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Epígrafe 01
La Fidelidad del Cliente: Objetivo de la Empresa
El Marketing Relacional
El mercado está teniendo una importante evolución no sólo por el protagonismo que el
cliente ha adquirido en estos últimos tiempos, sino por la irrupción de Internet y las
nuevas tecnologías en el mundo económico. Esto ha suscitado la necesidad de crear
una nueva visión estratégica para la cual, hasta la fecha, es difícil poder predecir su
alcance final y consecuencias.
Los consumidores han tomado el relevo a la producción, ya que en la actualidad son los
verdaderos artífices del interés de las empresas, lo que conlleva un cambio radical en
la filosofía del marketing. Los diferentes expertos en la materia apuntan hacia el hecho
de que en estos últimos años asistimos a una nueva etapa donde se pone punto final al
marketing tradicional que conocemos, e iniciamos una nueva andadura con la
implementación de un nuevo marketing más global, más completo y generalizado.
Esto se debe a que el mercado obliga, cada día con mayor fuerza, a desplegar complejas
estrategias para lograr diferenciarse de la competencia. Hoy no es suficiente ser bueno,
es necesario ser el mejor. No basta con tener un gran producto a un precio adecuado,
distribuido convenientemente y comunicado de forma adecuada a un mercado definido.
Hoy se ha hecho imprescindible estar respaldados con el mejor servicio, la atención más
esmerada, un servicio postventa de alta calidad y una apuesta permanente por
lograr que el cliente se convierta en un “socio” de la propia empresa.
Pese a ello no hay que olvidar que las famosas cuatro “P” del Marketing Mix
(producto, precio, publicidad y punto de venta) siguen siendo el punto de partida de
una buena gestión comercial, combinadas con nuevas estrategias que pugnan por lograr
hacerse con el bien más preciado para la empresa: el cliente.
Sin duda, en un entorno tan complejo como el actual con clientes cada vez más
exigentes en calidad, precio y plazos, es necesario hacer que éstos se encuentren en el
centro de la organización para conseguir su satisfacción y el conocimiento de su
comportamiento y necesidades, consiguiendo así ventajas competitivas.
El Enfoque del Marketing
Antecedentes y Evolución
Muchos autores han dado su definición de marketing, pero conviene diferenciar primero
si nos estamos refiriendo a su concepto filosófico o a su acepción empresarial.
En España, el marketing nació en torno a los años 60-70, momento en que empezó a
introducirse en las empresas, motivado principalmente por la irrupción de las
multinacionales en el país. Pero han tenido que transcurrir unas cuantas décadas para
que en el tejido empresarial comprenda la importancia y utilidad que aporta la
aplicación de las diferentes variables de marketing al contexto de la organización. De
igual forma en el mundo universitario comenzó a arraigar y dar frutos entre la
mentalidad de los estudiantes los beneficios que aporta el actuar bajo una óptica de
marketing estratégico. Ver imagen
En cuanto a la inversión en I+D, España es uno de los países que tiene mucho
que mejorar ya que todavía destina muy poca cantidad de su PIB a este apartado
frente al volumen de otros países de la Unión Europea. Por tanto, España tiene la
asignatura pendiente de aumentar la inversión en I+D+i, donde el marketing
tiene mucho que decir y hacer. Ver imagen
En cuanto al ranking de las 20 empresas más admiradas del mundo, hay que
destacar que las compañías más apreciadas son aquellas que, además de tener
una mayor capacidad para atraer, comprender el mercado y desarrollar el talento
de sus empleados, saben fomentar el trabajo en equipo, la iniciativa, la
innovación y la fidelización del cliente.
El ánimo emprendedor de los norteamericanos en el sentido el marketing
queda reflejado en que entre las 20 empresas más admiradas en el mundo tan
sólo una no tiene sede en EE UU: Toyota Motor (japonesa). Ver imagen
Partiendo de esta premisa, el deseo es una necesidad que tiene la persona y que le
mueve en una dirección concreta para satisfacerla, ya sea en forma de adquirir un
bien, un servicio o entablar una relación con una empresa.
Por principio las necesidades no se crean, existen. Lo que se crea o fomenta es el deseo.
En este sentido el papel del marketing es detectar necesidades que puedan
transformarse en oportunidades de negocio. Se trata entonces de producir
satisfactores y despertar el deseo convenciendo al consumidor de que la mejor opción
para satisfacer dicha necesidad es el producto desarrollado por la empresa.
De modo que el principio del que parte el Marketing es el siguiente: Ver imagen
Necesidades.
Deseos.
Demandas.
Productos.
Valor.
Costo.
Satisfacción.
Intercambio.
Transacción.
Relaciones.
Conceptos de Marketing
«Marketing es un proceso social por el que los individuos y los grupos obtienen
lo que ellos necesitan y desean a través de la creación e intercambio de
productos y su valoración con otros» (P. Kotler).
Y aquí entra el otro factor de la ecuación del cliente, la satisfacción. Sentir una
necesidad, generar un deseo, actuar para conseguirlo no implica necesariamente obtener
la satisfacción de verlo cumplido.
El ser humano tiende a la felicidad como fin último y por ello recorrerá los
caminos necesarios que tenga a su alcance para lograr estar satisfecho. Máxime
cuando sus expectativas sobre el grado de satisfacción esperado no han sido cumplidas.
Esto hace que el cliente sea cambiante, inquieto, en continúa búsqueda de aquello que le
proporcione y asegure la satisfacción más alta y completa.
Pero la cuestión va mucho más allá. El cliente siempre querrá algo más. Subirá la
pirámide de sus necesidades cuando sienta que tiene satisfechos los grados inferiores.
Pero también es posible que se produzcan coyunturas que le hagan modificar su
posicionamiento a escalones de inferior nivel debido a causas tan variadas como la
pérdida de empleo, gastos no previstos, incertidumbre económica o laboral, épocas de
crisis, etc. Ver imagen
Diversificar el riesgo.
Los primeros comerciantes y empresarios solían mantener estrechas relaciones con sus
clientes porque su volumen era lo suficientemente pequeño como para que ellos mismos
pudiesen conocer y atender a cada uno de forma personalizada. Pero el desarrollo
económico y el incremento del volumen de mercado trajeron consigo la
despersonalización y la desatención del cliente, convirtiéndole en una cifra anónima
para las empresas.
Con el al CRM se entrelazan informaciones que vinculan los datos del cliente con los
datos de transacción registrados por los sistemas de escaneo de los puntos de venta y
los sistemas de facturación. De este modo se reúnen los elementos de conocimiento
sobre las historias, preferencias, motivaciones y activadores de compra del cliente.
Todo ello impulsa a la organización para tomar decisiones de negocio centradas en
el cliente.
Es obvio que cualquier empresa se crea con el fin de obtener rentabilidad. Para
lograrlo es necesario captar y fidelizar a los clientes, pero no a cualquier tipo de
cliente. Es necesario tener una cartera de clientes leales pero también rentables.
Lo esencial en el marketing relacional es comprender la necesidad de construir una
relación relevante para ambas partes, en la que haya un beneficio mutuo,
rentabilidad para la empresa y una satisfacción garantizada para el cliente.
El primer paso que debe dar la empresa es definir qué tipo de cliente busca y así
empezar a perfilar un sistema de objetivos, políticas, estrategias y planes de acción que
permitan enfocar los recursos disponibles, que no siempre son abundantes. De esta
manera se pueden aprovechar las oportunidades identificadas y disminuir los
riesgos futuros.
La utilidad es clara, pues una relación más cercana con el cliente permite:
No sólo estar seguros de que lo que ofrece la empresa es lo que el cliente quiere
(adaptación al cliente).
Otro factor a destacar con el uso adecuado del Marketing de Relaciones es que la
empresa puede dirigir sus esfuerzos a la gestión de productos cruzados o
complementarios que incrementen los beneficios, hagan aún más fuerte el vínculo con
el cliente y eviten en lo posible su deserción.
Las bases de datos, además de costosas, son muy exigentes en cuanto a las medidas que
se deben tomar para que brinden la información adecuada y fidedigna. Pero es obvio
que bien vale la pena realizar un esfuerzo económico, técnico y humano si se quiere
aplicar el marketing relacional de la manera adecuada para lograr todos los beneficios
de rentabilidad actual y futura que implica.
A partir de aquí la prioridad de la empresa debe ser que los clientes de mayor potencial
se conviertan en clientes leales. Ver imagen
Concepto de Fidelidad
La fidelidad se entiende como la capacidad que tiene una persona de cumplir sus
promesas, es decir, de comprometerse hoy con una acción futura cuyo desarrollo
desconoce. Esto aumenta la dificultad, ya que el ser humano es ante todo complejo
y cambiante.
Aplicado al cliente nos encontramos con que este se encuentra inmerso en un mundo
infinito de tentaciones comerciales, que le prometen encontrar la satisfacción que anda
buscando día tras día y le dificultan sobremanera a la hora de mantener su
compromiso con un producto o empresa.
La fidelidad tiene además otra connotación que implica no traicionar. Es una actitud
moral que compromete a cumplir el pacto fijado con la otra parte. Desde la
perspectiva comercial la cuestión reside entonces en cómo crear un vínculo especial con
el cliente, tanto de índole moral como técnica, que facilite y satisfaga su compromiso al
tiempo que rentabiliza la acción empresarial.
El Cliente Actual
El actual reto empresarial para adaptarse cada día al mercado viene dado por los rápidos
cambios que se han ido produciendo en la sociedad y en el comercio en las últimas
décadas, y que vienen condicionados principalmente porque:
Tiene un mejor nivel de renta, por lo que los hábitos de compra cambian y un
cliente se decide por un producto más por su valor añadido que por su propia
funcionalidad, de ahí el protagonismo del marketing de relaciones.
La proliferación de los medios de comunicación social y la segmentación de los
mercados hace que la publicidad masiva, como se entendía antes, otorgue ahora
un mayor protagonismo a lo que ya desde inicios de los años 80 se denominó
comunicación integral.
Sin embargo, hoy en día todavía hay empresas que no le han dado el suficiente peso a la
gestión de las relaciones con los clientes, tanto externos como internos. Posiblemente
se consideran satisfechas con las escasas medidas adoptadas en tal sentido, sin darse
cuenta del gran potencial y de los amplios beneficios que reportan clientes fidelizados y
rentables para una empresa con una imagen favorable en el mercado.
Pero reduciéndolas a sólo dos variables nos encontramos con una clara diferenciación:
Producir y vender eran los principales componentes de las estrategias de hace 30-
40 años. El nivel de éxito se podía medir por la cuota de mercado que tenía la
compañía. Pero ahora es más conveniente hablar de la cuota de cliente que expresa más
fielmente el interés que debe poner la empresa en la satisfacción y diferenciación de sus
clientes. Ver imagen
Está claro que los tiempos han cambiado. Las épocas en que se armaban o se instalaban
empresas, se ubicaban fácilmente en el mercado y se mantenían sin gran esfuerzo
durante mucho tiempo en ese mercado, han desaparecido. Entonces, ¿qué pueden
hacer las empresas para mantenerse durante un largo e interesante periodo con
niveles de rentabilidad aceptables?
Y hablamos de grupo de clientes porque la empresa que apuesta por la fidelización debe
tener muy en cuenta que sus clientes no son exclusivamente sus consumidores o
usuarios, según se trate de una empresa de bienes o servicios. La fidelización debe
abarcar una perspectiva integradora, en la que los ingredientes básicos de la
empresa, clientes, empleados e inversores, estén satisfechos.
Módulo 01 - Tema 01 - Epígrafe 02
Concepto de Lealtad
De una forma simplista, si un cliente compra el mismo producto, por ejemplo 10 veces
al año y no compra otros parecidos de otras marcas, esto supondría que es leal al
100%, pero si sólo lo hace la mitad de las veces diríamos que es leal al 50%.
Dice Costa (2004), que si el conocimiento de los clientes es el primer paso para saber
lo que esperan de la empresa y por tanto es la base para generar un buen nivel de
satisfacción, la pregunta es: ¿Sabe la empresa lo que sus clientes esperan de ella?
El cliente tiene una cierta tolerancia a la insatisfacción puesto que ante todo busca la
comodidad y evitarse complicaciones en nuevas búsquedas. Y sobre todo, teme
equivocarse en el cambio de elección.
Aunque existe un cierto grado de tolerancia en todos los seres humanos, lo cierto es
que varía de unas culturas a otras.
Sin embargo esta tendencia está cambiando a medida que los consumidores son más
conscientes de su poder y están más y mejor informados de sus derechos y de la amplia
oferta comercial a su disposición. Máxime cuando empresas extranjeras tienen
políticas comerciales mucho más consideradas y satisfactorias con sus clientes.
Así el fiel consumidor de una determinada marca de refrescos, el que compra siempre la
carne en el mismo establecimiento o contrata todos sus seguros con una misma
compañía, lo consideramos un cliente fiel. Pero lo fundamental es saber qué porcentaje
representa de las ventas de una empresa las compras de una cierta categoría de
productos realizadas por un mismo cliente.
Pero sólo con este enfoque no se contemplan dos factores esenciales, a saber:
Desde esta perspectiva se tienen en cuenta tanto la disposición favorable del cliente
como la acción propiamente dicha.
Como se ha dicho antes es básico comprender que un cliente satisfecho no tiene por que
ser un cliente leal.
La gestión que apuesta por la lealtad de sus clientes va más allá de una simple encuesta
de satisfacción.
En una sociedad que cambia a una velocidad vertiginosa, los frecuentes cambios de
personal, o los especuladores que buscan la ganancia fácil y rápida, crean
inestabilidad y falta de cohesión en el equipo empresarial, factor que a menudo es
detectado por el cliente y que genera desconfianza, con la consiguiente merma de su
lealtad. Ver imagen
Otro aspecto de la fidelidad que conviene destacar desde esta perspectiva de marketing
es que trata de mantener como clientes a ciertos grupos, normalmente los más
rentables, mientras que en muchas ocasiones interesa desprenderse de otros
clientes poco rentables o problemáticos.
Es clave que toda la organización comprenda que crear lealtad en los clientes es un
trabajo de equipo. No es algo que pueda ser delegado a un solo departamento o ser
puesto en cabeza de una sola persona. Es un deber de todos y cada uno de los
integrantes de la organización favorecer la creación de una base de clientes leales,
satisfechos y agradecidos, que disfruten de consumir nuestro producto o servicio, que
repitan su compra y que además nos recomienden a todas las personas que se
encuentren en su camino.
Las experiencias concretas del cliente bien a nivel global (con el proveedor o la
marca) o a nivel detallado, en cada una de las interacciones que sostiene con el
producto/servicio/proveedor.
Para esto se podrán realizar focus groups (reuniones con ocho a diez
participantes, conducidas por un moderador - experto), o bien entrevistas
individuales en profundidad.
Averiguar hasta qué punto es leal un cliente es una cuestión que se basa en tres factores:
la satisfacción como ya se a visto, la gestión de la voz del cliente y los costos de
cambio.
1. Gestión de la voz.
Por una parte, la voz representa el intento que hace el cliente para que la
empresa cambie alguna práctica, política u oferta. Si las quejas de los clientes
no tienen voz, la empresa está generando un costo de oportunidad
demasiado alto, que no puede despreciar. Es importante que conozca aspectos
como el nivel educativo de sus clientes, la experiencia que ha tenido con
productos del mismo tipo y el nivel económico que tienen, pues las quejas se
comportan en relación directa con estos tres factores.
Estos representan cuan caro o arriesgado resulta para un cliente reemplazar a su actual
proveedor. Esos cambios apoyan la lealtad en la medida en que le resulte al cliente
más “costoso” cambiarse. Encontramos que existen costos de cambio personales del
cliente y costos de cambio asociados al producto. Lo importante es entonces que la
gestión vaya enfocada a aumentar estos costos, para crear vínculos cada vez más
fuertes. Estos vínculos pueden ser de índole financiera (descuentos), social (relaciones
personalizadas) o estructural (adaptación mutua).
Cuando esta filosofía ha llegado demasiado tarde y los clientes ya se han visto de alguna
manera insatisfechos, se deben adoptar medidas para acercarse a ellos nuevamente
y así recuperarlos. La buena noticia es que estos clientes muchas veces mantienen un
sentimiento de lealtad o afinidad con la empresa, son más accesibles para hablar y
responder a la compañía, y además pueden haber tenido igualmente experiencias
desagradables con la competencia.
Sea cual haya sido la causa de abandono suministrada por el cliente, lo importante es
que la empresa sea consciente de que debe comprender e indagar profundamente
sobre la causa de la insatisfacción para reaccionar rápidamente. Es prudente
comunicar al cliente cómo va el proceso de mejora y hacerlo partícipe de que, gracias a
su aporte, la empresa está elevando sus niveles de calidad. Ver imagen
El Plan de Lealtad
Analizando las medidas adoptadas por diferentes entidades, se puede observar que se
llevan algunas acciones discretas, aisladas y desarticuladas que, normalmente, son
asumidas por diferentes integrantes de los equipos comerciales. El origen de estas
medidas se remonta a disposiciones coyunturales para enfrentar algún tipo de
contingencia relacionada con la caída de los indicadores o ante el creciente número
de reclamaciones e inquietudes que puedan tener los clientes, o la opinión pública
con respecto a alguna situación específica.
Es preciso controlar cada variable por separado para saber qué puntos tienen el mayor
impacto sobre el cliente, cuales no y por qué. Si se alteran muchas cosas al mismo
tiempo, es difícil saber cuáles de los cambios son buenos o útiles y cuáles son
rechazados o evitados por los clientes. ¿Fue el aumento en los precios? ¿Fue el
cambio de imagen de marca? ¿Ha sido porque la competencia ha conectado con
una inquietud que no se ha tenido en cuenta?
El gran reto es acertar con la respuesta correcta y para ello la única clave está en
permanecer en constante contacto con el cliente, con sus preferencias y con su
evolución. Llegados a este punto cabe preguntarse qué se debería hacer para encauzar
adecuadamente el proceso de lealtad de la compañía y lograr impactos rentables y a
largo plazo, para lo cual conviene analizar los siguientes parámetros:
2. Cada programa diseñado y definido por la empresa debe ser congruente con
la naturaleza y el perfil de los clientes a los que se dirige, el tipo de bienes o
servicios que demanda, el entorno en el que se desenvuelven sus actividades, la
cobertura geográfica que abarca y todos aquellos elementos que la hacen única y
que definen su “personalidad” en la conceptualización de los clientes y la
opinión pública en general.
Una vez lograda esta claridad estratégica se hace más fácil empezar a armonizar las
diferentes acciones y medidas que deben aplicarse para comunicarse de manera
interactiva con grupos particulares de clientes, obedeciendo a criterios que
reconocen que cada segmento será abordado de forma diferenciada.
Finalmente, para todos debe quedar claro que una organización que no está pendiente de
la forma en que evoluciona el comportamiento de sus clientes ni de la percepción que
está generando en ellos, empezará a sentir la poca adecuación de sus programas pues
estos exigen una permanente renovación y cambio para adaptarse de manera
competitiva al entorno que se quiere impactar y así garantizar el cumplimiento de los
logros corporativos, a corto, medio y largo plazo.
Sin embardo, la eficacia de los programas de lealtad no es rentable para todos los
sectores ni en todos los casos. Esto ocurre, por ejemplo, con el sector de las
telecomunicaciones inalámbricas donde la rápida evolución tecnológica, las modas y los
precios ajustados hacen de estos clientes los menos leales. Los operadores de telefonía
móvil no cejan en su empeño de crear nuevas fórmulas para captar y mantener a los
clientes lo que puede ocasionar la subida del coste por cliente sin obtener los
beneficios deseados.
Sea como fuere, la importancia de un plan de lealtad radica en que la inversión que se
precise para lograr sus objetivos sea inferior a los beneficios que se obtengan de
él. Ver_imagen
Medición de la Lealtad
Medir la lealtad del cliente supone observar, revisar, cuantificar y sobre todo buscar la
razón y la explicación de cualquier cambio que se produzca en la percepción de este, es
decir, tener en cuenta en todo momento la opinión del cliente. Estas acciones, que
lógicamente conllevan una asignación de recursos, son de gran valor para la gerencia de
la empresa pues le confiere el matiz diferenciador de sus competidores, una valiosa
oportunidad para destacar, ser especiales y en definitiva deseables para su mercado
objetivo.
Mediciones de la satisfacción.
Para los autores David Norton y Robert Kaplan, ambos factores deben ser incluidos
en cualquier sistema efectivo de medición del desempeño organizacional y la gestión de
la empresa. Sin indicadores causales puede ser muy difícil establecer cómo se
desarrollarán los resultados, o algo que sería peor, no contar con mecanismos de aviso y
alerta para tomar medidas correctores lo antes posible. Confiando exclusivamente en
los resultados una organización puede no tener en cuenta todas las variables
necesarias a considerar y confiar únicamente en los datos reflejados en sus ventas.
1. Promotores: son clientes cuyas experiencias con la compañía han sido positivas
y se encuentran muy dispuestos a recomendarla.
Esta técnica emplea un cuestionario dirigido al consumidor, en el que en una escala del
1 al 10, el cliente evalúa los atributos que según su percepción marcan su grado de
satisfacción, lo que permite posteriormente catalogarlo en cualquiera de los tres
grupos identificados anteriormente.
Otra de las técnicas que se emplean es el Índice de Compromiso del Cliente (ICC), el
cual proporciona el nivel de satisfacción y lealtad mediante dos factores importantes: la
intención de recompra y la recomendación de la marca, producto o servicio a otras
personas. Ver imagen