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Ultraísmo

El objetivo primordial de esta corriente era la modernidad, previa la


liquidación del modernismo decadente. Rasgos característicos: riqueza de
imágenes y metáforas sorprendentes, sentido lúdico de la creación
estética, un profundo lirismo, agudeza conceptual y sentido del humor.

El Ultraísmo Literario

El Ultraísmo tiene varios aspectos en común con el Creacionismo y, desde


luego, contó con una gran aceptación entre las minorías literarias:
participan en su gestación personas como Cansinos-Asséns, Eugenio
Montes, Isaac del Vando, Adriano del Valle, Rafael Lasso de la Vega y
Jorge Luis Borges, en aquel momento presente en España. Asimismo serán
numerosas las revistas que difunden sus principios poéticos: Grecia,
Cervantes, Ultra, Plural, Alfar, etc. Prescisamente en la revista  Grecia
apareció el primer manifiesto en 1919, donde ya se vislumbraban las
relaciones de esta tendencia con el futurismo italiano y el dadaísmo. Su
corta vida no impidió que se exportara a Hispanoamérica, donde tuvo una
buena acogida por el ya citado Borges, además de González lanuza, Piñero
y Ortelli, entre otros. En cuanto al término Ultraísmo, Guillermo de Torre
apunta a su autoría y al papel de Cansinos-Asséns.
 
Es una corriente literaria española e hispanoamericana de
vanguardia, desarrollada entre 1918 (fecha del primer manifiesto) y 1922,
año en que deja de publicarse la revista ULTRA. El neologismo con que se
reconoce este movimiento (del latino ultra: más allá), puesto en circulación
por G. de Torre, fue tomado por R. Cansinos-Assens para titular el
mencionado manifiesto de 1918 en el que se esbozan los objetivos de su
grupo:
 
"Proclamamos la necesidad de un ultraísmo, (...) nuestra literatura debe
renovarse, debe lograr su ultra, como hoy pretende lograrlo nuestro
pensamiento científico y político. Nuestro lema será ultra, y en nuestro
credo cabrán todas las tendencias sin distinción. Más tarde estas tendencias
lograrán su núcleo y su definición. Por el momento creemos suficiente
lanzar este grito de renovación y anunciar la publicación de una revista que
llevará este título: Ultra, y en la que sólo lo nuevo hallará acogida". (G. de
Torre, 1974)
 
En este manifiesto se enuncia el propósito fundamental del grupo: crear
un arte nuevo que supla la última evolución literaria: el novecentismo, lo
cual implica el abandono de las técnicas de expresión poéticas del
modernismo decadente y la apertura a los movimientos de vanguardia
europeos. Los iniciadores de esta corriente, aparte de Cansinos-Assens, son
G. de Torre (el gran teórico y estudioso de los movimientos vanguardistas)
y G. de Diego, entre los españoles, y Jorge Luis Borges y E. González
Lanuza, entre los hispanoamericanos.
 
El ultraísmo surge en un contexto europeo de renovación artística y
literaria que es seguida en España con gran interés gracias a la información
de ciertas revistas, entre las que destaca Prometeo (1908-1910), dirigida
por R. Gómez de la Serna. En esta revista se publican los manifiestos
futuristas de Marinetti, traducciones de los poetas ultrasimbólicos SaintPol
Roux, T Klingsor, Paul Fort, etc., y proclamas del mismo Gómez de la
Serna en contra de los convencionalismos estéticos y sociales y a favor de
las nuevas tendencias, en un tono que preanuncia los manifiestos dadaístas
y ultraístas. Ramón G. de la Serna comparte el objetivo renovador de este
movimiento y colabora con sus greguerías y artículos en revistas ultraístas
como Frecia, Ultra y Tableros. Y, sobre todo, se adelantan en su obra
algunos rasgos característicos de la futura poesía de ultraísmo: riqueza de
imágenes y metáforas sorprendentes, sentido lúdico de la creación estética,
un profundo lirismo, agudeza conceptual y sentido del humor. La greguería
prefigura un nuevo modelo de escritura, cuyo influjo se advierte en algunos
poemas ultraístas de G. Diego, E. Montes, P. Garfias y J. Rivas Panedas.
 
Entre las influencias ejercidas sobre esta corriente de vanguardia, hay
que citar la de V. Huidobro, el poeta creacionista chileno, que en 1918
viene de París a Madrid y entra en contacto con un grupo de poetas a
quienes comunica sus ideas e inquietudes estéticas y les facilita
información (libros y revistas) sobre las nuevas tendencias y escritores
europeos, con quienes les pone en relación.
 
Sin embargo, el promotor inicial del grupo ultraísta, al menos como
inductor de entusiasmos es R. Cansinos-Assens, que hacia 1915 asiste a la
tertulia de R. Gómez de la Serna en el Café de Pombo y más tarde fundará
su propia tertulia en El Colonial. A ella asisten P. Garfias, J. Rivas
Panedas, C.A. Comet, etc., firmantes del citado manifiesto de 1818. La
nueva corriente contará con dos revistas: Grecia (publicada en Sevilla y en
la que aparecen traducciones de G. Apollinaire, P. Reverdy, F. T. Marinetti,
Tristan Tzara, etc.) y Cervantes, fundada por F. Villaespesa en 1917, y que,
al pasar su dirección a Cansinos-Assens, se convertirá en portavoz del
Ultraísmo, entre 1919 y 1920. En ella publicará G. de Torre sus primeros
estudios sobre las vanguardias europeas y J. L. Borges traducirá a los
poetas expresionistas alemanes.
 
G. de Torre ha dejado, como protagonista y crítico, un precioso estudio
sobre los orígenes, objetivos, contenido teórico, innovaciones técnicas y
valoración final del Ultraísmo. El objetivo primordial de esta corriente era
la modernidad, previa la liquidación del modernismo decadente. Los rasgos
más salientes de la nueva estética serían, de acuerdo con las reflexiones de
G. de Torre y J. L. Borges, los siguientes:
 
 En cuanto a los géneros literarios: predilección por la poesía lírica y
predomino del culto a la imagen y la metáfora (reducción de la lírica
a su elemento primordial: la metáfora). Una poesía entendida como
síntesis y fusión de imágenes y estados anímicos: simultaneísmo,
velocidad imaginativa.
 
 En el contenido teórico: supresión del elemento sentimental y
erótico, del confesionalismo o posibles referencias morales.
Preferencia por temas de la vida moderna, tratando de descubrir sus
connotaciones líricas. Se trata de vislumbrar el fondo primigenio de
las realidades del mundo.
 
 En el plano lógico y sintáctico: se suprimen las cadenas de nexos y
las fórmulas de equivalencia (como, semejante a), se eliminan los
adjetivos, etc., con lo cual se rompe la continuidad del discurso,
resaltando las percepciones fragmentarias, con la convicción de que
se está potenciando de esta forma la pureza del flujo lírico.
 
 En el aspecto formal: supresión de elementos ornamentales;
desaparición de la rima y de ciertos valores retóricos y musicales, y
atención a los valores visuales y plásticos: los ultraístas relacionan la
poesía con la pintura y la arquitectura, se entusiasman con el
cubismo; de ahí su interés por imitar gráficamente los objetos
sugeridos en el poema por medio de una presentación tipográfica en
la que se juegan los espacios en blanco, las alineaciones quebradas,
las ondulaciones y círculos y otras figuras geométricas.
 
El movimiento ultraísta ha dejado una producción literaria, aunque
escasa, de considerable valor, en varios libros de los principales creadores:
Helices (1923), de G. de Torre; Imagen (1922), Manual de espumas (1924)
y Limbo (1951, con poemas de 1920-21), de G. Diego; El ala del sur
(1926), de P. Garfias; Espejos (1921), de J. Chabás; Poemas póstumos
(1924), de J. de Ciria y Escalante, etc.
 
En Latinoamérica, el Ultraísmo cuenta, además de la creación
personal de Borges, González Lanuza, O. Girando, etc., con revistas
relevantes como Proa, Prisma y Matrín Fierro, en Argentina; La Cruz del
Sur y Alfar, en Uruguay; Revista de Avance, en Cuba; Contemporáneos, en
México, etc.
 
A pesar de su corta duración, el ultraísmo cumplió un papel
fundamental en la renovación de la poesía española de los años veinte y
treinta de nuestro siglo. A su talante iconoclasta se debe la ruptura con las
formas del Modernismo decadente y el ímpetu innovador y abierto a las
vanguardias europeas: Sirvió para purificar el ambiente literario y dar paso
a las novedades vedadas entonces para España: el cubismo, el futurismo, el
imaginismo y demás ismos (G. de Torre). Se han apuntado deficiencias:
haberse reducido al género lírico y no haber contado con las conquistas
formales de la poesía tradicional, al contrario de lo que hicieran los poetas
del 27, que supieron aunar revolución y tradición. Sin embargo, en estos
mismos poetas es perceptible el influjo del Ultraísmo en el culto de la
imagen y la metáfora.

WIKIPEDIA

Ultraísmo es un movimiento literario nacido en España en 1918, con la


declarada intención de enfrentarse al modernismo, que había dominado la
poesía en lengua española desde fines del siglo XIX.

Fue lanzado en las tertulias del Café Colonial de Madrid, presididas por
Rafael Cansinos Assens. Entre otros, formaron parte del núcleo ultraísta
Guillermo de Torre, Juan Larrea, Gerardo Diego, Pedro Garfias, Ernesto
López-Parra, y Lucía Sánchez Saornil

Orígenes

Con una marcada influencia futurista en sus orígenes, fue a diferencia éste,
un movimiento estrictamente literario y más específicamente poético,
aunque incorporó a sus publicaciones artistas plásticos de diferentes
tendencias, con la característica común de ser vanguardistas.

Sus órganos oficiales fueron la revista Grecia (Sevilla-Madrid) y Ultra


(Madrid), pero fueron afines a este movimiento otras como: Alfar ( La
Coruña ); Reflector (Madrid); Ronsel (Vigo); Horizonte (Madrid).

La llegada de Jorge Luis Borges a Mallorca a principios de la década del


veinte y su amistad con Jacobo Sureda serían determinantes, no sólo para la
incorporación del primero a la corriente -que se formaliza con la
publicación, en 1921, de un manifiesto suscrito por los dos mencionados,
más Juan Alomar (hijo del inventor del término “futurismo”) y Fortunio
Bonanova en la revista Baleares- sino para la difusión de ella en Argentina,
único país de Hispanoamérica donde existió un grupo ultraísta y revistas
relacionadas formalmente al movimiento: la mural Prisma (1921-22) y Proa
1era época (1922-1923). La característica diferenciante que tuvo el
ultraísmo argentino del español fue que en el país sudamericano se le
incorporaron dos elementos: el criollismo y la parodia.

Características

En un artículo publicado en la revista Nosotros, de Buenos Aires, en 1921,


Borges sintetizó así los objetivos del ultraísmo:

1. Reducción de la lírica a su elemento primordial: la metáfora.


2. Tachadura de las frases medianeras, los nexos y los adjetivos
inútiles.
3. Abolición de los trebejos ornamentales, el confesionalismo, la
circunstanciación, las prédicas y la nebulosidad rebuscada.
4. Síntesis de dos o más imágenes en una, que ensancha de ese modo su
facultad de sugerencia.
5. Imágenes y metáforas chocantes, ilógicas, donde destacan el mundo
del cine, del deporte, del adelanto técnico: "Los motores suenan
mejor que endecasílabos" (Guillermo de Torre).
6. Tendencia a establecer una disposición tipográfica nueva de las
palabras del poema, pretendiendo de ese modo hacer ver una fusión
de la plástica y la poesía.
7. Neologismos, tecnicismos y palabras esdrújulas.
8. Eliminación de la rima.

La expresión "trebejos ornamentales" era una clara referencia al


modernismo rubendariano, al que los ultraístas consideraban recargado de
adorno y sin sustancia. El ultraísmo coincidía con las otras vanguardias en
eliminar el sentimentalismo.

El ultraísmo era afín al creacionismo, del poeta chileno Vicente Huidobro,


quien pasó por las tertulias de los ultraístas. Huidobro pretendía que un
poema fuera siempre un objeto nuevo y distinto a los demás, que debía
crearse "como la naturaleza crea un árbol", posición que implicaba la
libertad del poema frente a la realidad, incluida la realidad íntima del autor.

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