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Sanar el vínculo con mamá

¿Cómo sé si todavía me afecta el vínculo que tuve con mamá?


Hoy siendo adulta, aún…

¿Te descubres necesitando buscar la mirada y aprobación de tu mamá y de los demás?


¿Te pasa que no puedes dejar de gritar y enfadarte con tus hijos, con tu pareja y sientes que no
te dan lo que tú necesitas?
¿Estableces relaciones tóxicas con las personas que luego terminan lastimándote y dejándote
muy sola?
¿Sientes una gran falta de autoestima, una gran inseguridad y eres muy crítica, exigente y
dura contigo misma?
¿Tienes un gran vacío emocional que no sabes de dónde proviene ni cómo colmar?

… entonces es muy probable que necesites sanar el vínculo con mamá.


Aunque muchas veces no somos conscientes, lo que recibimos de nuestra madre durante la
infancia deja una huella muy significativa en nuestra vida.

Es, sin duda, la relación que más nos marca, la que nos genera más sentimientos
contradictorios y, a la vez, la que más nos condicionará en nuestras relaciones futuras: parejas,
hijos, amigos, referentes de autoridad, sexualidad, abundancia.

¿Qué pasó durante el embarazo? ¿Qué pasó durante nuestra infancia? ¿Rivalizó con nosotras
nuestra madre? ¿Estuvo presente o replegada en su mundo? ¿Quizás estaba en un estado
depresivo que le impedía cuidar de sí misma? ¿O sólo se cuidaba a sí misma? ¿Quizá no te
protegió ante un abuso? ¿Estaba sometida a tu padre? ¿O tal vez pasaba todo el día fuera de
casa, trabajando, y no podía dedicar el tiempo suficiente a ti y a tus hermanos?

Cuestiones como éstas pueden interrumpir y dañar profundamente la relación materno-filial,


causándonos dificultades a la hora de encarar nuestra vida adulta.
Cuando hemos tenido dificultades de algún
tipo en la relación con nuestra madre, nos
afecta de diversas maneras en nuestro
cotidiano: en cómo nos relacionamos con los
otros, con nuestro lado femenino, con nuestra
creatividad, con nuestra vocación, con nuestra
maternidad.

En cómo nos nutrimos y cuidamos, cómo


desarrollamos nuestros talentos, nuestro
mundo interno, nuestras emociones y cómo
las gestionamos, cómo nos conectamos con la
abundancia y la prosperidad, entre otras
muchas cosas.
Sanar a la Madre interna es muy importante, ya que es nuestra puerta de entrada a la
existencia.

Trabajar la herida con la Madre es una gran oportunidad para:


- Abrirte a la sanación y a acoger la vida con todas sus posibilidades.
- Aprender el automaternaje.
- Responsabilizarte como persona adulta que hoy eres.
- Darte luz a ti misma.

Te dejo unos ejercicios para que hagas y reflexiones hasta qué punto te afectó tu vínculo con
mamá en tu infancia y cómo se refleja eso hoy en tu vida actual y en tus relaciones.
1. Vas a poner una música que te relaje y, cerrando los
ojos, vas a traer a tu mente la primer imagen que
aparezca de cuando eras niña. Déjate sentir y
conectar con la niña que fuiste.

Piensa, recuerda y siente…


CONECTANDO
RESPONDE ESTAS PREGUNTAS
- Escribe todo eso que a tu niña interior le hubiese
gustado hacer con mamá:
Quería jugar contigo...
Necesitaba que me acariciaras…
Nunca me escuchabas…
Quería que me llevaras a…
Quería dormir contigo…
Nunca me decías…
2. ¿Qué cosas recuerdas que mamá decía sobre ti?
Haz una lista

3. Ahora escribe al lado de cada comentario de


mamá, lo que hubieras querido que mamá dijera
sobre ti.
CONECTANDO
4. ¿Qué sientes al escribir esto? ¿Qué cosas te dices RESPONDE ESTAS PREGUNTAS

tú a ti misma hoy en día? ¿Se parecen más a las


cosas que te decía mamá o a las que te hubiera
gustado escuchar?

5. Puedes hacer alguna relación respecto a esas


cosas que necesitabas de mamá y las cosas que te
reclaman hoy tus seres queridos? ¿Qué te piden tus
hijos, tu pareja?
Piensa en esto
Quizás tengas la sensación de que nunca era suficiente hicieras lo que hicieras… Nunca era suficiente
para mamá…

No eras responsable de la actitud de tu mamá cuando eras niña. Sólo eres responsable de tu actitud
hacia tus hijos, pareja, vínculos, hoy siendo adulta.

Hoy eres la adulta, hoy NO necesitas a mamá. Lo que nos pasa es que arrastramos esa carencia, ese
vacío emocional, esa pena, ese dolor, esa dependencia… Hoy eso no es real. Son las necesidades no
satisfechas de la niña herida las que se nos salen siendo adultas.

Tú puedes maternarte, darte, quererte, mimarte, amarte, aceptarte… Hoy puedes ser la adulta que
necesitabas cuando eras niña.

Tu adulta puede darle a tu niña herida todo lo que le faltó… Debes cuidar y hacerte cargo de la niña
que habita en ti para luego poder dar y amar a tus hijos y demás personas.
6. Escribe una carta amorosa a tu niña. Dile a tu niña interior lo mucho que la quieres, admiras,
aprecias, pídele perdón por dejarla abandonada, ofrécele lo que necesita. Sé la adulta que
necesitabas cuando eras niña.

¿De qué te das cuenta al hacer estos ejercicios?


¿Qué aspectos necesitas sanar de tu vínculo con mamá?
¿De qué te has dado cuenta al contestar estas preguntas?
¿Qué relación encuentras entre tus vivencias de la infancia y lo que experimentas hoy con tus
sentimientos hacia los demás y hacia ti misma?

Al responder las preguntas descubriste patrones de conducta que se repiten o vivencias que no tenías
conscientes y hoy te limitan? Quiero hacerte una recomendación:

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Inicia próximamente.
KARINA DONANTUENO
Arteterapeuta Gestalt
Gracias
Creadora del método Bioarteterapia
Terapeuta de la Biografía Humana

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