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Unidad 1

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LA EDUCACIÓN COMO FENÓMENO


SOCIOHISTÓRICO. BASES FILOSÓFICAS,
ANTROPOLÓGICAS Y SOCIOLÓGICAS DE LA
EDUCACIÓN

Ideas claves de la Unidad 1


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Índice

Tabla de contenido
DESARROLLO 3
I. 3
Filosofía de la educación y otros saberes pedagógicos 3
Relación educación – sociedad 5
La Pedagogía como ciencia 7
Labor profesional del docente 8
Las cualidades y competencias del docente 9
II. 10
Los fines y objetivos de la educación en el Ecuador 10
Sistemas y niveles educativos en el Ecuador 11
Concepción curricular de la educación en el Ecuador 15
III. 16
La Antropología de la Educación 16
La Antropología de la Educación y los procesos de aculturación y transculturación 17
La educación intercultural en el contexto educativo ecuatoriano 18
IV. 20
La Sociología de la Educación 20
La escuela como agencia de interacción con la familia y la comunidad 21
La educación en valores 23
BIBLIOGRAFÍA 28
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DESARROLLO
I. Las ciencias de la educación. La Filosofía de la educación como
plataforma gnoseológica del proceso pedagógico
La reflexión en torno al concepto Ciencias de la Educación no supone referirse a comportamientos
estancos e independientes; tampoco se trata de establecer conexiones fidedignas y formalizadas,
aunque, la verdad, al incidir todas ellas en un aspecto común (La educación) muestra puntos y
núcleos de conexión y ocurrencia. Se entiende, por lo tanto, como Ciencias de la Educación a todas
las disciplinas interesadas en el estudio científico de los distintos aspectos de la educación en
sociedades y culturas determinadas.
Las Ciencias de la Educación abarcan el problema educativo desde múltiples objetos y
metodologías, debido en parte al afán especializador y también al interés que otras disciplinas
mostraban por las cuestiones educativas, surgiendo, en consecuencia, múltiples enfoques, que
pronto exigieron un espacio propio aunque no una fundamentación epistemológica diferenciada.
Al detenerse en alguna de estas Ciencias de la educación, al menos las que tienen un mayor
desarrollo aunque no se deben desconocer las demás. En la bibliografía se registran como tales las
siguientes: Filosofía de la Educación, Sociología de la Educación, Historia de la Educación,
Tecnología Educativa, Estadística Educacional, Psicología de la Educación, Metodología de la
Investigación Educativa, Planeamiento Educacional, Antropología y Etnología Educativas, Dirección
Científica de la Educación, Economía Educacional y Pedagogía.
En este último caso se prefiere hablar de Ciencias Pedagógicas que constituyen el centro de las
Ciencias de la Educación y que a su vez cuentan con la Historia de la Pedagogía, la Pedagogía
Comparada, la Pedagogía Especial, la Informática Educacional, la Metodología de la Investigación
Pedagógica, la Didáctica General y las Especiales, la Higiene educacional y la Dirección y
Organización Educacional, la Ética Pedagógica, y la Estadística Educacional, entre otras.
Algunas de ellas, en el proceso de integración y diferenciación, se relacionan con ciencias
económicas, médicas, naturales, técnicas y otras ciencias sociales. Es por ello que resulta tan
complejo determinar de manera cerrada cuáles son las Ciencias de la Educación puesto que en la
medida en que avance el enfoque científico de esta esfera, como el de otras en la sociedad, pueden
surgir nuevas ciencias con nuevos objetos para sistematizar, explicar y transformar la realidad
(Román, 2018).

Filosofía de la educación y otros saberes pedagógicos


Desde la modernidad, la Filosofía y la Educación se presentan como dispositivos separados, tanto
en el mundo académico como fuera de él, tanto que una materia como la presente se hace
necesaria: Filosofía de la Educación. Su nombre, incluso, parece suponer una relación de
exterioridad entre una y otra: una cosa sería la educación; otra cosa, la filosofía que, desde fuera
de la primera, permitiría darle algo así como fundamentos, sentidos, argumentos, conceptos,
unidad. Desde la antigüedad, algunos pretenden incluso poner a la filosofía por encima de la
educación, como si aquella fuera de mayor valor o jerarquía.
La Filosofía de la Educación pretende una comprensión fundamental, sistemática y crítica del hecho
educativo. Este carácter específicamente filosófico de la asignatura, distinto del que ofrece una
Teoría General de la Educación, debe despertar en el estudiante un claro asombro investigador,
una perplejidad activa y una reflexión en profundidad que permitan conocer el hecho educativo
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desde sus presupuestos antropológicos y filosóficos. Tarea no fácil, pero tarea posiblemente
gratificante y necesaria.
Esta disciplina estudia el comportamiento de la educación a la luz de las leyes que regulan el
desarrollo de la sociedad humana, desde que el hombre apareció en la tierra, hasta el momento
actual y de las que gobierna cada formación económica-intermedio social en particular; disciplina
que además, estudia las diferentes concepciones del mundo y la formas como ellas conciben el
hecho educativo, en sus elementos y movimientos fundamentales.
La Filosofía de la Educación puede considerarse como el saber teleológico de la educación. La
consideración de la finalidad conforma nuestra disciplina, de manera que no sólo consta del estudio
del fin de la educación, sino también del estudio del sujeto y de la propia acción educativa, pero
contempladas desde la perspectiva de la finalidad. ¿Para qué se educa? Tal es la cuestión última
en la Filosofía de la Educación.
La filosofía de la educación trata de comprender o interpretar la educación en relación con la realidad
sin perder el punto de vista de esta realidad, reflexiona sobre su naturaleza, esencia y valores de la
educación. El hombre es el único ser educable. Este ser es simultáneamente biológico, psíquico y
social. Pero no lo es en forma pasiva sino activa. Está frente al mundo provisto de una actividad
espiritual, de una concepción de la vida. A través de esta idea básica encuentra la explicación de
muchos "por qué", aparte de la posibilidad de enfocar a la realidad como a un todo. En primera
instancia la filosofía es, pues, una concepción del mundo y de la vida que repercute sobre la
conducta. Esto sucede no sólo con la filosofía de los "filósofos profesionales", sino también con la
"filosofía" del hombre común.
Toda teoría filosófica conduce a una actitud e intenta explicar unitariamente la realidad. Por eso dice
que la filosofía es una reflexión totalizadora en cuyo campo entran tanto lo natural como lo humano.
De lo dicho se deriva la importancia de la filosofía para la educación. Si ésta pretende formar al
hombre en su integridad, ¿quién más que la filosofía puede darle una idea de esa integridad? El
educador no puede emprender su misión, si antes no se ha trazado por lo menos un esbozo del
punto a que se debe llegar, es decir una "imagen" del hombre a formar. Por eso, esencialmente, la
filosofía que fundamente la acción educativa debe ser una "filosofía de lo humano".
La Filosofía de la educación, tiene por objeto la formación humana en su máxima expresión, es
decir, preparar al ser humano para el trabajo creador y la vida con sentido. En sí misma es una
cosmovisión en torno al hombre en relación con el mundo, concretado en un pensar, un sentir y un
actuar, mediado por la comunicación (intersubjetividad), y con ello, una visión cósmica de la relación
hombre – naturaleza, en tanto proceso cultural donde éste (el hombre) se naturaliza y la naturaleza,
se humaniza. Este proceso se compendia y concreta en la cultura.
La filosofía de la educación tiene por objetivos:
● Determinar la esencia y significado de la educación
● Determinar los fines de la educación en función de la vida.
Se considera que la Filosofía de la Educación guía la teoría y la práctica en tres direcciones:
● Ordena los hallazgos de las disciplinas importantes para la educación, incluso los de la
educación misma dentro de un criterio cabal del hombre y de la educación que le conviene.
● Examina y recomienda los fines y medios generales del proceso educativo.
● Aclara y coordina los conceptos educativos básicos.
También, cuando se habla de los objetivos de la Filosofía de la Educación los autores hablan
específicamente del sentido u objeto de trabajo de la misma en lo que respecta al análisis del
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lenguaje educativo, al sentido del proceso educativo, a la estructura educativa del hombre, a la
reflexión epistemológica sobre los métodos y resultados de las Ciencias de la Educación y a la
contribución lógico metodológica de la relación de los modelos y procesos de la investigación
educativa.
La Filosofía de la Educación se apoya en principios que la sustentan teóricamente a saber: su
carácter sistémico, histórico, multifuncional, humanista y de reflejo conceptual generalizador.
El carácter multifuncional se refiere a que en su análisis se requiere de la consideración de los
diferentes aspectos filosóficos que atañen al fenómeno educativo en sí mismo como objeto de
investigación y valoración.
El carácter sistémico como principio se apoya en que la consideración multifuncional se realiza
coordinadamente de forma tal que cada uno de los elementos es parte del todo y la alteración o
cambio de enfoque de alguno de ellos afecta al resto.
El carácter histórico se manifiesta en tanto el momento específico de insertarse en el análisis social
se condiciona por los sucesos, acontecimientos y enfoques de época que determinan la naturaleza
del hombre a formar como fin básico de la educación.
El humanismo se fundamenta en el hecho de que todo sistema educacional supone la formación de
un ideal humano y la consideración de todos los factores que inciden en él como línea directriz del
análisis y conformación de los basamentos teóricos y prácticos de la concepción que se asuma.
El reflejo conceptual totalizador se justifica como principio a partir de la multifuncionalidad y
sistematicidad de la teoría, ya que concreta, de manera generalizadora, en criterios valorativos, la
actuación profesional del maestro en la consecución de los objetivos educacionales a tenor de una
política determinada

Relación educación – sociedad


En primer lugar, definiremos los dos conceptos. La educación se entiende como un instrumento que
facilita a los ciudadanos la construcción y el desarrollo de unas capacidades para actuar y participar
en la sociedad. Por ello el objetivo de la educación es la construcción de la identidad de las personas
y la integración en la sociedad del individuo. La sociedad se puede definir como la agrupación de
individuos con la intención de cumplir con los fines de la vida.
La relación entre educación y sociedad ha existido siempre, ya que la sociedad contribuye a la
educación de las personas. Esto quiere decir que no puede existir una buena sociedad, sin una
buena educación. La sociedad y la educación forman el carácter de la persona.
Las relaciones entre la educación y la sociedad deben analizarse en dos planos diferentes entre sí:
en primer lugar la influencia de la sociedad como base objetiva del proceso de educación del
individuo, con el fin de lograr su integración al contexto social; en segundo lugar la influencia de la
Educación en el proceso de desarrollo de la sociedad, entendiendo a la primera tanto como factor
del progreso económico y científico-técnico de la sociedad, como también factor de desarrollo de la
cultura, de los valores éticos y en definitiva, del crecimiento espiritual de la misma sociedad.
La educación es a la vez producto de la sociedad y productora de esa misma sociedad. De esta
manera, las influencias entre la sociedad y la Educación sólo pueden entenderse como una
interacción recíproca, una interdependencia que se manifiesta compleja y diversa.
Para que el funcionamiento de la escuela sea el correcto se debe amoldar a la sociedad del
momento y al entorno social y cultural que la rodea. Por eso se puede decir que la educación está
en constante cambio, por ejemplo, actualmente la escuela debe adaptarse a la sociedad de la
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comunicación y la información, por ejemplo, con el uso de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación dentro del aula, ya que son muy importantes para el futuro de los alumnos.
También es importante involucrar a las familias en la escuela, ya que son una parte esencial en el
aprendizaje de los niños, les enseñan valores a través de las experiencias que viven en la unidad
familiar. Una depende de la otra, necesitan tener una relación estrecha y eficaz, porque deben ir
cambiando y adaptándose una a la otra según los cambios que se vayan viviendo.
Al respecto refiere Martí et al (2008), la función social de la educación como preservadora,
estabilizadora y controladora de la existente situación social permite transmitir, conservar, promover
y consolidar los patrones de conducta, las ideas y valores socialmente aceptados, creándose en
este proceso una cualidad superior, traducida en nuevos valores para la interpretación de nuevas
realidades que construye cada generación. Para cumplir sus funciones sociales las categorías
calidad y pertinencia serán claves si se busca construir un nuevo escenario educativo en cualquier
sociedad.
La educación debiera permitir que el hombre se integre plenamente en el contexto social en que
vive y a la vez se desarrolle. Esta doble exigencia de autodesarrollo e integración, no puede
satisfacerse por completo a menos que el individuo sea capaz de conocer y comprender su realidad
social, así como las instituciones legales, cívicas y políticas que lo rodean; pero además,
desarrollarse integralmente, de manera de interactuar positivamente con dichas instituciones.
Existe un aspecto de la educación general del individuo, que se realiza dentro de las instituciones
clásicas educativas –como tales instituciones sociales– como la familia y la escuela. La educación
del sujeto es una empresa social y se inicia en la relación comunicativa con la familia, el referente
primigenio de identificación emocional que lo abre a su conexión con el mundo, sobre el que se
configura la conciencia individual.
Si bien la formación familiar tiene enorme impacto en la futura adaptación social de sus miembros,
debido a que la familia en la actualidad ha variado sus funciones, a la institución educativa le asiste
más que nunca, el desafío de perfeccionar la formación social de sus miembros.
De esta manera, los profesores son los principales agentes formativos que preparan a los sujetos
para la vida comunitaria, al encargarse durante toda la escolaridad de la formación integral de sus
miembros. Por tanto, su labor no se reduce a sólo incrementar la adquisición de conocimientos, sino
que son los responsables de afianzar actitudes y conductas democráticas, de manera de equipar al
conjunto, para afrontar la vida e intervenirla. Función formativa de la educación Hemos resaltado
cómo la educación estabiliza a la sociedad, y las diversas formas en que la sociedad depende de
la educación como instrumento para conseguir dicha estabilidad. De esta manera, a la educación
le asiste tanto un rol innovador como social. Innovador, por cuanto se abre a la transformación, y
social, porque ejerce una función conservadora de cultura, tratando de adaptar a los sujetos al
medio.
Que la cultura y el medio interactúen con el individuo, instala una demanda que a la educación le
asiste responder: formar individuos integrales, capaces de reflexionar críticamente acerca de su
propio rol en la sociedad.
En el precedente contexto, a los profesores les asiste la responsabilidad de educar en conocimiento
y valores, y promover cierto ideal de calidad de vida, en concordancia con los valores socioculturales
del conglomerado al que pertenecen. Para ello, deben trabajar en intervenir la realidad
socioeducativa, con el fin de formar individuos íntegros, activos en la gestión del conocimiento, con
capacidad de trabajo en inclusión, autónomos y diligentes agentes de cambio, y a la vez, reflexivos
en cuanto a analizar su realidad y los mensajes que la construyen.
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La Pedagogía como ciencia


La pedagogía es una ciencia que posee un objeto de estudio, un sistema de categorías, leyes y
principios que se perfecciona en medio de una variedad de terminología, dispersa, contradictoria e
imprecisa. Acerca de su objeto de estudio existen criterios que evidencian la falta de unidad y de
integración teórica en torno al asunto. Una situación parecida ocurre con el resto de los
componentes del tema que se desarrolla. Las categorías y los principios son menos tratados. Las
leyes son abordadas con más insistencia, aunque con menos profundidad, y aparecen más ligadas
a la didáctica que a la pedagogía, una especie de sugerencia equivocada de que ambas son lo
mismo y no lo son, cada una tiene su propia esencia, objeto de estudio, función y sistema teórico
en pleno desarrollo (Abreu et al., 2021).
Los estudiosos no concuerdan ni han encontrado un punto de equilibrio acerca del objeto de estudio
de la Pedagogía. Para unos el centro de atención de la pedagogía es la educación en sentido
general, otros afirman que es el proceso docente educativo, algunos que es el proceso de
enseñanza-aprendizaje, no faltan quienes dicen que trata aspectos relacionados con el proceso de
aprendizaje a solas, tampoco aquellos plantean que consiste en la educabilidad del hombre ni los
que aseguran que es el proceso de enseñanza-estudio-aprendizaje.
Respecto a las categorías, se considera que la educación e instrucción, la formación y el desarrollo
y la comunicación y la actividad son esenciales dentro del desarrollo del proceso educativo. Para
formular las leyes del proceso educativo se han empleado estructuras conceptuales diversas y
diferentes enfoques, al margen del condicionamiento histórico, social, económico y pedagógico de
los sistemas educativos. A pesar de las discrepancias, existe una tendencia a reconocer el vínculo
de la educación con la sociedad y que el proceso de enseñanza-aprendizaje posee una estructura
y dinámica interna (Abreu et al., 2021).
Las leyes del proceso educativo son objetivas, se manifiestan como expresión de las relaciones
esenciales entre las propiedades y componentes del proceso y de las tendencias de su desarrollo,
independientemente de la conciencia de sus protagonistas. Rigen la evolución de los procesos, de
ahí su valor metodológico para investigarlos, comprenderlos, explicarlos y transformarlos. La
educación y las leyes del proceso educativo son fenómenos sociales, dependen de condiciones
socio-históricas y expresan la relación causa-efecto.
Entre las fuentes estudiadas no abundan propuestas de principios pedagógicos para el proceso
educativo. Abreu et al. (2021), aseguran que los principios pedagógicos clave se centran en los
métodos de enseñanza-aprendizaje, la relación con los alumnos, el entorno de aprendizaje, las
acciones educativas generales y las habilidades y actitudes.
En síntesis, la pedagogía es una ciencia que posee un sistema teórico propio integrado, armónico
y en desarrollo que tiene como objeto de estudio al proceso educativo de la institución educativa,
categorías lideradas por la educación como la de máxima generalidad, una ley que revela la
naturaleza de dicho proceso y principios contextualizados que caracterizan las relaciones entre sus
agentes personalizados. La compresión y puesta en práctica de este sistema, de manera flexible y
creativa, es la base de la educación en función de la formación integral del ser humano.

Labor profesional del docente


Abordar el rol del maestro en la escuela de hoy es de una complejidad mayor. Llama la atención el
hecho de que cada vez que se plantean temáticas sobre “resistencia del profesorado”, se asuma
con bastante frecuencia, un implícito muy optimista que la gran mayoría del profesorado se mueve
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en posturas reivindicativas de izquierda o ideologías sociales de avanzada. Subyace una visión de
los profesores y profesoras que tratan de organizarse y actuar corporativamente para defender
intereses que les afecta solo a ellos.
El cuerpo de docentes está integrado por mujeres y hombres con concepciones y modelos de
sociedad diferentes y que son compartidos por muchas otras personas. Sin embargo, se dan una
serie de particularidades en la profesión docente que hacen que resulte difícil prestar atención a las
dimensiones políticas y éticas del trabajo en las aulas. La cultura del individualismo que rige en
buena medida el comportamiento de profesoras y profesores, su obsesión por concepciones de la
enseñanza y el aprendizaje contemplada sólo desde la psicología, la apuesta por una psicología
centrada en la infancia, y creencia en que la práctica lo es todo son los centros de interés que
definen, en gran medida el quehacer de un importante sector del profesorado en los últimos años.
En esta misma línea de la reflexión Garcés (2010), señala que no se puede dejar de destacar que
el profesor ejerce un rol determinante en el proceso educativo y sus acciones son fundamentales
cuando se apunta a mejorar la calidad de la educación. Luego agrega, que no toda la
responsabilidad es del profesor, pero es él quien lidera el cambio en el aula con sus alumnos.
Algunas miradas que se han tenido del profesor en las distintas décadas del siglo pasado dan cuenta
de: cualidades personales que influían en el logro de la enseñanza de los alumnos (carisma del
profesor). Esto ha hecho que se establezcan correlaciones entre el nivel de logros del estudiante
con las cualidades del profesor. Sin embargo, este rol del profesor está solamente circunscrito al
ámbito de la enseñanza y descuida toda la dimensión del profesor como agente social. No obstante
esto, se evidencia una carencia de enfoque teórico que permita captar la complejidad de esta
problemática.
De acuerdo a los planteamientos descritos anteriormente se reconoce que el rol del maestro no se
fundamenta en la repetición, ni la creación de moldes. Por el contrario, una persona que desde el
inicio de sus estudios se preocupa por abstraer y construir su propio conocimiento, que se identifica
con la docencia y es capaz de practicarla, que es consciente de la necesidad de construcción de un
canal de comunicación entre el maestro y el alumno, que reflexiona, recapacita y replantea sus
conocimientos para llevarlos al aula siempre de una manera innovadora propiciando formación de
conocimiento, que define su labor incluyendo la palabra investigación, merece ser llamada maestro.
En el caso del docente, es importante que este se preocupe principalmente por el desarrollo y
mejoramiento de su modelo mental tanto en lo referente a la disciplina como los aspectos didácticos,
ya que estos serán parte fundamental del desarrollo investigativo dentro y fuera del aula. El
educador debe comprometerse con la investigación científica enfocada en los intereses y las
necesidades de los integrantes del sistema escolar, lo que implica reflexionar, analizar, planear y
elaborar propuestas en base al mejoramiento del nivel educativo.
Posteriormente, el docente debe investigar los procesos cognitivos que se presentan en sus
estudiantes y la estructura mental que han construido para cada tema. Al realizar esta investigación
previa, el maestro es capaz de organizar y planificar su conocimiento orientándolo al desarrollo de
los procesos mentales y argumentativos del estudiante, logrando posiblemente, que ellos adquieran
con provecho el conocimiento siendo capaces de utilizarlo para transformar su realidad.
Es necesario que el maestro tenga la capacidad de estructurar una secuencia lógica a la hora de
investigar (definir el problema de investigación, exponer hipótesis para la solución, elaborar los
métodos y técnicas para solucionarlo, recoger información, organizarla y procesarla, analizar los
datos obtenidos, obtener conclusiones y redactar un informe de investigación). Mediante este
proceso el maestro investigador estará en la capacidad de agregar u omitir algunos aspectos ya
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que el manejo frente al tema se lo permitirá. Lo más importante después de realizada la
investigación, es la aplicación a la educación (Gómez, (2009).
Muñoz (2003), se refiere a tres papeles básicos de la profesión docente. El primero es un papel
técnico, que permite identificar a los docentes como expertos habilitados para guiar el aprendizaje
de los alumnos conforme a determinadas reglas metódicas de reconocida solvencia. Este papel ha
ido incorporando algunas funciones que desbordan la docencia clásica, como las relacionadas con
la tutoría, la gestión didáctica y la innovación. Su identidad se define por una tarea de claro matiz
tecnológico según la cual el profesor sería un ingeniero de la instrucción.
El segundo papel se asocia a los aspectos éticos y socializadores de la profesión. El docente es un
agente de primer orden en el proceso de socialización metódica de los menores en el tejido social.
Los valores, actitudes y otras pautas de conducta que exhibe o vehicula constituyen un marco de
referencia normativo para las personas en formación. Por otra parte, como juez evaluador, el
docente desempeña una función fundamental de control social, al legitimar a través del sistema de
exámenes, calificaciones y grados los prerrequisitos del orden meritocrático e influir en las
estrategias de reproducción, movilidad, igualitarismo y compensación.
Finalmente, el tercer papel del profesor se vincula a la satisfacción de las necesidades de
autorrealización de los individuos en formación y de sus demandas de bienestar. Este papel enlaza
con algunas tradiciones bien enraizadas en el mundo pedagógico, como las que enfatizan el papel
del docente como preceptor, partenaire o terapeuta.

Las cualidades y competencias del docente


La doble faceta de docente e investigador del profesor exige una correcta preparación tanto para la
adquisición de conocimientos y actualización de los mismos como para el desarrollo de nuevas
habilidades y destrezas exigibles en una sociedad en permanente cambio. Hinestroza et al., (2019)
ofrece un estudio de las nuevas competencias docentes. Una propuesta más integradora debe
considerar a las competencias profesionales del docente como expresión de las diferentes aristas
y esferas de su actuación y conformadas por subcompetencias o competencias específicas, como
son:
● Competencia didáctica: caracteriza la facilidad de trasladar de manera asequible (y no
facilista) a los estudiantes los contenidos de las ciencias que imparte por difíciles que
parezcan, sin distorsionarlos ni vulgarizarlos. No basta con el dominio de dichos contenidos,
es esencial que el profesor sea capaz de “pedagogizarlos”, pues la lógica de la ciencia no
coincide siempre con la lógica de su impartición.
● Competencia académica: expresa el dominio de las ciencias que aportan a su labor docente
en las diferentes asignaturas y disciplinas que imparte, así como de la Psicología y la
Pedagogía, como ciencias que explican y fundamentan su actuar cotidiano en la enseñanza
y en la investigación acerca de su práctica educativa.
● Competencia investigativa: el saber hacer investigativo despierta una actitud más crítica y
reflexiva sobre su labor pedagógica, obliga a hacer coincidir la teoría con su práctica,
incrementa sus sensibilidad para detectar aquellos problemas que requieren de
investigaciones científicas para su solución, exige de una mejor planificación y organización
de su trabajo y a un mejor uso de él, un incremento sustancial de su espíritu creativo y
autocrítico, es más objetivo en sus juicios y más flexible para aceptar los cambios
provocados por los procesos renovadores e innovadores, un mayor tiempo dedicado al
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estudio individual y a la lectura sobre temas de interés profesional y una reafirmación de sus
motivaciones profesionales como docente y como investigador.
● Competencia ética: refleja su autonomía moral como modelo a imitar por sus alumnos y
colegas en cuanto a los valores profesionales que lo caracterizan como persona, como
profesor universitario y a la vez como especialista en una rama del saber científico.
● Competencia comunicativa: posee tres componentes: el uso eficiente de su lengua materna,
tanto oral como por escrito; el dominio de una lengua extranjera, preferentemente el idioma
inglés, al menos para extraer información de la literatura científica actualizada y el desarrollo
de habilidades para ser un comunicador profesional por su oratoria, por la brillantez y
exactitud de su discurso, así como por la calidad de sus escritos debido a la esencia
educativa de su labor.
● Competencia cultural: debe poseer una cultura general e integral en especial de carácter
humanística, que le permita estar actualizado sobre los acontecimientos científicos, políticos,
económicos, históricos, sociales, ideológicos, artísticos más acuciantes de su tiempo, tanto
en el ámbito universal como regional y nacional.
● Competencia Tecnológica: el gran desarrollo de la ciencia y la tecnología contemporáneas,
cuya manifestación más evidente y acelerada es el creciente proceso de informatización de
la sociedad, debe reflejarse en el docente universitario en su explotación pertinente a través
del uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, en función de su
labor docente e investigativa como herramientas insustituibles.

II. Fines, objetivos, organización estructural y currículo en la educación


en el Ecuador
El artículo 343 de la Constitución de la República, establece que el Sistema Nacional de Educación
tendrá como finalidad el desarrollo de capacidades y potencialidades individuales y colectivas de la
población, que posibiliten el aprendizaje, y la generación y utilización de conocimientos, técnicas,
saberes, artes y cultura. El sistema tendrá como centro al sujeto que aprende, y funcionará de
manera flexible y dinámica, incluyente, eficaz y eficiente. El Sistema Nacional de Educación
integrará una visión intercultural acorde con la diversidad geográfica, cultural y lingüística del país,
y el respeto a los derechos de las comunidades, pueblos y nacionalidades.

Los fines y objetivos de la educación en el Ecuador


El Título I de la Ley Orgánica de Educación Intercultural, Capítulo Único, del ámbito principios y
fines contiene el siguiente artículo: Artículo 3. Son fines de la educación ecuatoriana:
● El desarrollo pleno de la personalidad de las y los estudiantes, que contribuya a lograr al
conocimiento y ejercicio de sus derechos, el cumplimiento de sus obligaciones, el desarrollo
de una cultura de paz entre los pueblos y de no violencia entre las personas y una
convivencia social intercultural, plurinacional, democrática y solidaria.
● El desarrollo de capacidades de análisis y conciencia crítica para que las personas se
inserten en el mundo como sujetos activos con vocación transformadora y de construcción
de una sociedad justa, equitativa y libre.
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● La consideración de la persona humana como centro de la educación y la garantía de su
desarrollo integral, en el marco del respeto a los derechos educativos de la familia, la
democracia y la naturaleza.
A su vez se establece en el Artículo 19 estipula que el Sistema Nacional de Educación tendrá,
además de los objetivos previstos en la Constitución de la República, el cabal cumplimiento de los
principios y fines educativos definidos en la presente Ley. Sus políticas observarán lo relativo al
régimen del Buen Vivir, asegurando el ejercicio, garantía y exigibilidad de los derechos reconocidos
en la Constitución de la República; así como el cumplimiento de los objetivos en materia educativa
previstos en el Régimen de Desarrollo y en el Sistema Nacional Descentralizado de Planificación
Participativa.
Es un objetivo de la Autoridad Educativa Nacional diseñar y asegurar la aplicación obligatoria de un
currículo nacional, tanto en las instituciones públicas, municipales, privadas y fiscomisionales, en
sus diversos niveles: inicial, básico y bachillerato, y modalidades: presencial, semipresencial y a
distancia. En relación a la diversidad cultural y lingüística se aplicará en los idiomas oficiales de las
diversas nacionalidades del Ecuador. El diseño curricular considerará siempre la visión de un estado
plurinacional e intercultural. El Currículo podrá ser complementado de acuerdo a las especificidades
culturales y peculiaridades propias de la región, provincia, cantón o comunidad de las diversas
Instituciones Educativas que son parte del Sistema Nacional de Educación.

Sistemas y niveles educativos en el Ecuador


Un sistema educativo constituye una estructura de enseñanza integrada por un conjunto de
instituciones y organismos que regulan, financian y prestan servicios para el ejercicio de la
educación según políticas, relaciones, estructuras y medidas normadas por el Estado de un
determinado país.
El Sistema Nacional de Educación del Ecuador, está conformado por el Sistema Intercultural
Bilingüe y el Sistema de Educación Superior. El Sistema Nacional de Educación comprende los
tipos, niveles y modalidades educativas, además de las instituciones, programas, políticas, recursos
y actores del proceso educativo, así como acciones en los niveles de educación inicial, básica y
bachillerato, y está articulado con el Sistema de Educación Superior. Para los pueblos ancestrales
y nacionalidades indígenas rige el Sistema de Educación Intercultural Bilingüe.
La educación puede ser escolarizada y no escolarizada. El Sistema Nacional de Educación ofrece
los tipos de educación escolarizada y no escolarizada con pertinencia cultural y lingüística. La
educación escolarizada es acumulativa, progresiva, conlleva a la obtención de un título o certificado,
responde a estándares y currículos específicos definidos por la Autoridad Educativa en
concordancia con el Plan Nacional de Educación; y, brinda la oportunidad de formación y desarrollo
de las y los ciudadanos dentro de los niveles inicial, básico y bachillerato.
La educación no escolarizada brinda la oportunidad de formación y desarrollo de los ciudadanos a
lo largo de la vida y no está relacionada con los currículos determinados para los niveles educativos.
El sistema de homologación, acreditación y evaluación de las personas que han recibido educación
no escolarizada es determinado por la Autoridad Educativa Nacional.
El Sistema Nacional de Educación en el Ecuador tiene tres modalidades: Modalidad de educación
presencial, modalidad de educación semipresencial y modalidad a distancia. La educación
presencial se rige por el cumplimiento de normas de asistencia regular al establecimiento educativo
durante el año lectivo, cuya duración es de doscientos días laborables de régimen escolar; en
jornada matutina, vespertina y/o nocturna;
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La modalidad de educación semipresencial, es la que no exige asistencia regular al establecimiento
educativo y requiere de un trabajo estudiantil independiente con un requisito de acompañamiento
presencial periódico. La modalidad semipresencial puede realizarse a través de internet o de otros
medios de comunicación.
La modalidad a distancia, es la que propone un proceso autónomo de las y los estudiantes, con
acompañamiento no presencial de una o un tutor o guía y de instrumentos pedagógicos de apoyo.
La modalidad a distancia puede realizarse a través de internet o de otros medios de comunicación.
La Autoridad Nacional de Educación incorporará una oferta educativa que garantice la
implementación de esta modalidad a través de un programa de Educación para adultos de ejecución
en los países de acogida de ecuatorianos y ecuatorianas en el exterior. Se considerarán las mayores
facilidades posibles para la inclusión de personas en movilidad y mecanismos ágiles de acreditación
de estudios.
La educación escolarizada tiene tres niveles: nivel de educación inicial, nivel de educación básico y
nivel de educación bachillerato. El nivel de educación inicial es el proceso de acompañamiento al
desarrollo integral que considera los aspectos cognitivo, afectivo, psicomotriz, social, de identidad,
autonomía y pertenencia a la comunidad y región de los niños y niñas desde los tres años hasta los
cinco años de edad, garantiza y respeta sus derechos, diversidad cultural y lingüística, ritmo propio
de crecimiento y aprendizaje, y potencia sus capacidades, habilidades y destrezas.
La educación inicial se articula con la educación general básica para lograr una adecuada transición
entre ambos niveles y etapas de desarrollo humano. La educación inicial es corresponsabilidad de
la familia, la comunidad y el Estado con la atención de los programas públicos y privados
relacionados con la protección de la primera infancia.
La atención a la primera infancia en el Ecuador está organizada en dos subniveles: a) el subnivel
inicial 1 (no escolarizado y destinado para niños de uno a tres años; y b) el subnivel inicial 2 (para
niños de tres a cinco años). Este último se caracteriza por ser obligatorio y representar la puerta de
entrada al siguiente nivel del sistema educativo nacional.
La educación de los niños y niñas, desde su nacimiento hasta los tres años de edad es
responsabilidad principal de la familia, sin perjuicio de que ésta decida optar por diversas
modalidades debidamente certificadas por la Autoridad Educativa Nacional.
El Estado, es responsable del diseño y validación de modalidades de educación que respondan a
la diversidad cultural y geográfica de los niños y niñas de tres a cinco años. La educación de los
niños y niñas, entre tres a cinco años, es obligación del Estado a través de diversas modalidades
certificadas por la Autoridad Educativa Nacional.
En el acercamiento a las especificidades de este nivel educativo es procedente preguntarnos ¿Qué
no es educación inicial?
● No es una anticipación de la Educación General Básica y no prioriza actividades de
aprestamiento para la lectura, escritura y cálculo.
● No se sujeta a planes y programas que cumplir de manera obligatoria. No se rige por horarios
fijos de actividad.
● No se organiza por materias y no es un requisito obligatorio para iniciar la educación básica.
● No busca escolarizar al niño.
● La educación inicial no realiza una evaluación cuantitativa sino cualitativa y continua,
potencializando siempre las áreas en las que se destaca el niño y niña y motivando aquellas
en las que presenta dificultades, en pro de alcanzar la meta deseada.
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Otro de los niveles de la educación escolarizada en el nivel de educación general básica, el cual
desarrolla las capacidades, habilidades, destrezas y competencias de las niñas, niños y
adolescentes desde los cinco años de edad en adelante, para participar en forma crítica,
responsable y solidaria en la vida ciudadana y continuar los estudios de bachillerato. La educación
general básica está compuesta por diez años de atención obligatoria en los que se refuerzan,
amplían y profundizan las capacidades y competencias adquiridas en la etapa anterior, y se
introducen las disciplinas básicas garantizando su diversidad cultural y lingüística.
La educación general básica en el Ecuador es el segundo nivel educativo, abarca desde primer
hasta décimo grado. En este nivel, los estudiantes adquieren un conjunto de capacidades y
responsabilidades a partir de tres valores fundamentales que forman parte del perfil del bachiller
ecuatoriano: la justicia, la innovación y la solidaridad.
Los estudiantes que terminan este nivel, serán capaces de continuar los estudios de Bachillerato y
participar en la vida política y social, conscientes de su rol histórico como ciudadanos ecuatorianos.
El nivel de educación general básica se divide en cuatro (4) subniveles:
● Preparatoria, que corresponde a primer grado de educación general básica y
preferentemente corresponde a los estudiantes de cinco años de edad.
● Básica Elemental, que corresponde a segundo, tercero y cuarto grados de educación
general básica y preferentemente corresponde a los estudiantes de seis y ocho años de
edad.
● Básica Media, que corresponde a quinto, sexto y séptimo grados de educación general
básica y preferentemente corresponde a los estudiantes de 9 a 11 años de edad.
● Básica Superior, que corresponde a octavo, noveno y décimo grados de educación general
básica preferentemente corresponde a los estudiantes de 12 a 14 años de edad.
Otro de los niveles educativos que distingue el sistema ecuatoriano es el nivel de educación
bachillerato. En este sentido, existe el bachillerato general unificado, que comprende tres años de
educación obligatoria a continuación de la educación general básica.
Este nivel tiene como propósito brindar a las personas una formación general y una preparación
interdisciplinaria que las guíe para la elaboración de proyectos de vida y para integrarse a la
sociedad como seres humanos responsables, críticos y solidarios. Desarrolla en los y las
estudiantes capacidades permanentes de aprendizaje y competencias ciudadanas, y los prepara
para el trabajo, el emprendimiento, y para el acceso a la educación superior.
Los y los estudiantes de bachillerato cursan un tronco común de asignaturas generales y pueden
optar por dos opciones: una de las opciones es el Bachillerato en ciencias, el cual además de las
asignaturas del tronco común, ofrece una formación complementaria en áreas científico-
humanísticas.
La otra opción es el Bachillerato técnico, donde además de las asignaturas del tronco común, ofrece
una formación complementaria en áreas técnicas, artesanales, deportivas o artísticas que permitan
a las y los estudiantes ingresar al mercado laboral e iniciar actividades de emprendimiento social o
económico. Las instituciones educativas que ofrecen el bachillerato técnico pueden constituirse en
unidades educativas de producción, donde tanto las y los docentes como las y los estudiantes
pueden recibir una bonificación por la actividad productiva de su establecimiento.
En el nivel de educación bachillerato existen además los Bachilleratos complementarios, que son
aquellos que fortalecen la formación obtenida en el bachillerato general unificado. Los Bachilleratos
complementarios son de dos tipos: En primer lugar el Bachillerato técnico productivo. Es
complementario al bachillerato técnico, es de carácter optativo y dura un año adicional. Tiene como
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propósito fundamental desarrollar capacidades y competencias específicas adicionales a las del
bachillerato técnico. Puede ofrecerse en los mismos centros educativos donde funcione el
bachillerato técnico, los cuales también podrán constituirse en unidades educativas de producción.
El otro tipo de Bachillerato complementario es el Bachillerato artístico. Este comprende la formación
complementaria y especializada en artes; es escolarizada, secuenciada y progresiva, y conlleva a
la obtención de un título de Bachiller en Artes en su especialidad que habilita exclusivamente para
su incorporación en la vida laboral y productiva así como para continuar con estudios artísticos de
tercer nivel.
El Sistema de Educación Superior integra el proceso permanente de educación a lo largo de la vida
y se articula con la formación inicial, básica, bachillerato y la educación no formal. Las Instituciones
de Educación Superior en el Ecuador son:
● Las universidades, escuelas politécnicas públicas y particulares, debidamente evaluadas y
acreditadas;
● Los institutos superiores técnicos, tecnológicos, pedagógicos y de artes, tanto públicos como
particulares debidamente evaluados y acreditados; y,
● Los conservatorios superiores, tanto públicos como particulares, debidamente evaluados y
acreditados.
Las instituciones de educación superior son comunidades académicas con personería jurídica
propia, esencialmente pluralistas y abiertas a todas las corrientes y formas del pensamiento
universal expuestas de manera científica. Gozan de autonomía académica, administrativa,
financiera y orgánica, excepto las siguientes:
● Los institutos técnicos y tecnológicos públicos que son instituciones desconcentradas
adscritas al órgano rector de la política en materia de educación superior, ciencia, tecnología
e innovación;
● Los institutos pedagógicos públicos que son instituciones desconcentradas adscritas a la
Universidad Nacional de Educación;
● Los conservatorios públicos que son sede o están adscritos a la Universidad de las Artes, o
a otras instituciones de educación superior públicas con oferta académica afín a este campo
de conocimiento.
● Los institutos superiores técnicos y tecnológicos promovidos por universidades o escuelas
politécnicas públicas que son instituciones desconcentradas adscritas a la respectiva
institución promotora.

Concepción curricular de la educación en el Ecuador


El currículo es la expresión del proyecto educativo que los integrantes de un país o de una nación
elaboran con el fin de promover el desarrollo y la socialización de las nuevas generaciones y en
general de todos sus miembros; en el currículo se plasman en mayor o menor medida las
intenciones educativas del país, se señalan las pautas de acción u orientaciones sobre cómo
proceder para hacer realidad estas intenciones y comprobar que efectivamente se han alcanzado.
Un currículo sólido, bien fundamentado, técnico, coherente y ajustado a las necesidades de
aprendizaje de la sociedad de referencia, junto con recursos que aseguren las condiciones mínimas
necesarias para el mantenimiento de la continuidad y la coherencia en la concreción de las
intenciones educativas garantizan procesos de enseñanza y aprendizaje de calidad.
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Las funciones del currículo son, por una parte, informar a los docentes sobre qué se quiere
conseguir y proporcionarles pautas de acción y orientaciones sobre cómo conseguirlo y, por otra,
constituir un referente para la rendición de cuentas del sistema educativo y para las evaluaciones
de la calidad del sistema, entendidas como su capacidad para alcanzar efectivamente las
intenciones educativas fijadas.
EN la educación ecuatoriana se determina un currículo sólido, bien fundamentado, técnico,
coherente y ajustado a las necesidades de aprendizaje de la sociedad de referencia, del cual se
desprende las siguientes funciones:
● Informar a los docentes sobre qué se quiere conseguir y proporcionarles pautas de acción y
orientaciones sobre cómo conseguirlo.
● Construir un referente para la rendición de cuentas del sistema educativo y para las
evaluaciones de la calidad del sistema.
En El Ecuador, a través de acuerdos ministeriales se establecen los currículos de Educación
General Básica para los subniveles de Preparatoria, Elemental, Media y Superior; y, para el nivel
de Bachillerato General Unificado con sus respectivas cargas horarias, mismo que es de aplicación
obligatoria en todo el Sistema Educativo Nacional. Algunos rasgos tipifican el currículo escolar en
El Ecuador:
● En el subnivel de Preparatoria (1er. grado de EGB) se establece un currículo integrador
organizado por ámbitos de desarrollo y aprendizaje.
● En el currículo se proponen destrezas con criterios de desempeño que inicien el proceso de
aprendizaje en el área de Lengua extranjera – Inglés.
● Cada institución educativa puede aumentar o disminuir la carga horaria de las áreas
instrumentales (Lengua y Literatura, Matemática y Lengua Extranjera) en función de las
necesidades que presenten sus estudiantes orientándose a cumplir con los objetivos
curriculares de cada una de estas áreas en cada grado y nivel.
● En las horas adicionales a discreción en el Bachillerato, las instituciones educativas pueden
incluir asignaturas adicionales al currículo nacional que consideren pertinentes de acuerdo
a su Proyecto Educativo Institucional.
● Cuando no exista una oferta específica, las instituciones educativas incrementarán la carga
horaria de las áreas instrumentales (Lengua y Literatura, Matemáticas y Lengua Extranjera)
y científicas (Ciencias Sociales y Ciencias Naturales) en función de las necesidades que
presenten sus estudiantes.
● Las instituciones educativas deben ofertar un mínimo de quince (15) horas de asignaturas
optativas de acuerdo a los intereses de los estudiantes del tercer curso de BGU. La
configuración de esta oferta será de responsabilidad de cada institución educativa, de
acuerdo a las necesidades de su contexto y los requerimientos de los estudiantes, sin
perjuicio de las directrices que puedan emitirse al respecto por parte de la Autoridad
Educativa Nacional.
● El currículo actual (tanto de inicial, educación básica, bachillerato como intercultural bilingüe)
brinda la flexibilidad y apertura, lo cual genera una mayor autonomía a las instituciones
educativas y a los docentes en la planificación y diseño de la acción educativa, abriendo un
espacio de responsabilidad compartida en el desarrollo del currículo.
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III. Antropología de la Educación


Los fundamentos antropológicos de la educación han sido objeto de reflexión y estudio desde
Sócrates hasta nuestros días. Pero su sistematización como un elemento del currículum de Ciencias
de la Educación no tiene una historia tan larga. Gran parte de su desarrollo se produjo en la segunda
mitad del siglo XX gracias al trabajo tanto de la comunidad filosófica como de la comunidad
científica.

La Antropología de la Educación
Los antecedentes de la Antropología de la Educación han de buscarse en las relaciones de la
Educación y de la Pedagogía con la Antropología. Es evidente, en efecto, que tanto la acción
educativa practicada desde los griegos, como el quehacer pedagógico presente, fundamentado en
bases científicas, han supuesto una determinada concepción antropológica, más o menos explícita.
Esta tesis tiene validez, sobre todo, en las investigaciones más recientes acerca de las mutuas
relaciones entre la Pedagogía y la Antropología.
Los antropólogos de la educación se mueven dentro de las concepciones y del espacio científico
sobre la cultura; la Antropología de la Educación es una subdisciplina de la Antropología de la
Cultura, que entiende sobre su adquisición y transmisión, tal y como han puesto de manifiesto los
antropólogos norteamericanos, desde 1954. La metodología es etnográfica y se ha aplicado en
investigaciones microsociológicas, en especial en el estudio de las interrelaciones escolares,
expectativas profesor/alumnos, alumnos/profesor, etc. Por paridad, la Antropología de la Educación,
desde la perspectiva filosófica, es una subdisciplina de la Filosofía de la Cultura, con solera y raíces
profundas en la filosofía alemana neokantiana y otras.
La Antropología de la Educación es un campo de la antropología y frecuentemente asociada con el
trabajo pionero de George Spindler. Como el propio nombre indica, el foco de la Antropología de la
Educación es la educación, aunque una aproximación antropológica de la educación tiende a
focalizarse en los aspectos culturales de la educación, tanto de sus aspectos formales como
informales.
Puesto que la educación implica la comprensión de quiénes somos, no resulta sorprendente que el
principal dictamen de la Antropología de la Educación es que sea un campo interesado
principalmente en la transmisión cultural. La transmisión o aprendizaje de la cultura implica la
transferencia de un sentido de la identidad entre generaciones, a veces denominado
endoculturación y también la transferencia de identidad entre culturas, a veces conocido como
aculturación. De acuerdo a todo ello, no resulta extraño que la Antropología de la Educación haya
ido incrementado su focalización en la identidad étnica y en los cambios étnicos.
La principal preocupación y ocupación de la antropología ha sido comprender desde la
particularidad, aprender a partir de compartir los sentidos con el otro, objetivar procesos de
subjetivación, cuestionar lo cotidiano, preguntar sobre el origen de la diversidad y sobre el sentido
que los humanos le dan a su existencia. La antropología de la educación ha producido un
conocimiento de las características básicas de los procesos de adquisición y transmisión cultural de
los cuales la educación es un proceso básico, y de los contextos de socialización y educación, de
la cultura.
Proporcionando las herramientas necesarias para un mejor conocimiento de la realidad educativa
a la que se enfrentará en la vida profesional mediante los métodos de la antropología, el
conocimiento de la etnografía del aula, los parámetros relevantes de la antropología familiar y los
presupuestos y problemática de la educación multicultural, entonces podemos decir que se intenta
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buscar que la educación sea equitativa para todo no importando la cultura. Es más: se intenta
rescatar culturas pasadas para enseñarlas a las de nuestro tiempo y así no perder nuestras culturas
nativas.

La Antropología de la Educación y los procesos de aculturación y transculturación


La cultura es un conjunto de valores sociales, intelectuales y religiosos que caracterizan a una
sociedad. Hoy en día existen términos que nos sirven de mucha valía para conocer sobre cultural
general, mismos que es muy necesario en nuestros días conocerlo y sobre todo entenderlos como
miembros de una sociedad para su aplicación.
La aculturación es un proceso sociocultural, que influye de manera determinante en la personalidad
del hombre que adquiere características propias de otra cultura diferente a la suya, como son
hábitos, costumbres, valores, tradiciones, proceso por el cual el contacto continuo entre dos o más
sociedades diferentes genera cambios culturales, convirtiéndose en la pérdida de rasgos culturales,
es el proceso de aprehensión de una determinada cultura, supone el conocimiento, la interiorización,
valoración, identificación y el manejo dinámico de los valores culturales.
La aculturalización como proceso es la encarnación que realiza un individuo en su propia cultura en
constante interacción con sus iguales y la naturaleza, además es un proceso en la que una sociedad
genera cambios en su cultura por el contacto continuo con otra sociedad, este proceso es una
selección o modificación hacia una sociedad más avanzada.
La deculturalización es un término aplicado en ocasiones en que ha existido una baja de cultura,
cuando alguien o un grupo de personas han ido perdiendo paulatinamente el nivel de cultura que
habían adquirido, por lo que aquí influyen varios factores específicos que dependen de las
circunstancias en que cada individuo o grupo de individuos vivan.
En las ciencias sociales, la aculturación indica el proceso de asimilación de prácticas o rasgos
culturales después de producirse un contacto cultural. En antropología cultural, el término
aculturación se refiere al contacto cultural y la adquisición de una cultura nueva. La palabra
aculturación deriva del término inglés acculturation que identifica una cultura nativa y una cultura
huésped, los procesos y los efectos de dicho encuentro.
Cuando la aculturación acontece, se da un intercambio de prácticas culturales. Al involucrar al
menos dos culturas, dicho proceso puede caracterizarse por ser asimétrico. Ello significa que una
de las culturas involucradas puede tener mayor peso en el mismo y verse menos influenciada por
las otras culturas menos dominantes.
En todo caso, gracias a que hay una asimilación de elementos de una cultura a otra, la aculturación
también conlleva que la cultura que adopta dichos elementos termine por compartir ciertas
similitudes con la cultura de la cual estos provienen.
La transculturación es un término más reciente que otorga mayor profundidad a los procesos de
asimilación cultural, mediante la noción del enriquecimiento y la pérdida de elementos de las
culturas involucradas para la creación de una nueva.
El término transculturación fue acuñado por primera vez por el antropólogo cubano Fernando Ortiz
(1881-1969) como un esfuerzo por definir más exhaustivamente el término inglés acculturation en
español. En este sentido, Ortiz define la transculturación como los procesos de formación y
consolidación de una nueva cultura a partir de la unión de otras dos.
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Fernando Ortiz incorpora con la transculturación las nociones tanto de enriquecimiento como de
pérdida de la cultura propia para la creación de una nueva identidad cultural. Además, distingue tres
etapas en la transculturación:
● La aculturación: adquisición de elementos de la nueva cultura huésped como, por ejemplo,
la incorporación de costumbres extranjeras como la vestimenta en los pueblos indígenas,
● La desculturación: desarraigo o pérdida de elementos de la cultura nativa o antigua como,
por ejemplo, la pérdida de lenguas maternas.
● La neoculturación: surgimiento de una nueva cultura e identidad cultural como, por ejemplo,
la creación de la comida criolla.

La educación intercultural en el contexto educativo ecuatoriano


La educación intercultural es un proceso de construcción cognitiva, procedimental y actitudinal de
las relaciones entre las culturas; que no puede ser reducida a contextos áulico y curricular; es
además un conjunto de procesos políticos, sociales y culturales, que requiere de modelos
pedagógicos que se concretan en políticas, programas y proyectos para generar ambientes de
aprendizajes caracterizados por la interacción cultural; donde todos los rasgos culturales deben ser
tenidos en cuenta para educar a las jóvenes generaciones en una convivencia de respeto,
solidaridad, equidad, flexibilidad y tolerancia; para vivir en una sociedad cada vez más compleja,
que experimenta nuevos cambios socioculturales generando la ampliación de los vínculos entre
grupos culturales diversos; es esta justamente la esencia de la importancia de la educación
intercultural en la educación ecuatoriana.
La constante transformación a que se ve sometida la sociedad como resultado del vertiginoso
desarrollo de la Ciencia y la Tecnología exige una educación basada en valores y principios que
garanticen la formación integral de las nuevas generaciones de ciudadanos del mundo. En tal
sentido, los organismos internacionales promueven políticas educativas encaminadas al desarrollo
de personalidades capaces de procurar el bienestar de todos en un clima de convivencia pacífica
basada en el respecto a las diferencias políticas, ideológicas y culturales, no sólo entre las naciones,
sino también al interior, entre los miembros de estos países.
Al respecto la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura como
líder mundial, ha planteado que la educación es un derecho fundamental, que ha de promover a
través de los contenidos de aprendizajes la inclusión, la equidad y el respeto por la diversidad
cultural, para de esta manera lograr una convivencia pacífica.
Entre estas políticas cobra singular importancia, para los pueblos donde conviven diversas culturas,
las referidas a la educación intercultural; como es el caso del Ecuador, caracterizado por una
población integrada por diferentes nacionalidades, donde conviven los pueblos autóctonos de cada
región; lo que es reconocido en la Constitución de la República del 2008, que en su articulado señala
que el Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia social, democrático, soberano,
independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico.
Al ser Ecuador un país con estas características, se necesita la formación integral de ciudadanos
con sólidos conocimientos y respeto a la diversidad cultural; donde lo diverso sea visto como la
mayor riqueza y fortaleza para su desarrollo y no como elemento que fractura su unidad. Para lograr
esta necesaria educación intercultural, las instituciones educativas tienen la obligación de
desarrollar en los estudiantes competencias interculturales y fomentar el respeto hacia la diversidad,
como respuesta a lo consagrado en la Carta Magna; con tal propósito, en el país se promulgan
políticas educativas orientadas a mejorar la calidad educativa a través de programas y proyectos
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como el “Buen Vivir” que buscan rescatar los valores éticos y morales de la sociedad, a través de
la participación activa de todos sus miembros, garantizando y respetando sus derechos a la igualdad
de oportunidades, su inclusión e integración social.
Como un logro del sistema educativo ecuatoriano se garantiza el Sistema de Educación Intercultural
Bilingüe. Este Sistema de Educación Intercultural utiliza como lengua principal de educación la de
la nacionalidad respectiva y el castellano como idioma de relación intercultural, bajo la rectoría de
las políticas públicas del Estado y con total respeto a los derechos de las comunidades, pueblos y
nacionalidades.
El Sistema de Educación Intercultural Bilingüe es parte sustancial del Sistema Nacional de
Educación, a través de la Subsecretaría de Educación Intercultural Bilingüe, de manera
desconcentrada y con respeto a los derechos de las comunas, comunidades, pueblos y
nacionalidades indígenas. Este Sistema de Educación viabiliza el ejercicio de los derechos
colectivos de las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades; se fundamenta en el carácter
intercultural, plurinacional y plurilingüe del Estado, en concordancia con sus políticas públicas y los
tratados e instrumentos internacionales.
El Sistema de Educación Intercultural Bilingüe se sustenta en fundamentos, que se transversalizan
en el Sistema Nacional de Educación:
● Respeto y cuidado a la Pachamama;
● Respeto a los derechos individuales, colectivos, culturales y lingüísticos de las personas;
● Reconocimiento de la familia y la comunidad como el sustento de la identidad cultural y
lingüística;
● Reconocimiento de la Interculturalidad, entendida como la coexistencia e interacción
equitativa, que fomenta la unidad en la diversidad, la valoración mutua entre las personas,
nacionalidades y pueblos en el contexto nacional e internacional;
● Reconocimiento de la reciprocidad como un elemento que articula la gestión educativa a
través de la convivencia y desarrollo integral de la comunidad vinculada con el centro
educativo comunitario;
● Reconocimiento de la autodeterminación como el Derecho de las nacionalidades y pueblos
que garantiza la educación como eje fundamental en la continuidad del desarrollo socio-
económico, cultural y lingüístico.
El Sistema de Educación Intercultural Bilingüe también tiene determinados fines, los cuales se
fundamentan en la Constitución de la República y en los tratados e instrumentos internacionales; y
son los siguientes:
● El fortalecimiento de la plurinacionalidad y la interculturalidad para lograr el Buen Vivir;
● El fortalecimiento de la identidad, lengua y cultura de las nacionalidades y pueblos indígenas;
● El fomento, desarrollo y fortalecimiento de los sistemas de vida de las comunas,
comunidades, pueblos y nacionalidades;
● La recuperación, desarrollo y socialización de la sabiduría, el conocimiento, la ciencia y la
tecnología de los pueblos y nacionalidades ancestrales;
● El impulso de una educación de calidad integral, articulada con la producción, la
investigación, la ciencia y los saberes ancestrales;
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Recursos de
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● La recuperación, desarrollo y fortalecimiento de los valores propios de las comunas,
comunidades, pueblos y nacionalidades; y,
● La formación de personas con identidad propia, con un nivel científico que conviva con los
avances tecnológicos y los saberes de otros pueblos.

IV. Sociología de la Educación


Del encuentro que se produce entre la Sociología y la Pedagogía al abordar un terreno común, la
Educación, surge una nueva rama del conocimiento científico: la Sociología de la Educación. Es un
hecho que esta ciencia ha tenido diferentes denominaciones, en dependencia del aspecto concreto
que los especialistas desean subrayar de su investigación teórica o su acción práctica. Así, por
ejemplo, además del término que ya conocemos, son comunes en la literatura especializada los de
Sociología Pedagógica, Pedagogía Social, Pedagogía Sociológica, Sociología de la enseñanza y
otros.

La Sociología de la Educación
Según Blanco (2004), la definición de sociología de la Educación es abordada por el teórico inglés
Ottaway como el estudio de las relaciones entre educación y sociedad, ocupándose por tanto del
origen social de la educación, de sus manifestaciones y contenidos, sus instituciones y
condicionamientos, sus repercusiones, funciones y objetivos, sus posibilidades y los agentes
sociales que en ella participan. H. Janne, por su parte, la define como el estudio de las instituciones
y las relaciones sociales referentes a la educación.
Desde otro punto de vista se caracteriza como análisis científico de los procesos y regularidades
sociales inherentes al sistema educativo. El brasileño F. de Azevedo, define esta ciencia como el
estudio sociológico de los hechos y las instituciones de la educación, en tanto el español V. García
Hoz prefiere identificarla como el estudio científico de los factores sociales de la educación. En todos
los casos es fácil observar la preocupación de los autores por remarcar el vínculo y la
interdependencia entre sociedad y educación como cuestión esencial a la que se dirigen sus
estudios (Blanco, 2004).
Cuanto más se amplía el objeto de estudio de la Sociología de la Educación, mayor es la cantidad
de los agentes, factores y medios que caen dentro de su actividad investigativa y crítica, más
complejo es el universo de interrelaciones a estudiar y más integral, por tanto, el enfoque que puede
brindar sobre la educación. Si se reduce su objeto de estudio a la enseñanza (la instrucción) o a la
institución encargada de ella se reduce también el número de agentes y factores concomitantes y
las apreciaciones del fenómeno educativo sólo podrán resultar parciales y fragmentadas.
Por supuesto, ninguna definición del objeto de estudio de una ciencia puede abarcar explícitamente
todo el conjunto de fenómenos y procesos que en ella se incluyen. Así la Sociología de la Educación,
no se limita a las relaciones e influencias recíprocas sociedad- educación en el proceso de
socialización del individuo, sino que abarca también lo que constituye su contrapartida, la
individualización del sujeto. Por esta razón la Sociología de la Educación debe atender al estudio
de los mecanismos de control social, de la identificación de valores a nivel social e individual, de la
reproducción de normas y valores en el marco escolar y extraescolar, de movilidad social, etc. Tal
amplitud obliga a articular tanto el contenido como la metodología de investigación de la Sociología
de la Educación con los contenidos y metodologías de otras ciencias de la Educación.
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Recursos de
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Analizada como función de la sociedad, la educación constituye el medio fundamental para la
socialización del sujeto. A través de ella la sociedad logra la asimilación y objetivación, en cada
individuo, de los contenidos socialmente válidos, expresados en los sistemas de normas y valores
aceptados por la misma sociedad. Como quiera que la socialización abarca todos los aspectos de
la vida de la sociedad se deben distinguir cuatro niveles en que la Educación cumple su cometido
social.
● Como función general del proceso de reproducción de la sociedad.
● Como función parcial de instituciones de la superestructura de la sociedad.
● Como función finalista de una organización especial de la sociedad (el sistema de
enseñanza, que a su vez cumple otras funciones sociales).
● Como función profesional de grupos y personalidades (maestros, instructores, etc) que se
complementan con la función de los alumnos.
El esquema propuesto no se refiere a funciones diferentes entre sí, si no a niveles en que se
manifiesta la Educación como función general de la sociedad. En los cuatro niveles expuestos la
educación está determinada socialmente, es decir sus contenidos responden al carácter histórico y
clasista; los cuatro niveles mantienen una relación que va de lo general (la reproducción de la
sociedad) a lo particular (el proceso de enseñanza-aprendizaje en la escuela) incluyéndose y
reflejándose uno dentro de los otros. El aspecto que define la unidad de estos niveles es, sin lugar
a dudas, el origen material de los procesos de asimilación y objetivación de los contenidos sociales,
puesto que el hombre solo puede realizarlos en la práctica social, mediante el establecimiento de
relaciones sociales objetivas, que reflejan las condiciones reales de existencia.

La escuela como agencia de interacción con la familia y la comunidad


La escuela constituye el eslabón primario de toda institución educacional. En el sentido más amplio
la escuela es el centro donde se desarrolla el proceso docente-educativo (de enseñanza-
aprendizaje) y se establecen las relaciones directas y organizadas entre los participantes del
proceso de educación. La escuela tiene el encargo social de centralizar y dirigir las influencias
educativas intencionales que caracterizan sus funciones de carácter profesional y especializado
dentro de la formación de la personalidad de niños, adolescentes y jóvenes, que puede incluso
extenderse directa o indirectamente a los adultos y a la comunidad.
La escuela constituye una comunidad educativa encargada de impartir la educación sistemática,
donde las influencias educativas asumen un carácter ordenado encaminadas a la preparación del
sujeto para el cumplimiento de roles y funciones sociales. En este sentido la escuela se convierte
en una salvaguarda de la cultura nacional y de los valores más esenciales, que ella se encarga de
transmitir y desarrollar en los escolares.
La importancia de la escuela dentro del proceso de educación del individuo reside en que sus
influencias se producen en la época de la vida caracterizada por la máxima receptividad y plasticidad
del sujeto. Dichas influencias, realizadas de manera sistemática por un personal especialmente
preparado para ello cuentan además con el auxilio de técnicas, procedimientos y medios adecuados
a sus fines. Semejantes ventajas han sido en muchos casos el argumento básico para suponer que
la escuela puede sustituir las influencias nocivas o contraproducentes de otros agentes
socializadores, cuestión que por supuesto es sumamente discutible.
Desde el punto de vista sociológico la escuela puede definirse como:
● Institución social: componente del sistema educativo.
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● Comunidad de trabajo: conformadas por el colectivo pedagógico y el colectivo escolar.
● Sistema de relaciones sociales: que incluye tanto las que se establecen entre sus miembros
como las que funcionan entre ellos y el resto de la sociedad: familia, comunidad,
organizaciones sociales, entre otros.
El problema de la jerarquía-subordinación dentro de la escuela ha sido ampliamente abordado en
la literatura pedagógica. A partir del reconocimiento de una excesiva autoridad de los cuadros de
dirección escolar sobre los maestros y profesores, y de éstos sobre sus alumnos, que genera
innumerables actitudes de rechazo, algunos teóricos de la Educación promueven las ideas de la
escuela autogestionada, el maestro compañero, etc., tendientes a reducir el autoritarismo que aún
prevalece en la mayoría de las escuelas.
La autoridad del maestro es deseable, por cuanto hace al otro crecer y desarrollarse. Según este
autor los pedagogos más razonables no disimulan la superioridad natural sobre sus pequeños
camaradas, pero no le confieren ninguna importancia oficial ni la utilizan como medio de coacción.
Es inconcebible el funcionamiento de la institución escolar sin la combinación dialéctica de la
autoridad y la democracia. Las premisas básicas de un sistema democrático exigen un alto nivel de
formación política. Las más importantes son el respeto a las minorías por parte de la mayoría que
ejerce el poder en un momento determinado, y la aceptación por parte de las minorías del poder de
la mayoría como legítimo.
La escuela es el lugar donde los niños y adolescentes se educan en el reconocimiento de la
autoridad legítima del maestro, siempre que esta sirva como medio educativo de crecimiento y por
tanto facilite el ejercicio de la democracia, lo que se quiere es un proceso gradual. Con el fin de
preparar a los niños para las formas de la sociedad adulta debería dárseles gradualmente una
independencia cada vez mayor.
La armonía entre autoridad y democracia en las relaciones entre maestros y alumnos ha sido
igualmente estudiada. Con relación al maestro, no puede ni debe mandarles (a los alumnos) en todo
cuanto ellos puedan resolver por sí solos con eficiencia. El dar a los alumnos la posibilidad de que
sean ellos quienes regulen este último sector es introducir la democracia en la escuela. Pero eso
sería también válido y necesario generalizarlo en las relaciones entre los maestros y los cuadros de
dirección, entre estos y las instancias superiores del sistema educativo, entre los consejos de
dirección y los consejos de padres, etc.
Pese a todo lo dicho no resultaría difícil constatar cuánto predominan aún los estilos de dirección
autoritarios y poco democráticos, que establecen líneas de subordinación unidireccionales y limitan
las vías de retroalimentación que deben funcionar entre todos los eslabones y participantes del
sistema educacional y de la actividad de la escuela.

La educación en valores
Los valores constituyen orientaciones inductoras y afectivas de la personalidad, que expresan las
necesidades y tendencias del individuo, surgen y se transforman a partir del desarrollo del reflejo
cognoscitivo de la realidad. Los valores pueden ser reflejados por su contenido, donde se agrupan
los de carácter moral o social y los individuales; y por su grado de independencia, donde están
presentes los autónomos, los adaptativos y los reactivos.
La formación de valores ha sido definida como un proceso total y complejo a lo largo de la vida; en
él intervienen diversos factores. Su esencia distingue los siguientes aspectos:
● Dirigir el proceso docente hacia el modelo de formación ideal en correspondencia con el
modelo social.
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● Precisar los contenidos de los sistemas de valores a formar y desarrollar según la aspiración
social.
● Conocimiento de las particularidades del estudiante.
● Determinar las estrategias didácticas que viabilicen la participación activa de todos los
estudiantes desde sus potencialidades.
El valor en su existencia subjetiva individual se manifiesta como motivo de la actuación. Los valores,
por tanto, existen en el individuo como formaciones motivacionales de la personalidad que orientan
su actuación hacia la satisfacción de sus necesidades.
De esta manera un estudiante universitario es responsable no porque conozca la importancia del
valor responsabilidad o las circunstancias lo obliguen a ser responsable, sino porque siente la
necesidad de actuar responsablemente. La responsabilidad en este caso, deviene un motivo de la
actuación. Por tanto, sólo cuando los valores constituyen motivos de la actuación del sujeto se
convierten en verdaderos reguladores de su conducta.
Este hecho tiene implicaciones importantes en el orden pedagógico, toda vez que permite
comprender que la formación de valores en el currículum no se limita a un proceso simple, lineal y
homogéneo de transmisión de información del profesor al estudiante, donde el estudiante es un
ente pasivo en la recepción de significados, sino que se produce en un proceso complejo de
comunicación entre profesores y estudiantes, en el proceso de enseñanza-aprendizaje, donde el
estudiante asume una posición activa en la apropiación individual de los significados para la
construcción de sus valores.
Es importante considerar que la formación de valores constituye uno de los principios de la actividad
educativa en el Ecuador. En ese sentido, la educación debe basarse en la transmisión y práctica de
valores que promuevan la libertad personal, la democracia, el respeto a los derechos, la
responsabilidad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto a la diversidad de género, generacional,
étnica, social, por identidad de género, condición de migración y creencia religiosa, la equidad, la
igualdad y la justicia y la eliminación de toda forma de discriminación.
La atención a la problemática de la formación de valores constituye una tarea importante para la
sociedad contemporánea. Los nexos entre los valores que genera cada sociedad, tales como
patriotismo, humanismo, identidad nacional, justicia social y otros, pueden concretarse en aquellos
que son básicos también para el desempeño ciudadano, entre los cuales figuran: solidaridad,
espíritu crítico y autocrítico, laboriosidad, responsabilidad y honestidad. Lo anterior corrobora la
importancia de la formación de valores transmitida por una amplia gama de instituciones
educacionales que incluyen en primer lugar a la familia y la escuela.
De hecho, la formación de un profesional en las universidades, debe estar dirigida no solo a la
preparación científica sino a garantizar un compromiso social y una sólida formación humanista, lo
cual se relaciona directamente con los valores éticos, es por eso que los docentes deben estar
preparados en la teoría y la práctica, donde su modo de actuación sea un vivo ejemplo y paradigma
para los estudiantes.
Dada la complejidad de los valores, existen distintas dimensiones en su tratamiento y
conceptualización, de acuerdo con el objeto de estudio que fundamentan las diferentes ciencias. En
su enfoque filosófico, por valor generalmente se entiende la capacidad que poseen determinados
objetos y fenómenos de la realidad objetiva de satisfacer alguna necesidad humana, es decir, la
determinación social de estos objetos y fenómenos consistentes en su función de servir a la
actividad práctica del ser humano.
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Los valores morales, por su carácter de orientadores y reguladores internos, ocupan un lugar
especial como integradores en el ámbito social de los restantes valores, puesto que ellos se
manifiestan en cualquier esfera de la vida. Los valores no son estables y eternos, se modifican,
dependen en gran medida de la época histórica, al ser resultado de la práctica histórico-social y de
las necesidades del sujeto. Cada sociedad, clase y grupo social en su concepción educativa
defiende y potencia los valores que consideran necesario formar en sus ciudadanos.
Si tenemos en cuenta que los valores regulan la actuación de las personas en general y de modo
específico de los estudiantes, es necesario profundizar respecto a ¿Cuáles pueden ser los
indicadores que posibilitan analizar el nivel de desarrollo de los valores?
El valor como formación motivacional de la personalidad tiene diferentes niveles de expresión
funcional en la regulación de la actuación. El nivel de desarrollo del valor como regulador de la
actuación del sujeto puede analizarse a partir de los siguientes indicadores:
En primer lugar se identifica la flexibilidad-rigidez con que se expresa el valor en la regulación de la
actuación. La flexibilidad se manifiesta cuando el valor regula la actuación del estudiante no de
forma mecánica y absoluta, sino a partir del análisis de las situaciones concretas que se presentan
y de la búsqueda, por tanto, de alternativas diferentes de solución a los problemas que el sujeto
enfrenta en su actuación. La flexibilidad, por tanto, implica un nivel superior de funcionamiento del
valor en la regulación de su actuación.
Otro indicador se corresponde con la posición que asume el estudiante en la expresión de los
valores de la actuación. El estudiante puede asumir una posición activa o pasiva en la expresión de
sus valores. La posición activa en la expresión de los valores caracteriza un nivel superior de
desarrollo y se manifiesta cuando el estudiante actúa espontáneamente, con iniciativas en la
expresión de sus valores. Este nivel se corresponde con los valores personalizados. La posición
pasiva en la expresión de los valores se correspondería entonces con los valores formales, es decir,
cuando el estudiante actúa no por convencimiento, por sentir la necesidad de actuar de esa manera,
sino por presiones externas.
Otro de los indicadores que posibilita determinar el nivel de desarrollo del valor como regulador de
la actuación del sujeto se corresponde con el grado de mediatización de la conciencia en la
expresión de los valores. Este indicador se manifiesta en la posibilidad del sujeto de argumentar
con criterios propios el porqué de su actuación. Cuando existe un grado mayor de mediatización de
la conciencia en la regulación de la actuación, el estudiante manifiesta una reflexión personalizada
en la expresión de sus valores, quiere decir que es capaz de argumentar y defender a partir de sus
puntos de vista y criterios el por qué actúa de una u otra manera.
En la medida en que el grado de mediatización de la conciencia en la regulación de la actuación es
menor, el estudiante es incapaz de argumentar y defender con criterios propios el porqué de su
actuación. La reflexión personalizada en la expresión de los valores caracteriza un nivel de
funcionamiento superior en la regulación de la actuación.
Por último pero no menos importante se identifica el indicador asociado con la perseverancia-
inconstancia en la expresión de los valores. Los valores pueden regular la actuación de manera
perseverante o inconstante. La perseverancia implica la disposición de llevar adelante los propósitos
y decisiones adoptadas independientemente de los obstáculos que haya que vencer. La
inconstancia caracteriza a los sujetos que abandonan el camino tomado ante el surgimiento de
obstáculos. La perseverancia caracteriza, por tanto, el nivel funcional superior del valor en la
regulación de la actuación.
Los valores pueden regular la actuación de manera situacional (perspectiva inmediata) o a más
largo plazo (perspectiva mediata). Por ejemplo: dos estudiantes pueden manifestar responsabilidad
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en el estudio. En un caso la responsabilidad se limita al cumplimiento de las tareas relativas al
estudio de las asignaturas que cursa (perspectiva inmediata). En otro caso la responsabilidad puede
manifestarse a más largo plazo en la profundización en el estudio de contenidos que trascienden
las asignaturas que cursa pero que pueden ser de utilidad para su futuro profesional (perspectiva
mediata).
Por supuesto que la perspectiva mediata caracteriza el funcionamiento superior del valor en la
regulación de la actuación. El conocimiento de los indicadores de funcionamiento del valor tiene
importancia no sólo para el diagnóstico de su nivel de desarrollo sino también para su educación.
En la medida que el docente universitario conozca qué es un valor y cómo regula la conducta del
estudiante estará en condiciones de propiciar su formación y desarrollo en el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
Dado que la labor del docente sostiene la educación desde la instrucción, es propicio discernir los
referentes fundamentales respecto a la interrogante: ¿Cómo el docente dirige el proceso de
formación de valores en el contexto educativo?
No se puede formar valores si no se posee un conocimiento general de las características
psicopedagógicas de los estudiantes. Se debe conocer el ámbito en el cual se desenvuelve, cuáles
son sus proyecciones, cómo se expresa ante la sociedad, cuál es su proyecto de vida, y conocer
qué opinión posee acerca de los valores, para así poder dirigir correctamente nuestras acciones
con el fin de educar en valores, contribuyendo al desarrollo de su personalidad.
Existen diversos métodos que propician la formación de valores. Los métodos de la conciencia, la
actividad y la valoración son ejemplos que resaltan en la literatura pedagógica, por su cómoda
aplicación y utilidad en la hermosa profesión del magisterio.
El método de la conciencia es utilizado por profesores que trabajan sobre la conciencia de sus
estudiantes, ofreciéndoles argumentos sólidos sobre el proceder del individuo y los valores a tener
en cuenta, permitiendo que los estudiantes interioricen y valoren el significado de los valores.
En este método se utiliza en gran medida el componente cognitivo, el conocimiento, por parte de
los estudiantes, de lo que implica actuar de una manera en una situación determinada en una u otra
dirección. Se ejerce una gran influencia en la conciencia, los sentimientos y la voluntad de los
estudiantes, con el objetivo de formar en ellos cualidades positivas; en este proceso juega un papel
primordial el ejemplo del profesor como dirigente y guía del proceso docente educativo.
Para la ejecución del método de la conciencia, se recomienda realizar análisis y debates sobre
obras literarias, documentales, series y películas, además de valorar a partir de una situación
determinada la posición que adoptaron personalidades históricas o celebridades reconocidas por
ellos, permitiéndoles a los estudiantes reflexionar sobre problemas éticos, y sobre el proceder
adecuado ante situaciones similares.
El método de la actividad está dirigido a la participación activa, reflexiva y consciente de cada uno
de los implicados en la tarea a desarrollar; posee como objetivo que los estudiantes interioricen la
necesidad de realizar alguna tarea extracurricular, no por imposición docente, sino por su libre
decisión. Constituyen acciones prácticas, para educar la conciencia y propiciar conductas
adecuadas, lo que estimula la realización de proyectos útiles. Algunas acciones que se podrían
implementar son: el cultivo de jardines, trabajos comunitarios, visitas a lugares de interés científico,
histórico o social; propiciando la formación de valores como la responsabilidad y la laboriosidad.
A su vez, el método de la valoración permite o está orientado a que exista la posibilidad de comparar
lo que hacen con el modelo correcto propuesto, tanto en tareas colectivas como individuales. Este
método puede ser utilizado por el profesor para garantizar que el estudiante sea capaz de valorar y
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reflexionar sobre una actitud o acción realizada en un momento dado, dando lugar al
arrepentimiento y a la valoración del acto. Es válido aclarar que el objetivo no es valorar al
estudiante, sino a la conducta.
En el método de la valoración el docente puede utilizar como métodos auxiliares de estimulación
pedagógica el estímulo o la sanción individual o colectiva, como vía de felicitar lo bien hecho (la
aprobación, el elogio, la premiación y el agradecimiento) o reflexionar sobre lo mal hecho,
permitiendo dar lugar al cambio y a la confianza en los estudiantes.
En el caso del estímulo, se refuerza el reconocimiento social y un reconocimiento positivo de la
personalidad en formación; mientras que en la sanción se pretende que el estudiante tome
conciencia de los errores cometidos y la posibilidad de enmendarlos; para ello se puede utilizar la
advertencia, la amonestación privada, la amonestación en grupo y el análisis de las consecuencias
de los errores.
Es válido acotar que para utilizar el método de la valoración el docente debe tener en cuenta el
momento oportuno, y el más indicado, además de hacer uso del tacto pedagógico, no hiriente sino
más bien educativo, instructivo y desarrollador; antes de utilizar este método se deben tener en
cuenta las situaciones en que se encuentra cada estudiante, sea familiar, personal, social, así como
la trayectoria de este, para comprender o tratar de entender el proceder del estudiante.
En la labor educativa del docente, orientada a la formación de valores también es adecuado emplear
los procedimientos pasivo-cognitivos y los procedimientos activo-participatorios.
Los procedimientos pasivo-cognitivos se refieren a técnicas de interacción docente-estudiante-
grupo donde el contenido de la actividad educativa es eminentemente cognitiva, predomina la
reflexión y la valoración teórica.
Entre los procedimientos pasivo-cognitivos se pueden identificar el análisis de documentos, el
estudio de casos, la enseñanza interactiva, las asambleas escolares, las conferencias y las
jornadas. A continuación presentaremos una síntesis de cada uno de estos procedimientos.
El análisis de documentos consiste en la identificación, recogida y análisis de documentos
relacionados con el hecho o contexto estudiado. En este caso, la información no nos la dan las
personas directamente, sino a través de sus trabajos escritos, gráficos. Mediante el análisis de
documentos individuales o grupales se pueden identificar valores que caracterizan a las personas.
El estudio de casos, consiste precisamente en proporcionar una serie de casos que representen
situaciones problemáticas diversas de la vida real para que se estudien y analicen. De esta manera,
se pretende entrenar a los estudiantes en la generación de soluciones.
La enseñanza interactiva consiste en un aprendizaje dinámico, asociado al movimiento. Se
caracteriza por proporcionar actividades motivadoras que impulsan a la persona para que se
mantenga activa y profundice en el conocimiento. Las actividades interactivas son recursos que
responden a las acciones del alumnado y en las que podemos incluir contenidos multimedia como
vídeo, audio, imágenes o enlaces web entre otros.
Las asambleas escolares constituyen una técnica muy útil para solucionar conflictos. Ante el
surgimiento de una divergencia en un grupo docente, el profesor puede recomendar a los
estudiantes que realicen una asamblea escolar interna para solventar en colectivo el conflicto. Los
estudiantes deciden si requieren o no la presencia de docentes en su asamblea.
Las conferencias constituyen charlas, conversatorios sobre temáticas asociadas con la educación
moral. Las puede desarrollar el profesor, un estudiante y otras personas debidamente
seleccionadas. Es recomendable que no sean muy extensas, que se desarrollen en un horario
apropiado y que no se sobre utilicen.
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Las jornadas pueden ser generales o específicas para una determinada temática. Son comunes las
jornadas científicas, las medioambientales, las de protección de los animales, entre otras.
Los procedimientos activo-participatorios, como lo indica su nombre, se corresponden con la
actividad grupal e individual de los estudiantes y el colectivo pedagógico. En este sentido se pueden
referir la clarificación de valores, el debate, los grupos de solución de problemas, el juego de roles,
el trabajo en grupos cooperativos y los proyectos globales.
La clarificación de valores, engloba un conjunto de métodos de trabajo cuya finalidad es ayudar a
los estudiantes a realizar un proceso de reflexión orientado a tomar conciencia de las propias
valoraciones, opiniones y sentimientos. Es una acción consciente y sistemática del orientador o
docente que tiene por objeto estimular el proceso de valoración en los estudiantes con el fin de que
estos lleguen a darse cuenta de cuáles son realmente sus valores y puedan, así, sentirse
responsables y comprometidos.
El debate se establece mediante la exposición grupal de distintos puntos de vista que guardan dos
o más posiciones en torno a un tema o problema. Los argumentos se deben ir elaborando en
estrecha relación conforme el oponente, así que el debate se trata de una argumentación de gran
dificultad y rapidez mental. Se deben cumplir normas generales entre las que se encuentran: no
imponer el punto de vista personal, solo plantearlo; escuchar al otro antes de responder; ser breve
y concreto al hablar, y ser tolerante respecto a las diferencias.
Los grupos de solución de problemas es un procedimiento concreto de afrontamiento general que
se basa, como su propio nombre indica, en incrementar la habilidad de una persona o grupo a
identificar, un problema, delimitarlo, proyectar posibles soluciones, seleccionar el curso de acción
más adecuado, implementarlo y darle el seguimiento adecuado.
El juego de roles es un procedimiento de aprendizaje activo en el cual se simula una situación que
representa la vida real. Los estudiantes pueden aprender conceptos difíciles mediante la simulación
de un escenario donde deben aplicar dichos conceptos. Consiste en la representación espontánea
de una situación real o hipotética para mostrar un problema o información relevante a los
contenidos. Cada estudiante representa un papel pero también pueden intercambiar los roles que
interpretan.
El trabajo en grupos cooperativos es la labor que llevan a cabo un grupo de personas, donde cada
miembro tiene una tarea proporcional del proyecto asignada, y que tienen un objetivo común: la
ejecución de un proyecto.
Los proyectos globales constituyen el marco de referencia ya que recoge de forma detallada la
identidad, objetivos y organización de un centro educativo o grupo estudiantil con el objetivo de dar
respuesta eficaz a las necesidades y demandas que se puedan presentar a lo largo del año escolar.

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