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PODER JUDICIAL Y MINISTERIO PÚBLICO 429

E ) M i n is t e r io P ú b l ic o

§ 615. I n t r o d u c c ió n . - Previamente consignemos que el Mi­


nisterio Público comprende al fiscal y al tutelar. Las tareas habi­
tuales del Ministerio Público Fiscal consisten en la defensa del or­
den público (en particular, del orden público constitucional), velar
por una recta administración de justicia y ser portador de la acción
penal, cuando correspondiere ejercerla. En otros países, los fisca­
les cumplen también el papel de ombudsman, o controlador de la
actividad administrativa del Poder Ejecutivo, asumen la defensa de
los derechos constitucionales y custodian los intereses difusos.
Su misión, por tanto, no es siempre acusar ni lograr el máxi­
mo posible de condenas, sino obtener sentencias justas, defender la
legalidad constitucional y corregir los vicios en el servicio de justi­
cia. Sustancialmente, son representantes de la sociedad o del
pueblo. En algunos países representan también al Poder Ejecutivo.
El Ministerio Público Tutelar (personificado por defensores,
algunas veces estructurado fuera del Ministerio Público) tiene por
objeto la atención judicial de menores, pobres, ausentes e incapa­
ces en general.

§ 616. D is e ñ o c o n s t it u c io n a l e n l a A r g e n t i n a . R e f o r m a
de 1994.- La ley 24.309, de convocatoria a la reforma constitucio­
nal, puso en manos de la Convención Constituyente la posibilidad
de erigir al M inisterio Público como órgano extra poder (art. 3o).
A su turno, la Convención sancionó el actual art. 120, con el
rótulo de “Ministerio Público”, Sección Cuarta del título constitu­
cional relativo al “Gobierno federal”. Vale decir que, desde el pun­
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to de vista exterior, el Ministerio Público aparece como una suerte


de cuarto poder, después del Legislativo, el Ejecutivo y el Judi­
cial, y así lo juzga parte de la doctrina (Obarrio, Bianchi).
Sin embargo, el miembro informante del despacho mayorita-
rio, Masnatta, fue claro al presentar en la Convención al Ministerio
Público como órgano extra poder, “desvinculado de los poderes
Ejecutivo y Judicial”, a fin de terminar con su “servidumbre de
dos mundos”. Concluyó que el Ministerio Público sirve mejor a
la administración de justicia fuera, que dentro de ella (“Diario de
Sesiones”, p. 4672 y 4673, Obra de la Convención Nacional Cons­
tituyente 1994, t. VI, p. 6200 y 6201), y que debía ser indepen­
diente del Poder Ejecutivo.
En concreto, el art. 120 de la Const. argentina define al Mi­
nisterio Público como “un órgano independiente con autonomía
funcional y autarquía financiera” . Y fue su independencia “el
primero de los dotes que se ha querido asignar a este instituto”
(“Diario de Sesiones”, p. 4672, Obra de la Convención Nacional
Constituyente 1994, t. VI, p. 6201).
Por su indepenencia, el Ministerio Público no debe obedecer
instrucciones de una cámara de apelaciones para acusar o elevar a
juicio penal (“Quiroga”, Fallos, 327:5863).

§ 617. G a r a n t í a s d e s v i n d e p e n d e n c ia . - El art. 120 de la


Const. nacional, si bien breve, previo algunos mecanismos especí­
ficos protectores de la condición del Ministerio Público como ór­
gano extra poder; y que apuntan a lograr la imparcialidad de sus
cuadros.
a) I n m u n id a d f u n c io n a l . Determina esa norma que los inte­
grantes del Ministerio Público “gozan de inmunidades funciona­
les”. El miembro informante por el despacho mayoritario, Mas­
natta, indicó que ellas debían ser semejantes a las conferidas al
defensor del pueblo (“Diario de Sesiones”, p. 4673, Obra de la
Convención Nacional Constituyente 1994, t. VI, p. 6201). Y éste
tiene las inmunidades y privilegios de los legisladores (art. 86).
b) I n t a n g ib il id a d d e l a s r e m u n e r a c io n e s . Ello está explícita­
mente señalado por la parte final del art. 120, y refiere sin dudas
al principio sentado para los magistrados judiciales por el art. 110
de la Const. nacional.
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c) A u ta rq u ía f in a n c ie r a . También se menciona este dispositi­


vo en el art. 120. Involucra, por lo menos, autoadministración
económica del Ministerio Público (ver § 603). Es sugestivo que
la Constitución haya establecido este mecanismo para el M iniste­
rio Público y no, en su texto, para el Poder Judicial; aunque deja
la administración de éste en el Consejo de la Magistratura (art.
114, inc. 3).

§ 618. F u n c io n e s . - El texto del art. 120 de la Const. nacio­


nal es aquí poco feliz, ya que enuncia solamente algunos de los
roles habituales del M inisterio Público F iscal, pero no todos
los principales; y es muy poco explícito con relación a los del Mi­
nisterio Público Tutelar.
En concreto, dispone que el Ministerio Público tiene por fun­
ción promover la actuación de la justicia (expresión que lo perfila
como magistratura requirente), con estos objetivos: defensa de la
legalidad y defensa de los intereses generales de la sociedad.
El texto omite mencionar explícitamente la promoción y sus­
tento de la acción penal, velar por una recta administración de jus­
ticia y custodiar el orden público, papeles corrientes del Ministerio
Público Fiscal y la tutela de los menores, ausentes, pobres e inca­
paces, tareas tradicionales del Ministerio Público Tutelar. En sen­
tido amplio, no obstante, todos estos cometidos pueden englobarse
dentro de la misión de defender la legalidad y los intereses genera­
les de la comunidad, en cuanto la ley reglamentaria así lo dispon­
ga. El miembro informante del despacho mayoritario, Masnatta,
indicó de todos modos que el ataque a las manifestaciones delicti­
vas era un trabajo comprendido en la custodia de la legalidad y el
interés general (“Diario de Sesiones”, p. 4673, Obra de la Conven­
ción Nacional Constituyente 1994, t. VI, p. 6201).
La expresión del art. 120, en el sentido de que la defensa de
los intereses generales de la sociedad es misión del Ministerio Pú­
blico, puede superponerse a papeles parecidos del defensor del
pueblo.
Según la ley reglamentaria 24.946, al Ministerio Público le
toca promover la actuación de la justicia en defensa de la legali­
dad y los intereses generales de la sociedad, representar el interés
público, promover y ejercer la acción penal, y la civil en los casos
que la ley lo exija; intervenir en los procesos de nulidad de matri­
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monio, divorcio, filiación, estado civil y nombre de las personas,


venias supletorias y declaratorias de pobreza, casos de privación
de justicia. Le compete velar por el cumplimiento de la Constitu­
ción y las leyes, y del debido proceso legal, actuar en tutela de la
persona y bienes de los menores, incapaces e inhabilitados; defen­
der la jurisdicción y competencia de los tribunales, ejercer la de­
fensa de la persona en las causas penales y en otros fueros para
los ausentes y pobres, velar por la defensa de los derechos huma­
nos en los establecimientos de detención o internación, intervenir
en las causas de ciudadanía, entre otras (art. 25). Pero no asumi­
rá la representación del Estado o del fisco (art. 27), que corre a
cargo del Cuerpo de Abogados del Estado (art. 66).

§ 619. E s t r u c t u r a . S it u a c i ó n i n s t i t u c i o n a l . - E l art. 120


indica que el Ministerio Público “está integrado por un procurador
general de la Nación y un defensor general de la Nación y los de­
más miembros que la ley establezca”.
Tradicionalmente la máxima autoridad del Ministerio Público
era el procurador general de la Nación. Según Bidart Campos,
incluso después de la reforma constitucional, debe continuar sién­
dolo, dependiendo de él el defensor general de la Nación.
Sin embargo, el constituyente de 1994 ha indicado dos autori­
dades máximas, en pie de igualdad (ver informe del convencional
Masnatta, por la mayoría, en “Diario de Sesiones” , p. 4673, Obra
de la Convención Nacional Constituyente 1994, t. VI, p. 6201).
Fruto de una larga concertación política, la ley 24.946 diseña
en principio aceptablemente al Ministerio Público nacional, aun­
que será la realidad quien dirá la última palabra sobre su acierto.
En cuanto a la autonomía de sus magistrados máximos (el procura­
dor general y el defensor general), ejes centrales del cuerpo ex-
trapoder, opta por un esquema parecido al de nombramiento y
contralor político instrumentados por la Constitución para la Corte
Suprema. La experiencia ha demostrado en la Argentina, respec­
to de tal mecanismo, que si un mismo partido prevalece en la Pre­
sidencia de la Nación y en el Senado, eso no es promisorio para la
gestión independiente del órgano nombrado por ellos.

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