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Cubismo

Es la corriente que nos enseñará el papel fundamental que tuvo


Francia, y más concretamente su capital París, en los movimientos de
Vanguardia. Tendrá una mayor presencia en la pintura y las artes plásticas
que en la literatura, donde siempre se ha entendido como un movimiento
confuso. En literatura, las primeras manifestaciones aparecerán en torno a
1910.

El nombre «Cubismo» le vino desde fuera, y lo acuñó el pintor


francés Matisse, en 1907, al calificar de «caprichos cubistas» la pintura de
Pablo Picasso, Las señoritas de Avignon, inspirado en mujeres polinesias y
que muestra una deformación geométrica bárbara y radical; y el cuadro del
pintor Georges Braque, Casas en la estaca. A partir de entonces, se
denominará Cubismo a las pinturas que deforman la realidad para
componerla después de otro modo. Sus rasgos más destacados son: la
bidimensionalidad, la comprensión de planos (varios planos que se
superponen) y la simultaneidad (visión de varios planos de las figuras
pintadas).

El primer grupo de cubistas lo componen los pintores Pablo Picasso y


Georges Braque, y los escritores Guillaume Apollinaire, Max Jacob, Gertrude
Stein y Pierre Reverdy. Todos se reunirán en 1911 en el Salón de
Independientes donde teorizarán y normalizarán el Cubismo, entre cuyas
primeras muestras destacan las Meditaciones de Apollinaire.

Los cubistas pretenden desprenderse del objeto y la anécdota. Es un


estilo de ruptura intelectual. En literatura supondrá una cercanía a la poesía
moderna (huye de la puntuación, la métrica perfecta) y se presentará en
forma de fragmentos, como instantánea. La mejor muestra de literatura
cubista son los poemas de Apollinaire, sus «poemas-conversación» donde
mezcla percepciones de la realidad con trazos de diálogos o titulares de
periódicos en el mismo plano de manera simultánea.

Así pues, podríamos citar como rasgos generales del Cubismo las
siguientes características:

a) Predominio de la realidad intelectual sobre la sensorial. Captación del


espíritu y no de los sentidos. Deshumanización del arte.

b) Autonomía de la obra, absoluta. No se propone representar la realidad.


Rechazo de lo sentimental (contra el Romanticismo).

c) La meta es la creación. Crear antes que imitar.

d) Eliminación de lo anecdótico y lo descriptivo, sustituyéndolo con la elipsis


o el fragmento. De este modo, el tema en la obra va a quedar abolido.

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e) El poema se puede reducir a una serie de anotaciones o a presentar
estados de ánimo sin que haya una relación causal entre ellos.

f) Cambio de sujeto: desdoblamiento que realiza el autor desdoblándose en


otro y hablando consigo mismo.

g) Confusión en la cronología. Se suponen momentos del tiempo.

h) Desorden sucesivo o enumeración caótica de elementos.

i) Supresión de los nexos causales o enganches lógicos.

j) Escasa enumeración, las sensaciones aparecen en bruto


(«instantaneísmo»), lo cual será un precedente para el Surrealismo. El azar
mental y un rechazo a contar y explicar.

k) Ilogismo (falta de lógica) y anti-intelectualismo.

l) Sentido planetario, importancia del viaje y lo exótico.

m) El humor contribuye a romper la monotonía. Defiende la risa, la cual


deriva de la visión simultánea del mundo.

n) Cercanía entre lo primitivo y lo ultramoderno.

El pensamiento se divide en dos tipos: pensamiento frase y


pensamiento asociación. Los cubistas rechazarán el pensamiento frase
porque es donde existe una lógica y unos nexos. Sin embargo, el otro es
ilógico, propio del azar mental. Se mueve entre la conciencia y la
subconciencia. Defensa de lo discontinuo frente a lo continuo.

Apollinaire (Roma, 1880 – París, 1918)


En su llegada a París en 1902, trabajó como crítico en diversas
revistas desde las que teorizó en defensa de las nuevas tendencias, como el
cubismo de sus amigos Pablo Picasso y Georges Braque. Tiene un peso
fundamental para todos los vanguardistas.

Entre su amplia obra, podemos destacar el que fue su primer libro


publicado, un libro de cuentos, Heresiarca y compañía (1910), al que siguió
su poemario Alcoholes (1913) donde destaca su poema Zona; o sus
famosos Caligramas (1918). Fue el primero en utilizar los términos
«Surrealismo» y «Surrealista» en 1917.

En sus Meditaciones estéticas (1913) recoge muchas de las


características generales del Cubismo que hemos citado anteriormente
como la abolición del tema o la confusión cronológica. Pero también lleva a
cabo una descomposición de la realidad. Considera la llama pura y
transformadora y trata la cuestión de la deshumanización, ajeno a la

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naturaleza. Da importancia a los pintores antiguos y afirma que las
Vanguardias son finitas (finitud de la verdad).

Apollinaire realiza una equivalencia entre arte y ciencia. Da


importancia a la geometría y busca una cuarta dimensión. Como en el
Futurismo, se realiza una divinización de la figura del artista. Da valor a la
«sorpresa» en la obra. Justificará y realizará una defensa del
«despectivismo» que hubo contra el Cubismo. Apollinaire afronta una nueva
actitud delante de la realidad del momento, rechazando el pasado y
mostrando culto por lo nuevo.

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