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GERARDO BOTERO ZULUAGA

Magistrado ponente

STL17131-2023
Radicación n.° 72846
Acta 47

Bogotá, D.C., trece (13) de diciembre de dos mil


veintitrés (2023).

Procede la Sala a pronunciarse, en primera instancia,


respecto de la demanda de tutela presentada por
SCOTIABANK COLPATRIA S.A., a través de apoderado
judicial, en contra de la SALA LABORAL DEL TRIBUNAL
SUPERIOR DE DISTRITO JUDICIAL DE CARTAGENA y
el JUZGADO SEXTO LABORAL DEL CIRCUITO de la
misma ciudad, trámite que se hizo extensivo a las demás
partes e intervinientes del proceso especial de
levantamiento de fuero sindical – permiso para despedir-,
identificado bajo la radicación No.
13001310500620200019400 (01).

I. ANTECEDENTES

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La sociedad promotora del resguardo instauró acción


de tutela, a través de apoderado judicial, con el propósito de
obtener el amparo de sus derechos fundamentales al
«ACCESO A LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA en su modalidad de

TUTELA JUDICIAL EFECTIVA y el DEBIDO PROCESO» ,

presuntamente vulnerados por las autoridades judiciales


convocadas.

Del escrito de tutela que presentó para respaldar su


aspiración y de los medios de prueba allegados al
expediente, en lo que respecta a los reparos de esta acción
constitucional, se extrae, que el señor Michel Eduardo
Galvis Martínez se vinculó con la sociedad Scotiabank
Colpatria S.A., mediante un contrato de trabajo a término
indefinido el 3 de diciembre de 2012, quien, actualmente,
desempeña el cargo de asesor comercial zona Norte CIAL
BCO CTG, en la ciudad de Cartagena.

Indicó la petente, que el señor Galvis Martínez


actualmente es integrante, en calidad de presidente, de la
junta directiva de la Asociación Nacional de Trabajadores
del Sector Financiero Colombiano – ASNALTRANSEFINC,
así como, afiliado a la organización sindical denominada
Unión Sindical Bancaria- USB, por lo que se encuentra
amparado con la garantía de fuero sindical.

Refirió, que el 4 de septiembre de 2020, el joven Rafael


Eduardo Núñez Bossio, quien se desempeñaba como
aprendiz del SENA en el Banco y ejecutaba sus actividades
en la misma sede en la que el referido trabajador realizaba

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sus funciones, presentó una queja formal en contra del


señor Michel Eduardo Galvis Martínez, la cual fue de
conocimiento de la sociedad accionante el 7 del mismo
mes y año.

Señaló, que en dicha queja, «se narraban una serie de


conductas degradantes, humillantes, discriminatorias, de violencia
verbal e irrespeto reiterado del señor Galvis hacia el quejoso que
afectaron la dignidad del aprendiz y perjudicaron el buen clima de
trabajo del Banco, a tal punto que manifestó su intención de

abandonar la práctica que adelantada (sic) en el Banco».

Advirtió, que ante la gravedad de las conductas


referidas, el 19 de octubre de 2020 dio apertura a un
proceso disciplinario, fecha en la cual, citó al señor Michel
Eduardo Galvis Martínez para rendir diligencia de
descargos el 23 del mismo mes y año. Así mismo, indicó
que dicha diligencia fue extensiva a las organizaciones
sindicales a las cuales pertenece el trabajador.

Indicó, que el 23 de octubre de 2020, se llevó a cabo


la diligencia de descargos en la cual se hizo presente el
señor Galvis Martínez junto con los señores Carlos Andrés
Alvarado Reyes y Leonardo Antonio Hernández en
representación de la Unión Sindical USB y, que como
resultado de dicho trámite, se determinó que el trabajador
mencionado, incumplió sus obligaciones legales y
reglamentarias, así como, lo establecido en el código de
conducta de Scotiabank Colpatria que establece la
obligación de «tratar con justicia, igualdad y profesionalismo a

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todas las personas» y la misión del Banco de «proporcionar un


ambiente inclusivo, respetuoso y seguro, sin discriminación y acoso
para todos, así como a cumplir con las leyes aplicables en materia de

discriminación, derechos humanos y acoso», además, manifestó

que:

(…) con base en las pruebas recaudadas por el Banco, se


demostró que el señor MICHAEL EDUARDO GALVIS MARTÍNEZ
incumplió gravemente sus obligaciones laborales al utilizar
expresiones irrespetuosas, humillantes y discriminatorias en
contra del aprendiz Rafael Eduardo Núñez, afectando su
dignidad y perjudicando el buen clima laboral del Banco,
situación que resulta contraria a las políticas, procedimientos y
protocolos establecidos por la Compañía, así como a los
principios y valores de la Organización

Por lo anterior, advirtió, que luego de agotado el debido


proceso acordado en la convención colectiva de trabajo
suscrita entre la organización sindical USB y la sociedad
accionante, el 3 noviembre de 2020, Scotiabank Colpatria
S.A., notificó al trabajador que su contrato de trabajo
terminaría con justa causa, una vez que el juez laboral
autorizara su desvinculación, para lo cual, formuló proceso
especial de levantamiento de fuero sindical – permiso
para despedir-, en contra del señor Michel Eduardo
Galvis Martínez y en el cual pretendió:

Se autorice (…) terminar con justa causa el contrato de trabajo


del señor MICHAEL EDUARDO GALVIS MARTÍNEZ, quien se
encontraría amparado por el privilegio legal denominado fuero
sindical por ser miembro de la Junta Directiva Seccional
Cartagena de la ASOCIACIÓN NACIONAL DE TRABAJADORES
DEL SECTOR FINANCIERO COLOMBIANO –ASNALTRANSEFINC-,
en calidad de presidente. (Negrilla del texto original)

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El conocimiento del asunto correspondió al Juzgado


Sexto Laboral del Circuito de Cartagena, autoridad que, con
proveído del 28 de septiembre de 2021, negó las
pretensiones formuladas, por cuanto:

(i) No se verifico ni probó suficientemente que la


terminación del contrato de trabajo hubiese
obedecido a una justa causa contemplada en los
numerales 12 y 5 del artículo 62 del CST, que se
incumpliera el estatuto interno del trabajo o el
código de conducta de Scotiabank Colpatria, toda
vez que los testigos presentados no tuvieron
conocimiento directo de las presuntas faltas y,
por su parte, el señor Rafael Eduardo Núñez no
compareció al proceso.
(ii) No se cumplió con el procedimiento convencional
establecido en el artículo 11 ídem, en el cual se
establece «el trabajador presuntamente inculpado deberá
ser llamado a descargos para que explique su conducta
dentro de los 30 días siguientes a aquel en que el banco

tenga conocimiento de la presente falta», para lo cual

indicó que, la queja se remitió el 4 de septiembre


de 2020, fue de conocimiento de la sociedad
demandante el 7 del mismo mes y año y los
descargos fueron practicados el 23 de octubre,
por lo que ya se había superado el término de 30
días.
(iii) Al ser el demandado un trabajador con
estabilidad laboral reforzada, ello implica una

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mayor carga argumentativa y probatoria de la


parte demandante para demostrar
suficientemente que se cometieron las conductas
que se indilgaron, situación que no se configuró
en el caso de marras.

Contra la anterior determinación, la sociedad


Scotiabank Colpatria S.A., interpuso recurso de alzada el
cual fue desatado por la Sala Laboral del Tribunal Superior
de Cartagena, con fallo del 7 de junio de 2023 en donde
confirmó la decisión de primer grado.

Señaló la libelista que la decisión del Tribunal refutado


se enmarcó en un comportamiento omisivo del debido
proceso, en tanto:

(i) No adoptó el enfoque diferencial que demanda el


caso, teniendo en cuenta el hostigamiento por la
presunta orientación sexual y/o expresión de
identidad de género del quejoso, para lo cual
indicó que, la Corte Constitucional mediante
sentencias como la T-141-2017 reiterada en la T-
443-2020 ha dado cuenta de cómo la orientación
sexual diversa se ha estructurado «en una
verdadera pauta de discriminación. De ahí que ésta sea
reconocida como una categoría o criterio sospechoso de
discriminación en tanto es un: comportamiento reprochable
que puede ser consciente o inconsciente por parte de quien
lo realiza pues, priva a una persona del goce de sus

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derechos, con base en razones fundadas en prejuicios o

preconceptos».

(ii) Realizó una indebida valoración probatoria de los


testimonios y documentos aportados al proceso.

Con fundamento en lo anterior, acudió al amparo


constitucional con el fin de que se protejan sus
prerrogativas fundamentales y, en consecuencia, se deje sin
efecto la sentencia del 7 de junio de 2023 proferida por la
Sala de Decisión Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Cartagena para que, en su lugar, se autorice la
terminación del contrato de trabajo suscrito con el señor
Michael Eduardo Galvis Martínez.

Así mismo, dentro del petitorio, solicitó:

ORDENAR LA RESERVA del trámite de la acción de tutela y


proteger el nombre del inicialmente citado aprendiz, Rafael
Núñez Bossio ordenando el uso de una sigla o un nombre ficticio.
(Negrilla del texto original).

Esta Sala Laboral, a través de auto del 27 de


noviembre del año en curso, inadmitió el presente amparo,
al advertirse que quien pretendió interponerlo en
representación de la sociedad accionante, no acreditó que
dicha entidad le confiriera poder especial para actuar en su
nombre y representación en el trámite constitucional;
subsanado lo anterior, con auto del 5 de diciembre de los
corrientes se asumió el conocimiento de la acción de tutela,
y ordenó su notificación, para que los involucrados se

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pronunciaran sobre los hechos materia de reclamación y


ejercieran su derecho de defensa.

Revisado el expediente, se observa que las partes e


intervinientes, fueron debidamente notificadas de la
presente acción, conforme dan cuenta los correos enviados
a cada una.

Dentro de la oportunidad concedida, el secretario del


Juzgado Sexto Laboral del Circuito de Cartagena remitió el
link de acceso al expediente.

En el mismo sentido, el Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Cartagena allegó el enlace de acceso al
expediente.

La Procuraduría General de la Nación remitió copia de


su intervención al interior del trámite ordinario en la cual
manifiesta que se aparta de la decisión refutada en el
escrito tutelar. Asimismo, manifestó que desde dicha
entidad no se han vulnerado los derechos fundamentales
deprecados y, por ende, solicitó su desvinculación.

No se recibieron más respuestas dentro del término


concedido.

II. CONSIDERACIONES

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De acuerdo con el artículo 86 de la Constitución


Política y a los decretos que reglamentaron su ejercicio, la
acción de tutela fue establecida para reclamar, mediante un
procedimiento de trámite preferente y sumario, la
protección inmediata de los derechos constitucionales
fundamentales, cuando quiera que éstos resulten
lesionados o amenazados por la acción o la omisión de
cualquier autoridad pública o de los particulares en los
casos expresamente previstos por la ley, siempre y cuando
no exista otro medio de defensa judicial, a no ser que se use
como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio
irremediable.

Atendiendo los principios de la cosa juzgada y de


autonomía judicial, esta Sala ha sostenido el criterio de la
improcedencia de la tutela contra providencias judiciales,
salvo que, con las actuaciones u omisiones de los jueces,
resulten vulnerados, en forma evidente, derechos
fundamentales, de manera que el juez constitucional puede
intervenir solo excepcionalmente, cuando advierta
flagrantemente que el juicio valorativo del juzgador es
arbitrario y elude protuberantemente las reglas de la sana
crítica, al punto de que se comprometan de forma
ostensible las garantías supralegales de las partes.

Ahora bien, como lo aducido por la parte accionante se


centra en la violación al debido proceso, es importante
resaltar, que el artículo 29 de la Constitución Política,
consagró que aquel «se aplicará a toda clase de actuaciones

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judiciales y administrativas». Esta disposición reconoce el


principio de legalidad como fundamental en el ejercicio de
las actividades, tanto judiciales como administrativas, y
comprende la regulación que previamente delimita los
poderes del Estado y establece las garantías de protección a
los derechos de los asociados, de forma tal, que ninguna
actuación desplegada por quienes ejerzan dichas funciones,
dependa de su propio arbitrio, sino que se encuentre sujeta
a procedimientos previamente señalados en la ley y en los
reglamentos.

Al descender al sub lite, se extrae que la sociedad


accionante, a través del resguardo constitucional, pretende
que (i) se deje sin valor y efecto la decisión proferida por el a
quem el 7 de junio de 2023, a través de la cual se confirmó
la determinación de primer grado y, en consecuencia, no se
autorizó la terminación con justa causa del contrato de
trabajo suscrito entre la petente y el señor Michel Eduardo
Galvis Martínez; (ii) asimismo, que se ampare el derecho al
buen nombre de Rafael Núñez Bossio y, para ello, en el
presente fallo se haga uso de siglas o un nombre ficticio
para referirse a él.

Así las cosas, en lo que se refiere a los reparos


formulados en el escrito tutelar, la Sala procede a verificar
el contenido de la decisión censurada, con el fin de
establecer si de la misma puede deducirse la vulneración
alegada, para lo cual se advierte que el Tribunal
cuestionado, al resolver el recurso de alzada señaló, que el

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tema en discusión se centraba en determinar: i) si se


constituyó una justa causa para dar por terminado el
contrato de trabajo, ii) si hay lugar a levantar el fuero
sindical y, en consecuencia, otorgar el permiso para
despedirlo; iii) si al demandado no se le aplicó el debido
proceso contemplado en la Convención Colectiva y iv) si
goza de estabilidad laboral al ser beneficiario del fuero
sindical.

Para abordar los tópicos planteados en precedencia, en


primera medida, el Tribunal refutado indicó, que en el
trámite objeto de cuestionamiento quedó demostrado que el
señor Michael Eduardo Núñez Bossio está amparado bajo la
garantía del fuero sindical al hacer parte de la Asociación
Nacional de Trabajadores del Sector Financiero Colombiano
– ASNALTRASEFINC en calidad de presidente nombrado en
la nómina de la Junta Directiva Seccional Cartagena, razón
por la cual, advirtió que:

(…) como lo manifestó el a quo el demandado esta cobijado por


una estabilidad laboral al encontrarse cobijado por el fuero
sindical, por lo que se debe estudiar la justa causa para dar
terminado el contrato de trabajo y así el juez laboral si la
encuentra demostrada ordenará levantar el fuero sindical y
otorgará el permiso para despedir, por ende no se puede perder
de vista bajo ningún motivo que si bien se le endilgan conductas
al trabajador aforado hoy demandado debe quedar claro tanto
para la parte demandante como para el Ministerio Público que
efectivamente el demandado tiene una especial protección y por
ende este caso debe ser estudiado con lupa frente a las pruebas
presentadas por la parte demandante.

En ese contexto, el Colegiado accionado recordó, que


de conformidad con la carta de terminación del contrato
remitida al trabajador el día 3 de noviembre de 2020, las

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razones por las cuales la demandante tomó dicha


determinación, se fundamentaron en que el señor Núñez
Bossio lazó, presuntamente, expresiones impropias contra
un compañero de trabajo, lo que, a juicio de sociedad
accionante, configura un acto de discriminación.

Así, el ad quem indicó, que al estudiar el material


probatorio allegado al plenario, encontró:

(i) De la diligencia de descargos llevada a cabo el 23


de octubre de 2020, se extrae que el señor
Michael Galvis negó haber faltado al respeto al
señor Rafael Núñez.
(ii) De las declaraciones de la señora Dora Barragán,
Blanca Zapateiro Ramos, Katerine Coronado
Bernal y el señor Carlos Andrés Alvarado:
ninguno presenció directamente que el
demandado le haya expresado al aprendiz antes
referido, frases como «hay, si es loca»; «si, que tu eres
una loca»; «si él es loca».

(iii) De la queja formal presentada por el señor Rafel


Núñez, observó la Colegiatura que la misma no
va dirigida a ningún empleado o superior del
banco y tampoco se encuentra firmada por este.

Por lo anterior, advirtió, que, del estudio de los


testimonios antes referidos, así como del acta de descargos
del trabajador, no se logró probar la comisión de una falta
grave, teniendo en cuenta que:

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[…] no está demostrado que el demandado lanzara esas


expresiones al señor Rafael Núñez directamente con palabras
que faltaran a la moral y el respeto porque no hay un testigo
presencial directo que establezca que el señor Michael Galvis le
salió con improperios o irrespetó, puesto que ningún testigo
estuvo presente y solo documentan lo que le comentaron tanto la
gerente de talento, desarrollo y cultura organizacional del banco
de la sucursal como la testigo que establece que el demandado le
comentó la situación por la que estaba atravesando en el banco,
razones estas por las cuales no se encuentra demostrada la
justa causa de despido.

Ahora bien, respecto a la carga probatoria, el Tribunal


fustigado, precisó, que de conformidad con la sentencia CSJ
SL4547 de 2018 de la Sala laboral de la Corte Suprema de
Justicia, no basta con comunicar los motivos que llevan a
finalizar unilateralmente el contrato laboral, dado que para
que un despido se repute justo el empleador debe
documentar la falta atribuida al subordinado y recaudar
todo el acervo probatorio que sustente debidamente su
ocurrencia. De lo contrario, fallará en la labor demostrativa
que le incumbe en el escenario judicial y las imputaciones
en las que fundamentó la rescisión contractual quedarán
como simples señalamientos sin confirmación, por lo que,
refirió que:

[…] quien tenía la carga de la prueba es la parte demandante,


quien debía probar que esos hechos endilgados al demandado si
ocurrieron y tenía la carga probatoria de aportar, en su debida
oportunidad, los documentos e informes que pueda obtener sin la
mediación judicial y el juez a su vez tiene el deber de decretar y
practicar sólo aquéllas pruebas que las partes no se encuentran
en la capacidad de presentar, bien sea porque no fue atendida la
solicitud con la que se buscaba obtenerlas por parte de las
autoridades o de los particulares, y en este caso quien debía
asistir al proceso a dar certeza de los hechos ocurridos
era el señor RAFAEL NUÑEZ quien se negó a presentarse al
proceso como testigo directo y presunta víctima de los

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improperios a juicio de la parte demandante expresados


por el señor GALVIS (…) (Negrilla de la Sala).

Con fundamento en lo anterior, la Sala Laboral del


Tribunal Superior de Cartagena concluyó que el a quo no
erró al considerar que no se demostró dentro de dicho
trámite especial, los actos irrespetuosos en los que
presuntamente incurrió el señor Galvis, por lo que
determinó que no hay lugar al levantamiento del fuero
sindical y el otorgamiento del permiso para despedir al
trabajador aforado.

De otro lado, con respecto al debido proceso al interior


del trámite disciplinario indicó, que en el caso objeto de
cuestionamiento, el procedimiento aplicado al demandado
fue el estipulado en la Convención Colectiva de Trabajo
celebrada entre el banco Scotiabank Colpatria S.A. y la
organización sindical Unión Sindical Bancaria USB, la cual,
reglamentó, en su artículo 11: « El trabajador presuntamente
inculpado deberá ser llamado a descargos para que explique su
conducta dentro de los 30 días hábiles siguientes a aquel en que el
Banco tenga conocimiento de la presunta falta. La diligencia a
descargos se realizará mínimo tres (3) días hábiles después de haber

realizado la citación al trabajador».

Al respecto, señaló que:

(i) La queja elevada por el señor Rafael Núñez, fue


presentada el 4 de octubre de 2020 y conocida
por la sociedad demandante el 7 del mismo mes y
año.

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(ii) El 19 de octubre de 2020 se dio apertura al


proceso disciplinario, fecha en la cual se citó al
trabajador a rendir los descargos el 23 de octubre
de 2023, porque se encuentra dentro del término
previsto en la convención pues, adujo que los
días deben ser contabilizados en días hábiles,
«pues al no contarse los fines de semana y los festivos
evidentemente la fecha se extiende por lo que para la Sala
el procedimiento disciplinario si fue realizado conforme lo
establece la convención colectiva de trabajo, disintiendo de
la decisión tomada por el a quo frente a este punto».

Ahora bien, con respecto a lo referido en cuanto a la


discriminación, el Tribunal accionado trajo a colación las
sentencias CC-T 098 de 1994 y la CC proferidas por el Alto
Tribunal Constitucional en las cuales se precisó que:

El acto discriminatorio es la conducta, actitud o trato que


pretende -consciente o inconscientemente - anular, dominar o
ignorar a una persona o grupo de personas, con frecuencia
apelando a preconcepciones o prejuicios sociales o personales, y
que trae como resultado la violación de sus derechos
fundamentales, también dijo que Constituye un acto
discriminatorio, el trato desigual e injustificado que, por lo
común, se presenta en el lenguaje de las normas o en las
prácticas institucionales o sociales, de forma generalizada, hasta
confundirse con la institucionalidad misma, o con el modo de
vida de la comunidad, siendo contrario a los valores
constitucionales de la dignidad humana y la igualdad, por
imponer una carga, no exigible jurídica ni moralmente, a la
persona” (…) el acto discriminatorio contiene los siguientes
elementos:

 La intención, la consciencia o la inconsciencia de la


conducta no incide en la configuración del acto
discriminatorio. Éste se entiende realizado
independientemente de la voluntad de quien lo realiza.
 El acto discriminatorio conlleva una actuación violenta en
contra del sujeto receptor de la conducta, ya sea de tipo

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simbólica, física, psicológica, emocional, económica y


demás.
 El acto discriminatorio se puede identificar a través de los
criterios sospechosos de discriminación, los cuales
relaciona el artículo 13 constitucional con el sexo, la
orientación sexual, la raza, el origen familiar o nacional, la
religión, la lengua, la opinión política, entre otros.
 La relación de poder que existe entre la persona
discriminada y la persona discriminadora. “En caso de
que exista una relación de sujeción y dependencia, el
victimario podrá coaccionar y someter a la persona a una
presión y una afectación mayor (…)

Con todo lo anterior, el ad quem indicó, que aclarado


lo concerniente al proceso disciplinario surtido al interior
del banco, de conformidad con la valoración realizada a las
pruebas documentales y testimoniales allegadas al plenario,
no se logró evidenciar que el señor Michael Eduardo Galvis
Martínez, incurriera en las faltas endilgadas por la sociedad
empleadora relativas a la comisión de actos de
discriminación contra un compañero de trabajo, por lo que,
confirmó la determinación de primer grado y, en
consecuencia, no autorizó el levantamiento del fuero que
cobija al trabajador ni el despido con justa causa.

Ahora bien, teniendo en cuenta los reproches


formulados en el líbelo introductor, se permite esta
Magistratura puntualizar, que en el entorno de la
administración de justicia, la perspectiva y el enfoque de
género ha empezado a adquirir relevancia en los últimos
años; de hecho, esta Sala de la Corte ha abordado esta
temática en providencias como CSJ-SL3478 de 2022, CSJ -
SL2936 de 2022, CSJ- SL4259 de 2020, CSJ- SL2615 de
2020, CSJ- SL1366 de 2019, entre otras, en las cuales se

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ha puntualizado que la perspectiva de género constituye


una importante herramienta judicial para la erradicación de
sesgos y estereotipos sociales «permitiendo revelar, cuestionar y
superar prácticas arraigadas en nuestro entorno, que históricamente
han sido normalizadas y que hoy resultan inadmisibles, dada la
prevalencia de los derechos inherentes e inalienables de la persona,
procurando así que la solución de las disputas atienda solamente a
estrictos parámetros de justicia».

De allí que se indique que, en la jurisdicción laboral,


en el evento de vislumbrarse algún resquicio discriminatorio
en razón a la raza, el sexo, el género, la nacionalidad, etc.,
en el marco de una relación laboral, los funcionarios
judiciales tienen el deber de asumir el análisis del caso
desde la perspectiva de género1.

Sin embargo, como ya se advirtió en precedencia, en el


caso objeto de análisis no se logró acreditar que el
trabajador demandado haya incurrido en actos de
discriminación en contra del señor Rafael Eduardo Núñez
Bossio pues, de las pruebas documentales y testimoniales
allegadas al trámite, ninguna de ellas evidenció la
ocurrencia efectiva de los presuntos hostigamientos y tratos
humillantes a los cuales, aduce la accionante, fue sometido
el aprendiz.

En este orden, considera la Sala, que la decisión


confutada, está arraigada en argumentos que consultaron
las reglas mínimas de razonabilidad jurídica, y que, sin

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Véase la sentencia SL1050-2023

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lugar a dudas, obedecieron a la labor hermenéutica propia


del juez, motivo por el cual no le es permitido al operador
constitucional entrar a controvertirla, pues quien ha sido
encargado por el legislador para dirimir el conflicto es el
dispensador natural, y su convencimiento debe primar
sobre cualquier otro, salvo que se presenten las
desviaciones protuberantes a que se ha hecho mención, las
que en este caso, tal y como se precisó con anterioridad, no
acontecieron.

Así mismo, debe enfatizarse, que resulta improcedente


fundamentar la queja constitucional en discrepancias de
criterio, debido a interpretaciones normativas o
valoraciones probatorias realizadas por los jueces
naturales, como si se tratara de una instancia más, y
pretender que el juez constitucional sustituya en su propia
apreciación, el análisis que hizo el juez instituido para
tomar la decisión correspondiente dentro del litigio
sometido a su consideración.

Por tal razón, se reitera, que en el proveído acusado no


se evidencia algún reparo que amerite la intervención del
juez de tutela; por el contrario, lo que se denota del
reproche endilgado, es buscar una nueva intervención
judicial, para obtener la postura que busca la parte
accionante, con el fin de que sea resuelta en su favor y
acorde a sus intereses; lo anterior porque las decisiones de
instancia dentro del trámite natural, no le fueron
favorables.

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En este orden, la circunstancia de que el aquí


accionante, no coincida con el criterio de la autoridad
judicial a quien la ley le asignó competencia para fallar el
proceso de liquidación de sociedad patrimonial, o no la
comparta, en ningún caso invalida su actuación y mucho
menos la hace susceptible de ser modificada por vía de
tutela.

Por último, frente a la petición relacionada con


proteger el nombre del señor Rafael Eduardo Núñez Bossio,
en aras de garantizar su intimidad personal, está
Magistratura encuentra que la sociedad accionante carece
de legitimación para reclamar dicha protección, por cuanto,
tal como ha reiterado esta Sala en diferentes
pronunciamientos, entre otras, en sentencia CSJ
STL21042-2017, reiterada en la CSJ STL15777-2021, al
tenor de lo dispuesto en el artículo 10 del Decreto 2591 de
1991:

La legitimación para ejercer la acción constitucional radica en


cabeza de la persona cuyas garantías superiores han sido
vulneradas o amenazadas, es decir, que de conformidad con la
Constitución sea en realidad el sujeto activo o titular del derecho
que se dice vulnerado y sobre el cual ha de pronunciarse el juez,
por lo que será éste quien podrá solicitar el amparo de manera
directa o por conducto de su representante o agente oficioso.

A su vez, precisa esta Sala de la Corte que el señor


Rafel Núñez Bossio, fue vinculado a esta acción de amparo
a través del auto admisorio del 5 de diciembre de 2023, con
el fin de que se pronunciara respecto de los hechos y las
pretensiones formuladas en el líbelo introductor, sin
embargo, teniendo la oportunidad para ello, no se

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pronunció al respecto, siendo ese el escenario propicio para


realizar dicho pedimento.

Sin que se hagan necesarias otras consideraciones,


habrá de negarse el amparo constitucional deprecado en
atención a las precisiones esbozadas en el presente
proveído.

I. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

PRIMERO: NEGAR la tutela de los derechos


invocados, de conformidad con las razones acotadas en
precedencia.

SEGUNDO: NOTIFICAR esta decisión a los


interesados en la forma prevista por el artículo 30 del
Decreto 2591 de 1991.

CUARTO: REMITIR el expediente a la Corte


Constitucional para su eventual revisión, si esta decisión
no fuere impugnada.

Notifíquese, publíquese y cúmplase.

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GERARDO BOTERO ZULUAGA

Presidente de la Sala

FERNANDO CASTILLO CADENA

LUIS BENEDICTO HERRERA DÍAZ

IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ

CLARA INÉS LÓPEZ DÁVILA

OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR

MARJORIE ZUÑIGA ROMERO

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