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Índice
Tabla de contenido
DESARROLLO 3
I. 3
Filosofía de la educación y otros saberes pedagógicos 3
Relación educación – sociedad 5
La Pedagogía como ciencia 7
Labor profesional del docente 8
Las cualidades y competencias del docente 9
II. 10
Los fines y objetivos de la educación en el Ecuador 10
Sistemas y niveles educativos en el Ecuador 11
Concepción curricular de la educación en el Ecuador 15
III. 16
La Antropología de la Educación 16
La Antropología de la Educación y los procesos de aculturación y transculturación 17
La educación intercultural en el contexto educativo ecuatoriano 18
IV. 20
La Sociología de la Educación 20
La escuela como agencia de interacción con la familia y la comunidad 21
La educación en valores 23
BIBLIOGRAFÍA 28
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DESARROLLO
I. Las ciencias de la educación. La Filosofía de la educación como
plataforma gnoseológica del proceso pedagógico
La reflexión en torno al concepto Ciencias de la Educación no supone referirse a comportamientos
estancos e independientes; tampoco se trata de establecer conexiones fidedignas y formalizadas,
aunque, la verdad, al incidir todas ellas en un aspecto común (La educación) muestra puntos y
núcleos de conexión y ocurrencia. Se entiende, por lo tanto, como Ciencias de la Educación a todas
las disciplinas interesadas en el estudio científico de los distintos aspectos de la educación en
sociedades y culturas determinadas.
Las Ciencias de la Educación abarcan el problema educativo desde múltiples objetos y
metodologías, debido en parte al afán especializador y también al interés que otras disciplinas
mostraban por las cuestiones educativas, surgiendo, en consecuencia, múltiples enfoques, que
pronto exigieron un espacio propio aunque no una fundamentación epistemológica diferenciada.
Al detenerse en alguna de estas Ciencias de la educación, al menos las que tienen un mayor
desarrollo aunque no se deben desconocer las demás. En la bibliografía se registran como tales las
siguientes: Filosofía de la Educación, Sociología de la Educación, Historia de la Educación,
Tecnología Educativa, Estadística Educacional, Psicología de la Educación, Metodología de la
Investigación Educativa, Planeamiento Educacional, Antropología y Etnología Educativas, Dirección
Científica de la Educación, Economía Educacional y Pedagogía.
En este último caso se prefiere hablar de Ciencias Pedagógicas que constituyen el centro de las
Ciencias de la Educación y que a su vez cuentan con la Historia de la Pedagogía, la Pedagogía
Comparada, la Pedagogía Especial, la Informática Educacional, la Metodología de la Investigación
Pedagógica, la Didáctica General y las Especiales, la Higiene educacional y la Dirección y
Organización Educacional, la Ética Pedagógica, y la Estadística Educacional, entre otras.
Algunas de ellas, en el proceso de integración y diferenciación, se relacionan con ciencias
económicas, médicas, naturales, técnicas y otras ciencias sociales. Es por ello que resulta tan
complejo determinar de manera cerrada cuáles son las Ciencias de la Educación puesto que en la
medida en que avance el enfoque científico de esta esfera, como el de otras en la sociedad, pueden
surgir nuevas ciencias con nuevos objetos para sistematizar, explicar y transformar la realidad
(Román, 2018).
La Antropología de la Educación
Los antecedentes de la Antropología de la Educación han de buscarse en las relaciones de la
Educación y de la Pedagogía con la Antropología. Es evidente, en efecto, que tanto la acción
educativa practicada desde los griegos, como el quehacer pedagógico presente, fundamentado en
bases científicas, han supuesto una determinada concepción antropológica, más o menos explícita.
Esta tesis tiene validez, sobre todo, en las investigaciones más recientes acerca de las mutuas
relaciones entre la Pedagogía y la Antropología.
Los antropólogos de la educación se mueven dentro de las concepciones y del espacio científico
sobre la cultura; la Antropología de la Educación es una subdisciplina de la Antropología de la
Cultura, que entiende sobre su adquisición y transmisión, tal y como han puesto de manifiesto los
antropólogos norteamericanos, desde 1954. La metodología es etnográfica y se ha aplicado en
investigaciones microsociológicas, en especial en el estudio de las interrelaciones escolares,
expectativas profesor/alumnos, alumnos/profesor, etc. Por paridad, la Antropología de la Educación,
desde la perspectiva filosófica, es una subdisciplina de la Filosofía de la Cultura, con solera y raíces
profundas en la filosofía alemana neokantiana y otras.
La Antropología de la Educación es un campo de la antropología y frecuentemente asociada con el
trabajo pionero de George Spindler. Como el propio nombre indica, el foco de la Antropología de la
Educación es la educación, aunque una aproximación antropológica de la educación tiende a
focalizarse en los aspectos culturales de la educación, tanto de sus aspectos formales como
informales.
Puesto que la educación implica la comprensión de quiénes somos, no resulta sorprendente que el
principal dictamen de la Antropología de la Educación es que sea un campo interesado
principalmente en la transmisión cultural. La transmisión o aprendizaje de la cultura implica la
transferencia de un sentido de la identidad entre generaciones, a veces denominado
endoculturación y también la transferencia de identidad entre culturas, a veces conocido como
aculturación. De acuerdo a todo ello, no resulta extraño que la Antropología de la Educación haya
ido incrementado su focalización en la identidad étnica y en los cambios étnicos.
La principal preocupación y ocupación de la antropología ha sido comprender desde la
particularidad, aprender a partir de compartir los sentidos con el otro, objetivar procesos de
subjetivación, cuestionar lo cotidiano, preguntar sobre el origen de la diversidad y sobre el sentido
que los humanos le dan a su existencia. La antropología de la educación ha producido un
conocimiento de las características básicas de los procesos de adquisición y transmisión cultural de
los cuales la educación es un proceso básico, y de los contextos de socialización y educación, de
la cultura.
Proporcionando las herramientas necesarias para un mejor conocimiento de la realidad educativa
a la que se enfrentará en la vida profesional mediante los métodos de la antropología, el
conocimiento de la etnografía del aula, los parámetros relevantes de la antropología familiar y los
presupuestos y problemática de la educación multicultural, entonces podemos decir que se intenta
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buscar que la educación sea equitativa para todo no importando la cultura. Es más: se intenta
rescatar culturas pasadas para enseñarlas a las de nuestro tiempo y así no perder nuestras culturas
nativas.
La Sociología de la Educación
Según Blanco (2004), la definición de sociología de la Educación es abordada por el teórico inglés
Ottaway como el estudio de las relaciones entre educación y sociedad, ocupándose por tanto del
origen social de la educación, de sus manifestaciones y contenidos, sus instituciones y
condicionamientos, sus repercusiones, funciones y objetivos, sus posibilidades y los agentes
sociales que en ella participan. H. Janne, por su parte, la define como el estudio de las instituciones
y las relaciones sociales referentes a la educación.
Desde otro punto de vista se caracteriza como análisis científico de los procesos y regularidades
sociales inherentes al sistema educativo. El brasileño F. de Azevedo, define esta ciencia como el
estudio sociológico de los hechos y las instituciones de la educación, en tanto el español V. García
Hoz prefiere identificarla como el estudio científico de los factores sociales de la educación. En todos
los casos es fácil observar la preocupación de los autores por remarcar el vínculo y la
interdependencia entre sociedad y educación como cuestión esencial a la que se dirigen sus
estudios (Blanco, 2004).
Cuanto más se amplía el objeto de estudio de la Sociología de la Educación, mayor es la cantidad
de los agentes, factores y medios que caen dentro de su actividad investigativa y crítica, más
complejo es el universo de interrelaciones a estudiar y más integral, por tanto, el enfoque que puede
brindar sobre la educación. Si se reduce su objeto de estudio a la enseñanza (la instrucción) o a la
institución encargada de ella se reduce también el número de agentes y factores concomitantes y
las apreciaciones del fenómeno educativo sólo podrán resultar parciales y fragmentadas.
Por supuesto, ninguna definición del objeto de estudio de una ciencia puede abarcar explícitamente
todo el conjunto de fenómenos y procesos que en ella se incluyen. Así la Sociología de la Educación,
no se limita a las relaciones e influencias recíprocas sociedad- educación en el proceso de
socialización del individuo, sino que abarca también lo que constituye su contrapartida, la
individualización del sujeto. Por esta razón la Sociología de la Educación debe atender al estudio
de los mecanismos de control social, de la identificación de valores a nivel social e individual, de la
reproducción de normas y valores en el marco escolar y extraescolar, de movilidad social, etc. Tal
amplitud obliga a articular tanto el contenido como la metodología de investigación de la Sociología
de la Educación con los contenidos y metodologías de otras ciencias de la Educación.
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Analizada como función de la sociedad, la educación constituye el medio fundamental para la
socialización del sujeto. A través de ella la sociedad logra la asimilación y objetivación, en cada
individuo, de los contenidos socialmente válidos, expresados en los sistemas de normas y valores
aceptados por la misma sociedad. Como quiera que la socialización abarca todos los aspectos de
la vida de la sociedad se deben distinguir cuatro niveles en que la Educación cumple su cometido
social.
● Como función general del proceso de reproducción de la sociedad.
● Como función parcial de instituciones de la superestructura de la sociedad.
● Como función finalista de una organización especial de la sociedad (el sistema de
enseñanza, que a su vez cumple otras funciones sociales).
● Como función profesional de grupos y personalidades (maestros, instructores, etc) que se
complementan con la función de los alumnos.
El esquema propuesto no se refiere a funciones diferentes entre sí, si no a niveles en que se
manifiesta la Educación como función general de la sociedad. En los cuatro niveles expuestos la
educación está determinada socialmente, es decir sus contenidos responden al carácter histórico y
clasista; los cuatro niveles mantienen una relación que va de lo general (la reproducción de la
sociedad) a lo particular (el proceso de enseñanza-aprendizaje en la escuela) incluyéndose y
reflejándose uno dentro de los otros. El aspecto que define la unidad de estos niveles es, sin lugar
a dudas, el origen material de los procesos de asimilación y objetivación de los contenidos sociales,
puesto que el hombre solo puede realizarlos en la práctica social, mediante el establecimiento de
relaciones sociales objetivas, que reflejan las condiciones reales de existencia.
La educación en valores
Los valores constituyen orientaciones inductoras y afectivas de la personalidad, que expresan las
necesidades y tendencias del individuo, surgen y se transforman a partir del desarrollo del reflejo
cognoscitivo de la realidad. Los valores pueden ser reflejados por su contenido, donde se agrupan
los de carácter moral o social y los individuales; y por su grado de independencia, donde están
presentes los autónomos, los adaptativos y los reactivos.
La formación de valores ha sido definida como un proceso total y complejo a lo largo de la vida; en
él intervienen diversos factores. Su esencia distingue los siguientes aspectos:
● Dirigir el proceso docente hacia el modelo de formación ideal en correspondencia con el
modelo social.
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● Precisar los contenidos de los sistemas de valores a formar y desarrollar según la aspiración
social.
● Conocimiento de las particularidades del estudiante.
● Determinar las estrategias didácticas que viabilicen la participación activa de todos los
estudiantes desde sus potencialidades.
El valor en su existencia subjetiva individual se manifiesta como motivo de la actuación. Los valores,
por tanto, existen en el individuo como formaciones motivacionales de la personalidad que orientan
su actuación hacia la satisfacción de sus necesidades.
De esta manera un estudiante universitario es responsable no porque conozca la importancia del
valor responsabilidad o las circunstancias lo obliguen a ser responsable, sino porque siente la
necesidad de actuar responsablemente. La responsabilidad en este caso, deviene un motivo de la
actuación. Por tanto, sólo cuando los valores constituyen motivos de la actuación del sujeto se
convierten en verdaderos reguladores de su conducta.
Este hecho tiene implicaciones importantes en el orden pedagógico, toda vez que permite
comprender que la formación de valores en el currículum no se limita a un proceso simple, lineal y
homogéneo de transmisión de información del profesor al estudiante, donde el estudiante es un
ente pasivo en la recepción de significados, sino que se produce en un proceso complejo de
comunicación entre profesores y estudiantes, en el proceso de enseñanza-aprendizaje, donde el
estudiante asume una posición activa en la apropiación individual de los significados para la
construcción de sus valores.
Es importante considerar que la formación de valores constituye uno de los principios de la actividad
educativa en el Ecuador. En ese sentido, la educación debe basarse en la transmisión y práctica de
valores que promuevan la libertad personal, la democracia, el respeto a los derechos, la
responsabilidad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto a la diversidad de género, generacional,
étnica, social, por identidad de género, condición de migración y creencia religiosa, la equidad, la
igualdad y la justicia y la eliminación de toda forma de discriminación.
La atención a la problemática de la formación de valores constituye una tarea importante para la
sociedad contemporánea. Los nexos entre los valores que genera cada sociedad, tales como
patriotismo, humanismo, identidad nacional, justicia social y otros, pueden concretarse en aquellos
que son básicos también para el desempeño ciudadano, entre los cuales figuran: solidaridad,
espíritu crítico y autocrítico, laboriosidad, responsabilidad y honestidad. Lo anterior corrobora la
importancia de la formación de valores transmitida por una amplia gama de instituciones
educacionales que incluyen en primer lugar a la familia y la escuela.
De hecho, la formación de un profesional en las universidades, debe estar dirigida no solo a la
preparación científica sino a garantizar un compromiso social y una sólida formación humanista, lo
cual se relaciona directamente con los valores éticos, es por eso que los docentes deben estar
preparados en la teoría y la práctica, donde su modo de actuación sea un vivo ejemplo y paradigma
para los estudiantes.
Dada la complejidad de los valores, existen distintas dimensiones en su tratamiento y
conceptualización, de acuerdo con el objeto de estudio que fundamentan las diferentes ciencias. En
su enfoque filosófico, por valor generalmente se entiende la capacidad que poseen determinados
objetos y fenómenos de la realidad objetiva de satisfacer alguna necesidad humana, es decir, la
determinación social de estos objetos y fenómenos consistentes en su función de servir a la
actividad práctica del ser humano.
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Los valores morales, por su carácter de orientadores y reguladores internos, ocupan un lugar
especial como integradores en el ámbito social de los restantes valores, puesto que ellos se
manifiestan en cualquier esfera de la vida. Los valores no son estables y eternos, se modifican,
dependen en gran medida de la época histórica, al ser resultado de la práctica histórico-social y de
las necesidades del sujeto. Cada sociedad, clase y grupo social en su concepción educativa
defiende y potencia los valores que consideran necesario formar en sus ciudadanos.
Si tenemos en cuenta que los valores regulan la actuación de las personas en general y de modo
específico de los estudiantes, es necesario profundizar respecto a ¿Cuáles pueden ser los
indicadores que posibilitan analizar el nivel de desarrollo de los valores?
El valor como formación motivacional de la personalidad tiene diferentes niveles de expresión
funcional en la regulación de la actuación. El nivel de desarrollo del valor como regulador de la
actuación del sujeto puede analizarse a partir de los siguientes indicadores:
En primer lugar se identifica la flexibilidad-rigidez con que se expresa el valor en la regulación de la
actuación. La flexibilidad se manifiesta cuando el valor regula la actuación del estudiante no de
forma mecánica y absoluta, sino a partir del análisis de las situaciones concretas que se presentan
y de la búsqueda, por tanto, de alternativas diferentes de solución a los problemas que el sujeto
enfrenta en su actuación. La flexibilidad, por tanto, implica un nivel superior de funcionamiento del
valor en la regulación de su actuación.
Otro indicador se corresponde con la posición que asume el estudiante en la expresión de los
valores de la actuación. El estudiante puede asumir una posición activa o pasiva en la expresión de
sus valores. La posición activa en la expresión de los valores caracteriza un nivel superior de
desarrollo y se manifiesta cuando el estudiante actúa espontáneamente, con iniciativas en la
expresión de sus valores. Este nivel se corresponde con los valores personalizados. La posición
pasiva en la expresión de los valores se correspondería entonces con los valores formales, es decir,
cuando el estudiante actúa no por convencimiento, por sentir la necesidad de actuar de esa manera,
sino por presiones externas.
Otro de los indicadores que posibilita determinar el nivel de desarrollo del valor como regulador de
la actuación del sujeto se corresponde con el grado de mediatización de la conciencia en la
expresión de los valores. Este indicador se manifiesta en la posibilidad del sujeto de argumentar
con criterios propios el porqué de su actuación. Cuando existe un grado mayor de mediatización de
la conciencia en la regulación de la actuación, el estudiante manifiesta una reflexión personalizada
en la expresión de sus valores, quiere decir que es capaz de argumentar y defender a partir de sus
puntos de vista y criterios el por qué actúa de una u otra manera.
En la medida en que el grado de mediatización de la conciencia en la regulación de la actuación es
menor, el estudiante es incapaz de argumentar y defender con criterios propios el porqué de su
actuación. La reflexión personalizada en la expresión de los valores caracteriza un nivel de
funcionamiento superior en la regulación de la actuación.
Por último pero no menos importante se identifica el indicador asociado con la perseverancia-
inconstancia en la expresión de los valores. Los valores pueden regular la actuación de manera
perseverante o inconstante. La perseverancia implica la disposición de llevar adelante los propósitos
y decisiones adoptadas independientemente de los obstáculos que haya que vencer. La
inconstancia caracteriza a los sujetos que abandonan el camino tomado ante el surgimiento de
obstáculos. La perseverancia caracteriza, por tanto, el nivel funcional superior del valor en la
regulación de la actuación.
Los valores pueden regular la actuación de manera situacional (perspectiva inmediata) o a más
largo plazo (perspectiva mediata). Por ejemplo: dos estudiantes pueden manifestar responsabilidad
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en el estudio. En un caso la responsabilidad se limita al cumplimiento de las tareas relativas al
estudio de las asignaturas que cursa (perspectiva inmediata). En otro caso la responsabilidad puede
manifestarse a más largo plazo en la profundización en el estudio de contenidos que trascienden
las asignaturas que cursa pero que pueden ser de utilidad para su futuro profesional (perspectiva
mediata).
Por supuesto que la perspectiva mediata caracteriza el funcionamiento superior del valor en la
regulación de la actuación. El conocimiento de los indicadores de funcionamiento del valor tiene
importancia no sólo para el diagnóstico de su nivel de desarrollo sino también para su educación.
En la medida que el docente universitario conozca qué es un valor y cómo regula la conducta del
estudiante estará en condiciones de propiciar su formación y desarrollo en el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
Dado que la labor del docente sostiene la educación desde la instrucción, es propicio discernir los
referentes fundamentales respecto a la interrogante: ¿Cómo el docente dirige el proceso de
formación de valores en el contexto educativo?
No se puede formar valores si no se posee un conocimiento general de las características
psicopedagógicas de los estudiantes. Se debe conocer el ámbito en el cual se desenvuelve, cuáles
son sus proyecciones, cómo se expresa ante la sociedad, cuál es su proyecto de vida, y conocer
qué opinión posee acerca de los valores, para así poder dirigir correctamente nuestras acciones
con el fin de educar en valores, contribuyendo al desarrollo de su personalidad.
Existen diversos métodos que propician la formación de valores. Los métodos de la conciencia, la
actividad y la valoración son ejemplos que resaltan en la literatura pedagógica, por su cómoda
aplicación y utilidad en la hermosa profesión del magisterio.
El método de la conciencia es utilizado por profesores que trabajan sobre la conciencia de sus
estudiantes, ofreciéndoles argumentos sólidos sobre el proceder del individuo y los valores a tener
en cuenta, permitiendo que los estudiantes interioricen y valoren el significado de los valores.
En este método se utiliza en gran medida el componente cognitivo, el conocimiento, por parte de
los estudiantes, de lo que implica actuar de una manera en una situación determinada en una u otra
dirección. Se ejerce una gran influencia en la conciencia, los sentimientos y la voluntad de los
estudiantes, con el objetivo de formar en ellos cualidades positivas; en este proceso juega un papel
primordial el ejemplo del profesor como dirigente y guía del proceso docente educativo.
Para la ejecución del método de la conciencia, se recomienda realizar análisis y debates sobre
obras literarias, documentales, series y películas, además de valorar a partir de una situación
determinada la posición que adoptaron personalidades históricas o celebridades reconocidas por
ellos, permitiéndoles a los estudiantes reflexionar sobre problemas éticos, y sobre el proceder
adecuado ante situaciones similares.
El método de la actividad está dirigido a la participación activa, reflexiva y consciente de cada uno
de los implicados en la tarea a desarrollar; posee como objetivo que los estudiantes interioricen la
necesidad de realizar alguna tarea extracurricular, no por imposición docente, sino por su libre
decisión. Constituyen acciones prácticas, para educar la conciencia y propiciar conductas
adecuadas, lo que estimula la realización de proyectos útiles. Algunas acciones que se podrían
implementar son: el cultivo de jardines, trabajos comunitarios, visitas a lugares de interés científico,
histórico o social; propiciando la formación de valores como la responsabilidad y la laboriosidad.
A su vez, el método de la valoración permite o está orientado a que exista la posibilidad de comparar
lo que hacen con el modelo correcto propuesto, tanto en tareas colectivas como individuales. Este
método puede ser utilizado por el profesor para garantizar que el estudiante sea capaz de valorar y
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reflexionar sobre una actitud o acción realizada en un momento dado, dando lugar al
arrepentimiento y a la valoración del acto. Es válido aclarar que el objetivo no es valorar al
estudiante, sino a la conducta.
En el método de la valoración el docente puede utilizar como métodos auxiliares de estimulación
pedagógica el estímulo o la sanción individual o colectiva, como vía de felicitar lo bien hecho (la
aprobación, el elogio, la premiación y el agradecimiento) o reflexionar sobre lo mal hecho,
permitiendo dar lugar al cambio y a la confianza en los estudiantes.
En el caso del estímulo, se refuerza el reconocimiento social y un reconocimiento positivo de la
personalidad en formación; mientras que en la sanción se pretende que el estudiante tome
conciencia de los errores cometidos y la posibilidad de enmendarlos; para ello se puede utilizar la
advertencia, la amonestación privada, la amonestación en grupo y el análisis de las consecuencias
de los errores.
Es válido acotar que para utilizar el método de la valoración el docente debe tener en cuenta el
momento oportuno, y el más indicado, además de hacer uso del tacto pedagógico, no hiriente sino
más bien educativo, instructivo y desarrollador; antes de utilizar este método se deben tener en
cuenta las situaciones en que se encuentra cada estudiante, sea familiar, personal, social, así como
la trayectoria de este, para comprender o tratar de entender el proceder del estudiante.
En la labor educativa del docente, orientada a la formación de valores también es adecuado emplear
los procedimientos pasivo-cognitivos y los procedimientos activo-participatorios.
Los procedimientos pasivo-cognitivos se refieren a técnicas de interacción docente-estudiante-
grupo donde el contenido de la actividad educativa es eminentemente cognitiva, predomina la
reflexión y la valoración teórica.
Entre los procedimientos pasivo-cognitivos se pueden identificar el análisis de documentos, el
estudio de casos, la enseñanza interactiva, las asambleas escolares, las conferencias y las
jornadas. A continuación presentaremos una síntesis de cada uno de estos procedimientos.
El análisis de documentos consiste en la identificación, recogida y análisis de documentos
relacionados con el hecho o contexto estudiado. En este caso, la información no nos la dan las
personas directamente, sino a través de sus trabajos escritos, gráficos. Mediante el análisis de
documentos individuales o grupales se pueden identificar valores que caracterizan a las personas.
El estudio de casos, consiste precisamente en proporcionar una serie de casos que representen
situaciones problemáticas diversas de la vida real para que se estudien y analicen. De esta manera,
se pretende entrenar a los estudiantes en la generación de soluciones.
La enseñanza interactiva consiste en un aprendizaje dinámico, asociado al movimiento. Se
caracteriza por proporcionar actividades motivadoras que impulsan a la persona para que se
mantenga activa y profundice en el conocimiento. Las actividades interactivas son recursos que
responden a las acciones del alumnado y en las que podemos incluir contenidos multimedia como
vídeo, audio, imágenes o enlaces web entre otros.
Las asambleas escolares constituyen una técnica muy útil para solucionar conflictos. Ante el
surgimiento de una divergencia en un grupo docente, el profesor puede recomendar a los
estudiantes que realicen una asamblea escolar interna para solventar en colectivo el conflicto. Los
estudiantes deciden si requieren o no la presencia de docentes en su asamblea.
Las conferencias constituyen charlas, conversatorios sobre temáticas asociadas con la educación
moral. Las puede desarrollar el profesor, un estudiante y otras personas debidamente
seleccionadas. Es recomendable que no sean muy extensas, que se desarrollen en un horario
apropiado y que no se sobre utilicen.
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Las jornadas pueden ser generales o específicas para una determinada temática. Son comunes las
jornadas científicas, las medioambientales, las de protección de los animales, entre otras.
Los procedimientos activo-participatorios, como lo indica su nombre, se corresponden con la
actividad grupal e individual de los estudiantes y el colectivo pedagógico. En este sentido se pueden
referir la clarificación de valores, el debate, los grupos de solución de problemas, el juego de roles,
el trabajo en grupos cooperativos y los proyectos globales.
La clarificación de valores, engloba un conjunto de métodos de trabajo cuya finalidad es ayudar a
los estudiantes a realizar un proceso de reflexión orientado a tomar conciencia de las propias
valoraciones, opiniones y sentimientos. Es una acción consciente y sistemática del orientador o
docente que tiene por objeto estimular el proceso de valoración en los estudiantes con el fin de que
estos lleguen a darse cuenta de cuáles son realmente sus valores y puedan, así, sentirse
responsables y comprometidos.
El debate se establece mediante la exposición grupal de distintos puntos de vista que guardan dos
o más posiciones en torno a un tema o problema. Los argumentos se deben ir elaborando en
estrecha relación conforme el oponente, así que el debate se trata de una argumentación de gran
dificultad y rapidez mental. Se deben cumplir normas generales entre las que se encuentran: no
imponer el punto de vista personal, solo plantearlo; escuchar al otro antes de responder; ser breve
y concreto al hablar, y ser tolerante respecto a las diferencias.
Los grupos de solución de problemas es un procedimiento concreto de afrontamiento general que
se basa, como su propio nombre indica, en incrementar la habilidad de una persona o grupo a
identificar, un problema, delimitarlo, proyectar posibles soluciones, seleccionar el curso de acción
más adecuado, implementarlo y darle el seguimiento adecuado.
El juego de roles es un procedimiento de aprendizaje activo en el cual se simula una situación que
representa la vida real. Los estudiantes pueden aprender conceptos difíciles mediante la simulación
de un escenario donde deben aplicar dichos conceptos. Consiste en la representación espontánea
de una situación real o hipotética para mostrar un problema o información relevante a los
contenidos. Cada estudiante representa un papel pero también pueden intercambiar los roles que
interpretan.
El trabajo en grupos cooperativos es la labor que llevan a cabo un grupo de personas, donde cada
miembro tiene una tarea proporcional del proyecto asignada, y que tienen un objetivo común: la
ejecución de un proyecto.
Los proyectos globales constituyen el marco de referencia ya que recoge de forma detallada la
identidad, objetivos y organización de un centro educativo o grupo estudiantil con el objetivo de dar
respuesta eficaz a las necesidades y demandas que se puedan presentar a lo largo del año escolar.
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