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Vicente Huidobro (Chile, 1893 – 1948)

Fue el creador y fundador del Creacionismo. Es considerado uno de


los cuatro grandes de la poesía chilena, junto a Pablo Neruda, Gabriela
Mistral y Pablo de Rokha. Fue una figura cosmopolita que vivió no solo en
su país natal, sino que residió temporalmente en países como Argentina,
Francia o España.

Nació en Santiago de Chile en 1893 en el seno de una familia


adinerada. En 1911 estudia literatura en la Universidad de Chile, un año en
el que también publicó su primera obra y de corte modernista, Ecos del
alma. Al año siguiente, contrajo matrimonio con su primera mujer, Manuela
Portales Bello, y comenzó una época caracterizada por sus conferencias,
colaboraciones en algunas revistas como Musa Joven o Azul, la cual dirigió
junto al poeta Pablo de Rokha; y la publicación de poemarios, como La
Gruta del Silencio (1913) o Las Pagodas Ocultas (1916); y ensayos de
carácter crítico, como Pasando y pasando (1914).

En 1916, durante su estancia en Buenos Aires, Huidobro edita El


espejo de agua, una breve obra compuesta por nueve poemas que inicia y
define su nueva estética creacionista. En 1917 se instala en París y colabora
con la conocida revista Nord-Sud, dirigida por Pierre Reverdy, junto a
Guillaume Apollinaire, Tristán Tzara, André Breton o Louis Aragón ente
otros. Se relaciona con algunos exponentes de las vanguardias parisinas de
la época: Pablo Picasso y Juan Gris (Cubismo), o Francis Picabia
(Dadaísmo). Publicó Horizonte cuadrado (1917) que sigue la estética
creacionista que inició en el año anterior.

En 1918 comienza a realizar constantes viajes a Madrid. Allí entra en


contacto con personalidades de la época como Ramón Gómez de la Serna, y
divulga las vanguardias parisinas y su propio movimiento creacionista, que
dará paso en España al movimiento del Ultraísmo (colabora en revistas
ultraístas como Grecia, Tableros o Ultra). Continúa su estética creacionista
con la publicación de su libro Ecuatorial (1918) y Problemas árticos (1918).

En torno a 1925, escribe una serie de manifiestos y ensayos,


Manifestes (1925), y da numerosas conferencias como respuesta al
Manifiesto del Surrealismo (1924) de André Breton y a aquellos que
consideraban ambos movimientos muy parecidos. De este periodo es
también su obra en prosa Mío Cid Campeador (1929) y Cagliostro (1934).

En 1931 ultima en Madrid la publicación de Temblor de cielo y de la


que fue su gran obra maestra, el poemario Altazor o el viaje en paracaídas,
(uno de los poemarios más destacados e importantes de las Vanguardias
hispanoamericanas junto a Trilce de César Vallejo) del cual fue revelando
partes desde 1919, por ejemplo, el Canto IV lo publicó en la revista
Panorama en 1926. El poema está dividido en siete «Cantos», donde

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Huidobro expone un lenguaje que rompe los esquemas clásicos y supone la
culminación de su Creacionismo, es decir, con Altazor consolida el «salto
mortal» de la vanguardia y la belleza transparente, del asombro,
penetrante, hasta producir la conmoción del lector.

En su regreso a Chile en la década de los años treinta, en 1935, se


desata la polémica debido a un enfrentamiento entre Huidobro y el poeta
Pablo Neruda, la cual se acentúa en 1937 en España al encontrarse ambos
defendiendo la causa republicana. Tristán Tzara o César Vallejo serán
algunos de los que medien entre ambos y les insten a deponer su actitud.
En 1936 funda la revista Total y años después estará presente y promoverá
el nacimiento del grupo La Mandrágora, el movimiento surrealista chileno de
Teófilo Cid o Enrique Gómez Correa.

Hacia el final de su vida, fundó Actual (última revista creada por


Huidobro) y pone de nuevo rumbo a Europa en 1945, uniéndose a las
tropas aliadas en la II Guerra Mundial, donde recibió heridas que
posiblemente provocaron años después su fallecimiento en Cartagena,
Chile, en 1949.

Creacionismo

Surge en París en 1916 de la mano de Vicente Huidobro y el francés


Paul Reverdy. Estuvo vinculado con las corrientes vanguardistas europeas
de comienzos del siglo XX y el mismo Huidobro lo introduce en España en
1919. El movimiento deja huella entre algunos de los poetas de la
Generación del 27. Entre sus seguidores se encuentran los poetas españoles
Juan Larrea y Gerardo Diego, quien refleja su ideario creacionista de «un
álgebra del lenguaje» en su Fábula de Equis y Zeda (1932).

El creacionismo pretende hacer de la poesía un instrumento de


creación absoluta, de búsqueda de lo esencial y del yo más auténtico. El
mundo de los objetos sería secundario, creando un mundo referencial de la
propia poesía. De este modo, el objeto en sí es el poema, no de lo que trate
el poema.

El Creacionismo apela al inconsciente, pero también a la conciencia


que da forma a la escritura. No se queda en el automatismo de la escritura.
Esta corriente tiene la idea de construir una realidad nueva. Pretende
buscar un mundo propio y paralelo a la naturaleza (mundo creado por el
arte). Apela a la idea del poeta «como Dios».

Vicente Huidobro destacará por su originalidad, la gran


experimentación y el dominio del lenguaje.

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Altazor (1931)

Es un poema dividido en siete cantos (el Canto II supone casi un


poema independiente). Comienza cargado de contenidos y termina con una
ruptura del lenguaje, existe un claro contraste entre principio y fin.

El argumento se apoya en el mito occidental del descenso a los


infiernos (Eneas en La Eneida de Virgilio), el cual en Altazor se realiza en
paracaídas («caballo de la fuga interminable», como los significantes se
desanudan de los significados). La caída de Altazor supone un viaje a la
naturaleza primitiva del lenguaje.

En este viaje se encontrará con el Creador, el cual es un simple


«hueco en el vacío» o «hermoso como un ombligo» y que evoca el
nacimiento del Universo de una manera irreverente. Clara actitud
anticristiana. Con esta parodia del Creador cuestiona el mal uso de la
lengua por los hombres, que ha sido desviada de su sentido y su roll (la
llama «belleza nadadora»). Huidobro pretende la libertad del lenguaje y de
la poesía, devolverle al lenguaje la fuerza que este tuviera o tiene en la
literatura. No darle un uso meramente instrumental.

En cuanto a la forma, el poema se mantiene en los límites de la


elocución normal. Desaparece la puntuación a medida que avanzan los
cantos. Protagonismo de la metáfora («metáforas audaces» que muestran
la revelación del lenguaje). El poema presenta constantes ilogismos, recurre
al azar, a lo arbitrario y al juego de palabras (nos recuerda a los dadaístas);
acude al humor, etc. Hay una rebelión contra la poesía estetizante y
decorativa. El verbo debe ser algo trascendente, casi metafísico.

Existen influencias de otros movimientos de Vanguardia en Altazor,


las cuales quedan reflejadas en las metáforas futuristas (en el prefacio) o
en las alusiones al ojo y la simultaneidad propia del Cubismo. En definitiva,
Huidobro propone la poesía como un camino hacia el conocimiento
verdadero.

Cantos: En los Cantos I, II, III la poesía se ajusta a los modos


habituales en lo referente al significante; en el Canto IV se produce una
ruptura y una desintegración de las palabras y que de otro modo se
constituirán (juegos de palabras); en el Canto VI el lenguaje se vuelve
telegráfico y desaparecen los verbos, y el Canto VII supone el corte total y
un salto a un protolenguaje. Casi no hay palabras y se produce la muerte
del personaje Altazor.

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César Vallejo (Perú, 1892 – París, 1938)
Es considerado el poeta «más entrañable» de Latinoamérica. Tuvo un
importante papel en la poesía y en las Vanguardias hispanoamericanas. Es
el autor de Los heraldos negros (1918), con una clara influencia modernista
y simbolista; y el poemario Trilce (1922), su obra más vanguardista
publicada en Lima por primera vez. Otros títulos como Poemas humanos
(1939) y España, aparta de mí este cáliz (1939) son obras póstumas,
publicadas gracias a su viuda tras su fallecimiento en París.

Llegó a París en 1923. En esta ciudad, conoció todos los movimientos


de Vanguardia, participó en diversas revistas como Favorables París Poema,
de Juan Larrea; y entabló amistad con algunas personalidades de la época
como el poeta chileno Vicente Huidobro, Pablo Neruda y Tristán Tzara.

La crítica literaria coloca a Vallejo y Huidobro totalmente opuestos,


como poetas antagonistas, a pesar de tener en común la originalidad, la
gran experimentación y el dominio del lenguaje. Se habla de Huidobro como
el poeta «celeste», y de Vallejo como el poeta de «barro» (según el crítico
José Miguel Oviedo, que también le define como «poeta visceral, obsesivo,
culposo y subterráneo; de una perturbadora densidad»).

Huidobro se asocia a la inteligencia y Vallejo a la sensibilidad. La


poesía del poeta peruano no apela a la creatividad individual, sino que
pretende contar una experiencia casi siempre angustiada. Queda reflejado
en su obra el fuerte americanismo e incluso el indigenismo, frente a la
universalidad y el cosmopolitismo propios de Huidobro.

Vallejo propondrá una nueva Vanguardia, llegando incluso a


cuestionarla. Su poesía tiene dos rasgos fundamentales: una anomalía
esencial (describir algo que se sale de la norma o no marcha bien) y una
visión del mundo mediante descargas emocionales y fórmulas verbales, que
suelen ser extrañas o discordantes pero a su vez exactas.

La complejidad en la sintaxis de Vallejo es evidente, como podemos


comprobar en Trilce, el cual está plagado de elipsis, imágenes abruptas,
etcétera. Su obra tiene una mayor seriedad y cuestiona el uso del lenguaje
como un simple juego. Propone una poesía humanista, es decir, interesada
en la cuestión humana, la ternura. Respecto a la religión, existe la presencia
de la temática e imaginería cristiana (Vallejo era creyente) y no opta por
una actitud irreverente o blasfema como otros autores y movimientos de
Vanguardia. Se trata de un cristianismo primitivo, de la hermandad entre
los hombres. La visión de Dios es una visión humanizada, apela a lo
cotidiano.

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Trilce (1922)

El poemario Trilce (1922) es uno de los mayores libros de poesía de


la vanguardia posbélica a nivel mundial. El poemario nace en un contexto
muy especial para el poeta. Su perplejidad ante el mundo se había
acrecentado: la muerte de su madre, sus fracasos amorosos, la experiencia
de no ser aceptado totalmente en Lima y su estancia en una cárcel de
Trujillo, son los principales acontecimientos que marcaron el profundo
sentimiento de exclusión del poeta. Estas experiencias forjaron en él ese
sentimiento de ser humano preso de la existencia o de la sociedad y fueron
el origen del desgarramiento del poeta, del dolor infinito que encierra cada
poema, y de su densidad y hermetismo.

El nombre del poemario es un neologismo inventado por Vallejo, cuyo


significado hasta ahora es incierto. De acuerdo a la versión más extendida,
derivaría de «tres» y originalmente Vallejo le puso el título de «Cráneos de
bronce».

Al momento de aparecer cayó en el mayor vacío, pues la gente


todavía estaba acostumbrada a los versos románticos y modernistas. Fue
calificado como un «disparate». Algunos críticos como Luis Alberto Sánchez
se preguntaron extrañados por qué Vallejo había escrito un poemario de
esas características. No obstante, Trilce significó la creación de un lenguaje
muy personal, lo que ya en sí implicaba una hazaña descomunal. Fue una
ruptura con la tendencia del pasado literario y con respecto a las normas
expresivas tradicionales. El libro refleja la poética personal de Vallejo, tal y
como él mismo lo explicó: «La gramática, como norma colectiva en poesía,
carece de razón de ser. Cada poeta forja su gramática personal e
intransferible, su sintaxis, su ortografía, su analogía, su prosodia, su
semántica. Le basta no salir de los fueros básicos del idioma. El poeta
puede hasta cambiar, en cierto modo, la estructura literal y fonética de una
misma palabra según los casos», El arte y la revolución.

El poemario Trilce es un libro revolucionario que en su época


pulverizó todas las normas estéticas y retóricas:

• Usa vulgarismos, cultismos, regionalismos, tecnicismos, neologismos y


arcaísmos.

• Transita por todos los niveles del lenguaje.

• Tiene altos grados de agramaticalidad.

• Violenta la representación gráfica de las palabras.

• Usa paradojas, prosopopeyas, animismo, hipérboles numéricas,


sinestesias, onomatopeyas, pleonasmos y antítesis.

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