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EL QUESO Y LOS GUSANOS, CARLO GINZBURG

El autor lo primero que realiza es indicar la existencia de un pasado historiográfico de investigación


fundamentalmente política, a diferencia de la cuestiones y proyectos más actuales (en referencia a su época),
que buscan una serie de elementos de estudio adversos a esa “dictadura de la política” que tenía la
historiografía, especialmente del siglo XIX. Así, plantea la cuestión de estudio de aquellos grupos marginados
por la historia. Ello le hace realizar una obra acerca de un molinero, Menocchio, que es asesinado por el Santo
Oficio por su mentalidad e ideología acerca del mundo. Trabajo de Ginzburg que posteriormente dará lugar a
la formación del género historiográfico de la Microhistoria.

Ginzburg va a hacer referencia a la idea de cultura, para introducirse en el ámbito de la cultura


popular. Así, indica que se ha entendido el término cultura generalmente como un concepto amplio de
manifestación social. En ese sentido, el autor nos habla que ese término en gran cantidad de ocasiones
observadas hace referencia a la cultura implantada por las clases superiores, en tanto que tienen un mayor
nivel intelectual en relación con la ignorancia que pudiera plantear el pueblo llano. De esta manera, Ginzburg
se plantea la cuestión de la existencia de esa cultura popular, siendo un ámbito de escasa documentación,
exceptuando aquellos elementos que parten de la parte alta social y que pudiesen tratar la cuestión de forma
indirecta. Por tanto, la única posibilidad sería la fuente oral, algo imposible para la época con la que se trabaja
por el paso de tiempo transcurrido.

Asimismo, Ginzburg habla del trabajo de Mandrou, el cual indica que la élite dominante ejerce
presión cultural sobre el sector llano influyendo sobre este de tal forma que no tiene conciencia de su
condición social y política, produciendo una visión muy fatalista y negativa. Proceso producido a través de lo
que llama literatura de evasión.

Además, también indica el trabajo de Bachtin a través de la obra de Rabelais. Autor que llega a la
conclusión de la diferencia cultural entre la élite, más seria, dogmática, que la cultura popular, más exaltada,
alegre, carnavalesca.

Ante esta cuestión, nuestro autor nos indica que no podemos desechar ninguna fuente, por mínima que
sea o subjetiva, ya que cualquier información al respecto de la cultura de estos grupos es importante para
abordar un conocimiento relativamente general.

Además, el autor hace referencia a Foucault en tanto que trata los diferentes obstáculos que ha tenido
a lo largo de la historia la formación de nuestra cultura. Pero lo que interesa de este autor es los gestos y
criterios de exclusión, los excluidos, de ahí su obra Historia de la Locura. Así, las víctimas de la exclusión
social se convierten en portadoras de un discurso que pasa por el delito y la antropofagia. Es un populismo
negro según Rivière.

Ambigüedad del concepto de cultura popular en el que el propio Mandrou comenta que las sociedades
subalternas de la sociedad preindustrial tienen una adaptación pasiva a los subproductos culturales excedentes
de las clases dominantes. Pero para Ginzburg es más valiosa la hipótesis de Bachtin en la que indica una
influencia recíproca entre la cultura de las clases subalternas y la de la élite dominante.

Ginzburg nos acerca a la idea de que un individuo nos puede llevar a la idea general de un grupo
completo ciertamente. Pero realmente este no es el caso de Menocchio, un tanto diferente a su alrededor. Algo
también útil ya que permite ver lo que podría predominar en la época, dentro de unos bajos escalafones
sociales diversos a la visión del molinero.
Asimismo, nuestro autor señala como la formación de Menocchio no es únicamente de los libros
leídos. Y es en ese momento cuando se señala la influencia de la cultura rural y popular de su entorno que le
afecta. Unas ideas de tendencia humanista tal y como señala el autor, por su caracterización tolerante y
pacifista, pero que no deja de ser algo bebido desde la tradición. En ese sentido, se intenta realizar una
comparación entre el gran trabajo de L. Fevbre que realiza sobre Rabelais y su religiosidad, siendo dos
elementos que se alejan de la tónica general. Pero el autor advierte de no caer en la idea de mentalidad
colectiva sino más bien de cultura popular.

Además, se nos señala como el caso de Menocchio es posible a la imprenta con una difusión de libros
que le permite contrastar ese conocimiento con la tradición de la que ha bebido. Y la Reforma, que le permite
comunicar sus sentimientos en un ámbito en el que se rompe el monopolio de la cultura escrita de la Iglesia.
Pero con la Contrarreforma se iniciará una etapa de erradicación de la cultura popular lejos de poner en
peligro la ortodoxia.

En definitiva, Menocchio es nuestro precursor, dentro de ese intento de renovación radical de la


sociedad.

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