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Introducción

El ámbito de la política social es tan vasto que cabe afirmar que


define las características esenciales de una sociedad, pues abarca casi
todos los dispositivos que arbitra la colectividad para amparar a los más
débiles y para satisfacer las necesidades sociales de todos sus
componentes. Muchos de los temas que se debaten en este campo tan
extenso son de carácter laboral, pues el trabajo es un elemento
sobresaliente de la vida en sociedad: las formas de empleo, la repartición
del trabajo, el conflicto – real o supuesto – entre ocupados y pensionistas,
etc.

Un propósito primordial es dar protección a todas las personas –


por lo general, trabajadores – que carecen de ella o que están muy poco
amparadas; y uno de los objetivos capitales es garantizar a toda la
población un ingreso mínimo. Algunos países han hecho avances
prodigiosos en este sentido durante los últimos cien años, pues han
implantado la protección de algunas colectividades particularmente
indefensas como los ancianos, los iletrados y los minusválidos. Ahora es
posible extender el amparo a las poblaciones pobres y relegadas de
muchos otros países del mundo.

Para ello en el marco de un enfoque de bienestar social y de


mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, generando un sistema de
seguridad social amparado por basamentos legales que le confieran sus
características particulares, estructura y organicidad como en el caso
venezolano que en el presente informe se analizan.
Derechos sociales en la Constitución de la Republica Bolivariana de
Venezuela
En la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
Gaceta Oficial Extraoficial 5.453 de fecha 24 de marzo de 2000, son
múltiples los artículos que hablan sobre la seguridad social y laboral, entre
los cuales se destacan:
En el Preámbulo, se establece como propósito el aseguramiento del
derecho al trabajo.

 Artículo 76, se contempla la protección integral de la maternidad y la


paternidad garantizada por el Estado desde la concepción.

 Artículo 82, garantiza el derecho a una vivienda adecuada, segura,


cómoda, higiénica, con servicios básicos esenciales; éste es obligación
compartida entre los ciudadanos y Estado en todos sus ámbitos.

Artículo 83, 84 y 85, regulan el derecho a la salud, garantizándolo como


parte del derecho a la vida; organizándolo a través de un sistema público
nacional de salud.

Artículo 86, hace referencia directa al derecho a la seguridad social,


como un servicio público no lucrativo, que garantice la salud, y asegure la
protección en contingencias que van más allá de infortunios en el trabajo.
El Estado garantiza la efectividad del sistema, que será universal, integral,
solidario y único.

 Artículo 87, el trabajo es un derecho y un deber, garantiza la adopción


de medidas para la obtención de ocupación productiva, asi como el
fomento del empleo, el ejercicio de derechos laborales a trabajadores no
dependientes, condiciones de higiene, seguridad y ambiente adecuados.

Artículo 88, garantiza la igualdad de sexo en el trabajo, da


reconocimiento al trabajo en el hogar amparado por la seguridad social.
Artículo 89, el trabajo es un hecho social y gozará de la protección del
estado: 
-Intangibilidad y progresividad de derechos.
-Priva el principio de realidad sobre apariencias.
-Irrenunciabilidad. Prohibición de transacciones durante la relación.
-In dubio pro operario.
-Nulidad de actos por inconstitucionales.
-No discriminación en el trabajo.
-Protección al trabajo de menores adolescentes

Artículo 90. Regula la jornada de trabajo diurno, la cual, no excederá de


8 horas diarias ni 44 semanales. El trabajo nocturno, cuando sea
permitido, no excederá de 7 horas diarias ni de 35 semanales; se
propenderá la disminución progresiva de la jornada dentro del interés
social y en el ámbito que se determine. Los trabajadores tienen derecho al
descanso semanal y vacaciones remuneradas en iguales condiciones a
las jornadas laboradas

Artículo 91. Contempla el derecho a un salario suficiente, representado


por a igual trabajo igual social; la ley fijara la participación de los
trabajadores en los beneficios de la empresa; se hace necesario destacar
que el salario es inembargable, salvo las obligaciones alimentarías; se
garantiza de un salario mínimo vital, que será ajustado anualmente
tomando como una referencia la canasta básica 

Articulo 92. Los trabajadores tienen derecho a prestaciones sociales que


recompensen la antigüedad en el servicio y los amparen en caso de
cesantía; las prestaciones sociales y el salario son de pago inmediato y la
mora genera intereses.

Artículo 93. La Ley garantizará la estabilidad en el trabajo y dispondrá lo


conducente para limitar toda forma de despido injustificado, los despidos
inconstitucionales son nulos.

Artículo 94. La Ley determinara la responsabilidad de la persona en cuyo


provecho se preste un servicio mediante intermediario o contratista; se
establece responsabilidad especial para patronos por simulación o fraude
para desvirtuar, desconocer u obstaculizar la aplicación de la legislación
laboral.
Artículo 95. Los trabajadores tienen derecho a constituir libremente
organizaciones sindicales y a afiliarse o no a ellas; las organizaciones
sindicales no están sujetas a controles administrativos.

En la Ley Orgánica del Trabajo, Gaceta Oficial Extraoficial


5.152 de fecha 19 de junio de 1997, respecto de la seguridad social
señala en su artículo 585, del Título VIII, “En los casos cubiertos por el
Seguro Social Obligatorio se aplicarán las disposiciones de la Ley
especial de la materia. Las disposiciones de este Título tendrán en ese
caso únicamente carácter supletorio para lo no previsto por la Ley
pertinente.” Es decir, que se aplicará supletoriamente la Ley orgánica del
trabajo en lo no previsto en la ley orgánica del sistema de seguridad social
y demás leyes especiales.

Ley orgánica del sistema de seguridad social (LOSS) 


En fecha 30 de diciembre de 2002 fue publicada en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 37.600 la Ley
Orgánica del Sistema de Seguridad Social, dictada con el fin de
establecer un sistema nacional de seguridad social, regido por el Estado,
que garantice a los trabajadores la protección económica y social que sea
necesaria frente a las contingencias propias de toda relación laboral. 

La Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social, tiene por objeto


la creación de un Sistema que garantice a las personas amparadas por el
mismo, la protección adecuada frente a las contingencias y situaciones
sociales propias de toda relación laboral. En tal sentido, en la misma se
consagran las normas cuyo objeto principal es establecer y regular la
rectoría, organización, funcionamiento y financiamiento de dicho sistema,
la gestión de sus regímenes prestacionales y la forma de hacer efectivo el
derecho a la seguridad social por parte de los particulares a fin de
promover el mejoramiento de su calidad de vida.

La Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social, ampara ciertas


contingencias específicamente, aquellas vinculadas con el derecho a la
salud y a las prestaciones por maternidad, paternidad, enfermedades y
accidentes, cualquiera sea su origen, magnitud y duración; discapacidad,
necesidades especiales, pérdida involuntaria del empleo, vejez, sobre
vivencia, vivienda y hábitat, recreación, cargas derivadas de la vida
familiar y cualquier otro acontecimiento susceptible de previsión social
establecido en esta ley.

De igual modo, señala que es necesario crear leyes específicas


para regularizar los regímenes prestacionales que integran el sistema de
seguridad social, en las que se establecerán las circunstancias
específicas bajo las cuales se beneficiara de protección especial a las
personas discapacitadas, indígenas, amas de casa que carezcan de
protección económica personal, familiar o social y cualquier otra

Bienestar social

El concepto de Bienestar Social es un concepto relativamente


nuevo, puesto que como indica Moix (1986) con un sentido científico sólo
se ha desarrollado recientemente al compás de y en conexión con los
problemas sociales de nuestra sociedad industrial (p.35). Para este autor
el término implica la idea de que los grupos políticos organizados tienen la
obligación de proveer a las necesidades más apremiantes de los
ciudadanos menos afortunados, con cargo a fondos públicos y mediante
los correspondientes sistemas de protección.
A pesar de la popularidad que hoy en día tiene el concepto de
Bienestar social, revisando los trabajos de diferentes autores
encontramos que existe una notable vaguedad tanto en su definición
como en su utilización. Algunos autores como Ander-Egg (1984) lo
emplean para designar el conjunto de leyes, por una parte, y los
programas, beneficios y servicios que por otra parte se establecen para
asegurar o robustecer la provisión de todo aquello que se consideran las
necesidades básicas para el bienestar humano y el mejoramiento social
(p.33); otras instituciones lo utilizan para referirse sólo a una parte de
tales leyes, programas y servicios

Siguiendo de nuevo a Moix (1986) el término Welfare tiene una


dimensión individual y otra social. La primera hace referencia a los
requisitos básicos, necesarios para el bienestar del ser humano en
general, incluyendo los elementos relativos al mínimo de salud y
prosperidad económica, indispensables para él. Así, Welfare (ob.cit)
apunta a la idea de un determinado mínimo nivel de vida, de modo que
cualquier fallo en alcanzar dicho nivel habrá de ser considerado como una
clara deficiencia en la consecución de ese bienestar básico.

En su dimensión social se refiere a las necesidades de las


personas relativas al establecimiento de un orden social compartido que
en opinión de Moix (ob.cit) impulse , fomente y potencie el logro por parte
de los ciudadanos de su propio bienestar personal lo que constituye , en
definitiva, lo característico y más definitorio del bienestar social (p.27).

El seminario taxonómico del Colegio de Licenciados en Ciencias


Políticas y Sociología (1987) entiende el Bienestar Social como un valor
social que expresa lo ideal, lo deseable, la forma en que las personas
tienen de entender su naturaleza y las relaciones con los demás; también
como un área de actividades, de aspectos prácticos y organizativos que
tienen que ver con los agentes sociales, las instituciones u organizaciones
formales y los programas, prestaciones y servicios que desarrollan. Así,
Bienestar Social se configura como un valor socialmente compartido que
establece como finalidad que todos los miembros de la sociedad deben
disponer de los medios precisos para satisfacer aquellas demandas
comúnmente aceptadas como necesidades.

Componentes del bienestar social

El bienestar social está compuesto de las siguientes dimensiones:

1. Integración social. El propio Keys (1998) la define como la evaluación


de la calidad de las relaciones que mantenemos con la sociedad y con la
comunidad (p. 122). Y añade un detalle que no puede pasarnos
desapercibido porque en él es claramente perceptible la huella del
Durkheim de El Suicidio: «Las personas sanas se sienten parte de la
sociedad», cultivan el sentimiento de pertenencia, tienden lazos sociales
con familia, amigos, vecinos, etc.

2. Aceptación social. Desde el punto de vista del bienestar y de la salud,


la integración no es más que el punto de partida. Es imprescindible estar y
sentirse perteneciente a un grupo, a una comunidad, pero es necesario
que dicha pertenencia disfrute, al menos, de dos cualidades: confianza,
aceptación y actitudes positivas hacia los otros (atribución de honestidad,
bondad, amabilidad, capacidad), y aceptación de los aspectos positivos y
negativos de nuestra propia vida. Ambos, dice Keyes, son indicadores de
salud mental.

3. Contribución social. También indica Keys (ob. cit) lo es que esa


confianza en los otros y en nosotros mismos vaya acompañada del
sentimiento de utilidad, de que se es un miembro vital de la sociedad, que
se tiene algo útil que ofrecer al mundo (p. 122), y que lo que uno aporta
es valorado. A la confianza en nosotros mismos Albert Bandura le ha
dado un nombre, la autoeficacia, y un apellido: el ejercicio del control. Con
ello alude a «las creencias en nuestra capacidad para organizar y llevar a
cabo acciones capaces de lograr determinados objetivos» (Bandura,
1997, p. 2). Contribución es sinónimo de utilidad, provecho, eficacia y
aportación al bien común.

4. Actualización social. Esta dimensión se centra en la concepción de que


la sociedad y las instituciones que la conforman son entes dinámicos, se
mueven en una determinada dirección a fin de conseguir metas y
objetivos de los que podemos beneficiarnos (confianza en el progreso y
en el cambio social). Todavía más: la actualización social lleva implícita la
firme creencia de que la sociedad controla su destino, sabe dónde va y
traza intencionadamente el horizonte hacia donde quiere llegar en el
futuro. La gente más saludable desde el punto de vista mental, advierte
Keyes (ob.cit) confía en el futuro de la sociedad, en su potencial de
crecimiento y de desarrollo, en su capacidad para producir bienestar (p.
123),

5. Coherencia social. Si la actualización tiene que ver con la confianza


depositada en la sociedad, la coherencia se refiere a la capacidad que
tenemos para entender su dinámica. Es «la percepción de la cualidad,
organización y funcionamiento del mundo social, e incluye la
preocupación por enterarse de lo que ocurre en el mundo» (Keyes, 1998,
p. 123). La gente sana no sólo se preocupa por conocer el tipo de mundo
en el que vive, sino que tiene la sensación de que es capaz de entender
lo que acontece a su alrededor. Vemos un sentido a lo que pasa, y
encontramos una lógica en los acontecimientos que nos rodean.

Calidad de vida

Actualmente, entra en escena, muy ligado al bienestar social, el


concepto de Calidad de Vida que como afirma Setién (1993) es, así
mismo, “elusivo y abstracto (p.56). Según la autora se suele utilizar como
sinónimo de bienestar, aunque para muchos va más allá, englobando
aspectos no contemplados en el bienestar, siendo éste una condición,
pero insuficiente. En esa línea Solomon y otros (1980) definen Calidad de
Vida como un concepto inclusivo, que cubre todos los aspectos de la vida,
tal y como son experimentados por los individuos. Comprende tanto la
satisfacción material de las necesidades como los aspectos de la vida
relacionados con el desarrollo personal, la autorrealización y un
ecosistema equilibrado.

También Levy y Anderson (1980) entienden la calidad de Vida


como un concepto complejo y multidimensional: compuesta de bienestar
físico, mental y social, tal y como la percibe cada individuo y cada grupo, y
de felicidad, satisfacción y recompensa (...) Incluye aspectos tales como
salud, matrimonio, familia, trabajo, vivienda, situación financiera,
oportunidades educativas, autoestima, creatividad, competencia, sentido
de pertenencia a ciertas instituciones y confianza en otros.

Autores como Alguacil (1999) comparten esa idea de complejidad y


multidimensionalidad, pero entienden que es fundamental subrayar el
protagonismo que la percepción de los problemas medioambientales y la
crisis ecológica ha tenido sobre la construcción de la idea de calidad de
vida.

Desde su punto de vista la dimensión ambiental es una


protagonista de primer orden en la construcción del concepto. Como
resultado la profundización en este concepto, surge la necesidad de la
aproximación empírica y la medición, creándose lo que hoy se conoce
como Sistemas de Indicadores Sociales y siendo actualmente
instrumentos imprescindibles en la planificación y avaluación de los
Servicios Sociales.

Indicadores de la calidad de vida

Se entiende por indicadores de calidad de vida todos aquellos que


se refieren al nivel y/o a la forma en que se satisfacen determinadas
necesidades en un núcleo social concreto (familia, hogar, ciudad, región,
país, etc.) En una primera clasificación genérica, los indicadores de
calidad de vida pueden ser de tres tipos:

 Indicadores unidimensionales: son los referidos exclusivamente a


un tipo de necesidad. Así por ejemplo, existen indicadores referidos
exclusivamente a la educación, a salud o a vivienda, aunque cada uno de
ellos sea el resultado de considerar diferentes variables. Entre los más
habituales, se pueden destacar los relativos a la salud que construye,
entre otros, la Organización Panamericana de la Salud (OPS),
considerando variables como mortalidad, morbilidad, indicadores de
recursos disponibles y de acceso a servicios sanitarios.

Este tipo de indicadores resulta especialmente interesante en


aquellos países en los que el ámbito sanitario no tiene un nivel de
desarrollo destacable positivamente.  

 Indicadores multidimensionales: son indicadores referidos al


grado de satisfacción de un conjunto combinado de necesidades. Los
individuos no aíslan los diferentes aspectos de sus vidas. Por el contrario,
tienen una “sensación” general de lo que es el bienestar. Es el caso, por
ejemplo, de los indicadores de pobreza, de necesidades básicas y de
desarrollo humano. Siguiendo la tendencia puesta de manifiesto en el
epígrafe anterior, estos indicadores reflejan más fielmente la complejidad
y la intuición del concepto de calidad de vida.

En tercer lugar, están aquellos indicadores que tienen en cuenta


los aspectos vinculados con la forma en que se distribuye el ingreso entre
los habitantes de un país. Miden, por tanto, diferencias entre la población

Política Social

Las cuestiones que conciernen a la Política Social en una sociedad


moderna son, como indica Montoro (1997), tan importantes y afectan
tanto a la vida de los ciudadanos y a la distribución de los recursos en
nuestras sociedades que no es sorprendente que haya un enorme
número de estudiosos dedicados a este tema (p.37). Así encontramos
multitud de definiciones que no siempre son coincidentes puesto que,
como es lógico, están fundamentadas en las diferentes perspectivas,
concepciones del mundo, ideologías, de los respectivos autores.

La expresión Política Social comenzó a utilizarse a mediados del


siglo XIX; parece ser que fue Robert Mohl quien empleó por primera vez
la expresión sozialpolitik en 1945 para referirse a una teoría de regulación
de los fines sociales diferente de la política jurídica imperante por aquellos
momentos en la Teoría del Estado. Desde un punto de vista histórico la
Política Social ha estado ligada al estado de un modo muy estrecho.

En palabras de Montoro (ob.cit): Podría entenderse la Política


Social como el instrumento característico del estado moderno que ha
permitido, por un lado, limar los conflictos sociales que venían
arrastrándose desde el S.XIX, y por otro, conseguir alcanzar un grado de
equiparación social (una especie de igualdad social no totalmente
realizada) bajo la forma de ese bienestar colectivo que ha caracterizado
especialmente a los países europeos desde el final de la II Guerra
Mundial.

La mayoría de los autores convienen en que la Política Social se


caracteriza por el hecho de que los poderes públicos intervienen para
modificar o corregir los efectos sociales del sistema económico de
mercado, puesto que sus valores no aseguran la consecución del
bienestar, entendida ya, como aspiración legítima de cualquier ciudadano.
Como decíamos más arriba, las diferentes concepciones de la Política
Social van a venir marcadas por las orientaciones ideológicas
subyacentes.

Así, trazando una única línea divisoria (caracterización muy amplia)


podríamos distinguir dos concepciones: Liberal, según la cual el objetivo
de la política social sería permitir a los ciudadanos satisfacer una serie de
necesidades esenciales que por diferentes motivos no pueden conseguir
a través del mercado; esta concepción, lejos de cuestionar el mercado,
propugna una mejora en los mecanismos de acceso al mismo. Crítica
considera la política social como un instrumento de enmascaramiento de
la verdadera naturaleza del sistema y un mecanismo de reproducción de
las desigualdades.

Precisando bastante más en la fundamentación ideológica de la


política social, Rodríguez Cabrero plantea cinco grandes enfoques
teóricos en la actualidad: Neoliberal (Friedman, Hayeck). Liberal
tecnocrático (Galbraith). Reformista (Titmuss, Marshall). Funcionalista
(Durkheim, Parsons). Neomarxista (Gough, O’Connor, Offe). Otros
autores (Garcés, 1997) incluyen, además, las interesantes aportaciones
que corrientes de pensamiento como el feminismo, el ecologismo y el
antirracismo hacen a la Política Social.

Desde el punto de vista que podríamos llamar instrumental o


institucional existen también distintas tipologías de modelos de Política
Social en función del nivel de intervención que adopte el Estado. Estas
clasificaciones distinguen modelos que recorren formas desde el estado
mínimo al estado plenamente interventor, hegemónico, pasando por
niveles intermedios.

Actualmente, y como señala Rodríguez (1991) el debate de la


Política Social se centra en el papel y funciones del estado, sus límites y
relación con el mercado y con la sociedad civil, sobre la relación entre lo
comunitario y lo asociativo, sobre lo público y lo privado, sobre lo colectivo
e individual (p.13). Y será en función del perfil de tales relaciones y de la
redefinición del papel de cada uno de los actores y espacios sociales,
cómo se construirán las bases de la Política Social del futuro y por tanto,
el modelo de Servicios Sociales de mañana como uno de los instrumentos
de la Política Social que es y como una de las estructuras en las que ésta
se hace operativa.

Enfoques de política social


Los Estados de bienestar (en adelante EB) corresponden a un
modelo de desarrollo estatal originado durante la segunda posguerra,
según el cual el Estado debía ser el responsable de proveer los servicios
sociales básicos para los ciudadanos. "El intervencionismo estatal toma
un peso decisivo a partir de 1945 cuando la mayor parte de los países
capitalistas desarrollados adoptaron la doctrina del Informe Beveridge y la
política económica keynesiana" (Pico, 1987: 2).

Autores como Marshall (1975) relacionaron los EB con la política


de los gobiernos que tiene impacto sobre la expansión de la ciudadanía
social, mientras que para Titmuss (1974), tienen que ver con los
desarrollos institucionales existentes en una sociedad para garantizar el
bienestar. Bajo este esquema, el Estado pasó a convertirse en un agente
que —por lo menos idealmente— debía regular el mercado y la
distribución del bienestar. Detrás del afianzamiento de los EB estaba la
premisa de que podría generarse crecimiento y desarrollo en la medida en
que se diera respuesta a las necesidades colectivas y a las demandas de
los trabajadores urbanos.

Como bien se sabe, no puede hablarse de la conformación de un


solo tipo de EB, debido a que éstos tuvieron interpretaciones e
intervenciones distintas según la forma como se desarrolló la correlación
de las fuerzas sociales y políticas en los diferentes contextos. Los
distintos tipos de arreglos para el bienestar se materializaron en
regímenes de bienestar y sistemas de protección social específicos. Los
primeros, según Esping-Andersen (1990, 1999), pueden definirse a partir
de los arreglos o pactos institucionales que se establecen entre el Estado,
el mercado y la familia —que reúnen los componentes más importantes
del bienestar— para gestionar los riesgos sociales. Los sistemas de
protección social, por su parte, están definidos por los dispositivos de
políticas y acciones "acordadas" para la protección de dichos riesgos
(Fleury, 2002).
Para caracterizar los tipos de regímenes de bienestar, Esping-
Andersen propuso tres modelos o tipos ideales a partir de la comparación
de países industrializados. Los países de la Europa continental como
Alemania, Francia e Italia, forman parte de los regímenes conocidos como
conservadores, corporativos o bismarckianos, los cuales se caracterizaron
por concentrar los privilegios de la protección social en los trabajadores
industriales y sus familias mediante el seguro social.

Otros países como Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia


corresponden al modelo conocido como institucional o socialdemócrata,
derivado del Informe Beveridge (1942), que promulgó la
desmercantilización de los servicios sociales y la universalidad,
uniformidad y unidad de la protección social. Por otro lado, los países
anglosajones (Estados Unidos, Australia y el Reino Unido) instauraron
regímenes conocidos como liberales o residuales, caracterizados por el
predominante papel del mercado, la individualización de los riesgos y la
implementación de programas de asistencia restringidos a los grupos más
pobres (Esping-Andersen, 1990, 1999, 2001).

En América Latina no se conformaron EB a la manera europea sino


más bien modelos particulares de regímenes de bienestar y de sistemas
de protección social. Estas materializaciones se reflejaron en la cobertura
poblacional, la oferta de servicios y en el tipo de estructuras constituidas.
La institucionalización de los sistemas de protección social en la región se
remonta a los años cuarenta. Durante el periodo en que la CEPAL, con
Raúl Prebisch a la cabeza, promovió estrategias de desarrollo común que,
aunque tomaron algunos de los postulados keynesianos, enfatizaron en
las particularidades y necesidades del contexto.

El argumento de la CEPAL era que, a partir de la protección del


Estado y la planificación activa, América Latina estaría en condiciones de
superar la tradicional estructura agraria, al tornarse más productiva y
clamar por su lugar entre las sociedades industrializadas modernas
(Filgueira, 2009: 35).

Para dar cuenta de los procesos regionales, algunos estudios como


los de Carmelo Mesa-Lago (1978) propusieron una clasificación de los
países según la antigüedad de la creación de los sistemas de seguridad
social, como pioneros, intermedios y tardíos. En el primer grupo aparecen
países como Argentina, Chile, Uruguay y Brasil, cuyos sistemas de
protección social se originaron entre 1920 y 1930, y evolucionaron de
manera estratificada bajo la influencia de grupos de presión o por
iniciativa del Estado. Los países intermedios como México, Costa Rica,
Ecuador, Venezuela y Colombia, instauraron sus sistemas de protección
entre 1940 y 1950, y se caracterizaron por la creación de un instituto
general de seguridad social que, aunque se suponía debía cubrir a toda la
población, en la práctica sólo fueron incorporados los grupos
ocupacionales con mayor poder.

La tercera categoría corresponde a los países tardíos, de los que


hacen parte Nicaragua, El Salvador, Guatemala y los países del Caribe de
habla inglesa, en los cuales la seguridad social apareció en las décadas
de 1950 y 1960 con una cobertura de población menor y prestaciones
más bajas. Esta perspectiva plantea que en América Latina primó la
lógica del seguro social, cuyo modelo de protección social estaba
regulado por las condiciones de inserción en el mercado de trabajo y por
la capacidad de presión de los sindicatos.

Estas interpretaciones han sido rebatidas por estudios como el de


Malloy (1986), quien mostró que en la conformación de sistemas de
protección social como los de Brasil, fueron las élites burocráticas las que
tuvieron un papel fundamental; y como el de Brachet-Márquez (2002), que
argumenta que las políticas sociales en México se han articulado
fundamentalmente alrededor de momentos históricos cuando el Estado se
encontró en situaciones de debilidad y vulnerabilidad frente a los grupos
que cuestionaban las reglas impuestas por la autoridad establecida, y por
tanto debió otorgar beneficios sociales a las bases obreras del partido
hegemónico con la condición de no desmoronar el sistema de poder
político. Como resultado de estas transacciones se modificaron las reglas
y se generaron rupturas que llevaron a la reestructuración de lo que la
autora llama el "pacto de dominación".

Otros análisis contemporáneos que han buscado dar cuenta de las


especificidades latinoamericanas, son los de Fernando Filgueira, quien
elaboró una primera clasificación en 1998 con el fin de mostrar las
particularidades de los procesos de conformación de los Estados sociales
en la región. Su análisis se fundamenta en el grado de madurez de la
política de los países y los niveles dedicados al gasto social.

En el primer grupo, denominado universalismo estratificado, ubica


a Argentina, Chile y Uruguay, que se caracterizaron por la amplia
cobertura de los sistemas de protección social en materia de salud,
educación y seguridad social. Sin embargo, esta protección —con
excepción de la educación— tenía un carácter estratificado. En otro grupo
estarían los regímenes duales como México, Brasil y Colombia, los cuales
conformaron sistemas de protección social basados en la cobertura de
salud y pensiones para la población con un empleo formal. Finalmente, en
los regímenes excluyentes están los países que desarrollaron tardíamente
y en forma fragmentada sus sistemas de protección social, como fueron
los casos de Guatemala, Bolivia, Honduras y El Salvador (Filgueira,
1998).

Recientemente Filgueira (2007, 2009) incorporó nuevas


dimensiones para dar cuenta de los niveles de desarrollo alcanzados por
los países de la región después de las reformas sociales y económicas
implementadas desde los años ochenta. Éstas se relacionan con la
desigualdad, la coexistencia de transiciones demográficas en materia de
dependencia infantil y de tercera edad, y con la profundidad de la
urbanización.

Para estas dimensiones establece variables que le permiten


comparar la región con otros contextos y plantear una clasificación
basada en los grados de desarrollo humano. Dentro del grupo de los
países con alto desarrollo humano sólo aparecen Argentina, Chile,
Uruguay y Costa Rica. En otro nivel están los de desarrollo humano
medio, entre los que se encuentran México, Brasil, Venezuela, Colombia,
Panamá, Perú y Paraguay.

Finalmente, se presenta un grupo clasificado como países de


desarrollo humano medio-bajo, en el cual aparecen Honduras,
Guatemala, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Con esta comparación el autor
evidencia las transformaciones acaecidas en la familia y en el mercado
laboral, las recomposiciones urbanas y las reconfiguraciones
intergeneracionales de desigualdad y riesgos de salud que han
transformado el escenario social de América Latina. Sin embargo, pese a
los cambios aún permanecen características de los tradicionales
regímenes de bienestar, como en el caso de los antes llamados
excluyentes que en la actualidad siguen priorizando políticas focalizadas y
restringidas (Filgueira, 1998, 2007, 2009).

Una de las propuestas que retoma las clasificaciones elaboradas


por Mesa-Lago y Filgueira, es la de Sonia Fleury, quien también propone
unos tipos ideales de protección social que le sirven como referencia para
analizar los procesos de la región hasta finales de los años ochenta. "En
esta tipología, además de los elementos ideológicos y valorativos que
están en la base de los sistemas, se señalan los elementos organizativos
e institucionales que viabilizan la implementación de las opciones políticas
adoptadas en cada caso" (Fleury, 2002: 6).

El primero de los tipos propuestos por la autora es la asistencia


social, que se relaciona con las características del régimen liberal
residual. El segundo es el modelo de seguro social, que se relaciona con
los regímenes conservadores o duales, y el tercero es el denominado de
seguridad social, el cual equipara con los principios social-demócratas o
del universalismo estratificado.

Estudios como los de Barba (2004, 2005, 2007), por otro lado,
separan los conceptos de paradigma y régimen de bienestar, con el fin de
diferenciar las construcciones heurísticas o tipos ideales y las
reconstrucciones empíricas. Según esta perspectiva, "en cada régimen en
distintas etapas diversos paradigmas pueden articularse, yuxtaponerse o
incluso entrar en conflicto" (2005: 7). Para el autor, no es posible asimilar
la región al desarrollo de un solo régimen de bienestar debido a que bajo
el paradigma del seguro social pueden identificarse por lo menos tres
tipos de arreglos institucionales: los universalistas, los duales y los
excluyentes.

Finalmente, otras interpretaciones como las de Juliana Martínez


proponen una clasificación basada en el papel del Estado y el grado de
familiarización del manejo del riesgo para identificar tres modelos: el
estatal-proteccionista, del que hacen parte Costa Rica y Uruguay; el
estatal-productivista, conformado por países como Argentina, Chile, Brasil
y México; y el familiarista, conformado por países como Ecuador y
Nicaragua.

A partir la comparación de 18 países la autora plantea que todos


los tipos de regímenes latinoamericanos son en alguna medida
informales, en tanto en todos los casos una parte importante de la
población sigue careciendo de los medios para hacer frente a los riesgos
sociales. Además, llama la atención sobre la importancia de incluir la
ubicación socioeconómica y el género en este tipo de análisis, debido a
que "una proporción variable de la población sigue dependiendo de
arreglos familiares y comunitarios para asumir prácticas cuyas lógicas
corresponden a los mercados, en particular laborales, o a los estados
locales o nacionales (Martínez, 2007: 24).

Independientemente de las agrupaciones elaboradas para América


Latina, los análisis coinciden en que en la mayoría de los países
latinoamericanos el objetivo de ampliación plena de ciudadanía no se
logró durante el periodo en que se institucionalizaron los sistemas de
protección social; al contrario, prevalecieron los modelos estratificados y
excluyentes que bien favorecieron sólo a algunos grupos de la población
o mantuvieron dinámicas asistencialistas y fragmentadas.

Por supuesto, como se mostró, tampoco puede hablarse de


procesos homogéneos ni de características idénticas entre países. Otro
punto común entre los autores es que para comprender no sólo la forma
como se constituyeron los sistemas de protección social en cada
contexto, sino también las transformaciones sufridas por éstos a partir de
los ajustes neoliberales, es necesario ir más allá del estudio de políticas o
programas sociales específicos, en tanto estas visiones retoman, en
palabras de Valencia Lomelí (2010), sólo a uno de los productores del
bienestar, como es el Estado, mientras que los regímenes de bienestar
permiten incluir además aspectos relacionados con las características
históricas de cada contexto, las condiciones particulares del mercado, la
familia y la sociedad.

Estructura sistema de seguridad social

El Sistema de Seguridad Social Integral como conjunto orgánico,


interrelacionado e interdependiente de regímenes de protección social,
está organizado en subsistemas y es un servicio público de afiliación
obligatoria para cada trabajador y de carácter contributivo.

El órgano de dirección del Sistema de Seguridad Social Integral es


el Ministerio del Trabajo, teniendo como marco legal la Ley Orgánica del
Sistema de Seguridad Social y las leyes especiales que rigen los
diferentes subsistemas, sin menoscabo de las competencias concurrentes
de los Ministerios u otros entes de supervisión y control.

Se crea el Consejo Nacional de la Seguridad Social como órgano asesor


y consultivo del Ejecutivo Nacional, que tendrá entre sus atribuciones:

Definir y proponer los lineamientos estratégicos de la política de seguridad


social integral.

Asesorar al Ejecutivo Nacional y evacuar sus consultas en materia de


Seguridad Social.

Velar por el cumplimiento estricto de lo dispuesto en las leyes.

Colaborar en las definiciones de las formas de interacción y coordinación


con los organismos públicos y privados vinculados, directa o
indirectamente, con la seguridad Social.

Presentar los planes de seguimiento de la ejecución de los programas de


Seguridad Social Integral, para evaluar sus resultados y elaborar las
recomendaciones que se consideren convenientes;

Proponer, mediante leyes especiales la creación de nuevos subsistemas.

Para los efectos de la afiliación, se crea el Servicio de Registro e


Información de la Seguridad Social Integral (SEREISSI), bajo la dirección
del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS).

El Servicio de Registro e Información de la Seguridad Social


Integral (SEREISSI), tendrá a su cargo el registro automatizado de
afiliación de empleadores, trabajadores, familiares calificados,
prestadores de servicios y la historia provisional de los asegurados.

El Sistema de Seguridad Social Integral lo conforman los siguientes


subsistemas que, sin perjuicio de su autonomía, actuarán
coordinadamente:

Subsistema de Pensiones;

b) Subsistema de Salud;
c) Subsistema de Paro Forzoso y Capacitación Laboral;

d) Subsistema de Vivienda y Política Habitacional; y

e) Subsistema de Recreación.

Subsistema de pensiones

El Subsistema de Pensiones tiene por objeto la cobertura de las


contingencias de invalidez, vejez, muerte, asistencia funeraria,
nupcialidad y sobrevivencia.

El Subsistema de Pensiones es único y lo conforman dos (2) regímenes:


el de Capitalización Individual y el de Solidaridad Intergeneracional, en los
cuales participan, de acuerdo con sus ingresos, todos los contribuyentes.

Para este Subsistema se crean los Fondos de Capitalización


Individual, con el objeto de otorgar a los afiliados una pensión cuya
cuantía dependerá del monto acumulado de los aportes en la cuenta
individual del afiliado y del producto que le corresponda por el rendimiento
de las inversiones realizadas, los Fondos de Capitalización Individual son
propiedad de los afiliados y sus patrimonio es independiente y distinto del
patrimonio de las Instituciones que los administran, su administración
estará a cargo de Instituciones que determine la ley del Subsistema de
Pensiones y el Fondo de Solidaridad Intergeneracional cuyo objeto es
complementar hasta la pensión mínima vital, a quienes habiendo
contribuido en el Subsistema de Pensiones, el acumulado de su cuenta,
no alcance el monto de aquélla.

El mismo será financiado por las cotizaciones de los empleadores y


por los aportes del Ejecutivo nacional y estará a cargo del Instituto
Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). La Ley especial de este
Subsistema determinará su administración., la supervisión estará a cargo
del Ministerio de Finanzas.
Los beneficiarios tienen derecho a escoger libremente los entes
administradores de los fondos y de los prestadores del servicio de salud,
que podrán ser públicos, privados o mixtos debiendo cumplir con los
requisitos que les fijen las leyes Especiales.

Subsistema de salud

El Subsistema de Salud tiene por objeto garantizar a los afiliados el


financiamiento y la seguridad de la prestación de los servicios de salud.
Los beneficios que otorgará el subsistema y sus condiciones serán
determinados en la ley especial. El Subsistema de Salud es único y lo
conforman dos (2) regímenes de carácter contributivo: el Solidario, de
afiliación obligatoria, y el Complementario, de afiliación voluntaria.

En este subsistema se crean el Fondo Solidario de Salud, con el


objeto de garantizar a los afiliados la prestación de la atención médica
integral y su financiamiento; y cancelar las indemnizaciones diarias que
correspondan de conformidad con lo establecido en la Ley Especial del
Subsistema. El Fondo Solidario de Salud será administrado por el
Ministerio de Salud y Desarrollo Social de conformidad con la Ley
Especial de Subsistema y el Fondo Especial a la Atención de
Enfermedades de Alto Costo, Riesgo y Largo Plazo.

Subsistema de paro forzoso y capacitación laboral

El Subsistema de Paro Forzoso y Capacitación Laboral, tiene como


objeto la protección temporal del afiliado por la terminación de la relación
de trabajo en los términos y condiciones señalados en la Ley del
Subsistema, mediante el otorgamiento de prestaciones en dinero; así
como procurar su pronta reinserción al trabajo, a través del servicio de
intermediación y capacitación laboral.

Estará constituido por un régimen financiero de reparto, de carácter


solidario. Se constituirá un Fondo de paro Forzoso de carácter obligatorio
y solidario que cubrirá los gastos de indemnización económica, salud y
capacitación laboral. Su administración estará a cargo del IVSS.
Subsistema de vivienda y política habitacional

El Subsistema de Vivienda y Política Habitacional tiene por objeto


generar las facilidades a los afiliados y a los beneficiarios del Sistema,
para el acceso a una vivienda digna y adecuada, incluyendo sus servicios
urbanísticos básicos; además de estimular y apoyar la participación
individual y comunitaria en la solución de sus problemas habitacionales.

Dicho ahorro se constituirá con las contribuciones que los


trabajadores y empleadores y los rendimientos que estos produzcan. Su
administración la implementará la Ley Especial del Subsistema. Los
recursos del Fondo Mutual Habitacional son propiedad de los afiliados en
proporción a sus cotizaciones y sus rendimientos y su patrimonio es
independiente de sus administradores.

Subsistema de recreación

El objeto del Subsistema es promover e incentivar el desarrollo de


programas de recreación, utilización del tiempo libre, descanso y turismo
social para los afiliados y beneficiarios del Sistema de Seguridad Social
Integral.

La ley Especial del Subsistema definirá los lineamientos y


establecerá las normas para desarrollar en forma directa o mediante
acuerdos con entidades públicas o privadas, los programas de recreación.
Utilización del tiempo libre, descanso y turismo social, así como el
fomento de la construcción, dotación. Mantenimiento y protección de la
infraestructura recreacional.

Régimen de seguridad social

Estructura del Sistema

Artículo 19 Estructura del Sistema

El Sistema de Seguridad Social, sólo a los fines organizativos, estará


integrado por los sistemas prestacionales siguientes: Salud, Previsión
Social y Vivienda y Hábitat. Cada uno de los sistemas prestacionales
tendrá a su cargo los regímenes prestacionales mediante los cuales se
brindará protección ante las contingencias amparadas por el Sistema de
Seguridad Social. La organización de los regímenes prestacionales
procurará, en atención a su complejidad y cobertura, la aplicación de
esquemas descentralizados, desconcentrados, de coordinación e
intersectorialidad.

Artículo 20 Sistema Prestacional de Salud

El Sistema Prestacional de Salud tendrá a su cargo el Régimen


Prestacional de Salud mediante el desarrollo del Sistema Público
Nacional de Salud.

Artículo 21 Sistema Prestacional de Previsión Social El Sistema


Prestacional de Previsión Social tendrá a su cargo los regímenes
prestacionales siguientes: Servicios Sociales al Adulto Mayor y Otras
Categorías de Personas; Empleo, Pensiones y Otras Asignaciones
Económicas; y Seguridad y Salud en el trabajo.

Artículo 22 Sistema Prestacional de Vivienda y Hábitat

El Sistema Prestacional de Vivienda y Hábitat tendrá a su cargo el


Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat.

Regímenes prestacionales

Régimen Prestacional de Salud

Artículo 50 Objeto Se crea el Régimen Prestacional de Salud en


consonancia con los principios del Sistema Público Nacional de Salud que
tiene por objeto garantizar el derecho a la salud como parte del derecho a
la vida en función del interés público, en todos los ámbitos de la acción
sanitaria dentro del territorio nacional. El Régimen Prestacional de Salud y
el componente de restitución de la salud del Régimen Prestacional de
Seguridad y Salud en el Trabajo, se gestionarán a través del Sistema
Público Nacional de Salud, desarrollando una acción intergubernamental,
intersectorial y participativa, mediante políticas, estructuras y acciones
dirigidas hacia la universalidad, la equidad y la promoción de la salud y la
calidad de vida, abarcando la protección de la salud desde sus
determinantes sociales, la rehabilitación, la educación y prevención de
enfermedades y accidentes y la oportunidad, integralidad y calidad de las
prestaciones. Las diversas tecnologías y modalidades terapéuticas serán
económica, científica y socialmente sustentables, y estarán reguladas por
el órgano de adscripción al Ministerio del Poder Popular con competencia
en salud.

Artículo 51 Ámbito de Aplicación El Sistema Público Nacional de Salud


garantiza la protección a la salud para todas las personas, dentro del
territorio nacional, sin discriminación alguna. La ausencia de registro e
identificación en el Sistema de Información de la Seguridad Social no será
motivo para impedir el acceso al Sistema Público Nacional de Salud. Tal
situación no exime a los contribuyentes al Sistema de Seguridad Social de
cumplir con el requisito de afiliación contemplado en la presente Ley.

Régimen Prestacional de Servicios Sociales al Adulto Mayor y Otras


Categorías de Personas

Artículo 56 Objeto Se crea el Régimen Prestacional de Servicios Sociales


al Adulto Mayor y Otras Categorías de Personas, que tiene por objeto
garantizarles atención integral, a fin de mejorar y mantener su calidad de
vida y bienestar social bajo el principio de respeto a la dignidad humana.

Artículo 57 Prestaciones El Régimen Prestacional de Servicios Sociales al


Adulto Mayor y Otras Categorías de Personas comprenderá las siguientes
prestaciones, programas y servicios: 1. Asignaciones económicas
permanentes o no, para los adultos mayores con ausencia de capacidad
contributiva. 2. Participación en actividades laborales acordes con la edad
y estado de salud. 3. Atención domiciliaria de apoyo y colaboración a los
adultos mayores que así lo requieran. 4. Turismo y recreación al adulto
mayor. 5. Atención institucional que garantice alojamiento, vestido,
cuidados médicos y alimentación a los adultos mayores. 6. Asignaciones
para personas con necesidades especiales y cargas derivadas de la vida
familiar. Cualquier otro tipo de programa o servicio social que resulte
pertinente de acuerdo con la ley respectiva.

Régimen Prestacional de Pensiones y Otras Asignaciones Económicas

Artículo 61 Objeto Se crea el Régimen Prestacional de Pensiones y Otras


Asignaciones Económicas que tiene por objeto garantizar a las personas
contribuyentes, las prestaciones dinerarias que les correspondan, de
acuerdo con las contingencias amparadas por este Régimen y conforme a
los términos, condiciones y alcances previstos en esta Ley y las demás
leyes que las regulan.

Artículo 62 Prestaciones El Régimen Prestacional de Pensiones y Otras


Asignaciones Económicas comprenderá las siguientes prestaciones: 1.
Pensiones de vejez o jubilación, discapacidad parcial permanente,
discapacidad total permanente, gran discapacidad, viudedad y orfandad.
2. Indemnizaciones por ausencia laboral debido a enfermedades o
accidentes de origen común, maternidad y paternidad. 3. Asignaciones
por cargas derivadas de la vida familiar. 4. Los subsidios que establezca
la ley que regula este Régimen Prestacional.

Artículo 63 Cobertura de las Pensiones de Vejez o Jubilación La pensión


de vejez o jubilación garantizada por este régimen será de financiamiento
solidario y de cotizaciones obligatorias, para las personas con o sin
relación laboral de dependencia, compuesto por una pensión de
beneficios definidos, de aseguramiento colectivo bajo el régimen
financiero de prima media general y sobre una base contributiva de uno a
diez salarios mínimos urbanos. La administración del fondo de pensiones
de vejez corresponderá al Estado a través de la Tesorería de la Seguridad
Social. Sin perjuicio y previa afiliación al Sistema de Seguridad Social,
cualquier persona podrá afiliarse voluntariamente a planes
complementarios de pensiones de vejez bajo administración del sector
privado, público o mixto regulado por el Estado.

Régimen Prestacional de Empleo


Artículo 79 Objeto Se crea el Régimen Prestacional de empleo que tiene
por objeto garantizar la atención integral a la fuerza de trabajo ante las
contingencias de la pérdida involuntaria del empleo y de desempleo,
mediante prestaciones dinerarias y no dinerarias y también a través de
políticas, programas y servicios de intermediación, asesoría, información y
orientación laboral, y la facilitación de la capacitación para la inserción al
mercado de trabajo, así como la coordinación de políticas y programas de
capacitación y generación de empleo con órganos y entes nacionales,
regionales y locales de carácter público y privado, conforme a los
términos, condiciones y alcances establecidos en la ley que regule el
Régimen Prestacional de Empleo. La ley que regule el Régimen
Prestacional de Empleo establecerá los mecanismos, modalidades,
condiciones, términos, cobertura y demás requisitos para la prestación de
los servicios.

Artículo 80 Ámbito de Aplicación El Régimen Prestacional de Empleo


tendrá como ámbito de aplicación la fuerza de trabajo ante la pérdida
involuntaria del empleo, en situación de desempleo y con discapacidad
como consecuencia de accidente de trabajo o enfermedad ocupacional.

Artículo 81 Indemnización por Pérdida Involuntaria del Empleo Las


prestaciones de corto plazo, correspondientes a indemnizaciones por
pérdida involuntaria del empleo, serán financiadas por el empleador o
empleadora, trabajador y trabajadora, mediante el régimen financiero de
reparto simple

Régimen Prestacional de Seguridad y Salud en el Trabajo

Artículo 92 Objeto Se crea el Régimen Prestacional de Seguridad y Salud


en el Trabajo responsable, en concordancia con los principios del sistema
público nacional de salud, de la promoción del trabajo seguro y saludable,
del control de las condiciones y medio ambiente de trabajo, de la
prevención de los accidentes de trabajo y enfermedades ocupacionales,
de la promoción e incentivo del desarrollo de programas de recreación,
utilización del tiempo libre, descanso y turismo social y el fomento de la
construcción, dotación, mantenimiento y protección de la infraestructura
recreativa de las áreas naturales destinadas a sus efectos y de la
atención integral de los trabajadores y trabajadoras ante la ocurrencia de
un accidente de trabajo o enfermedad ocupacional y de sus
descendientes cuando por causas relacionadas con el trabajo nacieren
con patologías que generen necesidades especiales mediante
prestaciones dinerarias y no dinerarias, políticas, programas, servicios de
intermediación, asesoría, información y orientación laboral y la
capacitación para inserción y reinserción al mercado de trabajo
desarrollados por este régimen o por aquellos que establezca esta Ley y
la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de
Trabajo.

Artículo 93 Ámbito de Aplicación

El Régimen Prestacional de Seguridad y Salud en el Trabajo


garantiza a los trabajadores y trabajadoras dependientes afiliados al
Sistema de Seguridad Social, las prestaciones contempladas en este
Régimen. A los efectos de la promoción de la salud y la seguridad en el
trabajo, la prevención de las enfermedades y accidentes ocupacionales y
otras materias compatibles, así como en la promoción e incentivo del
desarrollo de programas de recreación, utilización del tiempo libre,
descanso y turismo social, ampara a todos los trabajadores y
trabajadoras.

Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat

Artículo 98 Objeto Se crea el Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat,


el cual tendrá carácter intersectorial y descentralizado para garantizar el
derecho a la vivienda y hábitat dignos, y estará orientado a la satisfacción
progresiva del derecho humano a la vivienda, que privilegie el acceso y
seguridad de la tenencia de la tierra, así como la adquisición,
construcción, liberación, sustitución, restitución, reparación, y
remodelación de la vivienda, servicios básicos esenciales, urbanismos,
habitabilidad, medios que permitan la propiedad de una vivienda para las
familias de escasos recursos, en correspondencia con la cultura de las
comunidades y crear las condiciones para garantizar los derechos
contemplados sobre esta materia en la Constitución de la República.

Artículo 99 Ámbito de Aplicación El Régimen Prestacional de Vivienda y


Hábitat garantiza el derecho a las personas dentro del territorio nacional,
a acceder a las políticas, planes, programas, proyectos y acciones que el
Estado desarrolle en materia de vivienda y hábitat, dando prioridad a las
familias de escasos recursos y otros sujetos de atención especial
definidos en la ley que regule el Régimen Prestacional de Vivienda y
Hábitat.

Conclusión

Los derechos sociales en Venezuela se encuentran expresamente


reconocidos en el texto constitucional desde su propio pre ambulo, para
luego describir los derechos a la salud, al trabajo, y el derecho a la
seguridad social que en Venezuela es de carácter eminentemente
pública.

A nuestro entender el concepto Bienestar Social hace referencia a


una de las formas de respuesta ante las necesidades o una forma de
acción social característica de las sociedades capitalistas avanzadas, que
se desarrolla en el marco político- organizativo del Estado de Bienestar
mediante la puesta en marcha de políticas sociales interventoras que se
concretan - entre otras formas- en una extensa red de sistemas de
protección social, fundamentalmente de responsabilidad pública. Según
esta aproximación, la relación entre Servicios Sociales y Bienestar Social
es muy estrecha, podríamos decir de “inclusión” o también” “instrumental”.
En función de la acepción de Servicios Sociales que utilicemos, estos se
entienden como una de las áreas del Bienestar Social, o como uno de sus
instrumentos.

Para caracterizar los tipos de regímenes de bienestar, Esping-


Andersen propuso tres modelos o tipos ideales a partir de la comparación
de países industrializados. Los países de la Europa continental como
Alemania, Francia e Italia, forman parte de los regímenes conocidos como
conservadores, corporativos o bismarckianos, los cuales se caracterizaron
por concentrar los privilegios de la protección social en los trabajadores
industriales y sus familias mediante el seguro social.

Otros países como Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia


corresponden al modelo conocido como institucional o socialdemócrata,
derivado del Informe Beveridge (1942), que promulgó la
desmercantilización de los servicios sociales y la universalidad,
uniformidad y unidad de la protección social. Por otro lado, los países
anglosajones (Estados Unidos, Australia y el Reino Unido) instauraron
regímenes conocidos como liberales o residuales, caracterizados por el
predominante papel del mercado, la individualización de los riesgos y la
implementación de programas de asistencia restringidos a los grupos más
pobres (Esping-Andersen, 1990, 1999, 2001).

En América Latina no se conformaron EB a la manera europea sino


más bien modelos particulares de regímenes de bienestar y de sistemas
de protección social. Estas materializaciones se reflejaron en la cobertura
poblacional, la oferta de servicios y en el tipo de estructuras constituidas.
La institucionalización de los sistemas de protección social en la región se
remonta a los años cuarenta. 
Por su parte la calidad de vida cubre todos los aspectos de la vida,
tal y como son experimentados por los individuos. Comprende tanto la
satisfacción material de las necesidades como los aspectos de la vida
relacionados con el desarrollo personal, la autorrealización y un
ecosistema equilibrado. Incluye aspectos tales como salud, matrimonio,
familia, trabajo, vivienda, situación financiera, oportunidades educativas,
autoestima, creatividad, competencia, sentido de pertenencia a ciertas
instituciones y confianza en otros. Los indicadores de calidad de vida
todos aquellos que se refieren al nivel y/o a la forma en que se satisfacen
determinadas necesidades en un núcleo social concreto (familia, hogar,
ciudad, región, país, etc.)

En este sentido las políticas sociales se encuadran dentro de las


políticas públicas, disciplina de estudio de la ciencia política. Pero estas
están destinadas a corregir deficiencias palpables en la sociedad. Se
trata, por tanto, de detectar problemas en algún grupo social y, en
consecuencia, desarrollar una política que palie, mitigue y beneficie a tal
grupo. Con el fin de que este abandone la posición de discriminación o
inferioridad con la que contaban al principio.

También podemos definir la política social como aquella encargada


de impulsar y proveer de servicios sociales a la población. Es decir,
el Estado de bienestar y muchos otros tipos de configuración estatal
proveen de servicios públicos a los ciudadanos, financiados a través de
los impuestos. Pues la encargada de detectar qué servicio implementar,
su estudio, su desarrollo, su implantación y su evaluación es la política
social. Pero, además, hay que destacar que las políticas sociales no solo
ofertan servicios tangibles a la ciudadanía, como puede ser la atención
hospitalaria o la prestación por desempleo. Hablamos también de
medidas, como por ejemplo, contra el racismo o la homofobia, destinadas
al fomento del respeto a dichas comunidades.

Para abordar los enfoques de politica social se selecciona el de


Sonia Fleury, quien también propone unos tipos ideales de protección
social que le sirven como referencia para analizar los procesos de la
región hasta finales de los años ochenta. “En esta tipología, además de
los elementos ideológicos y valorativos que están en la base de los
sistemas, se señalan los elementos organizativos e institucionales que
viabilizan la implementación de las opciones políticas adoptadas en cada
caso" (Fleury, 2002: 6).

El primero de los tipos propuestos por la autora es la asistencia


social, que se relaciona con las características del régimen liberal
residual. El segundo es el modelo de seguro social, que se relaciona con
los regímenes conservadores o duales, y el tercero es el denominado de
seguridad social, el cual equipara con los principios social-demócratas o
del universalismo estratificado.

La Estructura del Sistema de Seguridad Social Integral como


conjunto orgánico, interrelacionado e interdependiente de regímenes de
protección social, está organizado en subsistemas y es un servicio público
de afiliación obligatoria para cada trabajador y de carácter contributivo.

El órgano de dirección del Sistema de Seguridad Social Integral es


el Ministerio del Trabajo, teniendo como marco legal la Ley Orgánica del
Sistema de Seguridad Social y las leyes especiales que rigen los
diferentes subsistemas, sin menoscabo de las competencias concurrentes
de los Ministerios u otros entes de supervisión y control.

Finalmente los regímenes de seguridad social en Vnezuela son:

Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat, Régimen Prestacional


de Seguridad y Salud en el Trabajo, Régimen Prestacional de Empleo,
Régimen Prestacional de Pensiones y Otras Asignaciones Económicas,
Régimen Prestacional de Servicios Sociales al Adulto Mayor y Otras
Categorías de Personas, Régimen Prestacional de Salud. Todos
especificados en la LOSS y en la Ley Orgánica del Seguros Social, y la
Ley Orgánica del Trabajo
Referencias Bibliográficas

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