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La terapia de la conducta se caracteriza por sus antecedentes teóricos de la mano de los grandes exponentes de
la psicología como lo son:
• Condicionamiento clásico de Paulov.
• Conductismo de Watson.
• Teoría del aprendizaje de Thorndike.
• Condicionamiento operante de Skinner.
La terapia de conducta (TC) tiene un amplio pasado y una corta historia. Franks (1993), refiere que existe desde
el comienzo de la “humanidad” ya que los principios básicos del refuerzo y del castigo positivo y negativo se
han utilizado de manera intuitiva durante miles de años, aunque por supuesto sin proposiciones formales sobre
los principios implicados. A finales de los años 50 se registran notables intentos para sistematizar estos
principios, constituyendo el nacimiento de la TC, tal y como la conocemos en la actualidad.
La terapia de conducta surge en un momento en el que la psicología había abandonado las especulaciones
filosóficas en favor de la metodología científico-experimental.
El desarrollo de estos nuevos conceptos en la psicología fueron paralelos al desarrollo del psicoanálisis y desde
los años 50 se realizaron intentos para integrar las más recientes teorías del aprendizaje y la psicoanalítica. En
este sentido la obra de Dollard y Miller (1950), titulada Personalidad y Psicoterapia muestra ya una primera
tentativa de reconciliación entre la clínica y el laboratorio.
Barcia refería en el año 1969, que tres pueden ser los motivos que han llevado al desarrollo actual de la
terapéutica conductista: su brevedad, el desarrollo cada vez mayor de los supuestos teóricos en los que se apoya
y el predominio cada vez mayor de la psiquiatría anglosajona.
Siguiendo a Franks (1993), encontramos que en la historia de la terapia y modificación de conducta se pueden
establecer cuatro períodos, coincidiendo con los cuarenta años de existencia:
Primera década
Los años sesenta. Este primer período se va a caracterizar por una época llena de ideologías y polémicas, en la
que los terapeutas conductuales se unieron en un frente común contra los psicoanalistas.
Aunque fue un período turbulento sirvió para que la TC empezara a establecerse como un respetable y
alternativo método terapéutico.
Segunda década
Los años setenta. Supone un paso de una época de búsqueda de adeptos y proselitismo al momento de acomodar
el campo de conocimientos. La TC se adentró en diferentes áreas de intervención. Se da también una expansión
intelectual de conceptos y metodología que van más allá de la teoría del aprendizaje tradicional. Se
desarrollaron métodos de tratamiento más sofisticados. Por último, un aspecto importante a señalar en este
período fue la revolución cognitiva que invadió gran parte de las áreas de la psicología.
Tercera década
Los años ochenta. En este período se continuó centrando el interés en una metodología cada vez más sofisticada
y un salto todavía más grande hacia perspectivas que van mucho más allá de la teoría del aprendizaje
tradicional.
Cuarta década
Los años noventa. En este momento la atención se centra en la dificultad para lograr la unión de una
perfeccionada sofisticación metodológica (que proviene de un reconocimiento cada vez mayor de las
limitaciones de la metodología conductual tradicional) junto con una viva conciencia de las contribuciones
potenciales de disciplinas y formas de pensar que no se habían considerado dignas de ser exploradas, hasta la
actualidad, por la terapia conductual tradicional.
No existe una sola orientación, técnica o concepto dentro de la modificación de conducta o terapia de conducta,
pero sí encontramos una serie de aspectos comunes a todos aquellos que se llaman a sí mismos “terapeutas
conductuales”, como son: “un compromiso con la evaluación, intervención y los conceptos que descansan en
algún marco teórico del aprendizaje E-R, inmerso a su vez dentro de la metodología científico-comportamental”
(Franks, 1993).
La terapia de conducta no tiene un solo país de origen, ni parte de la teoría de un solo autor, sino que podemos
encontrar tres corrientes fundamentales: la corriente sudafricana con autores como Wolpe, creador de la terapia
por inhibición recíproca; la corriente inglesa representada por Eysenck, Shapiro y Yates y la Escuela Skineriana
Americana (Bouchard y cols., 1981).
Aunque las técnicas de modificación de conducta han surgido, en sus momentos iniciales a la sombra de la
teoría del aprendizaje, en la actualidad sería impreciso y reduccionista considerarlas como meros desarrollos de
estas teorías.
Si nos centramos en las primeras definiciones, estas encierran esta idea. Así, en el año 1964, Eysenck (citado
por Yates, A. J. 2009), la cual define la terapia de conducta (TC) como “el intento de cambiar el
comportamiento humano y las emociones de manera beneficiosa, con base en las leyes de la moderna teoría del
aprendizaje”. Esta definición se ha citado muchas veces y se ha aceptado generalmente Wolpe y Lazarus
(1966), refieren que el objetivo de la terapia de conducta es siempre cambiar hábitos que se consideran
indeseables. El logro de este objetivo depende de la aplicación de una o más de las tres categorías de
operaciones del condicionamiento.
Del mismo modo Bandura (1969), (citado en Salorio del Moral, P. 2011), centra su definición en el estudio de
los principios psicológicos básicos que gobiernan la conducta humana dentro del esquema conceptual del
aprendizaje social.
Por otra parte, Mayor y Labrador (1983), refieren que a este tipo de definición se les puede hacer una serie de
objeciones, como las siguientes:
a) Presuponer que todas las conductas anormales se adquieren, se explican y pueden modificarse en base a
términos o a teorías del aprendizaje;
b) Sólo pueden utilizarse los procedimientos derivados de las teorías del aprendizaje para modificarlas;
c) No se tienen en cuenta todas las posibles aportaciones de otras áreas de la psicología.
Como alternativa a estas definiciones Yates (1973), propone la siguiente: “La terapia del comportamiento es el
intento de utilizar sistemáticamente aquel cuerpo de conocimientos empíricos y teóricos que resultan de la
aplicación del método experimental en psicología y en disciplinas íntimamente relacionadas (fisiología y
neurofisiología) con el fin de explicar la génesis y el mantenimiento de los patrones de conducta anormales; y
de aplicar dicho conocimiento al tratamiento o prevención de esas anormalidades por medio de estudios
experimentales controlados del caso individual”.
Del mismo modo, Rimm y Masters (1980), incluyen bajo el rótulo de terapia de conducta una gran cantidad de
técnicas específicas que emplean principios psicológicos (especialmente del aprendizaje) para tratar la conducta
humana desadaptada. Entre las técnicas incluidas bajo este rótulo se encuentran: la desensibilización
sistemática, el entrenamiento aversivo, el modelado, el condicionamiento operante, la extinción y el
condicionamiento aversivo, así como ciertas técnicas dirigidas a modificar patrones de pensamiento.
Por su parte Pelechano (1974), (citado por Mayor y Labrador, 1983), en su definición de terapia de conducta
hace referencia al aprendizaje social, así dice: “La terapia de conducta y/o modificación de conducta podría
definirse en la actualidad como la psicología experimental humana orientada hacia modelos explicativos de
aprendizaje social”.
La AABT (American Association Behavior Therapy) (1975), la definía de la siguiente manera: “La terapia de
conducta implica, principalmente, la aplicación de los principios derivados de la investigación en la psicología
experimental y social, para el alivio del sufrimiento de las personas y el progreso del funcionamiento humano”.
La terapia de conducta pone el énfasis en una valoración sistemática de la efectividad de estas aplicaciones. La
terapia de conducta implica el cambio ambiental y la interacción social, más que la alteración directa de los
procesos corporales por medio de procedimientos biológicos. El objetivo es esencialmente educativo. Las
técnicas facilitan un mayor autocontrol.
En la aplicación de la terapia de conducta, normalmente se negocia un acuerdo contractual
en el que se especifican procedimientos y objetivos mutuamente agradables. Aquellos que emplean los enfoques
conductuales de modo responsable se guían por principios éticos ampliamente aceptados citado por Franks,
(1993). Con esta definición intenta cubrir todos los frentes.
Lo que está claro es que no podemos establecer una única, clara y contundente definición de Terapia
Conductual, sino que nos encontramos con dos clases:
• Las Definiciones Doctrinales
• Las Definiciones Epistemológicas
Las Definiciones Doctrinales
Que intentan vincular la terapia de conducta a doctrinas, teorías, leyes o principios del aprendizaje.
Las Definiciones Epistemológicas
Que intentan caracterizar la terapia de conducta en términos de los distintos modos de estudiar los fenómenos
clínicos.
En general las definiciones doctrinales tienden a ser más limitadas, por lo que no se ajustan a toda la terapia
conductual, mientras que las epistemológicas son demasiado acomodaticias, por tanto, potencialmente
aplicables a muchas terapias no conductuales.
Desensibilización Sistemática:
Esta técnica fue desarrollada por Joseph Wolpe y constituyó la primera técnica de exposición de la Terapia
conductual. Se crea en base a los estudios experimentales de Wolpe.
Fundamentos teóricos
La desensibilización sistemática expone que la respuesta de ansiedad se reduce o inhibe al generar una
respuesta incompatible con la ansiedad, tradicionalmente la relajación. La relajación se mantiene mientras se
presentan de manera gradual en la imaginación estímulos de intensidad ansiógena que va en aumento, de esta
manera se debilita la conexión entre estímulo y respuesta lo que provoca un contra condicionamiento. (Ruiz et
ál., 2012)
La Desensibilización sistemática está dirigida a tratar miedos fóbicos en casos donde hay un estímulo
condicionado de ansiedad, es bastante eficaz en el tratamiento de fobias específicas y problemas de ansiedad
por situaciones concretas.
Procedimiento de aplicación:
Pasos preparatorios:
Tradicionalmente la relajación era la respuesta incompatible más utilizada, pero, puede utilizarse cualquier otra
respuesta incompatible con la ansiedad como la meditación, hipnosis, estados emocionales positivos, auto-
instrucciones asertivas, entre otros. Lo realmente importante es que la respuesta pueda ser utilizada de forma
rápida y fácil mientras se presentan estímulos evocadores de ansiedad.
Uno de los procedimientos más utilizados para aplicar la DS son los derivados del entrenamiento de Relajación
Progresiva de Jacobson ya que es sistematizado por lo que facilita su entrenamiento y aprendizaje. En
ocasiones no es posible utilizar técnicas de relajación como cuando se utiliza la DS en niños por lo que se
pueden utilizar otras respuestas incompatibles como por ejemplo la utilización de imágenes emotivas.
Es necesario realizar una jerarquía de exposición en la cual se ordenan los pasos a seguir para el acercamiento y
manejo del estímulo o situación temida. Va desde lo más fácil a lo más difícil. Para la graduación de la
intensidad se utiliza una escala de ansiedad subjetiva de 0 a 100.
Entrenamiento en imaginación.
Se realiza una evaluación de la capacidad imaginativa del paciente, en caso de detectar alguna afectación se
procede a un entrenamiento y después se vuelve a realizar la valoración para definir si es posible realizar la
técnica de Desensibilización sistemática.
Una vez realizados estos pasos se dará inicio a las sesiones propias de desensibilización la cual es realizada de
la siguiente manera:
Primeramente, se acordará una señal con la que el paciente pueda indicar que esta relajado o siente ansiedad
ante la presentación de algún ítem. Después el paciente se reclina en un sillón utilizando la respuesta de
relajación en la cual ha sido entrenado, se le indica que realice la señal una vez que este relajado, luego se
presenta el primer ítem de la jerarquía y se le solicita que lo imagine con la mayor nitidez y autenticidad
posible, si el paciente indica que existe ansiedad se le da la indicación de que vuelva a centrarse en la relajación,
si el ítem no produce ansiedad se mantiene la imaginación durante algunos segundos luego de los cuales se le
solicitara que vuelva a la relajación(40 segundos mínimo), el mismo ítem se mostrara 3 veces y se mantendrá en
este ciclo aumentando la cantidad de tiempo mientras no se presenten problemas de ansiedad. Si después de la
presentación consecutiva de un ítem 3 veces no se produce ansiedad o no supera lo estipulado en la escala de
medición utilizada para la ansiedad(USAs Escala de Unidades Subjetivas de Ansiedad) se puede pasar al
siguiente ítem de la jerarquía; en el caso de que se presenten respuestas ansiógenas persistentes se aconseja
volver al ítem anterior y terminar la DS para poder realizar un análisis e identificar el problema(ansiedad
excesiva, dificultad en la imaginación y/o en la relajación, etc.)
Ámbitos de aplicación:
Tiene especial utilidad en problemas fóbicos, pero también se ha demostrado que en el ámbito de la salud
mental también puede ser utilizada para el tratamiento de adicciones, disfunciones sexuales o trastornos
alimentarios, entre otros.
Las intervenciones basadas en la exposición han demostrado ser eficaces, su origen se da en el contexto de la
primera generación de la Terapia Conductual propiamente con el desarrollo de la técnica de la
Desensibilización sistemática que facilitó que algunos investigadores dejasen de lado la DS y se enfocaran en la
exposición en vivo.
Tipos de Exposición:
Exposición en Vivo:
Esta técnica consiste en estar en contacto con el estímulo temido ya sea de forma gradual o masiva a estímulos
altamente ansiógenos. En dichas sesiones el paciente debe mantenerse en contacto con el estímulo hasta que la
ansiedad se reduzca a la mitad o alcanzar un nivel 2 en la escala subjetiva de ansiedad. La duración de la sesión
suele ser de una hora o más, esto para permitir que esta exposición prolongada permita el nuevo aprendizaje. El
paciente debe mantenerse en contacto con el estímulo ansiógeno aunque se produzca una elevación de la
ansiedad, incluso si se produce un ataque de pánico se debe intentar no abandonar la exposición, en caso que
sea imposible mantenerse en la exposición se puede abandonar temporalmente tratando de permanecer cerca y
reanudando cuando sea posible, además se pueden utilizar estrategias moduladoras de la ansiedad como la
respiración diafragmática, auto-instrucciones o la distracción en caso de requerirse.
Exposición Simbólica:
Esta se refiere a que el contacto no es de forma real sino a través de representaciones mentales como la
imaginación, representaciones visuales como dibujos o fotografías, estímulos físicos auditivos como
grabaciones o mediante programas de realidad virtual.
Este tipo de exposición puede ser utilizada para preparar al paciente y utilizar la exposición en vivo o en casos
donde la exposición en vivo no es tan sencilla de aplicar como en personas con fobia a volar o a las tormentas, o
cuando el miedo se refiere a un hecho pasado o que podría producirse en un futuro.
Exposición en Grupo:
Este tipo de exposición seda manteniendo la ejecución de la exposición individual, pero en un contexto grupal
lo que permite trabajar con aquellos pacientes que con problemas similares que se pueden beneficiar de la
experiencia y retroalimentación de otros participantes. También es útil cuando el paciente no posee apoyo social
o no tiene buena relación con sus familiares y este tipo de exposición les puede brindar un efecto motivacional.
Gradiente de Exposición:
El hecho de que la presentación de estímulos temidos se haga de manera gradual o se inicie por la situación más
ansiógena no parece afectar la eficacia de la técnica, pero, siempre que sea posible lo ideal sería hacerlo de
manera gradual para disminuir el malestar e incrementar la motivación en el paciente y de esta manera no se
abandone la terapia.
Espaciamiento entre Sesiones y Duración:
Las sesiones más largas son las más eficaces y el tiempo entre sesiones no debe ser muy largo. La exposición
masiva produce mejores resultados que la exposición espaciada, por ejemplo, es mejor diez sesiones diez días
seguidos que diez sesiones de una por semana. Esta exposición masiva se puede utilizar al inicio de la terapia
para cambiar gradualmente a una exposición espaciada.
Técnica Inundación
Fobia Simple:
Las fobias simples son fáciles de tratar. Más del 90% de los casos mejoran mucho o son completamente
resueltas mediante métodos de exposición. Consistirá en explicarle al paciente el principio de la exposición
prolongada y repetida a las situaciones ansiógenas reales (exposición in vivo). Con ello se pretende establecer la
habituación de las respuestas emocionales y la extinción de las conductas de evitación.
Se puede utilizar la exposición con ayuda del terapeuta durante la situación fóbica y organizar ensayos de
exposición directamente. Una alternativa es que el terapeuta utilice instrucciones sobre la práctica de la
exposición y pida al paciente que lleve un control escrito de tal práctica.
Fobia Social:
Se expone a los pacientes a situaciones temidas mediante la imaginación o la confrontación en vivo.
La exposición en vivo puede ser realizada en el ámbito de la consulta por medio de una exposición simulada o
se puede plantear con situaciones reales que deben afrontarse entre sesiones. En esta técnica se debe dar un
proceso de jerarquización de situaciones ansiógenas iniciando por las que producen el menor malestar en el
paciente. Cada situación debe ser expuesta la cantidad de veces y en la duración que sea necesaria para eliminar
el malestar que genera.
En la actualidad las técnicas de exposición se utilizan muy poco como único elemento para tratar la fobia social,
sino que se asocian con técnicas de reestructuración cognitiva y estas suelen preceder el inicio de la exposición
en vivo para que el paciente pueda contar con herramientas cognitivas que le permitan enfrentar la situación
social de mejor forma.
El TOC se caracteriza por la presencia de pensamientos e imágenes de carácter obsesivo que provocan gran
ansiedad debido a las consecuencias que el paciente teme que sucedan a causa de su aparición y el paciente las
intenta eliminar por medio de rituales conductuales o cognitivos para escapar o evitar el surgimiento de las
obsesiones y de las consecuencias temidas.
Es por ello que Ruiz et ál. (2012), indican que en la actualidad el procedimiento de exposición con prevención
de respuesta es de las técnicas más útiles para el tratamiento del TOC.
La exposición con prevención de respuesta consiste en la exposición sistemática a las situaciones que provocan
el pensamiento obsesivo y a las propias obsesiones previniendo la ejecución de cualquier respuesta de escape de
la situación.
Esta terapia comienza entrenándose en la consulta con el terapeuta, además, se le asignan tareas de exposición
entre sesiones, la prevención de respuesta no implica que sea el terapeuta quién impida las respuestas de escape,
sino que debe ser el paciente quién conociendo los mecanismos del trastorno se resista a poner en práctica sus
rituales compulsivos. La técnica puede ser aplicada no en vivo y en imaginación.
Reforzamiento Positivo:
Consiste en la aplicación de un reforzador positivo contingente a la ocurrencia de la respuesta, lo que hará que
la respuesta se fortalezca y aumente su frecuencia. Si la frecuencia de esta respuesta no aumenta, el estímulo
elegido como reforzador no es el adecuado.
Castigo Negativo:
Ocurre cuando se retira un reforzador a un individuo contingente a una conducta no deseada. Este
procedimiento se debe utilizar junto al reforzamiento positivo contingente sobre conductas alternativas
deseables.
Extinción:
Cuando se rompe la unión o contingencia entre la conducta y el reforzador positivo que la mantiene. Al eliminar
el refuerzo positivo se debilitan las conductas y ello puede llevar a la desaparición.
Los reforzadores negativos están relacionados con los siguientes principios:
• Reforzamiento negativo.
• Castigo positivo.
Reforzamiento Negativo:
Consiste en retirar un reforzador negativo o estímulo aversivo contingentemente a una determinada conducta. El
sujeto de esta forma escapa o evita el reforzador negativo.
Castigo Positivo:
Se lleva a cabo un castigo positivo cuando aplicamos un estímulo contingentemente a una conducta y se
produce una disminución en la probabilidad de que la conducta ocurra.
Uno de los componentes más importantes de la terapia conductual es el condicionamiento operante y existen
diversas técnicas sustentadas en estos principios:
Los procedimientos operantes basados en el manejo de consecuencias se han centrado fundamentalmente en el
incremento, reducción y mantenimiento de conductas ya existentes. No obstante, el aprendizaje requiere
también instaurar conductas simples o complejas que no se encuentran en el repertorio habitual del individuo.
Moldeamiento:
Se basa en el reforzamiento de los pequeños pasos o aproximaciones a la conducta meta, por lo que se refuerzan
las aproximaciones sucesivas a las conductas que son componentes o se asemejan a los componentes de la
conducta final esperada. Conforme se van reforzando y afianzando las aproximaciones más parecidas a la
conducta final se deja de reforzar las que menos se parecen. Se utiliza para instaurar conductas simples y
acciones complejas.
Para que esta técnica sea efectiva es necesario: Seleccionar la conducta meta y definirla de manera objetiva,
clara y completa, evaluar el nivel de ejecución real, seleccionar la conducta inicial, seleccionar los reforzadores
y reforzar de manera diferenciada las aproximaciones sucesivas.
En cuanto al ámbito de aplicación esta técnica en diversos estudios se ha demostrado que puede ser utilizada
para incrementar habilidades de estudio, estrategias de solución de problemas específicos, hábitos de higiene,
habilidades motoras y habilidades sociales.
Encadenamiento:
La mayor parte de las conductas están compuestas por secuencias de respuestas que siguen un orden y forman
una cadena. El encadenamiento consiste en conectar los distintos eslabones de la cadena y estos pueden estar
compuestos por conductas simples o complejas.
Tipos de encadenamiento
1. Presentación de la cadena total: Muestra la cadena total necesaria para llegar a la conducta meta y se
entrena a la persona en cada uno de los pasos que debe realizar. En cada ensayo se entrena todos los pasos de la
secuencia.
2. Encadenamiento hacia adelante: Se enseña el paso inicial y hasta que lo realiza correctamente se pasa al
siguiente y así sucesivamente hasta llegar a la conducta meta. En este caso se van uniendo y sumando eslabones
(se realiza el primer paso correctamente y al pasar al segundo paso se ejecuta tanto el primero como el segundo)
en cada ensayo hasta llegar al final de la cadena.
3. Encadenamiento hacia atrás: Se definen todos los pasos que componen la cadena y el entrenamiento se
realiza iniciando con la conducta meta y se añaden los eslabones que le preceden hasta llegar al eslabón inicial.
Es necesario identificar los componentes de la cadena dividiéndolas en unidades simples de fácil aprendizaje,
cada componente o conducta se enseñará desde el principio en la secuencia final correcta para que sirva de
estímulo discriminativo para el paso siguiente, en cada ensayo se entrenan todos los componentes que se han
entrenado hasta el momento y utilizar el refuerzo para incrementar la ejecución correcta y disminuirla de
manera gradual a medida que se va avanzando.
Economía de Fichas:
Esta técnica combina distintos procedimientos de reforzamiento y castigo. El reforzador generalizado (fichas) se
podrá canjear por otros reforzadores previamente seleccionados.
Esto se refiere a un acuerdo, por lo general escrito, donde se especifican las conductas que se desean instaurar o
eliminar y las consecuencias que le acompañarán. Básicamente se trata de un acuerdo entre dos partes en el que
se negocian objeticos y se establecen claramente las consecuencias por su cumplimiento o incumplimiento.
1. El contrato debe ser muy claro y especificar claramente cuál es la conducta concreta para obtener. Que
esta sea comprensible y realizable.
2. Se debe especificar el límite de tiempo de duración del contrato.
3. Debe incluirse una consecuencia ligeramente aversiva si no se cumple lo pactado del contrato.
4. Se debe incluir una bonificación adicional en caso de que se supere el criterio pactado.
5. Nunca se debe hacer un contrato que no pueda ser observado y registrado, No se deben incluir deberes
demasiado generales.
6. En cuanto se dé el cumplimiento se administra la recompensa, esta debe ser al inicio pequeña pero
reforzante (alguna actividad simbólica) y dejar el reforzador mayor para metas finales.
7. El contrato debe ser justo y negociado
8. La formulación de la conducta a lograr debe ser en términos positivos.
9. Ayuda y facilita el compromiso que se realice la redacción escrita de los términos del contrato y este sea
firmado por las partes. (padre – hijo, profesor – alumno). (Ruiz et ál., 2012).
1. Trastornos de Depresivos
2. Trastornos de la Alimentación.
Los dos principales trastornos de la alimentación, la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa tienen dos
abordajes terapéuticos diferentes desde el enfoque de la terapia o modificación de conducta.
Anorexia Nerviosa:
Las pacientes con anorexia nerviosa, debido a la gran pérdida de peso y a las posibles complicaciones físicas
como consecuencia de la inanición suelen en su gran mayoría necesitar ingreso hospitalario, ello implica que el
abordaje psicológico debe ser realizado desde el principio y continuarse una vez recuperada físicamente la
paciente de forma ambulatoria. La mayoría de los autores están de acuerdo en que desde el punto de vista
conductual las técnicas utilizadas son aquellas basadas en el condicionamiento operante.
En este sentido Buceta (1990), refiere que en los últimos quince años el tipo de técnica utilizada es el
reforzamiento positivo de manera contingente al aumento de peso. Otras técnicas empleadas en estos programas
de tratamiento es la información y educación nutricional, y un “feedback” diario sobre sus progresos en relación
con el peso y la dieta seguida, la técnica de prevención de respuesta, con la intención específica de evitar
vómitos provocados. Otra técnica también utilizada en algunos programas es la desensibilización sistemática,
utilizada específicamente para tratar la ansiedad relacionada con la ingesta de alimentos, el miedo al aumento de
peso, el miedo a los cambios en la apariencia física y otros temores de las pacientes. Entre las técnicas utilizadas
para modificar las cogniciones irracionales relacionadas con la dieta, los alimentos auto prohibidos, peso,
imagen corporal negativa, la baja autoestima, el perfeccionismo, el sentimiento de inutilidad y la falta de
eficacia, encontramos: entrenamiento en relajación, reestructuración cognitiva, técnicas de resolución de
problemas y para tratar la ansiedad s social se tiende a aplicar un entrenamiento en habilidades sociales
Bulimia Nerviosa:
Desde el punto de vista psicológico el abordaje terapéutico de elección en la bulimia nerviosa es la exposición
con prevención de respuesta y la terapia cognitivo-conductual, aunque actualmente se está investigando
obteniéndose buenos resultados con la psicoterapia interpersonal, como muestran estudios recientes (Fernández,
1997).
En este sentido Ruiz y cols. (1994), haciendo una revisión sobre estudios al respecto, refieren que, si bien la
terapia cognitivo-conductual es más eficaz que las técnicas no directivas en la reducción de las conductas
bulímicas, a largo plazo no se obtienen resultados superiores a los obtenidos con la psicoterapia interpersonal.
3. Trastornos Psicótico.