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asegurarse previamente que no tenían residuos de diclorprop. A pesar de no haberlo hecho,
pretenden endosarle a un tercero las consecuencias de su propio actuar irresponsable. Las
extensas 91 páginas contenidas en la demanda están destinadas a disimular, detrás de
intrincadas explicaciones, su propia responsabilidad, la que deriva de circunstancias que
son muy básicas, simples y sencillas de explicar. Para ello no necesitamos 91 páginas.
Como se advierte en los capítulos que siguen, ninguna de esas omisiones es efectiva.
Más aún, los daños que han sufridos los demandantes han sido consecuencia de sus propios
actos.
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II. CLEMENTGROS ES UN INDUCTOR DEL CRECIMIENTO
SEGURO Y EFICAZ, USADO Y ACEPTADO ALREDEDOR DEL MUNDO.
Para que el Clementgros sea aceptado en los distintos países del mundo es necesario,
como sucede con todos los productos de la misma especie, que las autoridades sanitarias de
esos países examinen su compuesto activo para asegurarse que no produce riesgo a la salud
humana o al medio ambiente y, si así es, lo registren. Este procedimiento se ha realizado
en varios países, pero no en todos. Así, por ejemplo, la Unión Europea registró el diclorprop
para todos los países que la integran, estableciendo originalmente una concentración
máxima de 0,02 mg/kg para los cítricos en general y de 0,05 mg/kg para las naranjas. Luego,
el año 2011, después de asegurarse que no había ningún riesgo para la salud, la Unión
Europea incrementó tres veces el límite para las naranjas a 0,2 mg/kg. Más adelante, el año
2014 volvió a aumentar el límite para las naranjas en un 50% a 0,3 mg/kg. Finalmente, el
2017 estableció un límite único para todos los cítricos, incluyendo los limones, de 0,3 mg/kg.
En Australia el producto se encuentra registrado y aprobado con un límite de 0,2 mg/kg. A
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diferencia de la información injustificadamente errada contenida en la demanda, Japón
(otro de los principales destinos de los cítricos chilenos) tiene registrado el producto, con un
límite de 0,2 mg/kg para los limones. En los Estados Unidos el producto está en proceso de
registro, pero aún no lo ha sido; de manera que, como hemos dicho, no se pueden ingresar
a ese mercado fruta que no haya eliminado completamente el diclorprop.
La Ley 18.755 que regula al SAG le confiere a este servicio la función de velar por la
protección de la salud animal y vegetal (artículo 2°) y, específicamente, aplicar y fiscalizar
el cumplimiento de las normas legales y reglamentarias sobre producción y comercio de
plaguicidas y fertilizantes destinadas a asegurar que éstos no afecten la salud de las
personas o animales o al medio ambiente (artículo 3° letra m).
2 Numeral 2 letra m). Todos los destacados contenidos en las citas de este escrito son nuestros.
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especialmente velar que su uso no afecte la salud de las personas o animales o al medio
ambiente. Ese procedimiento tiene por objeto “que el Servicio disponga de la más amplia
información sobre las características de cada uno de los plaguicidas que se usan en el país a objeto de
realizar una correcta evaluación de sus riesgos”3 de manera que sólo se autorice la utilización
del producto cuando se haya demostrado a satisfacción el SAG que éste “es efectivo para el
fin a que se destina y no entraña un riesgo inaceptable para la salud humana, animal ni para el medio
ambiente.” 4
3 Considerando 4°.
4 Numeral 6.2.4.
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residuos que subsistían en los frutos de las plantaciones a que se había aplicado el
producto no presentaban un riesgo relevante para la salud de las personas o el
medioambiente. Concluido ese período de 45 días los residuos de diclorprop presentes en
la fruta eran de alrededor de 0,05 mg/kg, lo que era apenas un cuarto del límite máximo
vigente entonces para la Unión Europea (0,2 mg/kg).
La RESOLUCIÓN 2195 del año 2000 del SAG -que “establece los requisitos que deben
cumplir las etiquetas de los envases de los plaguicidas de uso agrícola”- define el período de
carencia como el “tiempo que debe mediar entre la aplicación y la cosecha, uso o consumo”5, de tal
manera que, transcurrido ese período de carencia el ingrediente activo del producto
presente en la fruta no presenta riesgo para la salud de las personas. En el mismo sentido
define el período de carencia el Decreto 158 de 2015 del Ministerio de Salud que aprueba
condiciones para la seguridad sanitaria de las personas en la aplicación terrestre de
plaguicidas.6
5Numeral B.2.7.
6 “Período de carencia: Tiempo que debe transcurrir entre la última aplicación de plaguicidas en predios
agrícolas y la cosecha del producto tratado, de acuerdo con la etiqueta del producto.” El período de carencia
debe vincularse con la salud humana ya que el artículo 1° del mismo decreto establece que “El presente
reglamento rige las condiciones y medidas de seguridad que deben seguirse con ocasión de la aplicación terrestre
de plaguicidas agrícolas, para el resguardo de la salud e integridad física de las personas involucradas.”
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Clementgros, esto es, el diclorcrop.7 Sostienen que luego del período de carencia el compuesto
activo ha desaparecido totalmente del producto (y no que los residuos de éste ya no
presentan riesgo para la salud de las personas, que es la función del SAG y de la etiqueta).
Esa afirmación desconoce (a) que ninguna regulación señala que concluido el
período de carencia el ingrediente activo debe haber desaparecido completamente, (b) el
propósito de toda la regulación aplicable a la materia y la función regulatoria y fiscalizadora
del SAG y (c) los antecedentes revisados en el proceso de autorización de registro de
Clementgros frente al SAG.
7 Ver demanda, página 3: “el periodo de carencia del componente Diclorprop corresponde a aquel plazo que
debe transcurrir desde su aplicación para que, en los limones a los que se ha aplicado, ya no exista presencia de
él.”
8 “Resolución que aprueba la fabricación, importación, distribución, exportación, venta, tenencia o aplicación
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encontraba presente y detectable en la fruta, pero en niveles que no ponían en
riesgo la salud de la población (alrededor de 0,05 mg/kg frente al límite de 0,2 mg/kg
vigente entonces en la Unión Europea o frente al 0,3 vigente en la actualidad). Si el
período de carencia hubiere significado que el ingrediente activo debería haber
desaparecido completamente y no ser detectable (un fin sanitario absurdo), el SAG
no hubiere aprobado el período de carencia propuesto por el solicitante ni la etiqueta
del producto que así lo indicaba.
Lo que sucede es que los demandantes pretenden atribuirle al período de carencia una
finalidad completamente ajena: la seguridad de que la fruta podrá ser ingresada a países
que no tienen registrado el producto (Clementgros) ni su ingrediente activo (diclorcrop). De
esa manera, se pretende que el período de carencia tenga una finalidad que no es sanitaria
(la salud humana) sino que comercial (la posibilidad de ingresarlo a cualquier mercado en
el extranjero).
Además, los demandantes pretenden que los términos de la autorización por parte
del SAG tenga un ámbito distinto al nacional: a pesar de que la función del SAG está
orientada a la autorización del producto para su importación, distribución y uso en Chile,
se pretende que la autorización y etiqueta cubra exigencias de cualquier país en el
extranjero.
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La segunda omisión que la demanda reprocha a Sumitomo es no haber renovado a
su vencimiento (el año 2017) la autorización concedida para Clementgros el año 2012.10
Todos los daños cuya reparación se pide en la demanda derivan de que el Grupo
Propal intentó ingresar a los Estados Unidos limones que contenían residuos de diclorprop
en una concentración de 0,025 ppm.
Tal como dijimos antes, ese ingreso no estaba permitido en los Estados Unidos. La
razón no es que el diclorprop presente en esos limones constituya un riesgo para la salud. De
10 Ver página 74 de la demanda: “Habiendo sido derogada la Resolución Nº 3.670, de 1999, bajo cuyo amparo
se dictó la resolución que aprobó el plaguicida Clementgros Plus, conforme al número 35 de la Resolución Nº
1.557, 6 meses antes del vencimiento del referido plazo de 5 años, debía solicitarse su renovación. Hasta donde
llega el conocimiento de esta parte, tal renovación no fue solicitada. Como consecuencia de ello, conforme al
número 25 de la misma resolución, la autorización se debe considerar expirada en la fecha de término del período
respectivo, esto es, el 27 de septiembre de 2017, debiendo interrumpirse la fabricación, producción, importación
o formulación del plaguicida, pero se permitirá la distribución, exportación o venta del plaguicida por un período
de dos años o hasta agotar sus existencias, según lo que ocurra primero. Sin embargo, en el año 2018, la
demandada importó 29.560 litros de Clementgros Plus, lo que le permitió obtener un muy relevante
enriquecimiento, desde que el valor comercial de esa cantidad del plaguicida en cuestión, ascendía a
US$2.217.000.-, atendido que en ese año, dicho producto se vendía en Chile a un precio de US$ 75,00 cada
litro.”
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hecho, la Unión Europea permite la importación de cítricos que tienen más de diez veces
esa cantidad de diclorprop (0,3 mg/kg). La razón deriva sencillamente del hecho que no se
han realizado los trámites para obtener el registro y autorización del uso del producto en
los Estados Unidos. Esos trámites se encuentran actualmente pendientes. Pero, mientras
no se hayan finalizado, no es posible ingresar a los Estados Unidos fruta a la que se haya
aplicado diclorprop ni ningún otro producto no autorizado sin asegurarse que haya
transcurrido el tiempo suficiente para que el fruto lo haya eliminado completamente.
11 Ver demanda, página 18: “Cada aplicación de Clementgros Plus a los predios de Agroalto se realizó por
recomendación de su asesor externo, en las concentraciones por él indicadas, que corresponden a las dosis
comerciales del producto y en la forma señalada en la etiqueta respectiva.”
12 Ver demanda, página 13: “Es por esta razón que el uso de Clementgros Plus necesariamente requiere de
las recomendaciones de un técnico experto, siendo incluso necesaria la visita y asesoría de los técnicos de la
demandada para su correcto uso. Es por ello que todos los años, tales técnicos se contactan tanto con asesores
como con productores para asesorarlos, visitan los huertos y, utilizando instrumentos de precisión para hacer
mediciones del diámetro de la fruta, llevan registros de su crecimiento, generando información para la correcta
utilización del producto.”
13 Ver demanda, página 27: luego de vendida la fruta en el extranjero se ajusta el precio de venta a
Propal de manera que “reconozca un margen de utilidad para Propal (que es el 8% de lo que se denomina
precio “FOB Chile”).”
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exigencias sanitarias de los países de destino. El Grupo Propal destina gran parte de las 91
páginas de la demanda al elogio de sus propias cualidades, concluyendo que es una de las
empresas del rubro “más importantes y exitosas de Chile”14 debido al “continuo éxito en el
mercado exportador.”15 En su sitio web (www.propal.cl) agrega que presta sus productores
en Chile y compradores en el extranjero “un servicio de excelencia a través de profesionales del
mejor nivel junto con una infraestructura de última generación y procesos basados en los más altos
niveles de calidad.” El Grupo Propal advierte que asesora estrechamente a sus productores
de limones (como Agroalto) “entregándoles capacitación y conocimientos técnicos del más alto
nivel, ayudándoles a obtener mejores rendimientos, calibres y calidad”. Señala que tiene especial
preocupación por la seguridad alimentaria de los productos que exportan “estableciendo
objetivos medibles orientados al cumplimiento de los requisitos del cliente, las especificaciones del
producto, de la industria, y los relevantes a los países de destino.” De esta manera, se aseguran
de que la fruta que exportan cumple las exigencias sanitarias del país de destino: “Al hacerlo
tomamos en consideración todos aquellos requisitos necesarios para cumplir con la demanda,
sensibilidad social y ambiental de los consumidores de nuestra fruta.” Para ello, realizan además
procesos de evaluación, aprobación y seguimiento de sus proveedores de fruta y controles
de calidad para los productos recibidos. Concluyen expresando que “el compromiso de
nuestra empresa es buscar integrar la cadena de producción desde el uso de materiales, frutas
procesadas certificadas y hasta el arribo de la fruta a los diferentes destinos, con un trabajo con los
estándares más exigentes y certificaciones de calidad necesarios.”
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Cada uno de los participantes debe asumir los riesgos de su propio negocio, dentro
de la esfera de su control. Sumitomo asume responsablemente los riesgos de su propio
negocio: era su responsabilidad determinar y demostrar al SAG cuándo el ingrediente activo
del Clementgros es eliminado por debajo de los límites aceptables y que no implican un
riesgo inaceptable a la salud humana. El Grupo Propal tiene mejor preparación (y así lo
publicita) para determinar si el producto cumple las regulaciones específicas del país de
destino elegido por él. Sumitomo está mejor preparado para prevenir el riesgo de sanidad
vegetal; Agroalto de aplicación del producto y el Grupo Propal el de manejo y exportación
al destino específico.
El costo para el Grupo Propal de prevención del daño alegado (fruta rechazada por
presencia de diclorcrop) es menor ya que, dado el conocimiento de su negocio y del destino
específico de la fruta en cuestión, puede hacer el análisis respecto de las exigencias del
mercado de exportación elegido. Sumitomo, en cambio, no sabe cuál es ese mercado. La
posición, rol y actividad lucrativa del Grupo Propal le impone un deber especial de conducta
de asegurarse que la fruta cumpla con las exigencias específicas del mercado de destino.
Tanto así que los abogados del Grupo Propal han debido asumir el patrocinio y
representación del productor afectado (Agroalto) en este proceso, a pesar de que sus
intereses son muy diversos y hasta contradictorios.16 Estiman que brindándoles asesoría
16 Las normas aplicables permiten a los abogados del Grupo Propal representar también a Agroalto
si es que los abogados pueden efectivamente defender con empeño y eficacia los intereses diversos
anteponiendo el interés de Agroalto incluso por encima del interés de Propal, les han expuesto a
ambos por escrito los riesgos y desventajas que pueden surgir durante el desempeño del encargo
profesional y los clientes consienten por escrito en todo ello (artículos 3, 6, 22, 73 y 84 del Código de
Ética Profesional).
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jurídica para demandar a Sumitomo asumen su responsabilidad. Pero eso no es asumir su
responsabilidad, sino que simplemente endosarla a un tercero.
Así, por ejemplo, durante la misma temporada en que el Grupo Propal exportó los
limones a los Estados Unidos, se vendieron en Chile 20.160 litros de Clementgros, que
permitieron aplicar el producto a 5.040 hectáreas de plantaciones. Las 45 hectáreas
plantadas por Agroalto representan menos del 1% de esa cantidad. El 99% restante son
productores que aplicaron correctamente el Clementgros a sus plantaciones, cosecharon los
frutos y los vendieron en el mercado nacional y en los mercados extranjeros sin problemas,
muchos de ellos en los Estados Unidos. Quienes destinaron sus frutos a los Estados Unidos
estaban conscientes de la restricción y, en su inmensa mayoría, esperaron el tiempo
necesario para asegurarse que el fruto hubiere eliminado totalmente el diclorprop.
Los demandantes señalan en su demanda17 que, después que en los Estados Unidos
se detectó que los limones de Agroalto tenían diclorprop, encargaron a diversos laboratorios
la realización de exámenes18 para detectar la presencia o no de diclorprop. Sin embargo, su
responsabilidad era efectuar estos exámenes antes de exportar la fruta a un país que no
admitía fruta con residuos de diclorprop. Esos exámenes tienen un bajo costo19 y habrían
evitado efectivamente los multimillonarios perjuicios que la demanda dice que los actores
sufrieron. Si los actores no esperaron el tiempo necesario para que la fruta eliminara todo
residuo de diclorprop y tampoco efectuaron esos exámenes, ello sólo puede ser atribuido a
su propia responsabilidad.
demandan la suma de USD$ 5.771,15. Lo que corresponde a una ínfima parte de los supuestos
perjuicios que hoy demanda.
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Estados Unidos, mediante exámenes de laboratorio, que la fruta cumple con los requisitos
que permiten su ingreso:
La detención sin examen físico (DWPE), utilizada por primera vez por la FDA en 1974,
es apropiada cuando existe un historial de importación de productos infractores, o
productos que pueden parecer infractores, o cuando otra información indica que futuros
ingresos pueden parecer infractores. DWPE tiene el efecto de recordar a la comunidad
importadora que la FDA es una agencia reguladora, no un laboratorio de control de
calidad. A menudo, los importadores esperan hasta que la Agencia ha emitido un Aviso
de Acción de la FDA - Detenido para determinar si los artículos que ofrecen para la
importación cumplen con la Ley FD&C. DWPE asigna la responsabilidad de asegurar
el cumplimiento de la ley al importador.20
Los demandantes aseguran que los perjuicios que sufrieron a partir de la detección
de diclorprop en los limones producidos por Agroalto son consecuencia necesaria y directa
de las dos omisiones que reprochan a Sumitomo: (i) el no haber advertido que el período de
carencia era supuestamente mayor a los 45 días y (ii) el haber distribuido en Chile un
producto cuya autorización había expirado el 2017.
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especialmente porque la causa de que los limones producidos por Agroalto hayan sido
ingresados con residuos de diclorcrop a un mercado que no tenía registrado el compuesto
fue su exportación por los demandantes a ese país sin adoptar las precauciones necesarias
para asegurarse que el producto cumplía la normativa del país de destino. De haberse
esperado el tiempo suficiente para que el diclorprop fuera eliminado completamente de los
limones y comprobado esta circunstancia con los mismos exámenes aleatorios que el Grupo
Propal aplicó a los limones después de que éstos arribaron a destino, se habría evitado todo
daño.
Como ha fallado la Excma. Corte Suprema, no procede acoger la demanda “si la causa
suficiente, principal o determinante del perjuicio proviene del hecho negligente o de la omisión del
perjudicado.”21 Hubiese bastado que el exportador actuara diligentemente para interrumpir
el curso causal y evitar todos los perjuicios que se produjeron con posterioridad.22
21 Excma Corte Suprema, 16 de octubre de 1954, RDJ, t. LI, sec. 1ª, 488.
22 La culpa de la víctima, en este caso, los demandantes, hace procedente rechazar la demanda o, a lo
menos, reducir sustancialmente la compensación, en aplicación del artículo 2330 del Código Civil.
23 Ver demanda, página 28: Ese mismo día 28 de junio, Propal instruyó realizar un plan de trazabilidad con
el objeto de identificar qué productor había utilizado un producto con el principio activo Diclorprop, toda vez
que en la etapa o “proceso de packing”, esto es, en las instalaciones de Agrocomercial Quillota S.A., no se utiliza
ningún producto con ese componente.
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Propal es Agroalto y no Sumitomo. Esta acción debió haber sido ejercida en sede
contractual, ya sea entablando la acción indemnizatoria por incumplimiento de contratos o
bien haber ejercido la acción redhibitoria o quanti minoris por la existencia de vicios ocultos
en las cosas comprada.
Antes de explicar estas razones, debemos advertir que todo el análisis que sigue
parte de la base que, contra todo lo que hemos explicado, se concluye por el tribunal que
Sumitomo sería responsable de la exportación de los limones a un país que no permitía el
ingreso de fruta con diclorprop. Pero, incluso en ese caso, resulta que los perjuicios no son ni
remotamente los que señalan los demandantes. Todo ello por las siguientes razones:
249. Tipos de fines que resultan relevantes. a) La imputación del daño al hecho culpable
según el fin protector de la norma se basa en la idea de que los deberes contractuales o
legales tienen fines específicos: intentan proteger a ciertas personas, sirven
24Según los demandantes, los valores comerciales de las cajas de limones eran de US$ 21,8 (Miami),
US$ 13,84 (Los Angeles), US$ 14,43, US$ 11,22, y US$ 14,59 (Pensilvania), lo que arroja un promedio
tanto lineal como ponderado de US$ 15,1. Las 11.521 cajas que fueron destruidas, multiplicadas por
los US$15,1 alcanzan los US$ 169.505.
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determinados intereses, o pretenden evitar ciertos riesgos. En consecuencia, sólo los
daños que se relacionan con los fines específicos que persigue la norma pueden
ser imputados a la persona que los ha infringido. 25
Quinto: Que la responsabilidad por culpa supone una infracción a un deber de cuidado,
de modo que la calificación reparatoria tiene por condición que el responsable haya
incurrido en un hecho ilícito y de modo que por contravenir dicho deber de cuidado, el
autor del hecho debe reparar los daños resultantes. En este contexto, se plantea un
problema de atribución de los daños al hecho, si a pesar de haberse realizado un acto
que civilmente es ilícito, no existe, sin embargo, relación entre el daño y el equívoco fin
protector de la norma.26
2. Los limones con residuos de diclorprop pudieron haber sido vendidos en otro
mercado en lugar de ser simplemente destruidos:
Según la demanda, los limones producidos por Agroalto y que fueron destruidos
porque registraron alguna presencia de diclorprop alcanzaron a 12.021 cajas (1.360 en Miami,
7.404 en Los Angeles y 2.957 en Pensilvania).
En lugar de simplemente destruir esos limones, era posible venderlos en uno de los
tantos mercados que tiene registrado el diclorprop o aceptan limones con ese compuesto,
como Canadá o la Unión Europea. De hecho, el Grupo Propal menciona que fue autorizado,
en algún momento, a reexportar a Italia uno de los contendores de limones de Miami, pero
que “sin embargo, en definitiva, el contenido de dicho otro contenedor también debió ser destruido.”27
enero de 2004.
27 Ver demanda, página 35 y nota a pie número 19 en página 52.
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La destrucción de los limones no es una consecuencia necesaria del rechazo de su
ingreso a los Estados Unidos. Si los limones no hubieran sido destruidos, se hubiere evitado
la pérdida del valor de los limones producidos por Agroalto que registraron trazas de
diclorprop, ascendente, según los demandantes, a US$ 169.505.
3. Gran parte de los perjuicios demandados no son perjuicios directos porque no era
razonablemente previsible que se siguieran del hecho imputado a Sumitomo,
conforme al curso normal de los acontecimientos:
Según la demanda, a partir del hecho imputado a Sumitomo (el período de carencia
del Clementgros habría sido mayor al señalado en la etiqueta) se produjo una sucesión de
hechos que hicieron que los perjuicios se multiplicaran una y otra vez: (a) se aplicó el
Clementgros sólo en enero del 2019 y no en el mes de diciembre, (b) los limones fueron
cosechados en mayo y vendidos al Grupo Propal para su exportación, (c) se mezclaron los
limones con los de muchos otros productores, lo que dificultó gravemente su trazabilidad,
(d) los demandantes decidieron exportar los limones a un país que no aceptaba limones con
trazas de diclorprop, Estados Unidos, y sin examinar antes que los limones hubieren
eliminado el diclorprop, (e) los limones llegaron a puerto en los Estados Unidos, donde se
detectó que algunos tenían residuos de diclorprop, (f) Agroalto y Propal resciliaron la venta
de los limones afectados, (g) los limones afectados no fueron vendidos en otro mercado sino
que destruidos, (h) no sólo Agroalto sino que también Agrocomercial Quillota S.A.
(“Quillota”) fueron incluidos en una lista que les imponía la carga de demostrar que
muestras representativas de la fruta que desearen ingresar a los Estados Unidos había
eliminado o no tenía residuos de diclorprop, (i) la misma autoridad (la FDA) habría adoptado
criterios distintos en las tres ciudades frente a la misma situación, (j) Propal no alcanzó a
aprovechar el período de tiempo que le permitía vender limones a un determinado
importador, etc., etc.
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El Grupo Propal publicita su aptitud y experiencia en el mercado de exportación de
cítricos enfatizando su capacidad de trazabilidad de los productos exportados. La
trazabilidad de los productos es indispensable en el negocio de exportación frutícola ya que,
frente a cualquier incidente con la fruta en el puerto de destino, esa trazabilidad permite
identificar inmediatamente la fruta afectada y aislarla del resto de la fruta, de manera que
un incidente con una partida de un productor determinado no afecte a la fruta de otros
productores.
Nuestra empresa cuenta con un sistema de registros y codificación que permite hacer
la trazabilidad de cualquier producto, desde recepción de materias primas hasta
despacho de producto terminado y viceversa […] Para poder encontrar la información
de cualquier producto en cualquier etapa del proceso que haya sido objetado o haya
estado involucrado en un reclamo del cliente, existe guía de Trazabilidad que
complementa a nuestros procedimientos de Retiro de Producto de Mercado y Atención
de Reclamos de Clientes. Contamos con un departamento responsable de encontrar la
información solicitada para investigar la causa de los problemas que se detecten.
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se hace responsable. Las consecuencias de esas faltas y omisiones no pueden ser atribuidas,
por lo tanto, a Sumitomo y son sólo imputables al mismo Grupo Propal. No puede,
entonces, hacerse responsable a Sumitomo de la destrucción de limones de otros
productores en el puerto de Miami o de los costos que implicaron las dificultades derivadas
del manejo y separación de las cajas de limones de otros productores de las de Agroalto en
todos los puertos de destino, o del menor valor de venta de las cajas de otros productores o
incluso del margen de utilidad que esperaba obtener el Grupo Propal por la venta de los
limones de esos otros productores.
En fin, sea cual sea el caso, una parte importante de los perjuicios demandados,
corresponde a costos y gastos propios de los servicios que el Grupo Propal había
comprometido con sus clientes y por los cuales cobra y obtiene importantes utilidades. En
esas circunstancias, no puede incluirlos solapadamente en su cobro de perjuicios.
Lo mismo cabe decir de los costos de importación del producto en los Estados
Unidos, que son de cargo de quienes incurren en ellos dentro del giro de sus negocios y que
no pueden ser razonablemente imputados a Sumitomo.
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efectuar exámenes a muestras representativas de la fruta que enviaban a los Estados Unidos
como condición para su ingreso a ese mercado:
Recién, casi 30 días más tarde, esto es, el 14 de agosto de 2019, la publicación en el
“Import Alert 99-05” fue corregida, en el sentido de señalar que la detención de
ingreso de fruta se aplicaba sólo a Agrícola Agroalto Ltda. y que en las exportaciones
realizadas por Propal, se identificaba con el “código 299” para mantener su
trazabilidad. Sin embargo, Propal siguió apareciendo en el “Import Alert 99-05” hasta
el 5 de diciembre del 2019. Por su parte, Agrícola Agroalto Ltda. sigue apareciendo en
el “Import Alert 99-05” hasta el día de hoy.28
En consecuencia, este “error” que sólo fue “corregido” por las autoridades de los
Estados Unidos el 14 de agosto (para Quillota) y el 5 de diciembre de 2019 (para Propal) no
resulta imputable a Sumitomo, sino que, (i) a las autoridades de los Estados Unidos, (ii) los
problemas de trazabilidad del Grupo Propal y/o (iii) las gestiones que se omitieron o
efectuaron deficientemente en los Estados Unidos para retirar a estas empresas del listado.
Los perjuicios derivados de esta situación no son consecuencia necesaria y directa de los
supuestos problemas en la etiqueta de Clementgros.
Esta circunstancia excluye la causalidad en relación con todos los daños asociados a
los limones de otros productores que ya estaban en los Estados Unidos; pero especialmente
en relación a los limones que se encontraban en Chile y que Propal decidió vender a Quillota
y ésta a consumidores locales en Chile.
Por otro lado, también se nos informa en la demanda que, después de sucedidos los
hechos, Propal decidió vender en Chile a su empresa relacionada, Quillota, 502.900 kilos de
limones que originalmente exportaría fuera de Chile y que se encontraban en el país. 29 De
esta manera, la titularidad y el riesgo sobre esos limones fue desplazada desde Propal a
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Quillota. Pero después se nos informa que luego Propal habría resciliado también la venta
de los limones producidos por Agroalto que se encontraban en Chile.30
Estas transacciones voluntarias entre los actores, para las que la demanda no ofrece
ninguna explicación ni justificación, no parecen haber sido consecuencia necesaria y directa
del problema en la etiqueta que se imputa a Sumitomo. Más aún, esas transacciones alteran
todos los cursos causales entre el problema en la etiqueta y los perjuicios sufridos por
quienes adquirieron voluntariamente, en definitiva, los limones en esas circunstancias y en
el estado en que se encontraban.
Por otro lado, las transacciones efectuadas en Chile (venta de todos los limones a
Quillota y resciliación de la venta por Agroalto) no sólo parecen como inconsistentes entre
sí, sino que también afectan directamente la causalidad y la legitimación de las actoras para
demandar perjuicios. En ese sentido, Quillota no puede reclamar perjuicio alguno derivado
del procesamiento y venta a menor precio de limones que compró con pleno conocimiento
de su estado, destino y menor valor. Propal, por su parte, no puede reclamar por el menor
valor obtenido en el mercado local en la venta de limones que no vendió en el extranjero y
que, en realidad, fueron vendidos en Chile por Quillota. Finalmente, Agroalto no puede
reclamar perjuicios derivados del menor valor de limones adquiridos mediante una
resciliación ejecutada en un momento en que conocía el supuesto menor valor de los
limones.
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En consecuencia, las múltiples transacciones efectuadas entre los tres actores, libre y
voluntariamente, después de sucedidos los hechos y en conocimiento de las circunstancias
en que se encontraban los limones afecta irremediablemente tanto la causalidad como su
legitimación activa para demandar perjuicios.
Los perjuicios que se incluyen en la demanda están en muchos casos basados en una
expectativa de obtener un precio de mercado de US$ 31 por caja de limones a pesar de que
el precio de mercado al momento de su venta fue sustancialmente inferior.
Así, por ejemplo, sucedió en relación a la venta de los limones que no vendieron bajo
el contrato que Propal tenía con IMG Citrus en Miami para vender limones a US$ 31 dólares.
Propal no logró ocupar toda la cuota de limones que podría vender bajo ese contrato con
IMG Citrus. Los limones que no alcanzó a vender bajo ese contrato los vendió a precio de
mercado a otros importadores en los Estados Unidos. Sin embargo, por razones
comerciales, y también aceptando su responsabilidad en la consolidación de cajas de
limones de distintos proveedores, Propal garantizó a esos otros productores un precio de
venta de US$ 31. Ese trato comercial garantizado ofrecido por Propal a sus clientes, que la
propia Propal califica como de términos extraordinarios, no puede ser costeado por
Sumitomo y menos imputado a perjuicios. Menos aun cuando el precio de venta es un
precio de mercado y la venta a US$ 31 se basaba en una mera expectativa de Propal y esos
productores.
9. Los limones vendidos en Chile a menor precio sí podían ser exportados a los
Estados Unidos u otro mercado.
nada menos que 502.900 kilos de limones de exportación (¡¡502 toneladas!!) producidos
por Agroalto y otros productores no pudieron ser exportados en razón de la vigencia
del “Import Alert 99-05”, debiendo quedarse en Chile, para su venta a un precio muy
inferior al que podría haberse obtenido en Estados Unidos, su mercado de destino.31
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Pues bien, la misma demanda explica que la inclusión de Propal dentro del Import
Alert 99-05 no significa que los limones no pudieran ser exportados a los Estados Unidos,
sino que debían efectuarse exámenes aleatorios para comprobar que no tenían ya residuos
de diclorprop. En consecuencia, los limones sí podían ser exportados a los Estados Unidos y
ciertamente podían también ser exportados sin ninguna restricción a otros mercados
internacionales como Canadá, la Unión Europea o Japón.
10. No puede demandarse el lucro cesante y, además, el costo de producir esa ganancia
o la pérdida de oportunidad.
Los actores señalan repetidamente que reclaman como lucro cesante el menor valor
de venta de los limones en el extranjero. Como señala la doctrina, no corresponde conceder
tanto el lucro cesante como los costos de producir esa ganancia.32 Hacerlo conduciría a una
doble compensación y un enriquecimiento injusto. De la misma manera, tampoco procede
reclamar el valor de venta de los limones y, además, los costos de producir esos limones,
que se entienden incorporados en el precio de venta.
32 Daniel Peñailillo-Arévalo, “Sobre el lucro cesante”, Revista de derecho, vol. 86, N° 243, Concepción
(2018), pg. 15. “Es evidente que, si lo pedido es una ganancia razonablemente esperada, siendo aducidos
ingresos globales o flujos periódicos, de esas sumas debe ser descontado lo que ha costado producir esas
ganancias. Aunque es evidente, conviene dejar expresado el descuento de lo que ha costado producir esas
ganancias. De no procederse a ese descuento es visible que se configuraría a favor del actor un enriquecimiento
injustificado.”
33 Ver demanda, página 63.
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Sólo como muestra de la falta de seriedad del daño moral demandado, en el cuerpo
de la demanda, los actores avalúan -dos veces- los daños morales sufridos por Agroalto y
Propal en US$ 300.000 cada uno, tal como consta en el siguiente cuadro de la página 66:
En fin, hemos abordado aquí las causas más evidentes que demuestran que los
perjuicios demandados no son reales ni directos. Hay muchas otras más. Por ejemplo, no
se justifican las enormes diferencias en los precios de venta y comisiones pactados con los
distintos importadores o los diferentes costos del flete a exactamente la misma ciudad.
Tampoco se explican las diferencias entre las medidas y criterios adoptados, en cada caso,
por la misma autoridad (la FDA) en las distintas ciudades a que los limones arribaron, que
los actores atribuyen a “descoordinaciones administrativas”34 pero que parecen ser de
responsabilidad del exportador o del importador (pero en ningún caso de Sumitomo). En
fin, tampoco se explica que todos los costos de procesamiento y manejo de los limones en
Chile estén avaluados en US$ a pesar de que se trata evidentemente de costos que están
expresados y han sido pagados en pesos chilenos.
Todo apunta a que los perjuicios demandados son una mera construcción artificial
en el papel, completamente alejada de las consecuencias reales y efectivas que ha tenido la
detección de residuos de diclorprop en 11.251 cajas de limones en los Estados Unidos.
POR TANTO,
Al Señor Juez respetuosamente pido: tener por contestada la demanda y rechazarla en todas
sus partes, con expresa condenación en costas.
Nicolás Firmado digitalmente por Nicolás
Luco Illanes
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