una vez que se ligaba al recuerdo. Todas las acciones tienen que ver
con lo inconsciente, responden a lo reprimido. No hay nada más allá del lenguaje aunque sea una acción. En este texto Freud se
encuentra con que el paciente repite y lo hace para no recordar. La repetición está al servicio de la resistencia. La repetición
constituye una especial manera de recordar. El pasado puede venir del recuerdo o aparece la repetición en acto. La elaboración
del pasado es lo que posibilita la curación.

Acting out: aquello que no tiene que ver estrictamente con la palabra y la representación. Se refiere a todo tipo de acciones y
conductas que no tienen que ver con la palabra.

La repetición se produce en transferencia, o el paciente cuenta algo o sucede en la escena analítica. Es su manera de recordar.
¿Cómo intervenimos? La manera de frenar la compulsión a la repetición está en el manejo de la transferencia, no hay nada por
fuera de ella. Acting out como repetición se opone al recuerdo.

Agieren: se refiere a la acción analítica específicamente. Acción realizada o relatada en la sesión analítica. Sorprende al sujeto y al
analista. No hay acting si no es contado al analista. Es una verdad que se muestra. El acento está puesto en
la mostración. Es una verdad que se afirma de forma singular. Hay algo que el sujeto desconoce de ese acting. ¿Es posible
interpretarlo? Entrada intempestiva. Mostración dirigida al Otro, no articulada a la cadena. El síntoma es metafórico, sustitución de
un significante por otro. Es diferente al acting. En ambos, síntoma y acting, se trata de una verdad.

En el pasaje al acto hay una caída de la escena. Pasa de la escena al mundo. El sujeto está identificado al objeto, resto, desecho.
Caduca el llamado al Otro. Hay una angustia insoportable. Se trata de no tener ningún lugar en el Otro.

¿Qué es la escena? Es la fantasmática. Nosotros nos vinculamos al Otro en relación al fantasma, no en relación a la realidad.
¿Qué lugar se tuvo para el Otro? El fantasma es la respuesta desde el cual se mira al mundo. Respuesta que da el sujeto a su ser.

El pasaje al acto y acting son intentos de evitación de la angustia. Modos de dar respuesta a la angustia. La angustia es la
sensación del deseo del Otro, que es un deseo. Se siente en el Yo pero advierte en algo en el sujeto. Es un afecto real, se siente,
es inequívoca. Es la sensación de lo real del objeto. Incertidumbre de qué me quiere el Otro, pero puedo convertirme en el objeto
del Otro, devorado, tragado. Es una situación en la que falta la falta.

Acting hay algo de la fijación del goce que se muestra. La angustia es insoportable. Representa un enigma para quien lo produce,
“eso habla”, sorprende al sujeto. El acting podría abrir a una significación deseante una vez leído. Apunta al acto, moviliza la
angustia, la pone a trabajar. El acting es otro modo de decir. Hay que diferenciar la formación por vía del significante y el acting
por el agieren del ICC. *Es muy limitante pensarlo como el error del analista. No siempre las interpretaciones erradas provocan el
acting out. En el Seminario de la angustia, plantea que no es la falsedad de nuestra interpretación lo que provoca el acting. Por el
contrario, es una interpretación acertada, que deja lugar a algo que viene de otra parte, no del significante.

Pasaje al Acto es la caída de la escena al mundo. La escena son las redes simbólicas que uno construyó. Caerse de la escena en
que se armó. Estoy identificado al lugar del resto.

El acting out y el Pasaje al acto apuntan a lo que el acto logra. Son fallidos, fallas muy distintas.

También podría gustarte