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Tema 4.

Clásicos
4.1. Contexto histórico
4.2. Smith
4.3. Malthus
4.4. Ricardo
4.5. Bentham y Senior
4.6. Mill
“La naturaleza ha puesto a la humanidad bajo el gobierno de dos amos soberanos, el
dolor y el placer. Solo ellos señalan lo que tenemos que hacer, así como determinan lo
que haremos... El principio de utilidad reconoce esta sujeción” (Bentham, 1789)

“Corresponde a Senior el destacado honor de haber sido el primero en intentar


formular, consciente y explícitamente, los postulados necesarios y suficientes para
construir el pequeño aparato analítico comúnmente conocido como teoría económica”
(Schumpeter, 1854)
Bentham (1748-1832) Senior (1790-1864)

1780 1836
Bentham: utilitarismo

Desde un punto de vista de la política, el principio de utilidad (egoísmo) se ha interpretado de dos maneras
distintas. Una de ellas descansa en la creencia en una identidad natural de intereses [Adam Smith], y la
otra en la creencia en una identidad artificial de intereses [Bentham]

“Por el principio de utilidad se entiende aquel principio que aprueba o desaprueba toda acción según la
tendencia que demuestre tener para aumentar o disminuir la felicidad de la parte cuyo interés está en
juego... no sólo de cada una de las acciones de un individuo privado, sino de toda acción de gobierno”

Utilidad marginal decreciente: “De dos personas que tienen fortunas desiguales, la que tiene más
riqueza debe ser considerada por el legislador como la que tiene más felicidad. Pero la cantidad de
felicidad no se incrementa en la misma proporción que la cantidad de la riqueza: diez mil veces más la
cantidad de riqueza no traerá consigo diez mil veces más de la cantidad de felicidad. Incluso puede ser
una cuestión a dudar, si diez mil veces la cantidad de riqueza traerá consigo el doble de felicidad. El efecto
de la riqueza en la producción de la felicidad disminuye, a medida que la cantidad por la cual la riqueza
de un hombre excede a la de otro se incrementa; en otras palabras, la cantidad de felicidad producida por
una partícula de riqueza (si cada partícula es de la misma magnitud), será menor en cada partícula; la
segunda producirá menos que la primera, la tercera menos que la segunda y así sucesivamente”
Bentham: búsqueda infructuosa de una medida de la utilidad

Objetivo: “La mayor felicidad para el mayor número”

Cálculos del bienestar: “Para darnos cuenta exacta, pues, de la tendencia general de cualquier acto, por el
cual se vean afectados los intereses de una comunidad, procederemos en la forma siguiente. Comiéncese con
una persona de aquellas cuyos intereses parecen estar más directamente afectados por dicho acto y téngase
cuenta: 1. Del valor de cada placer identificable que parezca producido por él en primer lugar. 2. Del valor
de cada dolor que parezca producido por él en primer lugar. 3. Del valor de cada placer que parezca
producido por él después de la primera sensación. Esto constituye la fecundidad del primer placer y la
impureza del primer dolor. 4. Del valor de cada dolor que parezca producido por él después de la primera
sensación. Esto constituye la fecundidad del primer dolor y la impureza del primer placer. 5. Súmense todos
los valores de todos los placeres por una parte y los de todos los dolores por otra. El saldo, si es favorable al
placer, nos dará la tendencia buena del acto en conjunto, con respecto a los intereses de ese individuo; si es
favorable al dolor [dará] la tendencia mala del acto en conjunto. 6. Realícese un cálculo del número de
personas cuyos intereses parecen estar implicados, y repítase el proceso anterior con respecto a cada uno.
Súmense los números que expresan los grados de la tendencia buena... en relación con... el conjunto: hágase
de nuevo con respecto a cada individuo, en relación con el cual la tendencia sea mala en su conjunto. Hágase
balance: que, si es favorable al placer, dará la tendencia buena general del acto... y si es favorable al dolor
[dará] la tendencia mala general con respecto a la misma comunidad”.
Senior: investigación económica positiva
La investigación económica tenía que ser esencialmente positiva (es decir, exenta de juicios de valor), en
opinión de Senior, porque el campo de la economía “no es la felicidad, sino la riqueza”. Senior aclaraba
su posición metodológica en el pasaje siguiente:
“Las premisas [de los economistas] consisten en unas pocas proposiciones muy generales, provenientes
de la observación, o de la introspección, y que apenas requieren pruebas, o ni siquiera declaración
formal, y que cualquier hombre, tan pronto las oye, las admite como parte de su propio pensamiento; y
sus deducciones son casi tan generales, y, si ha razonado correctamente, tan ciertas como sus premisas.
Pero sus conclusiones, cualquiera que sea su grado de generalidad y de verdad, no le autorizan a
añadir ni una sola sílaba de consejo. Este privilegio le corresponde al escritor o al estadista que ha
considerado todas las causas que pueden promover o impedir el bienestar general de aquellos a los que
se dirige, no al teórico que ha considerado solo una de aquellas causas, aunque sea la más importante.
La tarea de un economista político no es recomendar ni disuadir, sino establecer principios generales,
que es funesto descuidar, pero que no es conveniente ni tal vez posible utilizar como única, o ni siquiera
principal, guía en la dirección práctica de los asuntos... Decidir en cada caso hasta qué punto deben
traducirse estas conclusiones en actos pertenece a una acción de gobierno, una acción en la que la
economía política solo es una de las muchas ciencias subordinadas”.
Senior: principios generales de la economía

1. Principio de racionalidad (maximización de utilidad): “Que todo hombre desea


obtener más riqueza con el menor sacrificio posible”.
2. Principio de la población (doctrina malthusiana): “Que la población del mundo o,
con otras palabras, el número de personas que viven en él, está sólo limitada por … el
miedo a que falten artículos de riqueza que los hábitos de los individuos de cada clase de
habitantes les mueve a requerir”.
3. Principio de la acumulación de capital: “Que las fuerzas del trabajo y de los demás
instrumentos que producen riqueza se pueden aumentar indefinidamente mediante el uso
de sus productos como medios de ulterior producción”.
4. Principio de los rendimientos decrecientes: “Que, si permanece inmutable la
habilidad agrícola, el trabajo adicional empleado en la tierra en un distrito dado produce
en general un rendimiento proporcionalmente menor o, dicho de otro modo, que, aunque
con cada aumento del trabajo empleado el rendimiento agregado aumenta, el aumento del
rendimiento no es proporcional al aumento del trabajo”.

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