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TABLA DE CONTENIDO

Introducción ------------------------------------------------------------------- Pag

Información Grupo Indígena Zenú ----------------------------------------Pag

Información Grupo Indígena Yuco o Yukpa ________________ Pag

Información Grupo Indígena Motilón – Bari _________________ Pag

Conclusión --------------------------------------------------------------------- Pag


CULTURA MOTILÓN-BARÍ

Desde tiempos prehispánicos la zona se caracterizó por el permanente

contacto intercultural entre los grupos de las regiones circundantes. Para el

momento de la conquista, ocupaban un extenso territorio desde Los Andes

venezolanos hasta la Serranía del Perijá. El grupo mantuvo su resistencia a la

“pacificación “durante casi cinco siglos desarrollando mecanismos de adaptación,

como su patrón de residencia múltiple que permitió el relativo aislamiento de las

poblaciones. Sin embargo, las misiones capuchinas lograron establecerse en su

territorio desde épocas tempranas, permitiendo el contacto con la sociedad

mayoritaria.

A partir de la primera década del siglo XX, se hicieron concesiones para

explotaciones petroleras en el territorio Barí, incentivando la apertura de carreteras

y la colonización masiva de la región; ante lo cual, la reacción de los indígenas fue

violenta, provocando el inicio de un largo proceso bélico en contra de las

petroleras que se prolongaría hasta los años sesenta. La acción misionera se

intensificó en la zona y continúa hasta el presente, desarrollando una política de

“integración y desarrollo“ de las comunidades barí y yuko.


UBICACIÓN GEOGRÁFICA
Viven en la frontera con Venezuela en la Serranía de los Motilones,
departamento de Norte de Santander; los Bari se ubican sobre la hoya del río
Catatumbo, región boscosa - húmeda tropical - compuesta por tierras bajas que
descienden desde el nudo de Santurbán, en la cordillera oriental. Las distintas
corrientes de agua, que corren en dirección sur - norte y que atraviesan el
departamento de Norte de Santander, confluyen en la macro región del Lago de
Maracaibo.
El principal accidente geográfico que cobija a los Barí es la Serranía de los
Motilones, comprendida entre el Cerro de Mina (sur), las fuentes del Río
Catatumbo y la Sierra del Perijá (norte), en jurisdicción de los municipios de El
Carmen, Convención y Teorema. Es una región con una temperatura promedio de
24° C y niveles de precipitación estimados en 2.500 mm, en donde los inviernos se
presentan en los meses de abril - mayo y octubre - noviembre, y los veranos en
los meses de diciembre, enero y febrero.
POBLACIÓN
Este pueblo indígena tiene una población de 5.923 personas, de los cuales
4.897 se encuentran en las cabeceras municipales. Los municipios con mayor
concentración de esta publación son Cúcuta y Tibú
ORGANIZACIÓN SOCIAL

Están agrupados en comunidades locales de aproximadamente 50 a 100

individuos con relaciones de parentesco. La unidad social mínima es un hogar

constituido por un grupo de varones, hermanos consanguíneos, con sus

respectivas esposas.

La autoridad política es el cacique (ñatubai), cuya influencia es más de

organizar, dirigir y aconsejar que de juzgar e imponer soluciones o sanciones. Son

una sociedad totalmente democrática, cuyas decisiones se toman luego de largas

jornadas de discusión entre caciques (Consejo de Caciques).

En cada familia hay dos caciques con orden jerárquico de acuerdo a la edad:

el mayor (ñatubai) cumple roles de organización, orientación y planificación,

mientras que el más joven (abyiyibai) se encarga de la ejecución. Los caciques,

además de la edad, ganan sus puestos por ser personas colaboradoras, atentas y

serviciales.

En la sociedad Barí, están los parientes (familia consanguínea) y los aliados

(vecinos y amigos). Las relaciones matrimoniales se pueden dar sólo entre

aliados. Un matrimonio se formaliza cuando participa juntamente en

la construcción de su vivienda.
Principales Aspectos Culturales de los Motilones

Los indígenas Motilones se han esforzado por conservar su cultura y

tradiciones a lo largo del tiempo, sobreponiendo sus conocimientos por encima del

dominio de los blancos.

IDIOMA

La lengua originaria de la etnia Motilón es el Barí Ara, de la familia

lingüística Chibcha, y constituye un elemento de gran valor dentro de su cultura

que le permite trascender y diferenciarse de otros pueblos, además de ser el único

medio para transmitir sus creencias y tradiciones ancestrales de generación a

generación. Barí significa “gente” o persona”.

Hoy día, a pesar de su valoración, los más jóvenes están perdiendo la cultura

de hablar el idioma; practican más el español y se limitan a solo entender

el Barí, siendo esto un gran riesgo para su continuidad. En este sentido, se están

promoviendo espacios en los que sabios y autoridades puedan transmitir este

conocimiento a sus niños mediante la interacción y la práctica de su acervo

cultural.
CREENCIAS RELIGIOSAS

Los Motilones creen en Sabaseba o Saymaydódjira, el Dios creador y

organizador de todo el universo que les dio la vida y al que cantan para tener éxito

en la caza, la pesca y las cosechas. En la etnia Barí no hay autoridades religiosas

pero si hay varias figuras religiosas, Sadouyi, que se preparan desde jóvenes para

realizar los cantos que Sabaseba enseñó a los primeros pobladores Barí para

poderse comunicar con el mundo natural.

Sienten un profundo respeto por la naturaleza y protegen su entorno por ser

un regalo de su dios. El Ceiba, Árbol ASA o árbol de la vida, es un símbolo

sagrado para la etnia, siendo el árbol más grande de la sierra de Perijá y con el

que Sabaseba formó los ríos, mares, océanos y demás seres vivos de toda la

tierra, luego que ordenara a los primeros indios derribarlo.

Su cosmovisión se basa en los cantos, hechos por los  Sadouyi, a la luna

para que iluminen sus caminos, al sol para que sane sus enfermedades, a la

flecha, ríos y montañas para que les propicien el alimento.


TRADICIONES Y COSTUMBRES

Un ritual de gran importancia en la comunidad es el de iniciación, cuando el

joven llega a la pubertad, su padre le da status de adulto y le confiere su primer

guayuco, además de darle un nombre secreto que sólo conocerá su

compañero Ogdjibara. En esta ceremonia de amistad y lealtad se realiza el Canto

de las Flechas. Si el motilón revela el nombre secreto de un Ogdjibara, comete el

mayor pecado de los Barí, el engaño.

Los motilones acostumbran a hacer un ritual de exorcización a la

vivienda con cantos y un trozo de madera encendido para alejar a

las enfermedades y la muerte producidas por los Daviddu, espíritus malos de la

noche.
VIVIENDA

La vivienda tradicional de la comunidad Barí es el Bohío o Maloka, casa

colectiva rectangular u ovalada, construida con empalizada cubierta de palma

hasta el suelo, con capacidad para unas 100 personas. En cada bohío habitan

varias familias nucleares, cada una con su espacio para tender hamacas, prender

su fogón y ordenar sus enseres.

Por lo general, cada grupo local posee tres bohíos dispuestos en forma

cíclica, rodeados por un conuco principal y otros secundarios. Este patrón

obedece a una estrategia de defensa del territorio que poseen impulsada por los

misioneros.
ECONOMÍA

Las actividades económicas y de subsistencia de los indios Barí se basan en

la agricultura, la caza y la pesca, siendo sus cultivos principales la yuca, el maíz, el

plátano, la caña de azúcar y el cacao.

En las selvas del Catatumbo y sus ríos cazan con arcos y flechas aves,

dantas, pecaríes o cochinos de monte, aves entre otros animales silvestres, y

pescan con flechas o mediante la construcción de represas temporales y el uso de

barbasco, una sustancia vegetal que atonta los peces y los hace flotar. También

crían cerdos y aves de corral para su alimentación y para la venta en el mercado.

Las mujeres son especialistas en el tejido de chinchorros, hamacas e

indumentaria personal, elaboración de cestas y vasijas de barro para recolectar,

transportar y almacenar alimentos. Para ello, utilizan diversas fibras vegetales e

instrumentos rudimentarios.

Actualmente es común que algunos integrantes del grupo complementan la

economía familiar con el jornaleo fuera de su territorio y otras actividades

comerciales.
ALIMENTACIÓN

La dieta de la familia Motilón está basada en los rubros que cultivan, la

recolección de frutos silvestres y los productos de la caza y pesca. Durante el día

se mantienen con muy poca comida, sólo plátano, sin embargo en la noche, la

cena es la comida más importante y comen a platos llenos.

Su alimento preferido es el pescado y el plátano. A los hombres les gusta

comer la sal pura y tienen exclusividad en la repartición de las presas (muslos,

pechuga y lomo). Los Baríes disfrutan del sabor del mojojoy, un gusano agridulce

que abunda en los troncos de los árboles, lo consideran un manjar que comen

crudo.
VESTIMENTA

En la etnia Barí, el vestido originario del hombre es el guayuco y el de las

mujeres las faldas fabricadas en telares artesanales con fibras de algodón.

Usan collares y pulseras de abalorios y para las ceremonias especiales,

llevan coronas de plumas de aves silvestres y pintan su cuerpo con colorantes

vegetales.
MITO BARÍ

“Cuentan que inicialmente los barí (indígenas apodados motilones) habitaban

otro planeta y lo desforestaron de tal modo que Dios, preocupado por sus hijos

comenzó a mirar qué hacer y fue así como observando otros planetas se fijó en

uno en especial ya que sus tres cuartas partes estaban formadas por agua y tenía

bastante vegetación. Ordenó a todos sus hijos cortarse el cabello, que tenían

bastante largo, a nivel de la oreja, y con estos cabellos tejieron una gran trenza tan

larga, tan larga, que alcanzó el planeta por él visto y que habían bautizado tierra.

El final de la trenza se posó encima del cerro Bobalí (Convención, Norte de

Santander) y por allí envío una pareja de indígenas, que al posar sus pies sobre el

cerro se quedaron perplejos de la vegetación, los animales, la riqueza de este

planeta y no regresaron. El Dios envió a otros más y a los últimos los envió con la

semilla del árbol de la vida, el árbol que controla el agua y el color del agua, un

árbol tan grande que su copa traspasa las nubes y toca el cielo y tan grueso que

cincuenta hombres no son capaces de abrazarlo.

Cuentan que cierto día una pareja de indígenas hombre y mujer pasaron por

allí y observaron que pegado al árbol caía un bejuco de cabello y decidieron trepar

por el para conocer a Dios, cuando estaban por llegar a la copa, Dios se enfureció

y los castigó convirtiendo al hombre en Sol y a la mujer en Luna. Es por eso que el

sol del Catatumbo alumbra tan fuerte, pues es un guerrero barí furioso por haber

sido separado de su mujer y el rocío son lágrimas de la Luna que llora de tristeza

por haber sido separada de su esposo.”

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