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IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ

Magistrado ponente

SL2768-2021
Radicación n.° 82386
Acta 17

Bogotá, D. C., doce (12) de mayo de dos mil veintiuno


(2021).

La Corte decide (i) el recurso de apelación que el


SINDICATO NACIONAL DE TRABAJADORES DE
EMPRESAS OPERADORAS, CONTRATISTAS,
SUBCONTRATISTAS DE SERVICIOS Y ACTIVIDADES DE
LA INDUSTRIA DEL PETRÓLEO, PETROQUÍMICA Y
SIMILARES-SINDISPETROL presentó contra el auto que la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito de
Bucaramanga profirió el 30 de agosto de 2018, en el proceso
especial de calificación de la huelga que MOTA ENGIL
ENGENHARIA E CONSTRUCAO S.A. SUCURSAL
COLOMBIA-MOTACOL promovió contra dicho sindicato y
los trabajadores que conforman la Asamblea Permanente de
los Trabajadores de la citada compañía y se enlistan en la
demanda inicial, y (ii) los recursos de apelación que las partes

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referidas interpusieron contra la sentencia que el mismo


Colegiado de instancia dictó el 6 de septiembre de 2018, en
el proceso especial de calificación de la huelga aludido.

I. ANTECEDENTES

La sociedad demandante pretende que se declare la


ilegalidad de la suspensión colectiva del trabajo que la
Asamblea Permanente de los Trabajadores de Motacol y
Sindispetrol promovieron el 24 de marzo de 2017, y que a su
juicio configuró abusó del derecho de asociación, toda vez
que decretaron una cesación de actividades o paro colectivo
del trabajo sin agotar la etapa de arreglo directo y la
decidieron únicamente 101 trabajadores de la empresa y no
por la «mayoría absoluta» o la mitad de la totalidad de los
empleados, conforme a las causales contempladas en los
literales c), d) y e) del numeral 1.º del artículo 450 del Código
Sustantivo del Trabajo.

Asimismo, requirió que «se apliquen los efectos


establecidos en el artículo 450 del CST, numeral 2», se ordene
reiniciar la actividad laboral y se disponga sobre las costas
del proceso.

Para respaldar sus aspiraciones, expuso que es


adjudicataria y contratista en el Contrato HAB-YUMA-2015-
05 que celebró con Ecopetrol S.A. el 11 de diciembre de 2015.

Destacó que su objeto social no está relacionado con las


actividades del petróleo y afines y no tiene sindicato de

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empresa, industria ni de otras categorías, de modo que la


afiliación de varios de sus trabajadores a Sindispetrol es
ilegal y desconoce el literal b) del artículo 356 del Código
Sustantivo del Trabajo, dado que esa es una organización
sindical de industria y está conformada por individuos que
prestan sus servicios en varias empresas de la industria de
los hidrocarburos, cualquiera que sea su fuente, la
petroquímica y similares, conexas o complementarias.

Adujo que el referido sindicato, en calidad de


representante sindical de los trabajadores de Motacol, el 24
de marzo de 2017 le presentó un pliego titulado «PETICIONES
LABORALES»; que aquellos el mismo día suspendieron el
trabajo de forma intempestiva, arbitraria e ilegal, fundados
en un presunto incumplimiento de las obligaciones del
empleador y sin cumplir los procedimientos previstos en la
legislación para la cesación de actividades. Agregó que dichos
trámites son (i) la etapa de arreglo directo y (ii) la votación de
huelga, teniendo en cuenta que tiene 305 personas
trabajadoras y la decisión no la adoptó más de la mitad,
además que se adelantó antes de los dos días de su
declaratoria, por lo que también se desconoció lo previsto en
los artículos 444 y 445 ibidem.

Aseguró que los trabajadores en comento usaron vías


de hecho al bloquear los accesos a los sitios de trabajo
ubicados en la intersección de La Virgen e impedir el ingreso
de los empleados; y que, en general, evitaron la ejecución de
la totalidad del proyecto contratado y compelieron a los

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demás a no laborar, lo cual ha perdurado hasta la fecha de


presentación de la demanda.
Señaló que ha acatado sus deberes laborales y con el
sistema de seguridad social y que la huelga le ha generado
retrasos en el cumplimiento del referido contrato con
Ecopetrol S.A., así como consecuentes daños económicos,
reputacionales e inmateriales «irreparables».

Por último, aseveró que el 31 de marzo siguiente, con el


fin de darle el carácter de legal a la huelga, Sindispetrol le
presentó un documento a través del cual presuntamente los
trabajadores accionados solicitan la representación de esta
organización sindical (f.º 1 a 14, 215 a 226).

Al contestar la demanda en la audiencia celebrada el 22


de agosto de 2018, el sindicato demandado se opuso a las
pretensiones. En relación con los hechos en que se basa,
aceptó los relativos a la adjudicación y suscripción del
contrato entre la demandante y Ecopetrol S.A. y que el objeto
social de la primera no tiene relación con las actividades del
petróleo o afines y la presentación del pliego en
representación de sus afiliados. Sobre los demás, adujo que
no eran ciertos o no le constaban.

Expuso que en ejercicio de su autonomía sindical y


derecho de asociación admitió a los trabajadores de Motacol,
tal como lo ha establecido la jurisprudencia constitucional;
que la huelga que promovieron es imputable a la empresa
accionante, pues trasgredió «una serie de derechos» de los
trabajadores, tales como: (i) el incumplimiento del pago de

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salarios conforme a la cláusula cuarta de los contratos de


trabajo, que estipulaba que la remuneración era quincenal y
pese a ello la empresa la cancelaba por mensualidades; (ii) la
mala calidad de los alimentos y (iii) del suministro de las
dotaciones, de modo que no hay razón suficiente para
declarar su ilegalidad ante tal situación de urgencia. Agregó
que esta Sala de la Corte ha adoctrinado que en estos casos
no se debe exigir el agotamiento del arreglo directo y que es
imposible acceder a la pretensión de reanudación de las
labores porque la empresa accionante terminó los contratos
de trabajo «en el año 2017».

En su defensa, propuso las excepciones previas de (i)


ineptitud de la demanda por falta de los requisitos formales
e (ii) «inexistencia del demandante, incapacidad en la
representación del demandante de conformidad con lo
establecido en el numeral 3.º y 4.º del artículo 100 del Código
General del Proceso».

Para los fines que interesan a la discusión, respecto al


segundo medio exceptivo, indicó que la demandante es una
sociedad extranjera e intervino a través del representante
legal de su sucursal Colombia. Así, explicó que conforme al
artículo 263 del Código de Comercio, en conexidad con el
artículo 15 ibidem, las sucursales constituyen un bien
mercantil y por tanto no pueden ser sujetos activos ni pasivos
en un proceso, pues carecen de la «capacidad jurídica» para
representar a la sociedad matriz. Expuso que la existencia de
esta última tampoco se acreditó y tampoco quién es su
representante legal, además que desconoce si el apoderado

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especial que presentó la demanda representa a dicha


empresa matriz. En apoyo, citó apartes de las sentencias CSJ
SC, 8 ag. 2001, exp. 5814, CSJ SC, 16 may. 2001, exp. 5708
y CSJ SC, 6 jun. 2013, exp. 2008-01381, así como de los
Oficios 220-140934 de 13 de julio de 2016, 220-131628 de 2
de octubre de 2015 y 2208-000356 de 1.º de febrero de 2008
de la Superintendencia de Sociedades.

También presentó las excepciones de fondo que


denominó incumplimiento de las obligaciones por parte del
empleador y «legalidad de la huelga».

El Tribunal dio por no contestada la demanda por parte


de los trabajadores codemandados, quienes fueron
representados a través de curadora ad litem (f.º 2321 y 2322, CD).

II. Recurso de apelación contra el auto que el


Tribunal profirió el 30 de agosto de 2018, a través
del cual resolvió la solicitud de nulidad presentada
por Sindispetrol

En la referida audiencia de 22 de agosto de 2018, el


apoderado de Sindispetrol solicitó la nulidad de la actuación
con fundamento en las causales previstas en los numerales
4.° y 8.° del artículo 133 del Código General del Proceso. Para
justificar la primera, señaló que quien actuaba en nombre de
la compañía demandante carecía íntegramente de poder, por
cuanto se requería que la sociedad extranjera le otorgara el
mandato respectivo, de modo que no bastaba el conferido por

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el representante legal de la sucursal Colombia accionante, en


tanto esta, reiteró, es un bien mercantil que «no tiene
capacidad jurídica para comparecer como parte activa o (...)
pasiva en el proceso judicial» y «su personería jurídica deriva
es de la principal»; y respecto a la segunda causal alegada,
aseveró que no se practicó en forma legal la notificación del
auto de la demanda a las personas naturales accionadas.

Mediante auto que se profirió en audiencia de 30 de


agosto de 2018, el Tribunal rechazó de plano la procedencia
de la primera causal de nulidad al considerar que los hechos
que la fundaban pudieron alegarse al presentar las
excepciones previas, respecto a lo cual la organización
sindical no hizo referencia explícita en dicha oportunidad,
esto es, a que el apoderado de la accionante carecía
íntegramente de poder, conforme a lo previsto en los artículos
43-2, 102 y 135 del Código General del Proceso.

Por otra parte, negó la configuración de la referida


causal 8ª al considerar que Sindispetrol no estaba legitimado
para proponerla, dado que el artículo 134 ibidem establece
que la nulidad solo beneficia a quien la haya invocado y el
precepto 135 siguiente contempla que solo la puede alegar la
persona afectada. Sobre este particular, agregó que si bien
por mandato legal y los estatutos del sindicato, este tiene una
representación amplia de sus afiliados en relación con sus
intereses comunes como organización sindical, lo cierto es
que en el asunto se debaten intereses concretos de cada
trabajador «dadas las consecuencias jurídicas que se derivan
del artículo 450 del Código Sustantivo del Trabajo», por lo que

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la legitimación para representarlos requiere mandato


especial y expreso de cada empleado, conforme lo explicó esta
Sala en la sentencia CSJ SL, 15 may. 2012, rad. 38260.

Y en relación con la inconsistencia relativa a la dirección


de notificación del sindicato, consideró que tal circunstancia
no tenía la connotación de trasgredir el derecho al debido
proceso ni afectaba la validez de lo actuado, toda vez que
aquella organización se hizo presente en el proceso, de modo
que no había lugar a notificarla nuevamente en atención al
principio de «preservación de la actuación» (f.º 2324 y 2325).

Contra esta decisión, Sindispetrol presentó recurso de


reposición y en subsidio apelación. En cuanto a la causal 4.º
del artículo 133 del Código General del Proceso, reitera los
argumentos expuestos al presentar la solicitud de nulidad y
agrega que los hechos en los que la funda también los señaló
al formular las excepciones previas. Asimismo, manifiesta
que el criterio del Tribunal implica que cualquier sucursal
pueda comparecer en debida forma y a cualquier proceso, lo
que contraría el «Código de Comercio». En apoyo, citó iguales
sentencias que al sustentar la excepción previa atrás
reseñada.

Respecto de la segunda causal de nulidad, aduce que


de conformidad con el Convenio 087 de la Organización
Internacional del Trabajo y el artículo 39 de la Constitución
Política, el sindicato está legitimado para representar a los
trabajadores en trámites sindicales y procesos de carácter
colectivo como la huelga, de modo que exigir un mandato

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adicional es imponer talanqueras no previstas en la ley, y


más en este caso en el que actúa como accionado y se
conforma un «litisconsorcio».

Afirma que el hecho que la curadora ad litem no


presentara la nulidad en comento no le suprime la
legitimidad para promoverla, pues ello sería tanto como
«diezmar o reducir los derechos de los trabajadores a la
dependencia de una indebida representación».

Por último, asevera que la empresa demandante


siempre conoció que los trabajadores vivían «en ciertas
direcciones», pero optó por notificarlos en la dirección de la
organización sindical, pese a que este «no es el lugar de
domicilio, ni residencia, ni de carácter laboral de los
trabajadores».

El Tribunal le corrió traslado a la accionante y esta, en


cuanto a la primera causal, destaca que el sindicato
inicialmente manifestó un poder insuficiente y ahora una
indebida representación, nulidad que en todo caso la debe
alegar la parte afectada y por ello aquel carece de legitimación
para proponerla, conforme el artículo 135 del Código General
del Proceso.

En relación con la segunda causal, destaca que los


trabajadores tienen un representante judicial y es este el
facultado para interponer la nulidad. Así, expone que el
abogado de la organización sindincal requiere madato
expreso para tener la vocería de aquellos, lo cual es

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independiente a que sea su representante en los conflictos


colectivos ante el empleador.

En la misma audiencia, el juez plural mantuvo su


decisión, concedió el recurso de apelación en el efecto
devolutivo y remitió las diligencias a la Corte para decidir lo
pertinente.

Posteriormente, resolvió las excepciones previas que


Sindispetrol presentó y, en particular la atrás referenciada -
«inexistencia del demandante (...)»-, la cual declaró no probada al

considerar que se acreditó la existencia de la sociedad


extranjera y por ende la de su sucursal en Colombia. En
apoyo, aludió a las sentencias de esta Corte CSJ SL 6 nov.
1996, rad. 5166 y CSJ STL8765, 27 jun. 2018, rad. 51402.

Contra esta decisión el sindicato accionado no


interpuso recurso alguno.

III. CONSIDERACIONES

La Sala debe determinar si el Tribunal incurrió en un


desatino al (i) rechazar la solicitud de nulidad que el sindicato
accionado presentó con fundamento en la causal 4ª del
artículo 133 del Código General del Proceso, dado que no se
alegó como excepción previa, y (ii) negar la configuración de
la contemplada en la causal 8ª ibidem, al considerar que
aquella organización sindical no tenía legitimación para
interponerla.

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En relación con la primera causal, es oportuno destacar


que en materia de nulidades procesales tienen aplicación los
principios de taxatividad y especificidad, conforme a los
cuales no es posible solicitar aquellas sino únicamente por
los motivos contemplados en la ley y en los eventos en que
deba preservarse el debido proceso de las partes (CSJ AL 21
abr. 2009, rad. 36407, CSJ AL223-2021 y CSJ AL3647-2020).

En el presente asunto, Sindispetrol alega la


configuración de la causal de nulidad establecida en el
numeral 4.º del artículo 133 del Código General del Proceso,
toda vez que estima que el apoderado judicial de la
accionante carece de poder. Sin embargo, nótese que sus
argumentos no se encaminan a demostrar el supuesto fáctico
pertinente a dicho motivo de anulación procesal, esto es, la
carencia total de poder, sino más bien a una supuesta
incapacidad de la empresa accionante para ser parte -lo cual
refunde con la capacidad para comparecer al proceso- y, bajo esa

perspectiva, para otorgar el respectivo mandato.

Tan es así, que la organización sindical señala que el


poder que recibió el abogado que presentó la demanda debió
conferirlo la sociedad matriz y no su sucursal en Colombia,
como en efecto ocurrió, además que respecto de la primera
tampoco se acreditó su existencia en este trámite.

En el anterior contexto, lo que pretende alegar el


sindicato no es una carencia íntegra y total de poder del
apoderado de la accionante, sino la incapacidad de esta para
ser parte en el proceso, lo cual no es una causal taxativa de

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nulidad en los términos del referido artículo 133 del Código


General del Proceso.

Ahora, debe destacarse que el supuesto de incapacidad


de las partes sí está contemplado en el artículo 100 ibidem
como excepción previa, la que en efecto propuso el sindicato
accionado en la oportunidad procesal pertinente y el Tribunal
resolvió desfavorablemente, sin que al respecto aquel
interpusiera recurso alguno.

En ese perspectiva, a juicio de la Corte, la nulidad


solicitada con base en la causal en comento no debió
rechazarse por vía del artículo 135 del referido estatuto
procesal, pues la pertinencia de este precepto parte de la
premisa de que quien actúa en el proceso puede
jurídicamente alegar el supuesto de la nulidad, después de
lo cual si no la enarbola, la irregularidad se entiende
subsanada conforme al artículo 136 ibidem; sin embargo, se
reitera que el demandado se apoya en un hecho que no está
contemplado como causal de nulidad, por lo que era este y
no otro el motivo para rechazar de plano la solicitud.

Por lo tanto, se confirmará este punto del auto apelado,


pero por las razones aquí expuestas.

En relación con la segunda causal alegada, es oportuno


mencionar que la accionante pretende que se declare que la
huelga que promovió el sindicato y 101 trabajadores de una
Asamblea Permanente de Motacol es ilegal, y al respecto
señala que estos incurrieron en vías de hecho al bloquear los

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accesos a los frentes de trabajo ubicados en la intersección


de La Virgen, impidieron el ingreso de los trabajadores, entre
otros supuestos fácticos antes referenciados.

Nótese entonces que la actora encauza una controversia


jurídica en torno a situaciones particulares y concretas que
le endilga a algunos de sus trabajadores, aquí accionados,
con el fin de establecer su participación efectiva en la huelga,
de modo que a partir de tal situación fáctica es que la Sala
debe determinar si la organización sindical los puede
representar en el presente proceso.

Claro lo anterior, es importante destacar que con


fundamento en los artículos 373-4, 475 y 476 del Código
Sustantivo del Trabajo, la jurisprudencia de la Sala ha
adoctrinado que la organización sindical puede ejercer
acciones judiciales en nombre propio o en el de sus afiliados
dependiendo de si la titularidad del derecho recae en el
interés común y general de los asociados o, individualmente
en cada trabajador.

Así, en el primer caso, el sindicato es el legitimado para


actuar; y, en el segundo, será cada trabajador quien puede
optar por escoger un apoderado especial o que la
organización sindical lo represente, para lo cual si bien no se
requieren formalismos especiales, debe ser suficientemente
clara la voluntad del trabajador en torno a valerse del
sindicato para adelantar las acciones judiciales pertinentes
(CSJ SL, 15 may. 2012, rad. 38260).

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Por tanto, al tratarse dicho asunto de una situación


particular y concreta de cada trabajador accionado, la
titularidad para actuar en el proceso recae en cada uno de
ellos, de modo que pueden ejercerla por sí mismos o delegarla
en la organización sindical.

Pues bien, a folios 87B a 94 obra misiva radicada en


Sindispetrol el 21 de marzo de 2017 a las 6:00 p.m., en la
que 116 trabajadores de Motacol señalan que decidieron
afiliarse a ese sindicato «en razón a que buscamos su
representanción laboral y colectiva ante la difícil situación
laboral que actualmente tenemos con nuestra empresa
empleadora»; y documento radicado en dicha organización
sindical el mismo día a las 6:30 p.m. (f.º 78 a 85), en la que
119 trabajadores determinan iniciar una asamblea
permanente y le solicitan al sindicato que «nos representen en
todos los escenarios laborales y colectivos y por ende se lleve
a cabo la Asamblea Permanente»; sin embargo, en dichos
elementos de juicio no se acredita la manifestación de
voluntad del respectivo trabajador accionado en lo que
concretamente toca a la representación en este proceso
judicial, que además es posterior a la asamblea permanente
constituida, por lo que el a quo no se equivocó al indicar que
Sindispetrol no está legitimado para proponer la nulidad en
comento.

Conforme lo expuesto, se confirmará la decisión


impugnada.

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IV. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

Mediante sentencia de 6 de septiembre de 2018, la Sala


Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bucaramanga dispuso (f.º 2327 a 2328, CD-fallo):

PRIMERO: DECLARAR ILEGAL la suspensión colectiva o cese


colectivo de actividades que el SINDICATO NACIONAL DE
TRABAJADORES DE EMPRESAS OPERADORAS, CONTRATISTAS,
SUBCONTRATISTAS DE SERVICIOS Y ACTIVIDADES DE LA
INDUSTRIA DEL PETRÓLEO, PETROQUÍMICA Y SIMILARES
SINDISPETROL promovió, auspició y apoyó desde el 24 de marzo
de 2017 en la empresa o sociedad MOTA ENGIL ENGENHARIA E
CONSTRUCAO S.A. SUCURSAL COLOMBIA –MOTACOL- hasta la
fecha de presentación de la demanda -07 de abril de 2017- en
contravención de lo establecido en el artículo 450 del Código
Sustantivo del Trabajo, numeral 1, literal d), modificado por el
artículo 65 de la Ley 50 de 1990, de conformidad con lo expuesto
en la parte motiva de esta providencia.

(...) TERCERO: Costas en esta instancia a cargo SINDISPETROL (...).

El ad quem consideró que los problemas jurídicos a


resolver consistían en determinar: (i) si existió el cese de
actividades alegado desde el 24 de marzo 2017 y hasta el
momento de la presentación de la demanda; (ii) quién o
quiénes lo promovieron, alentaron o auspiciaron; (iii) si el
mismo se justificaba ante el incumplimiento de las
obligaciones a cargo del empleador demandante, y (iv)
calificar su legalidad o no de acuerdo con los supuestos
consagrados en los literales c), d) y e) del artículo 450 del
Código Sustantivo del Trabajo, modificado por el artículo 65
de la Ley 50 de 1990.

En esta dirección, el ad quem de entrada advirtió la

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existencia del cese y que este era ilegal, pues si bien se


acreditó que el mismo se fundaba en el incumplimiento del
pago de salario de algunos trabajadores y esto constituía una
«razón seria» al ser un derecho mínimo e irrenunciable, «al
menos en los casos en que se logra demostrar», lo cierto es
que no se adelantó de conformidad con el procedimiento
establecido en los artículos 450 y 446 del Estatuto
Sustantivo del Trabajo. Agregó que la situación de urgencia,
emergencia o premura que alegó Sindispetrol no justificaba
la prescindencia de aquel trámite, pues afirmó que aunque
es mínimo, está previsto para la legalidad de la huelga.

Para fundamentar su decisión, señaló que en atención


a la finalidad de la Ley 1210 de 2008, en este caso solo le
correspondía calificar si existió el cese colectivo de trabajo y
si este es ilegal o no, pero no lo relativo a si efectivamente
ocurrió el «incumplimiento real del patrono». Para reforzar su
criterio, se apoyó en las sentencias CSJ SL1846-2018 y CSJ
SL, 12 sep. 2012, rad. 46177, que transcribió parcialmente.

Así, expresó que la huelga puede ser impulsada por un


sindicato o por una coalición de trabajadores, estén o no
sindicalizados, y que desde el punto de vista «legal,
jurisprudencial y doctrinal» se reconocen cuatro modalidades
de cese de actividades laborales: (i) la declarada en desarrollo
de un conflicto colectivo económico de trabajo en aplicación
del artículo 420 del Código Sustantivo del Trabajo; (ii) la que
se realiza por causas de incumplimiento de las obligaciones
laborales y de seguridad social del empleador respecto a sus
trabajadores, de acuerdo a lo prescrito en el literal e) del

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artículo 379 ibidem, modificado por el artículo 7.º de la Ley


584 de 2000; (iii) la referida a la solidaridad con la huelga
promovida por trabajadores de otra empresa o
establecimientos inmersos en un conflicto colectivo de
trabajo con su empleador, y (iv) la prevista para expresar
posiciones sobre políticas sociales, económicas o sectoriales
que inciden en forma directa en el ejercicio de la
correspondiente actividad, ocupación o profesión.

Destacó que solo se recaudaron documentos y respecto


a ellos no se propuso tacha por falsedad. Asimismo, que las
actas de constatación que levantó el Inspector del trabajo
arrojaron datos probatorios sustanciales y si bien tienen
relevancia al momento de decidir el litigio, debe existir «otra
prueba que lleve al operador judicial a un mejor
convencimiento frente al hecho a determinar». Sobre el
particular, aludió a las sentencias CSJ SL1846-2018 y CSJ
SL16579-2014.

Claro esto, en relación con la primera problemática,


señaló que la existencia del cese la confesó el sindicato al
contestar la demanda, pues no desconoció el contenido de
las actas. Indicó que la mayoría de estos elementos de juicio
acreditaban que dicha organización estuvo presente por
intermedio de algunos de sus representantes, quienes
atendían el objeto de la diligencia por parte del funcionario
del Ministerio del Trabajo e insistían en el móvil de la huelga,
salvo en las actas de 27, 29 y 30 de marzo 2017, que dan
cuenta que no intervino el sindicato ni ningún representante.

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Expuso que en el acta de 28 de marzo el sindicato aludió


a la tercerización ilegal, el subempleo y la subcontratación
por parte de la empresa, así como a la «temática» salarial,
prestacional y de dotación, respecto de lo cual afirmó que el
empleador hizo caso omiso y no buscó una solución;
asimismo, en la de 31 de marzo el sindicato aludió a las
condiciones del contrato de trabajo y asuntos de seguridad
social, y al incumplimiento de los salarios que afectaba el
mínimo vital de los trabajadores porque no devengan lo que
debían percibir y estaban a merced de lo que la compañía
decidía pagar, en la forma y en los tiempos que esta
determinara. Y que la organización accionada reiteró lo
anterior en las actas de 3, 4, 5, 7, 10, 11, 12, 17, 20, 24, 25
y 27 de abril 2017, en las que insistió en el no pago de
salarios y agregó que se pretendía desconocer la existencia
del conflicto.

Del análisis de los anteriores medios de convicción, el


Tribunal tuvo por probado que desde el 24 de marzo 2017
hasta la data de presentación de la demanda los trabajadores
de Motacol suspendieron las actividades con la intervención
de la organización sindical accionada, que la respaldó,
promovió y auspició activamente.

Respecto de los trabajadores, aclaró que si bien la


mayoría de las mencionadas actas cumplen con los
requisitos de la Circular 019 de 1991 del Ministerio de
Trabajo y en particular en las que intervino el sindicato, lo
cierto es que en ellas no se identifican o individualizan a los
partícipes de la huelga y ello tampoco se evidenciaba en los

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medios de prueba allegados por las partes.

Así, al establecer la existencia del cese y el sujeto


partícipe, el a quo analizó su justificación y al respecto
mencionó apartes de las sentencias CSJ SL, 3 jun. 2009, rad.
40428 y CSJ SL5857-2014, de las que extrajo que no todo
incumplimiento de las obligaciones a cargo del empleador
implica la declaración de legalidad de la huelga.

En este punto, el Colegiado de instancia advirtió que las


razones que implicaron la suspensión, según el sindicato,
referían a un trato indigno de los trabajadores y se contraían
a lo siguiente: (i) el pago deficitario de salarios y por ende de
aportes al sistema de seguridad social integral; (ii) el mal
estado de los alimentos que les suministraban a los
trabajadores y en condiciones deplorables, antihigiénicas y
en sitios no adecuados para consumir alimentos; (iii) que en
las alegaciones -pues no fue expuesto al contestar la demanda-
también cuestionaron los sitios de descanso; (iv) la falta de
hidratación de los trabajadores, y (iv) la omisión en la entrega
de los elementos de protección personal y que las dotaciones
que se suministraban estaban en mal estado, todo lo cual
afectaba el cumplimiento de las labores por parte de los
trabajadores de Motacol, «especialmente a los que se refería
su representación sindical».

En relación con el salario, el juez plural indicó que


algunos contratos de trabajo contemplan el pago de la
remuneración en modalidad quincenal, mientras que en
otros era mensual, y que la empresa accionante afirmó que

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incurrió en un error y debía entenderse que tal obligación se


cumplía «por mes».

Sobre este asunto, al analizar la prueba documental y


particularmente los contratos que refieren la modalidad
quincenal, el a quo consideró que «hay un texto, hay una
literalidad que aparentemente le estaría dando la razón al
sindicato, a Sindispetrol», pues cuando existe una imputación
de pago parcial de salario es «enteramente razonable esa
invocación de incumplimiento de la obligación de pagar
salario», dado que se trataba «ni más ni menos (...) del 50%»,
según el enfoque del sindicato y contrario a lo que alegaba la
empleadora.

Entonces, afirmó que como no era de su competencia


«entrar a hacer declaración de derecho alguno en favor de los
trabajadores», tal como lo explicó esta Corte en decisión CSJ
SL20094-2017, concluyó que «habría una motivación válida
(...), razonable, (...) que perfectamente justificaba» la huelga, e
insistió en que la declaración relativa a si se pagó o no
parcialmente el salario era una decisión que no le incumbía.

Sobre los demás motivos para la realización del cese de


actividades por parte de los trabajadores, consideró que el
sindicato «no hizo el aporte necesario para su acreditación»,
pues la prueba contenida en el «CD» no permitía inferir que
se trataba de trabajadores de Motacol que estaban en el sitio
de trabajo en el que esta ejecutaba su objeto social y el
contrato con Ecopetrol S.A., lo que tampoco se concluía de
las fotos que daban cuenta de una manga raída de una

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Radicación n.° 82386

camisa y botas y zapatos en mal estado, de algunos sitios que


se indicaron como comedores y alimentos elaborados en
condiciones antihigiénicas, pues no necesariamente
muestran que son los trabajadores «que han llevado a
Sindispetrol a ese cese colectivo de trabajo».

En relación con la calificación del cese de actividades,


señaló que de las causales endilgadas por la accionante se
configuraba la consagrada en el literal d) del numeral 1.° del
artículo 450 del Código Sustantivo del Trabajo, modificado
por el artículo 65 de la Ley 50 de 1990, que establece que la
suspensión colectiva del trabajo es ilegal «cuando no haya
sido declarada por la asamblea general de los trabajadores
en los términos previstos en la presente ley».

A juicio del juez plural, la votación en esa asamblea


permanente debió ser secreta, personal e indelegable por la
mayoría absoluta de los trabajadores de la empresa. Agregó
que si el sindicato era minoritario se requería consultar «la
voluntad de todos trabajadores y la votación de la totalidad
de trabajadores de Motacol ha debido ser más del 50%». Ello,
porque el hecho de que no se trate de una negociación
colectiva con las etapas de arreglo directo y demás requisitos,
no podía desconocer «un requisito mínimo» como contar con
dicha mayoría, debido a «la trascendencia y efectos» que
conlleva decidir un cese. Al respecto, aludió a las sentencias
CSJ SL, 3 jun. 2009, rad. 40428 y CSJ SL9517-2015.

En esa perspectiva, advirtió que la comunicación de 21


de marzo 2017 daba cuenta que la asamblea permanente y

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Radicación n.° 82386

los trabajadores de Motacol refirieron la constitución de un


«llamado de protesta o mecanismo de presión», la votación y
«recolección de firmas de aceptación por parte de la mayoría
de trabajadores que laboramos para esta empresa» y
solicitaron a Sindispetrol la «activa permanencia, protección,
actuación sindical en favor de nuestros intereses» (f.º 88), lo
que a juicio del a quo implicaba la representación de dicha
organización sindical ante el empleador.

También destacó los documentos que indicaban la


firma de 119 trabajadores de Motacol que apoyaron la
decisión de llevar a cabo la asamblea permanente (f.º 79 a 85);
una misiva de 21 de marzo de 2017 en la que 116 de los
trabajadores de la empresa accionante decidieron afiliarse a
Sindispetrol para obtener su representación sindical y
colectiva «frente a la difícil situación de la empresa» (f.º 87B a
95 (sic)); una solicitud de descuento de aporte sindical de 24

de marzo 2017, con un total de 75 trabajadores relacionados


para tal efecto (f.º 95 y 96); y una certificación que Motacol
expidió el 6 de abril de 2017, en la que señaló que a corte de
marzo anterior contaba con un total de 394 contratos de
trabajo vigentes (f.º 195).

Conforme a lo anterior, el juez plural coligió que


Sindispetrol no es un sindicato mayoritario, toda vez que los
trabajadores que manifestaron su intención de afiliarse y los
que solicitaron el descuento de cuotas sindicales no
superaban el número de 197, que corresponde a la mitad de
la nómina de personal de la empresa demandante, de modo
que la votación de huelga no la aprobó la mayoría.

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Radicación n.° 82386

En ese orden, concluyó que el cese era ilegal, pese a


estar justificado por la imputación al empleador de incumplir
su obligación de pagar el salario total a algunos trabajadores,
«aparente situación» sobre la cual, reiteró, «existe una prueba
documental cláusula cuarta de los contratos de trabajo».

Por otra parte, en cuanto a la urgencia, premura o


emergencia que para el sindicato lo justificaba el hecho de no
tener en cuenta a todos los trabajadores para cumplir el
procedimiento de convocatoria y votación de huelga, y
respecto de lo cual alegaba la excepción de
inconstitucionalidad del literal d) del artículo 450 en
comento, el a quo consideró que tal argumento no era
razonable, pues «no se entiende cómo pasa aproximadamente
un año con esa situación de inconformidad por parte de los
trabajadores, en cuanto a esa falta de pago del 50% de salario
de algunos de ellos, como para que no hubiese tenido en ese
tiempo la oportunidad de hacerse una convocatoria y lograrse
una votación que pudiera realmente hacer legal ese cese
colectivo de trabajo»; y reiteró que este comportamiento se
imputaba únicamente al sindicato y no a los trabajadores
accionados, por las razones antes expuestas.

Por último, en relación con las otras causales que alegó


la sociedad demandante, expresó que «los supuestos no se
dieron», pues no era dable aludir a un arreglo directo cuando
en este asunto no existió un conflicto económico de trabajo
originado con la presentación de un pliego de peticiones que
de lugar a una negociación colectiva que conduzca a la
celebración de una convención colectiva de trabajo o, a la

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Radicación n.° 82386

constitución de un Tribunal de arbitramento que emita un


laudo que regule las relaciones entre los trabajadores y la
empresa.

Asimismo, expuso que tal criterio también era aplicable


al argumento sobre el «término de los 2 días o después de 10
días hábiles para llegar a hacer efectivo el cese», o
comúnmente conocido como «la hora cero».

V. RECURSOS DE APELACIÓN

El recurso de apelación lo interpusieron la organización


sindical y la empresa Motacol, y los concedió el Tribunal.

Por razones de método, la Corte los estudiará


conjuntamente.

VI. RECURSO DE LA DEMANDANTE

La empresa afirma que comparte la decisión del


Tribunal respecto a la declaratoria de ilegalidad de la huelga,
pero cuestiona que no se concluyera la acreditación de la
causal del literal e) del artículo 450 del Código Sustantivo del
Trabajo, que refiere que la huelga no puede efectuarse antes
de 2 días o después de los 10 días hábiles siguientes a su
declaratoria.

Al respecto, señala que el derecho a la huelga no es


absoluto porque está sujeto a reglamentación legal conforme
lo estipula el artículo 56 Superior, de modo que para su

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Radicación n.° 82386

debido ejercicio deben observarse adecuada y estrictamente


los lineamientos establecidos por el legislador.

Agrega que el 24 de marzo de 2017 el sindicato radicó


el documento «peticiones laborales» y sin explicación alguna
ese mismo día inició la huelga, por lo que no cumplió con las
exigencias del citado literal e). Asimismo, que aceptando que
la huelga es imputable al empleador, no puede olvidarse que
el artículo 431 ibidem señala que una suspensión colectiva,
cualquiera que sea su origen, debe cumplir previamente el
procedimiento que regula la ley. En apoyo, cita las sentencias
CSJ SL 3 jun. 2009, rad. 40428 y CSJ SL 12 dic. 2012, rad.
58697.

Por otra parte, controvierte que la declaración de


ilegalidad de la huelga se estableció entre el 24 de marzo y la
fecha de radicación de la demanda, cuando de las actas de
7, 10, 17 y 20 de abril de 2017 que se allegaron con la
subsanación del escrito inicial del proceso daban cuenta que
aquella suspensión persistió con posterioridad a la última
data, de modo que no debió precisarse «fecha de culminación».

Por último, solicita que se declare que tampoco se


cumplió previamente con el procedimiento de arreglo directo
y que el Tribunal desconoció que el documento de 24 de
marzo 2017, que analizó, no señaló como causa de la huelga
el incumplimiento del pago de salarios por parte de la
empresa, de modo que dicho juez se equivocó al señalar que
era posible que se hubiera incumplido con esta obligación,
cuando esta no fue expuesta por el sindicato desde el inicio

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Radicación n.° 82386

de la huelga; y que ello es independientemente a que en actas


posteriores el sindicato mencionara dicho desacato, hecho
que, afirma, fue una maniobra para darle legalidad a la
huelga. Agrega que es «ilógico e irrazonable» pretender fundar
el cese en tal incumplimiento, pues los trabajadores
reclamaron la mitad del salario después de más de un año
de estar vinculados con la compañía.

VII. RECURSO DEL SINDICATO

La organización sindical afirma que el Tribunal


interpretó erróneamente el numeral 1.° del literal d) del
artículo 450 del Código Sustantivo del Trabajo al exigir la
votación de la huelga por parte de la mayoría absoluta de los
trabajadores de Motacol, pues ello desconoce que no es un
sindicato de empresa y, por tanto, carece de la
representación directa de aquellos.

Expone que conforme a las pruebas que se aportaron


con la demanda y que no fueron tachadas por la
demandante, existían una «serie de situaciones de
incumplimiento por parte del empleador» que implicó que los
trabajadores decidieran con urgencia su «participación en la
huelga».

Al respecto, destaca que según el artículo 57 del


Estatuto Laboral el empleador tiene obligaciones especiales e
incumplió su deber de pagar el salario en debida forma; que
aquel también se comprometió a dar alimentación en
condiciones dignas a todos los trabajadores y al suministro

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 82386

de «hidratación», lo cual no acató, pues conforme a «las fotos


aperturadas en audiencia, las condiciones de los comedores y
de los lugares de descanso son infrahumanas», la comida se
ofrecía en malas condiciones y dicha situación no cambió
pese a que se alertó a la empresa de ella desde el 24 de marzo
de 2017.

Así, afirma que el empleador expuso a los trabajadores


a condiciones de riesgo, pues permitió que un empleado
percibiera el 50% de su salario y recibiera un trato indigno al
no brindarle un comedor y sitio de descanso «con condiciones
mínimamente dignas de salubridad», de modo que no podían
esperar a la votación y declaratoria de huelga porque ello
implicaría «una situación de continuidad de la violación de los
derechos fundamentales».

Aduce que en el anterior contexto debió inaplicarse el


procedimiento legal de huelga por vía de la excepción de
inconstitucionalidad y conforme a lo establecido en la
sentencia SU-132-2013 de la Corte Constitucional, así como
la aplicación del principio de realidad o, bien, otorgarse una
interpretación mucho más flexible a fin de evitar su
aplicación irrestricta ante las condiciones de urgencia que
motivaron el cese.

Agrega que la Corte ha adoctrinado que se debe aplicar


«una serie de procedimientos mínimos» para votar y declarar
la huelga, pero a la luz de la realidad del caso concreto «no
daba lugar a esperar al agotamiento de un procedimiento», el
cual debió inaplicarse totalmente dada la premura, «la

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Radicación n.° 82386

necesidad de los trabajadores que tenían hambre, que tenían


sed, que tenían una problemática salarial», situaciones que
son de mayor interés y jerarquía por la supremacía de los
derechos de los trabajadores respecto al procedimiento.

Señala que lo contrario implicaría que ningún sindicato


pueda declarar huelga de manera inmediata o urgente
«cuando surge una situación» y cuando existen condiciones
que no dan espera, pese a lo cual tiene que esperar «de
manera concreta e irracional y cumplidora al pie de la letra de
manera exegética del procedimiento».

Por otra parte, destaca que los trabajadores «no sabían


o más bien (...) no se habían unido para tratar de levantar su
voz respecto a su empleador y fue cuando apareció la
organización sindical en aras de tratar de proteger sus
derechos», por lo que finalmente decidieron convocar la
huelga «por violación de sus derechos fundamentales y de las
obligaciones por parte del empleador». Así, afirma que dichas
problemáticas estaban identificadas a la fecha del cese, «solo
que en su momento se le dio otra forma de explicación» (sic).

Asimismo, afirma que en el video que aportó en el «CD


de pruebas» se ve una nota que un noticiero de
Barrancabermeja llamado Enlace Televisión emitió el 13
enero el 2017, lo cual acredita que esta problemática no
apareció a la luz a partir del 24 de marzo 2017, sino que venía
desde antes.

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Radicación n.° 82386

VIII. CONSIDERACIONES

Conforme a lo previsto en el artículo 66A del Código


Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, aplicable al
proceso especial de calificación de cese colectivo de
actividades, la competencia funcional de esta Corporación,
en su calidad de juez de segunda instancia se restringe
exclusivamente a las materias que fueron objeto de
impugnación en el recurso de apelación (CSJ SL13179-2015 y
CSJ SL17083-2017).

Claro lo anterior, no se discute en casación que: (i)


varios trabajadores de Motacol, sin que se pudieran
identificar o individualizar, suspendieron sus labores desde
el 24 de marzo de 2017, bajo el auspicio de Sindispetrol, que
la respaldó y promovió, y (ii) este es un sindicato de industria
y no es mayoritario en dicha compañía.

Pues bien, el a quo consideró que era procedente


declarar la ilegalidad de dicho cese de actividades bajo la
causal d) del numeral 1.º del artículo 450 del Estatuto
Laboral, toda vez que (i) aparentemente -pues carecía de
competencia para establecer el «incumplimiento real del patrono»-

existía una razón seria para imputarle al empleador el


incumplimiento de sus obligaciones, relativa a la omisión en
el pago de salario de algunos trabajadores; sin embargo, (ii)
aunque la huelga estaba motivada, no fue declarada por la
mayoría de los trabajadores de dicha empresa, y (iii) la
situación no era de una urgencia o premura suficiente que

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Radicación n.° 82386

impidiera asumir ese procedimiento mínimo de votación de


huelga establecido en la ley.

Al respecto, en esencia la organización sindical afirma


que el procedimiento que se refiere en dicha causal debió
inaplicarse en este asunto, pues la protesta de los
trabajadores se basaba en el incumplimiento del pago de
salarios y las condiciones de alimentación e hidratación
indignas e insalubres que tenían que soportar en medio de
sus labores.

Por su parte, la empresa Motacol alega que: (i) el


Tribunal no podía endilgarle que incumplió el pago de
salarios, pues el documento de 24 de marzo de 2017 no
señaló este hecho como causa de la huelga y es «ilógico e
irrazonable» fundarla en tal incumplimiento porque los
trabajadores reclamaron su pago completo después de más
de un año de estar vinculados con la compañía; (ii) también
se acreditaron las causales de los literales c) y e) ibidem
porque no se agotó la etapa de arreglo directo y la huelga
tampoco se efectuó antes de 2 días o después de los 10 días
hábiles siguientes a su declaratoria, y (iii) la ilegalidad de la
huelga debió declararse sin «fecha de culminación».

Así, la Corte debe dilucidar si en este asunto el Tribunal


incurrió en un desatino al (i) imputarle a dicha empresa el
incumplimiento de pago de salarios a varios trabajadores de
Motacol y, en caso negativo, (ii) corresponde determinar si
se equivocó al declarar la ilegalidad del cese de actividades
que se presentó en Motacol conforme a la causal d) del

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Radicación n.° 82386

numeral 1.º del artículo 450 del Estatuto Laboral, (iii) no


declarar la configuración de las causales c) y e) ibidem, y (iv)
no disponer la declaratoria de ilegalidad sin «fecha de
culminación». En este orden se abordarán las problemáticas.

1. Incumplimiento de las obligaciones contractuales


por parte del empleador, como motivo de la huelga
objeto de análisis

En este punto es oportuno mencionar que el Tribunal


consideró que no tenía competencia para establecer el
incumplimiento real del empleador, pues solo le correspondía
determinar la ilegalidad o no de la huelga.

Al obrar así, es evidente que desconoció que uno de los


pilares fundamentales que debe tener toda sentencia emitida
en el marco de este proceso especial es precisamente la
determinación de las circunstancias que motivaron la
huelga, las cuales no deben ser meramente aparentes, sino
que debe tenerse certeza o convicción de su ocurrencia, para
lo cual el juez tiene autonomía y libertad probatoria -artículos
60 y 61 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social.

En esa perspectiva, solo a partir de los enunciados


fácticos que estén debidamente probados en el expediente es
que puede realizarse de forma debida un juicio de legalidad
de la huelga y cumplir así la precisa finalidad que el
legislador le atribuyó a la jurisdicción laboral.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 82386

Además, el ad quem desatendió el criterio que la Corte


ha adoctrinado al respecto en las sentencias que referenció
en su fallo para apoyar su postura (CSJ SL, 12 sep. 2012, rad.
46177 y CSJ SL1846-2018).

Nótese que en la primera decisión la Sala reiteró que la


finalidad de la Ley 1210 de 2008 es que el juez del trabajo
determine el carácter legal o ilegal de la huelga y en este
propósito su estudio debe «extender su análisis a considerar
todas las circunstancias relevantes, con el propósito de
proferir un fallo verdaderamente ceñido a derecho».

Asimismo, en la sentencia CSJ SL1846-2018 se


memoró lo adoctrinado en las decisiones CSJ SL, 17 abr.
2012, rad. 54505, CSJ SL, 2 may. 2012, rad. 55336 y CSJ
SL, 4 jul. 2012, rad. 56576 y asentó que «ante la relevancia
constitucional y legal que implica tal declaración, deben
aparecer acreditadas las circunstancias que se alegan en la
demanda, para que, con certeza, se pueda conducir a
determinar “la participación, patrocinio o dirección del
Sindicato (…) para poder catalogar el cese de actividades como
ilegal”», dado que «el juez del trabajo «debe verificar la
correspondencia de los hechos con la adecuación alegada, en
aras de no trasgredir el fin garantista del Estado de Derecho,
de proteger, cuando haya lugar, la esencia del derecho de
asociación sindical”» (subraya la Sala).

Claro lo anterior, al abordar la problemática en


referencia, a la Sala le llama la atención que la empresa
demandante no desconoce que incumplió su obligación

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Radicación n.° 82386

contractual de pagarle el salario completo a varios de sus


trabajadores, conforme a lo pactado en los contratos de
trabajo que analizó el Tribunal. Nótese que se centra en
señalar que no podía imputársele tal obligación, pues (i) el
documento de 24 de marzo de 2017 no reportó este hecho
como causa de la huelga, y (ii) es «ilógico e irrazonable» fundar
el cese en tal incumplimiento porque aquellos reclamaron el
pago completo de salarios después de más de un año de estar
vinculados con la compañía.

Para la Corte, dichos argumentos no son de recibo, por


las razones que se explican a continuación:

Aun cuando no se cuestiona el punto, es conveniente


señalar que al revisar los contratos de trabajo aportados al
plenario, en efecto se aprecia que en varios de ellos los
trabajadores pactaron que el empleador les pagaría su
remuneración «bajo la modalidad de Salario Ordinario Fijo
Quincenal la suma de...» (contratos de Yonis Alcocer Torres f.º 86 a
95 AZ01-PDF, Luis José Ardila f.º 114 a 123, Álvaro Arenas Romero
f.º129 a 138, Luis Alfredo Camelo f.º 199 a 208, Albeiro Ceballos
Martínez f.º 231 a 240 AZ02-PDF, entre otros), y pese a esto la

empresa actora simplemente afirmó en este proceso que


debía entenderse como pago mensual, tal y como lo concluyó
el Tribunal y aquella no lo discute en su alzada.

Sin embargo, sobre este particular debe destacarse que


ante la negación indefinida relativa a que el empleador no
pagó el salario, le correspondía a este demostrar su efectivo
cumplimiento o, por lo menos, acreditar las razones por las

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Radicación n.° 82386

que aquellos contratos de trabajo debían entenderse como


estipulados en forma mensual, contrario a su literalidad;
pero tal carga probatoria no se cumplía con la simple
afirmación de contraponer su entendimiento unilateral de lo
pactado contra el texto de los acuerdos.

Ahora, si bien en el pliego de peticiones laborales que


Sindispetrol le elevó a Motacol el 24 de marzo de 2017 no se
mencionó expresamente el incumplimiento del pago de
salarios (f.º 43), sino otras quejas colectivas relativas a la
adecuación de comedores, servicios de baño, puntos de
hidratación, mejora en alimentación, «mejora salarial
(Tabla)», entre otras, no puede desconocerse que en la
comunicación de 21 de marzo anterior 116 trabajadores de
Motacol le manifestaron a la organización sindical, al
momento de solicitarle su representación colectiva en este
conflicto, su inconformidad relacionada con que «la empresa
MOTA ENGIL, la cual a la fecha desconoce nuestros derechos
laborales, y por ende no nos cumplen con nuestros salarios al
no pagarnos la cantidad que está en el contrato en los tiempos
y en las formas establecidos» (subraya la Sala, f.º 87B a 94).

Cabe destacar que, como lo advirtió el Tribunal, este


documento no se tachó de falso en la oportunidad procesal
prevista para ello, de modo que su contenido se presume
auténtico -artículos 54A Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social, en concordancia con el artículo 244 del Código
General del Proceso.

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Radicación n.° 82386

Asimismo, para la Sala dicha comunicación tiene plena


eficacia probatoria, pues si bien se remitió a la empresa y al
Ministerio del Trabajo el 31 de marzo de 2017 ( f.º 87A),
también es cierto que en las actas de constatación del cese el
sindicato se refirió expresamente a dicho incumplimiento del
empleador (f.º 33 a 42), hecho que reconoció la empresa en su
apelación; y adviértase que desde el acta inicial de
constatación de la huelga suscrita el 27 de marzo de 2017,
la empresa destacó que «MOTA ENGIL realiza los pagos en
modo puntual a todos los trabajadores» (f.º 26 y 27), afirmación
que en el contexto de los hechos probados en el proceso, la
Corte considera que para ese momento conocía esta queja
colectiva por parte de los trabajadores, de modo que no es
válido el argumento según el cual al iniciar la huelga no
conocía el reclamo sobre incumplimiento de salarios.

Así las cosas, está demostrado que la huelga estuvo


motivada por dicho desacato salarial y que la empresa
conocía esta queja de los trabajadores desde que empezó la
suspensión colectiva de actividades; además que en este
proceso Motacol tampoco acreditó que hubiese cumplido con
tal obligación antes de que se comenzara el cese de
actividades, tal como se explicó.

Ahora, en relación con esto último aspecto, para la


Corporación el hecho que los trabajadores hubiesen
reclamado su pago de salario conforme a lo pactado
contractualmente tiempo después de estar vinculados con la
compañía, lejos de desvirtuar una situación de urgencia y
desespero, la ratifica rotundamente. En efecto, el paso

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prolongado del tiempo sin elevar una queja respecto a un


bien jurídico fundamental y mínimo como el salario, más
bien resalta la posición desfavorable en la que estaban
situados los trabajadores en la relación contractual laboral
con su empleador.

Y téngase presente que bajo el ideario del derecho


colectivo del trabajo, la reunión en la que al unísono los
trabajadores manifestaron sus protestas por el
incumplimiento en el pago de salarios y otras cuestiones,
denota una legítima pretensión de fortalecer su posición en
el terreno de lo individual y enarbolar en contraste una voz
colectiva que les permitiera defender sus intereses ante el
empleador incumplido.

En ese contexto, la petición que 116 trabajadores de


Motacol le presentaron a Sindispetrol el 21 de marzo de 2017
para obtener su representación sindical en el conflicto que
pretendían generar por el incumplimiento del empleador y la
consecuente huelga promovida desde el 24 de marzo
siguiente, evidencia la urgencia de unas personas que
reclamaban de forma imperativa el pago completo de sus
salarios, de modo que al margen de las otras motivaciones
que alega el sindicato, se acredita el incumplimiento que
fundó la huelga objeto de análisis.

Por lo tanto, procede la Sala a resolver si ante la


verificación del incumplimiento del empleador era dable
exigir el procedimiento de votación de huelga establecido en
los artículos 444 y 445 del Código Sustantivo del Trabajo, así

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Radicación n.° 82386

como el agotamiento de la etapa de arreglo directo, para


determinar su legalidad en los términos de las causales c), d)
y e) del numeral 1.º del artículo 450 ibidem.

2. Las causales del artículo 450 del Código


Sustantivo del Trabajo no son aplicables a la huelga
imputable al empleador – reiteración de
jurisprudencia

Pues bien, en la sentencia CSJ SL1680-2020, reiterada


en decisión CSJ SL5173-2020, la Sala por mayoría consideró
que la huelga es un derecho fundamental que pueden ejercer
las personas trabajadoras para defender cualquier interés
colectivo laboral, profesional o económico (CSJ SL46177, 12
sep. 2012 y CSJ SL1680-2020).

La Corte reconoció que el derecho a ejercer esta acción


colectiva está garantizada constitucionalmente1 y deriva del
contenido supralegal de diferentes instrumentos
internacionales2, según lo han refrendado los órganos de
control autorizados para determinar el alcance de los
convenios internacionales del trabajo, como el Comité de
Libertad Sindical3 y la Comisión de Expertos en Aplicación

1
Artículo 56 de la Constitución Política de Colombia.

2 Convenio 087 de la Organización Internacional del Trabajo, artículos 8.1.d) del


Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y 8.1.b) del
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador).

3 Este organismo ha señalado que «el derecho de huelga es uno de los derechos
fundamentales de los trabajadores y sus organizaciones». Organización Internacional
del Trabajo (2018). Recopilación de decisiones y principios del Comité de Libertad
Sindical del Consejo de Administración de la OIT (6ª ed.). Ginebra: Oficina
Internacional del Trabajo, párr. 751-752.

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Radicación n.° 82386

de Convenios y Recomendaciones de la Organización


Internacional del Trabajo4, de la cual es miembro el Estado
colombiano. Así, hoy es indiscutible que la huelga tiene el
carácter de derecho humano y fundamental y debe ser
reconocido y protegido por todas las autoridades al hacer
parte del bloque de constitucionalidad.

En concordancia con lo anterior, en la referida decisión


CSJ SL5173-2020 la Corte señaló que la conflictividad social
y laboral identifica a toda sociedad pluralista y democrática,
y el derecho del trabajo la aprehende y reivindica en sus
instituciones dado que tiene la particularidad de legitimarla
y canalizarla «a través de instituciones propias, permitiendo
que cumpla la función equilibradora de fuerzas para la que
está llamado a servir».

Así, la Corte también reconoció expresamente que el


conflicto colectivo de trabajo no se reduce a aquel que abre
el camino a la negociación colectiva estrictamente reglada en
las leyes sustantivas laborales, pues «aceptar tal reducción
teórica y material, sería tanto como normalizar la idea de que
“la negociación es buena y el conflicto malo”5» (CSJ SL5173-
2020), de modo que «los conflictos colectivos pueden

4 La CEACR ha indicado que «la huelga es un medio de acción esencial del que
disponen los trabajadores y sus organizaciones para defender sus intereses», por tanto,
«constituye un derecho fundamental». Al respecto, puede consultarse el Estudio general
sobre los convenios fundamentales relativos a los derechos en el trabajo a la luz de la
Declaración de la OIT sobre la justicia social para una globaliza- ción equitativa, 2008.
Dar un rostro humano a la globalización (2012). Informe de la Comisión de Expertos
en Aplicación de Convenios y Recomendaciones. Informe III (Parte 1B). Conferencia
Internacional del Trabajo, 101.a reunión (2012). Ginebra, pág. 48.

5
Ferrari, Alejandro Raúl (2010). El derecho de huelga, entre la criminalización y el
control social. En Ramírez, Luis Enrique (Coordinador), Relaciones Laborales. Una
visión unificadora. (pp. 93-103). Ib de F, Montevideo – Buenos Aires.

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vislumbrarse en múltiples ámbitos en los que transitan


cualesquiera intereses profesionales, económicos o sociales de
las personas trabajadoras, que bien pueden ser defendidos a
través de mecanismos de presión como la huelga, que es un
efecto indisociable al conflicto, que a su vez es su causa».

Bajo esta perspectiva, la sentencia CSJ SL1680-2020


puntualizó que estas reflexiones tienen repercusiones
directas en la forma de entender los procedimientos legales
que regulan la huelga en el ordenamiento jurídico
colombiano, pues el Código Sustantivo del Trabajo concibió
su reglamentación exclusivamente para la que puede
promoverse en el marco de la presentación de un pliego de
peticiones al empleador, denominada huelga contractual
precisamente porque su objetivo o interés primario es lograr
la celebración de un contrato colectivo de trabajo -convención
colectiva de trabajo- o, bien la generación de un laudo arbitral

que gobierne las condiciones de empleo de las personas


trabajadoras.

En esa dirección, la Corte reitera que el procedimiento


previsto en los artículos 444 y 445 del Código Sustantivo del
Trabajo no se pensó en su momento para regular los demás
y diversos intereses colectivos que puedan surgir en la
relación laboral y trascienden a un objetivo típicamente
contractual, como cuando se pretende ejercer presión al
empleador para que cumpla sus obligaciones laborales
contractuales.

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En efecto, el reconocimiento de este tipo de huelgas y


las diversas formas en que puede desplegarse, vino a darse
con la Constitución Política de Colombia, que en su artículo
56 garantizó su ejercicio sin distinción alguna ni cortapisas,
con una sola excepción: los servicios públicos esenciales. Así,
salvo las huelgas contractuales, que están estrictamente
reguladas, el ejercicio de la acción colectiva por causas
imputables al empleador no puede estar sujeto a las reglas
legales sobre el procedimiento de huelga, pues pueden
obstaculizarla e incluso impedirla totalmente (CSJ SL1680-
2020). Sobre el particular, la Corporación asentó en esta

decisión:

La Constitución Política consagra de manera amplia el derecho de


huelga en su artículo 56, sin otras mutilaciones o cortapisas. No se
limita a servir de medio de presión en la negociación colectiva, su
titularidad no la entrega solo a los trabajadores asalariados y no
limita las modalidades de conflicto a la suspensión continua del
trabajo; el único límite material que impone son los servicios
públicos esenciales. Esta transición de paradigma implica, no
sobra decirlo, un proceso de constitucionalización de las reglas del
Código Sustantivo del Trabajo bajo el tamiz de la Constitución
Política de 1991.

Pues bien, este breve contexto histórico es importante para


comprender que las reglas procedimentales de la huelga del
Código Sustantivo del Trabajo que datan de mediados del siglo
XX, corresponden a un hito histórico en el que se definía desde el
ámbito contractual. Otro tipo de acciones colectivas como de
simpatía o solidaridad y las políticas estaban prohibidas en
Colombia, al punto que eran rápidamente reprimidas por los
gobiernos de la época bajo la consideración de que los sindicatos
debían mantenerse al margen de la política.

Así mismo, los incumplimientos de los empleadores se abordaban


exclusivamente desde el campo del derecho laboral individual,
como de ello da cuenta el artículo 9.º del Decreto 2351 de 1965
(original)6, es decir, como un fenómeno pluriindividual, pero no
6
El artículo 9.° del Decreto 2351 de 1965 dispone:

ARTICULO 9o. PROHIBICION ESPECIAL A LOS PATRONOS. Es prohibido al {empleador}


el cierre intempestivo de su empresa. Si lo hiciere, además de incurrir en las sanciones

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colectivo, lo que solo ocurrió hasta el año 2000 a través de Ley


584. Hay que tener en cuenta que esta transición -de lo individual
o pluriindividual a lo colectivo- tiene importantes repercusiones, en
la medida que dejar de abordar el cese de actividades por
incumplimiento de las obligaciones del empresario desde la órbita
del contrato individual de trabajo (excepción de contrato no
cumplido) y llevarlo al ámbito colectivo, activa todas las
protecciones a los huelguistas: prohibición de despido y de
esquirolaje.

Desde este punto de vista, es incorrecto pensar que las reglas de


los artículos 444 y 445 del Código Sustantivo de Trabajo aplican
a otras modalidades de huelga distintas a la contractual, porque
para la época en la que se expidieron esas normas, esas
alternativas de conflicto colectivo no estaban permitidas o se les
daba un trato distinto como pasaba con la huelga imputable al
empleador. Dicho en breve: el legislador preconstitucional no
previó tales huelgas, razón por la cual no es posible extender, a
través de un juicio hermenéutico, las reglas de la huelga
contractual a otro tipo de ceses legitimados en la Constitución de
1991.

Por lo mismo, cuando el artículo 431 del Código Sustantivo del


Trabajo refiere que «no puede efectuarse una suspensión colectiva
de trabajo, cualquiera sea su origen, sin que antes se hayan
cumplido los procedimientos que regulan los artículos siguientes»,
lo que en realidad quiere decir es que todo conflicto colectivo debe
tramitarse conforme a las reglas de la negociación colectiva.

Tal disposición, leída en el contexto histórico en que fue expedida


y en armonía con el artículo 429 del Código Sustantivo del Trabajo
original -precepto que solo permitía los conflictos con fines
económicos y profesionales-, es un enunciado coherente con la
regulación preconstitucional, pues ratificaba que los conflictos,
cualquiera que fuese su origen, debían ser económicos y ventilarse
a través de la negociación reglada. Aquello que no pudiera surtirse
por esa vía, tales como los paros políticos o de solidaridad, no eran
considerados técnicamente huelgas (...).

legales, deberá pagarles a los trabajadores los salarios, prestaciones e


indemnizaciones por el lapso que dure cerrada la empresa. Asimismo cuando se
compruebe que el {empleador} en forma ilegal ha retenido o disminuido colectivamente
los salarios de los trabajadores, la cesación de actividades de estos será imputable ha
aquel y dará derecho a los trabajadores para reclamar los salarios correspondientes al
tiempo de suspensión de labores, {empleador} el cierre intempestivo de su empresa. Si
no hiciere, además de incurrir en las sanciones legales, deberá pagarles a los
trabajadores los salarios, prestaciones e indemnizaciones por el lapso que dure cerrada
la empresa. Asimismo, cuando se compruebe que el {empleador} en forma ilegal a
retenido o disminuido colectivamente los salarios de los trabajadores, la cesación de
actividades de éstos será imputable a aquel y dará derecho a los trabajadores para
reclamar los salarios correspondientes al tiempo de suspensión de labores.

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En definitiva, en esta materia sigue teniendo vigencia el principio


de que la huelga es el medio legítimo para la defensa de cualquier
interés profesional, social o económico de los trabajadores.

Dado que es un fenómeno multiforme y polivalente, la aplicación


de las reglas previstas para la huelga en el seno de la negociación
colectiva a otras acciones colectivas puede restringir
considerablemente y, en algunos casos, imposibilitar el ejercicio de
este derecho (...).

En lo que hace a la huelga por incumplimiento grave de las


obligaciones del empleador, de aplicarse esas formalidades, los
obstáculos son parecidos a los mencionados, principalmente por
las dificultades que podrían enfrentar los trabajadores de alcanzar
las mayorías del artículo 444 del Código Sustantivo de Trabajo, a
lo que se suma que estos ceses de actividades en no pocas veces
surgen de manera espontánea y sin previa coordinación, debido a
la situación de desespero y angustia que viven los trabajadores
por no contar con bienes esenciales para cubrir sus necesidades y
las de sus familias. Esto último es importante porque el derecho,
entendido como un espacio de regulación social, no puede estar
desconectado de la realidad de los trabajadores.

Hay que agregar que la instrumentalización procedimental de la


huelga imputable al empleador tiene el defecto de que, en lugar de
centrar sus esfuerzos en la solución de los conflictos y en los
problemas de fondo, los concentra en la verificación de aspectos
meramente formales. Así, el incumplimiento del empleador y el
impago de las remuneraciones que motiva el conflicto queda
relegado a un segundo plano, cuando debe ser todo lo contrario
porque amenaza y conculca derechos básicos de los trabajadores-
ciudadanos.

Por lo demás, estos trabajadores que son víctimas y quienes sufren


el desespero de no poder llevar a sus familias alimentos, ropa,
salud, seguridad y un techo, podrían, so capa de omitir unos
procedimientos complicados, correr el riesgo de ser judicializados
y sancionados, incluso mediante la pérdida de su empleo, por
intentar defender sus garantías mínimas a través de un derecho
constitucional. Lo anterior no solo deshumaniza las relaciones de
trabajo, también acentúa aún más las desigualdades en que se
encuentran trabajadores y empleadores.

También debe tenerse en cuenta que la exigencia de agotar un


procedimiento en la huelga imputable al empleador, puede
conducir a situaciones realmente absurdas, como exigir una
votación o el cumplimiento de plazos precisos en eventos en los que
la decisión de suspender colectivamente actividades debe
adoptarse de manera inmediata, por ejemplo, porque peligra la
vida o seguridad de los trabajadores.

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Por último, la complejidad y lo difícil de los procedimientos exigidos


a los trabajadores para ir a huelga, han sido objeto de
observaciones y recomendaciones en organismos internacionales.
Recientemente, la OCDE en el documento «ADHESIÓN DE
COLOMBIA A LA OCDE: OPINIÓN FORMAL COMITÉ DE TRABAJO,
EMPLEO Y ASUNTOS SOCIALES», tras un estudio de las políticas
sociales y laborales en Colombia, comparada con las mejores
prácticas laborales de los países de esa organización, concluyó
que «las condiciones del derecho de huelga a veces son demasiado
estrictas».

En suma, cuando se trata de la huelga contractual, la exigencia de


seguir los procedimientos consignados en los artículos 444 y 445
del Código Sustantivo de Trabajo constituye un presupuesto de su
ejercicio, pero cuando se trata de otros conflictos colectivos, su
aplicación obstaculiza y en algunos casos inhibe el ejercicio de la
huelga, lo que riñe con el principio de libertad sindical.

Por último, en relación con el argumento del a quo


conforme al cual es necesario agotar un procedimiento
mínimo previo a declarar la huelga imputable al empleador,
para la Sala es necesario señalar que ello es un criterio que
enfrenta un obstáculo teleológico-normativo, pues no es
posible acoger una regla destinada a regular la huelga
contractual y extenderla a otra modalidad que no fue
contemplada en la regulación; además, que esto desconoce
que este tipo de ceses colectivos va de la mano de la urgencia
y premura por defender determinados intereses de los
trabajadores, como en este caso un derecho mínimo
fundamental como el salario que requiere una actuación y
reconocimiento inmediato.

Por lo demás, en la referida decisión CSJ SL1680-2020


la Corte indicó que «la ausencia de regulación de esos tipos
de ceses de actividades no es una razón para aplicar
analógicamente las reglas del Código Sustantivo del Trabajo.

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La falta de reglamentación no impide el uso de un derecho


constitucional, más bien garantiza su ejercicio sin tales
limitaciones».

Y al ser la huelga un derecho social, humano y


fundamental, le permite al individuo su plena realización, de
modo que si su motivación es imputable al empleador debido
a su incumplimiento en el pago de salarios, su ejercicio no
está atado al trámite previsto en los artículos 444 y 445 del
Código Sustantivo del Trabajo, lo que es independiente a que
el legislador, en su potestad configurativa, pueda establecer
reglas para el efecto orientadas a garantizar otros derechos
ciudadanos como la salud, la vida o la seguridad. Así lo
explicó la Corporación (CSJ SL1680-2020):

Vale recordar que una de las razones esgrimidas por la Corte en


el año 2009 para defender la tesis de que había que agotar las
formalidades de los artículos 444 y 445 del Código Sustantivo de
Trabajo antes de ir huelga por incumplimiento de las obligaciones
del empleador, fue el respeto al debido proceso.

Para esta Sala tal argumento es equivocado, porque parte del


prejuicio de que la huelga es una sanción, un castigo o un mal que
se cierne sobre la empresa y las economías. El debido proceso es
un derecho constitucional que implica el derecho a ser oído, a ser
escuchado, a que se siga un procedimiento antes de aplicar una
sanción. Sin embargo, el derecho de huelga no tiene ese contenido
represivo o punitivo; todo lo contrario, es un derecho humano que
hace parte del elenco de los derechos sociales, en tanto que le
permite al individuo su plena realización, defender sus derechos,
corregir las desigualdades sociales y participar en el progreso
económico y social de las empresas y las naciones. Es en definitiva
un elemento democratizador que permite la realización de la
justicia social, la equidad y la transformación.

Por tanto, su ejercicio no está sujeto a un debido proceso, como


tampoco lo están otros derechos sociales y económicos como la
salud, la educación, un ambiente sano, la seguridad social o el
trabajo. Si bien puede estar sujeto a reglas definidas por el
legislador, debe tenerse en cuenta que en estricto sentido no se
establecen para garantizar un debido proceso a los sujetos

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pasibles de la huelga, sino para garantizar otros derechos


ciudadanos como la salud, la vida o la seguridad.

Luego, las afectaciones económicas connaturales a la huelga no


son sanciones o castigos sino una consecuencia consustancial a
su ejercicio, y de ninguna manera justifican el establecimiento de
restricciones, procedimientos o formalidades, pues como lo ha
sostenido el CLS «no se pueden invocar razones económicas para
justificar las restricciones del derecho de huelga».7

Conforme lo expuesto, comoquiera que en el proceso se


acreditó que la huelga fue imputable al empleador dado el
incumplimiento de sus obligaciones en el pago de salarios de
algunos trabajadores, el Tribunal se equivocó al sujetar su
legalidad al procedimiento de votación establecido en el
artículo 444 del Código Sustantivo del Trabajo y, por esta vía,
declarar la configuración de la causal d) del numeral 1.º del
artículo 450 ibidem.

Por las mismas razones, no le asiste razón a la empresa


accionante al solicitar la aplicación del artículo 445 de igual
compendio normativo y la necesidad de agotar la etapa de
arreglo directo, toda vez que aquella exigencia de la huelga
contractual y esta fase del proceso de negociación colectiva
no son pertinentes en este asunto, tal y como lo concluyó el
Tribunal. Por tanto, tampoco se configuran las causales c) y
e) del artículo 450 ibidem en las que aquella fundó sus
pretensiones.

7
OIT (2018). La libertad sindical…, cit., párr. 791

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Asimismo, por sustracción de materia no es necesario


verificar si la huelga debió declararse ilegal con posterioridad
a la presentación de la demanda.

Conforme lo expuesto, se revocará la sentencia apelada


y, en su lugar, se negarán las pretensiones incoadas y se
declarará probada la excepción de fondo «legalidad de la
huelga».

Las costas en ambas instancias estarán a cargo de la


accionante. Las de primera instancia como las dispuso el
Tribunal y para la de segunda instancia se fijan como
agencias en derecho la suma de $4.400.000, que se incluirán
en la liquidación que se practique conforme a lo dispuesto en
el artículo 366 del Código General del Proceso.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

PRIMERO: Confirmar el auto que la Sala Laboral del


Tribunal Superior de Bucaramanga dictó el 30 de agosto de
2018, en el presente proceso, por las razones expuestas en
la parte considerativa.

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SEGUNDO: Revocar la sentencia que la Sala Laboral


del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga
profirió el 6 de septiembre de 2018 en este proceso especial
de calificación de la huelga. En su lugar, se niegan las
pretensiones de la demanda y se declara probada la
excepción de fondo «legalidad de la huelga», por las razones
expuestas en la parte motiva.

TERCERO: Costas como se indicó en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

Presidente de la Sala

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SALVO VOTO

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