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1.- INTRODUCCION:
La Organización Mundial de la Salud considera a la SALUD SEXUAL como "la integración de aspectos
somáticos, afectivos e intelectuales del ser sexuado, de tal modo que de ella derive el enriquecimiento y el
desarrollo de la persona humana, la comunicación y el amor."
Todos somos sexuados; somos varones o mujeres según nuestros cromosomas sean XY o XX
respectivamente. (Esto es así en la mayoría de las personas, ya que pueden darse -excepcionalmente-
situaciones particulares).
Cuando nacemos, ese sexo biológico nos es asignado -psicológica y socialmente- como masculino o
femenino, y somos así criados acorde a circunstancias familiares, sociales y culturales. En ese sentido
recordemos los escarpines rosas y las muñecas para las nenas y los escarpines celestes y los autitos para los
varones, como el inicio de una larga lista de lo que se espera socialmente del desempeño de cada sexo. De
esta manera iniciamos nuestro Proceso de sexuación o de "hacernos" sexuales; es decir, ir sintiéndonos
varones o mujeres e ir aceptando plenamente nuestra identidad sexual.
La sexualidad es una energía vital que nos acompaña desde la concepción hasta muerte; es parte de
nuestra personalidad; es la calidad con que cada persona vive su condición de hombre o mujer en relación con
los demás. Cada uno de nosotros tenemos una manera particular de manifestar y vivir nuestra sexualidad.
La genitalidad, el placer obtenido por la estimulación de los genitales, forma parte de la sexualidad pero
no la abarca totalmente.
A lo largo de la vida vamos aprendiendo a ser sexuales, y vamos expresando nuestra sexualidad de
modos diferentes en cada momento evolutivo y en relación a lo ya vivido en otros momentos evolutivos. Es por
esto que el modo de acercamiento a nuestros hijos o pareja manifiesta aspectos de nuestra sexualidad que
comenzaron a gestarse en nuestra infancia.
A través de nuestra modalidad sexual manifestamos afecto, nos comunicamos, reafirmamos nuestra
identidad y nuestra autoestima, pero también podemos manifestar frustraciones, angustias, luchas conyugales,
agresión, venganzas, conveniencias económicas. La sexualidad es un motor de nuestras acciones,
actitudes, sentimientos y de nuestros vínculos con los demás; por ello, saber sobre sexualidad es saber sobre
nosotros mismos.
PREADOLESCENCIA: 10 a 13 años.
Aclaración previa:
En el Proceso de sexuación interjuegan permanentemente instancias biológicas, psicológicas, sociales
y culturales. En ese sentido, cuando describimos un período evolutivo lo estamos haciendo desde una media
poblacional, social y cultural. Podemos generalizar, pero debemos poner cuidado cuando consideramos a
sectores sociales que escapan a esa media.
En general, en los sectores populares se observa que las manifestaciones sexuales se adelantan en la
edad, ya que ante la aparición de los cambios fisiológicos de la pubertad, los estímulos externos empujan hacia
una actuación sexual más temprana.
En la infancia marginada, las etapas que habitualmente describimos se funden y confunden. La falta de
red familiar, de personas significativas que ocupen los roles tradicionales que sostienen el crecimiento hacen
que estos "niños adultos" adquieran rápidamente actitudes que los exponen a mayores riesgos: prostitución
infantil, violencia, abusos, enfermedades transmisibles sexualmente.
En los sectores medios se produce una "moratoria psicosexual", es decir, que aunque un sujeto de
11/12 años esté fisiológicamente maduro, su maduración psicosexual se completará a los 18/20 años, y por lo
tanto actuará en consecuencia con esa última edad.
Definiendo términos:
La pubertad se refiere al período en que se manifiestan los cambios físicos de la maduración sexual
(entre los 12 y 18 años aproximadamente).
La prepubertad se refiere al período inmediato anterior al desarrollo de los caracteres sexuales
primarios y secundarios (10 y 12/13 años).
La adolescencia se refiere a los procesos psicológicos de adaptación.
La preadolescencia acompaña a la pubertad, pero puede prolongarse por mucho tiempo,
independientemente de la progresión de la maduración física, por dificultades en la adaptació na
los cambios.
Características de la preadolescencia:
El aumento cualitativo de los impulsos lleva a un resurgimiento de la pregenitalidad, produciéndose una
regresión a las conductas habituales de los 2 o 3 años de vida (oposicionismo, rebeldía, terquedad,
exhibicionismo, gusto por la suciedad y el desorden o su reacción opuesta, etc.). El chico de este período es
más inaccesible y es más difícil de controlar.
Sobresale su preocupación por los órganos sexuales, su función, integridad y protección. En este
período no se interesa aún por relacionar sus genitales con situaciones amorosas y su satisfacción.
Demuestran su curiosidad sexual a través de chistes, secretos y cuchicheos.
Es habitual el interés por coleccionar objetos o formar grupos.
Suelen aparecer síntomas transitorios como descarga de tensión: miedos, tics nerviosos, dolores de
cabeza, de estómago, comerse las uñas, tartamudear, jugar con sus cabellos, tocar constantemente todas las
cosas.
Progresivamente los chicos comienzan a probar nuevos comportamientos abandonando los de su
niñez, por lo cual se manifiestan con inestabilidad en sus conductas y emociones, que variarán de un chico a
otro y aún en un mismo chico.
La estimulación de los genitales es una actividad que se realiza naturalmente desde el nacimiento.
Somos los adultos los que la significamos como positiva o negativa ante los niños. Durante este período los
chicos la realizan en la intimidad, como modo de sentir placer, de canalizar ansiedades y de conocer su propio
cuerpo; pero la masturbación no alcanza aún la imperiosidad de la adolescencia.
Los varones se relacionan casi exclusivamente con compañeros del mismo sexo. Son agresivos con
las mujeres de su edad, las atacan, tratan de evitarlas, se muestran presumidos y burlones. Expresan sus
impulsos pregenitales a través de una gran inquietud motora, voracidad, actitudes sádicas, actividades anales
(lenguaje obsceno, rechazo por la limpieza, gusto por los olores, habilidad en la producción onomatopéyica y
de ruidos) y juegos fálicos exhibicionistas.
La chicas en su segunda infancia ya habían realizado una represión masiva de su pregenitalidad, por lo
cual se dirigen más abiertamente al sexo opuesto; se muestran agresivas y seductoras en el juego del
pseudoamor. Su mayor conflicto se manifiesta con la madre, necesitando "liberarse" de ella. Realizan una
orientación decisiva hacia la realidad, adaptándose a ella. Se manifiestan como "señoritas", aceptando normas
y comportándose adecuadamente a lo que se espera de ellas.
Recordemos: La identidad sexual continúa reafirmándose y reestructurándose a lo largo de toda la vida. Los
cambios políticos, económicos y sociales, las modas y las diversas crisis vitales (casamiento, nacimiento de los
hijos, divorcio, climaterio, etc.) vuelven a hacer entrar en conflicto al sujeto, el cual se replantea su postura ante
la vida, sus valores y su sexualidad.
BIBLIOGRAFIA:
- Blos, Peter. Psicoanálisis de la adolescencia. Ed. Mortiz. M‚xico. 1971.
- Escardó, Florencio. Sexología de la familia. Ed. El Ateneo. Bs.As. 1961.
- Flores Colombino, Andrés. Educación Sexual. Ed. Dismar. Montevideo. 1991.
- García Fernández, José. Guía práctica de educación sexual para el educador. Ed. Medusa. Pamplona.
España. 1990.
- Martínez Verdier, Virginia; Fernández, Gloria; Seglin, Carlos A. Educación para el amor y la salud sexual:
Porqué, para qué, cómo, cuándo y dónde. Jornada Implicancia de la sexualidad en el trabajo con menores.
Consejo Nacional del Menor y la Familia. Bs.As. 1996.
- Pomiés, J. y Entel, A. La educación sexual de 0 a 18 años. Ed. Vivir. Bs.As. 1986
La Sexología es una disciplina científica y humanística que estudia a la sexualidad dentro de una
perspectiva biológica, psicológica, social y cultural, en sus aspectos funcionales, disfuncionales y patológicos.
A diferencia de otras ramas del saber, que se caracterizan por su método de abordaje, la Sexología
se define por su objeto de estudio, la sexualidad; por ello es ecléctica y multidisciplinaria. Diversas disciplinas
aportan a su desarrollo para la comprensión y el abordaje de la sexualidad y sus manifestaciones.. Entre otras,
la Psicología, la Medicina, la Biología, la Antropología, la Sociología, la Filosofía, la Historia, etc.
La Sexología abarca dos áreas de trabajo: la Clínica y la Educación Sexual. Aunque ambos
campos cuentan con técnicas específicas de abordaje y son desarrollados por disciplinas diversas, tienen
puntos de contacto fundamentales que nos hace pensar que la integración manifiesta de ambas prácticas
permite una mayor resolución de las dificultades sexuales.
EDUCACIÓN SEXUAL:
La Educación Sexual es un campo compartido con diversas profesiones de las áreas de la salud y
la educación. El terapeuta sexual (psicólogo o médico) también encuentra en él la posibilidad de ayudar a
prevenir problemáticas sexuales y emocionales provenientes de una deficiente o negativa educación de la
sexualidad.
Sus inicios se remontan a la década del 50, en la que organismos internacionales y algunas Naciones
comenzaron a preocuparse por la superpoblación mundial, lo que llevó a investigar y a promover la
planificación familiar a niveles masivos.
El objetivo principal de la Educación sexual es lograr que cada persona integre de un modo armónico y
positivo su dimensión sexual dentro del conjunto de su personalidad y de sus relaciones, y que ésta sea un
factor de crecimiento, maduración y bienestar. En este sentido, la educación apunta a la Prevención de la
enfermedad y promoción de la salud.
Los objetivos generales de la Educación Sexual incluyen la adquisición de conocimientos, el estímulo
de la solidaridad, el respeto y el afecto, la estructuración sana de la identidad, la formación de un sistema de
valores sexuales que permita la libertad y la coherencia en las conductas cotidianas, el aprendizaje de acciones
determinadas para la prevención y el abordaje de graves problemas como la violencia, el abuso y la
explotación sexual infantil.
Los objetivos específicos de la Educación Sexual se delinean de acuerdo a las edades, desde el
Jardín de Infantes hasta el último año de la Escuela secundaria. Así mismo, los niveles Terciarios y
Universitarios de las Carreras de la Salud, la Educación y las Ciencias Sociales también deberían incluir en sus
programas la temática de la sexualidad, para que sus graduados puedan realmente transmitir salud sexual a
sus asistidos.
La Educación Sexual (en sentido amplio) es parte de la educación general y de la formación integral
de la persona. Se realiza una transmisión involuntaria de valores a través del intercambio de experiencias,
conocimientos, actitudes sexuales dentro de un mismo grupo social.
La Educación sexual es una forma especial de educación y está delineada por los mismos conceptos y
metodologías de la educación general. Por ello es necesario tener en cuenta que EDUCAR ES:
• Enseñar.
• Formar.
• Encaminar.
• Conducir.
• Ayudar a :
- desarrollar cualidades.
- cultivar facultades.
- corregir defectos.
• Un desafío: las situaciones problemáticas, las inquietudes, las angustias y aspiraciones son las materia
prima del Proceso Educativo.
• Ubicar la información dentro de una Escala de Valores fundamentales.
• Permitir la elección libre y responsable de pautas de conducta, pudiendo optar entre diversas alternativas.
• Un proceso que convierte al educador en educando. Es imposible enseñar sin aprender.
• Un proceso de descubrimiento.
• Transformar la realidad. El educando es el protagonista de esa transformación.
• Enfrentar ansiedades y obstáculos, desestructurando lo previo y conocido, y generando una nueva
estructuración y ordenamiento.
• Promover la formulación de interrogantes, la búsqueda de caminos alternativos y no de productos
terminados.
En sentido estricto, la Educación Sexual es el proceso formativo intencionado por el cual la persona
adquiere conocimientos y valores que lo capacitan para optar entre comportamientos y actitudes sexuales, que
le permitan alcanzar un desarrollo personal y social armónico en lo afectivo, placentero y reproductivo, con
libertad y responsabilidad, convirtiéndose en protagonista de su propio crecimiento.
La Educación Sexual compromete opciones ideológicas, éticas, religiosas y filosóficas, por eso
educar sexualmente implica educar para: - El ser. - La autoconciencia y la responsabilidad. - El desarrollo
personal y social equilibrado. - El amor y la vida.