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d Social
PROGRAMA
MÓDULO 1:
Preliminares. La acción humana. El valor en general.
MÓDULO 2:
La norma próxima. La norma suprema. La universalidad de las normas. La ley. El derecho y la
justicia.
1- La razón como norma próxima. 2. La naturaleza humana como fundamento objetivo. 3. La razón
abierta al Absoluto. 4. La razón abierta al amor. 5. Razones en contra. 6. La universalidad del
primer principio. 7. La cuestión de las “determinaciones” del primer principio. 8. La aparente
variación de la ley moral. 9. El conocimiento de la ley natural. 10. Observaciones finales. 11.
Introducción y nexo. 12. La definición clásica de ley: Santo Tomás y Suárez. 13. La división
tradicional de las leyes. 13. Definición y significaciones del Derecho. 14. La justicia. 15. La
relación jurídica; correlación entre derecho y deber. 16. Propiedades del derecho.
MÓDULO 3:
El fenómeno de la corrupción en perspectiva ética.
1.1. ¿Qué es la corrupción para la reflexión ética? 1.2. La distancia entre las leyes y las costumbres.
1.2.1. Dicotomía entre la justicia y el bienestar. 1.2.2. La ley formal carece de contenido concreto.
1.2.3. En la toma de decisiones cotidianas no basta con que uno se pregunte sí está cumpliendo la
ley, o si no la está contradiciendo. 1.3. El orden ético del estado de derecho.
MÓDULO 4.
Concepto de Responsabilidad Social. La responsabilidad social implica asumir de manera ética
las interacciones de la institución.
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1.1. Responsabilidad social dentro de un proyecto de no exclusión. 1.2. La gestión ética: unos
medios. 1.3 La autorregulación ética. 1.4. Responsabilidad. 1.5. Evaluación social. 2.1. En cuanto a
instituciones. 2.2. Con el Estado. 2.3. Con otras instituciones. 2.4. Con la comunidad. 2.5. Con los
directivos. 2.6. Con los empleados. 2.7. Con los contratistas. 2.8. Con el medio ambiente.
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MODULO 1
Preliminares. La acción humana. El valor en general.
A alguna Ética porque ésta es, por definición, una instancia normativa de la razón que se propone
rectificar los actos humanos orientándolos hacia el bien. No se atreve a volver a la Religión- la
verdadera normativa fundamental-, dado el hecho del pluralismo de creencias, lo que impediría una
base común, aunque fuera mínima.
La cuestión se agudiza si consideramos las repercusiones del fenómeno en el orden social. La
tecnociencia pura se manifiesta como un poder no equitativo. Por ejemplo, "las tecnologías
aplicadas a la alimentación han aumentado grandemente la producción, pero no han garantizado el
reparto a todos: vivimos tranquilamente el escándalo de que, sobrando alimentos, miles y miles de
personas mueran de hambre. No hay que pedir a la tecnociencia lo que depende de la organización
de las sociedades humanas. Y es cierto, no puede separarse a la primera de su gestión por los
poderes políticos y económicos. Por eso los problemas se trasladan ahora a estos poderes, pidiendo
de nuevo ayuda a la ética para que los controle y oriente."
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ciencia práctica, no solamente porque trata de la "praxis" humana, sino porque se propone
ordenarla rectamente.
Así, no es suficiente para el moralista describir las costumbres, sino que las ha de juzgar y dirigir,
por eso propone reglas de conducta, advertencias, consejos, preceptos para "bien vivir".
Notemos: no se trata de poder indicar qué y cómo hay que obrar en cada caso particular, pues esto
pertenece más a la prudencia; se trata de rectificar el juicio del intelecto (y por esto es propiamente
"ciencia"), proponiéndose siempre rectificar la acción por la inteligencia previamente rectificada,
porque la acción no puede juzgarse recta o no recta, a no ser que se ponga la pre-inteligencia de
alguna orientación o dirección como exigencia práctica.
----- La ética es la ciencia categóricamente normativa de los actos humanos, según la luz natural de
la razón. Utilizando la distinción clásica podemos también decir que su objeto material son los actos
humanos (las acciones libremente realizadas por el hombre); su objeto formal son esos actos en
cuanto honestos, o sea, en cuanto poseedores de valor moral y sometidos a una norma imperativa
----- La ética es la ciencia normativa de los actos humano que no consiste solamente en el arte del
buen vivir feliz, sino que implica la obligación absoluta o categórica: es ciencia categóricamente
normativa.
LA ACCION HUMANA
1- Actos humanos y actos del hombre Juan Pablo II, Sobre el valor personal del acto
Hay que tener por claro, que el único capaz de conferir un valor humano como premisa para la comprensión
moral pleno a un accionar, es la persona misma. También de su valor ético: "El planteamiento
debemos tener claro, que la ética tiene como uno de sus objetos tradicional distinguía el voluntario perfecto del
prioritarios el estudio de la relación entre persona y acto humano. voluntario imperfecto. El término “voluntario”
indicaba la voluntad como facultad de la cual
--En efecto, siendo el humano "espiritual" está abierto a lo dependen los actos". Nosotros más bien
absoluto del ser y del bien, por su capacidad de conocer y de "vinculamos el acto y su cumplimiento a la
amar todo lo que existe, trascendiendo cualquier limitación persona, y no rechazamos aquel
parcial. Al no poder ser determinado por ningún bien finito, goza planteamiento que realiza la persona, sino
del dominio de su acto, pudiendo decidir por sí mismo desde el que sólo intentamos completarlo, es decir,
centro de su persona. --Por consiguiente, serán actos cómo meditar sobre él hasta el fondo. Pues la
voluntad, en cuanto facultad, está inserta en
verdaderamente "humanos" aquellos de los cuales el hombre
la persona, en su autodeterminación, a través
es dueño, ejercidos por el hombre en cuanto dotado de razón y de de la cual la persona revela su propia
libre albedrío este, ósea, acto humano será aquel que ejerza a estructura." Así podemos "comprender mejor
través de la razón gozando del libre albedrio. En cambio, serán los valores éticos en su estrecha
actos "del hombre" aquellos puestos sin dominio específico correspondencia con la persona y con todo
humano, bajo el impulso de alguna necesidad natural. En “el mundo de la persona”
efecto, el hombre no siempre actúa de manera específicamente
humana, pues a veces emanan de nosotros ciertos actos que nos son comunes con los animales y los
vegetales.
--Ahora bien, conviene advertir que, en la vida concreta de cada uno, las cosas no se dan
"separadas" de un modo netamente definible. "No hay nunca acto humano concreto que sea pura y
simplemente libre. Y a la inversa, muy pocos actos del hombre son de hecho sólo actos del hombre,
porque la libertad penetra y colorea la mayor parte de nuestros comportamientos, incluso
involuntarios. En suma, la libertad es demasiado compleja para entrar en el marco de una distinción
tan elemental.
-- el hombre está vinculado incondicionalmente al deber de practicar el bien y evitar el mal. La
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Ética que nos dice: "porque eres un hombre debes obrar como corresponde a un ser humano", se
está refiriendo a las acciones libremente realizadas por el hombre, en cuanto esos actos son
"honestos ", es decir, en cuanto son "buenos" o poseedores de "valor moral ", y en cuanto están
sometidos a una norma imperativa: tú "debes".
Analicemos una actividad cotidiana
El hombre antes de obrar (por ejemplo, antes de salir a dar un paseo) se "representa" su acción o su
obra. Tambien se la "propone intencionalmente" con su voluntad. Así, cuando quiero salir a pasear,
de tal manera me propongo la acción, que efectivamente se produzca a partir de mi voluntad,
mediante los órganos ejecutivos de mi cuerpo, o ayudado por instrumentos, si el paseo se hace en
auto, en bicicleta, etc.
Tal intención se da por causa de algo, o sea, el acto humano está "motivado'', "finalizado''. Quiero
salir a pasear, pero ¿por qué? Simplemente porque me agrada y tengo ganas; o porque me ayuda a
la salud; o porque necesito interrumpir mi trabajo agobiante. La razón está en que la voluntad se
mueve por el bien (o valor), exhibido en su objeto (osea, el bien para mi), porque el bien tiene razón
de fin. El bien es el fin que todas las cosas buscan.
El hombre, por el dinamismo de su voluntad natural, busca siempre en todas las cosas (aunque
muchas veces no "temáticamente"), como fin último su perfecta actuación, la cual suele llamarse la
felicidad. Dado que los objetos que se presentan en esta vida no pueden cumplir esa actuación
perfecta a la que se aspira, el hombre puede elegir fines para sí optando ser movido por tal o cual
valor, determinando el mismo juicio por el cual juzga acerca del valor. Por esto, el hombre tiene
libre albedrío, o sea, es dueño de su acto. (ejemplo, yo se que si juego un partido perfecto voy a ser
feliz, pero también se que no voy a jugar un partido perfecto, asi que el motivo para jugar dicho
partido, no va ser porque soy feliz, va a ser porque voy a divertirme u otro)
Notemos que la libertad no se agota en la elección de los medios para un fin necesario, pues el
hombre es capaz de elegir el fin mismo, en cuanto pone su felicitad en esto o en aquello. Ni
tampoco toda la voluntad se define por el apetito de la felicidad.
3- Lo voluntario y lo Involuntario
Antes de abordar el tema, debemos tener en cuanto cuando un acto es libre. Sabemos que un acto
humano en cuanto dotado de razón y de libre albedrío este, bien, un acto libre será aquel mas
humano, es decir, aquel que no se ejerce por un impulso, como lo son las pasiones, intuiciones, etc.
Si no que aquellos, donde el sujeto se encuentre más lúcido, donde se ilumina y conoce al objeto,
aquel acto donde interviene el juicio.
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Existen dos tipos de voluntarios, el voluntario directo (también llamado “en si”) y el voluntario
indirecto (también llamado “en la causa”), esto lo lograremos distinguir mediante un ejemplo,
“juan quiere beber 3 vasos de vino” el voluntario directo será aquello que se intenta, en este
caso, beber tres vasos de vino, mientras que el voluntario indirecto será la causa de aquello que
se intenta, será el resultado de aquello que se intenta, en este caso, juan quería beber 3 vasos
porque quería estar ebrio, por ello será la causa y a la vez el resultado, pues los bebió y se puso
hasta el pupo.
Todo aquello que hagamos por ignorancia es un acto involuntario, por ejemplo, si estamos
jugando con una pistola que creemos que es de juguete y con el fin de jugar pero no hacer daño,
disparamos a alguien pero resulta que al final dicha pistola era de verdad, y cuando disparamos
terminamos matando a aquella persona que apuntamos, será un acto involuntario, no sabíamos
que eso mataríamos, solo queríamos jugar.
Todo lo que hagamos por miedo es una mezcla de acto voluntario e involuntario. Si bien,
tenemos claro que el miedo disminuye la libertad y voluntariedad del acto. Ejemplo: "Un barco
lleva una importante carga de un puerto a otro. A medio trayecto le sorprende una tremenda
tempestad. Parece que la única forma de salvar el barco y la tripulación es arrojar por la borda el
cargamento, que además de importante es pesado. El capitán del navío se plantea el problema
siguiente: ¿Debo tirar la mercancía o arriesgarme a capear el temporal con ella en la bodega,
esperando que el tiempo mejore o que la nave resista? Desde luego, si arroja el cargamento lo
hará porque prefiere hacer eso a afrontar el riesgo, pero sería injusto decir que “quiere tirarlo”. Lo
que de veras “quiere” es llegar a puerto con su barco, su tripulación y su mercancía: eso es lo que
más le conviene. Sin embargo, dadas las borrascosas circunstancias, prefiere salvar su v ida y la de
su tripulación a salvar la carga, por preciosa que sea."
"Si tira el cargamento por la borda, lo hace porque quiere... y a la vez sin querer."
Todo lo que hagamos por la pasión (o concupiscencia aumenta la voluntad, pero disminuye la
libertad. Por ejemplo, el hombre que arrebatado por un amor sufre adversidades para conseguir el
objeto o persona amada, hace esto con plena espontaneidad, obteniendo cierta integración de su
psiquismo (aunque sea ilusoria, si obra contra la razón). Aquí la pasión ha acrecentado la
voluntariedad, se ha obrado con más "ganas". Por la concupiscencia, la voluntad se inclina para
querer lo que desea. Por esto, la concupiscencia contribuye más a que el acto sea voluntario, que
involuntario." Habría casos en los que la concupiscencia quitara totalmente el conocimiento" como
ocurre en los que se vuelven dementes por causa de la concupiscencia; pero tampoco en estos casos
se daría lo involuntario porque en los que no tienen uso de razón no se da propiamente ni lo
voluntario, ni lo involuntario."
4- Valor general
a) El ser como fuente de valor y del bien
La inserción del hombre al mundo real, consiste en la interacción vital que tiende a
configurar el medio circundante. El hombre llega a concebir dos distintos juicios sobre
la realidad,
juicios de "ser", por los cuales se refiere objetivamente a lo que las cosas son
en sí mismas.
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juicios de "valor", por intermedio de los cuales afirma lo que las cosas son
para él, apreciando y estimando lo que "valen " para él.
Las cosas “son" y "valen", pero el valor, no se yuxtapone simplemente al ser de las
cosas, no se cierne separado y autónomo por encima de él, El valor brota del ser
mismo. Las cosas poseen una carga o densidad ontológica debido a la cual se
vuelven estimables u odiables, dignas de ser deseadas o rechazadas.
Todo ser es metafísicamente bueno, es decir, apto para ser querido, para ser amado.
Bien y amor son correlativos, una inteligencia que, por imposible, no tuviera la
noción del amor, tampoco tendría la noción del bien. Por eso se describe el bien
como "aquello que todas las cosas buscan" (o aman, o desean, o quieren).
MÓDULO 2:
La norma próxima. La norma suprema. La universalidad de las normas. La ley. El derecho y la
justicia.
1- La razón como norma próxima. 2. La naturaleza humana como fundamento objetivo. 3. La razón
abierta al Absoluto. 4. La razón abierta al amor. 5. Razones en contra. 6. La universalidad del
primer principio. 7. La cuestión de las “determinaciones” del primer principio. 8. La aparente
variación de la ley moral. 9. El conocimiento de la ley natural. 10. Observaciones finales. 11.
Introducción y nexo. 12. La definición clásica de ley: Santo Tomás y Suárez. 13. La división
tradicional de las leyes. 13. Definición y significaciones del Derecho. 14. La justicia. 15. La
relación jurídica; correlación entre derecho y deber. 16. Propiedades del derecho.
NORMA PROXIMA
La razón como norma próxima:
Somos inducidos a definir la norma a partir de la razón. Esto incluye la noción de norma entendida
como "regla", elemento que da su forma al acto libre. La norma se presenta como aquello a lo cual
el acto debe conformarse para ser moralmente bueno, como el valor objetivo que se impone a la
actividad humana.
Se pueden dar dos maneras de concebir esta función normativa objetiva de la razón respecto al valor
moral: o bien la razón es pensada como "constitutiva" formalmente del orden moral por su dictamen
o juicio; o bien la razón es concebida como meramente "manifestativa" o declarativa de los
requisitos objetivos.
Los tomistas, en general, siguiendo la primera manera, afirman que la regla de moralidad es la
"razón práctica recta", o sea la razón que está informada por la ley divina y por los principios de la
ley natural conocidos por la "sindéresis''. La razón, mientras juzga, expresa una realidad objetiva: la
ordenación al fin último, el orden esencial de las cosas, o la naturaleza humana.
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Mientras que por otro lado, dice que la razón no juzga arbitrariamente, sino dependiendo del objeto
por el cual es regulada; y entonces la razón lo que hace es "manifestar" o "declarar", promulgando
los requisitos objetivos, que en definitiva constituyen la verdadera norma.
Las dos sentencias están de acuerdo en que el dictamen de la razón es la regla próxima del
valor moral del acto, y que la naturaleza humana es el fundamento de esta regla; pero hay
una diferencia de acentuación: para la primera sentencia, el juicio de la razón es
"constitutivo" del orden moral, en cambio, para la segunda, es sólo "manifestativo".
Pequeña aclaración:
La recta razón es una regla próxima y homogénea que permite a la persona obrar moralmente. Se dice que es próxima
porque le pertenece al sujeto. No es una regla externa, aunque la educación recibida juega un papel fundamental en la
adquisición de la recta razón. La pertenencia de la recta razón a la propia persona se fundamenta en la idea de que la recta
razón es el modo como llamamos a la guía que la racionalidad presta a la voluntad en la realización de acciones
moralmente buenas.
La recta razón es el dictamen obtenido cuando la razón procede correctamente (sin error de razonamiento) según las leyes,
los principios y los fines que son propios de la razón moral en cuanto tal, sin interferencias ni presiones de ningún tipo”
discernir sobre el valor moral, del acto, que resultará bueno o malo.
La razón no dictamina arbitrariamente, sino que, juzgando, depende próximamente del mismo
orden del ser, y remotamente, de la razón divina. Porque antes de su dictamen, se dan grados en los
seres y relaciones esenciales que conllevan vestigios de la razón divina. Es decir que el orden del
ser así considerado, es lo mismo que la naturaleza considerada adecuadamente, o sea, con todas sus
relaciones, la cual puede llamarse, en consecuencia; "fundamento de la regla de la razón"
En conclusión, el valor moral del acto humano se dice según su congruencia o conveniencia
con la razón recta, la cual juzga fundándose en la naturaleza racional en cuanto tal, a la luz de
la dignidad de la persona humana.
LA NORMA SUPREMA
producir un sentido trascendente, y que no puede ser el hombre, como algo particular, como
naturaleza humana o como comunidad humana, sino únicamente Dios mismo".
La razón abierta al amor
En la Ética General, elaborando el centro del valor moral, se llega a establecer que está constituido
por el dictamen de la razón práctica, pero no de la manera formalista kantiana "En la razón, trascendente e
(el deber por el deber mismo), sino por una razón abierta a las estructuras reales inmanente a la vez, a saber, que el
del hombre y del mundo. Abriéndose así a contenidos la razón deja de ser hombre supera infinitamente al
"pura" y se orienta hacia finalidades concretas, pudiendo ser llamada razón hombre. Ella nos abre efectivamente
a lo universal, y, siendo interior a
práctica de una moral "teleológica" (de "télos"= finalidad). nosotros mismos, nos trasciende, de
En otras palabras, la razón "pura" se convierte en razón "recta'', o sea, una razón tal modo que puede hablarnos en
que se ajusta a las exigencias objetivas del ser, cuyo alcance moral promulga a imperativo desde el fondo mismo de
través de su juicio. nuestra conciencia. Y como nunca
podremos dar por terminada la
En una Ética de perspectiva teleológica, como la que estamos proponiendo, la exploración del universo de la razón
libertad se comprende esencialmente como engendrada por el "otro"; y humana, ésta es en nosotros el
principio de una exigencia inagotable,
entonces, el ideal moral correspondiente se presenta penetrado por la promoción la de vivir de una manera razonable".
del otro, es decir, el ideal de la amistad universal. La amistad (o el amor) que (A Léonard)
busca el bien del otro, sería el valor fundamental que se desprende de la
apertura de la razón humana al dinamismo de la libertad y al misterio del ser. Tratemos de explicar
algo esta tesis.
¿Qué significa "comprender la libertad como engendrada por el otro"? ¿Quién o qué es este "otro"?
La experiencia metafísica primera de todo ser humano es una experiencia de "engendramiento". El
verdadero origen de la experiencia moral humana, en consecuencia, radica, no en una serie de
principios abstractos, sino en una íntima y profunda vivencia primaria del amor.
Abriendo así la dimensión metafísica del hombre al misterio ontológico, a la generosidad del ser en
que nos bañamos, se nos da la oportunidad irrenunciable de hacer ganar en contenido vivido y
existencial a la vacía razón práctica. Y entonces, con el deber moral pasaría algo asombroso: se
convertiría en una profunda "deuda ontológica" respecto a eso "otro que ha contribuido a "donarme"
la razón y la libertad; y el deber moral estaría fundamentado en el agradecimiento a los
"donadores": mis padres, el "tú" humano en general, el misterio del ser, Dios creador. El deber
moral fundado en una real deuda ontológica
NO ENTIENDO
LA UNIVERSALIDAD DE LAS NORMAR
Razones en contra
Lo que se busca propiamente en este tema es ver si todas las reglas morales son de esa condición, o
si bajo esta aparente variedad se da una estructura ética universal que pueda ser reconocida en esta
misma variedad empírica, sin descuidar la diversidad de las circunstancias. Otra cuestión es si esas
leyes universales son realmente conocidas por todos, y en qué medida.
Santo Tomás distingue claramente estos dos aspectos cuando busca si la ley natural es la misma
para todos, ya según la "rectitud", ya según la "noticia". Que la ley es la misma según la "rectitud"
significa que ella vale "en sí" para todos, en cuanto expresa para todos el dictamen de la razón recta.
Que la ley es la misma según la "noticia'', significa que es conocida por todos.
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Debemos considerar el hecho que, las "situaciones" de los hombres son muy diferentes, en especial
si se tiene en cuenta sus disposiciones subjetivas: parece que lo que es "bueno" para uno, no lo es
para otro. Además, encontramos que las reglas éticas no son reconocidas del mismo modo por
todos. Los positivistas insisten mucho en esta diversidad y mutabilidad de los juicios éticos, según
los pueblos y los tiempos. Y muchos actos que ahora nos horrorizan, son tenidos por lícitos en
algunas culturas, más aún, son considerados como dignos de alabanza.
Por ello, los sociologistas afirman que la determinación de las reglas éticas depende de la opinión y
de la índole propia de cada sociedad; y que, por consiguiente, no se da ninguna estabilidad, ninguna
universalidad de la ética.
Desde otra perspectiva, los "existencialistas" no pueden, reconocer normas universales, ya que
tampoco reconocen la "naturaleza humana". En efecto, para ellos, la "existencia precede a la
esencia"; y el hombre se da el ser tal o cual mediante su libertad. En definitiva, para el
existencialismo, no puede determinarse universalmente cuáles son los caminos de la libertad.
La teología luterana en general, en cuanto considera a la naturaleza humana corrompida y a la razón
humana enteramente incapaz de percibir por sí misma las verdades morales y religiosas,
necesariamente rechaza también la noción de ley natural.
La universalidad como primer principio
"Hay que hacer el bien y evitar el mal".
El hombre, siempre y radicalmente, está dotado moralmente, distinguiendo las nociones del bien y
del mal.
Ya por el hecho de que el hombre está siempre dotado de razón, aunque accidentalmente no pueda
ejercerla (como los niños, los dementes, etc.): la moralidad se da, por sí, con la razón.
El primer principio ético es universal e inmutable. Toda excepción, cualquier mutación, significaría
que el hombre puede carecer de la noción de bien y de mal, o que el bien no ha de hacerse, lo que
indicaría que carece de razón y que es contradictorio.
La cuestión de las “determinaciones” del primer principio
¿Es lícito decir: tal modo de obrar siempre está prohibido; tal otro modo, en tales circunstancias
siempre ha de hacerse?
Recordemos que en el valor moral se encuentran dos aspectos: uno “formal”, a saber, la
conveniencia con la razón recta; y el otro “material”, a saber, la conveniencia con la naturaleza
humana y con el orden de las cosas: Ahora bien, la estructura del mundo ético se toma de este
segundo aspecto, cuya diversidad funda las diversas referencias a la razón. Entonces, si se da la
naturaleza humana (o racional) siempre siendo en todos la misma, presentando en todos los mismos
requisitos y con las mismas relaciones fundamentales internas y externas, esta naturaleza fundará en
todos el mismo orden de conveniencia con la razón (y por lo tanto, también de discrepancia).
Porque lo que es congruente con tales requisitos y relaciones, también será congruente con la razón
recta, y será, en sí, “bueno” (lícito o a su vez, obligatorio); y lo que discrepe, será siempre “malo”.
Y así, las mismas normas universales valdrán para todos.
Es verdad que la naturaleza humana no es como la naturaleza de la piedra o del animal, que está
postrada sólo en lo que es, y que determina enteramente la actividad del sujeto, sin que éste la pueda
trascender. Si la naturaleza" se entiende así, hay que decir que el hombre no tiene esta naturaleza
(corno Aristóteles dice del intelecto). Pero el hombre, considerado integralmente, y en cuanto tal,
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es, "en cierto modo todas las cosas" ("quodammodo omnia"), al modo humano. Es un ser finito, y
tiene cuerpo. No es ángel, ni es bestia: es espíritu, pero encarnado; es animal, pero racional. Su
libertad no es pura, sino siempre "en situación": está condicionada, y no puede ejercerse sin estos
condicionamientos. El hombre no puede querer ser intelecto sin organismo, ni ser organismo sin
intelecto.
En consecuencia, el sujeto moral "no es libre moralmente respecto a su naturaleza"; la razón recta
exige de él que satisfaga sus requisitos esenciales. Así, no es lícito, por ejemplo, suicidarse, o
mutilar sin causa proporcionada.
La aparente variación de la ley moral
Además, la naturaleza espiritual o racional no se agota en el sujeto individual: con la misma
dignidad, se encuentra en los "otros". Los otros, en una palabra, son "personas"; dignos, por lo
tanto, de respeto y de amor. Así, el odio será siempre y en todas partes malo, porque repugna a la
razón el que simplemente queramos que el otro no exista o que sea infeliz sin esperanza alguna.
¿De dónde proviene, entonces, la manifiesta variedad de los juicios y preceptos morales, según las
épocas y los pueblos? Proviene de dos tipos de causas: unas, "objetivas" y otras, "subjetivas", que
obran separadas o juntas
La causa objetiva se da en la diversidad de circunstancias, que no cambian propiamente la ley sino
su "materia". Esto es evidente en las cuestiones de derecho. Entre estas circunstancias interviene
también el modo de sentir y de valorar de la sociedad, aún más allá de la ley positiva. Así, por
ejemplo, poseemos hoy la noción de propiedad literaria o intelectual, que no había sido descubierta
antes, debido a que era otra circunstancia.
Pensemos ahora en la esclavitud: es un sistema incompatible con una naturaleza humana
plenamente evolucionada; pero en pueblos primitivos o rudos, puede ser adoptada como la solución
"menos mala" entre las entonces posibles.
Así, por ejemplo, en algunos pueblos se tiene por lícito dar muerte a los extranjeros ("alienos");
pero esto no prueba que la prohibición del homicidio no sea universal, porque en ningún lugar
vemos que sea lícito dar muerte a los otros "porque sí". Ocurre que, el extranjero, o no es
considerado "hombre'', o se lo tiene "a priori " por enemigo del propio pueblo, u ofensor de sus
propios dioses, etc., y por este título ha de ser eliminado. O sea que la excepción procede de una
falsa presunción, pero deja intacto el principio.
Advirtamos que en todos estos casos, no se cambia propiamente la ley. Siempre es verdadero
que "no debe arrebatarse lo ajeno"; pero ahora, entre las cosas ajenas que no hay que arrebatar,
incluimos el ser autor de tal obra, juntamente con los derechos consiguientes, que antes no se
incluían, por las condiciones sociales y económicas distintas.
Las leyes naturales morales "siempre valen", con tal que se las asuma con las debidas condiciones y
restricciones. Porque de cualquier caso se puede decir: si alguna vez se dan las mismas
circunstancias (consideradas enteramente todas), este modo de obrar será según la recta razón; y
éste otro contra la misma. En este sentido afirmamos que la ley natural vale siempre y en todas
partes, aun considerada según sus determinaciones.
El conocimiento de la ley natural
La causa "subjetiva" de la diversidad, se da en el conocimiento imperfecto de la ley natural o en
los errores acerca de ella: En efecto, los grandes principios de la ley natural, tan inmediatamente
fluyen de los requisitos esencial es de la naturaleza humana, que comúnmente, no pueden ser
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MÓDULO 3:
El fenómeno de la corrupción en perspectiva ética.
1.1. ¿Qué es la corrupción para la reflexión ética? 1.2. La distancia entre las leyes y las costumbres.
1.2.1. Dicotomía entre la justicia y el bienestar. 1.2.2. La ley formal carece de contenido concreto.
1.2.3. En la toma de decisiones cotidianas no basta con que uno se pregunte sí está cumpliendo la
ley, o si no la está contradiciendo. 1.3. El orden ético del estado de derecho.
públicos alcanzan para menos personas; el estado no se rige por la ley sino por
consideraciones particulares; el mercado no funciona sobre el libre juego de la oferta y la
demanda sino intervenciones del estado que genera ventajas para ciertas empresas.
La ley formal carece de contenido concreto
Dada la formalidad de las leyes que rigen las relaciones contractuales y el ámbito del
mercado, es posible justificar toda acción injusta o inmoral como un acto que cumple la ley,
o, al menos, que no la incumple. De ahí que un Estado de Derecho necesite contar con leyes
basadas en principios con contenidos concretos, como que la vida de los seres humanos
debe ser respetada o que la propiedad privada debe existir, desde los cuales las leyes tienen
parámetros concretos de exigencia.
la Constitución tiene principios concretos que expresan intenciones o puntos de llegada a
modo del deber ser de la nación; es decir, no recogen tradiciones ni costumbres de todos los
colombianos, sino que expresan el ideal de nación de los constituyentes. Por lo que tiene
aún que padecer los dilemas propios de las tensiones entre lo que existe y lo que se postula
como lo que debe llegar a ser. Dilemas que no sólo devalúan el sentido de la ley, sino que
llenan de arbitrariedad los diversos contenidos concretos por los que se puede optar en cada
contexto particular. En Colombia esto se expresa en las posiciones arbitrarias de cada uno
de los partícipes de una discusión, en la que cada cual se considera a sí mismo como
poseedor de la certeza moral, según la cual es correcto lo que por sí mismo determine. Esta
es otra expresión de la arbitrariedad, y expresa un elemento esencial dentro de la
configuración ética de una sociedad: la eticidad exige la libertad personal, sin la cual nunca
podrá hablarse de bien común. No obstante, cuando la posición personal no expresa más
que perspectivas puramente particulares que no son conciliables con los otros, entonces
aparece la arbitrariedad, entendida como una posición injustificable en una discusión que
por principio busca la confrontación de razones.
No obstante, estas reglas universales siempre han convivido con las costumbres políticas
reales, que configuraron una sociedad dividida en estamentos. Como resultado, las
instituciones políticas crearon regulaciones de carácter universal, pero el gobierno real se ha
hecho a favor de los estamentos que detentan el poder religioso, económico o político.
En la población existe una moral marcada fuertemente por la familia y las amistades, con
un alto sentido de lo comunitario, unos criterios morales de orígenes familiares o
religiosos, siempre particulares y relativamente comunitarios, una gran valoración de las
personas y de las celebraciones festivas, todo esto unido muchas veces a un universo no
conceptual y abstracto, sino simbólico y mágico. Son valores propios de esta moralidad la
solidaridad, la lealtad, la generosidad y la gratuidad.
El efecto del encuentro de estas dos moralidades es que bajo el manto formal del Estado de
Derecho se esconde una red de conexiones familiares, clientelares, gremiales, amistosas que
alteran completamente el funcionamiento del sistema legal. No es que no haya legalidad y
nos dirijamos al caos, es que la sociedad funciona según unas leyes distintas a los
códigos: leyes no universales, sino resultado de la imbricación de sistemas particulares
de relaciones y preferencias.
Como resultado, las personas son desiguales ante la ley y frente a las instituciones
públicas: El derecho de una persona se ve pospuesto o desechado por el poder ejercido
por otra persona que se halla mejor situada, porque tiene un amigo o es del mismo
partido, etc. Estas redes de relaciones se suelen emplear en beneficio de los intereses
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Gonzáles Fabre llama a esta dualidad “el carácter abstracto de la vida pública”. Se refiere a
la ausencia de mediaciones que garanticen la efectividad de los derechos universales.
Aunque esta es una función propia del Estado moderno de derecho, en América Latina no
se ha logrado aún la constitución de este tipo de Estado, y hay que preguntarse si en lugar
de copiar el modelo moderno de Estado, no pudiésemos orientarnos hacia la construcción
de un Estado más acorde con las tradiciones y aspiraciones de las mayorías.
La vida pública, y por tanto, la sociedad civil, está conformada por redes de relaciones
personales, primarias, y no ha constituido reglas de imparcialidad. La vida pública no se
regula por criterios universales, sino por los vínculos entre las personas, de manera que
seguir criterios de imparcialidad y no favorecer o preferir a los amigos, nos resulta casi
inmoral.
Prevenir la corrupción y generar procesos para reducirla es, sin duda, el camino necesario
para la constitución de un Estado moderno de derecho y de una economía de mercado
eficiente en Colombia, que garanticen los derechos y ofrezcan unos bienes de calidad, para
resolver las necesidades de todos sin exclusiones. En ese sentido, la prevención de la
corrupción debe insistir en la necesidad de diferenciar los ámbitos de la vida: la esfera
privada se rige por relaciones de afecto y amistad; pero lo público debe construirse desde
reglas de justicia imparcial, que aseguren los derechos a todos los ciudadanos de manera
equitativa.
En la toma de decisiones cotidianas, no basta con que uno se pregunte sí está cumpliendo
la ley, o sí no la está contradiciendo
La relación de los individuos con el Estado es completamente distinta: cada uno se forma y
educa dentro de un Estado de manera que aprende las costumbres y pautas de ese
contexto instituido; los miembros de un Estado de Derecho han sido educados para el
ejercicio de una autonomía que se traduce en formas de actuar según leyes y principios
razonables.
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MÓDULO 4.
Concepto de Responsabilidad Social. La responsabilidad social implica asumir de manera ética
las interacciones de la institución.
1.1. Responsabilidad social dentro de un proyecto de no exclusión. 1.2. La gestión ética: unos
medios. 1.3 La autorregulación ética. 1.4. Responsabilidad. 1.5. Evaluación social. 2.1. En cuanto a
instituciones. 2.2. Con el Estado. 2.3. Con otras instituciones. 2.4. Con la comunidad. 2.5. Con los
directivos. 2.6. Con los empleados. 2.7. Con los contratistas. 2.8. Con el medio ambiente.
Las organizaciones son agentes. Hacer una propuesta sobre la Responsabilidad Social significa
reconocer que las organizaciones actúan en contextos sociales específicos con un poder y unos
efectos específicos. Por su poder, las empresas e instituciones pueden contribuir al incremento de la
exclusión o a una creciente democratización que se oriente a hacer viable nuestra sociedad en el
contexto global.
¿Qué es la responsabilidad social? es la respuesta que da un agente moral, ya se trate de una
persona o de una institución a los efectos e implicaciones de sus acciones.
Las instituciones operan en el marco de sistemas socioeconómicos del que depende su lógica de
funcionamiento, y al mismo tiempo, estos sistemas socioeconómicos sólo existen gracias a las
empresas e instituciones. Así, la acción de cada organización puede intervenir en dicho sistema. Si
bien las decisiones de una organización tienen un margen de efectos imprevisibles, que dependen de
los diversos procesos sociales, políticos y económicos, los agentes que toman las decisiones tienen
en su poder la manera de incidir en sus propias relaciones, ya que cada organización está constituida
por interacciones internas y externas. Las instituciones son responsables en todas sus interacciones.
La institución opera dentro del entorno social, como agente con una responsabilidad indelegable
referida a la producción de bienes o servicios, cumpliendo un servicio social necesario para el
desarrollo humano del país. Además, en su propio dinamismo interno la institución también tiene
responsabilidades. Dicha responsabilidad social implica discutir cuáles son los fines propios de cada
institución como también el tipo de bien en juego.
Así, esta idea de Responsabilidad social, exige considerar a la sociedad, como beneficiadas o
perjudicadas por las decisiones de las instituciones.
Tomando el caso de Colombia
Ante la situación del país, los proyectos institucionales pueden estar encaminados a promover el
desarrollo humano, dentro de la orientación hacia la construcción de un Proyecto de país que sea
viable a largo plazo. La noción de responsabilidad invita a considerar y evaluar los efectos de las
acciones de las instituciones que incidieron para quedar como la actual sociedad colombiana, asi se
responsabilizan del destino de la nación.
Las organizaciones están orientadas a prestar un servicio público, bien sea a través productos o
servicios de calidad. De esta manera su legitimidad se encuentra en la eficiencia y calidad con que
prestan sus servicios, dentro de un marco de valores compartidos que promuevan el bien común y la
vida en condiciones dignas de las personas concretas con que se relaciona.
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Si una organización sólo se ve como negocio, productivo y competitivo en los términos del
mercado, habrá abandonado sus fines sociales legítimos por desconocimiento.
A todas las organizaciones desde la ética, lo mínimo que se pide es que cumplan la ley, ya que estas
funcionan como una “ética codificada”, que formaliza ciertas expectativas sobre las decisiones,
acciones y prácticas organizacionales. Sirviendo como señales que indican en dónde reside la mala
actuación, pero no ayudan a evitarla. Para evitarlo hay que promover el cambio de cultura, cuyo
posible resultado será la creación de nuevos hábitos y formas de acción, orientados hacia el bien
común y el incremento de la calidad de vida de toda la sociedad.
Si una institución quiere destacarse por su Responsabilidad Social puede promover el desarrollo
humano de las comunidades con que interactúan, al menos en dos sentidos: teniendo precaución
para no generar impactos negativos en la sociedad o el ambiente, e incrementando la calidad de vida
de las personas y comunidades.
Un Proyecto de responsabilidad social de una institución se encuadra en un proceso de discusión y
promoción de alternativas de largo plazo para la construcción del país. Esto supone: PAG 93 – 94
completo
Reconstruir los vínculos de las personas entre sí y entre ellas a símbolos y sentidos
compartidos.
Construir una sociedad civil articulada.
Discutir y poner los medios necesarios para construir un proyecto de Estado que asegure la
gobernabilidad por la participación efectiva.
La Responsabilidad Social implica reconstruir el carácter cívico y social de las empresas y de las
instituciones.
La reparación de las víctimas reales y el examen cuidadoso y participativo para evitar la generación
de nuevas víctimas potenciales puede movilizar la solidaridad institucional, pues es claro que no
hay empresas viables en medio de un país hundido en la catástrofe. Y la prioridad de las acciones
que han de emprender las diversas empresas e instituciones para dar cuerpo al proyecto de Estado
para una sociedad no excluyente, a la construcción de la sociedad civil y a la conformación de
vínculos sociales
La responsabilidad con el destino de las propias empresas e instituciones exige construir una
sociedad sin exclusión, que sea viable a largo plazo en un contexto global que tenga futuro.
identificación con los fines y valores empresariales, lo que genera un ambiente de fuerte
motivación.
Comunicación y gestión del cambio organizacional
La cultura concreta las grandes orientaciones de las empresas en valores, que a su vez se traducen
en actitudes y hábitos definidos y buscados conscientemente. Por la cultura, la empresa se
constituye en comunidad ética, con valores comunes y un sentido de vinculación, identidad y
pertenencia.
Orientadas por una nueva cultura ética, las empresas pueden obrar como actores sociales
responsables, haciendo contribuciones positivas a los mejores intereses de las comunidades con las
cuales interactúan, y haciendo posible que sus miembros reconozcan, valoren y actúen según los
valores comunes.