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UNIDAD 1

1. Reglas básicas que disciplinan el funcionamiento del poder.

El constitucionalismo tuvo como objetivo la limitación del poder. Esto lo logró a través de la
división en tres poderes específicos (ejecutivo, legislativo y judicial), además de otorgarle a cada
uno una serie de atribuciones determinadas. Es por eso que nuestra constitución se caracteriza
por contener de manera puntual las potestades que conciernen a los órganos que ella crea, como
también con que alcance y en que situaciones podrán ser ejercidas.

Esta racionalización del poder, llevó a la aparición de una serie de reglas que disciplinan al poder.
Estas son:

Especificidad de las competencias​. Cada poder del estado dispone de una determinada
cantidad de potestades que se hallan contenidas en la C.N. Su importancia radica en que los
poderes solo están habilitadas a ejercitar las competencias que le fueron adjudicadas (Esto es al
revés que en las personas físicas).

Regla de la división de poderes.

Regla de presunción de constitucionalidad de los actos públicos. Los actos emanados del
poder se presumen compatibles con la C.N. Por lo tanto, el interesado en descalificar ese acto
deberá probarlo ante los tribunales. La excepción a esta regla se encuentra en los artículos 29, 36
y 114.

Regla de razonabilidad de los actos estatales​. Se exige que los preceptos legales
mantengan coherencia con las reglas constitucionales durante el lapso que dure su vigencia. Se
entiende que todo lo irrazonable es injusto, arbitrario, repele a derecho y, por lo tanto, es
inconstitucional.

Regla de plena revisibilidad de los actos de gobierno. Todos los actos emanados de cada
uno de los poderes es susceptible de ser revisado por el poder judicial, siempre que el afectado
por su emisión invoque y pruebe en juicio que el mismo le ha causado un perjuicio.

Regla de supremacía federal. ​Se reconoce la supremacía de la constitución federal y los


tratados internacionales sobre todo el resto del ordenamiento.

Regla de la soberanía popular:​ Es el axioma que especifica que el pueblo es la fuente de


todo poder y autoridad. Esa ficción jurídica halla sustento en que los gobernantes acceden al
poder gracias al voto del pueblo, siendo esto lo que posibilita la existencia del sistema
representativo.

Regla de control. En todo estado de derecho, la fuerza y energía del poder requiere el
correlato de su control. Controlar puede equivaler a oponerse a la producción de un acto (que el
congreso rechace un DNU al ejecutivo), denunciarlo en el ámbito que corresponde (cuando un
justiciable o un órgano habilitado denuncia el ingreso de materiales radioactivos al territorio
nacional), etc.

2. Forma de gobierno.
Afirmar que un Estado determinado tiene cierta “forma de gobierno”, importa un juicio de valor
acerca de la estructura que este adopta para dar vida a los órganos encargados de realizar la
acción de gobernar.

Si el propósito de quienes mandan es realizar su gestión desprovista de control, obrando en un


marco donde está ausente o diferida la responsabilidad, limitando los derechos y garantías de los
gobernados y acordando preeminencia de la voluntad del poder antes que a la ley, aquel sistema
merecerá el calificativo de ​autoritario.​

Si por el contrario, la tarea del gobierno es susceptible de control por órganos independientes, en
un ámbito donde las infracciones de quienes titularizan el poder recibe adecuado reparo,
constatándose la existencia de eficientes mecanismos destinados a asegurar las libertades de la
población y la supremacía del derecho, nos hallamos en presencia de un estado ​democrático.​

La universalidad del paradigma democrático permite que existan una gran cantidad de tipos y
formas de la misma. Por eso, el rotulo de democrático al que adscribe un estado poco importa
más allá de la existencia efectiva de sus valores ya que lo realmente valioso son las practicas
concretas que pueden observarse en una determinada sociedad.

Forma de gobierno argentino.

Se plasma en el art. 1 de nuestra C.N: “La nación Argentina adopta para su gobierno la forma
representativa, republicana y federal, según lo establece la presente constitución.”

Caracteres de la república.

Soberanía popular​. El pueblo constituye el origen de todo poder y es a través del sufragio como
materializa sus preferencias, escogiendo a sus representantes. La constitución ha ideado un
régimen electoral en los ​art. 45 ​(diputados), ​94 a 98 (vice y presidente) y ​99 inc. 4 (sistema de
integración del poder judicial).

División de poderes​. Ha sido uno de los principios fundantes del constitucionalismo. Tiene el
objetivo de descentralizar el poder.

Periodicidad en el ejercicio de la función pública​. En una república quienes ejercen cargos de alta
magistratura duran en sus funciones un tiempo limitado, con el objetivo de evitar el
enquistamiento y con la intención de darle la chance al pueblo de juzgar el comportamiento de
quienes se desempeñan en él.

Los diputados duran 4 años (​art. 50​), los senadores 6 años (​art. 56​) y el presidente de la nación 4
años (​art. 90​). Distinto es el caso de los miembros del poder judicial, ya que estos conservan sus
empleos mientras dure su buena conducta, hasta los 75 años (​Art. 110 y 99 inc. 4​).

Responsabilidad de los funcionarios públicos​. Los actos ejecutados en el desempeño del cargo,
siempre y cuando resulten violatorios del orden jurídico, generan consecuencias al autor de la
infracción.

En nuestra C.N aparece el instrumento del juicio político, destinado a juzgar el mal desempeño
del presidente, vicepresidente, ministros del ejecutivo o integrantes de la corte suprema. (​Art. 53,
59 y 60​). Los jueces inferiores responden ante el jurado de enjuiciamiento (​Art. 115​) y los
legisladores pueden ser corregidos, removidos y excluidos por su respectiva cámara. (​Art. 64​).

Publicidad de los actos de gobierno. El conocimiento de los actos realizados por los funcionarios
es un principio indispensable para tornar efectiva su responsabilidad. De allí el sentido de la
exigencia. La difusión que la C.N establece hace referencia a los actos cumplidos por el
gobernante en ejercicio de su función, NO a las propagandas políticas.

Igualdad ante la ley​. El concepto de igualdad se materializa en la idea de conferir análogo


tratamiento a todos los que se hallan en la misma situación. Se encuentra en el ​art. 16​.

3. El sistema representativo

Ser representante de alguien significa actuar en nombre y por cuenta del representado. De esta
forma la representación es una técnica jurídica política que permite que unos gobiernen a partir
de la elección de los ciudadanos.

El ideal de toda organización debería ser que el pueblo decida por sí mismo (democracia directa);
pero como ello es imposible, se apela al mecanismo representativo (democracia indirecta).

Todo esto se encuentra definido en el ​art. 1​ y precisado en el ​22​.

4. Las divisiones del poder.

El parcelamiento del poder se manifiesta en dos planos:

Desde el punto de vista de la ​NATURALEZA se divide en ​extraordinario​, compresivo del poder


constituyente y que se subclasificará en originario y derivado, y ​ordinario,​ involucrando a los
poderes constituidos.

En cuanto al ​ÁMBITO EN DONDE SE EJERCEN ESOS ATRIBUTOS​, pueden producirse el


ejercicio de esos poderes en el ​gobierno federal​, el ​terreno de los gobiernos de provincia​, el
espacio que compete a los ​gobiernos municipales​ y ​C.A.B.A​.

El clásico principio de la división de poderes constituidos.

La propuesta lanzada por Montesquieu se transformó en fundamento de un sistema que,


inspirado en motivaciones garantista, arremetió exitoso contra las usanzas que se practicaban en
la concentración del poder. Así surgieron muchas denominaciones como “dogma constitucional”,
“baluarte de la libertad humana”, entre otras, que resaltaban el común denominador de
herramienta asegurativa de convivencia en el marco del sistema republicano.

Se entiende por principio a la regla máxima de organización política, en cuanto sirven de


fundamento al sistema constitucional. Algunos de estos se encuentran en forma explícita (​Art.
28​: Razonabilidad), implícita (​Art. 33​: Dignidad humana) y, en ocasiones, es fruto de la
combinación de varias disposiciones, como el caso de la competencia de cada uno de los
departamentos de Estado.

Si algo caracteriza a los principios es su composición valorativa, lo que los lleva a ser prevalentes
frente a las normas y, a veces, frente a principios contrapuestos.
De esta forma, se consideran principios a: la igualdad ante la ley (​Art. 16​), razonabilidad (​art. 28​),
supremacía constitucional (​art. 31​), reserva de la ley (​art. 19​), división de poderes, etc. Este
último se encuentra de manera implícita, debido a que se hace referencia a él cuándo en el ​art. 1
se habla de adoptar la forma republicana.

La regla máxima de organización política y fundamento del sistema constitucional.

Se ha puesto en relieve que en la ciencia del derecho los principios son algo más que una norma.
El principio es más general, ya que inspira, interpreta y hasta puede llegar a suplir la norma.
Constituye el fundamento del ordenamiento jurídico y se halla por encima del derecho positivo en
cuanto lo justifica, inspira, influye. En suma, es la esencia misma del derecho.

Montesquieu y su finalidad garantista.

En su libro “​el espíritu de las leyes”,​ Montesquieu dio cuenta de la existencia de tres poderes, a
los que identifica como legislativo, ejecutivo y judicial, asignándoles a cada uno de ellos una tarea
específica.

El mismo razona: “​...Para que exista libertad es necesario un gobierno tal, que ningún ciudadano
pueda temer a otro (…) no hay libertad si el poder de juzgar no está bien deslindado del poder
legislativo y ejecutivo. Si no está separado del p ​ oder legislativo​, se podría disponer
arbitrariamente de la libertad y la vida de los ciudadanos: el juez sería un legislador. Si no está
separado del ​poder ejecutivo​, el juez podría tener la fuerza de un opresor (…) todo se habría
perdido si el mismo hombre (…) ejerciera los tres poderes”.

El autor le otorga un gran valor a la libertad. Esto se entiende en el contexto en el que vivía, ya
que se encontraba un monarca que concentraba la suma del poder público, de forma que surge el
constitucionalismo como una respuesta política del pueblo hacia el absolutismo.

5. Presupuestos fundantes de la división de poderes en el sistema adoptado por la ley


mayor argentina.

Nuestra constitución asimiló el principio de la división de poderes en un intento por reproducir el


emblema originario de la constitución de filadelfia. En ese laboreo, los padres fundadores
concibieron 8 presupuestos en que se sustentó la división de poderes en argentina. Los mismos
son:

Orgánico.​ Sin un ente creado previamente al que se le imputen los atributos que se reconocen al
poder, carecemos de objeto en quien depositar potestades. Por eso los órganos surgen como una
manifestación de las diversas estructuras organizativas del estado.

Titularidad.​ Como el órgano es tan solo el caparazón del poder, su diseño necesita de alguna
persona que pueda cobijar las competencias de los mismos. De esa forma aparece la titularidad
de las potestades, encarnado en un determinado sujeto o grupo de ellos. PJ: Presidente,
legisladores.

Funcionalidad​. Una vez configurado el órgano y su titular, resulta imprescindible que los mismos
estén dotados de facultades que, a la hora de materializarse, reflejen la suma de atribuciones
acordadas para un poder para su actuación. Así surge la funcionalidad, cuya ausencia tornaría
irrelevante al órgano y su titular.
Autonomía​. Surge para otorgarle un mínimo de independencia que les permita llevar a cabo su
cometido.

Exclusividad.​ Surge de la misma soberanía de cada poder. Muchas veces el sistema otorga cierta
competencia a un poder y, simultáneamente, excluye a otro por la incompatibilidad que generaría
que use ese atributo. PJ: La administración de justicia es una tarea única del poder judicial.

Cooperación​. Aparece para atenuar los alcances de la exclusividad ya que, a veces, la


constitución requiere el consentimiento de más de un poder para dar vida a un acto. PJ: La
formación de una ley, sancionada por el congreso y promulgada por el ejecutivo.

Control.​ Tiene el objetivo de vigilar, bajo la máxima de que solo un poder frena a otro poder. En
nuestro sistema, los actos del ejecutivo son controlados por el legislativo y judicial. Los del
legislativo son vigilados por la Jurisdicción y, otras veces, por el ejecutivo. El poder judicial es
fiscalizado internamente por otros órganos, como el consejo de la magistratura, o por el Congreso
en sí mismo, cuando se trata de juzgar la responsabilidad política de los miembros de la Corte
Suprema de Justicia.

Equilibrio​. Se materializa en la medida que la constitución mantenga acertadamente la


distribución de competencias que, por naturaleza, corresponden a cada poder.

Sin embargo, las reglas que gobiernan al mundo de nuestro tiempo evidencian que, a raíz de los
embates que sufre el principio de división de poderes, se ven afectado, en lo sustancial, los
presupuestos funcionales (atributos que por su esencia son de un poder, pasan a otro), se altera
la exclusividad (potestades que son de un poder, se comparten con otro), se fractura la
cooperación (actos que necesitan un doble consentimiento, aparecen simplificados en la voluntad
de una), se reduce el control (la vigilancia disminuye mientras decrecen las competencias
funcionales), y se rompe el equilibrio (la reasignación produce que un poder se debilite).

6. De la negación a la reformulación del principio.

Como todo proceso, aparecieron enunciados teóricos que cuestionaron y rechazaron la división
de poderes y que, por lo tanto, ayudaron a darle cuerpo.

El primero en cuestionar fue ​Geoffrey Marshall​, quien fue uno de los principales expositores de
las teorías negatorias. Parte de la afirmación de que el vocablo “​separación de poderes​” es uno
de los más confusos del pensamiento político y constitucional. Luego de revisar los múltiples
significados de la expresión, elige que la noción padece de los siguientes defectos:

Primero​. Raramente resulta claro cuándo y en qué sentido existe dicha separación. El
argumento de que el ejecutivo, el legislativo, y judicial se atribuyen constitucionalmente a las
personas y órganos concretos no resulta concluyente.

Segundo​. Si existe una separación de poderes, no resulta claro que es lo que está
separado. Las ideas de legislación, jurisdicción y ejecución no son susceptibles de definición
precisa.

Tercero​. El concepto de separación se ha utilizado para incluir ideas de separación física


de personas, incompatibilidades jurídicas entre funciones o cargos, aislamiento o inmunidad de
los órganos y fiscalización, etc.
Cuarto.​ Se ha dado un tratamiento distintivo a la división entre las funciones legislativa y
ejecutiva que el que se había ha acordado a la división entre la función judicial y las otras dos.

En resumen, el principio se ve afectado por ​imprecisión e incongruencia​.

Desde otra óptica, y con propósitos revisionistas, ​Karl Loewenstein sostuvo que la idea de la
distribución del poder esta esencialmente unida a la teoría y práctica de la representación. Por
eso, lo que se llama “​separación de poderes”​ es, en realidad, el reconocimiento de que por una
parte el estado tiene que cumplir determinadas funciones y que, por otra, los destinatarios del
poder salen beneficiados si estas funciones son realizadas por diferentes órganos. Para este, no
se trata de una separación de poderes sino, más bien, es una distribución de determinadas
funciones estatales a diferentes órganos del estado.

Además, aparecen otras sugerencias teóricas que, por ejemplo, alentaron a reducir a dos la
cantidad de poderes (ejecutivo y legislativo), a ampliarlo a cuatro (Legislativo, Gubernativo,
Administrativo y Jurisdiccional) y hasta cinco, como ocurrió en China en 1931 y 1946, en donde a
los 3 poderes conocidos, se le agregó un Poder de Control y un Poder de Examen.

El porqué de los cuestionamientos.

Debemos atender al hecho de que desde el siglo XX, han sucedido acontecimientos cuya
producción tuvo marcada incidencia en el cuestionamiento formulado a la división de poderes.
Cuando nos ponemos a contabilizar esos episodios, podemos encontrar:

Relaciones entre el partido gobernante y el poder​: El poder ronda a los partidos, porque estos se
forman para acceder a él. Esto quiere decir que entre ese sujeto y aquel objeto se produce un
fenómeno de interdependencia estrecha que, tarde o temprano, puede llevar a las más poderosas
magistraturas a exponentes de la asociación política que antes deambulaba como opositor.

El factor poder actúa transformando a cualquier sujeto que se mueve dentro o cerca de su órbita.
La fusión temporal que se produce entre los dirigentes del partido o coalición ganadora y los
órganos del estado puede afectar peligrosamente al sistema de frenos y contrapesos, que es
parte de la esencia del constitucionalismo. Por lo tanto se podría llegar a alterar la división y las
relaciones entre los poderes.

Se puede hacer referencia a lo difícil que resulta para un legislador identificado con el partido
gobernante contradecir la voluntad del ejecutivo expresada en un proyecto remitido a las
cámaras. Pese a que existe una diferencia formal entre ambas funciones, es muy posible que el
espíritu supere a la autonomía orgánica y funcional asegurada por la constitución.

Como prueba de ello podemos mencionar a las constituciones provinciales que, lejos de disminuir
ese fenómeno, lo potencian de diferentes maneras, como la designación de los jueces, las
combinaciones electorales para conferir mayorías legislativas al partido de un gobierno y la
reelección indefinida del gobernador o vicegobernador.

Todo esto debe entenderse como excepciones a la regla. Por esto se debe afirmar que, por
imperio de la actuación de los partidos políticos en su relación con el poder, el principio de la
división tiende a relativizarse, pero no a desaparecer.

Acrecimiento de funciones del ejecutivo​: En el mundo contemporáneo, cuando hablamos del


ejecutivo hacemos referencia al gobierno. Siempre el ejecutivo es la expresión más imponente de
poder. Principalmente en el caso de los estados que optaron por el presidencialismo, ya que
depositan en el presidente una considerable masa de potestades.

Desde el siglo XX se ha producido un crecimiento en las funciones operadas por este poder. La
mayor demostración de esto se puede ver en la asunción de atributos legislativos. En Argentina,
tras la reforma de 1994, el poder ejecutivo no solo gobierna y administra, sino que también
legisla. Esto lo hace a través de los DNU y de las facultades legislativas delegadas por el
congreso (​Art. 99 Inc. 3 y 76​).

Los DNU se han transformado en medios ordinarios para que el gobierno de turno legisle a su
gusto, sin ningún tipo de control. Esto se debe a que, una vez sancionados, el congreso necesita
de la voluntad de ambas cámaras para revocarlo. Pese a esto, desde 2008, la Corte juzgó que
quien pretendía hacer valer un decreto delegado tenía la carga de acreditar su razonabilidad.
Naturalmente esto no alcanza a los DNU, pero podría suponerse que se deben exigir análogos
tratamientos de este instituto.

Declinación de parlamentos y congresos​: Ya no legislan como se pensó que debían hacerlo. En


un primer momento, los parlamentos se empeñaron en ser legisladores sin embargo, en la
actualidad, la legislación los ha desbordado. Esto se debe a que ya no resuelven nada por sí sola,
o va demasiado lejos, atando de manos a la administración. Todo esto nos lleva a pensar que los
cuerpos deliberantes son mejores en la crítica que en la elaboración y superiores en el control
que en la intervención directa en el gobierno o la administración.

Este eclipse que disminuye a los órganos legislativos se debe a que el estado contemporáneo,
diseñado para ser un estado legislativo, se ha transformado en un estado administrativo, por lo
que se los utilizan más como foros donde se debaten las grandes líneas de acción. Por lo tanto,
también esta privado de responder a las usurpaciones que se cometen contra él, ya que no posee
la consistencia y solidez necesaria como para ejercer sus propios atributos.

Aparición de nuevas funciones y su difícil encasillamiento.​ El constitucionalismo supuso que


bastaba con dictar una constitución inspirada en la tripartición para que cualquiera de las
funciones atribuidas a un ente estatal pudiera reconocerse como perteneciente a uno de esos
poderes. Sin embargo, esta pretensión de comprimir toda la actividad estatal en un código escrito
resulto utópica. Además, aparecieron nuevas funciones estatales que, en principio, no
encuadraron en los moldes tradicionales a lo que respondía el preestablecido espectro pero que,
en la actualidad, si pueden ser tomadas en cuenta.

Algunas instituciones que surgen en la constitución argentina son: Auditoria General de la Nación
(​Art. 85​), Defensor del Pueblo (​art. 86​), Consejo de la Magistratura (​Art. 115​) y el Ministerio
Publico (​art. 120​).

Este fenómeno, según Loñ y Garcia Pelayo, no quiere decir que el poder se haya mudado, sino
que tan solo varía la forma y el contenido del poder, además de que aumentan debido a la
diferenciación o especialización del mismo.

Por ejemplo, el legislativo ya no solo dicta leyes y controla, sino que también cumple algunas
funciones de índole ejecutiva y otras de carácter judicial. El ejecutivo, a su vez, suma a sus
potestades algunas competencias jurisdiccionales de sede administrativa y otras de índole
normativa. Ni hablar del judicial, el cual tiene la aptitud para ejecutar determinadas diligencias
propias de gobierno, dirimir conflictos planteados y controlar la constitucionalidad de las leyes y
actos en las naciones donde se le reconoce ese atributo.

Proliferación de emergencias​: La emergencia ha sido la herramienta institucional preferida para


autopreservar la vida del ente colectivo. Lo ideal sería apelar a él solamente en situaciones
extraordinarias, ya que también se trata de un medio extraordinario.

Sin embargo, también se las utiliza de forma abusiva. Mucha de la historia contemporánea de los
países latinoamericanos está escrita con la letra de los abusos gestados a través de la sanción de
la ley marcial o los estados de sitio. En argentina también se utilizan otros mecanismos como la
intervención federal, el poder de policía de emergencia, los DNU y la legislación delegada.

Se puede decir que, hoy por hoy, las emergencias son sancionadas para que el ejecutivo ejerza
de sus atributos a su antojo, dejando de lado al Congreso. Pero esto se debe a la debilidad
institucional de nuestro país, llegando al punto de que hemos aprendido a vivir con naturalidad en
un clima en donde es frecuente que los poderes públicos apelen a las “emergencias”. Tanto se ha
integrado una y otra, que nuestra democracia tiene en sus entrañas a la emergencia y esta vive y
se manifiesta a través de nuestra democracia.

Las cuestiones políticas:​ Me rindo. Midon, me ganaste.

Temas transnacionales y poderes de hecho:​ Somos conscientes de que en tiempos en que la


potestad de los gobiernos se diluye frente a la problemática de temas transnacionales
(contaminación, migraciones masivas, narcotráfico, pobreza, etc.), parece indiscutible que la
agenda temática excede en mucho a aquella visión que esquematizo el poder.

Además, habrá que computar que por efectos propios de la globalización, se encuentra
seriamente cuestionado el rol del estado nación, ámbito a partir del cual fue posible la tesis
propiciada por Montesquieu.

Esto evidencia que al lado de los poderes de derecho, se encuentran los poderes de hecho, los
cuales ejercen un activo protagonismo en el ordenamiento, haciendo sentir sus efectos sobre la
estructura institucional.

Una técnica indispensable para organizar el poder y efectivizar las libertades.

Lo inobjetable es que, a pesar de tantos cuestionamientos y obstáculos, la fórmula de la división


de poderes no ha podido ser sustituida por otra alternativa. Sigue siendo necesario para organizar
el poder y efectivizar las libertades.

7. División de poderes en el territorio. Formas de estado.

Es lógico clasificar a las formas de estado en una trilogía: unitarismo, federalismo


(contemporáneas) y confederación (retirada).

Nociones básicas del unitarismo y federalismo.

En el ​estado unitario,​ las atribuciones políticas que hacen a su funcionamiento se encuentran


concentradas en un solo núcleo de poder. Las divisiones geográficas en la cual se practica esta
modalidad son meras configuraciones territoriales de tipo administrativo, que carecen de potestad
decisiva y obran con sujeción a los dictados jurídico-políticos emanados del poder central.
Mientras que ese tipo de estado conlleva la centralización, es el ​estado federal el que alimenta la
idea opuesta. Este se caracteriza por:

La coexistencia de dos órdenes jurídicos que, como consecuencia de su establecimiento,


generan, como mínimo

Una dualidad gubernativa,

Asignando a cada una de ellas el ejercicio de ciertas competencias y,

Respetando para los estados miembros la calidad de autónomos.

De esos tres rasgos representados por el orden jurídico federal y los órdenes jurídicos
provinciales; el gobierno central y los gobiernos locales; y las potestades confiadas a cada
porción de ellos, emerge la práctica de la descentralización, cuyo soporte es la autonomía de los
estados federados.

Diferencias entre la federación y la confederación.

La CONFEDERACION es la figura que se identifica asociando varios estados soberanos a través


de un pacto de derecho internacional, mientras que en la FEDERACION el instrumento jurídico es
la constitución.

En la CONFEDERACION el órgano de gobierno se llama “Dieta” y carece de imperio sobre los


estados que la constituyen; en cambio, a los poderes del gobierno FEDERAL se les reconoce el
pleno imperio.

La CONFEDERACION carece de poder directo sobre los individuos que componen a la


población, mientras que en un estado FEDERAL tiene gobierno directo sobre los habitantes.

En la CONFEDERACION los estados que la conforman son soberanos; en los estados


FEDERALES son autónomos.

Los estado CONFEDERADOS tiene los derechos de secesión (dejar de pertenecer a la


confederación) y nulificación (facultad de negarse a aplicar las disposiciones emanadas por el
órgano de gobierno).

8. Estados supranacionales.

Cada vez que se habla de supranacionalidad, debemos hacer referencia a los patrones
adoptados por la Comunidad Europea.

En sus orígenes este fenómeno se manifestó a través de la Comunidad Europea de Carbón y del
Acero, en 1951. Se trataba de una ​novedad política (administración conjunta de bienes sensibles
por un grupo de estados en la que participaban dos archirrivales como Francia y Alemania),
jurídica (creación de una autoridad supranacional) y ​económica (formación de un mercado
común).
Hasta ese momento las estructuras de poder que se conocían en el mundo perfilaban un modelo
bipartito, que reconocía sus orígenes dentro del Estado (nacional) o fuera de el (internacional). Lo
novedoso es la aparición de esta tercera categoría, que respondía a patrones marcadamente
diferentes de los que hasta entonces se estilaban.

Sin lugar a dudas el dato más revelador de esta creación asociativa, tiene que ver con las
particularidades que reviste la creación y aplicación del derecho que responde a las siguientes
características:

Ámbito de aplicación​. El derecho comunitario se produce en lo sucesivo a través de órganos


supranacionales, entes que por su naturaleza y situación son distintos y superiores a los estados
agrupados en comunidad.

Sujetos alcanzados​. Las normas dictadas por esos órganos supranacionales alcanzan y obligan a
todos los estados y a sus habitantes.

Mecanismo de incorporación de la normativa.​ Los preceptos producidos por un órgano


supranacional ingresan directamente a los estados asociados, por eso las normas comunitarias
son de aplicación inmediata.

Jerarquía de los preceptos.​ Tienen primacía sobre todas las regulaciones de derecho interno de
cada estado, incluyendo a la propia constitución.

9. Nuestra forma de estado federal. Una frustración constante y un desafío permanente.

Don Pedro Farías recordaba que el federalismo entre nosotros había quedado entre las cosas
que nadie cree, pero que todos perdonan. Esto hace referencia a la prevalencia de las tendencias
centrípetas sobre las centrifugas, en un país en donde la desfederalización es una moneda
corriente.

La definición federal por la que optaron nuestros padres fundadores es una de las disposiciones
que con más empeño han intentado transmitir. Esto se debe, principalmente, a que la constitución
fue dictada debido a que no había otra alternativa. El país estaba llamado a ser federal y la nota
de legitimidad del poder constituyente originario se hallaba estrechamente ligada a la admisión de
esta exigencia. Si no hubiera sido así, las luchas civiles que precedieron a la organización
constitucional se hubieran reanudado.

La causa federal según su miraje.

Desde nuestros comienzos, aprendemos que formamos parte de un estado republicano y federal
pero, con el andar del tiempo, hacemos gala de un federalismo al “​uso nostro”​ que transita por
sendas más emotivas que reales y en las que la republica misma parece esfumada.

Desde cierta perspectiva provinciana, el federalismo es un coto de caza para el “caudillismo”,


escuela de “autonomía de cierta partidocracia”, “botín administrativo” para los detentadores de
turno. Para otros representa una “ilusión normativa”, la suma de territorios que reportan
“agobiantes caras al gobierno central”, un “forzado legado institucional” que debe reformularse
con su extinción.
A ese desalentador panorama de la desfederalización, se le debe sumar también la
desrepublicanizacion. Por lo tanto, para remontar, habrá que recuperar tanto al federalismo como
a la convaleciente república.

El reparto de competencias en la Constitución Nacional.

El sistema normativa tiene su piedra angular en la previsión del ​artículo 121​. En este se
encuentra la regla llamada a deslindar el espacio de potestades, el cual se argumenta bajo el
principio de que únicamente pertenecen a la nación los poderes que a través de la constitución
fueron delegados por las provincias. Los demás (aquellos que no fueron transferido a la órbita
federal), son privativos de las provincias.

De allí surge la conocida formula que expresa que el gobierno federal es un gobierno de
facultades expresamente delegadas, al tiempo que los gobiernos provinciales ejercen facultades
reservadas.

Poderes delegados.

En un principio, encontramos en las normas de los ​artículos 75, 99, 116 y 117 a las facultades
del gobierno central. Sin embargo, la delegación no se agota en tal enumeración, ya que existen
una gran cantidad de disposiciones a lo largo del texto que autorizan competencias en su favor.
PJ: Intervención federal (​Art. 5-6​), Reforma de la constitución (​Art. 30​), Tesoro nacional (​art. 4​),
etc.

Poderes reservados.

En primer lugar hay que aclarar que las provincias son autónomas, por lo que podrán dictarse su
propia constitución (​art. 5 y 123​) bajo el sistema representativo y republicano, de acuerdo a los
principios y garantías de la C.N.

También podrán darse sus propias instituciones locales y regirse por ellas, eligiendo a sus
gobernadores, legisladores y demás funcionarios. (​Art. 122​).

Pueden celebrar tratados parciales para fines de administración de justicia, de intereses


económicos y trabajos de utilidad común, con conocimiento del Congreso (​Art. 125​).

Podrán crear regiones para el desarrollo económico y social (​Art. 124​).

Están facultadas a celebrar convenios internacionales en tanto no sean incompatibles con la


política exterior de la nación y no afecten a las facultades delegadas al gobierno federal o el
crédito publico de la nación (​art. 124​).

Les corresponde el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio (​art.
124​).

Tienen derecho a la integridad de sus territorios (​art. 13​).

Poderes concurrentes.
Son facultades que pueden ser ejercidas tanto por el gobierno federal como por el provincial.

Se puede hacer referencia a los ​artículos 125 y 75 inc. 18​, los cuales habilitan la inmigración,
construcción de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras de propiedad
provincial, la introducción y el establecimiento de nuevas industrias, la importación de capitales
extranjeros y la exploración de sus ríos.

También nos podemos referir a la promoción del progreso económico, el desarrollo humano, la
generación de empleo, la educación, la ciencia, el conocimiento y la cultura, el establecimiento de
impuestos indirectos (​Art. 75 Inc. 2​), entre otros.

El porqué del déficit.

La realidad se ha encargado de demostrar que somos tributarios de prácticas centralizantes,


acentuando el perfil de un país que piensa y sueña al calor de vivencias unitarias.

Se puede poner el acento en los siguientes hechos:

El 80% de nuestra riqueza proviene de un 20% de nuestro territorio (Pampa Húmeda)

La uniformidad de las políticas económicas.

La dependencia financiera de la provincia, acentuada a través del régimen de


coparticipación federal y la renuncia que hicieron los estados a percibir sus propios tributos.

La unificación del sistema comercial.

El abuso de las intervenciones federales.

La férrea disciplina partidaria que ha convertido al Senado de la Nación en una muestra de


expresión sectorial.

La puja por los recursos naturales provinciales que, en muchas ocasiones, fueron
usufructuados por la nación.

El crecimiento de las facultades del Ejecutivo.

Presente y porvenir de nuestro federalismo.

Hemos incurrido en el desacierto de no fomentar conductas federales. Esto quiere decir que la
desfederalización de la Argentina no es fruto de la ausencia normativa, sino del lento resultado de
una vocación centrípeta que muchas veces tornó inútil los esfuerzos realizados para cumplir el
mandato de los padres fundadores.

La responsabilidad es compartida por la indolencia y comodidad de las provincias y sus gobiernos


quienes, en muchas ocasiones, prefirieron la omisión u optaron por el silencio cuando debían
hacer escuchar su voz.

Para estos problemas, el autor Antonio María Hernández propone una serie de condiciones
imprescindibles para solucionarlos.

Primero. ​Se debe producir un profundo cambio de nuestros usos y costumbres.


Segundo. Se necesita de una muy firme y consensuada voluntad política para acabar con la
centralización y los desequilibrios.

Tercero. Se deben modernizaron las políticas públicas y la administración de todos los órdenes
gubernamentales, de forma que se pueda llevar a cabo las transformaciones exigidas por un
proyecto federal.

10. La regionalización.

Con la reforma constitucional se permite “​regionalizar el país”​ . Esto se encuentra en el ​art. 125​,
que es el que permite a las provincias crear regiones para el desarrollo económico y social.

La idea de región viene asociada a la existencia de un nucleamiento geográfico que por su


historia, idiosincrasia, proyección y requerimientos, posibilitar un destino común de desarrollo. La
misma tiene diferentes límites:

Si hacemos referencia a los territorios del Estado, la composición regional importa la


referencia a un espacio territorial determinado, situado en el. EJ: Nordeste, Patagonia, Noroeste,
etc.

En cambio, si se presupone la existencia de un bloque de naciones que se articulan en un


proceso integrativo, la noción involucra un grupo de trazos geográficos en el que dos o más
partes se encuentran simultáneamente asociadas. EJ: CRECENEA-CODESUL.

Una muestra de reacción de las provincias.

Los intentos regionales en Argentina son parte de una reacción de las provincias que, cansadas
de emitir mensajes periféricos, salieron al ruedo puramente normativo para enfrentar con
acciones concretas las tribulaciones de un proceso de desfederalización. Su lanzamiento apunta
a conjugar los esfuerzos de determinadas zonas de la nación para potenciar el crecimiento,
desarrollo e integración de ese ámbito.

Todas las iniciativas fueron adoptadas por el gobierno nacional, como una forma de disminuir la
prevalencia de las tendencias centrípetas, que siempre triunfaban sobre las centrifugas.

Competencia para la creación de regiones.

Regionalizar no importa crear un nuevo orden de gobierno. En sí, la región es la nueva


oportunidad de un acercamiento de escala entre la provincia y la nación, que permite dar a la
política nacional la triple dimensión del país como totalidad, como complementación de regiones y
como unidad indestructible de unidades indestructibles.

Una primera lectura podría conducir a la creencia de que la facultad de “crear regiones” es
exclusiva de las provincias. Sin embargo, esa actividad es compartida con el orden federal. Esto
se debe a que, según el ​artículo 125​, la facultad creativa está sujeta a la exigencia de ser
ejercida con conocimiento del congreso como también, en forma complementaria, el Senado tiene
la facultad de impulsar iniciativas destinadas a promover el desarrollo dentro de esa región (​Art.
75 Inc. 19​).

Sin embargo, el impulso de creación debe partir de una o más provincias y el gobierno federal no
podrá inmiscuirse en la decisión de estados provinciales que se nuclean en una región, ya sea
para excluir o incluir un miembro, para oponerse infundadamente a la composición integrativa que
se elabora o implementar por sí mismo un determinado modelo a la región.

Órganos regionales.

El constituyente consignó que la regionalización conlleva el establecimiento de órganos con


facultades para el cumplimiento de sus fines. La definición de los mismos corre por cuenta por los
actores de la región.

Para Farías, la instancia máxima debería ser una asamblea de gobernadores, acompañada de un
comité ejecutivo, una secretaria técnica y un parlamento constituido por delegaciones de las
bancadas de la legislatura. Los mismos tendrían una doble función: determinaran acerca de los
problemas que requiera la esfera regional y administraran la región de acuerdo a las
competencias transferidas por el gobierno federal.

Para Benito Carlos Garzón, la regionalización cuenta con dos etapas: una de transición y otra de
consolidación. La primera nace del ​art. 124 ​de la C.N. Si durante esta etapa se busca el fin de
lograr un desarrollo económico y social que permita revertir el proceso de marginación y atraso,
se entrará en la etapa de consolidación definitiva de la región. En este momento se hace
necesaria una reforma en las constituciones provinciales para que permitan una delegación de
facultades para dotar a los órganos regionales de atribuciones en el orden regional.

La intervención del congreso. ¿Conocimiento o aprobación?

El acuerdo interprovincial que decide crear una región debe entrar en vigencia con conocimiento
del Congreso. Sin embargo, desde 1853 se ha venido discutiendo acerca si el conocimiento
congresional de aquel art. 107 (​125 en la actualidad) se trataba de mera información o importaba
la potestad de rechazar/aprobar el acuerdo.

Para el Dr. Midon, la exigencia constitucional debe tomarse al pie de la letra. La expresión “... con
conocimiento del Congreso Nacional” solo compatibiliza con una sola interpretación: la de su
pleno sentido. Para afirmar esto, se basa en razones históricas, jurídicas y políticas.

Para empezar, los padres fundadores, al redactar el artículo, se apartaron del proyecto alberdiano
y de la propuesta elaborada por la Comisión de Negocios Constitucionales del Congreso
Constituyente. No hay una constancia histórica de la razón de este apartamiento, pero lo cierto es
que el constituyente actuó contrariando dos sugerencias de innegable peso científico y político,
para adentrarse en un criterio adverso al que ellas postulaban.

La regla de que el Congreso debe tomar conocimiento no solo rige para los tratados domésticos,
sino también para los acuerdos internacionales que celebren las provincias.

Ahora bien, si un tratado de regionalización, ya se interprovincial o internacional, compromete los


intereses políticos o intereses diferidos a los de la república, el congreso estará en condiciones de
articular la constitucionalidad del convenio ante la Corte Suprema y, como última instancia,
declarar intervenidos los distritos en razón de que hayan violado las prescripciones de los
artículos 5 y 6​ de la C.N.

11. Suscripción de convenios internacionales por las provincias.


En un principio el relacionamiento con otros estados era patrimonio exclusivo del Estado-Nación,
quien documentaba esas vinculaciones por medio de tratados, en cuanto se trataban de
estipulaciones que consagraban derechos y creaban obligaciones.

Con el paso del tiempo, los Estados federales (como Argentina) instalaron una controversia
acerca de su las provincias tenían o no facultades para suscribir acuerdos internacionales. En el
caso argentino, aparece el criterio del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto que expresa:

La conducción de la política exterior es competencia del gobierno federal.

Solo ese tiene atribuciones para firmar tratados con otros estados.

No puede firmar tratados que afecten competencias no delegadas por las provincias, sin el
consentimiento de la provincia involucrada.

Los funcionarios provinciales pueden firmar tratados con otros estados, dentro de las
competencias no delegadas o concurrentes de acuerdo a lo dispuesto por la C.N y la provincial.

El debate se abrió debido a los signos de interdependencia que mostraban las provincias. Es por
eso que tanto la doctrina como el constituyente coincidieron en otorgar a los estados provinciales
la facultad de celebrar tratados internacionales.

Fue ​Pedro Frías el que explicó que la gestión de facultades conservadas y concurrentes puede
desbordar la jurisdicción interna y traducirse en el ámbito internacional, sin por eso usurpar
facultades al gobierno federal. Esto quiere decir que la contratación de bienes, préstamos y
servicios está dentro de esas facultades y nada obsta a que promuevan su turismo o sus
productos al exterior.

Además, el llamado Pacto de Reafirmación Federal terminó de reconocer el derecho de las


provincias a realizar gestiones y acuerdos de orden internacional.

Los convenios internacionales que suscriben las provincias ¿son equiparables a los
tratados que celebra la nación?

Los convenios internacionales firmados por las provincias (​art. 124​) ​NO SON EQUIPARABLES
con los que celebra la nación.

Somos un estado federal que está conformado a partir de una delegación de atribuciones que los
estados miembros hicieron al gobierno central, entre ellas la de política exterior. A este
razonamiento se le debe adicionar tres hechos que sirven para ahondar las diferencias:

Los tratados internacionales son celebrados por entes con personería jurídica en el ámbito
internacional.

Como al estado federal le compete el manejo de las relaciones exteriores, su poder


constituyente le corresponde la potestad de reglar los pormenores establecidos para negociar,
concluir y aprobar un tratado internacional.

La jerarquía de un tratado concebido por el estado argentino es superior al de las leyes,


ubicándose en el segundo lugar de nuestro ordenamiento.

Exigencias constitucionales.
Que no sean incompatibles con la política exterior Con la reforma de 1994 se dispone que un
acuerdo internacional emprendido por un estado miembro sea válido en la medida en que resulte
compatible con la política exterior de la nación. Se trata de una restricción permisiva, ya que solo
solicitan que no se aparten del accionar económico delineado por el gobierno federal.

Que no afecten a las facultades delegadas al gobierno federal.​ La provincia no puede invadir las
atribuciones que le fueron otorgadas al gobierno federal. Ya no solo se hace referencia a la
política exterior, sino también a cualquier otra potestad correspondiente al gobierno central.

Que no afecten el crédito público de la nación.​ Todo acuerdo que obligue a una provincia a
realizar pagos a otro estado es inválido. Así, cualquier compromiso que asuma un miembro de la
federación importa una restricción a la capacidad de respuesta económica de la nación.

Que se suscriban con conocimiento del Congreso Federal.

Responsabilidad del estado federal frente a los convenios internacionales suscriptos por
las provincias.

Esto se observa en el art. 27 de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados. El


mismo especifica que “una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado”. A esto se le suma lo dispuesto en el art. 46, que
expresa que la situación mencionada no podrá ser alegada como “vicio de su consentimiento”.

La normativa es clara. No podrá invocarse ninguna norma interna para exculpar de la


responsabilidad de nuestro estado ante la comunidad internacional.

12. Creación de nuevas provincias.

En la época en la que fue dictada la constitución de 1853, aun existían territorios despoblados y la
provincia de Buenos Aires estaba separada de la Confederación. En consecuencia, era previsible
que con el andar del tiempo surjan nuevos estados, ya sea por la división de las existentes o la
creación de nuevas provincias. A ese fin apunto el ​art. 13​ de la C.N.

Hipótesis comprendidas.

Creación de nueva provincia por cesión, anexión o compra de un territorio que pertenece a otro
estado.​ Solamente se reconoce un precedente: la incorporación de Buenos Aires a la
Confederación tras el pacto de San José de Flores.

Creación de una provincia en el territorio de otra.​ El último caso ocurrió en 1881, cuando se
establecieron los límites de la provincia de Corrientes, separándola de la de Misiones, que
formaba parte de la primera desde 1814.

Creación de una provincia en el territorio de dos o más:​ Nunca ocurrió.

Creación de una provincia por la unión de varias​: Nunca ocurrió.

Creación de una provincia por decisión del congreso.​ Es el caso de los Territorios Nacionales

Procedimiento.

La provincia es parte esencial. No se puede prescindir de su voluntad. Por ello la norma


constitucional exige el consentimiento de su legislatura. Sin embargo, también es necesario que
el Congreso Nacional se pronuncie acerca de la oportunidad, necesidad y conveniencia del nuevo
estado.

13. Garantía federal.

Es la seguridad brindada por el poder central a las provincias de que se respetará su autonomía e
integridad territorial, en la medida que estas cumplan con lo establecido en la C.N. Esta idea
surge de la aparición de un estado (como un conjunto de provincias que se unieron), en el cual
los estados miembros delegan ciertas atribuciones que le eran propias. A su vez, las provincias
tienen el derecho a reclamar estas seguridades para el goce y ejercicio de sus instituciones.

El precepto que hace referencia a la garantía federal se encuentra en el ​art. 5​ de la Constitución.

Sistema representativo-republicano.

Esta exigencia tiene que ver con la necesidad de homogeneidad institucional en el territorio.
Resultaría inconcebible que un estado miembro no estableciera la división de poderes, destinara
sus cargos públicos a perpetuar personas en el poder, disponga prerrogativas en favor de
algunos, negará la posibilidad de elegir a sus gobernantes, etc.

Principios, declaraciones y garantías.

Se entiende por ​principio a la regla máxima de organización política, en cuanto sirven de


fundamento al sistema constitucional.

Las ​declaraciones son enunciados solemnes que compromete a la nación en su conjunto con
respecto a las demás de la tierra.

Las ​garantías emergen como medios para hacer los derechos, propendiendo a la real vigencia de
ellos.

La primera parte de la constitución (​Art. 1 al 43​) está dedicada a las declaraciones, derechos y
garantías.

Administración de justicia.

Las provincias deben dictar una constitución y, por lo tanto, adaptarse al sistema republicano.
Esto quiere decir que debe haber una división de poderes, lo que implica la existencia de un
poder judicial. Esto es, principalmente, porque uno de los objetivos del preámbulo es afianzar la
justicia y tal afianzamiento solo es posible en la medida que existan órganos habilitados con
competencia específica para dictarla.

Los jueces de provincia son independientes de la justicia federal y sus decisiones finales son
susceptibles de recurso ante la Corte cuando medie arbitrariedad o inconstitucionalidad.

Autonomía municipal.

Es la facultad que tienen las comunas para gobernarse a sí mismas, darse su propia carta
orgánica, elegir autoridades, recaudar sus recursos y disponer de ellos. Con la reforma de 1994,
la autonomía municipal comprende de 4 aspectos:
Institucional. Facultad de dictase su propia carta orgánica mediante una convención convocada al
efecto.

Política.​ Asegurar el gobierno representativo propio.

Administrativo.​ Libre organización de sus servicios públicos.

Económico-financiero.​ Define su propio sistema de renta, cobra impuestos, contrae empréstitos,


administra su presupuesto. Robustece sus fuentes de recursos y percepción e inversión de ellos
sin control de otro poder político.

Educación primaria.

El desarrollo de este nivel educativo, aunque compete a las provincias, es también materia federal
en orden a lo dispuesto por el ​artículo 75. Inc. 18​.

14. Intervención federal.

Es la facultad extraordinaria del gobierno federal destinada a hacer efectivas las seguridades
ofrecidas a las provincias en cuanto al goce y ejercicio de instituciones. Se halla contenido en los
artículos 5, 6, 75 inc. 31 y 99 inc. 20​.

Aparece como parte necesaria de todo convenio federativo ya que los estados miembros, al crear
la federación, transfirieron muchos de sus medios de coerción al gobierno central, razón por la
cual requieren contraprestación institucional para los casos en que sus gobiernos no puedan
mantener la paz o preservar sus instituciones.

Tipos de intervención.

Las intervenciones se pueden clasificar según su causa, su objeto, y el grado de iniciativa que
para su ejercicio tenga el gobierno federal.

Según la causa que las autoriza​:

Incumplimiento de algunas de las condiciones establecidas en el art. 5 de la C.N.

Subversión de la forma republicana de gobierno.

Invasión exterior

Sedición

Invasión de otra provincia.

Según el objeto que se proponen​:

Hacer observar las prescripciones del artículo 5.

Garantir la forma republicana.

Repeler una invasión extranjera.

Sostener o restablecer a las autoridades provinciales depuestas.

Según el grado de iniciativa del gobierno federal​:


Intervención por propia determinación del gobierno central: Se produce en los supuestos
de incumplimiento del artículo 5, subversión de la forma republicana o invasión exterior.

Intervención por pedido expreso o tácito de las autoridades provinciales constituidas, en los
casos de sedición o invasión de otra provincia.

La intervención según sus causas.

Incumplimiento de algunas de las condiciones establecidas en el art. 5 de la C.N​: Si un estado


infringiera alguna condición del art, ya sea al no asegurar la administración de justicia, la
autonomía municipal o la educación primaria, se hallaría incurso en esta causa.

Subversión de la forma republicana de gobierno:​ Ha sido la herramienta preferida del poder


central para intervenir a las provincias. Hace referencia a la ausencia de algunos principios que
disciplinan a la república como, por ejemplo, la soberanía popular, la división de poderes, la
periodicidad en el ejercicio de la función pública, la publicidad de los actos de gobierno, la
responsabilidad de los funcionarios públicos y la igualdad ante la ley.

Invasión exterior​:

Sedición:​ Levantamiento que depone o amenaza con deponer a las autoridades provinciales.
Objetivamente, el derrocamiento de la autoridad es fácil de comprobar. Sin embargo, se presenta
una dificultad a la hora de juzgar la entidad de un movimiento que amenaza con deponer. Por eso
mismo, se trata de una apreciación que incumbe a los poderes políticos, quienes deberán formar
un adecuado juicio de la situación para computar la inminencia y actualidad de la amenaza.

Puede darse el caso que conviva con un estado de sitio, según lo expuesto en el ​art. 23​.

Invasión de otra provincia:​ Ninguna provincia puede declarar la guerra a otra provincia (​Art. 127​).
Las quejas que tengan entre ellas deberán ser presentadas a la Corte Suprema de Justicia de la
Nación. Cualquier hostilidad que se produzca entre ellas será entendida como actos de guerra
civil, calificados de sedición o asonada, la cual deberá ser sofocada y reprimida por el gobierno
central conforme a la ley.

La intervención según su objeto.

Hacer observar las prescripciones del artículo 5​: La inobservancia de alguno de los supuestos
que condicionan al poder constituyente local es hecho infractorio que habilita la intervención de
esa provincia.

Garantir la forma republicana​: Tiene que ver con el mantenimiento de las similitudes
institucionales mínimas de la federación.

Repeler una invasión extranjera​: Es el propósito más importante de todos. El ataque de otro país
importa una realidad bélica que lesiona la soberanía del estado federal y, por lo tanto, la
integridad institucional de la provincia. De esta forma, se utiliza a la intervención como una
herramienta destinada a conjurar la invasión, preservando la vida y restantes derechos de los
habitantes de la nación.

Sostener o restablecer a las autoridades provinciales depuestas​: Se trata del caso en que las
autoridades provinciales son depuestas o amenazadas a raíz de sedición o invasión de otra
provincia. Para cumplir el remedio federal se debe reconstruir los espacios de poder alterados,
reponiendo en su ejercicio a los titulares o brindando garantías para la permanencia de los
amenazados.

La intervención según el grado de iniciativa del gobierno.

Intervención de oficio​: Comprende intervenciones causadas por la inobservancia del art. 5,


alteración de la forma republicana e invasiones exteriores. Ante estas situaciones, el gobierno
central debe actuar en forma rápida y sin ninguna traba.

Intervención a requerimiento​: Cuando se trata de sedición o invasión de otra provincia y la


finalidad de ella es consiste en sostener o restablecer a las autoridades, resulta indispensable el
requerimiento por parte de la provincia que va a ser intervenida.

Se hallan habilitadas a requerir la intervención el gobernador, la legislatura y el superior tribunal


de justicia o corte suprema provincial. Resulta necesaria la expresión de la voluntad
intervencionista por parte del órgano que solicita la intervención.

Órgano llamado a intervenir.

Luego de la reforma constitucional, se expresa que la competencia para intervenir una provincia
es meramente congresional (​art. 75 inc. 31​). Solamente podrá ser ejercida por el ejecutivo en los
casos de receso del Congreso. Sin embargo, una vez finalice el mismo, los legisladores deberán
convocarse para aprobar o rechazar la intervención decretada ​(Art. 99 inc. 20​).

Esto quiere decir que si el ejecutivo se excede en el uso de esa atribución, el Congreso está en
condiciones de rechazar la intervención que a su vez significará retrotraer la situación institucional
a la existente en el momento en el que el ejecutivo dispuso la intervención.

Todos los actos administrativos, decretos leyes y las normas dictadas por el interventor durante el
periodo de sus funciones se presumen legítimos. Como regla, tienen validez durante esa
transitoriedad.

Designación del interventor. Facultades.

Nada dice la constitución sobre qué requisitos que debe satisfacer el funcionario, cual es el
órgano que lo designa y que facultades tiene para cumplir su cometido.

La praxis política hace recaer la facultad de designar en el poder ejecutivo. Esto se debe a que el
funcionario elegido debe representar de forma directa a ese poder.

La ininterrumpida practica ha hecho que la intervención sea unipersonal, pero nada obsta a que la
misma este a cargo de más de una persona.

Para cumplir su cometido, el interventor debe obrar con sujeción a la ley que dispuso la
intervención, haciendo prevalecer sus contenidos frente a eventuales instrucciones contradictorias
que pueda darle, por ejemplo, el presidente. Cualquiera sea la extensión de sus facultades, ellas
son ejercidas en nombre y por autoridad del gobierno federal. Por lo tanto, responderá ante la
justicia federal por todos los actos que sean consecuencia de su función.
Si la intervención alcanza al ejecutivo, el interventor sustituye al gobernador, por lo que podrá
ejercer las competencias que la constitución local confiere al poder ejecutivo provincial.

Si interviene el legislativo, el interventor reemplaza a la legislatura y podrá dictar decreto-leyes.

En caso de intervenir el judicial, el comisionado solo tendrá la aptitud para cesantear jueces y
designarles un reemplazo. Jamás podrá cumplir funciones judiciales.

Si la intervención alcanza a los tres poderes, ello no implica que tal extensión comporte la
necesaria intervención de los municipios.

¿La intervención importa necesariamente sustitución de los gobernantes provinciales?

Para la doctrina, la expresión “intervenir el territorio” no implica que, como consecuencia de la


intervención, deba operarse el cese de la autoridad local. Se posibilitará así una acción tuitiva y
no coercitiva que puede ayudar a resolver la dificultad existente sin necesidad de reemplazar a
las legítimas autoridades.

Pasmosa estadística.

BOLILLA 2

1. Capital de la nación. Antecedentes.

Aun antes de su reconocimiento legislativo, la Ciudad de Buenos Aires se estableció como capital
del país. Las secuencias que le tocaron protagonizar hicieron que la ciudad estuviera involucrada
en los grandes acontecimientos de la nación. Es por eso que se dice que los constituyentes, al
designarla, no hicieron otra cosa que salvar una gran dificultad.

De 1853 a 1880.

La constitución de 1853 establecía que las autoridades debían residir en Buenos Aires (Art. 3).
Sin embargo, esta determinación no tuvo influencia, debido a que la provincia se encontraba
separada de la Confederación Argentina. Por eso las autoridades se instalaron en Paraná, que
oficio de capital provisoria.

No obstante, luego de la Batalla de Cepeda, Buenos Aires y la Confederación firmaron el Pacto


de San José de Flores, mediante el cual la provincia resguardaba su integridad territorial y se
reservaba la facultad de examinar la constitución. Pese a que Buenos Aires no cedió ninguna
parte de su territorio para instalar la capital, las autoridades nacionales residieron en ella. Es muy
importante mencionar que también se encargaron de obstruir cualquier otra iniciativa que llevara
la capital a otro lugar del país (Mitre veto una ley que declaraba capital a Rosario y Sarmiento
hizo lo mismo en dos ocasiones: Una que la fijaba en el interior de Córdoba y otra en Rosario).

En 1880 Nicolás Avellaneda, ante un levantamiento realizado por Carlos Tejedor, gobernador de
Buenos Aires, instaló provisoriamente el gobierno federal en Belgrano y dicto las leyes 1029 y
1030, a través de las cuales se invitaba a Buenos Aires a ceder parte de su territorio para la
capital y que, en caso de no hacerlo, se convocaría a una Convención Constituyente para
modificar el Art. 3. Ante esta disyuntiva, Buenos Aires no tuvo otra opción que ceder el territorio
requerido.
Régimen político inicial.

Hasta la reforma de 1994, la capital gozó de un régimen político sui generis, es decir, se regía por
las instituciones que le suministraba la constitución. Esto quiere decir que le presidente era el jefe
inmediato de la capital, el congreso de la nación auspiciaba de legislatura local y administraban
justicia los jueces naturales. También elegían diputados y senadores.

Ciudad autónoma.

A partir de la reforma, el ​artículo 129 establece que la ciudad de Buenos Aires tendrá un régimen
de gobierno autónomo, con facultades propias de legislación y jurisdicción.

Las facultades de jurisdicción no significan otra cosa que un poder judicial y esto se relaciona
también con la cláusula transitoria establecida al respecto, ​fijando que los jueces que hoy
pertenecen a la justicia nacional de Buenos Aires pasen a ser los jueces de la ciudad de Buenos
Aires. En una primera etapa, el precepto constitucional ha sido entendido a través de la ley
24588, que regulo los pormenores y los alcances de la autonomía C.A.B.A.

Luego, mediante Convención Constituyente, sanciono su estatuto. A través de él se establece


que la autoridad ejecutiva –jefe de gobierno-, será elegido por el pueblo y, además, se fija un
poder legislativo propio.

La inconstitucional trilogía jurisdiccional. Evaluación.

A pesar de que el ​artículo 129 consagró un gobierno autónomo con facultades propias de
jurisdicción. La ley 24588 en su art. 18 dispuso que la justicia nacional ordinaria de la Ciudad de
Buenos Aires siguiera estando a cargo del poder judicial de la nación. Esta contradicción aparece
como violatoria del principio de supremacía (​art. 31​) y de la garantía del juez natural (​art. 18​).
Pero no fue la única inconstitucionalidad, debido a que también se mantuvo a cargo del estado
nacional la competencia en materia de seguridad, Registro de la Propiedad del Inmueble y la
Inspección de Personas Jurídicas, además de que declaro que la nación conserva todo el poder
no atribuido por la C.N.

En la ciudad de Buenos Aires, actualmente, hay tres manifestaciones originales de la jurisdicción:


La ​federal,​ sea por razón de materia, lugar o personas; la ​nacional/ordinaria​, un equivalente a la
misión que cumplen en las provincias los jueces; y la ​contravencional,​ que hace referencia a lo
administrativo y tributario local. Esta trilogía, que no responde al ​art. 129​, es totalmente
INCONSTITUCIONAL.

2. ¿Qué es el parlamento o el congreso?

Los órganos legislativos que hoy conocemos bajo la indistinta denominación de parlamento,
congreso, duma, cortes, asambleas, etc., se manifestaron con mucha antelación al
establecimiento de las leyes fundamentales.

La locución “parlamento” es oriunda de la voz “parlar” que significa hablar. Sin embargo, decir que
en un parlamento solo se habla es expresión insuficiente para pintar su ser. De todas formas, es
una aproximación, en cuanto y en tanto entendamos que hablar también importa argumentar, dar
razones para convencer a otros y evaluar la oportunidad y convivencia de ciertas medidas.
Como consecuencia de su naturaleza, se trata de un órgano que debe adoptar decisiones de
intereses para el estado y para eso debe reunirse y deliberar. Hauriou explicaba que la
deliberación constaba de dos etapas: una de discusión y otra de votación. A través de la reflexión
y la puesta en común de las diferentes críticas se llegaba a establecer una herramienta de
armado y desarmado (toma y daca), que es la más valiosa y la que confiere sentido y vigor a un
órgano representativo. Justamente por esto se considera que las decisiones de un órgano
deliberante presentan cualidades superiores a las que adopta un órgano ejecutivo.

Sin embargo, ese “dar y recibir” tiene un límite conocido como logrolling o, como se la conoce
vulgarmente, el intercambio de favores. Esta tiene se presenta de 3 formas diferentes:

La PRIMERA significa un intercambio implícito de votos parlamentarios que se aplican en


diferentes casos. Desde este punto de vista, se puede decir que significa: “yo estoy de acuardo
en votar por algo que usted desea pero, a cambio, debo obtener su apoyo en votar por algo que
yo también deseo”.

La SEGUNDA hace referencia a la compra de votos. Esto se podría traducir como: “Yo
estoy dispuesto a apoyar la ley que usted necesita, pero a cambio de obtener un apoyo monetario
de su parte o conseguir algo que me interesa”

La TERCERA se trata simplemente de abandonar sus pensamientos. Se podría decir


como: “yo soy capaz de abandonar mi partido y pasarme al suyo, o de cambiar mi ideología e
involucrarme en su proyecto político según el precio que usted esté dispuesto a pagarme”.

Es por eso que un parlamento/congreso, a pesar de sus aciertos o errores es, ante todo, un
ámbito de poder. En todas sus manifestaciones conocidas los órganos que dictan leyes están
compuestos por muchas personas. De allí que ese poder es, por excelencia, un órgano colegiado.

El poder LEGISLATIVO es plural, compuesto por individuos de origen diverso y orientado a la


discusión colectiva, en la búsqueda del consenso. Se le asignó la tarea más significativa: la de
dictar leyes. Se acertó en la concepción de que el atributo legislativo debía estar separado del
ejecutivo, pero se erró en la idea de que las contrariedades de la sociedad se resuelven
solamente con leyes.

En un principio no se otorgó a los congresos y parlamentos la potestad de legislar. Con el paso


del tiempo se la ha ido reconociendo esa tarea.

En Argentina se lo considera como un “sello de goma” del ejecutivo. Esto se debe a que la
capacidad de iniciativa política reside en ese poder. A esto se le denomina legislaturas reactivas
que, según Llanos y Nolte, se clasifica en SUBORDINADAS (cumplen todo lo que el PE dicta) y
RECALCITRANTES (Se ocupan de bloquear los proyectos del PE).

Cámara única, bicameralismo o pluricameralismo. Fundamento constitucional de nuestro


bicameralismo.

El constituyente argentino escogió como más apropiado al sistema BICAMERAL, tal como lo
expresa el ​art. 44​. Esta idea surgió de la constitución de Estados Unidos que, luego de grandes
periodos de debates, adopto este sistema. En un principio, las opiniones aparecieron divididas:

Por un lado, estaban los estados de mayor población, los cuales apoyaban el
UNICAMERALISMO, que sostenía que la representación debía sustentarse en el número de
habitantes de cada organización política que integraba a la unión. Esto se debe a que este
modelo les aseguraba un número de componentes elevado en el futuro congreso.

Por el otro se encontraban los estados de menor población, los cuales postulaban la
igualdad política de integrantes de la federación. De esta manera, el número de legisladores
quedaban uniformados para la totalidad de los estados.

Tocqueville sostenía que unos querían hacer la Unión una liga de estados independientes y los
otros pretendían reunir a los habitantes de las antiguas colonias inglesas en un solo y mismo
pueblo, dándoles un gobierno que pudiera actuar como el único representante de la nación.

Las consecuencias políticas de las dos teorías eran muy diversas. Si se trataba de organizar una
liga y no un gobierno nacional, tocaba a la mayoría de los estados hacer ley y no a la mayoría de
los habitantes de la unión. Esto se debe a que cada estado entraba a la unión con un pie de
igualdad perfecta. Sin embargo, si consideraba a los habitantes de USA como formando un solo y
mismo pueblo, se entendería que la mayoría de los ciudadanos de la Unión hiciera ley.

La fórmula ideada por Franklin vino a zanjar las diferencias. Se instrumentó un poder legislativo
mixto que se organizaba en dos cámaras. En una se encontraban los representantes elegidos en
proporción a la población y en la otra a dos comisionados por estado, cualquiera sea su
composición población o riqueza.

De este modo se auspiciaba una justa distribución política de los escaños, ya que una cámara
reflejaría el número de habitantes de cada distrito y la otra serviría de freno o contrapeso a la
mayor representación que tuvieran algunos estados muy poblados. La forma del estado federal
era uno de los temas que no admitía mayores discusiones y la inserción de un poder legislativo
con dos cámaras ayudaba mucho a su concreción.

Alberdi se había pronunciado por la necesidad de un congreso general, formado por dos
cámaras. En Argentina, el sistema bicameral encuentra su pretexto en la necesidad de equilibrar
los dos grandes gobiernos creados: el federal y el de los órdenes provinciales. ​Así, los diputados
representan a la nación y los senadores a al provincias.

La otra alternativa existente es la del UNICAMERALISMO. No se ha utilizado demasiado, y eso


se puede verificar debido a que hay que ir muy lejos en el tiempo para encontrar un modelo
constitucional de una sola cámara, tales como fueron el Reglamento de 1811, el Estatuto de 1815
y el Reglamento de 1817.

Otro sistema que tuvo poco uso fue el del PLURICAMERALISMO. El mismo admitía 4 cámaras:
El Consejo de Estado, que preparaba los proyectos; el Tribunado, que los discutía sin votar; un
Cuerpo Legislativo, que los votaba sin discutir; y un Senado, que controlaba la constitucionalidad
del texto.

Argumentos que se vierten para sostener las virtudes del bicameralismo y del
unicameralismo.

Los que proponen el BICAMERALISMO sostienen:

Permite un mutuo control, evitando el predominio institucional o político de una sobre otra.
El producto que emana de ellas será elaborado en un marco de prudencia, serenidad y
mesura, posibilitando la corrección de errores.

Permite que intervengan en el quehacer del Congreso un mayor número de intereses.

Dos cámaras cumplen mejor el cometido del control.

Los partidarios del UNICAMERALISMO replican:

La preeminencia y los abusos que incurra un órgano no se resuelven necesariamente con


la creación de otro paralelo.

El sistema bicameral se presta a que una de las cámaras se constituya como centro de
bloqueo de las iniciativas de la otra.

Dos cámaras atentan contra la expeditividad y eficiencia de los órganos representativos.

El cometido de control no es más eficiente por el hecho de que lo realicen dos cámaras.
Cuando el oficialismo tiene la mayoría en una o las dos, el control es escaso o inexistente.

Sin embargo, la utilización de cada sistema responde más a la idiosincrancia de cada pueblo,
antes que a sus potenciales ventajas teóricas.

3. ¿A quién o quienes representan los diputados y senadores? ​Tesis positivas, tesis


negativas.

Si bien la respuesta constitucional es contundente a la hora de definir que los diputados


representan a la nación y los senadores a las provincias, en el contexto de nuestras prácticas
políticas esa solución es meramente retórica y formal, pues la realidad evidencia que en los
hechos ninguno representa realmente a quienes establece la constitución.

Esto se debe a que muchas veces un legislador no representa a nadie, pese a ser elegido por
muchos; otras, sectoriza su representación al convertirse en vocero de un determinado grupo de
la sociedad; en ciertas ocasiones sigue linealmente las directivas fijadas por el partido. Esto
quiere decir que el rol que cumple cada uno en términos de hacer presente a alguien que no lo
está, no puede desentenderse de su calidad de oficialista u opositor.

4. El órgano legislativo argentino se llama congreso. En nuestro sistema no tenemos


parlamento.

Entre el congreso y los parlamentos hay semejanzas estructurales y funcionales: los dos son
asambleas de personas, al menos una cámara tiene origen popular, rigen las prácticas del
derecho parlamentario, sancionan leyes imperativas y se debaten leyes y otros acontecimientos
relevantes. Sin embargo, NO SON SINONIMOS. Son los sueltos periodísticos, los comunicados
oficiales y el lenguaje corriente los que tienden a establecer una errónea sinonimia entre estos
conceptos.

Al hablar de PARLAMENTO designamos a las asambleas políticas modeladas en el patrón de


Inglaterra, mientras que se llama CONGRESO a la asamblea que desempeña el poder legislativo
en un régimen de gobierno presidencial. En la argentina no tenemos parlamento, tenemos
CONGRESO. Esto no es solo una diferencia semántica, sino también cualitativa.
Gentile refiere que la principal función de ambos órganos legislativos es dictar decisiones con
fuerza de ley. Sin embargo, mientras el parlamento se limita a sancionarla, el Congreso las hace
(son sus comisiones las que redactan los proyectos) y sanciona. Además, no tiene por delante un
monarca, ni un gabinete surgido de su seno, sino que tiene al presidente de la república.

5. ​Los legisladores son representantes libres, no mandatarios aferrados a inflexibles


instrucciones.

Para explicar esto, primero se debe realizar un repaso del proceso histórico.

En el modo imperfecto de representación del medioevo, aquella persona a quien se le asignaba la


calidad de representante estaba limitada a hacer única y exclusivamente el objeto que formaba
parte de su comisión. El mandato imperativo nació cuando se advierte la necesidad de canalizar
inquietudes y manifestar su voluntad, institucionalizándola a través de una persona a quien
confían la ejecución de sus tareas comunes. El nominado para esa función elegía y decidía
dentro de los límites que le habían sido confiados. Esos límites estrechaban el margen de
operatividad que debía tener un representante, quien debía actuar en torno a las instrucciones
recibidas.

Con el paso del tiempo, gracias a la Ordenanza Real de 1789, se consideró que los poderes de
los diputados debían ser generales. En Argentina esto se puede observar cuando las provincias
se suscribieron al Acuerdo de San Nicolás, por medio del cual se convocó al poder constituyente
originario de 1853 y que, en su artículo 6, estableció que los diputados no trajeran instrucciones
especiales que restringieran sus poderes. Esto se debe a que conferir ordenes terminantes
parece más propio de un cuerpo castrense que de un órgano legislativo.

De esta manera, nació el mandato representativo que predica que los representantes están libres
de toda directiva cerrada que les impida el sentido de una correcta resolución. Esto quiere decir
que sus decisiones no se deben apegar a una determinada línea, sino aquella que sus
convicciones y el interés público dictan en cierto momento. No obstante, por más empeño que se
ponga en capturar la voluntad de los representantes a través de diversos mandamientos, no
habrá posibilidad alguna de contemplar todos los supuestos que la realidad y el flujo de las
fuerzas políticas ofrecen.

6. Cupo femenino.

Puede inscribirse como parte del tortuoso proceso experimentado por ese género para arribar, en
forma efectiva, a la igualdad de derechos políticos con el hombre. Esto luce como un precepto
usual y corriente de nuestra legislación.

La reforma constitucional de 1994 confirió entidad de supremas a las normas existentes en


materia de cupo femenino. Este mecanismo de discriminación inversa tuvo su primera
manifestación con la ley N°24012 de 1991, que expresaba que las listas que se presenten
deberán tener al menos un 30% de candidatos mujeres. La misma fue reglamentada mediante
decreto 379/93.

En el curso del año 2017 se dictó ley N°27412, modificatoria del código electoral de la nación, la
cual dispuso que a partir del 2019 la representación de hombres y mujeres en las listas de
candidatos sea igualitaria.
Pese a todo esto, el tema del cupo femenino tuvo su lado defectuoso. No solo sirvió para
efectivizar la discriminación inversa, sino que también fue explotada por los caudillos provinciales,
quienes consiguieron que sus esposas o familiares directos se incorporaran a los cuerpos
legislativos. Además, de esta manera el gobierno de un distrito acrece notablemente al centralizar
poder en familias que hacen profesión de la práctica política.

7. Potestades del congreso.

La doctrina advierte que las funciones propias del congreso de la Nación a las legislativas, de
control, de gobierno, las preconstituyentes, electivas y representativas.

Función legislativa.

Su creación estuvo vinculada a la necesidad de depositar en el la facultad de hacer ley. Llego


para despojar de semejante investidura a un monarca absoluto.

Cuando pensamos en la función creadora de derecho de nuestro cuerpo legislativo, nos estamos
refiriendo a su aptitud generadora de leyes en sentido formal, o sea, a los preceptos que se
encuentran en los artículos 77 a 84 de la C.N.

Se piensa en la ley como el átomo del universo de las relaciones intersubjetivas, pero también
cabe analizarlas como elemento a partir del cual se estructura la toma de todas las decisiones
políticas públicas que se pretenden implementar y/o ejecutar.

Sin embargo, esa actividad congresional no enerva su propia aptitud para emitir leyes materiales.

Función de control.

El sistema de división de funciones se sostiene gracias a que los poderes que integran al estado
pueden controlarse mutuamente, sin perjuicio del control interno que cada uno pueda ejercer en
el ámbito de sus competencias. Este control guarda una estrecha relación con el principio
republicano de responsabilidad de los funcionarios públicos.

El control es, esencialmente, constatación. Esto impone una especie de restricción a las
facultades de otros poderes u órganos quienes, al estar al tanto de su fiscalización, evitaran
excesos y abusos. Sin embargo, también es necesario que el órgano controlante tenga la aptitud
suficiente para impedir o sancionar los actos indebidos, debido que si no lo posee, no hay control
o, al menos, estará en duda su eficacia. La idea de control importa un poder de influir o de
impedir.

Los presupuestos obvios de todo control pasan por la independencia del controlante respecto del
controlado, el grado de eficacia que puede tener el acto de fiscalización, como también la
posibilidad de instar ese cometido por la ciudadanía.

El congreso no solo se autocontrola, sino que también verifica que y como hacen los otros
poderes u órganos del estado.

Pese a todo esto, Sagúes advierte que priorizar el valor “control” frente al objetivo de legislar,
conduce al interrogante de saber cuál de ellos es más importante. Si un congreso no cumple con
sus deberes legiferantes, a través de la doctrina del estado de necesidad, se llega a cubrir ese
vacío. Sin embargo, si el Congreso no controla, nadie puede suplirlo jurídicamente en su tarea de
vigilancia del poder ejecutivo.

Compete al congreso:

Juzgar la responsabilidad política del presidente, vicepresidente, ministros y jueces de la


Corte (Arts. 53, 59 y 60).

Aprueba o desecha tratados firmados por el Ejecutivo (Art. 75 Inc. 22/24)

Aprueba la denuncia de ciertos tratados formalizada por el presidente (Art. 75 Inc. 24)

Aprueba o suspende el estado de sitio declarado durante su receso por el poder ejecutivo
(Art. 75 Inc 29)

Aprueba o revoca la intervención federal decreada durante su receso por el poder


ejecutivo. (Art. 75 Inc. 31)

Aprueba, rechaza o nulifica los DNU del ejecutivo (Art. 99 Inc. 3)

Aprueba o rechaza los decretos delegados emitidos del estado de la Nación (Art. 76).

Función de gobierno.

Gobiernan quienes ejercen el poder y son gobernados los receptores de la decisión contenida en
el acto de mandar.

Establecer y modificar asignaciones específicas de recursos coparticipables (Art 75 Inc. 3)

Arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la nación (Art. 75 Inc 7)

Fijar anualmente el presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la


administración nacional (Art. 75 Inc. 8)

Acordar subsidios del Tesoro Nacional a las provincias (Art. 75. Inc. 9)

Hacer sellar moneda, fijar su valor y el de las extranjeras. (Art. 75 Inc. 11)

Declarar estado de sitio (Art. 75 Inc. 29)

Disponer la intervención federal a una provincia o C.A.B.A (Art. 75 Inc. 31)

Función preconstituyente

Como la C.N es rígida, su reforma exige un mecanismo distinto del que se sigue para la
formación de la ley ordinaria. Esto se encuentra establecido en el art. 30.

El proceso de reforma principia cuando ambas cámaras declara la necesidad de introducir


modificaciones a las constituciones. Esta potestad esta únicamente habilitada para el congreso,
ya que es la que otorga validez y eficacia a la convocatoria de una convención constituyente que
será la encarga de introducir las modificaciones.
El acto declarativo que se realiza tiene una doble importancia. Primero, es revelador de una seria
pretensión institucional de introducir la idea de un derecho nuevo. Segundo, la convención solo
podrá reformar aquellas materias y temas que han sido autorizados por el congreso.

La decisión preconstituyente fue puesta en cabeza del legislativo por varias razones:

El Congreso es el órgano más democrático del sistema.

El cuerpo que no solo había nacido para dictar leyes, sino en lo central para controlar las
demasiad del ejecutivo.

Su formación plural adquirida desde la adopción del sistema proporcional para la elección
de diputados nacionales.

El congreso es el ámbito natural donde se exteriorizan los más diversos y cambiantes


movimientos de la política nacional.

Función electiva excepcional.

La constitución debió prever las contingencias que pueden darse ante la ausencia del titular. Se
encuentra en el art. 88.

A ese efecto la vigente la ley N°20972 con las modificaciones introducidas por la N°25716
distingue dos situaciones: la acefalia transitoria y acefalia permanente.

Cuando falta presidente y vicepresidente en forma transitoria, el orden sucesorio es el mismo


establecido en la ley N° 252: Presidente provisorio del senado – Presidente de la cámara de
diputados – Presidente de la corte suprema.

En cambio, si la acefalia es definitiva, el congreso deberá designar un reemplazante:

1. Ambas cámaras deberán reunirse en asamblea que convocara y presidirá quien ejerza
la presidencia del senado y dicha asamblea se reunirá dentro de las 48 horas
siguientes.
2. La asamblea se constituirá, en primera convocatoria, por dos terceras partes de los
miembros de cada cámara que la componen. Si no se logra ese Quorum, se volverá a
reunir dentro de otras 48 horas y se constituirá por simple mayoría de miembros de
cada cámara.
3. La designación se hará por mayoría absoluta de los presentes.
4. La elección deberá recaer en un funcionario que reúna los requisitos del art. 89 y
desempeñe alguno de los siguientes mandatos populares electivos: senador nacional,
diputado nacional o gobernador de provincia.

Función representativa.

El congreso se caracteriza por ser representativo.

UNIDAD 3

1. Cámara de diputados. Régimen electoral. Diferencias con el sistema.


La constitución no solo se define por el bicameralismo como modelo de sistema, sino que también
organiza y establece su funcionamiento.

El capítulo primero que concierne al poder legislativo (Art. 45 a 53), es el que precisa el régimen
electoral que concierne a los diputados. Se trata de una distinción necesaria, ya que el régimen
electoral es una cosa, y el sistema electoral otra.

En el art. 45 se precisa el régimen electoral que concierne a los diputados. Además, exige la
creación de múltiples distritos, la cuantía mínima de habitantes que debe tener cada distrito para
acceder a una banca y la base de representación. Se trata de tópicos que por su importancia
deben estar reservados a la constitución.

En el caso del SISTEMA ELECTORAL, al ser solo el mecanismo técnico a través del cual deben
distribuirse la bancas, no aparece reflejado en la ley fundamental (al menos en el caso de la
cámara baja). Esto se debe principalmente, a que en nuestro pais, para la elección de diputados,
rigieron diversos sistemas, como lo de lista incompleta o voto restringido, circunscripción
uninominal y proporcional, etc.

Los 3 presupuestos que definen el régimen electoral para los diputados de la nación son:

ELECCION DIRECTA: Responde a la necesidad de comprometer al representante con el


representado. Jiménez de Arechaga justificaba este tipo de disposiciones, afirmando que si los
representantes deben llevar al seno de la cámara datos positivos y seguros sobre las
necesidades sociales, solo el voto popular y directo puede emplearse para elegirlos.

MODALIDAD PLURINOMINAL: Los diputados son elegidos en múltiples distritos. En


oposición aparece el régimen de distrito único, a través del cual todos los votos obtenidos por
cada apartido que intervienen están sujetos a un escrutinio.

En nuestro país, para la elección de diputados nacionales, hay 24 elecciones e igual número de
escrutinio en cada uno de los estados.

NATURALEZA CUANTITATIVA: Los diputados se eligen por simple pluralidad de


sufragios. Para la doctrina se trata de un impedimento que cierra el paso para exigir la mayoría
absoluta.

Pese a la distinción entre SISTEMA y REGIMEN electoral, Gelli se pregunta acerca de la


compatibilidad de la constitución vigente con el sistema de circunscripciones uninominales y el de
lemas.

En el primero de los casos, para Midon, no existe un impedimento constitucional para su


aplicación, siempre y cuando se respeten los criterios geográficos, seguidos de una adecuada
distribución territorial, además de la aprobación de la ley que lo establezca por parte de la
mayoría absoluta de ambas cámaras (Art. 77).

En cambio, en cuanto a la ley de lemas, la doctrina sostiene que su aplicación destruye la


exigencia constitucional de la “simple pluralidad de sufragios”. Esto se debe a que ese sistema
electivo permite aglutinar votos en cabeza del sublema más votado, siendo posible que se
terminen consagrando candidatos que no fueron votados.
Bases de la representación y mínimo de diputados.

La representación que cada provincia y C.A.B.A eligen para la cámara de diputados se relaciona
directamente con su población. El número de representantes es actualizado periódicamente tras
la realización del censo, a fin de evitar que la composición del cuerpo sea multitudinaria. Por ley
Nº 22847 el número de diputados nacionales a elegir es uno por cada 161.000 habitantes o
fracción no menor de 80.500. De esta forma, el cuerpo está formado por 247 diputados.

Pese a todo esto, hubo ciertos factores que motivaron al dictado de leyes que establecieran una
representación mínima de diputados para cada distrito. Esto se empieza a observar a partir de
1959, cuando por ley Nº 15264 el gobierno federal dispuso que el pueblo de cada provincia
debiera ser representado, mínimamente, por dos diputados. (Hasta ese momento eran 5 las
provincias que solo contaban con uno: Formosa, Chubut, La Rioja, Neuquén y Santa Cruz).

Esta práctica fue potenciada en dos oportunidades: Una en 1972, a través del decreto ley
19862/72 que elevo el numero mínimo de diputados a 3; y otra en 1983, mediante la sanción de la
ley Nº 22847 que incremento la representación mínima a 5 diputados por distrito.

Son muchos los sectores que reclaman un cambio en la representación política en la rama baja
del congreso debido a que esta modalidad beneficia a doce provincias con menos de 724.000
habitantes, el cual es el número de habitantes necesarios para contar con 5 diputados.

El censo.

Como la composición de la Cámara de Diputados fue pensada para ser un reflejo de la población
existente en cada distrito, es necesaria la realización de un censo que se encargue de regular esa
información. Es el art. 47 el que dispone su realización cada 10 años y con el objetivo de
contabilizar a la población.

Para la doctrina, el intervalo de realización de un censo podría anticiparse. Esto se debe a


algunas situaciones que podrían ocurrir, como el comienzo de un fuerte periodo inmigratorio o
emigratorio.

2. Requisitos para ser postulado.

Es el art. 48 el que especifica los requisitos para ser postulado.

Al exigir la edad de 25 años, la constitución parte de la presunción de que ese tiempo de vida le
permite al elegido poseer un grado de madurez compatible para la responsabilidad derivada del
cargo.

El recaudo de ciudadanía es de aplicación exclusiva a los extranjeros que se naturalizaron,


debido a que los nacionales, a los 25 años, ya tienen 9 de ejercicio. Esto dispone que los
extranjeros podrán ser diputados luego de 4 años de haber adoptado la ciudadanía argentina.
Esta disposición surgió de la idea de Alberdi para atraer la inmigración europea.

Finalmente, el candidato debe ser natural de la provincia que lo elije o tener dos años de
residencia en ella. Este precepto aspiraba a terminar con los llamados “alquilones”, quienes eran
ciudadanos con cierta formación educativa y recursos económicos que, por estas circunstancias,
terminaba representando a una provincia, pese a ser natural de otra.
Cabe destacar que la exigencia de inmediatez establecida por la norma importa no computar
cualquier residencia aislada, sino únicamente la que en el tiempo sea yuxtapuesta a la elección
del candidato.

A. Los requisitos que deben satisfacerse al momento de jurar.

Fundándose en la distinta redacción de los art. 48 (“para ser diputado”) y 55 (“para ser senador”),
un clásico como González Caldero sostuvo la tesis de que los requisitos constitucionales debían
llenarse por los primeros al momentos de su incorporación al cuerpo, mientras que los senadores
deban tenerlos satisfechos al momento de su elección.

Ni la doctrina, ni la práctica política aceptan esta distinción. Esto quiere decir que tanto diputados
como senadores deben llenar las exigencias constitucionales al momento de incorporarse al
cuerpo.

B. ¿Pueden aumentarse los requisitos con miras a regular la idoneidad?

Según lo expuesto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la respuesta seria negativa.
Ella sostiene que: “si la constitución enumero los requisitos necesarios para acceder a un cargo
público, no es constitucionalmente valido agregar otros por vía legal”. Esto fue expuesto en la
sentencia “Bianchi, Alejandro y Cia c. Fisco Nacional” en 1960.

Sin embargo, como consecuencia de la revalorización del art. 16 de la constitución, el tema ofrece
una mayor discusión.

La cuestión pasa por saber con qué alcances la previsión de lo mencionado en ese artículo es
aplicable a los legisladores y, en caso de admitirse esa posibilidad, que limites tendría el congreso
para acometer esa tarea.

C. Algunos precedentes en el ámbito del congreso.

El primer antecedente se remonta a 1929, cuando se rechazaron los diplomas de los


senadores Federico Cantoni y Carlos Porto por falta de idoneidad moral, debido a que eran
sospechoso de tener alguna responsabilidad en el homicidio del gobernador de San Juan.

En 1949 fue rechazado el diploma del senador electo Victor Saadi, ya que el senado
considero que la elección no se realizó en los términos de la constitución.

En 1999 se examinó y rechazo el diploma de Antonio Domingo Bussi, ya que el senado


juzgo que no podían incorporarse al cuerpo dad su manifiesta inhabilidad moral-política e
inidoniedad constitucional (Se decía que estaba involucrado en la llamada “guerra contra la
subversión”).

En 2005, por el voto de 212 legisladores contra 8, el senado resolvió no aceptar el titulo
presentado por el diputado electo Luis Abelardo Patti, ya que se consideró como inhabilidad moral
debido a la existencia de procesos penales en su contra por delitos de lesa humanidad. La
Cámara ejerció las facultades que se le confieren en el art. 64 de la C.N.

Tesis que rechaza la posibilidad de reglamentar la idoneidad.

Quienes niegan la posibilidad de reglamentar la idoneidad parten de una distinción entre empleos
subalternos y cargos de alta magistratura. En cuanto a los primeros, que son los empleos
ordinarios de la administración pública, existe una unanimidad de la doctrina para admitir la
reglamentación de idoneidad. Sin embargo, cuando están en juego funciones de alta
magistratura, la mayoría de los publicistas interpreta que, al igual que la constitución en sus art.
48 y 55, el legislador ordinario no puede ampliarlos, ya que cualquier reglamentación que los
extienda resultaría inconstitucional.

James Madison consideraba que las calidades de los electores y electos son puntos
fundamentales en un gobierno republicano y deben ser fijados por la constitución. Si la legislatura
pudiera regular alguno de los mismos, podría subvertir gradualmente a la constitución. Otro que
sostenía esta idea era Hamilton, quien afirmaba que la calidad de las personas que pueden elegir
y ser electoras están definidas y fijadas en la constitución y, por lo tanto, son inalterables.

Tesis que la admite.

Es la minoría de la doctrina la que considera lo contrario. Se interpreta que la exigencia de


idoneidad lo es para todos los empleos públicos, incluidos los legislativos. El mismo Bidart
Campos sostiene que para este tipo de empleos rige el requisito de la idoneidad.

Sin embargo, para que las camaras puedan evaluar la idoneidad de una persona que fue electa
para formar parte de ellas de modo correcto, es imprescindible que exista una ley que establezca
un marco.

La doctrina considera que la idoneidad es susceptible de reglamentación debido que:

Todos los derechos son susceptibles de reglamentación (Art. 14)

En el sistema representativo el elegido obra en nombre del pueblo y realizar los fines del
estado es una tarea que demanda un mínimo de aptitud.

Si la constitución ideo sistemas tendientes a excluir a funcionarios y legisladores (art. 60 y


66), resulta congruente evitar esas conductas cuando ella deviene de la absoluta falta de
idoneidad.

No comparten la idea de que los requisitos fijados por el constituyente para la elección de
diputados y senadores son únicamente los que aparecen en los art. 48 y 55 de la C.N. El art. 16
también forma parte de ella y su exigencia de idoneidad rige para todos los empleos públicos.

Pese a todo lo anterior, el hecho de estar a favor del control de idoneidad de los candidatos, hoy
por hoy, significa que se deje librada la decisión al humor de las mayorías de turno en ambas
cámaras. El ideal tendría que ser que las cámaras del congreso dicten una ley reglamentando la
idoneidad, ya que ese instrumento fijaría seriedad y certidumbre, además de ser un método para
evitar las posibles trampas que intenten realizar.

3. Extensión del mandato. Reelección.

En el caso de nuestra constitución, podemos aseverar que, al menos para los diputados, los
fundadores se sujetaron aun criterio que combino adecuadamente razonabilidad y periodicidad.
Este precepto se encuentra en el art. 50.

La renovación del cuerpo, por mitades cada dos años, permite combinar la experiencia legislativa
adquirida por quienes ya desempeñaron la mitad de su mandato, con la renovación de los nuevos
componentes que se suman al cuerpo. La constitución ha querido que el triunfo electoral que lleva
al presidente a su cargo no afecte considerablemente a la composición política del cuerpo. Las
llamadas elecciones de medio turno constituyen una herramienta de control para el electorado y
que, además, puede constituir una señal de tranquilidad o alerta para el ejecutivo. Sin embargo,
algunos sostienen la necesidad de eliminar este tipo de elecciones con el fin de evitar la
conflictiva reiteración bianual de comicios.

Otro punto importante es la clausula que habilita a la reelección indefinida de los legisladores. Su
irrupción permite advertir que hay sujetos que dedican única y exclusivamente a la politica en
forma estable.

Una creación vernácula: las “candidaturas testimoniales”.

La modalidad consiste a ubicar dentro de los primeros lugares de la lista de candidatos a


reconocidos funcionarios y gobernantes que al momento del comicio gozaban del apoyo de la
opinión pública, pero que en caso de ser electos no asumen el escaño ganado, accediendo a la
banca el respectivo suplente. Comporto la concreción de actos simulados en perjuicio del
principio de soberanía popular.

La constitucionalidad de este tipo de candidaturas fue resuelta en fallo dividido pronunciado por la
cámara electoral nacional. La Corte confirmó tal decisión declarando abstracto el planteo que las
impugnaba toda vez que a la fecha de dictar sentencia ya se habían realizado elecciones que
motivaron al caso. Esto quiere decir que el modelo quedo abierto y esta disponible para quien
quiera utilizarla.

Aquinos Britos considera que este tipo de candidaturas daña el sistema democrático y constituye
una fraude preelectoral que la verdad jurídica objetiva tiene que impedir. En este sentido, Midon
considera necesario una reglamentación que exija a los candidatos electos desempeñen al
menos la mitad de su mandato. También sostiene que quien fue electo para una función
legislativa o ejecutiva no pueda nominarse para otro cargo en tanto se halle desempeñando otra a
la par.

En los últimos tiempos la ley N°26571 puso fin a este tipo de candidatura multiples. (Art. 22)

Como se cubre una vacante.

Es el art. 51 el que responde esta incógnita. Sin embargo, se trata de una regulación que ha
caído en desuso. Con el dictado de la ley N° 16582, luego la N°19862 y, finalmente, la N°22838,
se ha establecido que los candidatos que no resulten electos asumen la calidad de suplentes, en
el orden en que se encuentran colocados en las listas partidarias. Esta práctica contradice lo
establecido por la constitución que impone la realización de una nueva elección. Si bien es cierto
que facilita el funcionamiento de la cámara, ya que se evita la proliferación de actos electorales,
nada autoriza a que la ley modifique la constitución.

4. Sistema electorales aplicados en nuestro para la elección de diputados.

A. Sistemas mayoritarios. 1. Lista completa.

El partido que reúne mayor numero de votos se adjudica la totalidad de las bancas en disputa.
Esto quiere decir que el partido ganar colocara a todos sus candidatos como legisladores. Se
trata de una injusticia doble. Por un lado, genera la sobrerrepresentación a la lista que obtiene el
mayor número de sufragios y, por el otro, no autoriza representación alguna para los restantes
competidores.

Un ejemplo: A obtiene 35.800 votos y B 32.000. En este caso es fácil advertir la injusticia.

En cambio, si A gana con 90.000 votos y B obtiene tan solo 6000, resultaría legitimo que A
acceda a la totalidad de los escaños.

Este sistema de lista completa fue la modalidad adoptada en nuestro país desde el dictado de la
constitución hasta la ley Saenz Peña, en 1912.

2. Circunscripción uninominal.

Es una forma atenuada del sistema mayoritario que divide el territorio nacional en tatos distritos
como cargos vayan a cubrirse, eligiendo en cada uno de ellos a un representante. Esto quiere
decir que los cargos a cubrir fueran 257, el territorio deberá dividirse en 257 distritos, eligiéndose
en cada uno de ellos un diputado.

En nuestro país se la aplico por primera vez en 1902, ya que se pensó que era el mecanismo
adecuado para concluir con el predominio de las mayorías. Se suponía que era imposible que un
mismo partido triunfara en todos los distritos. La ley que lo introdujo fue la N° 4161 y retomada en
1951 a través de la N° 14902.

Se considera que este sistema tuvo ciertas ventajas como que el elector tenga un conocimiento
directo del candidato, además de que este tiene el compromiso de dar satisfacción a los intereses
locales. No obstante, también se sostiene que se presta a la manipulación de las
circunscripciones, solo confiere representación al partido que reúne el mayor numero de votos,
posibilita que quienes son elegidos pierdan el sentido nacional al quedar atrapados en las
demandas locales (desaparece uno de los principios esenciales del régimen republicano) y puede
ocurrir que un partido que reunió un mayor numero de sufragios en todo el país no alcance a ver
reflejado ese triunfo en el número de bancas alcanzado.

B. Sistema minoritarios. 1. Tipos empíricos.

Lista incompleta: Es un mecanismo que confiere cierta participación a algunas minorías. El


instrumento confería las dos terceras partes de las bancas al partido que reuniera mayor cantidad
de votos y el tercio restante a la expresión que llegaba en segundo lugar. Su advenimiento marco
el fin del sistema de lista completa.

Se pueden dar diferentes situaciones. Si, por ejemplo, la lista A obtiene 128.000 votos, B 90.000,
C 50.000 y D 15.000, seria justo que A obtenga 20 bancas y B tendría 10 (En el caso que se
repartan 30 bancas).

Sin embargo, el valor justicia no se materializaría en el caso de que A obtenga 30.000, B 29.000,
C 25.000 y D 24.000. En ese caso A obtendría 20 bancas y B 10. No obstante, los demás
partidos, que juntos concentran una mayor cantidad de votos, no obtendrían ningún tipo de
representación.
Otro caso seria en el que A obtenga 129.000 votos, B 11.000, C 8000 y D 5000. En ese caso se
volvería a repetir el mismo resultado en las bancas, pero nuevamente no seria justo que A, que
obtuvo más del 80% de los votos, solo obtenga 20 bancas y no la mayoría absoluta de ellas.

El sistema de lista incompleta tuvo su aplicación desde 1912 hasta 1957. Desde la reforma 1994
este sistema es utilizado en la composición del senado.

2. Tipos proporcionales.

Apuestan que la representación política obtenida por un partido sea fiel reflejo del numero de
votos obtenidos. En efecto, se conferia preeminencia al valor de JUSTICIA, lo que generaba que
el congreso se transforme, como decía Mirabeau, en un “espejo de la nación”. La idea es que,
dado que no puede haber democracia directa, debe buscarse un cuerpo que reproduzca en chico
a la sociedad grande.

En la representación proporcional, afirmaba Sabsay, hallamos un compromiso de equidad e


igualdad. Los dos tipos mas conocidos son el Hagenbach y D’hont. El modelo de este ultimo es
que el aun se encuentra.

Se empezó a aplicar en Argentina a partir de 1957 y, desde entonces, es utilizado para la elección
de diputados nacionales y convencionales constituyentes, además de que la mayoría de las
provincias lo adoptaron.

SEGUIR EXPLICANDO SI ES IMPORTANTE.

C. Elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias.

Se trata de un mecanismo regulado por ley N°26571, para que todos los partidos procedan a
elegir sus candidatos en una elección que presentan varias particularidades.

En primer lugar, en el distrito electoral que corresponda, en un mismo día, toda la ciudadanía, por
voto secreto y obligatorio, debe concurrir a votar en la interna de candidatos de todos los partidos
políticos en condiciones de presentarse a elecciones. De ahí viene la SIMULTENEIDAD.

Es ABIERTA porque pueden presentarse a ella como precandidatos todo los afiliados de cada
partido que satisfagan requisitos mínimos. Además, cada partido podrá proponer tantos
candidatos como crea conveniente para un mismo cargo.

Ademas, revisten la entidad de OBLIGATORIAS, porque los ciudadanos tienen el imperativo de


emitir su voto como cualquier otra elección.

Entre sus ventajas se puede observar:

El ciudadano tendrá la sensación de que los candidatos no han sido impuestos por los
partidos.

Las dirigencias partidarias se verán obligadas a presentar precandidatos que signifiquen


atracción hacia la masa ciudadana.
Es herramienta para quebrar la capacidad definitoria que, hasta hoy, muestras las
dirigencias partidarias.

Sin embargo, también se muestran ciertos inconvenientes que son suscriptos por Natalio Botana:

Fomentan divisiones y enfrentamientos interpartidos.

Generalmente los candidatos elegidos en primarias abiertas son peores que los elegidos
en las convenciones.

El costo que producen dos elecciones importa una significativa erogación para el estado.

La primera vez que se aplico esta modalidad fue en 2011, para la elección de candidatos a
presidente, vicepresidente, diputados y senadores.

Ausencia de neutralidad en los sistemas.

Lo único estable en cuanto a los sistemas es su característica INESTABILIDAD. Es por eso que
Midon considera tres supuestos mínimos que se deben tener en cuenta a la hora de adoptar el
que se crea mas conveniente:

PRIMERO: Su congruencia con la constitución.

SEGUNDO: La necesidad de precisar el propósito que se persigue con la instauración de


un determinado sistema electoral.

TERCERO: Definir los valores que se priorizan.

Sin embargo, también acepta que siempre habrá margen para el error, ya que los sistemas
siempre van a ser imperfectos.

5. Asamblea legislativa.

El tratamiento de cada uno de los temas sometidos a la consideración de las cámaras se


deliberan por separado. Sin embargo, la regla admite excepciones cuando ambas ramas celebran
reuniones conjuntas, cada una con quórum propio. A esto se le denomina ASAMBLEA
LEGISLATIVA.

Se puede dar en los siguientes casos:

En la apertura de las sesiones ordinarias. Art. 99 Inc. 8.

Al recibir el juramento del presidente y vicepresidente. Art. 93.

Para admitir o desechar los motivos de dimisión de un presidente y vice, y declarar el caso
de proceder a una nueva elección. Art. 75 Inc. 21.

Para determinar que funcionario publico ha de desempeñar la presidencia, en caso de ser


necesario. Art. 88.
Para recibir jefes de estado o reconocidas personalidades públicas. Surge del derecho
consuetudinario.

6. Las comisiones.

Es necesario que en el ámbito de cada una de las cámaras se creen comisiones especializadas
en segmentos del conocimiento. Por ejemplo, en el senado se encuentran las de asuntos
constitucionales, relaciones exteriores, interior y justicia, presupuesto y hacienda, defensa
nacional, etc. La finalidad de estas comisiones es la de examinar cada uno de los proyectos
ingresados, emitiendo dictámenes donde aconsejan al pleno de la cámara la aprobación o
rechazo de la iniciativa sometida a su conocimiento.

Es competencia de cada cámara definir en su reglamento el número y la composición de estos


mini cuerpos, como también los pormenores referidos a su actuación. Asimismo, la reforma
constitucional instituyo, en el seno del Congreso, la comisión bicameral permanente, órgano que
se encarga del control legislativo de los decretos de necesidad y urgencia, de la legislación
delegada y de las promulgaciones parciales realizadas por el ejecutivo. Arts. 99 Inc. 3, Art. 100
Inc. 12/13/ 80 y 76.

También se faculto a cada cámara la posibilidad de delegar en sus comisiones la aprobación en


particular de algún proyecto, con el voto de la mayoría absoluta del total de sus miembros. Art. 79.

7. Bloques partidarios.

Cada partido o alianza tiene derecho a formar su “bloque”. Estos permiten conjugar las directivas
partidarias con el criterio particular de los legisladores, da consistencia a la representación política
y facilita la tarea parlamentaria, evitando la atomización de expresiones que, tomadas
individualmente, se perderían.

Gentile juzga que la existencia de los bloques es muy importante para el funcionamiento de las
cámaras, ya que disciplinan la conducta de los parlamentarios, permiten que en los debates haya
menos oradores, las comisiones se integran en proporción al número de componentes que tiene
cada bloque y hace más fácil la toma de decisiones.

UNIDAD IV:

1. Cámara de Senadores.
La segunda cámara legislativa de un país suele representar las apetencias conservadoras de la
sociedad. A esa característica no escapo el Senado argentino, que se exhibe como el órgano
legislativo mas preservador de nuestro Congreso.

Rol del Senado.

El Senado hunde sus raíces en lo que concierne a la representación de los Estados que integran
nuestra federación.

Madison sostuvo: “​La igualdad de representantes en el senado (…) no requiere mucha discusión.
(…) La igualdad de votos concebida a cada Estado es, a la vez, el reconocimiento constitucional
de la parte de soberanía que conservan los estados individuales y un instrumento para
protegerla. (…) A lo cual de este punto de vista, la igualdad debería ser tan aceptable a los
Estado más extensos como a los más pequeños. (…) Ninguna ley ni resolución podrá ser
aprobada en lo sucesivo sin voto favorable de la mayoría del pueblo primero y de la mayoría de
los Estados después​”

Con respecto al Senado argentino la teoría constitucional ha ponderado su rol viendo en él a un


gran Consejo de Gobierno, una institución de control, un órgano ejecutivo o el gran moderador
de la política.

La crisis de la representación también se ha hecho sentir en el ámbito de nuestro Senado. Se


predica que representa a los Estados de nuestra federación y, en los hechos, un senador termina
representando los intereses partidarios de la expresión política que lo eligió. Es decir, se
transforma en un operador del gobierno de turno.

Con la reforma se produjeron innovaciones tanto como en su composición, forma de elección


como en el término del mandato de sus miembros. Lo que no ha variado en la integración del
órgano es la notable influencias que en su constitución continúan teniendo los gobernadores de
provincia.

Integración de la Cámara. (art54)

En el ​art. 54​ se prescribe como se compondrá la Cámara de Senadores.

La primera modificación del Poder Constituyente fue de naturaleza cuantitativa, ya que se elevó
el número de senadores por distrito electoral. En la CN 1853/60 eran dos los legisladores por
provincia y dos por capital federal. La reforma suma uno más a cada estado, acordando
senadores a Bs.As. De allí que la composición de nuestro senado es Bipartita y se añaden
senadores por la Bs.As. a los senadores de la provincias. La cámara de Diputados tiene una
composición tripartita, compuesta por diputados por cada provincia, diputados de CABA y
diputados por la Capital Federal.

Alfredo E. Money puso de relieve que uno de los aspectos mas criticables de la reforma del 94
ha sido la incorporación de un nuevo senador. La representación política global no tiene nada
que ver con el Senado, este cuerpo representa los Estados provinciales, en dicho cuerpo los
senadores no expresan ni al radicalismo, ni al peronismo, ni a un grupo político alguno, sino que
representan, o deberían hacerlo, la autonomía provincial. Para el, el federalismo no se mejora
con el tercer senador, cree que, al contrario, se desdibuja, se vuelve mas complejo, lento y se
condena al cuerpo a la inanición.

En relación con el tema sumamos nuestro pensamiento al de Ubertone. Pensamos que ese
mínimo de bancas garantizadas a la minoría dificulta la formación de mayorías hegemónicas en
el senado.

2.​ ​Las bancas senatoriales son para partidos o alianzas oficializadas.

A la hora de examinar los alcances de la disposición madre, los sentenciantes reforzaron su


decisión apelando al espíritu del reformador del ´94 quien plasmo en el ​art. 54 la directiva que
rige la materia. La sentencia transcribe ​in extenso l​ o que aparece como inequívoca expresión
del constituyente.

La solución adoptada por la justicia electoral en un todo se ajusto al principio de legalidad,


legalidad a cuyo amparo los candidatos del “ARI” y el “Partido Popular Nuevo Milenio”, a pesar
de hallarse en condiciones de concurrir al comicio oficializando una alianza que les permitiera la
suma de votos, no lo hicieron.

TERMINAR BIEN PAG 206

3. Monopolio de las postulaciones.

El ​art. 38 nos arrima la conclusión de que en nuestro derecho el monopolio que tenían los
partidos políticos para postular candidatos a cargos electivos había cesado.

La norma es una innovación sustancial que abre insospechadas perspectivas al habilitar


implícitamente las candidaturas independientes; es decir aquellas que no se proponen en la
contienda electoral por un partido político, sino por un grupo de ciudadanos que no forman
partido político alguno.

Un vasto sector de la doctrina interpreta que, a partir de la reforma del ’94, los partidos no tienen
el monopolio de las postulaciones que le había reconocido, en forma exclusiva, la Ley de Partido
Políticos N° 23298 (art 2)
La propuesta de los partidarios del “su”, debía entenderse que tal atributo era único de los
partidos políticos. Como triunfo la tesis de “la competencia…” ha quedado abierta la posibilidad
de nominar candidatos por fuera de los partidos.

Bidart Campos dijo que “competencia” conlleva para los partidos un deber y un derecho. A saber,
competencia interna entre los afiliados que aspiran a investir el papel de candidatos, y
postulación de los candidatos resultantes de esa competencia ante el electorado.

Con esta regulación deviene inconstitucional el art 2 del Estatuto de los Partidos Políticos que
adjudica el monopolio de las postulaciones a dichas asociaciones.

A nuestro juicio la respuesta es afirmativa. Si la CN garantiza a los partidos el derecho de


proponer candidatos y tal seguridad no viene acompañada del privilegio de hacerlo en forma
monopólica, es evidente que la ley ordinaria no puede acordar la exclusividad que la CN no
contempla.

El debate en la Constituyente.

La actual Ley de Partidos Políticos N° 23298 debería ser modificada en su art 2 eliminado la
exclusividad que confiere a los partidos políticos y habilitando, la reglamentación de las
candidaturas independientes.

La ausencia de la ley que reglamente la materia puede constituir impedimento para que un
particular se presente ante la justicia electoral con miras a oficializar su candidatura como
independiente.

La operatividad del derecho nace de la Ley mayor, no de la ley ordinaria. El derecho a ser
candidato independiente está habilitado por nuestro ordenamiento desde 1994

Excepción senatorial que no innova en la entidad de su pertenencia.

La regla sentada reconoce una excepción que viene dada por las candidaturas senatoriales,
solamente los partidos y nadie más que dichas asociaciones políticas o las alianzas que estos
celebren, están habilitadas a nominar postulantes para esa función legislativa. Esa excepción
senatorial no innova la entidad del régimen de pertenencia de bancas, por constituir una expresa
excepción adoptada por el constituyente.

La explicación es política. Es manifestación de política partidaria contenida en la ley suprema.

Su detonante fue el pacto de Olivos. El presidente Menem y el ex presidente Alfonsín acordaron


un mecanismo para distribuirse las nuevas bancas entre las dos expresiones partidarias durante
el periodo transitorio que transcurrió desde la reforma hasta 2001.
Pese a las críticas, en líneas generales, no podemos dejar de desconocer que, mirada en
perspectiva esa innovación, termino con los senados de un solo color, como ocurrió en algunos
periodos de nuestra vida.

4.​ ​El tema de la pertenencia de la banca. Discusiones.

Las bancas habidas en ese ámbito son de la expresión política que nomino al elegido. El debate
en relación al punto admite 3 variantes muy conocidas:

Que la banca pertenece al Pueblo

Que la banca pertenece al Elegido

Que la banca pertenece al partido que nomino al candidato.

En el derecho argentino tanto la CN como las leyes fundamentales de la inmensa mayoría de las
provincias, han optado de modo implícito por la solución de que da cuenta el primer apartado de
este punto. La excepción de esa regla viene ideada por la solución de las Constituciones de La
Rioja, Catamarca y Rio Negro.

No conocemos caso alguno dentro de nuestro ordenamiento que resuelva la propiedad de un


escaño en favor del elegido.

Armagnague​, afirma que las bancas no son del pueblo porque se trata de un concepto genérico
muy difícil de aprehender. A su juicio, solamente los partidos políticos pueden nominar
candidatos en nuestro sistema.

Ferreyra​, establece que las bancas de los diputados son de pertenencia de los partidos que
postularon los candidatos triunfantes.

Sin perjuicio de ello debemos decir que de la economía de la CN, particularmente de los ​arts. 1 y
22​, extraemos la conclusión de que las bancas no son de los partidos, ni del elegido sino que
son del pueblo.​ Esto se debe a que:

Nuestro Estado responde al modelo representativo

Esa representación conferida se ejerce dentro de una modalidad específica: la de la


Republica (Soberanía Popular).

El presupuesto de vida política de la sociedad argentina es la sujeción al principio de la


soberanía popular, el pueblo constituyente el origen de todo poder y es a través del sufragio
como materializa sus preferencias
No puede tan livianamente extraerse la forzosa conclusión de que las bancas pertenecen al
partido que propuso electo, mucho menos del elegido.

Un fallo acertado: las bancas pertenecen al pueblo.

Al pronunciarse en la causa “Pagani Enzo” la Cámara Nacional Electoral sostuvo: “​el hecho de
que un diputado electo se desvincule de la agrupación que postulo su candidatura, para
vincularse con una diferente no autoriza a la justicia a negar su proclamación en los términos de
la legislación vigente​”.

En este contexto, como quienes reclamaban la banca que habría de ocupar Eduardo Lorenzo
Borocotó eran las autoridades de la alianza que lo propuso como candidato expreso: “​El partido
político resulta el único instrumento apto para designar y elegir aquellos que han de ocupar
cargos electivos. No los autoriza a arrogarse la titularidad de las bancas de los candidatos
electos. El partido nomina y el pueblo elige a través de la función pública no estatal del voto​.”

5. Elección directa de sus miembros.

El aspecto cualitativo de la reforma refleja que ella dejo de lado la superada modalidad de
elección indirecta de los miembros de la Cámara Alta, a través de las legislaturas provinciales y
un colegio electoral ​ad hoc ​en la Capital Federal. Esa suma de prevenciones exploto cuando la
democracia constitucional abrió nuevos cauces representativos y cuando el sistema de la
elección indirecta demostró grandes falencias.

Explicando las razones por las cuales el reformador paso de la elección indirecta a la directa, el
convencional ​Paixao afirmaba en la Convención Reformadora: “​En el marco de la reforma de
1972 se vieron las bondades que trajo el método de elección directa de los senadores para un
sistema republicano y para el funcionamiento del Senado de la Nación. (…) En ese periodo se
recuerda el enriquecimiento del debate y de su accionar. (…) Por un lado la elección popular y
por otro el enriquecimiento de los aportes resultantes de la presencia minoritaria​”

También hay que tener en cuenta que en el ánimo del constituyente también pasó la idea de
poner fin a los penosos episodios en los que se buscaba consagrar electo en forma viciosa a
más de un senador a través de las legislaturas.

Un sistema electoral con reservas.

El constituyente traslado a la CN el sistema de la Ley Sáenz Peña, los miembros de la cámara


alta se eligen en forma directa y conjunta, dos bancas al partido político que obtenga el mayo
numero de votos y la restante a la expresión que le siga en número de voluntades.
Su bondad importa superación institucional con la modalidad vigente hasta 1994 que impedía
toda representación de las minorías. Hasta entonces en las legislaturas primaba la ley del
número y están consagraban senadores por nueve años a dos exponentes del partido que tenía
la mayoría.

El ideal hubiera sido adoptar el sistema proporcional D´ Hont que rige para la elección de
diputados nacionales. Sin embargo, de aplicarse el sistema D´ Hont, esa modalidad permitiría
que las tres primeras fuerzas obtuvieran, en este caso, una banca cada una. Ni que decir de la
posibilidad de que el partido mayoritario se divida para quedarse con las tres bancas. Cuestiones
de esta naturaleza no se corrigen siquiera con el mejor sistema Electoral.

Requisitos.

En el ​art 55 se establece los requisitos que la CN fija para ser diputado, podrá advertirse que
tales exigencias se acentúan cuando de senadores se trata.

El aumento de los requisitos para ser senador, es congruente con el propósito de conformar una
Cámara conservadora, integrada por personas de mayor edad, pues la voz del “senado” viene de
senatus,​ y esta ultima de ​senex​, que quiere decir “anciano”.

La exigencia de ser ​natural de la provincia que lo elige o con dos años de residencia en ella del
actual artículo, fue una incorporación realizada en 1860, con vistas a terminar con los
“alquilones”.

Los padres fundadores impusieron, además, la exigencia de disfrutar de una renta anual de dos
mil pesos fuertes. La disposición no fue observada nunca y cayó en desuso.

Duración del mandato. Vacante.

La duración del mandato ha sido otro punto de reforma en el ´94, el cual queda totalmente
expreso en el ​art. 54 de la CN. Ha sido un acierto reducir la duración del mandato de los
senadores. Tan prolongado periodo era un llamado al apoltronamiento y factor que tendía a
cristalizar la representación.

La renovación del cuerpo por tercios, cada bienio, vino acompañada de producirse la vacancia
de la novedad que la misma se hizo por distrito. Por eso en 2001 se conformaron 3 grupos de
distritos sorteando mandatos por dos, cuatro y seis años. Al procedimiento que debe seguir en
caso de producirse la vacancia de una plaza senatorial, es la expuesta en la ley mayor en su ​art.
62​.
La clausula que mandaba elegir un senador en caso de vacante se cumplió de manera más
regular en la vida política argentina. El art 157 del Cod. Electoral de la Nación establece que el
suplente no electo ocupa la banca vacante, cuando se opere en caso previsto en el art 62. No se
elige un nuevo representante como manda la ley de leyes. El suplente que ocupa el lugar del
titular cubre el periodo que le este para terminar su mandato.

6. Los acuerdos del Senado.

El Senado coparticipa y autoriza la adopción de ciertas decisiones tomadas por el Ejecutivo, se


ha identificado tales funciones como propias de un Consejo de Gobierno.

La misma resulta indispensable para la celebración de ciertos actos complejos, inspirados en el


principio de colaboración y mutua interdependencia de los poderes. Así como el Senado:

Presta acuerdo al Ejecutivo para la designación de magistrados (​art. 99 inc. 4​)

Presta acuerdo al Ejecutivo para el nombramiento y remoción de ministros


plenipotenciarios y encargados de negocios (​art. 99 inc. 7​)

Presta acuerdo al Ejecutivo para la concesión de grados a oficiales superiores de las


fuerzas armadas. (​Art. 99 inc. 13​)

Presta acuerdo al Ejecutivo para la declaración del estado de sitio en caso de ataque
exterior. (​arts. 61 y 99 inc. 16​)

Estos acuerdos tienen entidad de “¿una consulta?”. El interrogante formulado por Pérez Gilhou
dice que la discusión sobre el significado del acto surgió de la doctrina nacional que califico
Senado como un cuerpo consultivo del órgano ejecutivo. Consultar significa requerir un parecer,
asesoramiento o dictamen.

Prestar acuerdo significa determinar o resolver de común con otro. No se puede confundir la
noción consultiva con el acuerdo prestado.

Acuerdos judiciales y el decreto 222/03.

De todos los acuerdos que esta llamado a brindar el Senado, sobresalen por su significado
institucional, los que presta para quienes formaran parte del Poder Judicial de la Nación.

En la reforma constitucional del ´94, el constituyente dispuso que los magistrados que cumplieran
setenta y cinco años requirieran de un nuevo nombramiento con la obvia intervención del
Congreso para mantenerse en el cargo.

El origen de estos actos complejos que para ser validos necesitan intervención y voluntad de dos
órganos, tiene su sustento en la recomendación que Hamilton formulara para la CN de los
Estados Unidos. Hay una diferencia con el modelo estadounidense. Allí el acuerdo del Senado
es requerido para todos los empleos cuya provisión no esté dispuesta de otro modo en la CN; en
cambio el titular de nuestro Ejecutivo cubre por si solo el cargo de los funcionarios a excepción
de los casos en que la mismísima Ley Fundamental impone la intervención de la Cámara Alta.

En esta particularidad entre ambos sistemas, Rodríguez Galán colige que allá (EEUU) el acuerdo
es la regla y entre nosotros, ​La excepción. ​Inserta en el principio de la división de poderes y
constituye un sistema de frenos y contrapesos. En el marco de los controles recíprocos entre los
órganos del gobierno federal, el otorgamiento del acuerdo senatorial constituye una expresión de
contralor que ejerce la Cámara Alta.

Uno es el referido a la mayoría que el senado debe reunir para prestar acuerdo solicitado por el
presidente a los miembros de la Corte. Frente a la posibilidad de que el Senado le rechace el
pliego, el Ejecutivo tiene que proponer candidatos suficientemente idóneos.

La segunda innovación da cuenta de que la sesión en la que el Senado trata un pedido de


acuerdo debe ser pública y convocada al efecto. La ciudadanía esta en condiciones de realizar
un doble control: informarse de los antecedentes del propuesto y el modo en que el Senado los
evalúa. Con la convocatoria ​ad hoc que ahora impone la ley mayor, se intenta evitar la picardía
parlamentaria del tratamiento sorpresivo de un pedido de acuerdo.

La tercera innovación, es la creación del Consejo de la Magistratura en cuanto órgano llamado a


evaluar la idoneidad de los candidatos que aspiran a ser jueces inferiores. Su función realizar un
filtro natural para facilitar la tarea del Senado.

Se encuentra en videncia desde junio del 2003 el decreto 222 a través del cual fueron
reglamentados una serie de pormenores para proponer candidatos a la Corte:

Producida una vacante en la corte, en un plazo máximo de 30 días se publicará en el


Boletín Oficial y en, por lo menos, dos diarios de circulación nacional, durante 3 días, el nombre y
los antecedentes curriculares de la persona o las personas que se encuentren en consideración
para la cobertura de la vacancia.

Dichas personas deberán presentar una declaración jurada con la nómina de todos los
bienes propios, de su conyugue y/o conviviente, los que integren el patrimonio de la sociedad
conyugal, y los de sus hijos menores.

También deberán prestar una declaración en la que incluirá la nómina de asociaciones


civiles y sociedades comerciales que integren o hayan integrado en los últimos 8 años; la nomina
de clientes o contratista de, por lo menos, los últimos 8 años y en general, cualquier tipo de
compromiso que pueda afectar la imparcialidad de su criterio por actividades propias, de su
cónyuge, ascendientes y descendientes en primer grado.

Los ciudadanos en general, las organizaciones no gubernamentales, los colegios y


asociaciones profesionales, las entidades académicas y de derechos humanos, podrán, en el
plazo de 15 días, a contar desde la ultima publicación del ​Boletín Oficial,​ presentar al Ministerio
de Justicia, por escrito y de modo fundado y documentado, las posturas, observaciones y
circunstancias que consideren de interés expresar respecto de los incluidos en el proceso de
preselección, con declaración jurada en cuanto a su propia objetividad acerca de los propuestos.

Se recabará a la Administración Federal de Ingresos Públicos informe relativo al


cumplimiento de las obligaciones impositivas de las personas eventualmente propuestas.

La modalidad implementada es una medida saludable para el sistema Republicano.

7. Valor de las instrucciones emanadas de legislaturas provinciales a los senadores


nacionales.

Varias provincias argentinas incorporaron a sus Constituciones el atributo de que sus legislaturas
pudieran instruir a sus senadores nacionales:​ ​Córdoba, San Juan, Tierra Del Fuego y La Rioja.

El interrogante natural que fluye se orienta a precisar que consecuencia le acarrearía al senador
incumplir las directivas emanadas de la Legislatura de su provincia. Pues NINGUNA, las
funciones de un senador nacional están protegidas por el Derecho federal y toda norma
sancionatoria que desde un Estado de la federación pretendiera imponérsele resultaría
inconstitucional, en orden a lo establecido por el ​art 31​ de la CN.

Rosatti dice que las jurisdicciones representadas pueden expedir instrucciones específicas, pero
su incumplimiento o no acatamiento por parte del senador no puede dar lugar a sanciones
automáticas dado que ellas son asignadas a la Cámara por la CN.

Unidad 5
1. Las sesiones del Congreso.

La ​fortaleza de un legislador, deviene de la posibilidad de deliberar y resolver, para lo cual es


indispensable la reunión. La regulación del ritmo institucional que le cabe a los parlamentos y
congresos es materia de la Ley Fundamental de cada Estado.

Nuestra constitución, en el ​art. 63​, dispone al respecto que: “​Ambas cámaras se reunirán por sí
mismas en sesiones ordinarias todos los años desde el primero de marzo hasta el treinta de
noviembre. Pueden también ser convocadas extraordinariamente por el presidente de la Nación o
prorrogadas en sus sesiones.”

“El presidente de la nación tiene las siguiente Atribuciones: (…) Hace anualmente la apertura de
las sesiones del Congreso, reunidas al efecto ambas cámaras, dando cuenta en esta ocasión del
estado de la nación, de las reformas prometidas por la constitución, y recomendando a su
consideración las medidas que juzgue necesarias y conveniente” (​ art. 99, inc. 8°).

“Prorroga las sesiones ordinarias del Congreso, o lo convoca a sesiones extraordinarias, cuando
un grave interés de orden o de progreso lo requiera” (​ art. 99, inc. 9°).

“Ambas cámaras, empiezan y concluyen sus sesiones simultáneamente. Ninguna de ellas,


mientras se hallen reunidas, podrá suspender sus sesiones más de tres días, sin el
consentimiento de la otra”. (​ Art. 65).

En el sistema argentino la ley mayor reconoce la existencia de tres tipos de sesiones, a saber: las
ordinarias​, las ​extraordinarias y las de ​prórroga​. A su vez, los reglamentos de cada cámara dieron
vida a las ​preparatorias​.

A. Sesiones ordinarias

Es el ciclo que imperativamente, debe cumplirse durante nueve meses del año, comprendido
entre el 1° de marzo y el 30 de noviembre. Una de las innovaciones del reformador del 94 las
habilitó a reunirse por sí mismas. Son las cámaras quienes tienen potestad para dar por iniciadas
este tipo de sesiones. Otra modificación es de índole temporal, que ha extendido las sesiones
por espacio de 270 de los 365 días del año.

La importancia de las ordinarias radica en que durante su curso la competencia congresional es


plena para ejercer todos los atributos que la Constitución le reconoce al Congreso.

B. Sesiones de prórroga

La constitución ha previsto la posibilidad de que al término de las ordinarias el Congreso no haya


agotado el tratamiento del temario que se había propuesto entre el 1° de marzo y el 30 de
noviembre. Para ello ideó la prórroga de sus reuniones. La prórroga importa dar continuidad al
tipo de sesión que se viene celebrando, de lo que deviene que las sesiones de prórroga no son
sino una modalidad de sesión ordinaria, o si se quiere, sesión ordinaria ampliada en el tiempo.

¿Quién dispone la prórroga de las sesiones? La respuesta admite dos posibilidades.


Un sector de la doctrina adjudica la competencia con exclusividad al Poder Ejecutivo. La tesis
encontraría apoyo en el ​art. 99, inc. 9°, parte 1°.

La concurrencia, halla asidero en el ​art. 63​, donde la Constitución habilita la extensión de las
ordinarias sin especificar al titular de la competencia. Mas como este último precepto se halla
incluido dentro de las atribuciones comunes de ambas cámaras. A esa conclusión permite
independizar a un órgano de otro en su funcionamiento.

C. Sesiones extraordinarias

Finalizando el término de las sesiones ordinarias y de no mediar de prórroga, un grave interés de


orden o de progreso justifica a la convocatoria a extraordinarias. Se llaman ante la evidente
necesidad de que el cuerpo deliberativo ejerza de modo inmediato, sin tardanzas, sus
competencias específicas.

Sólo el Ejecutivo está facultado a convocarlas, y por lo tanto pareciera que a ese poder le es
discrecional juzgar sobre la existencia de las causas constitucionales que autorizan su llamado. El
presidente, por ser quien insta las extraordinarias, limita al Congreso para que en ocasión de ellas
trate con exclusividad los temas legislativos por él propuestos, durante el término fijado para esas
sesiones y, de no establecerlo, hasta que se agote el tratamiento de los puntos definidos para
dichas sesiones.

Durante las extraordinarias puede el Congreso, iniciar o continuar el juicio político a los
funcionarios sujetos a él por mandato de la Constitución, interpelar a los ministros, pedir informes,
sancionar a sus miembros, disponer el desafuero de un integrante, etc.

La excepción viene dada por lo normado en el ​art. 99, inc. 3°, en virtud del cual los decretos de
necesidad y urgencia dictados por el Ejecutivo deben ser remitidos por el Jefe de Gabinete a la
Comisión Bicameral Permanente dentro de los diez días de su emisión y ésta, en igual término,
dictaminar sobre su aprobación o rechazo, elevándolo al plenario de las cámaras para su expreso
tratamiento, el que de “inmediato” será considerado por las mismas.

Las cámaras deben actuar durante el receso, hayan o no sido convocadas extraordinariamente
para atender esos asuntos, ello porque, aunque se trata de materia legislativa hay un precepto
que autoriza, de manera puntual, la auto convocatoria del cuerpo.

El congreso, no sólo puede, sino que debe reunirse en sesiones extraordinarias cuando las
circunstancias así lo exijan siempre que esté llamado a cumplir algunos de los cometidos que la
Constitución le acuerda.
La buena doctrina es la que sostiene que el Congreso puede reunirse espontáneamente sin
necesidad de convocatoria del Poder Ejecutivo, sea en sesiones ordinarias, como de prórroga o
extraordinarias.

En definitiva, nadie niega al Poder Ejecutivo la facultad de convocar al Congreso a extraordinarias


o prorrogar sus sesiones. Pero la Constitución no prohíbe que el Congreso pueda reunirse fuera
de los períodos que convoca el presidente. El refuerzo de los controles republicanos y el principio
de la soberanía popular así lo justifican.

¿Solo se pueden tratar los temas propuestos por el presidente?

Del hecho que por ser el presidente quien llama a extraordinarias, facultad que nadie controvierte,
su convocado está constreñido, exclusiva y excluyentemente, a examinar las propuestas de tipo
legislativo que él propone.

La Constitución, nada prescribió al respecto. No hay en la ley fundamental una sola letra, ni línea
que establezca la condición de que tal Congreso debe obrar con sujeción al límite de los
proyectos emanados del presidente.

¿El ejecutivo puede retirar un proyecto remitido al Congreso?

La constitución omite toda regulación al respecto, se impone una interpretación compatible con
todo el plexo normativo.

Si el ejecutivo, autor de la iniciativa, por razones de orden o de progreso para convocar a


extraordinarias considera que la urgencia ha desaparecido esfumada por la dinámica propia de
los fenómenos políticos, consciente de que el proyecto remitido ya es innecesario, bien podría
retirarlo, evitando que el Congreso dilapide su tiempo en un tema que perdió gravitación e interés.

El mismo razonamiento vale cuando por motivos de interés general el presidente remite un
proyecto al Congreso durante las ordinarias. Al operarse tal valoración, propia de nuevos
acontecimientos, obvias razones de economía imponen un repliegue de su iniciativa. Resulta
apropiado que el eventual retiro lo sea en la medida en que las ramas legislativas no hayan
empezado el tratamiento de la iniciativa, entendiendo que dan inicio a ella cuando la comisión a la
que se remitió el proyecto ya dictaminó, o, cuando el cuerpo decidió tratarlo sobre tablas.

Precedente: En 1908 el presidente Figueroa Alcorta, en un acto reñido con la Constitución y


apelando a la fuerza del hecho consumado, al tiempo que dispuso retirar los proyectos por él
remitidos al Congreso y apelando al manejo de la fuerza pública de la que él disponía, ordenó la
clausura de las sesiones extraordinarias del Congreso e impidió el acceso de los legisladores al
edificio. El conflicto tuvo estrictas motivaciones partidarias.

D. Sesiones preparatorias

Estas sesiones nacen de los reglamentos de cada Cámara. Se celebran en la semana que
precede a la iniciación de las ordinarias, con el propósito de incorporar a los nuevos electos y
elegir las autoridades del año parlamentario.

En la ocasión Diputados procede a elegir un presidente, un vicepresidente 1°, un vicepresidente


2° y un vicepresidente 3°, al tiempo que Senadores consagra al presidente provisional del cuerpo
y los vicepresidentes 1° y 2°.

Ambos reglamentos internos establecen como fecha de realización de las preparatorias el período
que precede a la iniciación del año legislativo, 24 de febrero en el Senado y dentro de los últimos
diez días del mes de febrero de cada año en Diputados.

Los nuevos legisladores asumen el 10 de diciembre del año en que son electos, también se
celebran sesiones preparatorias el 29 de noviembre en Senado y dentro de los diez primeros días
del mes de diciembre de cada año en Diputados. A fin de deliberar y tras la constitución del
quórum, que contribuye a formar los electos, se procede a elegir a las autoridades de la Cámara a
pluralidad de sufragios, presidiendo esta ceremonia el diputado en ejercicio de mayor de edad.
Cuando no existieren impugnaciones al diploma de un representante elegido, el presidente llama
por orden alfabético de distrito a los diputados electos a prestar juramento (​art. 2°, Reglamento de
la Cámara de Diputados).

En los hechos existen dos tipos de sesiones preparatorias. Una, con el fin de elegir autoridades
de las cámaras. Otra para recibir a los nuevos electos en los años en que se celebren elecciones.
Nada obsta a que ambas actividades se cumplan en una misma reunión.

2. Simultaneidad de las sesiones

Si cada cámara delibera con total independencia temporal de la otra, podría llegar a configurarse
un estado de anarquía, pues la continuidad, eficacia y expeditividad que el poder debe exhibir se
perdería irremediablemente.
El ​art. 65 establece la simultaneidad de las sesiones. La norma ratificando así el carácter
igualitario de ambas cámaras, propende el juego regular y armónico de la vida parlamentaria.

3. Quórum

Se impone una brevísima noción de los conceptos más usuales de mayorías que juegan en
estrecha relación al tema del quórum.

​ xpresión que se allega reuniendo el voto de la mitad más uno de los


Mayoría absoluta: E
integrantes del cuerpo. Por ejemplo, en una cámara de ciento cincuenta miembros, la mayoría
absoluta se obtiene con setenta y seis.

Mayoría simple: Alude a una cantidad que sin alcanzar la mitad más uno, es superior a otras
cifras. Por ejemplo, al decidir una cuestión, sobre cien legisladores votantes, una moción reúne
treinta y cinco votos, otra treinta, una tercera veinticinco y la cuarta, diez. El tema, si así lo
autorizan las normas vigentes, se aprueba con mayoría simple, es decir, con treinta y cinco
voluntades.

Mayoría calificada o agravada: Es la que supera la mitad más uno. Por ejemplo, dos tercios.
Incide notablemente el modo de computar esa mayoría que puede ser sobre los presentes, por
ejemplo, para el juicio político, el acuerdo para la designación del Defensor del Pueblo (​arts. 53,
59 y 86​), respectivamente; o sobre el total de los miembros, tales los casos de
constitucionalización o denuncia de tratados sobre derechos humanos (​art. 75, inc. 22​) Etc.

Unanimidad​: Se da cuando todos los legisladores que asisten a una sesión, al momento de emitir
su voto, se pronuncian en el mismo sentido. En la semántica de los cuerpos legislativos la palabra
“quorum” se utiliza para reflejar la presencia del número indispensable de miembros que requiere
el órgano para poder sesionar válidamente. La idea que lo funda hace pie en la necesidad de
legitimar sus decisiones, avaladas por la presencia cierta de un mínimo de legisladores que
componen el cuerpo. Conforme al ​art. ​64​, el quorum para sesionar es el de la mayoría absoluta
de los miembros que componen una de las cámaras. En la actual composición de Diputados
(doscientos cincuenta y siete representantes) ese número se consigue con ciento veintinueve
legisladores. En el Senado, con un total de setenta y dos componentes, el quorum para sesionar
es de treinta y siete presentes.

En el Senado, allegar quorum importa reunir la mitad más uno del total del cuerpo; en tanto en
Diputados, para formar quorum legal será necesaria la presencia de la mayoría absoluta de sus
miembros ausentes (​art. 15​).
Reunido ese número, las cámaras están habilitadas a sesionar y los actos y resoluciones que de
ella emanen tienen el carácter de instrumento público, por lo que gozan de la presunción de
legitimidad propia de los actos públicos.

A. Diferencias entre el quórum y la mayoría para resolver

En ciertos casos la Constitución la mayoría exige para la aprobación de un proyecto. Por ejemplo,
para que un tratado sobre derechos humanos pueda adquirir jerarquía constitucional, es
necesario el voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara (​art.
75, inc. 22​). También es de dos tercios el número de votos que requiere la declaración de
necesidad de la reforma constitucional ​(art. 30).

Quórum es el número de miembros que requiere el cuerpo para deliberar. Se delibera con la
mitad más uno y según el tipo de cuestión tratada, ella puede aprobarse con mayoría relativa,
absoluta o agravada.

En ese contexto, puede suceder que una Cámara tenga quórum e inicie la sesión, pero rechace
un proyecto por no reunir el número exigido por la Constitución para su aprobación.

B. Un modo de allegar quórum:

Compeler a los insistentes: ​Hay riesgos de que una sesión se frustre cuando una fracción
parlamentaria bloquea con su ausencia las deliberaciones, impidiendo la formulación del quorum.
Con miras a prevenirlo, la segunda parte del ​art. 64 prescribe que cuando no se obtuviere la
mayoría absoluta “​un número menor podrá compeler a los miembros ausentes a que concurran a
las sesiones, en los términos y bajo penas que cada cámara establecerá​”. Ese ¨número menor¨
siempre es una cantidad inferior a la mayoría absoluta y el procedimiento que va a seguir este
contenido es los reglamentos de cada cámara. Se puede observar una defectuosa práctica de los
parlamentos al utilizar como técnica de bloqueo la no formación del quorum, además las
ausencias demuestran una pálida demostración de holgazanería legislativa. Es frecuente ver
como las cámaras se muestran remisas para valerse de este recurso. Pero dichos mecanismos
no pueden realizarse a expensas de la Constitución y tampoco por vía de los hechos como por ej.
En Bs As que un gobernador ordeno al jefe de policía a que traiga por la fuerza a los senadores.
Mucho menos con la inclusión en la banca de una persona que no tiene calidad de legislador,
como sucedió con el oficialismo a la hora de querer privatizar la empresa de ​Gas del estado​,
sentando en lugar de un Diputado a un sujeto ajeno al cuerpo.

Las soluciones normativas​: ​Al pasar revista a las soluciones aparecen las previsiones
instrumentadas por las Constituciones de Chile y Ecuador, naciones donde sus leyes supremas
han reducido la cantidad de legisladores con aptitud de formar quórum. En la primera, por
ejemplo, un tercio de cada rama legislativa se erige en autosuficiente para deliberar; mientras
tanto en el restante país trasandino con un cuarto de los legisladores la Cámara está en
condiciones de funcionar, sin perjuicio de que debe allegar la mayoría de los componentes del
cuerpo para poder votar.

En el caso de los Estados Unidos de América, el quórum se presume. Ello importa decir que la
sesión fijada se inicia con la cantidad de legisladores que existan en el recinto y solamente
cuando hay que votar se constata que exista el quórum de mayoría absoluta.

La asamblea Nacional Francesa, funciona con arreglo a una medida en virtud de la cual las
decisiones adoptadas por el órgano siempre son válidas cualquiera sea el número de legisladores
que concurran a la sesión.

A todo evento, si el presidente de un bloque lo pide, la existencia de quórum puede ser


constatada. De no existir, la sesión es suspendida por media hora y todos los miembros del
cuerpo que se encuentran en el edificio son invitados a participar de la reunión. Si se allega a
quórum las decisiones adoptadas son válidas cualquiera sea el número de diputados que vote. Si
el quórum no se logra, la votación se posterga para la próxima sesión que no puede efectuarse
menos de una hora después y, en esa ocasión, las resoluciones adoptadas quedan plenamente
legitimadas cualquiera sea el número de legisladores presentes.

Lo cierto es que la injustificada ausencia de los legisladores a las sesiones que poder deber
institucional están llamados a asistir obedece a dos motivos.

Primero, el lineal ejercicio de la haraganería que muchas veces corre paralelo con la absoluta
idoneidad técnica y/o moral del elegido. Para estos supuestos, el descuento de las dietas puede
ser una amenaza más o menos eficiente.

En otros casos, en cambio, la decisión de no asistir responde a decisiones políticas,


generalmente inspiradas en la necesidad de bloqueo por el bloqueo mismo. Estos casos
responden a la genuina determinación política de uno o más bloques, en conciencia de que con
su falta es impedimento para que el órgano funcione. Aquí las soluciones, generalmente las
normas ofrecen poca perspectiva reparadora.

4. Control judicial de la existencia de mayoría

En la vida de los cuerpos colegiados representativos rige, a la hora de adoptar decisiones, la ley
número. Es decir que las decisiones que se adopten en ellos están avaladas, más allá de su
acierto o error, por haber sido tomadas por una determinada cantidad de legisladores.
En la jurisprudencia clásica de nuestros tribunales la posibilidad de controlar si al momento de
votar fueron satisfechas las mayorías exigidas por el reglamento de las cámaras o de la
Constitución, fue reputada como cuestión política, es decir, materia no susceptible de revisión por
un órgano judicial.

En el avance operado en el terreno de la judiciabilidad la Corte Argentina al sentenciar en “Binotti”


descalificó una resolución del Senado de la Nación, a la que declaró nula por no alcanzarse en
esa oportunidad la mayoría exigida por el reglamento. En su dictamen-lineamiento que en lo
ateniente al fondo de la cuestión habría de seguir la mayoría del tribunal de la cumbre, el
procurador recordó que la normativa imponía reunir mayoría absoluta de los senadores
presentes, en quórum legal. Sin embargo, en la respectiva sesión, aunque habían acudido
cincuenta y cinco senadores, el dictamen de mayoría que propiciaba el rechazo del ascenso
obtuvo veintiséis voluntades, al tiempo que votaron por conferir el acuerdo unos veinte
legisladores y otros nueve se abstuvieron.

Tanto en primera instancia como en la alzada, los tribunales desestimaron la pretensión del
recurrente que hacía pie en el hecho de que en esa ocasión el cuerpo legislativo no alcanzó
mayoría absoluta de los presentes para validar su resolución. Empero la Corte, luego de declarar
que es cuestión judicial determinar si una Cámara del Congreso actuó dentro de su competencia,
recordó que: “… ​esa facultad se ejerce no sólo cuando la norma a interpretar es de aquellas
contenidas en la Ley Fundamental, sino cuando como en el sub lite se trata de preceptos
reglamentarios federales, dictados por una Cámara en ejercicio de las facultades que aquélla le
​ rt. 66​. Si el Senado, ha autorregulado su funcionamiento a través del dictado de un
otorga en el a
reglamento, una hipotética violación del mismo que lesione derechos individuales no podrá
quedar exenta de control de los magistrados de la República.​ ”

Aun considerando la decisión del Senado como un acto político, éste forma parte del orden
jurídico, de allí que el control judicial está llamado a revisar si efectivamente tal accionar ha sido
correctamente ejercido dentro de ese universo político. No se trata de examinar si el poder
político debió elegir una u otra opción, dentro de las válidas, sino sólo su contorno externo e
inserción en el sistema constitucional.

5. Incompatibilidades

Se trata de una situación de hecho que impide al diputado o senador electos incorporarse a la
Cámara o, en el caso de que ya pertenezcan al cuerpo, le imponen la obligación de optar entre la
función legislativa y el cargo declarado incompatible con esa actividad.
La incompatibilidad es un supuesto que inhibe al legislador para desempeñar en simultáneo otro
laboreo reputado inconciliable con sus quehaceres legislativos.

Las incompatibilidades legislativas reposan sobre un triple fundamento: jurídico-político, moral y


material. Desde el punto de vista ​jurídico-político​, ellas se fundan en el principio de la división de
poderes, que es la base del gobierno constitucional. Desde el ángulo ​ético​, es indiscutible que el
desempeño de la función legislativa simultáneamente con ciertas ocupaciones públicas o
privadas, puede afectar principios morales.

Finalmente, razones materiales de división del trabajo imposibilitan el eficiente desempeño por la
misma persona que ejerce el mandato parlamentario de ciertas ocupaciones públicas o privadas.
Tratándose de diputados y senadores, la Ley Suprema contempla cuatro incompatibilidades. A
saber: empleo o comisión del Ejecutivo, revestir las calidades de eclesiástico regular, gobernador
de provincia o ministro del Ejecutivo. En el primero de los casos, la restricción es relativa, porque
el ​art. 72​, consagra una prohibición y su consiguiente excepción.

Dice el precepto: ​“Ningún miembro del Congreso podrá recibir empleo o comisión del Poder
Ejecutivo, sin previo consentimiento de la Cámara respectiva, excepto los empleos de escala”.

De modo que la regla es que un legislador puede recibir una comisión o empleo del Ejecutivo,
siempre que la respectiva Cámara de que forma parte lo consienta.

Un típico caso de comisión a un legislador se da cuando tras disponerse la intervención a una


provincia el Ejecutivo designa a éste como interventor federal en ella.

La excepción contenida en la segunda parte del precepto está referida a los empleos de escala,
comprensiva de aquellos a los que se accede como consecuencia de una carrera administrativa.
Por ejemplo: los cargos docentes.

En suma, lo que el ​art. 72 aspira a preservar es la independencia de los miembros del Congreso,
que se veía naturalmente amenguada si mediara entre éstos y el Ejecutivo una relación jerárquica
propia del empleo público.

En estrecha conexión con el precepto juega el ​art. 105 al establecer que: ​“No pueden ser
senadores ni diputados, sin hacer dimisión de sus empleos de ministros”.

Si bien la interdicción es absoluta, en la práctica ella se tornó inocua, es frecuente que el partido
gobernante llame a un legislador para ocupar funciones ministeriales, período durante el cual ese
integrante del Congreso deja su banca transitoriamente, a la que estará en condiciones de volver,
si antes no la cubrió el suplente, el día que cesa en su calidad de secretario de Estado.
Las otras dos incompatibilidades hacen pie una en la calidad religiosa del electo y la otra en orden
a su investidura de primer mandatario de una provincia.

Así también: “​Los eclesiásticos regulares no pueden ser miembros del Congreso, ni los
gobernadores de provincia por la de su mando”​ ​(art. 73).

Cuando de gobernadores se trata, no sólo por la provincia de su mando, como dice la letra de la
Constitución, sino por cualquier otra, la prevención resulta extensiva, pues se funda en la
imposibilidad material que la simultaneidad de ambos cargos evidencia.

6. Dieta

Es la denominación asignada al estipendio de que gozan los legisladores por los servicios
prestados. ​Art 74​: ​¨los servicios de los senadores y diputados son remunerados por el Tesoro de
la Nación, con una dotación que señalará la ley¨. ​La doctrina tradicional determina que la dieta es
garantía de independencia funcional de cada uno de los parlamentarios. El actual reglamento de
Diputados dispone que no se abonará al legislador que no hubiese asistido a ninguna sesión del
año legislativo en que ella se solicite, ni a los que durante el mismo hubiesen faltado a quince
sesiones, aun con permiso de cámara, salvo por razones de enfermedad, licencia por maternidad
o el desempeño de una función. Las dietas de los legisladores pueden ser objetos de reducción.

Unidad 6
1. El dualismo normativo de nuestra constitución:
El hecho de confiar el atributo de la potestad de legislar, de forma exclusiva a un Congreso o
Parlamento, hace a la denominación de monismo de fuentes legislativas.
Acordar esta facultad de modo compartido entre el Ejecutivo y el Legislativo, es una propuesta
que fue acogida por nuestra ley mayor y ratificada por la reforma constitucional del 94’. Este
modelo que la doctrina define como el​ dualismo de fuentes normativas ​entre ley y reglamento,
si bien asigna la función legislativa al Congreso, parte del reconocimiento de un poder
reglamentario en el Poder Ejecutivo, atribuido genéricamente para la ejecución de las leyes y
termina configurando una potestad autónoma para dictar reglamentos independientes.
Como consecuencia del dualismo se conciben, en principio, dos categorías de leyes. ​Las ​leyes
formales​, aquellas dictadas por el Congreso de la Nación a través del procedimiento pautado por
la C.N y las ​leyes materiales​, que expresan la voluntad de cualquier órgano a quien se dota de
competencia para dictar normas. Pero el común denominador de ambas viene dado por el hecho
de que, para su validez, deben sujetarse a las directivas de la constitución.
2. Mecanismo técnico de formación de la ley.
El proceso de formación de la ley, de acuerdo a las disposiciones contenidas en el catalogo
fundamental, reconoce la existencia de 3 etapas:
Iniciativa:​ ​ Puede estar a cargo del Congreso, del poder ejecutivo (​Art. 77​) o de la solicitud que
formulen los ciudadanos (​Art. 39​).
Sanción:​ ​ Exclusiva competencia del Congreso (​Art. 78,79,81​)
Promulgación​ y ​publicación:​ ​ A cargo del poder ejecutivo. (​Art. 80​)
En cualquier caso, todo proyecto de ley deberá pasar en algún momento de su trámite por el
Congreso de la Nación.
En el derecho comparado existen tres grandes sistemas básicos que reglan la relación de cada
una de las cámaras en los congresos o parlamento de carácter bicameral durante el proceso
legisferante.
De los dichos de SCHINELLI surge uno de ellos, que contempla ​que los proyectos pueden tener
origen en cualquiera de las dos cámaras, pero que no habrá ley hasta que las dos, en un ida y
vuelta, se pongan de acuerdo.
Otro sistema concede preeminencia para la sanción final a una de las cámaras (la más popular o
representativa)
En la Argentina, la constitución contempla algunas importantes excepciones. En un principio casi
todos los proyectos de leyes pueden ser iniciados en cualquiera de las dos cámaras, pero
prevalecerá aquella que, en la última lectura, obtenga dos tercios de votos para una eventual y
final insistencia. Esa cámara va a ser siempre la iniciadora y si posee una supermayoria de votos,
prevalecerá.
3​ primer supuesto​: acuerdo de todos los participantes.
Ingresado un proyecto a una de las cámaras se dispone por la rama legislativa remitirla a alguna
de las comisiones del cuerpo para estudiar el proyecto y aconsejar a la cámara su aprobación o
rechazo.
Las cámaras para expedirse sobre la viabilidad de un proyecto requieren el consejo, sin embargo,
reuniendo una mayoría calificada de dos tercios la misma puede constituirse en comisión y
despachar por sí el asunto ingresado o tratarlo sobre tablas. El ​art. 78​ versa: “​aprobado un
proyecto de ley por la cámara de su origen, pasa… a la otra cámara. Aprobado por ambas, pasa
al Poder Ejecutivo… para su examen; y si también se obtiene su aprobación, lo promulga como
ley.”
Segundo supuesto: rechazo del proyecto.
El ​Art. 81 ​expresa: “​ningún proyecto de ley desechado totalmente por una de las cámaras podrá
repetirse en las sesiones de aquel año. Ninguna de las cámaras puede desechar totalmente un
proyecto que hubiera tenido origen en ella y luego hubiese sido adicionado o enmendado por la
cámara revisora’’
Cuando un proyecto de ley es rechazado, tal iniciativa no podrá tratarse durante el año que puede
referir tanto al año calendario 1° de enero a 31° de diciembre o; al año legislativo 1° de marzo a
con las ordinarias y concluye el 28° de febrero del siguiente (este último es el que se ha seguido
entre nosotros).
BIDART CAMPOS, apunta que hay identidad de procesos y por ende prohibición de repetirse,
cuando se proponen los mismos objetivos, aunque el texto y las palabras estén redactados de
modo distinto. Pero no hay identidad de proyecto y puede tratarse el nuevo a pesar del rechazo,
aunque se proponga el mismo objeto, si emplea medios diferentes.
El segundo párrafo de la norma procura que cada cámara mantenga el compromiso institucional
asumido al formular el proyecto no rechazando un proyecto que fue de origen en ellas.
Tercer supuesto: casos de caducidad legislativa.
1​. Por imperio del segundo párrafo del ​art. 81​, ​una cámara no podrá desechar un proyecto que
tuvo origen en ella, luego de ser modificada por la revisora.​ Tal limitación puede entenderse como
restrictiva de los atributos de la cámara para propiciar otro proyecto a través del cual se impulsa la
restauración del tributo derogado.
2​. Otro caso que la C.N consagra es el dispuesto en la última parte del ​art. 81​, cuando prescribe:
“​la cámara de origen no podrá introducir nuevas adiciones o correcciones realizadas por la
cámara revisora”.​ Esta cláusula luce justificada, ya que si una cámara estuviera en condiciones
de sumar nuevos temas a un proyecto, esa parte jamás podrá ser examinada por la otra rama.
Con vistas a interpretar los alcances de este mandato, los presidentes de ambas cámaras
establecieron que: “​cuando un proyecto de ley vuelve a la cámara de origen con adiciones o
correcciones introducidas por la cámara revisora, podrá aquella aprobar o desechar la totalidad
de dichas adiciones o correcciones o aprobar algunas y desechar otras, no pudiendo en ningún
caso introducir otras modificaciones que las realizadas por la cámara revisora”.
3​. Un tercer caso en que la caducidad no nace de la constitución, sino de la reglamentación que
de ella hizo el congreso, es a través de la suerte que corren los proyectos que no fueron
sancionado en el año legislativo.
La ​ley N°13640​ (modificada a través de las ​N°23821 y 23992​) estatuye que todo proyecto de ley
sometido a la consideración del congreso que no obtenga sanción en una de sus cámaras
durante el año parlamentario que tuvo entrada en el cuerpo o en el siguiente, se tendrá por
caducado. Del mismo modo, todo proyecto de ley aprobado con modificaciones por la cámara
revisora que no termine el tramite establecido en el ​art. 71​ de la C.N en el año parlamentario en el
que obtuvo la referida aprobación o en el siguiente, también se tendrá por caducado. También
están alcanzados los proyectos de ley o parte de ellos que el poder ejecutivo devuelva
observados en uso de su facultad que le acuerda el ​art. 72​, que el congreso no confirme en el
año parlamentario en que fueran devueltos o en el siguiente.
Cuarto supuesto:​ ​adiciones o correcciones de la revisora con tres posibilidades.
Toda iniciativa aprobada en una de las cámaras debe pasar, necesariamente, por la otra, con
motivo de su revisión.
En la lectura que realiza la revisora ella podrá proponer adiciones o correcciones al proyecto
original. ​Art. 81​, segunda parte: ​‘’… deberá indicarse si tales adiciones o correcciones fueron
realizadas por mayoría absoluta de los presentes o por las dos terceras partes de los presentes.
La cámara de origen podrá por mayoría absoluta de los presentes aprobar el proyecto con las
adiciones o correcciones introducidas o insistir en la redacción originaria, a menos que las
adiciones o correcciones las haya realizado la revisora por dos terceras partes de los presentes.
En este ultimo caso, el proyecto pasará al poder ejecutivo con las adiciones o correcciones en su
redacción originaria. La cámara de origen no podrá introducir nuevas adiciones o correcciones a
las realizadas por la cámara revisora”
Como ambas cámaras, más allá de algunas asimetrías funcionales, son iguales, la constitución
ha debido prever el mecanismo a seguir en los casos que entre ellas medien diferencias a la hora
de considerar un proyecto. El desbloqueo, respeta escrupulosamente la cuantía de votos que
pudo haber merecido la iniciativa al ser sancionada en cada una de las ramas. Entonces, podría
ocurrir:
1. Si las adiciones o correcciones de la revisora obtuvieron mayoría absoluta y la cámara de
origen, al devolver el proyecto, las admite con la misma cantidad o superior de votos, el
proyecto se sanciona de esa manera. Pasa al ejecutivo para su promulgación.

2. Si las adiciones o correcciones de la revisora lo fueron por el voto de dos terceras partes de
los miembros presentes en la sesión y la de origen, al volver el proyecto, no reúne un
quantum similar de voluntades, el mismo se sanciona del modo en que lo altero la revisora.
Pasa al ejecutivo para su promulgación.

3. Si las adiciones o correcciones de la revisora merecieron dos terceras partes del voto de los
presentes e igual número se obtuvo en la cámara de origen, el proyecto se sanciona de la
manera en que lo concibió la cámara de origen. Por ende, el proyecto pasa al ejecutivo.
4.​ ​Voluntad expresa: el rechazo de la sanción ficta.
Fue de la mano del caso ‘’PERALTA’’ que surge esta cuestión. En esa oportunidad la Corte tuvo
como válido a un DNU porque juzgó ​‘’…que en definitiva el congreso nacional en ejercicio de
poderes constitucionales propios no adopta decisiones diferentes en los puntos de política
económica involucrados.”
En la reforma del 94 se incorporó en consecuencia, el ​art. 82​ que dispone: “​la voluntad de cada
cámara debe manifestarse expresamente; se excluye, en todos los casos, la sanción tácita o
ficta.”
La regla de oro que rige la materia indica que el silencio de una persona o un órgano no producen
efecto jurídico alguno, a menos que por mandato expreso de la ley, esa omisión esté llamada a
generar consecuencias. La CN recepta esta regla y, amén de la previsión del ​art. 82​, en otras dos
hipótesis acuerda valor diverso al silencio:
Ello ocurre cuando el ejecutivo no devuelve al congreso dentro de diez días un proyecto de
ley elevado por aquel, iniciativa que, como fruto de tal inercia, se reputa aprobada como ley (​art.
80​). Este es un caso de ​silencio positivo​.
Pero el ​silencio​ también puede ser ​negativo​:
El ​art. 115​ de la ley fundamental establece que corresponderá archivar las actuaciones si
transcurrieron ciento ochenta días contados desde la decisión del consejo de la magistratura de
abrir el procedimiento de remoción de un juez. En este caso, el silencio conduce a la absolución
del acusado.
Las designaciones en comisión hechas por el poder ejecutivo durante el receso del
Senado. Nos referimos a aquellas que requieren acuerdo senatorial, pero que carecen de el por
efectivizarse durante el periodo de receso, por ende, expiran al finalizar las sesiones del congreso
en el caso de que la respectiva cámara no preste el acuerdo pedido o el mismo no se haya
solicitado por el ejecutivo (​art. 99 inc. 19​)
La norma ha resuelto una parte de la problemática, pero no toda la que hubiese sido deseable.
Sirvió porque cuando el congreso sancionó la respectiva ley reglamentaria de los DNU, tuvo la
norma un límite irrebatible, que le impedía lo que muchos pretendían: establecer que el silencio
sea causa de ratificación de un DNU. Sin embargo, el precepto es autosuficiente para que,
dictado un DNU, el mismo quede en vigencia hasta que sea rechazado por el congreso. Y, como
el congreso no suele rechazarlos, la disposición permite que la voluntad del ejecutivo expresada
en ese instrumento se convierta en legislación cuasi definitiva.
El problema central está en el hecho de que la constitución no disciplino el valor negativo del
silencio en el tiempo.
5. Aprobación en comisión.
La autorización para delegar en las comisiones de la cámara la aprobación de un proyecto, es
una de las novedades de la reforma del 94. ​Art. 79​: ​‘’cada cámara… puede delegar en sus
comisiones la aprobación en particular del proyecto, con el voto de la mayoría absoluta del total
de sus miembros. La cámara podrá… dejar sin efecto la delegación y retomar el tramite ordinario.
La aprobación en comisión requerirá el voto de la mayoría absoluta del total de sus miembros.
Una vez aprobado el proyecto en comisión se seguirá su trámite ordinario’’.
Las comisiones quedan autorizadas para la aprobación de proyectos, propende a fortalecer el rol
de tal organismo, al tiempo que crea una especialización en el trabajo parlamentario. La reforma
mantiene como atribución intransferible del pleno de la cámara la aprobación en general.
Régimen de mayorías.
Para la aprobación de un proyecto legislativo cada cámara debe reunir mayoría absoluta, dando
por sentado que previamente el cuerpo entre a sesionar con quórum y también lo tenga al
momento de votar. Para esto, resulta necesario destacar que esa mayoría absoluta prescripta por
el ​art. 81​ se computa sobre los legisladores que se hayan en el recinto al momento de votarse
una iniciativa.
Sin embargo, hay numerosos supuestos en los que el constituyente impuso al congreso la
exigencia de que para la aprobación de ciertos proyectos es menester contar con mayorías
calificadas, entendiéndose tales a los dos tercios (que se computan sobre los presentes o sobre
el total de miembros) y mayoría absoluta cuando se contabiliza sobre el total de los miembros del
cuerpo.
Las previsiones que demandan las mayorías calificadas son:
Dos tercios computados sobre el total de miembros del cuerpo​.​ La más alta de las mayorías que
exige nuestra constitución aparece expuesta de manera puntual en el ​art. 75 inc. 22​ para que el
Congreso pueda constitucionalizar un tratado y también para que alguno de esos tratados pueda
ser denunciados por el ejecutivo y cuando se declara la necesidad de reforma constitucional.
Dos tercios de los miembros presentes.​ ​ Esta mayoría se utiliza para que las cámaras puedan
designar el defensor del pueblo (​art. 86​); para que Diputados acuse en el juicio político (​art. 53​);
para que el Senado declare culpable al enjuiciado (​art. 59​); para el acuerdo que el Senado debe
prestar a los nominados para integrar a la Corte Suprema (​Art. 99 Inc. 4​); rechazar el veto
presidencial (​art, 83​); desaforar a un legislador (​art. 70​); entre otras.
Mayoría absoluta del total de los miembros​.​ De manera expresa la constitución requiere esa
pluralidad para que una cámara delegue a sus comisiones el tratamiento de un proyecto en
particular, como también para dejar sin efecto la delegación (​art. 79​); para que el congreso
sancione la ley reglamentaria de los decretos de necesidad y urgencia, de la promulgación de las
leyes parciales y legislación delegada (​art. 99 inc. 3, art. 80 y art. 100 inc. 12​); entre otras.
Cuando la constitución no discierne la que la mayoría absoluta debe acreditarse sobre el total de
los miembros, como ocurre en los casos mencionados, la regla que deviene automática es que tal
cómputo se verifique sobre los miembros presentes.
El articulo perdido.
Luego de la reforma de 1994, se conoció con ese nombre al ​art. 77​. El precepto tiene dos partes:
la primera, oriunda del texto histórico de 1853, y la segunda que estatuyó mayores exigencias en
cuanto al número de votos que debe alcanzarse para la alteración de ciertas leyes.
Si bien el transcripto fue aprobado como el ​art. 68​ bis. por la Convención, lo cierto es que al
momento en el que el cuerpo juro las incorporaciones realizadas, su texto no fue tenido en cuenta
y, por consiguiente, tampoco publicado en el Boletín Oficial.
Por eso, el Congreso de la Nación dicto la ley ​N°24430​ a través de la cual dispuso la integra
publicación de los textos aprobados por la Convención Constituyente, en los que estaba incluido
el ​art. 77​, instrumento legal que ratificaba que la disposición que no había sido jurada era parte
de las reformas producidas por la Convención.
6. Leyes que son frutos de formas semidirectas.
La crisis experimentada por la representación política llevaron a pensar en formulas participativas
destinadas a paliar esa insuficiencia. En ocasión, en la reforma de 1994, quedaron plasmados
dos institutos de democracia semidirectas, como son la consulta popular y la iniciativa legislativa.
La consulta popular.
Ha estado prácticamente ausente y fue de escasa trascendencia en la vida política de la nación
Argentina. Recién a partir de 1984 (consulta popular en relación a las negociaciones que nuestro
país realizaría con Chile) se insinuó el valor de este tipo de modelos. Por esa razón, la mayoría
de las provincias incorporó a la consulta popular a su normativa constitucional.
En el plano de la teoría constitucional, se ha dicho que es una forma de sufragio a través de la
cual el pueblo manifiesta su voluntad opinando sobre algún asunto de señalada importancia para
la vida del estado. Se encuentra receptado en el ​art. 40​.
Consulta legislativa decisoria.
Es competencia del congreso formalizar este tipo de consulta, pero la iniciativa debe partir de la
cámara de diputados, lo que supone que el tratamiento del proyecto empieza en la cámara baja.
La consulta a realizarse versará sobre un proyecto de ley y el acto por el cual el Congreso decide
llamarla no es susceptible de veto por el ejecutivo. Ha sido esta la primera vez en nuestro
derecho que se acordó vida a la existencia de una potencial ley sin la participación del poder
ejecutivo.
Si la mayoría del pueblo se pronuncia en favor de la sanción, el proyecto, sin necesidad de
promulgación ejecutiva, adquiere el carácter de ley y debe ser publicado en el boletín oficial.
En el caso de que un proyecto de ley sometido a consulta popular vinculante obtenga un
resultado negativo, el mismo no podrá ser reiterado sino después de haber transcurrido un lapso
de dos años desde la realización de la consulta.
Leyes excluidas.
La reglamentación del instituto excluyó de la figura a aquellos proyectos de ley cuyo
procedimiento de sanción se encuentre especialmente reglado por la C.N. Ello importa que no
pueden ser objeto de consulta: La propia reglamentación de las materias, procedimientos y
oportunidad de la consulta popular (​art. 40​); La conveniencia de una reforma constitucional (​art.
30​); La posibilidad de ejercer el derecho de iniciativa (​art. 39​); La sanción de la ley convenio a los
fines de la coparticipación federal que regula el ​art 75 inc. 2​; El establecimiento y modificación de
asignaciones especificas de recursos coparticipables ​75 inc. 3​; La promoción de políticas
diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones ​75
inc. 19​; La perspectiva de constitucionalizar o denunciar un tratado con la jerarquía del art. ​75
inc. 22​; La aprobación o rechazo de tratados de integración ​75 inc. 24​; El funcionamiento de la
Auditoria General de la Nación ​art. 85​; entre otras.
Consulta popular no vinculante.
Su convocatoria la pueden realizar tanto el congreso como el ejecutivo en el ámbito de sus
respectivas potestades. En estos casos la resolución ciudadana no vincula al poder que la insto.
No obstante, si el proyecto sometido a consulta obtiene el voto afirmativo de la mayoría absoluta
de los votos válidos emitidos en el respectivo comicio, el mismo queda incorporado al plan de
labor parlamentaria de la cámara de diputados y deberá ser tratado por el congreso, quien podrá
aprobarlo o rechazarlo.
En este tipo de consulta el voto de los ciudadanos se torna facultativo. La ley exige que el día
fijado para la realización de una consulta popular no podrá coincidir con otro acto eleccionario.
Iniciativa legislativa.
Es la facultad que tiene el pueblo de intervenir en el proceso legislativo a través de la
presentación de proyectos de ley que deben ser considerados por órganos legislativos. Se
encuentra receptado en el ​art. 39​.
En la jerga constitucional, el derecho de iniciativa esta conferido al ​ciudadano,​ es decir, a la
persona mayor de edad con aptitud para ejercer derechos políticos.
Esta modalidad del derecho de petición lleva expresa la obligación de que el poder público que la
recepciona se pronuncie a favor o en contra de la consagración requerida.
No pueden ser objeto de iniciativa los proyectos referidos a reforma constitucional, tratados
internacionales, tributos, presupuestos y materia penal. Sin embargo, se trata de una restricción
infundada. Su inserción obedeció a la necesidad de preservar para el congreso la exclusividad de
ciertos espacios legislativos. La iniciativa no trunca las potestades congresionales, ni vincula al
cuerpo constriñéndolo a aprobar el proyecto del modo en que fue sugerido.
7. Promulgación y publicación.
El ciclo de formación de la ley se cierra con su promulgación. Esa facultad pertenece al Ejecutivo,
es el acto por el cual éste manifiesta su voluntad para que el acto legislativo adquiera vida, luego
de la sanción congresional. Estrechamente asociada a la noción de promulgación juega la de la
publicación, ya que esta última es consecuencia de la primera. Sin ​promulgación no hay
publicación,​ ya que la difusión es el recurso al que se echa mano para que la ley sea conocida
por los destinatarios de ella. Mientras el concepto de promulgación parece orientado a la
exigencia procedimental de la validez del nuevo derecho, la publicación está centrada en la
necesidad de crear certidumbre para posibilitar su vigencia.
El Alto Tribunal tiene dicho que la difusión podría realizarse en un órgano no oficial, exigiendo que
el mismo ha de presentar tal naturaleza y características que briden no solo una satisfactoria
divulgación, sino también certeza sobre la autenticidad del texto legal.
Además, la promulgación puede ser expresa o tácita. En el primer caso, el ejecutivo exterioriza su
voluntad a través de un decreto. En cambio, es tacita cuando ella resulta del solo transcurso del
termino de diez días luego de la sanción dictada por el congreso, lapso el cual el presidente no la
promulga expresamente, ni la veta. (​Art. 80​).
8. El veto.
Es la otra cara de la promulgación. Es una atribución reconocida al poder ejecutivo, en su
carácter colegislativo, para oponerse a que un proyecto sancionado por ambas cámaras del
congreso se transforme en ley.
Las razones de esa oposición pueden estar motivadas en la inconveniencia, inoportunidad,
inconstitucionalidad,
Es una atribución del Poder Ejecutivo para oponerse al proyecto de ley sancionada por el
Congreso. Las razones de esa oposición suelen exponerse en el mensaje que ese poder remite al
Congreso para hacer conocer su negativa. Si su negativa es para todo el texto, el veto es total. Y
si solo corresponde a una parte de la ley sancionada, el veto es parcial. El congreso puede
rechazar el veto, dicha refutación se viabiliza cuando cada cámara materializa tal voluntad con la
mayoría calificada de dos tercios de los presentes. En estos casos prevalece el criterio
congresional y el proyecto, se convierte en ley. Si las cámaras difieren sobre las objeciones,
triunfa el veto presidencial. (​art. 83 CN​)
9. La promulgación parcial de la ley:
si la oposición del Ejecutivo comprende la totalidad del texto de la ley, como consecuencia de ello,
no es promulgada. En cambio, cuando ese poder desecha una parte, tiene la posibilidad de poner
en vigencia el segmento no vetado de ella. A este instituto se da a llamar promulgación parcial de
la ley. Ello ocurrirá cuando por razones de conveniencia y oportunidad juzgara indispensable la
promulgación de la parte no vetada, esta tenga autonomía y no altere el espíritu, ni la unidad del
proyecto sancionado por el Congreso.
Directivas de la corte antes de la reforma del 94’:
- Fallo Giulitta​: Se acepta el veto parcial
- Fallo Colella​: Rechaza la promulgación parcial. Sostiene que puede llegar a cambiar el
sentido de la ley.
- Fallo Bustos​: Se reitera la doctrina de “Colella”, pero da lugar a que sea válida una
promulgación parcial.
- Lo que se veta parcialmente no vuelve a cámara.

- Principio general​ cuando hay veto parcial no puede aprobarse la parte restante. Evitar que
el poder ejecutivo tenga poder de legislar protege la división de poderes.
Reforma del 94: ​DOS​ ​Requisitos para poder vetar parcialmente como excepción:
1)​ Autonomía normativa (lo que se promulga).
2)​ No alteren el espíritu y unidad de la ley.
El caso FAMYL S.A: Hechos​: Antes del proyecto de ley, las empresas de medicina prepaga no
pagaban IVA, estaban exentas de ella. La Ley impositiva (corresponde a diputados). El proyecto
de ley dice que tienen que pagar 1/2 IVA (10.5%). Se veta el artículo que dice que tienen que
pagar el medio IVA, entonces tienen que pagar el 21%.
Hay agravio (en discusión los ​art. 80, 83 y 99 de la C.N​.) y hay controversia, un reclamo legítimo.
(El estado dice que la parte promulgada tiene autonomía normativa)
Resolución: ​Da lugar al recurso
Holding: ​“c​ uando el proyecto constituye un todo inescindible, de modo que las normas no
promulgadas no pueden separarse del texto legal sin detrimento de la unidad de éste, el Poder
Ejecutivo no puede promulgar parcialmente el proyecto de ley sin invadir atribuciones propias del
Congreso Nacional y sin asumir la calidad de legislador”​ .
Resulta inválida la promulgación de una norma inescindiblemente vinculada a ella. Los incisos
que se vetaron constituyen un todo inescindible. Por lo que la promulgación parcial no se ajusta al
art. 80
Regulación de la ley 26.122:
El congreso sancionó a mediados de 2006 la ​ley 26122​, regulatoria del trámite y alcances de la
intervención del congreso respecto de los DNU, la delegación legislativa y la promulgación parcial
de leyes.
Importa un acto de control de constitucionalidad político, parlamentario, no judicial, realizada en
abstracto, sin necesidad de que exista un caso concreto. Tiene carácter reparador y no preventivo
y puede dar lugar a un rechazo con efecto derogatorio y erga omnes, pero, en principio, solo
hacia el futuro.
Lo que la ley ha pretendido con ese mandato es que la comisión suministre al congreso un
dictamen técnico-político no meramente partidista.
El consejo de la comisión está llamado a brindar se circunscribe a evaluar los aspectos formales y
sustanciales del decreto de promulgación. Su contenido debe cometer, entonces, expresa
afirmación acerca de si la competencia presidencial fue realizada en el termino constitucional de
los diez días., si lleva la firma del jefe de gabinete y de los otros ministros, y si el acto le fue
remitido en el lapso constitucional a la comisión bicameral. En lo sustancial, juzgara si el acto
presidencial tiene autonomía normativa y su aprobación parcial no altera el espíritu ni la unidad
del proyecto sancionado por el congreso.
Estatus del proyecto promulgado parcialmente cuando se lo descalifica judicialmente:
La doctrina se halla dividida a la hora de evaluar cual es el estatus del proyecto promulgado
parcialmente cuando se declara su inconstitucionalidad.
En principio hay dos posibilidades. Una que, como consecuencia de ello, no haya ley.
Otra, que se tome como ley a la sanción original del congreso, incluyendo la parte vetada y
promulgada parcialmente.
Un sector interpreta que declarada la inconstitucionalidad de la promulgación parcial la norma
sancionada por el congreso recupera plena vigencia.
Esta tesis, expuesta VITOLO, devuelve al instituto del veto a su verdadero sentido constitucional,
salvaguardando el rol de los diversos poderes del Estado y evitando que ninguno de ellos
prevalezca sobre los restantes.
El voto disidente del ministro Vázquez, quien al sentenciar en” Famyl SA” sostuvo que
“establecida la invalidez constitucional del veto del poder ejecutivo, corresponde concluir que el
proyecto oportunamente sancionado por el congreso (…) se ha convertido en ley, en virtud del
hecho de que dicho decreto-en el tramo de discusión-devino nulo”.
Sin embargo, la mayoría del alto tribunal en la misma causa se inclinó por la tesis adversa, al
sostener que: ​los incisos del proyecto constituyen un todo inescindible, motivo por el cual al haber
vetado el poder ejecutivo al segundo de ellos (…) la promulgación parcial dispuesta (…) en
cuanto incluyo al primero (…) es constitucionalmente invalida porque no se ajusta a lo prescripto
​ rt​ ​80​ CN.
por el a
Al admitir como razonable el criterio de la mayoría MANILI refuta acertadamente que la postura
opuesta presenta los siguientes obstáculos:
a) La función del control del congreso terminaría teniendo efectos legisferantes;
b) Se violaría el ​art 83​, porque, con una mayoría simple, el congreso obtendría el mismo
resultado para el cual esa norma requiere los dos tercios de los votos;
c) El congreso aparecería ejerciendo la función de promulgar una parte de la ley.

10. Control judicial de una ley promulgado respecto de la cual en su formación no se


respetó el tramite establecido por la constitución:
La posibilidad de controlar la constitucionalidad de una ley que en su formación no respetó el
trámite establecido por la Constitución, era considerada como materia política, y, en
consecuencia, no es susceptible de control por el Poder Judicial. Sin embargo, a partir de 1998,
con la sentencia dictada en la causa ​‘’NOBLEZA PICCARDO S.A.’’, ​el alto tribunal abandona su
tradicional jurisprudencia y se aviene a controlar el proceso de formación de la ley emanada del
Congreso.
La empresa actora demandó al fisco nacional por la repetición de sumas pagadas a título de
impuestos por la venta de cigarrillos. Sostuvo la inconstitucionalidad del ​art. 27​ de la ​ley 23.905
que había dispuesto la extensión del pago de esas sumas hasta diciembre del año 1991. En el
proyecto, se cambiaron las fechas que habían establecido la de origen, por la cámara revisora y
sin que éste volviera a la de Diputados (de origen en ese caso) para zanjar las diferencias
existentes en lo tocante a la fecha de vigencia del tributo, fue elevado al Ejecutivo y promulgado
por éste de acuerdo a la exclusiva voluntad de la fecha establecida por el Senado (revisora en el
caso).
Sostuvo la Corte: “​resulta con toda nitidez que no hubo acuerdo entre la Cámara de Diputados y
el Senado acerca del momento en que feneciera el restablecimiento de la vigencia de la norma…
ha mediado manifiesta inobservancia de los aludidos requisitos mínimos e indispensables para la
creación de la ley, ya que al no haber sido aprobado el proyecto por ambas cámaras, no pudo
haber pasado al poder ejecutivo para su examen y publicación”.

Unidad 7
1) El vicepresidente de la Nación

El esquema diseñado por la CN pone a este funcionario de alta magistratura en un sitial del
poder, que generalmente, poco luce. En el proceso electivo su suerte está atada a la del
presidente, con quien comparte el binomio del poder, por esta razón muchas veces es visto como
el número dos de la gestión.

La realidad demuestra que esa representación colectiva no responde propiamente a los


verdaderos patrones que se imputan a él, está limitado funcionalmente a dos incumbencias
institucionales, una eventual; es decir que el vicepresidente en términos de puro poder, no tiene el
quantum de atributos que podría suponerse.

Como instituto es oriundo de las practicas seguidas por los EEUU. Hamilton (padre fundador de
este Estado), opina que la figura era superflua y si no perjudicial, que hubiera sido preferible que
el Senado eligiera una persona de su seno para desempeñar dicha función. (ni si quiera hay
antecedentes de el en las constituciones nativas de 1819 y 1826, ni el proyecto de Alberdi)

Dos fundamentos respaldaron la decisión de la Convención Constituyente; ​1) que para asegurar
resoluciones definitivas de la cámara era necesario que el presidente tenga un solo voto decisivo,
y sería injusto sacarle un senador a un Estado para transformar un voto constante en uno
contingente; ​2) como el vicepresidente puede sustituir al presidente, todo lo prescripto para la
elección de uno, se aplica con igual fuerza al nombrar al otro.

CURTIS sostenía que este empleo era desconocido por la Constitución preparada por la
Comisión de detalle, y se la indico solamente cuando se consideró la manera de organizar el
Ejecutivo y de proveer algunas de las funciones separadas del Senado. En primer lugar, ​era
evidente que el PEN era una rama del poder que jamás podía estar vacante. Y en un gobierno
electivo y especialmente republicano, la sucesión debe hacerse recaer en alguna persona que ya
desempeñe algún otro empleo público.​ Felizmente se halló que la organización peculiar del
Senado exigía un empleo que presidiese y que no fuera miembro del cuerpo.

Hallamos el origen del instituto en la Constitución Argentina, en la comisión de negocios


constitucionales cuyo informe que presentaron a la Convención Constituyente no incluyo mención
alguna de este instituto. Esa omisión vuelve a repetirse en la discusión por el plenario del cuerpo,
cuando el 18 de abril de 1853 fue tratado el proyecto de Constitución que contenía los ​art 45 y 46
(actualmente los ​art 57 y 58​) en los que aparecía el alto magistrado que nos ocupa. Dichos
preceptos fueron aprobados, sin consideración ni debate acerca de su cometido funcional, el 27
de abril de 1853.

Aunque huérfanos de voluntad de los Padres Fundadores, más allá de la estructura federal que
representa la figura del vicepresidente, al revestir éste la calidad de presidente del Senado sin
afectar al voto de ningún Estado, la institución de la suplencia a que está llamado él debe
sustancia a dos factores de enorme relevancia para que ese funcionario y no otro sea llamado a
ocupar la vacancia presidencial.

1. Su ​carácter electivo​, dato fundamental para legitimar el acceso a la primera magistratura.


Autenticidad energizada por ser elegido conjuntamente con el presidente.
2. Al hallarse ​en ejercicio de la misión de dirigir la rama alta de la legislatura​, está en
condiciones de conocer los pormenores y, por ende, habilitado para conducir los destinos
de la nación.

¿Está dentro de la triada?

La historia ha demostrado que la pretensión exhaustiva para comprimir toda la actividad estatal
en un código escrito, resultó utópica, mucho más si se trata de constreñir todos los atributos que
la ley mayor le asigna al poder dentro de los esquemas de alguno de los tradicionales poderes.
En el mundo contemporáneo, aparecieron nuevas funciones estatales que en principio no
encuadran en los moldes tradicionales a los que respondía el preestablecido espectro.
Ante este escenario, resulta obligada la consideración que pueda servir para instrumentar un
ejercicio de pura lógica tendiente a definir en qué órbita se halla el vicepresidente y, de manera
muy concreta, si pertenece al contexto tradicional de la triada.

Para responder a la pregunta, resulta menester definir qué naturaleza tiene el vicepresidente
dentro del universo de poder creado por la ley suprema. En la doctrina constitucional se han
ventilado, entre otras, las siguientes tesis:

a) ​El vicepresidente ​no integra ninguno de los tres poderes de gobierno​. El expresidente de
los EEUU Wilson proclamaba que este funcionario no pertenece estrictamente a la Legislatura ni
al Ejecutivo. Debe figurar naturalmente junto al Senado al cual está unido. Bidart Campos
aseguraba que era un órgano extra poder que se encontraba fuera de la triada.

b) ​Es una ​autoridad sui generis y, debe considerarse que en ningún supuesto está obligado a
seguir mandatos del presidente.

c) ​Es una ​figura hibrida del sistema presidencialista​, en el entendimiento de que es un


funcionario que no pertenece al Ejecutivo ni al Legislativo, y aunque preside el Senado, no se
puede afirmar que pertenezca a este por el carácter federal de esa Cámara.

d) ​El argumento puramente agonal, con motivo del voto adoptado por el ex vicepresidente Julio
Cobos, en contra de la ​resolución 125​, cuando desde el Ejecutivo se instrumentó una campaña
para identificar como un segmento de ese poder. Ello así, porque en nuestro sistema el ejecutivo
es unipersonal (​art 87​), amén de que el vicepresidente carece de atribuciones que se le
reconocen al primer mandatario.

e) ​Desde una perspectiva totalmente empírica, el ex vicepresidente Víctor Martínez sostuvo que
este funcionario ​integra los dos poderes, ​el Ejecutivo y el Legislativo, que no son
independientes entre sí, ya que el único que goza de independencia real es el Judicial

f) El Dr. Midón sostiene que el vicepresidente es parte del poder Legislativo de la Nación, desde
que, por mandato de la ley mayor es su presidente (​art 57​).

Si bien se trata de un agente muy especial, pues siendo parte del Senado carece de las potestades que
se les asignan a los componentes de esta cámara y, en condiciones regulares hasta carece de
voto (solo vota cuando se produce empate). No puede presentar proyectos, ni realiza algunas de
las significativas funciones que el sistema reconoce a los integrantes de la cámara alta, pero su
pertenencia es innegable.

Por otra parte, lo de dirigir el Senado es la única función que en propiedad le compete, con
estricto sentido en calidad de vicepresidente, ya que cuando ocupa –transitoria o definitivamente-
el poder ejecutivo, cesa su función vicepresidencial para convertirse en titular de ese poder.

El vicepresidente es parte del poder legislativo por la sencilla razón de que los padres fundadores
lo definieron como un importante funcionario de esa parcela de la tripartición.

GARCÍA MARTÍNEZ sostenía esta idea, afirmando la idea que no es una paria dentro de las
castas constitucionales.

2) Funciones
Bien decía BIELSA, Al analizar el carácter de la institución, que el vicepresidente tiene dos
funciones, pero no simultáneas y ellas son de distinta naturaleza: la esencial es la ​eventual​, o
sea, la de sustituir al presidente, y la secundaria es, la función ​permanente​, que es presidir el
Senado. A diferencia de la regla general del orden administrativo, según la cual el sustituto
eventual realiza una función igual al titular, pero en orden jerárquico interior, en este tema el
vicepresidente no realiza ninguna porque el poder ejecutivo es unipersonal. Lo desempeña el
presidente o, a falta de este, el vicepresidente.

Presidencia del senado


Para la rama del alto congreso, los padres creadores introdujeron la novedad de asignar la
presidencia del órgano a un extraño al cuerpo. Ajeno a él porque no es un senador, ni tampoco
una persona que cumpla ese cometido por decisión del mismo senado. Se trata de un sujeto que
irrumpe desde afuera e ingresa a esta sección legislativa por mandato de la misma constitución.
El vicepresidente viene a presidir un órgano legislativo, con el fin que desde lo foráneo de su
distancia allegue la estabilidad del contrapeso, ya que en ese sital tiene la facultad de desempatar
los casos en que la paridad numérica impide formación de mayoría.
Nadie mejor que un funcionario elegido por toda la nación puede ser llamado a decidir una
votación cuando los representantes del Estado están divididos por partes iguales.

El presidente provisional del senado cuando preside el cuerpo ¿tiene voto de calidad?

“​El senado nombrará a un presidente provisorio que lo Presida en caso de ausencia del
​ rt 58
vicepresidente, o cuando éste ejerce las funciones de presidente de la Nación”. A

Las discusiones en torno a si el atributo es o no exclusivo del vicepresidente se registró con


motivo de votar la ley que posteriormente fue promulgada por el poder ejecutivo nacional bajo el
N• 25602​, en ocasiones de tratarte el ​art. 1​ de tal instrumento legislativo.
Quien desarrolló las vertientes doctrinarias que el particular caso ofrecía fue Sánchez Marincolo​.
Examinando el tema, concluyó que en la sanción de la ley N •25602​, derogatoria de las llamadas
“actividades subversivas”, se produjo la utilización incorrecta de la facultad constitucional que
establece el ​art 57​, pero no por el vicepresidente de la Nación. El autor basó su afirmación en la
naturaleza personal, exclusiva y excluyente vinculada al cargo del vicepresidente de la Republica
y, por lo tanto, no delegable o admisible por un tercero, especialmente en cuanto al ejércicio del
voto en caso de empate.
Gonzalez calderon​, a su criterio, no era constitucional adjudicarle el doble voto al presidente
provisional del alto cuerpo legislativo, porque el voto de desempate lo tiene, únicamente, el
vicepresidente de la Nacion.
Terciando el tema, sin ignorar el grado de oponibilidad que encierra, hay que tener presente que
el presidente provicional del senado, elevado a esa calidad y en ejercicio de la función
vicepresidencial, aunque puede participar del debate está impedido a votar con el grueso de sus
pares, salvo en los casos de empate.
En concreto, el presidente provicional del senado, en ejercicio de la vicepresidencia de la Nacion,
tiene los mismos atributos que el funcionario a que refiere el ​Art 57​, pero nunca más allá de lo
acordado.

Suplencia presidencial
Sarmiento asimiló a la institución vicepresidencial como una pieza de repuesto inmediato del
presidente, al tiempo que Groussac la calificó como sala de espera cuyo ocupante suele pasar de
la nada al todo.
El vicepresidente es un presidente en potencia, toda vez que por mandato constitucional es el
agente llamado a ocupar la primera magistratura, cuando se registren algunos de los
acontecimientos que la ley fundamental prevé como sucesorios.
En los cuerpos colegiados, como lo son el congreso o la CSJN, puede registrarse una vacante,
pero la naturaleza mancomunada de su constitución no torna imperioso que el vacío sea llenado
con inmediatez. Por eso la ley suprema previene que:
“En caso de enfermedad, ausencia de la capital, muerte, renuncia o destitución del presidente, el
poder ejecutivo será ejercido por el vicepresidente de la nación. En caso de destitución, muerte,
dimisión o inhabilidad del presidente y vicepresidente de la nación, El congreso determinará que
funcionario público a desempeñar la presidencia, hasta que haya cesado la causa de una
inhabilidad o un nuevo presidente sea electo”.
La primera hipótesis responde gramaticalmente A lo que se denomina ​acefalía​. Así la llamaba
Bidart Campos que reserva la calificación para los casos en que el ejecutivo órgano unipersonal
este imposibilitado de ejercer la jefatura que le acuerda la Constitucion.
Cuando regula la acefalia presidencial precisa cinco causales, a saber: enfermedad, ausencia de
la capital, muerte, renuncia o de destitución. En cambio, al ocuparse de la falta de presidente y
vicepresidente, identifica cuatro motivos, que son destitución, muerte, dimisión o inhabilidad.
El tratamiento del tema engloba ha hecho comunes, en los que la enfermedad es sinónimo de la
inhabilidad; ausencia de la República, muerte, renuncia que es lo mismo que dimisión y
destitución.
De todas ellas tres son definitivas muerte, renuncia y destitución. Las otras dos, enfermedad o
inhabilidad y ausencia, generan acefalia transitoria.

a) Enfermedad o inhabilidad
El deterioro de la salud, física o psíquica, o privación de la libertad obsta los medios para que uno
de estos funcionarios ejerza la responsabilidad conferida.
Si llegado al caso de padecer una enfermedad el presidente reconoce la imposibilidad que lo
afecta y delega el mando, en forma inmediata se cubre la vacancia por el vicepresidente. Otro
caso hipotético sería el presidente que niega la dificultad que lo afecta, y para ese caso los
publicistas ventilan tres alternativas:
1) Que sea el vicepresidente quien juzgue si concurre el extremo constitucional que le
posibilita ocupar la primera magistratura.
2) Que el congreso promueva un juicio político por mal desempeño, procedimiento que
permitiría la destitución del presidente.
3) Que el congreso, sin necesidad de apelar a un juicio de responsabilidad, examine y se
pronuncie sobre la existencia o no de tal acontecimiento.

La doctrina mayoritaria se inclina por esta última solución. HARO Sostiene que el congreso de la
nación es el poder político representativo de la voluntad popular y emerge como el más idóneo
para analizar y resolver esta intrincada cuestion. La ley suprema confirió al congreso funciones
fundamentales, tales como la admision o rechazo de los motivos de dimisión, la declaración del
caso de proceder a una nueva elección, la misma determinación del funcionario público que
desempeñará la presidencia en caso de acefalia.
Descontamos que al ejercer esta atribución el congreso debe proceder con toda circunspección y
mensura, respetando el derecho de defensa del presidente y allegando material probatorio
suficiente que acredite o deseche la supuesta imposibilidad presidencial que lo investiga.
Su misión es en estos casos, es de alta política, pues se trata de indagar si estos funcionarios
padecen de una dolencia que los inhibe ocupar el cargo para el que fueron electos por la
ciudadanía.

b) Renuncia
Al congreso también le compete: “ admitir o desechar los motivos de dimisión del presidente y
vicepresidente de la República; y declarar el caso de proceder a nueva elección”​ (art. 75 inc. 21)
El examen congresional debe limitarse a constatar si la manifestación de voluntad es auténtica u
obedece a motivos extraños que vician la determinación. Más cuando la renuncia fuera
indeclinable, no puede forzar a un alto magistrado a continuar prestando servicios a los que se
niega.

c) Muerte
Al igual que la ciencia penal se discute en cuanto a la privación de la vida
Nociones:
● Una, la muerte clínica que se da cuando el corazón deja de latir y la persona no respira, pero
el cerebro se mantiene sano. Esta situación puede revertirse en un paciente con tratamiento
médico inmediato para volverlo a la vida. (no es el caso al que se refiere la constitución)
● Otra, es la muerte cerebral, en la que el afectado no registra actividad alguna en dicho
órgano. Su irreversibilidad en el caso del presidente conformaría un cuadro de inhabilidad
absoluta para ejercer su función.
● Una tercera categoría sería la de la muerte biológica, que se da en los casos de absoluta
inactividad celular en todo el organismo. Este, sin lugar a dudas, es el supuesto al que refiere
las leyes.

d) Destitución
Es la consecuencia de un juicio politico celebrado por el congreso al presidente y vicepresidente.

e) Ausencia del país


Aun cuando el ​Art.88 contempla como causal de acefalia la ausencia de la capital, la lectura que
surgiere la norma está referida a la ausencia del país.
Compatibiliza con tal hermeneutica la derogación realizada en el 94’ que dejó sin efecto el
permiso que el presidente debía solicitar al congreso para ausentarse de la capital. En su nueva
redacción el precepto estatuye que: ​“puede ausentarse del territorio de la Nacion, con permiso del
congreso. En el receso de este, solo podrá hacerlo sin licencia por razones justificadas de
servicios público” ​(​Art.99 inc. 18)
Lo recomendable hubiera sido que la convención del 94’ actualizara el contenido del ​Art 88​,
porque su texto no es compatible con la normativa.

3 El vicepresidente ¿debe respetar las directivas políticas trazadas por el presidente


durante su gestión?
Si bien el tema que a titulo interrogativo trazamos, no es nuevo en la disciplina constitucional; su
actualidad volvió al ruedo tras el famoso voto de desempate ​“no positivo” que el vicepresidente
COBOS emitiera en julio del 2008.

En la teoría constitucional argentina Joaquín V. González, anticipándose al problema,


argumentaba que ni la constitución, ni los usos y leyes del congreso han tenido la intención de
hacer al vicepresidente un agente mecánico y pasivo de voluntades extrañas. No puede existir un
papel más elevado, ni más digno, ni más honroso para un ciudadano argentino que presidir este
cuerpo, respetar su dignidad y su decoro. El conjunto de reglas que rige la vida de las cámaras
del congreso, ni son una prisión, ni una coacción, ni una limitación exclusiva del funcionario que la
preside; sino normas y direcciones indispensables para mejorar eficiencia del trabajo legislativo.

La historia argentina, que ayuda a una respuesta documentada y realista, revela comportamientos
opuestos de algunos vicepresidentes, luego de reemplazar al presidente.

​ ellegrini que reemplazo a Juárez Celman tras


Así, por ejemplo, en el caso de El vicepresidente P
la resolución de 1980, se trazó el cometido de romper la organización montada por su
predecesor.

José Evaristo Uriburu impuso a su gobierno una línea de contexto conservadora opuesta a la que
había desarrollado hasta entonces el presidente, Luis Sáenz peña.

Figueroa Alcorta​ imprimió a su gestión un norte opuesto a la de Quintana.

Ramos S. castillo, con un obrar contrario al trazado por el presidente Ortiz.

El vicepresidente no es simplemente una pieza de repuesto inmediato, sino que dentro del diseño
institucional cumple una función de gran envergadura y de vital importancia en reemplazo del
presidente, pero la constitución no establece que deba asegurar la continuidad política de la
gestión de gobierno del presidente a quien reemplaza o que deba ser representante de intereses
que sea necesario conciliar para dar solidez electoral al llamado binomio presidencial.

Si recurrimos a los antecedentes históricos norteamericanos, también podrán comprobarse que


en el país del norte han sucedido hechos análogos. A la muerte de Lincoln, ​Johnson que es
vicepresidente por razones geográficas, cuando asume la presidencia trata de destruir la política
de su antecesor. Lo mismo ocurre cuando ​Tyler​ reemplaza a Harrison.

Más allá de los antecedentes anotados, la respuesta viene de la naturaleza humana misma. Ello,
porque el vicepresidente es una persona distinta, diferente, del presidente de la nación. Esa
diferencia arranca desde el momento mínimo de constitución de la formula y es mucho más
ostensible examinando la veta sociológica del mundo constitucional.

Así es indiscutible, por ejemplo, que entre nosotros se hayan elegido vicepresidentes por razones
geográficas.

La vicepresidencia se acuerda también como premio consuelo a personajes perteneciente a


facciones o grupos vencidos en la designación del candidato presidencial por tal medio se ha
apaciguado a esos grupos. No es raro ver a un vicepresidente “antitipo” del presidente, no solo
con miras y tendencias diferentes, sino con propósitos e intereses contrarios en cuanto a la
provisión de los empleos. Captando el fenómeno, ya en su momento, otro autor advirtió que la
formula era en muchos casos el producto de fenómenos cartográficos.
Tras la vuelta democrática en 1983, la ubicuidad geográfica de los vicepresidentes se ha
reproducido en muchos casos. Así como Alfonsín fue el exponente de Bs As, en tanto Víctor
Martínez, oriundo de la docta represento el sentir del interior. Luego, Carlos Menem, llegado de la
Rioja, matizo su calidad provinciana con Eduardo Duhalde exponente bonaerense. El
santacruceño Néstor Kirchner fue acompañado por Daniel Scioli originario de la capital federal.
Cristina Fernández de Kirchner se asoció a Julio Cobos ex gobernador mendocino. Finalmente,
Mauricio Macri exponente político de la capital federal asocio su parte política a la otra dirigente
de su partido también del mismo distrito Gabriela Michetti, consagrando una excepción de la regla
geográfica anotada. Por más que ampliemos el respecto de razones que abona la justificada
independencia del vicepresidente de la nación respeto del presidente, seguirá abogando por la
necesidad de este funcionario exprese en sus actos la voluntad del ejecutivo. Está demostrado
que en la generalidad de los casos las motivaciones del derecho suelen tropezar con las
necesidades que advierten los hombres en función de gobierno y, a éstas, y aquellos poco o nada
les importa el deber ser.

4) Si falta definitivamente el vicepresidente ¿se debe llamar a elecciones para cubrir el


cargo?

Nuestro derecho constitucional material ha dado variadas soluciones para el caso sea el
vicepresidente quien renuncia o fallece y queda vacante su cargo.

Lo concreto es que sea porque el vicepresidente sustituyó al presidente o por que el primero
renuncio o falleció en nuestro país ha permanecido acéfalo de vicepresidente durante 28 años,5
meses y 16 días. En presencia de esas soluciones, como la que ofrece la praxis, el interrogante
obligado pasa por develar si frente a tales instancias y a tenor de lo establecido en la ley mayor,
debe o no convocarse a nuevas elecciones para cubrir la vacancia del presidente.

SERRAFERO argumentaba que resultan improcedentes los argumentos en contras, porque el


desempeño del vicepresidente por el presidente provisional del senado no es una solución, pues
las funciones del vice no pueden ser cubiertos por este funcionario sin que se produzca un
desequilibrio en el senado, más allá de otras cuestiones importantes como ser, las cualidades
requeridas para ser presidente y vice, su modo de elección.

En la vereda opuesta militan las razones dadas desde principios del pasado siglo por CABRERA
quien aducía que no debe llamarse a elecciones de vice presidente cuando vacara su puesto, en
la consideración de que el vicepresidente se elige para asegurar la continuidad del gobierno
electo en caso de que cese en sus funciones el presidente, manteniendo así la unidad de su
política. Pero esa continuidad desaparecería si la elección de vicepresidente llevara al gobierno a
un candidato de un partido opositor.

Cualquier sea el carril que tomemos creemos que la soluciones no van hacer uniformes para
todos los casos por que no existe un precepto que así lo disponga. De allí a que no siempre va a
haber necesidad de llamar a elecciones ni tampoco cerrarse en la procedencia, cuando así el
sentido común lo evidencia

El vicepresidente no es una estatua viviente en el recinto

Por lo que llevamos dicho, la constitución habilita a el vicepresidente a presidir el senado, y en


ese carácter a desempatar en los casos que se registre una puja que obste llegar a la mayoría.
Está claro que para desempatar debe fundar su voto y nadie podría sostener, que en esa
oportunidad tiene derecho a exponer los motivos por los que se inclinan en un sentido u otro. Ésta
no sólo es una potestad imperativa del vicepresidente, motivo por el cual no pueden negarse a
ejercerlo, sino que el reverso de su atributo a manifestarse constituye exteriorización del derecho
a la información pública por partes de los ciudadanos, quienes tienen el legítimo derecho de saber
por qué ha votado el funcionario.

Empero, la interpretación que por vía reglamentaria se ha hecho de la facultad vicepresidencial


para desempatar lleva, por carácter transitivo a ubicar a este funcionario como una suerte de
estatua viviente del recinto donde solo estaría circunscripto a ejercer el poder de policía.

La afirmación viene a cuento de que por imperio del ​art 34 del reglamento interno del senado: “​el
presidente no opina ni discute sobre el asunto que se delibera. Solo vota en caso de empate​”.

En contra de la desafortunada reglamentación, sostenemos que aun en los casos donde no exista
empate el vicepresidente tiene derecho a emitir la opinión que crea consecuente sobre un
determinado tema. Opinar no es votar sino expresar un juicio que bien puede ser tomado o no por
el cuerpo.

Si lo que se pretende es un cometido maquinal por parte del vicepresidente, limitado al


automatismo de dirigir la sesión, antes que un ser humano deberíamos elegir una computadora
que cumpliera siempre, de manera menos traumática esa misión.

Una cosa es que, en los usos constitucionales que se estilan, nuestros vicepresidentes elijan el
silencio, peor otra muy distinta, que ese mutismo sea la resultante de una norma que, extraviada
en su rumbo, contradice el espíritu de la institución vicepresidencial.

5) EL DEFENSOR DEL PUEBLO

Este funcionario es de ascendencia sueca, país que lo recrea con el nombre de ​Ombusdsman
desde el principio del siglo XIX y donde actualmente existen cuatro Justitieombusdmänen, a
saber; el de los consumidores, para la igualdad entre los sexos, para la discriminación étnica y de
la prensa.

La CN lo ha previsto en el ​art 86​, como órgano independiente instituido en el ámbito del Congreso
nacional.

Su designación y reconocimiento compete al Congreso con el voto de las dos terceras partes de
los presentes en cada una de las cámaras. Esta circunstancia no enerva la autonomía funcional
conferida por la constitución. A fines del cumplimiento de sus funciones goza de las inmunidades
y privilegios como los legisladores.

Su misión, en general, es la defensa y protección de los derechos humanos y demás derechos,


garantías e intereses tutelados en la constitución y las leyes, ante hechos, actos u omisiones de
la administración, y el control del ejercicio de las funciones administrativas públicas.

Si bien, carece de jurisdicción, éste investiga, critica, hace pública sus opiniones, recibe
denuncias y las traslada al Congreso y a la opinión pública. No revoca ningún acto administrativo,
pero con su tarea es un eficaz supervisor de la administración pública colaborando a que esta
cumpla con su cometido. Es un eficaz poder de control informativo.

Al sistematizar sus funciones LUNA determina como función del defensor del pueblo:

a) Función investigadora; ​tiene a su cargo la función de supervisión e inspección de la


administración pública nacional en general y aquellas compañías y empresas prestatarias de
servicios públicos.
b) Función mediadora; ​entre los individuos y la administración, procurando la defensa de los
derechos de los ciudadanos frente a los poderes públicos para evitar o reparar los perjuicios
que pudieran sufrir de parte del Estado.
c) Función promocional de los cambios; se lo faculta para sugerir a las autoridades
administrativas y al propio poder legislativo, la modificación de las normas y procedimientos
para evitar situaciones injustas o perjudiciales para los individuos o el Estado.
d) Función de defensa del orden constitucional; está legitimado procesalmente para
intervenir en la defensa de los administrados cuando se produzca amenaza o violación
efectiva de los derechos constitucionales, pudiendo actuar en los procesos de amparo,
habeas corpus, inconstitucionalidad, impugnación de los actos administrativos, etc.

En orden con lo dispuesto por las ​leyes 24284 y 24379​ es elegido del siguiente modo:

1) Ambas cámaras del Congreso eligen una Comisión Bicameral Permanente, integrada por
siete senadores y siete diputados, cuya composición debe mantener la proporción de la
representación del cuerpo.
2) En un plazo de treinta días la comisión, por decisión avalada por mayoría simple, propone a
las cámaras de uno a tres candidatos para ocupar el cargo.
3) Dentro de los treinta días de realizada la propuesta a las cámaras lo eligen con el voto de las
dos terceras partes de los miembros presentes en cada una de las cámaras a uno de los
candidatos.

Si ninguno de los candidatos alcanza la mayoría exigida la votación debe repetirse hasta
alcanzarse la mayoría exigida por la constitución.

Dura en el cargo cinco años y puede ser designado nuevamente por un solo periodo más.

6) La Auditoría General de la Nación

Reafirmando el control externo delo sector público nacional en sus aspectos patrimoniales,
económicos, financieros y operativos son atribución propia del legislativo, la reforma confirió
entidad constitucional a la auditoría General de la nación, ​art 85​.
El organismo, que tiene a su cargo el control de legalidad gestión y auditoría de toda la actividad
de administración pública centralizada y descentralizada, interviene necesariamente en el trámite
de aprobación o rechazo de las cuentas de percepción e inversión de los fondos publicos.
Es un cuerpo técnico con autonomía funcional, cuyo examen opinión es a través de dictamenes.
El presidente del organismo es designado a propuesta del partido político de la oposición con
mayor número de legisladores en el congreso.

Sus funciones son:


1. fiscalizar el cumplimiento de las disposiciones legales y reglamentarias en relación a la
utilización de recursos del Estado;
2. realización de auditorías financieras y evaluación de proyectos;
3. auditar unidades ejecutoras de programas y proyectos financiados por organismos
internacionales;
4. dictaminar sobre el estado contable del organismo de la administración Nacional;
5. controlar la aplicación de recursos provenientes de operaciones de crédito, entre otras.

Su creación comporto como un cambio en el sistema de control externo de las cuentas del
Estado, que hasta su institución han venido realizándose por el tribunal de cuentas.
La diferencia resulta fundamental porque el juicio de cuentas es un sistema de control externo de
la hacienda pública, realizado por un tribunal de cuentas a través de la cual se resuelve la
aprobación o desaprobación de cuenta de los entes y funcionarios responsables, conforme a un
criterio jurídico- contable.
La auditoría General de la nación, en cambio, carece de facultades jurisdiccionales, consintiendo
su función en un dictamen de aprobación de documentos o, puntualizacion de los errores,
defectos, o hechos presuntivamente delictuosos ​prima facie ​comprobados, quedando reservada
la acción judicial.
También difieren los alcances de control, porque mientras los tribunales de cuenta realizan el
control de legalidad, la auditoría general tiene además el control de gestión auditar abarcando la
totalidad de los aspectos funcionales de la administración de los fondos públicos.
Unidad 8
1) Nacimiento de las prerrogativas parlamentarias
Al asumir el reinado de Inglaterra Eduardo I su eficiencia administrativa y sus gastos lo llevaron a
tomar medidas mucho más importantes de lo que pensaron.
En 1925 estaba en guerra con Francia y a punto de entrar en conflicto con Escocia. Decidió
entonces reunir una asamblea de Westminster, compuesta por magnates, arzobispos, obispos,
todos los personajes propios de un gran consejo. También ordenó a los administradores de los
condados reunir a los Caballeros de cada condado y a dos ciudadanos o burgueses de cada
ciudad o municipio del Reino; los Caballeros ciudadanos y burgueses serían elegidos y vendrían
con poderes para comprometerse en nombre de sus electores.
El término PARLAMENTO comenzó siendo un término general, pero pronto adquirió especial
significado de tipo práctico, ya que las reformas que ​Eduardo ​I llevó a cabo en diversos temas se
incorporaban en “​estatutos escritos​” a los que el parlamento daba su asentimiento.
Eduardo I​, aparte de sus conveniencias propias, desarrolló el sistema parlamentario de la
Inglaterra moderna.
En las cámaras del parlamento británico, los privilegios de los miembros están fundados en la
misma razón general, a saber: la necesidad de su existencia, para que el cuerpo legislativo pueda
cumplir sus funciones convenientemente. En la cámara de los comunes ha prevalecido una
costumbre de tiempos inmemorables que parece también implicar la necesidad de una concesión
especial del Rey al principio de cada parlamento nuevo. Cuando esa rama se reúne por primera
vez después de la elección general, el ​Speaker​, es decir el nuevo presidente, al ser presentado al
rey en la cámara de los lores, hace un pedido en representación de la cámara de los comunes,
para que se mantengan sus antiguos privilegios que son en el acto reconocidos y acordados por
el monarca.
Siempre reconocieron como un derecho público y una notificación al rey y el pueblo de los
privilegios de la cámara de los comunes, para que nadie pudiera alegar ignorancia.
El origen de esta práctica se remonta a la época de los comunes y Lores en que se separaron y
los primeros se convirtieron en una rama separada cuyos miembros no toman su asiento como
lores -por su propio derecho- sino como representantes del pueblo. Por ello se pensó que era
necesario invertir los de los privilegios de un tribunal de parlamento, por una ley especial.
Una particularidad del sistema inglés es que los privilegios parlamentarios titularizados en los
lores, son los propios de cada par, más bien que los del parlamento. Ello, a diferencia de los
comunes donde esa cámara, de tiempo en tiempo, ha estado obligada hacer los reclamos de
privilegios y al forzarse por nuevos modos de mantener y defender estos reclamos, en tanto que
la extensión de las sesiones hacia inconveniente e incompatible con sus deberes parlamentarios
otras ocupaciones. La mira principal de los comunes en todas sus pretensiones de privilegios ha
sido facilitarse a sí mismos el desempeño de sus deberes públicos, por una concurrencia
constante al parlamento sin ser detenidos por amenazas e insultos de personas particulares; ni
distraídos por preocupación alguna sobre sus propiedades o sobre sus negocios; o restringidos
por citaciones de otros tribunales, el arresto de sus cuerpos en causas civiles o su apresamiento
por orden de la corona.
2) Una justificada dispensa institucional
La doctrina engloba en la categoría jurídica de los denominados ​privilegios ​parlamentarios a la
suma de prerrogativas, derechos, inmunidades o garantías que la Constitución dispensa a los
legisladores para hacer efectiva la independencia y permitir el adecuado funcionamiento de los
órganos representativos, en su relación con los demás poderes y los particulares.
El paso del tiempo ha evidenciado que El Ejecutivo no ha perdido las mañas. Y, si ayer
encarcelan parlamentarios como lo demuestra la historia inglesa, en el mundo contemporáneo
apelan a otros recursos más sofisticados -pero no menos idóneos- para quebrar la autonomía
funcional de los legisladores; hecho que unido al crecimiento del ejecutivo, continúa justificando la
dispensa constitucional de este régimen.
No obstante, el fenómeno de la crisis de representatividad, los cuestionamientos que se realizan a
la labor congresional, y particularmente el abuso que de tales prerrogativas se hace, de tanto en
tanto ponen en tela de juicio la bondad del sistema.
La opinión pública, generalmente, ve en las inmunidades parlamentarias una irrita distinción que
parece elaborada para que un sector de la sociedad disfrute de preeminencias exclusivas. Lo
malo es que, no obstante, las justificadas ponderaciones que la sostienen, a veces tienen razón
para mantener esas convicciones.
​ LEM​- “no ha buscado garantir a los miembros
La ley fundamental -ha dicho la corte en el caso “A
del Congreso con una inmunidad que tenga objetos personales, ni por razones del individuo
mismo a quien se hace inmune. Son altos fines políticos lo que se ha propuesto, y se ha
considerado esencial esa inmunidad es precisamente para asegurar no sólo la independencia de
los poderes públicos entre sí sino la existencia misma de las autoridades creadas por la
constitución.”
Esa declaración del más alto tribunal que está presente cada vez que se intenta definir las
motivaciones que inspiran al instituto, haya su complemento en la afirmación vertida por el mismo
cuerpo, cuando sostuvo que “​aparte de los privilegios que le son acordados por la Constitución
los miembros del Congreso tienen los mismos derechos y obligaciones de cualquier otro
ciudadano; están sometidos a las leyes del país y a la jurisdicción de los tribunales”.
Está claro entonces que cuando el Constituyente argentino ideó la institución de los privilegios
parlamentarios no pensó en ellos como herramienta jurídico-política orientada a cubrir a nuestros
representantes una investidura aristocrática, en cuanto muestra de preferencia frente al resto de
la población. Antes bien, tuvo en mira que esos legisladores eran emanación de la voluntad
popular, y a la hora de ejercer sus funciones iban a necesitar de instrumentos que le permitieran
desenvolverse en un sitial inmune de las presiones y amenazas.
Los privilegios parlamentarios considerados bajo el punto de vista de la igualdad política aparecen
odiosos, particularmente las repúblicas modernas, pero son tan esenciales a la libertad del cuerpo
legislativo, que sin ellos sería precaria y nula la vida al parlamento.
3) Clasificación

a) Según su alcance
Clasificarlos en colectivos e individuales, tomando como determinante de esa distinción el alcance
que tienen las prerrogativas, esto es si van dirigidas a proteger al cuerpo legislativo o, en su caso,
al legislador. Entonces:
COLECTIVOS
- Ser juez de las elecciones, derechos y títulos de sus miembros
- Hacer su reglamento.
- Corregir, remover y excluir a cualquiera de sus miembros.
- Aceptar la renuncia de sus integrantes.
- Suspender al acusado de un delito y ponerlo de disposición de la justicia.
- Hacer venir a su sala a los miembros del Poder Ejecutivo.
- Constituir Comisiones Investigadoras.
- Imponer sanciones a terceros que violen sus privilegios.

INDIVIDUALES -No ser acusado, interrogado o molestado por las opiniones o discursos que
emitan desempeñando sus funciones
-No ser arrestado, salvo el caso de ser sorprendido in fraganti en la comisión de
delitos.

b) Según el lapso de su tutela


Se tiene en cuenta el término que comprende su tutela, se los puede clasificar en:
a. privilegios que rigen desde el día de la elección y hasta el cese del mandato
- Ser arrestado salvo el caso de ser hallado en la comisión de flagrante delito.

b. Privilegios que solo pueden usarse a partir de la incorporación al cuerpo y hasta la


finalización del mandato
- Ser juez de las elecciones, derechos y títulos de sus miembros.
- Hacer su reglamento.
- Corregir, remover y hasta excluir a cualquiera de sus miembros.
- Aceptar o rechazar las renuncias de sus integrantes.
- Suspender al acusado de un delito y ponerlo a disposición de la justicia.
- Hacer venir a su sala a los miembros del Poder Ejecutivo.
- Constituir Comisiones Investigadoras.
- Imponer sanciones a terceros que violen sus privilegios.

c. Privilegios que rigen desde el inicio de la función y son de por vida


- Ser acusado o molestado por discursos u opiniones vertidas en el
desempeño de su mandato.

c) Según el efecto que produzca


Otra posibilidad de agrupación se conecta a los efectos que puede producir el ejercicio de los
privilegios, sea en alguno de los poderes del Estado, un órgano extra poder o los particulares.
● Sobre el Poder ejecutivo
- La denominada interpelación de los ministros que componen el gabinete
presidencial.

● Sobre el Poder Legislativo


- Corrección, remoción y exclusión de los miembros del Congreso.
- Confección del reglamento interno.
- Ser juez de la elección de sus miembros.
- Aceptar las renuncias de sus miembros.

● Sobre el Poder Judicial


- Inmunidad de opinión.
- Imposibilidad de arresto, salvo caso de flagrancia.

● Sobre los poderes Legislativo y Judicial


- Desaforar a los legisladores.

● Sobre cualquiera de los tres poderes, un órgano extra poder o particulares


- Constituir Comisiones Investigadoras
- Corregir a terceros que violan sus privilegios: particulares.

d) Según su naturaleza
Engloba a los privilegios parlamentarios en correspondencia con la entidad que le es propia a
cada uno de ellos. Apreciamos que pueden ser:
ORGANICOS
- Juez de la elección de sus miembros.
- Hacer su reglamento.
- Aceptar renuncias.
DISCIPLINARIOS
- Corregir, remover y excluir sus miembros.
- Sancionar a terceros.
INFORMATIVOS
- Interpelar ministros del Ejecutivo.
- Integrar Comisiones Investigadoras.
PROCESALES
- Prohibición de arresto, salvo flagrancia.
- Inmunidad de opinión.
- Desaforar a sus miembros.

e) Según estén expresos o implícitos


Atendiendo al hecho de si aparecen contenidos explícitamente en el ordenamiento o, resultan
incidentales. Desde esta óptica aparecen:
EXPRESOS
- Ser juez de las elecciones derechos y títulos de sus miembros.
- Hacer su reglamento.
- Corregir, remover y excluir a sus miembros.
- Aceptar renuncias.
- Suspender al acusado de un delito y ponerlo a disposición de la justicia.
- Hacer venir a su sala a los ministros del PE.
- Inmunidad por las opiniones que se emitan desempeñando el mandato.
IMPLICITOS
- Prohibición de arresto, salvo flagrancia.
- Conformar Comisiones Investigadoras.
- Sancionar a terceros que violen sus privilegios.

f) Según la mayoría que demande su ejercicio


si bien la regla para poner en ejercicio alguno de los privilegios es la de reunir mayoría absoluta
de los presentes, hay casos en que la Constitución impone mayoría calificada para ese objeto.
No ingresan a este desdoblamiento la inmunidad de opinión y la prohibición de arresto, pues se
trata de mandatos dirigidos a otros poderes y a terceros.
REQUIERE DE DOS TERCIOS
- Suspender en sus funciones al acusado y ponerlo a disposición de la justicia
(desafuero).
- Corregir, remover y excluir a alguno de sus miembros.
BASTA LA MAYORIA ABSOLUTA DE LOS PRESENTES
- Hacer su reglamento.
- Ser juez de la elección de sus miembros. Salvo cuando rechaza un diploma
que necesita dos tercios en Diputados. El reglamento del Senado omite
referencia numérica para ese objeto.
- Aceptar renuncias.
- Sancionar a terceros que violen sus privilegios. En cambio, en el Senado se
necesitan dos tercios.
- Interpelar ministros.
- Constituir comisiones investigadoras.

g) Según su génesis formal


Incluimos en la clasificación de privilegios:
● Otorgados por la Constitución: aquellos que la ley mayor, explícita o implícitamente confiere al
poder legislativo.
Existencia de prerrogativa únicamente en aquellos órganos o personas a quienes la Constitución
les provee de esos atributos. El sano hábito guarda correspondencia con la convicción de que
tales potestades no pueden crearse por la ley, o al menos en el ámbito del poder legislativo.
Esto así ya que el Constituyente originario dedico al tema preferente atención y preciso,
detalladamente, cuáles eran los atributos que en la materia quedan reservados a quiénes
investigan el poder legislativo.
● Otorgados por la costumbre:​ los que se le reconocen al poder constituyente.
Pero si prestamos atención, advertimos con nuestro sistema existen, no sólo prerrogativas
reconocidas por la Constitución, sino también otras que nacen de la costumbre.
Un caso se verifica en las convenciones constituyentes, órganos a quiénes se le concede
tradicionalmente los privilegios que la ley fundamental ha deparado aquellos que forman parte del
cuerpo legislativo ordinario. Por imperio de la formalidad, la concesión jurídico-política de tales
atribuciones se expresa a través de una ley. Aquella que la praxis institucional ha estilado para
declarar la necesidad de la reforma, uno de cuyos artículos generalmente suele destinarse para
conferir a quiénes serán investidos del poder Constituyente los privilegios concedidos al poder
legislativo. Desconocer la sustancia que lo origina es decir la costumbre constitucional.
● Acordados por la ley:​ prerrogativas inconstitucionales creadas por la ​ley 25320
La ​ley 25320​, llamada por el congreso como la reglamentaria de las inmunidades, en el año 2000,
hizo su aparición en nuestro derecho un nuevo privilegio que tutela el domicilio, las oficinas, la
correspondencia y las comunicaciones telefónicas de los legisladores, ámbitos que no pueden ser
allanados, ni interceptados, respectivamente, a menos que el juez que ordene la medida cuente
con la anuencia de la respectiva cámara. La patente inconstitucionalidad que aloja la creación
deviene, no sólo por ser una creación del legislador ordinario, sino también por violentar la
razonabilidad e igualdad ante la ley, ​arts. 28 y 16.

4) Privilegios reconocidos por las provincias a sus representantes locales


La CSJN tiene dicho que: ​“lo privilegios e inmunidades de las provincias no tienen efecto fuera de
los límites de la respectiva provincia, ya que los privilegios inmunidades a qué se refiere el ​art 8
de la Constitución nacional son los inherentes al título de ciudadano argentino, no a los de los
legisladores provinciales”.
En el advenimiento de la democracia en Argentina, se produjeron tentativas con finalidad de
ampliar el ámbito geográfico de tales prerrogativas, las que incluso obtuvieron media sanción.
El hecho Jurisprudencial más representativo tuvo como protagonista a Alberto A Maresse en
1985, oportunidad en que puede el contenido de una publicación editada en la provincia de
Buenos Aires, dicha persona como consecuencia una cuestión de privilegio -fue citada por una
comisión de la cámara de diputados de Santa Fe.
El periodista concurrió a la jurisdicción demandando amparo y explicar y que la revista
“Semanario”, editada la ciudad de Junín (Buenos Aires) bajo su dirección, había difundido en el
ejemplar del mes de septiembre de 1984 una nota titulada “Un diputado en tribunales”. El artículo
describía que Antonio Prats, diputado provincial santafesino, se habría mostrado preocupado por
la situación de personas detenidas -presuntos integrantes de una banda de delincuentes- con
motivo de lo cual se había hecho presente en la sede de los juzgados penales de la ciudad de
Junín. En el siguiente número de la revista, en otra nota titulada “La explicación del caso. El
legislador vio lesionado sus fueros parlamentarios. No estuvo en tribunales, pero admitió haber
dialogado con el comisario Arenales”. Posteriormente, el actor recibió un telegrama remitido por la
Comisión de Asuntos Constitucionales y Legislación General de la Cámara de Diputados de la
provincia de Santa Fe, por el que se lo intimaba a comparecer ante ella el día 25 de octubre en el
expediente “Cuestión de privilegio planteada por el diputado Antonio Prats”, todo bajo
apercibimiento de ley.
Ante esos hechos, Maresse en el juicio de amparo deducido ante los tribunales de Junín, pidió el
cese de todo tipo de situación y participación en el expediente en trámite ante la cámara de
diputados de Santa Fe, pues de otro modo se lesionarían los derechos a la libre expresión de
ideas, igualdad ante la ley y defensa en juicio, puesto que el diputado Prats en la provincia de
Buenos Aires no goza de inmunidad ni privilegio alguno, pues esto sólo tienen aplicación dentro
del territorio de la provincia en qué es legislador y debió haber promovido las acciones pertinentes
ante la Justicia ordinaria del lugar en el que el hecho ilícito se había cometido.
El juez interviniente hizo lugar a la medida cautelar de no innovar peticionada por el actor y se
declaró incompetente con fundamento en que la cuestión era la competencia originaria de la
CSJN.
A su vez, el tribunal de la cumbre al resolver la cuestión de competencia sostuvo que:
“​ …no surge la competencia originaria de la Corte Suprema en el caso suscitado, pues la
provincia de Santa Fe no es parte de la causa en sentido nominal y sustancial para lo cual se
requeriría que expresamente actuará como tal en el juicio, y en el caso no tiene en el litigio un
interés directo que surja manifiestamente de la realidad jurídica, más allá de las expresiones
formales usadas por las partes”.

5) Prerrogativas si, privilegios no


En puridad de ideas hablar de privilegios en una república que se dice construida sobre la base
de la igualdad puede parecer, y lo es un contrasentido. Por ende, la denominación técnica que
cabe asignarle a esa preminencia es aquella que identifica a estos atributos como ​garantías de
funcionamiento de las asambleas legislativas​.
QUIROGA LAVIÉ hace notar que se trata de ​prerrogativas y no de ​privilegios​, verdaderos
derechos públicos subjetivos de los legisladores frente al estado o frente a los particulares,
porque los tienen nombre propio sino del pueblo a quién representa.
Las prerrogativas pertenecen a los miembros de las cámaras, actúan como excepciones al
derecho común, no establecido como un beneficio a favor de los sujetos que protegen, sino para
garantizar las funciones que desempeñan.
Por razones históricas asociadas al lenguaje costumbrista con que se les conoce al referirnos a
ellos como privilegios, estaremos mentando a la suma de seguridades, prerrogativas o garantías
de funcionamiento conferidas por el Constituyente a los cuerpos legislativos nacionales,
provinciales y -cuando corresponda- a los municipales o, al poder Constituyente en cualquiera de
sus manifestaciones.
En correspondencia con ese trazo, la Constitución nacional mantiene, sin alteración alguna, la
suma de prerrogativas diseñada por los padres fundadores en 1853. Todo ello, cuando de
entonces a la fecha han variado sustancialmente una infinidad de cuestiones sin que este
segmento de la ley de leyes experimente renovación alguna.
Las innovaciones más importantes que pueden exhibirse en materia normativa Fueron
exteriorizadas por la dinámica del derecho público provincial que superó al derecho constitucional
Federal.
Desde tal escenario se han resuelto interminables discusiones nacidas en el orden central, se ha
precisado la razón y alcance de muchas prerrogativas y hasta se han suprimido privilegios.

6. Caracteres centrales de las prerrogativas en nuestro derecho


I. Estamos en presencia de prerrogativas, porque se acordaron para que los cuerpos legislativos
y sus componentes puedan cumplir el cometido asignado por la Constitución. Valerse del
atributo para obtener alguna ventaja personal, distorsiona los fines que animan su razón de
ser.
II. Se trata de prerrogativas institucionales, porque se acuerdan a un sector de la población
investido del poder de crear la ley y realizar otras significativas funciones de gobierno.
III. Son irrenunciables, un miembro del poder legislativo no puede despojarse, por su sola
voluntad, de los atributos que le ha conferido la Constitución, es el cuerpo, quien decidirá
sobre la dimisión o despojo de la potestad.
IV. Es materia de incuestionable y exclusiva regulación constitucional. Ello implica que solo son
válidos los reconocidos por la ley mayor del Estado. La ley ordinaria no puede crearlos.
V. Tienen vigencia en el espacio territorial de donde es la Constitución que los crea.
VI. Así como las autoridades de provincia deben respetar los privilegios acordados por la
constitución federal a los componentes del Congreso, los integrantes de los tres poderes del
Estado nacional tienen el imperativo de admitir las prerrogativas que cada Estado de la
confederación ha instrumentado para dar vida a su Poder Legislativo.
VII. Como todo atributo excepcional, los privilegios son de interpretación restrictiva.
7. ¿El artículo 5° impone a las provincias reconocer privilegios a sus legisladores?
​ ara dar respuesta, es menester tener presente que el deber institucional de los Estados parte
P
en relación con el gobierno federal, está previsto en el ​art 5​ de la ley mayor, al disponer que:
“​Cada provincia dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo republicano, de
​ ”
acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional…
En principio, no hay en la letra del precepto mandato alguno que en forma expresa de respuesta
afirmativa a la pregunta.
Para la CSJN ​“las previsiones del a ​ rt 60 actual 68 destinadas a garantizar la independencia
funcional de las Cámaras legislativas, tienen una elevada significación, al extremo que resulta
lícito afirmar que integran el sistema representativo republicano.​
Para respetar esa directiva del tribunal de la cumbre en nuestra federación podría afirmarse que,
las provincias al dictar sus Constituciones no podrían prescindir de incluir como garantía mínima
de funcionamiento de sus órganos legislativos el de la inmunidad de opinión.
Entonces, aproximando una respuesta frente al menú de alternativas existentes en los Estados
federados, tendríamos estas posibilidades, que:
a) Las provincias sigan las directivas de la ley de leyes consagrando los mismos privilegios
b) Las provincias amplíen razonablemente ese espectro;
c) Lo reduzcan al límite que juzguen conveniente.
En suma, acordar prerrogativas a sus legisladores conforme directiva de la Corte, a excepción de
la ​inmunidad de opinión​, no aparece como un deber que los Estados de nuestra federación
tengan que cumplir para hallarse en condiciones de reclamar el auxilio federal previsto por los
arts. 5° y 6°​ de la ley fundamental.
8. Prerrogativas en favor de concejales y funcionarios municipales en las Constituciones
provinciales
​ as provincias han manifestado discrecionalmente extender a los órganos deliberantes y
L
funcionarios del municipio algunos o todos los privilegios concedidos a su legislatura.
Es dable advertir tres tendencias definidas:
1) Por un lado, están aquellas provincias que nada contemplan respecto a inmunidades de
concejales, tales como Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Entre Ríos, Formosa, La Rioja,
Misiones, Santa Cruz, Santa Fe y Tucumán.

2) Por la otra, las de aquellas Constituciones que sólo prevén la inmunidad de voto de voto y
opinión, como Corrientes, Chaco, Río Negro, La Pampa, Salta, Neuquén, San Juan, San
Luis, Mendoza.

3) Finalmente, las que equiparan la inmunidad de los concejales a las de los legisladores
provinciales, como Santiago del Estero, Tierra del Fuego, Chubut y Jujuy.
9. La ley no puede regular una materia propia de la Constitución
En algunos casos se ha interpretado que la omisión del Constituyente provincial puede ser
suplida a través de una ley. La cuestión viene de lejos y en la década del 60 la Corte Suprema
de la provincia de Bs As descalificó un decreto-ley que extendía a los concejales la ​inmunidad
de opinión​ que la Constitución de esa provincia reconocía a los legisladores provinciales.
La causa se originó cuando un concejal del municipio bonaerense de Castelli fue querellado por
expresiones vertidas en el ejercicio de sus funciones. El querellante tachó de inconstitucional
la normativa identificada y la Cámara de Dolores acogió el recurso, declarando la
incongruencia de tales preceptos con la ley mayor de esa provincia.
En definitiva, el tribunal juzgó que:
“​El ​artículo 72 de la ley orgánica de municipalidades en cuanto determina que las opiniones
expresadas por los miembros del Concejo no constituirán antecedentes para la intervención
de ninguna autoridad, y el a ​ rt. 78 ​en cuanto dispone​: los concejales no pueden ser
interrogados o acusados judicialmente por las opiniones que emitan en el desempeño de su
mandato, constituyen un privilegio o un margen de inmunidad que no se ajusta al alcance de
los ​arts. 182​ de la Constitución de la Provincia, y, fundamental, al ​art. 185​”.
BIDART CAMPOS, en su fallo calificó como ajustado el pronunciamiento. Excepcionar, sin norma
constitucional expresa, la justiciabilidad y punición de los delitos comunes, otorgando por ley
un privilegio a los integrantes de los cuerpos deliberativos de las comunas, resulta violatorio
de la Constitución.
Otro sector de la doctrina juzgó que las provincias en cumplimiento de la obligación que les
impone el ​art 5° de la CN, pueden proteger la función municipal o garantizar la autonomía del
municipio, ya sea en la Constitución local, en la ley orgánica o en una ley en particular.
10. Los concejales tienen, únicamente, los privilegios que la Constitución les reconoce
En el curso de 1997, la mayoría de la suprema corte de Mendoza declaró que los concejales son
titulares, únicamente, de los privilegios que les reconoce la Constitución de la provincia. Este
Estado admite en favor de los ediles la garantía de la inmunidad de opinión, por eso, la
Constitución ha constreñido el privilegio a esa exclusiva inmunidad, de modo que ésta última
no puede ser válida y legítimamente ser omnicomprensiva de una indemnidad absoluta, que
abarque la posibilidad de procesamiento penal y en su caso el arresto. En la legislación
mendocina no existe norma legal o constitucional alguna que confiera inmunidad de proceso y
exención de arresto por ello, atribuir a los ediles comunales tales privilegios constituye una
flagrante violación al principio de igualdad ante la ley, consagrado tanto en la CN como la
Carta fundamental provincial.

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