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1.- INTRODUCCIÓN
Después del desastre de la Primera Guerra Mundial (1914-1919), las generaciones de jóvenes
europeos defendieron la creación de un mundo nuevo, de un nuevo orden internacional y de nuevas
expresiones artísticas. En España, ese afán por la modernización y la rebeldía se reflejó en dos movimientos
literarios fundamentales: el Novecentismo y las Vanguardias.
2.- NOVECENTISMO
Entre 1914 y el comienzo de la Guerra Civil alcanza su esplendor un grupo de intelectuales (no solo
escritores) agrupados bajo la denominación de Novecentismo o Generación del 14. “Novecentismo” fue el
término acuñado por Eugenio d´Ors (en catalán, “Noucentisme”) para referirse a la nueva estética que
rechaza la anterior (Romanticismo, Realismo, Modernismo); por otra parte, “Generación del 14”, no solo se
vincula al hecho histórico del inicio de la Gran Guerra sino al año de publicación de Meditaciones del
Quijote, de Ortega y Gasset (su primera obra importante) y de la pronunciación de su conferencia Vieja y
nueva política.
El periodo de madurez de este movimiento se sitúa en torno a 1914, en la década de los veinte convive
con las Vanguardias y ya entrados los años treinta comienza su declive.
Por su propia definición, el ensayo es un importante género novecentista aunque también la poesía y la
novela recogieron planteamientos de este movimiento.
ENSAYO
Destaca JOSÉ ORTEGA Y GASSET, filósofo perspectivista (“Yo soy yo y mi circunstancia”), autor de
tres ensayos fundamentales:
La deshumanización del arte (1925), donde expone las teorías estéticas que servirán de base a
las Vanguardias y que ejerció gran influencia sobre la Generación del 27. Define el “arte puro”,
que debe eliminar los contenidos sentimentales, humanos, debe ser intelectual y debe utilizar
la metáfora como herramienta fundamental.
España invertebrada (1921), sobre el problema de los nacionalismos.
La rebelión de las masas (1930), donde anticipa conceptos como el “hombre masa”, en relación
con movimientos totalitarios.
Otros ensayistas: Eugenio d´Ors (autor de Glosas), Manuel Azaña (La balada en Benicarló),
Gregorio Marañón.
NOVELA
La renovación novecentista se traduce en una fusión de lo narrativo y lo ensayístico, así como en un
original tratamiento de las estructuras y el lenguaje. Destacan:
o La novela intelectual de RAMÓN PÉREZ DE AYALA: Belarmino y Apolonio (con una
estructura perspectivista), Tigre Juan y el curandero de su honra (más reflexiva).
o La novela lírica de GABRIEL MIRÓ: El obispo leproso, Nuestro padre San Daniel, que
desarrolla una prosa artística, poética, llena de sugerencias y sensaciones.
o La novela de humor de WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ: El bosque animado, que utiliza el
humor (negro, intelectual) como fórmula de crítica social.
POESÍA
Se evoluciona hacia una poesía pura, desprovista de anécdota y sentimentalismo, centrada en la
perfección formal. Además de LEÓN FELIPE, la gran figura es JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881-1958),
Premio Nobel de Literatura en 1956 y guía de la futura Generación del 27. El propio Juan Ramón
distingue tres etapas en su producción poética:
a) Etapa sensitiva (neorromántica o modernista). Incluye todas sus obras hasta la publicación
en 1916 de Diario de un poeta recién casado. Obras de esta etapa son, entre otras: Arias
tristes, Ninfeas o Almas de violeta.
Su tema central es la evocación de paisajes que actúan como símbolos del alma del poeta
(jardines otoñales, fuentes, claustros, noches de luna pálida, sol poniente) cuyos estados de
ánimo se mueven entre la tristeza, melancolía, nostalgia, presagios de muerte… Además de
la métrica propia del Modernismo, utiliza a menudo el romance (poco habitual en ese
movimiento).
b) Etapa intelectual o desnuda. Termina en 1936, con el inicio de la Guerra Civil. Incluye
Diario de un poeta recién casado, Eternidades y termina con La estación total.
Esta poesía trata de expresar la esencia de las cosas, se vuelve más concisa e intelectual e
incorpora motivos externos al poeta, fundamentalmente el mar (solo, grande, eterno). A
veces, en lugar del mar, se centra en el cielo o en la gente. Aborda igualmente temas de
carácter filosófico, como la inteligencia o la intelectualización de los sentimientos.
Su expresión es precisa y aparentemente sencilla pero objeto de una profunda depuración.
Apenas hay adjetivos (mucho menos colorido que en la etapa anterior). Las figuras
retóricas son pocas y fácilmente comprensibles. El verso es libre o blanco.
c) Etapa suficiente o verdadera, hasta su muerte, en 1958. La mayor parte de esta poesía se
escribe durante su exilio. Pertenecen a esta etapa: En el otro costado y Dios deseado y
deseante.
Regresa al intimismo (nostalgia de su infancia) y ofrece una visión panteísta de la
naturaleza, un extraño misticismo que lo ocupa todo.
No se trató de un único movimiento sino que albergó un gran número de formas de expresión.
Todos compartieron la intención de crear un nuevo arte, radicalmente distinto a cualquier concepto
anterior, defendiendo la ruptura con la estética realista desde distintos planteamientos: deformación de la
imagen real (Expresionismo), desdoblamiento desde todos los ángulos posibles (Cubismo), acción en
movimiento (Futurismo), rechazo a cualquier componente racional (Dadaísmo), reflejo de zonas ocultas de
la realidad (Surrealismo).
En España, el introductor de las Vanguardias fue RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA. Fundó la revista
Prometeo y la tertulia del Café Pombo. Tradujo el Manifiesto futurista de Marinetti (1909) y actuó de
puente entre el Novecentismo y los nuevos movimientos procedentes de Europa. Además de escribir
peculiares novelas, ensayos y obras de teatro, destaca por sus Greguerías (piezas breves que él mismo
definió como mezcla de metáfora y humor), que ejemplifican el espíritu lúdico de la Vanguardia. Son juegos
de ingenio humorísticos ajenos a cualquier tema trascendental.
El Creacionismo, introducido en España por el chileno Vicente Huidobro, parte de la idea de que el
poeta no debe imitar la naturaleza sino crearla (“hacer un poema como la naturaleza hace un árbol”).
Influyó en Gerardo Diego (Generación del 27).
El Ultraísmo, impulsado por Guillermo de la Torre (autor de Hélices, 1923), reúne elementos de todas
las vanguardias: interés por el deporte, la juventud (Futurismo), el arte como juego (Dadaísmo),
fragmentarismo (Cubismo). Pretende eliminar la lógica y presentar los signos del mundo moderno como
una yuxtaposición de imágenes insólitas. Elimina la puntuación y las mayúsculas, rompe el discurso lógico y,
a veces, llega a algo muy próximo al caligrama.
Pero la Vanguardia que dejó más profunda huella en la Literatura española fue el Surrealismo. Una vez
superado el nihilismo dadaísta, apostaron por la creación y para ello trataron de desentrañar el sentido
último de la realidad que debía encontrarse en el subconsciente, en lo irracional. Bajo la influencia de los
estudios de Freud, reivindicaron el subconsciente y el sueño, el símbolo y el mito, llegando a expresarse a
través de la escritura automática (sin intervención de la lógica). El Surrealismo español fue menos radical
que el francés y dio lugar a un proceso de “rehumanización” frente a la poesía estrictamente intelectual
(Juan Ramón Jiménez). Influyó en autores del 27 como Lorca, Alberti, Cernuda y, especialmente, Aleixandre
(Premio Nobel de Literatura en 1977).
4.- CONCLUSIÓN
El Novecentismo prolonga el cultivo del ensayo para la expresión de las ideas, algo que había co-
menzado con la Generación del 98 pero, a diferencia de ese grupo, ofrece una decidida voluntad de euro-
peización del país. Por otra parte, las Vanguardias son movimientos efímeros pero cuya influencia será cru-
cial para el siguiente movimiento poético nacional: la Generación del 27. Sus miembros reconocerán el ma-
gisterio de Juan Ramón Jiménez y, al mismo tiempo, mostrarán en su obra la influencia de la Vanguardia
(especialmente, del Surrealismo).