Está en la página 1de 25

Contestan demanda

Señor Juez de Letras

Nicolás Luco Illanes, abogado, en representación de Sumitomo Chemical (Chile)


Limitada (“Sumitomo”), ambos domiciliados para estos efectos en Apoquindo 3721, piso 13,
Las Condes, en los autos caratulados “Agrícola Agroalto Limitada con Sumitomo Chemical
Chile Ltda.”, causa rol C-13.193-2020, a S.S. respetuosamente digo:

Contestamos la demanda interpuesta en contra de Sumitomo solicitando su rechazo.

Las demandantes se dedican al negocio de la producción, procesamiento y


exportación de limones. Para estimular el crecimiento de una plantación de limones de uno
de los demandantes, utilizaron un producto distribuido en Chile por Sumitomo
(Clementgros Plus) del que nadie cuestiona que no sea completamente sano y seguro. De
hecho, en esta demanda no se alega que se haya producido algún efecto negativo en los
limones o que exista un riesgo para la salud o el medioambiente. Desde la fecha de registro
no ha existido jamás procedimiento sancionatorio alguno en contra de Sumitomo, por parte
de la autoridad fiscalizadora, esto es, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), respecto del
producto o su etiqueta.

Lo que desencadenó los hechos de la demanda fue la decisión voluntaria de los


demandantes de exportar los limones a que se había aplicado Clementgros a un país
(Estados Unidos) que no tiene aún registrado el ingrediente activo del Clementgros (el
diclorprop-P) y, por lo tanto, no permite el ingreso de fruta que no lo haya eliminado
completamente. La autoridad de los Estados Unidos los detectó y no permitió el ingreso de
los limones de los demandantes sino hasta que se comprobara que éstos habían eliminado
todos los residuos de diclorprop. Algunos limones fueron destruidos y otros pudieron
finalmente ingresar a ese mercado.

Mediante la presente demanda, los demandantes pretenden que Sumitomo les


compense todos los perjuicios sufridos como consecuencia de su decisión. Para ello se basan
en dos supuestos errados: (i) alegan que Sumitomo habría señalado en la etiqueta del
Clementgros que los residuos del diclorprop se eliminaban completamente de los limones a
los 45 días y (ii) alegan que Sumitomo estaría distribuyendo el Clementgros desde el 2017
sin autorización del SAG. No solo ambas afirmaciones son erradas, sino que revelan un
desconocimiento tan claro de términos básicos de la industria en la que los actores se
desempeñan, que no es posible creer que genuinamente ellos las crean ciertas.

Los demandantes son empresas sofisticadas, expertas en la producción y exportación


de cítricos. Debían saber que no podían ingresar limones a los Estados Unidos sin

Página 1 de 25
asegurarse previamente que no tenían residuos de diclorprop. A pesar de no haberlo hecho,
pretenden endosarle a un tercero las consecuencias de su propio actuar irresponsable. Las
extensas 91 páginas contenidas en la demanda están destinadas a disimular, detrás de
intrincadas explicaciones, su propia responsabilidad, la que deriva de circunstancias que
son muy básicas, simples y sencillas de explicar. Para ello no necesitamos 91 páginas.

La demanda deberá ser rechazada principalmente porque (i) no existe un actuar


doloso ni culposo de Sumitomo, (ii) los perjuicios sufridos por los demandantes son
consecuencia necesaria y directa de sus propias decisiones, adoptadas en el ámbito de su
propio negocio de exportación de limones y (iii) los daños demandados no son efectivos ni
directos.

I. LA DEMANDA DE AGROALTO, PROPAL Y QUILLOTA

Agrícola Agroalto Ltda. (“Agroalto”) afirma que el 7 de enero de 2019 aplicó el


producto Clementgros Plus a 45 hectáreas de su plantación de limones. Agrega que cosechó
esos limones en abril y los vendió a Exportadora Propal S.A. (“Propal”), para que ésta los
exportara a los Estados Unidos, país en que el ingrediente activo del Clementgros, el
Diclorprop-P-2 etilhexhelio (“diclorprop”), no estaba aún registrado ni, por lo tanto,
autorizado. Los demandantes explican que cuando los limones llegaron a Estados Unidos,
la autoridad de ese país detectó que algunos de ellos tenían residuos de diclorprop en una
concentración de 0,025 ppm. Ello llevó a que la autoridad sanitaria de los Estados Unidos
exigiera que los limones fueran sometidos a pruebas de laboratorio que demostraran que no
tenían residuos de diclorprop. Una parte de las cajas pasaron esta prueba. El resto debió ser
vendido a otros importadores o destruido.

Las demandantes fundan su demanda de responsabilidad extracontractual en contra


de Sumitomo en que ésta habría cometido dos omisiones ilícitas: (i) habiendo sabido que el
período de carencia de Clementgros era superior a los 45 días que señalan su etiqueta,
Sumitomo no habría dado aviso de ello al SAG y al público en general ni a sus representadas,
y (ii) Sumitomo no habría renovado el año 2017 la autorización concedida por el SAG el
2012 por cinco años. Esas omisiones serían la causa de los millonarios perjuicios que habrían
sufrido al tener que destruir o vender la fruta a un menor precio, los costos en que
incurrieron y el supuesto desprestigio que este incidente trajo a su reputación.

Como se advierte en los capítulos que siguen, ninguna de esas omisiones es efectiva.
Más aún, los daños que han sufridos los demandantes han sido consecuencia de sus propios
actos.

Página 2 de 25
II. CLEMENTGROS ES UN INDUCTOR DEL CRECIMIENTO
SEGURO Y EFICAZ, USADO Y ACEPTADO ALREDEDOR DEL MUNDO.

Clementgros Plus es un inductor del crecimiento de uso profesional, desarrollado y


producido en Francia por Nufarm SAS y ampliamente utilizado alrededor del mundo para
incrementar el tamaño de los cítricos como las naranjas, las mandarinas y los limones. En
Chile, Clementgros ha sido distribuido por varios años por Nufarm Chile Ltda., la que el
año 2020 se integró al grupo Sumitomo y pasó a llamarse Sumitomo Chemical (Chile)
Limitada. Para simpleza de este escrito, nos referiremos siempre a esta compañía con su
nombre actual: Sumitomo.

El Clementgros es utilizado ampliamente en los dos principales países productores


y exportadores de naranjas del mundo: España (26,5% de las exportaciones mundiales) y
Sudáfrica (14% de las exportaciones mundiales). También se utiliza de manera extendida
en los demás grandes productores y exportadores de cítricos del mundo: Australia, Italia,
Marruecos, Sudáfrica, Colombia, Perú, Portugal y Francia.1

El compuesto activo del Clementgros es el diclorprop, el que estimula el crecimiento


de los tejidos naturales de la fruta, de manera que ésta alcance un mayor tamaño. En las
naranjas, el Clementgros también produce el efecto de evitar la caída temprana de la fruta e
incentivar el raleo, esto es, promover la caída de la fruta de menor tamaño para concentrar
el esfuerzo del árbol en el crecimiento de los frutos destinados a tener un mayor tamaño.

De esta manera, el uso profesional del Clementgros permite incrementar


sustancialmente los ingresos de los productores de cítricos, quienes pueden así desplazar a
la competencia y obtener mayores ingresos por la venta de sus cítricos.

Para que el Clementgros sea aceptado en los distintos países del mundo es necesario,
como sucede con todos los productos de la misma especie, que las autoridades sanitarias de
esos países examinen su compuesto activo para asegurarse que no produce riesgo a la salud
humana o al medio ambiente y, si así es, lo registren. Este procedimiento se ha realizado
en varios países, pero no en todos. Así, por ejemplo, la Unión Europea registró el diclorprop
para todos los países que la integran, estableciendo originalmente una concentración
máxima de 0,02 mg/kg para los cítricos en general y de 0,05 mg/kg para las naranjas. Luego,
el año 2011, después de asegurarse que no había ningún riesgo para la salud, la Unión
Europea incrementó tres veces el límite para las naranjas a 0,2 mg/kg. Más adelante, el año
2014 volvió a aumentar el límite para las naranjas en un 50% a 0,3 mg/kg. Finalmente, el
2017 estableció un límite único para todos los cítricos, incluyendo los limones, de 0,3 mg/kg.
En Australia el producto se encuentra registrado y aprobado con un límite de 0,2 mg/kg. A

1 En algunos países se comercializa bajo el nombre de Corasil, como en Australia y Sudáfrica.

Página 3 de 25
diferencia de la información injustificadamente errada contenida en la demanda, Japón
(otro de los principales destinos de los cítricos chilenos) tiene registrado el producto, con un
límite de 0,2 mg/kg para los limones. En los Estados Unidos el producto está en proceso de
registro, pero aún no lo ha sido; de manera que, como hemos dicho, no se pueden ingresar
a ese mercado fruta que no haya eliminado completamente el diclorprop.

III. CLEMENTGROS ES UN PRODUCTO REGISTRADO Y AUTORIZADO


PARA SU USO CHILE CON UN PERÍODO DE CARENCIA DE 45 DÍAS

Al igual que en cada país en que es utilizado, Clementgros ha sido sometido al


examen y la aprobación previa de la autoridad de sanidad vegetal. En Chile, esa autoridad
es el SAG.

La Ley 18.755 que regula al SAG le confiere a este servicio la función de velar por la
protección de la salud animal y vegetal (artículo 2°) y, específicamente, aplicar y fiscalizar
el cumplimiento de las normas legales y reglamentarias sobre producción y comercio de
plaguicidas y fertilizantes destinadas a asegurar que éstos no afecten la salud de las
personas o animales o al medio ambiente (artículo 3° letra m).

En cumplimiento de esas funciones, el SAG dictó la RESOLUCIÓN 1557 DE 2014 que


establece las exigencias para la autorización de plaguicidas. Los inductores de crecimiento
o fitorreguladores, como Clementgros, no son estrictamente plaguicidas. La RESOLUCIÓN
1557 define los plaguicidas como “compuesto químico, orgánico o inorgánico, o sustancia natural
que se utilice para combatir malezas, enfermedades o plagas potencialmente capaces de causar
perjuicios en organismos u objetos.” Los fitorreguladores no son utilizados para combatir
malezas ni plagas, sino que para inducir el crecimiento de la planta o el fruto. Sin embargo,
la misma RESOLUCIÓN 1557 añade que también se considerará como plaguicida a los
fitorreguladores: “se considerará como tal, el producto formulado y las sustancias activas con las
que se formulan, con aptitudes insecticidas, reguladores de crecimiento de insectos, agentes
sofocantes, acaricidas, nematicidas, molusquicidas, rodenticidas, lagomorficidas, fumigantes,
fungicidas, bactericidas, desinfectantes, viricidas, microbicidas, preservantes de madera, alguicidas,
herbicidas, defoliantes, desecantes, fitorreguladores, coadyuvantes, antitranspirantes, atrayentes,
feromonas, aleloquímicos, repelentes, recubrimientos protectores de cultivos, inductores de resistencia
y otros que se empleen en las actividades agrícolas y forestales y en otros ámbitos en los que este
Servicio tenga competencia.”2

La RESOLUCIÓN 1557 -y antes la RESOLUCIÓN 3670 de 1999- establece un exigente


procedimiento para conceder la autorización de un plaguicida. Este procedimiento tiene
por objeto no sólo asegurarse que el producto es eficaz para el uso señalado, sino que

2 Numeral 2 letra m). Todos los destacados contenidos en las citas de este escrito son nuestros.

Página 4 de 25
especialmente velar que su uso no afecte la salud de las personas o animales o al medio
ambiente. Ese procedimiento tiene por objeto “que el Servicio disponga de la más amplia
información sobre las características de cada uno de los plaguicidas que se usan en el país a objeto de
realizar una correcta evaluación de sus riesgos”3 de manera que sólo se autorice la utilización
del producto cuando se haya demostrado a satisfacción el SAG que éste “es efectivo para el
fin a que se destina y no entraña un riesgo inaceptable para la salud humana, animal ni para el medio
ambiente.” 4

A partir de un extenso listado de antecedentes que el solicitante debe presentar al


SAG, el Servicio informa primero al público, para que cualquier interesado se oponga a la
autorización y, a continuación, procede a un exigente examen del producto, dentro del cual
se analiza especialmente su eventual toxicidad y los efectos de su uso sobre las plantas, las
personas y el medio ambiente. En el mismo proceso se analizan los métodos para la
determinación de los residuos del producto aplicado que subsisten en el fruto a la época de
cosecha y la forma en que estos se van absorbiendo, degradando o reduciendo. Estos
estudios de residualidad son importantes para determinar el período de carencia, esto es, el
período de tiempo que debe transcurrir entre la aplicación del producto y su cosecha para
que los residuos del producto que subsistan aún en el fruto no presenten un riesgo para la
salud.

El SAG también analiza la información que contiene la etiqueta del producto y


aprueba su contenido en caso de que esta sea correcta y adecuada a las características reales
del producto.

El SAG autorizó la distribución y uso en Chile del Clementgros mediante Resolución


5.680 de 27 de septiembre de 2012. Dado que esa autorización vencía a los cinco años, fue
renovada mediante la Resolución 2.767 de 9 de mayo de 2017. Previo a su aprobación, se
analizaron todos los antecedentes necesarios para asegurar que no provocarían un riesgo
para la salud de las personas o animales ni para el medioambiente.

En lo que interesa a esta demanda, el SAG analizó específicamente los estudios de


residualidad del Clementgros destinados a determinar la forma en que el producto se iba
absorbiendo o degradando después de aplicado y hasta su cosecha. Para este efecto, se
presentó un estudio de residualidad interno y se acompañaron y evaluaron los resultados
de cuatro estudios científicos independientes: (i) un estudio de residualidad efectuado el
2007 en Edimburgo, Reino Unido y (ii) cuatro estudios de residualidad efectuados en
diversas plantaciones de cítricos en España entre los años 2003 y 2009. Todos estos
antecedentes permitieron al SAG determinar que, transcurrido un período de 45 días, los

3 Considerando 4°.
4 Numeral 6.2.4.

Página 5 de 25
residuos que subsistían en los frutos de las plantaciones a que se había aplicado el
producto no presentaban un riesgo relevante para la salud de las personas o el
medioambiente. Concluido ese período de 45 días los residuos de diclorprop presentes en
la fruta eran de alrededor de 0,05 mg/kg, lo que era apenas un cuarto del límite máximo
vigente entonces para la Unión Europea (0,2 mg/kg).

En función de esos antecedentes el SAG aprobó una etiqueta con un período de


carencia -esto es, el tiempo que debía mediar entre la aplicación del producto y la cosecha
del fruto- de 45 días.

IV. LA DEMANDA DEBE SER RECHAZADA PORQUE NO EXISTE OMISIÓN ILÍCITA.

La demanda se basa en un error conceptual básico y en un error de hecho evidente.


El error conceptual consiste en argumentar que el período de carencia de un producto significa
que su ingrediente activo ha sido eliminado completamente de la fruta. El error de hecho
consiste en creer que Sumitomo no solicitó ni obtuvo del SAG la renovación para la
autorización de Clementgros por otros cinco años el 2017.

A. EL PERÍODO DE CARENCIA DE 45 DÍAS ES CORRECTO.

Tal como se explicó anteriormente, para asegurar que los fitorreguladores no


presenten riesgo para la salud de las personas, el SAG evalúa los estudios de residualidad
de cada producto, determina si el período de carencia propuesto por el solicitante es adecuado
a la información entregada por esos estudios y exige que las etiquetas indiquen ese período
de carencia.

La RESOLUCIÓN 2195 del año 2000 del SAG -que “establece los requisitos que deben
cumplir las etiquetas de los envases de los plaguicidas de uso agrícola”- define el período de
carencia como el “tiempo que debe mediar entre la aplicación y la cosecha, uso o consumo”5, de tal
manera que, transcurrido ese período de carencia el ingrediente activo del producto
presente en la fruta no presenta riesgo para la salud de las personas. En el mismo sentido
define el período de carencia el Decreto 158 de 2015 del Ministerio de Salud que aprueba
condiciones para la seguridad sanitaria de las personas en la aplicación terrestre de
plaguicidas.6

Las demandantes afirman, erradamente y sin base alguna, que, transcurrido el


período de carencia, no debe existir ningún residuo detectable del ingrediente activo del

5Numeral B.2.7.
6 “Período de carencia: Tiempo que debe transcurrir entre la última aplicación de plaguicidas en predios
agrícolas y la cosecha del producto tratado, de acuerdo con la etiqueta del producto.” El período de carencia
debe vincularse con la salud humana ya que el artículo 1° del mismo decreto establece que “El presente
reglamento rige las condiciones y medidas de seguridad que deben seguirse con ocasión de la aplicación terrestre
de plaguicidas agrícolas, para el resguardo de la salud e integridad física de las personas involucradas.”

Página 6 de 25
Clementgros, esto es, el diclorcrop.7 Sostienen que luego del período de carencia el compuesto
activo ha desaparecido totalmente del producto (y no que los residuos de éste ya no
presentan riesgo para la salud de las personas, que es la función del SAG y de la etiqueta).

Esa afirmación desconoce (a) que ninguna regulación señala que concluido el
período de carencia el ingrediente activo debe haber desaparecido completamente, (b) el
propósito de toda la regulación aplicable a la materia y la función regulatoria y fiscalizadora
del SAG y (c) los antecedentes revisados en el proceso de autorización de registro de
Clementgros frente al SAG.

a) Ninguna normativa -y ciertamente no lo hacen ni la RESOLUCIÓN 2195 ni el Decreto


158- establece que al término del período de carencia el ingrediente activo del producto
debe haber sido totalmente eliminado de la fruta, de manera que no sería aceptable
la presencia de residuos en cantidades menores que no presentan ningún riesgo para
la salud humana.

b) El propósito de las normas fitosanitarias es asegurar que los compuestos utilizados


en la actividad agrícola no presenten un riesgo inaceptable para la salud de las
personas. Lo relevante para la normativa y la autoridad de sanidad vegetal no es
que los compuestos no estén presentes o detectables, sino que esos compuestos no
están presentes en cantidades que puedan presentar un riesgo para la salud
humana. Esa es la finalidad sanitaria de la normativa y de la autoridad. Por esa
razón la Resolución 3760 definía la autorización de plaguicida como:

Resolución que aprueba la fabricación, importación, distribución, exportación,


venta o aplicación de un plaguicida, como resultado de la evaluación y aprobación
de un conjunto de determinaciones experimentales y pruebas documentadas
presentadas en apoyo de todas las afirmaciones relacionadas con las características
que demuestren que el producto es efectivo para el fin a que se destina y no entraña
un riesgo inaceptable para la salud humana, animal, ni para el medioambiente.

Hoy, la resolución 1557 de 2014 la define en términos prácticamente idénticos.8

c) Por otro lado, el proceso administrativo de aprobación del registro de Clementgros


ante el SAG confirma que los estudios de residualidad allí examinados demostraban
que, transcurridos los 45 días, el diclorcrop (el ingrediente activo del Clementgros) se

7 Ver demanda, página 3: “el periodo de carencia del componente Diclorprop corresponde a aquel plazo que
debe transcurrir desde su aplicación para que, en los limones a los que se ha aplicado, ya no exista presencia de
él.”
8 “Resolución que aprueba la fabricación, importación, distribución, exportación, venta, tenencia o aplicación

de un plaguicida, que surge como resultado de la evaluación de un conjunto de determinaciones experimentales


y pruebas documentadas presentadas en apoyo de todas las afirmaciones relacionadas con las características que
demuestren que el plaguicida es efectivo para el fin a que se destina y no entraña un riesgo inaceptable para la
salud humana, animal ni para el medioambiente.”

Página 7 de 25
encontraba presente y detectable en la fruta, pero en niveles que no ponían en
riesgo la salud de la población (alrededor de 0,05 mg/kg frente al límite de 0,2 mg/kg
vigente entonces en la Unión Europea o frente al 0,3 vigente en la actualidad). Si el
período de carencia hubiere significado que el ingrediente activo debería haber
desaparecido completamente y no ser detectable (un fin sanitario absurdo), el SAG
no hubiere aprobado el período de carencia propuesto por el solicitante ni la etiqueta
del producto que así lo indicaba.

Lo que sucede es que los demandantes pretenden atribuirle al período de carencia una
finalidad completamente ajena: la seguridad de que la fruta podrá ser ingresada a países
que no tienen registrado el producto (Clementgros) ni su ingrediente activo (diclorcrop). De
esa manera, se pretende que el período de carencia tenga una finalidad que no es sanitaria
(la salud humana) sino que comercial (la posibilidad de ingresarlo a cualquier mercado en
el extranjero).

Además, los demandantes pretenden que los términos de la autorización por parte
del SAG tenga un ámbito distinto al nacional: a pesar de que la función del SAG está
orientada a la autorización del producto para su importación, distribución y uso en Chile,
se pretende que la autorización y etiqueta cubra exigencias de cualquier país en el
extranjero.

Estos supuestos equivocados de la demanda entablada no son ni pueden ser un


error. Como veremos más adelante, los tres demandantes son y se refieren a sí mismos
como empresas profesionales y expertas en los negocios de producción, procesamiento y
exportación de limones a los mercados internacionales. Ellos conocen y debiesen conocer el
sentido de la autorización sanitaria por parte del SAG y el significado del período de carencia
y no pueden fingir ignorancia de un concepto agrícola básico.

Con estos antecedentes se puede apreciar, entonces, de una manera correcta la


principal “prueba” que los demandantes invocan contra Sumitomo: los estudios de
residualidad del producto efectuados el 2017 por AGQ que demostraban que, en algunos
casos, pequeños residuos de diclorprop (0,014) se encontraban presentes 147 días después de
la aplicación del Clementgros a unos limones.9 Esa conclusión no es contradictoria con el
período de carencia de 45 días ya que éste no significa que los residuos se hayan eliminado
completamente; sino sólo que éstos no significan un riesgo para la salud. De hecho, este
antecedente fue voluntariamente entregado por Sumitomo a los demandantes ya ocurrido
el incidente, lo que confirma que lejos de contradecir lo que aquí se ha dicho, lo confirma.

B. LA AUTORIZACIÓN DEL SAG FUE RENOVADA EL 2017.

9 Ver páginas 31 y siguientes de la demanda, y documento acompañado a ésta bajo la letra g.

Página 8 de 25
La segunda omisión que la demanda reprocha a Sumitomo es no haber renovado a
su vencimiento (el año 2017) la autorización concedida para Clementgros el año 2012.10

Nuevamente, los demandantes cometen un error de hecho básico. Dado que la


autorización originalmente concedida el año 2012 vencía a los cinco años, ésta fue renovada
mediante la Resolución 2.767 de 9 de mayo de 2017, después de que esta parte solicitara
oportunamente dicha renovación al SAG. Esta nueva autorización permite la importación,
distribución y uso del Clementgros hasta el año 2022, de manera que no es efectivo que esta
parte esté importando y distribuyendo el producto de manera ilegítima, “enriqueciéndose
ilícitamente” de una actividad prohibida.

De esta manera, queda desmentida la segunda omisión denunciada en la demanda


y la segunda base sobre la cual se pretendía sustentar la responsabilidad de Sumitomo.

En consecuencia, no ha existido ninguna de las dos omisiones ilícitas en que se


sostiene la demanda. Por lo tanto, no existe ni una actuación dolosa, ni culpa grave, ni culpa
infraccional, ni culpa leve de Sumitomo, desde que todas ellas se hacen depender, por los
demandantes, de su afirmación de que Sumitomo habría incurrido en las dos omisiones
antes señaladas: (i) no advertir que el período de carencia era supuestamente incorrecto y
(ii) distribuir un producto con su registro expirado. Ello sencillamente no es efectivo: (i) el
período de carencia es el correcto y (ii) el registro se renovó el 2017.

V. LA DEMANDA DEBE SER RECHAZADA PORQUE LA RESPONSABILIDAD


DE QUE LOS FRUTOS EXPORTADOS CUMPLAN CON LOS REQUISITOS

DEL PAÍS DE DESTINO ES DEL PRODUCTOR Y EXPORTADOR.

Todos los daños cuya reparación se pide en la demanda derivan de que el Grupo
Propal intentó ingresar a los Estados Unidos limones que contenían residuos de diclorprop
en una concentración de 0,025 ppm.

Tal como dijimos antes, ese ingreso no estaba permitido en los Estados Unidos. La
razón no es que el diclorprop presente en esos limones constituya un riesgo para la salud. De

10 Ver página 74 de la demanda: “Habiendo sido derogada la Resolución Nº 3.670, de 1999, bajo cuyo amparo
se dictó la resolución que aprobó el plaguicida Clementgros Plus, conforme al número 35 de la Resolución Nº
1.557, 6 meses antes del vencimiento del referido plazo de 5 años, debía solicitarse su renovación. Hasta donde
llega el conocimiento de esta parte, tal renovación no fue solicitada. Como consecuencia de ello, conforme al
número 25 de la misma resolución, la autorización se debe considerar expirada en la fecha de término del período
respectivo, esto es, el 27 de septiembre de 2017, debiendo interrumpirse la fabricación, producción, importación
o formulación del plaguicida, pero se permitirá la distribución, exportación o venta del plaguicida por un período
de dos años o hasta agotar sus existencias, según lo que ocurra primero. Sin embargo, en el año 2018, la
demandada importó 29.560 litros de Clementgros Plus, lo que le permitió obtener un muy relevante
enriquecimiento, desde que el valor comercial de esa cantidad del plaguicida en cuestión, ascendía a
US$2.217.000.-, atendido que en ese año, dicho producto se vendía en Chile a un precio de US$ 75,00 cada
litro.”

Página 9 de 25
hecho, la Unión Europea permite la importación de cítricos que tienen más de diez veces
esa cantidad de diclorprop (0,3 mg/kg). La razón deriva sencillamente del hecho que no se
han realizado los trámites para obtener el registro y autorización del uso del producto en
los Estados Unidos. Esos trámites se encuentran actualmente pendientes. Pero, mientras
no se hayan finalizado, no es posible ingresar a los Estados Unidos fruta a la que se haya
aplicado diclorprop ni ningún otro producto no autorizado sin asegurarse que haya
transcurrido el tiempo suficiente para que el fruto lo haya eliminado completamente.

Los tres demandantes son empresas sofisticadas, profesionales y expertas en su


actividad productiva. Obtienen la utilidad de su negocio mediante un manejo profesional
de su actividad y el conocimiento experto de su negocio. No se trata de consumidores
domésticos que carecen de la información necesaria para manejar profesionalmente un
producto, entender las instrucciones y el significado de los términos técnicos contenidos en
su etiqueta y comprender las restricciones de ingreso de un producto a ciertos países.
Clementgros no es un producto para uso doméstico, sino que un insumo agrícola
especializado destinado a uso profesional.

Según se afirma en la misma demanda, Agroalto cuenta con asesoría especializada


que le indica cuándo y cómo aplicar el producto y supervisa estrechamente el proceso.11 En
alguna parte de la demanda, Agroalto insinúa que técnicos de Sumitomo la habrían
asesorado en la aplicación del producto en su predio,12 lo que no es efectivo. Por otro lado,
Agroalto no exporta directamente la fruta a los mercados internacionales, sino que contrata
para ese efecto a una empresa especializada -el Grupo Propal- a quien le vende la fruta,
garantizándole al comprador un margen de utilidad de nada menos que un 8% sobre el
precio de venta en el país de destino.13 El aporte del Grupo Propal, de donde deriva la
utilidad que cobra, consiste precisamente en conocer las exigencias sanitarias del país de
destino con el objeto de asegurarse que la fruta adquirida en Chile, procesada en sus
instalaciones y despachada a ese país cumple con dichas exigencias.

El Grupo Propal no escatima elogios al referirse a su experiencia y sofisticación en el


manejo y exportación de frutos al extranjero y en el control de su calidad para cumplir las

11 Ver demanda, página 18: “Cada aplicación de Clementgros Plus a los predios de Agroalto se realizó por
recomendación de su asesor externo, en las concentraciones por él indicadas, que corresponden a las dosis
comerciales del producto y en la forma señalada en la etiqueta respectiva.”
12 Ver demanda, página 13: “Es por esta razón que el uso de Clementgros Plus necesariamente requiere de

las recomendaciones de un técnico experto, siendo incluso necesaria la visita y asesoría de los técnicos de la
demandada para su correcto uso. Es por ello que todos los años, tales técnicos se contactan tanto con asesores
como con productores para asesorarlos, visitan los huertos y, utilizando instrumentos de precisión para hacer
mediciones del diámetro de la fruta, llevan registros de su crecimiento, generando información para la correcta
utilización del producto.”
13 Ver demanda, página 27: luego de vendida la fruta en el extranjero se ajusta el precio de venta a

Propal de manera que “reconozca un margen de utilidad para Propal (que es el 8% de lo que se denomina
precio “FOB Chile”).”

Página 10 de 25
exigencias sanitarias de los países de destino. El Grupo Propal destina gran parte de las 91
páginas de la demanda al elogio de sus propias cualidades, concluyendo que es una de las
empresas del rubro “más importantes y exitosas de Chile”14 debido al “continuo éxito en el
mercado exportador.”15 En su sitio web (www.propal.cl) agrega que presta sus productores
en Chile y compradores en el extranjero “un servicio de excelencia a través de profesionales del
mejor nivel junto con una infraestructura de última generación y procesos basados en los más altos
niveles de calidad.” El Grupo Propal advierte que asesora estrechamente a sus productores
de limones (como Agroalto) “entregándoles capacitación y conocimientos técnicos del más alto
nivel, ayudándoles a obtener mejores rendimientos, calibres y calidad”. Señala que tiene especial
preocupación por la seguridad alimentaria de los productos que exportan “estableciendo
objetivos medibles orientados al cumplimiento de los requisitos del cliente, las especificaciones del
producto, de la industria, y los relevantes a los países de destino.” De esta manera, se aseguran
de que la fruta que exportan cumple las exigencias sanitarias del país de destino: “Al hacerlo
tomamos en consideración todos aquellos requisitos necesarios para cumplir con la demanda,
sensibilidad social y ambiental de los consumidores de nuestra fruta.” Para ello, realizan además
procesos de evaluación, aprobación y seguimiento de sus proveedores de fruta y controles
de calidad para los productos recibidos. Concluyen expresando que “el compromiso de
nuestra empresa es buscar integrar la cadena de producción desde el uso de materiales, frutas
procesadas certificadas y hasta el arribo de la fruta a los diferentes destinos, con un trabajo con los
estándares más exigentes y certificaciones de calidad necesarios.”

Resulta inaceptable, entonces, que el Grupo Propal pretenda aquí atribuir a


Sumitomo la responsabilidad por su propia decisión de haber exportado a los Estados
Unidor fruta sin antes confirmar que ésta cumplía las exigencias sanitarias de ese país.

La responsabilidad y el riesgo por la administración del Clementgros en la fruta es


del productor (Agroalto) y la responsabilidad y el riesgo por la comercialización y
exportación del producto conforme a las regulaciones del mercado de destino es de la
empresa exportadora (Propal). Se trata de la esfera de los negocios de cada cual, en que
ambos son empresas sofisticadas expertas en la materia.

Los demandantes se encuentran en mucho mejor posición para administrar y asumir


esos riesgos y ese es precisamente el giro de su negocio. El costo de controlar que el
producto cumpliera con las exigencias sanitarias de los Estados Unidos era bajo comparado
con las enormes ganancias que podían obtenerse de la exportación de los limones a ese país.
Bastaba con examinar aleatoriamente los limones antes de su despacho al extranjero. Ello
debió haber impulsado a los demandantes a controlar adecuadamente los riesgos.

14 Ver demanda, página 19.


15 Ver demanda, página 22.

Página 11 de 25
Cada uno de los participantes debe asumir los riesgos de su propio negocio, dentro
de la esfera de su control. Sumitomo asume responsablemente los riesgos de su propio
negocio: era su responsabilidad determinar y demostrar al SAG cuándo el ingrediente activo
del Clementgros es eliminado por debajo de los límites aceptables y que no implican un
riesgo inaceptable a la salud humana. El Grupo Propal tiene mejor preparación (y así lo
publicita) para determinar si el producto cumple las regulaciones específicas del país de
destino elegido por él. Sumitomo está mejor preparado para prevenir el riesgo de sanidad
vegetal; Agroalto de aplicación del producto y el Grupo Propal el de manejo y exportación
al destino específico.

El costo para el Grupo Propal de prevención del daño alegado (fruta rechazada por
presencia de diclorcrop) es menor ya que, dado el conocimiento de su negocio y del destino
específico de la fruta en cuestión, puede hacer el análisis respecto de las exigencias del
mercado de exportación elegido. Sumitomo, en cambio, no sabe cuál es ese mercado. La
posición, rol y actividad lucrativa del Grupo Propal le impone un deber especial de conducta
de asegurarse que la fruta cumpla con las exigencias específicas del mercado de destino.

La responsabilidad del exportador de la fruta de asegurarse que ésta no contenga


residuos que excedan los establecidos en cada país de destino se confirma por el hecho que
la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile AG, de la cual el Grupo Propal es miembro
y tiene dos directores, mantiene actualizado e informa a sus asociados los límites de residuos
que cada país, entre ellos Estados Unidos, impone a los cítricos. Esta información no estaría
destinada a los exportadores miembros, como Propal, si es que no fuera su responsabilidad
asegurarse que la fruta exportada cumple con las exigencias sanitarias del país de destino.

Es importante insistir que el riesgo objeto del presente juicio no es un riesgo a la


salud humana. La demanda no alega que se haya producido un daño a la salud humana o
al medio ambiente. Por el contrario, el riesgo objeto del presente juicio es el riesgo de
comercialización de los productos en un mercado extranjero específico. Ese riesgo era un
riesgo que debía administrar el Grupo Propal.

Tanto así que los abogados del Grupo Propal han debido asumir el patrocinio y
representación del productor afectado (Agroalto) en este proceso, a pesar de que sus
intereses son muy diversos y hasta contradictorios.16 Estiman que brindándoles asesoría

16 Las normas aplicables permiten a los abogados del Grupo Propal representar también a Agroalto
si es que los abogados pueden efectivamente defender con empeño y eficacia los intereses diversos
anteponiendo el interés de Agroalto incluso por encima del interés de Propal, les han expuesto a
ambos por escrito los riesgos y desventajas que pueden surgir durante el desempeño del encargo
profesional y los clientes consienten por escrito en todo ello (artículos 3, 6, 22, 73 y 84 del Código de
Ética Profesional).

Página 12 de 25
jurídica para demandar a Sumitomo asumen su responsabilidad. Pero eso no es asumir su
responsabilidad, sino que simplemente endosarla a un tercero.

La mejor demostración de que el riesgo de exportación de frutas a las que se ha


aplicado Clementgros es un riesgo que es perfectamente administrable, con la debida
diligencia, por parte del productor y exportador es la enorme cantidad de productores de
cítricos que aplican Clementgros a sus plantaciones y luego exportan sus frutas una vez
que comprueban que ha transcurrido el tiempo necesario para asegurarse que la fruta ya ha
eliminado completamente el diclorprop.

Así, por ejemplo, durante la misma temporada en que el Grupo Propal exportó los
limones a los Estados Unidos, se vendieron en Chile 20.160 litros de Clementgros, que
permitieron aplicar el producto a 5.040 hectáreas de plantaciones. Las 45 hectáreas
plantadas por Agroalto representan menos del 1% de esa cantidad. El 99% restante son
productores que aplicaron correctamente el Clementgros a sus plantaciones, cosecharon los
frutos y los vendieron en el mercado nacional y en los mercados extranjeros sin problemas,
muchos de ellos en los Estados Unidos. Quienes destinaron sus frutos a los Estados Unidos
estaban conscientes de la restricción y, en su inmensa mayoría, esperaron el tiempo
necesario para asegurarse que el fruto hubiere eliminado totalmente el diclorprop.

Los demandantes señalan en su demanda17 que, después que en los Estados Unidos
se detectó que los limones de Agroalto tenían diclorprop, encargaron a diversos laboratorios
la realización de exámenes18 para detectar la presencia o no de diclorprop. Sin embargo, su
responsabilidad era efectuar estos exámenes antes de exportar la fruta a un país que no
admitía fruta con residuos de diclorprop. Esos exámenes tienen un bajo costo19 y habrían
evitado efectivamente los multimillonarios perjuicios que la demanda dice que los actores
sufrieron. Si los actores no esperaron el tiempo necesario para que la fruta eliminara todo
residuo de diclorprop y tampoco efectuaron esos exámenes, ello sólo puede ser atribuido a
su propia responsabilidad.

Un antecedente muy relevante en este sentido es la regulación de los Estados Unidos


infringida por los demandantes al introducir a ese país limones que no habían eliminado
aún el diclorprop. La Food and Drug Administration (“FDA”) enfatiza y advierte en esas
regulaciones que los importadores de fruta no pueden usar a la FDA “como un laboratorio”
sino que es responsabilidad de quienes ingresan la fruta asegurarse, antes del ingreso a los

17 Ver página 30 de la demanda.


18 Análisis de detección de residuos o multiresiduos en frutos realizado en laboratorio.
19 Ver página 62 de la demanda. Por concepto de los exámenes de laboratorio efectuados en Chile

demandan la suma de USD$ 5.771,15. Lo que corresponde a una ínfima parte de los supuestos
perjuicios que hoy demanda.

Página 13 de 25
Estados Unidos, mediante exámenes de laboratorio, que la fruta cumple con los requisitos
que permiten su ingreso:

La detención sin examen físico (DWPE), utilizada por primera vez por la FDA en 1974,
es apropiada cuando existe un historial de importación de productos infractores, o
productos que pueden parecer infractores, o cuando otra información indica que futuros
ingresos pueden parecer infractores. DWPE tiene el efecto de recordar a la comunidad
importadora que la FDA es una agencia reguladora, no un laboratorio de control de
calidad. A menudo, los importadores esperan hasta que la Agencia ha emitido un Aviso
de Acción de la FDA - Detenido para determinar si los artículos que ofrecen para la
importación cumplen con la Ley FD&C. DWPE asigna la responsabilidad de asegurar
el cumplimiento de la ley al importador.20

En consecuencia, la FDA recuerda a los importadores que ingresan la fruta a los


Estados Unidos que deben asegurarse de que la fruta que importan cumple las exigencias
de los Estados Unidos mediante exámenes de laboratorio antes de su ingreso y presentación
a la FDA, la que no es “un laboratorio de control de calidad.” Esa exigencia a los importadores
(desde la perspectiva del país importador) es igualmente aplicable a los exportadores (desde
la perspectiva del país exportador, Chile).

En consecuencia, no estamos en presencia de una conducta negligente de Sumitomo,


sino que de una negligencia de los mismos demandantes al ingresar los limones a los
Estados Unidos.

VI. LA DEMANDA DEBE SER RECHAZADA PORQUE NO EXISTE RELACIÓN DE CAUSALIDAD


ENTRE LOS DAÑOS INVOCADOS Y ACCIONES U OMISIONES DE SUMITOMO.

Los demandantes aseguran que los perjuicios que sufrieron a partir de la detección
de diclorprop en los limones producidos por Agroalto son consecuencia necesaria y directa
de las dos omisiones que reprochan a Sumitomo: (i) el no haber advertido que el período de
carencia era supuestamente mayor a los 45 días y (ii) el haber distribuido en Chile un
producto cuya autorización había expirado el 2017.

Sin embargo, de la exposición de los hechos efectuada precedentemente queda en


evidencia que no existe nexo causal entre esos perjuicios y las supuestas omisiones
reprochadas a Sumitomo. No sólo porque esas omisiones no son efectivas. Sino

20Artículo 9.8.2. del Manual de Procedimientos Regulatorios de la FDA. En el original en inglés


“Detention without physical examination (DWPE), first used by FDA in 1974, is appropriate when there exists
a history of the importation of violative products, or products that may appear violative, or when other
information indicates that future entries may appear violative. DWPE has the effect of reminding the importing
community that FDA is a regulatory agency, not a quality control laboratory. Often, importers wait until the
Agency has issued a Notice of FDA Action - Detained to determine whether the articles they are offering for
import comply with the FD&C Act DWPE properly places the responsibility for ensuring compliance with the
law on the importer.”

Página 14 de 25
especialmente porque la causa de que los limones producidos por Agroalto hayan sido
ingresados con residuos de diclorcrop a un mercado que no tenía registrado el compuesto
fue su exportación por los demandantes a ese país sin adoptar las precauciones necesarias
para asegurarse que el producto cumplía la normativa del país de destino. De haberse
esperado el tiempo suficiente para que el diclorprop fuera eliminado completamente de los
limones y comprobado esta circunstancia con los mismos exámenes aleatorios que el Grupo
Propal aplicó a los limones después de que éstos arribaron a destino, se habría evitado todo
daño.

El Grupo Propal asumió voluntariamente un riesgo cuando se apresuró a despachar


los limones a los Estados Unidos sin asegurarse que éstos cumplieran los requisitos de
destino. También el Grupo Propal podría haber exportado los limones a un destino que
asegurara que no habría problemas con su ingreso, como la Unión Europea, Japón o tantos
otros países en que el diclorprop se encuentra registrado. Todo ello fue su propia decisión.
Pero, producido el daño, el Grupo Propal no puede pretender que otros le compensen los
perjuicios provocados por su propia actuación poco diligente.

Como ha fallado la Excma. Corte Suprema, no procede acoger la demanda “si la causa
suficiente, principal o determinante del perjuicio proviene del hecho negligente o de la omisión del
perjudicado.”21 Hubiese bastado que el exportador actuara diligentemente para interrumpir
el curso causal y evitar todos los perjuicios que se produjeron con posterioridad.22

Además de lo anterior, la existencia de un nexo causal directo entre el Grupo Popal


y Agroalto excluye el vínculo causal con Sumitomo. En efecto, de ser efectivos los perjuicios
que alega haber sufrido el Grupo Propal, el nexo causal de dichos daños está conformado
por su relación contractual con la demandante Agroalto. Es a esta última sociedad a quien
el Grupo Propal le compró los limones; es con esta última sociedad con quien acordó
exportar y vender dichos limones al mercado internacional pactándose una utilidad de nada
menos que un 8% para el exportador; fue Agroalto la que aplicó Clementgros a sus limones
y que, al parecer, no informó al exportador-comprador las características de los limones que
está vendiendo. De la lectura de la demanda23 se desprende que Agroalto no informó al
Grupo Propal que los limones que esta última compraba se les había aplicado Clementgros,
que contenía el diclorprop, no registrado en los Estados Unidos. La consecuencia jurídica de
todo ello es que el legitimado pasivo de la acción indemnizatoria ejercida por el Grupo

21 Excma Corte Suprema, 16 de octubre de 1954, RDJ, t. LI, sec. 1ª, 488.
22 La culpa de la víctima, en este caso, los demandantes, hace procedente rechazar la demanda o, a lo
menos, reducir sustancialmente la compensación, en aplicación del artículo 2330 del Código Civil.
23 Ver demanda, página 28: Ese mismo día 28 de junio, Propal instruyó realizar un plan de trazabilidad con

el objeto de identificar qué productor había utilizado un producto con el principio activo Diclorprop, toda vez
que en la etapa o “proceso de packing”, esto es, en las instalaciones de Agrocomercial Quillota S.A., no se utiliza
ningún producto con ese componente.

Página 15 de 25
Propal es Agroalto y no Sumitomo. Esta acción debió haber sido ejercida en sede
contractual, ya sea entablando la acción indemnizatoria por incumplimiento de contratos o
bien haber ejercido la acción redhibitoria o quanti minoris por la existencia de vicios ocultos
en las cosas comprada.

VII. LOS DAÑOS NO SON DIRECTOS NI REALES.

Los demandantes destinan una parte importante de su demanda a intentar justificar,


de una manera extremadamente confusa y a ratos sinceramente incomprensible, cómo es
que a partir de la destrucción de una cantidad limitada de cajas de limones -que, según los
mismos demandantes, tenían un valor total de menos de US$ 170.00024- se produjeron, en
realidad, perjuicios por más de US$ 4 millones. Esto es una multiplicación de más de 25
veces el valor de los limones afectados.

Después de un gran esfuerzo y una cuidadosa y repetida lectura de la confusa


explicación del fenómeno de “multiplicación de los perjuicios”, hemos podido identificar los
gruesos errores en que incurren los interesados cálculos de los demandantes y que permiten
demostrar que los perjuicios demandados no son ni reales ni directos.

Antes de explicar estas razones, debemos advertir que todo el análisis que sigue
parte de la base que, contra todo lo que hemos explicado, se concluye por el tribunal que
Sumitomo sería responsable de la exportación de los limones a un país que no permitía el
ingreso de fruta con diclorprop. Pero, incluso en ese caso, resulta que los perjuicios no son ni
remotamente los que señalan los demandantes. Todo ello por las siguientes razones:

1. Los perjuicios de carácter comercial derivados de la exportación al extranjero no


son perjuicios directamente vinculados al fin protector de la norma que se dice
infringida:

Según explica el mismo autor don Enrique Barros, citado profusamente en la


demanda, uno de los criterios que permite determinar si los perjuicios demandados pueden
ser atribuidos a la conducta antijurídica del demandado es analizar el bien jurídico
protegido por la norma infringida. Si los perjuicios invocados son precisamente los
perjuicios que la norma buscaba evitar, habrá una relación de causalidad entre los perjuicios
y la conducta antijurídica del demandado:

249. Tipos de fines que resultan relevantes. a) La imputación del daño al hecho culpable
según el fin protector de la norma se basa en la idea de que los deberes contractuales o
legales tienen fines específicos: intentan proteger a ciertas personas, sirven

24Según los demandantes, los valores comerciales de las cajas de limones eran de US$ 21,8 (Miami),
US$ 13,84 (Los Angeles), US$ 14,43, US$ 11,22, y US$ 14,59 (Pensilvania), lo que arroja un promedio
tanto lineal como ponderado de US$ 15,1. Las 11.521 cajas que fueron destruidas, multiplicadas por
los US$15,1 alcanzan los US$ 169.505.

Página 16 de 25
determinados intereses, o pretenden evitar ciertos riesgos. En consecuencia, sólo los
daños que se relacionan con los fines específicos que persigue la norma pueden
ser imputados a la persona que los ha infringido. 25

En el mismo sentido se ha pronunciado no hace mucho tiempo la Excma. Corte


Suprema:

Quinto: Que la responsabilidad por culpa supone una infracción a un deber de cuidado,
de modo que la calificación reparatoria tiene por condición que el responsable haya
incurrido en un hecho ilícito y de modo que por contravenir dicho deber de cuidado, el
autor del hecho debe reparar los daños resultantes. En este contexto, se plantea un
problema de atribución de los daños al hecho, si a pesar de haberse realizado un acto
que civilmente es ilícito, no existe, sin embargo, relación entre el daño y el equívoco fin
protector de la norma.26

Los demandantes señalan que se ha infringido la normativa relacionada con el período


de carencia del producto aplicado a los limones de Agroalto. Esa normativa (i) tenía un
ámbito nacional y (ii) su objeto era evitar daños a la salud de las personas o al
medioambiente. Ninguno de los perjuicios demandados se refiere a uno u a otro. Los
perjuicios demandados sólo dicen relación con los daños comerciales derivados de no haber
podido ingresar los limones a un mercado determinado en el extranjero, que no es el riesgo
que la normativa quería evitar ni el fin protector de la norma. En consecuencia, desde esta
perspectiva, los perjuicios invocados por los demandantes son perjuicios indirectos que no
pueden ser atribuidos a la supuesta conducta antijurídica de Sumitomo.

2. Los limones con residuos de diclorprop pudieron haber sido vendidos en otro
mercado en lugar de ser simplemente destruidos:

Según la demanda, los limones producidos por Agroalto y que fueron destruidos
porque registraron alguna presencia de diclorprop alcanzaron a 12.021 cajas (1.360 en Miami,
7.404 en Los Angeles y 2.957 en Pensilvania).

En lugar de simplemente destruir esos limones, era posible venderlos en uno de los
tantos mercados que tiene registrado el diclorprop o aceptan limones con ese compuesto,
como Canadá o la Unión Europea. De hecho, el Grupo Propal menciona que fue autorizado,
en algún momento, a reexportar a Italia uno de los contendores de limones de Miami, pero
que “sin embargo, en definitiva, el contenido de dicho otro contenedor también debió ser destruido.”27

25 Enrique Barros, Tratado de Responsabilidad Extracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago


(2006), pág. 386.
26 Causa nº 2947/2002 (Casación). Resolución nº 1509 de Corte Suprema, Sala Cuarta (Mixta) de 26 de

enero de 2004.
27 Ver demanda, página 35 y nota a pie número 19 en página 52.

Página 17 de 25
La destrucción de los limones no es una consecuencia necesaria del rechazo de su
ingreso a los Estados Unidos. Si los limones no hubieran sido destruidos, se hubiere evitado
la pérdida del valor de los limones producidos por Agroalto que registraron trazas de
diclorprop, ascendente, según los demandantes, a US$ 169.505.

3. Gran parte de los perjuicios demandados no son perjuicios directos porque no era
razonablemente previsible que se siguieran del hecho imputado a Sumitomo,
conforme al curso normal de los acontecimientos:

Según la demanda, a partir del hecho imputado a Sumitomo (el período de carencia
del Clementgros habría sido mayor al señalado en la etiqueta) se produjo una sucesión de
hechos que hicieron que los perjuicios se multiplicaran una y otra vez: (a) se aplicó el
Clementgros sólo en enero del 2019 y no en el mes de diciembre, (b) los limones fueron
cosechados en mayo y vendidos al Grupo Propal para su exportación, (c) se mezclaron los
limones con los de muchos otros productores, lo que dificultó gravemente su trazabilidad,
(d) los demandantes decidieron exportar los limones a un país que no aceptaba limones con
trazas de diclorprop, Estados Unidos, y sin examinar antes que los limones hubieren
eliminado el diclorprop, (e) los limones llegaron a puerto en los Estados Unidos, donde se
detectó que algunos tenían residuos de diclorprop, (f) Agroalto y Propal resciliaron la venta
de los limones afectados, (g) los limones afectados no fueron vendidos en otro mercado sino
que destruidos, (h) no sólo Agroalto sino que también Agrocomercial Quillota S.A.
(“Quillota”) fueron incluidos en una lista que les imponía la carga de demostrar que
muestras representativas de la fruta que desearen ingresar a los Estados Unidos había
eliminado o no tenía residuos de diclorprop, (i) la misma autoridad (la FDA) habría adoptado
criterios distintos en las tres ciudades frente a la misma situación, (j) Propal no alcanzó a
aprovechar el período de tiempo que le permitía vender limones a un determinado
importador, etc., etc.

Toda esta sucesión de eventos no era razonablemente previsible para quien


distribuye un producto destinado a la producción local de limones y, por lo tanto, escapa
del curso ordinario, normal y previsible de acontecimientos que puede ser racionalmente
imputado a Sumitomo. En consecuencia, debe concluirse que estos perjuicios no son
consecuencia necesaria y directa de la conducta imputada a Sumitomo y, por lo tanto,
escapan de los perjuicios que son indemnizables bajo el régimen de responsabilidad
extracontractual.

4. Los perjuicios asociados a la confusión de los limones producidos por Agroalto


con los limones de otros productores no son perjuicios directos, derivados
normalmente del hecho imputable, sino que atribuibles a la conducta del Grupo
Propal:

Página 18 de 25
El Grupo Propal publicita su aptitud y experiencia en el mercado de exportación de
cítricos enfatizando su capacidad de trazabilidad de los productos exportados. La
trazabilidad de los productos es indispensable en el negocio de exportación frutícola ya que,
frente a cualquier incidente con la fruta en el puerto de destino, esa trazabilidad permite
identificar inmediatamente la fruta afectada y aislarla del resto de la fruta, de manera que
un incidente con una partida de un productor determinado no afecte a la fruta de otros
productores.

A este respecto, el Grupo Propal destaca en su sitio web (www.propal.cl) que:

Nuestra empresa cuenta con un sistema de registros y codificación que permite hacer
la trazabilidad de cualquier producto, desde recepción de materias primas hasta
despacho de producto terminado y viceversa […] Para poder encontrar la información
de cualquier producto en cualquier etapa del proceso que haya sido objetado o haya
estado involucrado en un reclamo del cliente, existe guía de Trazabilidad que
complementa a nuestros procedimientos de Retiro de Producto de Mercado y Atención
de Reclamos de Clientes. Contamos con un departamento responsable de encontrar la
información solicitada para investigar la causa de los problemas que se detecten.

Gestión de Incidentes, Retiro y Recuperación de Producto

Nuestra empresa cuenta con procedimientos efectivos para la gestión de incidentes y de


retiro de producto del mercado para asegurar que todo riesgo potencial de calidad,
legalidad y seguridad están controladas. El objetivo es proteger al consumidor de
cualquier incidente que pudiera producir un producto inseguro, ilegal o no conforme,
o alguna amenaza para el producto.

Pese a lo anterior, el Grupo Propal decidió mezclar los limones provenientes de


Agroalto con cientos de miles de limones de otros productores, dificultando gravemente la
trazabilidad de los limones afectados y vinculando con el incidente a limones que no tenían
ninguna relación con los limones de Agroalto y los hechos invocados en esta causa.
Ninguno de esos daños hubiere ocurrido jamás si los limones de Agroalto hubieren sido
transportados en contenedores separados, asociados a su origen. Así, por ejemplo, según la
misma demanda, de las 326.127 cajas de limones detenidas en Los Angeles, sólo 12.408, esto
es un 3,8%, provenían de Agroalto. Y sólo un 2,36% de ellas (7.704 cajas) tenían residuos de
diclorprop. Sin embargo, fue la consolidación y mezcla de las cajas de Agroalto con las de
todos los demás productores de limones y las consecuentes dificultades en su trazabilidad
e identificación lo que provocó que éstos también se vieran afectados. Y fueron las falencias
de trazabilidad de los limones exportados por Propal, las que terminaron afectando a otros
limones y empresas.

De esta manera, el Grupo Propal no fue capaz de cumplir las exigencias de


trazabilidad y gestión de incidentes que él mismo se auto atribuye y de cuyo cumplimiento

Página 19 de 25
se hace responsable. Las consecuencias de esas faltas y omisiones no pueden ser atribuidas,
por lo tanto, a Sumitomo y son sólo imputables al mismo Grupo Propal. No puede,
entonces, hacerse responsable a Sumitomo de la destrucción de limones de otros
productores en el puerto de Miami o de los costos que implicaron las dificultades derivadas
del manejo y separación de las cajas de limones de otros productores de las de Agroalto en
todos los puertos de destino, o del menor valor de venta de las cajas de otros productores o
incluso del margen de utilidad que esperaba obtener el Grupo Propal por la venta de los
limones de esos otros productores.

5. Los costos propios del negocio de los demandantes no son atribuibles a


Sumitomo:

Los demandantes reclaman la indemnización de importantes sumas de dinero que


corresponden a costos propios del negocio de cada uno de ellos, y en los que deben incurrir
para prestar los servicios que ofrecen a sus clientes y obtener las utilidades de su negocio.
Así, por ejemplo, incluyen dentro de los perjuicios demandados, los costos de manejo y
refrigeración de los limones en el puerto de destino, los costos de laboratorio de los
exámenes sobre muestras representativas de la fruta que deben hacer al ingresarla a los
Estados Unidos y una infinidad de costos que se listan en la página 58 de la demanda y en
que se habría incurrido para vender limones en Chile (incluyendo, por ejemplo, el costo del
packing, del almacenamiento, del control de calidad, las etiquetas, los fungicidas, etc.). Un
punto especialmente incomprensible es la inclusión de varios miles de dólares por la
realización de exámenes de laboratorio a limones en Chile; pese a que no existía ninguna
restricción para la venta de esos limones en Chile que hiciera necesarios esos exámenes.

En fin, sea cual sea el caso, una parte importante de los perjuicios demandados,
corresponde a costos y gastos propios de los servicios que el Grupo Propal había
comprometido con sus clientes y por los cuales cobra y obtiene importantes utilidades. En
esas circunstancias, no puede incluirlos solapadamente en su cobro de perjuicios.

Lo mismo cabe decir de los costos de importación del producto en los Estados
Unidos, que son de cargo de quienes incurren en ellos dentro del giro de sus negocios y que
no pueden ser razonablemente imputados a Sumitomo.

6. Los perjuicios atribuibles a una calificación incorrecta de Propal o Quillota en


Import Alert 99-05 no son imputable a Sumitomo.

Según se explica en la demanda, gran parte de los perjuicios demandados se


produjeron como consecuencia de la incorrecta clasificación de Quillota y Propal en el
listado Import-Alert 99-05 de la FDA en los Estados Unidos, desde el 19 de julio hasta el 14
de agosto (Quillota) y hasta el 5 de diciembre (Propal); todo ello dentro del año 2019. En
consecuencia, hasta que esta inclusión no fue “corregida”, Quillota y Propal debieron

Página 20 de 25
efectuar exámenes a muestras representativas de la fruta que enviaban a los Estados Unidos
como condición para su ingreso a ese mercado:

Recién, casi 30 días más tarde, esto es, el 14 de agosto de 2019, la publicación en el
“Import Alert 99-05” fue corregida, en el sentido de señalar que la detención de
ingreso de fruta se aplicaba sólo a Agrícola Agroalto Ltda. y que en las exportaciones
realizadas por Propal, se identificaba con el “código 299” para mantener su
trazabilidad. Sin embargo, Propal siguió apareciendo en el “Import Alert 99-05” hasta
el 5 de diciembre del 2019. Por su parte, Agrícola Agroalto Ltda. sigue apareciendo en
el “Import Alert 99-05” hasta el día de hoy.28

En consecuencia, este “error” que sólo fue “corregido” por las autoridades de los
Estados Unidos el 14 de agosto (para Quillota) y el 5 de diciembre de 2019 (para Propal) no
resulta imputable a Sumitomo, sino que, (i) a las autoridades de los Estados Unidos, (ii) los
problemas de trazabilidad del Grupo Propal y/o (iii) las gestiones que se omitieron o
efectuaron deficientemente en los Estados Unidos para retirar a estas empresas del listado.
Los perjuicios derivados de esta situación no son consecuencia necesaria y directa de los
supuestos problemas en la etiqueta de Clementgros.

Esta circunstancia excluye la causalidad en relación con todos los daños asociados a
los limones de otros productores que ya estaban en los Estados Unidos; pero especialmente
en relación a los limones que se encontraban en Chile y que Propal decidió vender a Quillota
y ésta a consumidores locales en Chile.

7. La resciliación de la venta de limones entre Agroalto y Propal y la venta de limones


entre Propal y Quillota alteran los cursos causales y la legitimación activa para
demandar perjuicios asociados a los limones que se transfieren arbitrariamente
entre un demandante y otro en diversos momentos:

Según se nos informa en la demanda, los limones de Agroalto que registraban


diclorprop fueron vendidos por Agroalto a Propal en Chile, antes de su despacho a los
Estados Unidos. Sin embargo, una vez que se detectó diclorprop en ellos, en algún momento
que ambos eligieron, Agroalto y Propal resciliaron esa venta, por lo que la titularidad de
esos limones habría vuelto a Agroalto. No sabemos si ello habría sucedido antes o después
de que los limones fueron destruidos, lo que tiene efectos en la validez y eficacia de esa
resciliación.

Por otro lado, también se nos informa en la demanda que, después de sucedidos los
hechos, Propal decidió vender en Chile a su empresa relacionada, Quillota, 502.900 kilos de
limones que originalmente exportaría fuera de Chile y que se encontraban en el país. 29 De
esta manera, la titularidad y el riesgo sobre esos limones fue desplazada desde Propal a

28 Ver demanda, página 28.


29 Ver demanda, página 57.

Página 21 de 25
Quillota. Pero después se nos informa que luego Propal habría resciliado también la venta
de los limones producidos por Agroalto que se encontraban en Chile.30

Estas transacciones voluntarias entre los actores, para las que la demanda no ofrece
ninguna explicación ni justificación, no parecen haber sido consecuencia necesaria y directa
del problema en la etiqueta que se imputa a Sumitomo. Más aún, esas transacciones alteran
todos los cursos causales entre el problema en la etiqueta y los perjuicios sufridos por
quienes adquirieron voluntariamente, en definitiva, los limones en esas circunstancias y en
el estado en que se encontraban.

Los primeros cuestionamientos se refieren a la resciliación entre Agroalto y Propal


de los limones exportados a los Estados Unidos. ¿Qué validez y eficacia pudo haber tenido
esa resciliación si los limones ya se encontraban destruidos? ¿Cuál fue la causa jurídica de
dicha resciliación? ¿La tuvo? Por otro lado, aun aceptando la resciliación, Agroalto carece
de legitimación activa para demandar costos asociados a la exportación de esos limones en
que Agroalto no tuvo participación (porque ya había vendido los limones a Propal hace un
buen tiempo). Quien decidió esa exportación e incurrió en esos gastos fue Propal, entonces
dueña de los limones. Quien decidió y costeó la destrucción de esas cajas de limones fue
Propal y no Agroalto. Más aún, Agroalto no puede demandar perjuicios por el valor
comercial de limones que readquirió voluntariamente a Propal después de ocurridos los
hechos y que ya habían sido destruidos o carecían de todo valor (si no habían sido
destruidos), según la posición de los actores. Agroalto no puede demandar la pérdida de
utilidad por una venta que voluntariamente rescilió. Por otra parte, Propal no puede
demandar las utilidades que hubiere obtenido con esa operación (8% del precio) que
voluntariamente decidió resciliar.

Por otro lado, las transacciones efectuadas en Chile (venta de todos los limones a
Quillota y resciliación de la venta por Agroalto) no sólo parecen como inconsistentes entre
sí, sino que también afectan directamente la causalidad y la legitimación de las actoras para
demandar perjuicios. En ese sentido, Quillota no puede reclamar perjuicio alguno derivado
del procesamiento y venta a menor precio de limones que compró con pleno conocimiento
de su estado, destino y menor valor. Propal, por su parte, no puede reclamar por el menor
valor obtenido en el mercado local en la venta de limones que no vendió en el extranjero y
que, en realidad, fueron vendidos en Chile por Quillota. Finalmente, Agroalto no puede
reclamar perjuicios derivados del menor valor de limones adquiridos mediante una
resciliación ejecutada en un momento en que conocía el supuesto menor valor de los
limones.

30 Ver demanda, página 60.

Página 22 de 25
En consecuencia, las múltiples transacciones efectuadas entre los tres actores, libre y
voluntariamente, después de sucedidos los hechos y en conocimiento de las circunstancias
en que se encontraban los limones afecta irremediablemente tanto la causalidad como su
legitimación activa para demandar perjuicios.

8. Perjuicios basados en la diferencia entre la expectativa de un precio de venta


superior y el precio de mercado no están justificados.

Los perjuicios que se incluyen en la demanda están en muchos casos basados en una
expectativa de obtener un precio de mercado de US$ 31 por caja de limones a pesar de que
el precio de mercado al momento de su venta fue sustancialmente inferior.

Así, por ejemplo, sucedió en relación a la venta de los limones que no vendieron bajo
el contrato que Propal tenía con IMG Citrus en Miami para vender limones a US$ 31 dólares.
Propal no logró ocupar toda la cuota de limones que podría vender bajo ese contrato con
IMG Citrus. Los limones que no alcanzó a vender bajo ese contrato los vendió a precio de
mercado a otros importadores en los Estados Unidos. Sin embargo, por razones
comerciales, y también aceptando su responsabilidad en la consolidación de cajas de
limones de distintos proveedores, Propal garantizó a esos otros productores un precio de
venta de US$ 31. Ese trato comercial garantizado ofrecido por Propal a sus clientes, que la
propia Propal califica como de términos extraordinarios, no puede ser costeado por
Sumitomo y menos imputado a perjuicios. Menos aun cuando el precio de venta es un
precio de mercado y la venta a US$ 31 se basaba en una mera expectativa de Propal y esos
productores.

En el caso de los limones vendidos en Chile se reclama la diferencia entre el precio


de venta en Chile y un precio de venta en el extranjero. Esa diferencia sería nada menos que
la mitad del precio de venta en el extranjero. Ni el uno ni el otro están justificados, ni menos
que Propal habría efectivamente obtenido ese precio para todos los limones en el extranjero.
Tampoco está justificado que Propal no pudo obtener ese mayor precio como consecuencia
del período de carencia de la etiqueta de Clementgros.

9. Los limones vendidos en Chile a menor precio sí podían ser exportados a los
Estados Unidos u otro mercado.

Los demandantes explican que:

nada menos que 502.900 kilos de limones de exportación (¡¡502 toneladas!!) producidos
por Agroalto y otros productores no pudieron ser exportados en razón de la vigencia
del “Import Alert 99-05”, debiendo quedarse en Chile, para su venta a un precio muy
inferior al que podría haberse obtenido en Estados Unidos, su mercado de destino.31

31 Ver demanda, página 56.

Página 23 de 25
Pues bien, la misma demanda explica que la inclusión de Propal dentro del Import
Alert 99-05 no significa que los limones no pudieran ser exportados a los Estados Unidos,
sino que debían efectuarse exámenes aleatorios para comprobar que no tenían ya residuos
de diclorprop. En consecuencia, los limones sí podían ser exportados a los Estados Unidos y
ciertamente podían también ser exportados sin ninguna restricción a otros mercados
internacionales como Canadá, la Unión Europea o Japón.

10. No puede demandarse el lucro cesante y, además, el costo de producir esa ganancia
o la pérdida de oportunidad.

Los actores señalan repetidamente que reclaman como lucro cesante el menor valor
de venta de los limones en el extranjero. Como señala la doctrina, no corresponde conceder
tanto el lucro cesante como los costos de producir esa ganancia.32 Hacerlo conduciría a una
doble compensación y un enriquecimiento injusto. De la misma manera, tampoco procede
reclamar el valor de venta de los limones y, además, los costos de producir esos limones,
que se entienden incorporados en el precio de venta.

En la misma línea, la demanda contiene una incomprensible petición de más de US$


50.000 como “pérdida de oportunidad” por la venta de limones en el mercado a menor precio
que el que se esperaba (lo que ya había sido demandado por separado) y que los actores
avalúan arbitrariamente y sin dar mayor explicación en “el 20% del lucro cesante sufrido por
cada demandante”.33 Esta forma de contabilizar e incrementar artificialmente los perjuicios es
demostrativa de la absoluta falta de seriedad de la demanda.

11. El daño moral carece de toda justificación.

Finalmente, los demandantes cierran su demanda con una sorprendente petición de


perjuicios morales para las tres sociedades actoras. Basan su petición de perjuicios morales
en el daño a la reputación que habrían sufrido como consecuencias de los hechos.

La petición de perjuicios morales disfraza, en realidad, la pretensión de perjuicios


meramente patrimoniales, que han sido sobradamente demandados en las abultadas cifras
de lucro cesante y daño emergente que se han pedido con anterioridad. El daño moral
demandado es inexistente como tal; y de existir alguno, no corresponde al demandado ni
ha sido consecuencia necesaria y directa de los hechos imputados a Sumitomo.

32 Daniel Peñailillo-Arévalo, “Sobre el lucro cesante”, Revista de derecho, vol. 86, N° 243, Concepción
(2018), pg. 15. “Es evidente que, si lo pedido es una ganancia razonablemente esperada, siendo aducidos
ingresos globales o flujos periódicos, de esas sumas debe ser descontado lo que ha costado producir esas
ganancias. Aunque es evidente, conviene dejar expresado el descuento de lo que ha costado producir esas
ganancias. De no procederse a ese descuento es visible que se configuraría a favor del actor un enriquecimiento
injustificado.”
33 Ver demanda, página 63.

Página 24 de 25
Sólo como muestra de la falta de seriedad del daño moral demandado, en el cuerpo
de la demanda, los actores avalúan -dos veces- los daños morales sufridos por Agroalto y
Propal en US$ 300.000 cada uno, tal como consta en el siguiente cuadro de la página 66:

Sin embargo, en el petitorio de la demanda, sin explicación alguna triplican y


quintuplican estas cantidades y demandan US$ 1.000.000 para Agroalto y US$ 1.500.000
para Propal. En el caso de Agrocomercial Quillota, se demanda nada menos que la suma
de US$500.000, por un supuesto daño moral que de los términos de la demanda ni siquiera
se ha verificado, y se funda en que, ante cualquier contingencia futura, la FDA u otra
autoridad podría imponer restricciones mayores. Simplemente, se lanzan arbitrariamente
cifras al aire. Ello es una demostración más de la falta de toda seriedad de la demanda y la
explicación más evidente de cómo los actores han multiplicado más de 25 veces su cálculo
de los perjuicios, partiendo de los limones que debieron ser destruidos -por un valor de
menos de US$ 170.000- a más de US $ 4 millones.

En fin, hemos abordado aquí las causas más evidentes que demuestran que los
perjuicios demandados no son reales ni directos. Hay muchas otras más. Por ejemplo, no
se justifican las enormes diferencias en los precios de venta y comisiones pactados con los
distintos importadores o los diferentes costos del flete a exactamente la misma ciudad.
Tampoco se explican las diferencias entre las medidas y criterios adoptados, en cada caso,
por la misma autoridad (la FDA) en las distintas ciudades a que los limones arribaron, que
los actores atribuyen a “descoordinaciones administrativas”34 pero que parecen ser de
responsabilidad del exportador o del importador (pero en ningún caso de Sumitomo). En
fin, tampoco se explica que todos los costos de procesamiento y manejo de los limones en
Chile estén avaluados en US$ a pesar de que se trata evidentemente de costos que están
expresados y han sido pagados en pesos chilenos.

Todo apunta a que los perjuicios demandados son una mera construcción artificial
en el papel, completamente alejada de las consecuencias reales y efectivas que ha tenido la
detección de residuos de diclorprop en 11.251 cajas de limones en los Estados Unidos.

POR TANTO,

Al Señor Juez respetuosamente pido: tener por contestada la demanda y rechazarla en todas
sus partes, con expresa condenación en costas.
Nicolás Firmado digitalmente por Nicolás
Luco Illanes

34 Ver demanda, página 43.


Luco Illanes Fecha: 2021.02.10 21:14:40 -03'00'

Página 25 de 25

También podría gustarte