Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El presente capítulo tiene como objetivo presentar una breve síntesis del modelo de
la Terapia de Aceptación y Compromiso y servir de guía para quién desee
introducirse en las muy completas y útiles obras que existen actualmente sobre esta
forma de practicar psicoterapia.
Algo de historia
1
El presente texto corresponde a un capítulo de libro “Avances en Psicoterapia Integrativa” compilado
por el Dr Leandro Casari y la Lic. Esp. Sofía Grzona. El mismo se encuentra actualmente en edición.
Un primer momento ubicado temporalmente entre 1950 y 1960: diversas
investigaciones y desarrollos forman parte de este primer momento, entre los cuales
se destacan Ivan Pavlov, Edward Thorndike, John Watson, Mary Cover Jones y
Hobart Mowrer entre otros, siendo Burrhus Frederic Skinner la figura más
sobresaliente. Este momento se caracteriza por la investigación sobre principios de
la conducta en animales y humanos, así como la búsqueda de intervenciones
asentadas en dichas investigaciones. Los principios del condicionamiento clásico y
operante sentaron las bases de intervenciones tales como la desensibilización
sistemática, la exposición, un tratamiento para la depresión, y diversas formas de
ayudar a personas con dificultades en el desarrollo. Frente a las limitaciones de estos
desarrollos para abordar la cognición humana -sumado a la aparición de atractivos
modelos para comprenderla y abordarla- es que las teorías conductuales comienzan
a ser relegadas.
No existe un único factor en común que ayude a unificar estos modelos, pero la
mayoría de ellos coinciden con las demás en al menos uno o más de los siguientes
aspectos:
búsqueda de soporte empírico, a través de la investigación y estudios controlados
énfasis en el análisis del contexto en el que ocurren los fenómenos psicológicos
énfasis en la conducta, y en comprender su función dentro de su contexto particular
guiadas por principios más que por protocolos
menos centradas en la psicopatología, las etiquetas diagnósticas y en la reducción
sintomática, y mayor orientación hacia los valores y la construcción de una vida
plena y rica
incorporación de estrategias de aceptación y mindfulness
Además de focalizar sobre el consultante, también se atiende la relación terapéutica
y a la propia persona del terapeuta
inclinación hacia estrategias terapéuticas experienciales por sobre las directivas y
didácticas
Antes de continuar puede resultar de utilidad realizar esta aclaración: sus creadores
indican que “ACT” no debe pronunciarse como A-C-T sino como “ACT”. Esta
expresión remite a la palabra “acción” ya que en su esencia esta es una terapia
conductual. Develemos de forma inicial qué significa que esta terapia sea “de
Aceptación y Compromiso”. Su nombre responde a que promueve exactamente lo
que su nombre indica: Aceptación, de lo que está fuera del control personal –
particularmente las experiencias del mundo interno del ser humano- y Compromiso
con tomar acciones que enriquezcan la vida.
El primer artículo sobre ACT fue publicado por Hayes en 1984. En 1986 es
realizada la primera investigación controlada, que indicaba que ACT era igual o
superior que la Terapia Cognitiva Conductual tradicional para el tratamiento de la
depresión. Sin embargo el primer manual en el que formalmente se detalla la teoría
y su propuesta de tratamiento es publicado por Steven Hayes, Kirk Strosahl y Kelly
Wilson en 1999. En ese lapso de aproximadamente trece años es que se elabora el
marco filosófico y teórico del tratamiento. Profundizar en estos aspectos escapa a las
posibilidades de éste texto, por lo que se hará una breve mención.
Tomaremos para ello la imagen que propone Russ Harris de ACT como una casa o
edificio (Harris, 2009) donde en el piso superior encontramos la Teoría de los
Marcos Relacionales. En la planta baja encontramos el Análisis Conductual
Aplicado, y la mansión se asienta sobre una filosofía particular; el Contextualismo
Funcional.
Harris agrega que estos tres elementos del modelo pueden equipararse a los
componentes del motor de un automóvil (Harris, 2009). Normalmente no es
necesario conocer en profundidad la mecánica del motor para poder conducir un
automóvil y sin embargo cuanto mayor sea nuestro conocimiento sobre el mismo,
mejor utilizaremos el vehículo. Afortunadamente, en los últimos años ha crecido el
volumen de textos explicativos que abordan de forma detallada y clara estos
aspectos filosóficos y teóricos mencionados. Se alienta que las personas que se
interesen en practicar ACT adquieran estos conocimientos.
Evidencia empírica
Un artículo del año 2020 (Gloster et al., 2020) arroja los resultados de una revisión
de veinte metaanálisis que nuclean 133 estudios sobre ACT, con un total de 12.477
sujetos. Como resultado, se concluyó que ACT es un tratamiento eficaz para la
ansiedad, la depresión, el abuso de sustancias, el dolor crónico, los trastornos
alimentarios y las situaciones de estrés, entre otras condiciones. ACT mostró ser -en
términos generales- igual de eficaz que la TCC.
Considere las siguientes preguntas: ¿Dejas o has dejado de hacer algo por el
malestar que eso te podría provocar? En caso afirmativo, ¿Dejar eso, pudo haberte
ofrecido también algo extra de malestar? ¿Cómo sería tu vida si el dolor psicológico
desapareciera? ¿Harías cosas diferentes?
Estas son algunas de las preguntas que plantea ACT, y lo que se propone es
acompañar a las personas en la construcción y consolidación de una vida plena y
con significado. Es precisamente en ese camino que las personas nos encontramos
con problemas que generan malestar. Muchos de estos problemas son externos a
nosotros y podemos aplicar todo tipo de estrategias para resolverlos. Los humanos al
parecer somos especialmente exitosos en la resolución de problemas frente a otras
especies del planeta. La dificultad para nuestra especie aparece cuando tipo de
problema es interno; un pensamiento no deseado, una imagen molesta, sensaciones
físicas o emociones indeseadas. La resolución de problemas no aplica allí, y sin
embargo en muchos casos nos encontramos recurriendo a algún tipo de solución que
funciona parcialmente o no reporta beneficio una y otra vez. Podemos tomar como
ejemplo la experiencia del ataque de pánico, donde las personas suelen generar
soluciones para evitar tenerlos; no pensar en algo que pueda desencadenarlo, evitar
el tipo de estímulo o situación que lo evoque, distraerse, retirarse del lugar donde
sea que aparezca. ACT señala que mucho del malestar que experimentamos tiene
que ver con las formas con las que lidiamos con experiencias normales para el ser
humano. Normal no es aquí sinónimo de deseable, sino que refiere a que es el tipo
de experiencia que habitualmente tienen los humanos. El malestar se agrava y la
vida comienza a verse más limitada cuando se hacen uso de estrategias infructuosas
de forma repetida. En el caso de los ataques de pánico, con frecuencia ocurre que
quién los experimenta se encuentra hipervigilante, aplicando los intentos de
controlar la situación, y sin lograr modificar la experiencia del pánico.
Es allí donde ACT nos invita a trabajar para aceptar el dolor que inevitablemente
forma parte de vivir siendo un ser humano. Encontraremos diversas experiencias de
dolor y una parte de éste no es evitable: la vida nos traerá desilusiones, rechazos,
pérdidas, fracasos, enfermedades, envejecimiento. Además nuestra mente puede
traernos experiencias de malestar en cualquier momento y lugar: recuerdos
dolorosos, predicciones negativas, comparaciones, auto-juicios negativos. Ni aún en
el mejor día de nuestra vida podríamos garantizar que no ocurran ese tipo de
experiencias, esto tampoco es evitable. Se propone que la relación de los seres
humanos con su mundo interno se ha tornado problemática; las teorías de la cultura,
e incluso de la psicología han construido la noción que considera que la felicidad y
el bienestar son lo esperable, y que lo que no genere –o interfiera- con este estado es
algún tipo de obstáculo, un problema a ser resuelto, eventualmente psicopatológico.
Las estrategias que aprendemos en la vida cotidiana para diversas situaciones tienen
la forma de intentar no pensar, pensar en positivo, ser optimista, buscar algún tipo
de alivio. Una forma de esta última estrategia es recurrir a la medicación.
Veamos brevemente los seis aspectos que generan gran parte del malestar humano y
las seis propuestas de ACT para trabajar con ellas. El modelo se denomina Hexaflex,
y tiene un lugar central: funciona como el modelo de psicopatología de ACT, como
modelo bienestar y como guía de la intervención psicoterapéutica. La
conceptualización de un caso en ACT depende de la evaluación que realice el
terapeuta desde las lentes del análisis conductual y de los seis elementos de la
flexibilidad psicológica. La inflexibilidad en alguno de estos seis elementos puede
comprometer la flexibilidad general de una persona.
Comentarios finales
Gloster, A. & Walder, N. & Levin, M. & Twohig, M. & Karekla, M. (2020). The
empirical status of acceptance and commitment therapy: A review of meta-analyses.
Journal of Contextual Behavioral Science. 18. 181-192. 10.1016/j.jcbs.2020.09.009.
Wegner D. (2011) Setting free the bears: escape from thought suppression. Am
Psychol. 66(8):671-80. doi: 10.1037/a0024985.
Zettle, R. & Hayes, S. (1986). Dysfunctional control by client verbal behavior: The
context of reason giving. The Analysis of verbal behavior. 4. 30-8. doi:
10.1007/BF03392813.