Está en la página 1de 36

Universidad de San Carlos de Guatemala

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales


Curso: Criminología y Política Criminal
Catedrático: Licenciada Cristina de los Ángeles Torres González

Criminología (3er. Material)


EL TRABAJO FORZADO DURANTE EL RÉGIMEN LIBERAL - Salvador Montúfar

Antecedentes

El trabajo forzado establecido durante el Régimen liberal no fue una institución novedosa
surgida a finales del siglo XIX. Como producto de la invasión española, los pueblos
originarios fueron sometidos a un régimen de trabajo forzado, mismo que fue modificado
años después para dar lugar al régimen de trabajo forzado que prevaleció a lo largo de la
colonia. Con ciertas variantes el trabajo forzado instituido por el Régimen Liberal fue
semejante al que dominó en los tiempos coloniales.

El paso de la economía de exportación basada en la grana-cochinilla a la del café tuvo un


gran impacto. Tal relevancia se pudo de manifiesto incluso cuando este producto de
exportación hizo crisis hacia finales del período conservador (1865-1871). Como apunta
Villamar Contreras, refiriéndose a la caída de la cochinilla; “Llegaba a su fin aquel cultivo
de los nopales y la extracción del tinte de la cochinilla que se habían trabajado casi
familiarmente”. El hecho de poderlo trabajar familiarmente, indica que no necesitaba de
un gran contingente de fuerza de trabajo para poder dedicarse a esta producción, que,
según datos proporcionados por el mismo Villamar, eran bastante considerables.

Como producto de la caída de los tintes, se pasó al cultivo del café, planta traída del Viejo
Mundo. El café ya había sido introducido antes de finalizar el medio siglo diecinueve; pero
aún no había alcanzado grandes proporciones en el plano de la producción y
comercialización.

El hecho es que, Guatemala, al igual que los demás países latinoamericanos ya había
entrado al mercado mundial, a través de los sucesivos cultivos de exportación; cacao, añil,
cochinilla, y ahora el café.

En Guatemala, el café se constituía en un cultivo atractivo y con grandes posibilidades, se


vislumbraba un mercado amplio y con posibilidades perfectas de cultivar a gran escala.
Severo Martínez lo señala así: “En el curso de los 50 años se cultivó grana en reemplazo
del añil, pero al darse la caída de la primera, se desarrolla el cultivo del café. Este es
producido por los terratenientes medianos y pequeños. La dictadura criolla se ve obligada
a darles apoyo, porque la exportación del café era el único soporte del comercio exterior y
del ingreso de divisas.

Este es en breve, el contexto histórico-social en el que se originará y evolucionará el


régimen de trabajo forzado en la época liberal.

Edeliberto Cifuentes, anota que “Dentro del proceso de producción y valorización de esta
mercancía, la ampliación de la acumulación dineraria, el proceso de desamortización de la
tierra, el acceso a la fuerza de trabajo y en desarrollo generalizado de la infraestructura,
constituían requerimientos necesarios.”

La demanda de mano de obra, al difundirse el cultivo del café fue aumentando de forma
exponencial conforme se fue expandiendo la producción del aromático. Es evidente
entonces que una de las exigencias o aspiraciones de los cafetaleros, aún antes de
instalarse en el poder, era el acceso a la mano de obra que se requería. A partir de la
toma del poder por parte de los terratenientes cafetaleros en 1871 se genera todo el
intrincado proceso de revivir el viejo sistema de trabajo forzado colonial, sólo que
entonces, con nuevas formas.

Necesario para captar la mano de obra de los indígenas, por parte de los caficultores, era
desarrollar una política económica tendente a valorizar la tierra, aspecto que Villamar
Contreras, considera un sueño de los precursores de la Reforma Liberal.

Es de vital importancia señalar que la política de los liberales hacia los indígenas consistió
en verlos como una “raza interior” que podía ser legítimamente obligada a “hacer todo
trabajo vivo que fuese necesario” (Jones, Chéster).

Citando a Martínez Peláez, Edgar Barillas, en su estudio sobre el problema del indio en la
época liberal, indica que después de que las comunidades indígenas fueron expropiadas,
los indígenas fueron obligados a vender su fuerza de trabajo, pero como si no bastara
convertirlos en asalariados por hambre, el Régimen Liberal creó los instrumentos jurídicos
que obligaron a los indígenas a prestar sus servicios a los finqueros.

De lo anterior se puede inferir que las dos condiciones básicas para la estructuración del
“nuevo” régimen de trabajo eran:

- La supresión de las tierras comunales de los indígenas.

- La legislación sobre el régimen de trabajo de los indígenas.


El 8 de enero de 1877 se publicó el Decreto 170. El significado de éste fue determinante
dentro de la dinámica liberal. Mediante este decreto se iniciaba el proceso de valorización
de la tierra, se liquidaban las concesiones a censo enfitéutico (arrendamiento) y con el
artículo 13 del citado decreto, se daba inicio a la liquidación legal de las tierras comunales
y de los ejidos. Se establecía que el fin de la Ley (Decreto 170) es “el fraccionamiento de
la propiedad en pequeños lotes para hacer más productivos los terrenos que poseídos y
cultivados en común sólo satisfacen necesidades transitorias y no como corresponde”.

La vieja estructura agraria de los pueblos de indios, que había sido instalada desde la
época colonial, y que ni la Independencia, ni los abanderados del conservatismo, los
“serviles” de la “Edad Oscurantista Guatemalteca” modificaron, recibió un duro golpe con
los “proscritos”, los “reformistas”, los “positivistas”, los “ilustrados liberales”. Y es que,
contradictoriamente a lo supuesto, los liberales fueron en su política hacia los pueblos
indígenas menos progresistas que sus predecesores.

Al respecto del rompimiento de la estructura colonial de los pueblos afirmó Severo


Martínez, que éste sería el cambio más importante que introdujo la Reforma, en materia
agraria. Con la promulgación y aplicación efectiva del decreto 170, los liberales iniciaban
el ataque a las tierras comunales de los indígenas, que paulatinamente van siendo
destrozadas ante el empuje de la sagrada propiedad privada. De esta forma, los liberales
conseguían cumplir con una de las condiciones básicas para introducir el nuevo régimen
de trabajo forzado: expropiar a los indígenas del medio económico que les permitía aún
con muchísimas limitaciones, cierta autonomía: las tierras comunales. Sin embargo, la
expropiación no fue una condición suficiente para que los indígenas se sintieran obligados
a trabajar en las fincas cafetaleras. Fue necesario crear mecanismos coercitivos para
lograr que esas masas de campesinos se convirtieran en el motor de la economía basada
en el cultivo y comercialización del café. Ya en 1872, cuando el moderado García
Granados era el presidente provisorio, se emite el decreto No. 81, del 5 de diciembre,
mediante el cual se expresa el sistema de enganches voluntarios. Más adelante, en 1874,
el gran líder liberal, Barrios, se dispone el acuerdo en el que se establecen penas de
trabajo en obras públicas para algunos delitos. En ese mismo año el decreto No. 126
obligaba a todo vecino a trabajar en caminos públicos.

Pero aún los terratenientes cafetaleros no estaban satisfechos. Hacía falta un verdadero
sistema legislativo que obligara a los indígenas a trabajar en sus fincas. Comenzaron a
lograr sus propósitos: El 3 de noviembre de 1876 se promulgaba una circular cuyo
contenido revitalizaba el viejo régimen de trabajo: Los pueblos de indígenas
proporcionarían a los dueños de fincas, que los soliciten, el número de mozos necesarios,
hasta cincuenta o 100, según la importancia de la empresa;
Aparece el elemento coercitivo sobre el trabajo en las fincas cafetaleras, y como lo señala
Chester Jones, esta circular no solo consistía en que los indios llegaran a las fincas, ya que
se especificaba, por ejemplo que, hubiera un relevo de mozos cada dos semanas (¿no es
esto una réplica del repartimiento colonial?) que el pago de las jornadas era anticipado (
un sistema de habilitaciones que cobrará auge en la época liberal) y que se castigaría a
los mozos que evadieran sus obligaciones.

Hay que hacer notar, que antes de que comenzaran estos primeros dispositivos legales, se
practicaba ya un régimen de mandamientos y de habilitaciones con un carácter
esporádico. Sin embargo, los cafetaleros seguían demandando fuerza de trabajo y es así
como finalmente ven coronados sus anhelos con el célebre Reglamento de Jornaleros,
decretado por Barrios el 3 de abril de 1877 (Decreto 177) que se constituirá en el
instrumento fundamental del gobierno de Barrios, de su política laboral.

Los elementos sobresalientes del Reglamento de Jornaleros eran:

• El jornalero tiene la obligación de trabajar en una finca rústica como forma de pago
personal.

Se implementa una libreta para ejercer el control sobre los campesinos indígenas.

• Los trabajadores fueron divididos en tres clases:

a. Colonos: contratados para vivir y trabajar en una finca

b. Jornaleros Habilitados: a cambio de pagos anticipados, trabajan desquitando una


deuda.

c. Jornaleros no habilitados: comprometidos a trabajar por cierto tiempo, sin recibir


pagos por adelantado.

No solamente el Reglamento de Jornaleros, expresa la posición asumida por el gobierno


barrista. El decreto 222, del 14 de septiembre de 1878, declaraba punible la vagancia; y
aunque no obligaba a los “vagos” a ir a las fincas, si los obligaba a realizar otro tipo de
trabajos. La circular del 9 de julio de 1881, “recomienda a las jefaturas políticas que
presten y hagan prestar a las autoridades subalternas su más eficiente cooperación que
los mozos cumplan estrictamente su obligación de trabajar en las fincas de los patronos
que los han habilitado”.

El régimen de trabajo forzado evidenciado durante el Régimen Liberal, sobre la gran


mayoría de la población del país, fue parte de todo un proceso encaminado a garantizar la
permanencia de la mano de obra en las fincas. Fue así como los gobiernos de Manuel
Lisandro Barillas (1885-1892), José María Reyna Barrios (1892 – 1898), Manuel Estrada
Cabrera (1898-1920) Carlos Herrera (1920-1921), José María Orellana (1931-1944), no
hicieron sino continuar la política laboral instaurada bajo la dictadura barrista. Cada
gobierno tuvo sus propias particularidades. Por ejemplo, bajo el gobierno de Manuel
Lisandro Barillas cobró importancia el sistema de habilitaciones, durante el gobierno de
Reina Barrios se ampliaron las disposiciones legales para brindar mano de obra indígena a
las fincas; bajo la dictadura de Estrada Cabrera se otorgaron pequeñas concesiones a los
indígenas, pero a la vez se implementaron nuevos mecanismos para “ayudar” a los
finqueros en la consecución de mano de obra. Finalmente bajo el gobierno de Jorge Ubico
se ensayaron, primeramente la Ley de Vialidad (1933) cuyo contenido esencial era que
todos los individuos debían prestar trabajo personal durante dos semanas en los caminos,
y la Ley contra la Vagancia (1934), que perseguía obligar a trabajar a los “vagos” y que en
resumidas cuentas, obligaba a los indígenas a trabajar en las haciendas 150 días al año.

El trabajo forzado característico del Régimen Liberal constituye un elemento importante


del poder económico, social y político del nuevo bloque instalado en el poder. Al igual que
en el sistema colonial, el nuevo sistema de mandamientos fue en esencia, producto de un
reclutamiento forzoso de los jornaleros para obligarlos a trabajar en las fincas. La fuente
primaria de reclutamiento seguía siendo, lo mismo que bajo el repartimiento colonial, y de
los mandamientos del siglo XVIII, o repartimiento por temporadas: los pueblos de indios.

Durante todo el período que comprende el Régimen Liberal, las exigencias para solicitar
mandamientos u otras formas de trabajo forzado (habilitaciones) estuvieron a la orden del
día, y conforme a ese desarrollaba el cultivo del café, y se extendían las necesidades de
exportarlo al mercado mundial, las demandas se fueron haciendo persistentes.

La oferta de mano de obra no crecía en forma paralela al auge del café, por lo que siempre
hubo escasez de trabajadores. Era obvio entonces la enorme preocupación que tenían los
cafetaleros por tener acceso a tan preciado elemento.

Cuando la coerción implantada por el sistema de mandamientos, no lograba llenar los


requerimientos de los cafetaleros, se implementaron otros modelos como:

La habilitación: este mecanismo consistió en que el cafetalero "enganchaba" o


"habilitaba" al campesino a través de un intermediario, quien ofrecía pagos por
anticipado, a cambio de realizar trabajos en las fincas. Los enganchadores se llevaban a
cierta cantidad de campesinos, cuya penosa situación los obligaba a habilitarse.

Peonaje por deudas: ya en la colonia se había aplicado el mecanismo de endeudar a los


indígenas, con el objeto de que pagaran con trabajo. Durante el período liberal, fue
retomada esta idea. En las fincas cafetaleras, los campesinos adquirían productos que se
anotaban en una lista. Para pagar las deudas contraídas, éstos debían cumplir con un
trabajo determinado.

Ley contra la vagancia: en esta se establecía que la vagancia era considerada como delito,
y que una de las penalizaciones era que el infractor cumpliera con trabajo efectivo.

Ley de vialidad: bajo esta modalidad, los varones mayores de edad, debían pagar un
impuesto para la construcción de obras públicas (boleto de vialidad), o en su defecto
trabajar gratuitamente en tal actividad. Es obvio que los campesinos pobres, fueron los
que tuvieron que compensar con su trabajo la falta de ese boleto, que si tenían quienes
podían pagarlo.

Para 1894 se emitió la Ley Nacional de Trabajo; con ella, los cafetaleros podrán asegurarse
que sus exigencias en materia de mano de obra fueran cumplidas.

La Reforma Liberal parecía en su momento ser el proyecto político que generaría


paulatinamente el capitalismo, pero una vez consolidada, la misma dio muestras de que
en esencia las relaciones sociales de producción seguirían basándose en la servidumbre y
no en la contratación libre de la mano de obra, como lo exige la economía de mercado.
Es así como, bajo la hegemonía de los liberales, se asiste, como aseguró Severo Martínez,
una pervivencia de la colonia.

El sistema de trabajo forzado que adquirió distintas dimensiones durante el régimen


liberal, llenaría una página de la historia de Guatemala, una página escrita sobre la
opresión de las comunidades indígenas, y que en contribuiría en mucho a perfilar la
situación de sujeción de este vasto sector de la sociedad guatemalteca.

TEXTOS COMPLEMENTARIOS
FUENTES PRIMARIAS

Decreto No. 177 Reglamento de Jornaleros


Justo Rufino Barrios
Guatemala, 3 de abril de 1877.

(…)Art. 15. Hay tres especies de jornaleros: colonos, jornaleros habilitados para trabajar
por tarea, por día o por mes, y jornaleros no habilitados.

Art. 16. Se entiende por colono el jornalero que se compromete á residir y trabajar en
una finca rural ó que de hecho trabaja y reside en ella.
Los arrendantes de las fincas de campo, están comprendidos en la clase de los colonos y
obligados a trabajar en la propia finca si en el contrato de arrendamiento no se hubiera
estipulado lo contrario.

El mismo carácter y la misma obligación tienen los poseedores de terrenos en precario,


comprendidos en los de otra finca rural.

Art. 17. El tiempo por el cual puede concertarse un colono será convencional, pero no
podrá exceder de cuatro años. Sin embargo, no se retirará de la finca sin estar solvente
con su patrón, aunque haya pasado el término.

Art. 18 Son obligaciones del colono:

1. Prestar su trabajo en la finca por el salario convenido siempre que hubiere ocupación
en ella:
2. Estar sometido al patrón y sus agentes, en todo lo relativo al bien orden y ejecución
de los trabajos de la finca:
3. Conservar el libreto de su cuenta corriente, cuidando de que el patrón asiente
semanariamente el estado de ella en dicho libreto:
4. No recibir de otro patrón anticipo alguno por cuenta de trabajo, que deba verificarse
antes de concluirse el término porque se concertó como colono ó aunque se haya
concluido, sino está solvente con el patrón:
5. Enviar a sus hijos a la escuela de primeras letras establecida en la misma finca:
6. Permanecer en la finca todo el tiempo concertado y no retirarse de ella antes que
termine, aun cuando estuviere solvente con su patrón.

Art. 23 Jornalero habilitado es el que recibe dinero anticipado, obligándose á pagarlo con
su trabajo personal en finca rústica. (…)

Art. 34. Podrán pedirse mandamientos y la autoridad darlos por ocho ó quince días, si los
jornaleros fueren del mismo departamento donde se halla la finca, y por un mes si fueren
de otro departamento.

En el primer caso el patrón no abonará a los jornaleros gasto de viaje y en el segundo les
pagará á razón de dos reales por cada diez leguas de ida y nada por el regreso. (…)

Art. 43. Los patrones cuidarán que todos los colonos y jornaleros que residen en la finca,
estén alistados para el servicio militar de la Comandancia local más próxima si estuvieren
comprendidos en la ley, debiendo hacer que vayan á prestar su servicio cuando se les
designe y cuidando de que cada domingo pasen lista en la propia finca, y dar aviso al
comandante que corresponde con anotación de las faltas que ocurran.
Ley contra la vagancia - Decreto Número 1996 (10 de mayo de 1934)

Artículo 2º. Son vagos:


(...) 6º. Los condueños, propietarios, usufructuarios, arrendatarios o coposeedores de
terrenos rústicos que no comprueben, en debida forma, obtener de ellos renta, producto
o beneficio alguno que les proporcione la subsistencia para sí y para su familia o que,
encontrándose en esas condiciones, no comprueben estar ocupados en otro trabajo,
propio o ajeno, que les proporcione medios de vida para sí y para su familia;

7º. Los que, habiendo contraído compromiso de trabajo o de prestación de servicios, no


cumplan, sin causa justificada, las obligaciones contraídas;

8º. Los que no tengan domicilio conocido.

9º. Los jornaleros que no tengan comprometidos sus servicios en las fincas, ni cultiven,
con su trabajo personal, por lo menos tres manzanas de café, caña o tabaco, en cualquier
zona; tres manzanas de maíz, con dos cosechas anuales, en zona cálida; cuatro manzanas
de maíz en zona fría; o cuatro manzanas de trigo, patatas, hortalizas u otros productos en
cualquier zona;

10º. Los estudiantes matriculados de los Institutos docentes, privados o públicos, que, sin
motivo que lo justifique, dejen de asistir puntualmente a sus clases.

(...) Artículo 11. A los condenados cuyas penas fueran inconmutables o que no pudieren
conmutar conforme el inciso 1º. Del artículo 9º. De esta Ley, se les obligará a trabajar en
los talleres del Gobierno, en las casas de corrección, en el servicio de hospitales, limpieza
de plazas, paseos públicos, cuarteles y otros establecimientos, obras nacionales,
municipales o de caminos, según las circunstancias de cada persona y de cada lugar,
cuidando de la seguridad del penado. (...)

CIRCULAR (Guatemala, noviembre 3 de 1876)

Sr. jefe político del departamento de...


“(...) el único medio de mejorar la situación de los indios, sacándolos del estado de miseria
y abyección en que se encuentran, es crearles necesidades que adquirirán por medio del
contacto con la clase ladina, habituándolos también al trabajo para que puedan llenarlas,
convirtiendo así en útil y productiva para la agricultura, para el comercio y para la
industria del país, esa inmensa mayoría de los habitantes de la República, para la cual no
ha principiado todavía a alumbrar la civilización..
En tal virtud, animado el señor Presidente por el deseo de procurar á toda costa el
engrandecimiento y prosperidad de la República, previene á Ud.:
1º. __ Que los pueblos de indígenas de su jurisdicción, proporcione a los dueños de fincas
de ese departamento, que lo soliciten, el número de mozos que fuere necesario hasta
cincuenta ó cien, según sea la importancia de la empresa.
2º. __ Que se hagan relevos de mozos tantas veces cuantas las exija la magnitud ó
duración dela empresa de modo que cuando lo pidan así los jornaleros, se renueven cada
dos semanas, á efecto de que no se interrumpan los trabajos hasta su conclusión.
(...)
4º. __ Que tenga Ud. especial cuidado en castigar con todo el rigor que señalan las leyes
de la policía, á los mozos que evadiendo el cumplimiento de su obligación , defrauden á
los agricultores, debiendo además estrecharlos a llenar el compromiso contraído y
reprimir la ociosidad y la vagancia entre los jornaleros, con cuyo objeto podrá Ud.
imponerles penas económicas.
Al decirlo a Ud., en el concepto indicado, me suscribo
Su atto. seguro servidor, Feliciano García

CAPÍTULO III
POLOS DE DESARROLLO, COORDINADORAS INTERINSTITUCIONALES,
AUTODEFENSA CIVIL, Y SUS EFECTOS SOBRE
LA POBLACIÓN CAMPESINA E INDÍGENA

A. ANTECEDENTES

1. Es un hecho incontrovertible, reiteradamente puesto de manifiesto por la Comisión


Interamericana de Derechos Humanos y también oficialmente admitido y reconocido por
el propio Gobierno de Guatemala durante la presente y las pasadas administraciones, que
ningún sector ha sido más afectado por la violencia durante estos últimos años como la
población campesina y la raza indígena de dicho país.

2. La guerra antisubversiva librada por el Ejército de Guatemala contra ls fuerzas


insurgentes, si bien efectiva, ha dejado en el campo un saldo de muertes y destrucción sin
precedentes. Los bombardeos, saqueos y quema de aldeas, la destrucción de cosechas y
demás fuentes de trabajo, el asedio, hostilidad y asesinato masivo a sus pobladores, dejó
sin hogar y sin tierra a la mayoría de los afectados, generando entre otras reacciones, la
fuga masiva de miles de indígenas y campesinos guatemaltecos al extranjero, creando
entre los que se quedaron o volvieron, uno de los más graves y angustiosos problemas
sociales, culturales y económicos de toda su historia. El presente informe, sin embargo, no
entrará a analizar ni considerar los hechos que dieron lugar a la presente situación, los que
han sido materia de especial tratamiento y desarrollo en anteriores informes.
3. Durante la pasada visita in loco efectuada a Guatemala por la CIDH en septiembre de
1982, los miembros de la Comisión tuvieron oportunidad de tratar sobre este problema
con las autoridades militares, políticas y administrativas encargadas, y entre ellas, con el
Director Ejecutivo del Comité de Reconstrucción Nacional, estudiando los proyectos
gubernamentales puestos en práctica por el Gobierno del General Efraín Ríos Montt para
confrontar esta situación, entre ellos los programas denominados "Fusiles y Frijoles",
"Aldeas Modelos", "Las 3 Ts" (Techo, Trabajo y Tortilla), y el de las Patrullas de
Autodefensa Civil, con cuya práctica, también se informó, se lograría "ganar cabezas y
corazones" y otro objetivo, igualmente importante: "quitarle el agua al pez", es decir,
dejar a la guerrilla sin contacto con la población campesina e indígena a la que había
venido utilizando como manto protector y en donde se escondía y alimentaba.
4. Por su parte, el Gobierno del General Oscar Humberto Mejía Víctores, en el
Considerando del Decreto Ley 65-84, del 26 de junio de 1984 que crea los Polos de
Desarrollo, expone las características de la actual situación en los siguientes términos:
Gran cantidad de guatemaltecos se han visto obligados, por razones de fuerza mayor, a
abandonar sus lugares de origen, encontrándose actualmente asentados en condiciones
precarias en algunos municipios de los departamentos de Huehuetenango, El Quiché y
Alta Verapaz, lo que obliga a tomar medidas urgentes con el propósito de resolver las
necesidades de los referidos grupos humanos.
5. En lo concerniente al contacto personal con la población afectada, la Comisión
entrevistó personalmente, en su primera visita, a los pobladores de varias aldeas en las
zonas denominadas "de conflicto" en los Departamentos del Quiché, Chimaltenango y
Huehuetenango; y en la segunda visita el Polo de Desarrollo ubicado en el Triángulo Ixil en
el Departamento del Quiché y las localidades San Felipe de Chenlá, Tzalbal, Acul y el
campo de refugiados de Acumbal, recogiendo de éstos sus impresiones sobre la situación
en sus localidades derivadas de las actuaciones e incursiones de los guerrilleros y también
sobre el trato que recibían en sus aldeas por parte de las Patrullas de Autodefensa Civil y
del Ejército de Guatemala.
6. La gravedad y magnitud del problema puede también estimarse por la importancia que
el propio decreto ley de junio de 1984 le asigna: "MÁXIMA PRIORIDAD". Aunque
oficialmente el Gobierno de Guatemala no ha proporcionado datos sobre la magnitud del
mismo, informes obtenidos de diferentes fuentes dignas de crédito, algunas de las cuales
han participado económicamente en el sostenimiento de tales programas de desarrollo,
expresan numéricamente, con estimados indicativos correspondientes al año 1984,
aunque no sea en forma total, las dimensiones del problema humano existente:
Personas afectadas en el altiplano de Guatemala con motivo de la destrucción de sus
hogares, aldeas y actividades económicas, según la Agencia Internacional para el
Desarrollo (AID):

En el departamento de Huehuetenango . . . . . . . . . . . 75 mil personas


En el departamento de El Quiché . . . . . . . . . . . . . . . 175 mil personas
En el departamento de San Marcos y Quetzaltenango . 77 mil personas
En el departamento de Chimaltenango . . . . . . . . . . . 50-80 mil personas

El número de niños que han perdido al menos uno de sus progenitores en las áreas
rurales, como resultado de la violencia desde el año 1980, según el resultado del censo
dispuesto por la Corte Suprema de Justicia a través de la Magistratura Coordinadora de
Menores, llevado a cabo por los Alcaldes del interior del país, sería de 150 mil huérfanos.
Personas desplazadas todavía fuera de Guatemala como consecuencia de la violencia,
según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados:
México . . . . . . . . . . . . . 43,000
Belice . . . . . . . . . . . . . . 1,250
Honduras . . . . . . . . . . . . 500
Costa Rica . . . . . . . . . . . 100

TOTAL . . . . . . . . . . . . . 44,850

B. ESTRUCTURA LEGAL DEL SISTEMA


7. La organización jurídica puesta en práctica por el Gobierno del General Oscar Humberto
Mejía Víctores para confrontar el problema social, económico, de seguridad y defensa en
las áreas rurales campesinas e indígenas de Guatemala, se basa en una estructura
institucional trilateral compuesta por los Polos de Desarrollo, las Coordinadoras
Interinstitucionales y las Patrullas de Autodefensa Civil.

a. Polos de Desarrollo
8. Los Polos de Desarrollo, cuyo inmediato antecedente son las denominadas "Aldeas
Modelos" –creadas por el Gobierno del General Efraín Ríos Montt--, fueron instituidos
legalmente por la administración del General Oscar Humberto Mejía Víctores mediante el
Decreto Ley 65-84 del 26 de junio de 1984. Los primeros Polos de Desarrollo creados por
dicho Decreto son los siguientes:
Departamento de El Quiché:
Polo de Desarrollo Triángulo Ixil: Municipio de Nebaj, Aldea Acul, Tzalbal, Juil-Chacalté, Río
Azul, Pulary, Xolcuay, Ojo de Agua, Santa Abelina. Bichibalá, Salquil-Palob Atzumbal, Juá
Ilom, Chel, Xamal/Xepatul, Chiché, San Felipe Chenlá y Xix.
Polo de Desarrollo Playa Grande, jurisdicción Departamental de El Quiché: Xaclbal,
Cantabal, San José la 20, Efrata, Santa Clara, San Pablo, San Francisco, Trinitaria y aldeas
fronterizas.

Departamento de Huehuetenango:
Polo de Desarrollo Chacaj, en las aldeas de Chacaj y Ojo de Agua, Municipio de Nentón.
Departamento de Alta Verapaz:
Polo de Desarrollo Chisec en el Municipio del mismo nombre: Chisec, Setzi, Saguachil,
Sesuchaj, Carolina, Setal, Semuy, Pecajbá, Santa Marta, Semococh, Las Palmas, El
Tamarindo, Cubilhuitz, Secocpur, Sibicté, Ticario y en el municipio de Santa Cruz Verapaz,
Acamal.

9. Según datos recientes se han creado además los dos siguientes Polos de Desarrollo:
Proyecto de "Yalijux" en Sanahú y Proyecto de "Yanahí" en La Libertad, El Petén. Dentro
del primer proyecto se han construido 160 viviendas, trabajando 200 personas a quienes
se les apoya con alimentos a cambio de su mano de obra. En el segundo, se construyeron
100 viviendas inicialmente, trabajando en dicha construcción 120 personas con el apoyo
del programa de alimentos por trabajo.

10. La estructura y coordinación de los Polos de Desarrollo se confía a la más alta dirección
del Ejército recayendo tal potestad en el Subjefe de Estado Mayor de la Defensa Nacional.
La vigilancia de la ejecución de los programas queda en manos de los Presidentes de las
Coordinadoras Interinstitucionales las cuales están obligadas a informar al Jefe de Estado
Mayor de la Defensa Nacional.

11. El plan de acción de los Polos de Desarrollo, denominado Plan de Acción de Máxima
Prioridad, se encuentra contenido en el Acuerdo Gubernativo N° 801-84, decreto
expedido el 12 de septiembre de 1984, en el que se establecen tres etapas de desarrollo
global del mismo:

1ra. Etapa: Asistencia básica para desplazados.


A. Censo, identificación y agrupamiento por etnias, dialectos, procedencia y grupos
familiares.
B. Distribución de recursos alimenticios, menaje y equipo de cocina.
C. Asistencia médica, preventiva y curativa.
D. Organización de la comunidad.
E. Servicio social a viudas y huérfanos.
F. Construcción de albergues provisionales.
G. Infraestructura para servicio.

2da. Etapa: De Seguimiento.


3ra. Etapa: De consolidación.

12. Según informes reunidos por la Comisión, el cumplimiento del cronograma de los
Polos de Desarrollo no ha logrado, a diferencia del cronograma político, su total
cumplimiento, sino que a duras penas se han completado parcialmente los plazos
contemplados para la primera etapa y aún queda muy lejos de intentarse alcanzar las
etapas segunda y tercera.

13. Bajo la dirección y coordinación del Jefe de Estado Mayor de la Defensa Nacional,
participan en los planes de acción los Ministerios de la Defensa Nacional, de
Comunicaciones, Transporte y Obras Públicas, de Salud Pública y Asistencia Social, de
Agricultura, Ganadería y Alimentación, el Sector Público Agrícola, el Consejo de
Planificación Económica, la Secretaría de Bienestar Social, el Comité de Reconstrucción
Nacional, el Comité Nacional de Emergencia, los Institutos Nacional de Transformación
Agraria, Nacional de Comercialización Agrícola, de Electrificación, de Fomento Municipal,
Nacional Forestal, el Banco de la Vivienda y la Empresa Guatemalteca de
Telecomunicaciones. Los trabajos y programas se encuentran sujetos a cronogramas de
ejecución.

14. La coordinación y supervisión general de todo el sistema y de la ejecución de los


trabajos queda a cargo de la Jefatura del Estado Mayor de la Defensa Nacional. La
supervisión y evaluación del cumplimiento de los cronogramas corresponde a los
Comandos Militares Jurisdiccionales quienes dan cuenta a la Jefatura del Estado Mayor
sobre el progreso de los mismos. El organismo de enlace entre los Comandantes Militares
Jurisdiccionales y el Jefe de Estado Mayor es la Dirección de Asuntos Civiles del Estado
Mayor de la Defensa Nacional.

15. Aunque oficialmente no existe una definición concreta para explicar qué son los Polos
de Desarrollo, no hay duda de que se trata de reasentamientos de poblaciones
campesinas e indígenas desplazadas que reunen un conjunto de "Aldeas Modelo" y que
están organizados y funcionan de acuerdo con los planes de desarrollo, de protección y
seguridad militar que les han sido asignados por el Estado Mayor de la Defensa Nacional,
la cual ejerce directo control, supervigilancia y ejecución de los mismos a través de las
Coordinadoras Interinstitucionales y las Patrullas de Autodefensa Civil.

16. Los Polos de Desarrollo se crearon originalmente, según se informó a la Comisión


Especial de la CIDH, como un proyecto exclusivamente militar considerándose
posteriormente otras opciones tendientes a combinar los conceptos de "Seguridad" y de
"Desarrollo", puesto que el problema era no sólo militar sino también económico. El
programa preveía dar asentamiento en las áreas de conflicto pacificadas, a la población
que había perdido sus hogares. El proceso de reasentamiento fue voluntario en algunos
casos y en otros tuvo lugar bajo la presión de las circunstancias que colocaba a la
población campesina e indígena entre los fuegos de la guerrilla y del ejército de
Guatemala. También ejerció presión el criterio difundido en el sentido de que el ejército
se iba contra la población que en vez de incorporarse decidía mantenerse al lado de la
guerrilla.

17. La construcción de los Polos de Desarrollo se llevó a cabo bajo el hostigamiento de las
guerrillas. Los primeros se ubicaron, uno en San Juan de Acul y estuvo destinado a resolver
el problema del hacinamiento de personas en el área de Nebaj, y otro en el área de las
Verapaces. Este último se formó en 1983 cuando, a raíz de la amnistía decretada por el
Gobierno, muchos exguerrilleros solos o con sus familiares comenzaron a entregarse en la
zona militar de Cobán en Alta Verapaz. Cuando el número de personas se incrementó
significativamente, se les ubicó en las cercanías del aeropuerto de Cobán, cerca de la base
militar. La situación de toda esta gente era de lo más precaria. Provenían de aldeas que
habían desaparecido, muchas de ellas quemadas y arrasadas o de otras muy afectadas por
la violencia, que al haberlas abandonado ya no podían regresar a ellas por el rechazo que
en los pobladores despertaba su vuelta debido al temor de que su presencia pudiese
provocar represalias de uno u otro lado: de la guerrilla, si las habían combatido, o del
ejército si habían estado con la guerrilla.

18. A juicio de algunos de los expertos consultados sobre los Polos de Desarrollo, éstos
eran la única solución inmediata para esta gente con la que el Gobierno militar no sabía
qué hacer, que no podía volver a sus pueblos ni tenía dónde vivir ni qué comer.

19. Los Polos de Desarrollo dentro de los que participan casi cien mil personas, agrupan en
la actualidad diferentes Aldeas Modelo y tienen una reglamentación y regimentación
interna que no es idéntica en todos ellos. En algunos casos es más estricto y ello se debe
principalmente a la naturaleza de la zona donde se encuentran, relativamente próxima a
las áreas de conflicto, y a las características de la población que albergan, ya sean simples
desplazados, o como en Acamal, de ex-guerrilleros. Sin embargo, en todos ellos se vive
una situación de verdadero estado de sitio y de suspensión casi generalizada de garantías.
Desde el punto de vista étnico, la reunificación de indígenas dentro de aldeas modelo
presentó también un problema complejo de resolver por la imposibilidad de mezclar
diferentes culturas, costumbres, idiomas y etnias.

20. Sin pretender restar mérito al enorme esfuerzo humano y económico que sin lugar a
dudas viene realizando el Gobierno y ejército de Guatemala para confrontar el problema
de las personas desplazadas, la Comisión considera necesario mencionar el punto de vista
técnico expresado sobre el particular por algunos de los expertos que trabajan en la
ejecución de tales programas, quienes al ser entrevistados manifestaron que los
denominados "Polos de Desarrollo" no son propiamente "polos" ni son "de desarrollo",
sino pueblos que, con la única excepción de Playa Grande, se han formado precipitada y
des planificadamente para reubicar a la población de las zonas devastadas por la guerra
subversiva y antisubversiva, pero que tienen una vida artificial constituyendo, desde el
punto de vista económico y de desarrollo, verdaderas ciudades satélites, improductivas e
incapaces de auto subsistir o abastecerse por ellas mismas, entre otras cosas, por su
defectuosa ubicación.

21. Se ha explicado también a la Comisión Especial que los Polos de Desarrollo pueden ser
una solución temporal y transitoria al problema de los desplazados y para aquella
población que ha sido mantenida y aún se mantiene cautiva por las guerrillas, pero que a
la larga el peso de la manutención de tan costoso proyecto, en gran parte sostenido con la
ayuda extranjera de organismos especializados, ahondaría aún más la crisis económica
que vive el país. Se ha indicado también que las tierras en las que han sido ubicados son
de muy mala calidad y sin vocación agrícola, que se les han proporcionado servicios como
agua y luz eléctrica, que si bien son esenciales, sus modestas economías no pueden
afrontar por lo que se les tienen que dar gratis. Se ha destacado asimismo que no hay ni
se han creado fuentes de trabajo y que al no contar con éstas, no producen, y que la única
labor que ahora realizan, por la que reciben como pago alimentos, es la construcción de
sus aldeas, a cuya terminación no tendrán más trabajo, pero que sin embargo no por ello
podría suspenderse la entrega de alimentos porque se morirían de hambre, todo lo cual
conduce a la necesidad de tener que continuar manteniendo a una numerosa población
improductiva y sin ocupación.

b. Sistema Nacional de Coordinación Interinstitucional


22. El Sistema Nacional de Coordinación Interinstitucional para la Reconstrucción y el
Desarrollo se encuentra definido en el Decreto Ley N° 111-84 del 26 de noviembre de
1984. El objetivo de dicho sistema es orientar y coordinar las acciones del sector público y
de las organizaciones no gubernamentales en los programas de desarrollo y
reconstrucción nacional, departamental, municipal y local, creándose para cada uno de
estos niveles una Coordinadora Interinstitucional.

23. El Sistema Nacional de Coordinación Interinstitucional se integra con:


a) La Coordinadora Interinstitucional Nacional (CIN), a la que le corresponde la dirección
y coordinación general a nivel superior del sistema, y está formada por el Jefe de Estado
Mayor de la Defensa Nacional quien lo preside, el Director de Asuntos Civiles del Estado
Mayor de la Defensa Nacional quien actúa como Secretario, el Director de la Unidad de
Coordinación de la Administración Pública, el Secretario General del Consejo Nacional de
Planificación Económica, el Director Ejecutivo del Comité de Reconstrucción Nacional, el
Director Técnico del Presupuesto y el Gerente del Instituto Nacional de Administración
Pública;

b) La Coordinadora Interinstitucional Departamental (CID) que preside el Comandante


de la Zona Militar Jurisdiccional, se integra con el Gobernador Departamental, el Alcalde
Departamental, con funcionarios de entidades afines a cargo de programas de desarrollo,
actuando como Secretario el Oficial de Asuntos Civiles del Comando Militar Jurisdiccional;

c) La Coordinadora Interinstitucional Municipal (CIM) presidida por el Alcalde Municipal,


se integra con representantes de la población, por el Secretario Municipal quien actúa
como Secretario y por la Autoridad Militar Jurisdiccional; y

d) El Comité de Desarrollo Local (CDL) compuesto por el Alcalde Auxiliar de cada


localidad quien lo preside, por responsables de las entidades públicas que trabajan en la
zona, con representantes de la población y con la autoridad militar local.
c. Las Patrullas de Autodefensa Civil

24. Fueron creadas durante el Gobierno del General Romeo Lucas García en el año de
1981 y puestas en marcha posteriormente por las administraciones del General Efraín Ríos
Montt y del General Oscar Humberto Mejía Víctores. Se encuentran reguladas por
diversos dispositivos legales, reglamentos y órdenes superiores de carácter militar, lo que
resultaría muy extenso de citar textualmente, por lo que se efectuará un resumen de las
normas vigentes de carácter general que regulan su organización y actividades.

25. Se denomina Patrullas de Autodefensa Civil a la organización militar formada por el


ejército de Guatemala para crear y hacer operar, dentro de la población civil campesina e
indígena de dicho país, pequeños cuerpos organizados militarmente que cumplen en sus
aldeas, principalmente, labores de patrullaje, defensa y control del movimiento
guerrillero, conformando cada cual una Patrulla de Autodefensa Civil, lo que equivale a
decir que el sistema en su conjunto lleva el nombre del mecanismo operativo celular. La
Autodefensa Civil no funciona en la ciudad de Guatemala y su actividad en algunas
capitales departamentales como Huehuetenango, Santa Cruz del Quiché y Cobán, es
reducida. Donde su presencia es notoria es en las denominadas áreas de conflicto, en los
municipios, en las pequeñas aldeas y en los Polos de Desarrollo.

26. Muchos de los abusos y arbitrariedades que se atribuyen a las Patrullas de


Autodefensa Civil, derivan de su falta de control, del evidente poder que ejercen sobre la
población civil, y de problemas de carácter personal derivados de las diferencias
lingüísticas, de rivalidades tribales, de rencillas personales, problemas de tierras, faldas y
también en otros casos, provienen de las confesiones incriminatorias que obtienen contra
otros miembros del grupo por medio de la tortura.

27. La organización de la Autodefensa Civil, que no constituye una entidad paramilitar


propiamente dicha, ha ido tomando cada vez más cuerpo e importancia y se estima que
en la actualidad agrupa, controla y dirige a casi un millón de personas. Guatemala tiene
actualmente una población total estimada de 8 millones de habitantes, de los cuales el
65% vive en las áreas rurales, esto es 5 millones 200 mil personas incluyendo hombres,
mujeres, ancianos y niños, lo cual, descontando a las mujeres, los ancianos y los niños
menores de 18 años, muestra la enorme proporción de población masculina indígena y
campesina incorporada en tales Patrullas de Autodefensa.

28. Sobre la forma como se establecen, la versión oficial (Guatemala, Revista Cultural del
Ejército, enero/febrero 1985) es que "Las Patrullas de Autodefensa Civil, (surgen) por
iniciativa espontánea de los residentes en el agro, por defender sus vidas y un patrimonio
que por primera vez poseen, es otro elemento concordante dentro de esta etapa
evolutiva. Todo esto, irradiado por el ejército, trasciende al pueblo y se traduce en
armonía y progreso, que la seguridad auspicia y sustenta".
29. Las patrullas actúan bajo el control del comando militar local y de un responsable
llamado Comisionado. Igualmente cuenta cada una vez ellas con un Jefe de Patrulla
designado en cada localidad por el comando militar o el Comisionado, a quien están
obligados a informar directamente de todos los acontecimientos que ocurren en su
jurisdicción.

30. Deben participar en ellas todos los hombres de 18 a 60 años de edad. La integran
campesinos y demás pobladores ladinos e indígenas. Los servicios que prestan no son
susceptibles de ninguna retribución o remuneración económica, ya que se trata de un
"servicio voluntario y gratuito". Las tareas a cumplir son dispuestas por el Jefe de la
Patrulla a quien cada patrullero se encuentra sometido jerárquicamente estando además
obligado a dar cuenta de sus misiones.

31. Los turnos o guardias de servicio varían en cada patrulla. En algunos casos son
quincenales, en otros duran todo un mes y en algunos otros casos son de tres a cuatro
días a la semana. Las personas que integran una patrulla de defensa civil no pueden dejar
de cumplir sus compromisos de participación ni sus guardias periódicas. Para dejar de
cumplir con un servicio o guardia se requiere previamente obtener una autorización del
Jefe de la Patrulla, a quien en cada caso el patrullero deberá exponer las razones por las
cuales se excusa del cumplimiento de las mismas. Generalmente quien no puede asistir a
cumplir con un servicio a la Patrulla debe buscar un reemplazo y aun, según se informa,
pagar al reemplazante por los servicios que deberá efectuar en su lugar.

32. Los integrantes de las Patrullas de Autodefensa Civil reciben un constante aunque
rudimentario entrenamiento militar, en su mayor parte actúan provistos de machetes y en
algunos casos son equipados con fusiles antiguos, pero no con armamento moderno como
ametralladoras, pistolas automáticas, granadas, etc. Aparte de su utilidad como fuerza de
choque para prevenir ataques sorpresivos o contrarrestar asaltos insurgentes de poca
importancia, prestan una gran utilidad al ejército los informes que periódicamente
proporcionan sobre los hechos que ocurren en sus aldeas, tales como la conducta de la
población, sucesos diarios, llegada de un forastero, ocurrencias novedosas o poco usuales,
conductas sospechosas de los vecinos, aun chismes, actuando como los ojos y oídos del
ejército para informar de todo aquello que pueda resultar útil o valioso, esto es, como una
verdadera quinta columna dentro de la comunidad en la que viven.

33. Si bien se asegura que la participación en las Patrullas de Autodefensa Civil es libre y
voluntaria, todos los que se rehusan a intervenir o se niegan a tomar parte activa dentro
de ellas son inmediatamente segregados, investigados, hostilizados y, lo que es peor,
sindicados como presuntos simpatizantes de la subversión o como subversivos
encubiertos.
34. El sistema de las Patrullas de Autodefensa Civil tiene también un impacto cultural,
económico y social en la población indígena, cuyos grupos, por ejemplo, ya no eligen más
a sus líderes sino que éstos le vienen impuestos por la organización de tal modo que el
Jefe de la Patrulla viene a reemplazar esta figura, cumpliendo casi todas las funciones que
tradicionalmente los dirigentes indígenas realizaban. Igualmente muchos indígenas que
siempre bajaban a la costa del Pacífico para cosechar, obteniendo de esta manera
ingresos económicos importantes para el mantenimiento de su familia o para la
satisfacción de sus propias necesidades, ya no pueden hacerlo porque tienen que
participar en las Patrullas periódicamente. Se denuncian también casos en los que no se
les deja sembrar maíz, que es su cosecha tradicional y que tiene también un significado
religioso para los Mayas. Asimismo, se quejan de que las tierras donde trabajan en las
Aldeas Modelo son muy pobres para la agricultura, hecho éste que también ha sido
señalado por algunos de los propios expertos internacionales que laboran en dicho país.
En otros casos, con autorización, tienen que caminar muchos kilómetros para llegar a sus
propios terrenos, de donde han sido removidos, para trabajarlos.

C. CONSIDERACIONES GENERALES
35. Las tres instituciones cuya estructura legal ha sido antes analizada, constituyen la base
de la pirámide administrativa militar del proyecto conjunto, en cuyo vértice superior se
sitúa, como máxima autoridad responsable que la dirige, coordina, controla y ejecuta, la
Jefatura del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Los programas de desarrollo, seguridad
y defensa militar, que constituyen su objetivo, afectan de diversas formas la vida, la
seguridad y los derechos humanos de las personas a quienes supuestamente están
dirigidos a proteger y ayudar. A criterio de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, lo que se presenta como una alternativa de solución forma más bien parte del
problema.

36. La Comisión no pone en tela de juicio las buenas intenciones de la Fuerza Armada de
Guatemala en la realización de este proyecto integral que pretende, desde su visión
castrense, resolver la desesperada situación de la población rural que ha perdido todo,
víctima de la guerra subversiva y antisubversiva, y consolidar su lucha contra la
subversión.

37. La Comisión no puede evaluar los logros de este proyecto integral por los resultados
militares, que al parecer han sido excelentes, sino única y exclusivamente desde el punto
de vista de los derechos humanos. Dentro de una perspectiva histórica del problema, la
CIDH no desconoce también que quien llevó la guerra al territorio indígena, se escondió y
protegió en sus aldeas, comprometió la neutralidad de sus pobladores y los involucró en el
conflicto, fue la guerrilla.

38. Las medidas adoptadas por el Gobierno de Guatemala para confrontar tales
problemas a través de los Polos de Desarrollo, de las Coordinadoras Interinstitucionales y
de las Patrullas de Autodefensa Civil, y la forma como afectan los derechos humanos de la
población indígena y campesina de ese país, serán analizados a continuación.

D. EFECTOS SOBRE LA POBLACIÓN INDÍGENA Y CAMPESINA


39. Constituyen elementos referenciales de carácter general que determinan que el
sistema integral afecte los derechos humanos fundamentales:
a. En lo Relacionado al Sistema
Su carácter obligatorio, propio de un plan de emergencia de carácter militar en el que el
grupo humano al que se dirige no es consultado sino que la medida le viene impuesta;
El que no obstante tratarse de un programa integral de protección y defensa de la
población campesina e indígena para devolverle la paz y seguridad perdidas, el plan
compromete más bien su paz y seguridad y la involucra directamente en el conflicto
armado;

El que por su naturaleza de emergencia militar, propia de estados de emergencia, con sus
medidas, directa o indirectamente, limita, restringe y en algunos casos priva a los que
pretende beneficiar, de sus derechos humanos fundamentales;
El marco legal que le sirve de contexto, la concentración de poder en la jefatura de todos
los niveles del aparato administrativo militar, especialmente en los inferiores que operan
en los lugares más alejados ubicados en los Municipios y en las aldeas, y el hecho de que
los jueces locales sean nombrados por las autoridades militares, da lugar a incontrolables
casos de abusos de poder, la mayor parte de ellos atribuibles al ejército y a las patrullas de
autodefensa civil, sin que la población afectada cuente con medios para defenderse
debido a la falta de recursos legales adecuados y a la condescendencia y carencia de
autoridad de los funcionarios llamados a investigarlos y sancionarlos.

b. Derecho a la Vida, Integridad, Seguridad y Libertad Personal


40. De acuerdo con informaciones que obran en poder de la Comisión, sin duda son los
derechos a la vida, a la integridad, seguridad y libertad personal, contemplados en los
artículos 4, 5 y 6 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, los más afectados
por los abusos y excesos de poder cometidos en las zonas campesinas e indígenas. A
continuación, sólo a modo de ejemplo, se citan algunos de los casos denunciados que
vienen siendo tramitados ante la CIDH:

41. Caso 9573 Augusto MISA CALI


Con fecha 6 de mayo de 1985, se recibió en la CIDH la siguiente denuncia:
El día 24 de junio de 1984, el señor Augusto Misa Cali se dirigió a una reunión de la
patrulla de autodefensa para la que había sido previamente citado. Cuando se encontraba
en dicha reunión, llegó una patrulla del ejército y lo capturó llevándolo al cuartel de San
José de Poaquil, Chimaltenango. Pese a las múltiples gestiones realizadas no se ha podido
averiguar nada positivo.
Con fecha 14 de junio de 1985 se transcribió al Gobierno de Guatemala el tenor de la
citada denuncia, sin que hasta la fecha se haya recibido información alguna sobre el
particular.

42. Caso 9561 José Adán PÉREZ ALVARADO


Se recibió la siguiente denuncia en la CIDH:
Como a las 2 de la madrugada del día 18 de noviembre de 1984, en el caserío Caldea El
Juleque, Municipio de Santa Ana, Departamento de Petén, mientras el señor José Adán
Pérez Alvarado se encontraba cumpliendo con su turno en el servicio de patrulla, fue
arrestado por miembros de la Brigada de Poptún, Batallón de los Linces y, según testigos,
conducido junto con otras 10 personas del mismo Municipio al destacamento del "Chal",
de donde fue transferido a Poptún. Según afirmaciones de un soldado de la brigada de
Poptún, el Jefe Comisionado Jesús Ordenéz dijo que ya tenía 21 prisioneros y que pediría
la suma de 100.000 quetzáles por la libertad de cada uno de ellos. Luego, al presentarse la
familia, les dijeron que no habían visto a José Adán Pérez Alvarado.
Su familia le ha escrito dos cartas al Señor Jefe de Estado, General Oscar Humberto Mejía
Víctores sin haber obtenido respuesta alguna.
Con fecha 14 de junio de 1985 se transcribió al Gobierno de Guatemala el tenor de la
citada denuncia, sin que hasta la fecha se haya recibido información alguna sobre el
particular.

43. Caso 9587 Adón Favián SAGASTUME


La denuncia a continuación fue recibida en las oficinas de la CIDH:
El día 25 de noviembre de 1984 como a eso de las 10:00 de la noche, en la aldea El
Juleque, municipio de Santa Ana, Departamento de Petén, la patrulla de la Brigada que
opera en la región, llegó a la casa de Adón Favian Sagastume, le ordenó que se levantara y
los acompañara. No se sabe dónde se lo llevaron ni qué hicieron con él. No ha vuelto a
aparecer y su familia lo reclama desesperadamente.
Con fecha 14 de junio de 1985 se transcribió al Gobierno de Guatemala el tenor de la
citada denuncia, sin que hasta la fecha se haya recibido información alguna sobre el
particular.

44. Caso 9580 Luis Armando PÉREZ LIMA y


Neftali MORALES DE LA CRUZ
Fue presentada a la CIDH la siguiente denuncia:
El día 10 de enero de 1985 fueron lanzados desde un helicóptero que se asegura
pertenecer a la Fuerza Aérea de Guatemala, sobre la cancha de fútbol del Estadio "Carlos
Salazar" de Mazatenango, los cadáveres de los señores Luis Armando Pérez Lima de 42
años, administrador de la finca "Monte de Oro" de Sololá, y Neftalí Morales de la Cruz de
25 años, administrador de la finca "Monte King" de Chicacao Suchitepéquez, cuyos
cuerpos, con numerosos impactos de bala, presentaban señales de terribles torturas. El
primero estaba castrado y el segundo tenía la cara destrozada. Tales personas, de vida
ordenada y dedicada al trabajo, habían sido previamente capturados, según versión de
testigos presenciales, por miembros del personal de Seguridad de la Fuerza Armada. El
hecho produjo consternación y horror entre los vecinos de la localidad de Mazatenango,
lugar donde vivían las víctimas.
Con fecha 14 de junio de 1985 se transcribió al Gobierno de Guatemala el tenor de la
citada denuncia, sin que hasta la fecha se haya recibido información alguna sobre el
particular.

45. Caso 9594 José Sebastián COY MESÍA


Se recibió en las oficinas de la CIDH la siguiente comunicación:
El día 14 de abril se celebró un partido de fútbol en la localidad de Patzún, Chimaltenango,
resultando ganador el equipo dirigido por el entrenador y profesor de educación física, de
raza indígena, señor JOSÉ SEBASTIÁN COY MESÍA. Concluido el encuentro se fueron a
celebrar el triunfo del equipo local a la casa de un amigo del entrenador, sumándose a la
reunión el señor MARIO MELGAR JUAREZ, de profesión carnicero y persona muy allegada
al destacamento militar de Patzún, a quien se indica como agente encubierto del ejército y
se le denomina "doble carnicero"; el Alcalde de la localidad, señor LAUREANO CHULUJ
YOS; el miembro de la Comisión Especial Coordinadora Institucional, señor RENÉ
CIENFUEGOS y otras personas más.

Concluida la celebración, siendo ya la madrugada del día 15 de abril, salieron de la casa


indicada al profesor Coy Mesía junto con las personas citadas en el párrafo anterior. El
profesor Coy Mesía se subió a su motocicleta y se dirigía a su domicilio cuando a las dos
cuadras del lugar donde habían estado reunidos, fue interceptado por un grupo de
miembros del ejército, quienes al parecer lo estaban esperando. Luego de golpearlo
brutalmente lo introdujeron por la fuerza en un automóvil y se lo llevaron con rumbo al
cuartel. Los testigos presenciales del hecho observaron que los señores René Cienfuegos,
Mario Melgar Juárez y el Alcalde Laureano Chuluj Yos, en vez de darle ayuda, colaboraron
con los miembros del Ejército en la tarea de secuestrar al profesor José Sebastián Coy
Mesía. Uno de ellos, Mario Melgar Juárez, inclusive se subió al mismo automóvil en que se
llevaban al profesor, sirvió de chofer de los militares y los otros se llevaron su motocicleta.
Se ha podido saber que el profesor ha estado detenido en el Cuartel del Ejército de Patzún
y que ha sido sometido a interrogatorios, torturas y castigos consistentes en mantenerlo
en un hueco profundo de poco diámetro, con las manos amarradas atrás e introducido en
el mismo con la cabeza para abajo. Gracias a su resistencia física ha podido sobrevivir
varios días a la asfixia, a la falta de líquido y de alimento, pero se desconoce si todavía
continúa con vida.

El hecho, ampliamente difundido en la localidad por el número de personas que lo


presenciaron, ha producido estupor e indignación en el pueblo porque el profesor José
Sebastián Coy Mesía era muy querido y admirado por todos los alumnos del Colegio de
Patzún y por los vecinos indígenas de la zona. Los denunciantes informan que los abusos
del destacamento militar de Patzún se han incrementado desde que llegó el nuevo
teniente que lo jefatura, y que las personas que participaron en el secuestro del profesor
de educación física, son los mismos que vienen cometiendo varios otros secuestros.
Con fecha 14 de junio de 1985 se transcribió al Gobierno de Guatemala el tenor de la
citada denuncia, sin que hasta la fecha se haya recibido información alguna sobre el
particular.

46. A lo antes indicado como abusos de poder, hay que agregar un hecho que es
igualmente alarmante: si bien la incorporación de la población indígena a la guerra contra
la subversión ha producido resultados efectivos, según informaciones proporcionadas a la
Comisión, últimamente están muriendo más patrulleros que soldados en las
confrontaciones armadas que tienen lugar en la lucha armada contra la guerrilla.

c. Derecho de Circulación y Residencia


47. En lo que se refiere a los derechos de libre circulación y residencia, contemplados en
los artículos 22 y 24 de la Convención Americana, la Comisión ha recibido denuncias según
las cuales tales derechos, en la práctica, se encuentran restringidos y limitados, ya que los
grupos humanos reubicados dentro de los Polos de Desarrollo y sujetos al servicio cívico-
militar de las Patrullas de Autodefensa Civil, no disfrutan plenamente del legítimo derecho
de circular libremente por el territorio de su país y de decidir sobre el lugar de su
residencia. Es un hecho bien conocido que el ingreso y salida de los Polos de Desarrollo se
encuentran controlados por el Ejército y las Patrullas de Autodefensa y que para
abandonar o penetrar dentro del perímetro de éstos se requiere gestionar y obtener una
especial autorización justificativa, la que no siempre es concedida y, en lo que se refiere a
los residentes del Polo de Acamal, el ingreso y la salida de su población están prohibidos
casi en su totalidad.

48. Igualmente se ve afectado este derecho por la continua y estrecha vigilancia y control
que ejercen en los caminos los miembros de las Patrullas de Autodefensa Civil, quienes
ejerciendo un poder casi sin control, en forma amenazante, armada y durante las noches
algunas veces en estado de ebriedad, detienen infinidad de veces a los transeúntes para
ejercer registros de sus pertenencias e inquirir por el lugar de su destino y los motivos de
sus desplazamientos. Aparte del amedrentamiento que tal práctica ocasiona sobre la
población rural, la Comisión tiene conocimiento de que en no pocas oportunidades han
estado a punto de producirse tragedias irremediables en la práctica de estas inspecciones
rutinarias cuando funcionarios internacionales, periodistas o turistas extranjeros han sido
detenidos por patrulleros analfabetos incapaces de enterarse del contenido identificatorio
de los documentos de estas personas o de comunicarse con ellas por el desconocimiento
del idioma castellano.
49. El grado de seguridad bajo el cual se mantienen determinados Polos de Desarrollo en
las zonas de conflicto se asemeja, según versión de algunos de sus pobladores, más a
campos de concentración que a campamentos de refugiados.

d. Derecho de Reunión y Asociación


50. Los derechos de reunión y libertad de asociación, considerados en los artículos 15 y 16
de la misma Convención Americana, están también sujetos a restricción y límites, ya que
las medidas de seguridad existentes dentro de los Polos de Desarrollo y la severa vigilancia
que ejercen las Patrullas de Autodefensa, cohiben a sus pobladores de cualesquiera
manifestación de asociación o reunión social, ideológica, cultural y de cualquier otra
índole, todas las cuales, cuando se realizan, se encuentran sujetas a la vigilancia,
supervisión y control de las autoridades, esto es, sin las libertades que el ejercicio de tales
derechos implica.

51. La Comisión aprecia, a nivel nacional, el papel positivo que han jugado los
representantes de los indígenas en la redacción de la nueva Constitución de Guatemala y
en el desarrollo del actual proceso electoral, pero lamenta que no hayan organizaciones
indígenas independientes que, fuera de las estructuras nacionales de la política partidaria,
representen y defiendan los intereses de la población indígena, tal como ocurre en la
mayor parte de los países del continente americano donde existen organizaciones con
personalidad jurídica que, contando con la protección y facilidades otorgadas por sus
respectivos gobiernos, dan a conocer y expresan libremente las necesidades y
aspiraciones de la población indígena. Esta necesidad se hace más evidente teniendo en
consideración que Guatemala es un país cuya población mayoritaria es de ascendencia y
cultura indígena.

52. En el ámbito internacional es también de lamentar que durante todos estos años en
que ha habido tanta actividad en los organismos internacionales para tratar sobre los
derechos y los problemas de las poblaciones indígenas, las representaciones étcnicas de
Guatemala hayan estado siempre ausentes o tenido que hacerse escuchar mediante la
palabra de líderes indígenas que viven en el exilio.

e. Derecho al Debido Proceso y a las Garantías Judiciales


53. Los derechos a las garantías del debido proceso y a la protección judicial,
contemplados en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana, tampoco tienen
efectividad ni eficacia, según se informa, debido principalmente al hecho ya mencionado,
de que quienes ejercen la función judicial son escogidos y nombrados por las mismas
autoridades militares locales contra quienes se presentan quejas y denuncias por violación
a los derechos humanos, por lo que la misma falta de protección de los recursos de
habeas corpus, señalada como una de las graves deficiencias del sistema judicial de
Guatemala, al considerar la situación de las personas que han hecho uso de este medio en
la Capital de la República, tiene idénticos resultados negativos en las jurisdicciones rurales,
campesinas e indígenas contra los actos de abuso de las Patrullas de Autodefensa Civil y
de los miembros de la Fuerza Armada guatemalteca.

f. Derechos del Niño


54. Asimismo la Comisión ha recibido denuncias por violaciones a los derechos del niño,
protegidos por el artículo 18 de la Convención Americana. Según tales denuncias, son
muchos los casos de menores de edad que han resultado afectados, en algunos, con
heridas graves y en otros han sido muertos con motivo de su participación obligatoria en
las Patrullas de Autodefensa Civil. También se han registrado casos de accidentes fatales
por inexperiencia e impericia de los menores en el uso de los machetes y de las armas de
fuego y otras denuncias por abusos de los mayores contra los menores en la participación
colectiva de las actividades patrulleras en el campo. Se ha informado igualmente que en
muchas localidades, por falta de registros del estado civil, pese a las protestas de sus
madres, se incorpora a las actividades de patrulla a niños indígenas bastante menores de
18 años que no tienen cómo demostrar que no cuentan con la edad mínima legal exigida.

g. Derecho a la Igualdad ante la Ley


55. Otro derecho considerado en la Convención Americana sobre Derechos Humanos
igualmente afectado, es el que se refiere al derecho de igualdad ante la ley (artículo 24). El
sector mayoritario del país, compuesto por ladinos e indígenas que residen en las zonas
rurales de Guatemala, manifiestan ser objeto de discriminación ante la Ley y de no estar
sujetos a las mismas protecciones, garantías y derechos que se dispensan a quienes
residen en las zonas urbanas, especialmente en la Capital de Guatemala.

56.- La población indígena de Guatemala, según expresan algunos de sus dirigentes, ha


exigido históricamente un reconocimiento de su propia identidad, por esencia distinta a la
cultura hispánica que formó la República de Guatemala, asegurando que ha existido
siempre y de hecho todavía existe una diferencia lingüística, racial, social y cultural que,
por no haberse tenido en cuenta, constituye un problema que dificulta el proceso de
integración en dicho país y origina en la práctica los tratos discriminatorios que denuncian
los indígenas.

57. Sobre este particular, la Carta Pastoral de la Conferencia Episcopal de Guatemala del
mes de junio de 1984, expresa lo siguiente:
Descendientes de los inmortales Mayas, nuestra población indígena merece de todo
respeto y admiración. Desafortunadamente, no los tiene desde hace varios siglos, desde el
tiempo de la conquista. Antes bien, la completa estructura socio-económica de Guatemala
ha descansado sobre la base de subyugar y empobrecer a la población indígena. No puede
ser olvidado que los indios forman la mayoría del pueblo de Guatemala y que ellos tienen
derechos inalienables. Reconociendo el gran valor de nuestras culturas indígenas, la nueva
legislación constitucional debería poner muy en claro los fundamentos legales de respeto
y conservación de los patrones culturales de nuestros grupos étnicos. Debería ser
absolutamente prohibida la práctica de toda forma de discriminación, la cual persiste aún
ahora. Los derechos de nuestra población indígena a su propio lenguaje, tradiciones y
estilo de vida, deberían ser tomados en cuenta, buscando una gradual y respetuosa
integración de ellos dentro de nuestra nación guatemalteca.

h. Otros Derechos
58. Además de las limitaciones a los derechos humanos antes citados, miembros de la
población rural indígena de Guatemala expresan que en la práctica le están disminuidos,
entre otros, el ejercicio de los siguientes derechos: la libertad de conciencia y religión
(Artículo 12 de la Convención Americana) por el asedio a los catequistas y la destrucción o
toma de los templos católicos donde se reunían a orar, muchos de ellos mantenidos
todavía como cuarteles; la libertad de pensamiento y expresión (Artículo 13 de la
Convención Americana); el derecho de protección a la familia (Artículo 17 de la
Convención), seriamente afectado por la incorporación forzada de los varones al servicio
de las Patrullas de Autodefensa Civil; cabe señalar también que la atmósfera de terror
existente en el campo ha tenido efectos negativos y prácticamente paralizado el
desenvolvimiento de las actividades de desarrollo y promoción social de las
organizaciones no gubernamentales y religiosas.

Sociología de la desviación
El incumplimiento de las normas es uno de los principales ámbitos de estudio de la
sociología de la desviación.

La sociología de la desviación es la rama de la sociología que se encarga del estudio del


consenso sobre las normas sociales, los actos y comportamientos que se desvían de estas
y el sistema de control social construido para evitar tales desviaciones.1
La desviación es un tema fundamental en sociología y desde el nacimiento de esta
disciplina ha sido una de sus principales preocupaciones.1 En este sentido las principales
corrientes sociológicas han dado su interpretación sobre el cómo y el porqué del
incumplimiento de las normas sociales.

La desviación ha sido analizada desde distintas disciplinas como la antropología, la


filosofía, el derecho, la biología o la medicina: además, en los últimos años se han
desarrollado estudios en criminología, disciplina con la que la sociología de la desviación
está íntimamente ligada. Si bien la primera se centra más en la relación entre la víctima, el
victimario y las leyes, la sociología de la desviación analiza también las conductas que, sin
estar prescritas como delitos, son catalogadas como anormales y reciben algún tipo de
sanción social

Concepto de desviación desde una perspectiva sociológica


En sociología se considera una desviación cualquier acto o comportamiento, aunque sea
simplemente verbal, de una persona o un grupo que viole las normas de una colectividad
y, consecuentemente, conlleve algún tipo de sanción.3 Sin embargo, esta no es una
característica intrínseca de ciertos actos, sino que depende de la respuesta y la definición
que los miembros de una colectividad le atribuyan. En palabras de uno de los fundadores
de la sociología:

No lo reprobamos porque es un crimen, sino que es un crimen porque lo reprobamos.


Émile Durkheim, 1893

Es por ello que un acto solo puede ser juzgado como desviado en relación a:
• Un contexto histórico: ya que la concepción de desviación varía en el tiempo, por
ejemplo ser zurdo ha sido considerado en muchas sociedades históricas como una forma
de desviación.

• Una sociedad concreta: como es notorio, las diferentes sociedades que comparten
un momento histórico pueden tener diferentes concepciones de la desviación. Un ejemplo
actual sería la poligamia, que en algunas sociedades es una muestra de prestigio y en otras
un delito.

• Un contexto situacional: Muchas actividades son permitidas, e incluso bien vistas,


dentro una situación, y juzgadas como desviadas en otra. Por ejemplo, a ninguna sociedad
se le ha ocurrido prohibir las relaciones sexuales, pero casi todas limitan su práctica,
prohibiendo realizarlas en público, fuera del matrimonio, etc.
Esta aproximación relativista a la desviación, que caracteriza a la Sociología, ya había sido
anticipada por algunos pensadores. Cabe destacar al filósofo francés Pascal que ya en el
siglo XVII declaraba:

No hay nada justo o injusto que no cambia de cualidad con el cambiar del clima, tres
grados de latitud subvierten toda la legislación[...] En pocos años las leyes fundamentales
cambian, el robo, el incesto, el asesinato de padres e hijos, todo ha encontrado un lugar
entre las acciones virtuosas.
Blaise Pascal, 16696

Ya en el siglo XX los estudios de antropología comparada han puesto de manifiesto que


realmente existen muy pocas formas de desviación que puedan considerarse universales.
Sin embargo, y contradiciendo a Pascal, existe un Consenso científico sobre que el incesto
entre padre e hija ha resultado tabú en todas sociedades durante toda la historia, llegando
Claude Lévi-Strauss a considerar su prohibición como el origen de la vida cultural y del
resto de las instituciones sociales.
Las normas - Artículo principal: Norma social

El concepto de desviación está íntimamente ligado al concepto de norma, ya que es de la


norma de lo que un comportamiento se desvía. Por ello se afirma que donde no existe
norma no puede existir desviación.1
Las normas sociales se definen como proposiciones que prescriben a individuos o grupos
el comportamiento adecuado en determinadas situaciones, o bien las acciones a
evitar.8Pueden ser clasificadas según diversos criterios, pero el más habitual dentro de la
sociología de la desviación es agruparlas dentro de sistemas normativos según el grado de
la sanción que se aplica al infractor. Con este sistema obtenemos una clasificación de los
comportamientos desviados según su gravedad:

• Normas penales: Son las recogidas en el código penal, que representa el núcleo
duro de cualquier sistema social. Recoge las normas que tutelan los bienes fundamentales
del grupo social —la vida, la propiedad, las instituciones, etc.—. El incumplimiento de
éstas es un delito y convierte al autor en delincuente. Conlleva el tipo de sanción más
grave: la pena.

• Normas jurídicas: Son las normas contenidas en reglamentos u ordenamientos; su


violación es un acto ilícito y conlleva sanciones de tipo pecuniario o administrativo.

• Normas sociales: Es un amplio grupo de normas socialmente reconocidas, como la


moda, la tradición, los usos y costumbres, etc. Su incumplimiento no implica una sanción
institucionalizada, aunque sí algún tipo de recriminación o reproche social. En las últimas
décadas existe la tendencia a reconceptualizar estos comportamientos de desviados en
diversos.

• Moral individual: Son las normas autoimpuestas del tipo no comeré nunca en un
McDonald's. Incumplirlas tiene escasa relevancia social, pero puede ser calificado como
hipocresía.
Diferentes tipos de normas y tipo de desviación que implica su incumplimiento

En el diagrama puede observarse cómo los distintos sistemas normativos se agrupan unos
dentro de otros. Esto se hace para reflejar cómo, por ejemplo, no todas las normas
sociales están en el código penal, pero todas las normas del código penal son normas
sociales. En realidad, este modelo es una simplificación de cómo se interrelacionan los
sistemas normativos, ya que existen multitud de excepciones: es habitual que alguna de
las normas sociales existentes no sea aceptada por la moral individual de algunas
personas, lo que da lugar a la aparición de las subculturas; también sucede a menudo que
algunas normas del sistema jurídico o penal no lleguen a integrarse dentro de las normas
sociales. Esto sucede, sobre todo, en los sistemas no democráticos, aunque también
ocurre en las democracias. Un ejemplo actual es la contradicción de muchas legislaciones
con la aceptación social de las descargas por internet. Cuando existen fuertes
contradicciones entre los sistemas normativos puede producirse una crisis que los
modifique. Por este motivo, autores como Durkheim consideran la desviación como un
motor del cambio social.

En los últimos años algunos autores han identificado la existencia de situaciones en las
que se califica de desviado, no a quien incumple la norma sino a quien la cumple con
demasiado celo. Glenna Huls ejemplifica este fenómeno con la concepción social del
empollón o de quien paga religiosamente sus impuestos en la sociedad norteamericana.

Teorías presociológicas de la desviación

El estudio de la desviación es anterior a la aparición de la sociología. Ya en la Antigüedad


clásica se desarrollaron las primeras teorías sobre la delincuencia y el castigo, filósofos
como Sócrates, Pitágoras, Platón o Aristóteles debatieron sobre ello, atribuyendo los
delitos a la herencia o a deficiencias físicas o mentales. En la Edad Media se realizaron
algunos estudios médicos para investigar crímenes aislados y Tomás de Aquino en su obra
Escolástica, intentó sentar las bases de una Filosofía del Derecho. En los siglos XVIII y XIX,
con la llegada de la ilustración y el positivismo, aparecieron teorías y enfoques cuya
influencia ha llegado hasta nuestros días. Dos ejemplos destacados de ello son:

Teoría clásica
Se denomina Teoría Clásica de la desviación a los esfuerzos teóricos del iluminismo por
dar una definición objetiva del delito y de la pena que sustituyese la concepción relativista
y arbitraria característica del Antiguo Régimen. Esta objetivización del delito era
imprescindible para construir el Estado de derecho —base del Estado liberal— ya que es
un prerrequisito necesario del principio de legalidad, la seguridad jurídica o la igualdad
ante la ley.
El autor más representativo fue Cesare Beccaria, que desarrolló sus ideas en un libro que
se ha convertido en un clásico del Derecho: De los delitos y las penas, en el que, en
palabras del propio autor, se incluyen:

Los presupuestos para una teoría jurídica del delito y de la pena [...] en el cuadro de una
concepción liberal del Estado de derecho, basada sobre el principio utilitarístico de la
máxima felicidad para el mayor número de personas y sobre la idea del contrato social.
Cesare Becaria

De acuerdo con estos principios del utilitarismo y el contractualismo, para Beccaria


el hombre nace libre, pero establece un contrato con el estado por el que renuncia
a parte de su libertad a cambio de seguridad. El delincuente sería alguien que
incumple ese contrato, por lo que debe ser sancionado, pero la sanción no tiene
un objetivo de venganza sino de prevenir nuevos daños y servir de ejemplo
disuasivo al resto de los ciudadanos.
La Teoría Clásica tiene los evidentes límites de que se centra en el delito —sin
analizar el resto de desviaciones sociales— y que no investiga sobre las causas
de éste, lo que es el objeto principal de las teorías posteriores. Esta teoría tendría
una gran influencia sobre la Teoría de la Elección racional, llegando al punto de
que algunos autores denominan a esta última como Teoría Neoclásica.

Enfoque biológico
Uno de los primeros intentos para entender de manera científica el fenómeno de la
desviación se hicieron desde el ámbito de la Biología. Durante el siglo XIX se desarrollaron
diversos estudios para intentar descubrir cuáles eran las características físicas que
convertían a las personas en desviadas. La idea de poder explicar la conducta delictiva
sobre la base de rasgos biológicos tiene interesantes precedentes en algunas legislaciones
medievales, en las que se recomendaba a los jueces que dudasen entre dos sospechosos
eligiesen a los más feos y deformes. En 1876, el médico penitenciario Cesare Lombroso
elaboró una detallada teoría sobre las características físicas que provocaban la
delincuencia. Los rasgos físicos descritos eran básicamente simiescos: vello abundante,
brazos largos, frente estrecha, mandíbula prominente, etc. Aunque los estudios de
Lambroso alcanzaron una gran notoriedad en su época, el determinismo biológico, tras las
sucesivas críticas, fue cayendo en desuso hasta mediados del siglo XX, cuando Willians
Sheldon realiza un estudio con cientos de jóvenes en el que llega a conclusiones similares.
Para Sheldon existen tres tipos básicos de constitución física —endomorfo, mesomorfo y
ectomorfo— a los que corresponden tres personalidades diversas, siendo los mesomorfos
—con constitución musculosa y atlética— los más predispuestos a delinquir. Los datos de
Sheldon fueron reanalizados por Eleonor Glueck llegando a la conclusión de que no puede
afirmarse que la constitución atlética sea un buen predictor de la delincuencia, y muchos
menos su causa.
Desde los años 80 se está dando una revitalización del enfoque biológico, basada en los
avances de la genética. En este ámbito se han hecho particularmente populares los
estudios sobre el Síndrome del XYY —una anomalía cromosómica por la que el varón
recibe un cromosoma Y extra— que algunos autores relacionan con una tendencia a la
violencia, aunque numerosos estudios han confirmado que esto no se observa con
frecuencia.

Más recientemente el neurólogo Elkhonon Goldberg en su libro el cerebro ejecutivo


señala la estrecha relación que existe entre las disfunciones en el lóbulo frontal y los
índices de criminalidad, incluyendo un análisis que muestra cómo grupos marginales
muestran el rasgo peculiar de delegar sus funciones ejecutivas en instituciones externas,
donde la toma de decisiones es ejercida por terceras personas. Goldberg estudia
detalladamente los factores que intervienen en el desarrollo de la función volitiva del
cerebro y explica cómo un mal desarrollo de esta provoca conductas antisociales o de
desviación.

Teorías macrosociológicas de la desviación

Teoría funcionalista: Los teóricos funcionalistas se vieron ante la tarea de hallar


respuesta a la necesidad, por parte de algunos individuos, de no cumplir las
reglas. El primero en describir algunas de las funciones sociales que cumplía la
desviación fue Émile Durkheim. Aunque parezca contradictorio, para Durkheim la
desviación contribuye a consolidar los valores y las normas culturales, ya que es
parte indispensable en el proceso de creación y mantenimiento del consenso
sobre las mismas. La base de esta idea es que sin el delito no hay justicia ni es
posible por tanto el consenso sobre las ideas del bien y el mal. En este sentido la
desviación contribuiría a definir los límites morales. Definiendo a algunos como
desviados el resto de la sociedad puede observar claramente el límite entre el bien
y el mal. Otra función de la desviación sería el fomento de la unidad social, ya que
la respuesta unitaria frente a las acciones extremas de desviación —
asesinato, atentados— fortalece el lazo social. Por otro lado la desviación también
contribuiría al cambio social, ya que el transgredir una norma invita a reflexionar
sobre la necesidad o la conveniencia de esta, y representa un modelo de
conducta alternativo que puede llegar a convertirse en mayoritario, ya que lo que
hoy es una conducta desviada puede no serlo en el futuro.

Teoría marxista
Aunque ya desde sus inicios el marxismo había tratado temas relacionados con la
desviación, es en los años 70 cuando aparecen obras sistemáticas sobre esta desde una
perspectiva marxista. Autores destacados en esta sistematización fueron Iain Taylor, Paul
Walton y Jock Young, que argumentaron que las teorías existentes obviaban ciertos
factores estructurales, como la desigual distribución del poder y la riqueza, que eran
fundamentales para entender las conductas desviadas.
Este argumento fue posteriormente desarrollado por Steven Spitzer, que ejemplificó
ampliamente cómo las personas que son etiquetadas como desviadas suelen ser sujetos
que obstaculizan el desarrollo del Capitalismo. Spitzer analizó cómo los sujetos que
amenazan la propiedad privada, base del capitalismo, son siempre calificados como
desviados; sin embargo, los actos de las clases privilegiadas contra los intereses de las
subordinadas, como una gran subida del precio de la vivienda, lejos de considerarse
desviadas, son asumidas como una legítima defensa de sus intereses. También analiza
cómo, al ser la explotación del trabajo otro de los fundamentos del capitalismo, quien no
trabaja, sea por imposibilidad —minusválidos, parados involuntarios—, sea por voluntad,
tiene muchas posibilidades de ser etiquetado como desviado. Ejemplos de esto los
encontramos en la legislación contra vagos y maleantes.

Teoría de la subcultura
Esta teoría se basa en el principio de que la conducta desviada —al igual que el resto de
conductas— se aprende en el ambiente en que se vive. Los actos desviados serían por lo
tanto una consecuencia de la socialización en ambientes con valores y normas distintos a
los de la sociedad en general. La teoría fue elaborada por Clifford Shaw y Henry Mckay y
tiene su origen en los estudios etnográficos realizados por la Escuela de Chicago durante
los años veinte. Los investigadores dividieron la ciudad de Chicago en cinco zonas,
realizando círculos concéntricos y comparando la tasa de delincuencia y la relación entre
el número de delincuentes y el total de la población de cada zona.

Los datos evidenciaron que el valor de la tasa disminuía conforme se alejaba del centro, y
lo que es más interesante, que entre 1900 y 1920 la relación entre las tasas de
delincuencia de cada zona permaneció invariable, a pesar de que en este periodo hubo
grandes movimientos de población que cambiaron la composición étnica de cada zona.
Estos hechos hicieron llegar a los investigadores a la conclusión de que la subcultura
desviada formaba parte de la idiosincrasia de algunos barrios, por lo que era trasmitida a
los nuevos habitantes.
Numerosos investigadores han desarrollado la teoría, comprobando que es común que los
individuos con comportamientos desviados pertenezcan a grupos en las que estas
conductas son permitidas —o incluso prescritas— por lo que tal conducta solo podría
juzgarse como desviada respecto a las normas y valores de la sociedad, pero no respecto a
las de su grupo de referencia. Respecto a esto el criminólogo Edwin Sutherland escribiría
que Walter Miller estudió cómo se crean las subculturas de la desviación, llegando
a la conclusión de que éstas suelen aparecer entre los jóvenes de clase baja, ya
que son los que tienen menos posibilidades de cumplir sus aspiraciones por
medios legítimos. Miller además individualizó las características de estas
subculturas, cuyos principales rasgos serían: La rutinización del conflicto, la
dureza, la sagacidad y la autonomía.
La cultura criminal es tan real como la legal, y mucho más difundida de lo que se piensa
habitualmente.
Edwin Sutherland

Teorías microsociológicas de la desviación


Teoría del etiquetamiento - Teoría del etiquetado

En los años 1960 se empieza a estudiar la desviación desde la perspectiva del


interaccionismo simbólico. Estos autores centran sus estudios no tanto en las posibles
causas de la conducta desviada, sino en las formas de control e interacción social por las
que se definen a ciertos individuos como desviados. La principal aportación teórica de esta
escuela es la teoría del etiquetaje, que podría sintetizarse así:

Una de las aportaciones fundamentales de esta teoría es la distinción entre desviación


primaria y secundaria realizada por Edwin Lemert. Dentro de la primaria se encuadrarían
los incumplimientos de las normas que no hacen sentirse desviado a quien lo comete, ni
es visto así por los demás. Dentro de la secundaria estarían por el contrario los
incumplimientos que hacen cambiar la concepción que los demás tienen del autor,
etiquetándolo como desviado. Este etiquetamiento provocará que el autor reorganice la
percepción de sí mismo asumiendo la nueva definición que los demás dan de él.21La base
de esta distinción está en el hecho de que, en realidad, prácticamente todo el mundo ha
cometido actos desviados. Es difícil encontrar a alguien que no haya mentido, cometido
algún pequeño robo o consumido alguna droga ilegal, pero pocas de estas personas son
catalogadas —o autocatalogadas— como mentirosos, ladrones o drogadictos.3
La desviación secundaria está muy relacionada con el concepto de estigma desarrollado
por Erving Goffman, definido como una marca social negativa usada para definir a una
persona. El estigma se convierte en un rol dominante del individuo y todos los actos
pasados empiezan a reinterpretarse bajo la perspectiva del nuevo estigma, en un proceso
de distorsión biográfica conocido como etiquetaje retrospectivo. Goffman desarrolló la
posibilidad de que al estigmatizar a alguien —con mayor o menor motivo— se activasen
una serie de mecanismos, como el rechazo social, que le impulsaran a buscar compañía
entre quienes no le censuran —otros estigmatizados— reforzando así la identidad
desviada e impulsándolo a continuar su carrera delictiva. De este modo la desviación
podría ser una de esas profecías autorealizadas que Robert K. Merton elaboró basándose
en el Teorema de Thomas.

Teoría de la elección racional


Los teóricos de la elección racional, también llamados neoclásicos, enmarcaron la
desviación dentro de su modelo general de conducta, según el cual las acciones de las
personas están guiadas por un frío racionalismo cuyo objetivo es calculado para obtener
placer y evitar dolor. Aunque posteriormente fue asumida por algunos sociólogos esta
teoría fue desarrollada en sus inicios por economistas, como Gary Becker que elaboró el
modelo económico del crimen que describe una conducta desviada guiada por el cálculo
de utilidad relativa en la que se ponen en una balanza los costes y los beneficios que
puede tener tal conducta. Estudios posteriores han intentado localizar cuáles son los
costes y beneficios concretos de las conductas desviadas, llegando a la conclusión de que
los beneficios serían los comunes a todas las acciones —lucro, prestigio, poder, placer—
mientras que los costes pueden dividirse en tres: las sanciones formales impuestas por el
Estado, las sanciones sociales de su entorno y las autosanciones que el desviado se
imponga, como vergüenza o sentimiento de culpa, debido a la interiorización de las
normas.

La teoría de la elección racional también ha realizado varios estudios sobre la eficacia de


las sanciones. Según el modelo teórico, una forma de reducir el delito sería aumentar los
costes de su realización, por ello desde esta teoría se propuso aumentar la severidad de
las penas. Estudios posteriores desde esta perspectiva han puesto de manifiesto que la
severidad de la sanción tiene repercusiones irrelevantes, mientras que por el contrario, la
certeza de la pena —la convicción de que existirá una sanción— puede influir en la
reducción de la delincuencia.

El control social
Además de las normas y su incumplimiento, el control social es el otro gran campo de
estudio de la Sociología de la desviación. Bajo este concepto se integran el conjunto de
mecanismos e instancias a partir de los cuales toda sociedad, de una u otra forma, induce
a sus miembros a comportarse acorde con las normas, valores y pautas culturales
predominantes. Por ello el control social es mucho más amplio que las instituciones más
visibles a las que generalmente se asocia —policía, cárceles, juzgados...— e incluye a otras
como los manicomios, los trabajadores sociales o el sistema educativo, siendo el rol de
este último de especial importancia. Además de por estos agentes institucionalizados, el
control social es ejercido en gran medida por mecanismos informales y difusos. Sociólogos
como Talcott Parsons destacan, por ejemplo, el papel que juega la familia en el proceso.

La importancia de la familia y del sistema educativo viene dada sobre todo por su función
en el proceso de interiorización de las normas, en el cual las normas sociales son
transformadas en normas morales, siendo así asumidas como propias por los individuos.
Este proceso permite que no se incumplan las normas aun cuando ningún factor externo
lo impida y, lo que es más importante, nos convierte a todos en agentes de control social,
ya que mantendremos una actitud reprobatoria ante quien las incumpla.

En este sentido, la psicología social ha estudiado de forma experimental distintos


mecanismos interiorizados del control social. El experimento de Milgram demostró los
actos que se pueden llegar a hacer si éstos son ordenados por una figura de autoridad; el
experimento de la cárcel de Stanford, la obediencia que se puede obtener con ideología
legitimadora; el experimento de Robber's Cave, cómo a través de la construcción del
enemigo externo se logra la unidad interna; los experimentos de Sherif y Asch, cómo se
cambia la propia opinión para que esta se adapte a la de la mayoría. Estos experimentos,
hoy ya convertidos en clásicos, muestran con qué naturalidad nuestros comportamientos
se adapttan a las exigencias de la norma, la normalidad y la autoridad.

El castigo
Debido a su función explícita de corrector de actos o comportamientos, el castigo es una
de las formas de control social más investigada. Desde la sociología de la desviación se han
estudiado las distintas funciones que ha poseído el castigo y la efectividad que los
distintos castigos poseen para reducir el comportamiento desviado.
John Macionis identifica cuatro funciones que, en distintas sociedades o épocas, han
justificado la existencia del castigo. La primera, y más antigua, sería el desquite, que se
basa en la idea de recuperar el orden interrumpido, por lo que se aplica al infractor un
daño proporcional al daño cometido. Está contenida en la ley del talión y el principio
bíblico de ojo por ojo, diente por diente. La segunda, la disuasión, es la idea de que el
castigo desincentiva el incumplimiento normativo. Se formaliza teóricamente en el siglo
XVIII, con la concepción del ser humano como un ser racional, movido por cálculos de
coste y beneficio. La tercera es la rehabilitación, por la que se pretenden modificar las
pautas de conductas desviadas del individuo. Toma auge en el siglo XIX con la aparición de
las Ciencias sociales y los estudios científicos sobre la conducta humana. Por último estaría
la función de protección de la sociedad por la que se separa al desviado del resto del
cuerpo social, ya sea encerrándolo, desterrándolo o ejecutándolo. El hecho de que, más
allá de que en un momento histórico determinado se ponga el acento en una u otra, el
que las cuatro ideas sobre la función del castigo puedan darse contemporáneamente es
contingente.
Por otro lado, la cuestión de la eficacia de los castigos ha supuesto grandes debates entre
los estudiosos, siendo la prisión —que desde su aparición en el siglo XVIII se ha convertido
en la forma generalizada del castigo penal— uno de los centros del debate. Su eficacia ha
sido puesta en duda por diversos autores, avalados por una gran cantidad de estudios en
diversos países que muestran el alto porcentaje de personas que retornan a la cárcel tras
haber cumplido condena. La reincidencia en los tres primeros años de la excarcelación es
de un 40 a un 60%,27 en Estados Unidos el porcentaje de reincidencia estaría en torno al
60%5 y en España entorno al 40%.28 Estas cifras han llevado a algunos autores a concluir
que la prisión no es una institución eficiente en su función de modificar los
comportamientos y conductas delictivas. Se señala también que la prisión puede tener
aspectos que incluso fomentarían el delito ya que los largos periodos de reclusión
destruirían los lazos sociales, y el contacto casi exclusivo con delincuentes fomentaría la
creación y reproducción de la subcultura criminal. Las críticas han provocado que las
instituciones penitenciarias realicen pruebas experimentales sobre soluciones alternativas
a la simple privación de libertad, generalmente centradas en terapias de desintoxicación,
que han dado resultados notables. Otros autores continúan defendiendo como innegable
el efecto disuasorio de las prisiones.

Otro castigo que provoca grandes debates sobre su eficacia es la pena de muerte, un
castigo que ha sido practicado desde la antigüedad en prácticamente todas las
sociedades. En el siglo XIX se inicia una tendencia hacia su abolición —o limitación a casos
extraordinarios— en un creciente número de países. Por ello, en los países donde todavía
se practica, como Estados Unidos, existe un debate político sobre la conveniencia de
abolirla, que ha provocado que se realicen numerosos estudios sobre su eficacia en la
prevención del crimen, ya que éste es el principal argumento para su mantenimiento. Los
diversos estudios realizados hacen concluir a la mayoría de los autores que las evidencias
empíricas disponibles muestran que la pena capital apenas tendría efecto disuasorio.

La tendencia a abolir la pena de muerte, la aparición de las cárceles y la humanización de


la pena en general, han sido analizadas por Michel Foucault, en su clásico Vigilar y
castigar. El autor analiza el gran cambio sufrido por los castigos entre los siglos XVIII y XIX,
en el que se pasa de la espectacularidad de las torturas y ejecuciones públicas medievales
a los castigos dentro de la institución burocrática y aséptica de la prisión. La perspectiva
foucaultiana —que ya es un hito dentro del análisis del control social— sobre este proceso
es que, lejos de producirse por motivos éticos o morales, su causa es el aumento de la
eficacia de la pena.

Problemas metodológicos en el estudio de la desviación


La desviación es uno de los fenómenos sociales más complejos de analizar
científicamente, ya que aquellos que los cometen tienden a ocultarlos. Por ello, el debate
metodológico se remonta a los orígenes de la disciplina, cuando Emile Durkheim escribe El
suicidio. Esta obra consiste en un estudio cuantitativo sobre el fenómeno del suicidio en
distintos países europeos, utilizando las fuentes oficiales de cada estado, con el fin de
comprobar la distinta influencia que tenía en cada país. Estudios posteriores comprobaron
que las estadísticas oficiales infravaloran casi siempre el fenómeno, existiendo además
variaciones según la definición de suicidio de las distintas legislaciones. En este sentido se
ha comprobado la correlación entre la posibilidad de que una muerte sea registrada como
suicidio, en vez de como accidente u homicidio, y la valoración social sobre del fenómeno:
cuanto peor visto sea el suicidio en una sociedad, tanto menores serán las posibilidades
de que este se registre como tal.
Los estudios sobre la incidencia de la delincuencia se han encontrado con problemas aún
mayores. Los sociólogos han utilizado a menudo como fuente las estadísticas policiales
sobre denuncias, o las judiciales sobre condenas, pero se ha comprobado que se cometen
muchos más delitos que los registrados. Investigaciones llevadas a cabo en Inglaterra en
los años noventa llegaron a la conclusión de que el porcentaje de delitos que se notifica es
del 47%, el que se denuncia el 27% y el que llega a condenarse en un tribunal tan solo un
3%.35Las causas de este bajo índice de denuncias son múltiples: temor a represalias —
como en el caso de la mafia—, cercanía al que lo comete —violencia de género—,
tolerancia —maltrato a animales—, voluntad de olvidarlo —violaciones—, desconfianza
en la utilidad de la denuncia —hurtos—, ignorancia sobre si constituye un delito —delitos
de índole económica—, etc. En este sentido se ha comprobado cómo los distintos tipos de
delitos tienen un porcentaje de denuncias muy desigual, hay delitos que se denuncian
prácticamente en su totalidad, como el robo de coches o las muertes violentas, y otros
que su inmensa mayoría no son denunciados, como el intento de violación o los pequeños
hurtos.
Estas limitaciones en las fuentes oficiales han obligado a desarrollar métodos alternativos
para la cuantificación de la delincuencia. Actualmente se utiliza tanto la autodenuncia, en
el que se realiza una encuesta a una muestra de población preguntándoles si han
cometido algún delito y si este ha sido denunciado, como la victimización, que es un
método similar, pero en el que se pregunta si se ha sido víctima de algún delito.

También podría gustarte