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AL HONORABLE MAGISTRADO QUE PRESIDE Y A LOS

MAGISTRADOS ASOCIADOS DE LA CORTE DE APELACIONES DEL


ESTADO DE CALIFORNIA DEL SEGUNDO DISTRITO:

El Solicitante, Naasón Joaquín García, por medio de sus abogados que


constan en el expediente, Werksman Jackson & Quinn, LLP,
respetuosamente pide a esta Corte emitir un mandato judicial de Mandamus,
y/o Prohibición exigiendo a la Corte Superior anular su orden ilegal emitida el
26 de marzo de 2021, denegando la Moción del Solicitante para Exigir
Descubrimiento.

El 26 de marzo de 2021, la Corte Superior le dijo al Solicitante que no le


exigiría a la fiscalía aportarle aproximadamente 37,000 declaraciones y
comunicaciones enviadas y

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recibidas por las testigos denunciantes en sus dispositivos electrónicos
durante el período en el que fueron presuntamente traficadas y agredidas
sexualmente por el Solicitante debido a que el descubrimiento es la obligación
exclusiva de la fiscalía y los tribunales de primera instancia jamás pueden
involucrarse en resolver controversias legales o factuales de descubrimiento.
(BS00514:6–9, BS00515:10–13.) La Corte Superior aseveró que había
estudiado “cada uno de los casos” de “California, la Corte de Apelaciones, la
Corte Suprema de California, y de la Corte Suprema de los Estados Unidos,”
comenzando en People v. Ruthford (Ruthford) (1975) 14 Cal.3d 399 y
terminando en People v. Stewart (Stewart) (2020) 55 Cal.App.5th 755, “y cada
caso entre ambos” y que “ningún caso” establece la “participación de la corte”
en el proceso de descubrimiento. (BS00519:18–520:3, BS00516:10–13.) De
este modo, la Corte Superior declaró que los tribunales de primera instancia
deben simplemente aceptar la afirmación somera de cumplimiento de la
fiscalía sin jamás poner a prueba esa afirmación exigiéndole a la fiscalía
poner en antecedentes el criterio legal que se está empleando para
determinar la relevancia o la pertinencia, o examinando las porciones de
evidencia individuales para hacer determinaciones factuales. Por
consiguiente, la Corte Superior concluyó que el alcance de su participación
sería decirle a la fiscalía que cumpliera con sus propios deberes estatutarios y
constitucionales, una consideración que reconoció que “aplica en cada caso,
sin una orden oficial.” (BS00521:1–3.)

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La disposición incondicional de la Corte Superior a aceptar la aserción de
“cumplimiento” de la fiscalía es particularmente indignante debido a que la
afirmación repetitiva de cumplimiento de la fiscalía carece de toda
credibilidad. De hecho, el descubrimiento requerido guarda relación con
aproximadamente 37,000 declaraciones y comunicaciones contemporáneas de
las testigos denunciantes durante un período donde fueron presuntamente
sujetas a repetidas agresiones sexuales y tráfico humano a través de un
régimen de coacción espiritual que lo abarcaba todo y les arrebató su libre
albedrío. Desafía la credibilidad imaginar que las propias palabras de las
denunciantes durante el período donde esto estaba ocurriendo
presuntamente, simplemente no tendría incidencia en la determinación de
culpa o inocencia de un jurado. Más bien, esta evidencia es necesariamente
relevante, exculpatoria, y tiene un considerable valor impugnatorio. En lugar
de asegurarse del cumplimiento de la fiscalía con sus obligaciones de
descubrimiento con anticipación al juicio, la Corte Superior afirmó que el
único recurso del Solicitante es una revocación después de [recibir] una
condena. Como señaló la Corte Superior: “la fiscalía siempre procede en
cualquier juicio bajo su propio riesgo. Si hay algún ocultamiento en este caso
de información pertinente o favorable a la defensa, será revocado.”
(BS00520:9–13.)

Por supuesto, como lo reconoció la Corte Suprema de los Estados Unidos hace
más de cincuenta años en Brady, “[una] fiscalía que oculta evidencia
requerida por un acusado que, de ponerse a su disposición tendería a
exculparlo

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o reducir la pena contribuye a dar forma a un juicio que afecta negativamente
al acusado.” (Brady v. Maryland (Brady) (1963) 373 U.S. 83, énfasis añadido.)

Por lo tanto, la aserción de la Corte Superior en este caso, de que el


Solicitante de alguna manera no se expone al peligro con el ocultamiento de
evidencia crucial, con el fantasma amenazador de un juicio injusto, y la
resultante condena ilegal, debido a que podría solicitar un amparo posterior a
la condena es una abdicación alarmante de la función de un tribunal de
primera instancia de asegurar que los juicios se conduzcan con el debido
proceso y las nociones básicas de equidad y justicia. (Ver, por ejemplo, People
v. Carlucci (1979) 23 Cal.3d 249, 256 [“[Un] funcionario judicial encargado de
la seria tarea de determinar dónde reside la justicia conforme a la ley y a los
hechos entre las partes que han solicitado la protección de nuestras cortes.”]
Además, debido a la incapacidad de la Corte Superior de llevar a cabo incluso
una indagación básica respecto de qué criterio está siendo usado por la
fiscalía para determinar la descubribilidad priva al Solicitante de un
antecedente suficiente para un futuro recurso de apelación, e incluso esa
posibilidad de un amparo futuro es bloqueado por la errónea incapacidad
para actuar de la Corte Superior. Por consiguiente, el Solicitante pide la
intervención de esta Corte para evitar el alto costo y la injusticia inherente de
forzar al Solicitante a proceder a un juicio farsesco en que las porciones más
importantes de evidencia —las propias palabras de las testigos denunciantes
durante el período en que presuntamente fueron sometidas a un régimen de
control religioso y coacción mental tan severo que ninguna de sus acciones
fueron el

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resultado de su libre albedrío o consentimiento — son ocultados del
Solicitante completamente sin justificación.

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POR TANTO el Solicitante respetuosamente ruega el otorgamiento de:

(1) Un Mandato Judicial urgente que dirija y obligue a la Corte


Superior a anular su orden denegando la moción del Solicitante para
Exigir descubrimiento y emita una orden nueva y diferente concediendo
la Moción del Solicitante; o

(2) Un Mandato Judicial de Prohibición urgente que le impida a la


Corte Superior tomar acción alguna en el caso pendiente contra el
Solicitante más que para introducir la orden antes mencionada; o

(3) Un Mandato Judicial alternativo dirigiendo y obligando a la Corte


Superior para demostrar causa ante esta Corte, en un tiempo y lugar
especificados, de por qué no debería exigirse a la Corte Superior anular
su orden denegando la Moción para Exigir Descubrimiento del
Solicitante e introducir órdenes nuevas concediendo la Moción, hasta
que esta Corte lo ordene; y

(4) Una suspensión de procedimientos a la espera de la determinación


de los méritos de esta Petición en cuestión; y

* * *

* * *

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(5) Cualquier otra reparación adicional que esta Corte considere
apropiada.

Fechado: 19 de mayo de 2021 Presentado respetuosamente,

Por //s// Kelly C. Quinn


Alan Jackson
Kelly C. Quinn
Caleb Mason
Mehrunisa Ranjha
Abogados del Solicitante
Naasón Joaquín García

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HISTORIAL FACTUAL Y PROCEDIMENTAL

Ha habido disputas significativas y continuas por el descubrimiento en


el caso en cuestión desde que fue presentado por segunda vez el 30 de julio de
2020 y hasta el 26 de marzo de 2021. En un breve resumen y a modo de
antecedente, no fue sino hasta el 16 de octubre de 2020, con posterioridad a la
audiencia preliminar, que la Corte Superior finalmente le ordenó a la fiscalía
revelar a la defensa, por primera vez, los nombres de las denunciantes, y
aportar copias sin censura de toda la evidencia del descubrimiento
“relevante”. (BS00185:12–22.) Con anterioridad a esto, la fiscalía había
procedido con el caso en completo secretismo, aportando únicamente
descubrimiento considerablemente censurado y sin proporcionarle ninguna
información a la defensa con respecto a las identidades de las denunciantes y
testigos que ofrecería en el juicio. En la audiencia de octubre, la corte ordenó
que la fiscalía tenía que revelar las identidades de las denunciantes a la
defensa y aportar descubrimiento sin censura. (Ibíd.)

A pesar de que la orden de la Corte Superior exigía que la fiscalía


cumpliera con sus obligaciones de descubrimiento, problemas significativos
han continuado surgiendo entre las partes en los meses siguientes a la orden
de octubre, culminando en la Petición en cuestión. Estos conflicto tenían
relación con tres áreas principales de descubrimiento: 1) Declaraciones
hechas por o a las testigos denunciantes durante los períodos de tiempo
detallados en la demanda criminal y guardados en sus dispositivos
electrónicos; 2) Metadatos ligados a las

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comunicaciones en esos dispositivos;2 y 3) la continua e injustificada censura
de la información de contacto de testigos presenciales.3

El 6 de enero de 2021, el Solicitante presentó una moción de


descubrimiento, pidiendo el cumplimiento de la orden de la corte de octubre
que le exigía a la fiscalía aportar a la defensa “toda la evidencia relevante,” y
exponiendo que la fiscalía seguía violando ese mandato. (Ver Prueba L,
BS00198.) Eventualmente se fijó una audiencia para revisar esa moción el 10
de febrero de 2021. En la audiencia del 10 de febrero de 2021, la fiscalía
declaró que “[t]odos los dispositivos de las Jane Does, es decir, las porciones
relevantes de los mismos, han estado

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2 La negativa de la fiscalía a aportar los metadatos asociados con la escasa evidencia que ha aportado
de los dispositivos electrónicos de las denunciantes sigue siendo un problema pendiente en este caso
y está incluida en la moción para exigir evidencia de Brady del Solicitante, y en la Petición en
cuestión. Como se detalla por completo en ella, estos datos son esenciales para comprobar la
autenticidad y la confiabilidad de cualquier mensaje aportado. (BS00416–BS00418.) Sin embargo, en
consideración con la conveniencia de esta Corte y dado que el problema se ha informado
exhaustivamente en mociones previas, el Solicitante incorpora esos argumentos por referencia aquí
en lugar de reproducirlos en la Petición en cuestión. (Ibid)

3 Tal como los problemas en torno a los metadatos no aportados, la censura injustificada del
descubrimiento sigue siendo un problema pendiente entre las partes y está dentro del ámbito de la
Petición en cuestión. Sin embargo, debido a que este asunto ha sido informado exhaustivamente en el
expediente, incluyendo las distintas mociones para compeler ante la Corte Superior del Solicitante.
El Solicitante respetuosamente incorpora esos argumentos por referencia aquí. (Ver
BS00411–BS00412.)

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disponibles para su revisión”. (BS00372:3–5, énfasis añadido.) Sin embargo,
esta declaración de cumplimiento carecía de significado y desafiaba cualquier
verificación porque la fiscalía se negó a definir el criterio de “relevancia”
usado para determinar qué evidencia aportar. A pesar de las repetidas
solicitudes de la defensa para que la Corte Superior, como mínimo, le exigiera
a la fiscalía proporcionar una definición coherente del criterio de relevancia
que estaba empleando, la Corte Superior se negó. (Ver BS00509:4–10.) Al
contrario, la Corte Superior simplemente aceptó la declaración somera de la
fiscalía de que estaba dando cumplimiento a las órdenes de la corte y sus
obligaciones de descubrimiento. No obstante, la corte manifestó que no estaba
tomando en cuenta si la fiscalía estaba cumpliendo sus obligaciones
constitucionales de descubrimiento conforme a Brady, indicando que “este
podría ser un asunto de Brady” pero “eso no está ante mí,” en la audiencia en
cuestión. (BS00376:5–9.)
Posteriormente a la audiencia del 10 de febrero de 2021, después de un
considerable tira y afloja entre las partes, la fiscalía acordó proporcionar al
Solicitante información acerca de los contenidos de los dispositivos de las
Jane Does, sin aportar dichos dispositivos en sí ni sus contenidos. La fiscalía
reveló que los dispositivos de las Jane Does en conjunto contenían 37,0004
comunicaciones

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4 Aunque la Moción de Brady original del Solicitante cifró el número de comunicaciones no aportadas
en aproximadamente, 40,652, este

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no aportadas (mensajes de texto, e-mails, y mensajes instantáneos) que
fueron escritos y recibidos por las Denunciantes entre el 1 de febrero de 2016
y el 15 de febrero de 2018 —el período de tiempo detallado en la demanda
criminal como el período de tiempo durante el cual las denunciantes fueron
presuntamente traficadas y sujetas a una dominación, coacción y abuso
continuos que lo abarcaban todo.

Luego de proporcionar esta información describiendo la cantidad de


declaraciones en los dispositivos requeridos, la fiscalía una vez más se negó a
aportar las declaraciones concretas a la defensa y se negó a permitirle a la
defensa hacer búsquedas de términos en esos mensajes, incluso a través de
un procedimiento de “equipo nuevo” propuesto por la defensa en el cual la
defensa le presentaría sus términos de búsqueda a un grupo aislado de
agentes de la Oficina del Fiscal General, que ejecutarían las búsquedas
solicitadas.5 Este procedimiento fue sugerido para lograr un equilibrio justo
entre el objetivo declarado de la fiscalía de

________________________

se precisó en una conferencia posterior entre las partes en: 37,460. (BS00490, fn. 1.)

5 El 24 de febrero de 2021, la defensa solicitó una conferencia telefónica con esta corte para sugerir la
idea de este procedimiento de “equipo nuevo” como una concesión en la cual la defensa pudiera
proponer ciertos “términos de búsqueda” a través de los cuales filtrar las comunicaciones en los
dispositivos de las Jane Does, y el equipo nuevo pudiera luego revisar los mensajes resultantes por
“relevancia” (de acuerdo al criterio acordado entre las partes) y aportar únicamente esos mensajes
considerados “relevantes.” (BS385–387.)

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proteger información “irrelevante” y el objetivo de la defensa de acceder a
información pertinente sin revelar estrategias de la defensa. Sin embargo, la
corte manifestó que no “adoptaría ninguna resolución al respecto,”
nuevamente concluyendo que la mera afirmación de cumplimiento de la
fiscalía era todo lo que la corte exigía. (BS00394:12–19.)

El 10 de marzo de 2021, el Solicitante presentó el “Aviso de Moción y


Moción para Exigir Evidencia de Brady del acusado Naasón Joaquín García”
(BS00398.) Esta Moción encapsulaba todos los problemas de descubrimiento
pendientes en el caso y fue formulada para hacer valer el derecho del
Solicitante a la evidencia favorable conforme a Brady —siguiendo la
invitación que le hizo la Corte Superior en la audiencia del 10 de febrero. El
argumento principal del Solicitante era que la información requerida era
necesariamente pertinente porque o bien respaldaría la teoría del caso de la
fiscalía: que las denunciantes fueron víctimas de un régimen exhaustivo de
tráfico humano perpetrado por la iglesia La Luz del Mundo (“LLDM”) y que
dominaba cada aspecto de sus vidas, mientras al mismo tiempo eran
sometidas a constantes y reiterados episodios de agresión sexual por el
Solicitante; o refutaría esta teoría. En otras palabras, o bien las declaraciones
de las denunciantes corroborarían la teoría de la fiscalía, o refutarían esta
teoría; de cualquier modo, sería fundamental para cualquier juicio justo del
Solicitante. De hecho, el silencio en estas declaraciones contemporáneas o la
ausencia de evidencia

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afirmativa que corroborara la amplia teoría de tráfico humano y agresión
sexual de la fiscalía sería indudablemente evidencia decisiva a favor del
Solicitante frente a un jurado. Podría asimismo usarse para impugnar la
evidencia principal de la fiscalía contra el Solicitante —el testimonio de las
testigos denunciantes en el juicio. Por lo tanto, las comunicaciones contenidas
en los dispositivos de las Jane Does están indiscutiblemente comprendidas en
las imposiciones de Brady y sus descendientes.
El 18 de marzo de 2021, la fiscalía presentó su Oposición a la Moción de
Brady del Solicitante. (BS00433.) El punto central del argumento de la
fiscalía, una vez más, era la aserción somera de que estaba cumpliendo sus
obligaciones de Brady dado que había aportado toda la evidencia que
consideraba “relevante,” favorable o impugnatoria. Una vez más, sin
embargo, la fiscalía no dio una explicación de cómo definía estos términos o
cómo estaba decidiendo qué descubrimiento aportar. Tampoco proporcionó
información acerca de quién, dentro del equipo de la fiscalía, estaba a cargo
de establecer estos criterios o examinando físicamente el descubrimiento para
evaluar su “descubribilidad”. Más allá de la invocación talismánica del
“cumplimiento,” la fiscalía simplemente no proporcionó información alguna a
la Corte Superior o al Solicitante para verificar su declaración de
cumplimiento.

El 26 de marzo de 2021, la Corte Superior sostuvo una audiencia en


torno a la Moción de Brady del Solicitante. (BS00500.) Al negar, en última
instancia,

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la Moción del Solicitante, la Corte Superior expuso que había estudiado “cada
uno de los casos” de “California, la Corte de Apelaciones, la Corte Suprema de
California, y de la Corte Suprema de los Estados Unidos,” comenzando con
Ruthford, supra, 14 Cal.3d en la página 399 y terminando con Stewart, supra,
55 Cal.App.5th en la página 755, “y cada caso entre ambos” y que “ningún
caso” establece la “participación de la corte” en el proceso de descubrimiento.
(BS00519:18–520:3, BS00516:10–13.) Por ende, la corte consideraba que no
podía involucrarse ya sea definiendo el marco jurídico desde el que debe
aportarse el descubrimiento en este caso o tomando en cuenta los ítems de
evidencia para hacer una determinación factual. Por el contrario, consideró
que debido a que Brady es exclusivamente el “deber de la fiscalía” y no es un
“procedimiento de la corte,” la corte no requería nada más que la afirmación
somera de “cumplimiento.” de la fiscalía. (BS00519:18–28, BS00514:6–9.)
Asimismo, la corte expuso que “la fiscalía siempre procede en cualquier juicio
bajo su propio riesgo. Si hay algún ocultamiento en este caso de información
pertinente o favorable a la defensa, será revocado. Pero este es el deber
absoluto de la fiscalía. La fiscalía ha afirmado que no hay materiales de
Brady. Que así sea. Si hay algún ocultamiento y ellos [ ] han retenido,
entonces se va a revocar. No hay nada que pueda exigir, dado que este es el
deber de la fiscalía.” (BS00520:9–13, énfasis añadido.) La corte determinó:
“Para hacerlo muy simple, sí, le voy a ordenar a la fiscalía que cumpla con
sus obligaciones

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de Brady. Así se ordena. Esa es una orden que aplica en cada caso, sin una
orden oficial. Es lo más lejos que voy a llegar. Por lo demás, su moción es
denegada.” (BS00520:27–005213.)

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C. EL DESCUBRIMIENTO REQUERIDO ES PERTINENTE Y
EXCULPATORIO

La fiscalía se ha negado a aportar decenas de miles de declaraciones


contemporáneas escritas y

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9 La fiscalía brevemente expresó que se estaba negando a proporcionar la evidencia requerida debido
a que quería proteger la “privacidad” de las denunciantes. (BS00219–BS00222.) En su moción para
hacer valer la orden de descubrimiento del tribunal de primera instancia de enero, el solicitante
presentó información exhaustiva demostrando que no había una preocupación por la privacidad de
parte de las denunciantes respecto de sus dispositivos dado que le habían dado voluntariamente a la
fiscalía acceso irrestricto a ellos. (Ibid.) Además, cualquier preocupación por la “privacidad” no podría
estar por encima del derecho estatutario y constitucional del solicitante al descubrimiento. (Ibid) En
consecuencia, la fiscalía abandonó este argumento en su Oposición. . (BS00262.)

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mensajes de las testigos que pretende llamar a testificar durante el juicio. Sin
embargo, ha revelado la magnitud y el alcance aproximados de la información
retenida, explicando que las declaraciones no aportadas fechadas en los
períodos de tiempo detallados en la demanda criminal ascienden a 37 mil
mensajes. Como se expone abajo, estas declaraciones o bien confirman o
refutan la narrativa de la fiscalía y son cruciales para que el jurado
determine la credibilidad de las denunciantes. Por lo tanto, deben ser
aportados.

1. LOS DISPOSITIVOS ELECTRÓNICOS DE LAS JANE DOES 1–5


CONTIENEN EVIDENCIA EXCULPATORIA E IMPUGNATORIA

Un acusado en un proceso penal tiene el derecho estatutario y


constitucional a toda evidencia favorable que debilite o perjudique el caso de
la fiscalía o ponga en duda la credibilidad de los testigos. (Bridgeforth v.
Superior Court (2013) 214 Cal.App.4th 1074, 1083 [“El debido proceso obliga
al fiscal a revelar a la defensa todas y cada una de las evidencias conocidas
por el equipo de la fiscalía que sea tanto favorable para el acusado como
pertinente a la cuestión de [determinar] culpa o castigo.”; ver también Código
de Evidencia, § 780 [debe permitirse al jurado considerar “cualquier asunto
que tenga una tendencia en razón de probar o refutar el testimonio de un
testigo”].) “La evidencia es ‘favorable’ si por una parte asiste al acusado o
perjudica a la fiscalía, por ejemplo impugnando a uno de sus testigos.”
(Sassounian, supra, 9 Cal.4th at p. 544; United States v. Bagley (1985) 473
U.S. 667, 676 [“Esta

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Corte ha rechazado cualquier [ ] distinción entre evidencia impugnatoria y
evidencia exculpatoria.”].)

a. LAS DECLARACIONES CONTENIDAS EN LOS DISPOSITIVOS


ELECTRÓNICOS DE LAS DENUNCIANTES SON EXCULPATORIAS Y
PERTINENTES A LOS CARGOS POR DELITOS SEXUALES

Según lo establecido en las Reglas de la Evidencia de California, al


evaluar la credibilidad de un testigo, debe permitirse al jurado considerar (y a
los defensores indagar) ‘cualquier asunto que tenga una tendencia en razón
de probar o refutar el testimonio de un testigo’ (Ver Código de Evidencia,
sección § 780.) Esto incluye, entre otros, “[una] declaración hecha por él que es
consistente con cualquier porción de su testimonio en la audiencia;” “[una]
declaración hecha por él que es inconsistente con cualquier porción de su
testimonio en la audiencia;” “[el] alcance de su oportunidad para percibir
cualquier asunto acerca del que testifica;” ([la] existencia o inexistencia de un
prejuicio, interés u otro móvil;” y “[la] existencia o inexistencia de cualquier
hecho sobre el que ha dado testimonio.” (Ibid.)

Las categorías antedichas de información, aun cuando conciernen a la


credibilidad de un testigo ordinario de la fiscalía, han sido designadas
estatutariamente como particularmente importantes para poner a prueba la
credibilidad de un testigo. Son importantes en cualquier caso, y en relación a
cualquier testigo en un juicio. No obstante, cuando conciernen a la
credibilidad de las testigos denunciantes que son cinco de las seis testigos
ofrecidas por la fiscalía para el juicio, estas categorías de información se
vuelven tanto más necesarias. (Ver Rider v.

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Superior Court (1988) 199 Cal.App.3d 278, 284 [“[El] derecho de un acusado
en un proceso penal a conocer las declaraciones hechas por la víctima . . .
surge … de la garantía del debido proceso a un juicio justo.”].) Además, esto
es particularmente importante en casos que involucran delitos sexuales.
Como lo reconoce la Corte Suprema de California: “los delitos sexuales
generalmente ocurren en privado con los presuntos perpetradores y las
presuntas víctimas como únicos testigos. En este tipo de casos más que en
cualquier otro, la declaración de inocencia del acusado pone en duda la
credibilidad de la presunta víctima [.]” (In re Ferguson (1971) 5 Cal.3d 525,
534.) En este tipo de casos, por lo tanto, en ausencia de otros tipos de
evidencia disponible incluyendo evidencia física o la declaración de un testigo
presencial, la fiscalía depende por completo de la evaluación que el jurado
haga de la credibilidad de las denunciantes, y de su palabra contra la del
solicitante. Por consiguiente, la importancia de la evidencia en relación a la
credibilidad, tal como la evidencia impugnatoria, es aún mayor.

Al solicitante se le acusa de haber cometido múltiples delitos sexuales


contra cada una de las denunciantes, ocurridos entre el 1 de febrero de 2016 y
el 15 de febrero de 2018 en términos generales. (Ver BS00131–00148.) Estos
incluyen los tipos de delitos sexuales más serios en el Código Penal,
incluyendo múltiples cargos por violación forzosa y copulación oral forzosa.
(Ibíd.) La teoría de la fiscalía en relación a cada uno de los delitos sexuales es
que la “presión invisible” ejercida por la

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ideología generalizada de la iglesia LLDM, y la omnipresencia de la religión
en las vidas de las denunciantes obligaron a las denunciantes, tanto adultas
como menores, a actuar en contra de sus voluntades. Como lo sostuvo la
fiscalía durante la audiencia preliminar, las denunciantes “tenían lazos
familiares de toda la vida con la iglesia,” se les “desalentaba de tener una
existencia fuera de la iglesia”, y se les amenazaba con daño espiritual y a sus
reputaciones para volverlas sumisas. (Ver Petición de Mandato Judicial,
Corte de Apelaciones Número de Caso B308516.)

Es dentro del contexto de esta teoría legal novedosa de coacción y


fuerza que debe considerarse la petición del Solicitante de las declaraciones
contemporáneas. De acuerdo a su propia teoría, la fiscalía debe mostrar
pruebas de coacción mental lo suficientemente sólidas para sobrepasar las
voluntades de las denunciantes. La fiscalía debe probar, como ha declarado
que lo hará, que la iglesia era todo el mundo de las denunciantes, que todos
quienes conocían y con quienes conversaban eran miembros de la iglesia, que
no se les permitía hacer amigos fuera de la iglesia, que no se les permitía
tener novios, que la iglesia dictaba cómo debían vestir, y que temían ser
marginadas si eran expulsadas del grupo exclusivo que dirigía la co-acusada
Ocampo. Debe probar que estos eran los muchos factores que individualmente
o en conjunto eran tan represivos que las denunciantes eran incapaces de
decir que no a los avances sexuales del solicitante. Del mismo modo,
cualquier

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evidencia que debilite cualquiera de estas acusaciones o tienda a mostrar que
las denunciantes eran libres en sus pensamientos, movimientos,
comunicaciones, o asociaciones durante los períodos de tiempo que constan en
la demanda criminal sería ciertamente evidencia contundente en favor de la
defensa.
En efecto, el solo hecho de que la fiscalía no ha ofrecido la vasta
mayoría de las declaraciones contenidas en los dispositivos electrónicos de las
denunciantes como evidencia inculpatoria a su favor demuestra que estas
declaraciones no corroboran su teoría de una presión omnipresente y
constante por parte de la iglesia o de los miembros de la iglesia en las vidas
de las denunciantes. En este caso, debido al alcance de la propia teoría de la
fiscalía de coacción espiritual, esta ausencia de corroboración de la presunta
interferencia omnipresente de la iglesia en las vidas de las denunciantes es
afirmativamente favorable y exculpatorio para el solicitante. Por
consiguiente, no existe justificación para retener la única fuente de
información contemporánea del estado de ánimo de las denunciantes, de la
frecuencia y el contenido de sus mensajes con otros miembros de la iglesia, y
la penetración de la iglesia y de la ideología de la iglesia en sus vidas
cotidianas. De este modo, ningún juicio justo del solicitante puede proceder
sin que sea procurada.

* * *

50
b. LAS DECLARACIONES CONTENIDAS EN LOS DISPOSITIVOS
ELECTRÓNICOS DE LAS DENUNCIANTES SON EXCULPATORIAS Y
PERTINENTES A LOS CARGOS DE TRÁFICO HUMANO

Además de los actos sexuales individuales de los que se le acusa en


relación a cada una de las Jane Does menores de edad, al señor García se le
acusa también en los cargos Dos y Once de tráfico humano. El cargo Dos, por
ejemplo, alega que entre el 1 de agosto de 2017 y el 15 de febrero de 2018, el
señor García conspiró para cometer tráfico humano al procurarse una niña
para participar de un acto lascivo como lo establece la sección 166 del Código
Penal. El cargo Once alega que el señor García conspiró para cometer tráfico
humano para la producción de pornografía infantil entre el 1 de agosto de
2017 y el 30 de abril de 2018.

Como se informó exhaustivamente en la moción Brady del solicitante,


mociones anteriores para compeler, y una petición previa de mandato
judicial10, tráfico humano es el término “moderno” para “esclavitud” y
requiere que la fiscalía demuestre que existió una restricción sustancial y
sostenida de la libertad de la víctima.11 (Ver CALCRIM

________________________

10 Este asunto fue informado exhaustivamente en una Petición de Mandato Judicial de Prohibición
y/o de Mandamus presentada por el Solicitante en esta Corte el 30 de octubre de 2020, objetando el
rechazo de la moción para desestimar del solicitante en razón de la sección del código penal 995.)

11 Ver Off. to Monitor and Combat Trafficking in Persons, U.S. Dept. of State, What is Modern
Slavery? (2020) <https://www.state.gov/what-is-modern-slavery/>; ver también The Californians
Against Sexual Exploitation Act (Voter Information

51
1243; Ver, por ejemplo, BS00198, BS00398.) Dado que la persecución penal
del tráfico humano requiere que el jurado evalúe la libertad de la víctima o la
ausencia de la misma, cualquier persecución penal por tráfico humano tiene
en su núcleo, preguntas clave sobre la vida de la víctima en el período de
tiempo relevante durante el que fue traficada supuestamente. De hecho, el
nivel de libertad de la víctima en la vida cotidiana es la evidencia principal a
considerar por el juez o el jurado al decidir la culpabilidad o la inocencia de
un acusado. (Ver, por ejemplo, People v. Guyton (2018) 20 Cal.App.5th 499
[ratificando una condena por tráfico humano luego de considerar varios
indicadores del “control” del acusado sobre la vida de la víctima “tales como
aislarla, monitorearla constantemente, pedirle que se mantuviera en contacto
con él por teléfono, revisarle el teléfono, pedirle que trabajara tanto que
acababa exhausta, prometerle falsamente que le había comprado un carro y
privarla de los medios financieros para sustentarse]; People v. Calhoun (2019)
38 Cal.App.5th 275 [constatando la importancia de mensajes
contemporáneos, no sólo entre la víctima y el acusado, sino asimismo entre la
víctima y sus amigos, miembros de su familia, y clientes para la conclusión de
que la víctima estaba privada de su libertad].)

En este caso, las partes tienen teorías legales opuestas de qué se requiere
bajo el estatuto de tráfico humano. Mientras que el Solicitante ha
argumentado consistentemente que el tráfico humano requiere una

________________________

Guide, Gen. Elec. (Nov. 6, 2012), text of Prop. 35, § 2 [as of Oct. 5, 2020]
(Prop. 35)

52
privación física de libertad, la fiscalía siempre ha desarrollado la teoría de
que la “privación” de libertad para fines del tráfico humano puede ser
únicamente mental. (BS00261–262.) De hecho, la fiscalía ha ofrecido una
teoría novedosa de “coacción espiritual” en este caso, alegando que la
ideología religiosa de LLDM “le arrebató” a las denunciantes su libre
albedrío. De acuerdo a la fiscalía, esta coacción era tan omnipresente que no
solo subyugó la voluntad de las denunciantes para fines de los cargos de
agresión sexual sino que también equivalió a tráfico humano. En
consecuencia, la fiscalía siempre ha sostenido que la ausencia de cualquier
restricción física de las denunciantes no es determinante, debido a que
existían otras formas no físicas en las cuales su libertad estaba limitada. En
las propias palabras de la fiscalía: “[l]a índole de la restricción sustancial y
sostenida de las Jane Does en este caso no se demuestra por su paradero
físico o la limitación de su habilidad de desplazarse, sino más bien por las
terribles consecuencias que sufrirían si se negaban a someterse a las
exigencias de García.” (BS00261–262; BS00441.)

Mientras que el Solicitante sostiene que la fiscalía está equivocada en


lo jurídico sobre los requerimientos del estatuto de tráfico humano, es
importante mencionar para propósitos de esta Petición que la amplia teoría
de responsabilidad de la fiscalía solo proporciona respaldo adicional del
porqué el descubrimiento de los dispositivos electrónicos de las denunciantes

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es tan vital en este caso. Si la fiscalía está en lo correcto respecto de que la
religión les arrebató a las denunciantes su libertad al controlar sus mentes,
entonces cualquier evidencia del estado anímico de las denunciantes es
obviamente evidencia fundamental de Brady. Si las denunciantes utilizaron
sus dispositivos electrónicos de la manera y con la frecuencia que es típica
hoy en día, la mejor fuente de esa evidencia —la evidencia contemporánea de
primera persona— de sus estados anímicos durante el período de tiempo
relevante está guardada en sus dispositivos electrónicos.

Si, como afirma la fiscalía, las Jane Does eran víctimas de una
privación únicamente mental de sus libertades, entonces sus dispositivos
electrónicos son la única fuente contemporánea de información no solo de sus
desplazamientos físicos12, sino también de su estado anímico, la frecuencia y
el contenido de sus comunicaciones con otros miembros de la iglesia, y la
penetración de la iglesia y de la ideología de la iglesia en sus vidas cotidianas.
Por ejemplo, estas declaraciones pueden mostrar dónde vivieron las
denunciantes durante los períodos de tiempo que constan en la demanda
criminal; a qué dedicaban su tiempo; el nivel de supervisión de sus
padres/otros parientes en sus vidas cotidianas; quién las recogía y las llevaba
a la iglesia o a la casa del Solicitante; si y cuánto

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12 Aun si la Corte concuerda en que la privación física de la libertad no es necesaria para demostrar
culpa en el tráfico humano, los desplazamientos físicos y las interacciones físicas de las denunciantes
con otros son de todas maneras, ciertamente, un factor relevante en este caso. Cualquier evidencia de
que estos desplazamientos no fueron restringidos por la Iglesia o el señor García es, por naturaleza,
favorable a la defensa.

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acceso tenían al internet y a sus teléfonos en un día cualquiera; si podían
comunicarse libremente con otros dentro y fuera de la iglesia; si iban a la
escuela o tenían trabajos alejadas de la iglesia; cuánta comunicación tenían
con el Solicitante y/o con las co-acusadas en relación a otros en sus vidas; y en
general, qué rol desempeñaba la iglesia en sus pensamientos y decisiones
cotidianas. En otras palabras, los dispositivos electrónicos son la mejor
evidencia de la libertad de pensamiento de las denunciantes, desplazamiento,
y asociación en los períodos de tiempo detallados en la demanda criminal. Es
evidentemente imposible que las comunicaciones diarias de las denunciantes
que se alega que fueron sujetas al equivalente moderno de la esclavitud por el
Solicitante simplemente no sean relevantes. De hecho, cualquier indicio de
normalidad en sus vidas cotidianas, cualquier señal de libertad de
pensamiento, desplazamiento, y asociación refutarían esencialmente la teoría
de responsabilidad de la fiscalía en este caso y es, por lo tanto, exculpatoria.
Por consiguiente, la retención continua de esta información por la fiscalía es
completamente injustificada.

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