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2.1. Al-Ándalus: la conquista de la Península Ibérica.

Emirato y califato
de Córdoba

Desde el 711, los árabes destruyeron el reino visigodo de Toledo e instauraron una
administración bizantina denominada Al-Ándalus.

Un ejército bereber al mando de Tarik en el 711 y otro árabe al mando del


gobernador Muza, un año después, conquistaron la Península en cuatro años, tras
la derrota de Don Rodrigo en Guadalete.

Expulsión de los bereberes del noroeste de la Meseta. Se creó el Emirato


dependiente de Damasco, con Córdoba como capital. En el 756, Abderramán I se
proclama emir y funda el Emirato Independiente de Damasco. La frontera norte se
divide en tres sectores: Zaragoza, Toledo y Mérida.

Las nuevas técnicas de regadío impulsaron un proceso de islamización, muladíes.


El emir se convirtió en soberano, lo que creó tensiones políticas y sociales.

En 912 Abderramán III sube al trono con la intención de frenar a los cristianos.
Acaba con las revueltas sociales y en 929 se proclama califa. Ejerció el poder
desde la ciudad de Medina Azahara, periodo de mayor esplendor. Durante la
minoría de edad de su sucesor su madre confió el poder a Almanzor, que
estableció una dictadura. Pero la muerte de Almanzor llevará la disolución del
califato en 1031.

2.2. Al-Ándalus: reinos de taifas. Reino nazarí

La muerte de Almanzor en 1002 provocó luchas entre los árabes y bereberes, que
llevaron a dividir Al-Ándalus en reinos independientes (taifas) como Zaragoza,
Toledo o Sevilla, en 1031. Las rivalidades provocaron la intervención de los reinos
cristianos, que sometieron a muchas taifas al pago de parias. La toma de Toledo
por Alfonso VI en 1085 provocó la llegada de los almorávides, que derrotan a los
cristianos en Sagrajas (1086) y eliminan las taifas.

La presión de los reinos cristianos y la caída de Zaragoza aceleran la


descomposición del imperio almorávide, lo que favorece la llegada de los
almohades, que tuvieron que conquistar los territorios uno a uno hasta 1171,
llamado segundas taifas.

Ante el avance almohade, el papa decreta una cruzada que, con Alfonso VIII a la
cabeza, que derrota a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa, en
1212.

En 1232, con un nuevo período de taifas se crea el reino de Granada con


Mohamed I. En 1482, la guerra civil entre Muley Hacem y su hijo Boabdil, junto a
la voluntad política peninsular de los Reyes Católicos, dan inicio a la Guerra de
Granada, que culmina en 1492 con la desaparición del reino nazarí tras la toma
de Granada.

2.4.- Los primeros núcleos de resistencia cristiana. Principales etapas


de la Reconquista. Modelos de repoblación

Tras la conquista musulmana, un espacio en Asturias permanece sin conquistar,


liderado por don Pelayo, vencedor de la batalla de Covadonga en 722. Este primer
núcleo de resistencia se amplía poco a poco y ocupa el norte del valle del Duero
con Alfonso III, trasladando a León la capital (910). En el Pirineo, los intereses por
marcar una frontera con el Islam impulsan nuevos núcleos de resistencia, pero la
derrota de Carlomagno en Roncesvalles le lleva crear los Condados Catalanes
autónomos.

La Reconquista comienza en el siglo XI, aprovechando la división en reinos de


taifas. A la muerte de Sancho III, se forman los reinos de León, Navarra, Aragón y
los Condados Catalanes.

Con la toma de Toledo en 1085 se conquista el valle del Tajo y parte del Ebro,
provocando la llegada de los almorávides, que recuperan Valencia y vencen en
Sagrajas (1086), pero no impiden que los cristianos tomen Zaragoza y Lisboa,
formándose los tres grandes reinos de la Península: Portugal, Aragón y los
Condados Catalanes y León y Castilla (no se unirán definitivamente hasta 1230).
Se progresa por el valle del Guadiana con ayuda de las órdenes militares.

La llegada de los almohades frena el avance cristiano, pero su derrota en Las


Navas de Tolosa, en 1212, abre Andalucía, Murcia y Extremadura a los cristianos,
que caerán con Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio. En 1249, se completa la
conquista. El reino de Granada sobrevivirá hasta 1492, cuando caiga bajo los
Reyes Católicos la ciudad de Granada.

La repoblación de los territorios se hizo entre los siglos XI y XIII. Hasta el siglo XI se
repobló la zona al norte mediante el sistema de presura, por el que el rey
legitimaba la apropiación de tierras de una aldea. Posteriormente estos territorios
sufrieron un proceso de feudalización a manos de nobles. A mediados del siglo XI
se repueblan tierras al sur del Duero por el sistema de repoblación concejil, en el
que la iniciativa parte del concejo le ha sido asignado por los fueros y privilegios
concedidos por el rey (cartas puebla). El concejo arma una milicia propia para
defenderse.

3.2. El significado de 1492. La guerra de Granada y el descubrimiento


de América

El año 1492 marca un punto culminante en la política de los Reyes Católicos: la


unificación religiosa de sus reinos en torno al cristianismo.
Las relaciones con el reino nazarí se deterioraron y se provocó una guerra civil.
Desde la toma de Alhama (1481), la guerra es continua; ejército con artillería,
quema de cosechas, tala de bosques… También es una guerra táctica, se
conquista el terreno; las ciudades que se resisten son saqueadas y su población
esclavizada (Málaga, 1487). Granada capitula después de ser sitiada
(Capitulaciones de Santa Fe), por las que se respetaba la libertad, la religión y las
costumbres. Más de la mitad de la población se exilió, con pérdidas del 50%.

Entre 1492 y 1516 se puso en marcha la colonización y explotación de los nuevos


territorios conquistados.

Cristóbal Colón ofreció a Portugal en 1482 su proyecto para llegar a las Indias,
pero fue rechazado por el Tratado de Alcaçovas. Recurrió a Castilla, pero fue
rechazado de nuevo por suponer un esfuerzo económico importante durante la
conquista del reino de Granada.

En 1488, Bartolomé Dias descubrió el cabo de Buena Esperanza, y Colón volvió a


intentarlo con los Reyes Católicos, que tras la toma de Granada negociaron con él
las Capitulaciones de Santa Fe (abril de 1492). Partió del puerto de Cabo de Palos
con las carabelas Pinta y Niña, y la nao Santa María, el 3 de agosto de 1492.
Llegaron a Guanahaní (en las Bahamas) el 12 de octubre. Costearon por Cuba y
Santo Domingo, donde levantaron el fuerte Navidad, desde donde emprendieron
el regreso.

El 4 de marzo llegó a Lisboa y el 15 de abril se presentó triunfal a los reyes en


Barcelona, con oro, productos exóticos y varios indígenas.

4.1.- La Guerra de Sucesión Española y el sistema de Utrecht. Los


Pactos de Familia.

A finales del siglo XVII, la hegemonía continental estaba disputada entre Francia y
Austria mientras que la hegemonía del mar se dividía entre Francia, Inglaterra y
Holanda. La muerte de Carlos II sin hijos metió a España de lleno en esa disputa,
involucrándose en una guerra por partida doble: en Europa, por la hegemonía y
en España, en una guerra civil.

Carlos II dejó en su testamento a Felipe de Anjou, como heredero en 1700. El


temor en Europa a una posible unión de Francia y España provocó la Alianza de La
Haya (Austria, Inglaterra, Holanda y otros países), que propuso al archiduque
Carlos de Austria al trono. En 1702 estalló la Guerra de Sucesión Española.

El desarrollo de la guerra fue variable: en 1704, expedición aliada tomó Gibraltar y


desembarcó en Valencia en 1705. En 1706, el archiduque entra en Madrid, pero
en 1707, el duque de Berwick vence en Almansa, eliminando fueros y los
Decretos de Nueva Planta. Al año siguiente el archiduque Carlos hereda el
Imperio, lo que hace pedir conversaciones de paz a la alianza. Las conversaciones
de paz dan como resultado los tratados de Utrecht (1713).

Consecuencias: España cedía territorios a Austria (Flandes) y Gibraltar y Menorca


a Gran Bretaña, además del “Asiento de Negros”y el “Navío de Permiso”.

Por otro lado, Francia usó a España para cubrir su flanco en defensa de su imperio
colonial contra Inglaterra. Por ello, en la Guerra de Sucesión polaca, las dos
naciones firmaron el “Tratado del Escorial” en 1733, frente a Austria y Rusia, en lo
que constituyó el Primer Pacto de Familia, gracias al cual Carlos fue rey de
Nápoles y Sicilia.

En 1743, en la Guerra de Sucesión austríaca, España y Francia firmaron el


Segundo Pacto de Familia (“Tratado de Fontainebleau”), gracias al cual Felipe
obtuvo los ducados del norte de Italia.

El reinado de Carlos III volvió a los pactos de familia (firmando el tercero) ante la
amenaza inglesa. En virtud de este tercer pacto, España apoyó a Francia en la
Guerra de los Siete Años. La derrota supuso la pérdida de la Florida, además de la
entrega de Uruguay a Portugal. Francia compensó a España con la Luisiana. Sin
embargo, se recuperaron la Florida y Menorca en la Paz de Versalles de 1783.

Con Carlos IV y la Revolución Francesa se da un vuelco a las relaciones con


Francia, aliándonos con Inglaterra y Portugal y llegando a la guerra tras el
ajusticiamiento de Luís XVI. Por esta guerra Francia invadió parte de Cataluña y
País Vasco, firmando la “Paz de Basilea” en 1795, por la que se cedieron
concesiones comerciales. En 1796 se firmó el “Tratado de San Ildefonso”, que
convertía a España en un satélite de Francia contra Inglaterra en el mar.

4.4.- Ideas fundamentales de la Ilustración. El despotismo ilustrado:


Carlos III.

La Ilustración en España se desarrolla durante el reinado de Carlos III. El programa


de reformas de Carlos III sufrió un punto de inflexión con el “Motín de
Esquilache”, haciendo su régimen más conservador.

Pablo de Olavide en Sevilla renovó los planes de estudio universitarios; los


Colegios Mayores se limitaron, hasta su desaparición a finales de siglo. La
expulsión de los jesuitas ayudó a limitar el poder de la Iglesia y se limita la
actuación de la Inquisición. Las expediciones científicas animaron los estudios
científicos, como la participación de Alejandro Malaspina, que dio la vuelta al
mundo entre 1789 y 1794.

Carlos III nombró al marqués de Esquilache para liderar su plan de reformas, que
incluía la reforma de la hacienda y el aumento de figuras de la burguesía, entre
otras. Las reformas resultaron muchas, rápidas y radicales. Al coincidir con la
subida de los precios del pn y otros productos, se produce el “Motín de
Esquilache” de 1766. El rey lo destierra y expulsa a los jesuitas.
Secretarios españoles como Jovellanos, Floridablanca o el conde de Aranda,
continuaron con la administración del programa reformista. Se creó la Junta de
Estado, en 1787, presidida por Floridablanca.
En economía se inició una reforma agraria con beneficios para los arrendatarios.
Se acometió un ambicioso plan de obras públicas (Canal de Castilla, mejora de
caminos…). La liberalización del comercio interior y exterior con América
favoreció la creación de juntas y compañías de comercio. La emisión de vales
reales como deuda endosable supuso la aparición de los primeros billetes, en el
marco de la fundación del Banco de San Carlos.

Por último, la reorganización del ejército (reales ordenanzas) y la construcción


naval (“Santísima Trinidad”, La Habana).

5.- La crisis del Antiguo Régimen (1788-1833): liberalismo frente a


absolutismo

Introducción

Fin del reinado de Carlos III. Carlos IV fue incapaz de enfrentar la convulsión
europea de la Revolución Francesa, que lo llevó al colapso. Esto, unido a los
desastres bélicos, derivó en crisis económica, social y política.

5.1.- la Guerra de la Independencia: antecedentes y causas. Bandos en


conflicto y fases de la guerra.

Antecedentes y causas

Reinado de Carlos IV (1788-1808)


Crisis económica y social. La Revolución en Francia (Guerra de la Convención
(1793) por la ejecución de Luís XVI) metió a España en un ciclo de guerras que
deterioraron la relación con el imperio colonial, deteniendo las reformas. La crisis
política culmina con la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII.
En 1796, se firma el “Tratado de San Ildefonso”, por el cuál España se aliaba con
Francia en contra de Inglaterra y Portugal, provocando un enfrentamiento naval.

En la política interior, Carlos IV heredó el equipo de gobierno de su padre, con


Floridablanca a la cabeza. Las quejas de los franceses y la reacción española
provocaron su caída, sustituido por el conde de Aranda. Finalmente, la ejecución
de Luís XVI provocó la caída de Aranda y la llegada de Manuel Godoy.

Godoy y sus secretarios encararon la crisis, reformaron la justicia y realizaron la


primera desamortización en 1798. Sin embargo, los tratados con Francia nos
acarrearon la derrota en Trafalgar frente a Inglaterra en 1805, provocando un
Bloqueo Continental contra Inglaterra para intentar asfixiarla económicamente.

Bandos en conflicto y fases de la guerra:

- Causas inmediatas

La desobediencia portuguesa frente al Bloqueo Continental llevó a Francia a


pactar el “Tratado de Fontainebleau” (1807) con España, por el que se permitía el
paso de un ejército francés de 100.000 hombres para invadir Portugal.

El “Motín de Aranjuez” fue una conspiración contra Carlos IV y Godoy, quien


planeaba evacuar al rey y su familia a Andalucía o América. Ante la presencia de
tropas francesas en Madrid y Barcelona, soldados y vecinos asaltan el palacio de
Godoy y provocan la abdicación de Carlos IV en su hijo. Napoleón aprovechó para
llamarlos a resolver sus disputas en Bayona. Allí le cedieron la corona
(“abdicaciones de Bayona”), que él dio a su hermano José I, que concedió el
Estatuto de Bayona.

Finalmente, la marcha de los últimos miembros de la familia real a Francia


provoca la sublevación de los madrileños, reprimida por Murat el 2 de Mayo de
1808 lo que da lugar a la guerra y su extensión por toda España. (Fusilamientos
del 3 de Mayo de 1808).
- Bandos en conflicto,

· Afrancesados: ilustrados que aceptaban a José I porque los reyes habían


abdicado. Querían una transición hacia el liberalismo.

· Las juntas están compuestas por jovellanistas (prefieren un régimen


parlamentario), doceañistas (quieren una constitución escrita que refleje
los principios de la Revolución Francesa), y absolutistas (que pretenden
mantener la monarquía absolutista en Fernando VII).

- Fases de la Guerra de Independencia:

· 1ª Etapa (primavera-verano de 1808):


El levantamiento de mayo da paso a la guerra. En Julio, Castaños vence en Bailén.
Esto, unido a la resistencia de Zaragoza, hace retroceder a José I hasta Navarra.

· 2ª Etapa (otoño de 1808-1812):


Napoleón acude con su Gran Armada (250.000 soldados) para aplastar la
resistencia española, ayudada por los ingleses. Tras vencer en Somosierra, empujó
a los españoles a Cádiz. Tras la marcha de los ingleses por Galicia, Napoleón dejó
el país ocupado.

· 3ª Etapa (1812- diciembre de 1813), ofensiva final:


La campaña de Rusia obligó a Napoleón a retirar tropas de la Península, lo que
aprovechó Wellington para pasar a la ofensiva. Tras ganar en Arapiles ocuparon
Madrid y Andalucía, pero los franceses reaccionaron y retomaron lo perdido.

En 1813 Wellington intentó retomar, empujando a los franceses hasta Vitoria,


derrotándolos. Napoleón firma el “Tratado de Valençay” (1813) que devuelve el
trono a Fernando VII, dando fin a la guerra.
5.3.- El reinado de Fernando VII: liberalismo frente a absolutismo. El
proceso de independencia de las colonias americanas.

Fernando VII desembarcó en Valencia, donde recibió un manifiesto pidiendo unas


cortes para reformar la constitución y dar más poder al rey (“Manifiesto de los
Persas”). Fernando VII abole la Constitución y los decretos de Cádiz.

- Primera etapa (1814-1820): Sexenio Absolutista

Gobernó con el antiguo sistema de consejos, añadiendo una “camarilla”, círculo


de confianza. Persiguió a los liberales, a los que encarceló o ejecutó (los que no se
exiliaron). Conspiraciones secretas contra el régimen (masonería).
La crisis económica subsiguiente a la guerra o la desamortización de 1811,
llevaron a la Hacienda a una situación crítica, empeorada por el aumento del
gasto militar para reprimir la independencia de las colonias.

Pronunciamiento de Rafael de Riego, comandante de regimiento en Cádiz para


reprimir la independencia americana. Se suman otros regimientos por el país y el
pueblo rodea el palacio real de Madrid en 1820.

- Segunda etapa (1820-1823): El Trienio Liberal

El triunfo del pronunciamiento de Riego obligó al rey a jurar la Constitución de


Cádiz, restableciéndose las Cortes (desaparición de gremios e Inquisición, intento
de creación de un mercado interior eliminando las fronteras…).

El Trienio se enfrentó a graves problemas políticos:


· El poco arraigo del liberalismo, apoyado sobre todo en las ciudades.
· La división de los liberales entre doceañistas, moderados partidarios de
pactar con la nobleza (dando más poder a la Corona) y los veinteañistas,
que quieren acelerar las reformas y no tocar a la Pepa.
· La oposición absolutista: de la nobleza, el clero y el campesinado, que
rechazan la igualdad impositiva, las desamortizaciones y cuentan con el
apoyo del rey.

Se estableció la “Regencia de Urgell” para enfrentarse al Trienio, mientras las


monarquías absolutistas europeas decidieron ayudar a Fernando VII en el
“Congreso de Verona” de 1822. La Santa Alianza encargó a Francia la represión
del proceso liberal español, duque de Angulema al mando de un ejército llamado
“Los Cien Mil Hijos de San Luís”, que ocupó España sin mucha oposición,
reponiendo a Fernando VII en el trono.

- Tercera etapa (1823-1833): Década Ominosa

Se hicieron tímidas reformas. Algunos liberales moderados intentaron pactar con


el gobierno, mientras los demás seguían con pronunciamientos que acababan en
ejecuciones (general Torrijos, Mariana Pineda, en 1830…) pero los
“ultrarrealistas” reaccionaron desde el absolutismo y se posicionaron apoyando a
Don Carlos María Isidro, hermano del rey, protagonizando levantamientos en
Cataluña (“malcontents”, 1827).

Entre las reformas, cabe destacar la creación del Consejo de Ministros, en 1823;
en 1824 la Hacienda elaboró el primer presupuesto anual del Estado; se abrió la
Bolsa, el Banco de San Fernando...
Al mismo tiempo, la iniciativa privada de la industrialización en España, con los
primeros altos hornos de Marbella o la mecanización textil catalana.

La falta de credibilidad exterior y de políticas estructurales que cambiaran la base


económica de la monarquía, debido a la persistencia del Antiguo Régimen,
impidieron a España aprovechar el crecimiento demográfico o la recuperación
económica.
A todo ello se sumó la cuestión sucesoria. El rey promulgó la Pragmática Sanción
en 1830, elaborada por Carlos IV pero no publicada. Esta ley acababa con la Ley
Sálica de Felipe V, que impedía reinar a las mujeres. En 1832, sintiéndose morir y
ante el temor a una guerra civil, Fernando VII firma un Codicilio que anula la
Pragmática y repone la Ley Sálica. Al reponerse, anula el Codicilio y convoca
Cortes para nombrar a su hija Isabel Princesa de Asturias (heredera al trono); Don
Carlos se exilia para no jurar su lealtad. Al morir Fernando VII, Don Carlos reclama
el trono.

6.3.- El Sexenio Democrático (1868-1874): la Constitución de 1869.


Evolución política: gobierno provisional, el reinado de Amadeo I de
Saboya y la I República.

Pacto de Ostende, pronunciamientos, su resultado fue una revolución. División de


los alzados, crisis económica y social y conflictos externos. El Sexenio supuso un
intento de cierre del ciclo de revoluciones liberales hacia la democracia.

La revolución “Gloriosa” (1868)

Tras el manifiesto: “Viva España con honra”, se sublevan en Cádiz, al mando del
almirante Topete; Prim recorre Levante, sublevándolo a una fragata y Serrano
encabeza un ejército que se encuentra con el gubernamental de Novaliches.
Isabel II se exilia.

La revolución se organiza en las juntas revolucionarias locales, que entregan


armas al pueblo, organizando los “Voluntarios de la Libertad”.

El Gobierno Provisional

El nuevo gobierno, bajo presidencia de Serrano, junto a Prim y Sagasta, disolvió


las juntas y nombró ayuntamientos y diputaciones, enemistando a obreros y
republicanos. En las elecciones de 1869 triunfó la coalición de unionistas,
progresistas y demócratas, que elaboraron la Constitución de 1869.

Es una constitución democrática, con soberanía nacional y sufragio universal


masculino; tiene un amplia declaración de derechos y garantías, establece la
libertad de culto, la separación de poderes, y un legislativo bicameral pero
electivo.

Regencia de Serrano (VI-1869-I-1871)

Mientras se buscaba un rey liberal que aceptase la Constitución, Serrano quedó


como regente. Prim eligió a Amadeo de Saboya, descartando a otros.

La legislación desarrollaba la Constitución, como la Ley Electoral de Orden Público,


el Código Penal, el “Arancel Figuerola” (descenso de tarifas) o la peseta.

Los problemas a los que se enfrentó fueron la Guerra Larga en Cuba, una
insurrección federalista, reprimida, y un nuevo intento carlista por parte de Carlos
VII. Se agudizaron con la llegada de Fanelli, delegado por la Asociación
Internacional de Trabajadores. El descontento de las clases populares se debía al
aumento de precios y al reclutamiento de quintas, del que los ricos se libraban
pagando una cantidad de dinero.

Reinado de Amadeo de Saboya (I-1871-II-1873)

El asesinato de Prim en 1870, un complot instigado por personas de los partidos


coaligados y el duque de Monpensier, llevó al país al caos político: los demócratas
de Ruíz Zorrilla y los unionistas y progresistas liderados por Sagasta se disputaron
el poder en una sucesión de gobiernos y elecciones, inestabilidad.

Inmediatamente después llega Amadeo de Saboya a España, los problemas


aumentan por la guerra en Cuba y las revueltas republicanas, la Tercera Guerra
Carlista y la prohibición de la AIT, como consecuencia de La Comuna (primera
revolución obrera que triunfó en Francia).
El rey, abrumado por los problemas, decepcionado por la política española y
rechazado por gran parte de la sociedad, se negó a firmar la disolución del arma
de artillería y abdicó del trono en 1873.

I República (II-1873-I-1874)

Ante el vacío de poder, las Cortes Generales asumen el papel de Asamblea


Nacional y proclaman la I República Española el 11 de febrero. Pero los
republicanos estaban en minoría y la inestabilidad y confusión derivarán en crisis
de la autoridad del Estado. División de los republicanos entre la mayoría (radicales
de Ruíz Zorrilla, moderados y unitarios) y una minoría federalista liderada por Pi y
Margall.

La debilidad del ejecutivo le impedía solucionar los problemas, como la tensión


socio-laboral de los obreros y campesinos, en demanda de tierras, mejores
salarios y menor jornada, el recrudecimiento de la guerra carlista, con Carlos VII
instalado en Estella, venciendo en las batallas de Santa Bárbara o Montejurra,
aunque sin conseguir tomar Bilbao, pero extendiéndose hacia Cuenca y Albacete,
o la insurrección cantonal. Pero antes, en mayo, las elecciones –con el 60% de
abstención- dan la mayoría a los federalistas, por lo que dimite Estanislao Figueras
y asume la presidencia Francisco Pi y Margall. Las Cortes iniciaron la redacción de
una nueva Constitución, que establecía una república confederal de 17 estados
con su propia Constitución, así como las entidades locales. Tenía una división de
poderes estricta, con amplias competencias para el presidente, mientras el
legislativo seguía siendo bicameral, de elección directa y con un senado de
representación territorial. Reconocía la laicidad del Estado y amplios derechos
individuales. No entró en vigor por la insurrección cantonal de julio. Esta llevó al
país a una espiral revolucionaria que destruyó a la propia república. Se inició a raíz
de la huelga general de Alcoy, reprimida, pero que animó a grupos federalistas de
Cartagena a proclamar el Cantón, controlando el arsenal y la flota. Esto incendió el
Levante y Andalucía además de puntos en las Castillas. La progresión en paralelo
del carlismo hizo que Pi y Margall dimitiera.
Nicolás Salmerón, el nuevo presidente, dio un giro conservador, dando poder al
ejército para reprimir las sublevaciones, pero dimitió antes de firmar sentencias.
Su sucesor, Emilio Castelar insistió en el giro derechista, después de cerrar las
Cortes. Restableció las quintas y ordenó un alistamiento masivo, suspendió
derechos constitucionales y solicitó créditos, con lo que consiguió pacificar el
país. Cuando Castelar reabrió las Cortes, lo destituyeron, provocando la
intervención del ejército con el golpe de Estado del general Pavía, que entró con
la guardia civil en el Congreso. Se nombró un gobierno militar al mando de
Serrano, acabando de facto con la República.

7.- La Restauración Borbónica: implantación y afianzamiento de un


nuevo Sistema Político (1874- 1902)

Introducción

La Restauración comprende el período del reinado de Alfonso XII y la regencia de


Mª Cristina de Habsburgo, y está dirigido por el liberalismo. Constitución de 1876,
con el sistema electoral manipulado y corrupto por los partidos conservador y
liberal, y el caciquismo.

Atraso en el desarrollo económico, lo que hace que España no se acerque más al


país al de los países de su entorno.

España quedó fuera de los sistemas de alianzas que de la Paz Armada, lo que le
permitió mantenerse neutral, se vio sacudida por las guerras de Cuba y el
Desastre de 1898.

7.1.- La Restauración Borbónica (1874-1902): Cánovas del Castillo y el


turno de partidos. La Constitución de 1876.
Tras la abdicación de Isabel II en su hijo Alfonso, Antonio Cánovas del Castillo,
líder del partido Alfonsino, controla su formación, enviándolo a estudiar a
Sandhurst la carrera militar.

Cánovas explota el lado renovador de Alfonso, que a los 17 años publica el


“Manifiesto de Sandhurst”, toda una declaración de intenciones redactada por
Cánovas en la que se apuesta por el liberalismo y constitucional española,
modernizándola.

Su intención era restaurar la monarquía borbónica, pero el golpe del general


Martínez Campos en 1874 en Sagunto precipitó los hechos, al entregar el poder a
Cánovas y proclamar a Alfonso XII como rey.

Cánovas tomó el mando y puso en marcha las primeras decisiones:


nombramiento de gobernadores y alcaldes y represión selectiva de la oposición,
manteniendo a salvo a progresistas y demócratas.

La nueva constitución de 1876 fue elaborada por una comisión tras las elecciones
a Cortes Constituyentes de 1875, por sufragio universal masculino, pero
amañadas para dar mayor peso a los partidos del liberalismo. En julio se proclama
la Constitución, integradora para el liberalismo. Resultó por fin duradera, pues
compartía soberanía con la Corona y establecía un Estado centralista y unitario.
Mantenía una declaración de derechos individuales emanada de la anterior
constitución.

Reinado de Alfonso XII

El amplio poder del rey se plegaba a la influencia de Cánovas, pero fue ganando
prestigio popular y dentro del ejército. Los gobiernos se sucedieron como estaba
previsto: primero dominó el Partido Conservador durante 6 años. Aprobó leyes
para la organización de los municipios, la Ley electoral limitando el sufragio y la de
reunión limitando la libertad de cátedra y de asociación. Inició el Código Civil
(1888). El Partido Liberal, liderado por Mateo Sagasta, amplió la libertad de
expresión, permitiendo actuar a partidos republicanos y otras organizaciones
obreras.

El rey aumentó su papel en el ejército como rey soldado. Contribuyó a una mayor
profesionalización del ejército. Influyó su participación en las últimas victorias de
la tercera Guerra Carlista.

La guerra se había iniciado en 1872, convirtiéndose en guerra civil en el norte,


hasta la rendición en marzo de 1876, reflejada en el Manifiesto de Somorrostro.

Otro conflicto importante fue la “Guerra Larga” de Cuba, iniciada en 1868 tras el
“Grito de Yara”. Durante diez años, la alternancia de ofensivas militares y ofertas
de negociación sobre llevaron a la “Paz de Zanjón” (1878), que ofreció perdón a
los rebeldes, el fin de la esclavitud y promesas de autogobierno.

La regencia de María Cristina de Habsburgo y el turno de partidos

En 1885 muere el rey. María Cristina juró como regente y Cánovas pactó con
Sagasta en el “Pacto de El Pardo”, con un sistema turnista para frenar la
emergencia de partidos externos. Sagasta gobernó hasta 1890 ampliando las
libertades (Ley de Asociaciones (1887), la Ley del Sufragio Universal (1890), el
Código Civil (1888)…).

El sistema del turnismo se mantuvo por la desmovilización ciudadana, dada la


escasa formación, el dominio económico y social y el control del caciquismo.

Se ponía en funcionamiento cuando la Corona pedía un cambio de gobierno,


entonces, el partido convocaba elecciones y las controlaba con el encasillado, la
confección de una lista de candidatos pactados en los distritos electorales.
Cuando el pacto era difícil o imposible, actuaban otros mecanismos de coerción
como el de los lázaros (listas electorales rellenas con nombres de personas
fallecidas), el pucherazo (falseamiento de actas, cabiazo de urnas en el camino…)
o la partida de la porra (paliza de matones con porras para no dejar votar).
7.2.- La Restauración Borbónica (1874-1902): los nacionalismos catalán
y vasco y el regionalismo gallego. El movimiento obrero y campesino.

Los nacionalismos catalán y vasco y el regionalismo gallego.

Republicanismo

Grupos de “notables” que actuaban en período electoral, solo sacaban unos


pocos puestos al haberse separado del movimiento obrero. Perdieron el apoyo de
la burguesía. En algunas ciudades tuvieron éxitos.

Nacionalismo

Las aspiraciones nacionalistas se canalizaban por el republicanismo, hasta que


surgieron movimientos reivindicativos regionalistas en territorios como Cataluña,
País Vasco y otros, que reclamaban derechos históricos.

El catalanismo surgió como movimiento cultural con la Renaixença, reivindicando


el uso del catalán. Valentí Almirall defendía un catalanismo moderno. Dirigió al
rey Alfonso XII el “memorial de Greuges”, considerado como el documento de
fundación oficial del catalanismo político. Los conservadores fundaron la Lliga de
Cataluña en 1887.

El catalanismo de Almirall y Prat de la Riva se fusionó en Unió Catalanista en


1892, estableciendo en las “Bases de Manresa” su programa político, que
planteaba un Estado en el que Cataluña y el resto de regiones gozasen de
instituciones propias y autogobierno.

En 1895 se fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV), dirigido por Sabino Arana
tenía planteamientos radicales, que fue suavizando a medida que iba ganando
adeptos fuera de la burguesía, incorporando el catolicismo.

El galleguismo apostó por la vía autonomista.

El andalucismo nació en 1873, tomando carta Antequera, en 1883, donde Blas


Infante proclamó la “Constitución Federalista Andaluza”.
El movimiento obrero y campesino

La situación de los trabajadores más humildes era de severa pobreza. En el


campo, millones de jornaleros trabajan por salarios míseros. En las ciudades, el
trabajo en las fábricas del textil es el dominante, sometidos a un control estricto;
en las familias obreras suelen trabajar todos sus miembros. Viven junto a las
fábricas en barrios insalubres y sin servicios públicos.

Al principio, la forma de lucha fue el luddismo, la destrucción de maquinaria en


huelgas y motines que pretenden el control de las calles para reclamar libertad y
derechos. Rechazan los impuestos de “los consumos” y el sistema de “quintas”
para el servicio militar.

La influencia del socialismo francés con Fourier o Cabet introducirá ideas que
llevarán al movimiento a contactar con el republicanismo.

Durante el Sexenio, Giuseppe Fanelli, organiza la sección española de la AIT. En


1871 llegó Jules Lafargue, que conectó con los dirigentes madrileños.
Adoctrinamiento del movimiento obrero. El impacto de La Comuna de París
provocó medidas represivas contra la AIT. Se disuelve la AIT tras el golpe del
general Pavía y la dictadura de Serrano.

Con la Restauración, el movimiento obrero fue reprimido y dividido en socialistas


y anarquistas.

Anarquismo: Se forma la Federación de Trabajadores de la Región Española en


1881. El movimiento se dividió entre el activismo y la acción directa de una
minoría, con ejemplos como el atentado contra Martínez Campos y posterior
masacre del Liceo de Barcelona, el asesinato de Cánovas en 1897, etc.

Socialismo: En Madrid se organizó un núcleo de obreros y otros artesanos que


fundaron el Partido Socialista Obrero Español en 1879, dirigidos por Pablo
Iglesias. Sus objetivos eran el fin de las clases y la emancipación de los obreros. En
1888 nació el sindicato UGT en Barcelona.
El PSOE ganó popularidad y concejales en elecciones municipales al oponerse a la
guerra de Cuba y al servicio militar injusto.

7.3.- El problema de Cuba y la guerra entre España y los Estados


Unidos. La crisis de 1898 y sus consecuencias económicas, políticas e
ideológicas.

Introducción

Los movimientos en Cuba y Filipinas liquidaron el imperio español al mismo


tiempo que sirvieron de impulso para el nacimiento del imperio estadounidense.
El enorme coste de sostener unas guerras a miles de kilómetros de la metrópoli
causó un gran impacto económico.

La guerra en Cuba

Comenzó en 1895 la segunda guerra de independencia cubana, liderada por José


Martí y Antonio Maceo.

En 1892 J. Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano. En 1895 “El Grito de


Baire” inició la insurrección, triunfando en oriente, pero muere Martí y la revuelta
se extiende a toda la isla, mediante “partidas” similares a guerrillas, que causan
grandes pérdidas económicas.

Cánovas envía a Martínez Campos con idea de negociar, pero fracasa en aislar a
los rebeldes, ahora apoyados por Estados Unidos. Cánovas envía entonces al
general Weyler, experto conocedor de la isla, aplica la política de “Las Trochas”,
que dividía el territorio, reduciendo a los civiles a campos de concentración.

La guerra de desgaste causa bajas a España, aumentando los deseos de paz de la


opinión pública española, que rechaza la “redención” (pago para evitar ir a la
guerra) y las quintas. El gobierno sostendrá el conflicto aunque empieza a haber
divisiones entre los partidos turnistas.

La guerra de Filipinas

Comenzó en 1896 por el auge nacionalista y las medidas represoras del general
Polavieja. Fernando Primo de Rivera sustituye a Polavieja y firma un pacto con
Emilio Aguinaldo, militar y político dirigente del independentismo, que parecía
encauzar el conflicto.

La guerra con Estados Unidos. Desastre de 1898.

Estados Unidos, provoca el incidente del acorazado “Maine”, enviado para vigilar
los intereses estadounidenses y que voló por los aires, matando a numerosos
marineros.

España no quería la guerra, sabedora de su inferioridad, por lo que esperaba una


declaración.

En abril de 1898 el Congreso de Estados Unidos declara la guerra a España, que


debe defenderse en Filipinas, donde la flota es destrozada, tomando luego Manila.
En Santiago de Cuba, la flota tiene que salir del puerto y defenderse, al mando del
almirante Cervera, que nada puede hacer frente a la moderna y poderosa armada
estadounidense, derrotada el 3 de julio. A los pocos días los norteamericanos
toman Guantánamo y desembarcan en Puerto Rico.

España firmó el “Tratado de París”, por el que renunciaba a Cuba y cedía las
Filipinas a cambio de 20 millones de dólares, además de Puerto Rico y la isla de
Guam en las Marianas. Poco después vendió a Alemania los restos de las
Marianas, las Carolinas y las Palaos por 15 millones de dólares, por el “Tratado
Hispano-Alemán”.

Las consecuencias
El fin del imperio colonial costó unas 60.000 vidas de soldados españoles, muchas
por enfermedades. El retorno de mutilados y enfermos crónicos aumentaba en la
sociedad la sensación de derrota y afectaba los ánimos de los más pobres. Los
costes económicos fueron grandes.

La derrota supuso un gran sentimiento colectivo de tristeza que derivó en una


crisis de la conciencia nacional. Todo esto supuso inevitablemente una crisis en el
sistema de la Restauración. Las clases populares y la sociedad en general,
asumieron la derrota y la humillación nacional con resignación y fatalismo. Frente
al desastre, surgió una corriente de pensamiento entre los intelectuales y algunos
políticos, el Regeneracionismo, liderada por Joaquín Costa, que intentó cambiar
la inercia del país con un amplio programa de reformas. Achacaban la situación
de la falta de energía del pueblo en la separación de este frente a la política,
también a la corrupción de los partidos turnistas y el atraso respecto a Europa
Occidental. Para revertir este panorama proponían una amplia reforma de los
partidos, de la educación, etc.

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