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CLAVE: 20MSU0074U
AXIOLOGÍA
4º. CUATRIMESTRE
b) Virtud:
Disposición a hacer el bien que se adquiere con la práctica, lo decisivo no
es el aprender sino poner en acción todo aquello que ya conocemos.
Existen diversas virtudes:
- Aristotélica: Virtudes del intelecto, relacionadas con el carácter
- Platónica: prudencia, justicia, templanza hacia una felicidad natural.
-Teologales: fe, esperanza y caridad.
c) Valores:
Son utilizados para llegar a un fin único, es la medida en que se valora a las
personas y quieren alcanzar la felicidad. Sin lugar a duda se concretan al
llevarse a cabo, pero a su vez exigen creatividad tanto personal como a nivel
social.
d) Ética y Religión:
Todas las religiones proponen buenos ideales, originando los
planteamientos morales. Por estos se refiere a llevar a la acción los valores.
Sin lugar a duda es indispensable poner en práctica cada uno de estos
elementos, la ética nos señala el camino y es decisión propia ponerlo en
acción. Los valores, las virtudes y las religiones nos señalan la importancia
de no solo conocer lo indispensable para ser felices, sino que para alcanzarlo
debemos embellecer lo lindo de nuestras palabras con nuestras acciones.
Conviene aclarar otro concepto moral que de algún modo media entre el
finalismo y el deber y que es precisamente el concepto de ley natural.
A) Ley natural / Iusnaturalismo:
Podría decirse que las teorías de la ley natural son teorías que se
encuentran lo normativo en el finalismo de nuestra naturaleza. Inicialmente
la naturaleza se encontrará fines que se convierten en orientación normativa
para nosotros, en deberes. Posteriormente, con el comienzo de la
modernidad, en nuestra naturaleza se encontrarán cualidades que implican
derechos, esto es, que los otros tengan deberes hacia nosotros. Se dan así
dos iusnaturalismos, el primero más bien teleológico y el segundo
propiamente deontológico. El concepto de ley natural se muestra de ese
modo mediador entre uno y otro enfoque por dos razones: porqué en su
primera versión encuentra el deber en los fines naturales; y por qué es un
concepto que evolución de la centralidad del fin a la del derecho.
Estas son las ambigüedades de una palabra que suele usarse para recubrir
ambas versiones: iusnaturalismo, en la que ius primero es más bien “ley”
natural y luego más bien “derechos” naturales.
Para comprenderla adecuadamente hay que distinguir, para empezar entre
su aplicación a los seres inertes y a los seres vivos: en los primeros hay solo
caracteres actuales, en los segundos están implicadas diversas virtualidades
que se actualizan progresivamente, desde la conexión que se estable entre
el dinamismo interno de acorde con su naturaleza y su relación con el medio.
La ley natural (moral/derecho), como toda ley debe ser dada por quien posee
el poder correspondiente. Si esta depende de la esencia de las cosas, quien
tiene el poder es el que ha creado las cosas, es decir la ley natural proviene
de Dios como creador.
Según Tomás de Aquino, la ley natural es la participación de la ley externa
en la criatura racional. Su carácter obligatorio se deriva en la última instancia
de la voluntad de Dios.
Los principios más generales de la ley natural son:
- Hay que hacer el bien y evitar el mal. Este primer precepto puede ser
especificado luego en un orden concreto de preceptos que comprende la
conservación de la vida, las relaciones sexuales, la educación de la prole,
ósea, lo que la naturaleza ha enseñado a todos los animales.
- Precisamente, respecto a la vida en sociedades hay que tener presente
que el objetivo de las leyes humanas que se promulguen debe ser el bien
común.
- Por último diversos pensadores ven el decálogo bíblico el conjunto de
normas-principios de convivencia básicos de la ley natural.
La ley natural en sus tres constituyentes: La norma discriminatoria, la norma
imperativa (norma obligans) y la norma manifestante.
1) Como ya hemos visto, la norma discriminatoria está en la misma
naturaleza humana, considerada objetivamente. Es, por así decirlo, el
libro donde está escrito el texto de la ley y la clasificación de los actos
humanos entre buenos y malos. Estrictamente hablando, nuestra
naturaleza es la norma o estándar discriminatorio próximo. La norma
última o remota, de la cual es el reflejo y aplicación parcial, es la
naturaleza divina misma, el fundamento último del orden creado.
2) La norma obligatoria o imperativa es la autoridad divina, que le impone a
las criaturas racionales la obligación de vivir conforme a su naturaleza, y
así con el orden universal establecido por el Creador. Contrario a la teoría
de Kant que no debemos reconocer otro legislador que la conciencia, la
verdad es que la razón como conciencia es sólo la autoridad moral
inmediata a la que estamos llamados a obedecer, y la conciencia por sí
misma debe su autoridad al hecho de que es el portavoz de la voluntad e
“imperium” divinos.
3) La razón es la norma manifestante (norma denuntians), la cual determina
la cualidad moral de las acciones tratadas por la norma discriminatoria. A
través de esta facultad percibimos qué es la constitución moral de nuestra
naturaleza, qué clase de acción requiere, y si una acción particular posee
este carácter requerido.
La exposición de Santo Tomás de Aquino es, al mismo tiempo, la más simple
y filosófica. Comenzando por la premisa de que el bien es lo que
principalmente cae bajo la aprehensión de la razón práctica, o sea, la razón
actuando como dictador de la conducta y que, en consecuencia, el principio
supremo de acción moral debe tener el bien como su idea central, él afirma
que el principio supremo, del cual se derivan todos los otros principios y
preceptos, es que se debe hacer el bien y evitar el mal.
1.4 La Ética como premisa del ejercicio profesional.
La Ética de las Profesiones propone principios válidos para todas las
profesiones (dignidad, justicia, responsabilidad, etc.) aplicando los principios
de la Ética General de las Profesiones a campos de actividad profesional
determinados y asumiendo los criterios científicos y la experiencia de buenas
prácticas como principios para el proceder ético, los principios propios de la
Ética de las Profesiones serían:
1. Poner los conocimientos y habilidades profesionales al servicio del bien
de los clientes o usuarios (Principio de beneficencia: hacer el bien). En
consecuencia:
- No utilizar los conocimientos para hacer daño (maleficencia).
- No servirse de ellos para fines espurios, como es traficar con el poder,
las influencias o la información que pueden proporcionar la profesión o el
puesto de trabajo para obtener beneficios en temas ajenos al servicio
profesional.
2. Proceder siempre con responsabilidad profesional:
- Conservar, mejorar y actualizar la competencia profesional.
- Cuidar la calidad técnica y humana del servicio.
- Actuar con autonomía.
- Autoevaluar las actuaciones y comportamientos profesionales.
- Responder a las expectativas de la ética cívica sobre la profesión.
En cuanto al vigor y fuerza imperativa de estos preceptos y conclusiones, los
teólogos los dividen en dos clases:
• Primaria: a esta clase pertenecen aquellos que deben observarse, bajo
todas circunstancias, si se ha de mantener el orden moral esencial.
• Secundaria: son aquellos cuya observancia contribuye al bien público y
privado y se requieren para la perfección del desarrollo moral, pero no son
tan absolutamente necesarios a la racionalidad de conducta que no puedan
ser legalmente omitidos bajo algunas condiciones especiales.
La educación social ha cerrado un ciclo y se encuentra en un momento clave
de su desarrollo en el que hay que plantearse nuevos retos. Como mínimo, se
están dando dos circunstancias determinantes que nos permiten hacer esta
afirmación: en primer lugar, haber “resuelto” de manera satisfactoria la
construcción básica de la propia identidad profesional y haberse hecho un
espacio bien definido en el conjunto de las profesiones educativas y sociales;
en segundo lugar, encontrarse ante el proceso de convergencia europea, que
requerirá un ahondamiento importante en la definición exhaustiva de las
competencias profesionales y un nuevo impulso a los aspectos clave de la
profesionalización de la actividad.
El educador o educadora social no es ni ha de ser un filósofo; es una persona
capacitada técnicamente, que tiene sensibilidad moral, que sufre las
contradicciones de la profesión, que tiene dudas éticas y que necesita
instrumentos que le ayuden a resolverlas. Hay que tener todo esto en cuenta
porque el sistema se debe mover en una complejidad ético-filosófica que
cualquier profesional pueda seguir. Eso no quita que, como veremos más
adelante, será necesario que el profesional tenga una mínima cultura en
cuestiones éticas pero el objetivo no es necesariamente “culturizarlo” en el
terreno de la deontología y la ética de manera exclusiva (aunque esto puede
resultar muy positivo). Dicho con otras palabras: desde la perspectiva de las
éticas aplicadas, ni sirve el filósofo desconocedor de la lógica de la profesión
ni el profesional experto sin una mínima cultura filosófica. Normalizar la
presencia de los valores en la tarea cotidiana de una profesión pasa por
mantener un equilibrio entre los lenguajes del saber ético y del saber técnico
en una especie de “bilingüismo”.
Tema 2: La Ética en los entornos de la actividad social.
2.1 Ética y Educación.
“No hay educación sin ética. Aquello que distingue la educación del
adoctrinamiento es precisamente que la primera tiene ineludiblemente un
componente ético”.
La ética como disciplina es analizar los preceptos de moral, deber y virtud
que guían el comportamiento humano hacia la libertad y la justicia.
El carácter singular, excepcional del individuo humano es, sin duda, uno de
los aspectos más olvidados en el discurso y práctica educativos, y su
influencia se ha hecho sentir en una enseñanza demasiado escorada al
cultivo de la inteligencia, marginando otras dimensiones del ser humano
indispensables para una formación integral.
Nuestra praxis educativa y nuestro discurso pedagógico no se pueden
desligar de cómo entendemos al ser humano, de cómo nos relacionamos
con los demás y con el mundo.
Educar ya no se identifica con instruir o enseñar. Implica, además,
apropiarse de los valores éticos que hacen del ser humano un sujeto moral,
es decir, responsable; una educación que capacite al educando para leer e
interpretar los acontecimientos de su tiempo; que frente a los retos de la
sociedad actual.
En cada acción educativa se transmiten, inevitablemente, determinadas
preferencias, actitudes y valores, ligados a la cultura en la que aquella se
realiza. La dimensión ética forma parte inevitable de nuestro equipaje
humano. También la acción educativa, como conducta humana, está
sometida a la servidumbre de la ética. Educar es ya una tarea moral;
refugiarse en la enseñanza de unos contenidos meramente instructivos, al
final, se ha mostrado como una pretensión ingenua. La decisión misma de
transmitir unos contenidos u otros es ya una opción moral, en cuanto se
estima valiosa para contribuir a la “mejora” de los alumnos.
La educación intenta ser el eje de los comportamientos éticos pero a veces
ese eje se ve cortado por la vida familiar o social de cada uno de los seres.
A pesar de eso, el procedimiento educativo no se detiene e insiste en el
camino para lograrlo.
La palabra vocación proviene del latín vocare que significa llamado o acción
de llamar, se entiende como llamado hacia un determinado fin o destino. El
concepto ha cambiado, la vocación se entiende como una realización
personal acorde con las estructuras aprobadas por la sociedad.
Emmanuel Mounier (1936), uno de los más prominentes pensadores del
personalismo cristiano afirma que la vocación es un principio creador; es el
descubrimiento progresivo de un principio espiritual de vida que no reduce
lo que integra, sino que lo salva, lo realiza al recrearlo desde su interior.
José Cueli (1973), señala que la vocación es el llamado a cumplir una
necesidad, es un toque de clarín, que cada persona oye y siente a su
manera: es un impulso, una urgencia, una necesidad insatisfecha; la
satisfacción de esa necesidad es la satisfacción.
Eduardo Spranger (1942), menciona a la profesión o labor como la
“objetivación de la vocación”, en la inteligencia de que la educación es
inherente a la subjetividad del hombre, es parte del mismo sin ser
determinista o determinante.
Mounier, menciona que la vocación es individual, inusurpable y debe ser
construida y descubierta por quien elige, es individual pero compartida de
manera responsable y creativa (Rimada, Op.cit). Vocación es la disposición
particular de cada individuo para elegir la profesión u oficio que desee
estudiar y ejercer, de acuerdo con sus aptitudes, características psicológicas
y físicas, motivaciones y marcos de referencia socio-económicos y cultural
(De Egremy, 1982).
La vocación es el llamado a cumplir una necesidad pero no es el
cumplimiento; el cumplimiento es la profesión. La vocación es un impulso,
una urgencia, una necesidad insatisfecha; la satisfacción de esa necesidad
es la profesión. Si el hombre se satisface adecuadamente, obtendrá
relajamiento de tensiones, tranquilidad, paz (Cueli, Op.cit).
Componentes de la vocación; La vocación participa de la naturaleza de las
tendencias afectivas las cuales son disposiciones que yacen en el
inconsciente y que se manifiestan en aquellos actos hacia los que nos
orientan y cuando surgen a la conciencia, se impregnan de un fuerte tono
afectivo.
El segundo elemento de la vocación lo encontramos en el mundo de los
valores socioculturales, las tendencias vocacionales orientan al ser humano
hacia una determinada esfera de valores necesarios como marco de
referencia y estructuración de la personalidad individual.
El factor representativo lo constituye el objeto o la actividad hacia donde la
vocación orienta a la persona (Vidales, Op.cit).
Definiciones de orientación vocacional. La orientación vocacional es la
colaboración no directiva con el consultante que tiende a restituirle una
identidad y/o promover el establecimiento de una imagen no conflictiva de
su identidad profesional (Naval, 1993, p.44.).
Armienta (1979), confiere a la orientación profesional como las siguientes
responsabilidades: Estimular las vocaciones, solidificar aptitudes e
intereses, vincular o ligar niveles terminales de educación con las
necesidades de producción de bienes y servicios.
El termino orientación, proviene del verbo latino orientar-orien-entis, y
significa “lugar por donde sale el sol”, o guiarse u orientarse por el este
(Rimada, Op.cit). La orientación profesional es una conducción planeada y
consecuente del joven en la búsqueda y encuentra la profesión conveniente
(Jeangrus, 1992, p.146).
La orientación vocacional es el tratamiento psicotécnico mediante el cual se
estudia y dirige al individuo para que pueda elegir inteligentemente su
ocupación, oficio, arte o profesión. Es un antecedente profesional, una
investigación preliminar para una acertada ocupación en la vida. Su
propósito es ayudar al adolescente a explorar y descubrir sus propias
aptitudes a fin de que el mismo escoja la elección preliminar de la clase de
estudios y aprendizaje que le conviene para elegir un plan de vida (Oliver,
1992, p.516).
Orientación es la acción y efecto de orientar u orientarse. Posición o
dirección de una cosa respecto a un punto cardinal. Orientar significa
informar a una persona de lo que ignora o desea saber, del estado de un
asunto o negoció, para que sepa manejarse en él. También es dirigir o
encaminar una cosa hacia un fin determinado (Diccionario de la Lengua
Española, 1992, p.1053).
De acuerdo con algunos estudios del comportamiento del adolescente, es
un campo adecuado para la actividad profesional de científicos sociales,
sobre todo psicólogos y pedagogos. Por tanto, la orientación constituye una
amplia gama de tareas tanto de carácter pedagógico como psicológico,
particularmente a nivel de diagnóstico, investigación, prevención y
resolución de la problemática vocacional. En la etapa de la adolescencia se
presentan dificultades y se procura soluciones de índole vocacional, y en el
período de los 15 a los 19 años, aproximadamente, se delimitan con mayor
claridad los conflictos relativos a la decisión de ingresar al mundo de las
actividades propias del adulto en términos ocupacionales. Incluso; se ha
planteado como una constante que la orientación vocacional existen dos
modalidades de intervención básicamente: la actuarial y la clínica.
La importancia del momento en que los adolescentes están en situación de
decidir o elegir una profesión, radica en que sea él mismo quien tome en sus
manos la tarea de decidir, es decir, no corresponde al orientador decidir por
el adolescente (Manzanilla, Rojas, Álvarez, 1996, p.5).
Puede decirse que alguien ha encontrado su vocación cuando consigue
ubicarse en una ocupación, trabajo o actividad en la que, empleando el
mínimo esfuerzo, obtenga el máximo rendimiento para sí y para los demás.
A esto debe agregarse la felicidad, o sea, que no sienta el trabajo o actividad
como un castigo, sino como una oportunidad de realizarse como persona,
que se interese por todas las posibilidades de progreso, que esté atento a
nuevas formas de realización personal. La orientación vocacional consiste
en lograr que el alumno descubra sus virtudes y defectos, sus alcances y
limitaciones, sus posibilidades y barreras, a fin de que se acepte tal como
es; de esta forma se encontrará la actividad para el hombre y no el hombre
para la actividad.
Dos enfoques de la definición de orientación a pesar de que se acepta en
general, que la orientación es conveniente y que debe ofrecerse cada vez
en mayor grado, hay cierto desacuerdo acerca del significado de la palabra
“orientación”. Como esta misma palabra forma parte de nuestro lenguaje
común, no es un término acuñado por practicantes profesionales de una
determinada especialidad cada quien se siente en libertad de emplearlo
según su criterio; y todo esto, seguramente sin percatarse de que la persona
a la que se está hablando quizás atribuya a la palabra otro significado muy
distinto. Entre los orientadores profesionales, pueden distinguirse dos
interpretaciones, las más importantes de la función esencial de orientación,
que se deriva de dos líneas Principales de desarrollo histórico que
convergen en la profesión a la que nos referimos. De acuerdo con la primera
interpretación, el objetivo fundamental de la orientación es facilitar las
elecciones y decisiones prudentes, de acuerdo con la segunda, el propósito
primordial es promover Adaptación o a la salud mental (Tayler, 1979, p.28).
Tipos de orientación; Orientación escolar: La orientación escolar es un
proceso de ayuda al alumno en cuestiones relacionadas con la situación
escolar para que, a lo largo de su recorrido, realice elecciones de acuerdo
con sus intereses, capacidades y situación personal.
Orientación profesional: La orientación profesional es un proceso de ayuda
al sujeto para la decisión, formación y ubicación profesional que trata de
integrar las exigencias personales con las necesidades sociales.
Orientación vocacional: La orientación vocacional es el conjunto de
procedimientos, métodos y programas que en función de las características
individuales y de las necesidades económico-sociales, permiten detectar las
posibilidades de mayor rendimiento en la futura ocupación del sujeto. El
objetivo de la orientación vocacional es el guiar y asesorar adecuadamente
a los estudiantes del nivel medio superior, contribuyendo a:
-Racionalizar la demanda creciente de educación superior.
-Combatir el problema de saturación en algunas carreras y el desinterés por
otras, sean universitarias o técnicas.
-Disminuir la deserción y la pérdida económica y social que este fenómeno
implica.
- Obtener el máximo provecho de los esfuerzos de todo tipo que el país
realiza en educación superior.
- Formar profesionistas críticos y comprometidos en el mejoramiento de las
condiciones de la vida de la población.
- Dar a conocer las características específicas de cada carrera, cómo es el
mercado de trabajo en el que se desenvolverá, cómo ha sido y es el
desarrollo científico y tecnológico y como es la realidad económica de las
profesiones a que tiene acceso.
- Dar a conocer un visón del país, en sus problemas económicos, sociales y
políticos.
Factores de la vocación: Disposición particular Se trata de la condición
psicomotriz de cada persona para realizar, una acción o para no hacerla, es
decir, que se encuentre dispuesta a actuar o a no actuar por su propia
voluntad, lo que implica, consecuentemente, el ejercicio de su libertad de
pensamiento y de acción.
Elegir Proceso mental consistente en la toma de una decisión entre dos o
más alternativas. Cuando en el proceso de la decisión, una de las
alternativas es significativamente más valiosa, por sus ventajas, factibilidad
y asequibilidad, la elección suele ser sencilla y sin complicaciones. Cuando
entre las alternativas posibles existen dos o más, igual mente valiosa, se
crea una situación psicológica de conflicto en la persona que tiene que llevar
a cabo la elección. Para eliminar la situación de conflicto es recomendable:
a).-Obtener toda la información que sea posible respecto al asunto del cual
haya que decidir;
b).-Analizar, a fondo, cada una de las posibles alternativas;
c).-Determinar la factibilidad de cada una de ellas, es decir, si realmente
pueden llevarse a la práctica.
d).-Jerarquizar las alternativas.
e).-Establecer las estrategias y controles para la realización de nuestra
elección. Cuando se sigue este sencillo proceso en la elección de una
alternativa, es más probable que la decisión sea acertada y, sobre todo, se
evitan situaciones de conflicto o sentimientos de culpabilidad por haber
elegido por impulso y no haber acertado. Y, siendo la elección vocacional,
una decisión de la mayor trascendencia para el joven, resulta válido insistir
en la importancia que tiene para su vida futura, la elección idónea de la
profesión u oficio que pretende estudiar y ejercer.
Profesión u oficio. En los seres humanos, aun siendo biológicamente
iguales, se perciben notables diferencias, al grado de que podría afirmarse
que no existen dos personas exactamente iguales, ni física ni psicológica
mente. Existiendo, en consecuencia, substanciales diferencias físicas,
psicológicas, culturales y sociales entre los individuos, es explicable que
existan diferentes intereses, Motivaciones, metas, ideales y ocupaciones
entre las personas, que, de alguna manera, le permitan su autorrealización.
La vocación es el derecho inalienable de cada individuo para elegir la
ocupación -profesión u oficio- que prefiera estudiar y ejercer. La selección
vocacional es, en síntesis, el ejercicio de un derecho personal la libertad de
cada ser humano de ser lo que quiera y de hacer aquello que le gusta hacer
y para lo cual tiene aptitudes y puede desarrollar habilidades. El hombre es
la medida de todas las realizaciones y todo trabajo honesto realizado por el
ser humano es magnificado por su intención y por sus logros.
La diferencia entre el ser y el deber ser radica en los valores morales y éticos
de las personas. Solo aquellos individuos que tengan claro cuáles son los
valores morales y éticos que deben regir su vida dentro de la sociedad serán
capaces de llevar adelante una vida enmarcada dentro de lo que es el deber
ser.
En la ética uno es juez y parte de su conducta, es responsable de lo que
hace conforme a su conciencia; la moral, en cambio se refiere a normas
impuestas por una sociedad, por lo que va cambiando de acuerdo a la época.