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Psicoanálisis Freud 1. Titular Prof. Dr.

Osvaldo Delgado
Segundo parcial 2020 – Semana del 7 al 13 de septiembre de 2020

ORIENTACIONES PARA EL PARCIAL:


- Es importante que sitúe el o los textos freudianos sobre los que está armando la respuesta.
- Tenga en cuenta el material del Campus (clases filmadas, teóricos del Prof. Dr. Osvaldo Delgado, etcétera),
pero se espera que la respuesta dé cuenta de la lectura de los textos freudianos.
- El parcial es parte del proceso de apropiación de los conceptos que cada uno realiza durante la cursada. Es
muy importante que en esta instancia puedan dar cuenta de una elaboración propia.

IMPORTANTE
- Cada respuesta debe tener una extensión máxima de una carilla y media, escrita en Time New Roman,
cuerpo 12, interlineado 1,5 (aproximadamente 3500 caracteres con espacio).

Nombre y apellido: Rodríguez, Cristian Gabriel


Número de libreta universitaria o DNI: 37541400
Comisión Nº: 49

Preguntas:
1) Explique el concepto de represión y desarrolle cada uno de los tiempos que la constituyen.
2) Explique el concepto de repetición y su articulación con la resistencia y el concepto de transferen-
cia.
3) Explique el concepto de pulsión en su articulación con los elementos que la constituyen. Desarrolle
sus destinos.

De los siguientes temas propuestos, elija uno, y desarróllelo en una carilla:


1) Complejos de Edipo y castración. Explique la asimetría para el niño y para la niña.
2) La introducción del concepto de narcisismo obliga a Freud a distinguir la regresión de la libido para
la neurosis y para la psicosis. Fundamente y articule con la neurosis de transferencia.
3) Diferencie la “interpretación” de la “construcción” y desarrolle sus modos de validación.
1) La represión es para Freud una conquista de su trabajo psicoanalítico, se trata del mecanis-
mo de defensa que denota la existencia del inconsciente. Llega al concepto de represión a par-
tir del fenómeno de la resistencia. Cuando abandona la hipnosis, a medida que se acercaba al
núcleo patógeno en la clínica, se topaba con una resistencia por parte de sus pacientes, la cual
describió como una fuerza que se oponía a que estos sucesos olvidados emergieran en la con-
ciencia. Freud deduce que esta fuerza, la cual impide que estos recuerdos surjan, debe de ser
la misma que provocó su olvido en una primera instancia. A esto le va a llamar represión.
Freud dice que puede ser uno de los destinos de la pulsión encontrarse con fuerzas que la
vuelvan ineficaz, y esto se debe a que su satisfacción produce displacer. Se cuestiona el por-
qué de esto, ya que entra en contradicción con el supuesto de que la satisfacción de una pul-
sión siempre es placentera. Entonces remarca lo particular de estas pulsiones; producen placer
en un lugar (ICC) y displacer en otro (CC), la condición para la represión seria que el displa-
cer producido sea mayor que el placer. La esencia de la represión es rechazar algo de la con-
ciencia y mantenerlo alejado de ella.
Para dar cuenta de estos dos lugares (ICC/CC), Freud plantea los tres tiempos de la represión;
Existe un primer momento donde ubica la represión primordial, la cual es un supuesto teórico
que va a fundar esta distinción entre ICC y CC. Consiste en lo siguiente; se le va a negar el
acceso a la conciencia a un representante psíquico de la pulsión, y así de esta manera se crea
un núcleo donde se alojaran las representaciones rechazadas, un núcleo inconsciente. Aun así,
la energía pulsional va a quedar ligada y fijada en este representante. Luego existe un segundo
momento en el cual sucede la represión propiamente dicha, la cual actúa sobre los retoños psí-
quicos de aquello que fue reprimido primordialmente. Es decir, aquello que se reprimió en un
primer momento sigue existiendo en el ICC, sigue formando asociaciones, y aquello con lo
que se vincula es lo que Freud va a denominar retoños psíquicos. Estos buscan emerger, pero
la represión propiamente dicha los mantiene alejados de la conciencia. Pero no existe solo una
fuerza de rechazo por parte del sistema consciente, sino que lo que fue reprimido primordial-
mente ejerce una fuerza de atracción sobre estos retoños hacia el inconsciente.
La represión no es algo que suceda de un solo golpe, sino que conlleva un gasto constante de
energía ya que lo que fue reprimido busca emerger en la conciencia. Esto da lugar al tercer
momento; el retorno de lo reprimido. Aquello que fue reprimido puja por emerger en la con-
ciencia, entonces tarde o temprano termina apareciendo, siempre hay elementos que se termi-
nan poniendo en conexión con aquello que esta reprimido. Esto sucede debido a tres factores;
el debilitamiento de la fuerza de rechazo por parte de la conciencia, por un refuerzo pulsional
de lo que estaba reprimido (como sucede en la pubertad con las pulsiones sexuales) o por
acontecimientos actuales que se pongan en conexión con lo reprimido, los cuales pueden fa-
vorecer su manifestación en la conciencia.
Como ya se mencionó la representación psíquica de la pulsión es la que se reprime, pero por
otro lado tenemos la energía pulsional, la cantidad que Freud denominó monto de afecto. La
represión va a sustraer la energía a ese representante psíquico y este, una vez debilitado, pue-
de ser rechazado en la conciencia y pasa a ubicarse en el inconsciente. El monto de afecto
puede tener tres destinos; se suprime completamente, se colorea cualitativamente de modo
que parezca otra sensación o se muda en angustia. Entonces siempre que hay represión hay
formación sustitutiva, es decir un contenido que viene a sustituir aquello que fue reprimido.
Esta formación sustitutiva a veces coincide con el síntoma pero no es así obligatoriamente.

Textos utilizados

Freud, S. (1992). Inhibición, síntoma y angustia (1926). Tomo XX. Buenos Aires: Amorrortu
editores.
Freud, S. (1992). Estudios sobre la histeria (1893-95). Tomo II. Buenos Aires: Amorrortu edi-
tores.
Freud, S. (1992). La represión (1915). Tomo XIV. Buenos Aires: Amorrortu editores.

2) En un segundo momento de la terapia psicoanalítica, cuando Freud puntualiza en la exis-


tencia de ciertos sucesos olvidados en la vida del paciente, intenta discernir, a partir de lo que
el paciente dice, estos sucesos de otros y se los comunica para producir un efecto terapéutico.
Es decir, intenta saltear la resistencia, esquivarla, y comunicarle al paciente lo que este no
sabe. Incluso intentó reconstruir el pasado mediante el relato de familiares para comunicarle
directamente sucesos de su infancia con el fin de producir un efecto terapéutico, pero esto fra-
casó. Lo cual dio lugar al tercer momento de la técnica psicoanalítica, en el cual Freud ya no
se concentra en un momento o suceso particular sino que trabaja con lo que el paciente trae y
sobre eso intenta discernir donde están las resistencias para hacérselas conscientes. Así de esta
manera el recordar aparecería sin ninguna dificultad.
A partir de este momento Freud nota que el paciente ya no recuerda como en el estado hipnoi-
de sino que aquello olvidado es puesto en acto. Lo reprimido es repetido en forma de acción y
el paciente lo vive como algo actual. Esta es su forma de recordar.
La transferencia es una pieza de esta repetición, el paciente proyecta tanto en el analista como
en otros ámbitos de su vida estos acontecimientos del pasado que fueron olvidados. Es decir,
transfiere inconscientemente hacia otra persona sus antiguos sentimientos, afectos, expectati-
vas o deseos infantiles reprimidos, los revive en sus nuevos vínculos. Freud llamó a esto com-
pulsión a la repetición, es la manera que tiene un neurótico de recordar. Por ejemplo; si el pa-
ciente tuvo una actitud desafiante frente a sus padres en la infancia, es probable que adopte
ese mismo posicionamiento frente al analista durante la terapia. Lo cual puede resultar en una
resistencia al análisis, donde el paciente adopta un conjunto de conductas y actitudes de recha-
zo frente al tratamiento o hacia el analista mismo. Cuanta más resistencia exista más repeti-
ción habrá en lugar del recordar. Freud intenta volver consciente esta resistencia para el pa-
ciente, dándole tiempo para que este la reelabore. Solo en el apogeo de la resistencia, es decir
cuando es más fuerte, se hacen notorias las pulsiones que alimentan a estas resistencias y en
este momento el paciente logra ser consciente de su existencia porque se hacen muy notorias.
Freud menciona que este es un trabajo arduo pero que, si se quiere llegar a un resultado signi-
ficativo, no hay otro camino. Una vez vencidas las resistencias, el recordar aparece con mayor
facilidad.

Texto utilizado

Freud, S. (1991) Recordar, repetir y reelaborar (1914) En Obras Completas. Tomo XII. Bue-
nos Aires: Amorrortu Editores.

3) La pulsión puede entenderse como un estímulo para lo psíquico. Freud piensa al psiquismo
en términos energéticos, dice que este se encuentra regulado por el principio de placer. Es de-
cir, el incremento de tensión será percibido como displacer y el psiquismo buscara descargar
esta tensión. La descarga será percibida como placer y siempre se intentará descargar para
mantener la tensión en un mínimo, y a esto denominará principio de constancia. La diferencia
entre la pulsión y cualquier otro estimulo está en su origen, si este último es externo (exó-
geno) nos permite sustraernos de su influencia mediante la huida (por ejemplo; si apoyamos la
mano en una superficie caliente, al sentir que nos quemamos se produce un aumento de ten-
sión e inmediatamente retiramos la mano, y así evitamos ese incremento). Pero este mecanis-
mo no sirve para la pulsión ya que su influencia es interna (endógena), como por ejemplo el
hambre o la sed. Además esta pulsión es una fuerza constante que puja hasta ser satisfecha.
Freud la describe como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, fronterizo por-
que delimita el campo de su metapsicología y porque se ubica en el límite de los corporal y lo
psíquico. Es la representación psíquica de un estímulo proveniente de lo corporal. Existen 4
elementos los cuales en conexión entre si hacen al concepto de pulsión; El esfuerzo, la meta,
el objeto y la fuente. El esfuerzo (Drang) es el factor motor, la suma fuerza o la medida de
exigencia de trabajo que la pulsión representa. La meta (Ziel) es la satisfacción. La cual se al-
canza cancelando el estímulo proveniente de la fuente de la pulsión. Pero se trata de una satis-
facción parcial ya que el estímulo endógeno es constante, solo se cancela por un momento. El
objeto (Objekt) es lo más variable de la pulsión ya que no está predeterminado. Es aquello
mediante lo cual la pulsión se satisface, es decir, alcanza su meta. Y la fuente (Quelle) es lo
somático, de donde proviene la excitación. Puede ser un órgano o una parte del cuerpo y su
estimulo es representado en la vida anímica por la pulsión.
Freud hace una distinción entre dos grupo de pulsiones; las yoicas o de autoconservacion y las
pulsiones sexuales. Estas últimas en un principio no existen por si mismas sino que se apunta-
lan en las pulsiones yoicas, luego se independizan. Por ejemplo cuando una madre amamanta
a su hijo o hija, el recién nacido satisface una pulsión yoica (el hambre), pero luego se separa
la necesidad de alimentarse de la necesidad de chupar y surge la pulsión oral (la cual solo bus-
ca el placer de órgano con el succionar) y el niño o niña comienza a utilizar objetos como el
chupete. Las pulsiones sexuales al comienzo solo buscan el placer de órgano, cada una es in-
dependiente de las otras. Pero luego una vez alcanzada la madurez sexual se unen al servicio
de la reproducción. Con respecto a sus destinos, Freud los describe como variedades de la de-
fensa contra la pulsión. Estos son 5; El trastorno hacia lo contrario, el cual se trata de dos pro-
cesos. Por un lado en cuanto a la meta, de activo a pasivo, como por ejemplo en el par de
opuestos sadismo/masoquismo o voyerismo/exhibicionismo. La meta activa del martirizar o
del mirar es vuelta pasiva, es decir, ser martirizado o ser mirado. Y en cuanto al contenido, el
cual se trata de la mudanza de amor en odio. La vuelta hacia la propia persona, donde cambia
el objeto, por ejemplo el masoquismo puede ser entendido como un sadismo vuelto hacia el
propio yo, y la meta se mantiene inalterada. La represión, la cual puede ser normal (no patoló-
gica) o patológica, originando síntomas psíquicos. Es el destino de una moción pulsional al
chocar con resistencias que buscan volverla inoperante. La sublimación, es decir la conver-
sión de la pulsión en algo socialmente aceptable. Como por ejemplo la pulsión de muerte con-
vertida en prácticas como la caza o el deporte, donde su agresividad se expresa sublimando a
través de la cultura y esta a su vez recompensa a cambio de la capacidad sublimatoria del su-
jeto. Y por último la inhibición, la cual Freud describe como una represión exitosa sin sínto-
mas.

Textos utilizados
Freud, S. (1915). Pulsiones y destinos de pulsión. En Obras Completas, Vol. XIV. Buenos Ai-
res: Amorrortu, 1985.
Freud, S. (1920). Más allá del principio de placer. En Obras Completas, Vol. XVIII. Buenos
Aires: Amorrortu, 1985.
Freud, S. (1992). La represión (1915). Tomo XIV. Buenos Aires: Amorrortu editores.
Freud, S. (1924). Inhibición, síntoma y angustia. En Obras completas. Tomo
XX. Buenos Aires: Amorrortu editores.

Tema a elección
Freud en un principio define narcisismo como la actitud de tomar al cuerpo propio y darle un
trato sexual. En el desarrollo de todo ser humano se atraviesa una etapa narcisista donde se
toma al yo como objeto y esto se conoce como narcisismo primario. Este es un paso interme-
dio entre el autoerotismo (las pulsiones sexuales que encuentran su satisfacción en el placer
de órgano) y el amor de objeto. Freud destaca como evidencia de la existencia de este narci-
sismo a la esquizofrenia, la cual presenta dos fenómenos que la caracterizan: por un lado el
delirio de grandeza y por el otro el extrañamiento del mundo exterior. A diferencia de las neu-
rosis de transferencias, donde también existe un extrañamiento del mundo exterior y la ener-
gía que se toma de este encuentra como destino la fantasía (los objetos de la fantasía), en la
psicosis esta energía se retira y se ubica sobre el yo provocando una sobre investidura. Se pue-
de ver esto la actitud de los niños y de los pueblos primitivos, los cuales tienden a creer en la
magia o en la omnipotencia de sus pensamientos (si piensan demasiado en algo, esto se volve-
rá realidad). A este proceso Freud lo llamará narcisismo secundario ya que se apoya en el nar-
cisismo primario También hace una distinción entre libido yoica y libido de objeto, las cuales
en un principio están juntas en el narcisismo primario (ambas invisten al yo) pero luego, para
no enfermar, el yo tiene que despojarse de esta energía y depositarla en el mundo exterior
nuevamente (Estas dos energías tienen un vínculo estrecho, cuanto más gasta una más se em-
pobrece la otra).
En las neurosis de transferencia, a raíz de una frustración, la investidura que esta puesta en el
mundo exterior se va a retirar y se va a colocar sobre los objetos fantaseados. Luego cuando
esto se frustra aparece la angustia y los distintos modos de manejarla (la conversión histérica,
la formación reactiva de la neurosis obsesiva o la fobia). En el caso de la psicosis, esta energía
sustraída del mundo exterior se retira y se ubica sobre el yo (de ahí el delirio de grandeza) y
cuando esto se frustra surge la angustia hipocondríaca. Un intento de manejar esta angustia se-
rá la restitución, el tratar de volver a ubicar esta energía sobre el mundo exterior, pero este in-
tento de restitución dará como resultado los síntomas positivos de la psicosis (las alucinacio-
nes, los delirios, etc). Estos síntomas positivos son entonces producto de un intento de restitu-
ción de la libido posicionada sobre el yo en el mundo exterior nuevamente.

Texto utilizado
Freud, S. (1984) Introducción del narcisismo. En Obras Completas, Vol. XIV. Buenos Aires:
Amorrortu Editores.

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