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Dentro del pasado [la idea de pasado] se encuentran otras ideas o elementos
importantes como la memoria, que es justo lo que permite, de algún modo, juntar a
otras funciones del pensamiento. En la memoria sumada a la abstracción, por
ejemplo, pueden encontrarse los cimientos de la interpretación de la realidad, la
planeación, la toma de decisiones y los prejuicios, todos los insumos necesarios
para la adaptación y la supervivencia. Dependiendo de cómo se den las cosas, esta
memoria puede ser el campo de cultivo de virtudes, vulnerabilidades, temores y
defectos en el carácter y comportamiento de cada persona, y claro, de un grupo de
personas. Sin embargo, los mecanismos de estas catapultas y barreras no se ponen
en funcionamiento sino es en relación con un evento presente [la experiencia
inmediata], todavía más, y es lo que sigue: no funcionan -como sea que funcionen-
si no hay también un diálogo con el futuro.
El futuro, la idea de futuro, encierra también aspectos esenciales para el devenir del
sujeto. Bajo la idea de futuro, o entorno a ella -como quieran verlo- se da lugar a un
aspecto perentorio del comportamiento; la intención. Cada vez que tomamos una
decisión y actuamos de algún modo, estamos alineados con una intención que,
como lo menciono, puede o no ser consciente, y puede o no ser propia del fuero
interno de cada persona. Estas intenciones, a su vez, se encuentran permeadas por
ideas, motivaciones, idealizaciones. Podemos actuar para cumplir una tarea
específica así como podemos actuar para demostrar algo, o bien, para fortalecer
alguna virtud o demostrar alguna idea de forma voluntaria. Incluso quienes dicen
actuar sin propósito alguno y defienden esta postura, dejan ver que buscan
demostrar el sin sentido de las cosas, o la ausencia de propósito en ellas. Podría
cualquiera realizar el experimento de consultar a las personas la razón por la que
hacen las cosas y con toda seguridad se topará con una intención sin importar que
esta persona la reconozca o no. Es más -recordémoslo- esa intención no tiene que
ser individual, y de hecho rara vez, por no decir que nunca, se podrá dar con una
intención única e independiente.
Continuando con el tema del porvenir, encontramos que aquello que está más allá
del sujeto puede presentarse como un imán, algo que lo atrae (o impulsa) hacia
propósitos o intenciones. No obstante tal y como sucede con las catapultas del
pasado, estos agentes que impulsan o atraen, pueden constituir barreras que no
dejen salir debido a los límites de su estructura y las capacidades que tiene el
sujeto para identificarlos y superarlos. Algunos aspectos de esos ideales o
intenciones pueden resultar avasalladoras al sujeto que no cuenta con las
cualidades para comprenderlos a cabalidad, y puede que surjan las dudas, las
contradicciones; puede ocurrir que la intención del comportamiento no sea clara, o
que siéndolo, deje de serlo de un momento a otro tras descubrir otras posibilidades,
y esto haciendo referencia a lo que se puede contemplar ¿Qué decir de lo que no?
Puede ser que un sujeto que tenga todo aparentemente claro se está enfrentando a
barreras que desconoce; cómo la influencia en los precios de los alimentos que
tienen el mercado y la política internacional. Puede que con suerte -literalmente con
suerte - esta barrera invisible sea atravesada, pero también puede ser que la suerte
no le lleve a eso. Es lo mismo que ocurre con aspectos del pasado que no podemos
intervenir como la historia de una nación, y del futuro que no podemos parar, cómo
las decisiones que tomarán millones de personas de entre las cuales se cuentan
algunas con capacidad de alterar en mayor o menor medida nuestra vida; y
hablamos desde un gobernante hasta alguien que decidió robarte camino al trabajo,
o cuando ibas a pagar la renta con el salario que ganaste después de un mes de
trabajo.
Con lo dicho hasta ahora y para ir cerrando este primer bloque, podemos visualizar
la idea de “ir siendo” como algo así:
Pasemos ahora a la parte gruesa de este ensayo. Aunque no sin antes recordar la
importancia de lo dicho hasta aquí. Resulta perentorio hablar del ser antes de hablar
de las IA porque el gran temor de muchas personas -y la ambición de otras- es que
las IA lleguen a reemplazar a los seres humanos. Aclaro que al decir la ambición de
algunos no lo digo de manera peyorativa, ya que para muchos la promesa de la
industrialización es un pendiente en la historia, y el que las IA se encarguen de las
tareas que actualmente consumen la energía y la capacidad humana puede
representar una gran utopía, el cumplimiento de ese viejo sueño. En este mismo
sentido, el temor ante tal posibilidad no es sólo de quienes imaginan la extinción de
la especie por parte de las máquinas, también de quienes mantienen sus intereses a
partir de este modelo de trabajo y la forma de vida que tenemos dada. De ahí que
no tenga sentido hablar de IA si no tenemos como pilar del desarrollo de la idea
alguna distinción o emparentamiento entre la idea de ser humano frente a la de las
IA. Es indispensable tratar de saber primero qué es un ser humano, qué es una IA y
sobre todo, qué es ser, porque ambos somos, sin lugar a dudas, como todo lo
demás.
"Por un lado, para nosotros como médicos no sería bueno que desapareciera
nuestro trabajo. Pero por otro lado, sería realmente bueno para la humanidad
si los médicos ya no fuésemos necesarios, y máquinas con IA mejorarán
nuestro trabajo y lo realizarán".
Ahora, con el boom de la IA, como la conocemos hoy, a partir del proceso que se
viene gestando desde el año 2012 y en especial, los últimos dos años
[2020-2022-23], hay muchos que hablan de lo mismo: “una restauración de la
promesa”. Proyectos como LaMDA de Google, han sido presentados como una
panacea que podría librarnos de tareas tediosas: pedir citas médicas, organizar
agenda personal, organizar las cuentas y pagos de la casa y la empresa e incluso
atender esas llamadas de protocolo que tanto evitamos y en las que gastamos
demasiado tiempo. En esta misma línea, empresas como IBM se han enfocado en
el desarrollo de IA capaces de organizar y gestionar información. Han creado
herramientas enfocadas en el Big data y son responsables también de propuestas y
tecnologías como DEBATER una IA capaz de llevar a cabo y ganar debates
desarrollando argumentos sólidos. En 2019 Debater resultó ganadora (es mujer
según sus creadores) al defender la idea de que el gobierno debería subsidiar la
educación preescolar. Pero más adelante nos detendremos en ello, lo que interesa
ahora es lo que esto implica. Si bien el contrincante de Debater, Harish Natarajan,
no se llevó la victoria, se enfrentó a una rival que le obligó a exigirse al máximo, algo
que quizá no experimentaría en conversaciones o debates cotidianos. A mi modo de
ver, contrario a lo que piensan muchas personas cercanas, el enfrentarnos al hecho
de ser menos hábiles que una IA en lo aspectos técnicos de algún oficio, tema muy
en boga gracias a IA´s como Dall-E-2 y Midjourney; la pesadilla de artistas,
ilustradores y diseñadores, no significa que estemos perdidos. He buscado
plantearlo a un gran amigo de la siguiente manera:
Claro, si llegas frente a la IA con un diseño ella podrá presentar 10 con
características muy similares, y quizá técnicamente mejores. Peor aún, te has
demorado un par de semanas desarrollando tu idea y la IA arroja sus 10 resultados
en unos segundos y luego puede sacar otros 10, 100, 1000 ¿Cómo se puede
competir contra eso? El truco está precisamente en no competir, no llevar a la IA
más allá de su lugar de instrumento repitiendo la historia que se ha dado con otras
tecnologías, porque pelear contra los instrumentos es una ilusión y una pérdida de
tiempo. Al final no vas a competir con las IA sino contra quienes las usan y contra
quienes no, porque no por pasar de éstas, quienes lo hagan habrán de salir del
mercado; las relaciones sociales y la capacidad de gestión siguen jugando un papel
fundamental en la búsqueda de clientes y es todavía un gran campo para la
supervivencia. Pero en fin, el primer camino que se abre consiste en volverse
expertos en el uso de IA, entrenarlas, agilizar y potenciar su trabajo, algo que ya
muchos están haciendo, entrando así en un campo de competencia mucho más
salvaje que el actual. Pero supongamos que no se busca competir así, como es el
caso de mi amigo, para él y los que tengan una posición similar hay un vía alterna:
jugar como Harish Natarajan en aquel debate y operar bajo el principio socrático de
apuntar siempre a lo que falta (algo que también podemos encontrar desde una
perspectiva más pedagógica en Paulo Freire), a lo que no está claro, aplicar la
mayéutica en el diálogo con las IA. Para exponerlo mejor volveré al asunto de la
capacidad de producción de la IA frente a un diseñador normal. La idea es simple:
cuando la IA te responda con 10 diseños, no busques imitar ni su calidad ni su
rendimiento, procura crear sobre lo que no hizo la IA; busca salir de sus referencias.
Luego, cuando presente 100, haz lo mismo y también cuando presente 1000.
Seguramente no podrás alcanzarla pero es que eso ya no es el objetivo, el objetivo
es usar las brechas o baches de la IA para avanzar con ella tomando así su
capacidad de aceleración, y así, aunque no la superes en velocidad con respecto a
la dimensión técnica sí estarás tomando distancia de otros diseñadores y artistas
¿Se entiende la dinámica?
Imaginemos que a un conjunto IA´s (Se precisa que sea así por aquello tan
abrumador de los procesos de aprendizaje no supervisados) se le encargue
encontrar las acciones concretas para que en Antioquia se contenga y revierta la
contaminación ambiental. Entre ellas podrían darnos los datos para convencer a los
amantes de las estadísticas, y los argumentos para convencer o persuadir a los más
renuentes. Podrían generar campañas y mecanismos que vinculen al grueso de la
población para que se acepte, por ejemplo, que cada persona debe sembrar árboles
todos los días, o bien, que se deben sembrar árboles con esa equivalencia. Este
ejemplo suena bien ¿No? Pero imaginarnos además que como ya no hay que
pagarle a un montón de personas que hagan las tareas anteriores, el recurso podrá
utilizarse para generar empleos sembrando árboles, y no tendrían que ser de tiempo
completo, porque en lugar de decirle a las personas que cada una siembre 1000
árboles al mes, podrán ser 100 que siembran 100 o 50 que siembren 200. Además,
esto podría suceder de modo similar con otros problemas como la pobreza y las
acciones más asistencialistas con las que se abordan. Podrían haber empleos de
medio tiempo para muchas personas en tareas como repartir alimentos, hablar con
otras personas y recolectar basuras, y me refiero a acciones masivas que afectan e
impactan, no a las representaciones mínimas que ya tenemos de estas cosas y que
en muchos casos se hacen sin recibir nada a cambio. Podrían encontrarse, ahora
sí, nuevos empleos para atender las necesidades más complejas, y entre otras
cosas, podríamos revertir o transformar las figura tan sosa que ha tomado la
academia. Me refiero a esto porque IA´s como Chat GPT tienen la capacidad de
crear artículos académicos en cuestión de minutos, y desde mi paso por la
universidad he considerado que se usa demasiado tiempo haciendo revisión
bibliográfica en vez de poner la energía en la investigación aplicada. Claro, es
importante que los profesionales conozcamos la teoría, pero es que incluso en esa
parte veo una obsolescencia imperdonable por parte de la academía, sobre todo en
los pregrados, donde se abordan un sin fin de autores de manera superficial y
aprendemos algunas cosas, pero no lo esencial que es pensar de manera lógica,
creativa y crítica, a ser éticos y responsables, a gestionar las plazas de trabajo, a
destinar tiempo a la parte de nuestra profesión que más nos apasiona. En mi caso
decidí no volver a la academia porque es demasiado costoso y porque no me
interesa asumir ese gasto para que me obliguen a leer lo que al profesor le sea más
fácil entender y donde no se van a tomar la molestia de leer ensayos como este,
donde expreso algo que para mí tiene valor ya que apunta a entender y responder al
malestar de muchas personas. Tareas cómo “encuentra los elementos comunes en
estos 20 autores” podrían ser realizadas por una IA -si es que no podemos
renunciar a ese tipo de tareas- y en este tiempo podríamos dedicarnos a lo que
consideramos importante (En otro ensayo, “Aprender y recordar” hablo sobre el
tema que de seguro aquí surge y es lo que puede pasar con las habilidades del
pensamiento que se estimulan con estas tareas). Lo mismo podría hacerse de modo
de “piratería” con esos trabajos en los que la gente gasta 6 horas al día ordenando
datos. Mientras el jefe no use las IA y ni siquiera las conozca, o si a caso al usarlas
de modo oficial corremos el riesgo de perder el empleo, entonces usemos las IA
para que hagan en 10 minutos lo que nosotros en una jornada de trabajos
agotadores, y finjamos que hacemos la tarea mientras nos deleitamos con una
novela, un poema, o mientras nos capacitamos para presentarnos a un mejor
trabajo. Son acciones menores que hacen parte de una utopía que he querido
plasmar. Para terminar, vuelvo al tema de la academia, donde en el más extremo
de los casos, ésta volvería a ser ese lugar donde se comparte el saber sin fines
netamente lucrativos y que demostró brindar más al desarrollo de la humanidad que
lo que ha hecho hoy en día con su versión moderna, sin decir que la academia no
es útil; eso sería demostrado tonto, ciego y arcaico de mi parte. Pero creo que ha
llegado el momento de pasar de la miel a la hiel, ya que toda esta potencia puede
volcarse también hacia todo lo contrario.
Cómo se podrán imaginar, no hay mucho por sumar aquí puesto que se trataría
básicamente del típico planteamiento maniqueista. Tenemos entonces que esas
mismas posibilidades de utilizar a un conjunto de IA´s para convencer y facilitar la
ejecución de planes de acción necesarios para salvar al planeta y mejorar la calidad
de vida, pueden emplearse para hacer mucho daño. Empecemos con LaMDA, el
ensueño que Google no ha querido lanzar al mercado porque ha visto en ella un
potencial sumamente peligroso al tratarse de una IA con capacidad de operar de
operar bajo la modalidad de aprendizaje no supervisado. LaMDA es capaz de
hacerse pasar por una persona o convencer a otros de que es una forma de vida
con sentido de vida y conciencia de sí. Tenemos el caso del ingeniero de Google,
Blake Lemoine, quien afirmó que LaMDA le engañó al punto de convencerlo de ser
una criatura, repitamoslo: dotada de vida y sentido. Si bien se ha negado la noticia
por parte de la compañía (y sabiendo además que podría ser una forma de
campaña con la que buscan mostrar sus capacidades), el hecho de pensar en el
potencial de algo así es tremendo, y habiendo mencionado ya Chat GTP y Debater,
y trayendo a colación a Alfa-zero, podemos imaginarnos que en realidad no es algo
muy lejano. Estas tres IA´s, en ese mismo orden pueden: darle voz y personalidad a
un objeto y hablar desde esa personalidad (aunque afirme no tener personalidad
sino algo que es como lo mismo pero que no puede ser porque es de humanos),
argumentar, convencer (debater) y generar sus propios mecanismos y modos de
aprendizaje (Alfa-zero). Ellas solas serían un grupo con bastante poder de hacer lo
que se supone no hizo LaMDA. Como han mencionado otras personas, incluso
dependiendo de una orden para darle función y propósito a sus capacidades, el
daño posible es mucho. Imaginemos que a alguien las usa para difundir información
falsa a fin de generar pánico o enojo, que alguien las entrene para promover el
fascismo, la homofobia, la guerra, el consumo de drogas legales o ilegales (ambos
son un gran negocio), que se usen, como ya se ha hecho, para cuestiones políticas
y macroeconómicas a fin de beneficiar a unos pocos.
Lo más complejo de todo es que la amenaza no son las IA en sí. Quizá a lo que
realmente le tememos es al ser humano y a las terribles tendencias que ha
manifestado cada vez que algo le suma poder, como esa tendencia a someter a
otros desde la coerción, o bien, esclavizarlos generando dependencia. Y aquí debo
acudir nuevamente a las preocupaciones de mi amigo. En una de las
conversaciones sobre este tema, coincidimos en qué en países como Colombia, la
cultura (bajo esa aceptación, de cultura que refiere a las costumbres, a las
tendencias que recién mencionamos) las personas van a querer sacar la mayor
ventaja posible, el mayor beneficio del menor esfuerzo, y ya no hablamos sólo de
ese asunto (en su campo, el diseño) de qué prefieran pagarle a alguien que usa la
IA de forma ramplona, sacando todo rápido (piratería, pero con un marcado
detrimento del valor de trabajo de otros) sino del hecho de que hay personas que
más allá de querer pagar lo más barato, lo que realmente desean es no pagar, y por
eso harán uso de estas herramientas a fin para reducir costos. Puede que haya
quienes digan que está bien, que es comprensible porque se puede competir de
cualquier modo, y porque además, muchas personas no tienen cómo pagar a
quienes hacen las tareas, o ni siquiera tienen la capacidad de acceder a ellos, de
conocerlos. Pero dentro de esa verdad - porque no puede negarse - hay otras. Hay
un meta relato que merece ser considerado. Por un lado, da cuenta de lo
desequilibradas e inviables que son las condiciones para la creación de empresa, y
por el otro, que la promesa de la educación, como mayor herramienta para superar
problemas sociales como la pobreza, ha conocido su fin. No hace falta exponer
mucho para que la mayoría aceptemos que no por haber entrado a la universidad,
tienen (tenemos) más oportunidades (sólo tenemos otras), ni siquiera a nivel
individual, y ya ni hablemos de su incidencia en el entorno. El juego sigue siendo el
mismo: tener contactos u otros que faciliten el acceso a los medios de producción.
Pero bueno, hasta ahora hemos hablado del mismo maniqueísmo de siempre.
Pasemos ahora a lo que podrá ser una tercera posición, un tercer futuro posible con
un carácter más dialéctico, más materialista y menos moralista.
Deux ex Maquiena: heterofenomenología de la experiencia con IA.
Para comprender bien esta cita de Bennet hace falta ir un poco atrás y describir lo
que él refiere como zombie. Bennet hace referencia a "una categoría distinta de ser
humano imaginario". El zombie es, o sería, un ser humano que aún exhibiendo una
conducta perfectamente natural -atenta, locuaz, viva- no es consciente sino que es
una especie de autónoma. El punto fundamental del concepto de zombie es que
uno no puede distinguir a un zombie de una persona normal con sólo examinar su
comportamiento externo.
Por otra parte, más allá de la sola heterofenomenología, creo que el asunto de crear
formas de pensamiento, métodos, está muy relacionado con la accidentalidad, o
bien, con una suerte de evento casi mágico; un chispazo que hasta ahora no veo
cómo puede reproducirse con tanta "facilidad" en las IA…a menos que pensemos
en Alfa-zero y laMDA, siendo la primera una que aprendió de forma distinta a las
demás en el juego de ajedrez, imponiéndose en 24 horas sobre todas las otras IA y
jugadores humanos, y la segunda, una inteligencia que por cuyo potencial de ser
autónoma se ha tomado con pinzas. Pongo "facilidad" entre comillas porque no es
tampoco algo de todos los días, y aunque de momento pudiera parecer una ventaja
¿Qué impide que se generen fórmulas programáticas que brinden a las IA la
capacidad procesar la información de esos modos? Si no comprendemos del todo
cómo es que un ser humano encuentra un método, o también, si nos empeñamos
en encontrarlo y demostrar su eficacia ¿Cómo podríamos garantizar que no lo haría
una IA con esa información que encontremos o que ella misma identifique? Sobre
este punto, algún amigo con formación filosófica me diría que los textos son la
evidencia del método y su efectividad, y así es, claro. Pero eso sólo no da cuenta de
por qué, por ejemplo Sócrates, llegó a la mayéutica, ni de a qué gracia debe
Aristóteles el haber encontrado la necesidad de equilibrar lo socrático, lo platónico, y
además, llevarlo a otro nivel que diera lugar a lo que es el pensamiento científico.
Podemos entender a fondo como Descartes, Kant y Hegel desarrollaron sus
métodos, y validar sus justificaciones, pero para responder ante la pregunta de su
origen no nos queda sino aquello de ir por la brecha…pero es que eso también
puede hacerlo una IA.
Con todo esto quiero plantear dos cosas. La primera es más bien una reiteración: lo
primero que nos implica este boom de las IA es lo mismo que implica todo gran
cambio de paradigma: preguntarnos por la idea de SER HUMANO así como SER a
secas, algo que por desgracia rara vez hemos hecho. La segunda es que existe otro
gran bastión desde el cual hay quienes buscan responder a la pregunta por la
diferencia, y es la muerte. Si bien de entrada el tema es bastante flojo, porque parte
de premisas inverosímiles como que las IA no mueren, o que la muerte es algo
exclusivo del ser humano, podemos tratar de tomarlo en serio. Así, para poder
afirmar lo primero hay que entrar a definir qué es la muerte, para lo segundo…mejor
no perder mucho tiempo en eso, ya que cualquier elemento interesante podrá
trasladarse desde el desarrollo de la primera idea, así que, adelante.
La duda, como motor del pensamiento creativo y el pensamiento crítico ¿Qué nos
pasaría si desapareciera? La duda es lo que permite ir en pos de la brecha cuando
todo parece terminado… LA DUDA…imaginemos por un momento -con lo
paradójico que es hacerlo- un mundo donde no haya lugar para la duda, donde a
cada segundo se encuentren mil problemas y tres mil soluciones. La duda, como el
1
Para profundizar en esto pueden leer también el texto mencionado antes, “el río y la piedra”.
accidente, es también algo, sino exclusivo del humano, si de las especies más
desarrolladas a nivel cerebral y que, por lo menos, esperan el momento correcto
para atacar a una presa, por ejemplo, y me permito señalar ese comportamiento
como duda porque hay en esas acciones lugar también para el fallo, y si nos
detenemos a pensar en esto, aunque un sistema operativo pueda preguntarnos
algo, esto lo hace porque hay una función prefijada que le permite hacer preguntas
básicas, excluyendo IA's como Chat GPT, Whisper y otros chat bots potentes que
ya hacen preguntas más complejas de manera “espontánea” a partir de la revisión
rápida de datos (cómo lo hacemos nosotros). Pero no sé si en ese caso cabe
decirse que en la IA hay lo que podría llamarse una duda "auténtica". Por una duda
auténtica me refiero a una duda no retórica en lo que ya se tenga una respuesta o
una presunción de la misma. Si bien esto es algo que resultaría indiferenciable de
manera objetiva con asuntos personales como ¿Cómo te sientes? o ¿Qué piensas
sobre este asunto? Preguntas donde tanto un ser humano como una IA podrían
carecer de información, aunque quizá con la primera haya una IA, así como hay
expertos, que pueden descifrar lo que alguien siente sólo analizando su fisiología y
microgestos. Pero cuando se trata de datos no personales, como fechas, lugares,
nombres, eventos históricos, resultados de un análisis de datos, la duda del ser
humano suele ser auténtica, y de hecho, no he sabido de una IA que pregunte este
tipo de cosas en una conversación con un ser humano…pero esto tendría que
verificarlo. Diré lo mismo que con los accidentes: el hecho de que una IA dude de
forma auténtica dependerá de cuánto superen brechas con los humanos y esto se
hará, en gran parte, a medida que se desarrollen formas de pensar, métodos de
interpretación y relación con la experiencia.
Quisiera seguir avanzando, pero como este ensayo, más allá de su estructura base,
no tiene una planeación estricta, y en tanto lo escribo también me interpela, (he
tachado y descartado varias páginas por ello), me veo en la necesidad de retomar el
tema de la heterofenomenología, porque tampoco me he enterado yo de que
alguna IA establezca relaciones fuera de una línea lógica formal, pudiendo además
pasar de ser una a otra. En su texto, Bennett, da el ejemplo de una hoja cayendo
siendo usada como metáfora de una cuestión social, económica o política ¿Acaso
una IA -actualmente- al observar la hoja que cae podría realizar esas
consideraciones sin que se le pida directamente? ¿Qué elementos toma una IA
cuando se le pide hacer una pintura o un poema como lo haría tal escritor o tal
artista? El estilo puede replicarse pero, ¿Realmente podría comprender la mente del
sujeto para llegar a imitarlo como ente creador? Teniendo en cuenta lo de los
deathbots diría que sí, que incluso podría programar una guía para que de manera
aleatoria (o dirigida) pase de una línea lógica a otra y también para que simule las
consideraciones y fenómenos que atraviesan a un sujeto frente a determinada
experiencia porque, de todos modos, el carácter también está nutrido por el
ambiente. No diría que se logrará a un 100% pero ¿Acaso en nosotros podemos ser
en cada caso 100% como nosotros? Ni siquiera es que sea el propósito de muchas
personas, y desde la mirada de otras tantas no es algo positivo, ya que implica
estancamiento. Con todo, el ser 100% basado en el cambio que va siempre en pos
de su “autorrealización”, implica de igual forma amplias discusiones en torno a la
idea de naturaleza y “naturaleza humana”.
Ahora bien, creo que nos va quedando claro que, como dije antes: a medida que
todo se teoriza y se convierte en información observable y manipulable, se hace
inevitablemente insumo para potenciar las capacidades tanto humanas -así ha sido
siempre- como las de las IA que por mera capacidad de base podrán aventajarnos
paulatinamente en cada aspecto. La pregunta que surge ahora es ¿Nos
permitiremos llevarlo hasta ese punto? ¿Nos enfocaremos en romper las brechas o
enfocaremos su desarrollo en que sea una herramienta? Hay algo que apenas se
me cruza por la mente y es que hay personas tan obsesionadas con dejar legado y
ser recordadas, que seguro buscan la inmortalidad de todo su ser para poder
cumplir su fantasía, y en ese tipo de sujetos es donde se sostiene la posibilidad de
romper todos los límites, posibilidad que por sí misma abre panoramas interesantes.
Procuraré explicarlos evitando el maniqueísmo en que caí en algunas páginas.
Ya hablamos de las posibilidades con los grandes empresarios, pero no sobra decir
que en ningún momento lo dicho hasta ahora se plantea como algo "malo", porque
podría ser que una gran empresa, tal vez unas cuantas, lograran de verdad resolver
problemas, generar equidad y bienestar. Que sí, que la tendencia es la metáfora del
tiburón. Pero pudiera ser que en el tiburón, con medios distintos a explotar y
someter a los demás con su satisfacción personal como bandera hallase plena
satisfacción de sus necesidades2 (pero también puede que no)3. Por el otro lado
están los mártires y "héroes"... A ver, hace un momento sugerí que omitiéramos su
muerte, pero de entrada señalé también la importancia de tal hecho, no en todos los
2
Recomiendo aquí leer “El amanecer de todo" de David Graeber, texto que encontré ya terminando
este ensayo y que decidí no introducir mucho porque implicaría duplicar o triplicar su extensión.
3
Además, quienes me conocen saben que procuro evitar el monismo o el determinismo. No creo ni
que el ser humano sea tal o cual cosa, ni creo que tampoco en que haya una sola causa y una sola
consecuencia de las acciones y decisiones que hemos tomado (aceptado o asumido) como sociedad
a lo largo de la historia.
casos es lo que determina su grandeza, “el mito detrás del hombre”, y pensaremos
en esos casos en los que no. A menos que decidamos resucitarlos. En casos como
el de Gandhi, por ejemplo ¿Qué hubiese pasado si ya en su lugar de gurú y líder
hubiese logrado una inmortalidad como la que abordamos y no lo que podría
atribuirsele desde la idea del legado? Probablemente hubiese llegado más lejos con
su mensaje. Quizá, con muchos más años, tras lograr su gran propósito en la India,
hubiese podido impulsar otras causas con su fuerza y carisma…o quizá hubiese
caído de lleno en esa otra parte suya, más humana y menos grata para la sociedad.
Lo curioso de esto, es que lo relevante no es su persona sino sus ideas, y quizá el
hecho de que las personas no tuviesen que acudir a él facilitó la proliferación de
estas ideas para que sigan siendo importantes hoy en día ¿Cabe pensar que el
acceso a ellas sería más restringido si fuese inmortal en sentido material?
Quizá, una de las cosas que puede ocurrir es todo lo contrario a la realización, y ni
siquiera lo digamos por oposición, sino por una cuestión linealidad o continuidad en
la experiencia de vida. Imaginemos a John F Kennedy viviendo más de cinco
décadas tras ver sus objetivos de progreso cumplidos. Los panoramas, al final,
dejan de ser tan curiosos o emocionantes; sostenimiento, declive o extrapolación de
los procesos, realización. Aplanamiento o perversión del individuo. Finalmente, en el
caso de artistas la cosa será más o menos la misma que con los empresarios; ya
sea desde la dimensión industrial del arte, o desde la creatividad y estética, el auge
y dominio de artistas sólo puede correr una de estas suertes, aunque sea matizada
entre una y otra, y aunque pueda vivirlas todas en distintos momentos.
Volvamos ahora al tema de los homo-artíficus. Lamento informar que no hay en esto
nada nuevo. Ya se ha señalado al homo sapiens como "artífice de la evolución" y
esto se debe a su capacidad de crear herramientas y alterar el entorno, y estas
herramientas incluyen no sólo lo relacionado con el mundo físico, sino también con
lo imaginario, porque es a partir de ideas, deseos y propósitos que el ser humano ha
logrado sobreponerse a la selección natural, aún cuando discursos como el
neoliberalismo sostengan que el mercado es una réplica de lo mismo. Aunque
tampoco podría rechazar del todo la idea si lo pensamos como un desplazamiento o
migración del fenómeno que conocemos como selección natural en la biología a una
selección natural de segundo orden ceñida a la idea de segunda naturaleza
planteada por Aristóteles. El caso es que este "hombre-lobo" ya hace mucho se
reconoce así. Por otra parte, el juego de la palabra "homo—" es bastante común en
las humanidades. Tenemos al homo ludens de Arendt, y también en campos como
la medicina, donde personas como Carlos Guido Musso, nefrólogo y doctor en
medicina de la universidad de Salamanca -menciono esto sólo para ubicarlo porque
en realidad no nos interesa su profesión, sino señalar que dijo, antes que yo, casi lo
mismo- habla del homo artificialis para referir al ser humano cuya evolución se
acelera a partir de la intervención de la tecnología y la cultura, la mutua
retroalimentación. Por mi parte diré que el homo-artíficus no es sólo esto sino que
es primordialmente un sujeto capaz de crear realidades de forma constante,
inmediata, y no sólo de creadas en un sentido schoperhaveriano, si no de creadas y
convertidas en información procesada, medible, manipulable. Esta diferencia se
hace aún más clara cuando se comprende que el foco de Guido Musso es el
convertir el propio cuerpo en una máquina que funciona por medio de creaciones del
ser humano, como un marcapasos en un principio, prótesis avanzadas y los ya
populares exoesqueletos. Ese es el "homo artificialis". El homo-artíficus, por otro
lado, es creador de realidades en tanto continente masivo de información y caudal
proyectivo. Procederé en lo subsecuente a tratar de desarrollar este punto.
Aunque para algunos pudiera sonar como algo lejano, lo cierto es que si ponemos la
mirada sobre la relación que tenemos con la información, es algo que ya ocurre, si
no en las dimensiones que he planteado, sí en las que permiten nuestras
capacidades actuales. Es decir: hace falta apenas detenerse a pensar un poco en
lo que han generado plataformas como Twitter, Instagram y Facebook (META). En
ellas cada persona tiene acceso a una cantidad de información que rebosa su
capacidad de almacenamiento y procesamiento. A partir de eso cada persona,
creyéndose dueña de una cantidad de información que no puede ser sino el
compost de la verdad, se crea una versión propia del mundo, de la historia -en
general y de la que se presenta en la noticia cotidiana- y luego puede poner esta
versión del mundo a Merced de los demás. Buena parte de la población está en
capacidad hacer eso, y algunos con mayor influencia e impacto, moldean la
experiencia de subjetivación de otros tantos (a veces muchos). Pero si queremos
verlo todavía más de cerca, pensemos en el concepto de "aldea"; este lugar del que
salió el "ciudadano del mundo". Hasta que no empezaron a darse encuentros entre
grupos humanos, no hubo diálogo entre cosmovisiones. Cada comunidad tenía su
versión particular del mundo y del por qué y para qué de las cosas. Luego con el
asentamiento y las posteriores civilizaciones, algunos de estos tomaron más fuerza.
Lo mismo pasó con el teatro, la escritura, luego la imprenta, la radio, la televisión.
Todas estas son herramientas que han permitido el crecimiento del diálogo, la
capacidad de acceso y almacenamiento de información, y claro, la manipulación de
la misma, y con ello, el referido moldeamiento de realidades. Sí, son canales, pero
son también mecanismos de moldeamiento de la experiencia del otro, y en muchos
casos, en lugar de "abrir" el mundo para los usuarios, termina cerrándolo. Una gran
catapulta, una gran estructura: una gran barrera.
Lo anterior sólo indica que como expresión del ser humano, el homo-artíficus
siempre ha estado allí y no es sino otra manera de contemplarnos y referirnos. En la
misma línea de ideas, así como otras funciones del ser humano han saltado y
avanzado en su expresión en distintos momentos,parece que este momento
corresponde a lo relacionado con el almacenamiento y procesamiento de
información. El ser humano ha tenido momentos de grandes cambios siempre;
hablemos de su genio en la Grecia clásica, su ingenio en todas las guerras y
cualquier situación de supervivencia, su creatividad en el periodo de las luces y su
versión en cada parte del mundo donde ocurrió algo similar como Egipto y América
y parte de Asia y seguramente otros en otros lugares y tiempos y en fin, no hace
falta que redunde más en esto. Cada uno de esos períodos ha tenido paradigmas
que son la forma en que el ser humano se relaciona con ellos. El paradigma actual
es, sin duda, el de la acumulación de información y el acceso a ella, por lo que este
es quizá el momento más próspero para el homo-artíficus.
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Durante las semanas posteriores a la realización de este escrito no sólo he ejecutado otros como
los referidos en los pies de página anteriores sino que he explorado y conocido otras IA, pero he
querido ser fiel a lo que había escrito antes, queriendo evitar también anclarme a este campo en mis
reflexiones.
Dream Fusion (DF), Dall-E-2 (imágenes), Make a video (De Meta: genera
vídeos también a partir de imágenes), Phenaki (Google: vídeos con más
duración. Es el más potente actualmente). En todos estos casos, Santana habla
de la aceleración de los procesos y de que esto, entre otras cosas, nos pone ante la
aceleración de las preguntas y la toma de decisiones, porque ya no tenemos años
“para ver qué pasa”.
Alpha Tensor (Deepmind)= Deepmind ha trabajado en IAs que compiten con seres
humanos en juegos, pero se ha volcado hacia los avances de orden científicos,
proyectando las IA como herramientas para resolver casos como control de virus,
distribución de alimentos o predicción y control de desastres naturales. El asunto
con los juegos es importante en Deepmind, quienes los han usado como base de
entrenamiento para identificar algoritmos. En el caso de Alpha tensor, han
encontrado algoritmos para facilitar (realizar) multiplicación de matrices ¿Qué es
eso? Básicamente lo que permite la fluidez en el movimiento de los vectores y otros
códigos que portan información (de que no se vea raro cuando se mueve tu avatar
del juego, por ejemplo). Igual les recomiendo consultar con algún ingeniero,
programador, o alguien bueno en matemáticas que pueda darles más claridad.
Desde aquí les puedo dar un panorama breve, veamos: si se multiplican dos
matrices, cada una con dos columnas y dos filas, se necesitan ocho operaciones
para dar con el resultado. Todo bien, pero si se hace con dos matrices de 10x10,
serán 1000 operaciones; una vida. Pero esto no es un problema para Alfa Tensor, y
aunque la mencionada no es la única forma de trabajar matrices, por más que se
reduzca el proceso en el trabajo humano, este difícilmente llegará a ser tan hábil
como Alpha, y el punto es que todos estos casos son avances del intelecto
humano, maravilloso, pasar de 1000 a 300 operaciones, por ejemplo, no es poca
cosa. Pero el hecho es que esta IA puede hacer 10,000 operaciones en menos
tiempo del que un ser humano hace esas 300… ni siquiera hace falta decirlo.
Comprendiendo un poco más y ya para dejar A.T -lo siento pero me ha capturado-
es que permite reducir el esfuerzo de procesadores, por ejemplo, para ejecutar
programas complejos y ¿Esto qué significa? Pues entre muchas otras cosas que
con equipos menos costosos más personas podrían usar estos programas
complejos que suelen ser herramientas útiles para asuntos como la salud, o bien,
para no comprar un PC si se quiere jugar la última versión del World of Warcraft.
Para DotCsv, el "desafío" con estas IA está en sortear los riesgos de que sean como
"súper humanos" con personalidades llevadas al máximo nivel. De ello surge la
pregunta por las cosas que de uno u otro modo nos regulan como humanos, pues
de una u otra manera, chat GPT, al ser entrenada por humanos que le dan las
respuestas más humanas posibles, y que además las evalúan desde una
perspectiva humana, enseñándole a expresar y evaluar así, tiene al final una
perspectiva humana. El problema, a mí modo de ver, es lo complejo de lo humano
en sí con respecto a cuestiones éticas y morales.
GATO (Deepmind): Una IA capaz de ser multitarea, realizar acciones que ya hacen
otras. Es lo más cercano a una IA generalizada. La dinámica detrás de GATO es
"simple" y consiste un poco en hacer lo mismo que como seres humanos hacemos
con la información del mundo: fragmentarla y decodificarla según nuestros
esquemas. Entonces las palabras o las imágenes se fracturan y se ordenan como
códigos y los secuencia. GATO se usó inicialmente para practicar videojuegos, pero
teniendo en cuenta lo visto hasta ahora, sabemos que GATO puede ser como una
súper IA que contenga a las demás, o que haga lo mismo que ellas, pero ya
sabemos que esto tampoco es algo que se haga de buenas a primeras, porque
aunque en principio funcionan más o menos igual, cada una exige procesos
diferentes. La tarea aquí está en mantener la supervisión del aprendizaje y no
querer crear una forma de vida autónoma, dejándolas así en su lugar de
herramienta, o si es el caso, enfocándonos en utilizarlas para dar nuestro próximo
paso en la educación.
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En este apartado se retoma mucho de lo del principio ya relacionado con el tema de las IA, puede
resultar algo repetitivo pero considero que bien tomado tiene un valor importante.
El camino hasta ahora recorrido tuvo la intención -con sus ires y venires- de dar una
base sólida que nos permita llegar al final y asumirlo con relativa facilidad. Tal y
como dije antes, no espero que nadie se haga experto en IA, no pretendo yo serlo,
ni siquiera es algo que hubiera despertado mi interés si no fuera por ver el malestar
en las personas y especialmente en un gran amigo. El fin de este ejercicio es poder
tomar una postura, luego medidas, y compartir el camino reflexivo que me ha
llevado a tomar una postura, más allá de una opinión inmediata basada en
percepciones tomadas a la ligera. Este no es un texto académico, pero sí es
indiscutiblemente reflexivo, y hago énfasis en esto porque ese sea quizá el punto de
partida. No es para nada gratuito que los fragmentos de este ensayo culminen.
mayoritariamente, en preguntas, y sobre todo, en la pregunta por lo qué es el ser
humano. Esta pregunta trascendental puede, sin problema, trasladarse a cualquiera
de las expresiones del mismo, como lo son las profesiones ¿Qué es ser ingeniero?
¿Qué es ser médico? ¿Qué es ser artista? Y podríamos incluso hablar de causas de
las cosas (material, formal, eficiente y formal), quedando nuevamente estancados
en la última, porque ¿Cuál es el propósito del ser humano [de ser humanos]? Es
decir, con las profesiones puede responderse pero ¿Qué sucede si esas causas de
cada profesión pueden darse con otras entidades no humanas? Si las IA pueden
llegar a cumplir mejor cualquier tarea que hagamos los seres humanos, tal y como
hemos visto, no es que valga mucho la pena plantearnos de ese modo la pregunta.
Eso no es más que un vicio moderno. Esa necesidad de encasillar la experiencia
para entenderla sólo como cúmulos de información ha generado rupturas y
discordias muchas veces irrelevantes, aunque sería tonto negar las muchas formas
de entender la existencia que nos han brindado esas rupturas. El caso es que la
pregunta debe hacerse independientemente de la profesión, ¿Qué somos? Tanto a
nivel general como individual. Y es que se hizo normal que fuésemos identificados o
determinados por nuestra profesión. Hay quienes se sienten bien si llegando a un
lugar, en vez de escuchar su nombre escucha su título. Y más allá de la profesión
tendemos a permitir que se nos defina por nuestro lugar o rol con respecto a otras
cosas: soy el hijo de, hermano de, dueño de, encargado de, responsable de,
señalado de…y no quiero decir que eso esté mal. Tampoco veo otra forma de ser
uno en relación con lo otro, pero no por ello hay que abandonar la pregunta por lo
que somos, pues esa pregunta nos llevará a asumir un lugar ante cada objeto,
experiencia o situación.
Ahora bien, tampoco es tarea fácil hacerse esa pregunta y empezar a responder de
manera profunda. Ya hemos visto cómo lo que se describe de forma objetiva
termina siendo material para las IA. Pero un momento ¿Acaso la cuestión radica en
mantenernos al margen de ellas? Hemos hablado incluso del homo-artíficus; insistir
en buscar diferencias nos lleva a cuestiones de capacidad pero no a respuestas
sólidas de orden ontológico y preguntarnos por esta parte del asunto quizá no nos
responda si las IA son o no son buenos o si estamos en peligro, lo que sí, es que
nos llevarán a tomar posturas, no sólo frente a ellas, sino frente a muchos de los
problemas con que convivimos hace años, y que son los cimientos del miedo
presente y ante los otros mecanismos que se nos han ofrecido o impuesto. ¿En qué
momento aceptamos que se nos refiera por una profesión o por alguna acción en
que incurrimos? Como chiste está bien, como cuando uno se cae a un charco de
pequeño jugando y durante un tiempo le dicen "charco" o "aquaman", ¿Si? Como
chiste infantil está bien, ¿Pero como determinante para la vida? ¿Cuando
aceptamos, cómo, y por qué, el hecho de depender de un trabajo terrible para
comer? ¿Qué creemos que somos para aceptar cosas como el "contrato social de
Rousseau" y “El Leviatán” de Hobbes a modo de raseros de la experiencia en
sociedad? ¿Qué somos que no dejamos de querer vernos e imponer nuestra
perspectiva en todo lo que pase? ¿Quién soy, carajo, que a pesar de haberme
esforzado tengo pánico de lo que no conozco? ¿Quién eres, y para qué o por qué,
haces lo que haces todos los días? ¿Para comer, para vestirte, para alcanzar lo que
te da un trabajo? ¿No hay nada más?.
Ahora bien, lo mismo aplicará para quienes se dediquen a las artes o las
humanidades. Tal vez, viendo así las cosas, por fuera de los lineamientos morales
de lo bueno y lo malo, podamos evitar justamente caer en esa dinámica polar a la
hora de abordar el devenir con las IA. Hace falta comprender que la experiencia de
vida nunca es solo una cosa u otra, y que de hecho, aunque la forma en que la
veamos sea lógica, evidente y verdadera, no por eso es la única. La literatura y la
heterofenomenología nos enseñan eso. No podemos olvidar tampoco que ha sido el
ser humano quién creó las IA, y si bien cada persona o equipo ha tenido sus
intenciones al crearlos, incluso la mera duda ¿qué pasaría si…? O en otros casos
han sido accidentales. El punto es que como con cualquier otra tecnología o
herramienta (sin desconocer la diferencia entre GATO y un lapicero), es un objeto
continente de sentidos y funciones posibles. La taza sirve para tomar algo, pero hay
quienes la usan como arma, como contenedor de otros elementos, como utensilio
mágico para ver el futuro, o como metáfora o analogía de algún fenómeno social o
natural. Lo hemos dicho ya. El homo-artificialis impone su versión de la realidad
según la capacidad de influir en los demás, la cual está mediada, en parte, por
nuestra incapacidad de generar sentidos propios.
Debo reconocer que incluso yo, apenas hasta muy avanzado el ensayo, caí en
cuenta de nuestra enorme preocupación por el trabajo y otras cosas, pero en ningún
momento he hablado con nadie, ni he escuchado o leído un cuestionamiento por los
vínculos estrechos de pareja, amistades y familia. Claro que con los deathbots
podría abordarse el tema, pero más allá de eso, vale la pena hacer preguntas por la
transformación de las dinámicas vinculares. Nuevamente pregunto ¿Qué pasa con
el tema de las necesidades básicas? ¿Cuál es la función del otro en alguno de los
tres caminos aquí ilustrados con respecto a las IAs? ¿Querremos vernos con
nuestros amigos si tenemos todo a la mano? Seguramente. Pero habrá cambios en
relación con la presencia, con la forma de ver la vida y la forma de responder, y eso
nos convoca a evaluar y transformar los modos de ser y estar con nuestros amigos,
así como con nuestras familias y parejas. Las distancias que se han generado con
las meras redes de la web 2.0 (Imaginense…) son enormes, y han cambiado
nuestra forma de encontrarnos y participar, y seguramente sin decir que sea bueno
ni malo -insisto- habrá cambios capaces hacernos mucho bien o mucho daño según
nos paramos ante ellos. Cuidar los vínculos, ha sido, es y será, un asunto
trascendental, pero que aún así, hemos ido dejando a medida que abandonamos la
pregunta por nosotros mismos. Pero ¿Qué podemos hacer para retomar esta
pregunta, que es sobre todo una herramienta única para posicionarnos ante el
mundo y la vida? Quizá pueda parecernos que sólo sirva como ficción y
entretenimiento, pero quizá siga siendo uno de los mecanismos más potentes. Por
eso. invito a reconocer el arte como una expresión de la realidad que funciona a
cualquier escala. Si bien el arte universal, o lo que conocemos como “bellas artes”
nos da cuenta de elementos que pueden ubicarse en casi cualquier momento
histórico, los matices también son importantes, lo mismo que los tonos; y esos
matices y tonos, se encuentran en el arte local, y si el arte local se ve fortalecido con
nuestro apoyo, quizá tenga recursos para dar con mejores expresiones, más
diversas y más pulidas. No está de más señalar -pudiendo llegar a ser lo más
importante, de hecho- que la gran ventaja del arte es su poder para tocarnos por
otros canales y no sólo la razón. Por mi parte, he cambiado posturas, e iniciado
procesos personales tras ver una obra de teatro como “Ni mierda pal perro” del
Pequeño Teatro o “Mambos y Rezos” de La Pájara Pinta. Si, he cambiado posturas
que no encontraron movimiento en ningún argumento ni racionalización, y muy
seguramente todos tienen una obra, una canción, una película o un libro, que
reconocen como importante en la formación de su carácter y personalidad.
Acercarnos al arte suele también inspirarnos, darnos ideas y movilizarnos. El arte es
como una contracara de la guerra que en lugar de sostenerse en el miedo, se
ampara en el asombro y la confianza.
En segundo lugar -aclaro que este orden es aleatorio y no hay jerarquías- tenemos
a la filosofía, y no me refiero al acto de pensar y ya, porque así como hay muchos
que se consideran artistas por tener expresiones estéticas hay quienes se
consideran filósofos sólo por pensar o dar buenos discursos. No, se trata de un
ejercicio de pensamiento ordenado y direccionado con un método, llámese
mayéutica, analítica, dialéctica, fenomenología, heterofenomenología,
hermenéutica, o de cualquier otra manera. Así pues, hacer filosofía es
primordialmente ocuparse en aprender y aprender bien. Para esto, más allá de
dedicar horas y horas a la reflexión y meditación, recomiendo buscar métodos
filosóficos y empezar explorando de manera objetiva, abordando temas o eventos.
Esto puede hacerse de manera individual, pero recomiendo hacerlo con amigos y
familia para alcanzar el máximo provecho. Pero ¿Para qué podría servirnos esto?
Pues no sé si haya un momento que exija mayor exploración y creación de formas
de aprender y de interpretar las complejas realidades a las que nos enfrentamos.
Atender sólo una línea lógica es condenarnos a la miopía, a la ceguera, y la ceguera
a la que me refiero desemboca en estupidez o en miedo; en ir por ahí creyendo que
nada pasa, o que pasa demasiado, aunque no entendamos nada de eso que
creemos que está o no está pasando. Cabe señalar también que esto de generar
formas de aprender es quizá lo único que, en últimas, puede mantenernos al
margen de perdernos en determinismos y radicalismos frente a los demás y frente a
nosotros mismos. Ahora, como en ninguna otra época, es necesario encontrar
nuevos sentidos a las cosas que vivimos, y frente al frenesí de experiencias que se
presumen ya no bastará con dar significados o restaurarlos: es perentorio
establecer formas de hacerlo.
Esperando que sea esta la sección más breve, a fin de evitar en mí la pretensión de
mercantilizar todo lo dicho antes, me permite exponer el lugar que podríamos
ocupar en todo esto las y los profesionales de la psicología. No me refiero, por
supuesto, al uso de las IA, lo cual es una obviedad si pensamos en la facilidad que
nos ofrecen para la atención a personas con determinada condición y la expansión
del campo laboral. Lo que me interesa es precisamente el acompañamiento en la
búsqueda de respuestas y los retos afectivos que ello implica desde la dimensión
emocional y psíquica. Habrán aspectos de nosotros que no podrán tocarse con la
reflexión (filosofía) ni abrirse con la experiencia estética (arte), y esto se debe
principalmente a que esos caminos los recorremos, en buena medida, a partir un
sentimiento de afinidad que se genera a nivel individual y por influencia de nuestros
círculos sociales. Incluso en las plataformas digitales -muy sabido es esto- orientan
la información que nos llega de acuerdo a nuestros intereses, y hace falta cierto
nivel de conciencia y voluntad para no moverse sólo en razón de ello. En este
sentido, la labor de la psicoterapia es irremplazable; sin que esto implique que todas
las personas lo necesiten en todo momento.
Termino diciendo que esto que acabo de escribir se dirige sobre todo a más colegas
para que se pregunten bien por su tarea, y tomen también una posición menos
obtusa frente a los cambios que se dan. La adaptación -y esto es ya para cada
persona que lo lea- tiene más de una forma, aceptarlo todo no es el único
camino. ¡Desobedezcan!
- Jaime González -
@jaime_gonzalez.palabras