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Bartra, A. (1985), Los Herederos de Zapata. Movimientos Campesinos Posrevolucionarios
en México, México, Editorial Era, p. 22
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México, economía, política y sociedad
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Por otro lado, Plutarco Elías Calles, intenta darle fin al reparto agrario, aunque en realidad
se tratase de un intento por desconocer a la Constitución de 1917. Si bien el agrarismo se
trata de una lucha permanente y no tiene porqué detenerse, el Estado lo convirtió
convenientemente en un instrumento para pacificar y manipular a su antojo a la población
rural.
El intento de Calles por darle fin al agrarismo, ya que lo veía como una etapa transitoria,
se vino abajo rápidamente al mismo tiempo que surgieron movimientos que atentaban
contra el Estado. La rebelión escobarista (1929), la rebelión delahuertista (1923) y también
la cristera (1926). Ante estos conflictos, el Estado tuvo que recurrir al agrarismo: “Con el
fin de aislar en lo futuro partidas reaccionarias, (…) el gobierno se ve en la obligación de
prometer a los campesinos la aceleración de la reforma agraria”. 3
2
Ibídem, p. 23
3
Ibídem, p. 25
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A un lado de estos intentos por clausurar el agrarismo, más especifico durante los años
1929 y 1933, también se encuentra el intento del Estado por desarmar a los campesinos.
Aunque en los años veinte dota de armas a los campesinos para combatir la insurrección
delahuertista, el movimiento cristero y liquidar al escobarismo. El agrarismo hereda de la
revolución un campesinado en armas, que pese a disminuirse aumenta en la
posrevolución. Uno de los efectos de la Revolución fue la ruptura del monopolio del
Estado sobre las armas modernas y las fuerzas militantes.
De esta manera, tras haber encabezado hace no mucho tiempo una Revolución histórica,
los campesinos ya tenían la experiencia como soldados y algunos no aceptaban el
agrarismo institucional, por lo que se desarrollan luchas en contra.
Para los años veinte, comienzan los primeros enfrentamientos y disputas. Por una parte,
están los campesinos que están en contra del Estado posrevolucionario, los campesinos
marginados que no se han visto beneficiados de ninguna forma y, por otro lado, la Iglesia y
los terratenientes, ellos buscan tener de nuevo sus privilegios y el poder que tenían antes
de la Revolución. Todos ellos tienen en común el estar en contra del Estado y la
implementación del agrarismo institucional.
Cada uno buscaba sus propios intereses, al principio fue un movimiento totalmente
heterogéneo. Pero al poco tiempo la Iglesia y los terratenientes se deslindaron y el
populismo tomó el control cristero.
Para los años treinta, la Iglesia logra sus objetivos como institución religiosa. El Estado se
comprometió a suspender la Ley de Cultos, en cambio, la Iglesia debía comprometerse a
liquidar definitivamente la guerra cristera. De esta manera los campesinos no obtienen
nada y su pacificación es negociada con una supuesta amnistía para los combatientes. Los
cristeros se sienten traicionados y se rinden de mala gana. Por otro lado, el ejército se
dedica a acosar y asesinar a los líderes cristeros.
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De esta manera se inicia un nuevo movimiento “La Segunda Cristiada”, se trata de una
lucha campesina independiente que ya no cuenta con el supuesto apoyo de la Iglesia y de
los terratenientes. Es un movimiento mucho más pequeño que el iniciado en 1927 pero ya
no está distorsionado por los intereses de la Iglesia. Comienzan los primeros estallidos de
la última oleada cristera en 1931, teniendo su apogeo en 1935 y terminando en el año
1941.
Como ya vimos en el presente ensayo durante los primeros años, el agrarismo se fue
transformando, desde su esencia natural, como agrarismo zapatista. Donde se buscaba
devolver las tierras a los campesinos y con la finalidad de que se realizaran trabajos de
agricultura y cubrieran sus necesidades básicas. Pasando por un agrarismo
institucionalizado, utilizado como herramienta por el Estado para tener el control de la
sociedad rural. Como en sus primeros años de implementación, el reparto de tierras, no
hubo muchos cambios hasta que por presión social y de la mano de la expropiación
petrolera, el reparto agrario durante ese periodo se dio como nunca antes en la época
Cardenista, cuyos resultados no son tema de este ensayo, pero cabe mencionar que no
fueron del todo exitosos.
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Fuente Bibliográfica:
Ley agraria del 6 de enero de 1915, Elena del Rosario, disponible en:
http://www.pa.gob.mx/publica/rev_58/analisis/ley%20agraria%20del%206%20de
%20enero%20de%201915%20Elena%20del%20Rosario.pdf