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JIMENA ISABEL GODOY FAJARDO

Magistrada ponente

SL293-2023
Radicación n.° 88163
Acta extraordinaria 1

Bogotá, DC, veintisiete (27) de febrero de dos mil


veintitrés (2023).

La Sala decide el recurso de casación interpuesto por


ARMANDO RESTREPO TRIVIÑO, OSCAR MARINO
SOLARTE BUITRAGO, MANUEL JESÚS RIASCOS
NARVÁEZ y CARLOS ALBERTO VALDÉS MARTÍNEZ
contra la sentencia proferida por la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Buga, el 11 de
diciembre de 2019, en el proceso que instauraron en contra
del INGENIO PICHICHI SA.

Acéptese el impedimento presentado por el Magistrado


Donald José Dix Ponnefz a folio 18 del cuaderno de la
Corte.

Téngase en cuenta la renuncia al poder efectuada por


los apoderados judiciales de la sociedad demandada Ingenio

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Pichichi SA. visible al folio 16 del cuaderno de esta


Corporación. Reconózcase personería adjetiva para actuar
en su representación al Dr. Alejandro José Peñarredonda
Franco de conformidad con el poder allegado al expediente
digital.

I. ANTECEDENTES

Los recurrentes llamaron a juicio al Ingenio Pichichi


SA para que se declarara que: con la demandada los unió
‹‹un contrato laboral realidad, a término indefinido›› y, que
‹‹fueron enviados en misión por la COOPERATIVA DE
TRABAJO ASOCIADO PROGRESEMOS (…) a la sociedad
INGENIO PICHICHI, para realizar las labores de CORTE DE
CAÑA››.

Consecuentemente, pidieron condenarla, de acuerdo al


tiempo de relación laboral de cada uno, a pagarles: auxilio
de cesantía, intereses, primas de servicios, vacaciones,
auxilio de transporte, aportes al sistema de seguridad social
en pensiones, salud, riesgos laborales, indemnización por
despido sin justa causa, sanción moratoria del artículo 65
del CST, los perjuicios morales por 500 salarios mínimos, la
indexación y, las costas.

Como fundamento de las pretensiones, relataron que:


prestaron sus servicios a la demandada como trabajadores
asociados de la Cooperativa de Trabajo Progresemos, quien

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los envió en misión a laborar en el Ingenio Pichichi SA para


prestar el servicio de corteros de caña, en los siguientes
extremos temporales:

- Carlos Alberto Valdés Martínez: del 22 de noviembre


de 2005 al 29 de febrero de 2012.
- Oscar Marino Solarte Buitrago: del 20 de diciembre
de 2005 al 29 de febrero de 2012.
- Armando Restrepo Triviño: del 22 de noviembre de
2005 al 29 de febrero de 2012.
- Manuel Jesús Riascos Narváez: del 23 de noviembre
de 2005 al 29 de febrero de 2012.

Refirieron que la llamada a juicio, durante el periodo


laborado no pagó las prestaciones sociales, las vacaciones,
los intereses de cesantía, ni el auxilio de transporte, les
sufragó un salario inferior al de los trabajadores de planta,
quienes estaban cobijados por la convención colectiva, y
además la cooperativa les efectuó descuentos del salario.

Narraron que la actividad desplegada fue la de corteros


de caña, en los predios del Ingenio Pichichi SA, en los
municipios de Guacarí y Buga, con una jornada que
iniciaba 6:00 am, y terminaba 3:00 pm, de lunes a domingo
y festivos, sin descanso, bajo las órdenes de los
supervisores, cabos o monitores de corte del ingenio.

Describieron que el Ingenio Pichichi SA, se encargó de


la información de cada trabajador, especialmente en cuanto
a días laborados, corte de caña por el número de tajos,

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especificación del producto, y toneladas cortadas. Estos


datos eran remitidos a la Cooperativa de Trabajo Asociado
Progresemos, quien elaboraba las planillas de pago semanal
y depositaba el dinero.

Adujeron que la mencionada cooperativa, jamás fue


dueña de las herramientas con las que se efectuó el trabajo,
ni cumplió funciones autogestionarias, el precio de corte lo
fijaba el Ingenio Pichichi SA, al igual que el control de lo
que cada uno producía, y fue el aludido ingenio quien
dispuso la disolución y liquidación de la cooperativa, pagó
los costos que este proceso implicó, sin que ellos hubieran
sido dueños del ente solidario y no hubo devolución de los
aportes, ni de las utilidades.

Manifestaron que, en el último año, percibieron los


siguientes salarios: Carlos Alberto Valdés Martínez
$976.000; Oscar Marino Solarte Buitrago $571.750;
Armando Restrepo Triviño $1.018.000 y, Manuel Jesús
Riascos Narváez $976.000. También anotaron que, a todos
le debían los reajustes al sistema de seguridad social en
pensiones y para el caso particular de Solarte Buitrago
algunos meses que no figuraban con aportes.

Para concluir aseveraron que, durante la relación


laboral sufrieron perjuicios morales y que en las cartas de
renuncia que firmaron, no medió su voluntad, pues de no
hacerlo no habrían sido incorporados a la empresa Pichichi
Corte SA, que es propiedad de la encausada.

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El Ingenio Pichichi SA, en su respuesta a la demanda,


se opuso a las pretensiones por carecer de fundamento legal
y no aceptó ninguno de los hechos. (f.°112-130 cuaderno n.° 1).

En su defensa, argumentó que, con los accionantes


jamás existió contrato de trabajo, por el contrario, debían
tenerse en cuenta las expresiones que constituían
confesión, en cuanto a que estuvieron vinculados a la
Cooperativa Progresemos, como asociados de la misma.
Subrayó que también debían observarse, los contratos
civiles suscritos con Progresemos CTA, y las ofertas
mercantiles que ésta última presentó, así como que la
cooperativa siempre fue propietaria de los elementos
requeridos para ejercer su actividad y que, como cualquier
proveedor contrató los transportes y demás servicios en
forma autónoma.

Propuso las excepciones previas de inepta demanda


por falta de integración del litisconsorcio necesario e inepta
demanda por falta de requisitos formales; de mérito
excepcionó falta de legitimación en la causa por pasiva,
prescripción, pago y, compensación, y las que llamó:
inexistencia de la obligación, principio de legalidad y
estabilidad jurídica, ilegitimidad sustantiva de la parte
demandada, buena fe y, la innominada.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Primero Laboral del Circuito de Buga,


concluyó el trámite y emitió fallo el 10 de octubre de 2017

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(CD a f.° 272 cuaderno n.° 2), en el que resolvió declarar

probada la excepción de inexistencia de la obligación,


absolvió a Ingenio Pichichi SA de todas y cada una de las
pretensiones de la demanda y, condenó en costas a la parte
actora.

Disconformes, los demandantes apelaron.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Para resolver el recurso, la Sala Laboral del Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Buga, profirió fallo el 11 de
diciembre de 2019 (CD a f.° 279 cuaderno n. 2), en el que
dispuso confirmar la sentencia proferida por el a quo y,
gravar con costas a los recurrentes.

En lo que estrictamente interesa al recurso


extraordinario, expuso que, de acuerdo con el recurso de
apelación, le correspondía establecer si entre los
accionantes y el Ingenio Pichichi SA, existieron verdaderos
contratos de trabajo teniendo en cuenta la tercerización
laboral que se alega entre esta sociedad y la Cooperativa de
Trabajo Asociado Progresemos.

Hizo alusión al artículo 35 del CST y definió quienes


eran considerados por la ley como simples intermediarios y,
afirmó que esta Corporación ha señalado que si bien, las
cooperativas de trabajo asociado dentro de su normal
desarrollo pueden contratar la ejecución de una labor en

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favor de terceras personas, tal como lo dispone la Ley 79 de


1988 y el Decreto 468 de 1990, también lo es que ‹‹las
mismas pueden ser explotadas para enmascarar una
verdadera relación de trabajo››, lo que sustentó en la
sentencia CSJ SL6441-2015.

Procedió al estudio de la prueba documental dentro de


la que destacó los reportes de semanas cotizadas a favor de
cada uno de los demandantes; documento dirigido a Luis
Fernando Londoño, representante de Asocaña a quien un
grupo de personas pertenecientes a la asociación 14 de
junio, y una comisión negociadora, elevan petición de
diálogo haciendo referencia al cumplimiento de unos
acuerdos a los que se llegó en el año 2008 con los Ingenios
Pichichi, Manuelita, Providencia, Central Tumaco, entre
otros, y solicitando el cambio de regulación de las
contrataciones vía cooperativas de trabajo asociado; acta de
acuerdo de fecha 21 de junio del 2005, firmada entre un
grupo de directivos del Ingenio Pichichi SA y un grupo de
personas, quienes expresan tener representación de los
asociados de las cooperativas de trabajo asociado y
Sintrapichichi, que prestan el servicio de apoyo en las
labores de corte de caña, y los asesores designados por
parte de los corteros a través de la Central Unitaria de
Trabajadores – CUT.

También valoró documentos de verificación de


acuerdo, uno de fecha 28 de agosto del 2010 y, otro del 23
de febrero del 2011, en los que se advierte la presencia de
todas las CTA y SAS que laboraban con la demandada;

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documentos relativos al ingenio, cooperativas y personas


naturales ‹‹que no han sido mencionadas en este asunto y
nada aportan al propósito de esta demanda›› y, respuesta
dada por la liquidadora de las empresas Progresemos,
Practicaña, Nuevo Horizonte, Fuerza Interactiva, entre
otras, a unos derechos masivos de petición en los que se
reclamaba documentación relacionada con las mentadas
organizaciones.

Así mismo, analizó la aportada con el escrito de


contestación de la demanda, correspondiente a ofertas
mercantiles, aceptaciones a las mismas hechas por la CTA
Progresemos al ingenio demandado, otrosíes, y, demás
documentos que dan cuenta de la relación comercial
suscitada entre aquellas para los años 2006 a 2011,
documentos relativos al contrato de prestación de servicios
suscritos entre la empresa demandada y las señoras Lisenia
Galindo Jiménez y Amparo López Espejo y, las hojas de vida
los promotores del juicio.

A continuación, valoró los interrogatorios de parte


rendidos por los demandantes, así como las declaraciones
rendidas por los testigos Amparo López Espejo, Lisenia
Galindo Jiménez, William de Jesús Calvo Acevedo, Nancy
Beatriz Franco Campo, José Lubin Cobo Saavedra, Jairo
Ortiz Domínguez, Adán Díaz Vázquez y, José León
Bermúdez Méndez, probanzas que analizadas en su
conjunto le llevaron a colegir que ‹‹el servicio prestado como
corteros de caña que efectuaron los demandantes no lo fue
directamente para el ingenio, sino para la CTA Progresemos

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a la que los mismos actores en el libelo introductorio


comentaron haberse asociado››.

A renglón seguido, agregó:

En efecto, la amplia prueba documental revela que la


cooperativa referida fue legalmente constituida con apego a la
ley que le es propia y que la vinculación de los actores a través
de convenios asociativos según las pruebas aportadas, estuvo
libre de algún vicio en su consentimiento. También quedó
demostrado que dichas cooperativas ofrecieron los servicios a
través de contratos de índole civil y, no se desprende de ese solo
acto la tercerización que alega la parte petente. En últimas, en
este asunto considera la Sala no quedó acreditado el elemento
de subordinación respecto al Ingenio Pichichi para los
demandantes.

Lo anterior llevó al Tribunal a concluir que, ‹‹no se


comprobó una verdadera relación laboral entre los
demandantes y el Ingenio Pichichi, sino la existencia de unos
acuerdos cooperativos››.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por los demandantes, concedido por el


Tribunal, admitido por la Corte, y sustentado en tiempo, se
procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

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Solicitan que esta Corporación case el fallo del


Tribunal, en sede de instancia revoque el de primer grado, y
en su lugar, acceda a todas las pretensiones.

Con tal propósito presenta tres cargos, que recibieron


réplica del ingenio convocado a juicio, de los cuales se
estudiarán en forma conjunta el segundo y el tercero por
orientarse por la misma senda, acusar similar elenco
normativo, complementarse en la argumentación y,
pretender la misma decisión.

VI. CARGO PRIMERO

Por la vía indirecta acusa aplicación indebida de los


artículos 4, 5, 59 de la Ley 79 de 1988; 1, 5, y 6 del Decreto
468 de 1990; 5, 8, 17, 18 del Decreto 4588 de 2006; 63 de
la Ley 1429 de 2010; 2 y 3 del Decreto 2025 de 2011, en
relación con los artículos 53 de la CN; 22, 23, 24, 35, 36,
65, 127, 249, 253, 254 y 306 del CST y, 1, 2, 99 de la Ley
50 de 1990.

Como causa eficiente de la trasgresión normativa,


enuncia los siguientes errores:

1.- Dar por demostrado, sin estarlo, que revisada la totalidad de


las pruebas surge con suficiente transparencia, que el servicio
prestado como corteros de caña que efectuaron los
demandantes no fue directamente para el INGENIO PICHICHI
S.A. sino para la CTA PROGRESEMOS.

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2.- Dar por demostrado, sin estarlo, que la amplia prueba


documental revela que la CTA PROGRESEMOS fue legalmente
constituida, con apego a la ley que le es propia.

3.- Dar por demostrado, sin estarlo, que la vinculación de los


actores a través de convenios asociativos estuvo libre de algún
vicio en su consentimiento.

4. Dar por demostrado, sin estarlo, que dicha cooperativa


ofrecieron (sic) los servicios a través de contratos civiles y no se
desprende de ese acto la tercerización que alega (sic) los
demandantes.

5.- No dar por demostrado, estándolo, que los demandantes


estuvieron bajo una relación laboral subordinada por el
INGENIO.

Manifiestan que los yerros fueron consecuencia de la


errónea valoración de las siguientes pruebas: ‹‹Las de folios
30 a 50››; ‹‹Las de folios 54-56››; ‹‹Las de Folios más adelante
57 al 63››; ‹‹Las de folios 133 a 203››; ‹‹Las de folios 204 al
209››; interrogatorios de parte de los demandantes y, las
declaraciones de Amparo López Espejo, Lisenia Galindo
Jiménez, William de Jesús Calvo Acevedo; Nancy Beatriz
Franco; José Lubin Cobo, Jair Ortiz Domínguez; Adán Díaz
Vásquez y, José León Bermúdez Méndez

Listan como pruebas no valoradas: ofertas mercantiles


con las cuales el Ingenio Pichichi SA suministró dotaciones
a todos los trabajadores de la CTA ( f.° 163 n.° 3, 139 n.° 3 y V,
143 V n.° 3, 150 y V n.° 5, 161 y 162 n.°5, 170 n.° 9 y V ); ofertas

mercantiles en las que la llamada a juicio se obligó a pagar


a terceros los créditos que la CTA no cubriera ( f.°153, 164,
171 v, 195 V); ofertas mercantiles en las que el ingenio

demandado podía exigir a la CTA el retiro o prohibir el

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ingreso de socios de las mismas ( f.°155, 166, 172 V); ofertas


mercantiles con las cuales la CTA se obligó para con el
Ingenio Pichichi SA a suministrarle el número de sus
afiliados, sus antecedentes judiciales y disciplinarios (f .° 150
n.° 14, 161 n.° 14, 169 y V n.° 13, 177 V n.° 13, 193 V n.° 9.24 );

oferta de folio 181 con la que el ingenio se comprometió a


patrocinar con donaciones de $27.000.000.oo el fondo de
solidaridad de la CTA; ofertas mercantiles con las que la
demandada se obligó con la CTA a entregarle la suma de
$420.000 a cada asociado en los meses de diciembre para
apoyar los procesos de producción ( f.° 186); ofertas
mercantiles con las que la sociedad accionada se obligó con
la CTA a permitir que los asociados usen el transporte que
tiene para sus trabajadores directos ( f.° 197 y 198); ofertas
mercantiles con las cuales el ingenio se obligó con la CTA a
apoyar con el pago de un salario mínimo para el pago del
salario del cabo, bono de productividad, ayuda con la carga
laboral de la abogada de la empresa contratista, apoyar a
las familias de los asociados con $1.000.000 ( f.° 313 ‹‹y
acuerdos 183 y 184››), historias laborales ( f.° 33-50) y, las de

‹‹folios 189 V y 140 No. 2.1.2. del CC.-007/11›› (negrilla del


texto).

En el desarrollo exponen que la equivocación del


Tribunal provino de la valoración ‹‹errónea e inexacta›› de los
testimonios recibidos en la instancia y del interrogatorio de
parte absuelto por la representante legal del ingenio, al
concluir de aquellas que la CTA era totalmente
independiente, autogestionaria y que tenía sus propios
‹‹gerentes›› cuando las documentales adosadas al plenario

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revelan todo lo contrario, que ésta no tenía independencia


financiera ni administrativa, que existió subordinación y,
que además fue la sociedad demandada quien la disolvió y
liquidó.

Refieren que, si en realidad la Cooperativa hubiera


sido una empresa legal autogestionaria, no habría razón
para que el ingenio la disolviera y liquidara como dan
cuenta los documentos de folios 204-209, de los que
también se extraía que los demandantes prestaron una
labor personal en las actividades propias del ingenio, quien
además conocía previamente de su identificación, por
haberse pactado expresamente en el contrato suscrito con
la CTA, que el ingenio ‹‹es el que hace la guarda del archivo
de cada trabajador››.

Señalan que, si el Tribunal le hubiera dado ‹‹prelación››


a las ofertas mercantiles allegadas al juicio, así como al
certificado de existencia y representación legal del Ingenio
Pichichi SA, hubiera concluido que ‹‹el objeto social como
actividad misional no podía contratarse con CTA›› y que las
actividades desplegadas por los demandantes ‹‹devinieron en
INTERMEDIACION LABORAL y por consiguiente hubo
subordinación laboral, resultando el INGENIO ser el
verdadero empleador››, amén que tales documentos daban
cuenta también que la cooperativa no fue autogestionaria,
que la sociedad demandada suministraba los elementos de
trabajo a los promotores del juicio pues aquella no gozaba
de independencia financiera y administrativa y, que era la
accionada quien podía decir quién era socio o no de la CTA.

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Resaltan que el ad quem ‹‹no podía decir “que revisada


la totalidad de las pruebas” porque fácil es notar que fueron
unas pocas las pruebas que el Tribunal relacionó, examinó y
dejó de lado al resto de las pruebas que son indicativas de
una verdadera intermediación laboral›› y, que de haber
contrastado la prueba testimonial con las documentales
acusadas en el cargo,

Esas pruebas inapreciada (sic), nos indican, que no era una


verdadera cooperativa con su independencia financiera, no
tenía razones legales para recibir donaciones del INGENIO, para
permitir que éste pagara incapacidades, seguridad social de los
asociados y que por parte el INGENIO (sic) suministrara las
dotaciones y herramientas y además, que el mismo INGENIO
diera las capacitaciones en cooperativismo y pagara los cabos,
no resulta actividad autogestionaria. Si el honorable Tribunal
hubiese realizado la valoración de la prueba citadas (sic), habría
concluido que en verdad la CTA no fue empresa
autogestionaria, que hubo una intermediación laboral y que el
verdadero empleador lo era el INGENIO como subordinador de
los demandantes (negrilla del texto).

Para finalizar, sostienen que de haber sido otra la


apreciación del Tribunal en relación con los medios de
prueba allegados al plenario, la ‹‹conclusión obligada››
hubiera sido que la Cooperativa de Trabajo Asociado
Progresemos no estaba facultada para suministrar
trabajadores como si se tratara de una empresa de servicios
temporales, por lo que:

[…] pudo concluir el Tribunal, que sí suministró trabajadores,


entonces no hubo envío en MISION, lo que es sinónimo de
subordinación. El enviado en misión es recibido por el
beneficiario de la obra y la ley lo faculta para darle órdenes y
pagarle salarios en iguales condiciones de los trabajadores
directos y con los beneficios convencionales y legales. Así, que

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la intermediación de la CTA no estaba autorizada por la ley,


emergiendo que la CTA no estaba constituida con apego a la ley.

VII. RÉPLICA

El Ingenio Pichichi se opone a la prosperidad del


recurso, con sustento en que, de acuerdo con lo regulado en
el artículo 3 del Decreto 4588 de 2006, las cooperativas
pueden valerse de medios de producción de terceros y la
ejecución de una obra, no equivale a intermediación laboral
como lo refiere al atacante, toda vez que ‹‹La autonomía de
una persona jurídica no se desvirtúa por el hecho de recibir
colaboración o recursos de otra, pues si así fuese,
llegaríamos a la absurda conclusión de que toda
organización que ha recibido un préstamo ha de
considerarse despojada de independencia››. Afirma que el
recurso constituye un alegato de instancia, ninguna de las
pruebas conduce a colegir la existencia de la subordinación
laboral de cada uno de los demandantes y, que las ofertas
mercantiles no infirman las conclusiones del ad quem.

VIII. CONSIDERACIONES

Inicialmente debe mencionarse, que el estudio se


enfocará en las pruebas que enuncia la censura, de las
cuales elabora alguna construcción argumentativa, pues,
aunque lista un número amplio de documentales, en el
desarrollo del cargo deja de lado pronunciarse de algunas
de las que acusa. Lo anterior, debido a que, como lo ha
adoctrinado esta Corporación, cuando de la senda fáctica se

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trata, los recurrentes deben emprender un proceso


demostrativo de los yerros, que implica confrontar la
prueba con la sentencia, para que emerja un dislate, que
debe ser manifiesto y protuberante (CSJ SL, 23 mar. 2001,
rad. 15148CSJ; y CSJ SL2814-2019).

Previo al análisis de los planteamientos del recurso, se


memora que, para confirmar la decisión absolutoria de
primer grado, el juzgador colegiado se sustentó en que,

Revisada la totalidad de las pruebas, emana para la Sala con


suficiente transparencia que el servicio prestado como corteros
de caña que efectuaron los demandantes no lo fue directamente
para el ingenio, sino para la CTA Progresemos a la que los
mismos actores en el libelo introductorio comentaron haberse
asociado.

En efecto, la amplia prueba documental revela que la


cooperativa referida fue legalmente constituida con apego a la
ley que le es propia y que la vinculación de los actores a través
de convenios asociativos según las pruebas aportadas, estuvo
libre de algún vicio en su consentimiento. También quedó
demostrado que dichas cooperativas ofrecieron los servicios a
través de contratos de índole civil y, no se desprende de ese solo
acto la tercerización que alega la parte petente. En últimas, en
este asunto considera la Sala no quedó acreditado el elemento
de subordinación respecto al Ingenio Pichichi para los
demandantes. (Subraya fuera del original).

De acuerdo con lo analizado por el colegiado, ha de


indicarse que, aunque en la parte final del párrafo trascrito
de la decisión impugnada haya sostenido que: ‹‹no quedó
acreditado el elemento subordinación respecto al Ingenio
Pichichi para los demandantes››, el sustento esencial de su

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decisión se fincó en que el servicio que aquellos prestaran


como corteros de caña ‹‹no lo fue directamente para el
ingenio, sino para la CTA Progresemos a la que los mismos
actores en el libelo introductorio comentaron haberse
asociado››, es decir, que no se acreditó la prestación
personal del servicio como elemento esencial del contrato de
trabajo que alegaron y, además, en cuanto a la Cooperativa
afirmó: ‹‹fue legalmente constituida con apego a la ley que le
es propia y que la vinculación de los actores a través de
convenios asociativos según las pruebas aportadas, estuvo
libre de algún vicio en su consentimiento››.

En la sustentación del recurso, para tratar de


demostrar la efectiva prestación de los servicios, los
recurrentes inicialmente aluden al certificado de existencia
y representación legal del Ingenio Pichichi, que denuncian
como ‹‹(Prueba no valorada)›› de la que refieren: ‹‹el objeto
social como actividad misional no podía contratarse con
CTA››, por lo que ‹‹esas actividades laborales de los
demandantes devinieron en INTERMEDIACION LABORAL y
por consiguiente hubo subordinación laboral, resultando el
INGENIO ser el verdadero empleador›› (negrilla del texto).

En los folios 27 a 31, no encuentra la Sala elemento


que demuestre que efectivamente los accionantes
desplegaron su fuerza personal de trabajo para la
encartada, pues el que aparezca determinado objeto social y
que la cooperativa haya contribuido a su desarrollo, no
conduce a tener por probado, que ellos laboraron a favor de
la llamada a juicio y que el ente solidario fue un simple
intermediario.

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En lo que concierne a los folios 33 a 50, se observa


que en ellos reposan documentos relacionados con los
aportes efectuados al sistema de seguridad social en
pensiones, en los que en algunos periodos figura la
Cooperativa Progresemos como empleador de los
accionantes, pero se repite, de cara a las pretensiones y en
armonía con la narrativa fáctica que efectuaron desde el
libelo gestor, según la cual, estuvieron subordinados al
Ingenio Pichichi SA y la cooperativa actuó como simple
intermediario, nada aporta a ese propósito el que en
algunos periodos figure como empleador la CTA, por el
contrario, ello entraría en contradicción con el carácter de
simple intermediario que endilga la parte activa, pues bien
es sabido, que no se puede ser empleador y al mismo
tiempo fungir como simple intermediario.

En relación con la valoración de las ofertas mercantiles


de folios 133, 137, 141, 147, 148 y vto., 157, 159, 160, 168,
169, 176, 177 y 189, de ellas tampoco se puede colegir que
los demandantes efectivamente hayan prestado servicios a
favor del Ingenio Pichichi SA, ni los extremos temporales en
que habría ocurrido, sino que todo el esfuerzo lo encaminan
a probar diversos aspectos de la relación entre la
cooperativa y la sociedad demandada, atinentes a
suministro de herramientas, el registro de asociados que
debía entregar la cooperativa a la compañía demandada;
que hubo una donación de la empresa llamada a juicio a
favor de la cooperativa de $27.000.000 para un fondo de
solidaridad y, una de $420.000 para cada afiliado, que el
ingenio se obligó a pagar a terceros los créditos que la CTA

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no cubriera, que aquel podía exigir a esta el retiro o prohibir


el ingreso de asociados al ingenio y, que se obligó a permitir
que estos hicieran uso de los medios de transporte que la
demandada tiene para el servicio de sus trabajadores
directos.

Así, de ninguna de estas pruebas se colige, que


efectivamente los accionantes hayan prestado
personalmente su fuerza de trabajo al aludido Ingenio
Pichichi SA, que fue precisamente lo que extrañó el ad
quem y que es el soporte de las pretensiones de la demanda.
En el mejor de los escenarios, de estos documentos, podría
colegirse que, la cooperativa tenía cierto grado de
autonomía financiera y administrativa, como lo detallaron
las deponentes, y que sí hubo donaciones o alguna
injerencia del Ingenio Pichichi SA en la administración y
liquidación del ente solidario, no obstante, no conduce a
otorgar a los demandantes el carácter de trabajadores del
ingenio, pues, tales actos fueron producto de los
compromisos que adquirieron las CTA y el Ingenio Pichichi
SA en las diferentes ofertas mercantiles y que antes que
evidenciar elementos propios subordinantes de naturaleza
laboral, lo que acreditan es el cumplimiento de obligaciones
recíprocas de carácter comercial a las que aquellas se
comprometieron.

En los documentos de folios 183-184 y en los acuerdos


de folios 54-63 y ss., se encuentra que la compañía llamada
a juicio, aceptó suministrar a la cooperativa un salario
mínimo legal mensual ‹‹para pago de servicios del cabo de
campo››, así como en asocio con el SENA u otra entidad, dar

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capacitación en cooperativismo de trabajo asociado con


énfasis en administración de empresas a un grupo de 48
asociados a las CTA y a Sintrapichichi, sin que tales
convenios conduzcan a otorgarle a los demandantes la
calidad de trabajadores del ingenio, pues solo hacen alusión
particular a ese denominado ‹‹cabo de campo›› de quien no
se acreditó la prestación personal del servicio a favor del
Ingenio Pichichi SA y, mucho menos que esa persona haya
ejercido alguna vigilancia sobre los peticionarios. En lo que
hace a la referida capacitación, en el acuerdo no se
individualizan los trabajadores que se beneficiarían con
aquella, lo que tampoco lleva a desvirtuar la conclusión a la
que arribó el Tribunal.

Acusan los folios 197-198, 136 n.° 3, 139 n.° 3 y vto.,


143 n.° 3, 150 n.° 5, 161 y 162 n.° 5 y, 170 n.° 9, con apoyo
en los cuales aseveran que se prueba, que el ingenio
autorizó a la cooperativa, que utilizara el mismo medio de
transporte que suministraba a sus trabajadores directos;
así como se comprometió a suministrar ‹‹las dotaciones a
todos los socios de la CTA››, como camisa, pantalón,
sombrero, limas, machetes, guantes, etc., razonamientos
que, como se ha dicho, no apuntan a dilucidar el vínculo
entre demandantes y el Ingenio Pichichi SA, sino que
ilustran los compromisos entre éste último y la Cooperativa
Progresemos, sin que en ninguno de esos folios se aluda o
se deduzca de alguna manera que los accionantes
efectivamente desplegaron su fuerza personal de trabajo
para la enjuiciada, por ende, nada aporta a los reclamos de
los actores, las aseveraciones atrás esbozadas.

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De folios 57-59, se aprecia el acta de reunión del 28 de


agosto de 2010, en donde se menciona que en materia de
‹‹Salud: El ingenio continúa cumpliendo con el compromiso de
asumir seguridad social de las personas que no alcancen a
devengar el mínimo debido a que estén incapacitados,
diferente a los que son por inasistencia››. Allí se encuentra
que ese aporte era para un grupo determinado, es decir,
quienes por estar incapacitados no lograran el ingreso
mínimo, sin que se mencione a los demandantes, ni se
colige del mismo, que hubieran prestado un servicio
personal a la enjuiciada.

En el acta adosada de folio 60-63, no se registra


participación de la cooperativa a la que pertenecieron los
reclamantes, en consecuencia, tampoco tiene relevancia.

No pasa desapercibido para la Sala que el recurrente


pretende cuestionar la decisión del Tribunal, bajo el
argumento de que la realidad de la contratación debe
derivarse de la inexistencia de un real empleador en cabeza
de las cooperativas, por considerar que éstas no son
verdaderamente autogestionarias y que no tienen
autonomía financiera; no obstante, como se indicara líneas
atrás, no se desconoce que en las ofertas mercantiles
adosadas al plenario se consagró:

DÉCIMA QUINTA. DE SER ACEPTADA NUESTRA OFERTA


INGENIO PICHICHI S.A. SE OBLIGARÍA A: 1. Pagar
cumplidamente, dentro de los plazos establecidos, los valores
que adeude al OFERENTE por el servicio ejecutado en razón de
la presente oferta. 2. Suministrar a la Cooperativa la

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información requerida para la correcta ejecución de la labor que


se propone en esta oferta; 3. A suministrarnos en especie los
siguientes elementos de trabajo por trabajador asociado activo:
1 par de zapatos, 1 pantalón, 1 camisa, 1 par de guantes, 1
machete, 1 lima y 1 dulceabrigo. Se entregará una dotación
cada cuatro (4) meses empezando en el mes de 15 Marzo, 15 de
Julio, 15 de Noviembre. También nos deberá entregar una vez al
año los siguientes elementos: 1 capa impermeable, 1 canillera,
se entregará una dotación cada 12 meses empezando en el mes
de Enero (f.° 139-140).

De su lectura, lo que resulta claro es que fue la misma


CTA dentro de la oferta mercantil que presentó a Ingenio
Pichichi SA quien introdujo en su clausulado la entrega de
una serie de elementos por trabajador asociado, de los que,
se reitera, no puede colegirse la prestación personal del
servicio elemento esencial del contrato laboral, así como
tampoco se colige de la obligación de efectuar pagos a
terceros por parte del aceptante de la oferta, como se
plasmó entre otras en la cláusula novena de la propuesta
mercantil de folios 148-156, en la que se estipuló:

NOVENA: PAGOS A TERCEROS. Todo pago que deba realizar


el OFERENTE a sus asociados o a terceras personas, con causa
directa o indirecta, en la presente oferta, podrá ser cubierto por
el ACEPTANTE por cuenta del OFERENTE y deducido su valor
de las sumas de dinero a pagar a este último por cualquier
concepto. PARAGRAFO: Quedan expresamente comprendidos
dentro de la autorización anterior los pagos de compensaciones,
excedentes, salarios y prestaciones sociales si a ello hubiere
lugar y toda clase de derechos sociales de los asociados
comprometidos en el desarrollo y ejecución del presente
contrato, los pagos parafiscales y a la seguridad social, el pago
de las primas a las Compañías de Seguros y demás
obligaciones.

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Radicación n.° 88163

Obsérvese que es la misma CTA quien autoriza al


Ingenio Pichichi SA no solo a realizar el pago de sumas
dinero a terceros por los conceptos allí establecidos, sino a
compensar esas sumas de las que este último tuviera que
pagar a la cooperativa por cualquier rubro, lo que refleja
una situación de carácter comercial entre oferente y
aceptante que en nada contribuye a concluir en la
existencia de una relación laboral como lo pretende la
censura y, que también, fuera propuesto por quien
presentara la oferta mercantil –CTA- al ingenio demandado
que no, producto de un acto unilateral del aceptante.

Tampoco podría llegarse a la conclusión contraria por


el hecho de que el Ingenio Pichichi SA se hubiere obligado
para con la CTA a reconocer ‹‹con destino al Fondo de
Solidaridad y por una sola vez, la suma de Veintisiete
millones de pesos ($27.000.000), para atender y solventar la
situación de los asociados›› (f.° 181) o, a entregar ‹‹el día 2 de
Diciembre de 2010, la cantidad de Cuatrocientos veinte mil
pesos ($420.000) por cada asociado, a título de donación y
por mera liberalidad con el fin de apoyar los procesos
productivos que desarrollan las empresas vinculadas al
servicio de corte y labores conexas›› (f.° 186), obligaciones
que en manera alguna podrían considerarse de carácter
laboral y que, por el contrario, sí pueden encasillarse dentro
del concepto de responsabilidad social empresarial en el
que el Ingenio Pichichi SA buscó apoyar la sostenibilidad a
largo plazo del modelo cooperativo, que no, a realizar actos

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de subordinación propios de quien ostenta la calidad de


empleador.

Aunque lo narrado es suficiente para el fracaso del


ataque, es del caso subrayar que en relación con los
testimonios que se acusan como erróneamente apreciados,
estos no son prueba calificada autónoma para sustentar el
recurso de casación, sino que dependen de la prosperidad
de un medio que tenga tal condición -documento auténtico,
confesión judicial o inspección ocular- según la restricción
contenida en el artículo 7º de la Ley 16 de 1969, norma que
fue declarada exequible por la Corte Constitucional en
sentencia C-140 de 29 de marzo de 1995, de manera que la
inconformidad con la desacertada valoración probatoria por
parte del Tribunal, no puede abordarse ante la ausencia de
tal presupuesto (CSJ SL4030-2019).

De lo que viene de estudiarse, el cargo no prospera.

IX. CARGO SEGUNDO

Por la vía directa, acusa infracción directa del artículo


24 del CST subrogado por el 2 de la Ley 50 de 1990, en
relación con el 4, 5, 59 de la Ley 79 de 1988; 1, 5 y 6 del
Decreto 468 de 1990; 5, 8, 17 y 18 del Decreto 4588 de
2006; 63 de la Ley 1429 de 2010; 2 y 3 del Decreto 2025 de
2011; 53 de la CN; 22, 23, 24, 34, 35, 36, 65, 249, 253 y
306 del CST; 1, 2 y 99 de la Ley 50 de 1990 y, Ley 1233 de
2008.

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Enuncia que el artículo 24 del CST, sin hacer


excepción alguna de la actividad, ‹‹dispone presumir regida
por un contrato de trabajo toda relación de trabajo personal››,
pero el Tribunal infringió ese mandato, por cuanto luego de
analizar las pruebas arrimadas al proceso ‹‹descubrió en
esas pruebas que el corte de caña la siembra son
labores propias del objeto social del INGENIO››, que este
dio capacitación en cooperativismo, que celebró un contrato
con Amparo López y Lisenia Galindo para disolver y liquidar
la CTA y les pagó los honorarios y, ‹‹a pesar de todas las
anteriores acciones que revelan la actividad personal, le
exige más a los demandantes para que demuestren la
actividad personal, no estando obligados a más, pues el que
realiza intermediación presta un servicio personal está
exento de demostrar la subordinación›› (negrilla del texto).

Arguye que en ningún caso quien realiza la actividad


personal, debe probar que ‹‹ejecutó los servicios personales
bajo la continuada subordinación o dependencia respecto de
quien recibió y remuneró el servicio›› que, por el contrario, es
quien ha recibido el servicio el llamado a desvirtuar la
subordinación y probar la autonomía, por ende, el colegiado
infringió el artículo 24 del CST.

X. RÉPLICA

Esgrime la llamada a juicio que la acusación no puede


prosperar, pues al ser orientado por la vía directa, se
aceptan todas las conclusiones fácticas, dentro de las que
tuvo por acreditado el Tribunal que no se demostró la

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prestación personal del servicio de los demandantes en


favor del Ingenio Pichichi SA, premisa que no es rebatida en
el cargo, amén que ninguno de los argumentos esbozados
logra desvirtuar que la CTA fue autónoma.

XI. CARGO TERCERO

Por la vía directa acusa infracción directa de los


artículos 35 del CST y ‹‹17 del Decreto 4588››, en relación
con el 24 del CST subrogado por el 2 de la Ley 50 de 1990;
4, 5, y 59 de la Ley 79 de 1988; 1, 5 y 6 del Decreto 468 de
1990; 5, 8, 17 y 18 del Decreto 4588 de 2006; 63 de la Ley
1429 de 2010; 2 y 3 del Decreto 2025 de 2011, 53 de la CN;
22, 35, 36, 65, 127, 249, 253, 254 y 306 del CST y, 1, 2 y
99 de la Ley 50 de 1990.

Luego de referirse a la decisión del Tribunal y de


remitirse a similares argumentos a los expuestos en el
cargo precedente, invoca los artículos 17 del Decreto 4588
de 2006, 24 y 35 del CST y, expresa que estos cánones
prohíben a las cooperativas actuar como intermediarias, o
como empresas de servicios temporales para suministrar
mano de obra a usuarios o a terceros beneficiarios y,
remitirlos como trabajadores en misión, con el fin de que
atiendan labores propias de un usuario o tercero, por lo que
de haberse aplicado aquellos preceptos, ‹‹habría
determinado que hubo contrato laboral realidad, pues se
trató que los demandantes realizaron las actividades propias
del INGENIO y eso es una prestación personal del servicio en

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sus largos extremos temporales de los demandantes desde


el 2005 al 2012 y con relación al Art. 24 C.S.T se presuma la
subordinación››.

XII. RÉPLICA

El ingenio demandado se opone a la prosperidad del


cargo en similares términos a los expuestos en el
inmediatamente anterior y, a los que, para resolver, se
remitirá la Sala.

XIII. CONSIDERACIONES

Al seleccionar la vía de puro derecho, se parte del


supuesto según el cual, se aceptan todas las premisas
fácticas de la providencia, especialmente que, en el sub lite
no se encuentra dentro del plenario prueba alguna de la
prestación personal del servicio de los demandantes a favor
del Ingenio Pichichi.

Aunque lo precedente es suficiente para el fracaso del


cargo, para abundar en garantías, se procede a revisar si, el
sentenciador plural interpretó erróneamente el artículo 24
del CST, para lo cual, como se indicara al resolver el cargo
primero, aunque en la decisión impugnada haya sostenido
el juzgador de segunda instancia que ‹‹no quedó acreditado
el elemento subordinación respecto al Ingenio Pichichi para
los demandantes››, el sustento de su decisión se fincó en que
los servicios que aquellos prestaran como corteros de caña
‹‹no lo fue directamente para el ingenio, sino para la CTA

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Radicación n.° 88163

Progresemos a la que los mismos actores en el libelo


introductorio comentaron haberse asociado›› y la que, afirmó,
‹‹fue legalmente constituida con apego a la ley que le es
propia y que la vinculación de los actores a través de
convenios asociativos según las pruebas aportadas, estuvo
libre de algún vicio en su consentimiento››.

Previo al análisis pertinente, resulta relevante


memorar que esta Corporación, en providencia CSJ
SL16528-2016, adoctrinó:

Para la configuración del contrato de trabajo se requiere que en


la actuación procesal esté plenamente demostrada la actividad
personal del trabajador demandante a favor de la parte
demandada, y en lo que respecta a la continuada subordinación
jurídica, que es el elemento característico y diferenciador de
toda relación de trabajo, debe igualmente estar evidenciada. Sin
embargo, no será necesaria la acreditación de la citada
subordinación, con la producción de la respectiva prueba, en
los casos en que se encuentre debidamente comprobada la
prestación personal del servicio, ya que en este evento lo
pertinente, es hacer uso de la presunción legal consagrada en el
art. 24 del Código Sustantivo del Trabajo que reza: «Se presume
que toda relación de trabajo personal está regida por un contrato
de trabajo», la cual puede ser desvirtuada con la demostración
del hecho contrario, es decir, que el servicio no se prestó bajo
un régimen contractual de índole laboral. (Subraya la Sala)

Como se corrobora con el precedente en cita,


efectivamente el artículo 24 del CST, concede una ventaja
probatoria, por cuanto conlleva a que se presuma la
existencia del contrato de trabajo, pero para que se active
esa presunción, correspondía previamente a los
demandantes demostrar la prestación personal del servicio

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y precisamente esa fue la exigencia del colegiado, que no


lograron cumplir.

El colegiado se esmeró en escudriñar el plenario en


búsqueda de la comprobación de la prestación personal del
servicio, como se corrobora de los pasajes transcritos al
resolver el cargo primero, pero al no aparecer dicha prueba,
era evidente que no podía presumir la existencia de un
contrato de trabajo, por tanto, no incurrió en la exégesis
errónea.

El discurso del libelista entraña un error conceptual,


en cuanto se infiere que, en su sentir, basta la
comprobación del nexo entre la cooperativa y el ingenio
Pichichi, en unas fechas determinadas, para que se active
la aludida presunción en favor de todos los demandantes,
cuando el artículo 24 del CST, contiene un elemento intuito
personae, es decir, la prueba de la efectiva prestación de
servicios de cada reclamante a favor de la convocada al
litigio, que adecuadamente exigió el ad quem.

En lo que atañe a los artículos 17 del Decreto 4588 de


2006, 24 y 35 del CST, de cara a la situación particular de
los accionantes, no se encuentra el dislate jurídico que
atribuye el ataque, pues partiendo del supuesto según el
cual, no probaron que hubieran prestado servicios
personales a favor del Ingenio Pichichi, mal puede afirmarse
que fueron enviados en misión por parte de la cooperativa y
que por tanto, ese ente solidario, hizo las veces de una

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empresa de servicios temporales en contravía de la


normatividad.

Según lo estudiado, los cargos resultan infundados.

Costas a cargo de los demandantes y a favor de la


demandada, con inclusión de la suma única de $5.300.000,
a título de agencias en derecho, según los términos del
artículo 366-6 del Código General del Proceso .
XIV. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia dictada el 11 de diciembre de 2019, por
la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Buga, dentro del proceso ordinario laboral seguido por
ARMANDO RESTREPO TRIVIÑO, OSCAR MARINO
SOLARTE BUITRAGO, MANUEL JESÚS RIASCOS
NARVÁEZ y CARLOS ALBERTO VALDÉS MARTÍNEZ
contra INGENIO PICHICHI SA.

Costas conforme lo indicado en la parte motiva.

Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y


devuélvase el expediente al tribunal de origen.

JIMENA ISABEL GODOY FAJARDO

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EDUARDO ADOLFO LÓPEZ VILLEGAS


Conjuez

No firma por ausencia justificada


JORGE PRADA SÁNCHEZ

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