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LENGUAJE Y COMUNICACIÓN

Profesor Carlos Estay Vega

GÉNERO NARRATIVO

APRENDIZAJES ESPERADOS

 Explicar las características que definen al género narrativo en el contexto de los géneros literarios.
 Reconocer los elementos que conforman el mundo representado y el modo como estos se articulan en
textos narrativos concretos.
 Efectuar análisis básico del narrador y el modo narrativo en textos dados.
 Identificar los principales subgéneros de la narrativa.

ESTRUCTURA DEL GÉNERO NARRATIVO


• Géneros literarios

Históricamente, las obras literarias han sido clasificadas conforme a distintos criterios: temáticos, uso de verso
o prosa, etc.

En el curso del siglo XX, se impuso la clasificación estructural, que goza de amplio consenso entre los
estudiosos de la literatura. Conforme a ella, los géneros literarios se definen por el propósito y el carácter de la
situación comunicativa que el texto establece.

Los géneros narrativo y dramático (este último, asociado a lo que generalmente llamamos teatro) se califica de
objetivos, porque en ellos el discurso literario refiere a un mundo imaginario en el que se desarrolla una
historia. Por lo tanto, ambos géneros ponen el acento en los acontecimientos, los personajes que los
protagonizan y el ambiente en que estos se desarrollan, esto es, la experiencia humana en el mundo objetivo.

En cambio, el género lírico, que comúnmente se asimila a la poesía, pone el foco en el mundo interior
(emociones, sentimientos, estados de ánimo). Su propósito es la expresión de la interioridad; de allí su
calificación de subjetivo.

Es importante recordar que las obras literarias concretas no reproducen necesariamente el modelo ideal de
cada género. De hecho, es posible encontrar características propias del género dramático en el género
narrativo, expresión emocional en los monólogos dramáticos, elementos narrativos en la lírica, etc.
Asimismo, la historia de la literatura registra ejemplos de obras, cuya clasificación resulta compleja y sobre la
que no existe consenso. Son una suerte de ornitorrincos literarios. Tal es el caso de La Celestina, obra del siglo
XV, enteramente dialogada, característica que la asimila al género dramático, pero cuya extensión la hace
irrepresentable, por lo que hay algunos que la clasifican como novela.

• Definición y características

Lee los siguientes textos

Si comparamos los textos 1 y 2, podemos advertir, entre otras diferencias temáticas y de estilo que el primero
nos presenta un mundo onírico, el segundo puede calificarse como cotidiano, ya que las situaciones
presentadas no implican un quiebre de lo que concebimos como real. Asimismo, en Biografía de Tadeo Isidoro
Cruz los hechos que se relatan, se sitúan en un tiempo y espacio determinados en el texto: Se explicita el lugar
y la fecha en que ocurren; hay una intención deliberada de hacerlos verosímiles. En cambio, en Tatuaje,
espacio y tiempo son indeterminados.

No obstante las diferencias señaladas ¿Qué tienen en común los textos leídos?:

Ambos son literarios y por lo tanto, ficticios. Ello, a pesar de la pretensión de realidad que se advierte en el
segundo y el carácter «fantástico» que la mayoría de los lectores atribuiría al primero.

Uno y otro contienen una historia, esto es, un conjunto de acontecimientos protagonizados por personajes y
que se desenvuelven en un tiempo y espacio, sea que estos se expliciten o se mantengan en la
indeterminación.
Tanto en el texto 1 como en el 2, la estructura de la situación comunicativa es la misma: Una historia es
relatada por un alguien a otro u otros. Este alguien, es decir, el emisor que narra la historia recibe el nombre
de narrador; es a través de su relato, que el receptor accede a los acontecimientos, los personajes y el espacio,
esto es, al mundo representado. El destinatario, por su parte, puede ser auditor o lector, según se trate de un
relato oral o un texto escrito. Es este último rasgo el que hace de los textos citados, exponentes del género
narrativo.

Pertenecen, entonces, al género narrativo, aquellas obras literarias en que un narrador relata una historia
destinada a uno o más receptores.

La estructura de la situación comunicativa, al interior de una obra narrativa puede graficarse como sigue.

En la comunicación narrativa, el narrador actúa como intermediario entre el mundo representado y el


receptor.
En la medida que receptor accede a la historia a través del narrador, la conoce desde la perspectiva de este
último, quien mantiene, asimismo, el control del discurso y determina cuándo y cómo cede la palabra a los
personajes.
Al mismo tiempo, el narrador puede, en el curso de la narración, dirigirse al receptor, el cual puede estar
individualizado o tener carácter genérico.

En algunas obras literarias, el narrador relata explícitamente para un receptor específico.

Ver ejemplo:

“Pues sepa vuestra merced,  ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González
y de Antonia Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca.”
(Lazarillo de Tormes – Anónimo)

“Ustedes no necesitan, por supuesto, que les explique qué es un sicario.”


La virgen de los sicarios – Fernando Vallejo.

En el primer texto, Lázaro, narrador protagonista de El Lazarillo de Tormes, relata su historia a un interlocutor
individualizado – vuestra merced-.

En el segundo, el narrador se dirige genéricamente a los receptores, presuponiendo que comparten con él un
determinado conocimiento.

En ambos casos, se simula la presencia de uno o más interlocutores, imitando la comunicación oral.

Debido a la mediación del narrador, el género narrativo se considera un género indirecto.

La narración como expresión literaria tiene su correlato en la comunicación cotidiana. En efecto, asumimos la
actitud narrativa cada vez que contamos a otro una experiencia vivida por nosotros o eventos protagonizados
por terceras personas. Al igual que el narrador de un cuento o una novela, en estos casos también
incorporamos al relato nuestro propio punto de vista: Interpretamos los hechos y juzgamos el
comportamiento de las personas que han intervenido en ellos.

No debe olvidarse que como toda creación literaria, los textos narrativos son obras de ficción: el mundo
representado y por lo tanto, los elementos que lo integran (personajes, espacio, acción) son ficticios; son
producto de la imaginación del autor o corresponden a una recreación realizada por este, como en las
biografías de personajes históricos, por ejemplo.

El mismo carácter ficticio tienen la situación comunicativa que se genera en el texto (la que <simula> una
situación real de comunicación) y los interlocutores que participan en ella: narrador y lector.

El narrador es una figura creada por el autor para relatar la historia, por lo que puede asumir una multiplicidad
de rasgos e identidades, desde presentarse como una voz impersonal, hasta individualizarse como ser humano
concreto.

Las características del narrador (edad, sexo, características sicológicas, etc.) inciden en la perspectiva desde la
que se relata.

Ver ejemplo:

¿Cómo y por qué llegué hasta allí? No recuerdo cómo ni por qué, así como no recuerdo por quién y cómo
he llegado a tantas partes. Es una historia larga y, lo que es peor, confusa; la culpa es mía: nunca he
podido pender de un hilo, como pudiera hacerlo un metro, línea tras línea, centímetro tras centímetro,
hasta llegar a ciento o a mil; y mi memoria no es mucho mejor: salta de un punto a otro, de un hecho a
otro, indistintamente, al azar, eligiendo los que aparecen primero y volviendo sobre sus pasos cuando los
otros, más perezosos o más densos, surgen, a su vez, desde e! fondo de la vida pasada.
(Manuel Rojas – Hijo de Ladrón)

El fragmento reproduce el párrafo inicial de Hijo de Ladrón. El narrador que es, a la vez, el protagonista,
confiesa su incapacidad para relatar la historia de su vida de modo lineal y coherente. Los saltos de su
memoria, a los que aquí alude, se traducirán en el modo como se ordenan los hechos que se relatan.

El doctor Strauss dise que devo escrivir lo que pienso y todas las cosas que me pasan a mi desde aora. No
se porque pero el dise ques mui importante para que pueden ber si ellos pueden usarme a mi, Yo espero
que ellos me usen a mi, Miss Kinnian dise que ellos quizás pueden acerme listo, Yo quero ser listo, Me
yamo Charlie Gordon. Tengo 37 años y ace dos semanas que fue mi cumpelaños. No tengo nada mas
para escrivir y temino por oy.
(Daniel Keyes – Flores para Algernon)

Como lo muestra su discurso, el narrador es deficiente mental, lo que evidentemente afectará su capacidad
para interpretar su mundo y sus propias experiencias.

En ambos casos, el autor escoge deliberadamente las características del narrador, en función de sus propios
propósitos comunicativos y estéticos.

El lector a que se dirige el narrador, no corresponde a cada una de las personas de carne y hueso que leen la
obra; es una construcción ficticia intratextual (está al interior del texto y forma parte de él). Se le conoce,
comúnmente, como narratario, para diferenciarlo de los lectores reales.

ELEMENTOS DEL MUNDO REPRESENTADO


• Los Personajes

Los personajes son los sujetos de la acción o quienes se ven afectados por ella.

Al margen de su apariencia externa, que, en la literatura fantástica puede adquirir una multiplicidad de formas,
la psicología y conducta de los personajes es siempre humana.

Los personajes literarios pueden clasificarse de acuerdo a los siguientes criterios:

Los personajes planos son estereotipos humanos. Constituyen ejemplos de este tipo de personajes, los que
pueblan los cuentos maravillosos: madrastras, hermanastras, brujas, hadas, etc. y todos los héroes y villanos
de seriales como Superman, Skeleton, el Zorro. Los personajes de teleseries, especialmente las más
tradicionales, también son planos.

El personaje en relieve podría ejemplificarse con figuras como Aniceto Hevia, de la novela Hijo de Ladrón de
Manuel Rojas, el narrador protagonista de El Túnel, de Ernesto Sábato o las figuras femeninas de la novelas de
María Luisa Bombal: El Árbol; la Última Niebla o La Amoratajada. Ellos son seres humanos con toda la riqueza y
complejidad interior que esto implica.

Entre estas categorías absolutas, existe, sin duda, una amplia gama de matices, por lo que es posible encontrar
en las obras literarias, figuras que se acercan en mayor o menor grado a la condición de personaje plano o en
relieve.

• Los personajes como actantes

Basándose en estudios anteriores y teniendo como marco de referencia los cuentos maravillosos (cuentos de
hadas), El teórico francés A. J. Greimas clasificó a los personajes según la función que desempeñan en
cualquier situación narrativa: Para Greimas, cada personaje es un actante (de actor, actuación) y su función
constituye una categoría, por lo que su modelo de análisis se denomina Modelo de las Categorías Actanciales.

El sujeto es el agente de la acción, esto es, el que la impulsa. Se mueve en pos de un objeto que puede ser una
persona, un bien material, una idea, etc. y que se desea para entregarlo a un destinatario, que puede ser él
mismo, u otro, individual o colectivo.
El Destinador o árbitro es quien decide el destino del objeto, por lo que de él depende que el sujeto obtenga
lo que busca.

El ayudante y el oponente son, respectivamente, quienes ayudan al sujeto en la consecución de sus propósitos


o representan un obstáculo para lograrlos.

• Caracterización de los personajes

Los personajes pueden caracterizarse física, psicológica y socialmente.

La caracterización física recibe el nombre de prosopopeya. La caracterización psicológica se denomina


etopeya. Cuando se caracteriza física y sicológicamente a un personaje, se habla de retrato.

Se puede caracterizar en forma objetiva o subjetiva y el narrador puede emitir comentarios o juicios de valor
respecto del comportamiento de los personajes, o abstenerse de hacerlo.

Asimismo, en la caracterización de los personajes, al igual que en la representación del mundo, el narrador
puede presentar una imagen “realista” o “idealizada” de la realidad.

La idealización o estilización de la realidad y de las figuras humanas que la habitan implica superponer al
mundo objetivo un concepto o visión predeterminada, de modo que este prima sobre lo real. La idealización
se asocia a los estereotipos. Un ejemplo de ello es el ideal de belleza femenina renacentista que sesga de tal
modo la “mirada” del narrador que, como ocurre en El Arauco Domado de Pedro de Oña, incluso Fresia,
Guacolda y en general, las figuras femeninas araucanas se describen como mujeres rubias, de tez blanca,
conforme al patrón europeo de belleza, propio del Renacimiento.

Para caracterizar a los personajes, el narrador puede incorporar la caracterización en su discurso narrativo –
caracterización directa – o permitir que el personaje se caracterice a sí mismo, ya sea a partir de su propio
discurso, dando a conocer sus pensamientos o enfrentándolo situaciones en que se revela su naturaleza –
caracterización indirecta.

Generalmente ambos procedimientos entremezclan en el relato.

Ver ejemplo:

Fue entonces cuando la miré. Una línea de William Blake habla de muchachas de suave plata o furioso
oro, pero en Ulrica estaban el oro y la suavidad. Era ligera y alta, de rasgos afilados y de ojos grises.
Menos que su rostro me impresionó su aire de tranquilo misterio. Sonreía fácilmente y la sonrisa parecía
alejarla. Vestía de negro, lo cual es raro en tierras del Norte, que tratan de alegrar con colores lo
apagado del ámbito. Hablaba un inglés nítido y preciso y acentuaba levemente las erres. No soy
observador; esas cosas las descubrí poco a poco.
(Jorge Luis Borges – Ulrica)

Este texto es un ejemplo de caracterización directa. El narrador nos informa sobre el aspecto físico y la actitud
de la mujer. Al mismo tiempo, emite juicios respecto de la misma y existe en su descripción, un toque de
objetividad.

“(…) a menudo este cuerpo que llevaba (se detuvo para contemplar un cuadro holandés), este cuerpo,
con todas sus facultades, le parecía nada, nada en absoluto. Tenía la rarísima sensación de ser invisible,
no vista, desconocida; ya no volvería a casarse, ya no volvería a tener hijos ahora, y sólo le quedaba este
pasmoso y un tanto solemne avance con todos los demás por Bond Street, este ser la señora Dalloway,
ahora ni siquiera Clarissa, este ser la señora de Richard Dalloway.”
(Virginia Woolf – La señora Dallaway)

En este ejemplo, el narrador está narrando desde la conciencia de personaje, asumiendo su perspectiva, por lo
que los elementos de caracterización proceden de esta última. Se trata de una caracterización indirecta.

• El espacio

El espacio es el ambiente en que transcurre la historia. Constituyen dimensiones del espacio narrativo:

ESPACIO NARRATIVO

ESPACIO FÍSICO:

Está conformado por las circunstancias espacio temporales en que ocurre la acción: Época histórica, lugar
geográfico, paisaje natural, paisaje urbano, entorno inmediato en que se desenvuelven los personajes.

ESPACIO SOCIAL:

Características del ámbito social en que se desarrolla la historia. Tipo de sociedad, organización y
estratificación, valoración social del grupo al que pertenecen los distintos personajes, costumbres, valores,
perjuicios, etc.

ESPACIO SICOLOGICO:

Atmósfera o clima emocional en que se desarrolla la acción, como producto del mundo interior de los
personajes y factores externos que inciden en él.

La importancia relativa que se otorga en una obra a las distintas dimensiones del espacio narrativo está
asociada a:

Los distintos movimientos o tendencias literarias vigentes en un determinado momento histórico.


La función predominante de la literatura.

La variable estilística, asociada a las preferencias del autor.

En los movimientos realista y naturalista europeos, así como en literatura criollista hispanoamericana, el
espacio físico adquiere especial relevancia y se describe en forma detallada. Más aun, suelen asociarse las
características del entorno físico y el tipo de vida que este impone, con la condición sicológica y moral de los
personajes. Es lo que ocurre en Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, en que el llano venezolano se asimila a la
barbarie, un mundo salvaje e inculto, no tocado por la civilización.

Cuando se privilegia la función social de la literatura, este espacio pasa a primer plano, como ocurre en
“Subterra”, de Baldomero Lillo.

En la novela contemporánea, la interiorización del contenido narrativo se ha traducido en un énfasis en el


espacio psicológico: “La última niebla”, de María Luisa Bombal.

Cuando en un texto literario no se entregan antecedentes explícitos o implícitos sobre el espacio y el tiempo
histórico en que se desenvuelve la historia, se habla de indeterminación espacio-temporal. El comienzo
característico de muchos cuentos de hadas – “Había una vez en un país remoto”; Érase que se era en un reino
muy lejano, etc- es un ejemplo típico de esta indeterminación.

• Acción o acontecimiento
La acción o acontecimiento es la secuencia de situaciones que el texto presenta, las que, en conjunto,
constituyen la Historia.

Algunas categorías de análisis referidas a la acción en una obra literaria son las siguientes:

Motivo y tema son abstracciones realizadas a partir de los rasgos recurrentes en un conjunto de situaciones
narrativas a las que se despoja de sus circunstancias concretas.

Por ejemplo, tanto en Ana Karenina de Tolstoi, como en Teresa Raquín de Zola, una mujer casada mantiene un
romance extramarital. El modo como ocurren los hechos es muy diferente y también su desenlace, pero en
ambos casos, esta situación origina la acción y refiere a una situación humana típica: El triángulo amoroso.
Otros ejemplos de motivos son: El amor contrariado, El equívoco, la búsqueda del origen, etc.

A lo largo de la historia de la literatura, motivos y temas son objeto de recreación. Tanto el sentido que
adquieren en cada época histórica, así como su mayor o menor relevancia en la literatura de distintos
períodos, pone de manifiesto la relación entre el texto y su contexto de producción.

El argumento es la expresión concreta de temas y motivos en una obra literaria. El argumento considera las
circunstancias específicas – tiempo, lugar, etc.- en que estos se materializan.

NARRADOR Y MODO NARRATIVO

• El narrador

Como se ha expresado, el narrador es el intermediario entre el lector y el mundo narrado.


En los textos narrativos, es posible identificar distintos tipos de narrador. Para su clasificación se emplean los
siguientes criterios:

NARRADOR HOMODIEGÉTICO

Forma parte de la historia. Es narrador personaje. Narra en primera persona.

- Narrador protagonista: es el personaje principal de la historia. Narra sus propias vivencias. No tiene
acceso a la interioridad de los demás personajes, solo a la propia.
- Narrador testigo: es un personaje de la historia, pero no el principal. Su conocimiento de la historia
también es limitado. La participación de este narrador se remite a dar a conocer solo lo que ha visto o
escuchado.
Ver ejemplo:

“Arreglo la casa. Tengo el lago al frente. Pareciera estar en una isla, aunque en realidad es una
península”
(Marcela Serrano – Nosotras que nos queríamos tanto)

El narrador es homodiegético, participa como personaje de la historia. Narra en primera persona. Su


conocimiento está limitado por su experiencia. . En este caso, se trata de un narrador protagonista, que relata
su propia historia.

NARRADOR HETERODIEGÉTICO

Es externo a la historia. No es personaje del relato. Por lo general, narra en tercera persona.

- Narrador omnisciente: tiene conocimiento total del mundo narrado, ya que conoce el presente, el
pasado y el futuro de la historia. Además, conoce la interioridad de los personajes.
- Narrador objetivo o de conocimiento relativo: tiene un conocimiento limitado del mundo narrado. Por
ejemplo, no tiene acceso a la interioridad de algunos personajes importantes o desconoce algunos hechos.

Ver ejemplo:

Allá en la oficina, jamás había podido asistir al cine. Sus padres eran evangélicos y el cine era para ellos
una de las cosas mundanales de las que la religión abominaba.”
(Hernán Rivera Letelier – Himno del ángel parado en una pata)

El narrador de este fragmento es heterodiegético. No es personaje de la historia que narra. El relato se


entrega, por ende, en tercera persona. Su conocimiento es, al mismo tiempo, más amplio, ya que tiene acceso
a los hechos y a la conciencia del protagonista.

• Historia y relato

El propósito del género narrativo es la narración de acontecimientos. Los acontecimientos narrados en una
obra narrativa conforman la Historia. El discurso que da cuenta de la historia recibe el nombre de Relato.

Son elementos esenciales del relato, los siguientes:

Todo relato supone un proceso de transformación de la realidad inicial de la historia y sus personajes.

Las situaciones a que se enfrentan los personajes en el desarrollo de la historia van modificando su situación
original.

La situación final es, por lo tanto, necesariamente distinta de la situación inicial.


El proceso de transformación, que se mueve desde una situación inicial a una situación final distinta de
aquella, constituye la materia del relato.

• Ordenamiento temporal

La historia que constituye la materia del relato, como toda experiencia humana, está sujeta a una secuencia
lineal, esto es, cronológica.

El relato, es decir, el discurso, que da cuenta de ella es susceptible de reordenamiento.

Si el relato sigue la secuencia de la historia, el ordenamiento es lineal, como ocurre, por lo general en la
llamada narración ab-ovo (desde el huevo).

Ver ejemplo:

TIEMPO DE LA HISTORIA

Observa esta secuencia de acciones ordenadas cronológicamente de acuerdo al tiempo de la historia:

1- Un gato maullando desesperadamente en la copa de un árbol.


2- Una mujer se apena de él y va en su rescate.
3- La mujer trepa por el árbol con dificultad.
4- La mujer intenta alcanzar al gato, pero éste se asusta y la araña.
5- La mujer se encuentra tendida en el suelo, con un gran rasguño en una mano, pero con el gato entre
sus brazos sano y salvo.
6- La mujer se repone de la caída y decide llevar el gato a su casa como regalo para su hija.

TIEMPO DEL RELATO

Valiéndonos de la voz de un narrador, podríamos organizar el tiempo del relato de la siguiente


manera:

Una joven mujer se encuentra tendida bajo las frondosas ramas de un árbol. Su mano derecha se
colorea con pequeñas gotas de sangre que manan desde las aberturas de los delgados rasguños que le
hiciera el pequeño felino que rescató, el mismo que ahora ronronea y se pasea tranquilamente entre
sus brazos. Todo sería distinto para la mujer si es que, hace unos minutos, no hubiera atendido a los
desgarradores maullidos que el gato lanzara desde lo más alto de la copa del árbol que ahora la tiene a
sus pies. Pero su adoración por los animales pudo más que su vértigo y no dudó en subir a rescatar a la
mascota. Ahora, reponiéndose de la caída, sólo piensa en cómo va a llamar al pequeño animal y en lo
contenta que se pondrá su hija cuando lo lleve a casa.

Cuando el relato subvierte (quebranta, infringe) el ordenamiento de la Historia se producen anacronías.

Las anacronías pueden tomar la forma de analepsis (retroceso temporal) o prolepsis (anticipación temporal).

- Analepsis: Se suele distinguir entre flashback, término tomado del teatro donde se da un breve "salto
atrás", y el racconto, de mayor extensión. Narra acontecimientos anteriores al presente de la acción e
incluso anteriores al inicio de la creación.

Ver ejemplo:
Ella levanta la mano para protegerse los ojos de la luz cegadora de los focos y da un paso hacia el
escenario.
Era en pleno Norte, allá arriba, en el invierno, en la franja de tierra larga y estrecha de la avanzada,
presa entre el Báltico y el mar del Norte; mi padre, que manda la base de marina, proporciona mano de
obra a Bornhoeft. A cambio, me acogen a mí…
(Jean Jacques Schuhl – Ingrid Caven)

En este caso, se trata de un retroceso en el tiempo. La protagonista evoca una época de su infancia, dando
origen a un racconto, cuyo inicio se reproduce.

- Prolepsis: Es un movimiento de prospección. Narra acontecimientos futuros, anticipaciones con


respecto al presente de la historia, de modo que este puede conocer de antemano hechos que ocurrirán
más tarde. Igualmente, la prospección puede darse de dos formas: El flashforward, que corresponde a la
proyección hacia el futuro de forma breve; y la premonición, un amplio salto en el futuro de la historia,
para regresar a la narración inicial.

La prolepsis se puede utilizar en narraciones in medias res (narración comienza en medio de la historia) e
in extrema res (la narración se inicia por el final).

Ver ejemplo:

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar
aquella remota tarde en que su padre lo llevó a conocer el hielo.”

Este fragmento corresponde al inicio de “Cien Años de Soledad”. El narrador anticipa aquí una experiencia
futura del personaje.

• Modo narrativo

Es la manera que tiene el narrador de presentar las palabras y pensamientos de los personajes en el relato.
Existen tres modos básicos, y en una obra narrativa se pueden combinar de manera libre.

Los modos narrativos son los siguientes:

- Estilo directo: el narrador introduce la voz de los personajes reproduciendo sus diálogos. Para eso,
emplea signos como la raya o los dos puntos o fórmulas como dijo, respondió, exclamó, etc.

“—Tiene cara de llamarse Esteban”.


“—¡Bendito sea Dios —suspiraron—: es nuestro!”

- Estilo indirecto: el narrador monopoliza la voz en el relato, reproduciendo las palabras y los
pensamientos de los personajes, haciendo uso de oraciones subordinadas con un verbo introductor y el
relativo “que” (dijo que, había dicho que, etc.). Por ejemplo:

“La mujer más vieja dijo que tenía cara de llamarse Esteban”.

- Estilo indirecto libre: el narrador se introduce en la conciencia de los personajes e intenta reflejar los
pensamientos e ideas de estos, integrándolos en su propio discurso, sin explicitar si la intervención
corresponde al narrador o a un personaje.
“sabían que todo sería diferente desde entonces, que sus casas iban a tener las puertas más anchas, los
techos más altos, los pisos más firmes, para que el recuerdo de Esteban pudiera andar por todas partes
sin tropezar con los travesaños, y que nadie se atreviera a susurrar en el futuro ya murió el bobo
grande, qué lástima, ya murió el tonto hermoso, porque ellos iban a pintar las fachadas de colores
alegres para eternizar la memoria de Esteban…”.

SUBGÉNEROS NARRATIVOS

Generalmente se sitúa el origen del género narrativo en la poesía épica, que dio origen a las llamadas
epopeyas y cantares de gesta. Otra vertiente original del género es el cuento popular.

Entre los principales subgéneros desarrollados a lo largo de la historia de la narrativa, se cuentan.

• La epopeya o poema épico Homero

Poema narrativo originado en la tradición popular anónima. En él se cantan las hazañas heroicas
protagonizadas por un héroe o una nación. El héroe que protagoniza la epopeya constituye un arquetipo
representativo de los valores de un pueblo en un determinado momento histórico.

En la epopeya el mundo representado es épico o legendario. Los acontecimientos que se narran tienen un
fundamento histórico, la interpretación poética de los mismos incorpora la intervención de dioses u otros tipos
de seres sobrenaturales.

Entre los poemas épicos que tienen mayor trascendencia en la literatura de occidente, están La Ilíada y La
Odisea, cuya temática se vincula con la Guerra de Troya y el regreso a su patria de uno de los héroes de esa
gesta bélica, respectivamente. Luego de concluido el conflicto. Ambas obras son atribuidas al vate griego
Homero En ambas obras, los dioses intervienen en el destino de los mortales.

En nuestra lengua, El Poema del Cid, se considera como el primer monumento literario en lengua vernácula.
Este relata las hazañas de Ruy Díaz de Vivar, personaje histórico, en el contexto de reconquista de España,
invadida por los moros.

• El romance

Es un poema narrativo que aborda temas variados (histórico, heroico, amoroso, picaresco, etc.). El romance
está ligado a la tradición poética popular española. Su métrica se ajusta a versos octosílabos, con rima
asonante en los versos pares.

El romance ha sido acogido también por la poesía culta, destacándose en este género, Federico García Lorca y
Antonio Machado, entre otros.

• La leyenda

Relato en que se explica un hecho o situación inusual, valiéndose de elementos mágicos o extranaturales. Las
leyendas están ligadas a una cultura y región geográfica determinadas.

Los relatos de este género son de origen popular, pero inspirándose en las mismas temáticas, ha sido también
cultivado por la literatura culta, especialmente durante el romanticismo. En la literatura española, Gustavo
Adolfo Bécquer y José Zorrilla constituyen los máximos exponentes de este género.
• La fábula

Relato breve de intención didáctico moralizante. Sus personajes son, comúnmente, animales personificados
que simbolizan vicios y virtudes humanas. La fábula concluye con una moraleja explícita o implícita, que suele
adoptar la forma de un proverbio.

Grandes fabulistas occidentales son el esclavo griego, Esopo y el romano Fedro. En la época moderna, cabe
mencionar al francés Jean de la Fontaine y los españoles Félix María de Samaniego y Tomás de Iriarte.

• El cuento

Existen muchas definiciones de cuento. Precisar los límites entre este género y la novela es tarea difícil y no
plenamente resuelta.

En términos generales, puede caracterizarse como un relato relativamente breve que se articula en torno a un
suceso único, protagonizado por un pequeño número de personajes.

A menudo, los cuentos se clasifican conforme a su procedencia en cuento popular, que pertenece a la
tradición oral cuento literario, cuyo origen suele situarse en Oriente.

• La novela

Su definición está sujeta a las mismas dificultades que el cuento y por razones idénticas.

Se trata de un relato extenso, de trama compleja, en el que pueden entrecruzarse dos o más historias. Los
personajes y ambientes alcanzan un desarrollo mayor que en el cuento.

El primer antecedente de la novela occidental podría ser El Satiricón, obra atribuida al romano Petronio,
contemporáneo de Nerón.

La novela moderna en lengua española tiene su primer exponente en Las aventuras del ingenioso hidalgo don
Quijote de la Mancha, escrita por Miguel de Cervantes y Saavedra en el siglo XVII.

• El Diario de vida

Este género que imita una forma de escritura privada, que, por lo general, no se expone a un público.

Los diarios de vida literarios, favorecen el acceso al mundo interior del personaje. Uno de los ejemplos más
conocidos de este género es El Diario de Ana Frank.

• La novela epistolar

En este género el relato se estructura sobre la base de cartas que los personajes remiten o reciben.

El Werther de Goethe (s.XVIII), es un ejemplo de novela epistolar. Su autor, precursor del romanticismo utiliza
esta forma narrativa para dar a conocer la vida interior de su protagonista.

ACTIVIDAD DE APLICACIÓN

I- DESARROLLO: Responda las siguientes preguntas en una hoja de cuaderno con letra legible,
evitando las faltas de ortografía.
TEXTO 1 (preguntas 1, 2 y 3)

Relee este texto de Borges y responde:

El seis de febrero de 1829, los montoneros que, hostigados ya por Lavalle, marchaban desde el Sur para
incorporarse a las divisiones de López, hicieron alto en una estancia cuyo nombre ignoraban, a tres o
cuatro leguas del Pergamino; hacia el alba, uno de los hombres tuvo una pesadilla tenaz: en la
penumbra del galpón, el confuso grito despertó a la mujer que dormía con él.

Nadie sabe lo que soñó, pues al otro día, a las cuatro, los montoneros fueron desbaratados por la
caballería de Suárez y la persecución duró nueve leguas, hasta los pajonales ya lóbregos, y el hombre
pereció en una zanja, partido el cráneo por un sable de las guerras del Perú y del Brasil. La mujer se
llamaba Isidora Cruz; el hijo que tuvo recibió el nombre de Tadeo Isidoro.
(Jorge Luis Borges – Biografía de Tadeo Isidoro Cruz).

1- Caracterice al narrador, considerando:


a) Persona en que narra. (Primera o tercera persona)
b) Grado de conocimiento del mundo. (Parcial o total)
c) Inclusión o exclusión de la historia. (Homodiegético o heterodiegético)
2- Refiérase a la voz y la focalización predominante en el texto leído.
3- ¿A qué tipo de ordenamiento temporal corresponde el relato? Explique.

TEXTO 2 (Pregunta 4)

1) Nos presentaron. Le dije que era profesor en la Universidad de los Andes en Bogotá. Aclaré que era
colombiano.
Me preguntó de un modo pensativo:

2) ¿Qué es ser colombiano?


-No sé -le respondí-. Es un acto de fe.
-Como ser noruega -asintió.

3) Nada más puedo recordar de lo que se dijo esa noche. Al día siguiente bajé temprano al comedor. Por
los cristales vi que había nevado; los páramos se perdían en la mañana. No había nadie más. Ulrica me
invitó a su mesa. Me dijo que le gustaba salir a caminar sola.
(Jorge Luis Borges).

4- ¿Qué estilo se emplea en los fragmentos 1, 2 y 3? Justifique.

II- SELECCIÓN MÚLTIPLE. Marque con una “X” la letra de la alternativa correcta.

1- La intermediación del narrador confiere al género narrativo su carácter:


I- Directo.
II- Indirecto.
III- Objetivo.

A. Solo II
B. I y II
C. II y III
D.I y III
E. I, II y III

TEXTO 1

“Una mañana, una mujer fue a buscar a la joven para decirle que temía que su marido le fuese infiel.
Cuando la mujer le hubo contado toda su historia, acordaron otra cita, en la que la joven le daría un
remedio para aliviar sus sospechas.”
(Rodrigo Rey Rosa).

2- ¿Cuál es el estilo predominante en el texto anterior?


A. Directo.
B. Indirecto libre.
C. Indirecto.
D.Monólogo interior.
E. Montaje.

3- El narrador de este fragmento:


I- Narra en tercera persona.
II- Es narrador testigo.
III- Es heterodiegético.

A. Solo II
B. I y II
C. II y III
D.I y III
E. I, II y III

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