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SEGUNDO CICLO
SECCIÓN “A”
CURSO: HISTORIA JURÍDICA Y SOCIAL DE GUATEMALA (207)
DOCENTE: LUIS ALFONSO LÓPEZ LÓPEZ
EXPOSICIÓN
ANÁLISIS DEL REGLAMENTO DE LOS JORNALEROS
INTEGRANTES:
1. JORGE ARMANDO YAX GALINDO CARNÉ: 200319765
2. JESSICA CAROLINA MALDONADO RECINOS CARNÉ: 202248402
3. MYNOR DANIEL ESTEBAN MARROQUÍN CARNÉ: 202240655
4. CRISTY FERNANDA PAREDES JEREZ CARNÉ: 202041974
5. ANDERSON NOÉ BARRIOS REYES CARNÉ: 202241367
6. ROSA ALEJANDRINA DEL CARMEN PASCUAL DÍAZ CARNÉ: 202248858
7. JASMIN ROSARIO RIVERA AJIATAZ CARNET: 202243387
COODINADORA
Como parte del análisis del Reglamento de Jornaleros, se hace una breve reseña
de cada uno los presidentes involucrados dentro de este acuerdo que no fue en
beneficio de la población campesino de este país Guatemala, esto tiene como
objetivo conocer del porque se dio origen a tal situación, dentro de este contenido
se tendrá la clasificación de los jornaleros, los cuales eran divididos según sus
especies como los colonos que estaban obligados a trabajar en la finca por el
salario convenido siempre que hubiera trabajo en ella y estaban sometidos al
patrón, los jornaleros habilitados y no habilitados eran los que recibían dinero
anticipado y quedaban obligados a pagarlo con su trabajo personal en una finca,
los patronos idearon tácticas que les impedían ganar un mejor salario a los
campesinos y trabajadores rurales, parte de estos cambios se dieron desde la
Reforma Agraria, en aquella época los cultivos de café se convirtieron en la base
económica del país.
La mano de obra más barata era por parte de los campesinos, pero gran parte de
las tierras pertenecían a las comunicades indígenas. Por lo que se implementaron
dos programas de la Reforma Agraria: La volición de la propiedad comunal
indígena en donde se rebajo el precio de la compra de tierras a tal punto que los
inversionistas extranjeros pudieran invertir. El reglamento de jornaleros en donde
las comunidades indígenas eran obligados a trabajar en las fincas cuando los
dueños de estas lo necesitarán. Se dio otro acontecimiento como la ley contra la
vagancia en el cual privaron en su totalidad a los campesinos de su libertad de
tener una vida digna.
Análisis Del Reglamento de los Jornaleros
Reseña del General Justo Rufino Barrios: Justo Rufino Barrios nació en San
Marcos, Guatemala, el 19 de julio de 1835. Fue un militar, político y presidente de
la República, que se caracterizó por llevar a efecto varios cambios en la sociedad
guatemalteca, desde lo económico hasta lo social.
Y es que Justo Rufino Barrios fue algo así como un Robin Hood al revés
porque él no les quitaba a los ricos para darle a los pobres si no que le quitaba a
los pobres para darle a los ricos y gracias a los privilegios que el promovió las
familias ricas se hicieron mas ricas y establecieron las bases para incluso hoy a
través de sus terceras o cuartas generaciones seguir siendo poderosas e
influyentes en la vida económica y política del país.
Como se pudo ver con el acenso del Dictador al poder se producen una
profunda transformación en la estructura de la tenencia de la tierra, el medio de
producción por excelencia y gracias a la dotación de mano de obra gratuita
surgieron grandes latifundios dedicados a la siembra de café y azúcar, mucho de
los cuales subsiste hasta hoy en día, olvidando por supuesto los orígenes espurios
de sus riquezas y sobre todo el sufrimiento causado a la población indígena.
Un ejemplo son La Familia Herrera, que hoy en día es dueña del principal
ingenio azucarero de Guatemala, el que más exporta de enormes proyectos
inmobiliarios y también de varios centros comerciales de muchos frecuentan todo
el tiempo, el patriarca de la familia Manuel María Herrera, ya estaba involucrado
en el negocio de la Azúcar cuando fue nombrado ministro de fomento de Justo
Rufino Barrios gracias a ese puesto y a que Barrios distribuyo grandes cantidades
de tierra entre sus amigos y correligionarios, Herrera incremento sus tierras y sus
riquezas. Al respecto el historiador Julio Castellanos Cambrares nos cuenta que
en 1877 la familia Herrera se hizo propietaria de 90 caballerías a expensas de las
tierras comunales de Santa Lucia Cotzumalguapa y Siquinalá, cuyos habitantes y
sus descendientes fueron convertidos en trabajadores permanentes y temporales
de las empresas agrarias.
Debido a que murió antes de concluirlo su sobrino José María Reina Barrios
otro que también tiene varios monumentos, uno de ellos ahí en la avenida reforma
Le dio continuidad al proyecto, pero solo puedo llevarlo desde puerto barrios hasta
el rancho quedando pendientes de construir 90 km para poder llegar a la ciudad
cuando fue asesinado.
De Justo Rufino Barrios hay mucho más que hablar, por ejemplo, debido a
que los conservadores habían fortalecido tanto a la iglesia católica que era dueña
de tierras y cobraba un diezmo a la gente los liberales a los que el representaba
expulsaron en 24 horas a todos los curas sobre todo a las jesuitas que era una de
las ordenes más influyentes pues tenía su cargo en la educación pública.
También podrías señalarse como algo positivo el hecho de que soñaba con
la integración de todos los países de Centroamérica en un solo bloque y como si
algo hay que reconocerle es que no eran gobernante de escritorio fue ese sueño
el que le terminó costando la Vida en 1885 cuando buscando alinear al gobierno
de el Salvador murió en combate en la famosa batalla de chalchuapa.
Última Batalla: Durante 1880, Justo Rufino Barrios trató de restablecer las
Provincias Unidas de Centroamérica, por lo que emprendió una campaña militar.
Sin embargo, al comenzar los preparativos para la guerra en Jalapa, hizo varios
cambios en su tropa, asumió el mando y la dirigió, pero fue víctima de un disparo
mortal por el Ejército salvadoreño. Justo Rufino Barrios falleció el 2 de abril de
1885.
El Reglamento de Jornaleros:
Patrones:
Entrega del café en una finca de alemanes. Con la Reforma Liberal se inició el
cultivo a gran escala del café, lo que representó la implementación del reglamento
de jornaleros que colocó a la población indígena en una posición de servidumbre
en las fincas cafetaleras.
Los patrones eran los propietarios o arrendatarios de una finca rural o bien,
aquellos que administraban dicha finca en lugar del propietario. Agente del patrón,
el individuo autorizado para concertar trabajadores y representarlo ante las
autoridades en los contratos o reclamaciones por el mismo motivo; El agente
obliga al patrón a estar y pasar por los conciertos o contratos que celebre con
jornaleros.
El patrón y sus agentes estaban obligados a mantener el orden sus fincas, a exigir
a los jornaleros que trataran de acomodarse en su finca, a llevar un registro o
matrícula de cuentas corrientes, en donde asentará semanalmente él debe y el
haber de cada jornalero, a proporcionar a los colonos habitaciones de teja o de
paja, y proporcionarle trabajo a ellos y sus familias para que todos ellos pudieran
ganarse un jornal. Si el patrón o sus representantes no cumplían con sus
obligaciones, eran penado con una multa de diez a cincuenta pesos, según los
casos, y ningún patrón tenía derecho de castigar al colono o jornalero por faltas
cometidas en la finca, sino que debía dar parte a la autoridad local más inmediata
para que conociera de la falta y la castigara. Cuando algún particular deseaba un
mandamiento de jornaleros, tenía que solicitarlo del jefe político del departamento,
cuya autoridad designaba el pueblo de indios que debía proporcionar a los mozos.
Cuando un patrón solicitaba un mandamiento de jornaleros tenía que pagar medio
real por cada jornalero si el mandamiento era por ocho o quince días, y si era por
más de quince días un real por cada uno.
Los jornaleros colonos eran los que se comprometían a residir y trabajar en una
finca rural o que de hecho trabajaban y residían en ella; también se consideraban
como mozos colonos los que arrendaban fincas de campo y estaban obligados a
trabajar en la finca principal si en el contrato de arrendamiento no se hubiera
estipulado lo contrario. El tiempo por el cual podía concertarse un colono era
convencional y no podía exceder de cuatro años; sin embargo, el reglamento
estipulaba que un colono no se podía retirar de la finca sin estar solvente con su
patrón aunque hubiera pasado el término estipulado y esto era aprovechado por
los patronos para endeudar innecesariamente a los colonos y lograr que quedaron
en una situación de servidumbre. El reglamento también estipulaba que debían
permanecer en la finca todo el tiempo concertado y no retirarse de ella antes que
este terminara, aun cuando estuvieran solventes con su patrón.
Los mozos colonos: Como también se les llamaba estaban obligados a trabajar
en la finca por el salario convenido siempre que hubiera trabajo en ella y estaban
sometidos al patrón y a los agentes de este, en todo lo relativo al buen orden y
ejecución de los trabajos de la finca . Para llevar el control de su pago, estaban
obligados por el reglamento a conservar la libreta de su cuenta corriente, cuidando
de que el patrón asentara semanalmente el saldo más actualizado en la misma;
ahora bien, esta cláusula también se prestó a numerosos abusos, pues
prácticamente todos los mozos colonos eran analfabetos y dependían de la buena
fe de los agentes de los patrones en este aspecto.
Una de las mejores normas que se incluían en el reglamento era que los mozos
colonos estaban obligados a enviar a sus hijos a la escuela de primeras letras
establecida en la misma finca. En una reportaje que hizo La Ilustración
Guatemalteca en 1897, el niño indígena Evaristo Manuel T., quien era originaro de
la aldea Pichec en el municipio de Rabinal, Baja Verapaz contaba en una carta
redactada en perfecto castellano que desde temprana edad ayudó en las tareas
del hogar, principalmente pastoreando el ganado y haciendo encomiendas para
sus padres, actividad que realizó hasta los once años de edad, cuando las
autoridades de Pichec le exigieron a sus padres que lo llevaran a la escuela de la
aldea de acuerdo a la ley que había estipulado Barrios en 1877. En el mismo
reportaje apareció una carta escrita por el niño Pedro Bertrán, originario de la
aldea El Chol, en Baja Verapaz, quien cuenta que logró estudiar porque ya existía
la ley del general Justo Rufino Barrios que obligaba a los padres de familia a
enviar a sus hijos a las casas de instrucción y que a los ocho años de edad
empezó a estudiar en la escuela de El Chol. Afortundamente para ambos, el
gobierno del general José María Reyna Barrios les otorgó una beca para estudiar
el Instituto Agrícola de Indígenas en la Ciudad de Guatemala.
Los patrones calculaban la suma que podían anticipar a los colonos según los
trabajos que éstos iban a ejecutar y el tiempo del compromiso, 8 pero muchas
veces lograban que el mozo quedara endeudado por mucho más tiempo que el
originalmente estipulado.
Durante los años de bonanza que siguieron, el gobierno liberal de Reina Barrios
fomentó la creación y ampliación del Instituto Agrícola de Indígenas, pero tras el
colapso económico de Guatemala debido a la caída internacional del precio del
café y de la plata, el fracaso de la Exposición Centroamericana y las revoluciones
de 1897, el Reglamento de Jornaleros se restituyó.
Los patrones idearon tácticas que les impedía ganar un mejor salario a los
campesinos y a los trabajadores rurales. De hecho, parte de este esos cambios se
dieron desde la Reforma Agriaría. En aquella época, los cultivos de café se
convirtieron en la base económica del país.
Principalmente, sería el sustento para las clases guatemaltecas más altas. Pero, el
detalle era buscar “mano de obra barata” y gran parte de las tierras pertenecían a
las comunidades indígenas. Por lo que se implementaron dos programas de la
Reforma Agraria:
Según cuentan los pobladores, la tradición oral lo conoce como uno de los
tres mejores estudiantes del Instituto Agrícola de Indígenas de la Ciudad de
Guatemala. Se dio a conocer su caso de éxito a través de una revista cultural
guatemalteca llamada La ilustración Guatemalteca.
Patrones:
Los patrones eran los propietarios o arrendatarios de una finca rural o bien,
aquellos que administraban dicha finca en lugar del propietario. Agente del patrón,
el individuo autorizado para concertar trabajadores y representarlo ante las
autoridades en los contratos o reclamaciones por el mismo motivo; El agente
obliga al patrón a estar y pasar por los conciertos o contratos que celebre con
jornaleros.
El patrón y sus agentes estaban obligados a mantener el orden sus fincas, a exigir
a los jornaleros que trataran de acomodarse en su finca, a a llevar un registro o
matrícula de cuentas corrientes, en donde asentará semanalmente él debe y el
haber de cada jornalero, a proporcionar a los colonos habitaciones de teja o de
paja, y proporcionarle trabajo a ellos y sus familias para que todos ellos pudieran
ganarse un jornal.
Jornaleros:
Había tres especies de jornaleros: colonos, jornaleros habilitados para trabajar por
tarea, por día o por mes, y jornaleros no habilitados.
Jornaleros colonos:
Los jornaleros colonos eran los que se comprometían a residir y trabajar en una
finca rural o que de hecho trabajaban y residían en ella; también se consideraban
como mozos colonos los que arrendaban fincas de campo y estaban obligados a
trabajar en la finca principal si en el contrato de arrendamiento no se hubiera
estipulado lo contrario. El tiempo por el cual podía concertarse un colono era
convencional y no podía exceder de cuatro años; sin embargo, el reglamento
estipulaba que un colono no se podía retirar de la finca sin estar solvente con su
patrón, aunque hubiera pasado el término estipulado y esto era aprovechado por
los patronos para endeudar innecesariamente a los colonos y lograr que quedaron
en una situación de servidumbre. El reglamento también estipulaba que debían
permanecer en la finca todo el tiempo concertado y no retirarse de ella antes que
este terminara, aun cuando estuvieran solventes con su patrón.
Los mozos colonos -como también se les llamaba- estaban obligados a trabajar en
la finca por el salario convenido siempre que hubiera trabajo en ella y estaban
sometidos al patrón y a los agentes de este, en todo lo relativo al buen orden y
ejecución de los trabajos de la finca Para llevar el control de su pago, estaban
obligados por el reglamento a conservar la libreta de su cuenta corriente, cuidando
de que el patrón asentara semanalmente el saldo más actualizado en la misma;
ahora bien, esta cláusula también se prestó a numerosos abusos, pues
prácticamente todos los mozos colonos eran analfabetos y dependían de la buena
fe de los agentes de los patrones en este aspecto.
Una de las mejores normas que se incluían en el reglamento era que los mozos
colonos estaban obligados a enviar a sus hijos a la escuela de primeras letras
establecida en la misma finca.8 En una reportaje que hizo La Ilustración
Guatemalteca en 1897, el niño indígena Evaristo Manuel T., quien era originario
de la aldea Pichec en el municipio de Rabinal, Baja Verapaz contaba en una carta
redactada en perfecto castellano que desde temprana edad ayudó en las tareas
del hogar, principalmente pastoreando el ganado y haciendo encomiendas para
sus padres, actividad que realizó hasta los once años de edad, cuando las
autoridades de Pichec le exigieron a sus padres que lo llevaran a la escuela de la
aldea de acuerdo a la ley que había estipulado Barrios en 1877. En el mismo
reportaje apareció una carta escrita por el niño Pedro Bertrán, originario de la
aldea El Chol, en Baja Verapaz, quien cuenta que logró estudiar porque ya existía
la ley del general Justo Rufino Barrios que obligaba a los padres de familia a
enviar a sus hijos a las casas de instrucción y que a los ocho años de edad
empezó a estudiar en la escuela de El Chol. Afortunadamente para ambos, el
gobierno del general José María Reyna Barrios les otorgó una beca para estudiar
el Instituto Agrícola de Indígenas en la Ciudad de Guatemala.
Los patrones calculaban la suma que podían anticipar al colono según los trabajos
que éstos iban a ejecutar y el tiempo del compromiso, pero muchas veces
lograban que el mozo quedara endeudado por mucho más tiempo que el
originalmente estipulado.
Los jornaleros habilitados eran los que recibían dinero anticipado y quedaban
obligados a pagarlo con su trabajo personal en una finca; tenían las mismas
obligaciones que el colono con la diferencia de que cuando no estaban
concertados por tiempo determinado, podían retirarse de la finca, una vez pagado
el anticipo. Por su parte, los jornaleros no habilitados eran los que se
comprometían a trabajar sin recibir anticipo alguno y tenían que cumplir el tiempo
porque se obligó á trabajar, el que generalmente era de una semana como
mínimo. A estos jornaleros se les tenía que pagar su jornal semanalmente a
menos que se hubiera estipulado otra cosa.
Las autoridades competentes para controlar a los jornaleros eran los jefes
políticos, los gobernadores de los pueblos, los alcaldes municipales o jueces de
paz y los alcaldes auxiliares.
Autorizar a los dueños de fincas para que tuvieran una habitación de encierro para
asegurar a cualquiera que cometa un delito o falta, mientras se ponía a disposición
de la autoridad; si los patrones no tenían dicha habitación, tenían que conducir a
los colonos inmediatamente al pueblo más próximo.
REGLAMENTO DE JORNALEROS
J. RUFINO BARRIOS,
DECRETA:
El siguiente
REGLAMENTO DE JORNALEROS.
SECCIÓN PRIMERA.
De los patrones.
Art. 1— Se entiende por patrón el dueño ó arrendatario de una finca rural y para
los efectos de este Reglamento el que á su nombre la administra ó gobierna.
Art. 2— Agente del patrón, el individuo autorizado para concertar trabajadores y
representarlo ante las autoridades en los contratos ó reclamaciones por el mismo
motivo.
Para ser reconocido como agente, basta presentar una carta poder extendida en
papel simple y firmada por el patrón ú otro individuo de su
Art. 3— El agente obliga al patrón á estar y pasar por los conciertos o contratos
que celebre con jornaleros, lo mismo que por las ustiones que haga conforme al*
artículo anterior.
En la primera hoja del libreto se pondrá el contrato que se hubiese celebrado con
el colono ó jornalero, con todas sus circunstancias y condiciones;
11. A pasar al fin de cada año á la autoridad más próxima, una nómina de los
nuevos jornaleros habilitados y de los colonos admitidos en el año con razón de su
procedencia y de los cambios habidos en los que existían anteriormente.
Art. 6— En el caso del inciso 7° del artículo 4°, el colono d jornalero queda
obligado á enterar al respectivo fondo el anticipo que hubiere recibido. No
pudiendo hacer el entero, descontará su valor en trabajos públicos, salvo que el
primer patrón cubra la cantidad, para que el jornalero ó colono se lo abone en
trabajos propios.
Art. 8— Ningún patrón tiene derecho de castigar al colono ó jornalero por faltas
cometidas en la finca, y en cualquier caso que ocurra, deberá dar parte á la
autoridad local mas inmediata para que conozca de la falta y la castigue.
Art. 10— Cuando el patrón se negare sin motivo á dar al colono ó jornalero boleta
de solvencia, éste podrá ocurrir á la autoridad local, para que en vista del
respectivo libreto se la mande dar, imponiendo al patrón una multa de diez pesos.
Art. 11— En caso de epidemia local que amenace la vida de los habitantes de una
finca, no podrá retenerse en ella á los colonos y jornaleros, debiendo, pasado el
peligro, volver á la finca á cumplir sus compromisos.
Art. 12— En el caso del anterior artículo, el patrón extenderá por escrito al colono
ó jornalero, la respectiva licencia, expresando en ella la cantidad que adeuda y el
tiempo que le falta para cumplir su con- cierto.
Art. 13— El patrón que no lleve el libro de cuentas corrientes de que habla el
inciso 4° del artículo 4°, además de pagar la multa que corresponda, quedará
sujeto, respecto á cuentas, á estar y pasar por lo que conste en el libro del colono
ó jornalero.
SECCIÓN SEGUNDA.
Jornaleros.
Art. 15— Hay tres especies de jornaleros: colonos, jornaleros habilitados para
trabajar por tarea, por día ó por mes, y jornaleros no habilitados.
I
De los Colonos.
Art. 17— El tiempo por el cual puede concertarse un colono será convencional,
pero no podrá exceder de cuatro años. Sin embargo, no se retirará de la finca sin
estar solvente con su patrón aunque haya pasado el término.
4. No recibir de otro patrón anticipo alguno por cuenta de trabajo, que deba
verificarse antes de concluirse el término porque se concertó como colono ó
aunque se haya concluido, sino está solvente con el patrón:
Art. 22— El colono que extraviare su libreto, deberá estar y pasar por las
constancias que respecto á su cuenta existan en los libros del patrón.
II
Art. 24— El jornalero habilitado tiene las mismas obligaciones que el colono y
cuando no esté concertado por tiempo determinado, puede retirarse de la finca,
una vez pagado el anticipo.
Art. 25— Son comunes á los jornaleros habilitados las disposiciones de los
artículos 18 a 22.
III
Art. 27— El jornalero que no haya recibido habilitación, deberá cumplir el tiempo
porque se obligó á trabajar; sino se hubiere fijado ese tiempo se entenderá de una
semana.
Art. 29— Los jornaleros no habilitados están sujetos á las obligaciones prescritas
en los incisos 1° y 2° del artículo 18.
Disposiciones generales.
Art. 30— Son autoridades competentes para los efectos de este reglamento, las
siguientes: Jefes políticos, Gobernadores de los pueblos, Alcaldes Municipales ó
Jueces de Paz y Preventivos y Alcaldes auxiliares.
Art. 31— Cuando algún particular desee para sus trabajos un mandamiento de
jornaleros, deberá solicitarlo del Jefe político del departamento, cuya autoridad
designará el pueblo que deba proporcionarla.
Art. 34— Podrán pedirse mandamientos y la autoridad darlos por ocho ó quince
días, si los jornaleros fueren del mismo departamento don- de se halla la finca, y
por un mes si fueren de otro departamento.
Art. 35— Todo el que solicite mandamiento de jornaleros deberá pagar el derecho
siguiente:
Si el mandamiento fuere por ocho ó quince días, se pagará medio real por cada
jornalero:
Si fuere por más de quince días un real por cada uno. Estas sumas formarán parte
de los fondos de propios de cada Municipalidad.
Art. 37— En toda Secretaria Municipal se llevará un libro para anotar los
mandamientos que se den en lista nominal, expresando el tiempo por que sale, la
finca á donde van á trabajar los jornaleros y la cantidad pagada por derechos,
conforme al artículo 35. Dicho libro servirá para la revisión y aprobación de las
cuentas de cada municipio, y el Secretario
Municipal que no cumpla con esta, prevención, será destituido de su des- tino,
pagando además una multa no menor de veinte pesos.
Art. 38— Las autoridades á que se refiere el artículo 30, tienen las obligaciones
siguientes:
5. Autorizar á los dueños de fincas que ofrezcan las garantías convenientes para
que tengan una pieza de encierro para asegurar á cualquiera que cometa un delito
ó falta, mientras se pone á disposición de la autoridad. A falta de un local á pro-
pósito, deberán ser conducidos inmediatamente al pueblo más próximo;
7. Autorizar las boletas de solvencia cuando así lo solicite algún jornalero para
cambiar de domicilio y extendérsela, cuando el patrón se niegue á hacerlo, si del
libreto resulta su solvencia;
8. Cuidar de que se hagan efectivas las multas que se impongan por infracción de
este Reglamento;
Art. 40— Las funciones de los alcaldes auxiliares están determinadas por la ley y
las ejercerán siempre con sujeción á ella como agentes ó comisionados de las
autoridades superiores como Jefes políticos, Jueces de Paz, Alcaldes Municipales,
etc., etc.
Art, 42— Es obligación de los jornaleros que salen á trabajar fuera del lugar de su
domicilio y que sean militares, dar aviso al Comandante local, para que no se les
considere como faltistas. Los Comandantes no podrán oponerse á su enganche
siempre que no estén en servicio activo.
Art. 43— Los patrones cuidarán que todos los colonos y jornaleros que residen en
la finca, estén alistados para el servicio militar de la Comandancia local mas
próxima si estuvieren comprendidos en la ley, debiendo hacer que vayan á prestar
su servicio cuando se les designe y cuidando de que cada domingo pasen lista en
la propia finca, y dar aviso al Comandante que corresponde con anotación de las
faltas que ocurran.
Art. 48— Todas las multas que se impongan á las autoridades, patrones ó
jornaleros por razón de este Reglamento, ingresarán al fondo de caminos. Al
efecto, las autoridades locales de la República remitirán mensualmente á la
Jefatura Política dichas multas con cuenta y razón.
Art, 49— En cada Jefatura política se llevará un libro exclusivo para esta cuenta
con sus comprobantes, en donde se asentarán los ingresos de cada pueblo por
razón de inultas. Cada tres meses se formará un esta- do de ella que se remitirá al
Ministerio de Fomento, trasladándose también á la Administración de Rentas la
existencia que resulte y haciendo constar el traslado al pié del mismo estado.
Art, 50— En todo el mes de mayo próximo, están obligados los patrones á
presentar á la autoridad local más inmediata, la lista de los colonos de su finca y
mozos habilitados por cuenta de trabajo, estén o no trabajando: y desde el mes de
diciembre próximo entrante se hará según lo previene el inciso 11 del artículo 4°
de este Reglamento.
Las habilitaciones que hasta la publicación de este Reglamento, hubiesen recibido
los jornaleros, por cuenta de trabajo, de diversos patrones, serán pagadas con
trabajo por el orden de antigüedad.
Art. 51— El Ministro de Fomento queda encargado del cumplimiento del presente
Reglamento y de resolver las consultas que se hagan pollas autoridades sobre su
inteligencia, oscuridad é interpretación.
Jornaleros Modernos
Qué es CODECA:
Quién trabaja en las fincas agrícolas y para quién ¿A qué pueblo pertenece?
El Art. 139° del mismo Código dispone que los patronos en las fincas agrícolas y
ganaderas tienen responsabilidad contractual para con las y los menores
trabajadores en sus fincas, por más que éstos trabajen en calidad de “ayudantes”
de sus padres. Pero, en los hechos, los finqueros permiten trabajar a los menores
sin pago, ni reconocimiento de derecho alguno.
Hay que señalar en primer lugar que mientras se efectuaba la reciente encuesta
realizada por CODECA acerca de las condiciones laborales de los trabajadores
(hombres, mujeres y niños) en el sector agrícola en Guatemala, algunos líderes
sociales y sindicales fueron perseguidos y encarcelados. Además, cinco directivos
y sindicalistas fueron asesinados en estos últimos meses (marzo-julio de 2013) 3.
Los defensores de derechos humanos que han reunido las pruebas para
esclarecer los asesinatos fueron amenazados y perseguidos por personas no
identificadas.
En primer lugar, el 69% de los trabajadores agrícolas se definen como maya y sólo
el 6% como mestizos. Un 25% son mujeres y el 11% son niños.
Sólo el 14% de los trabajadores señala que trabaja 8 horas por día. Pero el 70%
trabajan entre 9 a 12 horas diariamente en las fincas sin recibir pago por las horas
extras.
90% de los trabajadores gana menos que el salario mínimo mensual. 97% de las
mujeres que trabajan ganan menos del salario mínimo.
Además, establece la importancia que toda persona que labora posee, así como
los derechos y deberes tiene que cumplir.
Cuando el trabajador deje de asistir al trabajo sin permiso del patrono o sin
causa justificada, durante dos días laborales completos y consecutivos o
durante seis medios días laborales en un mismo mes calendario.
De acuerdo al artículo 61, los patronos tienen obligación de conceder licencia con
goce de sueldo a los trabajadores en los siguientes casos:
5) ¿Mujeres embarazadas?
Los días que no pueda disfrutar antes del parto, se le acumularán para ser
disfrutados en la etapa post-parto, de tal manera que la madre trabajadora
goce de ochenta y cuatro (84) días efectivos de descanso durante ese
período.
6) ¿Salarios?
Artículo 61
Durante los años de bonanza que siguieron, el gobierno liberal de Reina Barrios
fomentó la creación y ampliación del Instituto Agrícola de Indígenas, pero tras el
colapso económico de Guatemala debido a la caída internacional del precio del
café y de la plata, el fracaso de la Exposición Centroamericana y las revoluciones
de 1897, el Reglamento de Jornaleros se restituyó.
La Libreta De Jornaleros:
En diciembre de 1849, el capitán general, don Juan de la Pezuela,
ordenó la puesta en efecto del “Bando de policía y buen Gobierno,” bajo el pretexto
de mantener el orden civil en Puerto Rico. Una de las disposiciones de este decreto
fue la creación de un registro general de jornaleros, es decir, de los mayores de 16
años que no fuesen dueños de tierra y, por tanto, tuviesen que trabajar por un jornal
para subsistir. Como parte de este registro, el Estado expedía una libreta que
debían llevar los trabajadores a jornal en todo momento. Esta libreta incluía el
nombre del jornalero, su pueblo de residencia y una descripción de sus
características físicas. En ella, el empleador debía escribir cuándo comenzaba y
terminada la jornada de trabajo, según acordado por las partes, y cómo había sido
su conducta.
Esta libreta de jornaleros fue el instrumento que las autoridades crearon para
controlar a la población libre ante un reclamo, de los sectores propietarios, de
escasez de mano de obra. Previamente, en 1838, el gobernador Miguel López de
Baños intentó también forzar a los campesinos libres a trabajar como jornaleros,
porque ya en ese momento el sistema esclavista comenzaba a tambalearse ante
una Inglaterra que presionaba por la abolición del tráfico esclavo, la proliferación de
fugas y revueltas, y el fortalecimiento del sector abolicionista. Con la libreta de
jornaleros, el Estado finalmente logró complacer a los hacendados, quienes
tuvieron, a partir de ese momento, un nuevo instrumento de control laboral, ya que
ningún jornalero podía abandonar su trabajo hasta que el empleador indicara que ya
había cumplido con su contrato. Si el empleador retenía consigo la libreta, impedía
que el jornalero abandonara la hacienda o su lugar de trabajo, ya que las
autoridades detenían a toda persona que estuviera sin su libreta. El Estado, por su
parte, también se beneficiaba de este sistema, ya que si el jornalero no portaba su
libreta o estaba desempleado era penalizado con trabajos en obras públicas que
devengaban solamente medio jornal.
Los estudios sobre la libreta de jornaleros que se han realizado hasta el momento
no permiten saber a ciencia cierta cuán rigurosas fueron las autoridades en la
puesta en práctica de este sistema durante los 23 años de su vigencia. Aunque sí
se entiende que los jornaleros resistieron el intento de regular su libertad laboral y
de movimiento de diferentes maneras. Por ejemplo, los agregados buscaban hacer
tratos con los dueños de la tierra para ser arrendatarios y así evadir el régimen, pero
esto a su vez los podía convertir en deudores de los dueños de la tierra que les
cobraban con trabajo. Esta práctica fue proliferando mientras avanzaba el siglo XIX.
Uno de los efectos indirectos de este régimen que obligaba a los campesinos a
reubicarse en zonas urbanas si no obtenían algún trabajo en las haciendas fue la
rápida expansión de la epidemia del cólera morbo y otras enfermedades.
Durante el siglo XIX la agricultura del país sufría de una escasez de mano de obra.
El trabajo esclavo, por las restricciones a la trata negrera, era relativamente caro y
la contratación de campesinos para realizar labores en la agricultura era difícil,
debido a que muchos vivían de una economía de subsistencia. Un campesino que
tuviese acceso a un pedazo de tierra podía sostener a su familia con cinco días de
trabajo. Al no contar con una visión capitalista del mundo, los campesinos
dedicaban al trabajo solo el tiempo necesario para satisfacer necesidades
sencillas.
Ya para el 1809, se exponía que el trabajo del jornalero era menos costoso y más
productivo que el del esclavo. Por ello, se sugería una petición a España para que
se prohibiera en la Isla la práctica de dar o recibir tierras en usufructo y se obligara
a la compraventa de las mismas. Así, aquéllos que no pudieran ser dueños, se
convertirían en jornaleros.
Otro de los abusos del régimen de las libretas era que obligaba a los jornaleros a
radicarse en unas poblaciones delimitadas por el Estado, que no necesariamente
quedaban cerca de su lugar de trabajo. Así lo explica Cruz Monclova:
“Pues, como para 1854, más de 25,000 de sus miembros, después de un éxodo
brutal y doloroso, se hallaran radicados ya en las poblaciones, los más de éstos se
veían compelidos a recorrer grandes distancias para llegar a las haciendas a
ganar su jornal diario. Al paso que los que no habían cumplido dichas
prescripciones, eran penalizados a prestar servicios en obras, que con frecuencia
se hallaban situados fuera del territorio de su domicilio; si bien no faltaron
ocasiones en que la generosidad privada se aprestara a aliviar la triste suerte de
los jornaleros.
Las condiciones de vida la clase jornalera eran muy lamentables. Aunque se había
ensanchado la esfera de trabajo, ello no produjo beneficios a los obreros libres.
Estos seguían sometidos a un inadecuado régimen de trabajo que nunca ofreció
salarios decentes, sino jornales de mera subsistencia, como a principios de siglo.
La casa del jornalero era una pequeña choza, pobre y despreciable; su
alimentación, insuficiente; su vida, plagada de ignorancia, necesidades y vicios. El
régimen de la libreta promovía la injusticia hacia el jornalero porque lo ponía a
merced de las pasiones del propietario, que a su vez contaba con el apoyo de los
alcaldes. El pago se realizaba en muchas ocasiones con vales que obligaban al
jornalero a comprar en tiendas específicas que no necesariamente ofrecían los
mejores productos ni los precios más justos.
PARRAFO I
DE LA VAGANCIA
PARRAFO II
PARRAFO III
PENAS
Artículo 8º. Las penas aplicables por el delito de vagancia son las siguientes:
PARRAFO IV
COMPETENCIA Y PROCEDIMIENTO
Artículo 14º. Son competentes para conocer de los delitos de vagancia, los
Jueces menores en la jurisdicción en que sea aprehendido el presunto vago,
cualquiera que sea su domicilio.
Artículo 15º. La competencia de los Jueces menores no se limita, cualquiera
que sea la pena que corresponda al culpable y aunque militen circunstancias
agravantes, salvo el caso a que se refiere el artículo 4º de esta Ley.
Artículo 16º. Todo detenido por el delito de vagancia deberá ser presentado a
la autoridad que correspondiente en la misma audiencia. En caso de que la
aprehensión se verificare después de ella, deberá ser presentado en la audiencia
siguiente. Si el reo gozare de libertad, su fiador lo presentará en el mismo término.
Artículo 17º. Recibido por el Juez el parte, denuncia o querella, mandará
compadecer inmediatamente al detenido y la agente que lo aprehendió; al
acusador o al denunciante, oirá a cada uno, recibirá las pruebas que se
propusieren y pronunciará su fallo en el acto.
Artículo 26º. El día de la vista, el Tribunal levantará acta en que conste lo que
expongan el acusador, el sindicado, el Ministerio Público, si comparecieren; se
recibirá la prueba que se presente, si procede, y en los mismos actos se dictará
sentencia.
Artículo 27º. En la Segunda Instancia no se admitirán más pruebas que las que
se hubieren propuesto en primera Instancia y no se hubieren practicado por
causas ajenas a la voluntad de quien las propuso.
Artículo 28º. Cuando el reo fuere menor de edad y no tuvieren tutor, se le
nombrará un tutor específico, que le asistirá en ambas instancias.
Artículo 29º. Cuando a los Jefes de Demarcación o Comisarios de Policía les
fuere presentado en horas que no sean de audiencia un presunto reo de vagancia
que ofreciere fianza de persona conocida para no quedar detenido, la aceptarán,
levantando inmediatamente un acta en que conste el compromiso del fiador de
presentar a su fallido al día siguiente ante el Juez respectivo. Más, si en los libros
de la Policía constare que el sindicado es reincidente, no tendrá derecho a obtener
su libertad bajo esta fianza.
PARRAFO V
DISPOSICIÓN ESPECIAL
L. F. MENDIZABAL,
Primer Vicepresidente.
C. ENRIQUE LARRAONDO,
Secretario.
F. HERNANDEZ DE LEÓN
Secretario.
Casa del Gobierno: Guatemala, diez de mayo de mil novecientos treinta y cuatro.
Publíquese y Cúmplase.
JORGE UBICO
Conclusión
Idioma Español
Entrega del café en una finca de alemanes. Con la Reforma Liberal se inició el
cultivo a gran escala del café, lo que representó la implementación del reglamento
de jornaleros que colocó a la población indígena en una posición de servidumbre
en las fincas cafetaleras.
Pago a jornaleros en Santa Rosa en 1890 de acuerdo al Reglamento de
Jornaleros instituido por Barrios.
https://es.wikipedia.org/wiki/Reglamento_de_Jornaleros
https://enciclopediapr.org/content/la-libreta-de-jornaleros/#:~:text=Esta
%20libreta%20de%20jornaleros%20fue,escasez%20de%20mano%20de
%20ob
http://www.albedrio.org/htm/documentos/CODECASituacionLaboral.pdf
https://www.cetim.ch/situaci%C3%B3n-de-los-trabajadores-agr
%C3%ADcolas-en-guatemala/
https://www.tecoloco.com.gt/blog/el-codigo-de-trabajo-y-la-importancia-de-
su-conocimiento.aspx#ixzz7coSj64xz
https://www.tecoloco.com.gt/blog/el-codigo-de-trabajo-y-la-importancia-de-
su-conocimiento.aspx#ixzz7coSWlxkS
BIBLIOGRAFÍA
Cruz Monclova, Lidio. Historia de Puerto Rico, Siglo XIX. 6ta edición. Río Piedras:
Editorial Universitaria, 1970. Vol. I.