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Tema 1:
Conceptos fundamentales.
1.1.- Concepto y objetivo de la ética.
A lo largo de nuestra vida buscamos siempre alcanzar lo que nos agrade o nos
haga sentir mejor, la ética planteada como un horizonte de plenitud, narra diversos
aspectos que nos ayudara a alcanzar este objetivo.
Felicidad: no remite sólo a la perspectiva personal, todos buscamos la felicidad
en nuestras vidas y siempre se realiza también en la relación con los demás,
dándose a conocer la importancia y necesidad de interactuar con todas las
personas.
Valores: son utilizados para llegar a un fin único, es la medida en que se valora
a las personas y quieren alcanzar la felicidad. Sin lugar a dudas se concretan al
llevarse a cabo, pero a su vez exigen creatividad tanto personal como a nivel
social.
Religión: todas las religiones proponen buenos ideales, originando los
planteamientos morales. Por estos se refiere a llevar a la acción los valores.
Sin lugar a dudas es indispensable poner en práctica cada uno de estos
elementos, la ética nos señala el camino y es decisión propia ponerlo en acción.
Los valores, las virtudes y las religiones nos señalan la importancia de no sólo
conocer lo indispensable para ser felices, sino que para alcanzarlo debemos
embellecer lo lindo de nuestras palabras con nuestras acciones.
En todos los ámbitos de la vida diaria (hogar, colonia, escuela, trabajo) todas las
personas podemos colaborar para organizar una convivencia digna para nosotros
y para quienes nos rodean. Entonces es necesario establecer normas que nos
permitan:
Construir la paz que es el triunfo de la vida y la tolerancia.
Practicar la solidaridad.
Defender la igualdad.
Respetar la justicia.
Valorar la sabiduría porque es el fruto de la experiencia y la reflexión.
Defender la libertad.
Honrar la amistad.
Cultivar el diálogo.
Actuar con responsabilidad.
No alcanza con SABER y HACER, sino que es preciso SER PERSONA y SUJETO
SOCIAL, respetando y valorando a los demás. Una mejor convivencia y el
aprendizaje de la vida democrática dependen de estos factores.
La ética aporta desde los valores universales propios de sociedades pluralistas,
como son: el respeto por la dignidad e igualdad de las personas, la justicia social,
la capacidad de dialogar, la libertad y la autonomía, la tolerancia y la solidaridad.
Pero estos valores son abstractos y deben concretarse para posibilitar a los
ciudadanos una calidad de vida compatible con su dignidad de seres humanos.
No se puede hablar de paz y reconciliación sino hay justicia social, no se valora la
dignidad e igualdad de las personas cuando hay indigentes y desplazados, no se
puede hablar de tolerancia cuando hay discriminaciones de todo tipo; se caería en
un cinismo moral al predicar estos valores sin cambiar las estructuras sociales. El
proyecto social debe cambiar las mentes y las actitudes egoístas e intolerantes y
las estructuras de injusticia.
El aporte de la ética se concreta en la elaboración de una moral de mínimos propia
de sociedades pluralistas, moral que reconstruya el tejido social. La sociedad tiene
su ordenamiento jurídico, pero no se consigue la convivencia sin las actitudes
éticas de los ciudadanos que por convencimiento y no por represión, llegan a la
práctica de dichas leyes.
De poco sirve el costo económico de vigilancia, de jueces y de cárceles para hacer
cumplir las leyes; se requiere la formación en valores éticos y es indispensable el
sentido moral de la conciencia para solucionar los problemas sociales.
b. Una permanente crítica a las sociedades que absolutizan las leyes del mercado
sobre la regulación de las relaciones sociales y que, bajo discursos de una
democracia formal, quitan las libertades. La ética tiene una función crítica de todo
aquello que deshumaniza al ser humano, a través de los siguientes puntos
específicos:
Hoy la ética debe impregnar el ámbito económico para que el lucro no sea un
fin sino un medio y la economía, como ciencia social, realice su función
humanizadora.
Hoy se sabe muy bien que no se puede salvar el ecosistema sin un cambio en
la cosmovisión de la relación hombre-naturaleza. En esto la Ética Ecológica es
una guía para ser responsables de la biósfera.
Como conclusión, la ética, como constructora de morales más humanas, comienza
su reflexión crítica desde lo concreto de las costumbres (moral vivida) y normas
(moral formulada) de una sociedad y las trasciende a partir de una visión integral
del hombre que exige su realización como persona en relaciones sociales
humanizantes.
Cada individuo, cada grupo de hombres y mujeres socializados en una
determinada moral debe, mediante la reflexión crítica de la ética, construir una
cultura moral, es decir, debe darle nuevo significado a esa moral que recibió: debe
desenmascarar las falsas morales que deshumanizan y fortalecer o construir
morales liberadoras que den significado humano a la realidad social.
De este modo, se va creando no una ética crítica, sino una cultura ética crítica que
posibilita una gestión continua de autocrítica y auto-educación.
Ética y empresa
En la actualidad por la carencia de valores morales, en los que la Ética, no tiene
cabida, se han suscitado actos que atentan contra la dignidad de las personas y
de las instituciones.
Ética y empresa, he aquí dos palabras que suelen invocarse juntas en estos
tiempos, pero casi exclusivamente en los medios académicos, sin que llegue a
cristalizar todavía una luz clara que oriente de manera según la práctica cotidiana.
Cuando se unen estos dos vocablos salen ambos beneficiados, pues dignifica a la
empresa ser considerada como campo de la acción libre y por lo tanto sujeto de
responsabilidad moral y obliga, del otro lado, a la ética a ceñirse, para iluminarlo, a
su genuino objetivo: el obrar humano en singular.
Desde luego que afecta a la calidad de los productos o servicios de una empresa,
e influye en la productividad y en los precios, pero intentar aplicarla directamente a
estas cuestiones podría resultar artificial, además de prolijo, porque estos
parámetros a través de los que se expresa la eficacia de una organización
económica, constituyen como un "paquete cerrado", una consecuencia técnica
casi automática, y por lo tanto ciega a cualquier evaluación distinta a al
estrictamente económica, y esto es así precisamente por las características de su
diseño formal.
Y es que la ética aún está influyendo en los resultados, hace más referencia a la
raíces que a los frutos, y tiene más que ver con la intencionalidad de las personas
que con los sistemas, puesto que, aparte de otras consideraciones, detrás y
debajo de todo mecanismo anónimo, hay siempre una voluntad personal.
Los Principios Éticos Fundamentales en la Concepción de la Empresa Ética
La ética empresarial no es, un concepto nuevo, pensadores como Max Weber y
Georg Simmel mostraron que este término está relacionado con el capitalismo
renano y la tradición protestante.
a. Transparencia que llega a todas las partes interesadas: La información
relevante y legítima referente a los objetivos, actuaciones, omisiones, resultados,
riesgos que permitan en cada caso reconocer la correcta aplicación del Código
Ético de conducta.
b. Información comprensible: Se entregará a los interesados de manera
inteligible y comprensible, con la frecuencia necesaria.
c. Implementación con acciones concretas del código de ética de conducta.
d. Mejora continua en el ejercicio de la responsabilidad ética, social y
medioambiental.
e. Posibilidad de verificar los datos del sistema de gestión ética.
Ética y política
La relación entre ética y política en la democracia moderna no deja de ser tensa y
peligrosa, ya que esta última introduce un fuerte relativismo moral que, si bien
permite la coexistencia en un plano de igualdad de las distintas concepciones
propias de toda sociedad compleja, no puede ser sostenido en el campo de la
política.
Es aquí cuando el poder, al penetrar la dimensión ética, introduce en ella la más
grande distorsión, ya que el discurso de la ética se convierte en una mera forma
de justificación del poder. Esto es lo que hace que la constante tensión entre ética
y política nunca tenga un modo único o, incluso, satisfactorio de resolución.
Sólo la implementación de una lógica argumentativa que parta del reconocimiento
de la precariedad y ambivalencia que se entabla en la relación entre ética y
política puede servir de resguardo ante aquellas distorsiones que, en nombre de la
primera, planteen el riesgo de cercenar desde el poder del estado los espacios de
libertad.
Si algo parece cobrar gran actualidad en la política contemporánea es la
necesidad de analizar la singular relación que ella entabla con la ética. En un
contexto en que los niveles de corrupción han crecido enormemente, incluso en
sociedades que se caracterizan por su transparencia, los discursos que apelan a
una ética que contenga el desenfreno egoísta con el que parecen moverse en el
presente los actores políticos, reactualizan puntos de vista incluso moralistas que
no encuentran un marco adecuado de realización.
¿Cuál es, pues, la verdadera relación entre ética y política? No es casual, por
cierto, que nos formulemos esta pregunta, sobre todo si tenemos en cuenta las
condiciones de crisis en las que, ahora, como antes, se desenvuelve la política,
condiciones que siempre han hecho aflorar los elementos más perturbadores que
su práctica contiene.
Es en estos momentos de quiebre que se plantea desde la sociedad la necesidad
de ‘moralizar’ la política, sin tener muchas veces en cuenta que las relaciones
entre estas dos dimensiones se debaten siempre entre un deber ser imaginario,
todavía influenciado por el paradigma griego, y un ser que se muestra en muchos
casos descarnadamente amoral.
Todos estos desfasajes no son más que el resultado de la dificultad que existe en
el plano intelectual para pensar la relación entre ética y política en la forma
específica que ella adquiere en la modernidad. Y es que, como Max Weber
señala, no resulta “indiferente para las exigencias éticas que a la política se dirigen
el que ésta tenga como medio específico de acción el poder tras el que está la
violencia”.
Probablemente se dirá ante esta afirmación que estamos partiendo de una
obviedad. Sin embargo, la obviedad no resulta tal, sobre todo si tenemos en
cuenta que desde el tratamiento que habitualmente se hace del tema parece
olvidarse, como veremos a continuación, que el poder, objeto específico de la
política, al penetrar la dimensión ética, introduce su lógica particular, produciendo
en este campo importantes distorsiones. Es aquí donde se acentúa la separación
entre ambas dimensiones, separación que, si bien ya aparece en los inicios de la
Modernidad, caracterizando a toda la política posterior, ella se torna más evidente
en el contexto de la política democrática.
BIBLIOGRAFÍA
Valores Estéticos
Fin Objetivo: Belleza
Fin Subjetivo: Gozo de la armonía
Actividades: Contemplación, creación, interpretación
Preponderancia: Toda la persona ante algo material.
Necesidad que satisface: Autorrealización
Tipo de Persona: Íntegra
Ciencia que lo estudio: Estética
Valores Intelectuales
Fin Objetivo: Verdad
Fin Subjetivo: Sabiduría
Actividades: Abstracción y Construcción
Preponderancia: Razón
Necesidad que satisface: Autorrealización
Tipo de Persona: Íntegra
Ciencia que lo estudio: Lógica
Valores Morales
Fin Objetivo: Bondad
Fin Subjetivo: Felicidad
Actividades: Virtudes humanas
Preponderancia: Libertad dirigida por la razón
Necesidad que satisface: Autorrealización
Tipo de Persona: Íntegra
Ciencia que lo estudio: Ética
Valores Afectivos
Fin Objetivo: Amor
Fin Subjetivo: Agrado, afecto, placer
Actividades: Manifestaciones de afecto, sentimientos y emociones
Preponderancia: Afectividad
Necesidad que satisface: Del Yo
Tipo de Persona: Sensible
Ciencia que lo estudio: Psicología
Valores Económicos
Fin Objetivo: Bienes, riqueza
Fin Subjetivo: Confort
Actividades: Administración
Preponderancia: Cosas a las que se da valor convencional
Necesidad que satisface: Seguridad
Tipo de Persona: Hombre de Negocios
Ciencia que lo estudio: Economía
BIBLIOGRAFÍA
Etxeberria, X. (2002) Temas básicos de ética. 4ª Edición. Sevilla: Publidisa
Prats, E., Buxarrais, M.R. y Tey, A. (2004) Ética de la información. Barcelona:
UOC
Monografías (s/f) La ética profesional en el ámbito de la profesión docente.
Recuperado de: http://www.monografias.com/trabajos99/etica-profesional-ambito-
profesion-docente/etica-profesional-ambito-profesion-docente2.shtml