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Diálogo del Negro con Jaime Montero, 6-7-95

Aclaro que estas notas no son producto de apuntes o de una grabación, sino que obedecen a la
memoria, siempre imprecisa, por lo tanto pueden contener muchas cosas no tan exactas.
Luego de la charla con la estructura de Colombia, el Negro me sugiere buscar un lugar en donde
podamos hablar tranquilamente. La charla que tuvimos él y yo, se dio informalmente, no fue propiamente un
monólogo sino un diálogo, por ello hay puntos que no se desarrollan en forma sistemática. Trataré en la
medida de lo posible, de reconstruir lo más fielmente lo hablado.
Le entregué al Negro un libro: “Pensar a Foucault”, en el cual aparece un artículo mío; este texto se hizo
en forma independiente de las influencias de los medios académicos filosóficos. Se hizo mediante el trabajo
de varias personas, entre éstas el hijo de Manuel Cepeda, el senador asesinado el año pasado. Este libro
ha sido concebido como respuesta a la necesidad de construir un ámbito en donde predomine una forma
independiente de debatir y opinar sobre los temas que son de pertinencia actual.
Seguidamente charlamos sobre las dos producciones que he realizado: “Perspectivas sobre el desarrollo
de la intencionalidad” (1991-92) y “Disertaciones críticas sobre algunos conceptos del pensamiento siloísta”
(1992). Me pregunta Mario acerca de qué voy a hacer sobre ellas, le comento que la segunda en realidad ya
está terminada y llega en sus apreciaciones hasta Contribuciones al Pensamiento. La primera está
inconclusa ya que según lo planteado consta de varias partes de las cuales dos están elaboradas y otras
dos por hacer. La idea es concluirla e iniciar otras no definidas aún, pero que sin duda se relacionarán con
las perspectivas abiertas por el Movimiento que son muy amplias.
La idea que tengo -le comento al Negro- es seguir adelante con esta tarea; le pregunto acerca de qué
forma es conveniente escribir y qué límites se van a colocar. Me responde que no hay ninguna limitante, que
me ocupe de eso del pensar y de nada más, nada de estructura, ni de apoyo, ni de administrativo... “debes
estar en eso y con resolución; con mucha fuerza, sobre todo con mucha fuerza, no hay que hacerle
reverencia a nadie, ninguna concesión con el sistema”. Ya que en estos momentos dada la
desestructuración, no se dan soluciones en los ámbitos filosóficos; ni en los medios académicos hay un
compromiso real con el cambio. En muchos de ellos hay gran pesimismo sobre lo venidero y siguen
encerrados en sus climas, fue el caso de Nietzsche, persona muy atormentada con los fantasmas, aterrado
de lo que estaba descubriendo en su época.
J: Pero para desarrollar las investigaciones que pretendo realizar me gustaría Negro, me comentaras
acerca de algunas cosas... Sobre el tema de la muerte que es algo que ronda permanentemente en la
cabeza de muchas personas, no solo la muerte que normalmente se acepta sin más, sino también el temor
a la pérdida de lo que se quiere, del empleo, del abandono de la pareja, etc... es una forma de temor a la
muerte. ¿Es real la muerte?
Me responde que no es más que un espejismo, una ilusión, una verdadera beatería de lo thanático.
¿Qué es eso? -dice- “he tratado y he hecho el esfuerzo en creer en la muerte pero no he podido, es algo
absurdo”. El hombre es un destino, una fuerza poderosa que busca cumplirse en lo humano; lo humano es
esa oportunidad de cumplir ese destino, aquí no se está hablando desde ningún punto de vista de una teoría
reencarnacionista, es otra cosa lo que se explica. Ese destino es precisamente la unión de las
subjetividades de los seres humanos, que van en una dirección que trasciende lo meramente epocal.
Le pregunto, que pasa con la muerte y dice que no es más que un tránsito. ¿Un tránsito hacia dónde?, le
pregunto.
N: No se puede pensar aquí con las categorías habituales espacio temporales, no hay una causalidad,
como se entiende cotidianamente; habría que revisar muy detenidamente eso, pues no funciona así.
Le pregunto: ¿Si el ser humano es un destino que debe cumplirse, una persona entonces, no nace
accidentalmente en un determinado lugar, sino que se cuenta con unas condiciones en las cuales se tiene
que cumplir dicho destino?
Sí..., -dice-, yo creo eso, el ser humano nace en un lugar específico para cumplir su destino.
J: Pero, ¿qué es lo humano?
N: “Es un tránsito de Dios”.
J: Negro, ¿qué es Dios para ti?
N: Es algo muy abstracto. Es precisamente eso de lo que hemos estado hablando. Esa fuerza que
impulsa.
Hace mención a Heidegger en donde se plantea el tema del ser y de los entes. Lo que se percibe son los
entes, las factualidades que están ahí delante, el ser es el fundamento de los entes, lo que permite los
entes, pero para captar el ser hay que silenciar los entes, hay que hacer silencio interno, es además la
disposición para abordar los proyectos y también las investigaciones teóricas que se llevan adelante, no hay
que dejar que las compulsiones decidan y hagan sus cosas. En el silencio es en donde se manifiesta el ser.
Le pregunto, ¿si Dios es un tránsito, entonces va para alguna parte? Ríe y dice que eso no es así, pues
es una interpretación darwinista, no se puede ver ésto de ese modo. Es lo mismo que con el tema de la
muerte, ese “tránsito” no va a ninguna parte, no hay lugar ni tiempo en el sentido habitual. No podemos
seguir pensando con esas categorías ya en desuso que muestran solamente lo mecánico que interpreta la

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conciencia fragmentada. Lo que ocurre en estos momentos puede ser motivo de preocupación, pero no hay
que preocuparse demasiado de lo que está pasando en este momento, eso sí, actuar con resolución; no es
más que una situación provicional bastante difícil pero de la cual el ser humano va a salir beneficiado.
Yo le digo que él es una persona muy optimista siempre, y dice que lo es, ya que no cree en el
catastrofismo. Le digo que puede uno tomar tres posturas al respecto, una de ellas es la de la catástrofe, la
otra es la de decir que todo va a mejorar para no preocupar a nadie, otra es la tuya, ¡muy optimista! Pero
con un conocimiento y una certeza directa.
J: Creo interpretar en ésto, la certidumbre de un macro proyecto que no es simplemente intelectual, sino
producto de la experiencia directa en el destino humano.
N: En todas las épocas han habido dificultades serias, ahora es muy especial pues ya no se pueden traer
modelos viejos y adaptarlos, se ha llegado a un agotamiento con respecto de lo anterior, de saturación de
los puntos de vista y lo que prima es la fragmentación y el pesimismo. Pero a pesar de ello, se puede
observar la tendencia en la ciencia, en la política y en general en los grupos humanos a la búsqueda de
unidad, el deseo de algo coherente, lo difícil es que no puede ser la repetición de lo anterior. Lo nuevo es lo
que siempre se ha manifestado, eso es precisamente el humanismo universalista; esa fuerza que ha
estado en todas las épocas y que lleva a los seres humanos a trascender los problemas epocales y
conectarse con algo que permite la unión de la subjetividad.
El sentimiento de lo humano es precisamente ese ver un proyecto que no se aniquila en lo provisional.
Lo que necesitamos es despertar de la ilusión del final; darle a la gente lo que está buscando, darle fuerza.
Esa fuerza en este momento no se ha podido despertar en forma suficiente en la gente del Movimiento, pero
ya llegará el momento, no hay que tener impaciencia.
Le pregunto sobre lo que él entiende por Nación Humana Universal. Responde que es un proyecto
hacia el cual nos encaminamos, es un emplazamiento mental respecto del ser humano y la convivencia. “Es
dar la posibilidad a ese pegamento que es lo humano”. Le digo que si es algo así como la realidad virtual
respecto de lo humano; pues creo entender, es un emplazamiento mental. Sí, es algo así -responde. Nos
movemos hacia allá. Ese es el proyecto, en esa medida somos originales.
Le pregunto que si uno se distrae y no lleva a cabo ese..., ¿qué pasa? Dice que nada, que se da vueltas
hasta cumplir con ese destino, pero no es el volver a otra vida o cosas por el estilo. Le pregunto que si eso
tiene que ver con la creencia; dice que sí, es lo que se ha construido lo que lleva o lo detiene en un
determinado punto... La creencia es algo muy importante, pues de todo lo que pasa en las distintas épocas
es producto de la creencia, se han cosificado las personas, solo se ven los entes, no lo que está por debajo
de éstos, lo que le da sentido.
La ciencia actual padece el mismo mal de la época, está fragmentada, se ha especializado tanto que ya
no se sabe para donde va. Coloca el ejemplo de la célula en donde se han especializado en particularidades
ínfimas, que ya no se sabe para que sirve.
J: Husserl en una de sus apreciaciones acerca del yo lo define como el conjunto de sus creencias; es
decir, lo que se ha construido de sí.
N: Sí, pero hay algo más que eso, lo habitual es quedarse en lo epocal y perderse en el reino de las
compulsiones dadas por el sistema, eso produce una contradicción. Los inconvenientes bienvenidos sean,
las contradicciones desembocan en el pesimismo y cierran el panorama, llevándolo en círculos. Lo que está
más allá y más acá es esa fuerza que se ha llamado humanismo universalista. Le pregunto al Negro, acerca
de la pérdida de energía, el sentir que no se puede. Me responde que eso es producto de la época, de la
fragmentación, la energía se difunde y no se concentra, de ahí la importancia de tener atención y así
concentrar, un centro de gravedad es lo que se necesita, una referencia sólida.
Vuelvo a Husserl y le digo que precisamente el yo trascendental en Husserrl se lo puede relacionar con
lo anterior, pues el yo empírico lo que ve son entes, factualidades, y se queda en lo inmediato; es el yo que
no sabe de sí. El descubrir el yo trascendental es trascender ese inmediatismo y conectarse con lo que
Husserl llama lo trscendental. Que se reconoce como proyecto de la humanidad. Responde que por ahí es
la cosa, pues lo que se ha llamado la intencionalidad y tiene que ver con el cumplimiento de ese destino de
la humanidad.
Le pregunto que si este proyecto que se orienta y permite el cumplimiento de ese destino del ser humano
y de los pueblos, que se orienta hacia lo luminoso no tiene otra fuerza que igualmente se encamine en el
sentido contrario, le preguntaba en relación con el bien y el mal. Me dice que no existe sino una fuerza que
va al cumplimiento de su destino, que lo que pasa es que tiene desviaciones, se va por laberintos.
“Eso del bien y del mal es una historia, una creencia, no algo que tenga existencia óntica” (lo que está
ahí delante). Coloca el ejemplo de la electricidad que puede ser usada en diversos casos para beneficiar a
los seres humanos, pero también en la silla eléctrica. El ser humano es el que le da dirección a esa fuerza.
Entonces no hay que creer ni en la muerte ni en el catastrofismo de la época, dejar esa beatería en ese
tipo de creencias y más bien poner en marcha el proyecto y poderle dar a la gente lo que está buscando,
aquello que está renaciendo siempre nuevo, que es lo que nosotros llamamos humanismo universalista.
Después de todo es sobre lo que hemos estado hablando en estos años.

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