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“Lisandro Alvarado”
Decanato de Agronomía
Programa de Ingeniería Agroindustrial
RECOLECCION
DE LECHE
Integrantes:
María Torres
CI: 20.666.469
Profesora:
Reina Betancourt
SISTEMA DE ORDEÑO
Ordeño móvil: consiste en una pequeña máquina móvil que dispone de todos los
elementos necesarios para el ordeño y que se desplaza por el establo hasta los
animales a ordeñar. Puede llevar incorporado el sistema de generación de vacío, ó
bien puede acoplarse en los diferentes puestos de ordeño a una conducción fija de
vacío. Es un sistema sólo válido para explotaciones muy pequeñas, muy raras ya en
la actualidad.
Ordeño fijo: El equipo está ubicado de forma fija en la sala de ordeño y son los
animales los que se desplazan para el ordeño. Su eficacia es mucho mayor, son los
que nos vamos a encontrar en las explotaciones comerciales.
Dentro del ordeño fijo nos podemos encontrar con “Sistemas de ordeño a
cantara”, donde la leche es recogida en este recipiente en la sala, y que hay que
vaciar cada vez que se llena; y los “Sistemas de ordeño directo”, donde la leche
llega a un recipiente (Unidad final) que va de forma automática mandando la leche
al tanque de refrigeración. Este último sistema es más costoso pero lógicamente
mucho más eficaz e higiénico, y es el que nos encontramos ya en la mayoría de las
granjas. Dentro de los sistemas de ordeño fijo el último avance son los sistemas de
ordeño voluntario, conocidos Producción Animal e Higiene Veterinaria (Grupo A)
Manuel Sánchez Rodríguez como “robots de ordeño”, que son unidades de ordeño
donde la vaca acude voluntariamente a ser ordeñada, realizándose todas las
operaciones de forma automática. Este sistema es aún muy minoritario por su
elevado coste y limitado rendimiento (50 vacas/robot).
Sea cual fuera el sistema de ordeño mecánico, este siempre se basa en el vacío que
se produce a nivel de las pezoneras de forma cíclica, que es capaz de extraer la
leche, alternándose las fases de succión o de expansión y las fases de masaje.
Veamos un esquema de este mecanismo básico del ordeño mecánico a nivel de
pezonera:
La leche Recién ordeñada de vacas sanas puede consumirse durante las dos primeras horas,
sin tratamiento alguno, debido a que esta tiene una protección natural que le da el animal
que le permite mantener todos sus componentes y un control contra los agentes
contaminantes bacterianos. Pasado este tiempo, comienza a deteriorarse a causa de la
proliferación de los gérmenes que estaban inactivados. Debido a la riqueza de sus
propiedades los microorganismos se multiplican rápidamente y en poco tiempo si no es
inmediatamente enfriada y luego tratada por pasteurización o esterilización, se descompone
y se corta. Como la leche tiene muchas propiedades nutritivas, favorece el desarrollo de
microorganismos en grandes cantidades; más, si se la mantiene a la temperatura del ordeñe,
que es de 37°C a 39°C., es decir, a la temperatura que sale de la vaca. En estas
condiciones, la contaminación se vuelve un gran problema debido a que la multiplicación
de los gérmenes es tan grande, que puede alterar su calidad en poco tiempo. Para que esto
no ocurra, se debe enfriar la leche lo más pronto posible cuando es sacada de la vaca, ya sea
por medios especiales -como lo son los enfriadores a placa- que bajan la temperatura en un
minuto a 6° C y de esa forma se produce un choque térmico que inactiva más del 95% de
los gérmenes. Si no se dispone de un equipo especial en el campo, se puede poner el tacho
de leche en agua fría; cuanto más fría, mejor. De esta forma, la leche no pierde sus
cualidades nutritivas y permite su conservación por de 48 horas. La tecnología nos permite
mantener la leche en la heladera por 6 días mediante el sistema de pasteurización, el cual
consiste en calentar la leche a 74°C durante 15 a 20 segundos, luego someter a un brusco
enfriamiento a 4°C. Este método permite mantener la leche con todas sus propiedades
durante 5 a 6 días en la heladera, siempre respetando la cadena de frío desde la
pasterización, hasta el consumo.
Cuando se va a consumir la leche no se debe calentar más allá de los 60°C, es decir, a gusto
del paladar; si es menos, mejor, porque si se la pasa de esta temperatura o se la deja hervir,
comienzan a destruirse las propiedades nutricionales de la leche, quedando sólo el calcio, la
caseína y algunos minerales. Repito, no es necesario hervir la leche pasteurizada o
esterilizada. La leche larga vida, es decir, aquella que es sometida a más de 135°C, por
algunos segundos según la técnica utilizada, debe ser enriquecida, de tal forma que pueda
recuperar las vitaminas y algunas proteínas que son alteradas en el proceso de alto
calentamiento. Cualquiera de las dos clases de leche puede ser consumida en frío sin
ningún riesgo. La leche suelta, que no tiene garantía de envase o procedencia, se altera
rápidamente después de las dos horas del ordeñe, sobre todo en los días de calor cuando la
temperatura va más allá de los 30°C. Si dura más tiempo es porque tiene algún conservante
y la protege de la alta contaminación bacteriana, cosa que no es recomendable. Sobre este
punto las autoridades nacionales y municipales deben tomar inmediatamente carta en el
asunto, ya la venta de este alimento necesita un estricto control sanitario.
Durante el 2º ordeño se incorpora la leche a 35º C, que se mezcla con la que ya está fría en
el tanque; esta incorporación se realiza mientras dura el ordeño (normalmente, entre 1 y 2
horas) y con el tanque funcionando, obteniéndose una curva de temperaturas similar a la
representada en la figura 1.
Se puede comprobar que la temperatura de la leche no llega a
sobrepasar los 9 ºC, si el tanque refrigerante tiene la capacidad
frigorífica adecuada. En consecuencia, la leche ya almacenada eleva
su temperatura, sin superar los 9 ºC1, durante un tiempo no superior
a 3 horas, lo que es perjudicial, pero a la vez se está consiguiendo un
enfriamiento prácticamente instantáneo de la leche del 2º ordeño, que
pasa de 35º C a una temperatura inferior a 10º C, lo que es muy
favorable para su conservación.
Lo expuesto demuestra que para obtener leche de buena calidad bacteriológica no basta
con enfriarla y mantenerla fría, sino que también hay que realizar todo el proceso del
ordeño y el almacenamiento con una higiene rigurosa, por lo que los malos resultados
en calidad no son necesariamente debidos a un mal funcionamiento del tanque
refrigerante.
Durante unas dos horas después del ordeño el crecimiento de las bacterias es muy lento
(fase bacteriostática), para ir posteriormente aumentando de forma rápida. Por ello, hay que
aprovechar este período para enfriar la leche hasta la temperatura de conservación.
PRINCIPALES ADULTERACIONES EN LA LECHE
Para que la estafa no sea descubierta durante los controles, la dilución es disimulada
mediante el agregado de sustancias baratas –algunas muy tóxicas- que los análisis rutinarios
no pueden distinguir de los componentes naturales de la leche. En particular, las proteínas –
parámetro de la calidad del producto lácteo- son adulteradas usualmente con urea o
melanina.
Esto es debido a que los análisis que se realizan para controlar el contenido proteico de la
leche se limitan a medir la cantidad de nitrógeno, que es un elemento presente en todas las
proteínas. Y como la urea y la melamina también son compuestos nitrogenados, atraviesan
los controles “haciéndose pasar” por proteínas.
Posteriormente la leche será recogida y transportada hacia las industrias. Durante este
proceso la temperatura de la leche no debe ser superior a los 10°C. El transporte puede
efectuarse en vehículos equipados con cisterna que pueden ser o no isotermas, pero en
cualquiera de los casos el transporte nos debe asegurar que la temperatura de la leche no
sobrepase los 10°C. Los recipientes y las cisternas que se hayan empleado para el
transporte de la leche cruda deberán limpiarse y desinfectarse antes de volver a utilizarse.
Hasta no hace mucho tiempo los tarros lechero serán el medio más usado para el transporte,
pero han sido remplazados por los camiones cisterna; pero aún se usan (en algunas partes),
teniendo en cuenta que hay muchos pequeños productores de 50, 100 y 200 litros diarios
solamente. Dichos tarros son de 40 y 50 litros generalmente, eran de diseño estandarizado y
construidos de hierro estañado, acero inoxidable o aluminio.
Estos tanque se utilizados para el transporte por medio de camiones, son generalmente de
acero inoxidable; también los hay de aluminio. Los tanques son construidos con doble
pared y aislados, en general, con corchos; su sección es circular o elíptica (el circular es
demás fácil higienización y el elíptico permite mayor estabilidad en el viaje).
Generalmente los tanques están divididos en secciones para evitar el batido de la leche
pues puede ocasionar la separación de la grasa.
En la recepción de la planta industrial láctea, se recibe, se verifica y se registra la cantidad
de leche que entra; a su vez se descarga la leche en un tanque de recepción y de allí se pasa
a un tanque de almacenamiento; generalmente, como paso previo a su almacenaje, la leche
pasa por un enfriador y de un filtro o clarificador.
Antiguamente, cuando el medio de transporte más frecuente eran los tarros, había en la
recepción plataformas de descarga, cintas transportadoras de tarros, lavaderos de tarros
(externos e internos), etc. pero en la actualidad estas operaciones resultan facilitadas pues
al utilizarse los camiones cisternas se hace más dinámica las operaciones de recepción pues
la descarga se hace por bombeo.
Por general, la leche que se descarga, va en primer lugar hacia un tanque de balanza donde
se pesa y se extraen muestras; de ahí pasa, previo paso por clarificadores y enfriadores a un
tanque de almacenamiento. Suele haber en algunas plantas un tanque intermedio con
capacidad hasta el doble del tanque de balanza, de manera que el vaciado de los camiones,
no haga del tanque de balanza un “cuello de botella” para la alimentación de los
enfriadores.
Algunas de estas características son de gran importancia, como en el caso del contenido de
grasa y proteínas, y la cantidad de células somáticas y microorganismos mesófilos totales,
ya que de acuerdo a estos criterios se realiza el pago de la leche al ganadero. Otros
parámetros físico-químicos como la acidez y cloruro sódico nos indican la calidad de la
leche, siendo indicadores de la actividad microbiológica y del desequilibrio hidrosalino de
la leche, respectivamente.
TANQUE REFRIGERANTE:
El tanque refrigerante es el sistema que se utiliza en la mayoría de las granjas para enfriar y
almacenar la leche. Estos tanques están formados principalmente por una cuba de acero
inoxidable, forrada de aislamiento térmico, con el evaporador directamente acoplado al
fondo, y un equipo frigorífico con sus correspondientes controles y automatismos.
Teniendo en cuenta la duración del almacenamiento, la cual va a condicionar su potencia
frigorífica, los tanques se dividen en:
Existen una serie de elementos y características de los tanques frigoríficos que, por su
importancia, se podrían denominar críticos, puesto que de ellos depende en gran medida
que se conserve o se deteriore la calidad de la leche que se almacena y conserva en ellos.
Entre ellos se pueden citar:
a) Deben estar fabricados de acero inoxidable austenítico o de otro material que cumpla los
requisitos europeos o nacionales.
b) Tener una rugosidad superficial Ra! 1µm, donde Ra se define en la Norma EN ISO
4287:1998.
c) Todos los ángulos interiores de los tanques inferiores a 2,36 rad (135º) deben tener un
radio de curvatura R no menor de 3 mm. Todos los demás ángulos deben tener radios de
curvatura de, a menor, 3 mm
• Agitador: El agitador tiene que cumplir varias misiones, siendo las más importantes:
a) Para tanques de dos ordeños: entre el 20% y el 100% del volumen nominal
c) Para tanques de seis ordeños, entre el 6,7% y el 100% del volumen nominal.
• Aumentar las corrientes de convección para que la temperatura sea homogénea en toda la
masa de leche contenida en el tanque.
PRE-REFRIGERACION:
Dada la importancia que tiene la velocidad de enfriamiento conviene estudiar el caso que se
presenta frecuentemente en las explotaciones, de un tanque que tarda más de lo aconsejado
en enfriar la leche. Este caso puede corresponder a los tanques diseñados para enfriar con
una temperatura ambiente de 25 ºC y que están funcionando en lecherías con temperaturas
más elevadas, situación muy frecuente durante el verano en España. En estos casos, puede
ser interesante la instalación de un intercambiador (tubular o de placas) que enfrían la leche
con agua corriente antes de introducirla en el tanque, consiguiéndose una temperatura de la
leche unos 3-4ºC superior a la del agua utilizada como refrigerante. Ello supone al tanque
ahorrar el coste de la energía necesaria para pasar de 35º a los 15-18ºC que obtenemos con
el refrigerador de paso (figura 8).
Además de reducir el tiempo preciso para alcanzar
la temperatura de conservación (figura 9). No
obstante, a la hora de decidir si se instala un
intercambiador de placas para el pre-enfriamiento
de la leche, hay que considerar el precio del agua
corriente a utilizar (2,5 volúmenes de agua por
cada volumen de leche) y la posible reutilización
de este agua más caliente, amén de tener en cuenta
que es un dispositivo que también hay que limpiar
y que no siempre resulta fácil hacerlo por
circulación.
En ambos casos, el funcionamiento es similar (figura 10). El agua fría (o helada) entra por
el extremo opuesto a la entrada de leche, circulando ambos por placas contiguas y en
sentido contrario. En el caso de que se utilice agua fría, el agua templada que sale del
intercambiador puede y debe ser reutilizada en otros usos (limpieza, agua caliente sanitaria,
agua de bebida para el ganado, etc.). Un esquema de este sistema de recuperación se
propone en la figura 11.
SISTEMAS DE ENFRIAMIENTO INSTANTANEO:
• Un intercambiador de calor de
placas para enfriamiento de la leche
1. Bajo rendimiento del equipo frigorífico debido al efecto aislante producido por el hielo
depositado sobre el serpentín evaporado.