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Los Objetivos en el proceso de investigación.

Aplicaciones Prácticas Básicas.

Material de Cátedra
Metodologías y Gestión de la Investigación en Psicología
UNR

La investigación científica es definida como un proceso de construcción de conocimiento


científico, que parte de la identificación de una situación problemática y la formulación de
un problema de investigación, siguiendo una metodología específica para dar respuesta a la
pregunta que inicia el proceso. En este sentido, los objetivos servirán de guía para el
trabajo de investigación, indicando las operaciones cognitivas para la medición de las
variables en juego y los resultados cognoscitivos que se pretenden alcanzar con la misma.
En el camino de construcción de conocimiento las hipótesis que el investigador formule,
serán las respuestas tentativas a aquella pregunta inicial y por lo tanto orientarán la
realización de los siguientes momentos de la investigación. En el caso en que el
investigador no formule hipótesis, los objetivos propuestos son los que guiarán las etapas
posteriores del proceso.
La metodología de la investigación no es una disciplina prescriptiva, es decir no brinda
recetas para la realización del proceso, sino que en cada etapa del mismo al investigador lo
guía una pregunta. En la fase de la formulación del problema la pregunta es ¿Qué
investigo? mientras que la pregunta que lo guía en la escritura de los objetivos es ¿Para qué
investigo?
Con la formulación del problema de investigación dejamos establecido claramente qué
deseamos investigar de un fenómeno de estudio; y mediante la formulación de los objetivos
definimos “el producto o resultado que se espera alcanzar con la investigación” (Ynoub,
2014, pág. 217). Por lo tanto, debe haber una consistencia lógica entre la pregunta y los
objetivos, esto quiere decir que las mismas variables o categorías conceptuales que
definimos en la pregunta de investigación deben reflejarse en los objetivos planteados. Así,
éstos serán un soporte importante ya que definirán las operaciones cognitivas que el
investigador efectuará para dar respuesta a su pregunta de investigación. La respuesta al
problema de investigación siempre apunta a la producción de algún tipo de conocimiento y
es por ese motivo que los objetivos se formulan siempre como productos de tipo
cognoscitivo.
Resulta importante en este punto introducir uno de los criterios utilizados para la
clasificación de las investigaciones. En efecto las investigaciones pueden ser clasificadas
desde diferentes puntos de vista o criterios; uno de ellos es, según el tipo de conocimientos
que aspira a producir (es decir según los objetivos que se propone).
Brevemente diremos que pueden distinguirse investigaciones exploratorias, descriptivas,
explicativas e interpretativas
Las investigaciones exploratorias se proponen una primera aproximación a un objeto que
no ha sido suficientemente estudiado. Comúnmente constituyen una etapa previa de una
investigación futura y consisten en identificar algún fenómeno o acontecimiento del que se
tiene escasa información. Producen conocimiento de escasa profundidad.
Las Investigaciones descriptivas, por su parte, buscan profundizar conocimientos sobre
hechos, fenómenos o acontecimientos que ya han sido identificados previamente y aspiran
a alcanzar una caracterización más detallada del objeto de estudio.
Las investigaciones explicativas, en tanto, están orientadas a determinar relaciones
(causales o no causales) entre distintos aspectos del fenómeno. En ellas es necesaria la
formulación de una hipótesis que será contrastada con la realidad para ser verificada o
refutada.
Las investigaciones interpretativas, también aspiran a analizar relaciones entre aspectos
de un fenómeno, pero no desde una vinculación material, sino significante. Es decir,
producir un nuevo texto cuyo sentido surja de los modelos o teorías que orientan el proceso
de investigación.
En función del grado y tipo de conocimiento que se pretende lograr (exploratorio,
descriptivo, explicativo o interpretativo), el investigador definirá el o los objetivos
generales que orientarán el proceso. Ahora bien, describir, explicar, explorar o interpretar
¿qué cosa? Lo que fue planteado en la pregunta investigación. Lo mismo, pero trasladado al
objetivo. Es decir, el objetivo general de la investigación contempla el núcleo cognoscitivo
que ésta espera construir, según las funciones cognitivas planteadas. Se trata de un nivel
conceptual, abstracto, teórico.
Es importante diferenciar el objetivo general que se persigue en una investigación de las
metas y de los propósitos de la misma.
Una meta es también un fin que se pretende alcanzar, en el caso de una investigación la
meta siempre será responder a la pregunta formulada inicialmente, mientras que los
objetivos serán los productos o los medios que harán posible el cumplimiento de la meta.
Es por eso poco adecuado el uso de verbos tales como investigar, resolver, dar respuesta,
etc., que apuntan a metas y no a objetivos.
Por su parte, el propósito se encuentra directamente asociado a los fines que persigue la
investigación, a los valores que la motivan. Expresan el deseo del investigador en términos
de contribución a su disciplina o a un contexto social específico. En ese sentido no resulta
adecuado el uso de verbos tales como contribuir a, mejorar, promover, prevenir, etc., que
aluden claramente a propósitos y no a objetivos. Cabe destacar que el investigador no
puede hacerse responsable del cumplimiento del propósito ya que éste lo excede y está
fuera de su alcance y condicionado por múltiples factores; pero si es responsable del
cumplimiento de los objetivos.
Como se dijo anteriormente, el objetivo general tiene un nivel conceptual/abstracto/teórico,
por lo tanto es necesario que el investigador enuncie objetivos específicos en los que lo
desagregará; entonces, los objetivos específicos son considerados como las
operacionalizaciones del objetivo general. Esto significa que los objetivos específicos son
las operaciones necesarias y suficientes para alcanzar el objetivo general. Cuando se
cumplan los objetivos específicos, se logrará el objetivo general. Con el fin de mantener la
consistencia lógica del proceso de investigación, cuando se formulan los objetivos
específicos no puede omitirse ninguna dimensión ni aparecer ninguna nueva respecto de la
pregunta que fue planteada como problema de investigación.
En este proceso de desagregación del objetivo general, el investigador define cuántos
objetivos específicos serán necesarios y suficientes para dar cuenta del mismo. Esta
formulación atenderá a cada una de las dimensiones que involucre el problema de
investigación y cada una de las relaciones planteadas entre ellas.
Si decimos que los objetivos específicos deben ser condición necesaria y suficiente para el
logro del objetivo general (lo que en lógica se le llama bicondicionalidad y en matemática
doble implicancia (si y solo sí)); es importante aclarar sus conceptos.
Llamamos condición necesaria a aquella que no puede faltar para que el fenómeno ocurra,
pero que su presencia no determina por sí misma el fenómeno. Veámoslo en un ejemplo:
“para aprobar una asignatura, debo leer toda la bibliografía de la misma”. Podemos
observar que sin dudas es necesario leer la bibliografía, pero sin embargo no es suficiente
ya que podría no aprobar a pesar de haber leído la bibliografía de la misma. Es decir que se
trata de una condición necesaria pero no suficiente ya que no funciona la doble implicancia.
Por su parte, llamamos condición suficiente a aquella cuya sola presencia determina el
fenómeno, pero que sin embargo podría no estar presente. Por ejemplo: “si está nevando,
entonces hace frío”. Aquí observamos que la simple presencia de la nieve determina que
haga frío, pero sin embargo no es necesaria ya que podría hacer frío sin que por ello tenga
que nevar, solo hacen falta bajas temperaturas. Se trata de una condición suficiente pero no
necesaria; tampoco funciona la doble implicancia.
Finalmente, si se plantea por ejemplo: “si no respira, entonces está muerto”. Podemos ver
aquí la doble implicancia, es decir que para estar muerto es necesario no respirar, pero a su
vez no respirar determina que la persona está muerta. Por lo tanto en este caso, nos
encontramos con una condición necesaria y suficiente al mismo tiempo.
Volviendo a la relación de necesariedad y suficiencia de los objetivos específicos respecto
del objetivo general, puede decirse que cada uno de los objetivos específicos es necesario
para el logro del objetivo general, aunque no lo determine (es decir que se trata de una
operación que no puede faltar); pero a su vez todos los objetivos específicos en su conjunto
deben ser suficientes para el logro del objetivo general (es decir que contienen todas las
operaciones que lo determinan).
En función de lo mencionado anteriormente el investigador deberá preguntarse si la
cantidad de objetivos específicos formulados cumple la condición de necesariedad y
suficiencia para alcanzar el objetivo general.
Retomando la concepción de los objetivos como guías en la investigación, los objetivos
específicos cumplen su papel en un nivel empírico de la misma. Es por ello, que
especifican las estrategias empíricas que ordenan el proceso para abordar cada una de las
variables expresadas en el objetivo general.
Es necesario distinguir los objetivos específicos de las actividades que se realizarán. Las
actividades son los medios, los procedimientos, las acciones concretas que se llevarán a
cabo; mientras que los objetivos implican las operaciones cognitivas que involucran
procesos mentales de generación y apropiación de datos. En la enunciación de los objetivos
se tiende a confundir ambos conceptos, mientras que los objetivos expresan los resultados
anhelados en la investigación, en términos de procesos cognitivos que se efectuarán sobre
las variables contenidas en el objetivo general; las actividades son las acciones o
procedimientos concretos que permitirán el logro de los mismos. Por ese motivo no es
adecuado el uso de verbos tales como observar, medir, aplicar, etc., que claramente remiten
a actividades y no a objetivos.
Teniendo en cuenta las pautas generales que hemos mencionado, daremos algunas
aplicaciones prácticas básicas para la redacción de los objetivos.
Los objetivos, tanto generales como específicos, se formulan en términos afirmativos,
comenzando la enunciación con un verbo en infinitivo, y garantizando que el mismo
sostenga una coherencia lógica con la pregunta de investigación. En cuanto a los objetivos
generales, el verbo que utilicemos para su formulación, responde al nivel de conocimiento
que queremos generar. Mientras que en el caso de los objetivos específicos, éstos referirán
a cada operación cognitiva que se requiera para dar cumplimiento al general. La siguiente
tabla, se brinda a modo de ejemplo teniendo en cuenta el nivel de complejidad
cognoscitiva.

TIPO DE OBJETIVO GENERAL OBJETIVOS


INVESTIGACIÓN ESPECÍFICOS
Exploratoria Explorar ● Identificar
● Indagar
● Conocer
● Develar
● Bosquejar
● Enumerar
Descriptiva Describir ● Caracterizar
● Comparar
● Tipificar
● Clasificar
● Reseñar
● Distinguir
Explicativa Explicar ● Determinar
● Inferir
● Establecer
relaciones
● Analizar
● Demostrar
Interpretativa Interpretar ● Comprender
● Analizar
● Tensionar
● Desocultar
● Interpelar
● Deconstruir

A continuación, proponemos un cuadro con la estructura básica de los componentes de los


objetivos de investigación.

VERBO VARIABLE UNIDAD DE DELIMITACIÓN


ANÁLISIS

Operación cognitiva Atributos o Sujetos o Entidades Delimitación de


Dimensiones sobre los que se contexto y
producirá condiciones de la
conocimiento. investigación

Dada su función organizadora la formulación de los objetivos debe ser coherente con el
resto de los componentes del proceso de investigación. Es por ello que esta etapa es
determinante para las futuras decisiones que toma el investigador en las sucesivas fases.
Finalmente, y a modo de síntesis es importante tener en cuenta que:
- Los objetivos deben ser claros y precisos en su formulación y deben guardar coherencia
con los conceptos utilizados en el problema planteado y con el cuerpo teórico adoptado.
- Los objetivos deben ser factibles y viables, acordes a los recursos con los cuales se
cuenta en términos materiales, temporales, de acceso a fuentes y respeto por los principios
éticos.
- Los objetivos deben ser medibles y evaluables, es decir formulados de tal manera que al
finalizar la investigación pueda analizarse si se han cumplido en forma parcial o total.
- Los objetivos deben ser coherentes entre sí y con los restantes componentes de la fase; es
decir que en su formulación deben contemplarse las mismas categorías conceptuales
(variables) que en el problema y además cada objetivo específico debe ser un componente
que posibilite el logro del objetivo general.

R. Gómez Alonso – D. Martínez – L. Mordini – A. Muñoz – I. Pereson

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