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Osvaldo Delgado
Segundo parcial 2020 – Semana del 7 al 13 de septiembre de 2020
IMPORTANTE
- Cada respuesta debe tener una extensión máxima de una carilla y media, escrita en Time New Roman,
cuerpo 12, interlineado 1,5 (aproximadamente 3500 caracteres con espacio).
Preguntas:
1) Explique el concepto de represión y desarrolle cada uno de los tiempos que la constituyen.
2) Explique el concepto de repetición y su articulación con la resistencia y el concepto de transferen-
cia.
3) Explique el concepto de pulsión en su articulación con los elementos que la constituyen. Desarrolle
sus destinos.
Textos utilizados
Freud, S. (1992). Inhibición, síntoma y angustia (1926). Tomo XX. Buenos Aires: Amorrortu
editores.
Freud, S. (1992). Estudios sobre la histeria (1893-95). Tomo II. Buenos Aires: Amorrortu edi-
tores.
Freud, S. (1992). La represión (1915). Tomo XIV. Buenos Aires: Amorrortu editores.
Texto utilizado
Freud, S. (1991) Recordar, repetir y reelaborar (1914) En Obras Completas. Tomo XII. Bue-
nos Aires: Amorrortu Editores.
3) La pulsión puede entenderse como un estímulo para lo psíquico. Freud piensa al psiquismo
en términos energéticos, dice que este se encuentra regulado por el principio de placer. Es de-
cir, el incremento de tensión será percibido como displacer y el psiquismo buscara descargar
esta tensión. La descarga será percibida como placer y siempre se intentará descargar para
mantener la tensión en un mínimo, y a esto denominará principio de constancia. La diferencia
entre la pulsión y cualquier otro estimulo está en su origen, si este último es externo (exó-
geno) nos permite sustraernos de su influencia mediante la huida (por ejemplo; si apoyamos la
mano en una superficie caliente, al sentir que nos quemamos se produce un aumento de ten-
sión e inmediatamente retiramos la mano, y así evitamos ese incremento). Pero este mecanis-
mo no sirve para la pulsión ya que su influencia es interna (endógena), como por ejemplo el
hambre o la sed. Además esta pulsión es una fuerza constante que puja hasta ser satisfecha.
Freud la describe como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, fronterizo por-
que delimita el campo de su metapsicología y porque se ubica en el límite de los corporal y lo
psíquico. Es la representación psíquica de un estímulo proveniente de lo corporal. Existen 4
elementos los cuales en conexión entre si hacen al concepto de pulsión; El esfuerzo, la meta,
el objeto y la fuente. El esfuerzo (Drang) es el factor motor, la suma fuerza o la medida de
exigencia de trabajo que la pulsión representa. La meta (Ziel) es la satisfacción. La cual se al-
canza cancelando el estímulo proveniente de la fuente de la pulsión. Pero se trata de una satis-
facción parcial ya que el estímulo endógeno es constante, solo se cancela por un momento. El
objeto (Objekt) es lo más variable de la pulsión ya que no está predeterminado. Es aquello
mediante lo cual la pulsión se satisface, es decir, alcanza su meta. Y la fuente (Quelle) es lo
somático, de donde proviene la excitación. Puede ser un órgano o una parte del cuerpo y su
estimulo es representado en la vida anímica por la pulsión.
Freud hace una distinción entre dos grupo de pulsiones; las yoicas o de autoconservacion y las
pulsiones sexuales. Estas últimas en un principio no existen por si mismas sino que se apunta-
lan en las pulsiones yoicas, luego se independizan. Por ejemplo cuando una madre amamanta
a su hijo o hija, el recién nacido satisface una pulsión yoica (el hambre), pero luego se separa
la necesidad de alimentarse de la necesidad de chupar y surge la pulsión oral (la cual solo bus-
ca el placer de órgano con el succionar) y el niño o niña comienza a utilizar objetos como el
chupete. Las pulsiones sexuales al comienzo solo buscan el placer de órgano, cada una es in-
dependiente de las otras. Pero luego una vez alcanzada la madurez sexual se unen al servicio
de la reproducción. Con respecto a sus destinos, Freud los describe como variedades de la de-
fensa contra la pulsión. Estos son 5; El trastorno hacia lo contrario, el cual se trata de dos pro-
cesos. Por un lado en cuanto a la meta, de activo a pasivo, como por ejemplo en el par de
opuestos sadismo/masoquismo o voyerismo/exhibicionismo. La meta activa del martirizar o
del mirar es vuelta pasiva, es decir, ser martirizado o ser mirado. Y en cuanto al contenido, el
cual se trata de la mudanza de amor en odio. La vuelta hacia la propia persona, donde cambia
el objeto, por ejemplo el masoquismo puede ser entendido como un sadismo vuelto hacia el
propio yo, y la meta se mantiene inalterada. La represión, la cual puede ser normal (no patoló-
gica) o patológica, originando síntomas psíquicos. Es el destino de una moción pulsional al
chocar con resistencias que buscan volverla inoperante. La sublimación, es decir la conver-
sión de la pulsión en algo socialmente aceptable. Como por ejemplo la pulsión de muerte con-
vertida en prácticas como la caza o el deporte, donde su agresividad se expresa sublimando a
través de la cultura y esta a su vez recompensa a cambio de la capacidad sublimatoria del su-
jeto. Y por último la inhibición, la cual Freud describe como una represión exitosa sin sínto-
mas.
Textos utilizados
Freud, S. (1915). Pulsiones y destinos de pulsión. En Obras Completas, Vol. XIV. Buenos Ai-
res: Amorrortu, 1985.
Freud, S. (1920). Más allá del principio de placer. En Obras Completas, Vol. XVIII. Buenos
Aires: Amorrortu, 1985.
Freud, S. (1992). La represión (1915). Tomo XIV. Buenos Aires: Amorrortu editores.
Freud, S. (1924). Inhibición, síntoma y angustia. En Obras completas. Tomo
XX. Buenos Aires: Amorrortu editores.
Tema a elección
Freud en un principio define narcisismo como la actitud de tomar al cuerpo propio y darle un
trato sexual. En el desarrollo de todo ser humano se atraviesa una etapa narcisista donde se
toma al yo como objeto y esto se conoce como narcisismo primario. Este es un paso interme-
dio entre el autoerotismo (las pulsiones sexuales que encuentran su satisfacción en el placer
de órgano) y el amor de objeto. Freud destaca como evidencia de la existencia de este narci-
sismo a la esquizofrenia, la cual presenta dos fenómenos que la caracterizan: por un lado el
delirio de grandeza y por el otro el extrañamiento del mundo exterior. A diferencia de las neu-
rosis de transferencias, donde también existe un extrañamiento del mundo exterior y la ener-
gía que se toma de este encuentra como destino la fantasía (los objetos de la fantasía), en la
psicosis esta energía se retira y se ubica sobre el yo provocando una sobre investidura. Se pue-
de ver esto la actitud de los niños y de los pueblos primitivos, los cuales tienden a creer en la
magia o en la omnipotencia de sus pensamientos (si piensan demasiado en algo, esto se volve-
rá realidad). A este proceso Freud lo llamará narcisismo secundario ya que se apoya en el nar-
cisismo primario También hace una distinción entre libido yoica y libido de objeto, las cuales
en un principio están juntas en el narcisismo primario (ambas invisten al yo) pero luego, para
no enfermar, el yo tiene que despojarse de esta energía y depositarla en el mundo exterior
nuevamente (Estas dos energías tienen un vínculo estrecho, cuanto más gasta una más se em-
pobrece la otra).
En las neurosis de transferencia, a raíz de una frustración, la investidura que esta puesta en el
mundo exterior se va a retirar y se va a colocar sobre los objetos fantaseados. Luego cuando
esto se frustra aparece la angustia y los distintos modos de manejarla (la conversión histérica,
la formación reactiva de la neurosis obsesiva o la fobia). En el caso de la psicosis, esta energía
sustraída del mundo exterior se retira y se ubica sobre el yo (de ahí el delirio de grandeza) y
cuando esto se frustra surge la angustia hipocondríaca. Un intento de manejar esta angustia se-
rá la restitución, el tratar de volver a ubicar esta energía sobre el mundo exterior, pero este in-
tento de restitución dará como resultado los síntomas positivos de la psicosis (las alucinacio-
nes, los delirios, etc). Estos síntomas positivos son entonces producto de un intento de restitu-
ción de la libido posicionada sobre el yo en el mundo exterior nuevamente.
Texto utilizado
Freud, S. (1984) Introducción del narcisismo. En Obras Completas, Vol. XIV. Buenos Aires:
Amorrortu Editores.